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Escultura del Renacimiento en España

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Virgen con niño atribuida a Felipe Bigarny, para el sepulcro del Obispo de Tuy (Don
Diego de Avellaneda). Se encuentra en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de
Valladolid.
La aparición de la escultura del Renacimiento en España y del arte renacentista en
general tuvo lugar casi un siglo después de los comienzos de este estilo en Italia.
El quattrocento no existió como tal estilo renacentista pues predominaban todavía
las formas y el gusto por el gótico. En el siglo xvi, el cinquecento italiano,
aparecieron las primeras demostraciones, como consecuencia de las relaciones
políticas y militares con Italia y bajo el mecenazgo y tutela de los reyes y de la
nobleza. La escultura renacentista se hizo presente a través de tres vías
distintas: Escultores italianos mandados llamar por los mecenas y que realizaron
sus obras en España; obras importadas, procedentes de los talleres italianos;
primera generación de artistas españoles.1

En el primer grupo se encuentran los escultores Domenico Fancelli, Pietro


Torrigiano y Jacobo Florentino, llamado el Indaco. Entre las obras encargadas a
Italia sirvan de ejemplo el San Juanito del taller de Miguel Ángel para la ciudad
de Úbeda y unos cuantos relieves del taller de la familia Della Robbia. En cuanto a
los artistas escultores españoles, la primera generación estuvo compuesta por Vasco
de la Zarza (trascoro de la catedral de Ávila), Felipe Vigarny (retablo mayor de la
catedral de Toledo), Bartolomé Ordóñez (sillería del coro de la catedral de
Barcelona) y Diego de Siloé (sepulcro de don Alonso Fonseca en Iglesia de las
Úrsulas de Salamanca).a 2

A partir del segundo tercio del siglo xvi surgieron en distintas regiones españolas
unos artistas escultores que llegaron a ser los grandes maestros de Renacimiento
español. Aunque siguieron las normas italianas, supieron dar a sus obras un
carácter puramente español, creando escuela en las distintas regiones del ámbito
nacional. El material utilizado fue el mármol y el bronce, pero sobre todo la
madera policromada y estofada. De los talleres de los grandes maestros salieron
gran cantidad de retablos, sillerías de coro, imágenes y escultura funeraria.3 4

En el último tercio cambió por completo el gusto renacentista español que se


inclinó al clasicismo representado sobre todo en la figura del arquitecto Juan de
Herrera. En esta etapa trabajaron los escultores Pompeyo Leoni y Juan Bautista
Monegro (estatuas de los reyes de Judá en el Patio de los Reyes del monasterio de
El Escorial).

Índice
1 Contexto histórico
2 Religión e ideología
3 Características de la escultura renacentista
4 El retablo renacentista
5 Mecenazgo
6 Primer tercio del siglo XVI
6.1 Escultores florentinos en España
6.1.1 Domenico Fancelli
6.1.2 Pietro Torrigiano
6.1.3 Jacopo Florentino
6.2 Obras importadas de Italia
6.2.1 Sepulcros marmóreos importados de Italia
6.3 Primera generación de artistas españoles. Escultura castellana
6.3.1 Vasco de la Zarza
6.3.2 Vasco de la Zarza y la escuela de Ávila
6.3.3 Juan Rodríguez
6.3.4 Felipe Vigarny
6.3.5 Bartolomé Ordóñez
6.3.6 Diego de Siloé y Juan de Balmaseda
6.4 Maestros entalladores
6.4.1 Andrés de Nájera
6.4.2 Bartolomé Fernández
6.4.3 Guillén de Holanda
6.4.4 Pedro de Guadalupe
6.4.5 Juan de Badajoz el Viejo
7 Grandes maestros del segundo tercio del siglo XVI. Escultura castellana
7.1 Alonso Berruguete
7.2 Juan de Juni
8 Escultura del Renacimiento en Andalucía
9 Escultura del Renacimiento en Aragón
9.1 Damián Forment
10 Escultura del Renacimiento en Cataluña
11 Escultura del Renacimiento en Galicia
12 Escultura del Renacimiento en Navarra
12.1 Los retablos de Navarra y sus autores
13 Escultura del Renacimiento en Valencia
14 Última etapa del Renacimiento en España
14.1 Escultura romanista en España
14.1.1 Iconografía más representada
14.1.2 Sillerías de coro
14.1.3 Sepulcros
14.2 Gaspar Becerra
14.3 Esteban Jordán
14.4 Pedro López de Gámiz
14.5 Juan de Ancheta
15 Transición del Renacimiento al Barroco
16 Notas
17 Referencias
18 Bibliografía
19 Enlaces externos
Contexto histórico

Escudo pontificio de Su Santidad el papa Calixto III, con las armas de los de Borja
o Borgia.
La causa primordial del movimiento renacentista en España se originó en primer
lugar por la situación de relaciones económicas y sociales con Italia que desde
hacía ya tiempo mantenía la península ibérica por sus dominios en los reinos de
Nápoles, Sicilia y Cerdeña, que se acrecentaron con la fijación de la residencia de
Alfonso V de Aragón en Nápoles y el papado de la familia de Borja o Borgia de
Calixto III (1455-1458) y Alejandro VI (1492-1503) ambos de origen valenciano. Esta
situación facilitó la vida artística con un constante intercambio de obras,
materiales y artistas con Italia que se fue acrecentado con los Reyes Católicos,
Felipe II y a los que se fueron añadiendo durante el reinado de Carlos I, aunque en
menor proporción, los procedentes de Francia, Flandes y países germánicos, que
huyendo de las guerras de religión, buscaban la prosperidad del reino español. Las
aportaciones extranjeras consiguieron enriquecer la experiencia escultórica
española hasta convertirla en la gran exuberancia del plateresco, donde la
decoración de las fachadas arquitectónicas se cubrían totalmente de elementos
escultóricos.5 Dentro del Renacimiento el plateresco es una variedad puramente
española, que se corresponde con el estilo manuelino portugués. Se llama también
estilo Reyes Católicos. Se caracteriza por mantener ciertos componentes góticos y
mudéjares dentro del hacer renacentista. Las fachadas se esculpen como si fueran
retablos y junto al almohadillado típico del Renacimiento se muestran las columnas
abalaustradas con grutescos y llenas de decoración. Proliferan los tondos o
medallones y los escudos colocados en las claves de las bóvedas y en las enjutas de
los arcos. Se trata de un género muy decorativo. 6

Religión e ideología

Entierro de Cristo de Juan de Juni.


