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Orientaciones pastorales sobre el "trabajo" en las conferencias del episcopado


latinoamericano

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Manuel Ugarte
Universidad Católica "San Pablo" (Perú)
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FOCUS | 3 Año IX, n. 18

24 L
as cinco Conferencias Generales del sial particular. En este ensayo, trataremos de
Episcopado Latinoamericano han sido recorrer brevemente los aspectos principa-
momentos fundamentales en cuanto a les de las orientaciones pastorales que estas
la renovación de la misión de la Iglesia de conferencias generales han realizado sobre el
anunciar a Cristo en estas tierras. Río de tema del trabajo.
Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla
Río: solución justa pero “a la luz de la
(1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida doctrina de la Iglesia”
(2007). Siempre los alcances de estas reu- En la I Conferencia de Río de Janeiro
niones han sido latinoamericanos y pas- (1955) el episcopado latinoamericano expre-
torales —nunca dogmáticos—. Estas han só su «honda preocupación» por los «salarios
insuficientes y la demanda de trabajo» (Río,

ORIENTACIONES
1979) que afectaba a trabajadores del campo,
de la ciudad y de la clase media. Esa preocu-
pación se originaba por la forma injusta en

PASTORALES SOBRE que se daba «el intenso proceso industrial en


vías de realización en América Latina».

EL “TRABAJO” EN
Al fijarse en este y otros desafíos sociales,
Río pidió a los católicos enfrentar estos pro-
blemas y buscar una solución justa, pero «a

LAS CONFERENCIAS la luz de la doctrina de la Iglesia», estudian-


do y difundiendo los principios cristianos y

DEL EPISCOPADO
las orientaciones pontificias sobre los pro-
blemas sociales, económicos y políticos, con
el fin de ayudar eficazmente a formar la con-

