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En los últimos años de vida de Fernando VII, nació Isabel de Borbón.

Finalmente, el rey había


conseguido tener descendencia con su cuarta esposa, María Cristina de Borbón.
Unos meses antes del parto en previsión de que el recién nacido no fuera varón, el rey aprobó
la Pragmática Sanción por la que se abolía la Ley Sálica.
Cuando Fernando VII murió en 1833 le sucedió en el trono su hija de tres años Isabel II.
Debido a la minoría de edad de la reina, el gobierno fue asumido por una regencia, la de su

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madre María Cristina; quedándose sin el trono el hermano del rey, Carlos Mª Isidro.
Pero fue entonces cuando desató algo más que una guerra dinástica (de bandos carlistas e
isabelinos) por la sucesión al trono, debido a las numerosas tensiones acumuladas, que salieron
a la luz en forma de una larga guerra civil.
La causa isabelina contó con el apoyo de la alta nobleza, una parte de la jerarquía eclesiástica
y funcionarios. Pero el avance del Carlismo, hizo que la regente buscara la adhesión de
liberales, por lo tanto, buscó apoyos como la burguesía y sectores populares
Mientras tanto, quien apoyaba al carlismo eran de ideología tradicionalista y antiliberal
formado por defensores del absolutismo como el clero, nobleza agraria, campesinos (de

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provincias vascas, de Navarra y Valencia.), que apoyaban el A. Régimen y el inmovilismo.
Además de la defensa de los fueros con apoyo Vasco-Navarro. Tenían como lema Dios, Patria
y Rey, que sintetiza la aspiración de una monarquía católica.
Don Carlos recibió como apoyo exterior la Santa Alianza constituida por Austria, Rusia y
Prusia, sin embargo, el gobierno de María Cristina, recibió apoyo material de la Cuádruple
Alianza por Gran Bretaña, Francia y Portugal.
No obstante, entre 1833 y 1876 se produjeron tres guerras civiles entre absolutistas y
liberales. La 1ª guerra carlista se inició en 1833. El conflicto pasó por tres fases:
 1ª Fase (1830-35): Carlos se proclama rey en Navarra. Crea un ejército dirigido por
Zumalacárregui, junto con Cabrera, que controlaron el País Vasco, Navarra y Aragón,
contribuyeron a los asedios de Bilbao y Madrid.
 2ª Fase (1836-38): La guerra se inclina a favor del bando liberal, debido al fracaso de
la toma de Madrid por los carlistas y gracias al general Espartero, que consigue la
victoria de Luchana (1836), acabando con el asedio de Bilbao.
 3ª Fase (1839-40): Los carlistas se dividen en intransigentes, partidarios de continuar
con la guerra carlista, y los moderados, dirigidos por el general Maroto que pretenden
acabar de forma honrosa, mediante la firma del Convenio o Abrazo de Vergara (1839).
Espartero se compromete a recomendar el mantenimiento de fueros vascos y
navarros.
La pacificación del País Vasco permitió concluir la guerra en 1840, con el sometimiento de los
focos del Maestrazgo y Cataluña, e implantó un régimen constitucional.
Pero las insuficiencias de reformas provocaron la aparición de los dos primeros partidos
políticos con corrientes ideológicas del liberalismo inicial:

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- El partido Moderado: Su principal líder y representante era el general Narváez.
Atendía prioritariamente los intereses económicos. Su objetivo era construir un
Estado unitario y servido por una administración centralizadora controlada por clases
ilustradas. Soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- El partido Progresista, radicales o exaltados: Su principal líder fue el general
Espartero que planteaba un programa reformista sustentado en principios políticos,
como que la soberanía residía en el pueblo.
Mª Cristina en todo este proceso decide ceder el gobierno a los moderados. Primero gobernó

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Francisco Cea Bermúdez, pero en 1834, lo sustituyó Francisco Martínez de la Rosa, otro
liberal moderado, que se dio cuenta de que era imposible llegar a acuerdo alguno con los
Carlistas, intentó lograr un equilibrio entre moderados y progresistas.

El resultado fue la elaboración del Estatuto Real de 1834. Que era una Carta otorgada, donde
Mª Cristina fijó el deseo de una transición entre el Antiguo y Nuevo Régimen.
En los 2 años siguientes, pudo comprobarse que el Estatuto Real no satisfacía a los liberales
radicales, quienes proponían una nueva Constitución o la vuelta a la del 1812.
La guerra Carlista y la gran chispación social y política, enseguida se manifestó con rebeliones
por gran parte del país, que dieron lugar a violentas insurrecciones como la del incendio de

