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Las proposiciones más simples que podemos construir son las proposiciones

atómicas que describen un hecho simple y son simples porque a su vez sus
partes no son proposiciones.
Son verdaderas o falsas si el hecho que presentan se da o no en la realidad.
Su verdad o falsedad no es un problema de análisis lógico sino de información
empírica.
Nuestro lenguaje está constituido mayormente por otro tipo de proposiciones
denominadas moleculares, combinaciones de proposiciones a través de
conectivas lógicas como conjunciones, condicionales, negaciones, etc.
En el caso de las proposiciones moleculares su valor de verdad depende
exclusivamente del valor de verdad de las proposiciones que la componen y
que son afectadas por una determinada conectiva.

La ley que rige la conjunción (Y) nos dice que sólo si ambos componentes
atómicos son verdaderos, será verdadera la proposición molecular.

Tomando lo expresado por Rivera (2000) el razonamiento es una estructura


lógica compleja, formada por proposiciones, en la cuál de una o más
proposiciones llamadas premisas se obtiene otra llamada conclusión. Estas
proposiciones integrantes de un razonamiento serán verdaderas o falsas en
función de la concepción semántica de la verdad planteada.
El razonamiento establece una relación de inferencia de la conclusión partiendo
de las premisas cualquiera sea el valor de verdad. Si el paso de las premisas a
la conclusión está justificado diremos que el razonamiento planteado es válido,
sino será invalido.
En cuanto a la utilización del razonamiento, como estructura lógica fundamental
es empleado en las argumentaciones para la obtención de conclusiones
partiendo de determinados datos.

Los razonamientos se dividen en dos grandes clases: deductivos y no


deductivos:
Razonamientos deductivos: la relación establecida entre las premisas y la
conclusión es una relación de implicación lógica, es decir, que la conclusión
puede deducirse de las premisas en forma lógica. Nunca de premisas
verdaderas llegaremos a una conclusión falsa. La verdad de las premisas es
garantía de verdad en la conclusión.
La validez de los razonamientos deductivos está dado no por el contenido sino
por la forma de su organización o estructura.
Razonamientos inválidos: son aquellos que la conclusión no deriva de las
premisas ni se justifica en ellas. Estas formas de razonamiento también
denominada falacia parecen a simple vista válidos pero se invalidan cuando
son analizados.
Cuando un razonamiento deductivo es válido su conclusión se presenta como
absolutamente necesaria, necesidad que se apoya en el aspecto formal de su
validez.
Razonamientos no deductivos: su conclusión es probable, ocupa el primer
plano la información que nos transmite y su forma deja de ser decisiva.
Entre los razonamientos no deductivos podemos encontrar dos tipos: los
inductivos y por analogía.
Los inductivos tiene como característica que a partir de una cantidad variable
de premisas que dan cuenta de hechos singulares observados, se produce una
conclusión universal, una generalización que nos servirá para todos los casos
semejantes a los descriptos en las premisas. Su conclusión al ser general es
más abarcativa y nos brinda mayor información que la planteada en las
premisas. La verdad de las premisas no se sigue necesariamente de la verdad
de la conclusión la cuál se presenta como probable.
Todos los razonamientos inductivos tienen la misma forma, lo que cuenta es la
información de las premisas y su adecuación a los hechos que presentan.

Los razonamientos por analogía tienen como característica que sus premisas
afirman la similaridad entre dos o más objetos y en una o más propiedades.
Concluyen su similaridad en otro aspecto o propiedad no dicha en las
premisas. En este tipo de razonamientos se vinculan, entonces, premisas de un
cierto grado de generalidad con una conclusión que posee el mismo grado de
generalidad. El aumento de la información en la conclusión está dada porque
se extienden ciertas propiedades a objetos no mencionados en las premisas.

Inferencias: proceso por el cual derivamos una conclusión a partir de


determinadas premisas.

Inferencias deductivas: características de los razonamientos utilizados en las


ciencias formales. Se parte de una premisa general, regla o verdad general y al
aplicarla a un caso subsumido en ella obtenemos un resultado.

Inferencias inductivas: establecen relaciones entre casos y resultados y de


estas relaciones se deriva la verdad general o regla. Su punto de partida es un
hecho observable.

Inferencias abductivas: aquí se trata de descifrar síntomas o pistas, analizar un


resultado y a partir de allí retroceder a las causas. La relación entre el caso y el
resultado se establece a través de la verdad general o regla. Su conclusión se
obtiene a través de la vinculación entre el resultado con la regla.
En este tipo de inferencias el sujeto se enfrenta a un hecho que debe ser
explicado y parece importante recurriendo a una ley o regla existente o
inventada por él. Es entonces la abducción el paso entre su hecho y su causa.

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