Desde el principio la influencia de la iglesia hizo que el tema del desnudo en el
arte, que se había impuesto en Italia, no tuviera éxito en España donde la
escultura se dirigió principalmente hacia temas funerarios o religiosos. La
temática era en su mayor parte religiosa, heredera de la imaginería gótica pero con
una mayor expresión y conocimiento anatómico del cuerpo humano.7 Con la evolución
de la doctrina de la iglesia, apareció la Reforma y la Contrarreforma donde
surgieron nuevas devociones y concepciones teológicas; la iconografía de las
imágenes iba cambiando y más tarde, el Concilio de Trento (1545-1563) preconizó una
imaginería con rasgos individuales y vestiduras realistas y se pidió a los
escultores la creación de imágenes religiosas comprensibles y llanas, para que el
pueblo se conmoviera ante su visión. Así surgieron en el Renacimiento grandes
grupos escultóricos, entre otros, el tema del Entierro de Cristo que realizaron con
gran maestría Juan de Juni en 1541, Martín Díez de Liatzasolo entre 1539 y 1544 y
Andreu Ramírez en 1580.8

Características de la escultura renacentista

Ofrenda de los Reyes Magos. Detalle del retablo de Santiago en la colegiata de


Bolea (Huesca).
Se desarrolló la escultura renacentista española en los géneros de sepulcros,
sillerías de coro, imaginería y retablos, en escultura aplicada a la arquitectura y
el retrato en círculos de la nobleza. Se combinó el antiguo estilo gótico con el
nuevo Renacimiento venido de tierras de Italia, aunque sin la introducción del tema
mitológico y mostrando en sus esculturas más los sentimientos anímicos que la
belleza formal que daban los escultores italianos.7

La piedra fue uno de los materiales empleados más habituales en las fachadas, con
un amplio repertorio ornamental de guirnaldas de frutos y follajes, volutas,
medallones y grutescos. El mármol y el bronce se utilizaron para obras exclusivas
de los grandes comitentes. El material más trabajado y más representativo en el
renacimiento español fue la madera con acabado de policromía, cuyo proceso es el de
dorado y estofado. Se recubrían con panes de oro las imágenes y los retablos que,
aunque encarecían el coste de las obras, lograban un acabado rico y llamativo que
se completaba con la aplicación de pintura de color con el que se conseguía el
parecido a diversas telas en las vestiduras; en las partes del cuerpo descubierto
se aplicaba la «encarnación», consiguiendo un color similar al de la carne. Algunos
retablos se hicieron en madera blanca, es decir, madera sin pintar, encerada o
barnizada lo mismo que las sillerías de los coros.4

Los sepulcros se representaron con la imagen en posición yacente u orante, en


construcciones arquitectónicas adosadas a los muros o en monumentos exentos y
reflejando el concepto del Renacimiento del «triunfo sobre la muerte» a través de
la «Fama», o sea, el recuerdo de las obras realizadas por el difunto, que son
narradas normalmente mediante relieves en dichos monumentos funerarios.9

El retablo renacentista
En el siglo xvi se tenía una gran admiración por los retablos existentes anteriores
realizados en estilo gótico o hispano-flamenco. Pero dado el cambio de mentalidad y
la imposición de las nuevas modas renacentistas los retablos de nueva factura se
hicieron ya con esta tendencia y muchos viejos retablos góticos fueron sustituidos
por los renacentistas. El retablo se volvió imprescindible y adquirió tal
importancia que las catedrales, conventos, iglesias y capillas particulares se
poblaron con estas obras artísticas, algunas de dimensiones extraordinarias.10
En el Renacimiento se tuvo preferencia por los retablos escultóricos frente a los
pictóricos del periodo anterior, aunque en bastantes ocasiones se conjugaron ambas
artes. Pintura y escultura necesitaban un soporte arquitectónico que serían los
ensamblajes tallados al nuevo estilo en los que trabajaron una serie de escultores-
entalladores dando forma al resultado final de la obra. Estos artistas fueron
verdaderos profesionales que conocían muy bien su oficio y las nuevas tendencias y
que en muchos casos quedaron en la sombra ante la intervención de los grandes
genios.

Retablo mayor de la catedral de Astorga, realizado por Gaspar Becerra y obra


maestra del Romanismo en España.
En la primera mitad del siglo xvi, los retablos se adaptaron a las formas
renacentistas del momento, con adornos de grutescos y mucha y variada
ornamentación. A partir de 1558 y con el ejemplo del retablo mayor de la catedral
de Astorga, realizado por Gaspar Becerra, se dio un cambio total hacia el
romanismo. La arquitectura cambió considerablemente con una estructura mucho más
clara una superposición de órdenes clásicos y una limpieza en la decoración.11

Los triglifos, las metopas, las cartelas, los atlantes, los niños recostados y los
modillones sustituyeron a la profusión de grutescos de la etapa anterior y las
columnas clásicas de fuste estriado sustituyeron a las abalaustradas, aunque en
muchos casos se dio una supervivencia de ornamentación en el tercio bajo de estas
nuevas columnas, a petición de los clientes, si bien el nuevo modelo de ornato ya
no es el grutesco sino el rameado (dibujo que representa ramas o ramos vegetales).
Los retablos se llenaron además de frontones curvos y triangulares, demostrando el
más puro clasicismo. Es importante destacar también la gran relevancia que cobró en
esta segunda mitad (y como consecuencia del Concilio de Trento) el espacio
destinado al Sagrario. Llegó a ser un cuerpo muy especial dentro del conjunto del
retablo, hasta el punto que en la mayoría de los casos se construyó aparte e
incluso fue lo primero en realizarse y policromarse.12

Disposición de un retablo
Se da siempre una distribución de banco, calles y cuerpos. Pero dentro de esta
división hay toda una gama de tipología y de adaptación de los espacios interiores.
También depende del tamaño que se le quiera dar.

El primer espacio se ocupa en ocasiones con el llamado sotabanco, que es un


basamento de apoyo sobre el que se construye todo lo demás. Ese basamento puede
llevar talla o pintura o nada. Sobre el basamento se coloca el banco (o predela),
también en horizontal, de una altura bastante menor al resto de los cuerpos. El
banco o predela va tallado y dividido en secciones, o bien adornado con tablas
pictóricas.

Sobre el banco, las divisiones horizontales se llaman cuerpos, y las divisiones


verticales se llaman calles. Esta distribución suele separarse con ayuda de frisos
y columnas o columnillas, dejando espacios especialmente preparados para recibir
las esculturas. El número de cuerpos es variable y el de calles también. Nunca
estuvo reglamentada la conjunción de unos y otras, de manera que se podían dar
múltiples resultados plásticos.

Sobre el último cuerpo se coloca generalmente el ático, siempre o casi siempre


ocupado por un Calvario. El ático es un coronamiento de menor anchura horizontal
que el resto del retablo.

Las calles o divisiones verticales están destinadas por lo general a recibir ciclos
temáticos de la Historia Sagrada. A veces entre estas calles puede haber divisiones
más estrechas que son las llamadas entrecalles. Era costumbre colocar en las
entrecalles esculturas de bulto redondo representando a padres de la Iglesia,
evangelistas, apóstoles o patriarcas.

A los lados del retablo a veces van añadidas unas piezas verticales ricamente
adornadas, llamadas guardapolvos o polseras. A partir de los años 30 del siglo xvi
se fue añadiendo en cada extremo del retablo una columna de orden gigante que
recibió el nombre de pulsera (no confundir con polsera).13

Mecenazgo

Cúpula de la capilla de los Benavente (mecenas) obra de Jerónimo Corral de


Villalpando
Los grandes mecenas de las obras artísticas se inclinaron definitivamente por el
nuevo estilo renacentista procedente de Italia. El foco impulsor se detectó en la
Corte, especialmente en época de Carlos I. Tomando el ejemplo de la Corte, la
nobleza asumió una gran protección y deferencia por las obras de arte. Los
Condestables de Castilla, las familias leonesas de Luna y Quiñones, la nobleza del
resto de España, asumieron el mecenazgo de obras renacentistas. La alta burguesía o
aristocracia local demostró también el gusto por el nuevo arte, patrocinando y
haciéndose cargo de capillas funerarias. Un ejemplo de estas capillas es la del
comerciante Álvaro Alfonso de Benavente en la iglesia de Santa María de Mediavilla
en Medina de Rioseco.14

