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TEXiOS DE TEOR~AGENEMI- DEL PkOCESQ

LOS SISTEMAS
DE ENJUICIAMIENTO
JUDICIAL

ASTREA
TEXTOSDE T E O R ~GENERAL
A DEL PROCESO

LOS SISTEMAS
DE ENJUICIAMIENTO
JUDICLAL
Alvarado Velloso, Adolfo Eduardo
Teorh gene& del proceso: h~sisfema~de tnj~~iciumimto
j~~diciul
Adolfo Eduardo Alvarado Velloso y Mariana Alvarado - 1' ed.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Astrea, 2015.
t. 2,300p.; 23x16 cm.

ISBN 978-987-706-066-9

1. Derecho Procesd. 2. Juicio. 1. Alvarado, Manana. 11. Tido


CDD 347.05

ISBN 978-987-706-064-5
(obra completa)

8 EDITORIAL ASTREACRL
Lavalle 1208 - (ClD48AAF)Ciudad de Buenos Aires. 0800-345-ASTREA(278732)
(54-11) 4382-1880. www.astrea.com.ar - editorial@astrea.com.ar

La composición y diseño de tapa de este libro fue realizada pox D.G. Georgina
Varela, egestudio.corn.ar, y fue impreso por EDITORIALASTREA en la primera
quincena de noviembre de 2015.

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723


I M P R E S O E N L A A R G E N T I N A
Presentación

Esta Colección de textos de 'leoría general del proceso desa-


rrolla en forma breve pero completa el contenido total
de la asignatura Derecho ProcesaI expuesta como siste-
m0 de lo que debe ser en la tarea de enjuiciar pretensio-
nes civiles y penales. Y ello, en armonía con el claro
mandato constitucional que asegura al ciudadano de
a pie -que los hay por millones- un debido proceso para
mantener en sus relaciones de convivencia una efec-
tiva y perpetua paz social sostenida por los jueces del
Poder Judicial, actuando al efecto como garantes fina-
les de la libertad de las personas y de la tutela efectiva
de sus derechos subjetivos.
La referencia al deber ser normativo recién efectuada es
obvia pues, desarrollando aquí una teoría general, ha de
ser formulada con prescindencia de lo que disponga
la ley vigente para cada caso concreto.
De tal modo, las citas legales -que las habrá y mu-
chas- tendrán la simple utilidad de servir de ejemplos
para mostrar las bondades y los errores que aquí se
critican respecto de cada una de las instituciones de
que trata la materia.
Esto redundará claramente en beneficio del lector,
pues lo obligará a consultar permanentemente su
propia ley para poder hacer juicio constitucional so-
bre ella sin necesidad de ocurrir -como siempre- a ci-
tas de autoridad que muchas veces sirven de poco.
Todo el texto que aquí presento constituye una reelabo-
ración de similar contenido al que pu"niqu6 en mi libro
Sistema procesal: garantia de la libertad1 y que, extractado
en sus partes principales, se publicó en la Argentina y
en el extranjero en diversas ediciones con el nombre de
Lecciones de Derecho Procesal Civil o de Lecciones de Dere-
cho Procesal (comprensivo de civil y penal) adaptadas a
diversas legislaciones procesales locales por egresados
todos de la Carrera de MaestPia en Derecho ProcesaI que
dirijo en la Universidad Nacional de Rosario2.

Son dos tomos con un total de 1300 páginas que publicó la edito-
rial Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, Argentina, 2010.
Con el nombre de Lecciones de Derecho Procesal Civil, fueron adap-
tadas para Santa Fe, por ANDREAA. MEROT(1Torno de 900 págs,,
ed. Juris, 2009); pasa la Nación y la Provincia de Buenos Aires, por
GUSTAVOCALVINHO (1TOMO de 830 págs., ed. La Ley, 2010); para
Neuquen, JORGE PASCUARELLI(1Tomo de 890 págs., ed. Induvio,
Bahía Blanca, 2010); para Mendoza, por EDUARDO DE ORO(1Tomo
de 950 págs., ed. Nuevo Enfoque Jundico, Córdoba, 2011); para Cór-
doba, por MANUELA. GONZALEZCASTRO(1Torno de 950 págs., ed.
Fundación para el Desarrollo de las Ciencias jurídicas, Rosario,
2011); para Misiones, por JUAN MARINONI (1Tomo de 1050 págs.,
ed. Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Jurídicas, Rosa-
no, 2012); para Santiago del Estero, por FERNANDO DRUBE y V~CTOR
MANUEL ROTONDO (1 Tomo de 980 págs., ed. Fundación para el De-
sarrollo de las Ciencias Jundicas, Rosario, 2012); para Río Negro,
por RICHAR FERNANDO GALLEGO (1Tomo de 920 págs., ed. Sello Edi-
torial Patagónico, Bariloche, 2012); para San Luis, por RAMÓN CE-
RATO (1TOKIO de 970 págs., ed. Fundación para el Desarrollo de las
Ciencias Jurídicas, Rosario, 2012); para Salta, por JUAN CASABELLA
Con ello como base, esta Colección abarca un total de
doce tomos en los cuales el lector encontrará una

DAVALOS (1Tomo de 920 págs., ed. Fundación para el Desarrollo


de las Ciencias Jurídicas,Rosario, 2012); para Tucumán, por R E N ~
PADILLA(H) (1Tomo de 920 pags., ed. Fundación para el Desarrollo
de las Ciencias Jurídicas, Rosario, 2013);para Entre Ríos, por ELENA
BALLHORST y GUALBERTO ~ Torno de 920 pags., ed. Fundacion
D O M (1
para el Desarrollo de las Ciencias Juridicas, Rosario, 2013); para
Comentes, por R A M ~ N PORFIRIOACUÑA(1Tomo de 878 págs., ed.
Astrea, Buenos Aires, 2015) y para San Juan por MARIANO I ~ F I E (1
z
Tomo de 946 págs., ed. Astrea, Buenos Aires, 2015).
Con el nombre de Lecciones de Derecho Procesa1 (civil y penal) se
publicó en Neuquén, por JORGE PASCUARELLI y A N D R ~REPETTO
S (1
Tomo de 1020 págs., ed. Fundación para el Desarrollo de las Cien-
cias Jurídicas, Rosario, 2012); en Tierra del Fuego, por AN~BAL GE-
RARDOACOSTA (1Tomo de 1040 pags., ed. Fundacion para el Desa-
rrollo de las Ciencias Jundicas, Rosario, 2012) y en Catamarca, por
R A M ~ NPORFIRIO ACUÑA (1Tomo de 950 págs., ed. Nuevo Enfoque
Jurídico, Córdoba, 2011).
Con el nombre de Teoría General del Proceso de la Provincia de Buenos
Aires, comprensiva de lo civil y de lo penal, por GUSTAVO CALVIN-
HO y GABRIEL DIGIULIO,(1Torno de 1020 págs., ed. Astrea, Buenos
Aires, 2015).
En el extranjero se publicó con el mismo nombre de Lecciones de
Derecho Procesa1 Civil en Colombia, adaptadas por WILLIAM E. GRI-
SALES CARDONA(1Tomo de 1000 pags., ed. Libreria Jurídica Dikaia,
Medellín, 2011); en Costa Rica, por CARLOSPICADO VARGAS(1Tomo
de 920 págs., ed. Investigaciones Jurídicas S.A., San José, 2010); en
Chile, por HUGOBOTTO OAKLEY (1Torno de 980 págs., ed. Tohmson
Reuters Chile, Santiago, 2011); en Guatemala, por MAURORODE-
RICO CHACÓN CORADO(1Tomo de 920 pags., ed. Fundacion para
el Desarrollo de las Ciencias Jurídicas, Rosario, 2013); en Panamá,
por HERIBERTO AMUZ SÁNCHEZ (1Torno de 890 págs., ed. Universal
Books, Panamá, 2011);en Paraguay, por SEBASTIAN IRÚN CROSKEY(1
Tomo de 890 págs., ed. La Ley Paraguaya, 2010); en Perú, por GUI-
DO AGUILAGRADOS(1Tomo de 980 pags., ed. Egacal, Lima, 2011);
en Uruguay, por GABRIELVALENT~N (1Tomo de 960 págs., ed. La
Ley Uruguaya, 2010) y en Nicaragua, por CARLOSPICADO VARGAS(1
tomo de 910pags.,ed. Astrea, 2015).
explicación sistémica, rápida, sencilla y puntual de
todos los temas procesales que son de ineludible co-
nocimiento por parte del abogado que hace profesión
habitual de la actividad de litigar, de la misma forma
que para el juez que dirige constantemente el desa-
rrollo de los procesos que tramitan ante él.
La exposición se hace siguiendo un orden metódico y
lógico de estudio para facilitar su plena comprensión
por parte del lector y cada tomo es autosuficiente aun-
que efectúo constantes remisiones entre los diferen-
tes componentes de la Colección para facilitar con esto
una omnivisión de toda la asignatura que le asegure a
quien sigue la lectura el pleno entendimiento de ella,
necesario para el adecuado ejercicio de la abogacía.
Adelanto ahora cuál será el contenido de la obra toda.

a) En el tomo No 1 de la Colección se explica que el


proceso:
tiene por origen o causa (su porqué) en la existencia
de un conflicto intersubjetivo de intereses que no ha
sido solucionado por los propios interesados en el pla-
no de la realidad de la vida utilizando al efecto algu-
na de todas las posibles vías conciliatorias aceptadas
como tales;
tiene su razón de ser (su para qué) en la necesidad
de mantener una constante y perpetua paz social que
asegure una adecuada y normal convivencia entre los
hombres;
m es un método pacifico de debate dialoga1 y argumentati-
uo entre personas que son naturalmente desiguales y
que se igualan jurídicamente al efecto de mantener la
discusión gracias a la calidad de imparcial que debe
exhibir siempre el juzgador para que el proceso sea tal
y no otra cosa;
como método, está sujeto al estricto cumplimiento de
ciertos principios y reglas que gobiernan el debate;
contiene un serie concatenada de actos procedimen-
tales que deben cumplir ciertos requisitos ineludibles
para que sean regulares, previéndose ciertas sanciones
cuando no lo son;
tiene manifiesta importancia en el mundo juridico,
donde produce efectos que hacen a su eficacia y a su
eficiencia.

b) En el tomo 2 se explica:
cuáles son los diferentes sistemas ideados por el
hombre para enjuiciar pretensiones civiles y penales,
describiendo detalladamente los hitos históricos que
les dieron nacimiento y han permitido que subsistan
hasta la actualidad con las designaciones de sistema
dispositivo o acusatorio, sistema inquisitivo o inquisitorio
y sistema mixto y
cuales con las caracteristicas definitorias de cada
uno de ellos.
Todo, con gran despliegue de documentos al efecto,
tomados de diversos archivos que se encuentran en
intemet. La selección de todos ellos lo hizo Manana
Alvarado y son de imprescindible ~onochmientode
todo jurista para comprender las diferencias que se-
paran hoy a los jueces de los abogados y a quienes
practican el activismo judicial de quienes defienden el
g arantismo procesal.
c) En el tomo 3 se explican los temas propios de la
asignatura que son de la principal incumbencia del actor
en juicio. Ellos son:
cuáles son las características de las normas que regu-
lan procedimientos;
cuáles son las posibles instancias que es dable imagi-
nar a partir del constitucional derecho de instar ante
la autoridad;
qué es la acción procesal, como única instancia de
estricto contenido bilateral, con lo que se la muestra
como un concepto inconfundible por ser irrepetible en
el mundo jurídico;
qué es la pretensión (material y procesal) y cuales son
sus características,elementos y posibles comparaciones;
qué es la demanda judicial, cuáles sus condiciones,
presupuestos y efectos. Además, se explica qué es la
m ac~drnuIaciónprocesal propia e impropia (prejudiciali-

dad) y a la desacumulación, con detallada especifica-


ción de los casos en los cuales procede cada una de
ellas; y qué es
la eventualidad procesal, distinguiendo entre los posi-
bles incidentes y accidentes susceptibles de presentarse
en todo proceso judicial y arbitral.
Todo, de la mayor importancia para el adecuado ejer-
cicio de la profesión de abogado como actor procesal

d} En el tomo 4 se explican los temas propios de la


asignatura que son de la principal incumbencia del de-
mandado en juicio. Ellos son:
cómo se ejerce el constitucional derecho de defensa en
juicio;
cuáles son las posibles actitudes que puede asumir el
demandado civil y el reo penal y cuáles son las efectos
particulares de cada una de ellas;
en qué consiste la oposición y cuales son las diferen-
cias existentes entre una simple contvcadicciQny una ex-
cepción;
cuáles son las condiciones de una correcta contesta-
ción de demanda y las de la presentación de una excep-
cion; y
cuáles son todas las posibles excepciones deducibles en
juicios civil y penal.
Todos temas de la mayor importancia para el adecua-
do ejercicio de la profesión de abogado actuando por
el demandado o acusado.

e) En el tomo 5 se explica:
a que es la jurisdicción, concebida como actividad ma-
terial (y no como prerrogativa que se exhibe) que rea-
lizan todos les jueces del Poder Judicial y algunos po-
cos Órganos que actUan tareas similares; y
las condiciones en las cuales tal actividad puede ser
cumplida, a lo que se denomina competencia:
cuales son las posibles atribuciones de competencia ob-
jetiva y subjetiva; y
cuáles son los medios procesales para atacar la ausencia
de competencia objetiva (declinatoria e inhibitoria) y subje-
tiva (exczasación y recusación).

f) En el tomo 6 se explica quiénes son los posibles juz-


gadores que pueden llegar a sentenciar la pretensión
ya procesada. Y así, se habla:
del juez estatal, dando el concepto del vocablo, es-
pecificando cuáles son las inhabilidades y las incom-
patibilidades para el desempeño del cargo, cuales son
sus derechos, garantías, obligaciones y deberes. Entre
éstos, se diferencian los deberes esenciales de los fun-
cionales y a su turno, entre éstos, los de dirección, de
resolución y de ejecución;
del árbitro y del arbitrador, dando también el concep-
to de cada vocablo y detallando las condiciones en las
que se efectúa la respectiva designación, especifican-
do luego sus derechos, obligaciones, deberes y retribu-
ci~nes; y, finalmente,
del procedimiento arbitral y del arbitratorio.

g) En el tomo 7 se explica todo lo relativo a:


qué y quiénes son las partes procesales;
qué y quiénes son los terceros interesados con aptitud
para convertirse en partes procesales, especificando el
origen de cada tipo de intervención y las diferentes
actitudes que puede asumir el tercero en orden al in-
terés que exhibe respecto del litigio.

h) En el tomo 8 se explica:
qué es la coPlftrwiación procesal (haciendo crítica de lo
que se conoce habitualmente como prueba judicial),
presentando el tema desde una óptica general y lue-
go particular de cada uno de los medios conocidos al
efecto.

i) En el tomo 9 se explica:
qué es la sentencia considerada como objeto del proce-
so.
cuáles son las formas de teminar el proceso;
qué es la sentencia considerada como objeto del proceso
y que son las costas judiciales y los métodos que se utiliza
para su imposición.

j) En el tomo 10 se explica:
qué es la impugnación procesal detallando al efecto to-
das las variantes recursivas y criticando los regímenes
legales de todos los países de América.

k) En el tomo 11se explica:


qué es la ejecución procesal en sus diferentes vertien-
tes.
1) En el tomo 12 se explica:
qué es la cautela procesal, diferenciándola de los anti-
cipos de sentencia que se registran hoy en la mayoría
de códigos del continente.

Advertirá el lector que en toda esta obra evito en lo


posible efectuar citas de precisas opiniones doctrina-
rias y, al igual que ya he hecho en otras oportunidades,
sigo supliéndolas con el simple recurso de hacer refe-
rencias autorales genericas para impedir que se me
atribuyan ideas que no me pertenecen.
Sin perjuicio de ello, destaco que todos los libros con-
tienen numerosas notas a pie de página y que no son
propiamente citas, pues soy consciente de que hay te-
mas que exigen dar ejemplos puntuales de algunas
afirmaciones, mostrar el texto de numerosas n o m a s
que considero de imprescindible conocimiento por
parte del lector y, finalmente, porque resultan útiles
para brindar opiniones y comentarios tangenciales
que entorpecerían la lectura del texto si estuvieran
contenidas en él.
Una aclaracion más se impone: para no desviar la
atención del lector respecto de las ideas acá expuestas
cuando las vinculo con aspectos históricos o filosófi-
cos y, a veces, para evitar extensas citas a pie de pá-
g n a que pueden hacer perder el hilo de la lectura de
la obra, utilizo frecuentemente lo que se conoce como
rnarginaIia3para hacer digresiones o explicaciones doc-
trinales que, de estar contenidas en el texto principal,
también dificultarían su lectura lineal y consecuente
correcta comprensión4.
Por supuesto, el lector puede prescindir de su lectura
y seguir linealmente el texto con sólo evitar detenerse
en lo que está escrito con letra de tamano pequeño.
Pero creo que le será de utilidad no hacerlo, para tener
la omnivisión que pretendo darle con la integralidad
de la obra.
En rigor de verdad, el cúmulo de notas y de margi-
nalias podfia constituir el texto de otro libro referido
a lo que se conoce como socio1ogía judicial, la cual he

La palabra rnnrginalia no figura en el Diccionario de la M E . Pero es


el término general que se usa habitualmente para designar a las no-
tas, glosas y comentarios editoriales o autorales hechos en el mar-
gen de un libro. Antiguamente se utilizaban escollos (notas que se
ponen a un texto para explicarla) en los manuscritos clásicos y de
allí viene la costumbre de intercalar noras marginales en los libros.
De aquí en más todas estas anotaciones serán precedidas por el
símbolo *.
concurrido a descubrir y explicar durante más de cin-
cuenta años de mi vida.
Como puede colegirse de lo antes expuesto, es esta
una obra por completo diferente de las habituales que
maneja el lector corriente y que, por ello, aspira a con-
vertirse en instrumento útil para todo abogado intere-
sado en estudiar con provecho los meandros propios
del ejercicio de la defensa en juicio.

VELLOSO
ADOLFOAEVARADO
ROSARIO,COMENZANDO EL INVIERNO DE 2014.
Capítulo 1

Los sistemas de enjuiciamiento5


Introducciiin al tema

Sumario

1.Introito
2. El impulso procesal
3. Los orígenes del problema: un poco de historia.

Este capítulo ya fue publicado en El debido proceso (ed. Zeus, Rosa-


rio, Argentina, 2002), y en el Debido proceso versus prueba de oficio (Ed.
Temis, Bogotá, Colombia, 2002) y en el Garantismo procesal contra ac-
tuaciónjudicial de oficio" (Ed.Xrant Lo Blanch, Valencia, España, 2005).
Ya expliqué en el tomo 1 de esta Colección los concep-
tos fundamentales que gobiernan y justifican la idea
de proceso y a lo allí dicho me remito ahora. También
detallé someramente cuales son las características de
los sistemas de enjuiciamiento que se conocen en la
actualidad.
Pero dada la singular importancia que para la tipifi-
cación de la actual concepción legal ha tenido la ex-
periencia histórica de los idtimos ocho siglos, creo
conveniente incluir ahora en este tomo expresa y
detallada referencia histórica de dichos sistemas de
enjuiciamiento que se han generado en la realidad
europea y de la cual nuestros países son tributarios:
inquisitorio, acusatorio y mixto.
A ellos dedicaré todo el contenido de este tomo.

2. EL IMPULSO PROCESAL

Ya he mencionado antes el significado del sintagma


serie procedimenta16 (referido a la estructura lógica del
proceso},y la idea ya fue plenamente desarrollada allí.

LO mencioné en el tomo 1 como serie de actos procedimenrales con-


secutivos e invariables.
No obstante, y como simple recurso docente para fa-
cilitar la lectura de este tomo, recordaré algunos con-
ceptos ya vistos respecto del tema, diciendo que el
proceso es una serie consecuencia1 de instancias bila-
terales. Explico nuevamente el significado de ello.
Castizamente, se entiende por serie "el conjunto de
cosas relacionadas entre sí y que se suceden unas a
otras".
Esta noción contiene numerosas aplicaciones en el
lenguaje corriente: habitualmente, se habla de las se-
ries mas variadas: aritmética (1,2,3,4,5. ..); geometri-
ca (2, 4, 8, 16, 3 2 ...); alfabética (a, b, c, d, e...);musical
(do, re, mi fa, sol, la ...), mensual (enero, febrero, mar-
zo...); semanal (lunes, martes, miércoles...), etcétera,
utilizando al efecto una idea de fácil comprensión
por todos. Se trata, simplemente, de una secuencia de
ciertos elementos invariables que están siempre co-
locados en un mismo orden y que, por ello, es plena-
mente entendible para quien la ve o lee.
En el lenguaje del proceso ocurre otro tanto: la serie
es l ó ~ c ya se compone de numerosos actos sucesivos
relacionados entre si que pueden ser agrupados en
cuatro grandes etapas: afirmación - negación - con-
firmación - alegación7. Lo que interesa remarcar de
esta particular serie es que cualquiera de sus etapas
es siempre imprescindible precedente de la que le si-
gue; y, a su turno, esta es su necesaria consecuencia.
De tal modo, no se puede abrir una etapa sin estar

Ya se ha visto todo lo relativo a ellas en el capítulo 1del tomo 1.


LOS SISTEMAS DE ENlUICIAMIENTO

clausurada la que la precede. En otras palabras: es


una secuencia consecuencial.
Por eso es que, tanto para iniciar el proceso como para
pasar de una etapa a otra, es menester desarrollar
una actividad material que puede ser cumplida en los
hechos por cualquiera de las partes o por el juez.
Habitualmente, se dice en la doctrina generalizada
que, para determinar a quién corresponde dar ese im-
pulso, se han generado en la historia del derecho dos
grandes sistemas de procesamiento: el dispositivo y el
inquisitivo (gran parte de la doctrina asigna a ambos
el erróneo carácter de principio^)^.

En rigor de verdad, el tema es mucho más trascen-


dente pues no se trata sólo de establecer quién puede
-o debe- llevar el impulso procesal y, por ende, hacer
avanzar la serie hasta lograr su objeto, como lo pre-
sentan inocente y despreocupadamente los autores,
sino de definir desde la propia ley cuál es el tipo de
proceso que se quiere en orden a la filosofía política
imperante en un lugar y tiempo dados.
Para esto habrá que optar, necesariamente, por:
a) un proceso que sirva y pueda ser utilizado como
medio de control socialgy, llegado el caso, como medio
de opresi6n1°, cual lo han pensado y puesto en prác-
tica los regímenes totalitarios basados en filosofías

Ya se ha visto el tema en el capítulo 3 del tomo 1.


Como el que ideó Klein para el Imperio Austrohúngaro en 1895.
loSimilar al que utilizó la Alemania nazi de 1937.
políticas penrercas. alejadas de toda idea de gobierno
republicano (piénsese, por ejemplo, en todas las con-
notaciones de El proceso de Kafka ...ll) o,
b) por lo contrario, un proceso que sirva como ultimo
bastión de la libertad en la tutela de los derechos y ga-
rantías conctitu~ionales~~ y que resulte útil para hacer
el intercontrol de poderes que elementalmente exige
la idea de República.
* Esto es algo que tenemos olvidado en la actualidad,
cuando nos llenamos la boca hablando de democracia
sin advertir que ella marca sólo el origen del poder. Y
de que lo que realmente interesa es que hablemos de
y seamos una república (claro que democrática, pero
república al fin), con auténtica división e intercontrol
de poderes.

De la respuesta que el legislador dé a esta opción, de-


penderá el tipo de sistema que habrá de normar para
que tanto los particulares como el propio Estado pue-
dan solucionar sus conflictos de convivencia.
También depender&de ello la elección del paradigma
del juez que se pretende actaíe en la sociedad:
a) uno que privilegie la meta por sobre el método y,
por tanto, haga lo que le parezca en la incansable bús-
queda de la verdad real. para lograr satisfacer el propio
sentido de justicia13 (caso del juez inquisitorial)

l1 Para cuyo personaje nunca se abren las puertas de la ley..


l2 Corno el que imaginaron todos los constituyentes de principios

del siglo XIX en todas los países de nuestra dolida América con la
designación de debido proceso.
l3 Pregonando así el postrero triunfo de Maquiavelo.
LOS SISTEMAS DE EN~UICIAMIENTO 27

* Y que no admite que el valor verdad -aunque impor-


tante en la vida, en la moral, en la religión, etcétera-
sea realmente trascendente para el derecho.
Si así fuere q u e no lo es- todos los valores jurídicos
tendrían que encolumnarse detrás de él y nada po-
dría dejarse de lado en esa afanosa búsqueda de la
verdad real o material.
Pero todas las legislaciones vigentes enseñan que ello
no es así. En efecto: iqué tiene que ver con el valor
verdad, por ejemplo, la absolución por la duda?
¿Yel sobreceimiento por el paso del tiempo?
¿Y el concepto de carga probatoria?
;Y el principio de congruencia?
¿Y la cosa juzgada material?
¿Yla prohibiciiin de deducir en juicio ejecutivo una
excepción de inhabilidad de titulo referida a sus as-
pectos causales?
o, por lo contrario,
b) uno que privilegie el método por sobre la meta y,
así, se contente con lograr el pleno mantenimiento de
la paz socaal, dando certeza a las relaciones jurídicas
y aplicando las garantías constitucionales por sobre
toda otra norma que se oponga a ellas (caco del juez
dicpocitivista) a riesgo de aceptar como verdad real
una que no lo es o de no hacer su justicia al momento
de sentenciar.
Y para concretar esta opción se han generado en la
historia de la humanidad sólo dos sistemas claramen-
te antagónicos: el dispositivo o acusatorio y el inquisi-
tivo o inquisitorio.
* Habitualmente se los conoce como principios inquisi-
tivo y acusatorio.
Ya se ha visto en el tomo 1 en qué consiste un prin-
cipio y se ha advertido la razón por la cual éstos son
sistemas procesales y no principios.
Además, descarto que ya se ha comprendido qué son
en realidad los sistemas de enjuiciamiento.

Antes de comenzar la explicacion puntual de cada


uno de ellos, creo imprescindible historiar el proble-
ma y mostrar cómo se llegó a cada una de las posibles
soluciones recién señaladas.
En la tarea de explicar los antecedentes históricos de
este sistema de enjuiciamiento debo remontarme i-
nexorablemente al año de 1215. Perdonará el lector
que lo lleve tantos siglos hacia atras, pero en instantes
comprenderá el porqué de ello.
Tal como se vera en los Capítulos siguientes, con po-
cos meses de diferencia entre uno y otro, en dicho año
acaecieron dos hechos que originaron el tema que in-
tento explicar:
1)en la Europa continental, el Concilio de Letran dis-
puso que cesaran de una vez y drásticamente las re-
currentes herejías que abundaban en la epoca; y
* Castizamente, herejía es la doctrina que -dentro del
cristianismo- es contraria a la fe catblica. Por exten-
sión, se usa también para mostrar una opinidn no
aceptada par la autoridad o una acción desatinada
Como se ve con claridad, significa pensar diferente...
En este sentido, todavía hoy hay herejías jurídicas.
La antigbedad circunscribi6 el vocablo para expre-
LOS SISTEMAS DE ENlUICIAMIENTO

sar una modalidad de la apostasía: palabra griega que


significa deserción y que se usaba para mostrar el
abandono de la fe de Cristo recibida y profesada en
el Bautismo.
De tal modo, apóstata es el que deserta totalmente de
la religión en tanto que hereje es el que se aparta en
algunos puntos de fe, pero no en todos.

2) en la Europa insular, el Rey de Inglaterra -de origen


normando- emiti6 la Corto Magna para apaciguar a los
levantiscos Barones sajones.
Explicaré a continuación qué ocurrió en el mundo co-
nocido a partir de cada uno de tales acontecimientos.

3. LOS OR~GENESDEL PROBLEMA:


UN POCO DE HISTORIA

Con las limitaciones que surgen obvias del escaso co-


nocimiento que aún hoy se tiene de la historia jurídica
antiquísima, creo factible afirmar que en un principio
todo conflicto intersubjetivo de intereses (tal como lo
he concebido en el tomo 1de esta Colección) termina-
ba -en rigor, no podía ser de otra forma- por la fuerza
que un coasociado ejercía sobre otro más débil.
Así era que, frente a la existencia de un conflicto (re-
cordar que se presenta en el plano de la realidad social
cuando en ella coexisten una pretensión y una resis-
tencia acerca de un mismo bien de la vida), la solución
sólo se lograba con la realización de un acto de fuerza.
En otras palabras: usando la razón de la fuerza.
De tal manera que, si atendemos a la obvia desigual-
dad natural existente siempre entre los diferentes
hombres que integran un conglomerado social, la es-
tructura de todo conflicto puede sintetizarse con una
de las figuras que muestro seguidamente y que, en
esencia, representan idéntica idea:

Resistente

Como se ve, un antagonista está siempre frente al otro


y el ancho de las flechas que los separan se encuen-
tra engrosado tanto del lado del pretendiente (en la
primera figura) como del lado del resistente (en la se-
gunda figura), queriendo significar con ello que uno
(no importa cuál) es siempre más fuerte que el otro. Lo
que lleva a imaginar cuál de los contendientes resul-
tará ganador en la desigual lucha.
En algún momento de la historia las cosas cambiaron
inexplicablemente.
Aunque es imposible saber cómo hizo el débil para
convencer al fuerte de que solucionaran sus conflictos
por medio de la palabra y no con el brazo armado, lo
LOS SISTEMAS DE ENlUICIAMIENTO

cierto es que en algún momento de la historia la razón


de la fuerza fue sustituida por la fuerza de la razón.
De allí en mas se posibilito el diálogo y, con el, la reali-
zación de los medios autocompositivos ya vistos con
anterioridad y que pueden operar directamente (de-
sistimiento, allanamiento y transacción) o indirecta-
mente, con la ayuda de un tercero particular (actuan-
do como amigable componedor o como mediador)
para disolver el conflicto.
* El diálogo es contemporáneo a la creación de la filo-
sofía, cuando el pensamiento se descubre a si mismo,
se libera de las cadenas del mito y se da sus propias
leyes: las leyes de la lógica.
Pero hay algo mas: el pensamiento es diálogo y no
monólogo. Por eso es que un ensayista europeo ha
vinculado indisolublernente la palabra diálogo con
democracia.

También vimos que ese tercero particular podía resol-


verlo, actuando como arbitro o arbitrador.
Cuando la autocomposición -directa o indirecta- no
era posible, sBlo quedaba al pretendiente, como hita
alternativa final, el proceso judicial ante una autori-
dad (el jefe de la tribu o del clan, el pretor, el señor
feudal, el rey, el juez, etcetera).
* Recordemos que la autocomposición es un medio de
solución de conflictos que puede darse de forma uni-
lateral (las propias partes llegan espontáneamente a
la composición del conflicto) o bilateralmente (lo lo-
gran con la ayuda de otro), y puede operar en forma
directa (por los propios interesados y sin la ayuda de
alguien) o indirecta (con la ayuda de un tercero).
La idea de proceso, concebido entonces como medio
pacífico de debate dialéctico fue, a no dudar, uno de
los grandes inventos de la antigüedad. Tal vez, más
importante que el de la rueda, pues posibilitó que el
hombre trabajara con ella en paz ...
Lo notable del invento consistió en que el duelo se-
guía existiendo igual que antes, ya que otra vez se pre-
sentaban a pelear dos sujetos antagónicos.
Sólo que ahora la discusión se efectuaba dialéctica-
mente ante un tercero que la regulaba y dirigia y que,
por ser precisamente un tercero (en situación perso-
nal de terceidad o de ajenidad),
a) no era pretendiente ni resistente (es decir, ostenta-
ba la cualidad de impartial, que significa no ser parte),
b) no tenía interés personal en el resultado del conflic-
to (cualidad de imparcial)
c) y no se encontraba en situación de obediencia debi-
da respecto de alguna de las partes en conflicto (cua-
lidad de independencia).
De tal forma, la estructura del medio de discusión
puede mostrarse con una nueva figura (distinta de las
anteriores), representada por un triángulo equilátero
que muestra a los dos contendientes en la base, uno
contra el otro (naturalmente desiguales) y equidis-
tantes (lo que da clara idea de relativa igualdad) del
tercero que ha de resolver el conflicto y que, al dirigir
el debate, asegura a ambos opositores un tratamiento
jurídico idéntico. Y ello es, precisamente, lo que hace
iguales a los desiguales.
LOS SISTEMAS DE ENlUlCIAMlENTO 33

Como se ve, la igualdad es meramente jurídica y de


oportunidades, no real.
* Que, por otra parte, es lo que asegura la exacta ga-
rantía constitucional.

Pero al asegurar esta paridad entre los contendientes,


se logro importantisirno hito en la historia de la hu-
manidad: el de la definitiva pacificación de la convi-
vencia social.
Véase ahora cómo es la figura que representa la idea
expresada:

Tercero: Juez

Pretendiente Dos antagónicos iguales Resistente

Desde ese momento incierto en la historia de la hu-


manidad, en el cual se implantó el diseño triangular
para mostrar el método de discusión, todos los conflic-
tos se resolvieron de identica forma pacifica en Egipto,
Grecia, Roma, etcétera, hasta que se enseñoxeó en la
sociedad otro sistema, producto de avatares históricos
imposibles de desconocer si se pretende comprender
cabalmente el fenómeno en estudio.
Sin perjuicio de que volveré a la idea aquí expuesta
cuando explique infra qué es el método acusatorio,
éste cambió, tal como se verá seguidamente.
Con motivo de la aparicion del método inquisitivo, el
propio pretendiente (acusador) se convirtió en juez de
su propia acusación, desnaturalizando asi el método
de enjuiciamiento que, a la cazón, ya exhibía una se-
cular antigüedad.
Y, a raíz de esto, el método de discusión se convirtiló en
método de investigación.
Si ahora debo presentar una figura que represente la
verdadera estructura de este método de juzgamiento,
volveré a utilizar la misma flecha que antes, sólo que
ahora dibujada tal como se puede ver seguidamente:

Pretendiente =Juez

Dos antagónicos
desiguales

Resistente

Si se analiza con detenimiento el contenido del dibujo,


se advertirá que la idea de opresión aparece asaz cla-
ra: tanta es la desigualdad entre pretendiente y resis-
tente, producto de hacer coincidir en una misma per-
sona los papeles de acusador y juzgador, que la flecha
b S SISTEMAS DE ENIUlCIAMlENTO 35

se coloca ahora en forma vertical, representativa de la


desigualdad existente entre la autoridad que ejerce el
poder y el particular que lo sufre.
De ahí que la imagen pueda sugerir la idea de un clavo
que intenta penetrar en el cuerpo del acusado.. .
A explicar los orígenes, formación y consecuencias de
los métodos antes presentados en sendos dibujos di-
ferentes, dedicaré los tres Capítulos que s i p e n .
Capítulo 2

El sistema inquisitorio o inquisitivo

Sumario

1.Antecedentes
1.1.El Concilio de Letrán y su influencia en la idea de
proceso
l.1.1.La inquisición episcopal
1.1.2.La inquisición papa1
1.1.3.La inquisición española
1.2. La legislación inquisitorial española
1.3. Las primeras leyes inquisitorialec argentinas
2. Descripción del método
3. Aplicación del método en legislaciones de los S. XIX y XX
3.1. Reglamento josefino de 1781
3.2. Ordenanza austnaca de 1895
3.3. Ordenanza alemana de 1937
3.4. Código italiano de 1940
3.5. Ley de Procedimiento Civil soviética de 1979
3.6. Euforia de los autores europeos y su influencia en
América
4. Aplicación en la Argentina
4.1. En lo penal
4.2.En lo civil
En el Capítulo anterior adelanté que me remontaría al
año de 1215, sosteniendo que, con pocos meses de di-
ferencia entre uno y otro, en esa fecha acaecieron dos
hechos que originaron el tema que intento explicar:
1)En la Europa continental, el Concilio de Letran dis-
puso que cesaran de una vez y drásticamente las re-
currentes herejias que abundaban en la época; y
* Se trata del Concilio Cuarto de Letrán (año 1215).
Bajo la autoridad del Papa Inocencia 111, este Concilio
condenó las herejias de los albingenses, del Abad Joa-
quín de Fiori, de los valdenses, etcétera.
* Castizamente, herejía es la doctrina que -dentro del
cristianismo- es contraria a la fe catálica. Por exten-
sión, se usa también para mostrar una opinión no
aceptada por la autoridad o una acción desatinada.
La antigüedad circunscribió el vocablo para expre-
sar una modalidad de la apostasía; palabra griega
que significa deserción y que se usaba para mostrar el
abandono de la fe de Cristo recibida y profesada en e1
Bautismo.
De tal modo, apóstata es el que deserta totalmente de
la religón en tanto que hereje es el que se aparta en
algunos puntos de fe, pero no en todos.
Más propiamente: quien sostiene el error en materia
de fe con pertinacia (obstinación,terquedad).
2) en la Europa insular, el Rey de Inglaterra emitió la
Carta Magna para apaciguar a los Barones cajones.
Explicare sucintamente a continuación que ocumó en
el mundo conocido a partir de dicho Concilio y en el
Capítulo siguiente haré lo propio desde la Carta Magna.

1. I . EL CONCILIODE L E T ~
Y SU INFLUENCIA EN LA IDEA DE PROCESO

Veamos primero cómo se llego a este Concilio y el por-


qué de sus disposiciones.
Desde los comienzos mismos de la Iglesia Católica se
puso de manifiesto que no todos los creyentes com-
prendían de igual forma las enseñanzas de Jesús pues
hubo algunos que no respetaron los dogmas acepta-
dos como tales.
* Así, los lucianistas, cainanos, arquitectónicos, tacia-
nos, apellianos, angélicos, apostólicos, etcétera.
Sin embargo, ello no generó problemas de convivencia
con las jerarquías eclesiásticas durante vanos siglos.
* Las herejías masivas fueron producidas por los arria-
nos y los valdenses en la región francesa de1 Langue-
doc y, particularmente, por los albigenses (de Albi) o
cátaros (los que han hecho catarsis: purificación ritual
de personas y de sus pasiones o de las cosas afectadas
por alguna impureza).
* La Trinidad es el término empleado para significar la
doctrina central de la religión cristiana: la verdad re-
velada de que en la unidad del Altísimo, hay nes Per-
sonas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Venera a un
solo Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la Unidad.
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

De este modo, en palabras del Credo Atanasiano: "El


Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es
Dios, y, sin embargo, no hay tres Dioses sino uno solo".

Contra ello reaccionaron severamente tanto la Iglesia


como algunos reyes, utilizando medios diversos que se
universalizaron a partir del Concilio de Verona (1184),
en el cual nació la institución inquisitorial.
* En 1184 se reunió en Verona un Concilio, convoca-
do y presidido por el Papa Lucio 111, a fin de adoptar
medidas para combatir la herejía, especialmente la
albigense, que trataba de imponerse por la fuerza de
las armas.
El Concilio acordó, entre otros extremos, que se re-
servara a la Santa Sede los juicios de herejía en los
que conocería por medio de delegados y tribunales
propios.
Sin embargo, el edicto del Concilio de Verona no fue
suficiente para detener el avance de la herejía, e Ino-
cencio 111 reunió en 1215 el IV Concilio de Letrán, en
el que se decidió la creación de jueces inquisidores
especiales, encargados de descubrir y sancionar a los
herejes.

1.1.1. LA INQUISICI~NEPISCOPAL
El decreto Ad abolendarn encomendó a los obispos la
inspección anual de los pueblos donde se presentaban
numerosas herejías a fin de recabar informes secretos
acerca de ellas, utilizando al efecto a personas de bue-
na reputación y encargándoles que, llegado el caso,
juzgaran por sí mismos a los sospechosos, a quienes
se les negaba la posibilidad de oponer cualquier pri-
vilegio de exención de juzgamiento (que los había en
elevado número, gracias a la generosidad papal.
* El decreto Ad abolendam, del Papa Lucio 111, prornulga-
do en el Concilio de Verona de 1184,ha sido de enorme
importancia en la evolución de la inquisición medie-
val, al extremo que fue llamado la carta magna de la
institución inquisitorial.
Si bien ya la Iglesia antigua conocía la práctica de
perseguir a los herejes, incluso usando la violencia,
este decreto inauguró una práctica nueva, pues cada
obispo "como juez ordinario en cuestiones de here-
jía, en la visita que cada dos años debía hacer en su
diócesis, debía por si mismo buscar a los herejes sin
aguardar una acusación en forma (procedimiento de
inquisición o búsqueda en lugar del procedimiento de
acusación)".
El documento delinea, además, un procedimiento
pasa actuar en el proceso inquisitorial y establece las
penas correspondientes al delito de herejía, teniendo
en cuenta la diversa condición de cada persona y su
pertenencia a un estamento social determinado.

Parece claro a los autores en general que en esta épo-


ca y en tales condiciones, lo que verdaderamente im-
portaba a la Iglesia mediante ese juzgamiento era la
conversión y no la represión del hereje, por lo que se
afirma que, históricamente, el sistema carece de la
trascendencia juridica que muchos estudiosos le asig-
nan. Pero no fue así si se miran bien sus resultados.
Veamos cómo operó la organización inquisitorial: las
personas ya mencionadas caminaron los diferentes
pueblos de Europa para hacer indagación -casa por
casa- buscando pecadores a fin de lograr de ellos su
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

confesión y el consiguiente arrepentimiento con el fir-


me propósito de no volver a pecar.
* Hablo de la coflesión como acto integrante del sa-
cramento religioso de la penitencia y reconciliación.
En este sentido, consiste en el reconocimiento arre-
pentido de los pecados cometidos, que hace el pe-
nitente a su confesor, con propósito de enmienda y
reparación.
Logrado ello, los absolvían y perdonaban los pecados
confesados, quedando así expedita la inmediata rein-
serción de cada pecador en el seno de la Iglesia. Has-
ta ese entonces -cierto es- el tema poco interesaba al
derecho.

Sin embargo, rescate el lector tres ideas de lo recién


expuesto: los inquisidores se dedicaban a:
1)la búsqueda de pecadores,

2) la investigaci61-1(inquisicibn) de sus pecados y

3) lograr la confesión.