LATINOAMERICANO ciencia del pueblo en estos aspectos tan im-


portantes de la doctrina de la Iglesia» (Río,
1951). Pero, muy atentos a los signos de los
Manuel Ugarte Cornejo tiempos, los obispos, a la vez que hicieron
Universidad Católica San Pablo esta invocación, advirtieron sobre «las insi-
Perú dias y peligros de las doctrinas marxistas y
de la propaganda del comunismo, y sobre la
sido convocadas por el Sumo Pontífice y se necesidad de precaverse y defenderse contra
han desarrollado bajo su guía permanente. ellas» (Río, 1983).
Al observarlas analíticamente en la historia
Medellín: “No confundimos progreso
de la Iglesia, desde mediados del siglo XX, temporal y Reino de Cristo”
vemos en ellas líneas de continuidad muy Trece años después de la reunión de Río,
marcadas. De hecho en cada conferencia la II Conferencia General de Medellín sur-
están presentes —casi siempre explícita- gió con el entusiasmo de acoger las orien-
mente— las reflexiones de las conferencias taciones del Concilio Vaticano II. Allí, en
anteriores; pero también cada una de ellas esa ciudad colombiana, la Iglesia hizo una
ofrece acentos y renovaciones particulares, denuncia social urgente y clamorosa, hizo
responden a circunstancias culturales his- suyo el sufrimiento, la injusticia y la pobreza
tóricas diversas, y expresan diferentes for- material y espiritual de millones de personas
mas de madurez de la misión pastoral de que, a lo largo de esta parte del continen-
la Iglesia. Precisamente la preocupación y te, vivían en condiciones no acordes con
reflexión de la pastoral social referida al ám- su dignidad de personas humanas creadas a
bito del trabajo, ha sido una de esas líneas imagen y semejanza de Dios. En Medellín,
constantes desde la primera Conferencia en este clamor se convirtió en grito a favor de
Río de Janeiro. Pero, a la vez, cada una de las un cambio de las estructuras sociales, pero
conferencias posteriores ha sabido abordar —como puede verse en el documento final,
este tema con una riqueza y madurez ecle- que refleja la conciencia más amplia de la
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Iglesia latinoamericana— esta propuesta de en estructuras intermedias, para así poder
cambio social no se entregó a un proyecto «ejercer el derecho de representación y par-
ideológico o político, ni a una utopía mi- ticipación en los niveles de la producción y
lenarista. Medellín denunció el capitalismo de la comercialización nacional, continental
tanto como el marxismo, y se adhirió con e internacional».
firmeza a la convicción de que «la plenitud Medellín resaltó mucho por la esperan-
y la perfección de la vocación humana» solo za en el cambio de las condiciones sociales
se lograrán «con la inserción definitiva de injustas, que se puede lograr aplicando la
cada hombre en la Pascua de Cristo». Y aña- Doctrina Social de la Iglesia. En este sentido,
dió con mucho acierto que: «No confundi- los obispos llamaron a los empresarios y a las
mos progreso temporal y Reino de Cristo» autoridades políticas a hacer esfuerzos «por
(Medellín 1, 5). Dicho esto, queda claro orientar a las empresas según las directivas
que cualquier orientación ideológica que se del Magisterio Social de la Iglesia. De todo
hiciera de esta Conferencia General, inclu- ello dependerá fundamentalmente que el
so dentro de la Iglesia, como las vertientes cambio social y económico en Latinoamérica
marxistas de la teología latinoamericana de se encamine hacia una economía verdadera-
la liberación, surgieron al margen de este es- mente humana». (Medellín 1, 10)
píritu pastoral muy vivo en la reflexión de
Puebla: madurez de la reflexión
Medellín y en su documento final. latinoamericana
Las orientaciones sociales referidas al La III Conferencia General en Puebla
mundo del trabajo, que Medellín realizó, las de los Ángeles marcó la madurez de la re-
enmarcó dentro de la temática del desarro- flexión latinoamericana abierta por Río y
llo económico como campo de las proyec- por Medellín. Los años transcurridos, las no
ciones de la pastoral social. Así explicó que pocas tensiones al interior de la Iglesia, las
la empresa debe ser fundamentalmente una diferentes propuestas pastorales, la mayor
«comunidad de personas y unidad de tra- distancia del Concilio Vaticano II, todo eso
bajo» (Medellín 1, 10). Esta aproximación hizo que Puebla buscara un mayor arraigo
a una «economía verdaderamente humana» teológico, y una mirada más amplia y pro-
—dice el episcopado— es reducida tanto funda sobre la realidad latinoamericana. En
por el sistema liberal capitalista como por el este esfuerzo, Puebla se dejó guiar por Juan
sistema marxista. «Ambos sistemas atentan Pablo II, quien en el mismo discurso inau-
contra la dignidad de la persona humana; gural de esta Conferencia, invitó a «tomar
pues uno, tiene como presupuesto la prima- como punto de partida las conclusiones de
cía del capital, su poder y su discriminatoria Medellín, con todo lo que tienen de positi-
utilización en función del lucro; el otro […] vo, pero sin ignorar las incorrectas interpre-
mira más bien el hombre colectivo, y en la taciones a veces hechas y que exigen sereno
práctica se traduce en una concentración discernimiento, oportuna crítica y claras
totalitaria del poder del Estado. Debemos tomas de posición». Así, Puebla centró su
denunciar que Latinoamérica se ve ence- trabajo en la urgencia por reevangelizar
rrada entre estas dos opciones y permane- América Latina, lo que implicó la necesa-