El Cardenal Juan Pardo de Tavera (mecenas), por El Greco


El clero, como en épocas anteriores, siguió siendo el gran mecenas y contratista de
obras de arte, siempre con temas relacionados con la religión. No sólo fueron
mecenas los altos cargos eclesiásticos (cardenal Mendoza, cardenal Tavera,
archidiácono mayor Lluís Desplà i d'Oms, arzobispo Antonio Agustín), sino que hubo
una gran demanda por parte de las parroquias rurales que en muchos de los casos
alcanzaron a poseer imágenes y esculturas labradas en los más prestigiosos talleres
o por la mano de los propios maestros escultores. En los lugares más insospechados,
en los pueblos que actualmente pueden parecer muy pobres, se encuentran fácilmente
obras de Berruguete, Juan de Juni, Alejo de Vahía, Ordóñez y un sinfín de buenos
autores.14

Retablo de la capilla de San Miguel (encargo del banquero Gabriel Zaporta), con
escultura de Juan de Ancheta
En la segunda etapa, con el Renacimiento romanista, cuando la obra imperante por
excelencia era el retablo, los obispos fueron los principales mecenas y difusores:
Diego Sarmiento de Sotomayor fue el promotor del retablo mayor de la catedral de
Astorga (realizado por Gaspar Becerra); Francisco Pacheco de Córdoba del retablo de
la catedral de Burgos; Pedro de Lafuente (1578-1587), obispo de Pamplona, encargó a
Juan de Ancheta un retablo para la iglesia de Moneo (Burgos), de donde era oriundo;
Antonio Zapata y Cisneros (1596-1600), también obispo de Pamplona, fue promotor y
mecenas del retablo de la catedral de Pamplona (y del templete de plata para la
procesión del Corpus); Juan de Muñatones, obispo de Segorbe patrocinó el retablo de
Santa Casilda en Santa María de Briviesca (obra de Pedro López de Gámiz), que junto
con el de Astorga supuso el lanzamiento y ejemplo a seguir del retablo romanista.14

Hubo también algunos mecenas pertenecientes a otras clases sociales: Gabriel


Zaporta (banquero), que encargó a Ancheta el retablo de su propia capilla de San
Miguel en la Seo de Zaragoza; familia Salamanca, que mandó construir el retablo de
la capilla de la Natividad en la catedral de Burgos (fundada como capilla funeraria
por Ana de Espinosa, viuda de Pedro González de Salamanca) a los escultores Martín
de la Haya y Domingo de Bérriz.14

Primer tercio del siglo XVI


A lo largo de los primeros 30 años del siglo xvi fueron introduciéndose en España
las formas renacentistas con obras italianas importadas o hechas por autores
italianos residentes en España. Poco a poco fueron apareciendo escultores españoles
bebiendo en las fuentes y enseñanzas del Renacimiento italiano.

Escultores florentinos en España


Durante este periodo trabajaron en España artistas llegados de Italia a los que se
les había encargado alguna obra y que demostrando ser unos escultores de primera
fila, fueron obteniendo más encargos, de manera que nunca más salieron de la
península ibérica. Pertenecientes a este grupo de florentinos fueron los escultores
Domenico Fancelli, Pietro Torrigiano y Jacopo Florentino apodado por Vasari el
Indaco.15

Domenico Fancelli
Artículo principal: Domenico Fancelli

Diego Hurtado de Mendoza y Quiñones. Capilla de la Virgen de la Antigua (Catedral


de Sevilla)
Se desconoce bastante sobre su vida en Italia antes de su llegada a España.
Perteneció a una familia de escultores y se le supone trabajando y aprendiendo en
el taller de su pariente Luca Fancelli, muy cercano al arte de Benedetto da Maiano
que probablemente influyó en la manera de hacer los relieves delicados y poco
pronunciados.

Por un documento del 7 de agosto de 1508 se sabe que en ese año era vecino de
Carrara donde trabajaba como escultor, y que en esos días compró en las canteras 55
carretadas de mármol.b Otros documentos le testifican como escultor muy prestigioso
y muy relacionado con otros artistas ilustres.c16

El primer contacto de Fancelli con España fue a través del conde de Tendilla (Íñigo
López de Mendoza y Quiñones) que pasó la mayor parte de su vida en Italia. Hizo su
primer contrato para esculpir el sepulcro de Diego Hurtado de Mendoza y Quiñones
(hermano de Íñigo López de Mendoza y Quiñones), cardenal de España y arzobispo de
Sevilla, que había muerto en 1502. Se encuentra en la capilla de la Antigua, de la
catedral de Sevilla. Allí fueron trasladados los restos del cardenal en el año
1504. En el centro del zócalo está escrito un epitafio con el resumen de su vida.
En hornacinas aveneradas se encuentran las esculturas de San Pedro, San Juan, San
Isidoro, San Pablo, Santiago y San Andrés. Sobre el sepulcro está la estatua
yacente, esculpida con suaves líneas y planos.17

Véase también: Sarcófago del Cardenal Diego Hurtado de Mendoza


El cabildo de la catedral de Sevilla quedó tan satisfecho con esta obra de Fancelli
que llegó a mandar un propio al escultor para convencerle de que se quedara en la
ciudad sevillana para hacer futuros trabajos.18
[...] hablar con el florentin que hizo el enterramiento del cardenal D. Diego
Furtado, para ver si le podían detener que no se vaya, e que quede para facer obra
para la iglesia [...]
Pero Fancelli no quiso quedarse en Sevilla y en julio de 1511 partió para Granada
donde vivía el conde de Tendilla que de nuevo le propuso un contrato. Proporcionó
al escultor un retrato del príncipe don Juan, primogénito de los Reyes Católicos
que le serviría para esculpir su sarcófago.d Desde Granada marchó a Carrara donde
adquirió 25 carretadas de mármol para su nueva obra, que terminó a finales del año
1513. El sepulcro está situado bajo el altar mayor de la iglesia de Santo Tomás de
la ciudad de Ávila, en lugar preferente. Las paredes son en talud, en tronco
piramidal, como la tumba del papa Sixto IV realizada por Pollaiuolo. Sobre el lecho
de esa pirámide truncada está la estatua yacente. A los pies hay un epitafio en que
se describe de forma resumida la vida y cualidades del príncipe, fallecido a los 19
años, en 1497.19
Véase también: Sarcófago del príncipe Juan

Sepulcro de los Reyes Católicos en primer término. Al fondo el de Felipe el Hermoso


y Juana de Castilla.
Tras el éxito de esta obra, Fancelli recibió el encargo más importante de su vida:
el sepulcro de los Reyes Católicos para la Capilla Real de Granada. Para su
realización, el artista viajó otra vez a Carrara, labrando allí los mármoles,
empleando en la empresa varios años. En 1517 regresó a Granada donde trabajó varios
meses en retocar y terminar el sepulcro.20

Véase también: Sarcófago de los Reyes Católicos


La fama de Fancelli se extendió por toda España. Los albaceas del Cardenal Cisneros
quisieron también para la tumba de este personaje una obra semejante en calidad y
belleza para colocarla en la capilla de San Ildefonso, en Alcalá de Henares. Como
en otras ocasiones, el escultor emprendió el viaje a Carrara, pero estando en
Zaragoza enfermó gravemente y murió.e Sin embargo ya había diseñado el monumento
cuyas trazas se encargó de seguir el escultor Bartolomé Ordóñez.