No duraría mucho tiempo ese estado de cosas: cuando


andando los años cambiaron los intereses de Roma,
y el Papado se alejo de la pura espiritualidad inicial
para comenzar a privilegiar los bienes materiales, con
notable injerencia ahora en los gobiernos seculares
a quienes disputó el ejercicio del poder civil, decidió
convertir en delito algunas actividades que hasta ese
entonces eran meros pecados.
Eso ocurrió en el Concilio de Letrán de 1215, donde la
organización, inocente y verdaderamente santa Inqui-
sición inicial, se convirtió en
Este Concilio de tanta importancia en nuestra materia
-al cual he asignado la categoría de hito histórico- fue
el que encomendó la tarea inquisitorial a dos ordenes
religiosas de monjes mendicantes -Dominicos
* "A diferencia de los franciscanos,los dominicos tuvie-
ron siempre un carácter fundamentalmente clerical.
De hecho, la gran mayoría de sus miembros eran sa-
cerdotes y poseían una sólida fonnacion dogmática.
Esto explica por qué, al mismo tiempo que grandes
predicadores (Ordo fratrurn prtedicatorurn era su titulo
oficial), 1os dominicos fueron erninentes teólogos, lo
que les daba una superioridad incontestable a todos
los niveles.
"El fundador de la orden fue santo Domingo de Guz-
m6n (1170- 1 22 1), nacido en Caleruega, provincia de
Burgos,en el seno de una familia de la pequeña noble-
za. Siendo canónigo capitular en Osma reaIizó un via-
je en 1203 hasta el Báltico, lo que le dio ocasión para
tomar conciencia del enorme poder que por aquel en-
tonces había alcanzado el catarismo en Languedoc.
Escandalizado por este hecho, decidió plantar cara a
la herejía, fundando en 1206 una casa de acogida en
Prouillé para mujeres pobres, proclives a abrazar el
catarismo.
"Al mismo tiempo, y gracias al apoyo prestado por el
obispo de Toulouse, santo Domingo diseñó un ambi-
cioso plan de predicaciones y debates itinerantes, al
estilo de los realizados por los perfectos cátaros, que
no tuvo al principio demasiado éxito.
"Esta primera organización incluía, sin embargo, los
principios básicos de lo que luego sena la orden do-
minica, como eran la existencia de centros de for-
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 45

mación dogmática para los futuros sacerdotes, con-


cebidos como predicadores profesionales, al tiempo
que bases de apoyo para los que estaban en activo.
La forma de vida de los frailes, siempre itinerante, se
caracterizaba por su austeridad, según el ideal pau-
perístico de la "vita apostólica" y pretendía, en suma,
presentar un modelo alternativo y cualitativamente
superior al adoptado por sus principales adversarios,
los perfectos.
"Tanto la polernica doctrinal con los herejes como la
predicación popular, basada en los sernones, descan-
saba por lo demás en una sólida formación dogmáti-
ca. Al desencadenarse en 1213 la cruzada definitiva
contra el Languedoc, santo Domingo y sus seguidores
comenzaron a cosechar grandes éxitos. Ello permitió
que, a pesar de lo acordado en el IV Concilio de Letl-án
sobre la inconveniencia de fundar nuevas órdenes,
Inocencia 111 reconociera en 1215 la constitución del
"Ordof~atrumpraediclatorum" (Extraído de: http://www.
artehistona. jcyl.es/).
y Franciscanos-
* "Pese a que con el tiempo la orden franciscana fue
adquiriendo no pocos rasgos del rigor intelectual e
institucional de los dominicos, esta evolucion se de-
bió menos a la voluntad explícita de su fundador, san
Francisco, que a las continuas y decisivas intervencio-
nes pontificias. Intervenciones que no pudieron sin
embargo evitar el estallido de la grave querella de los
espifituales. En ese sentido, aunque los fundadores
de ambas órdenes llegaron a conocerse y a admirarse
mutuamente, nada hay tan lejano a la mentalidad sis-
temática de santo Domingo como las ensoñaciones de
san Francisco. Fue mento en gran parte de Roma que la
tenue Iínea de separación existente en el franciscanis-
mo entre ortodoxia y heterodoxia quedase finalmente
del lado de aquella. La propia vida del fundador es un
buen ejemplo de esta tensión espiritual. San Francisco
(1182-1226) era hijo de un rico comerciante de Asís y
había pasado gran parte de su juventud de una ma-
nera disipada. En 1205, a consecuencia de, una grave
crisis pers~nalcambió de vida, orientándola hacia la
pobreza, el trabajo manual, la existencia itinerante y
el amor a las obras de la naturaleza, siempre segun las
dictados del ideal evangélico.Como es obvio,los resul-
tados de esta evolución interior, que recuerda en gran
parte a la del heresiarca Pedro Valdo, obedecían más
a los planteamientos de la religiosidad laicalciudada-
na de la época que a un plan consciente de actuación
a largo plazo en el seno de la Iglesia. De hecho, san
Francisco ni se cunsider6 reformador ni quiso fundar
nunca una orden en el sentido tradicional del termino.
Si su misión no derivó en abierta heterodoxia fue no
5610 por $u consciente voluntad de sometimiento a la
jerarquía y al dogma tradicionales, sino también por
la inteligencia y cautela de pontífices como Inocencio
111 y sus sucesores, empeñados en mantener dentro
del catolicismo a la mayor parte de los movimientos
pauperisticos y apost6licos.
"Esto explica por qué, pese a los importantes recelos
despertados con las primeras predicaciones de san
Francisco y sus seguidores (en Francia y Alemania se
les confundió simplemente con herejes), el Papado
diera via libre al movimiento, aunque potenciando su
institucionalización. Ya en 1210, apenas manifestado
el apoyo verba1 de Inocencio III a las actividades de los
fratrumminorum, se les impuso la jurisdicción eclesiás-
tica y el mismo san Francisco fue ordenado diácono.
Al noviciado de un año debía seguir, según estas pri-
meras disposiciones pontificias, el ingreso en la orden,
en la que el cumplimiento de los votos monásticos
tradicionales venia unido a un cierto control eclesiiis-
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 47

tic0 sobre la predicación, centrada siempre en temas


morales. A pesar de que san Francisco mostraba ma-
yor interés en sus actividades misioneras que en per-
filar los rasgos de su orden, el nuevo papa, Honorio
111, movió al santo de Asís tras su regreso de Egipto a
redactar, al parecer en contra de su voluntad, la deno-
minada regula prima o non buIIata (c. 1221).
"Al resultar insatisfactoria por su poca precisión, san
Francisco se vio obligado en 2223 a diseñar una vez
más el esquema organizativo de su movimiento. Sur-
gió así la llamada regula bullatrñ, que resulto definitiva
y que acercaba el franciscanismo a los dominicos. La
presencia ahora de un cardenal gubemator, protector
et correctur de la orden, con estrictas funciones que la
primitiva regla ni siquiera contemplaba, demostraba
hasta qué punto era consciente el interés de Roma por
sistematizar y controlar el movimiento franciscano.
"Sin embargo, san Francisco se desentendió desde en-
tonces y hasta su muerte del gobierno de la orden, re-
dactando un Testamento que venía a suponer un radical
mentís de lo afirmado en la segunda regla. 'En dicho
documento, san Francisco rechazaba lo que el enten-
día como mundanización de la Orden, afirmando por
contra la simplicidad intelectual y el apego a la pobre-
za, hasta el punto de rechazar el contacto fisico con
el dinero. En adelante, según se aceptasen 10s plantea-
mientos de la regula bullata o del Testamento, el mo-
vimiento franciscano se vería abocado a elegir entre
la sumisión a Roma o la rebelión heterodoxa. En cual-
quier caso, como claro exponente del interés pontificio
por mantener el franciscanismo en el seno de la Igle-
sia, Gregorio IX canonizó en 1228 al santo de Asís. Ape-
nas habían transcurrido dos años desde su muerte".

a quienes instruyó para que continuaran las tareas


de búsqueda, investigación y castigo de los nuevos
delitos eclesiales (herejía, apostasia, sortilegio, adivi-
nación, invocación a los demonios, cisma, sodomía,
mancebía, solicitación, superstición, etcétera).
* Castizamente, herejia es la doctrina que -dentro del
cristianismo- es contraria a la fe católica. Por exten-
sión, se usa también para mostrar una opinión no
aceptada por la autoridad o una acción desatinada.
Como se ve con claridad, significa pensar diferente ...
En este sentido, todavía hoy hay herejías jurídicas.
La antigedad circunscribió el vocablo para expresar
una modalidad de la apostasia: palabra griega que
significa deserción y que se usaba para mostrar e1
abandono de la fe de Cristo recibida y profesada en el
Bautismo.
De tal modo, apóstata es el que deserta totalmente de
la religión en tanto que hereje es el que se aparta en
algunos puntos de fe, pero no en todos.
Más propiamente: quien sostiene el error en materia
de fe con pertinacia (obstinación,terquedad).
* Apostasía, (del latín apostasla, y éste del griego
6nomurria) significa: 1.f. Accirjn y efecto cle apostatar
(del lat. apostafare).1.intr. Negar la fe de Jesucristo re-
cibida en el bautismo. 2. intr. Dicho de un religioso:
Abandonar irregularmente Ia orden o instituto a que
pertenece. 3. intr. Dicho de un clérigo: Prescindir habi-
tualmente de su condición de tal, por incumplimiento
de las obligaciones propias de su estado. 4. intr. Aban-
donar un partido para entrar en otro, o cambiar de
opinión o doctrina.
* Sortilegio es, literalmente, adivinación de los hechi-
ceros. Figuradamente, magia, hechicería, embrujo, se-
ducción.
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

* La voz adivinación es tomada en el sentido de predecir


el futuro con ayuda del demonio.
* Cisma es la separación entre los miembros de una
religión o comunidad. Se conoce como Gran Cisma o
Cisma de Occidente a la escisión producida en el seno de
la iglesia católica entre los años de 1378 y 1417.E s co-
nocida como Cisma de Oriente la división de las iglesias
romana y bizantina realizada por Miguel Cerulario en
el año de 1054.
* Sodomía es la relación sexual entre personas del mis-
mo sexo.
* Se entiende por mancebía la relación sexual estable
sin que los convivientes estén casados. Hoy es una re-
lación jurídicamente aceptada: concubinato.
* La solicitación es un delito propio de los confesores ca-
tólicos; pedir favores amorosos a la persona que está
confesándose. Según los Anales de la Inquisición, fue el
delito que mayor número de condenas obtuvo en la
Edad Media.
* La superstición es la desviación de la creencia religiosa
fundada en el temor o la ignorancia, que confiere ca-
rácter sagrado a ciertas cosas o circunstancias.

A este efecto se utilizó -es obvio- el método ya co-


nocido por la Organización inquisitorial: nuevamente
se procuró obtener la confesión y el arrepentimiento
pues, a la postre, se buscaba la reconciliación del pe-
cador con la Iglesia.
Sólo que ahora se lograba por medio de la tortura,
para ayudar al alma a arrancar el pecado de su seno,y
la condena por herejía se acompañaba con la orden
de absoluta expropiación de los bienes del condenado.
* Para que el lector advierta la entidad de lo que estoy
relatando, el Concilio de Tawagona de 1242 dispuso
que los reconciliados (es decir, los arrepentidos y perdo-
nados), observasen las siguientes reglas: "Los herejes
perfectos y los dogrnatizantes, si quieren convertirse,
serán reclusos en una cárcel para siempre, después de
haber abjurado y ser absueltos. Los que dieron crédito
a los errores de los herejes, hagan penitencia solemne
de este modo: en el próximo día futuro de Todos los
Santos, en el primer domingo de Adviento, en los del
Nacimiento del Señor, Circuncisión, Epifanía, Santa
Mana de Febrero, Santa Mana de Mano, y todos los
domingos de Cuaresma, concurran a la Catedral y
asistan a la procesión en camisa, descalzos, con los
brazos en cruz y sean azotados en dicha procesión por
el Obispo o el Párroco, excepto en el día de Santa Ma-
na de Febrero y en el Domingo de Ramos, para que
se reconcilien en la Iglesia parroquial. Asimismo, en
los Miércoles de Cenizas irán a la Catedral en camisa,
descalzos, con los brazos en cmz, conforme a dere-
cho y serán echados de la Iglesia para toda la Cuares-
ma durante la cual estarán así en las puertas y oirán
desde allí los oficios. El día Jueves Santo estarán allí
en la manera expresada, para que se reconcilien con
la Iglesia, cegilin los institutos candnicos, previniendo
que esta penitencia del Miércoles de Ceniza, la de los
Jueves Santos y la de estar fuera de la iglesia y en sus
puertas durante los otros días de Cuaresma durará,
mientras vivieren, todos los años. En los domingos de
Cuaresma, vayan a Ia Iglesia y, hecha la reconciliación,
sálganse a las puertas hasta el Jueves Santo. Lleven
siempre dos cruces en el pecho, de color distinto de
sus vestidos, de modo que puedan ser reconocidos
por todos como penitentes. Y el abstenerse de entrar
a la Iglesia en la Cuaresma no exceda de diez años. ....
Asimismo, la penitencia de los relapsos -(los que han
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 51

vuelto a caer)- pero socpechosos de herejía con sos-


pecha vehemente sera solemne en los días..... durando
siete años las ceremonias de los días....".
Tal encarnizamiento no volverá a verse en la humani-
dad hasta el apogeo del nazismo.
He marcado con letra cursiva las palabras sospecha
vehemente, pues han vuelto a aparecer en el lenguaje
posmodemista del Derecho Procesal.
Vea el lector el tema relativo a las medidas autosatis-
factiuas en el Tomo 1 2 . ¡Parece mentira la recurrencia
de la historia..!
Ahora sí aparece un nuevo método de enjuiciamiento
-por supuesto, penal- muy alejado en su estructura de
aquél que la pacificación de los pueblos supo conquis-
tar y que ya presenté con una figura triangular que
sigui6 practicándose para todo lo que no fuera delito.
* La idea triangular ya aparece en la Ley X,Título IV,
Partida 111 de Alfonso el Sabio, donde textualmente se
lee; "Cómo el juzgador se debe guardar de no oír su
pleito mismo, ni otro de que él hubiese sido abogado
o personero pues Juez, e demandador, e demandado,
son tres personas que conviene que sean en todo plei-
to que se demande por juicio. Y por eso decimos que
ningiin juzgador no puede, ni debe oir ni librar plei-
to sobre cosa suya, o que a 61 pertenezca, porque no
debe un hombre tener lugar de dos, así como de juez
y dernandador".
Si bien se mira esta afirmación, parece claro que de
ella sale la idea de que no se puede ser juez y parte al
mismo tiempo pues, si así es y el acusador es el propio
juez, solo Dios puede actuar como defensor para evi-
tar una obvia condena!
Porque ese método era practicado por una organiza-
ción conocida como Inquisición, pasó a la historia con
el nombre de sistema inquisitorio (opuesto a acusatorio)
o inquisitivo (opuesto a dispositivo).Y así se lo conoce
hasta hoy.
Veamos ahora en qué consistía.
El propio pretendiente, convertido ahora en acusador
de alguien (a quien seguiré llamando resistente para
mantener la sinonimia de los vocablos utilizados) le
imputaba la comisión de un delito.
Y esa imputación -he aquí la perversa novedad del
sistema- la hacía ante el mismo como encargado de
juzgarla oportunamente.
Por cierto, si el acusador era quien afirmaba (comen-
zando así con el desarrollo de la serie) resultaba ele-
mental que seria el encargado de probarla. Solo que
-otra vez- por sí y ante sí, para poder juzgar luego la
imputación después de haberse convencido de la ver-
dad de la propia imputación ...
Por obvias razones, este método de enjuiciamiento no
podía hacerse en publico.De allí que las caractensti-
cas propias del método eran:
el juicio se hacía por escrito y en absoluto secreto;
* 2De dónde, si no, deriva eso del "secreto de sumario"?

el juez era la misma persona que el acusador y, por


tanto, el que iniciaba los procedimientos, bien porque:
a el mismo se le ocurría (así su actividad comenao a
ser oficiosa o propia de su oficio) o porque admitía una
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 53

denuncia nominada o anónima (ello quedó escondido


en la idea del accionar oficioso);
como el mismo acusador debía juzgar su propia acu-
sación, a fin de no tener cargos de conciencia (que,
a su turno, también debía confesar para no vivir en
pecado) buscó denodadamente la prueba de sus afir-
maciones, tratando por todos los medios de que el re-
sultado coincidiera estrictamente con la acaecido en
el plano de la realidad social;
para ello, comenzó entonces la búsqueda de la ver-
dad real;
y se creyó que sólo era factible encontrarla por me-
dio de la confesión; de ahí que ella se convirtió en la
reina de las pruebas (la probatio probaticsima):
* Hasta hoy: a confesión de parte, relevo de pruebas.. .

* y para ayudar a lograrla, se instrumentó y reguló mi-


nuciosamente la tortura.
Como se ve, método radicalmente diferente al que im-
peró en la historia de la sociedad civilizada.
Si ahora debo presentar una figura que represente la
verdadera estructura de este método de juzgamien-
to, volveré a utilizar la misma flecha que antes, sólo
que ahora dibujada tal como se puede ver en el diseño
obrante supm.
Si analiza nuevamente con detenimiento el contenido
del dibujo, se advertirá que la idea de opresión aparece
asaz clara: tanta es la desigualdad entre pretendiente
y resistente, producto de hacer coincidir en una mis-
rna persona los papeles de acusador y juzgador, que la
flecha se coloca en forma vertical, representativa de la
desigualdad existente entre la autoridad que ejerce el
poder y el particular que lo sufre. De ahí que he dicho
supra que semeja un clavo que intenta penetrar en el
cuerpo del acusado!
Pues bien: con este sistema de procesamiento feroz,
se asentaron tribunales inquisitoriales (Santo Oficio)
principalmente en Francia, Italia y España (desde don-
de luego llegaron a América).
* Note el lector que la Inquisición jamás logró entrar
como institución a la Gran Bretaña, lo que explica
ejemplarmente su propio y disímil miitodo de proce-
samiento por todos conocido. Volveré luego sobre esta
afirmación.
A partir de los delitos contra la fe (herejías),la compe-
tencia del Santo Oficio fue ampliándose para abarcar
no sólo a todos los delitos contra la religión (sacrile-
gios) sino también contra los incumplimientos de los
deberes clericales (por ejemplo, celibato, solicitación)
y contra las buenas costumbres (por ejemplo, adiilte-
rio, sodomía) de entonces.

Es importante señalar aquí que, aun cuando su juzga-


miento se limitaba al orden canónico, la respectiva de-
cisión tenía notable influencia en los jueces seculares.
Aunque no es mi intención hacer la historia de estos
tribunales, cabe poner de resalto que tras muchas vi-
cisitudes, la Inquisición medieval señoreó en Castilla
(desde 1480), llegando a actuar no como tribunal me-
ramente eclesiástico sino como tribunal civil que sen-
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

tenciaba por facultad dada al efecto por el propio Rey.


Esto es lo que se conoce con el nombre de

Esta institución ha sido el centro de atención y de po-


lémica durante los siglos posteriores por la inusual
crueldad que utilizó en todo su accionar y ya no se
duda de que fue una creación pérfida fomentada des-
de el propio Trono para perseguir (y despojar) a no ca-
tólicos (principalmente, judios).
Y es que sobre fines del siglo XV,por necesidades fi-
nancieras de los Reyes Católicos -que no podían o no
quenan pagar las deudas que habían contraído con la
banca judía- se creó e1 delito seglar de judaísmo.
* Nótese cómo lo que empezó siendo pecado pasó a
ser delito religioso para terminar siendo delito secu-
lar...Ese iter coincide con el de la aparición de las tres
inquisiciones descritas en el texto.

A raíz de él, se inició la feroz persecución de judíos que


provocó la diáspora de Sefarad, el enriquecimiento de
las arcas reales y el de una de la Órdenes que continuó
sin solución de continuidad con la tarea inquisitorial.
* Sefamd es el nombre que en lengua ladina se da al
país conocido como España.

Y ahora sí apareció el juzgamiento cruel y notable-


mente perverso pues se procuró no sólo no pagar deu-
das contraídas con judíos sino tambien expropiar el
resto de sus bienes.
La idea habrá rendido sus frutos pues se extendió con
rapidezahora, para sojuzgar a judaizantes, marranos,
musulmanes, luteranos, calvinistas y protestantes en
general, etcétera.
* Antiguamente se denominaba marrano al converso
que, en España, continuaba practicando en secreto las
religiones judaica y musulmana.
* Los Iuteranos foman la primera iglesia protestante
que emergió, primero en Alemania, como resulta-
do del movimiento de reforma iniciado por el monje
agustino Martín Lutero.
A todos sus seguidores,y a quienes tarnbien decidieron
separarse de la iglesia oficial de entonces -la Iglesia
Católica Romana- se les llamó, lógicamente, luteranas.
* Calvinistas son los seguidores de la doctrina refor-
mista de Calvino, teólogo y reformador francés del
siglo XVI.
* Protestante es quien protesta y, particularmente,
quien profesa el protestantismo. Las principales ra-
mas del protestantismo, iniciado por Lutero en el
siglo XVI, son: el luteranismo, que se practica prin-
cipalmente en Alemania y en los países escandina-
vos; el anglicanismo (de Enrique VIII) en Inglaterra y
el calvinismo (de Calvino) en Francia, Suiza, Holanda,
Estados Unidos, etcétera.
Y, repitiendo el método ya conocido y practicado con
eficacia, se busco otra vez la verdad real mediante la
confesión del imputado con el obvio fin de lograr una
condena que posibilitara la expropiación de bienes.
Sólo que la crueldad que mostró este sistema inquisi-
torio en el minucioso régimen de tortura que las Ins-
trucciones de Fray Tomás de Torquemada regularon
en función de la edad, sexo,condición, etcétera, del
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 57

torturado, no ha tenido parangón en la historia de la


humanidad.
* Torquemada (Valladolid, 1420 - ~Avila,1498), fue
monje dominica y confesor de los Reyes Católicos.
Si bien no fue el fundador de la Inquisición Española, le
dio el carácter riguroso que consenró durante siglos.
Actuó por 18 anos como Inquisidor Geneml de Castilla
y de la Corona de Aragón, nombrado al efecto por el
Papa Sixto VI.
En 1484 promuilg~en 28 artículos sus famosas Insmccio-
nes de inquisidores q u e luego modificó agregando otros
26 artículos más- regulando minuciosamente la tortura.
Siendo de origen judío, perteneció al grupo de conver-
sos que renegaba de sus antiguos correligionarios y se
convirtió en el símbolo de la Inquisición.

Baste recordar aquí los principales métodos emplea-


dos para la tortura, conocidos como la gamncha, la
toca, el potro, el cepo, a más de los siniestros elemen-
tos empleados cuando con los otros no se alcanzaba
la confesión del torturado: la pera, la cuna de Judas o
la espantosa dama de hierro -por citar algunos de los
más conocidos-, para tener una idea cabal de la enor-
me y sádica crueldad imperante en ese tiempo.
* La tortura de la gurrunchu suponía el ser colgado de
una polea sujeta al techo con las muñecas atadas a la
espalda, con grandes pesos a los pies. Así preparada, la
víctima era alzada lentamente y, de pronto, se la solta-
ba desde una buena altura. De tal modo, se tensaban y
dislocaban los brazos.
*La roca o tortura del agua consistía en atar a la vícti-
ma a un bastidor, donde se la forzaba a abrir la boca,
por donde se introducía una toca o un paño hasta la
garganta a fin de obligarle a tragar agua vertida len-
tamente con un jarro. Para dar mayor sufrimiento, la
toca se empleó además en todos los orificios del cuer-
po a1 mismo tiempo.
* En el potro de tormentos se ataba a la víctima a un basti-
dor o banqueta con cuerdas pasadas en tomo del cuer-
po y de las cuatros extremidades, que eran tensadas en
forma opuesta por el verdugo hasta descoyuntar con
gran dolor todas las partes del cuerpo. Se sostiene au-
torizadamente que, de hecho, fue el único elemento de
tortura empleado por la Inquisición en el siglo XVII.
Aún hoy se pueden ver estos elementos en el Museo
de la Inquisición de Lima, Perú y en el de Cartagena de
Indias, Colombia.
* En el cepo, la víctima era inmovilizada de pies y ma-
nos, expuesta, generalmente, en la plaza del pueblo,
y sometida a todo tipo de vejaciones, como golpeada,
escupida, insultada, e incluso en ocasiones la plebe
orinaba y defecaba sobre ella.
* La pera se ve todavía en varios museos inquisitoria-
les, cual el de Rollienburg, en Aleniania. Corisisle en
una suerte de llave de hierro que tiene forma de pera
en su parte superior, en tanto que en la inferior hay
una manivela que, al girarla, hace abrir la pera en dos
mitades que se expanden hacia los costados, con lo
cual se puede inferir severo daño bucal, anal o vagfnal.
* En la cuna de Judas se ataba por sus cuatro extremi-
dades a la víctima desnuda y, luego de alzarla hacia
lo alto tirando de todas las cuerdas al mismo tiempo
mediante sendas poleas, se lo bajaba de golpe hasta
hacer caer el cuerpo sobre una pesada pirámide de
hierro con vértice superior muy puntiaguda, a fin de
que penetrara en el cuerpo. Una variante de este mé-
todo, pero ya para matar, era el de empalamiento.
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

* La dama de hierro es un cofre hermético de hierro en


cuyo fondo y tapa tiene soldados elementos punzan-
tes muy agudos y largos. Al colocarse a la víctima en él
y cerrar la tapa, todas las púas interesaban el cuerpo.
Como se puede colegir, el método es siempre el mis-
mo. Sólo que con el agregado de la feroz tortura a que
eran sometidos los imputados, lo que provoco serio
temor a eventualesrepresalias contra los juzgadores-
torturadores de parte de los torturados.
* El lector interesado en descubrir notable descripción
novelada de lo que relato, puede acudir a la obra La
gesta del marrano, del escritor argentino Marcos Aguinis.

Y fue así que, a las características descritas al explicar


la inquisición medieval, se agregaron nuevas notas
que hicieron más cruel el sistema.
Y es que, ahora, jel imputado no sabe de qué se lo acusa,
ni quién lo acusa, ni quiénes son los testigos de cargo!

Parece claro que todo esto es propio del oscurantis-


mo vigente en la época, ya que la tradición romana,
contenida en el Código delustiniano, proclamaba que la
tortura siempre es peligrosa, no confiable y engañosa
en sus resultados.
Pero, justo es decirlo y reconocerlo, la tortura es feroz
y contundente elemento de sojuzgamiento. De ahí su
persistencia en el tiempo en todas las latitudes. ¡Hasta
el día de hoy!
* Léase, por ejemplo, Guantánarno.

Por eso es que a nadie puede extrañar que las leyes


procesales españolas comenzaran a legislar codifica-
damente en la época acerca de los medos de prueba,
incorporando como tal a la confesión, que ya a la sazón
exhibía más de seiscientos años de antigüedad y efica-
cia en el sistema de juzgamiento por entonces conocido.
Esta actuación no ocupó sólo el mapa de España sino
que fue exportada a América, donde se instaló en
Lima (desde 1570), en México (desde 1571) y en Carta-
gena de Indias (desde 1610).
Lo que es hoy territorio de la República Argentina esta-
ba comprendido dentro de la competencia del tribunal
de Lima: por obvias razones de distancia, poco pudo
actuar aquél en el Río de la Plata. Sin embargo, fue
abolida toda su autoridad por decreto de la Asamblea
General Constituyente de 181 (aunque legislativarnen-
te, la Inquisición rigió hasta mediados del siglo XIX).
* Tal decreto dice: "Buenos Aires, 23 de Marzo de 1813.
Queda desde este día absolutamente extinguida la
autoridad del tribunal de la inquisición en todos los
pueblos del territorio de las Provincias Unidas del Río
de la Plata, y por consiguiente se declara devuelta a
los ordinarios eclesiásticos su primitiva facultad de
velar sobre la pureza de la creencia, por los medios
canónicos que únicamente puede conforme al espíri-
tu de Jesucristo, guardando el orden y respetando el
derecho de los ciudadanos". Firmado: Dr. Tomás Valle,
Presidente. Hipolito Vieytes, Secretario.

No obstante tanta prosapia y antecedentes históricos,


el Iluminismo del Siglo XVIII -con la influencia inte-
lectual de Voltaire y Beccaria, entre otros grandes de
la epoca- logró que la tortura y la confesion cayeran
en desgracia entre los autores del Derecho; y ello plas-
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

rnó elocuentemente en el movimiento constituciona-


lista que se expandió vertiginosamente en el Siglo XIX.
Tan cierto es esto, que hoy -y desde finales del Siglo
XX- se estudia a la confesión como un simple medio
de defensa que apenas puede llegar a producir convic-
ción en el juzgador.
Para terminar el tema: todo lo que he relatado ha sido
escondido prolijamente por la historia durante mu-
chos años.
* Hasta tal punto esto es cierto, que todavía se encuen-
tran obras que insisten en mostrar sólo bondades de
la Inquisición.
Una clara muestra de ello -y no precisamente en li-
bro- puede ser vista en el patio de ingreso al Museo
de la Inquisicion sito en Cartagena de Indias, donde
-en grandes letras pintadas sobre el muro central- se
puede leer algún intento final de justificación para el
tribunal local.
Se lee allí: "El sistema procesal de la Inquisición no era
esencialmente distinto del empleado en los Tribunales
ordinarios.Además de la doble calidad de acusadores
y jueces, sus rasgos más destacados fueron: el uso de
la tortura, la situación desventajosa del acusado para
defenderse y el secreto procesal".
Por lo demás, "Las penas generalmente impuestas por
la Inquisición consistian en multas, confiscación, des-
tierro, flagelación, remo en guerra, vergüenza pública,
prisión y muerte en la hoguera. Y no sólo se castigaba
a los vivos, sino también a los muertos, en efigie".
Aunque nunca ejecutó por sí misma ninguna senten-
cia de muerte, la Inquisición es responsable de haber
enviado al ultimo suplicio a muchos miles de vícti-
mas, pero es imposible precisar su número a causa
del carácter fragmentario de las informaciones que se
poseen. No obstante, el Santo Oficio pretendió siem-
pre ser el más clemente de los Xbunales, porque
sostenía que su finalidad no era la vindicta, sino la
reconciliación del delincuente y su perdón, mediante
ciertas penitencias.
"La reconciliación pública, o el castigo en su caso, te-
nían lugar durante pomposas ceremonias llamadas
actas o autos de fe, que atraían a las muchedumbres
y eran una demostración visible no sólo de la unidad
religiosa, sino de la unidad política del pueblo español.
En Cartagena hubo varios de estos grandes autos, el
primero de los cuales tuvo lugar en 1616.
"La Inquisición causó grandes daños a la nación espa-
ñola, entre los cuales cumple señalar, como principales,
d haber contribuido a la formación de la leyenda ne-
gra antihispánica, el empobrecimiento causado por la
confiscación de las grandes fortunas, la sofocación del
espíritu de creatividad y de investigación y, sobre todo,
el culto a la limpieza de sangre (léase antijudaismo) que
tennino creando en España un sistema de castas y apar-
tó del servicio del Estado y de la comunidad a infinito
número de personas útiles. Tenían limpieza de sangre
quienes carecían de anceswos judíos o musulmanes.
"Empero, los apologistas de la inquisición arguyen a
favor de ésta que ella no fue más cruel que la que fun-
cionó en el resto de Europa y sin duda lo fue mucho
menos en lo que respecta a la brujena: que el apogeo
del pensamiento de la ciencia y de las artes españo-
las coincide precisamente con el de mayor poder in-
quisitorial y que por su celo y eficacia. España pudo
mantenerse alejada de las cruentas guerras religiosas
internas que asolaron a las otras naciones de la cris-
tiandad europea durante el Renacimiento, lo que le
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

permitió surgir en el escenario del mundo como una


gran potencia internacional.
"La imaginación popular ha exagerado, hasta falsear-
la, la imagen de Inquisidor ordinario, presentándolo
siempre como un monstruo de maldad, sin excepcio-
nes. Hubo muchos inquisidores que abusaron de su
poder, cometieron iniquidades e incluso se vieron en-
vueltos en crímenes horrendos.
"Pero los historiadores imparciales están hoy de acuer-
do en que, por lo general, los inquisidores fueron en su
mayoría, hombres prudentes, capacitados, de buena
reputación, conciencia sana y amantes de la fe católi-
ca: como lo exigían los reglamentos y que creían estar
cumpliendo una misión sagrada. Si los inquisidores
fueron crueles, lo más probable es que ello se debiera
más a un sentido del cumplimiento del deber que al
desenfreno o la perversidad (i!?).
"El Tribunal de la Inquisición de Cartagena fue esta-
blecido en 1610: pero más que contra grandes herejías
dogmáticas, el Santo Oficio cartagenero tuvo que lu-
char contra la brujería, la bigamia y la solicitación. En
ningún momento extendió su acción hasta la pobla-
ción indígena. Los tormentos utilizados en esta ciudad
fueron el llamado del cordel y el del jarro de agua. Du-
rante toda su historia, la Inquisición de Cartagena no
condenó a la pena capital en la hoguera sino a cinco
herejes. Con el advenimiento de las nuevas ideas de
la Ilustración, la Inquisición fue decayendo hasta con-
vertirse en un organismo simplemente burocrático.
"Odiada sin embargo por las gentes, la Inquisición car-
tagenera fue suprimida a raíz de la revolución del 11
de noviembre de 1811 y esta casa saqueada por las
turbas. Había durado 201 años".

Sin embargo, hace ya tiempo que la Iglesia adoptó otra


actitud, esta vez ejemplar: gracias a Su Santidad Juan
Pablo 11, aquélla puso fin a ese ominoso pasado histó-
rico al incorporar a la Bula denominada Incarnationis
Mysterium14, de Convocatoria al Jubileo del Año Santo
del 2000, lo que denomino purificación de la memoria.
* "...Se ha de reconocer que en la historia [de la Igle-
sia] hay tambifln no pocos acontecimientos que son
un antitestimonio en relación con el cristianismo. Por
el vínculo que une a unos y otros en el Cuerpo místi-
co, y aún sin tener responsabilidad personal ni eludir
el juicio de Dios, el único que conoce los corazones,
somos portadores del peso de los errores y de las cul-
pas de quienes nos han precedido. Además, también
nosotros, hijos de la Iglesia, hemos pecado. ...Como
Sucesor de Pedro, pido que en este año de misericor-
dia la Iglesia, persuadida de la santidad que recibe de
su Señor, se postre ante Dios e implore perdón por los
pecados pasados y presentes de sus hijos. Todos han
pecado y nadie puede considerarse justo ante Dios. ....
Los cristianos están llamados a hacerse cargo, ante
Dios y ante los hombres que han ofendido con su
comportamiento, de las faltas cometidas por ellos. ..."
Incamationismyste~um,punto 11.
Juan Pablo 11 afiade: "Como sucesor de Pedro pido que
en este año de misericordia la Iglesia, fuerte por la
santidad que recibe de su Señor, se ponga de rodillas
ante Dios e implore el perdón por los pecados pasados
y presentes de sus hijos".
Consiste ella en el reconocimiento expreso de las cul-
pas del pasado: la tolerancia con el mal trato dado a
los indios en la Conquista, a los esclavos durante todo

l4Disponible en intemet en http://www.vatican.va/jubilee-2000/


docs/documenbhf_jp-iidoc- 30111998-bolla-jubilee-sp.htm1
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

el tiempo que duró el vil comercio, a las víctimas de la


Inquisición, a las del nazismo, etcétera.
* Entre las mas incomprensibles y reprochables intole-
rancias que la Inquisición mostró durante siglos, figuran
los perversos juicios a Galileo Galilei y a Giordano Bruno.
Sus fundamentos también alcanzaron a Juana de Arco.

Como puede apreciarse, se trata de un fenomenal acto


de valentía y de humildad plasmado en la aceptación
de los errores realizados por cuantos han llevado y lle-
van el nombre de cristianos y en la sincera petición de
perdón por los pecados cometidos en el pasado.
Veamos ahora qué ocurrió en la legislaci-ónespañola a
consecuencia de todos estos hechos históricos.

1.2. LA LEGISLACI~NINQUISITORIAL ESFAÑOLA

Particular atenci6n debe prestar el lector a lo norrna-


do en las distintas leyes españolas que en rápida vi-
sión deseo mostrar.
Para comenzar, la Ley de Partidas -anterior a la Inqui-
sición española- se concretó a señalar la importancia
que para el juez tenía el conocer la verdad de lo que
estaba a punto de sentenciar.
* Creo que la primera mención legislativa referida a la
necesidad de hallar la verdad, estando ya entroniza-
da en la Europa continental la Inquisición medieval,
se encuentra en la Ley XI del Fuero Real de España:
"Verdad es cosa que los juzgadores deben captar en los
pleitos por sobre todas las otras cosas del mundo. Por
ende, cuando las partes contienden sobre algún pleito
de juicio, los juzgadores deben ser acuciosos en tra-
tar de saber la verdad por cuantas maneras pudieren.
Primero, por el conocimiento que de ella tengan el de-
mandador y el demandado y luego por preguntas que
los jueces hagan a Tas partes en razón de lo que ellas
contienden. Y por juramentos (regulados con prolijo
esmero).Y si con esto no se logra la verdad deben reci-
bir 'los testigos que le presenten las partes ..."
* "La Ley de Partidas es generalmente considerada
como el código legal mas importante de la Edad Me-
dia y la mayor recopilación legislativa desde la época
romana. El rey Alfonso encargó a un grupo de juristas
en 1251 el realizar la reforma legislativa prevista por
su padre, Fernando 111.
El trabajo pretendió sustituir, en última instancia,
el Judicum Forurn uisigodo (el Fuero Juzgo, en Asturias y
León),así como el variado, contradictorio y confuso la-
berinto legislativo de los Fueros locales y costumbres
no escritas (en Castilla).
"'Basado en la ley consuetudinaria, e1 derecho romano
y justinianeo, el Fuero Real de Alfonso, y las ideas de
Aristóteles, Séneca y San Isidoro, esta síntesis legislativa
unificadora y universalizante (enriquecida con comen-
tarios doctrinales y exposición de principios filosóficos)
estaba destinada a guiar los juristas y los futuros mo-
narcas y promover la armonía social, proporcionando a
los sujetos las normas y disposiciones legales para regu-
lar la actividad humana en todas las formas de relación
social" Texto tomado de http://facuilty.washington.edu/
petersen/alfonsoAawtrans.htm).
Pero en modo alguno se apartó del paradigma de en-
juiciamiento de la epoca: dos discutiendo ante un ter-
cero imparcial.. . que duró largos siglos.
* En rigor, se respetó allí el ideal de juzgador que luego
fue consagrado en la Ley 111 del Fuero Real de Espafia:
EL SISTEMA INQUISITOHO O INQUISITIVO 67

"...los jueces deben ser leales. Y de buena fama. Y sin


mala codicia. Y con sabiduría, para juzgar derecha-
mente los pleitos por su saber o por uso de largo tiem-
po. Y mansos, Y de buena palabra para todos quienes
vinieren a juicio ante ellos. Y, sobre todo, que teman a
Dios y a quien los pone. Que si a Dios temieren han de
guardarse de pecado, tendrán piedad y harán justicia.
Y si al Señor que los puso hubieren miedo, recelarsn de
hacer cosas malas cuando tienen que juzgar derecho..."
¡Cuán necesario resulta hoy volver al lejano pasado
histórico en muchos países de nuestro continente!

Dije antes que todo esto servía sólo para el campo de


los procedimientos seguidos a consecuencia de la co-
misión de delitos. Pero con el correr del tiempo tam-
bién se extendió a los pleitos de orden civil, no penal.
En efecto: el tema es que el método inquisitivo -y su
correlativo: la prueba oficiosa- aparece por fin nítida-
mente en el artículo 65 de la Instrucción del Marques
de Gerona, dictada en el mes de mayo de 1854 para
corregir los procedimientos legislados respecto de los
asuntos civiles.
* El Magistrado Don José de Castro y Orozco, Marques
de Gerona, fue Ministro de Justicia en el año de 1853y
desde tal sitial puso en vigencia la regulacibn proce-
sal conocida con el nombre de Instrucció~1del Marqués
de Gerona, que modificaba el proceso ordinario enton-
ces en vigor. Y ello a base de tres ideas cardinales que
inspiraron toda la reforma: celeridad, simplificación y
economía.
Sus características principales son el incremento de
los poderes del juez, la poda de los incidentes y el
acortamiento de los t4nninos. En su propio texto se
denunciaban duramente los abusos de la práctica y a
sus causantes.
La normativa fracasó: el 18 de mayo de 1854, a los
once meses de su promulgación, un Decreto suprimía
la vigencia de la famosa Instrucción.
* El art. 16 de sus Instrucciones decía: "Los tribunales
y jueces podrán decretar para mejor proveer -de allí
viene eI sintagma- con citación de las partes, la prác-
tica de cuantas diligencias estimen convenientes".

Poco tiempo después se promulgó la Ley de Enjuicia-


miento Civil de 1855.
* Las que se opusieron a la Ley de 1838 y los que con-
siguieron la derogacidn de la Instrucción de 1853, fue-
ron los que se encargaron de la redacción de la prime-
ra ley procesal civil, la Ley de Enjuiciamiento Civil de
5 de octubre de 1855.
Para entender como ésta produjo la petrificación del
viejo sistema del proceso ordinario, basta atender a
las bases de la misma.
En el mismo año de 1855 las Cortes aprobaron una Ley
de Bases denominada "para la reforma de los proce-
dimientos en los juicios civiles", por medio de la que
se pretendía "ordenar y compilar las leyes y reglas del
enjuiciamiento civil", con el fin de "restablecer en toda
su pureza las reglas cardinales de los juicios consigna-
das en nuestras antiguas leyes". No se trataba, pues,
de innovar, sino de consolidar lo existente.
En la Exposición de Motivos de la Ley de Bases que-
da claro que la revisión que se debía hacer no pre-
tendía "la destrucción de los fundamentos venerables
sobre los que descansa la obra secular de nuestras
instituciones procesales. Su objeto, por el contrario,
debe ser dar nueva fuerza a los principios cardinales
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO 69

de las antiguas leyes, principios basados en la ciencia,


incrustados por más de veinte generaciones en nues-
tras costumbres, aprendidos como tradición hasta por
las personas ignorantes del derecho, y con los cuales
pueden desenvolverse con sobrada anchura todos los
progresos, todas las reformas convenientes".
Desde estos planteamientos el sistema de principios
de la ley respondió al viejo juicio ordinario, que se
asumió íntegramente, de modo que la ley se articuló
sobre ese juicio. La comprensión de este fenómeno ju-
rídico es esencial para entender la evolución procesal
civil de Iberoamérica.
Esta Ley de 1855 ha sido, como demostró Alcalá-Za-
mora, <(elcódigo procesal más prolífico del universo>,
y por poner un ejemplo de su influencia bastara recor-
dar que Alsina demostró que, de los 810 artículos del
C6digo argentino de 1880,392 tienen su fuente directa
en aquella ley. Se trata, por tanto, de una ley (un có-
digo) que deteminó todo e1 desamllo posterior de lo
que ha sido el proceso civil de muchos países.
1.Principios del proceso
El proceso civil se concibe como un medio de solucio-
nar contiendas privadas, en las que el juez cumple
una función de pacífico mediador, siendo las partes
las que asumían todas las facultades. Esto supuso la
plasmación del principio dispositivo (lo que es obvio
en la actuación del Derecho privado) y el de aporta-
ción de parte (entendido éste en su más amplio sen-
tido, incluyendo todo lo relativo a la prueba, que era
"cosa de las partes"),pero sobre todo que en lo que se
refiere a las facultades procesales de dirección:
a) El juez no tenía control de oficio de los presupuestos pro-
cesales. El principio general era el de que "nada debe
hacerse oficioso en los negocios civiles, sino que debe
dejarse todo al interes de la parte y a su excitación"
(10 que supuso que no había verdaderos presupuestos
procesales, siendo todos impedimentos).
b) El impulso procesa1 se confió a las partes. El proceso
tenía que avanzar a instancia de parte, pues éstas de-
bían solicitar al juez que declarase terminada una fase
procesal y abriese la siguiente. De este modo todos los
plazos quedaban a la discrecionalidad de las partes,
pues no se entendía precluido un trámite mientras
una parte no lo pidiera al juez expresamente.
Naturalmente la ley no pudo mantener el sistema de
valoración Iegal en todos los medios de prueba, pues
ello iba contra la lógica de los tiempos, pero se inven-
tó la sana crítica que, en aquel momento, no era una
manera de decir que la valoraciOn de la prueba debía
motivarse en la sentencia, sino un modo de pretender
limitar el arbitrio judicial.
2.Principios del procedimiento
La ley proclamó la escritura como principio básico y la
mantuvo con todas sus consecuencias de mediación y
dispersión de los actos procesales.
El brocardico quod non est in actis non ese in mundo refle-
jaba exactamente la concepción de que el juez, para
dictar sentencia, sólo podía tomar como base aque-
llo que se encontraba documentado. Pero con mucho
más significativos otros dos aspectos.
a) Secreto: La ley mantenía parcelas importantes de se-
creto en las actuaciones puesto que, si bien las vistas
de los pleitos serán públicas, en la práctica de la pme-
ba no se admitía: 1)ni la publicidad general, o para el
público, 2) ni la presencia de la parte contraria en las
pruebas de confesión o testifical, con lo que se limita-
ba el principio de contradicción.
b) Juicio de menor cuantía: La concepción general de la
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

ley llevó a desvirtuar este juicio tal y como lo regu-


ló la ley de 1838; sus principios inspiradores en ésta
(oralidad, concentración, inmediación, impulso de
oficio, plazos improrrogables) quedan abandonados,
estimándose que debía aplicarse lo dispuesto para el
juicio ordinario, haciendo algunas variaciones mera-
mente procedimentales de simplificación de trámites
y de reducción de plazos.
El principal autor de esta LEC de 1855, Pedro Gómez
de la Serna, dejó claro que la comisión redactora "tuvo
por punto de partida lo tradicional, lo español, lo con-
signado en nuestro foro", de modo que la ley se centra
en el juicio ordinario, el cual era al mismo tiempo la
fórmula general de los juicios que carecieran de tra-
mitación especial y el tipo supletorio de los especiales.
Sobre este juicio "poco tuvo la comisión que discutir...
sólo era necesario purificarlo de las prácticas viciosas
que habían afectado la mejor obra sin duda de nues-
tras instituciones procesales".
3. La exclusión de ipifluencias externas
"Como hemos ido viendo, la codificación procesal ci-
vil supuso la consolidación dc lo dispucsto cn las vic-
jas leyes, principalmente Las Partidas, y SU concepción
del viejo solernnis ordo iudiciarius. Destaquemos ahora
que lo contrario estaba sucediendo en los demás pai-
ses de Europa.
"Durante siglos, el ordo iudiciarius se consideró mani-
festación de la racionalidad que iba creándose por la
intervención de los jueces y abogados, de modo que
las reglas del mismo no eran susceptibles de ser im-
puestas desde fuera, por la autoridad de un legislador
estatal. El legislador podía incidir en la regulacion del
proceso ordinario por medio de reformas parciales,
tendentes a evitar comptelas o prácticas viciosas,
pero no podía alterarla completamente.
"Como ha explicado Picardi, el ordo iudiciarius no sólo
garantizaba el derecho de defensa en los juicios, sino
también la resistencia frente a las autoridades externas.
El proceso se concebía como algo originario que respon-
día a las reglas de un arte, de las que nadie podía pres-
cindir. La intervención del rey, o de cualquier legislador
externo hubiera representado una peniersio ordinis, una
acción odiosa, inadmisible,tanto como la alteración de
la moneda o la Imposición de reglas al médico.
"La situación empieza a cambiar cuando se dicta en
1667 el llamada Code Louis, que realmente fue la Or-
donnance ciuile touchant la reformation de la Justicie, en la
que por primera vez de modo directo el rey Luis XIV
afirmó el monopolio real sobre la legislación en ma-
teria procesal civil. Ese monopolio no supuso, de mo-
mento, la ruptura totaI frente a lo anterior, pero si la
introducción de reformas de mucho calado.
"Pueden ponerse muchos ejemplos, pero bastará con
algunos significativos: 1)Frente a la existencia de cua-
tro o cinco escritos de alegaciones por cada parte en
el inicio del proceso, se suprimieron la mayor parte
de ellos, dejándolos reducidos a dos. 2) Se suprimió la
vieja práctica de la litiscontestatio que se manifestaba
en la existencia de un acto formal, que a veces era
incluso una sentencia llamada interlocutoria. 3) Todo
lo relativo a las preclusiones, a las que era contrario el
viejo sistema, recibi6 nueva regulación, admitiéndose
la necesidad de la preclusión misma, como único me-
dio para que el proceso pudiera avanzar, aunque no se
llegó a un sistema rígido. 4) La importancia tradicio-
nal de la prueba testifical cedió a favor de la prueba
documental, limitando el valor de aquélla e incluso
prohibiéndola en algunos supuestos (los relativos a
negocios juridicos de cuantia económica importante).
"A pesar de todo lo anterior lo más significativo fue la
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

admisión de procesos plenarios rápidos frente al pro-


ceso ordinario, con lo que éste dejaba de ser el único e,
incluso, el esencial. Además, el juez quedaba someti-
do de modo claro a la ley, precisamente a aquélla que
dictaba el rey
"La Ordenanza puso en marcha una nueva manera de
entender el proceso, que va a concluir con el Code de
procédure civile de 1806 de Napoleón, el cual servirá de
base a la mayor parte de los códigos que se promulgan
en Europa en el siglo XIX. El caso más claro es el de los
códigos italianos, incluido el nacional de 1865. Esto no
ocurre en España, en la que la LEC de 1855 mantuvo
la tradicion del viejo proceso ordinario basado en el
Derecho común".
(Tomado de "La nueva Ley de Enjuiciamiento Civil españo-
la y IIA oralidad", de Juan Montero Aroca (Valencia,Espa-
ña, 2000), publicado en http://www. derecho-azul.org.
ar/congresoprocesal montera. htm).

Tuvo ella enorme trascendencia para nuestros paises,


ya que fue ley vigente en casi todo el continente que,
siguiendo los lineamientos de las Instrucciones repro-
dujo la idea ampliándola hasta límites insospechados,
ya que detalló en su artículo 4815la actividad que se le
encomendaba al juez a título de facultad, no de deber.
*Ya se verá más adelante que la legislacian argentina
fue mas lejos: convirtió en deber lo que originariamen-
te erafacultad.
l5 "Los jueces y tribunales podrán,para mejor proveer: 1)decretar
que se traiga a la vista cualquier documento que crean conveniente
para esclarecer el derecho de los litigantes; 2) exigir confesión judi-
cial a cualquiera de los litigantes, sobre hechos que estimen de in-
fluencia en la cuestión y no resulten probados; 3) decretar la prácti-
ca de cualquier reconocimiento o avalúo que reputen necesarios;4)
traer a la vista cualesquiera autos que tengan relación con el pleito".
Es inútil: en materia de autoritarismo los argentinos
somos desde siempre más papistas que el Papa ...
No en vano una periodista italiana afirmó públicamente
hace años que todos llevábamos adentro un enanofmcis-
t ~Y .hubo alguien que se quejó amargamente porque se
nos subestimóen grado extremo al mencionar a un enano
cuando,en realidad,se mtade un verdadero gigante...
Sin embargo, parece que no tuvo pacífica e inmediata
aplicación, a tenor de la opinión de Caravantesi6,que
tanta influencia tuvo en la jurispmdencia española de
ese siglo. Esta tesitura se repitió en el artículo 340 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881.
* A su texto originario se le agregó jen 1984!la posibili-
dad de "examinar testigos sobre hechos de influencia
en el pleito, siempre que su nombre constase en au-
tos, aunque fuera por alusiones de las partes u otros
intervinientes".
Advierta otra vez el lector cómo el autoritarismo in-
quisitorial no es cosa tan lejana: hace menos de veinte
años que la ley -copiando lo más granado de la In-
quisición española- autorizó al juez de la península
ibérica a citar como testigos a personas diferentes de
las mencionadas por las partes, tomando así parti-
cular actualidad la remanida y perversa pregunta de
público y notorio que todavía los abogados litigantes
incluyen al final de sus pliegos de interrogatorios para

l6 Dice en su "Patado...", ed. Madrid, 1856,T. 11, pág. 455, W 733: "Sin
embargo,la ley ha dejado a las partes en libertad de producir en juicio
los medios de prueba que juzguen más convenientes entre los deter-
minados por la ley; de suerte que el juez no puede obligarles a prdu-
cir otras ni tampoco guiarse en sus providencias por más pruebas que
las presentadas por las partes del juicio: smndurn allegata et probata
judex judicare deba aun cuando emjudicialmente le conste la verdad
de un hecho que aparece en los autos como falso o al contrario..,"
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

testigos a fin de dar pie a los ímpetus inquisitoriales


de algún juez de turno.. .

