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Nuestra habilidad para realizar estas acciones muestra que tenemos un conocimiento
práctico de nuestro cuerpo en movimiento. Evidentemente sabemos algo acerca de
nuestro tamaño, el peso y posición relativa de las partes de nuestro cuerpo, donde
están las articulaciones y cómo se mueven. Es decir, tenemos una representación
interna de nuestro cuerpo y sus movimientos, y usamos esta representación para
coordinar nuestras acciones. Esta representación interna es nuestro mapa corporal.
Nuestro mapa corporal incluye la estructura, tamaño y función de nuestro cuerpo y sus
partes. No es algo con lo que nacemos, ni tampoco que permanece fijo a lo largo de
nuestra vida, Podría no ser fijo y aun así ser útil.
Como otros conocimientos basados en la experiencia, nuestro mapa corporal puede ser
detallado o no. Más precisamente: mi cuerpo posee una determinada estructura y
puede moverse de manera específica. Mi representación de esa estructura – mi mapa
corporal – puede reflejar precisamente la estructura o tal vez no. Esto es un tema
importante porque nuestro mapa corporal es una representación que gobierna nuestro
movimiento. Es decir, movemos nuestro cuerpo de acuerdo a la manera en que
pensamos de él, no necesariamente concordante con la manera en que en realidad es.
Esto es verdad incluso si nunca hemos formulado conscientemente nuestras creencias
a cerca de nuestra estructura.
Podemos ponerlo de esta forma: nuestro cuerpo tiene una estructura anatómica
particular. En nuestro cerebro es una representación de esa estructura. Pero la
representación, no es la estructura, determina como intentamos movernos. Si nuestro
mapa corporal es incorrecto intentaremos movernos de forma inconsistente respecto a
la estructura real de nuestro cuerpo
Así como un mal mapa corporal genera una mala calidad en el movimiento, un mapa
corporal mejorado generará movimientos de mejor calidad. ¿Cómo mejoramos nuestro
mapa corporal? En primer lugar, lo mejoramos adquiriendo información anatómica
precisa.
La información presentada en este libro es esencial para pianistas, pero hará una
diferencia en la ejecución sólo si es incorporada en el mapa corporal de la persona.
Recibir esta información como verdadera no basta; ésta debe ser profundamente
integrada para que la nueva verdad, gobierne el movimiento. A veces esto puede
ocurrir rápido, incluso por la noche. Usualmente es un proceso gradual que involucra
un periodo de asimilación. Esto requiere consistencia y perseverancia y trae un cambio
en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos en el piano. Gradualmente el
mero conocimiento lleva a un mapa corporal mejorado y los nuevos movimientos se
vuelven hábitos. Una persona que simplemente lee y no incorpora la información en su
mapa corporal aprenderá algunos hechos interesantes pero no notará mucha mejora
en su ejecución del piano. Si esa persona se lesiona, la lesión persistirá.
BIBLIOGRAFIA: THOMAS MARK: “LO QUE TODO PIANISTA NECESITA SABER SOBRE SU CUERPO”