Pietro Torrigiano
Artículo principal: Pietro Torrigiano
Escultor italiano, de vida borrascosa y temperamento impulsivo, según Giorgio
Vasari, apareció en la ciudad española de Granada en 1521, tras una larga estancia
en Inglaterra, pasando luego a Sevilla. No está muy claro el por qué llegó hasta
España, aunque se supone que lo hizo al enterarse de la gran demanda de obras
renacentistas italianas que había en este país.21

En Sevilla hizo un busto de barro retratando a la emperatriz Isabel, que fue un


encargo con ocasión de su boda en 1526. El busto está desaparecido pero se tiene
noticia de él gracias a la descripción del pintor y humanista Francisco de Holanda.
Según Vasari, el escultor realizó en esta ciudad varios trabajos en barro cocido,
citando entre ellos dos crucifijos perdidos, uno de ellos para el monasterio de San
Jerónimo de Buenavista, ubicado en las afueras de Sevilla. Antonio Palomino (pintor
y tratadista), recoge la información de Vasari, diciendo del Crucifijo de barro que
es «cosa estupenda».22 Pero Juan Agustín Ceán Bermúdez decía de estos crucifijos, y
de la Virgen con el Niño que según Vasari habría hecho para el mismo monasterio,
que no se conservaban y no había en Sevilla «ni aun tradición de haberlas habido
jamás».2321

Véase también: San Jerónimo (Pietro Torrigiano)


En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se conserva también una imagen de la Virgen
con el Niño en barro cocido y. al parecer, a pesar de lo afirmado por Ceán
Bermúdez, procedente del citado monasterio jerónimo, atribuida a Torrigiano; está
sentada de frente, con la mirada distraída y con aspecto de frialdad, cosa que
puede extrañar viniendo de un escultor tan vehemente en la vida real. Otra figura
de la Virgen se conserva en la Universidad de Sevilla, aunque hay críticos que la
consideran una copia. El duque de Arcos le encargó otra escultura de la Virgen que,
según Vasari fue el motivo del desenlace final y fatal de la vida del escultor.
Cuando el duque pagó la obra lo hizo en dinero suelto (muchas monedas), dando la
impresión de que era mucho. Pero cuando Torrigiano se dio cuenta del valor de las
monedas lo consideró un ultraje y en un arrebato de cólera hizo pedazos su obra con
un hacha. El duque lo acusó de hereje ante la Inquisición y fue arrestado y
conducido al calabozo donde murió después de una huelga de hambre en 1522, según
cuenta Vasari. Sin embargo, existe constancia documental de que el artista vivió
hasta 1528.24 21

Jacopo Florentino
Artículo principal: Jacopo Florentino
Fue el tercero de los escultores renacentistas que llegaron desde Florencia para
trabajar en España. Además de escultor llegó a ser un buen pintor, excelente
arquitecto y reconocido maestro. Vasari escribió también su biografía que no
coincide en algunos datos con los archivos y documentos españoles. Vasari asegura
que este escultor murió en Roma; debió confundirse con un hermano del artista,
Francisco, y mezclar así sus biografías. De Jacopo Florentino (o Torni), de su
estancia y muerte en España se tiene bastante noticia y documentación a través de
su propio hijo Lázaro de Velasco, que también habla de su tío, micer Francisco el
Indaco, hermano menor de Jacopo.25

Como escultor dejó en Granada el grupo de la Anunciación en la capilla Real de la


catedral. Está realizado en piedra policromada; son de destacar los ricos y
abundantes pliegues de las vestiduras. Se considera esta obra como una de las joyas
de la escultura renacentista en España, del primer tercio del siglo xvi. Otra buena
escultura es el Entierro de Cristo, con la técnica del estofado, que estaba
colocada sobre un rico frontal de mármol labrado con bajorrelieves en el claustro
del que fue convento de San Jerónimo en Granada. (Hoy este edificio es el museo de
Granada). Se le atribuye también un Crucifijo llamado de San Agustín, de anatomía
muy estudiada.26

Obras importadas de Italia


La escultura renacentista había calado fuertemente en toda la Península de forma
que la demanda fue cuantiosa. Se encargaban obras a determinados artistas pero
sobre todo las peticiones fueron hechas a los distintos talleres italianos de donde
llegó un buen número de esculturas y relieves destinados a diversas ciudades
españolas. Se hicieron famosos los talleres de la familia Robbia en Florencia,
Gazini y Aprili en Génova y los talleres de Nápoles.27

Se pueden dar algunos ejemplos representativos de estas obras que llegaron desde
Italia a petición de mecenas y promotores:28

San Juanito de la Capilla del Salvador en la ciudad de Úbeda, esculpido en el


taller de Miguel Ángel.
Relieves y retablo de cerámica vidriada para la catedral de Sevilla, provenientes
del taller de la familia Robbia. Algunas de estas obras se conservan en el museo de
Madrid.
Relieves en alabastro procedentes de Florencia de la Virgen y el Niño, de carácter
donatelliano y que se encuentran en las catedral de Gerona, Badajoz y Segorbe.29
Elementos de decoración importados para el castillo de la Calahorra y para el de
Vélez Blanco.
Desde Venecia y para la catedral de Badajoz, se importó una lauda sepulcral de
bronce de Lorenzo Suárez de Figueroa y Mendoza, que se atribuye al escultor
veneciano Alejandro Leopardi.30

Crucifijo de Benvenuto Cellini


Crucifijo de Benvenuto Cellini del año 1562, que fue regalado por Francisco I de
Médici a Felipe II en 1576 y se encuentra en Monasterio de El Escorial.29
Decoraciones varias añadidas en diversos edificios: puertas, fuentes, ventanas,
columnas, etc.
Véase también: Crucifijo de Benvenuto Cellini
Sepulcros marmóreos importados de Italia

Cenotafio sin enterramiento del canónigo Baltasar del Río, obispo de Scala
(Salerno), en la catedral de Sevilla, de 1521.
La introducción de tipologías renacentistas italianas tuvieron que ver con las
importaciones de obras ejecutadas en ese país, a pesar de que fueron de diversa
índole, como medallones, retratos, incluso patios con sus columnas y portadas
palaciegas como las del castillo de la Calahorra en la provincia de Granada; el
tema de mayor importación fue el de los sepulcros.31

Entre 1493 y 1504 fue realizado el sepulcro del cardenal Pedro González de Mendoza,
para la catedral de Toledo, con una estructura de arco de triunfo de tipo romano.
Su autoría es desconocida como también se duda si fue importado o realizado por un
escultor italiano in situ.

Estatua orante, mármol de Carrara, de Leonor Manrique de Lara y Castro, esposa de


Francisco de Zúñiga y Pérez de Guzmán (Santiago de Compostela). Autor Antonio María
Aprile
El taller Gazzini y Aprile de Génova exportó grandes mármoles labrados para la
nobleza española. Los sepulcros de Pedro Enríquez y Catalina de Ribera para la
cartuja de las Cuevas de Sevilla (1520), con motivos lombardos, presenta unas
escenas con alusión a la Redención y otras escenas con las buenas obras realizadas
en vida por los difuntos. Es un monumento adosado con arco triunfal y con clara
inspiración en la tumba del papa Paulo II situada en las grutas vaticanas, bajo la
basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. También de talleres genoveses son
los sepulcros de Fray Francisco Ruiz obispo de Ávila del año 1524; esta obra que se
encuentra desaparecida, tenía la figura del yacente bajo cortinajes sostenidos por
ángeles y tres figuras representando las Virtudes. Otras obras son el sepulcro de
Baltasar del Río, obispo de Scala (Salerno) que se encuentra en la catedral de
Sevilla y en el convento de San Francisco de esta ciudad los sepulcros de los
marqueses de Ayamonte, en el que se presenta a los marqueses como estatuas
orantes.f

Sarcófago de Juan II de Ribagorza.