Afortunadamente, aunque tarde en orden a los postu-


lados y garantías constitucionales vigentes en España,
ha prevalecido la cordura: el artículo 435 de la ley No
1del año 2000, actual Ley de Enjuiciamiento Civil17,ha
cambiado el régimen de prueba oficiosa sosteniendo
la doctrina que se erradicó por completo la posibilidad
de practicar medidas para mejor proveer o resolver o,
como las denomina la ley española, diligencias finales
de prueba.
Pero si se lee con atención, la nueva n o m a practica
puro gatopardisino.
* La palabra se utiliza con el significado de que se si-
mula un cambio para que, en el fondo, nada cambie.
Se forma sustantivando la actividad que se cumple en
la trama de la novela histórica II gatopardo de Giuseppe
Tomasi de Lampedusa.

Veamos. Dice la norma:


"Artículo 435. Diligenciasfinales. Procedencia.
"1) S610 a instancia de parte podr5 el b-ibunal acordar,me-
diante auto, como diligencias finales, la práctica de ac-
tuaciones de pmeba, conforme a las siguientes reglas1?
"1)no se practicarán como diligencias finales las prue-
bas que hubieran podido proponerse en tiempo y for-
ma por las partes, incluidas las que hubieran podido

l7 Disponible en internet en http://civil.udg.es/ normacivil/estatal/


LEC/default.htm
l8 Más allá de la horrorosa redacción de la n o m a , que hiere a la

lengua castellana, puede colegirse que lo que se prohíbe es la prue-


ba originalmente introducida por el propio juez.
proponerse tras la manifestación del tribunal a que se
refiere el apartado 1 del artículo 429;
"2)cuando, por causas ajenas a la parte que la hubie-
se propuesto, no se hubiese practicado alguna de las
prueba admitidas;
"3) también se admitirán y practicarán las pruebas
pertinentes y útiles, que se refieran a hechos nuevos o
de nueva noticia, previstos en el art. 286.
"11) Excepcionalmente, el tribunal podrá acordar, de
oficio o a instancia de parte, que se practiquen de nue-
vo pruebas sobre hechos relevantes, oportunamente
alegados, si los actos de prueba anteriores no hubie-
ran resultado conducentes a causa de circunstancias
ya desaparecidas e independientes de la voluntad y
diligencia de las partes, siempre que existan motivos
fundados para creer que las nuevas actuaciones per-
mitirán adquirir certeza sobre aquellos hechos.
"En este caso, en el auto en que se acuerde la prácti-
ca de las diligencias habrán de expresarse detallada-
mente aquellas circunstancias y motivos".
A su turno, el artículo 429 dice textualmente en su
parte pertinente:
"... Si no hubiese acuerdo de las partes para finalizar
el litigio ni existiera conformidad sobre los hechos, la
audiencia proseguirá para la proposici0n de la prueba.
"Cuando el tribunal considere que las pruebas pro-
puestas por las partes pudieran resultar insuficientes
para el esclarecimiento de los hechos controvertidos
lo pondrá de manifiesto a las partes indicando el he-
cho o hechos que, a su juicio, podrian verse afecta-
dos por la insuficiencia probatonalg.Al efectuar esta

l9 En buen romance -por cierta que no utilizado en la redacciiin de


la norma- esto se denomina prejuzgamiento, jcon letras mayúsculas,
luces titilantes y fuegos ahficialec!
EL SISTEMA INQUISITOHO O INQUISITIVO

manifestación, el tribunal, ciñéndose a los elementos


probatorios cuya existencia resulte de los autos, podrá
señalar también la prueba o pruebas cuya práctica
considere convenientes...".
* 2Advierte aquí el lector el gatopardismo señalado
antes en el texto?
* De la lectura lineal de la norma antes transcrita, se
desprendería la erradicación de la prueba oficiosa en
cuanto a suplir la inactividad confirmatoria de los pro-
pios interesados. Pero ya se vera que no es así cuando
se lea más adelante el texto del artículo 429 ...

Como se ve, España sigue legislando a contrapelo de


las garantias constitucionales, entendiendo que la mi-
sión de hacer justicia a todo trance -que se le enco-
mienda al juez- puede arrasar con la imprescindible
imparcialidad del juzgador para que exista de verdad
un debido proceso.
El tema, desde la óptica de la verdad, será tratado nue-
vamente en el tomo 8 de esta Colecciíin.

1.3. LAS PRIMERAS LEYES


INQUISITORIALES ARGENTINAS

En la Argentina ha pasado y pasa cosa similar a la


acaecida en España, pues no en vano de allí hemos
heredado nuestra legislación.
Veamos: congruente con lo que ocuma en la Madre Pa-
tria, en el año de 1863 se dicto la Ley No50 (de procedi-
miento federal) que en su artículo 102 mejoro notable-
mente el autoritarismo de su antecedente inmediato.
* Dice el art. 122 supra citado: "Si las partes no pidie-
ren las diligencias de prueba, el juez podrá ordenar de
oficio: 1)que los litigantes, o uno de ellos, juren posi-
ciones; 2) que se practique reconocimiento de peritos,
inspección ocular y cotejo de documentos; 3) cual-
quier otra diligencia probatoria que sea conducente al
descubrimiento de la verdad.
* Respecto del antecedente mencionado y si bien se
lee, parece claro que en la ley española el juez podía
ordenar la prueba opecida y no producida. La ley argen-
tina, en cambio, permite ordenar prueba no ofiecida ...

El Código Procesal de la Provincia de Santa Fe que co-


menzó a regir el l de enero de 1988 -y duró hasta el
año de 1940- repitió la escena en su artículo 35420.
Por ahora es suficiente el recuerdo histórico acerca de
legislación del siglo XIX, porque cosa similar ocurrió
en todas las provincias (al igual que en toda Ameri-
ca). A este efecto he recordado dos leyes importantes
separadas por más de veinte años en el tiempo y con
vigencia en lugares diferentes.
Ya volveré luego a citar leyes inquisitoriales cuando
pase revista a algunas del presente. Pero quiero seña-
lar algo de importancia: a raíz de todo ello, el juris-

20 "LOS jueces podrán para mejor proveer: 1)decretar que se traiga


a la vista cualquier documento que crean necesario para esclarecer
el derecho de los litigantes (io cual no es exactamente lo mismo
que esclarecer la verdad de los hechos...);2) exigir confesión judi-
cial a las partes sobre hechos que estimen de influencia en la cues-
tión; 3) ordenar inspecciones oculares, reconocimientos, avalúos u
otras diligencias periciales que reputen necesarias; 4) ordenar que
se practique cualquiera otra diligencia que estimen conducentes y
que no sea prohibida por derecho".
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

ta hispano ha mamado durante cerca de icetecientos


años! la influencia de una filosofía inquisitorial con-
tenida en cadena de leyes que ha sido defendida en-
rendidamente desde la doctrina y la jurisprudencia
de todo ese tiempo.
Y así, no sólo se acostumbró a ella sino que, además,
creyó por influencia ajena que si eso no era lo óptimo,
al menos era muy bueno para los sistemas de justicia.
* Nótese que en todos los casos sc privilegia la meta por
sobre el método o, en otras palabras, se legisla acorde
con el descarado consejo de Maquiavelo acerca de que
el fin justifica los medios.
Pero siempre es la misma falacia en homenaje a valo-
res superiores, cual la verdad y la justicia.
En otro orden de cosas, por ejemplo, se emplea el mis-
mo sistema: para erradicar la recusación incausada de
una ley en particular -pues ello molesta a muchos juz-
gadores, que no a todos- el legislador autoritario de los
últimos tiempos afirma que dicha institución posibili-
ta la chicana procedimental y que debe ser destewada.
Pero todos quienes así opinan se abstienen de recor-
dar que la xecusacion es un medio legítimo para ata-
car la incompetencia subjetiva del juez y lograr a la
postre la imparcialidad de otro juez cuando la causal
esgrimible no puede decirse.Y así, en vez de sancionar
al mal litigante, se ewadica la recusación para que na-
die -ni buenos, ni malos- pueda ejercitarla.

Y aunque esto no justifica la doctrina, permite al me-


nos comprender el por que de tanta insistencia con
ella y su plácida y despreocupada aceptación hasta el
día de hoy.
Después de tanto antecedente, que descarto no ha
sido inútil, ya es hora de encarar el tema principal en
estudio.

2. LA DESCRIPCIÓM DEL SISTEMA INQUISITIVO

Aunque las ideas que siguen ya las he adelantado en


el tomo 1 de esta Colección, corresponde ahora que
insista en ellas.
Y sí, recuerdo que es un método de enjuiciamiento
unilateral mediante el cual la propia autoridad -ac-
tuando cual lo haría un pretendiente- se coloca en el
papel de investigador, de ~cusadory de juzgador.
De tal modo, y conforme a lo que ya se ha visto al re-
cordar como se amplió paulatinamente e1 método con
el correr de los siglos, puede decirse que sus caracte-
rísticas son:
el mismo juez comienza, oficiosamente o por denun-
cia, las actuaciones del caso y se preocupa por hacer
adelantar el juicio mediante el puntual ejercicio del
impulso procesal;
el mismo juez se encarga de buscar las pruebas que
le puedan resultar aceptables para lograr el convenci-
miento de la rectitud de su acusación y, así, poder dor-
mir en paz sin sufrir el peso de un cargo de conciencia
por eventuales injusticias cometidas (cuando hay parte
interesada también en la produccion de alguna prueba,
la actividad se cumple igual mediante el ejercicio de las
denominadas medidas para mejor proveer);
EL SISTEMA INQUISITOaiO O [NQUISlTiVO

el mismo juez -que primero investigo, luego imputó


y después probó la imputación- es quien ahora juzga;
ya no interesa que el juicio sea escrito u oral, secreto
o publico. En rigor, el sistema pasa por el papel pre-
ponderante que el juez ejerce durante todo el proceso,
para poder cumplir el compromiso que -se le ha ense-
ñado- tiene con la Verdad y la Justicia2~.
Hasta aquí, lo que surge evidente de la simple visión
del método descrito.
Pero como éste se presenta perverso y claramente dis-
valioso para cualquier estudioso que encare el tema,
ha sido menester disfrazarlo con palabras que tapen
u oscurezcan el horror.
Y eso se ha hecho en las leyes que regularon la ma-
teria durante los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX y en
toda la doctrina que la gloso.

3. APLICACI~N
DEL M ~ T O D OINQUISITIVO EN LAS
LEGISLACIONES DE LOS SIGLOS XVIII, XIX Y XX

Cuadra ahora que me ocupe de alguna historia más


reciente, para mostrar la utilización de este sistema
como método de enjuiciamiento -tanto civil como pe-
nal- por parte de los grandes totalitarismos que ha
sufrido la humanidad en los últimos siglos y que lo
kan empleado como claro medio de control social, no
como basti8n de libertad cual lo postulo en esta obra.

21En el tomo 8 de esta Colección me ocuparé con detenimiento


sobre estos temas, demostrando su falacia.
Dictado por José 1122 en Viena, es considerado como el
primer código procesal modemo y como extraordina-
rio monumentoal absolutismo y despotismo ilustrado
del siglo XVIII.
*"El Reglamento josefino, justamente pasado a la histo-
ria como el primer código procesal moderno, preveía un
proceso ordinario .escrito y secreto., con una interposi-
ción de la demanda subordinada a la autorización del
juez, con solo dos actos a disposición de cada una de las
partes (demanda,contestación, réplica y dúplica),con el
sistema de prueba legal, ala preeminencia absoluta de
los poderes del juez en la dirección del procedimiento»,
la imposibilidad de modificar las demandas y las excep-
ciones en el curso de la primera instancia, las senten-
cias motivadas sólo si impugnadas y la prohibición de lo
nuevo en la apelación. Luego, se trataba, como era pre-
visible, de un proceso con escasisimas libertades para
las partes y, con el .juez señor del juicio., un proceso
netamente antiliberal y autoritario". (Fragmento toma-
do de En el centenario del reglamento de Hein -E1 proceso civil
entre libertad y autoridad- de Franco Cipriani, Ban, Italia,
1995", publicado en http://www.derecho-azul.org.ar/
congresoprocesal/ cipriarii.hhn).

Esta fue la normativa que -reivindicando el método


propio del siglo XV- instalo en la época un proceso
escrito y secreto, subordinando toda demanda a la
expresa autorización del juez y dándole a él la fun-
ción probatoria y la absoluta disposición del impulso
procesal. Siendo así el juez un verdadero señor y amo

22Vena, 1741,tViena, 1790. Fue Emperador Germánico y Corre-


gente de los Estados de los Habsburgos.
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

del juicio, el método se presenta a nuestros ojos como


ejemplarmente autoritario y castrador de libertades.
Habiéndose quedado corto en su texto inicial, el Re-
glamento sufrió importante modificación mediante
Edicto de febrero de 1786, gracias al cual el Empera-
dor se quedo con el control de los jueces y, por ende,
de todos los procesos, mediante la imposición de un
sistema de inspecciones a los tribunales del país que
ponían en conocimiento del Emperador todo lo que
acontecía en cada lugar.
A tal punto habrán funcionado con eficacia esas ins-
pecciones que toda la doctrina que glosa el problema
está conteste en el enorme temor que sufrían los jue-
ces que las recibían.
Así, un nuevo método vino a suplantar al que regia en
todas las sociedades desde hacía siglos: dos discutien-
do con razonable igualdad ante un tercero imparcial.

Finalizando el siglo XIX, Franz Klein era guardas ello^^^


de Francisco José 125 y, en tal carácter, impuso desde
la misma Viena del Reglamento Josefino la Ordenanza
que comienzo a comentar.

Ver en el Aphdice de esta obra el trabajo completo de Franco


Cipriani titulado En el centenario del reglamento de Klein - El proceso civil
entre libertad y autoridad.
24 Hoy, Ministro de Justicia.
25 *Schonbrunn,1830, tMena, 1916, fue Emperador de Austria
(1848-1916) y Rey de Hungría (1867-1916).
Había transcurrido ya más de un siglo de vigencia
del Reglamento y para el Emperador -con el afirma-
do objeto de lograr una férrea unidad nacional- se
hizo imperioso enfrentar a las minorías del país y a
las fuerzas liberales que socavaban la autoridad im-
penal. Para eso decidió endurecer aun más el control
sobre las masas, primero con el ejército y, luego, con
los jueces.
Franco Cipriani, prestigioso autor italiano reciente-
mente fallecido, sostiene que las ideas de Klein en ese
entonces giraban en tomo a los males que se adjudi-
caban al proceso de la época: se decía que era un ab-
surdo mal que conllevaba enorme pérdida de tiempo,
inútil dispendio de dinero, infructuosa indisponibili-
dad de los bienes litigiosos y fomento de iras y pasio-
nes encontradas entre los propios litigantes.
Para paliar ello, había que lograr un proceso con muy
rápida, simple y poco costosa definición, tramitado en
lo posible oralmente en Única audiencia. Aunque, por
supuesto, jamás se logró la eficacia anhelada.
A este efecto, era menester quitar a los interesados
-las partes- la responsabilidad de que el método fun-
cionara y, así, el propio Estado comenzó a ser el único
o principal encargado del impulso procesal.
A raíz de ello, el juez dejó de limitarse a juzgar el li-
tigio y comenzó a administrar y dirigir el p.roceso como
capitán del barco o director del debate, en su calidad
de representante profesional del bien común.
* De tal fonna, se dice falazmente que dejó de ser espec-
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 85

tados sin reparar quien esto todavía afinna que los es-
pectadores miran el espectáculo y no participan de él.
Por ello, tampoco advierten que ese espectador era,
precisamente, quien juzgaba el litigio... iDe donde re-
sulta que no era tan espectador!
Por lo demás, el juez, espectador o no, es la persona que
más respeto y temor genera a partes y abogados intervi-
nientes en un proceso. Desde siempre. Y hasta hoy

En rigor de verdad, no se trataba entonces de erigir al


juez e n el director del proceso con los pocos poderes
necesarios al efecto,
* El verdadero poder de los jueces no está en la direc-
ción del proceso. (es más: podrían no dirigirlo y, en su
lugar, hacerlo otro funcionario).
El poder real, verdadero -y esto es lo que importa-
está en la sentencia y, por ello, en la elección de los
hechos a juzgar y en la posterior elección de la norma
que se aplicará a esos hechos par a solucioriar el litigio
y, luego de la subsunción de ésta en aquélla, decidir la
suerte futura de los litigantes.
sino de autorizarlo desde la propia ley para que hi-
ciera todo aquello que considerara menester26en la
oportunidad en que así lo decidiese.
* Tal como ocurre hoy en muchos tribunales de la Ar-
gentina, donde los jueces han asumido un papel pro-
tagónico que les hace tomar injerencia en los asuntos
más variados
Más adelante me ocuparé del tema con la denomina-
ción de decisionismo judicial.

26 Quienes glosan el rema sostienen que en un método así no pue-


de moverse una sola foja sin el previo permiso del juez ...
De tal forma, por una simple ley que cambió autori-
tariarnente el mundo conocido -a voluntad de un so-
litario legislador- el proceso pasó de ser un método
pacífico de debate entre particulares a un instituto
de derecho público en el cual estaba involucrado algo
más importante que el interés de las partes: los más
altos valores sociales aun con desmedro de la libertad
individual en aras del beneficio del Estado.
* En rigor, Klein miraba al proceso como un fenómeno
social de masas y, por tanto, debía ser regulado como
un instituto de bienestar.
De tal forma parece claro que él no veia el proceso -al
igual que lo hacemos hoy- como un método pacífico
de debate dialéctico celebrado entre das antagonistas
en igualdad ante un juez imparcial sino como un sim-
ple procedimiento administrativo con el cual se tute-
lan los intereses individuales y sociales".

Con el método así concebido se esperaba generar un


nuevo proceso en el cual jueces, abogados y partes co-
laboraran solidaria y activamente en la búsqueda de
la verdad y en la formación de una decisión justa.
* La frase se repite despreocupadamente hasta el día
de hoy por autores que, a no dudar, están pletóricos de
buenas intenciones pero que desconocen la realidad
social del litigio, que es guerra. Sin armas. Pero guerra
al fin y jno alegre paseo por el parque de ambos con-
tendientes tomados de la mano...!
Por eso es que altera el sentido común llamar justa a
una guerra ...
Cuando un acreedor presenta al juez su demanda,
no lo hace en acto de alocada aventura sino medita-
damente, lleno de incertidumbres, temores, gastos y
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 87

expectativas, luego de haber hecho lo imposible para


lograr un acuerdo con el deudor.
De tal modo, sólo porque no tiene otro camino para
recorrer, elige la última alternativa que le ofrece la ci-
vilidad: el proceso.
¿Cómo pretender ahora que estos dos antagonistas -
que ya se odian por haber hablado y discutido hasta
el cansancio del tema que los aqueja- salgan a buscar
como buenos amigos, del brazo y solidariamente, la
verdad de lo acontecido y una decisión justa? Justa
para quién? 2Para el desesperado y cuasi exánime
acreedor o para el deudor impenitente?
Como era de esperar, tan abrupto e inesperado carn-
bio de las reglas de juego entonces imperantes, no fue
aceptado pacíficamente por los abogados que lo sufri-
rían en lo inmediato pues, a la postre, el controlado
juez podía neutralizar a los letrados sujetos a su pro-
pio control.
* Los abogados, denostados desde siempre y conside-
rados como los únicos responsables de todos los males
del proceso son, sin embargo, esenciales para lograr el
adecuado funcionamiento de un sistema fundado en
la ley y en el respeto a esa ley.

Ese alzamiento generó una larga vacatio legis -hasta el


1 de enero de 1898, fecha en la cual comenzó a regir
en el Imperio- que fue utilizada por Klein -al decir de
Cipriani- para "amansar a los abogados de Viena que
en 1897 amenazaron con una revolución con el fin de
impedir la implementación del nuevo procedimiento"
y "a finde preparar adecuadamente a los jueces para
que actuaran con mano dura".
Por cierto, todo teminó con la vigencia de la ley -hasta
hoy- y, así, se entronizó la figura del juez director (que,
en verdad encubría a un auténtico di~tador*~) que po-
día hacer lo que quería al tramitar un proceso en aras
de buscar la verdad real para lograr hacer justicia en
el caso concreto pero, en esencia, comprometido con
los fines políticos del régimen que representaba, a la
luz de cuyos principios actuaba e interpretaba los he-
chos y juzgaba las conductas.
Quiero creer que, como método de enjuiciamiento, ha-
brá resultado eficacísimo en el control buscado pues
pronto se convirtió en paradigma legislativo.
En breve se verá que la historia se repitió exactamente
en diversos lugares de Europa ....
Para comenzar, fue la ley que inspiro la redacción de

3.3. LA ORDENANZA
ALEMANA DE 1937

Si bien se mira su articulado, resulta copia del texto


austriaco en este tema y, a no dudar, no fue casual ni
inocente su elección. En ese año gobernaba Alemania
Adolfo Hitler28,que de republicano tenía poco, y que
repitió, en los hechos, similar persecuci6n racial a la
de los Reyes Católicos, pero superándolos largamente
¡pues ahora termino en genocidio de seis millones de
personas!

27 Quienes hablan de él no definen en que consiste el ser dictador


y en qué se diferencia éste de un verdadero director...
28 *Braunau,Alta Austria, 1889, tBerlín, 1945.
EL SISTEMAINQUISITORIO
O INWICITIVO 89

Esto no es secreto para nadie que haya leído un poco


de historia: el dominio político del nacionalsocialismo
termino con la idea de Estado de Derecho sin necesi-
dad de abolir todo el sistema jurídico imperante antes
de su arribo al poder.
* El nacimiento del nacionulsocirnlismo en su forma de-
finitiva tiene lugar en febrero de 1920. Lo fundó Hitler
con el nombre de N~tionalsoziaIisticheDeutsche Arbeiter-
Purtei. Es, pues, un partido de postguerra, a base de
ideales de revandla, exaltacihn nacionalista y propa-
ganda antisemita.

Baste citar acá -como ejemplo de lo que digo y sin


necesidad de mencionar puntualmente alguna nor-
ma procesal en particular- la notable influencia del
partido nazi en la organización judicial; la creación de
tribunales con competencia y procedimientos espe-
ciales originados para juzgar ciertas causas políticas;
la proclamación del Führer como Gmn Señor Superior
de la Justicia; la abolición de la independencia de los
jueces mediante el retiro de su inamovilicfad, o su se-
paración por causas políticas o su retiro por razones
raciales; la supresión de la prohibición de la refomcltio
in pejus; la supresión de los escabinos; la abolición de
la cosa juzgada; la posibilidad de los jueces de descar-
tar cualquier medio de prueba ofrecido por las partes
según los parámetros de su propia libre apreciación
con la mera mención de considerarla innecesaria para
la solución del litigio, etcétera, etcétera.
;Hace falta decir más sobre este ordenamiento para
convencer al lector de su ideologia totalitaria?
Por eso es que ambos cuerpos legales -el austriaco y el
alemán- resultaron ser inspiradores de la magna obra
legislativa contenida en

3.4. EL C ~ D I G ITALIANO
O DE 1940

Gobernaba a la sazón Italia el Duce Benito Mus~olini*~,


líder del movimiento fascista y amigo y socio de Hit-
ler en la integración del Eje, que terminó perdiendo la
hasta ahora última gran guerra mundial.
* La palabra fascista proviene de la tradición romana:
los magistrados eran siempre acompañados por los
lictores (ayudantes) que portaban fasces: insignia que
consistía en un haz de varas sosteniendo en el centro
un hacha, como signo de poder. Parecido fue el símbo-
lo del fascismo.
* El Eje fue el nombre con el cual se conociá el bando
perdedor de la segunda guerra mundial. Estaba inte-
grado por Alemania, Italia y Japón, perdedores en el
'40 y hoy grandes potencias mundiales...

Su Ministro de Justicia, Dino Grandi, proyectó una re-


forma integral al procedimiento civil del país y, para
eso -obvio- se inspiró en los tres ordenamientos re-
cién citados y vigentes en los paises vecinos coman-
dados por el propio Hitler.
* "El conde Dino Grandi vino al mundo en el año de
1895 en la región de Emilia. Alcanzó el grado de capi-
tán durante la Primera Guerra Mundial y, tras el final
de ésta, se dedicó al periodismo y a la política desde
las filas del joven partido fascista. Destacado dirigente

29 *Dovia de Predappio, Forli, 1883,tGiuliuno di Mezzegra, Como,


1945.
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

del mismo desde los primeros momentos, organizó el


movimiento en el norte del país, y tuvo decisiva parti-
cipación en la Marcha sobre Roma en 1922.
?as la subida del fascismo al poder, Grandi x o m o
miembro del Gran Consejo- se convierte en uno de los
máximos jerarcas del nuevo régimen. Es nombrado
sucesivamente vicepresidente de la Cámara, Subse-
cretario del Interior y ministro de Asuntos Exteriores.
Embajador en Londres con ocasión del inicio de la
guerra, alcanzó el grado de ministro de Justicia.
"Grandi no era partidario de la entrada de Italia en la
guerra, si bien las rápidas victorias de la Wehrmacht
no dejarán de producir sus efectos sobre la sociedad
italiana en general y entre sus niveles dirigentes en
concreto.Ante una Aemania que se presentaba como
invencible,para muchos comenzaba a parecer absurdo
mantenerse al margen de una empresa que solamente
parecía ofrecer importantes e inmediatos beneficios.
"Llegado el año de 1943, intervino de forma muy des-
tacada en la sesión del Gran Consejo que decidió el
apartamiento del poder de Mussolini.
"El tribunal de Verona organizado por la República de
Saló,lo condenó a muerte por el delito de traición, pero
pudo marchar al exilio en Portugal. Vuelto a Italia des-
pués de varios años, elaboró unas interesantes merno-
rias, fundamentales para la comprensión del período
del que fue uno de los principales protagonistas" (Tex-
to extraído de: http://www. artehistoria.jcy1.e~).
Al firmar con su nombre la Exposición de Motivos del Pro-
yecto, ésta se conoce desde entonces como la Relación
Grandi.
Allí se encuentran las ideas fundamentales plasma-
das en la ley y creo menester copiarla seguidamen-
te en sus partes pertinentes para que el lector tome
cabal conciencia del origen más cercano de nuestra
legislación actual.
Por supuesto, de aquí en mas se verá una exacta repe-
tición de lo que vengo relatando desde muchas pági-
nas atrás...
"1.Posición y evolución del problema de la reforma.
"... Sobre todo, el código encuentra su razón histórica
en el renovado sistema de las relaciones entre el indi-
viduo y el Estado, del cual el proceso es una expresión
particulannente característica, y tiene en la transfor-
mada conciencia jurídica y política de la Nación el
Curidarrierilo y la gasaritia de la tecla aplicaci6ri de
sus reformas.
"....enel Estado fascista el proceso no representa sólo
un choque de intereses, sino que es instrumento de
fecundo avenimiento de los mismos30,el cual no pre-
tende únicamente asegurar un sistema ordenado de
vida social, inspirado en las finalidades supremas del
Estado. sino también garantir a través de la aplicación
de las normas jurídicas que regulan la vida de la Na-
ción la realización de los supremos intereses de ésta
en las relaciones privadas.
"Y constituye, sobre todo, un instrumento tendiente
a alcanzar ese fin que la palabra del Jefede Gobierno
señaló como meta de la revolución fascista: una mús
alta justicia
"11.8. El Juez y la Ley.
"....Seha establecido, como uno de los puntos funda-

iAcasü no es ésta la misma exacta concepción de Klein?


31 iPuede decirse que este Código está desvinculado de los inte-

reses del Partido Fascista?


EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 93

mentales de la reforma procesal, el acrecimiento de


las facultades del juez: con e110 quiere aludirse, como
se dirá dentro de poco, a las facultades de dirección
del proceso e investigación de la verdad de los hechos:
en cuanto a la aplicación del derecho in iudicando la
función del juez debe estar sometida, por regla, a la
obsenrancia fiel e inteligente de la ley.
"..,.Enel Estado fascista el aumento de la autoridad del
juez no puede significar que se le otorguen facultades
creadoras de derecho32;hubiera sido inútil levantar el
grande edificio de la codificación, que encierra en cada
uno de sus artr'culos el carácter de una consciente y
unitaria voluntad renovadora, si luego se hubiese con-
ferido al juez la facultad de sobreponer en cada caso,
su variable albedrío a la voluntad expresa de la ley.
"El Estado autoritario rechaza con energía las tenden-
cias que periódicamente reaparecen durante las crisis
de la legalidad, en cuya virtud se exalta al juez para
deprimir al legislador: estas tendencias constituyen
un debilitamiento de los poderes centrales del Esta-
do y un quebranto de la unidad del derecho, debiendo
rechazarse en un Estado que sea el custodio celoso de
su unidad y de su soberanía.
"... Si en los períodos de transición, cuando está for-
malmente en vigor el antiguo derecho superado por
los tiempos, puede ser útil otorgar al juez facultades
generales para juzgar segun equidad, permitiéndole
así abrir el camino del nueve derecho en formación
entre las grietas de las antiguas leyes, esta amplitud de
facultades no es concebible en un juez llamado a apli-
car una legislación joven, que refleja en cada artículo
los nuevos tiempos; en este clima histórico se requiere
solamente que el juez sea el continuador sensible y

32 igual que lo ocumdo en Austria


fiel de las disposiciones directivas consagradas en la
ley y no se admite la idea de poder pasar del sistema
de la legalidad, según el cual el derecho se exteriori-
za en disposiciones generales y abstractas que el juez
debe aplicar a los casos concretos, a la justicia patriar-
cal del caso particular, retrocediendo m i l e n i ~ s ~ ~ .
"En todos estos supuestos, la ventaja que ofrece el
nuevo código para la conciliación o decisión según
equidad, no debe considerarse como una muestra de
desconfianza en la legalidad y un síntoma de tenden-
cia acomodaticia para desvalorizar la lucha por el de-
recho en beneficio de las soluciones de transacción.
"En muchas oportunidades puede bastar in timine li-
tic la palabra sabia o influyente del juez para que las
partes entiendan ciimo, sin recurrir a la lucha judicial,
tienen en el acuerdo amistoso el instrumento para di-
rimir su litigio con beneficio recíproco.
"12. Fortalecimiento de los poderes del juez para la dirección
del proceso.
".... El juez, dije el 16 de octubre de 1939 ante la Comi-
sión de las Cámaras legislativas, es el órgano a quien
el Estado encomienda la función esencia1 de aplicar la
ley mediante el procedimiento.
"En el fondo de la cuestión se halla el renovado con-
cepto de dignidad y autoridad del Estado y de sus ór-
ganos, en cuya virtud no podría admitirse que el juez
asista como espectador impasible y a veces impoten-
te, como si fuera un árbitro en un campo de gimnasia
que se limita a marcar los puntos y controlar que sean
respetadas las reglas del juego, de una lucha que com-
promete directamente la más celosa y alta función y
responsabilidad del Estado. Es necesario por lo tanto

33 Con lo cual se quita al juez todo poder de iniciativa y de creación


del derecho. La idea no es originaxia: proviene de Napoleón....
EL SISTEMA INQUISITORIO O INQUISITIVO

que el juez tenga una dirección determinada del pro-


ceso, una posición prominente y r e g ~ l a d o r a ~ ~ .
".... La primera clase de consideraciones conduce a
esta conclusion: que también en el proceso civil el
juez debe tener a su alcance, en todos los casos, los
poderes indispensables para administrar la justicia de
manera activa, rápida y proficua. Aun si la controver-
sia atañe a relaciones de derechos privados, que las
partes hubieran pedido disponer libremente prescin-
diendo del proceso, ello no quiere significar que el pro-
ceso, una vez iniciado, deba considerarse como asunto
privado, cuyos destinos pueden dejarse librados al in-
teres individual de los litigan te^^^.
"....También en Ins juicios sobre temas d e derecho
privado entra en juego, al requerirse la intervencion
del juez, ese interés eminentemente público que es la
justa y solicita aplicación de la ley al caso concreto:
no debe entonces permitirse que los particulares inva-
quen la justicia y la utilicen para fines contrastantes
con la misma, y tampoco que abrumen a los tribuna-
les con sus fintas dilatorias que el juez ha de presen-
ciar inerte hasta tanto así lo quieran los litigantes. Aun
si la relación debatida es de puro derecho privado, el
juez ha de estar proveído de los poderes de orden y
de disciplina indispensables para que el proceso no se
paralice y no se des-víe; debe ser su director y el pro-
pulsor vigilante, solíciiio y sagaz. Las partes son libres
de fijar el tema decidendum, pero corresponde al juez
regular los medios y el ritmo para decidir rápidamente
y bien la cuestión planteada.
"13. El principio dispositivo, proyección en el proceso del de-
recho subjetivo.

34 Otra vez el pensamiento de Klein.


35 NO es esto una locura en los términos de la cultura jurídica actual?
"....Conferiral juez el poder de promover de oficio un
litigio que los interesados quisieran evitar, permitir-
le juzgar sobre hechos que las partes no han traído a
colación, significaría substraer en el campo procesal
aquella autonomía individual que en campo sustan-
cial es reconocida por el derecho vigente.
"Con ello no se pretende excluir -bien se entiende- el
particular interés de los litigantes, así lo exija el inte-
rés público: se quiere decir solamente que dichas limi-
taciones ha de establecerlas explícitamente el dere-
cho sustancial, y no deben introducirse por conducto
indirecto a través del proceso, empleando un recurso
que repugnaría a la limpida y valiente técnica en que
se ha inspirado la 1egislaciUri italiana.

"....Aquí tarnbikn, al adoptar el sistema inquisitorial,


el nuevo Código se ha preocupado en reglamentarlo
de manera tal que no sufra menoscabo la virtud más
valiosa del juez, es decir la imparciaIidad, que debe
existir en todos los procesos, aun en aquellos sobre
cuestiones que atañen al orden público.
"El concepto tradicional que presenta al juez como
institucionalmente inerte y desprovisto de cualquier
facultad de iniciativa, tiene tal vez su parte de cordu-
ra (i?), pues muy a menudo el petfcionar es psicoló-
gicamente incompatible con el juzgar, y el aumento
desmedido de los poderes de iniciativa del juzgador
puede inducirle a tornar posiciones antes de haber
juzgado, trocándose de Juez sereno en defensor apa-
sionado de una tesis elegida con anticipacion.
"29. El sistema de las pruebas,
"...No obstante esto, aun conservando el sistema tra-
dicional en sus grandes rasgos, se ha ampliado nota-
blemente el ámbito de la averiguación de la verdad
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 97

por impulso de oficio36y se han reforzado los recursos


para que la misma sea provechosa: ello acontece no
sólo en los procedimientos de carácter inquisitorial
donde la facultad de solicitar pruebas conferidas al
ministerio público interviniente ha desvinculado la
indagación probatoria de la iniciativa particular cuan-
do el interés público así lo requiere, sino también en el
procedimiento ordinaria con carácter dispositivo,don-
de el juez ha sido liberado de la situación de inercia
forzada que bajo el imperio de la antigua ley lo obliga-
ba muchas veces a cerrar los ojos ante la verdad.
"Este acrecentamiento de los poderes probatorios del
Juez es visible en numerosas disposiciones:
m en l a s qup les p ~ r m i t ~servirse
n del a~ixiliodel con-
sultor técnico con mayor facilidad, amplitud y conti-
nuidad de como podía hacerla con la pericia escrita
del antiguo C6digo (art. 191 y siguientes);
en las que lo facultan a ordenar la inspección de
personas (atención: podían ser terceros ajenos al plei-
to....) y de cosas (art. 218)
y la exhibición en juicio de estas últimas (art. 210);
* en las que lo autorizan a disponer reproducciones
mecánicas o experimentos (art. 258 y siguientes)
y recabar informes de la admbktración pública (art. 213);
y sobre todo en una fundamental (art. 117),que le da
la facultad de ordenar el comparendo personal de las
partes en cualquier estado y grado del pñoceso".

Creo más que suficiente lo hasta aquí transcrito para


dar por demostrada mi afirmación acerca del corte in-
quisitorial de todas las leyes hasta ahora menciona-
das y pertenecientes a totalitansmos de derecha.
36 Esto pertenece a lo más caractefistico del método inquisitorio.
Me ocuparé ahora de otro código, que he dejado a
propósito para el final no sólo porque es posterior al
italiano sino porque pertenece a un totalitarismo de
izquierda, cual es

Esta ley, aprobada el 9 de octubre d e 1979 por el Presi-


dium del Soviet Supremo de la Unión de las Repúblicas
Socialistas Soviéticas, con texto claramente inspirado
en todas las normativas antes mencionadas, endiosa
nuevamente al sistema inquisitorio y lo mejora según
las conveniencias del partido gobernante.
Veamos algunas de sus n o m a s , que transcnbiré pun-
tualmente:
* "Art. 2.Fines el procedimiento judicial civil.

"Los fines del procedimiento judicial civil soviético es-


triban en investigar y resolver justa y rápidamente los
asuntos civiles al objeto de salvaguardar el régmen
social de la URSS, el sistema económico socialista y la
propiedad socialista.. .
"...Elprocedimiento debe coadyuvar al fortalecimiento
de la legalidad socialista, a la prevención de las infrac-
ciones, a la ley y a la educación de los ciudadanos en el
espíritu del estricto cumplimiento de las leyes soviéti-
cas y de respeto a las reglas de convivencia socialista".
Para lograr estas finalidades, el art. 16 dispone:
"El Tribunal está obligado, sin limitarse a los datos
y alegaciones presentados, a adoptar todas las me-
didas señaladas por la ley para esclarecer del modo
más completo, multilateral y objetivo las circunstan-
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 99

cias reales del pleito y los derechos y alegaciones de


las partes.
"El Xbunal debe explicar a las partes sus derechos y
obligaciones,prevenirles de los efectos de la cornisión
u omisión de actos procesales y ayudarles en el ejerci-
cio de sus derechos"
'Xrt. 18. Obligatoriedad de la prueba:
"Cada parte debe probar las circunstancias que alega
como fundamento de sus presentaciones y objeciones.
"Las pruebas son presentadas por las partes y otras
personas que concurren al preito.
"Si las pruebas son insuficientes, el Tnbunal propone a
las partes y a las otras personas que concurran al plei-
to que aduzcan prueba complementaria, o las reúne
por iniciativa propia " .
"Art. 19. Valortación de la prueba:
"El mbunal valora las pruebas ateniéndose a su convic-
ción íntima,fundada en el examen rnultilateral,comple-
to y objetivo durante la celebración del juicio, de todas
las circunstancias del pleito en su conjunto, riaéndose
por la ley y por la conciencia jurídica socialista".
"Ninguna prueba tiene para el Xbunal un vigor esta-
blecido de antemano".
"Art. 36. PaTticipación de organizaciones sociales:
"Los representantes de organizaciones sociales y co-
lectividades laborales que no son partes en el pleito,
pueden ser autorizados, por decisión del Tnbunal, a
participar en la vista para exponer al mismo la opinión
de las organizaciones o colectividades representadas
por ellos sobre el pleito que examina el Tribunal".

Como se ve, todos los totalitarismos coinciden: tanto


los de derecha como los de izquierda mantienen idén-
ticos objetivos,para lo cual utilizan similares métodos
procedimentales:
1)aumentan los poderes de direccion de los jueces y
sus facultades probatorias para llegar a la verdad y
2) retacean sus facultades decisorias, exigiendo al juez
un irrestricto apego a la ley vigente y prohibiéndoles
terminantemente toda creación de derecho.
Antes de ver cuál ha sido la influencia de todas estas
leyes en la legislación argentina contemporánea creo
conveniente detenerme en

3.6. LA EUFORIA DE LOS AUTORES ITALIANOS


Y ALEMANES Y SU INFLUENCIA EN AMÉRICA
Durante las décadas del '40 y del '50 la doctrina proce-
sal hizo eclosión en Alemania e Italia y allí -a raíz de los
nuevos ordenamientos legales- se escribieron innume-
rables tratados, estudios y obras en general que pronta-
mente fueron editados en castellano en Argentina y en
México, donde se habían radicado buenos traductores
al amparo de conocidas editoriales de la época.
* Refiero a E.J.E.A (Editorial Jurídica Europa América)
dirigida por dos importantes figuras de la epoca: Don
Santiago Sentis Melendo (en la Argentina) y Don Nice-
to Alcalá Zamora y Castillo (en México).
En general, todos los excelentes autores responsables
de la enorme obra de difusión encarada -muchos de
los italianos eran discípulos de Chiovenda3'- sostuvie-
37 *Prernosello,Italia, 1872, t Novara, Italia 1937. Ilustre procesa-
lista italiano.
EL SISTEMA INQUISITORIO O INQUISITIVO

ron que ambas le~slacionesglosadas eran el non plus


uItra en materia de enjuiciamiento.
Y rápidamente -sin reparar en su origen ideológico-
político- el pensamiento deslumbro a los entonces
noveles procesalistas americanos que, con citas en la-
tín, tudesco e italiano, pontificaron recurrentemente
acerca de las bondades del método consagrado en los
países más adelantados de Europa, donde había sido
largamente elogiado por la buena doctrina de la época.
Y así fue como los juristas de toda América, convenci-
dos de que eso era lo mejor, comenzaron a mirar hacia
el nuevo oriente jurídico que, además, mostraba legis-
lación que reiteraba el método vigente en estos lares
desde el siglo XVI y al cual estaban ya acostumbrados.

4. LA A P L I C A C I ~ NDEL MÉTODO
INQUISITIVO EN LA ARGENTINA

Congruente con ello, todas las leyes que se redactaron


durante los años 50 y décadas posteriores reafirmaron
las ideas ya largamente comentadas.
Así, por ejemplo, la ley argentina No 1423738-norma
de enjuiciamiento sancionada para la ciudad de Bue-
nos Aires en el año de 1953- cuya exposición de rnoti-
vos sostenía:

38 SUtexto decía: "Art. 21.- En cualquier estado del juicio, los jueces

y tribunales podrán disponer las medidas necesarias para esclare-


cer la verdad de los hechos controvertidos, mantener la igualdad de
los litigantes, o prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de
lealtad, probidad y buena fe, asi como aquellas tendientes a la más
rápida y económica tramitación del proceso..."
* "Si el proceso se considera como un instrumento de
carácter social, puesto en manos del Estado para res-
tablecer el equilibrio entre los individuos, se hace ne-
cesario asegurar al juez, en cierta medida, el coman-
do efectivo del juicio y conferirle poderes de disponer
todas las medidas tendientes a la investigación de la
verdad, como asimismo, de todas aquellas que hagan
efectiva la probidad de la conducta de los litigantes.
"La intervención del juez durante el proceso sin coar-
tar, como hemos dicho,la libertad de las partes, incidirá
directamente en el fallo,ya que la sentencia que ponga
fin a la litis no ha de ser solamente el juicio lógico, frío,
reflexivo,podríamos decir, sin alma del que juzga, sino
la expresión humana de la aplicación de la ley".
¿Puede creerse que esto haya sido elocuente motiva-
ción legal?
* Compare el lector lo que aquí expongo con su propia
experiencia local y verá cuántas similitudes exlsten.
En la Cámara de Diputados, el miembro informante
(por el Partido Justicialista) dijo sobre el tema:
* "Este artículo dio motivo en el seno de la comisión a
una discrepancia total del sector del Partido Radical39.
Nosotros (los peronistas) afirmamos que el mismo
esta de acuerdo con la doctrina moderna, de acuer-
do con la Constitucibn Nacional (i!), que autores de
indiscutible valer dentro de lo procesal lo propician y
que, por lo demás, existen en el país antecedentes que
después nombraremos. Por otra parte, la norma del
artículo 2 1 es fundamental para averiguar la verdad,
base indiscutible de una sentencia justa y, en conse-
cuencia, de una buena administración de justicia.

