HP Small Data nos habla de imaginarnos un mapa en un globo para darnos cuenta de que nuestra percepción del mundo gira enteramente alrededor de donde nosotros vivimos. El mapa del universo que dibujamos con nosotros dentro, crea un sistema de navegación inconsciente, un GPS conductual, que seguimos cada día. Es por eso que nos llegamos a hacer esta pregunta ¿caminamos a su derecha o a su izquierda, más cerca del bordillo o de los edificios? Esto nos lleva a un nivel cultural más amplio, ya que el lugar donde vivimos también determina nuestra puntualidad, como por ejemplo en Australia su anfitrión puede estar seguro que sus invitados aparecerán 30 minutos tarde. En Suiza, ellos siempre llegan temprano a los eventos que son invitados y si suelen llegar 5 minutos tarde se lo hacen saber. Los japoneses son más puntuales ya que ellos llegan a los eventos que los invitan hasta 30 minutos antes. Hace una década o por ahí, cuando los teléfonos inteligentes y las tabletas consiguieron penetrar en masa en el mercado, se volvió obvio que, para los hombres y las mujeres de más de 40 años, era un desafío el uso de las pantallas táctiles. Hoy en día en los aeropuertos a lo largo del mundo, pueden verse hombres y mujeres de una a dos generaciones de pie desamparadamente ante las pantallas táctiles de las terminales para hacer el chequeo, sin estar completamente seguro de cómo funciona o que tecla deben presionar. Lo cual si ponen a un niño de 5 años de edad a lado e ellos observaran que manejan muy fácilmente las pantallas táctiles. Desde los picaportes hasta un mundo cada vez de pantallas táctiles han tenido varios efectos, primero los procesadores de texto de las computadoras y las pantallas táctiles estamos perdiendo nuestra costumbre de escribir a mano. Segundo, consecuencia de soportar la base de sus teléfonos inteligentes sobre sus rosados dedos, más y más adolecentes tiene una hendidura ahí. Tercero, como especie, he observado que nuestra mano se está volviendo más débiles. Al momento de estrechar la mano de un estudiante de instituto o de universidad, se darán cuenta de cuan débil es su agarre. La pérdida colectiva de fuerza en las manos ha sido detectada por la ágil industria de gran consumo (bebidas de bajo precio), alimentos procesados y medicamentos sin receta. Llamo a los adolescentes hoy en día la Generación Enchufe, o Pantallescentes, ya que constantemente buscan el enchufe en la pared más cercano. El miedo a quedarse sin batería es como ser desterrado a una isla desierta, abandonado por los amigos, forzado, quizá, a encarar quien eres sin un teléfono en tus manos. cabe destacar que los teléfonos inteligentes son también responsables del aumento en el tiempo que necesitamos para empezar y terminar una comida en un restaurante. MI VIAJE A LA REGION MAS ORIENTAL DE RUSIA Comenzó con una llamada telefónica que describiría como cinematográfica, solo que el dialogo podría haberlo inventado en mal guionista. La voz al otro lado pertenecía a un helicóptero de ruso-ingles que llamaba en lugar de su empleador, un empresario de Moscú. ¿Cuál es la diferencia entre una necesidad de los consumidores y una necesidad nacional? Depende, pero ambas están con frecuencia entrelazadas. Un concepto de negocios en general tiene sus orígenes en una exageración o desequilibrio cultural (demasiado de lago o muy poco de algo). La identificación del deseo que se crean estos desequilibrios es un proceso exhaustivo que pueden durar dos días, un mes o incluso seis meses. Otras pistas más pertinentes pueden parecer lo suficientemente importantes para crear los cimientos de un concepto por completo, de principio a fin. Algunas veces las ideas pueden ser un poco erróneas ya que todo lo que vemos, oímos, tocamos, saboreamos y sentimos puede reciclarse, o reenfocarse, o verse en una nueva perspectiva un año, dos años, cinco años más tarde. ¿Cómo y de qué manera presumen su bandera las diversas culturas? Una buena forma de responder esa pregunta es estudiar a los nativos de estas naciones cuando están en el extranjero, y viajando como turistas. Cuando escuchamos acentos o ven una vestimenta que les resulta familiares.