ce dependiendo de uno u otro de los cen- ria promoción humana, pasando de condi-
tros de poder que canalizan su economía» ciones menos humanas a condiciones más
(Medellín 1, 10). humanas.
Los campesinos estuvieron siempre bajo En ese espíritu evangélico, Puebla de-
la mirada de la Iglesia, en Medellín —como nunció fuertemente el «devastador y humi-
en los otros documentos— se resaltó «la ne- llante flagelo» de la «situación de inhumana
cesidad de una promoción humana de las pobreza que viven millones de latinoame-
poblaciones campesinas e indígenas». Tanto ricanos» (Puebla, 29) y, entre los múltiples
para campesinos como para obreros, esta rostros de la pobreza que miraba Puebla,
Conferencia General pidió —aplicando el también estuvieron aquellas víctimas del
principio de subsidiariedad— organizarse desempleo, del subempleo y del trabajo
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inhumano. Por ejemplo, los campesinos Santo Domingo: Nueva Evangelización
y promoción humana
muchas veces sometidos a «sistemas de co-
La IV Conferencia General de Santo
mercialización que los explotan» (Puebla,
35). Los obreros «frecuentemente mal re- Domingo celebró los 500 años de la llega-
tribuidos y con dificultades para organizar- da de la fe católica al continente america-
se y defender sus derechos» (Puebla, 36). no. Esta Conferencia a la vez que recorrió
Los «subempleados y desempleados, des- el camino de las anteriores, acentúo una
pedidos por las duras exigencias de crisis perspectiva cristológica para aproximarse a
económicas y muchas veces de modelos de la realidad latinoamericana, frente a la cual
desarrollo que someten a los trabajadores y propuso una y otra vez una «nueva evange-
a sus familias a fríos cálculos económicos» lización». En este sentido es muy elocuente
(Puebla, 37). el tema de esta Conferencia y el título del
A Puebla le preocupan las consecuencias documento conclusivo: «Nueva evangeliza-
del desempleo sobre la estabilidad familiar, ción, promoción humana, cultura cristiana.
sobre todo en los sectores sociales menos Jesucristo, ayer, hoy y siempre».
favorecidos. «En estos sectores populares, Bajo este horizonte, Santo Domingo
la crónica y generalizada situación de des- consideró al mundo del trabajo como un es-
empleo afecta la estabilidad familiar, ya pacio para la nueva evangelización. En este
que la necesidad de trabajo obliga a la emi- sentido, la IV Conferencia lo primero que
gración, al ausentismo de los padres, a la hizo fue resaltar el origen del trabajo como
dispersión de los hijos» (Puebla 576). «vocación co-creadora del hombre como
Con esta preocupación, Puebla mani- «imagen de Dios». (Gén 1, 26) y que ha sido
festó la esperanza y el compromiso de la rescatado y elevado por Jesús, trabajador e
Iglesia a favor de «una distribución más «hijo de carpintero» (Mt 13, 55 y Mc 6, 3)».
justa de los bienes y las oportunidades: un (SD, Conclusiones 182).
trabajo justamente retribuido que permi- Partiendo de esta mirada cristocéntrica
ta el decoroso sustento de los miembros la reflexión sobre la realidad llegó a marcar,
de la familia y que disminuya la brecha con agudeza pastoral, los profundos desafíos
entre el lujo desmedido y la indigencia» del mundo del trabajo en América Latina
(Puebla 133). Y con este deseo se dirigió donde «se advierte un deterioro en sus con-
especialmente a la sociedad económica diciones de vida y en el respeto a sus de-
para que «los empresarios, teniendo pre- rechos; un escaso o nulo cumplimiento de
sente la función social de la empresa, ac- normas establecidas para los sectores más
túen concibiéndola no sólo como factor de débiles (niños, jubilados...); una pérdida de
producción y lucro, sino como comunidad autonomía por parte de las organizaciones
de personas y como elemento de una socie- de trabajadores […]; abuso del capital, que
dad pluralista, solo viable cuando no existe desconoce o niega la primacía del trabajo;
concentración excesiva del poder económi- pocas o nulas oportunidades de trabajo para
co». (Puebla, 1246). los jóvenes. Se advierte la alarmante falta de
Puebla —al igual que las conferencias trabajo, o desempleo, con toda la inseguri-
anteriores— criticó tanto al capitalismo dad económica y social que ello comporta».
salvaje, porque «ha acrecentado la distan- (SD, Conclusiones 183).
cia entre ricos y pobres por anteponer el Luego de este diagnóstico el episcopado
capital al trabajo, lo económico a lo so- latinoamericano exhortó a la Iglesia a «im-
cial»; como al marxismo, porque éste ha pulsar y sostener una pastoral del trabajo
«sacrificado muchos valores cristianos y, en todas nuestras diócesis, para promover
por ende, humanos» y ha «caído en irrea- y defender el valor humano del trabajo».
lismos utópicos, inspirándose en políticas También pidió «apoyar las organizaciones
que, al utilizar la fuerza como instrumento propias de los hombres del trabajo para la de-
fundamental, incrementan la espiral de la fensa de sus legítimos derechos, en especial
violencia» (Puebla 48). de un salario suficiente y de una justa pro-
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tección social para la vejez, la enfermedad y teológico, cristocéntrico y salvífico. «Jesús,
el desempleo». Incluso exhortó a «favorecer el carpintero (cf. Mc 6, 3), dignificó el tra-
la formación de trabajadores, empresarios y bajo y al trabajador y recuerda que el tra-
gobernantes en sus derechos y en sus debe- bajo no es un mero apéndice de la vida,