39 Lamentablemente,ese Partido no ha sido congruente en su ac-


cionar político respeco de esta materia, como se desprende de to-
das las leyes posteriores que impuso o ayudó a imponer.
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

"En 1910, en el Mensaje del Poder Ejecutivo acompa-


ñando a un proyecto similar, se decía que el Código
vigente en aquella época q u e es el mismo que rige en
la actualidad- establecía restricciones a la averigua-
ción de la verdad y limitaba en forma exagerada las
facultades del juez.
"En el Proyecto de 1935 elaborado por el Dr. David Las-
cano, en el Instituto de Altos Estudios de la Facultad
de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Eva Perón
(hoy, La Plata), y refiriéndose a este problema, dice el
autor que en el proyecto no se adopta el procedimien-
to inquisitivo, sino que se mantiene el procedimiento
dispositivo, de acuerdo con la teminologia que adop-
ta Camelutti (1?).
"Pero dice que no obstante eso, sacamos al juez de su
papel de mero espectador que tiene actualmente en
nuestras leyes procesales.
"Es necesario, afirma Lascano, que el juez tenga la di-
rección y control del proceso40.
"Expresa también que, junto con los poderes de deci-
sión y coerción, que son inherentes a la función juris-
diccional, existen otros poderes que los códigos de los
distintos países regulan en forma diferente. Por ejem-
plo, el Codigo austriaco establece el impulso oficial4'.
"En cambio, los códigos de España, Francia e Italia de-
jan el impulso a cargo de las partes.
"Pero en Francia se reconoce al juez el llamado poder

¿Qué quería decir Lascano con eso, cuando el juez ya era amo
y señor del litigo desde el año de 1880, fecha de la primera ley
argentina que instauró el sistema inquisitivo disfrazado de dispo-
sitivismo?
Qué bueno que se descubran los orígenes de las cosas... Se trata
del Código de Klein, ¡por supuesto!
de soberanía, que le permite regular discrecionalmen-
te la marcha del proceso.
"Por último, entendemos que al juez le corresponden
la direcciíin y el control del proceso, porque como ór-
gano del Estado tiene la obligación de hacer cumplir
las leyes que ese mismo Estado dicta y, como autori-
dad pública, nadie mejor que él está en condiciones de
hacer que el proceso se desarrolle en forma normal".
"Se dice en el Mensaje que "escierto que existen vo-
ces autorizadas contra este aumento de facultades de
los jueces, afirmando que ello sigmficana destruir el
principio dispositivo que es de la esencia del proceso
civil; pero los que tal afirman, olvidan el distingo en-
tre derecho e interés y fundamentalmente el distingo
entre un interés legitimo y un interés ilegítimo (i?).
Es probable que el aumento de las facultades de los
jueces lesione intereses no Iegitimo~"~~.
"Es indiscutible que una vez fijada la materia del pro-
ceso, no es posible poner limites al juez en la averi-
guación de la verdad. Así como el juez no está obli-
gado por el derecho que invocan las partes, tampoco
es posible ponerle cortapisas para averiguar la verdad,
porque no solamente en las cuestiones de familia está
interesado el poder público: toda perturbacion del de-
recho, cuando sale de la esfera individual, afecta el
orden público del Estado que persigue, fundamental-
mente, la paz con justicia".
* Como fácilmente puede advertirlo el lector, esto
no tiene desperdicio: jresulta en verdad creíble que
la simple circunstancia de deberle Pedro a Juan una
suma de dinero por mercadería adquirida en su pe-

42 ES increíble cómo y cuánto se bastardea el Derecho en aras de


hacer noma vigente una ideología reñida con la Constitución y con
la fdosofía imperante en un lugar y tiempo dados...
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 105

queño almacén de barrio, sumada al hecho de que


Juan demanda su cobro, afecta seriamente a la sacie-
dad toda y pone en grave riesgo la seguridad jurídica
y la paz social?
En el mismo sentido, el Código de Santa Fe de 1940 y
su posterior refonna en 1962,
* Elartículo 81 del Código el '40 decía: "Losjueces pue-
den disponer en cualquier momento la comparecen-
cia personal de las partes para ... requerir las explica-
cioncs quc cstirncn ncccsarias al objcto dcl plcito".
El comentarista de la reforma explicó que la norma se
adoptó del art. 141 del Código alemán y la posibilidad
de escuchar a las partes sin los abogados presentes
responde al propiisito de evitar que ellos -por convic-
ción, amor propio, encono o interés- puedan dificultar
soluciones amistosas, impidiendo arreglos tal vez con-
venientes y obligando a sus clientes a mantener una
contienda no deseada y a veces inUtil.
Claro es que los jueces deberán utilizar esta facultad
con mucha parsimonia, ya que de lo contrario podría
convertirse en abuso".
A su turno, el artículo 82, decia: "Pueden también,
para mejor proveer, ordenar que se practique cual-
quier diligencia que estime conducente y que no sea
prohibida por derecho..."
El artículo 19 del Código del '62, dice: "Los jueces pue-
den disponer en cualquier momento la comparecen-
cia personal de las partes para intentar conciliación o
requerir explicaciones que estimen necesarias al ob-
jeto del pleito"
Si bien se nota, se suprimió la potestad judicial de ex-
cluir a los abogados de las audiencias "no sólo porque
eso importaba una desconsideración para con ellos,
sino que además dejaba a los litigantes sin el consejo
necesario respecto de declaraciones o transacciones
eventuales. No obstante, esta modificación no signi-
fica que los jueces en algunas circunstancias que lo
hagan absolutamente necesario, puedan citar sólo a
las partes, pues ellos conservan sus poderes respecto
del proceson.

Código de Mendoza, que dice:


"Artículo 46. Sin perjuicio de los deberes y facultades
conferidos en este código y en las leyes de organiza-
ción judicial, éstos tienen las siguientes:
".. .ejercer la dirección del proceso y proveer las medi-
das necesarias para su noma1 desarrollo, a pedido de
interesado o por propia iniciativa;
"1)tomar las medidas autorizadas por la ley, para pre-
venir, enmendar o sancionar todo acto contrario a la
dignidad de la justicia, al respeto que se deben los liti-
gantes, funcionarios y profesionales entre sí y al deber
de lealtad y probidad o encaminado a dilatar o entor-
pecer el trámite del proceso;
"2) procurar el avenimiento de los litigantes y la pron-
ta solución de los litigos;
"3) sanear el procedimiento, sin necesidad de requeri-
miento del interesado,para evitar o subsanar nulidades;
"4) disponer, en cualquier estado del procedimiento,
las medidas idóneas para esclarecer la verdad de los
hechos controvertidos, mantener la igualdad de los
litigantes, propender a una más rápida y económica
tramitación del proceso y asegurar una solución jus ta.
Dentro de esas medidas podrán disponer la compa-
recencia personal de los litigantes, peritos o terceros
para interrogarlos sobre los hechos controvertidos;
que se exhiban o agreguen documentos o sus testimo-
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

nios que obren en poder de los litigantes, de terceros o


en archivos públicos y que se exhiba cualquier objeto
atinente al litigio...".
En nota a este artículo, el codificador dice que el in-
ciso 5" sigue "la doctrina procesal moderna en cuanto a
facultades judiciales, reproduciendo el art. 102 de la
ley 50, con modificaciones fomales. El procedimiento
probatorio debe procurar averiguar la verdad en cuanto
a los hechos controvertidos. La circunstancia de que
no sea ello siempre posible, debiendo a veces fundar-
se la sentencia en la verdad formal, ficción o presun-
ción creada por la ley o limitación impuesta por los
propios litigantes, no puede dar a una de las etapas
fundamentales del proceso una finalidad mezquina y
contraria a los fines del Estado."
Todas estas citas se señalan al solo fin de mostrar la
tendencia comentada.
Cosa similar ocurrió en los demás países de América
latina.
Todo esto culminó en Argentina con la Ley No1745443
que, promulgada bajo la dictadura del General Onga-
nía durante una de las tantas impunes rupturas del
orden constitucional que sufrió el país durante el siglo
XX, comenzó siendo norma vigente en la ciudad de
Buenos Aires y luego se extendió hacia otras provin-
cias cual cáncer irnparable hasta estar hoy vigente en
casi todas los Estados argentinos, pocos de las cuales
respetan su origen federal.

43 Publicada el 07.11.67 y código vigente con varias modificacio-


nes que lo han convenido en más autoritario aún de lo que era al
comienzo.
Afirmar que esta ley dictatorial es de carácter demo-
crático -cual lo ha hecho al&n autor- no pasa de ser
una simple petición de principios totalmente divorcia-
da de la realidad.
La ley es autoritaria y consagra en forma reiterativa so-
luciones definitivamente ineficaces en orden a procu-
rar un mejor sistema de justicia.
Lo bueno de destacar aquí es que, al tiempo en que esto
escribo, ese código ha sido modificado mediante suce-
sivas y numerosas leyes y por varios decretos del Poder
Ejecutivo y Acordadas de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación. De ello parece resultar que -con tanta re-
forma y maguer ella- la ineficacia continúa. En rigor,
continuará y se acrecentará,pues todos los agregados y
cambios son, en definitiva, miis de lo mismo:se restringe
el método en orden a una difusa meta ...
Pero esto no es exclusivo de la Argentina. Veamos qué
ocurre en otros países:
Uruguay reemplazó su antigua normativa por el Códi-
go General del P r o ~ e s oconvirtiéndose
~~, en el año de
1988 en ley No15982, y que ahora pretende ingresar a
otros países (por ejemplo, Guatemala y Paraguay) al
amparo -absurda paradoja de estos tiempoc- de los
EEUU,país modelo del sistema acusatorio (les que no
hay ideólogos allí?).
Veamos algo de su normativa:
"Articulo 24. Facultades del Tribunal.

+Í Inspirado en el Proyecto de Código ModeIo o Código Tipo, elaborado


por el Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal.
EL SISTEMAINQUISITORIO
O INWICITIVO 109

"El Pibunal está facultado:


"1)para rechazar in lirnine la demanda cuando fuere
manifiestamente improponible, cuando carezca de
los requisitos formales exigidos por la ley o cuando se
ejercite una pretensión especialmente sujeta a térmi-
no de caducidad y éste haya vencido;
"2) para relevar de oficio las excepciones que este Có-
digo le faculta;
"3) para dar al proceso el trámite que legalmente co-
rresponda cuando el requerido aparezca equivocado;
"4) para ordenar las dii~genciasnecesarias al esclarecimien-
to de la verdad de los hechos controvertidos, respetando el
derecho de defensa de las partes4=:
"5) para disponer en cualquier momento la presencia
de los testigos, de los peritos y de las partes, para re-
querirles las explicaciones que estime necesarias al
objeto del pleito;
"6) para rechazar las pruebas inadmisibles, así como
las manifiestamente inconducentes e impertinentes;
"7) para rechazas in limine los incidentes que reiteren
otros ya propuestos por la misma causa o cuando, a
pesar de fundarse en causa distinta, ésta haya podido
alegarse al promoverse uno anterior;
"8) para rechazar in lirnine la intervención de terceros
cuando la petición carezca de los requisitos exigidos;
"9) para declarar de oficio y de plano las nulidades ab-
solutas e insubsanables y para disponer las diligen-
cias que persigan evitar dichas n ~ l i d a d e s ~ ~ ;
"10) para imponer a los procuradores y abogados san-
ciones disciplinarias y multas en los casos previstos
legalmente;

45 En serio: jcómo se hace para lograr ese equilibrio?


46 iAun respecto de las que fueron consentidas por las partes?
"11)para dirigir el proceso y aplicar las sanciones que
correspondan a quienes obstaculicen indebidamente
su desarrollo u observen conducta incompatible con
el decoro y dignidad de la justicia.

b) Colombia tiene su Código desde el ano de 1970 y en


su artículo 37 se establecen, entre otros, los deberes de:
* "1) dirigirel proceso, velar por su rápida solución,
adoptar las medidas conducentes para evitar la pa-
ralización y procurar la mayor economía procesal so
pena de incumr en responsabilidad por las demoras
que ocurran (¿no resulta absurdo endilgarle este de-
ber el juez?);
"2) hacer efectiva la igualdad de las partes en el proce-
so usando los poderes que este código le otorga;
'3)prevenir, remediar y sancionar por los medios que
este Código consagra, los actos contrarios a la digni-
dad de la justicia, a la lealtad, probidad y buena fe
que debe observarse en el proceso, 10 mismo que toda
tentativa de fraude procesal.
"4) emplear los poderes que este código le concede en
materia de pruebas, siempre que lo considere conve-
niente para verificar los hechos alegados por las par-
tes y evitar nulidades y providencias inhibitorias..,"

A su turno, el artículo 179 del mismo código establece:


* "Las pruebas pueden ser decretadas a petición de
parte o de oficie cuando el magistrado o juez las con-
sidere útiles para la verificación de los hechos relacio-
nados con las alegaciones de las partes.
"Sin embargo, para decretar de oficio la declaración de
testigos, será necesario que éstos aparezcan mencio-
nados en otras pruebas o en cualquier acto procesal
de las partes.
EL SISTEMA INQUISITORIO O INCIUICITIVO 111

"Las providencias que decreten pruebas de oficio no


admiten recurso alguno...".
* Todo esto en nombre de la democracia y de la igual-
dad de los hombres!
Pero como si todo esto fuere poco, Colombia acaba de
poner en vigencia un nuevo Código General donde se
exacerban más las cosas.
Así, por ejemplo, establece en el Artículo 167:
"Carga de la prueba. Incumbe a las partes probar el
supuesto de hecho de las normas que consagran el
efecto jurídico que ellas persiguen. No obstante, según
las particularidades del caso, el juez podri, de oficio o
a petición de parte, distribuir la Carga al decretar las
pruebas, durante su práctica o en cualquier momen-
to del proceso antes de fallar, exigiendo probar deter-
minado hecho a la parte que se encuentre en una ci-
tuación más favorable para aportar las evidencias o
esclarecer los hechos curilrover Lidos. La par Le se con-
siderará en mejor posición para probar en virtud de
su cercanía con el material probatorio, por tener en su
poder el objeto de prueba, por circunstancias técni-
cas especiales, por haber intervenido directamente en
los hechos que dieron lugar al litigio, a por estado de
indefensión o de incapacidad en la cual se encuentre
la contraparte, entre otras circunstancias similares.
Cuando el juez adopte esta decisión, que sera suscep-
tible de recurso, otorgará a la parte correspondiente el
término necesario para aportar o solicitar la respecti-
va prueba, la cual se someterá a las reglas de contra-
dicción previstas en este código".
dj Pení tiene un Código Procesal Civil4' acorde con

47 Decreto legislativo 768 del 04.03.92.


todas las ideas expuestas que revelan la notable in-
fluencia en la región de los autores que sostienen la
valía de lo que a todas luces es un código inquisitivo-
nazi-fascista-soviético:
* O, si prefiere, un código hitlerista-mussolinista-sta-
linista.
Si bien se mira, hay un eje común a todos estos siste-
mas: el autoritarismo imperial.
No en vano Italia, Alemania y Rusia se igualan en la
forma de denominar a quien ejerce el poder: luego de
la muerte de Julio César (44 a. C., idus -15- de marzo) le
sucede su hijo adoptivo Octavio (Augusto,el Egregio)
que convierte en título de honor y dignidad al apellido
de su padre: Cisar.Y de alli derivan Kaiser (quien impe-
ra en Alemania) y Zar (quien impera en Rusia).
* "Articulo 188.Finalidad de 1u prueba
"Los medios probatorios tienen por finalidad acreditar
los hechos expuestos por las partes, producir certeza
en el juez respecto de los hechos controvertidos y fun-
damentar sus decisiones".
"Artículo 194. Pruebas de oficio
"Cuando los medios probatorios ofrecidos por las par-
tes sean insuficientes para formar convicción el juez,
en decisihn motivada e inirnpi~gnahle,gi.iede ordenar
la actuación de los medios probatorios adicionales
que considere convenientes".

4.1. LA APLICACI~NDEL METODO EN L O PENAL

Salvo algunas pocas leyes que luego referiré puntual-


mente al explicar el sistema acusatorio, todas las le-
yes argentinas vigentes para el enjuiciamiento penal
EL SISTEMA INQUISITORIOO INQUISITIVO

son de neto y absoluto carácter inquisitivo, con todas


las miasmas que su concepto puede contener: desde
la iniciación oficiosa del proceso hasta la ignorancia
de la regla de congruencia en la sentencia ...
* Igual ocurre en toda América latina, incluso en los
pocos países que han instalado legislativamente el
sistema acusatorio de enjuiciamiento para lo penal
pero que han entregado su operatoria a antiguos jue-
ces de instrucción, formados y comprometidos con las
más rancias ideas inquisitoriales.
Y así nos va: no funciona como tal en parte alguna.
Pero no porque no sirva o sea malo sino porque no lo
dejan funcionar como debe ser.

Cosa parecida ocurre en el campo de lo civil, en el cual


los autores persisten en privilegiar la justicia subjeti-
va de la meta por sobre la legitimidad objetiva del mé-
todo de procesamiento. Ya volveré sobre el tema luego
de explicar el Capítulo siguiente.
Capítulo 3

El sistema acusatorio o dispositivo

Sumario

1.Antecedentes
2. Influencia de la Carta Magna en la idea de proceso
2.1. Constitución de los Estados Unidos de América
2.2. Revoluciiin francesa
2.3. Las ideas de libertad en América
2.4. Constitución argentina
2.5. Legislación argentina
3. Descripción del método
4. Su aplicación en la Argentina
4.1. En lo penal
4.2. En lo civil
Tal cual lo he explicado ya recurrentemente, desde
tiempo inmemorial -en rigor, desde la pacificación de
los pueblos- existia en los hechos una idea parecida a
la que hoy tenemos del proceso civilizado: dos perso-
nas (actor y demandado) discutiendo ante otra cuya
autoridad personal o moral acataban.
En el orden penal, y superadas las etapas de la ven-
ganza privada y de las ordalías, ocurrió otro tanto en-
tre acusador y reo.
Conforme al individualismo imperante en la epoca
antigua y antes del uso de estrictas fórmulas religio-
sas (que luego fueron dejadas de lado), parece ser que
eran las propias partes quienes podían disponer libre-
mente no sólo del derecho en discusión sino también
del método para discutir (exactamente lo que afirmé
con anterioridad).
A este sistema de libre disposición del método de de-
bate se le asigna desde antaño la denominación de
dispositivo (en materia civil) o acusatorio (en materia
penal, pues nace a partir de la acusación que se hace
contra alguien) y fue el que imperó en Grecia, Roma,
etcétera, como se ha visto precedentemente.
Veamos ahora cómo algunos importantes aconteci-
mientos históricos incidieron en la permanencia de
este sistema en diversos países del mundo.

2. LA INFLUENCIA DE LA CARTAMAGNA
DE INGLATERRA EN LA IDEA DE DEBIDO PROCESO

En el año de 1215*, reinaba en Inglaterra Juan Plan-


tagenet49conocido como Juan Sin Tierra, que accedio
al trono50después de la muerte de su hermano mayor
Ricardo 1, Corazón de León.
Dice la historia que llevó una vida guerrera y ejerció
un gobierno absolutista sobre ingleses, galeses, irlan-
deses y escoceses, por lo que terrninó sufriendo el odio
de sus súbditos, especialmente de los ingleses quie-
nes, hastiados ya de los impuestos51 y las guerras y
llenos de repugnancia por los caprichos y costumbres
licenciosas del Rey, decidieron oponer la ley a los ca-
prichos reales.
Fue así que, con la mira colocada en impuestos justos
y ecuanimes, los Barones ingleses exigieron un trata-
miento conforme con el procedimiento legal vigente a
la sazón, a raíz de lo cual el Rey emitió el primer pacto
de convivencia entre el Gobierno y los gobernados que
se conoce en el mundo: la Carta Magna de 1215, en fe-
48Desde allí partí en la explicación del método inquisitivo. Ver el
Capitulo anterior.
49 'Oxford, 1167,TNottinghamshire,1216.Fue el hijo tercero de En-
rique 11 de Inglaterra, de ascendencia nomianda.
mono que ocupó antes e interinamente mientras su hermano
Ricardo se dedicaba a hacer Cruzadas en Tierra Santa.
Este es el origen de la leyenda de Robin Hood.
EL SISTEMA ACUSATORIO O DISPOSITIVO 119

cha muy cercana a la de la realización del Concilio de


Letrán en la Europa continental.
* Se trata de la Carta de los derechos señoriales que
la nobleza feudal Togró en junio de 1215 y que no fue
propiamente un verdadero texto constitucional ya
que sólo afectó a los derechos de los nobles y no a los
del pueblo en general. No obstante eIlo, su valor jurí-
dico es indudable por su carácter revolucionario, en
tanto constituyó una severa limitación al poder real
impuesta por sus súbditos.
Dada la obvia dificultad para acceder a la lectura
del texto original de la Carta Magna (escrito en latín
por el Arzobispo de Canterbury, Esteban Langton) y
la existencia de diversas traducciones al ingles, creo
necesario hacer su transcripción en esta obra para
que el lector pueda advertir el claro parentesco que
hay entre su regulación y la contenida en nuestras
constituciones.
A este efecto,presento en Apéndice al final de esta obra
la traducción de una de sus versiones más antiguas,
que hiciera Gerald Murphy para The Cieveland Free-Net
y distribuida por la División Servicios de Ciberdistri-
bución [Cybercastingsewices Division] de la Red Pú-
blica Nacional de Telecomputación [National Public
Telecomputing Network (NPTN)] de los Estados Uni-
dos y que me fuera proporcionada por el Prof. Jorge
Alej andro Amaya.
La Carta fue reeditada sucesivamente, con algunas
enmiendas, en 1216,1217 y 1225 pero, al final, no so-
lucionó el problema: las dificultades con los Barones
continuaron y degeneraron en guerra civil (1215-1217),
durante Ia cual el Rey murió.
* Se diceque el planteo realizado por los Barones sajo-
nes fue similar al que luego se hiciera en Aragón en el
intento de conseguir fueros de Caballería.
La frase que se recuerda señala que cada Barón es, en
lo personal, igual al Rey. Pero añade que, en su conjun-
to, los Barones son mas que el Rey.
Lo que viene a significar que las Baronías se erigieron
como conjunto en autoridad. superior al propio Rey y
que éste debió respetar sus exigencias.

Allí apareció el germen legal de la idea de proceso que


venía practicándose desde los tiempos de la civilidad,
en expresa garantía que el Rey otorgó a sus subditos
al prometerles un juzgamiento de pares no sujeto al ca-
pricho real.
El procedimiento que deriva de esta promesa real se
cumplió con exactitud y esmero por los sucesores de
Juan Sin Tierra. Tanto, que el proceso concebido como
método de debate entre dos iguales ante un tercero
imparcial que asegura juridicamente esa igualdad
rige desde entonces hasta hoy en toda la Gran Bretaña
y en la totalidad de los países que en algún momento
integraron el Imperio Británico.
Y esto no es casualidad. Por lo contrario, se debe a que
durante el comienzo del siglo XVI -propio del señorío
de la Inquisición española- reinó en Inglaterra Enrique
VII152,que al romper con la Iglesia católica, no toleró la
presencia de inquisidores dominicos en su reino.
* Gran defensor del Papado, Enrique Vi11 refutó larga-
mente al credo luterano en el terreno doctrinal, lo que
le valió el título de Defensor de la Fe. Hasta su divorcio

52 "Greenwich 1509, TWestminster 1547. Fue Rey de Inglaterra y de


Irlanda (1509-1547).
EL SISTEMA ACUSATORIO O DISPOSITIVO 121

de Catalina de Aragón, que generó definitiva ruptura


con el Papa Clemente VI1 y el nacimiento de la Iglesia
de Inglaterra, que lo tuvo como cabeza.
Al tiempo que esto ocurría -circa 1533- dicen algunos
historiadores que desembarcaron en el Paso de Dover
los inquisidores dominicos para investigar y castigar
la herejía real.
Obviamente, fueron expulsados con tanta rapidez que
no alcanzaron a salir del puerto de ambo cuando ya
estaban regresando hacia Calais...
Tan simple cual tangencia1 razón explica el por qué
Inglaterra nunca conoció el método inquisitivo de en-
juiciamiento y el por quíl del apego al método acw-
satorio a pesar de ser conocido el autoritarismo real.
Y esto vale hasta hoy: no hay impulso judicial, ni prue-
ba oficiosa, ni intervención de los jueces en la formu-
lación de preguntas a partes y testigos, ni búsqueda
denodada de la verdad, etcétera, en todos los países
del commonlaw.
* En los miles de historias y desanrollos de pleilos que
desde siempre se han filmado en EEUU,Inglaterra,
Nueva Zelanda, Australia, etcktera, ¿seha visto algu-
na vez a un juez -o a un jurad* preguntar algo a un
testigo, involucrándose así en el litigio?
Si ello ocurriere, todo derivaría hacia una segura nu-
lidad de las actuaciones cumplidas por ese juzgador
infiel con la imparcialidad que le debe a su cargo...

Toda esta historia de Inglaterra sena de enorme tras-


cendencia en
2.1. LA CONSTITUCI~NDE LOS ESTADOS
UNIDOSDE A M ~ R I C A ~ ~

Esta Constitución data del 17 de setiembre de 1787 y,


en su texto original de apenas siete artículos, no hace
referencia alguna al tema en cuestión pues, en esen-
cia, se limita a organizar el ejercicio del poder.
Pero es bien sabido que dicha Constitución es de es-
tructura abierta, lo que permite su eventual modifica-
ción por el simple método de agregar enmiendas.
Precisamente fue la Quinta Enmiendas4 de fecha 15 de
diciembre de 1791 la que, al consagrar los derechos de
todo ciudadano en las causas penales, establece en su
parte pertinente que "no podrá someterse a una per-
sona dos veces, por e1 mismo delito, al peligro de per-
der la vida o sufrir daños corporales; tampoco podrá
obligarsele a testificar contra si mismo en una causa
penal y no se le privará de la vida, de la libertad o de la
propiedad sin el debido procedimiento judicial".
* Insistiré luego en el tema, en el sentido de que esta
garantía debe ser entendida como lo contrario a un
procedimiento de equidad, al cual eran y son tan afec-

53Disponible en intemet en http://www.archives.gov/exhibits/


charters/constitution~transcript.htrnl
54 SU texto orignal dice así: "No person shall be held to answer for
a capital, or othenvise infamous crime, unless on a presentment or
indictment of a Grand Jury,except in cases arising in the land or na-
val forces, or in the Militia, when in actual service in time of War or
public danger; nor shall any person be subject for the same offense
to be twice put in jeopardy of life or limb, nor shall be compelled in
any criminal case to be a witness against himself, nor be deprived
of life, l i b e q , or property, without due process of law; nor shall pri-
vate properq be taken for public use without just compensation".
EL SISTEMA ACUSATORIO O DISPOSITIVO 123

tos los países del Commonlaw. De esta forma, nada se


dejaba librado al sentir de algún arbitrador sino que
se exigía desde el propio texto constitucional un pro-
cedimiento vigente en forma previa y al cual debían
ajustarse estrictamente todos los sujetos procesales:
juez y partes del litigio.
*Atención:la Quinta Enmienda es de fecha posterior a
la de la Revolucién francesa y a la de la emisión por la
Asamblea francesa de la Declamción de los derechos del
hombre del 27 de agosto de 1789. De ahí la importancia
de tales acontecimientos en la redacción de la original
garantía aquí glosada.

Similar mandato constitucional figura nuevamente


en el texto de la Decimocuartcc Enmiendasz, de fecha 9 de
julio de 1868, ahora como restricción al poder de los
Estados confederados:
"...ningún Estado podrá tampoco privar a persona al-
guna de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido
procedimiento judicial".
Surge clara así la filiación antiautoritaria de la norma
y la originalidad del constituyente americano al esta-
blecer la garantía de un dueprocess of law (traducido
al castellano como el debido proceso legal) que luego
sería norma de rango constitucional en todos nues-
tros paises.

55 SU texto original dice así: "Arnendrnent XIV. Section 1.Al1 persons


born or naturalized in the United States and subject to the juns-
diction thereof, are citizens of the United States and 05 the State
wherein they reside. No State shall make or enforce any law which
shall abridge the privileges or immunities of citizens of the United
States; nor shall any State deprive any person oflife, liberty, or pro-
perty, without due process of law; nor deny to any person within its
jurisdiction the equal protection of the laws..."
* Creo que el sintagrna debido proceso no ha sido bien
comprendido por desconocimiento de las modalida-
des procedimentales vigentes en ese entonces.
A mi juicio, el prometido process oflaw se opone al pro-
cess ofequity que se practicaba desde antaño tanto en
Inglaterra como en sus colonias por medio de arbitra-
dores que fallaban en conciencia (de la misma forma
que lo hacen los integrantes de un Jurado) y que, por
tal razón, no se atienen a leyes vigentes con anteriori-
dad al hecho del juzgamiento.
De donde resulta la manifiesta importancia de la ga-
rantía: aseguró un procedimiento regulado previa-
mente por el legislador que, así, evitaba sorpresas a
los litigantes producidas por capricho del juzgador
durante el curso del debate dialéctico.

2.2. LA BVOLUCI~N
FRANCESA (1 789)

Este acontecimiento sin par produjo importante quie-


bre histórico en la concepción del mundo civilizado
por su carácter total y radical. A tal punto, que cambió
el eje del ejercicio del poder, por lo cual se conside-
ra que con esta Revolución finaliza la Edad Moderna
para dar paso a la 'Edad Contemporánea.
Ya suficientemente enriquecida con largo tiempo de
negocios ultramarinos, la burguesía parisina de fines
del siglo XVIII pretendió equipararse a los dueños de
la tierra, hasta entonces fuente única de poder.
Para ello, intentó gozar de idéntico tratamiento impo-
sitivo que la nobleza. Al no conseguirlo, azuzó adecua-
damente al pueblo de París y al campesinado francés,
EL SISTEMA ACUSATORIO O DISPOSITIVO 125

harto ya del absolutismo de Luis XVIs6 y se 1ogr~la


Toma de la Bastilla a partir de la cual comenzó a es-
cribirse de nuevo la historia.
* El 14 de julio de 1789, las masas paricinas se suble-
varon y se apoderaron de la Bastilla, prisión que era el
símbolo máximo del absolutismo real.
Los insurrectos utilizaron para identificarse durante
las escaramuzas una escarapela con tres colores -
blanco, rojo, azul- que luego se convirtieron en sim-
bolo de libertad. Tanto es así que casi todos los paises
americanos los utilizaron de una u otra manera para
formar sus banderas patrias.
Pasó bastante tiempo para que los nuevos estamentos
se acomodaran, lográndose finalmente la completa
abolición del feudalismo.
Para fundar un nuevo régmen jurídico que diese a la
burguesía dominante las garantías que reclamaba insis-
tentemente, el 26 de agosto de 1791 la Asamblea -con-
vertida entonces en máximo órgano de poder- sancionó
c ~los
la D ~ c ~ Q Y ude Ó derechos
~ del hombre y del ciudadano del
22 de agosto de 1789,que proclamó las ideas de libertad,
igualdad y fraternidad, la inviolabilidad de la propiedad
y la legitimidad de la resistencia a la opresión.
* Inspirada en la D P C ~ Q ~ UdeCIndependencia
~Ó~ estadouni-
dense de 1776 y en el espíritu filosófico del siglo XVIII,
marca el fin del Antiguo Régimen y el principio de una
nueva era y es, junto con los decretos del 4 y del 11de
agosto de 1789 sobre la supresión de los derechos feu-
dales, uno de los textos fundamentales votados por

56 Versalles, 1754, tPaiís, 1793. Reinó desde 1774 hasta que fue
guillotinado.
la Asamblea Nacional Constituyente formada tras la
reunión de los Estados Generales durante la Revolu-
ción Francesa.
El principio de base de la Declaración fue adoptado an-
tes del 14 de julio de 1789 y dio lugar a la elaboración
de numerosos proyectos. Tras largos debates, los dipu-
tados votaron el texto final el día 26 de agosto.
En la declaración se definen los derechos naturales e
imprescriptibles como los de la libertad, la propiedad,
la seguridad y Ia resistencia a la opresión. Asimismo,
reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la
ley y la justicia. Por último, a h a e1 principio de la
separación de poderes.
El Key Luis XVI la ratifico el 5 de octubre, bajo la pre-
sión de la Asamblea y del pueblo, que había acudido
a Versalles. Sirvió de Preámbulo a la primera Constitu-
ción de la Revolución Francesa, aprobada en 1791.
Su texto dice:
".. . la Asamblea nacional reconoce y declara, en pre-
sencia del Ser Supremo y bajo sus auspicios, los si-
guientes derechos del hombre y del ciudadano:
1)Los hombres nacen y pemanecen libres e iguales en de-
rechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse
en la utilidad común.
2) La finalidad de toda asociación política es la con-
servación de los derechos naturales e imprescriptibles
del hombre. Tales derechos son la libertad, la propie-
dad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
3) El principio de toda soberanía reside esencialmente
en la Nación. Ningún cuerpo, nin@n individuo, pue-
den ejercer una autoridad que no emane expresa-
mente de ella.
4) LQ libertad consiste en poder hacer todo aquello que no
EL SISTEMA ACUSATORIO O D1CPOSlTlVO 127

perjudique a otro: por eso, el ejercicio de los derechos


naturales de cada hombre no tiene otros límites que
los que garantizan a los demás miembros de la sacie-
dad el goce de estos mismos derechos. Tales limites
sólo pueden ser determinados por la ley
S) La ley sólo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales
para la sociedad. Nada que no esté prohibido por la ley puede
ser impedido, y nadie puede ser constreAido a hacer algo que
ésta no ordene.
6) La ley es la expresión de la voluntad geneml. Todos los
ciudadanos tienen derecho a contribuir a su elabora-
ción, personalmente o por media de sus representan-
tes. Debe ser la misma para todos, ya sea que proteja
o que sancione. Como todos los ciudadanos son igua-
les ante ella, todos son igualmente admisibles en toda
dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capaci-
dades y sin otra distinción que la de sus virtudes y sus
talentos.
7 ) NingUn hombre puede ser acusado, arrestado o deteni
do, como no sea en los casos determinados por la ley y con
arreglo a las formas que ésta ha prescrito. Quienes soliciten,
cursen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias debe-
rbil ser castigados: pero todo ciudadano conuoccldo o apre-
hendido en virtud de la ley debe obedecer de inmediato: es
culpable si opone ~esistencla.
8)La ley sólo debe estabIecer penas estricta y evidentemente
necesarias, y nadie puede ser castigada sino en virtud de
una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito,
y aplicada legalmente.
9) Puesto que todo hombre se presume inocente mientras no
sea declarado culpable, si se juzga indispensable detenerlo,
todo rigor que no sea necesario para apoderarse de su perso-
na debe ser seueramente reprimido por la ley.
10)Nadie debe ser incomodado por sus opiniones,in-
clusive religiosas, a condición de que su manifestación
no perturbe el orden público establecido por la ley.
11)La libre comunicacion de pensamientos y de opi-
niones es uno de los derechos más preciosos del hom-
bre; en consecuencia, todo ciudadano puede hablar,
escribir e imprimir libremente, a trueque de respon-
der del abuso de esta libertad en los casos determina-
dos por la ley.
12) La garantía de los derechos del hombre y del ciu-
dadano necesita de una fuerza pública; por lo tanto,
esta fuerza ha sido instituida en beneficio de todos, y
no para el provecho particular de aquellos a quienes
ha sido encomendada.
13) Para el mantenimiento de la fuerza pública y para
los gastos de administración, resulta indispensable
una contribución común; ésta debe repartirse equita-
tivamente entre los ciudadanos, proporcionalmente a
su capacidad.
14) Los ciudadanos tienen el derecho de comprobar,
por si mismos o a través de sus representantes, la ne-
cesidad de la contribución pública, de aceptarla libre-
mente, de vigilar su empleo y de determinar su pro-
mata, su base, su recaudación y su duración.
15) La sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su
gestión a todo agente público.
16) Toda sociedad en la cual no estk establecida la garantía
de los derechos, ni deteminada Ia separación de los poderes,
carece de Constitución.
17) Siendo la propiedad un derecho inviolable y sa-
grado, nadie puede ser privado de ella, salvo cuando
la necesidad publica, legalmente comprobada, lo exija
de modo evidente, y a condición de una justa y previa
indemnización".
EL SISTEMA ACUSATORIO O DlSFQSlTlVO 129

De ahí que es importante ver cómo influyó todo esto en

2.3. LAS IDEAS DE LIBERTAD EN A M ~ R I C A


Parece claro que, jurídicamente, la Revolución Fran-
cesa y la Declaración de los derechos del hombre in-
fluyeron en forma directa en la legislación americana
posterior, gracias a la enorme trascendencia tangen-
cial de las obras de Monte~quieu~~, Voltaires8,Rous-
~ e a yuDiderot60
~ ~ y su Enciclopedia, que se extendieron
en forma vertiginosa por todo Occidente y fueron de-
cisivas para la creación del movimiento libertario de
América del Sur.
* La Enciclopedia, magna obra dirigida por Diderot, ha
pasado a la historia como importante instrumento de
lucha ideológica y expresión intelectual de los Ilama-
dos filósofos del siglo XVIII en Francia.

A tal punto ello es cierto que todas las Constituciones


que se dictaron en nuestra regón durante la primera
mitad del siglo xIx fueron fiel reflejo de ese pensa-
miento y, en lo judicial, seguidoras de la idea referida
al debido proceso, aunque casi ninguna se refiere a él
con esa denominación.

57 Carlos de Secondat,Barón de Montesquieu r1689 - t1755), autor


de Cartas persas y de las Consideraciones de las causas de la grandeza
de los romanos y su decadencia, brilla hasta ahora con El espíritu de las
leyes.
58 Francisco Mana Arouet r1694 - t1778), poeta y dramaturgo fran-
cés, escribió el Diccionariofilosó~co,donde fundó la moral natural en
la tolerancia y en la razón.
S9 Juan Jacobo Rousseau r1712 - t1778), es autor del Contrato social
60 Denis Diderot r1713 - t1784), filósofo francés.
130 ADOLFOALYARAW VELLOSO MARIANAALVARAW
-

Veamos, como ejemplo de ese aserto, qué ocurrió con

La sancionada en el año de 1853 es un ejemplo ab-


soluto de texto constitucional liberal y no autoritario
pues es el reflejo del pensamiento triunfante en larga
lucha contra implacable tiranía.
* Obviamente, me refiero a la del Restaurador de las
Leyes, Brigadier General don Juan Manuel de Rosas.

Su fuente inmediata fue el Proyecto de Juan Bautista


AlberdiG1,CUYOS artículos 19 y 20 transcribo seguida-
mente en marginalia para que se vea que el texto final
de la Constitución nacional poco difirió de el ya que lo
copió en gran parte.
* Este Proyecto, natural consecuencia de las Bases que
escribiera el mismo autor, es el fiel reflejo de las ideas
dominantes en la época, por lo que considero impor-
tante presentarlo a continuación toda vez que su con-
tenido normativo no puede ser más liberal. Veamos:
estableció en suarticulo 19 que:
"nadie puede ser condenado sin juicio previo funda-
do en ley anterior al hecho del proceso;
ninguno puede ser juzgado por comisiones especia-
les ni sacado de los jueces designados por la ley antes
del hecho de la causa;
61Y810 San Miguel de nicumán, Argentina, t 1884 Neuilly-sur-Seine,
Francia.Jurista,sociólogoy publicista.Es consideradouno de los más im-
portantes publicistas argentinos del siglo pasado y el " Padre de la Consti-
tución Nacional Argentina".Su figura es,quizás,parangonable con la de
Domirigo Sarmiento (con quien Alberdi mantuvo enconadas polémicas)
respecto de la prédica y el tesón que ambos pusieron al establecer los
fundamentos sociales,políticos y culturales de la Nación Argentina.
EL SISTEMA ACUSATORIO O DlSFQSlTlVO

nadie puede ser obligado a declarar en contra de sí


mismo;
no es eficaz la orden de arresto que no emane de
autoridad revestida del poder de arrestar y se apoye
en una ley;
a el derecho de defensa judicial es inviolable;
afianzado el resultado civil de un pleito no puede ser
preso el que no es responsable de pena aflictiva;
el tormento y los castigos horribles quedan abolidos
para siempre;
quedan prohibidos los azotes y las ejecuciones por
medio del cuchillo, de la lanza y del fuego;
las cárceles húmedas, oscuras y mortíferas deben
ser destruidas;
a la infamia del condenado no pasa a s u familia".
Y el artículo 20 estableció ejemplarmente que
"las leyes reglan el uso de estas garantias de derecho
público. Pero el Congreso no podrá dar ley que, con
ocasión de reglamentar u organizar su ejercicio, las
disminuya, restrinja o altere en su esencia".

Veamos ahora su artículo 18, que coincide con el texto


correspondiente al cuerpo normativo sancionado en
el año de 1994":
"Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin
juicio previo fundado en ley anterior al hecho del pro-
ceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado
de los jueces designados por la ley antes del hecho de
la causa.

62 La Constitución fue promulgada mediante Ley NO 24430 en el


Boletín Oficial del 10 de enero de 1995.
"Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo;
ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autori-
dad competente.
"Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de
los derechos.
"El domicilio es inviolable, como también la corres-
pondencia epistolar y los papeles privados; y una ley
deteminará en qué casos y con qué justificativos po-
drá procederse a su allanamiento y ocupación.
"Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por
causas políticas, toda especie de tormento y los azotes.
"Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en
ellas, y toda medida que a pretexto de precaucion
conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla
exija, hari responsable al juez que la autorice".

En la misma tónica se encuentran otras normas que,


por imperativo constitucional, también son leyes vi-
gentes en la Argentina.
A título de ejemplo, cito a

a) La Declaración universal de los derechos del hombre, pro-


clamada el 10 de diciembre de 1948 por la Resolución
de la Asamblea General 217 A de las Naciones Unidas.
Transcribo su normativa en el Apéndice final de esta
obra.
b) la Convención Americana sobre Derechos Humanos co-
nocida como Pacto de San losé de Costa Rica (del 22 de
noviembre de 1969),cuya normativa también inserto
completa en el Apéndice de esta obra por su notable
importancia en el tema que aquí se desarrolla.
EL SISTEMA ACUSATORIO O DlSFQSlTlVO

Como se ve, tanto la Constitución como todas las le-


yes internacionales que se han aceptado como pro-
pias consagran un método de enjuiciamiento abso-
luta y definitivamente liberal y no autoritario como
el inquisitivo-nazi-fascista-soviético que tanto sigue
deslumbrando al procesalismo civil de América latina.
Veamos ahora qué ha pasado en

Creo imprescindible insistir en que, cuando la Consti-


tución de 1853 se insertó en el plexo normativo argen-
tino, toda la legislación procesal vigente era de neto
corte autoritario a consecuencia de haber mantenido
el país hasta entonces las leyes procedimentales de la
Colonia que, obvio es decirlo, repetían acá las vigentes
en España.
Parece claro que si ese régimen era inquisitivo -lo con-
trario al método de juzgamiento consagrado en la Cons-
tituci8n en orden a los precedentes que se tuvieron en
cuenta al momento de redactarla- la nueva n o m a de
rango superior debió producir la inmediata abrogación
de toda ley procedimental que se le opusiera.

Esto no ocurrió y se ignora el porqué. Pero lo cierto es


que la ley incompatible siguió rigiendo y, peor aún, se
hizo más autoritaria a medida que España -que care-
cía de texto constitucional como el de los vigentes en
América- endurecía su sistema de enjuiciamiento, tal
como le he explicado en páginas anteriores.
Ya he mencionado en este Capítulo lo que pasó en la
Argentina durante el siglo XIX. Resta agregar a ello que
la situación es absolutamente incomprensible en un
sistema judicial con control de constitucionalidad di-
fuso; cuesta creer que ningún juez argentino haya de-
tectado jamás tan claro divorcio entre la Constitución
(libertaria) y la ley procesal (autoritaria) y decidiera
declararla inconstitucional.. .
Cuadra recordar ahora que durante el siglo XX -y,
paradojalmente, en la refoma operada en este siglo
XXP3-no ha habido en el país cuerpo normativo algu-
no que adoptara plenamente el sistema dispositivo en
el campo de lo civil y, excepcionalmente, algunas leyes
aisladas en el campo penal, a las cuales me referiré
luego.
Con todos estos antecedentes, es bueno que veamos
ahora

3. LA DESCRIPCIÓN DEL MÉTODO


ACUSATORIO DE DEBATE

Es un método bilateral en el cual dos sujetos natural-


mente desiguales discuten pacíficamente en igualdad
jurídica asegurada por un tercero que actúa al efec-
to en carácter de autoridad, dirigiendo y regulando el
debate para, llegado el caso, sentenciar la pretensión
discutida.
Es valor entendido por la doctrina mayoritaria que
un proceso se enrola en el sistema dispositivo cuando

63 Se trata de la Ley No 25488, publicada en el Boletín Oficial del


22.11.2001.
EL SISTEMA ACUSATORIO O DISPOSITIVO 135

las partes son dueñas absolutas del impulso procesal


(por tanto, ellas son quienes deciden cuando activar
o paralizar la marcha del proceso), y son las que fijan
los términos exactos del litigio a resolver afirmando
y reconociendo o negando los hechos presentados a
juzgamiento, las que aportan el material necesario
para confirmar las afirmaciones, las que pueden po-
nerle fin al pleito en la oportunidad y por los medios
que deseen.
Tal cual se ve, priva en la especie una filocofia abso-
lutamente liberal que tiene al propio particular como
centro y destinatario del sistema.
Como natural consecuencia de ello, e1 juez actuan-
te en el litigio carece de todo poder impulsono, debe
aceptar como ciertos los hechos admitidos por las
partes así como conformarse con los medios de con-
firmación que ellas aportan y debe resolver ajustán-
dose estrictamente a lo que es materia de controver-
sia en función de lo que fue afirmado y negado en las
etapas respectivas.
* Por tanto: si las partes aceptan de consuno un he-
cho y, así, tal hecho está fuera del litigio, el juez debe
aceptarlo aunque no le guste y le conste que no coin-
cide con lo verdaderamente acaecido en el plano de la
realidad social. Esa es la base misma de la regla de la
congruencia procesal.

Este antiguo sistema de procesamiento es el único que


se adecua cabalmente con la idea lógica que ya se ha
dado del proceso, como fenómeno jurídico irrepetible
que une a tres sujetos en una relación dinámica.
Pero no sólo al litigio puramente civil se aplicó este
sistema en el pasado remoto: existen noticias que
muestran a este fenómeno respecto de la materia pe-
nal en las antiguas repúblicas de Grecia y en la misma
Roma, en la epoca de los Comicios.
Y es que la primitiva concepción del juicio penal exi-
gía que fuera iniciado por un acusador (ya que preva-
lecía el interés particular del ofendido y sus parientes)
quien actuaba contra el reo ante la persona que oficia-
ba como juzgador.
Tanto es así que lo que hoy podría llamarse proceso
penal común fue acusatorio desde antes del Siglo XII
en numerosos países de Europa.
Para la mejor comprensión del tema en estudio, cabe
recordar que el sistema dispositivo (en lo civil) o acu-
satorio (en lo penal), se presenta históricamente con
los siguientes rasgos caracterizadores:
el proceso sólo puede ser iniciado por el particular
interesado. Nunca por el juez;
el impulso procesal sólo es dado por las partes. Nun-
ca por el juez.
el juicio es público salvo casos excepcionales;
existe paridad absoluta de derechos e igualdad de
instancias entre actor (o acusador) y demandado (o
reo)
* y el juez es un tercero que, como tal, es impartial (no
parte), imparcial (no interesado personalmente en el
resultado del litigio) e independiente (no recibe órde-
EL SISTEMA ACUSATORIO O DlSFQSlTlVO

nes) de cada uno de los contradictores. Por tanto, el


juez es persona distinta de la del acusador;
* Atención: si el juez es no parte, lógicamente no debe
ni puede hacer las tareas propias y exclusivas de las
partes: afirmar, confirmar, alegar, impugnar, etcétera.

no preocupa ni interesa al juez la búsqueda deno-


dada y a todo trance de la verdad real sino que, mu-
cho más modesta pero realistamente, procura lograr
el mantenimiento de la paz social fijando hechos para
adecuar a ellos una n o m a jurídica, tutelando así el
cumplimiento del mandato de la ley;
nadie intenta lograr la confesión del demandado o
imputado, pues su declaración es un medio de defen-
sa y no de prueba, por lo que se prohibe su provoca-
ción (absolución de posiciones);
correlativamente exige que, cuando la parte desea
declarar espontáneamente, lo haga sin mentir. Por-
tanto, castiga la falacia;
* No como ocurre en los países de América, en los que
la declaración ante el juez muestra una suerte de di-
vertido deporte de las partes procesales, en absurda
posición de descarada mentira.
Claro está, esto se hace por indebida interpretación
de la garantia constitucional que establece que nadie
está obligado a declarar en contra de si mismo ...
Ya se verá mejor el problema al tratarlo específica-
mente en el Tomo 8 de esta Colección.

se prohibe la tortura;

el imputado sabe siempre de que se lo acusa


y quién lo acusa
y quiénes son los testigos de cargo;
etcétera.
A mi juicio, todo ello muestra en su máximo grado la
garantía de la plena libertad civil para el demandado
(o reo). Pronto volveré sobre el tema.