Los sepulcros procedentes de Nápoles tienen en común el hecho de que los personajes
habían tenido cargos políticos en esa ciudad y por lo tanto habían vivido en ella.
Uno de los primeros encargos fue el construido hacia 1508 para el sepulcro de Juan
II de Ribagorza situado en el monasterio de Montserrat y que representa al
fallecido en actitud orante; bajo la urna se encuentran dos atlantes mostrado su
escudo de armas.

Véase también: Sarcófago de Juan II de Ribagorza


Realizado en 1525 por el escultor Giovanni da Nola, se importó a Bellpuig en
Lérida, el sepulcro de Ramón Folc de Cardona-Anglesola, que había sido virrey de
Nápoles. Muestra una estructura de arco triunfal donde se encuentra la urna con el
virrey vestido de guerrero y en la base se ven esculpidos relieves de sus hazañas
militares. Unos medallones representan la Gloria y la Fama; hay otras figuras en
ambos lados de la Piedad y la Paz. Se remata en el ático con una imagen de la
Virgen con Niño.29

Véase también: Sarcófago de Ramón Folc de Cardona-Anglesola


Primera generación de artistas españoles. Escultura castellana
En este periodo destacaron tres escultores, algunas de cuyas obras están todavía a
caballo entre los elementos góticos y la moda renacentista. Son Vasco de la Zarza,
muerto en 1524, Felipe Vigarny, muerto en 1543 y Bartolomé Ordóñez, muerto en 1520.
A este grupo habría que añadir a Diego de Siloé que aunque tuvo una corta
producción escultórica al dedicarse más extensamente a la arquitectura, dejó huella
con sus importantes trabajos.

Vasco de la Zarza
Artículo principal: Vasco de la Zarza

Detalle central del sepulcro de Alonso Fernández de Madrigal, obra de Vasco de la


Zarza.
Este artista, ejemplo del Renacimiento temprano, fue sobre todo un decorador, muy
influenciado por las formas ornamentales del quattrocento de los maestros
escultores de la Cartuja de Pavía. Trabajó con Alonso Berruguete en el retablo del
Monasterio de Santa María de la Mejorada de Olmedo (Valladolid). Sus obras
ejemplares son:

Sepulcro del obispo Alonso Carrillo de Albornoz (muerto en 1364) para la capilla de
San Ildefonso en la catedral de Toledo.
Sepulcro de Alonso Fernández de Madrigal (el Tostado), en la catedral de Ávila con
decoración del trascoro, lugar donde se encuentra este monumento. Es obra de 1518.
Véase también: Sepulcro de Alonso Fernández de Madrigal
Sagrario del altar mayor de la catedral de Ávila donde muestra una gran influencia
italiana.
Retablo de la iglesia del convento de La Mejorada de Olmedo (Valladolid) en
colaboración con Berruguete. Este retablo se encuentra ahora en la capilla del
Colegio de San Gregorio (Museo de Escultura) de Valladolid.
Vasco de la Zarza y la escuela de Ávila
Al morir Vasco de la Zarza en 1524 sus discípulos y seguidores continuaron su
labor. La escuela de Ávila con este escultor al frente es quizás la que mejor
refleja la estética del plateresco español fundido con el incipiente Renacimiento.
Hubo una tendencia a cubrir las superficies llenándolas de ornamentación
plateresco-renacentista. Los discípulos de Vasco de la Zarza, representantes de la
escuela de Ávila, trabajaron en equipo y tal vez sea ésta la razón por la que
exista tal cantidad y variedad de ornamentos en sus obras.32

Juan Rodríguez
Artículo principal: Juan Rodríguez
Fue el más representativo de los discípulos de Vasco de la Zarza y el máximo
representante de la escuela de Ávila. Su obra maestra fue el retablo de la iglesia
del monasterio de El Parral de Segovia, (1528). Se trata de un retablo gigantesco
que llega a alcanzar la altura de las bóvedas, en el que se reparten escenas
bíblicas, columnas, frisos, y gran profusión de ornamentos cubriendo materialmente
toda la superficie.33 Las otras obras de encargo para esta iglesia fueron los
sepulcros de los fundadores y patronos de la capilla mayor:

Sepulcro de Juan Fernández Pacheco (marqués de Villena)


Sepulcro de María de Portocarrero su esposa)
Lo mismo que ocurre con el retablo, estas obras están profusamente adornadas; son
sepulcros en arcosolio, con las estatuas de los fundadores arrodilladas, labradas
las paredes del fondo con los temas del Llanto sobre Cristo muerto y la Piedad.
Abundan las cabezas de angelitos, representaciones de monjes y santos, veneras,
columnas, balaustres, escudos, hojarasca y molduras.34

Véase también: Sepulcros de Juan Pacheco y su esposa María de Portocarrero


Trabajó también en la catedral de Ávila junto con Lucas Giraldo. De 1529 es el
Altar de Santa Catalina de dicha catedral, de influencia claramente italiana.33

Felipe Vigarny
Artículo principal: Felipe Vigarny

Sillería del coro de la catedral de Burgos.


Como escultor se movió entre las últimas formas góticas y la novedad del
Renacimiento, cuyos procedimientos fue asimilando poco a poco. Se adivina en su
obra una gran influencia francesa, borgoñona. Famoso en su tiempo, tuvo un sinfín
de encargos. Sus obras más representativas son:

Relieves del trasaltar de la catedral de Burgos, de 1498, con gran influencia


gótica.
Sillería del coro de la Catedral de Burgos.
Retablo de la capilla del Condestable de la catedral de Burgos, de 1525, en
colaboración con Diego de Siloé.
Sepulcro de los condestables Pedro Fernández de Velasco y Mencía de Mendoza en la
capilla del Condestable.
Sepulcro de Gonzalo de Lerma, canónigo de la catedral de Burgos, en la capilla de
la Consolación.
Parte del retablo mayor de la catedral de Toledo, donde también se advierte el
goticismo.
Retablo de la capilla Real de Granada, de 1521, en que puede verse ya la influencia
del Renacimiento italiano.
Sillería alta del coro de la catedral de Toledo (lado del Evangelio), donde las
formas renacentistas se muestran en pleno vigor. Este fue su último trabajo como
escultor.
Bartolomé Ordóñez
Artículo principal: Bartolomé Ordóñez

Santa Eulalia ante el Magistrado, relieve en el trascoro de la catedral de


Barcelona, obra de Bartolomé Ordóñez.
Los burgaleses Bartolomé Ordóñez y Diego de Siloé fueron dos escultores clave en
este primer tercio de siglo. Ellos determinaron la transición entre este primer
periodo y los grandes maestros de la escuela renacentista en España. Su obra está
entre la tradición cuatrocentista que todavía imperaba en España y las nuevas
formas renacentistas introducidas por Miguel Ángel. Ellos fueron en definitiva los
propagadores del nuevo estilo.

