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PSIQUIATRIA
TRABAJO AUTÓNOMO
AUTORES
DOCENTE
Objetivo general
Objetivos Específicos
JUSTIFICACIÓN
Este artículo menciona la existencia de una asociación potencial entre los síntomas
gastrointestinales y la gravedad del trastorno del espectro autista (TEA). Dada esta
reciprocidad, el posible impacto de los probióticos y prebióticos se ha analizado en estudios
de investigación para modificar el microbioma intestinal y mejorar las manifestaciones
conductuales del TEA mediante la modulación del eje intestino-cerebro-microbioma. Esta
revisión sistemática se centra en la interacción entre estos factores para alterar las
manifestaciones conductuales de los TEA (6).
2. “La asociación entre la edad de los padres y los resultados relacionados con el
autismo en niños con alto riesgo familiar de autismo”
Este artículo nos menciona que los trastornos del sueño, la secreción anormal de
melatonina y el aumento de la inflamación son aspectos de la fisiopatología del trastorno del
espectro autista (TEA), indican la activación del eje inmune-pineal, con niveles elevados de
TNF, pero no de IL-6 asociados con la liberación interrumpida de melatonina pineal y la
disfunción del sueño en los TEA. Se propone que la desregulación circadiana en los TEA
está íntimamente relacionada con una mayor actividad inmunoinflamatoria. Tales
interacciones bidireccionales del eje inmune-pineal pueden sustentar muchos aspectos de la
fisiopatología del TEA, incluidos los trastornos del sueño, así como las alteraciones
cognitivas y conductuales (9).
5. “Terapias y actividades asistidas con animales para niños con TEA: un estudio
de revisión”
Este articulo menciona el uso de una terapia con animales para niños con trastorno
del espectro autista donde los resultados sugieren que los animales más utilizados son el
caballo y el perro, y que este tipo de intervención tiene efectos positivos para niños con TEA
en áreas como la interacción y la comunicación social, el comportamiento y el desarrollo
motor, entre otros. Se concluye que es una intervención beneficiosa para niños y adolescentes
con autismo, aunque siempre como complemento de otro tipo de tratamientos (10).
Mediante este artículo se llegó a realizar una comparación entre el autismo de alto
funcionamiento y el síndrome de asperger para poder tener como resultado si entre estos dos
síndromes difieren en su clínica. Desde la primera descripción el Síndrome de Asperger
siempre ha despertado gran interés y debate, hasta desaparecer en la quinta edición del DSM.
El debate consideró su validez diagnóstica y su diferenciación del autismo de alto
funcionamiento (HFA), en el presente estudio tuvo como objetivo examinar si AS difería de
HFA en los perfiles clínicos y analizar el impacto de la innovación del DSM-5 como las
diferencias cognitivas, de lenguaje, funcionamiento escolar y comorbilidades (11).
Esta revisión tiene como objetivo evaluar la eficacia de las intervenciones de terapia
ocupacional (OT) en pacientes pediátricos con síndrome de Asperger (AS). Las
intervenciones a las que se dirigieron los tres estudios seleccionados fueron: Terapia LEGO,
Programa de Uso Social del Lenguaje, ¡Afrontémoslo! software y capacitación para padres
combinados con la administración de risperidona. Todos los estudios mostraron que los
grupos de intervención mejoraron su capacidad social general, por lo tanto, esta revisión
muestra que las intervenciones pueden ayudar concretamente a los niños con SA a superar
sus problemas sociales (12).
El presente artículo tiene como objetivo fue investigar las características del uso de
Internet en jóvenes con Síndrome de Asperger (SA) y su relación con el control parental y la
comorbilidad psiquiátrica. Los sujetos con uso normal de Internet (NIU), en comparación
con los sujetos con PIU, tenían puntuaciones significativamente más altas en la escala de
control parental, además se encontró que la gravedad de los síntomas depresivos predecía
puntajes más altos en la Escala de adicción a Internet para jóvenes (YIAS). En conclusión,
PIU puede ser común en AS y puede estar asociado con problemas de internalización,
mientras que el control parental puede proteger contra él (14) .