4. LA APLICACIÓN DEL M ~ T O D O
ACUSATORIO EN LA ARGENTINA

Poco -en rigor, casi ningún- auge ha tenido este méto-


do de enjuiciamiento en el país.
* Claro está, no funciona con nuestra vocación auto-
ritaria ...

Veamos:

4.1. EN LO PENAL
Desde siempre todo juzgamiento se hizo con irrestric-
to apego al sistema inquisitivo, en todas las provincias
y respecto de todos los delitos y faltas.
En fecha relativamente reciente se instrumento el
método acusatorio en algunas provincias, cual las de
Buenos Aires (por ley No 11922, de 1997) y Córdoba
(por ley No8123 de 1992), donde por muchas razones
peligra su vigencia.
* Entre otras razones aludidas, por la ineficacia que
muestran en su aplicación los jueces del antiguo sis-
tema inquisitivo, hoy encargados de instmmentarlo
sin previa y adecuada formación.
EL SlSTELdA ACUSATOMO O DISPOSITIVO

4.2.EN LO CIVIL
En este campo no hay ley argentina que consagre el
sistema dispositivo puro.
Dicen los autores que, aquí, el método que se aplica es
predominantemente dispositivo con algunos leves re-
toques del sistema inquisitivo. Y a esto lo llaman sis-
tema mixto, al que me referiré en el Capítulo siguiente.
Pero antes, creo menester efectuar una comparación
paralela entre los sistemas extremos.
A este fin presento el recurso docente de insertar el
siguiente cuadro comparativo:
StsTEMAACUSATOEiO (O D~sPOSITIVO) SISTEMA
INQUISIT~VO

1) el proceso se inicia sólo por acción 1) el proceso se inicia por acción


del interesado (acusación),por denuncia o de oficio

2) el impulso procesal lo efectúan los 2) el impulso procesal es efectuado por el


interesados. no el juez juez

3) el acusado (o demandado)sabe 3) el acusado (o demandado) no sabe


desde el comienzo q u i h y por qu& desde el comienzo quih ni por quk se
se lo acusa (o demanda) lo acusa (o demanda)

4) el acusado puede no saber qikn es el


4) el acusado sobe quien es eljuez juez

5, prorrso es púb'icol lo que elimina 5) el proceso es secreto, lo que posibilita el


automáticamente la posibilidad de
tormento

Como se ve, la figura central del sistema inquisitivo es


el propio Estado (el juez), lo que revela por sí solo su
carácter totalitario.
En cambio, el eje central del sistema dispositivo es el
hombre actuando en calidad de litigante.
¿Hace falta que insista en la afirmación que he hecho
supra acerca del irreconciliable divorcio que existe en-
tre la Constitución y la ley?
Tanto es así que, para terminar, debo recordar que to-
dos los gobiernos autoritarios que hubo en la Argenti-
na desde el año de 1930 hasta el de 1983, derogaron la
Constitución nacional o la subordinaron a Reglamen-
tos y Estatutos Revolucionarios.
* Me refiero a los gobiernos encabezados por el Gene-
ral Uribum (1930),por el General Rarnírez (19431, por
el General Farrell (1944), por el General Aramburu
(1955), por el Dr. Guido (tras de quien se escondían va-
rios Generales) (1962),por el General Ongania (1966)y
por el General Videla (1976).

Paradojalmente, en cambio, todos ellos mantuvieron


vigentes las leyes proredimentales que toleraban sus
actuaciones autoritarias.
No se piensa, acaso, que el secreto del sumario, la decIa-
mción indagatoria, la recurrente actuación of?ciosa, etcé-
tera, concurrieron en alguna medida al genocidio de
miles de argentinos..?
iHubiera sido todo ello posible en un régimen proce-
sal apegado al texto de la Constitución?
Ruego al lector dar honesta respuesta intelectual y
moral a estos interrogantes.
Y si se me contesta -tan sólo- que pudo ser posible
que el método perverso coadyuvara a tan atroz resul-
tado, me daré por satisfecho con la demorada exposi-
ción hasta aquí realizada y me convencere aún más
EL SISTEMA ACUSATORIO O D1CPOSlTlVO I4l

de que debe legislarse para la generalidad de los posi-


bles juzgadores y no sólo para los buenos que hoy se
cuentan por montones ...
1. EL SISTEMA MIXTO^^
Comparando los sistemas descritos en los Capitu-
los anteriores, puede colegirse con facilidad que los
sistemas dispositivo e inquisitivo son franca y abso-
lutamente antagónicos y que, por razones obvias, no
puede hablarse seriamente de una suerte de conuiven-
cia entre ellos, aunque resulte aceptable que puedan
alternarse en el tiempo confome a distintas filosofías
políticas irnperantes en un lugar dado.
Así es como disposiciOn e inquisicion aparecen siempre
en la historia judicial, a la manera de poderosos parti-
dos políticos, como bandos contrapuestos que ganan
mas o menos adeptos según las circunstancias, que
gobiernan alternadamente, que se soportan de mane-
ra recíproca, que simulan no pocas veces que hasta
pueden llegar a convivir pacificamente.
Tanto es así, que al escuchar el comentario de los au-
tores acerca de cualquier código, es habitual que indi-
quen que es predominantemente dispositiuo con algunas
pautas inquisitiuas o, por lo contrario, que esfundamen-
talmente inquisitivo, con algunos rasgos dispositivos.

Parte de este Capítulo fue publicado integrando el texto del libro


El Debido Proceso de la Garantía Constitucional, 1 tomo de 310 págs. ed.
Zeus. Rosario, Argentina. 2003.
Si se me dispensa el seguir con la metáfora política, es
sencillo afirmar que, tal como acontece en esa área,
se considera habitualmente -por autores y legislado-
res- que disposición e inquisición son posiciones extre-
mas que, como tales, resultan negativas y disvaliosas.
De allí que, desde antaño, abunden los centristas, em-
barcados en la tarea de lograr un adecuado equilibrio
entre las posiciones antagónicas.
No resulta difícil advertir que la tenacidad de estos
predicadores ha fecundado prolíficamente en el pen-
samiento de los más eximios procesalistas america-
nos: a fuerza de una empecinada reiteración, esa idea
de equilibrio, de saludable medio entre los dos extremos,
se ha convertido en una especie de dogma que hoy
adoptan casi todos los ordenamientos del continente.
* Si bien se mira la cuestión, se presenta en la especie
una suerte de síndrome de Estocolmo.
Para constatarlo, basta can leer la Exposición de Motivos
de la mayoría de los códigos procesales: como máxi-
ma virtud, se señala habitualmente que el respectivo
cuerpo legal, "a la par que mantiene valiosas pautas
dispositivas, no deja de recoger los no menos valiosos
aportes del sistema inquisitivo..."
Con ello nace lo que se conoce como sistema mixto,que
ostenta caracteres propios de cada uno de los ya men-
cionados.
Por supuesto -y surge sólo de la simple lectura de los
anteriores párrafos- no son exactas las afirmaciones
de la doctrina, pues disposición e inquisición son posicio-
EL SISTEMA MIXTO

nes que generan sistemas de procesamiento incompa-


tibles en su esencia.
Por eso es que no resuItafactible concebir racionalmente e1
sistema mixto.
No ocurre otro tanto con las reglas técnicas (ver el tomo
1 de esta Colección) que indican cómo procesar, que
pueden llegar a combinarse en el tiempo. Y hago la
advertencia pues lo que vengo explicando hasta aho-
ra no es una simple regla para instrumentar el méto-
do de debate; más que ello, es la representación en el
proceso de filosofías políticas antagónicas que no pue-
den coexistir sino a riesgo de una simple y deplorable
incoherencia sistémica.
Para persuadir sobre la exactitud de esta afirmación
-que algunos autores pueden considerar extravagan-
te- recurro a un ejemplo cualquiera: piensese en un
cuerpo legal que contenga normas claramente dispo-
sitivas en materia de confirmación de afirmaciones.
Supóngase que, al mismo tiempo, tal normativa con-
sagre una sola n o m a que, bajo el inocente titulo de
medidas para mejor proveer o resolver otorgue al juez am-
plísimas facultades para ordenar de oficio cualquiera
diligencia conducente a la investigación de la verdad
real acerca de los hechos litigiosos, con prescindencia
de su aceptación por las partes.
En este caso, no dudo de que abundarían los más elo-
@osos comentarios: se hablaría del adecuado equili-
brio de la n o m a pues, al estatuir conforme a las pau-
tas tradicionales en materia de confirmación, recoge
las ideas más avanzadas, que concuerdan en entre-
garle al juez una mayor cantidad de poderes en or-
den al mejor y más auténtico conocimiento de los he-
chos... etcétera.
Afirmo que tal comentano es incoherente.
Baste una sencilla reflexión para justificar este aserto:
la n o m a que le confiere al juez la facultad de acredi-
tar por sí mismo un hecho litigioso, jno tiene la vir-
tualidad de tirar por la borda toda la regulacion dispo-
sitiva referente a cargas, plazos, negligencia, caducidad,
etcétera, en rnatena de confirmación?
* Adviertase que si en un vaso de agua pura y cristali-
na se echa una sola gota de tinta azul, todo el conte-
nido se tiño de ese color. Y nunca sera más lo que era
hasta momentos antes.
Igual cosa ocurre en el proceso: puede afirmar el legis-
lador que norma a base de un sistema puramente acu-
satorio. Pero si en el respectivo contexto inserta una
sola n o m a que tolere la prueba oficiosa del juzgador,
tiñó todo el cuerpo legal del más puro inquisitivismo...
El problema no es novedoso: en la década del 40, dos
ilustres tratadistas italianos -Allono y Satta- sostu-
vieron ardorosos coloquios respecto de él.
Si quiere extractarse en una sola frase el fondo polí-
tico de la polémica, hay que imaginar que cualquier
hombre común ha de interpretar las posiciones anta-
gónicas a base de este pensamiento: mientras uno de
los autores nombrados piensa que
"los tribunales están instituidos para que Pedro pueda
obtener la condena de Juan al pago de lo que le debe",
el otro cree que
"Pedro debe accionar ante los jueces del Estado para
que éste pueda alcanzar su fin de condenar a Juan al
pago de lo que debe".

Sobre esta idea se ha advertido con agudeza que


"los litigios no son tales o no interesan al Estado sino
en cuanto trascienden al público por la manifestación
de uno de los interesados, por lo menos, al pretender
que sea resuelto por el juez ...
"La demanda judicial es el medio por el cual se exte-
rioriza la existencia del conflicto, pues sin ella no hay
caso justiciable.
"Porque icómo y hasta dónde podna el órgano estatal
apreciar la necesidad o conveniencia de hacer desapa-
recer las diferencias que separan a las partes?
"¿Seconcibe al juez obligando a Juan a devolver el di-
nero que le debe a Pedro sin que éste lo exija?
"Admitir esa posibilidad, además de que tiraría por
la borda a instituciones tales como la donación y la
prescripción que el C6digo Civil regula, importada
trastrocar e1 ordenamiento jurídico que considera al
individuo como un ser libre y capaz de conocer sus
conveniencias y necesidadesn.

iPor qué se ha llegado en la historia al sistema mixto?


A mi juicio, son varias las razones determinantes de
la actual coexistencia de sistemas antagónicos: la se-
cular tradición del Santo Oficio y la abundante litera-
tura jurídica que fundamentó y justificó la actuación
de la Inquisición española durante casi seiscientos aAos,
así como la fascinación que el sistema provoca en re-
gímenes totalitarios que, al nomiar para el proceso,
dejan de lado al hombre común para erigir al propio
Estado como centro y eje del sistema (recuérdese que
nuestra asignatura es actualmente denominada en
muchas partes como derecho juriscliccional) .

En la generalidad de los países de América latina se


cuenta hoy con normativas procesales fuertemente
inquisitivas, tanto en lo penal como en lo civil.
A riesgo de predicar en el vacío, mantengo la esperanza
de revertir este estado de cosas y, para eso, esta obra.
Y ello por simples y obvias razones: los constituyentes
de la primera mitad del Siglo XIX normaron en fun-
ción de la dolorosa historia vivida en nuestros paises
hasta entonces, tratando de evitar desde la propia
Constitución la reiteración de los errores y las aberra-
ciones del pasado. Buena prueba de ello se encuentra,
por ejemplo, en los artículos 29" y 109"".de la Consti-
t u c i ó n Argentina.

Acorde con textos constitucionales vigentes en la épo-


65 CN,art. 23: "El congreso no puede conceder al Ejecutivo Nacio-
nal, ni las Legslaturas provinciales a los gobernadores de provincia,
facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otor-
garles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las
fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona
alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insa-
nable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la
responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria".
CN. Art. 109: "En ningiín caso el presidente de la Nación puede
ejercer funciones judiciales, arrogarse el conocimiento de causas
pendientes o restablecer las fenecidas".
EL SISTEMA MIXTO

cal vuelvo a iterar que la idea que tuvieron de la acti-


vidad de procesar no puede ser más clara, más pura,
ni puede concebirse más liberal: acordaron la igualdad
ante la ley, remarcaron la inviolabilidad de la defensa en
juicio,establecieron el principio del juez natural y el del
estado de inocencia,prohibieronla condena sinjuicio previo
fundado en ley anterior al hecho que motivó el proceso,
etcétera.
Dentro del espíritu que exhibe la Constitución, todo
ello muestra que su meta era -y es- un proceso regu-
lado con las modalidades explicadas hasta ahora: fe-
nómeno jurídico que enlaza a tres sujetos, dos de ellos
ubicados en situación de igualdad y el otro en la de im-
parcialidad (lo cual ocurre excIusiuarnente en el sistema
dispositivo o acusatorio).
De ninguna manera creo que pueda afirmarse, al me-
nos congruente y fundadamente, que todas las garan-
tías constitucionales recién enunciadas rijan dentro
del sistema inquisitivo (propio de nuestro proceso pe-
nal) pues al posibilitar que sea el propio juez quien ini-
cie de oficio una investigación imputando a alguien la
comision de un delito, por ejemplo, y al mismo tiempo
permitir que dicho juez resuelva por sí acerca de su
propia imputación, viene a resultar algo obvio: el juez
es juez y parte al mismo tiempo.
Y hasta el menos avisado puede advertir que lo que
ello genera no es un proceso (de tres) sino un simple
procedimiento que une solo a dos sujetos: el juez-acu-
sador y el reo.
Insisto reiterativamente y a riesgo de producir hartaz-
go en el lector: no obstante tal afirmación, que no pue-
de ser desvirtuada con razonamiento lógico jurídico
(aunque sí con argumentación política y caprichosa),
la antigua vocación por el totalitarismo que tan per-
sistentemente ha mostrado el legislador argentino, lo
ha llevado a dictar regulaciones nonnativas que, al
permitir la coexistencia incoherente de sistemas an-
tagónicos, descartan per se la vigencia del debido proce-
so al estableces para un sinnúmero de casos simples
procedimientos judiciales a los cuales se les adjudica
-indebidamente- la denominación de procesos.
Pero como las cosas son lo que realmente son, sin que
importe al efecto cómo se las llame, no creo que ello
sea suficiente para que se acepte con alegrfa y buena
voluntad un sistema filosóficamente erroneo, política-
mente nefasto y jurídicamente inconstitucional.
A esta altura de la exposición, ya habrá advertido el
lector el porqué del método de esta obra, cuyo eje cen-
tral es la acción procesal y no la jurisdicción.
Aunque continuaré en esta tónica, mostrando lo que
el proceso es Iógicarnente -y debe ser juridicamente- me
ocuparé también, llegado el caso, de explicar lo que es
nomatiuamente en la actualidad.
Como corolario de lo desarrollado en los tres últimos
Capítulos, donde me he detenido en demasía al des-
cribir los sistemas que regulan los diferentes métodos
de enjuiciamiento que coexisten en el mundo, quiero
concluir diciendo que descarto por completo que en
los países de la región pueda -o deba- aplicarse el sic-
tema inquisitivo y, por ende, el sistema mixto.
EL SISTEMA MIXTO

Pero detrás de esta conclusión -que ya parece obvia


en esta obra- existe una verdadera elección personal
que, desde ya, afirmo que se mantendrá incólume aun
en la hipótesis de no contar eventualmente y algún
día con una Constitución libertaria.
Y es que en el trance de tener que elegir un método de
juzgamiento -no como autoridad, en calidad de juzga-
dor (y conste que lo he sido durante casi toda mi vida),
sino de simple particular que anda de a pie por los
caminos de la vida- me enfrento con una alternativa
inexorable:
a) o elijo un proceso que sirva como medio de control
social (con resultados al mejor estilo kafkiano) u
b) opto por un método que se presente en sí mismo
como último bastión de la libertad.
De ahí que, tomando partido por la Constitución y no
por la ley en esta lucha ideológica que hoy enfrenta
absurdamente a los procesalistas de America, elijo
proclamar
la libertad;
la garantia del debido proceso
y el goce irrestricto del día de audiencia previa en la
Corte de Justicia,
donde todo ciudadano tiene derecho a ser juzgado
imparcialmente por un juez
*y colocado por él en pie de perfecta igualdad frente a
su contradictor,
con absoluta bilateralidad de la audiencia
y sin la asunción por el juez de actitudes patema-
listas con las partes o de tareas que no le incumben
conforme con lo nomado por la Constitución.
Esto es -a la postre- lo que hoy se conoce en la so-
ciología judicial con la denominación de gcarantiswzo
p r ~ c e s a l ~que
~ y se enfrenta a la actitud solidarista que
sostienen quienes prefieren el mantenimiento del re-
gimen autoritario.

67 Para conocer qué es el garantisrno procesal, ver mi libro El debido


proceso de la garantia constitucional, ed. Zeus, Rosario, 2010.
Apéndice 1

En el centenario del reglamento de KIein


FRANCOCIPRIANI

Sumario

1.Franz Klein y el Reglamento de 1895


2. El pensamiento y el proceso de Klein
3. En búsqueda de las raíces del Reglamento de Klein: el
Reglamento de José 11 de 1781
4. El proceso como mal social y su incidencia en la economía
nacional
5. El fin social. La concepcion publicistica, el Krey madero. y el
.asunto de partes-.
6.Reforzamiento de los poderes del juez y tratamiento forzado
de las causas
7 . Klein y la libertad de las partes
8. Klein y la Convención Europea de los Derechos del Hombre
9. Klein y la Constitución italiana
10. Klein en Italia. a) La inútil experiencia de 1942
11.b) La polémica acerca del Reglamento austríaco tras la
guerra 1915-18
12. c) La aplicación el Reglamento austríaco en Tkento y IIkieste
de1918a1929
13. d) La sustitución del Reglamento austríaco con el CPC:
testimonio de Asquini
14. Las estadísticas de Klein.
Se cumple este afio el centésimo aniversario del Regla-
mento hecho por el Ministro Guardasellos Franz Klein
para el proceso civil del Imperio Austro-Húngaro.
En 1895, Franz Klein tenía 41 años, habiendo nacido
en Viena en 1854. De joven se dedicó primeramente
a la abogacía y luego a la enseñanza de derecho ro-
mano y de derecho procesal civil. Nombrado Ministro
Guardasellos, logró que se aprobara un proyecto suyo
de ZPOb8,convirtiéndose así para muchos en el legisla-
dor procesal por antonomasia; tanto, que en los años
veinte surgió en Italia una especie de competencia
para llegar a ser <<el
Klein italiano..
Su Reglamento, aún vigente en Austria, pudo contar
con una gran uacatio legis que el Guardasellos utilizó,
bien para preparar a los jueces «con mano dura» a fin
de que aplicaran la nueva ley, bien para amansar «a
los abogados de Viena (que) en 1897 amenazaron con
media revolución con el fin de impedir la implemen-
tación del nuevo procedimiento».
En la espera del lo de enero de 1898, día de la entrada

69 Tal la sigla alemana para designar el código procesal civil (Ziuil-

prozessordnung).
en vigencia de su Reglamento, Klein, quien se man-
tenía como Guardasellos (probablemente en conside-
ración de aquella .media revolución^^), <<proclamó con
las hechos la necesidad de dar un más amplio alivio
al Poder Ejecutivo en los momentos graves que se vi-
vían» y se hizo «custodio vigilante de la integridad del
nuevo ordenamiento>),instituyendo «una asidua vigi-
lancia sobre los tribunales (...) en el período critico de
la primera aplicación)).
Particularniente, Klein (a quien en 1919 el destino le
habría asignado ha triste tarea de suscribir para su
país el T)-atodo de Saint Gerrnaine, que signó el fin del
Impeno Austro Húngaro y, también, el traspaso de las
Venecia Giulia y Tridentina al Reino de Italia), utilizó
como recurso la «muy feliz institución de los inspec-
tores judiciales» que esparci6 por todo el territorio del
Imperio.
En efecto, los inspectores de Klein -nos lo asegura un
testigo ocular- .acudían imprevistamente a los más
remotos juzgados rurales, examinaban los expedien-
tes procesales, asistían a audiencias, infomaban a
Viena, desde donde partían circulares, recomendacio-
nes y reproches o encomios, según el caso.
¡Qué lucha vigorosa contra el temido abuso de los es-
critos preparatorios! iQué estocadas a los jueces dis-
plicente~hacia la concentración procesal! ¡Qué fervor
de directivas, de discursos, de publicaciones todas he-
chas por un unico animador!».
Es que el Reglamento de Klein encontrd no pocas re-
sistencias y dio lugar a encendidas discusiones» pues
MNDICE
1. EN EL CENTENAWO DEL REGLIiMENTü DE KWIN

preveía un proceso construido aen menoscabo de las


partes».
Algunos, los «retrógrados»,lo tacharon de inconsti-
tucional; otros, como el Rector de la Universidad de
Viena, Schmtk, lamentaron que #a los incrementados
poderes y a la ennoblecida posición del juez no corres-
pondiera un aumento proporcional en las garantías
de independencia»; otros, como Adolf Wach, valiente
defensor de la concepción liberal del proceso, le repro-
charon estar en contra de la naturaleza dispositiva del
proceso civil; otros aun, como el trentino Francesco
Menestnna, de haber sido concebido «en un momen-
to de ingenuo optimismo^; finalmente otros, como el
joven Giuseppe Chiovenda, y sin disimular su perple-
jidad, prefirieron no pronunciarse.
Sin embargo, las críticas no le impidieron a Klein decir
rápidamente que estaba muy satisfecho de la «gran
mejora. obtenida con su reforma, ni tampoco que su
reglamento había tenido éxito: en particular, es noto-
no que la ideología de Klein fue acogida por el Códi-
go Procesal Civil italiano de 1940 y que el Reglamento
austríaco ha representado y aún representa para mu-
chos italianos el ideal a imitar y la meta a alcanzar.

2. EL PENSAMIENTO Y EL PROCESO DE KLEIN


Suele decirse que «el gran mérito de Klein fue aquel
de individualizar el aspecto sociológico-económico
del instituto del proceso (...). La disciplina del proceso
austríaco fue la primera entre aquellas relativas a los
ordenamientos procesales modernos en basarse efec-
tivamente en el hecho de que el proceso es un fenó-
meno social de masas y que debe ser reglamentado
como un instituto de bienestar,,.
Queriendo examinar de cerca el pensamiento y el pro-
ceso de Klein debe decirse que éstos están basados en
dos grandes postulados:
a . las controversias entre los particulares son ((males
sociales (soziuleübel) relacionados con pérdida de tiern-
po, dispendio de dinero, indisponibilidad infructuosa
de bienes patrimoniales, fomento del odio y de ira
entre las partes litigantes y de otras pasiones fatales
para la convivencia de la sociedad.;
b. el proceso, en la medida en que bloquea los bienes
en espera de la decisión, incide en la economía nacio-
nal, en cuanto que toda ((causa altera la pacífica co-
laboración, rompe ordenados nexos económicos, blo-
quea valores y los distrae de la ordinaria circulación.
La sociedad tiene, de todos modos, un gran interés en
sanar lo mas rápidamente posible tales heridas sobre
su propio cuerpo..
De estos postulados el gran procesalista y Guardase-
110s austríaco extraía con toda coherencia algunos co-
rolarios: el interés del legislador a que aquellos (<males
sociales» que son los procesos tengan una «definición
rápida, poco costosa y simple., .posiblemente en una
única audiencia,,; la necesidad de que «el legislador no
admita que el poder de conducir el proceso sea dejado
en las manos de las partes privadas.; y la exigencia,
en fin, de que el proceso sea oral y que el Estado, a
través del juez, asuma «desde el principio la responsa-
M N D I C E 1. EN EL CENTENAIUO DEL REGUMEN'M DE W I N 163

bilidad del funcionamiento del proceso y que vele por


una individualización rápida de la verdad, exenta de
complicaciones~~: «elproceso será racional y conforme
al concepto moderno de Estado sólo si la defensa del
derecho consistirá efectivamente en la concesión de
la asistencia del Estado, no solo con la sentencia, sino
desde la primera fase del proceso».
Por lo tanto, en el proceso de Klein, el juez no se limita
a juzgar: antes bien, administra y conduce el proceso
desde el inicio hasta el final. Él, a tal fin, «cuenta con
amplios poderes discrecional es^, con la obvia conse-
cuencia de que no es más, como en los ordenamientos
liberales, una «marioneta que puede moverse sólo si
las partes le tiran de los hilos* sino el #director#,el <<ti-
monel, el representante profesional del bien comúnn,
aquél a quien el legislador asigna la delicadísima tarea
de asegurar que en el proceso, ainstituto de derecho pú-
blico»,sean también satisfechos,junto con los intereses
de las partes, también «los más altos valores sociales».
E s por ello bastante posible que <a veces, a la liber-
tad del particular se le pongan limitaciones en bene-
ficio del todo y del Estadon, atendiendo a que uj ueces,
abogados y partes deben colaborar en la fomaci6n de
una decisión justa*.
Desde esta perspectiva, la celeridad, problema que
siempre ha preocupado a todos los legisladores, asu-
me en Klein un particularisimo relieve, hasta devenir
en una caracteristica esencial del proceso, atendiendo
a que el Estado, en sede civil, si bien no tiene interes
en el objeto del litigio»,lo tiene aen el modo en el cual
éste se desarrolla.. Aún más, él advirtió que, «a tra-
vés de la estrecha relación entre vida y proceso, tam-
bién la relación del proceso con el derecho material se
vuelve mas justa..
En el proceso de Klein, por lo tanto, «no debe haber
tardanzas inútiles., ya sea porque el Estado tiene in-
terés en deshacerse lo más rápido posible de la pre-
tensión dirigida en su contra»,como «porque el atasco
de las causas que se reenvían distrae inútilmente su
actividad».De aquí, un ultimo corolario: en el proceso
de Klein las partes no tienen ningún derecho a pedir
reenvios, teniendo en cuenta que sólo es el juez quien
los dispone (<siy cuando lo crea,,, (<perosólo en caso de
absoluta necesidad..
Se puede deducir que la posición kleiniana del proce-
so civil, al margen de argumentos previsibles como la
sencillez, la rapidez y el bajo costo, que son persegui-
dos por todo legislador, presenta perfiles de induda-
ble originalidad. M a s aun: en la medida en que hace
hincapié en el bien común, en la colaboración y en
los altos valores sociales en relación a los cuales no
se puede no dejar de ser sensibles, ella se manifies-
ta muy sugestiva y, como lo demuestra el gran éxito
alcanzado especialmente en Italia durante todo este
siglo, provoca seguramente una gran fascinación.
Mi impresión es, por el contrario, que ella es hija de su
tiempo y que tal vez haya tenido, al menos en Italia,
más fortuna de la que merecía y, además, de cualquier
forma, que en la Italia de hoy día, vigente la Constitu-
ción de 1948, no sea posible seguirla.
1. EN EL CENTENAWD DEL REGLAMENTO DE KLEIN
~ N D I C E

3. LAS REGLAMENTODE KLEIN:


RA~CESDEL
EL REGLAMENTO JOSEFINO DE 1781

Convendría preliminarmente recordar que el Regla-


mento de Klein no nació, como Minerva, de la cabeza
de Júpiter sino en el imperio Austro Húngaro de 1895,
en el cual el punto de partida no estaba representado
ni por el Código napoleónico de 1806, ni por nuestro
CPC de 1865, ni por la ZPO alemana de 1877, sino por
el ReglamentoJudicial de José 11 de 1871, un monumento
del despotismo ilustrado del siglo XVIII,
El Reglamento josefino, justamente pasado a la historia
como el primer codigo procesal moderno, preveía un
proceso ordinario .escrito y secretos, con una interpo-
sición de la demanda subordinada a la autorización
del juez, con sólo dos actos a disposición de cada una
de las partes (demanda, contestación, réplica y dúpli-
ca), con el sistema de prueba legal, «la preeminencia
absoluta de los poderes del juez en la dirección del
procedimiento»,la imposibilidad de modificar las de-
mandas y las excepciones en el curso de la primera
instancia, las sentencias motivadas sólo si impugna-
das y la prohibición de lo nuevo en la apelacion.
Luego, se trataba, como era previsible, de un proce-
so con escasísimas libertades para las partes y, con el
«juez señor del juicion, un proceso netamente antili-
beral y autoritario.
Sobre aquel proceso vino a incidir en poco tiempo el
edicto del lode febrero de 1786, con el cual José 11re-
f o m ó el ordenamiento judicial, aboliendo las juris-
dicciones especiales y privilegadas y previendo la ar-
ticulación jerárquica de las instancias del juicio: como
consecuencia de aquel edicto José 11 obtuvo el control
de todos los jueces (y de todos los procesos).
Este sistema se mantuvo vigente hasta la reforma de
Klein la cual, si es valorada desde esta perspectiva,
como es obviamente necesario, no puede dejar de ad-
quirir un significado muy preciso.
En efecto, cuando se parte de un proceso como aquel
del Reglamento josefino y cuando nos encontramos con
un ordenamiento en el cual los jueces deben temer
no sólo a las inspecciones sino también a las estoca-
das del Guardasellos, una reforma que, dejando a sal-
vo el control del ejecutivo sobre los jueces, refuerza
siempre más los poderes del juez y limita aun más las
garantías de las partes, no puede más que tener -al
margen de las intenciones tenidas en mira y/o decla-
radas- un solo significado: utilizar al controladisirno
juez para neutralizar definitivamente a las partes (rec-
tius est, a los abogados, desde siempre considerados
la causa de muchos cuando no de todos los males del
proceso) y, de tal forma, controlar desde arriba toda la
administración de la justicia civil.

4. EL PROCESO COMO MAL SOCIAL


Y SU INFLUENCIAEN LA ECONOMÍA NACIONAL

Que la ratio de la reforma de 1895 sea ésta y no otra se


demuestra no solo tras la comparación entre el Regla-
mento josefino con el kleiniano, sino también, y, tal vez,
m N D I C E 1. EN EL CENTENAIUO DEL REGUMEN'M DE KLEIN 167

sobre todo, por la sorprendente fragilidad de las bases


político-ideológicas que Klein dio a su reforma.
Como se ha visto líneas arriba, las bases del discurso
de Klein son dos: que el proceso es un mal social y que la
lentitud del proceso incide en la economía nacioncll.
Ahora bien, que sea mejor mantenerse lejos de los
procesos y de los tribunales, no cabe duda. Pero ello
no autoriza a considerar el proceso como un m a l so-
cial», fuente (inclusive)de <heridasen el cuerpo de la
sociedad,,, porque no es el proceso el que hace litigar
a los hombres sino la vida.
Por el contrario, el proceso es el instrumento con el
cual se hace justicia en este mundo. Es un rnecanis-
mo ideado y fundado por el hombre, y como tal, im-
perfectisimo, que puede funcionar a veces al revés y
producir grandes injusticias, pero, y al menos hasta
que no seamos capaces de inventar una computadora
que establezca quién tiene razón y quién no, debemos
contentarnos: como máximo, podemos esforzarnos
por mejorarlo y perfeccionarlo, que de hecho, esto es
lo que desde siempre todos proponen hacer y que al-
guno, como justamente Franz Klein, tiene de tanto en
tanto el honor de hacer.
En cuanto a la incidencia que cada proceso o la masa
de los procesos podría tener sobre la economía nacio-
nal, estimo que las preocupaciones de Klein son, por
10 menos, excesivas.
Es verdad que a veces la lentitud del proceso provo-
ca algunos no pequeños desastres económicos, pero
no creo que el proceso civil pueda llegar a poner en
peligro la economía nacional: en primer lugar, por-
que el proceso no siendo un secuestro, implica sólo
raramente el bloqueo de los bienes en disputa; lue-
go, porque el valor de las causas civiles, normalmen-
te mas que modesto, no parece tal como para incidir
inclusive en la economía nacional; además, porque
ningún Estado ha quebrado por motivos procesales;
finalmente, porque tenemos buenas pruebas de que,
para nuestra fortuna, la riqueza de un Estado y de
un pueblo no depende de la velocidad de los procesos
civiles: Italia tiene hoy en día un proceso lentísimo,
tal vez el más lento del mundo, pero eso no le impide
encontrarse entre los países más industrializados y
más ricos del orbe. Por el contrario, y para dar sólo
un ejemplo, Albania tiene un proceso rapidísimo (¡la
primera instancia dura, en promedio, un par de me-
ses!...), pero eso no le impide encontrarse entre los
países más pobres del mundo.
Se puede deducir que Klein exasperó los inconvenien-
tes fisiológicos e ineliminables del proceso con el fin
de demostrar aquello que lo apremiaba: la necesidad
de sustraer a las partes las pocas garantías que tenían
aseguradas por el Reglamento josefino, de forrna tal
que el juez pudiera tomar las riendas del proceso y
obrar a discreción suya, pero bajo control del Ejecuti-
vo, en la forma más ventajosa.

5. EL FIN SOCIAL. LA CONCEPCI~NPUBLIC~STICA


Limpiado el terreno de los postulados de los cuales
AP~NDICE I. EN EL CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN 169

partía Klein, es ahora oportuno detenemos en dos mé-


ritos que suelen tradicionalmente atribuíircele, pero
que a mi parecer no es justo reconocerle: el haber ad-
vertido que el findel proceso trasciende el interés de
las partes y el haber tenido y propugnado, como con-
secuencia, una concepción publicista del proceso civil.
Ciertamente, que el Estado, la res publica, el ordena-
miento, sancionando la prohibición de hacer justicia
por mano propia y previendo el proceso civil, persiga
fines que van más allá de la tutela de los derechos de
los particulares, es un hecho que el hombre ha adver-
tido mucho antes que Klein, tanto que ya en la Roma
clásica el ordenamiento se preocupara de «ejercitarel
más amplio control sobre el proceso civil, aquel con-
trol político, sin el cual no estaría garantizada la paz
social». Parece, por ello, por lo menos excesivo decir
que el fin público del proceso civil haya sido intuido
sólo cien años atrás.
No se puede decir que las finalidades sociales perse-
guidas por Klein fueran diferentes a las de sus prede-
cesores y que puedan ser relacionadas con aquellas,
indudablemente nuevas, del socialismo juridico fija-
das a fines del siglo pasado.
Si bien Anton Menger, el apóstol del socialismo jurí-
dico, se haya complacido con la reforma de 1895 y, en
particular, por la multiplicación de poderes oficiosos,
no parece que Klein pueda ser considerado un secuaz
de Menger, teniendo en cuenta que él, reafirmando
los poderes del juez, no pensaba solo o prevalente-
mente en los pobres, sino en el proceso toutcourt, o
sea, en todos. Por su fin social, entonces, no puede ho-
nestamente atribuírsele el mérito de la originalidad.
En cuanto, igualmente, a la concepción publicística
del proceso civil, es ya, probablemente, el tiempo de
decir que los estudiosos ajenos al pensamiento de
Klein no pueden ser considerados como seguidores de
una ya superada concepción privatista a, peor aún, in-
dividualista de la justicia civil.
Tales ideas podrían tenerse en los tiempos de los fue-
ros personales y hereditarios, pero, desde que la juris-
dicción devino, con el Estado moderno, una prerroga-
tiva exclusiva e inalienable del Estado, nadie ha tenido
jamás una concepción privatista del proceso civil y to-
dos han coincidido en advertir que el Estado siempre
se ha preocupado de la administraci8n de la justicia
y quiere que los procesos se desarrollen en la mejor y
mas racional de las formas.
Luego, es un mero artilugio dialéctico, sino propia-
mente una boutade, considerar a los Pescatore, Pisane-
lli y los Mattirolo (por no hablar de los Mortara y del
primer Chiovenda) como personas que no se daban
cuenta de la importancia que tiene el proceso para el
Estado o como estudiosos que han escrito sus libros
para demostrar que el Estado debe desinteresarse del
proceso civil.
Más bien es todo lo contrario, pues parece cierto que
aquellos estudiosos eran legalitarios y tenían una
concepción garantista del proceso civil, una concep-
ción que los llevaba, por un lado, a combatir por la
independencia del juez frente al Ejecutivo (problema
MNDICE
1. EN EL CENTENAWO DEL REGLMdENTü DE KWIN

que debía hacer sonreír a Klein ...) y, por el otro, a no


fiarse más de lo necesario en el juez, con el convenci-
miento que los jueces son «hombres como los demás»
y que, ampliando los poderes directivos discrecionales
del juez, se deja a las partes a merced del juez, de sus
errores y de sus eventuales abusos: no en vano Luigi
Mattirolo enseñaba que el proceso «representa la ne-
cesidad de sustituir la licencia y el arbitrio de las par-
tes y del juez por el sistema de la legalidad».
Hay que agregar que nunca nadie ha pensado, ni pien-
sa, que las partes deban dirigir el proceso, tanto es así
que, con nuestro viejo código, la direccion cowespon-
día al juez y no ciertamente a las partes. Pero, parece
evidente que, una cosa es dar al juez los poderes es-
trictamente necesarios, y no por ello poco vastos, para
dirigir el proceso y otra muy distinta es establecer que
el juez pueda hacer todo aquello que considere opor-
tuno o, peor aún, que en el proceso civil no se pueda
mover un dedo sin e1 permiso del juez.
Y, en efecto, confirmando el equívoco que se encuen-
tra en la base del pensamiento de Klein y de sus se-
cuaces, puede observarse que es al menos forzado
sostener que el juez, en los ordenamientos liberales,
sea un «rey madero3 o, como tambien se ha llegado
a decir, una «marioneta»,un ((títere»,una «grabadora
autom&tica»,un sujeto -en suma- que dicta sentencia
sin siquiera saber por qué lo hace, «como un autóma-
ta que, activado por el peso de la moneda que cae,
emite un dulce o un boleto de entradap.
El juez, siendo aquel a quien le corresponde juzgar, es
la persona más importante y más temida del proceso,
aquél frente al cual las partes -y sobre todo los abo-
gados- se han siempre inclinado y siempre se incli-
narán, por lo que no se ve como se pueda seriamente
compararlo con los fantoches y con las maquinillas
automáticas.
Por otro lado, el que el juez civil pueda (y deba) juzgar
sólo a instancia de parte es otro -civilizadísimo e insu-
primible- discurso.
Igualmente, en cuanto a la peregrina idea, que ten-
drían los legisladores y los estudiosos liberales, de que
el proceso civil sea una *asunto de las partes* o, como
también se ha dicho, «un asunto privado, cuya suer-
te pueda ser abandonada al interés individual de los
contendientes., debo decir que en las obras de Pesca-
tore, de Pisanelli y de Martirolo en vano se intentaría
encontrar rastros de una idea similar. Ergo, les ha sido
atribuida para denigrarlos y, al mismo tiempo, para
demostrar a contrariis la nobleza de las ideas gpubli-
cistasn. De todas formas, desde el momento en que el
proceso civil nace por voluntad de una partes y puede
siempre ser abandonado por las partes, no es segura-
mente absurdo considerarlo una asunto que interesa
esencialmente a las partes y regularse conforrne a ello.
Por lo tanto, debiéndose excluir que, desde cuando
existe el Estado moderno, hayan alguna vez existido
legisladores o estudiosos con una concepción priva-
tista o agnóstica del proceso civil, es evidente que la
contraposición debe hacerse entre aquellos que pre-
fieren el garantismo y aquellos que aman el autori-
MNDICE
1. EN EL CENTENAWO DEL REGLIiMENTü DE KWIN

tarismo, o bien, como agudamente se ha dicho, entre


una concepción «liberal y realista» y una concepción
#autoritaria y moralista. .
La concepción de Klein, luego, no puede razonable-
mente ser considerara (solamente) publicista, sino
que debe ser considerada como xantiliberal y, en cier-
to sentido, autoritaria»,más bien #fuertemente auto-
ritarias y, agregaría, moralista: cuando se les quitan
derechos a las partes y se otorgan poderes discrecio-
nales al juez se hace autoritarismo procesal; y cuando
se ve en el proceso un ((malsocial»y una aherida en el
cuerpo de la sociedad»,se hace moralismo.

6.REFORZAMIENTO DE LOS PODERES DEL JUEZ


Y EL TRATAMIENTO FORZADO DE LAS CAUSAS

La constatación, ciertamente sorprendente para quien,


como nosotros los italianos, está acostumbrado a pen-
sar en que el Reglamento de Klein represente aún la
meta a alcanzar, lleva a preguntarse si una tal con-
cepción del proceso, que se encuentra a un paso de
propugnar la transformación de la jurisdicción en una
rama de la administración, aunque claramente incom-
patible con nuestra Constitucibn, pueda (al menos) ser
útil en la Italia de hoy.
Más precisamente puede preguntarse si es verdad o
no que, imponiendo al juez conducir las causas desde
el inicio y sometiendo a las partes a ritmos oficiosos,
se obtengan resultados positivos para lograr la acele-
ración del proceso civil, que representa notoriamente
la causa por la cual todos luchamos.
Con tal fin, parece preliminarmente oportuno tratar
de entender el augurio de Klein de lograr que todas las
causas fueran decididas posiblemente en una única
audiencia.
Aquel augurio, en efecto, ciertamente apreciable en
el plana teórico, se revela difícilmente realizable en
concreto porque, en el proceso civil, la mayoría de las
veces debiéndose asumir algunas pruebas orales, la
hipótesis de la causa que (en primera instancia) se de-
fine en una única audiencia <<no puede ser más que en
un caso excepcional..
Además, debe evidenciarse que Klein, al sostener que
el único modo para asegurar que el proceso llegue rá-
pidamente a la sentencia es sustraer a las partes el
poder de conducir el proceso y atribuirlo al juez, pa-
rece no tener presentes dos datos de hecho que emer-
gen de la realidad: a) hay casos (pocos o muchos, no
importa, pero ciertamente no pocos) en los cuales una
parte, generalmente la actora, tiene prisa, mucha pri-
sa, seguramente más prisa que el juez; b) el 60 % de
los procesos civiles concluyen en primera instancia
sin sentencia.
Podemos deducir que Klein, dando poderes a los jue-
ces para hacer avanzar imperativamente los procedi-
mientos civiles, fuerza una puerta abierta en aquellas
causas que también las partes quieren ver decididas y
sujeta al tratamiento forzado de aquellas causas que,
que de otra manera, dormirían y, tal vez, no llegarían
jamás a sentencia. Lo que significa, si no me equivoco,
que el discurso de Klein no lleva tanto a acelerar el
AP~NDICE 1. EN EL CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN 175

proceso civil sino más bien a imponer el tratamien-


to forzada de las causas que las partes querrían, al
menos por el momento, mantener en surplace. De esto
surgen algunas consecuencias.
La primera es que el discurso de Klein presupone que
el juez tenga poco que hacer; más precisamente, que
las causas que las partes quieren ver decididas le de-
jen tiempo libre.
Vale decir que si partimos de la premisa de que el juez
deba trabajar treinta, cuarenta o cincuenta horas se-
manales, y llegado el día martes, por ejemplo, no tenga
ya más nada que hacer, es comprensible que el legis-
lador le diga que se ocupe también de las causas que
las partes no quieren ver resueltas. Por lo tanto, y por
ejemplo, en la Austria de hoy, en que hay 1600 jueces
para 85000 causas pendientes, la lógica del Reglamen-
to de Klein, por antiliberal que sea, puede entenderse.
La segunda consecuencia es que el discurso de Klein,
justamente porque obliga al juez a ocuparse tarn-
bién de las causas que las partes no quieren tratar,
se resuelve no sólo en menoscabo de la libertad de
las partes, sino también en daño del juez, que se ve
constreñido a trabajar de mas (a cambio de la misma
retribución).
En efecto, para conducir el proceso desde el inicio, el
juez debe conocerlo y, para conocerlo, debe estudiar-
lo. Con el riesgo de que, al inicio del proceso, es altí-
simo el de estudiarlo inutilmente. Así se explica por
qué Klein, como Guardasellos, estuviera constreñido a
controlar «con mano duran a los jueces.
La tercera consecuencia nos atañe de cerca: el discur-
so de Klein, si tiene sentido cuando el juez tiene poco
que hacer, se toma peligroso cuando las causas a deci-
dir por voluntad de las partes toman ya todo el tiempo
del juez y pierde toda razonabilidad cuando sobre el
escritorio del juez se fonna, corno en la Italia de hoy,
que tiene 2200 jueces para mas de dos millones de
causas pendientes, una montaña de trabajo atrasado.
Verdaderamente, cuando el número de causas listas
para la decisión a impulso de parte es tal que absorbe
todo el tiempo del juez, obligarlo a ser el ((timonel)),
vale decir, a estudiar y a seguir desde el inicio todas
las causas, incluso aquellas que no llegarán nunca a
sentencia (que en primera instancia son -se repite- el
60 %), significa obligarlo a substraer tiempo precioso
de la actividad decisoria, que es lo que importa.
Si, luego, el juez debe hacer cuentas con el trabajo
atrasado, el sistema de Klein se vuelve una aberracibn:
en tal caso, en efecto y como lo demuestra la Italia de
hoy, mientras las partes son constreñidas a esperar
no sólo las decisiones sino también las audiencias, el
proceso se encuentra sometido a un director que en
realidad es un fantasma.
Un fantasma que no casualmente termina siendo
constreñido a usar los poderes directivos oficiosos,
aquellos que le fueron atribuidos en 1942 por el inte-
rés superior de la justicia y del Estado (fascista),no ya
para acelerar, sino, es increi'ble decirlo, ipara demorar
las causas!
E l tratamiento forzado de las causas, por lo tanto, al
MNDICE
1. EN EL CENTENAWO DEL REGLMdENTü DE KWIN

menos y especialmente cuando el juez está recargado


de causas, se revela como una pura ilusión y un con-
trasentido: ello, en efecto, como nosotros los italianos
bien sabemos, se resuelve en obligar a todas las cau-
sas a estar en el rol de audiencias, inflando artificio-
samente los roles de los jueces, en alargar el intervalo
entre una audiencia y otra y en el rendir ingobernable
de la justicia civil.
Por lo tanto, considerando que el juez, al menos en
Italia, tiene siempre el escritorio y los estantes abarro-
tados de expedientes, parecería inevitable preferir un
proceso que, lejos de prever el tratamiento forzado de
todas las causas, despejare el camino a aquellas que
las partes quieren ver resueltas y al mismo tiempo
permitiera reservar aquellas que las partes no quie-
ren, al menos por el momento, tratar: más bien, sea
dicho con toda franqueza, desde el momento en que
sabemos ciertamente que sobre cien causas, sesenta
no llegan siquiera a la sentencia de primera instancia,
es difícil entender cómo se pueda cuestionar la opor-
tunidad de facilitar y disfrutar la selección natural de
las causas, permitiendo que se concentre en aquéllas
que las partes quieren tratar.