Bartolomé Ordóñez corresponde desde el punto de vista cronológico, a este primer


tercio del siglo de la escultura en España, pero por su obra y su estilo se le
puede incluir en la escultura general del segundo tercio.

Trabajó en Italia junto con Diego de Siloé en el año 1517, en el retablo de mármol
dedicado a la Epifanía, en la capilla Caracciolo de San Giovanni in Carbonara
(Nápoles). Su aportación en este retablo fue el gran relieve principal, Adoración
de los Reyes, una composición equilibrada, con buena perspectiva y fino modelado.35
Fue un gran seguidor de Miguel Ángel siendo su estilo renacentista mucho más
avanzado que el de sus compañeros y así lo demostró en su obra de la sillería del
coro de la catedral de Barcelona donde destaca el Entierro de Cristo, un trabajo
realizado junto a Diego de Siloé. También realizó los relieves del trascoro de esta
misma catedral, donde descuella el relieve de Santa Eulalia ante el Magistrado
(también titulado Santa Eulalia juzgada por Daciano).36

Bartolomé Ordóñez tuvo dos encargos de cenotafios: uno fue el sepulcro de don
Felipe y doña Juana para la capilla Real de Granada.37g El otro cenotafio fue el
sepulcro del Cardenal Cisneros, para Alcalá de Henares, que Fancelli había dejado
inconcluso.h En ambos empleó un túmulo de lados verticales, rompiendo así con la
novedad de Fancelli que había introducido los túmulos en talud. Sobre ese primer
cuerpo agregó otro de menores dimensiones sobre el cual dispuso la figura yacente.
Los túmulos fueron decorados con relieves bellísimos, de la misma calidad artística
que los ejecutados anteriormente en Barcelona.38

Véase también: Sepulcro de don Felipe y doña Juana


Diego de Siloé y Juan de Balmaseda
Artículo principal: Diego de Siloé
Artículo principal: Juan de Balmaseda (escultor)
Diego de Siloé es un escultor que se incluye también en el grupo de transición
entre el Renacimiento del primer tercio y el pleno Renacimiento español del segundo
tercio del siglo xvi. Comenzó su carrera artística como escultor en Burgos, donde
creó escuela hasta que el Duque de Sessa le llamó a Granada en 1528 para que
terminase la iglesia de San Jerónimo y fue en esta ciudad donde centró desde
entonces su actividad como arquitecto. Diego de Siloé fue el protagonista y gran
maestro del Renacimiento burgalés y granadino.39

Sepulcro del obispo Luis Acuña en la catedral de Burgos.


Trabajó ampliamente en la catedral de Burgos, en la capilla de los Condestables,
junto con Felipe Vigarny, en los retablos laterales donde esculpió un Cristo muerto
y un San Jerónimo penitente de perfecta anatomía. En esta misma capilla de los
Condestables trabajó en el retablo central en 1524 en los relieves de la
Presentación, Niño Jesús, Virgen, San José y la esclava con la paloma, Natividad y
Visitación. También decoró la monumental Escalera Dorada y se ocupó de otras muchas
imágenes repartidas por todo el edificio, además de algún sepulcro, como el del
obispo Luis de Acuña en 1519, para la Capilla de Santa Ana también en la Catedral
de Burgos. Su labor se repartió por otros lugares de la provincia de Burgos dejando
constancia de su buen hacer como escultor renacentista.40

Cuando llegó a Granada se dedicó por algún tiempo a esculpir encargos, aunque
pronto tomó las riendas de la arquitectura. Su primer trabajo como escultor fueron
las figuras de los Reyes Católicos que están junto al altar mayor de la capilla
Real y que fueron sustituidas por las anteriores que había labrado Vigarny. El
propio Siloé lo comenta así:
[...] para ir al reyno de Granada para hazer ciertos bultos en obra que complía a
sus majestades.
Después siguió con la serie de crucifijos y con más obras para el monasterio de San
Jerónimo. Aun cuando se dedicó plenamente a la arquitectura, nunca dejó de ser
escultor y decorador dejando su trabajo en bóvedas, puertas, etc. Se dice de él que
es imposible separar al arquitecto del escultor. El taller de Siloé fue famoso en
Granada y en él trabajaron bastantes profesionales que a su muerte divulgaron su
arte por cada rincón no solo de Andalucía sino del resto de la península.41

Retablo mayor de la catedral de Palencia


El escultor Juan de Balmaseda o Valmaseda, de la escuela palentina, coincidió en
Burgos con Felipe Vigarny y Diego de Siloé. De estos dos maestros aprendió a tratar
los pliegues de sus esculturas, las líneas curvas y los elementos del Renacimiento;
la influencia de Siloé se advierte con claridad en toda su obra, sobre todo a
partir de 1520. Balmaseda fue un escultor formado en el último gótico, estilo que
no abandonó nunca como fondo de sus esculturas, aun cuando asimilara con facilidad
los nuevos gustos renacentistas. Como característica de su manera de trabajar se
señala siempre los rasgos dulces y poéticos de sus personajes, a veces incluso
aniñados. Fue el gran intérprete de la religiosidad castellana adaptada a las
nuevas formas renacientes. Una de sus pocas obras documentadas es el Calvario del
ático del retablo mayor de la catedral de Palencia. El estilo característico de
esta obra permitió a los estudiosos encontrar obras suyas no firmadas, en trabajos
semejantes. En Burgos realizó obras importantes como la imaginería del retablo de
San Pedro en la capilla del Condestable y las Puertas de la capilla del Hospital
del rey en las que se lució con todo su saber renacentista: contrapostos,
actitudes, suave modelado. Hacia 1530 realizó el retablo de la capilla de San
Ildefonso de la catedral de Palencia, obra muy italiana que demuestra la gran
influencia y su gran admiración por Diego de Siloé. Es un retablo donde se puede
hacer un verdadero estudio del Renacimiento-plateresco español en que se muestran
balaustres, cartelas, angelitos, niños con delfines, veneras, escudos, calaveras,
tondos y toda una ornamentación renacentista tratada con gran desenvoltura.
Balmaseda fue a su vez el gran maestro de Berruguete.42 43

Maestros entalladores
En la ejecución de los retablos y de las sillerías de coro intervenían distintos
artistas y cada uno tenía su cometido: escultores, entalladores, ensambladores,
pintores y doradores.44Los maestros decoradores y entalladores cuyas obras
introdujeron en los primeros años del siglo xvi el arte renacentista tuvieron gran
importancia sobre todo en la organización de retablos. Era costumbre que la obra de
un retablo se encargase a un entallador y que éste fuera el responsable de
contratar a los escultores o pintores que lo rematarían con su trabajo artístico.
En algunos casos puede verse cómo su labor arrastraba todavía un cierto goticismo
de años anteriores. El número de escultores-entalladores es bastante extenso.
Aunque no están catalogados como "genios" fueron muy buenos profesionales y sobre
todo muy buenos en el trabajo en equipo. Entre todos ellos destacan los siguientes:
Giraldo de Flugo (seguidor de Berruguete), Alonso de Esquinas el Viejo, Pedro de
Villadiego, Tomás Vázquez.

Uno de los artistas de este género que más influencia tuvo y que más colaboró con
escultores y pintores fue Andrés de Nájera. Los cuatro siguientes que van a
continuación fueron maestros muy considerados y que llegaron a tallar obras
importantes.