Una variante del trastorno del espectro autista (TEA) conocida como síndrome de
Asperger (AS) se caracteriza por problemas graves con la comunicación interpersonal, verbal
y no verbal, así como patrones de comportamiento y actividades restringidos y repetitivos.
Las enfermedades neuropsicológicas concurrentes también están presentes con frecuencia.
La premisa para el diagnóstico es la observación de conductas anormales, con criterios de
diagnóstico que enfatizan las limitaciones en la interacción social y la comunicación, así
como patrones de comportamiento, actividades o pasatiempos restringidos y repetitivos. El
grado de la enfermedad y la presencia de deterioro intelectual tienen un impacto significativo
en el pronóstico. Al igual que el autismo, el síndrome de Asperger no se puede prevenir ni
tratar, no existe una terapia médica específica que pueda curar de manera efectiva todos los
síntomas del autismo, sin embargo, los medicamentos pueden usarse como terapia adyuvante
para comportamientos desadaptativos y problemas mentales concurrentes. El tratamiento
tiene como objetivo reducir las deficiencias básicas, aumentar la capacidad funcional y
reducir los comportamientos nocivos que podrían limitar las habilidades funcionales. Es
fundamental brindar atención adecuada, establecer redes de apoyo para las personas
afectadas y sus familias, y utilizar terapias eficaces para mejorar el funcionamiento y los
resultados (15).
DISCUSIÓN
En otro estudio, Lyall et al (7) y sus colaboradores, mencionan que existe una relación
significativa entre la edad de los padres y el trastorno del espectro autista (TEA), basándose
en análisis extraídos de cohortes prospectivos tomados de estudios que relacionan a la edad
como un factor de riesgo. Y, Mira et al (17), en su investigación llevada a cabo en “La
Habana” (Cuba), señaló que el riesgo de tener un niño con autismo aumenta
proporcionalmente con la edad materna, tomando como punto de referencia, un gran número
de nacimientos ocurridos durante 1990. Además, agrega que, para una mujer de 40 años este
riesgo es del 50% más grande que para una mujer menor de 30 años y que la edad del padre,
conlleva un riesgo únicamente si la madre es significativamente más joven. Kaplan et al (16),
en su bibliografía, no refuta, pero tampoco menciona como un factor de riesgo a la edad de
los padres, sino más bien, considera que entre los factores que mayormente influyen o pueden
desencadenar este trastorno, están: factores genéticos, factores inmunitarios, biomarcadores,
factores prenatales y perinatales, trastornos neurológicos comórbidos y psicosociales. Pero
el que más se destaca, es la contribución hereditaria, aunque no se trata de una penetrancia
genética completa, tener familiares con trastorno del espectro autista (TEA), ha demostrado
un aumento evidente en los índices de padecer la patología, especialmente cuando se trata de
hermanos, ya que muestran un riesgo incrementado para déficits del desarrollo,
especialmente en las habilidades comunicativas y sociales, incluso cuando no cumplen
criterios de trastorno del espectro autista.
Según, Silveira et al (9), la melatonina nocturna de los pacientes con trastorno del
espectro autista (TEA) está alterada y esto desencadena factore como: aletraciones del sueño
y necrosis tumoral. La autora propone que esta desregulación circadiana está íntimamente
relacionada con una mayor actividad inmunoinflamatoria y esto puede sustentar muchos
aspectos de la fisiopatología del TEA, incluidos los trastornos del sueño, así como las
alteraciones cognitivas y conductuales.
Aunque Kaplan et al (16), en su bibliografía no menciona específicamente porqué
ocurre la alteración en la melatonina nocturna de los pacientes con trastorno del espectro
autista (TEA), si señala que padecen de insomnio, que se calcula en un 44%- 83% de los
niños. Kaplan refiere, que, en estos casos, es necesario aplicar intervenciones conductuales
y farmacológicas. Las primeras incluyen un cambio de conducta por parte de los padres al
momento de acostar al niño y proporcionar rutinas que eliminen los estímulos que refuerzan
que se mantenga despierto. Mientras, que, las intervenciones farmacológicas consisten en la
administración de melatonina, prometedora en dosis entre 1 mg de liberación rápida y 4 mg
de liberación controlada, según los pocos estudios controlados sobre insomnio llevados a
cabo en niños con trastorno del espectro autista.