7.KLEIN Y LA LIBERTAD DE LAS PARTES


Sin embargo, se sostiene que un proceso que permi-
tiera reservar las causas que las partes no quieren, al
menos por el momento, tratar, en la medida en la cual
aseguraría a las partes (no solo el derecho de llegar a
la sentencia cuando más lo prefieran, sino también)
el derecho de mantener, si bien no al infinito, por lo
menos un cierto tiempo las causas en surptace, repre-
sentaría una «inmundicia»:«del poder que tienen las
partes de disponer la relaci6n sustancial no denva
como lógica consecuencia el poder de arrastrar los li-
tigios ante el juez y de estorbar las salas judiciales por
un tiempo mas largo que aquel que el juez considera
suficiente para hacer justicia; (...) nadie fuerza al par-
ticular a subir al barco de la justicia; si aquel decide al
embarcarse, solo a ea concierne fijar el inicio y la meta
de su viaje: pero, una vez emprendida la navegación,
el timón debe ser asignado exclusivamente al juez..
Como ya se habrá comprendido, aqui nos situamos
ante el encuentro frontal entre dos ideologías. Los
garantistas encuentran logico que las partes, siendo
libres de disponer de la relación sustancial, gocen de
una cierta libestad en el proceso, y agregan que, des-
de el momento en que los recursos disponibles son li-
mitados, debemos agradecerle al cielo que, sobre cien
causas, sesenta no lleguen a sentencia. Los publicis-
tas, por el contrario, sostienen que, durante el proceso,
la libertad de disponer de la relación sustancial es en
realidad sólo una concesión y, por lo tanto, aquella no
implica disponer de los tiempos del proceso, que se-
ría en realidad una .inmundicia.: a su parecer, quien
sube al barco de la justicia ...
Sin embargo, no me parece que la lógica lleve al lugar
donde los publicistas quieren llegar, ni mucho menos,
que la libertad de disponer de la relación sustancial
sea una concesión.
m N D I C E 1. EN EL CENTENAWO DEL REGLMdENTü DE KlEIN 179

Para el ordenamiento, el ilícito civil, por grave que pu-


diera ser o que sea, nunca es tan grave como el ilícito
penal, por lo que sena absurdo que la demanda civil
fuere equiparada a la querella irrevocable o, peor aun,
a la denuncia: no casualmente, ningún ordenamiento,
que yo sepa, ni siquiera el más despótico, ha negado
jamás a las partes la libertad y el derecho de avenirse
durante el juicio.
En cuanto, al barco y a la sentencia de fondo como
meta del proceso, el equívoco es evidente: mientras
los pasajeros nunca pueden descender del barco en
navegación, las partes de un proceso civil siempre tie-
nen la libertad de encontrar un acuerdo y abandonar
el barco y a su timonel a su destino.
La sentencia de fondo, en efecto, no es la meta obliga-
da del proceso, sino una de las posibles desembocadu-
ras del proceso (ias otras san la conciliación y la extin-
ción) ni tampoco la mas frecuente, ya que ni siquiera
el 40 % de las causas concluyen con la sentencia: ésta,
en realidad, es la última posibilidad o, si se prefiere, la
extrema ratio, aquella a la que se llega cuando no se
puede encontrar una solución concordada, no cierta-
mente, como suele sostenerse, la meta unaturaln del
proceso.
Entonces, pretender que las causas sean tratadas y
decididas contra la voluntad de las partes, significa
subvertir la lógica del proceso civil y pretender que las
partes lleguen donde no quieren llegar y litiguen más
de lo que quieren litigar.
Tampoco hay que decir que este discurso, «absoluta-
mente correcto si supiéramos a priori cual será la suer-
te de los procesos», sea insostenible por la imposibili-
dad de saber desde el inicio cómo va a terminar. Es, en
efecto, fácil replicar que la imposibilidad de prever el
resultado del proceso no implica que no se sepa a prio-
ri que bien las partes puedan ponerse de acuerdo en el
transcurso del juicio, ni mucho menos que el proceso
deba ser disciplinado como querría Klein.
Por otro lado, incluso en los ordenamientos liberales,
no se sabe cómo van a terminar, pero allí, mientras
las partes gozan de libertades, que en Austria y en la
Italia de hoy no tienen, el juez es utilizado solamente
para el juicio y no para hacer también de timonel.
Por lo tanto, podemos reiterar que se necesita prever
un proceso que este en grado de llegar de inmediato a
la sentencia en las causas que las propias partes quie-
ren ver decididas y que perrnita que las demás vivan
sin molestar al juez más de lo necesario.

8. KLEIN Y LA CONVENCIÓN EUROPEA


DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE

Confirmando que la conclusión recién señalada es la


Única exacta por ser la lógica consecuencia de la natu-
raleza dispositiva del proceso civil, hoy puede aducir-
se además otro argumento: el art. 6 de la Convención
Europea de los Derechos del Hombre, que asegura a
todos un proceso en tiempos razonables y que no ve
ciertamente nuestro problema desde la perspectiva
de Klein.
m N D I C E 1. EN EL CENTENAWO DEL REGLMdENTü DE KWIN 181

El Estado italiano, en efecto,sufre continuamente con-


denas de la Corte de Estrasburgo por daños causados
por la lentitud con la que administra la justicia civil,
pero, se advierta, no por las causas que duran mucho
porque las partes prefieren diferir, sino solo por aqué-
llas que duran mucho por culpa del órgano.
Es, por lo tanto, evidente que la Convención Europea
de los Derechos del Hombre, lejos de proclamar el in-
teres supranacional de que todas las causas civiles
sean decididas lo más rápidamente posible, y lejos de
seguir a Klein en el abanderar el noble Iy fantasmal)
interés público de ver todas las causas resueltas en
tiempo breve, asegura a todos el derecho a un proceso
rápido y sanciona el deber jurídico de los Estados de
decidir en tiempos razonables (sólo)las causas que las
partes quieren ver resueltas: las demás, aquellas que
las partes no quieren tratar y que están, en todo caso,
destinadas, a no llegar nunca a sentencia, no levantan
para la Convención Europea de los Derechos del Hom-
bre ningún problema en particular.
Se puede establecer entonces un punto cierto: ya que
la Convención Europea de los Derechos del Hombre
quiere que los Estados adherentes piensen sobre todo
en hacer justicia a quien la pide (no sólo con la de-
manda judicial sino con todos los demás actos nece-
sarios para llegar a sentencia), es deber deducir que
Italia tiene hoy en día el deber juridico de prever un
proceso que asegure a las partes el derecho de tener
justicia en un tiempo razonable y que, al mismo tiem-
po, no implique el tratamiento forzado de las causas
que las partes no quieren ver resueltas.
AP~NDICE 1. EN EL CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN 183

ter publicista de la jurisdicción consienta la adhesión


a las tesis de Klein.
También los hospitales son un servicio público esen-
cial, pero esto no significa que se opere a los pacien-
tes contra su voluntad. Ciertamente, los enfermos no
pueden pretender que los hospitales se conviertan en
hoteles, pero est rnodus in rebus: habrá también un spu-
tiumtemporis en el que el enfermo -estando en el hos-
pital- pueda decidir libremente entre hacerse operar
O no.

Entonces no se entiende por qué en el proceso -y par-


ticularmente en primera instancia donde, no contan-
do todavía con una sentencia, la incertidumbre es
máxima- las partes no puedan tener la posibilidad de
tomarse un tiempo en vista a una amigable composi-
ción de la controversia.
Ciertamente, éstas no pueden pretender reflexionar
indefinidamente, pero corno lo ha sancionado signifi-
cativamente la Corte Constitucional bajo la presiden-
cia de Virgilio Andrioli, es absurda (y, yo diría también
constitucionalmente ilegítimo) negarles d e raíz el de-
recho de sobreseer en vista de una salución concor-
dada. El problema, entonces, no se resuelve negando
maiorem, sino disciplinando con equilibrio el derecho
de las partes a tomarse tiempo: esto es lo que pre-
veía la mortariana reforma de 1901, aquella que me
ha procurado tantas críticas pero que me sigue pare-
ciendo muy sabia.
En cuanto a la violación del derecho de acción de los
otros, es difícil entender cómo pueda ser posible que
En otras y más claras palabras, si en 1940 Italia tenía la
libertad de seguir a Klein y a sus ideas, hoy tiene el de-
ber de proveer un proceso que, contrariamente a lo que
se estableció en 1940 en base a la estela de Klein y sus
partidarios, vaya a la velocidad requerida por las partes.

9.KLEZNY LA CONSTITUCI~N
ITALIANA

Sin embargo, se sostiene que un proceso que fuera a la


velocidad querida por las partes no podría encontrar
lugar en nuestro ordenamiento en tanto que, siendo
el proceso un «servicio público esencial>),no se podría
permitir a las partes que lo usen como les convenga
pues .así obstaculizarían el uso que los demás ciuda-
danos podrían hacer del mismo servicio».Observación
ésta de la cual un estudioso notoriamente garantista,
como Andrea Proto Pisani, ha deducido que estando
al carácter publicista de la jurisdiccih, las partes que
pretendieran dejar los procesos en surplace violarían el
derecho de acción de las demás partes y, por lo tanto,
el art. 24 de la Constitución.
Vale decir que, vigente nuestra Constitución, la adop-
ción de un proceso inspirado en la concepción kleinia-
na, aunque en contraste con la Convención Europea
de los Derechos del Hombre, sena inevitablepara no-
sotros, italianos. A mí, en cambio, me parece que las
cosas son diferentes. Por suerte.
En realidad, no sin haber establecido la premisa de que
el problema surge sólo si las partes están de acuerdo
(si no lo estuvieran, el proceso no tendría ninguna po-
sibilidad de estar en surplace), no parece que el carác-
las partes que no quieren sentencia obstaculicen a
aquellas que, en otros procesos, la quieran.
Ciertamente, no es indiferente que un proceso esté
pendiente o no en el rol del juez; empero, si se pres-
cinde del hecho de que bien se podría encontrar un
sistema (que, efectivamente, hasta fines de 1942 exis-
tia...) para evitar que las partes estén constreñidas a
tener las causas en un rol de audiencias hasta que no
tengan ideas claras sobre qué hacer, no parece que
aquellos que no quieren sentencia molesten a aque-
llos que, en otros procesos,la quieren.
Más bien parece cierto lo contrario: si ante un juez
hay cien causas y todas quieren sentencia, es inevi-
table que alguna termine esperando; pero si las par-
tes de algunas de esas cien causas están de acuerdo
en sobreseer, creo que habría que agradecerles. Por
esto queda descartado el que las partes que estén de
acuerdo en mantener el proceso en surp2ace violen los
derechos de los otros.
En nuestro ordenamiento, por tanto, nada obsta y
todo aconseja a que se reconozca a las partes el de-
recho a tomarse un tiempo para lograr una (siempre
recomendable) solución concordada. Sena, entonces,
por lo menos oportuno que nuestro legslador, antes
que violentar la realidad prohibiendo los denomina-
dos meros reenvíos, disciplinara el derecho al reenvío,
que se presenta con toda evidencia como un aspecto
y una proyección del derecho de accion y de defensa.
No es, por lo tanto, verdad que en nuestra Constitu-
ción prevea el interés publico, teorizado por Klein y
AP~NDICE I. EN EL CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN 185

sus secuaces, de tratamiento forzado de las causas.


Justamente por el contrario parece cierto que nuestra
Carta, inspirada como es en principios democráticos,
liberales y garantistas, exija que también el proceso
esté inspirado en los mismos principios,
Debe desterrarse pues la preferencia, proclamada por
el fascismo en 1940, por el proceso constituido desde
el punto de vista del juez en lugar del de la parte que
pide justicia; y debe repudiarse, como contraria a los
más elementales principios de nuestra Constitución,
la idea, propugnada también por el kleiniano legisla-
dor fascista de 1940, que el proceso civil deba estar
fundado en el principio de autoridad antes que en el
de libertad.
Cierto es que la Constitución republicana italiana, en
la medida en que considera al proceso como un ins-
trumento de garantía de los derechos de los ciudada-
nos y no como un mal social que debe curarse de im-
peno, se encuentra en las antipodas de Klein. Lo que,
reflexionando, no sorprende tanto si se tiene en cuen-
ta que Franz Klein era un hombre de su tiempo y del
imperio Austro-Húngaro, por lo que es perfectamente
obvio que sus ideas resulten diferentes de aquellas
democráticas y garantistas de nuestra Carta.
Por lo tanto, nosotros italianos, al menos y simple-
mente hoy, al rendir el debido homenaje a la, pese a
todo, admirable obra científica y ministerial de Franz
Klein, no podemos tener dudas al considerar superado
y como tal inutilizable el núcleo esencial de su magis-
teno y de su Reglamento.
Hasta aquí la teoría. Ahora es el momento de aprove-
char la experiencia acumulada en todo este siglo para
verificar si el proceso de Klein tenga de su lado, por lo
menos, la realidad, vale decir si, en su aplicación haya
obtenido tales y tanto éxitos como para, pese a todo,
bien vale la pena.
Resulta que, si se pasa de la teoría a la realidad, se
constata que las ideas de Klein, al menos en Italia,
han resultado decididamente nefastas, y debemos de-
cir que por un extraño juego del destino, si bien ello no
ha sido negado, por lo menos sí ha sido olvidado.
En 1942,cuando pasamos del proceso liberal al proce-
so apublicista» se produjo un pandemonio. Baste pensar que
las partesfueron constreñidas a llevar Q los roles de audien-
cias de «todas las causas que dormían» en secretaría
(que, según parece, eran la mitad de las que estaban
pendientes) con el fin de que fueran rápidamente o
conciliadas o resueltas. Los jueces se encontraron así,
de la noche a la mañana, con sus roles sustancial-
mente doblados y con el deber de ser (también) los
timoneles en todas las causas. Con la consecuencia
que éstos, en vez de decidir rápidamente y bien todas
las causas, terminaron decidiendo muchas menos que
antes.
La leccion de 1942, sin embargo, no sirvió. Se ha ne-
gado maiorem. Primeramente, se dijo que la culpa era
de las disposiciones transitorias y, luego, que lamen-
E EN ELCENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN
A P ~ N D I C 1.

tablernente estaba la guerra. La culpa, creo yo, en


cambio, la tenía con palmaria evidencia el Código, que
pretendía que el juez llegara preparado a la primera
audiencia de todas las causas y que todas fueran, lo
más rápidamente posible, conciliadas o resueltas.
La estrangulación, lo que hoy se llama el cuello de la
botella, en lugar de formarse sólo al final, se formaba
desde el inicio, con la consecuencia de que las prime-
ras audiencias se fijaban con cuentagotas, inclusive a
los dos años, dos años durante los cuales el deman-
dado estaba autorizado a no hablar: así, no se tenían
ni sentencias ni transacciones. Una aberración. A lo
cual, afortunadamente, puso fin la reforma de 1950,
que en cierto sentido autorizó al juez a no estudiar
las causas en vista a la primera audiencia y a de-
dicarse a las sentencias (pero, lamentablemente, no
autorizo a dejar de lado las causas que pretendían
estar en surplace).
Pero se negó esto también y se dijo que la reforma de
1950 había desfigurado la perfección del Código. No
obstante, no fue aquélla la primera vez que en Italia
se asistía al fracaso de una experiencia ((publicista)).
Había habido otra, que evidentemente todos habían
olvidado, pero que hoy, en el centenario del Reglamen-
to de Klein, es el momento de volver a evocar.

II .LA POLÉMICA SOBRE EL REGLAMENTO


AUSTR~ACOTRAS LA GUERRA 191 5- 1918

Los eventos se remontan a la primera posguerra cuan-


do n e n t o y Tiieste, hasta ayer sometidas al Imperio
Austro-Húngaro y al Reglamento de Klein, fueron
anexadas al Reino de Italia.
Como es conocido, después del 4 de noviembre de
1918, en aquellas tierras se dejaron temporalmente
en vigencia muchas leyes austríacas, incluyendo el
Reglamento de Klein, no porque los gobernantes ita-
lianos prefirieran las leyes extranjeras antes que las
nuestras sino por intuibles motivos de oportunidad
política.
Mientras que a todos les parecía obvio que tarde o
temprano las nuevas provincias serían sometidas a
nuestras leyes, no todos estaban de acuerdo que en
Trento y Tneste se hiciere extensivo nuestro código
procesal: mas bien, había quien, inclusive, sostenía
que hubiera sido oportuno traducir el Reglamento de
Klein al italiano y i~ofrecerlocomo regalo primoroso a
todo el reino»!
Resulta que ya durante la guerra se habían elevado
voces a favor de la supervivencia del Reglamento de
Klein en una eventual y segura victoria de Italia y, ade-
más, sobre todo, porque aquel reglamento tenía desde
hacía unos años en Italia un gran y autorizado simpa-
tizante en Giuseppe Chiovenda, titular de la cátedra
de Procedimiento Civil en Roma.
En efecto, Chiovenda, inicialmente perplejo respecto
de la bondad de las ideas del «destacado procesalis-
tan austríaco, comenzó a partir de 1906 a mirar con
otros ojos el Reglamento de Klein y, después de 1909,
se convirtió en el paladín, no sólo de la oralidad, sino
también -el que hasta ayer tenia bien claro que «el
AP~NDICE 1. EN EL CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN 1%

aumento de los poderes en manos del juez es peligro-


so»...- del proceso austriaco. Con la consecuencia de
que, cuando teminó la guerra, Chiovenda, aceptan-
do que «nosotros ahora tenemos en nuestra casa. la
ley austriaca y que los (<nuevosciudadanos italianos
reclaman con justa razón no ser privados de su pro-
pia ley procesal., propuso que no siendo obviamente
(<admisibley conveniente que Italia adoptara la ley
austríaca»,fuera preparada «lo más rápidamente po-
sible una nueva ley que, conteniendo lo mejor de la
ley austríaca fuera, sin embargo, ley italiana,,: y, como
todos saben, preparó un proyecto que evocaba decla-
radamente el Reglamento de Klein.
La propuesta, como también saben todos, no tuvo
suerte. No sabemos si porque, como habria de pensar-
se hoy en día, era ab origine políticamente incorrecto
que la tuviera, pero lo cierto es que no la tuvo. Ella, en
1923 atrajo sobre su autor, desde luego, la «sospecha
de austriacantismo>).
Sin embargo, es un hecho que aquella propuesta, si se
quiere, por la autoridad y las insistencias de Chioven-
da o porque fue apoyada por los magistrados y aboga-
dos de las nuevas provincias, l o ~ retrasar
ó por más
de diez años la aplicación de nuestro CPC en las tie-
rras redimidas (y,convendrá agregar, logró dar a Franz
Klein el triste consuelo de concluir en 1926 sus días
sabiendo que su Reglamento estaba todavía en vigen-
cia en tierras, ya para 41, extranjeras): la unificación
legislativa se dio sólo por efecto del real decreto del 4
de noviembre de 1928, No 2325, vigente desde el lode
julio de 1929.
12. LA APLICACI~NDEL REGLAMENTO AUSTR~ACO
EN TRENTO
Y TRIESTE
DESDE 1918A 1929

Por lo tanto, nosotros, los italianos, tuvimos por casi


once años la posibilidad de experimentar de cerca el
proceso austríaco: no una imitación mas o menos mal
lograda, sino el original, el de Klein. Extrañamente, sin
embargo, ninguno -por lo que yo sé- se preocupó ja-
más en saber cómo anduvieron las cosas en Trento y
en Trieste entre noviembre de 1918 y julio de 1929. In-
clusive Calamandrei, que a comienzos de 1919 se ha-
bía apurado en hacemos saber que el Presidente del
Tñbunal de Rovereto le había asegurado que, gracias
a Klein, los procesos civiles no duraban allí casi nunca
más de dos meses, nada nos dijo sobre lo que sucedió
en aquellas tierras cuando, todavía estando vigente el
Reglamento de Klein, fue izada la bandera tricolor.
En verdad, con respecto a esto tenemos sólo pocas no-
ticias. En primer lugar, la relación del Ministro Guar-
dasellos Alfredo Rocco al real decreto No 2325/28. En
ella se lee que, a la luz de una demasiado larga ex-
periencia, ciertos preconceptos escolásticos sobre la
pretendida superioridad de la legslación austríaca y
sobre la oportunidad de su transplante a ordenamien-
tos patrios, han sido completamente falaces, aun en
aquel campo del derecho procesal, que, segun algu-
nos, debería haber constituido el tipo de nuestro dere-
cho de mañana (. ..)
Los graves y siempre crecientes inconvenientes que ha
dado lugar en estos Últimos años el proceso civil he-
redado de Austria, los cuales han hecho reconsiderar
AP~NDICE 1. EN EL CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN 191

todo objetivo afirmante de la capacidad de adaptación


de tales procedimientos a las exigencias prácticas de
nuestro ambiente judicial, habrian aconsejado la in-
mediata aplicación del procedimiento patrio inclusi-
ve a las causas en curso, en cualquier estado en que
éstas se encontraren; porque en la actuación práctica
el procedimiento italiano, a pesar de algunas deficien-
cias propias que la proxima reforma remediará, ha
dado en conjunto mejor prueba que el oficioso y oral
procedimiento austriaco.
La ReZuciÓn de Rocco, ni siquiera mencionada por An-
tonio Segni en su esmeradisima Rassegna di legislazio-
ne, fue publicada íntegramente por la Giwrisprudenza
Italiana de Mortara, que la hace preceder por un breve
comentario de un tal E.S. el cual, al relevar que el pen-
samiento de Rocco coincidía con el de Mortara, se dijo
complacido que «la voz de nuestro maestro» recibió «el
rnej ol- y más autorizado tributo de seco no cimiento^.
En 1931, sin embargo, luego de que la Corte de Apela-
ciones de meste tuviera la oportunidad de confirmar
las palabras de Rocco en una sentencia, el diagnóstico
del Guardasellos fue contestado por Chiovenda: "Los
ministros, por mas autorizados que sean, no pueden
juzgar en 'base a experiencias locales sino por el tenor
de los informes que reciben (...). Otros juicios sobre
el proceso austríaco he recibido yo no sólo de magis-
trados provenientes de la administracibn austríaca,
sino de un alto e iluminado magistrado de las viejas
provincias enviado a hacer justicia en las nuevas. In-
dudablemente, también el proceso oral (..,), lejos de
lograr la perfección, que no existe en las cosas huma-
nas, puede presentar inconvenientes; y estos incon-
venientes pueden agravarse en período de necesario
desorden, como el que se produjo tras la guerra: el
enorme atraso de asuntos pendientes; la liberación
de los viejos magistrados del energético control que
venía siendo ejercitado sobre el funcionamiento del
proceso oral por el ministerio de Viena; la falta de pre-
paración de los magistrados nuevos; la afluencia de
abogados de las viejas provincias; las demasiado jus-
tificadas antipatías por los institutos austríacos; éstas
y otras causas pueden explicar el anormal funciona-
miento del proceso austríaco después de la anexión.
Pero estas irregularidades debidas a causas transito-
rias no pueden sacudir el convencimiento de quien,
como yo, se ha orientado hacia la oralidad y han sos-
tenido la superioridad, no tanto de la legislación pro-
cesal austríaca sobre las otras sino del proceso oral
sobre el proceso escrito...".
Como se ve, Chiovenda, a pesar de defender el proceso
de Klein y de atribuir a la guerra el «enorme atraso»
que (casi como si estuviéramos en la Italia de hoy en
día ...) debimos afrontar tras la anexión, reconoce que
en los años inmediatamente sucesivos las cosas ha-
bían andado aun peor, pero las explico con el adveni-
miento del ~ e n é r g c ocontrol del ministerio de Vienas.
Él, por el contrario, al reiterar su propio convencimien-
to acerca de la superioridad del proceso oral sobre el
escrito, nada dijo sobre lo que había acontecido en las
Venecias Giulia y Tridentina cuando se aplicó nuestro
CPC. Y esto, habrá que reconocerlo, es bastante extra-
ño porque, mientras Rocco escribía en 1928, Chioven-
E EN ELCENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN
A P ~ N D I C 1.

da escribía en 1931, cuando nuestro CPC estaba ya en


vigencia en las tierras redimidas desde hacía un par
de años.
Por lo tanto, en 1931, no podían limitarse a justificar
las disfunciones que el proceso civil austríaco había
hecho registrar entre 1919 y 1929, sino que se habría
podido y debido decir qué cosa había acontecido en
Trento y meste cuando entró en vigencia nuestro tan
vituperado CPC.
No nos resulta que alguno de los procesalistas italia-
nos se haya detenido sobre el problema. Pero, hubo
alguien que lo hizo: un comercialista, Alberto Asquini.

13. LA SUSTITUCIÓN DEL REGLAMENTOAUSTR~ACO


CON NUESTRO CPC:
EL TESTIMONIO DE ASQUIN]
ALBERTO
En efecto, en aquel mismo año 1931,en la reunión del
28 de abril, el diputado Alberlo Asquini, hizo un irn-
portante discurso en la Cámara:
"...la unificación legislativa en las Venecias Giulia y
Tridentina no ha servido sólo a esas provincias: ha
servido a todos aquellos que se preocupan del proble-
ma de la reforma del código procesal, porque ha ser-
vido para develar muchos prejuicios escolásticos que
se arremetían acerca de la pretendida santidad del
proceso austríaco respecto a nuestro procedimiento
sumario. Vosotros recordáis, ciertamente, los himnos
que justamente después de la anexión se lanzaron al
procedimiento austríaco. Parecía casi que nosotros
debiéramos ruborizarnos por nuestro procedimiento
sumario porque no estaba inspirado en los bien co-
nocidos principios de la oralidad, de la concentración,
de la inmediación, al margen de los cuales, también
según una escuela procesal entre nosotros autonza-
disima, no se tendría salvación. Y vosotros sabéis que,
en el nombre de estos principios casi inmortales, en
uno de los últimos congresos forenses de no grato re-
cuerdo y en los cuales se sentia un particular deleite
por hablar mal de las cosas nuestras, hubo casi una
batalla {por suerte incruenta) por ofrecer el código
austn'aco como primoroso regalo a todo el Reino".
"Aquellas discusiones tuvieron eco inclusive en esta
Cámara, cuando se debatió la ley que delegó al gobier-
no Tos poderes para la reforma de los códigos, como
han tenido gran eco en los trabajos de las comisiones
que han preparado los recientes proyectos de reforma.
Hoy, con la experiencia alcanzada, digerida y madura-
da, es el momento de volver brevemente sobre el ar-
gumento, porque la lección de los hechos puede servir
mucho más que muchas lecciones de los libros".
"No dina ciertamente la verdad si dijera que nuestro
procedimiento fue acogido con arcos de triunfo. No se
pueden colocar arcos de triunfo a un procedimiento
que tiene unas 60 o 70 años de vida y al cual se le
ha dado una inyección de juventud sOlo lograda par-
cialmente por la ley de procedimiento sumario. Pero
ciertamente, hay que decir que, coeteris paribus, vale
decir, con la reserva de aquello que se ha observado
antes acerca del funcionamiento de la administración
de la justicia, nuestro procedimiento ha dado al curso
de los juicios un ritmo que ha parecido una verdadera
carrera comparado con aquél del viejo procedimiento
austriaco. Las estadísticas oficiales austríacas, rese-
ñadas también en nuestros tratados, pueden decir lo
contrario; pero yo dudo de que los compiladores de
aquellas estadísticas las hayan falsificado, porque es
m N D I C E 1. EN EL CENTENAWO DEL REGLMdENTü DE KWIN 195

un hecho que en 1919 habíamos encontrado procesos


civiles que databan de 1906-1907.Quien ha hecho las
investigaciones en esta materia, dice que en las es-
tadísticas oficiales se reportaban como nuevas, cada
año, como si los procesos comenzaran con el lo de
enero (Comentarios - Carcajadas)".
"Ahora, este arcano se explica teniendo presente que
el procedimiento austríaco quedó precisamente pri-
sionero de los dogmas de la oficiosidad, de la orali-
dad y de la concentración de los debates, sin tener en
cuenta los medios disponibles. Ciertamente, en abs-
tracto, la oficiosidad puede parecer un principio más
que lógico, porque si el proceso sirve a las partes, sirve
también a una finalidad de carácter público, cual es
la aplicación del derecho objetivo. Pero en la práctica,
si vosotros aplicáis al ciento por ciento el principio de
la oficiosidad, transformáis a los tribunales en puras
y simples organizaciones burocráticas, con todos los
defectos de las organizaciones burocráticas, y simple-
mente en honor y gloria de los servicios de archivo".
"Y la iniciativa de parte que se expulsa por la puerta
entra luego por la ventana de la peor manera, con la
intromisión en las secretarias, clandestinas y favora-
bles a la intriga".
"También el principio de la oralidad y el principio de
la inmediación pueden en teoría parecer principios
sacrosantos, si las palabras fueran, como podría pa-
recer en una visión angelical del mundo, el rostro del
alma y si las pruebas testimoniales fuesen, como en
la edad de los patriarcas, el mejor medio para llegar
a la verdad. Pero en la práctica, la aplicación de estos
principios lleva a la discusión desordenada, al cansan-
cio de los jueces, a la tentativa sistematica de cambiar
las cartas en juego sobre la mesa en el transcurso del
proceso y, por lo tanto, al perpetuarse de las causas".
"Por otro lado, la confirmación se ha obtenido justa-
mente en la práctica forense de las nuevas provincias
porque, a pesar de todas las prohibiciones del código
austnaco, en ningún lugar se ha escrito tanto y tan
desordenadamente como bajo las barbas del proceso
oral austnaco".
"iCuáles son las conclusiones a las que se puede llegar
a partir de todo esto? Que nuestro procedimiento debe
ser ciertamente reformado y reformado profundamen-
te. No hay necesidad de decir cuáles son los defectos,
vosotros los conocéis. Puede también ser conveniente
que en cierta medida se aumenten los poderes de los
jueces y se favorezca la discusión oral. Pero creo que
después de la experiencia de la Venecia Giulia y Tki-
dentina, a nadie puede venírsele a la mente el resucitar
nostalgias por el tipo de proceso austriaco, que ha teni-
do en las nuevas provincias un funeral de tercera clase".

Par tanto, mientras en 1928 el Guardasellos Alfredo


Rocco, -sobre la base de aquello que había acontecido
en Tkento y en Tkieste entre 1919 y 1928- había exclui-
do que el proceso austriaco fuese efectivamente mas
rápido que el nuestro, Alberto Asquini en 1931fue aún
mAc preciso y, cobre la base de lo que habia aconteci-
do en aquellas provincias entre 1929 y 1931, aseguró
que nuestro CPC,una vez entrado en vigencia en las
tierras redimidas, impuso a los procesos civiles una
velocidad decididamente más alta que aquella conse-
guida hasta entonces por el Reglamento de Klein.
Naturalmente, nosotros no podemos excluir que Roc-
co y Asquini hayan exagerado o inclusive dicho cosas
en todo o en parte no verdaderas, pero tampoco pode-
mos excluir que hayan dicho la pura verdad.
MNDICE
1. EN EL CENTENAWO DEL REGLIiMENTü DE KWIN

Por otro lado, si bien puede considerarse políticamente


obvio que, para justificar la supresión del Reglamen-
to de Klein, Rocco dijera las cosas que dijo, no pue-
de ciertamente explicarse, con la política, el hecho de
que Asquini, con la supresión ocumda dos años atrás,
se haya lanzado a afirmar que en aquellas tierras, gra-
cias a nuestro CPC, los procesos civiles habían comen-
zado a andar tan «a la carrera», tanto que a nadie «se
le vendría a la mente resucitar n~stalgiaspor e1 t i p ~
de proceso austriacom.

Además, mientras Rocco fue rebatido sólo por Chio-


venda y en la forma innegablemente genérica que se
ha visto más arriba, el extenso y detallado discurso
de Asquini quedo sin respuesta. Por este motivo diría
yo, al menos hasta obtener una prueba contraria, no
podemos no fiamos de ellos.

Aquel discurso de Asquini en la Cámara, sin embar-


go, tiene para nosotros una particular importancia por
otro motivo.
Resulta que Asquini (que era de ficesirno, en la pro-
vincia de Udine y que, por lo tanto, debía saber bien
cómo estaban en realidad las cosas allí) tocó un argu-
mento en extremo delicado, aquél en base al cual se
suele establecer si un proceso es más rápido que otro
o no: las estadísticas.
Si bien, como se habrá notado, Asquini no llegó a ad-
vertir que las estadísticas citadas por Chiovenda en
varias ocasiones acerca de la duración del proceso
austríaco habían sido siempre distintas, sí entendió
que en los datos estadísticos de Chiovenda había algo
que no funcionaba y, al asegurar que en 1919 se ha-
bían encontrado en los tribunales de las tierras redi-
midas causas iniciadas en 1906, señaló que según los
expertos, en el Imperio austríaco las estadísticas judi-
ciales se efectuaban con un sistema muy singular: por
lo que parece, Klein, «der gute Klein»,y los austríacos
hacían que a fin de año las causas pendientes fueran
reiniciadas de cero, de tal forma que ((en las estadís-
ticas oficiales se reportaban de nuevo, cada año, los
procesos j c 6 ~ i 0si comenzaran el lo de enero.!.
El hecho suena a leyenda, tanto que propondría no
considerarlo verdadero. Sin embargo debo decir que,
luego de haber leído tantas estadísticas sobre la du-
ración del proceso austríaco, no se más que pensar:
Chiovenda, Semeraro, Baur y Klein, señalan cada uno
datos distintos de los otros. Las estadísticas de Klein,
luego, lejos de ser las más «precisas»,son (aquellas
que conozco yo) seguramente las más extrañas, por-
que él, en vez de decir, cuánto duraban los procesos
en primera y segunda instancia, nos dice -sin citar la
fuente- cuanto duraban conjuntamente en las dos
instancias y cuánto duraban en segunda instancia,
con la increCble consecuencia de que, no siendo la
apelacion obligatoria, no se llega a entender ¡cuán-
tos eran y cuánto duraban los procesos en primera
instancia!
Como fuere, lo que es cierto es que, según las esta-
dísticas de Klein citadas por Baur y que se refieren a
m N D I C E 1. EN EL CENTENAWO DEL REGLMdENTü DE KWIN 199

la primera instancia, se observa que el proceso civil


austríaco en primera instancia era más rápido que
el alemán, pero duraba por lo menos el doble que el
nuestro.
En efecto, aquellas estadísticas nos dicen que en Aus-
tria en el año 1900, el 87 % de las causas civiles de
competencia de los tribunales inferiores (nuestros
pretores) y el S 4 % de las causas de competencia de los
tribunales superiores (nuestros Tribunales) duraron
«apenas»tres meses en Italia, en cambio, en el mismo
año, todas las causas duraron, en promedio, 55 días en
los juzgados y 116 días en tribunal.
Estando así las cosas, podemos afirmar definitivamen-
te que el proceso de Franz Klein, si se quiere por estar
inspirado en una ideología, por su fecha, completa-
mente opuesta a la de nuestra Constitución o por ser
objetivamente no idóneo, cómo lo demuestra la expe-
riencia, para mejorar la justicia civil italiana, no es útil
para nuestros fines.
Austria, si no fuera por más que en homenaje a su
tradición plurisecular, es bien libre de continuar ope-
randolo, pero nosotros deberiamos advertir la conve-
niencia de dar vuelta a la pagina.
Apéndice 2

Carta Magna de In~laterrade 121S69

69En el texto se destaca con letra cursiva todo l o que refiere genéri-
camente al proceso y a los sistemas de enjuiciamiento.
"JUAN, por la gracia de Dios Rey de Inglaterra, Señor de
Irlanda, Duque de Nonnandia y Aquitania y conde de
Anjou, a sus Arzobispos, Obispos, Abades, Condes, Ba-
rones, Jueces, Gobernadores forestales (foresters), Co-
rregidores (sheriffc), Mayordomos (stewards) y a todos
sus bailios70y vasallos, Salud.
"TODOS QUE ANTE DIOS, para bien de nuestra alma y
de la de nuestros antepasados y herederos, en loor a
Dios y para mayor gloria de la Santa iglesia y la mejor
ordenación de nuestro Reino, por consejo de nuestros
reverendos padres Esteban, Arzobispo de Canterbury,
Primado de toda Inglaterra y Cardenal de la Santa
iglesia Romana; Enrique, Arzobispo de Dublin; Guiller-
mo, Obispo de Londres; Pedro, Obispo de Winchester;
Jocelino, Obispo de Bath y Glastonbury; Hugo, Obis-
po de Lincoln; Walter, Obispo de Coventry: Benedicto,
Obispo de Rochester; Maestro Pandolfo, subdiácono y
miembro de la Casa Papal; Hermano Aimenco, Maes-
tre de los Caballeros Templarios en Inglaterra; Guiller-
mo Marshall, Conde de Pembroke; Guillermo, Conde
de Salisbury: Guillermo, Conde de Warren; Guillermo,

BaiIio era quien tenia un bailaje: especie de encomienda o digni-


dad en la Orden de San Juan. Consistía en tener un temitoño (bailía)
sometido a su poder.
Conde de Arundel; Alan de Galloway, Condestable de
Escocia; WarinFitz Gerald, Pedro Fitz Herbert, Huberto
de Burgh, Senescal del Poitou, Hugo de Meville, Ma-
teo Fitz Herbert, Tomas Basset, Alan Basset, Felipe
Daubeny, Roberto de Roppeley, Juan Marshall, Juan
FitzHugh y otros leales vasallos:
"1) PRIMERO, QUE HEMOS OTORGADO EN EL NOMBRE DE
DIOS y por la presente Carta hemos confirmado para
Nos y nuestros herederos a perpetuidad que la Iglesia
inglesa sea libre, conserve todos sus derechos y no vea
menoscabadas sus libertades. Que así queremos que
sea observado, resulta del hecho de que por nuestra
libre voluntad, antes de surgir la actual disputa entre
Nos y nuestros Barones, concedimos y confirmamos
por carta la libertad de las elecciones eclesiásticas -
un derecho que se reputa como el de mayor necesidad
e importancia para la Iglesia- y la hicimos confirmar
por el Papa lnocencio 111. Esta libertad es la que Nos
mismo observaremos y la que deseamos sea observa-
da de buena fe (in goodfiaith) por nuestros herederos
para siempre jamás (in perpetuiv).
"A TODOS LOS HOMBRES LIBRES DE NUESTRO REINO he-
mos otorgado asimismo, para Nos y para nuestros he-
rederos a titulo perpetuo, todas las libertades que a
continuación se enuncian, para que las tengan y po-
sean de Nos y de nuestros herederos para ellos y los
suyos:
"2) Si fallece algún Conde, Barón u otra persona que
posea tierras directamente de la Corona, con destino
al servicio militar, y a su muerte el heredero fuese ma-
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 121 5 20 5

yor de edad y debiera un "censo"(o re-elief), dicho he-


redero entrara en posesión de la herencia al pagar la
antigua tarifa del "censo", es decir, el o los herederos
de un Conde pagaran 100 (cien) libras por toda la ba-
ronía del Conde, los herederos de un Caballero (knight)
100 (cien) chelines (shillings) como máximo por todo el
feudo fee) del caballero, y cualquier hombre que deba
menor cantidad pagará menos, con arreglo a la usan-
za antigua de los feudos.
"3)Pero si el heredero de esa persona fuese menor de
edad y estuviese bajo tutela, cuando alcance la ma-
yoría de edad entrará en posesión de su herencia sin
tener que pagar censo o derecho real.
"4)Quien tenga a su cargo la tierra de un heredero me-
nor de edad sólo sacará de ella frutos, las rentas usua-
les y senricios personales CfeudaI seruices), debiéndole
hacer sin destrucción ni daño alguno a los hombres
ni a los bienes. En caso de que hayamos confiado la
custodia de la tierra a un Corregidor o a cualquier per-
sona responsable ante Nos por el producto de aquélla,
y perpetrase una destrucción o daños, le exigiremos
compensación y la tierra será encomendada a dos
hombres dignos y prudentes del mismo feudo, que
responderán ante Nos del producto o ante la persona
que les asignemos. En caso de que hayamos conferi-
do o vendido a alguien la custodia de esa tierra y de
que esa persona cause destrucción o daños, perderá
la custodia y el terreno será entregado a dos hombres
dignos y prudentes del mismo feudo, que serán res-
ponsables de modo semejante ante Nos.
"5) Mientras el tutor tenga la custodia de estas tierras,
mantendrá las casas, sotos, cotos de pesca, estanques,
molinos y demás pertenencias con cargo al producto
de la propia tierra.
"Cuando el heredero llegue a la mayoría de edad, el
tutor le hará entrega de todo el predio, surtido con los
arados y aperos que la estación requiera y arrecido en
el producto que la tierra buenamente sea capaz de dar.
"6) Los herederos podrán ser dados en matrimonio,
pero na a alguien de inferior rango social. Antes de
que se celebre el casamiento, se avisará a los panen-
tes más próximos del heredero.
"7)A la muerte del marido, toda viuda podrá entrar en
posesión de su dote y de su cuota hereditaria inme-
diatamente y sin impedimento alguno. No tendrá que
pagar nada por su dote, por presentes matrimoniales
o por cualquier herencia que su marido y ella pose-
yesen conjuntamente e1 día de la muerte de aquel, y
podrá permanecer en la casa de su marido cuaren-
ta días tras la muerte de este, asignándosele durante
este plazo su dote.
"8) Ninguna viuda sera obligada a casarse mientras
de-see permanecer sin marido. Pero deberá dar cegu-
ridades de que no contraerá matrimonio sin el con-
sentimiento regio, si posee sus tierras con cargo a la
Corona, o sin el consentimiento del señor a quien se
las deba.
"9) Ni Nos ni nuestros bailíoc ocuparemos tierras ni
rentas de la tierra en pago de deuda alguna, mien-
APBNDICE2. CARTA W N A DE INGLATERRA DE 1215 207

tras el deudor tenga bienes muebles suficientes para


satisfacer el débito. Los fiadores del deudor no serán
apremiados mientras el deudor mismo pueda pagar
la deuda. Si por falta de medios el deudor fuese inca-
paz de satisfacerla, saldrán responsables sus fiadores,
quienes, si lo desean, podrán incautarse de las tierras
y rentas del deudor hasta que obtengan el reembolso
del debito que le hayan pagado, a menos que el deu-
dor pueda probar que ha cumplido sus obligaciones
frente a ellos.
"10)Si alguien que haya tomado prestada una suma
de dinero a judíos muriese antes de haberse pagado la
deuda, su heredero no pagara interés alguno sobre ésta
mientras sea menor de edad, sea quien fuere la perso-
na a la que deba la posesión de sus tierras. Si la deuda
viniese a parar a manos de la Corona, esta no recabará
más que la suma principal indicada en el titulo.
"11)Si un hombre muere debiendo dinero a judíos, su
mujer podrá entrar en posesión de la dote y no estará
obligada a pagar cantidad alguna de la deuda con car-
go a aquélla. Si deja hijos menores de edad, se podrá
proveer a su sustento en una medida adecuada al ta-
maño de la tierra poseída por el difunto. La deuda de-
berá ser satisfecha con cargo al remanente después de
ser reservado el tributo debido a los señores del feudo.
Del mismo modo se tratarán las deudas que se deban
a los no judíos.
"12)No se podrá exigir fonsadera71ni auxilio en nues-

Servicio personal en la guena, que se prestaba antiguamente.


También,el tributo que se pagaba para atender a los gastos bélicos.
tro Reino sin el consentimiento general, a menos que
fuere para el rescate de nuestra persona, para armar
caballero a nuestro hijo primogénito y para casar (una
sola vez) a nuestra hija mayor. Con este fin sólo se po-
drá establecer un auxilio razonable; y la misma regla
se seguira con las "ayudas"de la ciudad de Londres.
"13) La ciudad de Londres gozará de todas sus liberta-
des antiguas y franquicias tanto por tierra como por
mar. Asimismo, queremos y otorgamos que las demás
ciudades, burgos, poblaciones y puertos gocen de to-
das sus libertades y franquicias.
"14)Para obtener el consentimiento general al estable-
cimiento de un "auxilio"-salvo en los tres casos arriba
indicados- o de una fonsadera, haremos convocar in-
dividualmente y por carta a los Arzobispos, Obispos,
Abades, Duques y Barones principales. A quienes po-
sean tierras directamente de Nos haremos dirigir una
convocatoria general, a través de los corregidores y
otros agentes, para que se reúnan un dia deteminado
(que se anunciará con cuarenta días, por lo menos, de
antelación) y en un lugar señalado. Se hará constar la
causa de la convocatoria en todas las cartas de con-
vocación. Cuando se haya enviado una convocatoria,
el negocio señalado para el día de la misma se tratará
con arreglo a lo que acuerden los presentes, aun cuan-
do no hayan comparecido todos los que hubieren sido
convocados.
"15) En lo sucesivo no permitiremos que nadie exi-
ja "ayuda" a alguno de sus vasallos libres salvo para
rescatar su propia persona, para a m a r caballero a su
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 121 5 209

hijo primogénito y para casar (una vez) a su hija ma-


yor. Con estos fines únicamente se podrá imponer una
"ayuda" razonable.
"16)Nadie vendrá obligado a prestar mas servicios
para el "feudo" de un caballero o cualquier otra tierra
que posea libremente, que lo que deba por este con-
cepto.
"17) Los litigios ordinarios ante los Tribunales no seguirán
por doquier a Ia corte real, sino que se celebrarhn en un lugar
determinado.
"18) So10 podrán efectuarse en el tribunal de2 Condado res-
pectivo las actuaciones sobre desposesión reciente, muerte
de antepasado y última declaración. Nos mismo o, en nues-
tra ausencia en el extranjero, nuestro Justicia Mayor (Chie-
justice), enviaremos dos jueces a cada Condado cuatro ve-
ces al ano, y dichosjueces, con cuatro caballeros del Condado
elegidos por el Condado mismo, celebramn tos juicios en el
tribunal del Condado, el día y en el Iugar en que se refina el
tribunal.
"19)Si no pudiese celebrarse audiencia sobre algiin caso en
lafecha del tribunal de Condado, se quedaran alli tantos ca-
balleros y propietarios de 10s que hayan ~sistidoa1 tribunal,
como sea sujiciepzte para administrar justicia, atendida ZQ
cantidad de asuntos que se hayan de ventilar.
"20) Por simple falta, un hombre libre será multado
únicamente en proporci0n a la gravedad de la infrac-
ción y de modo proporcionado por infracciones más
graves, pero no de modo tan gravoso que se le prive de
su medio de subsistencia. Del mismo modo, no se le
confiscará al mercader su mercancía ni al labrador los
aperos de labranza, en caso de que queden a merced
de un tribunal real. Ninguna de estas multas podrá
ser impuesta sin la estimación de hombres buenos de
la vecindad.
"21) Los Duques y Barones serhn multados rinicarnente por
sus pares y en proporción a Ea gravedad del delito.
"22) Toda multa impuesta sobre bienes temporales
de un clérigo ordenado se calculará con arreglo a los
mismos principios, excluido el valor del beneficio ecle-
siástico.
"23) Ninguna ciudad ni persona será obligada a cons-
truir puentes sobre nos, excepto las que tengan de an-
tiguo la obligación de hacerlo.
"24) Ningún Corregidor (sherrfl, Capitdn (constable) o Al-
guacil (coroner) o bailio podrá ce~ebrarjuiciosque competan
a los jueces reales.

