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EL MAPA CORPORAL

Supongamos que me detengo en un semáforo en rojo y me pica el tobillo.


Manteniendo mis ojos sobre la luz, alcanzo el lugar donde siento la picazón en el
tobillo. Luego, en una estación de servicio, me estiro debajo del asiento para tirar de la
palanca que libera la tapa de combustible. Acciones como estas ocurren todo el
tiempo, pero son notables. ¿Cómo sabemos dónde poner nuestras manos en lugares
que no podemos ver y realizar ciertas acciones? ¿Cómo sabemos que tanto debemos
levantar las piernas cuando subimos las escaleras en la oscuridad?

Nuestra habilidad para realizar estas acciones muestra que tenemos un conocimiento
práctico de nuestro cuerpo en movimiento. Evidentemente sabemos algo acerca de
nuestro tamaño, el peso y posición relativa de las partes de nuestro cuerpo, donde
están las articulaciones y cómo se mueven. Es decir, tenemos una representación
interna de nuestro cuerpo y sus movimientos, y usamos esta representación para
coordinar nuestras acciones. Esta representación interna es nuestro mapa corporal.

Nuestro mapa corporal incluye la estructura, tamaño y función de nuestro cuerpo y sus
partes. No es algo con lo que nacemos, ni tampoco que permanece fijo a lo largo de
nuestra vida, Podría no ser fijo y aun así ser útil.

Nosotros generamos nuestros mapas corporales en base a nuestra experiencia y los


revisamos en el curso de nuestra vida.

Como otros conocimientos basados en la experiencia, nuestro mapa corporal puede ser
detallado o no. Más precisamente: mi cuerpo posee una determinada estructura y
puede moverse de manera específica. Mi representación de esa estructura – mi mapa
corporal – puede reflejar precisamente la estructura o tal vez no. Esto es un tema
importante porque nuestro mapa corporal es una representación que gobierna nuestro
movimiento. Es decir, movemos nuestro cuerpo de acuerdo a la manera en que
pensamos de él, no necesariamente concordante con la manera en que en realidad es.
Esto es verdad incluso si nunca hemos formulado conscientemente nuestras creencias
a cerca de nuestra estructura.

Podemos ponerlo de esta forma: nuestro cuerpo tiene una estructura anatómica
particular. En nuestro cerebro es una representación de esa estructura. Pero la
representación, no es la estructura, determina como intentamos movernos. Si nuestro
mapa corporal es incorrecto intentaremos movernos de forma inconsistente respecto a
la estructura real de nuestro cuerpo

No lograremos cambiar nuestra estructura para acomodarse a nuestras creencias. En


vez de eso el movimiento será tenso o incómodo. La tensión influye de manera
negativa en nuestra ejecución del instrumento. Más que eso, es en realidad peligroso.
Es decir, un mapa corporal impreciso puede llevarnos a movernos con tensión.

Así como un mal mapa corporal genera una mala calidad en el movimiento, un mapa
corporal mejorado generará movimientos de mejor calidad. ¿Cómo mejoramos nuestro
mapa corporal? En primer lugar, lo mejoramos adquiriendo información anatómica
precisa.

MAPA CORPORAL VS. CONOCIMIENTO INTELECTUAL

Adquirir la información anatómica precisa no es lo mismo que desarrollar un mapa


preciso. El mapa corporal es la auto representación que gobierna el movimiento. Una
persona puede saber sobre la estructura del cuerpo, pero si ese conocimiento no
gobierna los movimientos de esa persona, no es más que conocimiento – no parte del
mapa corporal de esa persona. (Piensa en los anatomistas y médicos que saben mucho
sobre anatomía pero se mueven mal.) Por el contrario, alguien puede tener un
adecuado y preciso mapa corporal sin mucho conocimiento consciente de anatomía.
Algunos pianistas se mueven bien intuitivamente, sin haber desarrollado
deliberadamente su mapa corporal. Este se desarrolló naturalmente y sin esfuerzo,
basado en su experiencia de tocar el piano.

La información presentada en este libro es esencial para pianistas, pero hará una
diferencia en la ejecución sólo si es incorporada en el mapa corporal de la persona.
Recibir esta información como verdadera no basta; ésta debe ser profundamente
integrada para que la nueva verdad, gobierne el movimiento. A veces esto puede
ocurrir rápido, incluso por la noche. Usualmente es un proceso gradual que involucra
un periodo de asimilación. Esto requiere consistencia y perseverancia y trae un cambio
en la forma en que nos percibimos a nosotros mismos en el piano. Gradualmente el
mero conocimiento lleva a un mapa corporal mejorado y los nuevos movimientos se
vuelven hábitos. Una persona que simplemente lee y no incorpora la información en su
mapa corporal aprenderá algunos hechos interesantes pero no notará mucha mejora
en su ejecución del piano. Si esa persona se lesiona, la lesión persistirá.

BIBLIOGRAFIA: THOMAS MARK: “LO QUE TODO PIANISTA NECESITA SABER SOBRE SU CUERPO”

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