El autor Tárraga et al (10), sugiere el implemento de una terapia asistida con animales
para niños con trastorno del espectro autista con el fin de lograr efectos positivos para niños
en las áreas de interacción, comunicación social, comportamiento y el desarrollo motor,
aunque siempre como complemento de otro tipo de tratamientos. Sánchez et al (19), señala
que, evidentemente, la terapia asistida con animales en personas con trastorno del espectro
autista (TEA), aumenta la interacción social, disminuye las conductas autoestimulatorias,
incrementa las conductas de juego y promueve en el niño o niña con autismo un mayor y
mejor uso del lenguaje. Y, además, señala que esta terapia trae consigo varias ventajas, entre
las cuales: fortalecer la autoestima y entrenar su actividad motora son las más importantes.
Con este tipo de terapia es posible reducir el estrés, la ansiedad, los sentimientos de soledad
y mejorar el humor y la sensación de bienestar. Por tanto, el niño o niña con autismo será
capaz de realizar más actividades de ocio y disfrutar de ellas menciona el autor.
Coskun et al (14), en su artículo relacionado con los hábitos de los jóvenes con
síndrome de asperger, menciona que estos pacientes tienden a tener una estrecha relación con
el uso significativamente mayor de internet a comparación de sujetos sin asperger y que esto
también puede estar en relación con la aparición de síntomas depresivos. Aunque no las
enlaza directamente, Kaplan et al (16), menciona que los niños con síndrome de asperger
(AS), se caracterizan por tener tres áreas afectadas: las conexiones y habilidades sociales, el
uso del lenguaje y las características del comportamiento, ya que están relacionadas con
rasgos repetitivos y una limitada pero intensa gama de intereses. Es decir, se trata de niños
que suelen fascinarse con áreas de especial interés centradas en aspectos intelectuales
específicos como: matemáticas, ciencias, literatura, historia, etc. Lo que quiere decir que las
puntuaciones del uso de internet, control parental y comorbilidades está claramente
justificado, ya que estos niños siempre van a tener un apego inusual, intenso y circunscrito a
patrones de intereses, por lo tanto, harán uso del material que dispongan para complacer a
sus habilidades intelectuales.
Evidentemente, al igual que Motlani, Kaplan et al (16), también señala que este tipo
de pacientes se caracterizan por tener una alteración y singularidad en la interacción social,
limitación de intereses y conductas. Agrega que, su diagnóstico se basa únicamente en el uso
de criterios clínicos y la observación, considerando una evaluación tanto personal, como
familiar y social que debe incluir: una historia minuciosa del desarrollo del niño en general
y en especial en áreas de interacción social, del lenguaje y la comunicación, y de la evaluación
de la capacidad intelectual, del lenguaje expresivo y receptivo, la función ejecutiva y de la
competencia motora. Su tratamiento tendrá como objetivo promover mejores conductas
sociales, de interacción, conseguir el mayor nivel de autonomía y de calidad de vida, y
dependerá de dos terapias: la terapia cognitivo- conductual y terapia farmacológica. En la
última, se aconseja emplear la medicación por un tiempo corto y luego evaluar la evolución
del paciente para evitar efectos adversos. Kaplan, señala que no existe una medicación
específica. Pero cuando existe mucha impulsividad se recomienda usar neurolépticos atípicos
junto con un abordaje psicoterapéutico; en casos de obsesiones y depresión se pueden utilizar
inhibidores selectivos de la receptación de serotonina (ISRSr) y cuando se ha visto trastorno
por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se pueden utilizar estimulantes. Y al igual
que Motlali, indica que su pronóstico será favorable, aunque sus conductas sociales y de
comunicación se mantendrán, ya que continuarán relacionándose de manera lenta e incómoda
(16).
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