"25) Todos los Condados, partidos, subcondados y al-


deas conservarán su renta antigua, sin incremento al-
guno, excepto las fincas del patrimonio real.
"26) Si a la muerte de un hombre que posea un feudo
de realengo, un Corregidor o bailío presentase cartas
patentes de cobro de deudas a la Corona, será licita la
ocupación e inventario por aquél de los bienes mue-
bles que se encuentren en el feudo de realengo del di-
funto, hasta el importe de la deuda, segFín estimación
hecha par hombres buenos.
"No se podrá retirar bien alguno mientras no se haya
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 121 5 211

pagado la totalidad de la deuda y entregado el rerna-


nente a los albaceas (executors) para que cumplan la
voluntad del difunto. Si no se debiese suma alguna a
la Corona, todos los bienes muebles se considerarán
como propiedad del finado, excepto las partes razona-
bles de su esposa y sus hijos.
"27) Si un hombre libre muere sin haber hecho tes-
tamento, sus bienes muebles serán distribuidos a sus
parientes más próximos y a sus amigos, bajo la super-
visión de la Iglesia, si bien serán salvaguardados los
derechos de sus deudores.
"28) Ningún Capitán ni bailío nuestro turnara grano u
otros bienes muebles de persona alguna sin pagarlos
en el acto, a menos que el vendedor ofrezca esponta-
nearnente el aplazamiento del cobro.
"29) Ningún Capitán podrá obligar a un Caballero a
pagar suma alguna de dinero por la guardia de cas-
tillos si e1 Caballero está dispuesto a hacer la guar-
dia en persona o, dando excusa justificada, a prestar
hombres aptos para que la hagan en su lugar. Todo
Caballero requerido o enviado a un semicio de a m a s
estará exento de la guardia de castillos durante el pe-
riodo del servicio.
"30) Ningún Corregidor, bailío u otra persona podrá
tomar de un hombre libre caballos o carros para el
transporte sin el consentimiento de aquél.
"31) Ni Nos ni nuestros bailíos Ilevaremos leña para
nuestro castillo o para otra finalidad sin el consenti-
miento del dueño.
"32) No retendremos en nuestras manos las tiernas de
personas condenadas por traición (conuicted o felony)
más de un año y un día,después de lo cual serán de-
vueltas a los señores del feudo respectivo.
"33) Se quitarán todas las empalizadas de pesca del
Tárnesis, del Medway y de toda Inglaterra, excepto las
construidas a orillas del mar.
"34)No se expedirá en lo sucesivo a nadie requerimiento al-
guno respecto a la posesión de tierras, cuando la expedición
del mismo implique Ia privacibn para algún hombre libre del
derecho a ser juzgado por el tribunal de su propio señor.
"35) Habrá patrones de medida para el vino, la cerveza
y el grano (el cuarto londinense) en todo el Reino, y
habrá también un patrón para la anchura de las telas
teñidas, el pardillo y la cota de malla, concretamente
dos varas entre las orlas. Del mismo modo habrán de
uniformarse los pesos.
"36) En lo sucesivo no se pagara ni se aceptara nada por
la expedición de un auto de investigación de vida y bie-
nes, el cual se otorgará gratis y no podrá ser denegado.
"37) Si un hombre posee tierras de realengo (lands
of the Crown) a titulo de feudo en renta perpetua, de
"servicios" (socage) o de "renta anual" ((buugage) y po-
see asimismo tierras de otra persona en concepto de
servicio de caballería, no asumiremos la tutela de su
heredero ni de la tierra que pertenezca al feudo de la
otra persona en virtud de la "renta perpetua", de los
"servicios"o de la "renta anual", a menos que el "feudo
en renta perpetua" este sujeto a servicio de Caballería.
APBNDICE2. CARTA W N A DE INGLATERRA DE 1215 213

No asumiremos la tutela del heredero de un hombre


ni la guardia de la tierra que ese hombre poseyera de
manos de otro por el hecho de que detente pequeñas
propiedades de la Corona a cambio de un servicio de
Caballeros o arqueros o de indole análoga.
"38) En lo sidcesivo, ningún bailío llevará a los tribunaIes a
un hombre en virtud únicamente de acusaciones suyas, sin
presentar al mismo tiempo tz testigos directos dignos de cré-
dito sobre la uemcidcid de aquellas.
"39) Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado
o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puestofuera de
la ley ni desterrado o privado de su rango de cuatquier otra
forma, ni usaremos de la fuerza contra él ni enviaremos a
otros que lo hagan, sino en virtud de sentencia judicial de
sus pares y con arreglo a la Iey del reino.
"40)No venderemos, denegaremos ni retrasaremos a nadie
su derecho ni Ia justicia.
"41) Todos los mercaderes podrán entrar en Inglaterra
y salir de ella sin sufrir daño y sin temor, y podrán
permanecer en el reino y viajar dentro de él, por vía
terrestre o acuática, para el ejercicio del comercio, y
libres de toda exacción ilegal, con arreglo a los usos
antiguos y legítimos. Sin embargo, no se aplicará lo
anterior en época de guerra a los mercaderes de un
territorio que esté en guerra con Nosotros. Todos los
mercaderes de ese territorio hallados en Nuestro rei-
no al comenzar la guerra serán detenidos, sin que su-
fran daño en su persona o en sus bienes, hasta que Nos o
nuestro Justicia Mayor hayamos descubierto cómo se
trata a nuestros comerciantes en el territorio que est6
en guerra con nosotros, y si nuestros comerciantes no
han sufrido perjuicio, tampoco lo sufrirán aquellas.
"42) En lo sucesivo, todo hombre podrá dejar nuestro
reino y volver a él sin sufrir daño y sin temor, por tie-
rra o por mar, si bien manteniendo su vínculo de fi-
delidad con Nos, excepto en época de guerra, por un
breve lapso y para el bien común del Reino. Quedarán
exceptuadas de esta n o m a las personas que hayan
sido encarceladas o puestas fuera de la ley con arreglo
a la ley del reino, las personas de territorios que estén
en guerra con Nos y los mercaderes, que serán trata-
dos del modo indicado anteriormente.
"43) Si algún hombre poseyera tierras de reversión
(escheat), tales como el "honor" de Wallingon, Not-
tingham, Boulogne, Lancaster o de otras reversiones
en nuestro poder que sean Baronias, a la muerte de
aquél su heredero nos pagará únicamente el derecho
de sucesión y el servicio que habría tenido que pagar
al Barón en el caso de que la baronía se hubiese halla-
do en manos de éste, y Nos retendremos lo revertido
del mismo modo que lo tenía el Barón.
"44) Las personas que vivanfueva de los bosques no estarán
obligadas en Io sucesivo a comparecer ante los jueces reo-
Ies forestales en virtud de requerimientos generales, a me-
nos que se hallen efectivamente implicadas en actuaciones
o sean fiadores de alguien que haya sido detenido por un
delito forestal.
"45) No nombraremos jueces, capitanes, corregidores ni bai-
Iios sino a hombres que conozcan las leyes del Reino y ten-
gan el propósito de guardarlas cabalmente.
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 121 5 215

"46) Todos los Barones que hayan fundado abadías y


que tengan cartas patentes de reyes de Inglaterra o po-
sesión de antiguo en prueba de ellos, podrán ejercer el
patronato de aquellas cuando estén vacantes (whenthe-
reis no abbot), como en derecho les corresponde.
"47) Todos los bosques que se hayan plantado durante
nuestro reinado serán talados sin demora, y lo mismo
se hará con las orillas de los nos que hayan sido ceu-
cadas durante nuestro reinado.
'"48) Todos los malos; usos en materia de bosques y co-
tos de caza, guardabosques, guardacotos, corregidores
y sus bailios, o de orillas de n o s por guardianes de es-
tas, deberhn ser inmediatamente objeto de investigación en
cada condado por doce caballeros juramentados del propio
condado, y antes de curnp2irse los cuarenta días de la inues-
tigacion esos malos usos deberán ser abolidos total e irre-
vocablemente, si bien Nos, y de no estar Nos en Inglaterm,
nuestro Justicia Mayor, deb~remosser infomadoc primero.
"49) Devolveremos inmediatamente todos los rehenes
y cartas que nos han sido entregados por los ingleses
como garantía de paz o de lealtad en el servicio.
"50) Separaremos completamente de sus cargos a los
parientes de Gerardo de Athee, quienes no podrán en
lo sucesivo ejercer cargos en Inglaterra. Las personas
en cuestión son Engelardo de Cigogne, Pedro Guy y
Andres de Chanceaux, Guy de Cigogne, Godofredo de
Martigny y sus hermanos, Felipe Marc y sus herederos
hermanos, son Godofredo su sobrino, y todos sus se-
guidores.
"51) Tan pronto corno se restablezca la paz, expulsa-
remos del reino a todos los Caballeros y arqueros ex-
tranjeros, a sus servidores y a los mercenarios que ha-
yan entrado con daño para el reino. con sus caballos
y sus a m a s .
"52) A quien hayamos privado o desposeido de tierras,
castillos, libertades o derechos sin legítimo juicio de
sus pares se los devolveremos en el acto. En casos li-
tigioso~,el asunto serb resuelto por el juicio de los veinti-
cinco Barones a que se refiere m¿ís adelante la cl~usulude
garantía de Ia paz. En el supuesto, sin embargo, de que
algún hombre haya sido privado o desposeído de algo
que esté fuera del ámbito legitimo de enjuiciamiento
de sus pares por nuestro padre el Rey Enrique o nues-
tro hermano Ricardo, y que permanezca en nuestras
manos o este en posesión de terceros por concesi6n
nuestra, tendremos una moratoria por el período ge-
neralmente concedido a los Cruzados, a menos que
estuviese pendiente un litigio judicial o que se hubie-
se entablado una indagación por orden nuestra, antes
de que tom6rarnos la Cruz en calidad de Cruzados. A
nuestro regreso de la Cruzada o, si desistimos de ella,
haremos inmediatamente justicia por entero.
"53) Tendremos derecho a la misma moratoria en la
administración de justicia relacionada con los bos-
ques que hayan de ser talados o permanecer como
tales, cuando estos hayan sido originariamente plan-
tados por nuestro padre Enrique o nuestro herrnano
Ricardo; con la guardia de tierras que pertenezcan a
"feudo1'de un tercero, en el supuesto de que la ha-
yamos ejercido hasta ahora en virtud de algún feudo
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 121 5 217

concedido por Nos a un tercero a cambio de servicios


de caballena, y con las abadías fundadas en feudos de
terceros en las cuales el señor del feudo reivindique
un derecho propio. En estas materias haremos entera
justicia a los recursos cuando regresemos de la Cruza-
da o inmediatamente si desistimos de ella.
"54) Nadie será detenido o encarcelado por denuncia de una
mujer por motivo de la muerte de persona alguna, salvo el
morido de aquella.
"55) Todas las multas que se nos hayan pagado injus-
tamente y contra la ley del reino, y todas las multas
que hayamos impuesto sin razón, quedan totalmente
remitidas o bien serán resueltas por sentencia mr~yosita-
ria de los veinticinco Barones a que se refiere más adelante la
clhusula de saIvaguardia de la paz, así como de Esteban,
Arzobispo de Canterbury, si pudiere asistir, y cuantos
otros quiera el traer consigo. Si el Arzobispo no puede
asistir, continuaran las actuaciones sin él, pero si uno
cualquiera de 10s veinticinco barones fuere parte en e1 litigio,
no se tendrá en cuenta su juicio y se elegirb y tomará jura-
msnto a otro en su Iwgau, como suplente para la materia en
cuestión, por el resto de los veinticinco.
"56) En caso de que hayamos privado o desposeído a
algún galés de tierras, libertades o cualquier otro bien
en Inglaterra o en Gales,sin legítima sentencia de sus pa-
res, aquéllas le cerán devueltas sin demora. Todo liti-
gio en la materia será diximido en las Marcas72(in the

72Una marca es un territorio de frontera de la importancia actual de


una provincia, cuya adminismción (marquesado)se encargaba a un
Marqués (hoy, es un titulo nobiliario entre el de Duque y el de Conde).
Marches) mediante sentencia de los pares de la parte.
Se aplicará la ley inglesa a las tierras que se posean
en Inglaterra, la ley galesa a las que posean en Gales
y la de las Marcas a las que se posean en las Marcas.
Los galeses nos tratarán a Nos y a los nuestros de la
misma manera.
"57) En caso de que un galés haya sido privado o despo-
seído de algo, sin haber mediado legitima sentencia de
sus pares, por nuestro padre el Rey Enrique o nuestro
hermano el Rey Ricardo y el bien en cuestión p e m a -
nezca en nuestro poder o esté en posesión de terce-
ros por concesión nuestra, tendremos moratoria por el
lapso generalmente reconocido a los Cruzados, a me-
nos que estuviese ya pendiente algún litigio judicial o
se hubiese entablado una indagación por orden nues-
tra, antes de tomar Nos la Cruz como Cruzado, pero a
nuestro regreso de la Cruzada o de modo inmediato si
desistimos de ella, haremos plenamente justicia con
arreglo a las leyes de Gales y de dichas regiones.
"58) Devolveremos en seguida al hijo de Llyvelyn, a to-
dos los rehenes galeses y las cartas que se nos hayan
entregado en garantía de la paz.
"59) Respecto a la devolución de las hermanas y re-
henes de Alejandro, Rey de Escocia, y de los derechos
y libertades de este, le trataremos del mismo modo
que a nuestros demás Barones de Inglaterra, a menos
que resulte de las cartas que nos concedió su padre
Guillermo, anteriormente Rey de Escocia, que deba ser
tratado de otro modo. Esta materia serú dirirnida por el
juicio de sus pares en nuestro tribunal.
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 1215 219

"60) Todas las franquicias y libertades que hemos


otorgado serán observadas en nuestro reino en cuanto
se refiera a nuestras relaciones con nuestros súbditos.
Que todos los hombres de nuestro reino, sean clérigos
o legos, las observen de modo semejante en sus rela-
ciones con sus propios vasallos.
"61) Por cuanto hemos otorgado todo lo que antece-
de (since we have granteda11 the sethings)por Dios, por la
mejor gobernación de nuestro Reino y para aliviar la
discordia que ha surgido entre Nos y nuestros Baro-
nes, y por cuanto deseamos que esto sea disfrutado en
su integridad, con vigor para siempre, damos y otorga-
mos a los Barones la garantía siguiente:
"Los Barones elegirán a veinticinco entre ellos para que guar-
den y hagan cumplir con todo el poder que tengan, Ea paz
y las libertades otorgadas y confimladas para ellos por la
presente Carta.
"Si Nos, nuestro Justicia Mayor, nuestros agentes o
cualquiera de nuestros bailíos cometiese algún delito
contra un hombre o violase alguno de los artículos de
paz o de la presente garantía, y se comunicase el de-
lito a cuatro de los citados veinticinco barones, los in-
formados vendrán ante Nos o, en ausencia nuestra del
reino, ante el Justicia Mayor, para denunciarlo y solici-
tar reparación inmediata. Si Nos, o en nuestra ausen-
cia del Reino el Justicia Mayor, no diéramos reparación
dentro de los cuarenta días siguientes, contados desde
aquél en que el delito haya sido denunciado a Nos o a
61, los cuatro barones darán traslado del caso al resto
de los veinticinco, los cuales podrán usar de apremio con-
tra Nos y atcrcamos de cualquier modo, con el apoyo de toda
Ia comunidad del Reino, apoderindose de nuestros castillos,
tierras, posesiones o cualquier otro bien, excepto nuestra
propia persona y las de Ila reina y nuestros hijos, hasta que
consigan efectivamente la reparación que hayan decretado.
Una vez obtenida satisfacción, podmn uolver a someterse a
Ia noma1 obediencia a Nos.
"Todo hombre que lo desee podrá prestar juramen-
to de obedecer, las tendremos moratoria por el lap-
so generalmente reconocido a los Cruzados, a menos
que estuviese ya pendiente algún litigio judicial o se
hubiese entablado una indagación por orden nues-
tra, antes de tomar Nos la Cruz como Cruzado, pero a
nuestro regreso de la Cruzada o de modo inmediato si
desistimos de ella, haremos plenamente justicia con
arreglo a las leyes de Gales y de dichas regiones.
"No intentaremos conseguir de nadie, ya por acción
nuestra ya por medio de terceros, cosa alguna por la
cual una parte de estas concesiones o libertades pue-
da quedar revocada o memada. Si se consiguiese
semejante cosa, se tendrá por nula y sin efecto y no
haremos uso de ella en ningún momento, ni personal-
mente ni a traves de terceros.
"62) Hemos condonado y perdonado por completo a
todos cualquier intención torticera, daño y agravio
que haya podido surgir entre Nos y nuestros súbditos,
ya sean clérigos o legos, desde ei comienzo de la dispu-
ta. Además, hemos remitido totalmente, y por nuestra
parte hemos perdonado también, a cualesquiera clé-
rigos y legos todos los delitos cometidos como conse-
APBNDICE 2. CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 121 5 22 1

cuencia de la citada disputa entre la Pascua del deci-


mosexto año de nuestro reinado y la restauración de
la paz.
"Hemos ordenado asimismo cursar cartas patentes
para los Barones en testimonio de la presente garantía
y de las concesiones indicadas anteriormente, con los
sellos de Esteban, Arzobispo de Canterbury; Enrique,
Arzobispo de Dublin, los demás Obispos arriba men-
cionados y el Maestro Pandolfo.
"63) En consecuencia, es nuestro real deseo y NUESTRA
REAL ORDEN de que la Iglesia de Inglaterra sea libre
y que todos los hombres en nuestro Reino tengan y
guarden todas estas libertades, derechos y concesio-
nes legítima y pacíficamente en su totalidad e integri-
dad para si mismos y para sus herederos, en cuales-
quiera asuntos y lugares y para siempre.
"Tanto Nos como los Barones hemos jurado que todo
esto se observará de buena fe y sin engaiio alguno, de
lo cual son testigos las personas antedichas y muchas
otras.
"Dado de nuestro puño y letra en el prado que se lla-
m a Runnymede, entre Windsor y Staines, el día deci-
moquinto del mes de junio del decimos6ptirno año de
nuestro reinado".
Apéndice 3

Declaración de Derechos
o Bill of riqkts de 168973

73 Donde se repiten ideas expresamente vinculadas con las Carta


Magna y contenidas en la Petición de Derechos o Petition ofrights del
7 de junio de 1628.
La Declaración fue aceptada por Guillermo de Oran-
ge74antes de que subiera al trono de Inglaterra, y se
ha convertido en el fundamento de la Constitución de
Gran Bretaña, coma se puede ver en la trascnpción
que hago seguidamente, remarcando lo que se vincula
con la idea de proceso:
"Considerando que los Lores espirituales y temporales
y los Comunes, reunidos en Westminster, represen-
tando legal, plena y libremente a todos los estarnentos
del pueblo de este reino, presentaron el 13 de febrero
del año de NS (gracia) de 1688, a Sus Majestades, en-
tonces conocidas con los nombres y títulos de Guiller-
mo y Maria, príncipes de Orange, una declaración es-
crita redactada por los mencionados Lores y Comunes
en los siguientes términos:
"Considerando que el fallecido Jacobo 11, con la ayuda
de malos consejeros, jueces y ministros nombrados
por él, se esforzó en subvertir y proscribir la religión
protestante, y las leyes y libertades de este Reino:
- usurpando y ejerciendo el poder de dispensar de las
leyes y aplazar su entrada en vigor y su cumplimiento,
sin el consentimiento del Parlamento;

74 Guillenno 111 de Nassau (*1650 - tl702), Principe de Orange, fue


Rey de Inglaterra y Escocia desde 1689 hasta 1702.
- encarcelando y procesando a varios prelados que, res-
petuosamente, le solicitaron que les excusara de pres-
tar su consentimiento a la usurpación de este poder;
- ideando y patrocinando la creación, bajo la autori-
dad del Gran Sello, de un Tribunal denominado Tribu-
nal de Delegados para las causas eclesiásticas;
- cobrando, en beneficio de la Corona, ciertos tribu-
tos, bajo la excusa de una supuesta prerrogativa, para
otros períodos y en forma distinta de la que ha-bían
sido votados por el Parlamento;
- reclutando y manteniendo, dentro de las fronteras
del Reino y en tiempo de paz, un ejército permanente,
sin consentimiento del Parlamento, y alistando en él a
personas declaradas inhabilitadas;
- ordenando que muchos buenos ciudadanos protes-
tantes fueran desarmados, mientras que los papistas
eran armados y empleados con finalidades contrarias
a la ley;
- violando la libertad de elegir a los miembros del Par-
lamento;
- acusando ante el Tkibunal Real por delitos para cuyo
conocimiento era únicamente competente el Parlamen-
to, y celebrando otros procesos ilegales y arbitrarios;
- considerando que en los últimos años personas co-
rrompidas, partidistas e inhabilitadas, han sido elegi-
das y han formado parte de jurados y que, especial-
mente, personas que no eran propietarios libres han
intervenido como jurados en procesos por alta traición.
3. DECLARACI~N
AF~NDICE DE DERECHOS O BIU OF RIGHTS DE f 689 227

"Que se han exigido fianzas excesivas a personas su-


jetas a procedimientos penales, para no conceder los
beneficios contenidos en las leyes relativas a la liber-
tad de las personas.
"Que se han impuesto multas excesivas.
"Que se han aplicado castigos ilegales y crueles.
"Y que se han hecho concesiones y promesas del im-
porte de las multas y confiscaciones,antes de que se
hubieran obtenido Ias pruebas necesarias o IGI condena de las
pelsoriac a las que se iban a dplicar estas pepios.
"Todo lo cual es total y directamente contrario a las
leyes, ordenanzas y libertades de este Reino.
"Considerando que habiendo abdicado el difunto rey
Jacobo 11,y habiendo quedado por ello vacantes el go-
bierno y el trono, Su Alteza el Príncipe de Orange (a
quien Dios Todopoderoso ha querido convertir en el
glorioso instrumento que librara a este Reino del pa-
pismo y el poder arbitrario) ha hecho enviar, por con-
sejo de los Lores espirituales y temporales y de varios
miembros destacados de los Comunes, cartas a los
Lores espirituales y temporales protestantes, y a los
diferentes condados, ciudades, universidades, burgos
y a los cinco puertos, para que eligieran a las personas
que les representarían en el Parlamento que se debía
reunir en Westminster el 22 de enero de 1688 con el
objeto de acordar lo necesario para que su religión,
leyes y libertades no volvieran, en lo sucesivo, a correr
el peligro de ser destruidas, y habiéndose celebrado
elecciones de acuerdo con las cartas citadas.
"En estas circunstancias, los mencionados Lores es-
pirituales y temporales y los Comunes, hoy reunidos
en virtud de sus cartas y elecciones, y constituyendo
la plena y libre representación de esta nación, exa-
minando los mejores medios para alcanzar los fines
indicados declaran, en primer lugar, como han hecho
en casos semejantes sus antepasados, para defender y
asegurar sus antiguos derechos y libertades:
"1)Que el pretendido poder de suspender las leyes y
la aplicación de las mismas, en virtud de la autoridad
real y sin el consentimiento del Parlamento, es ilegal.
"2) Que el pretendido poder de dispensar de las leyes
o de su aplicación en virtud de la autoridad real, en la
forma en que ha sido usurpado y ejercido en el pasa-
do, es ilegal.
"3) Que la comisión para erigir el ultimo akibunal de
causas eclesiásticas y las demás comisiones y tribu-
nales de la misma naturaleza con ilegales y perniciosos.
"4) Que toda cobranza de impuesto en beneficio de la
Corona, o para su uso, so pretexto de la prerrogativa
real, sin consentimiento del Parlamento, por un perio-
do de tiempo más largo o en forma distinta de la que
ha sido autorizada, es ilegal -(de allí nace la máxima
inglesa no taxa~ionwithoutrep~esentation)-.
"S) Que es un derecho de 10s súbditos presentar peticiones
al Rey, siendo ilegal toda prisión o procesamiento de
los peticionarios.
"6) Que el reclutamiento o mantenimiento de un ejér-
cito dentro de las fronteras del Reino en tiempo de
APLNDICE3. DECLARACI~N
DE DERECHOS O BILLOF RIGHTS DE 1689 229

paz, sin la autorización del Parlamenta, son contrarios


a la ley.

'7)Que todos los súbditos protestantes pueden poseer


armas para su defensa, de acuerdo con sus circuns-
tancias particulares y en la forma que autorizan las
leyes.
"8)Que las elecciones de los miembros del Parlamento
deben ser libres.
"9) Que las libertades de expresión, discusión y actua-
ción en el Parlamento no pueden ser juzgadas ni inuesti-
gadas por otro TiibunaI que el Parlamento.
"10) Que no se deben exigir fianzas exageradas, ni im-
ponerse multas excesivas ni aplicarse castigos crueles
ni desacostumbrados.
"11)Que IUSIistus de los jumdos deben confeccionarse, y es-
tos ser elegidos, m buena y clebidafomu, y aquellas deben
notificarse, y que 10s jurados que decidan la suerte de las per-
sonas a procesos de alta traición deberán ser propietarios.
"12) Que todas las condonaciones y promesas sobre multas
y confiscaciones hechas a otras personas, antes de Ila senten-
cia, son ilegales y nulas.
"13) Y que para remediar todas estas quejas, y para
conseguir la modificación, aprobación y manteni-
miento de las leyes, el Parlamento debe reunirse con
frecuencia.
"Reclaman, piden e insisten en todas y cada una de
las peticiones hechas, como libertades indiscutibles, y
solicitan que las declaraciones, juicios, actos o proce-
dimientos, que han sido enumerados y realizados en
pequicio del pueblo, no puedan, en la sucesivo, servir
de precedente o ejemplo.
"Hacen esta petición de sus derechos, particularmen-
te animados por la declaración de S. A. R. el príncipe
de Orange, que los considera el único medio de obte-
ner completo conocimiento y garantía de los mismos
respecto de la situación anteriormente existente.
"Por todo ello tienen la completa confianza de que S,
A. R el príncipe de Orange teminará la liberacion del
Reino, ya tan avanzada gracias a él, y que impedirá, en
lo sucesivo, la violación de los derechos y libertades
antes enumerados, así como cualquier otro ataque
contra la religión, derechos y libertades.
"Los mencionados Lores espirituales y temporales y
los Comunes, reunidos en Westminster, resuelven que
Guillemo y Mana, pnncipe y princesa de Orange, son
y sean declarados, respectivamente, rey y reina de In-
glaterra y Francia".
Apéndice 4

Declaración Universal
De Los Derechos Del Hombre75

75Proclamada el 10 de diciembre de 1948 por la Resolución de la


Asamblea General 217 A de las Naciones Unidas.
"Preámbulo:
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el
mundo tienen por base el reconocimiento de la digni-
dad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables
de todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menospre-
cio de los derechos humanos han originado actos de
barbarie ultrajantes para la conciencia de la humani-
dad, y que se ha proclamado, como la aspiración más
elevada del hombre, el advenimiento de un mundo
en que los seres humanos, liberados del temor y de
la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la
libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos humanos sean
protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el
hombre no se vea compelido al supremo recurso de la
rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considemndo también esencial promover el desarrollo
de relaciones amistosas entre las naciones;
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas
han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fun-
damentales del hombre, en la dignidad y el valor de
la persona humana y en la igualdad de derechos de
"Artículo 9.- Nadie podrá ser arbitrariamente detenido,
preso ni desterrado.
"Articulo 10.- Toda persona tiene derecho, en condicio-
nes de plena igualdad, a ser oída públicamente y con
justicia por un tribunal independiente e imparcial,
para la determinación de sus derechos y obligaciones
o para el examen de cualquier acusación contra ella
en materia penal.
"Artículo 11.- 1)Toda persona acusada de delito tiene dere-
cho a que se presuma su inocencia rnientms no se pruebe su
culpabiIidad, conforme a la ley y en juicio publico en el que
se le hayan asegurado todas las garantias necesarias para
su def~nsa.2) Nadie será condenado por actos u omisiones
que en el momento de cometerse no fueron delitos según e1
Derecho nacional o internacional. Tampoco se irnpendrú pena
mds grave que la ap1iclible en e1 momento de la comisión del
delito.
"Artículo 12.- Nadie será objeto de injertlncias arbitra-
rias en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques a su honra o a su re-
putación. Toda persona tiene derecho a la protección
de la ley contra tales injerencias o ataques.
"Artículo 13.- 1)Toda persona tiene derecho a circu-
lar libremente y a elegir su residencia en el. territo-
rio de un Estado. 2) Toda persona tiene derecho a salir
de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su
país.
"Articulo 14.- 1) En caso de persecución, toda perso-
na tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en
hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a
promover el progreso social y a elevar el nivel de vida
dentro de un concepto más amplio de la libertad;
Consider~ndoque los Estados Miembros se han com-
prometido a asegurar, en cooperación con la Organi-
zación de las Naciones Unidas, el respeto universal y
efectivo a los derechos y libertades fundamentales del
hombre, y
Considerando que una concepción común de estos de-
rechos y libertades es de la mayor importancia para el
pleno cumplimiento de dicho compromiso;
La Asamblea General proclama la presente Declara-
ción Universal de Derechos Humanos como ideal co-
mún por el que todos los pueblos y naciones deben
esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las
instituciones, inspirándose constantemente en ella,
promuevan, mediante la enseñanza y la educación,
el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren,
por medidas progresivas de carácter nacional e inter-
nacional, su reconocimiento y aplicación universa-
les y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados
Miembros como entre los de los territorios colocados
bajo su jurisdicción.
"Articulo 1.- Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternal-
mente los unos con los otros.
"Articulo 2.- 1)Toda persona tiene todos los derechos
y libertades proclamados en esta Declaración, sin dis-
E DECLARACI~N
A ~ N D I C4. UNiVERSAL DE W3S DERECHOS DEL HOMBIIE 235

tinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religón,


opinión política o de cualquier otra indole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición. 2) Además, no se hará distin-
ción alguna fundada en la condicion política, jurídica
o internacional del país o temtorio de cuya jurisdic-
ción dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un temtorio bajo administra-
ción fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier
otra limitación de soberanía.
"Artículo 3.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona.
"Articulo 4.- Nadie estará sometido a esclavitud ni a
servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos está-
prohibida en todas sus formas.
"Artículo 5.- Nadie será sometido a torturas ni a penas
o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
"Artículo 6.- Todo ser humano tiene derecho, en todas
partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
"Artículo 7.- Todos son iguales ante la ley y tienen, sin
distinción, derecho a igual protección de la ley Todos
tienen derecho a igual proteccion contra toda discri-
minación que infrinja esta Declaración y contra toda
provocaci6n a tal discriminación.
"Artículo 8.- Toda persona tiene derecho a un recurso
efectivo ante los tribunales nacionales competentes,
que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por
la ley.
E DECLARACI~N
A ~ N D I C4. UNiVERSAL DE W3S DERECHOS DEL HOMBIIE

cualquier país. 2) Este derecho no podrá ser invocado


contra una acción judicial realmente originada por
delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos
y principios de las Naciones Unidas.
"Articulo 15.- 1)Toda persona tiene derecho a una na-
cionalidad. 2) A nadie se privará arbitraria-mente de
su nacionalidad ni del derecho a cambiar de naciona-
lidad.
"Articulo 16.- 1)Los hombres y las mujeres, a partir de
la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna
por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse
y fundar una familia, y disfrutaran de iguales dere-
chos en cuanto al matrimonio, durante el matrimo-
nio y en caso de disolución del matrimonio. 2) Solo
mediante libre y pleno consentimiento de los futuros
esposos podra contraerse el matrimonio. 3) La familia
es el elemento natural y fundamental de la sociedad
y tiene derecho a la protección de la sociedad y del
Estado.
"Artículo 17.- 1)Toda persona tiene derecho a la pro-
piedad, individual y colectivamente. 2) Nadie sera pri-
vado arbitrariamente de su propiedad.
"Articulo 18.-Toda persona tiene derecho a la libertad
de pensamiento, de conciencia y de religión; este de-
recho incluye la libertad de cambiar de religión o de
creencia, así como la libertad de manifestar su reli-
gión o su creencia, individual y colectivamente, tanto
en público como en privado, por la enseñanza, la prác-
tica, el culto y la observancia.
"Artículo 19.- Todo individuo tiene derecho a la liber-
tad de opinión y de expresión; este derecho incluye el
de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
medio de expresión.
"Artículo 20.- 1)Toda persona tiene derecho a la liber-
tad de reunión y de asociación pacíficas. 2) Nadie po-
drá ser obligado a pertenecer a una asociación.
"Articulo 2 2 . - 1)Toda persona tiene derecho a participar
en el gobierno de su país, directamente o por medio de
representantes libremente escogidos. 2) Toda persona
tiene el derecho de acceso, en condiciones de igual-
dad, a las funciones publicas de su país. 3) La voluntad
del pueblo es la base de la autoridad del poder pú-
blico; esta voluntad se expresará mediante elecciones
auténticas que habrán de celebrarse periódicamente,
por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro
procedimiento equivalente que garantice la libertad
del voto.
"Articulo 22.- Toda persona, como miembro de la socie-
dad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener,
mediante el esfuerzo nacional y la cooperación inter-
nacional, habida cuenta de la organización y los re-
cursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su
dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
'h~tículo23.- 1)Toda persona tiene derecho al trabajo,
a la libre elección de su trabajo, a condiciones equi-
tativas y satisfactorias de trabajo y a la protección
APENDICE4. DECLARACI~N
UNiVERSAL DE LOS DERECHOS DEL HOMBIIE 239

contra el desempleo. 2) Toda persona tiene derecho,


sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo
igual. 3) Toda persona que trabaja tiene derecho a una
remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegu-
re, así como a su familia, una existencia conforme a la
dignidad humana y que será completada, en caso ne-
cesario, por cualesquiera otros medios de protección
social. 4) Toda persona tiene derecho a fundar sindi-
catos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
"Artículo 24.- Toda persona tiene derecho al descanso,
al disfmte del tiempo libre, a una limitación razonable
de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas
pagadas.
"Artículo 25.- 1)Toda persona tiene derecho a un nivel
de vida adecuado que le asegure, así como a su familia,
la salud y el bienestar, y en especial la alimentación,
el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servi-
cios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios
de subsistencia por circunstancias independientes
de su voluntad. 2) La maternidad y la infancia tienen
derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los
niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio,
tienen derecho a igual protección social.
"Articulo 26.- 1)Toda persona tiene derecho a la edu-
cación. La educación debe ser gratuita, al menos en
lo concerniente a la instrucción elemental y funda-
mental. La instrucción elemental será obligatoria. La
instrucción técnica y profesional habrá de ser genewa-
lizada; el acceso a los estudios superiores será igual
para todos, en función de los méritos respectivos. 23
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de
la personalidad humana y el fortalecimiento del res-
peto a los derechos humanos y a las libertades funda-
mentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y
la amistad entre todas las naciones y todos los p p o s
étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las
actividades de las Naciones Unidas para el manteni-
miento de la paz. 3) Los padres tendrán derecho pre-
ferente a escoger el tipo de educación que habrh de
darse a sus hijos.
"Articulo 27.- 1) Toda persona tiene derecho a tomar
parte libremente en la vida cultural de la comunidad,
a gozar de las artes y a participar en el progreso cien-
tífico y en los beneficios que de él resulten. 2) Toda
persona tiene derecho a la protección de los intereses
morales y materiales que le correspondan por razán
de las producciones científicas, literarias o artísticas
de que sea autora.
"Articulo 28.- Toda persona tiene derecho a que se es-
tablezca un orden social e internacional en el que los
derechos y libertades proclamados en esta Declara-
ción se hagan plenamente efectivos.
"Artículo 29.- 1)Toda persona tiene deberes respecto a
la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarro-
llar libre y plenamente su personalidad. 2) En el ejer-
cicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades,
toda persona estará solamente sujeta a las limitacio-
nes establecidas por la ley con el Único fin de asegurar
E DECLARACI~N
A ~ N D I C4. UNiVERSAL DE W3S DERECHOS DEL HOMBIIE 241

el reconocimiento y el respeto de los derechos y liber-


tades de los demás, y de satisfacer las justas exigen-
cias de la moral, del orden público y del bienestar ge-
neral en una sociedad democrática. 3) Estos derechos
y libertades no podrán, en ningiin caso, ser ejercidos
en oposición a los propósitos y principios de las Nacio-
nes Unidas.
"Artículo 30.- Nada en esta Declaración podrá interpre-
tarse en el sentido de que confiere derecho alguno al
Estado, a un grupo o a una persona,para emprender y
desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la
supresión de cualquiera de los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración".
Apéndice 5

Convención Americana
sobre Derechos Humanos
(Pacto de San Joséde Costa

76 Del 22 de noviembre de 1969. En Argentina entró en vigor el 18


de julio de 1978.
"Los Estados Americanos Signatarios de la Presente
Convención,
RECONOCIENDO su propósito de consolidar en este
continente, dentro del cuadro de las instituciones de-
mocráticas, un régimen de la libertad personal y de
justicia social, fundado en el respeto de los derechos
esenciales del hombre;

Que los derechos esenciales del hombre no nacen del


hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que
tienen como fundamento los atributos de la persona
humana, razón por la cual justifican una protección
internacional de naturaleza convencional coadyuvan-
te o complementaria de la que se ofrece el derecho
interno de los Estados Americanos:
Que estos principios han sido consagrados en la Cavta
de la Organizacidn de los Estados Americanos, en la Decla-
rnción Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que
han sido reafirmados y desarrollados en otros instru-
mentos internacionales, tanto de ámbito universal
como regional;
Que, con arreglo a la Declaración Universal de los De-
rechos Humanos, solo puede realizarse el ideal del ser
humano libre, exento del temor y de la miseria, si se
crean condiciones que permitan a cada persona gozar
de sus derechos economicos, sociales y culturales tan-
to como de sus derechos civiles y políticos, y
CONSIDERANDO:Que la Tercera Conferencia Intema-
cional Extraordinaria (Buenos Aires, 1967) aprobó la
incorporación a la propia carta de la organización y de
normas más amplias sobre derechos económicos, so-
ciales y educacionales, y resolvió que una convención
interamericana sobre derechos humanos determinara
la estructura, competencia y procedimiento de los ór-
ganos encargados de esa materia.
HAN CONVENIDO EN LO SIGUIENTE:
PARTE 1
DEBERES DE LOS ESTADOS Y DERECHOS PROTEGIDOS

CAPITULO 1
ENUMERACI~NDE DEBERES

1. OBLIGACIÓN DE RESPETAR
ART~CULO LOS DERECHOS

1.Los Estados Partes en esta Convención se compro-


meten a respetar los derechos y libertades reconoci-
dos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a
toda persona que este sujeta a su jurisdicción, sin dis-
criminacibn alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición econó-
mica, nacimiento o cualquier otra condición social.
2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo
ser humano.
5. CE O N V E N C I ~ N
~ ~ N D I C AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

Si el ejercicio de los derechos y libertades menciona-


dos en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por
disposiciones legislativas o de otro carácter, los Esta-
dos Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a
sus procedimientos constitucionales y a las disposi-
ciones de esta Convención, las medidas legislativas
o de otro carácter que fueren necesarias para hacer
efectivos tales derechos y libertades.

CAPITULO 11
DERECHOS CIVILES Y POLITICOS

Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su


personalidad jurídica.

1.Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.


Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a
partir del momento de la concepción. Nadie puede ser
privado de la vida arbitrariamente.
2. En los paises que no han abolido la pena de muerte,
6sta sólo podrá imponerse por los delitos más graves,
en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribu-
nal competente y de conformidad con una ley que es-
tablezca tal pena, dictada con anterioridad a la comi-
sión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a
delitos a los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados
que la han abolido.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por
delitos políticos ni comunes conexos con los políticos.
5. No se impondrá la pena de muerte a personas que,
en el momento de la comisión del delito, tuvieren me-
nos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se
le aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6.Toda persona condenada a muerte tiene derecho a
solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la
pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los
casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras
la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad
competente.

1.Toda persona tiene derecho a que se respete su inte-


gridad física, psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tra-
tos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona
privada de libertad será tratada con el respeto debido
a la dignidad inherente al ser humano.
3. La pena no puede trascender de la persona del de-
lincuente.
4. Los procesados deben estar separados de los conde-
nados, salvo en circunstanciasexcepcionales, y serán
A P ~ N D I C5.
E CONVENCI~N
AMERICANA SOBRE DERECHOS H U M A N O S 249

cometidos a un tratamiento adecuado a su condición


de personas no condenadas.
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben
ser separados de los adultos y llevados ante tribunales
especializados, con la mayor celeridad posible, para su
tratamiento.
6. Las penas privativas de la libertad tendran como
finalidad esencial la reforma y la readaptación social
de los condenados.

1.Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidum-


bre, y tanto éstas como la trata de esclavos y la trata
de mujeres están prohibidas en todas sus famas.
2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo
forzoso u obligatorio. En los paises donde ciertos de-
litos tengan señalada pena privativa de la libertad
acompañada de trabajos forzosos, esta disposición no
podrá ser interpretada en el sentido de que prohibe el
cumplimiento de dicha pena impuesta por juez o tri-
bunal competente. El trabajo forzoso no debe afectar
a la dignidad ni a la capacidad física e intelectual del
recluido.
3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para
los efectos de este artículo:
a. los trabajos o servicios que se exijan normalmente
de una persona recluida en cumplimiento de una sen-
tencia o resolución fonnal dictada por 13 autoridad ju-
dicial competente. Tales trabajos o servicios deberán
realizarse bajo la vigilancia y control de las autorida-
des públicas, y los individuos que los efectúen no se-
rán puestos a disposición de particulares, compañías
o personas jurídicas de carácter privado;
b. el servicio militar y, en los países donde se admite
exención por razones de conciencia, el servicio nacio-
nal que la ley establezca en lugar de aquél;
c. el servicio impuesto en casos de peligro o calamidad
que amenace la existencia o el bienestar de la comu-
nidad, y
d. el trabajo o servicio que forme parte de las obliga-
ciones cívicas normales.

1.Toda persona tiene derecho a la libertad y a la segu-


ridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo
por las causas y en las condiciones fijadas de ante-
mano por las Constituciones Políticas de los Estados
Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcela-
miento arbitrarios.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informa-
da de las razones de su detención y notificada, sin de-
mora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada,
sin demora, ante un juez u otro funcionario autoriza-
do por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
5. C
~ ~ N D I C E O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o


a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe
el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a ga-
rantías que aseguren su comparecencia en el juicio.
6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a
recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de
que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su
arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o
la detención fueran ilegales. En los Estados Partes cu-
yas leyes preven que toda persona que se viera arne-
nazada de ser privada de su libertad tiene derecho a
recumr a un juez o tribunal competente a fin de que
éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho
recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recur-
sos podrán interponerse por sí o por otra persona.
7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no li-
mita los mandatos de autoridad judicial competente
dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.

1.Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debi-


das garantías y dentro de un plazo razonable, por un
juez o tribunal competente, independiente e impar-
cial, establecido con anterioridad por la ley, en la sus-
tanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la detenninación de sus derechos
y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cual-
quier otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a
que se presuma su inocencia mientras no se establez-
ca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso,
toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las
siguientes garantías mínimas:
a) derecho del inculpado de ser asistido gratuitamen-
te por el traductor o intérprete, si no comprende o no
habla el idioma del juzgado o tribunal;
b) comunicación previa y detallada al inculpado de la
acusación formulada;
c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios
adecuados para la preparación de su defensa;
d) derecho del inculpado de defenderse personalmen-
te o de ser asistido por un defensor de su elección y
de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defen-
sor proporcionado por el Estado, remunerado o no se-
gun la legislacion interna, si el inculpado no se defen-
diere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del
plazo establecido por la ley;
f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos
presentes en el tribunal y de obtener la comparecen-
cia, como testigos o peritos, de otras personas que
puedan arrojar luz sobre los hechos;
g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mis-
mo ni a declararse culpable, y
h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal
superior.
3. La confesion del inculpado solamente es válida si es
hecha sin coacción de ninguna naturaleza.
5. C
~ ~ N D I C E O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no


podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos he-
chos.
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea
necesario para preservar los intereses de la justicia.

Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones


que en el momento de cometerse no fueran delictivos
segun el derecho aplicable. Tampoco se puede impo-
ner pena más grave que la aplicable en el momento
de la comisión del delito. Si con posterioridad a la co-
misión del delito la ley dispone la imposición de una
pena más leve, el delincuente se beneficiara de ello.

Toda persona tiene derecho a ser indemnizada con-


forme a la ley en caso de haber sido condenada en
sentencia fime por error judicial.

1.Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y


al reconocimiento de su dignidad.
2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o
abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su
domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ile-
gales a su honra o reputación.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley
contra esas injerencias o esos ataques.
1.Toda persona tiene derecho a la libertad de concien-
cia y de religión. Este derecho implica la libertad de
conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de
religión o de creencias, así como la libertad de profe-
sar y divulgar su religión o sus creencias, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado.
2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que
puedan menoscabar la libertad de conservar su re-
ligión o sus creencias o de cambiar de religión o de
creencias.
3. La libertad de manifestar la propia religión y las
propias creencias está sujeta únicamente a las limita-
ciones prescritas por la ley y que sean necesarias para
proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral pú-
blicos o los derechos o libertades de los demás.
4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a
que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y
moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.

