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¿Heridas o vulvas? ¿Lanzas o penes?

Las representaciones de lo erótico en el arte cristiano


medieval

¿Heridas o vulvas? ¿Lanzas o penes? Las representaciones de lo erótico en el arte cristiano


medieval

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3 Marzo 2019Actualizado 3 Marzo 2019, 05:42

martin-cuestaMARTÍN CUESTA

@martinnncg

“...Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de
fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al
sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era
tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone
este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos de
Dios...”

Capítulo 29 de El Libro de la Vida, Santa Teresa de Jesús.

El celibato, un invento tardío

Lo sexual siempre ha sido un tema estrechamente vinculado a los principios de la Iglesia Católica,
ya desde sus orígenes. No sólo en lo referente al celibato de los sacerdotes de la congregación, un
precepto estipulado en el I Concilio de Letrán de 1123, y que, hasta su publicación, dejaba al libre
albedrío de los representantes eclesiásticos la opción de vivir en pareja, sino en las diferentes
representaciones literarias, artísticas, etc. que veían (y siguen viendo) la luz bajo el seno de la
institución romana.

as

Que ésta, la iglesia entendida en su sentido más amplio, fuera la aglutinadora de casi todo
movimiento pictórico, escultórico, arquitectónico o literario hasta el nacimiento del arte burgués,
hasta el desplazamiento del foco del templo a la ciudad, fue un factor de vital importancia para
que las pulsiones sexuales, reprimidas interior o exteriormente, afloraran de diferentes maneras
en las obras, aparentemente sacras, de variados artistas o artesanos.

Catedrales con sorpresas

asd

El Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini.

Algún ejemplo a lo largo del tiempo de esta sexualidad más o menos obvia puede ser el texto de
Santa Teresa de Jesús que abre este artículo, y que sirvió de inspiración para la famosa escultura
de Gian Lorenzo Bernini (Éxtasis de Santa Teresa) que aún puede verse en la romana Iglesia de
Santa Maria della Vittoria, las aberrantes prácticas sexuales descritas por El Bosco en su Jardín de
las Delicias, o los aditamentos eróticos que fueron añadidos a algunos de los templos románicos
construidos en la Península Ibérica durante el medievo.

Pero merece la pena, más allá de estos arquetipos, recordar alguna forma de expresión quizá
menos conocido pero no por ello menos intrigante.

Culo o codo feminine medieval style


La imagen de portada pertenece al Salterio de Bonne de Luxemburgo, un manuscrito del Siglo XIV,
perteneciente a la Duquesa del mismo nombre (Bonne de Luxemburgo), conocida mecenas de las
artes y madre del Rey de Francia, Carlos V, que ahora puede verse en la colección The Cloisters del
Metropolitan Museum de Nueva York.

sdv

La miniatura, atribuida al ilustrador de manuscritos Jean Le Noir, muestra la herida en el costado


de Cristo producida por la lanza con la que el soldado romano Longinos abrió el pecho de Jesús de
Nazaret. Sin embargo la imagen se parece curiosamente al interior de la vulva femenina ¿es esta
similitud una mera coincidencia?

No es este salterio el único ejemplo de representaciones vaginales en diferentes libros del


medievo tardío, siempre asociados a una plasmación en vertical de la herida en el costado de
Jesucristo. Una similitud en la forma aparece en muchos Libros de Horas, manuscritos que eran
usados por las mujeres nobles para recitar sus oraciones diarias.

Esta asimilación cobra un especial interés en las reflexiones de las místicas donde la herida tiene
suma importancia para alcanzar el estado contemplativo que define este modo de entender el
sentimiento religioso.

Cuando Jesús encontró a Santa Teresa (y a más santas)

asd

En efecto, si volvemos de nuevo al texto de apertura y buscamos, en las líneas que lo forman, la
génesis del éxtasis de la Santa de Ávila, veremos que viene determinado por la entrada en su
cuerpo de una lanza que, a similitud de la de Cristo, deja una herida en su costado y al mismo
tiempo una mezcla de dolor y placer físico muy similar en su descripción a la de un orgasmo que
“no hay que desear que se quite” y que le hacía “dar aquellos quejidos”.

Pero no es la religiosa abulense un ejemplo aislado en el que se muestra la similitud entre las
heridas físicas y un sentimiento placentero consecuente a la exaltación sexual. Si consultamos la
obra de Juliana de Norwich, uno de los máximos exponentes del misticismo británico, podemos
hallar la siguiente reflexión autobiográfica:

Concebí un gran deseo de recibir tres heridas en mi vida, a saber, la herida de la verdadera
contrición, la herida de la compasión del amor, y la herida de desear ardientemente a Dios con
toda mi voluntad.
asf

Y también un cáliz

as

Este paralelismo que vincula a la herida en el costado de Cristo con el concepto de lo femenino en
una institución tan patriarcal como la Iglesia Católica, tiene su conclusión en el Cáliz Sagrado, en el
Santo Grial que sirvió como utensilio en la última cena y también para recoger la sangre de Cristo
tras el lanzazo de Longinos.

De nuevo las similitudes entre el cáliz, es decir, una copa que, en el catolicismo, simboliza el ciclo
eterno de nacimiento-muerte-resurrección, y los órganos reproductores/sexuales son más que
evidentes, haciendo que sea posible añadir una interpretación en femenino de estos preceptos
cristianos tradicionales.

La herida de Cristo/Arma Christi.