Andrés de Nájera
Artículo principal: Andrés de Nájera
También conocido como Andrés de San Juan, fue un escultor y maestro, figura
prácticamente ignorada y que sin embargo los historiadores de arte le consideran
como uno de los iniciadores del estilo renacentista que influyó en gran medida
entre sus contemporáneos con sus trazas y dibujos. No trabajó en solitario sino
siempre en colaboración, siendo su principal compañero Guillén de Holanda. Su
primera obra conocida es una parte de la sillería del coro de Santa María la Real
de Nájera donde desarrolló un estilo gótico final. En colaboración con Vigarny
labró la sillería del coro de la catedral de Burgos. En esta obra ya demostró su
interés y conocimiento de las formas renacentistas de la Toscana.45

Bartolomé Fernández

Monasterio de El Parral (Segovia). Sillería del coro


Artículo principal: Bartolomé Fernández
Por otra parte, dentro de la escuela segoviana se distingue el escultor Bartolomé
Fernández que talló la sillería del monasterio de El Parral (Segovia) con formas
plenamente renacentistas. Se le atribuye también el coro del monasterio de Santa
María de El Paular de Madrid.45

Guillén de Holanda
Artículo principal: Guillén de Holanda
Realizó su trabajo siempre en colaboración con otros artistas. Sus imágenes son
especialmente características por unos volúmenes muy compactos y unos amplios y
marcados pliegues. Una de sus obras más conocidas es el retablo del monasterio de
Cañas.

Pedro de Guadalupe
Artículo principal: Pedro de Guadalupe
Trabajó en Valladolid y Palencia. Fue entallador especialista en ensamblaje y talla
de ornamentación y en cuanto a formación de retablos se refiere, este artista fue
el gran introductor del Renacimiento. Se le considera escultor de transición pues
trabajó tanto la talla gótica como la renaciente, con el mérito de ser el primer
entallador en estilo renacentista, en el primer tercio del siglo XVI, cuando este
arte empezaba a introducirse en España. Es el autor del retablo del Colegio de
Santa Cruz de Valladolid. El cardenal Mendoza, mecenas de dicho colegio quiso que
el retablo se construyera a lo romano.46

Juan de Badajoz el Viejo


Artículo principal: Juan de Badajoz el Viejo
Desde 1498 se le detecta trabajando en León. En esta ciudad fue nombrado maestro de
la catedral donde dirigió la obra de la Librería y decoraciones de las puertas,
todo con reminiscencias góticas. Bajo su dirección se hicieron en esta fábrica las
famosas Puertas Nuevas.47

Grandes maestros del segundo tercio del siglo XVI. Escultura castellana
Bartolomé Ordóñez murió joven (1520) y Diego de Siloé marchó muy pronto a trabajar
a Granada, de manera que la escuela burgalesa quedó truncada hasta la presentación
de los nuevos genios de la escultura, que tuvieron sus talleres en Valladolid. La
aparición de grandes escultores en esta ciudad dio lugar a la escuela de Valladolid
representada por Alonso Berruguete y Juan de Juni. Estos dos escultores
manifestaron con sus obras el auténtico sentir estético del Renacimiento español.
Los dos estaban fuertemente influenciados por la fuerza miguelangelesca aunque
fueron dos artistas totalmente diferentes en la manera de trabajar: Berruguete
rápido, Juan de Juni, lento. Pero ambos tienen en común el expresarse con un
acusado manierismo. Los dos crearon escuela y de sus respectivos talleres salieron
muy buenos seguidores, algunos de los cuales llegaron a alcanzar reconocida fama.48

Alonso Berruguete
Artículo principal: Alonso Berruguete

San Sebastián del retablo de la iglesia del monasterio de San Benito de Alonso
Berruguete.
Natural de Paredes de Nava, fue hijo del afamado y ya consagrado pintor Pedro
Berruguete. Tuvo una buena formación italiana (Florencia y Roma) tanto en pintura
como en escultura. Berruguete inició en España su gran obra escultórica con el
retablo que le encargaron para la iglesia del monasterio de La Mejorada cerca de
Olmedo (Valladolid). El monasterio ya no existe pero el retablo se custodia en el
altar de la capilla del Museo Nacional de Escultura.

La mayor parte de las esculturas de Berruguete fueron concebidas para retablos de


grandes proporciones. En muchos de los casos el propio Berruguete se ocupó de la
estructura, rompiendo con los moldes de cuadrícula tradicional y creando escenarios
especiales para recibir sus esculturas. Su obra maestra fue el retablo de la
iglesia del monasterio de San Benito de Valladolid, en 1527, compuesto de relieves
y figuras de bulto redondo, más estatuillas en los intercolumnios. Este retablo,
propiedad del Estado tras la desamortización, se encuentra expuesto en el Museo
Nacional de Escultura de Valladolid. Otra de sus grandes obras fue el retablo de la
Adoración de los Reyes para la iglesia de Santiago de Valladolid, con un intenso
movimiento de sus personajes donde se adivina la gran influencia de Miguel Ángel.
Su última obra fue el sepulcro del Cardenal Tavera para el Hospital de Tavera en
Toledo.49 50 51

Véase también: Sepulcro del Cardenal Tavera

Retablo de la Adoración de los Reyes para la iglesia de Santiago de Valladolid de


Alonso Berruguete
Berruguete creó escuela y sus seguidores trabajaron en La Rioja, en Cuenca y en
Toledo. En Cuenca hubo una verdadera eclosión de retablos renacentistas en que se
adivina la elegancia de Berruguete, su canon alargado y su gran refinamiento.
Maestros escultores seguidores de la escuela de Berruguete fueron: Joanes, Angelo,
Jamete, Giraldo de Flugo, Diego de Tiedra, Antonio Flórez, Miguel Hernández.52 Como
discípulos directos y seguidores de su gran estilo están los escultores Francisco
Giralte, Isidro de Villoldo e Inocencio Berruguete, su sobrino.53

Francisco Giralte trabajó en el taller de Berruguete hacia 1530, siendo un gran


discípulo y difusor de su estilo. El mismo Berruguete le eligió para trabajar con
él en la sillería del coro de la catedral de Palencia. La obra más representativa
de Giralte es la ejecutada en la capilla del Obispo (Madrid): retablo mayor,
sepulcro de Gutierre de Carvajal y sepulcro de los padres de este personaje, todo
en alabastro.54

Isidro de Villoldo fue un discípulo directo que colaboró con el maestro en sus
últimas obras en Toledo: coro de la catedral y sepulcro del cardenal Tavera. Su
gran obra es el retablo de alabastro para la sacristía de la catedral de Ávila,
ejecutada entre 1549 y 1553. Todo el retablo está profusamente adornado con motivos
plateresco-renacentista. Villoldo demostró en esta obra un gran sentido
escenográfico y un gran conocimiento para representar la profundidad. Este escultor
llevó su arte y sus experiencias a Andalucía donde dejó una gran muestra de
esculturas.55

Inocencio Berruguete era sobrino y discípulo de Berruguete. Con él se formó en el


arte de la escultura y en su taller ayudó a la labra de la sillería del coro de la
catedral de Toledo.