1.Toda persona tiene derecho a la libertad de pensa-


miento y de expresión. Este derecho comprende la li-
bertad de buscar, recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya
sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artís-
tica, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso prece-
dente no puede estar sujeto a previa censura sino a res-
~ ~ N D I 5.
CC EO N V E N C I ~ N
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

ponsabilidades ulteriores, las que deben estar expresa-


mente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputaci6n de los
demás, o
b) la protección de la seguridad nacional, el orden pú-
blico o la salud o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión por
vías o medios indirectos, tales como el abuso de con-
troles oficiales o particulares de papel para periódicos,
de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos
usados en la difusión de información o por cuales-
quiera otros medios encaminados a impedir la comu-
nicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por
la ley a censura previa con el exclusivo objeto de re-
gular el acceso a ellos para la protección moral de la
infancia y la adolescencia, sin pequicio de lo estable-
cido en el inciso 2.
5. Estar6 prohibida por la ley toda propaganda en favor
de la guem y toda apología del odio nacional, racial o
religioso que constituyan incitaciones a la violencia o
cualquier otra acci6n ilegal similar contra cualquier per-
sona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive
los de raza, color, religión, idioma u origen nacional.

1.Toda persona afectada por informaciones inexactas


o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de me-
dios de difusión legalmente reglamentados y que se
dirijan al público en general, tiene derecho a efectuar
por el mismo órgano de difusión su rectificación o res-
puesta en las condiciones que establezca la ley.
2. En ningún caso la rectificación o la respuesta exi-
mirán de las otras responsabilidades legales en que se
hubiese incurrido.
3. Para la efectiva protección de la honra y la repu-
tación, toda publicación o empresa periodística, cine-
matográfica, de radio o television tendrá una persona
responsable que no esté protegida por inmunidades ni
disponga de fuero especial.

Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin ar-


mas. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto
a las restricciones previstas por la ley, que sean nece-
sarias en una sociedad democrática, en interés de la
seguridad nacional, de la seguridad o del orden públi-
cos, o para proteger la salud o la moral públicas o los
derechos o libertades de los demás.

1.Todas las personas tienen derecho a asociarse libre-


mente con fines ideológicos, religiosos, políticos, eco-
nómicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o
de cualquiera otra índole.
2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto
a las restricciones previstas por la ley que sean nece-
sarias en una sociedad democratica, en interés de la
~ ~ N D I C5. EC O N V E N C I ~ NAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

seguridad nacional, de la seguridad o del orden publi-


cos, o para proteger la salud o la moral públicas o los
derechos y libertades de los demás.
3. Lo dispuesto en este artículo no impide la imposi-
ción de restricciones legales, y aun la privación del
ejercicio del derecho de asociación, a los miembros de
las fuerzas a m a d a s y de la policía.

1.La familia es el elemento natural y fundamental de


la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el
Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a
contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen
la edad y las condiciones requeridas para ello por las
leyes internas, en la medida en que éstas no afecten
al principio de no discriminación establecido en esta
Convención.
3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y ple-
no consentimiento de los contrayentes.
4. Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas
para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada
equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en
cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en
caso de disolución del mismo. En caso de disolución,
se adoptarán disposiciones que aseguren la protec-
ción necesaria de los hijos, sobre la base única del in-
terés y conveniencia de ellos.
5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los
hijos nacidos fuera de matrimonio como a los nacidos
dentro del mismo.

Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a


los apellidos de sus padres o al de uno de ellos. La ley
reglamentará la forma de asegurar este derecho para
todos, mediante nombres supuestos, si fuere necesario.

19. DERECHOS
ART~CULO DEL NIÑO

Todo niño tiene derecho a las medidas de protección


que su condición de menor requieren por parte de su
familia, de la sociedad y del Estado.

1.Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.


2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Es-
tado en cuyo territorio naci6 si no tiene derecho a otra.
3. A nadie se privará arbitrawiamente de su nacionali-
dad ni del derecho a cambiarla.

2 1. DERECHO
ART~CULO A LA PROPIEDAD PR~VADA

1.Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes.


La ley puede subordinar tal uso y goce al interés social.
2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes,
excepto mediante el pago de indemnización justa, por
razones de utilidad pfiblica o de interés social y en los
casos y según las formas establecidas por la ley.
A P ~ N D I C5.
E CONVENCI~N
AMERICANA SOBRE DERECHOS H U M A N O S 259

3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explo-


tación del hombre por el hombre, deben ser prohibi-
das por la ley.

1.Toda persona que se halle legalmente en el territorio


de un Estado tiene derecho a circular por el mismo y,
a residir en e1 con sujeción a las disposiciones legales.
2. Toda persona tiene derecho a salir libremente de
cualquier país, inclusive del propio.
3. El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser
restringido sino en virtud de una ley, en la medida in-
dispensable en una sociedad democrática, para preve-
nir infracciones penales o para proteger la seguridad
nacional, la seguridad o el orden públicos, la moral o la
salud públicas o los derechos y libertades de los demás.
4. El ejercicio de los derechos reconocidos en el inciso
1 puede asimismo ser restringido por la ley, en zonas
determinadas, por razones de interés público.
5. Nadie puede ser expulsado del territorio del Estado
del cual es nacional, ni ser privado del derecho a in-
gresar en el mismo.
6. El extranjero que se halle legalmente en el territorio
de un Estado parte en la presente Convención, sólo
podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una de-
cisión adoptada conforme a la ley.
7. Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir
asilo en territorio extranjero en caso de persecución
por delitos políticos o comunes conexos con los poli-
ticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y
los convenios internacionales.
8. En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o
devuelto a otro país, sea o no de origen, donde su de-
recho a la vida o a la libertad personal está en riesgo
de violación a causa de raza, nacionalidad, religión,
condición social o de sus opiniones políticas.
9. E s prohibida la expulsión colectiva de extranjeros.

1.Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes


derechos y oportunidades:
a) de participar en la dirección de los asuntos publi-
cos, directamente o por medio de representantes li-
bremente elegidos;

b) de votar y ser elegidos en elecciones periódicas au-


ténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por
voto secreto que garantice la libre expresión de la vo-
luntad de los electores, y
c) de tener acceso, en condiciones generales de igual-
dad, a las funciones públicas de su país.
2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos
y oportunidades a que se refiere el inciso anterior, ex-
clusivamente por razones de edad, nacionalidad, resi-
dencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental,
o condena, por juez competente, en proceso penal.
AP~NDICE5. C O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

Todas las personas son iguales ante la ley. En conse-


cuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual
protección de la ley.

1.Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y


rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jue-
ces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales recono-
cidos por la Constitución, la ley o la presente Conven-
ción, aun cuando tal violación sea cometida por perso-
nas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista
por el sistema legal del Estado decidirá sobre los dere-
chos de toda persona que interponga tal recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial,
ya garantizar el cumplimiento, por las autoridades
competentes, de toda decision en que se haya estima-
do procedente el recurso.

CAPITULO 111
DERECHOS ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES

Los Estados Partes se comprometen a adoptar provi-


dencias, tanto a nivel interno como mediante la coo-
peración internacional, especialmente económica y
técnica, para lograr progresivamente la plena efectivi-
dad de los derechos que se derivan de las n o m a s eco-
nómicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura,
contenidas en la Carta de la Organización de los Esta-
dos Americanos, reformada por el Protocolo de Bue-
nos Aires, en la medida de los recursos disponibles,
por vía legislativa u otros medios apropiados.

CAPITULO IV
SUSPENSlON DE GARANTIAS,
INTERPRETACIONY APLICACI~N

1.En caso de guerra, de peligro público o de otra emer-


gencia que amenace la independencia o seguridad del
Estado parte, éste podrá adoptar disposiciones que, en
la medida y por el tiempo estrictamente limitados a
las exigencias de la situación, suspendan las obliga-
ciones contraídas en virtud de esta Convención, siem-
pre que tales disposiciones no sean incompatibles con
las demás obligaciones que les impone el derecho in-
ternacional y no entrañen discrirninacian alguna fun-
dada en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión
u origen social.
2. La disposicion precedente no autoriza la suspen-
sión de los derechos determinados en los siguientes
artículos: 3 (Derecho al Reconocimiento de la Perso-
nalidad Jurídica);4 (Derecho a la Vida); 5 (Derecho a la
Integridad Personal); 6 (Prohibición de la Esclavitud y
AP~NDICE5. C O N V E N C I ~ NAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS 263

Servidumbre); 9 (Principio de Legalidad y de Retroac-


tividad); 12 (Libertad de Conciencia y de Religión); 17
(Protección a la Familia); 18 (Derecho al Nombre); 19
(Derechos del Niño); 20 (Derecho a la Nacionalidad), y
23 (Derechos Políticos), ni de las garantías judiciales
indispensables para la protección de tales derechos.
3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de sus-
pensión deberá informar inmediatamente a los de-
más Estados Partes en la presente Convencibn, por
conducto del Secretario General de la Organización
de los Estados Americanos, de las disposiciones cuya
aplicación haya suspendido, de los motivos que ha-
yan suscitado la suspensión y de la fecha en que haya
dado por terminada tal suspensión.

1. Cuando se trate de un Estado parte constituido


como Estado Federal, el gobierno nacional de dicho
Estado parte cumplirá todas las disposiciones de la
presente Convención relacionadas con las materias
sobre las que ejerce jurisdicción legislativa y judicial.
2. Con respecto a las disposiciones relativas a las ma-
terias que corresponden a la jurisdicción de las en-
tidades componentes de la federación, el gobierno
nacional debe tomar de inmediato las medidas per-
tinentes, conforme a su constitución y sus leyes, a fin
de que las autoridades competentes de dichas entida-
des puedan adoptar las disposiciones del caso para el
cumplimiento de esta Convención.
3. Cuando dos o mas Estados Partes acuerden integrar
entre si una federación u otra clase de asociación, cui-
darán de que el pacto comunitario correspondiente
contenga las disposiciones necesarias para que conti-
núen haciéndose efectivas en el nuevo Estado así or-
ganizado, las normas de la presente Convención.

Ninguna disposición de la presente Convención puede


ser interpretada en el sentido de:
a) permitir a alguno de los Estados Partes, grupo o per-
sona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y li-
bertades reconocidos en la Convención o limitarlos en
mayor medida que la prevista en ella;
b) limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o liber-
tad que pueda estar reconocido de acuerdo con las le-
yes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con
otra convención en que sea parte uno de dichos Estados;
c) excluir otros derechos y garantías que son inheren-
tes al ser humano o que se derivan de la forma demo-
crática representativa de gobierno, y
d) excluir o limitar el efecto que puedan producir la De-
claraciiin Americana de Derechos y Deberes del Hombre
y otros actos internacionales de la misma naturaleza.

30. ALCANCE
ART~CULO DE LAS RESTRICCIONES

Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Con-


vención, al goce y ejercicio de los derechos y liberta-
des reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas
sino conforme a leyes que se dictaren por razones de
APBNDICE 5. CONVENCI~N
AMERICANA SOBRE DERECHOS H U M A N O S

interés general y con el propósito para el cual han sido


establecidas.

Podrán ser incluidos en el régimen de protección de


esta Convención otros derechos y libertades que sean
reconocidos de acuerdo con los procedimientos esta-
blecidos en los articulas 76 y 77.

CAPITULO V
DEBERES DE LAS PERSONAS

32. CORRELACI~N
ART~CULO ENTRE DEBERES
Y DERECHOS

l. Toda persona tiene deberes para con la familia, la


comunidad y la humanidad.
2.Los derechos de cada persona están limitados por
los derechos de los demás, por la seguridad de todos
y por las justas exigencias del bien común, en una so-
ciedad democrática.

PARTE 11
MEDIOS DE LA PROTECCION

CAPITULO VI
DE LOS ORGANOS COMPETENTES

33.
ART~CULO

Son competentes para conocer de los asuntos relacio-


nados con el cumplimiento de loscompromisos con-
traídos por los Estados Partes en esta Convención:
a) la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
llamada en adelante la Comisión, y
b) la Corte Interamericana de Derechos Humanos, lla-
mada en adelante la Corte.

CAPITULO VI1
LA COMISION INTERAMERICANA DE
DERECHOS HUMANOS

La Comision Interamericana de Derechos Humanos se


compondrá de siete miembros, que deberán ser perso-
nas de alta autoridad moral y reconocida versación en
materia de derechos humanos.

La Comisión representa a todos los miembros que in-


tegran la Organización de los Estados Americanos.

1.Lo Miembros de la Comisión serán elegidos a título


personal por la Asamblea General de la Organización
de una lista de candidatos propuestos por los gobier-
nos de los Estados miembros.
~ ~ N D I 5.
CC EO W E N C I ~ N
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

2. Cada uno de dichos gobiernos puede proponer hasta


tres candidatos, nacionales del Estado que los propon-
ga o de cualquier otro Estado miembro de la Organiza-
ción de los Estados Americanos. Cuando se proponga
una tema, por lo menos uno de los candidatos deberá
ser nacional de un Estado distinto del proponente.

1. Los miembros de la Comisión serán elegidos por


cuatro años y sólo podrán ser reelegidos una vez, pero
el mandato de tres de los miembros designados en la
primera elección expirará al cabo de dos años.Inme-
diatamente después de dicha elecci6n se detemina-
rán por sorteo en la Asamblea General los nombres de
estos tres miembros.
2. No puede formar parte de la Comisión más de un
nacional de un mismo Estado.

Las vacantes que ocurrieren en la Comisión, que no


se deban a expiración normal del mandato, se llena-
ran por el Consejo Permanente de la Organización de
acuerdo con lo que disponga el Estatuto de la Comi-
sión.

La Comisión preparara su Estatuto, lo someterá a la


aprobacion de la Asamblea General, y dictará su pro-
pio Reglamento.
Los servicios de Secretaría de la Comisión deben ser
desempeñados por la unidad funcional especializada
que forma parte de la Secretaría General de la Orga-
nización y debe disponer de los recursos necesarios
para cumplir las tareas que le sean encomendadas
por la Comisión.

S E C C I ~ N11
FUNCIONES

La Comision tiene la función principal de promover la


observancia y la defensa de los derechos humanos, y
en el ejercicio de su mandato tiene las siguientes fun-
ciones y atribuciones:
a) estimular la conciencia de los derechos humanos
en los pueblos de América;
b) formular recomendaciones, cuando lo estime con-
veniente, a los gobiemos de los Estados miembros
para que adopten medidas progresivas en favor de los
derechos humanos dentro del marco de sus leyes in-
temas y sus preceptos constitucionales, al igual que
disposiciones apropiadas para fomentar el debido res-
peto a esos derechos;
c) preparar los estudios e informes que considere con-
venientes para el desempeño de sus funciones;
d) solicitar de los gobiemos de los Estados miembros
misión las informaciones que ésta les solicite sobre
la manera en que su derecho interno asegura la apli-
cación efectiva de cualesquiera disposiciones de esta
Convencibn.

S E C C I ~ N111
COMPETENCIA

Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no


gubernamental legalmente reconocida en uno o más
Estados miembros de la Organización, puede presen-
tar a la Comisión peticiones que contengan denuncias
o quejas de violación de esta Convención por un Esta-
do parte.

1.Todo Estado parte puede, en el momento del depo-


sito de su instrumento de ratificación o adhesión de
esta Convención, o en cualquier momento posterior,
declarar que reconoce la competencia de la Comisión
para recibir y examinar las comunicaciones en que un
Estado parte alegue que otro Estado parte ha incurri-
do en violaciones de los derechos humanos estableci-
dos en esta Convención.
2. Las comunicaciones hechas en virtud del presen-
te artículo sólo se pueden admitir y examinar si son
presentadas por un Estado parte que haya hecho una
declaración por la cual reconozca la referida compe-
~ ~ N D I C5. EC O N V E N C I ~ NAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

que le proporcionen informes sobre las medidas que


adopten en materia de derechos humanos;
e) atender las consultas que, por medio de la Secreta-
ria General de la Organización de los Estados America-
nos, le formulen los Estados miembros en cuestiones
relacionadas con los derechos humanos y, dentro de
sus posibilidades, les prestará el asesoramiento que
éstos le soliciten;
f) actuar respecto de las peticiones y otras comuni-
caciones en ejercicio de su autoridad de conformidad
con lo dispuesto en los artículos 44 al 51 de esta Con-
vención, y
g) rendir un informe anual a la Asamblea General de
la Organización de los Estados Americanos.

Los Estados Partes deben remitir a la Comisión copia de


los informes y estudios que en sus respectivos campos
someten anualmente a las Comisiones Ejecutivas del
Consejo Interamericano Econbmico y Social y del Con-
sejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, a fin de que aquella vele porque se promuevan
los derechos derivados de las n o m a s económicas, so-
ciales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas
en la Carta de la Organización de los Estados America-
nos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.

43.
ART~CULO

Los Estados Partes se obligan a proporcionar a la Co-


5. C
~ ~ N D I C E O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

tencia de la Comisión. La Comisión no admitirá ningu-


na comunicación contra un Estado parte que no haya
hecho tal declaración.
3. Las declaraciones sobre reconocimiento de compe-
tencia pueden hacerse para que ésta rija por tiempo
indefinido, por un período determinado o para casos
específicos.
4. Las declaraciones se depositarán en la Secretaria
General de la Organización de los Estados America-
nos, la que transmitira copia de las mismas a los Esta-
dos miembros de dicha Organización.

1. Para que una petición o comunicación presentada


conforme a los artículos 44 ó 45 sea admitida por la
Comisión, se requerirá:
a) que se hayan interpuesto y agotado los recursos de
jurisdiccion interna, conforme a los principios del De-
recho Internacional generalmente reconocidos;
b) que sea presentada dentro del plazo de seis meses,
a partir de la fecha en que el presunto lesionado en
sus derechos haya sido notificado de la decisión defi-
ni tiva ;
c) que la materia de la petición o comunicación no
esté pendiente de otro procedimiento de arreglo intew-
nacional, y
d) que en el caso del artículo 44 la petición contenga
el nombre, la nacionalidad, la profesión, el domicilio y
la firma de la persona o personas o del representante
legal de la entidad que somete la petición.
2. Las disposiciones de los incisos 1.a.y 1.b.
del presen-
te artículo no se aplicaran cuando:
a) no exista en la legislación interna del Estado de que
se trata el debido proceso legal para la protección del
derecho o derechos que se alega kan sido violados;
b) no se haya permitido al presunto lesionado en sus
derechos el acceso a los recursos de la jurisdicción in-
terna, o haya sido impedido de agotarlos, y
c) haya retardo injustificado en la decisión sobre los
mencionados recursos.

La Comisión declarará inadmisible toda peticion o co-


municación presentada de acuerdo con los artículos
44 6 45 cuando:

a) falte alguno de los requisitos indicados en el arti-


culo 46;
b) no exponga hechos que caractericen una violación
de los derechos garantizados por esta Convención;
c) resulte de la exposición del propio peticionario o del
Estado manifiestamente infundada la petición o co-
municación o sea evidente su total improcedencia, y
d) sea sustancialmente la reproducción de petición o
comunicación anterior ya examinada por la Comisión
u otro organismo internacional.
AP~NDICE5. C O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

SECCI~NJV
PROCEDIMIENTO

1.La Comisión, al recibir una petición o comunicación


en la que se alegue la violación de cualquiera de los
derechos que consagra esta Convención, procederá en
los siguientes terminos:
a) si reconoce la admisibilidad de la petición o comu-
nicación solicitara informaciones al Gobierno del Es-
tado al cual pertenezca la autoridad señalada como
responsable de la violación alegada, transcribiendo
las partes pertinentes de la petición o comunicación.
Dichas informaciones deben ser enviadas dentro de
un plazo razonable, fijado por la Comisión al conside-
rar las circunstancias de cada caso;
b) recibidas las infomaciones o transcurrido el plazo
fijado sin que sean recibidas, verificará si existen o suh-
sisten los motivos de la petición o comunicación. De no
existir o subsistir,mandará archivar el expediente;
c) podrá también declarar la inadmisibilidad o la im-
procedencia de la petición o comunicacihn, sobre la
base de una información o prueba sobrevinientes;
d) si el expediente no se ha archivado y con el fin de
comprobar los hechos, la Comisión realizará, con
conocimiento de las partes, un examen del asunto
planteado en la peticiirn o comunicación. Si fuere ne-
cesario y conveniente, la Comisión realizará una in-
vestigación para cuyo eficaz cumplimiento solicitará,
y los Estados interesados le proporcionarán, todas las
facilidades necesarias;
e) podrá pedir a los Estados interesados cualquier in-
formación pertinente y recibirá, si así se le solicita, las
exposiciones verbales o escritas que presenten los in-
teresados;
f) se pondrá a disposición de las partes interesadas, a
fin de llegar a una solución amistosa del asunto fun-
dada en el respeto a los derechos humanos reconoci-
dos en esta Convenci6n.
2. Sin embargo, en casos graves y urgentes, puede rea-
lizarse una investigación previo consentimiento del
Estado en cuyo territorio se alegue haberse cometido
la violación, tan sólo con la presentación de una pe-
tición o comunicación que reúna todos los requisitos
formales de admisibilidad.

Si se ha llegado a una solución amistosa con arreglo


a las disposiciones del inciso 1.f.del artículo 48 la Co-
misión redactará un informe que será transmitido al
peticionario y a los Estados Partes en esta Convención
y comunicado después, para su publicación, al Secre-
tario General de la Organización de los Estados Ame-
ricanos. Este informe contendrá una breve exposición
de los hechos y de la solución lograda3 cualquiera de
las partes en el caso lo solicitan, se les suministrará la
más amplia información posible.
5. CE O N V E N C I ~ AMERICANA
~ ~ N D I C N SOBRE DERECHOS HUMANOS

1. De no llegarse a una solución, y dentro del plazo


que fije el Estatuto de la Comisión, 4sta redactará un
infonne en el que expondrá los hechos y sus conclu-
siones. Si el informe no representa, en todo o en parte,
la opinión unánime de los miembros de la Comisión,
cualquiera de ellos podrá agregar a dicho informe su
opinión por separado. También se agregarán al infome
las exposiciones verbales o escritas que hayan hecho
los interesados en virtud del inciso 1.e.del artículo 48.
2. El infonne será transmitido a los Estados interesa-
dos, quienes no estarán facultados para publicarlo.

3. Al transmitir el informe, la Comisión puede fomu-


las las proposiciones y recomendaciones que juzgue
adecuadas.

1.Si en el plazo de tres meses, a partir de la remisión a


los Estados interesados del informe de la Comisión, el
asunto no ha sido solucionado o sometido a la decisión
de la Corte por la Comision o por el Estado interesado,
aceptando su competencia, la Comisión podrá emitir,
por mayoría absoluta de votos de sus miembros, su
opinión y conclusiones sobre la cuestión sometida a
su consideración.
2. La Comisión hará las recomendaciones pertinentes
y fijará un plazo dentro del cual el Estado debe tomar
las medidas que le competan para remediar la situa-
ción examinada.
3. Transcurrido el período fijado, la Comisión decidirá,
por la mayoría absoluta de votos de sus miembros, si
el Estado ha tomado o no medidas adecuadas y si pu-
blica o no su informe.

CAPITULO VI11
LA CORTE INTERAMERICANADE DERECHOS HUMANOS

1. La Corte se compondrá de siete jueces, nacionales


de los Estados miembros de la Organización, elegidos
a titulo personal entre juristas de la mas alta auto-
ridad moral, de reconocida competencia en materia
de derechos humanos, que reúnan las condiciones
requeridas para el ejercicio de las más elevadas fun-
ciones judiciales conforme a la ley del país del cual
sean nacionales o del Estado que los proponga como
candidatos.
2 . No debe haber dos jueces de la misma nacionalidad.

1. Los jueces de la Corte serán elegidos, en votación


secreta y por mayoría absoluta de votos de los Estados
Partes en la Convencion, en la Asamblea General de la
Organización, de una lista de candidatos propuestos
por esos mismos Estados.
~ ~ N D I 5.
CC EO N V E N C I ~ N
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

2. Cada uno de los Estados Partes puede proponer


hasta tres candidatos, nacionales del Estado que los
propone o de cualquier otro Estado miembro de la
Organización de los Estados Americanos. Cuando se
proponga una tema, por lo menos uno de los candi-
datos deberá ser nacional de un Estado distinto del
proponente.

1. Los jueces de la Corte serán elegidos para un pe-


riodo de seis años y sólo podrán ser reelegidos una
vez. El mandato de tres de los jueces designados en la
primera elección, expirara al cabo de tres años Inme-
diatamente después de dicha elección, se determina-
rán por sorteo en la Asamblea General los nombres de
estos tres jueces.
2. El juez elegido para reemplazar a otro cuyo manda-
to no ha expirado, completará el período de éste.
3. Los jueces permanecerán en funciones hasta el tér-
mino de su mandato. Sin embargo, seguirán conocien-
do de los casos a que ya se hubieran abocado y que se
encuentren en estado de sentencia, a cuyos efectos no
serán sustituidos por los nuevos jueces elegidos.

1.El juez que sea nacional de alguno de los Estados


Partes en el caso sometido a la Corte, conservará su
derecho a conocer del mismo.
2. Si uno de los jueces llamados a conocer del caso
fuere de la nacionalidad de uno de los Estados Par-
tes, otro Estado parte en el caso podrá designar a una
persona de su elección para que integre la Corte en
calidad de juez a6 hoc.
3. Si entre los jueces llamados a conocer del caco nin-
guno fuere de la nacionalidad de los Estados Partes,
cada uno de éstos podrá designar un juez ad hoc.
4. El juez ud hoc debe reunir las calidades señaladas en
el articulo 52.

5. Si vanos Estados Partes en la Convención tuvieren


un mismo interks en el caso, se considerarán como
una sola parte para los fines de las disposiciones pre-
cedentes. En caso de duda, la Corte decidirá.
El qubrum para las deliberaciones de la Corte es de
cinco jueces.

La Comisión comparecerá en todos los cacos ante la


Corte.

1.La Corte tendrá su sede en el lugar que determinen,


en la Asamblea General de la Organización, los Esta-
dos Partes en la Convención, pero podrá celebrar reu-
niones en el territorio de cualquier Estado miembro
de la Organización de los Estados Americanos en que
lo considere conveniente por mayoha de sus miern-
bros y previa aquiescencia del Estado respectivo. Los
Estados Partes en la Convención pueden, en la Asam-
5. C
~ ~ N D I C E O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

blea General por dos tercios de sus votos, cambiar la


sede de la Corte.
2. La Corte designara a su Secretario.

3. El Secretario residirá en la sede de la Corte y debe-


rá asistir a las reuniones que ella celebre fuera de la
misma.

La Secretaria de la Corte será establecida por ésta y


funcionará bajo la dirección del Secretario de la Cor-
te, de acuerdo con las normas administrativas de la
Secretaría General de la Organización en todo lo que
no sea incompatible con la independencia de la Corte.
Sus funcionarios serán nombrados por el Secretario
General de la Organización, en consulta con el Secre-
tario de la Corte.

La Corte preparará su Estatuto y lo someterá a la


aprobacibn de la Asamblea General, y dictará su Ke-
glamento.

S E C C I ~ N11
COMPETENCIAY FUNCIONES

1.Solo los Estados Partes y la Comisión tienen derecho


a someter un caso a la decisión de la Corte.
2. Para que la Corte pueda conocer de cualquier caso,
es necesario que sean agotados los procedimientos
previstos en los artículos 48 a 50.

1.Todo Estado parte puede, en el momento del depo-


sito de su instrumento de ratificación o adhesión de
esta Convención, o en cualquier momento posterior,
declarar que reconoce como obligatoria de pleno de-
recho y sin convención especial, la competencia de la
Corte sobre todos los casos relativos a la interpreta-
ción o aplicación de esta Convención.
2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente,
o bajo condición de reciprocidad,por un plazo determi-
nado o para cacos específicos. Deberá ser presentada al
Secretario General de la Organización, quien transmiti-
ra copias de la misma a los otros Estados miembros de
la Organización y al Secretario de la Corte.
3. La Corte tiene competencia para conocer de cual-
quier caso relativo a la interpretación y aplicarion de
las disposiciones de esta Convención que le sea some-
tido, siempre que los Estados Partes en el caso hayan
reconocido o reconozcan dicha competencia, ora por
declaración especial, como se indica en los incisos an-
teriores, ora por convencion especial.

1.Cuando decida que hubo violación de un derecho o


libertad protegidos en esta Convención, la Corte dis-
pondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
~ ~ N D I C5. EC O N V E N C I ~ NAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo,


si ello fuera procedente, que se reparen las conse-
cuencias de la medida o situación que ha configurado
la vulneración de esos derechos y el pago de una justa
indemnizacibn a la parte lesionada.
2. En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando
se haga necesario evitar daños irreparables a las per-
sonas, la Corte, en los asuntos que esté conociendo,
podrá tomar las medidas provisionales que considere
pertinentes. Si se tratare de asuntos que aún no estén
sometidos a su conocimiento, podrá actuar a solicitud
de la Comisión.

1. Los Estados miembros de la Organización podrán


consultar a la Corte acerca de la interpretación de
esta Convenci6n o de otros tratados concernientes a
la protección de los derechos humanos en los Estados
americanos. Asimismo, podrán consultarla, en lo que
les compete, los Órganos enumerados en el capítulo X
de la Carta de la Organización de los Estados America-
nos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
2. La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la
Organización, podrá darle opiniones acerca de la com-
patibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los
mencionados instrumentos internacionales.

La Corte someterá a la consideración de la Asamblea


General de la Organización en cada período ordinario
de sesiones un informe sobre su labor en el afio ante-
rior. De manera especial y con las recomendaciones
pertinentes, señalará los casos en que un Estado no
haya dado cumplimiento a sus fallos.

S E C C I ~ N111
PROCEDIMIENTO

1.El fallo de la Corte será motivado.


2. S1 el fallo no expresare en todo o en parte la opinión
unánime de los jueces, cualquiera de éstos tendrá de-
recho a que se agregue al fallo su opinión disidente o
individual.

El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso


de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo, la
Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las
partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro
de los noventa días a partir de la fecha de la notifica-
ción del fallo.

l. Los Estados Partes en la Convencion se comprome-


ten a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en
que sean partes.
2. La parte del fallo que disponga indemnización com-
~ ~ N D I C5. EC O N V E N C I ~ NAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

pensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por


el procedimiento interno vigente para la ejecución de
sentencias contra el Estado.

El fallo de la Corte será notificado a las partes en el


caso y transmitido a los Estados partes en la Conven-
ción.

CAPITULO IX
DISPOSICIONES COMUNES

1.Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión


gozan, desde el momento de su elección y mientras
dure su mandato, de las inmunidades reconocidas a
los agentes diplomáticos por el derecho internacional.
Durante el ejercicio de sus cargos gozan, además, de
los privilegios diplomáticos necesarios para e1 desem-
peño de sus funciones.
2. No podrá exigirse responsabilidad en ningún tiem-
po a los jueces de la Corte ni a los miembros de la Co-
misión por votos y opiniones emitidos en el ejercicio
de sus funciones.

Son incompatibles los cargos de juez de la Corte o


miembros de la Comisión con otras actividades que
pudieren afectar su independencia o imparcialidad
conforme a lo que se determine en los respectivos Es-
tatutos.

Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión


percibirán emolumentos y gastos de viaje en la forma
y condiciones que determinen sus Estatutos, teniendo
en cuenta la importancia e independencia de sus fun-
ciones. Tales emolumentos y gastos de viaje será fi-
jados en el programa-presupuesto de la Organización
de los Estados Americanos, el que debe incluir, ade-
más, los gastos de la Corte y de su Secretaría. A estos
efectos, la Corte elaborara su propio proyecto de pre-
supuesto y lo someterá a la aprobación de la Asam-
blea General, por conducto de la Secretan'a General.
Esta última no podrá introducirle modificaciones.

Solamente a solicitud de la Comisión o de la Corte, se-


gún el caso, corresponde a la Asamblea General de la
Organización resolver sobre las sanciones aplicables
a los miembros de la Comisión o jueces de la Corte
que hubiesen incurrido en las causales previstas en
los respectivos Estatutos. Para dictar una resolución
se requerirá una mayoría de los dos tercios de los vo-
tos de los Estados miembros de la Organización en el
caso de los miembros de la Comisión y, además, de
los dos tercios de los votos de los Estados Partes en la
Convención, si se tratare de jueces de la Corte.
5. CONVENCI~N
~ ~ N D I C E AMERICANA SOBRE DERECHOS H U M A N O S

PARTE 111
DISPOSICIONES GENERALES Y TRANSITORIAS

CAPITULO X
FIRMA, RATIFICACION, RESERVA,
ENMIENDA, PROTOCOLO Y DENUNCIA

1.Esta Convención queda abierta a la firma y a la ra-


tificacion o adhesion de todo Estado miembro de la
Organización de los Estados Americanos.
2. La ratificación de esta Convención o la adhesión a
la misma se efectuara mediante el depósito de un ins-
trumento de ratificación o de adhesión en la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos.
Tan pronto como once Estados hayan depositado sus
respectivos instrumentos de ratificacibn o de adhesión,
la Convención entrar$ en vigor. Respecto a todo otro
Estado que la ratifique o adhiera a ella ulteriormente,
la Convención entrará en vigor en la fecha del depósito
de su instrumento de ratificación o de adhesión.
3. El Secretario General informará a todos los Estados
miembros de la Organizacion de la entrada en vigor de
la Convención.

Esta Convención sólo puede ser objeto de reservas


conforme a las disposiciones de la Convención de
Viena sobre Derecho de los Tratados, suscrita el 23 de
mayo de 1969.
1.Cualquier Estado parte directamente y la Comisión
o la Corte por conducto del Secretario General, pue-
den someter a la Asamblea General, para lo que es-
time conveniente, una propuesta de enmienda a esta
Convención.
2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados
ratificantes de las mismas en la fecha en que se haya
depositado el respectivo instrumento de ratificaciiin
que corresponda al numero de los dos tercios de los Es-
tados Partes en esta Convención. En cuanto al resto de
los Estados Partes, entrarán en vigor en la fecha en que
depositen sus respectivos instrumentos de ratificación.

1. De acuerdo con la facultad establecida en el artí-


culo 31, cualquier Estado parte y la Comisión podrán
someter a la consideración de los Estados Partes reu-
nidos con ocasión de la Asamblea General, proyectos
de protocolos adicionales a esta Convención, con la
finalidad de incluir progresivamente en el régimen de
protección de la misma otros derechos y libertades.
2. Cada protocolo debe fijar las modalidades de su en-
trada en vigor, y se aplicará sólo entre los Estados Par-
tes en el mismo.

1.Los Estados Partes podrán denunciar esta Conven-


ción después de la expiración de un plazo de cinco
5. C
~ ~ N D I C E O N V E N C I ~AMERICANA
N SOBRE DERECHOS HUMANOS

anos a partir de la fecha de entrada en vigor de la mis-


ma y mediante un preaviso de un año, notificando al
Secretario General de la Organización, quien debe in-
formar a las otras partes.
2. Dicha denuncia no tendrá por efecto desligar al Es-
tado parte interesado de las obligaciones contenidas
en esta Convención en lo que concierne a todo hecho
que, pudiendo constituir una violación de esas obliga-
ciones, haya sido cumplido por 61 anteriormente a la
fecha en la cual la denuncia produce efecto.

CAPITULO XI
DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario Ge-


neral pedirá por escrito a cada Estado Miembro de la
Organización que presente, dentro de un plazo de no-
venta días, sus candidatos para miembros de la Comi-
sión Interamericana de Derechos Humanos. El Secre-
tario General preparará una lista por orden alfabético
de los candidatos presentados y la comunicará a los
Estados miembros de la Organización al menos trein-
ta días antes de la próxima Asamblea General.

80.
ART~CULO

La elección de miembros de la Comisión se hará de


entre los candidatos que figuren en la lista a que se
refiere el artículo 79, por votación secreta de la Asam-
blea General y se declararán elegidos los candidatos
que obtengan mayor número de votos y la mayoría
absoluta de los votos de los representantes de los Es-
tados miembros. Si para elegir a todos los miembros
de la Comisión resultare necesario efectuar varias vo-
taciones, se eliminará sucesivamente, en la forma que
determine la Asamblea General, a los candidatos que
reciban menor número de votos.

S E C C I ~ N11
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

Al entrar en vigor esta Convención,el Secretario Gene-


ral pedirá por escrito a cada Estado parte que presen-
te, dentro de un plazo de noventa días, sus candidatos
para jueces de la Corte Interarnericana de Derechos
Humanos. El Secretario General preparara una lista
por orden alfabético de los candidatos presentados y
la comunicara a los Estados Partes por lo menos trein-
ta días antes de la próxima Asamblea General.

La elección de jueces de la Corte se hará de entre los


candidatos que figuren en la lista a que se refiere el
artículo 81, por votación secreta de los Estados Par-
tes en la Asamblea General y se declararán elegidos
los candidatos que obtengan mayor número de votos
A P ~ N D I C5.
E CONVENCI~N
AMERICANA SOBRE DERECHOS H U M A N O S 289

y la mayoría absoluta de los votos de los represen-


tantes de los Estados Partes. Si para elegir a todos los
jueces de la Corte resultare necesario efectuar varias
votaciones, se eliminaran sucesivamente, en la forma
que determinen los Estados Partes, a los candidatos
que reciban menor número de votos.
EN FE DE LO CUAL, los Plenipotenciarios infrascfitos,
cuyos plenos poderes fueron hallados de buena y de-
bida forma, firman esta Convención, que se llamará
"PACTO DE SAN JOSE DE COSTA RICA", en la ciudad de
San José, Costa Rica, el veintidós de noviembre de mil
novecientos sesenta y nueve.
fndice General

1 ......2 1
.LOS SISTEMAS DE ENJUICIAMIENTO-INTBODUCCI~N
1. Introito ................................................................................................ 23
2 . El impulso procesal ...........................................................................23
3. Los orígenes del problema: un poco de historia ............................. 29

2 .EL SISTEMA INQUISITORIO O INQUISITIVO ......................37


1. Antecedentes ...................................................................................... 39
1.1.El concilio de letxán y su influenciaen la idea de proceso ....40
1.1.1.La inquisición epiccopal ............................................. 41
....
1.1.2. La inquisicion papa1 ...................................................... 44
....
1.1.3. La inquislcion española ................................................ 55
1.2. La legislación inquisitonal española .......................................65
1.3. Las primeras leyes inquisitoriales argentinas ........................ 77
2 . La descripción del sistema inquisitivo ............................................ 80
3 .Aplicación del método inquisitivo en las legislaciones
de los siglos XVIII. XIX y XX .............................................................. 81
3.1.El reglamento josefino de 1781 .......................................... 82
3.2. La ordenanza austríaca de 1895 ............................................. 83
3.3. La ordenanza alemana de 1937 ........................................... 88
3.4. El código italiano de 1940 ........................................................ 90
3.5. La ley de procedimiento civil soviética de 1979 .....................98
3.6.La euforia de los autores italianos y
Alemanes y su influencia en america ..........................................
100
4. La aplicación del metodo inquisitivoen la argentina ................... 101
4.1. La aplicación del método en lo penal ....................................112
4.2. La aplicación del método en lo civil ......................................
113

.
3 EL SISTEMA ACUSATORIO O DISPOSITnTO .................... II5

1. Antecedentes....................................................................................
117
2 . La influencia de la carta magna de Inglaterra
en la idea de debido proceso ....................................................
118
2.1. La constitución de los estados unidosde américa ............... 122
2.2. La rwoluaón francesa (1789)................................................. 124
2.3. Las ideas de libertad en america ............................. .
.. . . 129
2.4. La constitución argentina ................................................ 130
2.5.La legislación argentina ........................... . . .................... 133
3 . La descripcion del método acusatorio de debate.............. . . ..... 134
4. La aplicación del método acusatonoen la argentina ................. 138
4.1.En lo penal ................................................................................ 138
4.2. En lo civil ..................................................................................
139

.
4 EL SISTEMA MIXTO ..................................................... I 4 3
1. El sistema mixto ...........................................................................
145
2. Conclusiones................................................................................
150

APÉNDICEI .
EN CENTENARIO DEL REGLAMENTO DE KLEIN .....................157
1. Franz Klein y el reglamento de 1895 ........................................ 159
2. El pensamiento y el proceso de Klein ........................................ 161
3. Las raíces del reglamento de Klein:
El reglamento Josefino de 1781............................................... 165
4. El proceso como mal social
y su influencia en la economía nacional .................................. 166
S. El finsocial.La concepcibn pubiicistica .......................................168
6. Reforzamiento de los poderes del juez
y el tratamiento forzado de las causas ........................................
173
7 . Klein y la libertad de las partes ....................... .
......................... 177
8. Klein y la convención europea de los derechos del hombre ....... 180
9. Klein y la constitución italiana ..................................................
182
10. Klein en Italia. La inútil experiencia de 1942...................
... .... 186
11.La polémica sobre el reglamento austríaco
Iras la guerra 1915-1918............................... .. ........................ 187
12. La aplicación del reglamento austríaco
en Trento y Trieste desde 1918 a 1929........................................ 190
13. La sustitución del reglamento austríaco con nuestro CPC:
el testimonio de Alberto Asquini ............................................ 193
14.Las estadísticas de Klein .............................................................197

2.
APÉNDICE
CARTAMAGNA DE INGLATERRA DE 12 I 5 ........................... 201

3.
AP~NDICE
DECLARACI~N
DE DERECHOS O BILL OF RIGHTS DE 1689 ....223
4.
APÉNDICE
UNIVERSAL ................................................
DECLARACI~N 231

5.
APÉNDICE
CONVENCI~NAMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS
(PACTODE SANJOSB DE COSTARICA)................................ 243

Parte 1. Deberes de los estados y derechos protegidos ................ 246


Capitulo 1. Enumeracion de deberes............... . . ...........................246
Articulo 1. Obligación de respetar los derechos .......................... 246
Artículo 2 . Deber de adoptar disposiciones de derecho ............ 247
Capítulo 11. Derechos civiles y politicos.........................................247
Artículo 3 . Derecho al reconocimiento de la personalidad ....... 247
Articulo 4 . Derecho a la vida .......................
. . ......................... 247
Articulo 5. Derecho a la integridad personal ............................... 248
Articulo 6 . Prohibición de la esclavitud y servidumbre .............. 249
Articulo 7 . Derecho a la libertad personal ................................... 250
Articulo 8. Garantías judiciales .................................................. 251
Artículo 9 . Principio de legalidad y de retroactividad ................253
Artículo 10. Derecho a indemnización ........................................ 253
Artículo 11. Protección de la honra y de la dignidad .................. 253
Articulo 12. Libertad de conciencia y de religión ........................ 254
Articulo 13. Libertad de pensamiento y de expresión ................ 254
Articulo 14. Derecho de rectificación o respuesta ...................... 255
Artículo 15. Derecho de reunión ................................................. 256
Artículo 16. Libertad de asociación .......................................... 256
Articulo 17. Protección a la familia .......................................... 257
Articulo 18. Derecho al nombre .................................................... 258
Articulo 19. Derechos del niño ................... . . .......................... 258
Artículo 20. Derecho a la nacionalidad ........................................ 258
Artículo 2 1. Derecho a la propiedad privada ............................... 258
Artículo 22 . Derecho de circulación y de residencia ................... 259
Articulo 23. Derechos políticos ................... . . .........................260
Articulo 24 . Igualdad ande la ley ................................................. 261
Artículo 25 . Protección judicial ................... . . .........................261
Capítulo 111. Derechos económicos. sociales y culturales ............... 261
Articulo 26. Desanollo progresivo ............................................. 261
Capitulo IV. Suspensián de garantias .................................... .... . . 262
Articulo 27. Suspensión de garantías ....................................... 262
Artículo 28. Cláusula federal .................................................. 263
Artículo 29. Normas de interpretación .......................................264
Artículo 30. Alcance de las restricciones ..................................... 264
Artículo 31. Reconocimiento de otros derechos ..........................265
Capitulo V. Deberes de las personas .................................................. 265
Articulo 32 . Correlación entre deberes y derechos ..................... 265
Parte 11.Medios de la pmtecci6n ....................... . . . .................... 265
Capitulo VI . De los órganos competentes ......................................... 265
Artículo 33....................................................................................... 265
Capitulo VI1.La comisión interamericana
de derechos humanos ......................................................................... 266
.+ . .
Seccion 1. Organizacion ................................................................ 266
Artículo 34 ....................................................................................... 266
Artículo 35 ....................................................................................... 266
~ N D I C EGENERAL

Articulo 36 ....................................................................................... 266


Artículo 37 .................................................................................... 267
Artículo 38 ....................................................................................... 267
Articulo 39 ...................................................................................... 267
Articulo 40 ....................................................................................... 268
.,
Seccion 2 . Funciones .................................................................. 268
Articulo 41 ....................................................................................... 268
Artículo 42 .......................................................................................
269
Artículo 43 ....................................................................................... 269
...
Seccion 3. Competencia ............................................................... 270
Articulo 44 ....................................................................................... 270
Articulo 45 ..................................................................................
270
Artículo 46 ..................
.... ........................................................ 271
Articulo 47 .....................................................................................
272
Sección 4. Procedimiento .............................................................. 273
Artículo 48 ..................
. . .............................................................
273
Articulo 49 .....................
.......................................................... 274
Articulo 50 ..................
. . ............................................................
275
Artículo 51 ....................................................................................... 275
Capitulo VI11. La corte interamericana de derechos humanos ....... 276
., ..
Ceccion 1. Organfzacion ................................................................
276
Articulo 52 ..................................................................................
276
Artículo 53 .................
..... ....................................................... 276
Articulo 54 .......................................................................................
277
Artículo 55 ....................................................................................... 277
Articulo 57 .......................................................................................
278
Artículo 58 ....................
..... ...................................................... 278
Articulo 59 ..................
. . ............................................................
279
Artículo 60 ....................................................................................... 279
Sección 2. Competencia y funciones........................................ 279
Artículo 61 ....................................................................................... 279
Articulo 62 ...................................................................................
280
Artículo 63 ....................................................................................... 280
Articulo 64 ..................
. . .............................................................
281
Artículo 65 .................................................................................... 281
.,
Seccion 3. Procedimiento .............................................................. 282
Articulo 66 ....................................................................................... 282
Asticulo 67 .................... .
............................................................ 282
Artículo 68 .................................................................................... 282
Artículo 69 ....................................................................................... 283
Capitulo IX .Disposiciones comunes ........................................... 283
Artículo 70 ....................................................................................... 283
Artículo 7 1 .................................................................................... 283
Artículo 72 ....................................................................................... 284
Articulo 73 ..................
. . .............................................................
284
.
Parte 111 Disposiciones generales y Uansitorias ..........................
285
Capitulo X . Firma. ratificacion. reserva. enmienda.
protocolo y denuncia ................................................................285
Artículo 74 ....................................................................................... 285
Artículo 75 ....................................................................................... 285
Artículo 76 ....................................................................................... 286
Artículo 77 .................................................................................... 286
Artículo 78 ................................................................................. 286
Capitulo XI .Disposiciones transitorias ............................................ 287
Sección 1. Comisión interamericana de derechos humanos ...287
Artículo 79 .................................................................................... 287
Articulo 80 ....................................................................................... 287
Sección 2 . Corte interamericana de derechos humanos .......... 288
Articulo 81 .................................................................................... 288
Am'culo 82 ...................
. . ............................................................
288

INDICE GENERAL .........................................................291

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