res y propiciar espacios de encuentro y mu- sino que “constituye una dimensión fun-
tua colaboración». (SD, Conclusiones 185). damental de la existencia del hombre en la
Para completar esta mirada, Santo Do- tierra” (Laborem Exercens, 4), por la cual el
mingo reconoció «el papel fundamental de hombre y la mujer se realizan a sí mismos
la empresa, del mercado, de la propiedad como seres humanos. El trabajo garantiza
privada y de la consiguiente responsabilidad la dignidad y la libertad del hombre, es
para con los medios de producción, de la probablemente “la clave esencial de toda la
creatividad humana, en el marco jurídico de cuestión social”». (Aparecida, 120).
una justicia social». (SD, Conclusiones 203). A continuación la V Conferencia resal-
tó la dimensión subjetiva del trabajo como
Aparecida: Estructuras justas a la luz de
valores fundamentales una clave para la acción pastoral sobre este
Quince años después de Santo Domingo, tema. «[…] a pesar de la fatiga que muchas
y conmemorando los 50 años de la creación veces acompaña al trabajo, el cristiano sabe
del Consejo Episcopal Latinoamericano que éste, unido a la oración, sirve no solo
(CELAM), la V Conferencia de Aparecida al progreso terreno, sino también a la san-
estuvo en el corazón del Papa Benedicto XVI tificación personal y a la construcción del
como «nuevo impulso a la evangelización, a Reino de Dios. El desempleo, la injusta re-
fin de que estos pueblos sigan creciendo y muneración del trabajo y el vivir sin querer
madurando en su fe, para ser luz del mundo trabajar son contrarios al designio de Dios».
y testigos de Jesucristo con la propia vida». (Aparecida, 121).
(Benedicto XVI, Discurso de apertura de la El diagnóstico que el episcopado latino-
V Conferencia de Aparecida). americano tuvo en ese momento sobre las
Aparecida fue clara al comprender que condiciones laborales en América Latina, no
las preocupaciones sociales de la Iglesia la- era nada alentador. «La población económi-
tinoamericana, y dentro de ellas las que se camente activa de la región está afectada por
refieren al mundo del trabajo, deben estar el subempleo (42%) y el desempleo (9%), y
siempre en el marco de la pastoral social y casi la mitad está empleada en trabajo infor-
nunca dentro del activismo político. Las es- mal». (Aparecida, 71). No solo esto preocu-
tructuras justas deben buscarse a la luz de paba a la Iglesia, sino que además «el trabajo
los valores fundamentales, dijo Benedicto formal, por su parte, se ve sometido a la pre-
XVI en el discurso de apertura de la V cariedad de las condiciones de empleo y a
Conferencia, «son una cuestión de la recta la presión constante de subcontratación, lo
ratio y no provienen de ideologías». «Si la que trae consigo salarios más bajos y despro-
Iglesia comenzara a transformarse directa- tección en el campo de seguridad social, no
mente en sujeto político, no haría más por permitiendo a muchos el desarrollo de una
los pobres y por la justicia, sino que haría vida digna». (Aparecida, 71).
menos, porque perdería su independencia y Considerando estas difíciles circunstan-
su autoridad moral, identificándose con una cias, pero siempre con esperanza cristiana,
única vía política y con posiciones parciales Aparecida hizo un llamado a los empre-
opinables». (Benedicto XVI, Discurso de sarios y afirmó que «la actividad empre-
apertura de la V Conferencia de Aparecida). sarial es buena y necesaria cuando respeta
Los obispos latinoamericanos, entre los la dignidad del trabajador, el cuidado del
cuales estuvo muy activo el Cardenal Jorge medio ambiente y se ordena al bien co-
Mario Bergoglio —hoy Papa Francisco— mún». Sin embargo «se pervierte cuando,
acogieron estas orientaciones pontificias, y buscando solo el lucro, atenta contra los
lo primero que hicieron al abordar el tema derechos de los trabajadores y la justicia».
del trabajo fue subrayar su fundamento (Aparecida, 122).
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Conclusión ideológica o política, sino que ha buscado
Aquí llegamos al final de esta rápida enraizarse en el fundamento cristocéntrico
revisión de cómo las conferencias genera- y salvífico del trabajo, como eje indispen-
les del episcopado latinoamericano se han sable de la acción misionera y, de ese lla-
ocupado del tema del trabajo. Esta ha sido mado —todavía muy actual— hacia una
una preocupación constante en la reflexión nueva evangelización que, iluminada por
de la pastoral social que han hecho las con- la fe, busca la auténtica promoción huma-
ferencias, sobre todo considerando la si- na también en el ámbito del trabajo al que
tuación muchas veces dramática que viven no deja de considerar «clave de la cuestión
tantas familias latinoamericanas que no social». Para el trabajo, para la empresa y
pueden acceder a un empleo acorde con la para la economía, la Iglesia —a través de
dignidad humana. La Iglesia latinoameri- estas conferencias latinoamericanas— ha
cana ha hecho eco de este sufrimiento que insistido en la necesidad de reorientar el
padecen miles de trabajadores, empleados, interés por el lucro, y buscar el desarrollo
obreros y campesinos. Esta preocupación integral a través del bien común, del des-
en las orientaciones de las Conferencias tino universal de los bienes y de la promo-
Generales, no ha sido meramente ho- ción de la dignidad de hijos de Dios de los
rizontal y materialista, y mucho menos trabajadores.

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