17 diciembre, 2017

sapereaude587

llaga

Esta imagen medieval representando la herida del costado de Cristo, fue utilizada por las místicas
para propiciar el estado contemplativo concentrando la mirada en el interior de la herida para
penetrar en ella. Rodeada de los instrumentos de la Pasión, la veneración de la llaga de Cristo
protegía de la muerte súbita, la epilepsia y concedía siete años de indulgencia.

¿Te había parecido ver otra cosa? ¡Tranki no tienes la mente sucia! según teólogos es muy posible
que esa similitud entre la llaga y una vagina no es casual, sino que tiene una clara interpretación:

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La herida de Cristo/Arma Christi. Salterio de Bonne de Luxemburgo (1345), fol. 331r, The
Metropolitan Museum of Art, New York, The Cloisters Collection, 1969 (69.86)

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INFORMA SOBRE ESTE ANUNCIO


“El corazón del Señor es el que nos engendra dándonos su vida, como el útero de la mujer es el
que nos engendra dándonos la nuestra. Al corazón se entra por la llaga de la herida del costado, y
al útero se llega por la llaga del resquicio de la vulva. Es lo que rescata esta bella, sugestiva e
hipnótica imagen que ilustra la tapa de un libro sobre místicas. En esa imagen podemos ver que
desde la dérmica claridad exterior, pasando por el sanguíneo carmesí del medio, se llega a la
oscuridad del centro, allí donde es posible ser sumergidos en la espiral amorosa de la unión con
Dios, y desde allí, con la experiencia sensible-intelectual decir el Misterio de Dios y del hombre con
nuevas palabras, con nuevos ardores, con nuevo poder.”

(JUAN QUELAS Revista Teología • Tomo XLVII • Nº 101 • Abril 2010: 155-167)

¿Heridas o vulvas? ¿Lanzas o penes? Las representaciones de lo erótico en el arte cristiano


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3 Marzo 2019Actualizado 3 Marzo 2019, 05:42

martin-cuestaMARTÍN CUESTA

@martinnncg

“...Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de
fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al
sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era
tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone
este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos de
Dios...”

Capítulo 29 de El Libro de la Vida, Santa Teresa de Jesús.

El celibato, un invento tardío

Lo sexual siempre ha sido un tema estrechamente vinculado a los principios de la Iglesia Católica,
ya desde sus orígenes. No sólo en lo referente al celibato de los sacerdotes de la congregación, un
precepto estipulado en el I Concilio de Letrán de 1123, y que, hasta su publicación, dejaba al libre
albedrío de los representantes eclesiásticos la opción de vivir en pareja, sino en las diferentes
representaciones literarias, artísticas, etc. que veían (y siguen viendo) la luz bajo el seno de la
institución romana.

as

Que ésta, la iglesia entendida en su sentido más amplio, fuera la aglutinadora de casi todo
movimiento pictórico, escultórico, arquitectónico o literario hasta el nacimiento del arte burgués,
hasta el desplazamiento del foco del templo a la ciudad, fue un factor de vital importancia para
que las pulsiones sexuales, reprimidas interior o exteriormente, afloraran de diferentes maneras
en las obras, aparentemente sacras, de variados artistas o artesanos.

Catedrales con sorpresas

asd

El Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini.


Algún ejemplo a lo largo del tiempo de esta sexualidad más o menos obvia puede ser el texto de
Santa Teresa de Jesús que abre este artículo, y que sirvió de inspiración para la famosa escultura
de Gian Lorenzo Bernini (Éxtasis de Santa Teresa) que aún puede verse en la romana Iglesia de
Santa Maria della Vittoria, las aberrantes prácticas sexuales descritas por El Bosco en su Jardín de
las Delicias, o los aditamentos eróticos que fueron añadidos a algunos de los templos románicos
construidos en la Península Ibérica durante el medievo.

Pero merece la pena, más allá de estos arquetipos, recordar alguna forma de expresión quizá
menos conocido pero no por ello menos intrigante.

Culo o codo feminine medieval style

La imagen de portada pertenece al Salterio de Bonne de Luxemburgo, un manuscrito del Siglo XIV,
perteneciente a la Duquesa del mismo nombre (Bonne de Luxemburgo), conocida mecenas de las
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sdv

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tiempo una mezcla de dolor y placer físico muy similar en su descripción a la de un orgasmo que
“no hay que desear que se quite” y que le hacía “dar aquellos quejidos”.

Pero no es la religiosa abulense un ejemplo aislado en el que se muestra la similitud entre las
heridas físicas y un sentimiento placentero consecuente a la exaltación sexual. Si consultamos la
obra de Juliana de Norwich, uno de los máximos exponentes del misticismo británico, podemos
hallar la siguiente reflexión autobiográfica:

Concebí un gran deseo de recibir tres heridas en mi vida, a saber, la herida de la verdadera
contrición, la herida de la compasión del amor, y la herida de desear ardientemente a Dios con
toda mi voluntad.

asf

Y también un cáliz

as

Este paralelismo que vincula a la herida en el costado de Cristo con el concepto de lo femenino en
una institución tan patriarcal como la Iglesia Católica, tiene su conclusión en el Cáliz Sagrado, en el
Santo Grial que sirvió como utensilio en la última cena y también para recoger la sangre de Cristo
tras el lanzazo de Longinos.

De nuevo las similitudes entre el cáliz, es decir, una copa que, en el catolicismo, simboliza el ciclo
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evidentes, haciendo que sea posible añadir una interpretación en femenino de estos preceptos
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