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la fábrica textil Bonaplata, quema de iglesias y conventos.
Ante la presión Martínez de la Rosa dimite y María Cristina junto con Juan Álvarez
Mendizábal un liberal progresista, iniciaron las reformas del Estatuto Real formando un
ejército contra el carlismo. Es ahí cuando comienza la desamortización de Mendizábal, pero
el pueblo apremió en la destitución de Mendizábal donde la regente al final aceptó.
Fue cuando se produjo una sublevación militar por los progresistas; el famoso motín de los
sargentos de la Granja en 1836; donde la reina suspendió el Estatuto Real, restablecer la
Constitución de 1812 y entregar el gobierno a los progresistas.
El nuevo gobierno dirigido por Calatrava y las Cortes Constituyentes decidieron elaborar una
nueva Constitución ante los problemas de adaptación de La Pepa de 1812.
La promulgación de la nueva Constitución del 18 de junio de 1837. Era breve, bicameral
basada en los principios básicos de dos grupos; por parte de los progresistas eran partidarios
de la soberanía nacional, división de poderes y reconocimiento de los derechos individuales.
Por parte de los moderados querían establecer dos cámaras (Congreso y Senado) y conceder
un amplio poder a la corona.
La Constitución recogió la financiación del culto católico además de la gestión otorgada a los
ayuntamientos y recuperación de la Milicia Nacional. La oposición de la Regente a la Ley de
Ayuntamientos de 1840 (elección alcaldes y concejales), obligó a María Cistina a renunciar y
marchar fuera del país.
En su ausencia se nombró a un nuevo Regente: el general Espartero, que se había convertido
en un auténtico ídolo para el pueblo debido al triunfo en Luchana.

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Durante su corta regencia de 3 años gobernó de manera autoritaria, aislado del
progresismo. Su mandato estuvo salpicado de revueltas encabezadas por
generales moderados como O’ Donnell, Narváez partidarios de Mª Cristina.

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Espartero reprimió con dureza pronunciamientos, ordenando el bombardeo en Barcelona,
donde se habían producido motines a causa de la crisis industrial, acentuada por un tratado
comercial con Reino Unido contrario a la industria textil catalana. Finalmente, la sublevación
del general Narváez puso fin a la regencia de Espartero.
Rápidamente accedió al trono Isabel II tras adelantarse su mayoría de edad, comenzando la
Década Moderada (1844-1854). Isabel II mostró preferencia por los moderados. Se abría así
un largo periodo de predominio de ellos. El general Narváez llegó a la presidencia e inició
reformas como:
- La creación de la constitución de 1845 en la que se sustituyó la soberanía nacional
por la compartida, limitando el poder de las Cortes.
- Se firmó el Concordato con la Santa Sede en 1851 donde la única religión del Estado

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era la católica y el estado se compromete al sostenimiento de la Iglesia.
- Puso en vigor el Código Penal (1851).
- Se suprimió la Milicia Nacional para ser sustituida por la Guardia Civil.
El poder cada vez es más autoritario por Narváez, por lo que propició un creciente
descontento que culminó en un pronunciamiento militar, donde el general O’ Donnell en
Vicálvaro fue rápidamente radicalizado, tras la publicación Manifiesto de Manzanares. Se
produjo una gran difusión. A la vista de estos acontecimientos, la reina entregó el gobierno al
general Espartero y como ministro de guerra a O’ Donnell.
Comenzaba así el Bienio Progresista (1854-1856). Elaboraron una nueva Constitución la de
1856 que al final no fue promulgada (non nata) debido a los diversos sucesos políticos
Durante este periodo destacaron la Ley General de Ferrocarriles (1855), Ley Bancaria (1856),
creación del Banco de España o la ley de desamortización general de bienes.
O’ Donnell cree que los progresistas han ido demasiado lejos, por lo que crea la Unión Liberal
un partido moderado-conservador, que da un golpe de Estado en 1856 logrando llegar a la
presidencia. Por lo que comienza la época centralista. En la que se repuso la Constitución de
1845, pero con una Acta Adicional que respetaba leyes progresistas.
Narváez logra ocupar su puesto y elimina el Acta Adicional. Sin embargo, en 1858 los
unionistas regresan al poder, pero ahora centrados en la política exterior, cuyo objetivo era
un nuevo Imperio colonial, con la guerra de Marruecos y asuntos latinoamericanos.
En 1864, vuelve Narváez, con recorte de libertades. Provocaron sublevaciones progresistas
como la Noche de San Daniel (1865) y la del Cuartel de San Gil (1866).
La crisis económica y de subsistencia seguían sin solucionarse y se crea un grupo de oposición
a la reina, compuesto por progresistas, demócratas y más tarde unionistas que firman el Pacto
de Ostende (1866) con el propósito de destronar a la reina.

Dos años después en la revolución de 1868 conocida como La Gloriosa se produce el


destronamiento de Isabel II y el inicio del denominado Sexenio democrático. Gracias al
levantamiento de líderes como O’ Donnell, Prim, Topete.
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