Juan de Juni
Artículo principal: Juan de Juni

San Juan Bautista de Juan de Juni, obra procedente del desaparecido convento de San
Benito (Valladolid).
Juan de Juni, junto con Berruguete fue el gran maestro del Renacimiento español
dentro de la escuela castellana. Su manera de trabajar era totalmente opuesta a la
de Berruguete. Juan de Juni era lento, demostrando en sus obras el estudio
realizado y cuidando al máximo las composiciones y las figuras de ropaje abultado y
con grandes pliegues. Su estilo refleja el doble influjo de lo francés con el norte
de Italia donde se educó y donde debió aprender el tema de los Entierros. Dominó
distintas técnicas en distintos materiales: madera, barro y mármol. Su obra se
caracteriza por los violentos escorzos y las siluetas helicoidales (influencia del
manierismo romano), abriendo la puerta al barroco venidero. Juni trabajó en Burgos,
en Salamanca y finalmente en Valladolid, donde creó escuela. Fue en esta ciudad
donde esculpió su obra representativa: Santo Entierro, para la capilla de fray
Antonio de Guevara en el desaparecido convento de San Francisco. En Valladolid tuvo
su gran taller y en esta ciudad murió, siendo enterrado en el convento de monjas de
Santa Catalina.56

Véase también: El entierro de Cristo de Juan de Juni


Escultura del Renacimiento en Andalucía

Retablo de la Iglesia de San Jerónimo en Granada, obra de Juan Bautista Vázquez El


Mozo.
Durante el primer tercio del siglo xvi Andalucía fue la gran protagonista en
escultura renacentista por los sepulcros marmóreos importados y por las obras de
los escultores florentinos afincados en España y que trabajaron especialmente en
esta región del sur: Domenico Fancelli, Pietro Torrigiano y Jacobo Florentino (ver
información en sus respectivas secciones de este artículo). Los elementos de
decoración importados más relevantes se dieron en el castillo de la Calahorra.

Castilla exportó su escuela y sus escultores sobre todo a Sevilla que se convirtió
en un foco renacentista muy importante. En Granada trabajó con éxito Bartolomé
Ordóñez en los cenotafios de don Felipe y doña Juana para la capilla Real. El
burgalés Diego de Siloé acudió a Granada en 1528 requerido por el duque de Sessa
afincándose en esta ciudad como arquitecto dedicando parte de su tiempo en esculpir
encargos. Uno de sus mejores trabajos como escultor fueron las figuras de los Reyes
Católicos que están junto al altar mayor de la capilla Real. El taller de Siloé fue
muy acreditado en la ciudad de Granada.

Por los años en que Torrigiano trabajaba en Sevilla y que se importaban desde
Italia los lujosos sepulcros de mármol (entre 1517 y 1526), iniciaba su carrera el
escultor de origen nórdico Miguel Perrin.57 Era un escultor con reminiscencias
góticas en sus fondos paisajísticos, en consonancia con su origen nórdico y
formación francesa. La mayor parte de su trabajo la dejó en la catedral de Sevilla
y muchas obras fueron hechas en barro cocido siguiendo la tradición sevillana:
Relieve de la Adoración de los Reyes, Entrada de Jesús en Jerusalén, estatuas de
las dos portadas orientales, relieves y estatuas de la Puerta del Perdón. También
en Sevilla hizo el San Jerónimo del Panteón de los duques de Osuna (también en
barro cocido).

Escultura del Renacimiento en Aragón


Artículo principal: Escultura del Renacimiento en Aragón
La escultura del Renacimiento en Aragón presenta características propias muy
distintas de la escuela castellana. Así como en ésta puede apreciarse una
exaltación nerviosa y patética en la labra de los rostros, paños y actitudes, en la
aragonesa las formas son más serenas y líricas, con un fondo goticista que se verá
claramente en la obra de su mejor representante, el escultor Damián Forment.

Palacio de los condes de Morata en Zaragoza.


A pesar de las buenas relaciones existentes entre el reino de Aragón e Italia no se
dio el hecho (como en Castilla y Andalucía) de que trabajaran artistas llegados de
Italia, con excepción del florentino Juan de Moreto, afincado en Aragón. La única
pieza importada fue la del sarcófago de Ramón Folc de Cardona-Anglesola, de
Bellpuig en la región catalana.

La escultura aragonesa está muy ligada a la arquitectura civil y puede verse en


portadas de palacios (como ejemplo, el de los condes de Morata en Zaragoza llamado
palacio de los Luna), patios y fachadas. Los materiales empleados fueron la madera
y el alabastro. La madera se empleó tanto en blanco para sillerías de coro, como
policromada para retablos. El alabastro fue muy frecuente pues había muchas
canteras de gran calidad en la región. El taller de Damián Forment alcanzó el
máximo nivel con sus obras realizadas en este material.58

En el primer tercio del siglo xvi destacó en Aragón la figura de Gil Morlanes el
Viejo, natural de Daroca, que había comenzado su carrera como escultor en pleno
arte gótico y cuyos méritos le otorgaron desde 1493 el título de “Escultor de
Fernando el Católico”.

Los tres grandes escultores renacentistas fueron Damián Forment, Joly y Juan de
Moreto. Con ellos terminó la primera etapa de escultura aragonesa renacentista. El
periodo siguiente no aportó grandes figuras. En los últimos años del siglo xvi
comenzó el lento proceso de cambio hacia la escultura romanista con la figura de
Juan de Ancheta.

Damián Forment

Retablo de la basílica del Pilar por Damián Forment.


Artículo principal: Damián Forment
Verdadero creador de una escuela renacentista en Aragón, tuvo una extensa
actividad, con grandes demandas de obras, muchas de ellas imposible de atender
personalmente y por tanto llevadas a cabo por su propio taller en que como maestro
y director formó escultores muy dignos que supieron seguir estrictamente sus
enseñanzas.i

Su primera obra importante fue el retablo mayor del Pilar de Zaragoza en 1509, que
había sido encargado anteriormente a Miguel Gilbert, que murió antes de poder
comenzar la obra. Su parte arquitectónica de entablamento es todavía gótica salvo
en el banco donde sus formas son renacentistas. En esta parte baja del retablo se
hallan los medallones esculpidos con los rostros de Damián Forment y su esposa,
obra del propio Forment. Otra de sus grandes obras fue el retablo para el
monasterio de Poblet donde el maestro muestra ya un pleno dominio del renacimiento
y donde el gótico está totalmente ausente.

Su obra maestra final fue el retablo renacentista de la Catedral de Santo Domingo


de la Calzada (La Rioja), obra que no verá terminada, pues comenzada en 1537 su
conclusión se demora cerca de 17 años. En ella introduce el grutesto, el moresco y
el estofado, con una compleja labor de ornamentación y policromado.

Gabriel Joly (españolizado Yoly) fue el segundo gran maestro de la escultura


aragonesa, muy influenciado por la obra de Forment. Trabajó en Aragón y en Navarra.
Tuvo una estrecha colaboración con el escultor Gil Morlanes el Joven hasta tal
punto que desde 1520 y durante cuatro años hicieron a medias todos los contratos.
En Teruel hizo retablos en distintas iglesias, obras éstas de gran inspiración y
belleza.

El escultor florentino Juan de Moreto tuvo una enorme influencia en la


consolidación de las nuevas formas renacentistas en Aragón. Sin tener una gran
personalidad, su arte es correcto y bello.59 Su trabajo fue casi siempre en
colaboración con otros maestros. Mucha de su producción está perdida pero queda
como ejemplo de buen hacer toda la estructura del retablo del obispo Conchillos en
la catedral de Tarazona (1535), cuya escultura se debe a Gabriel Joly y la
policromía y dorado a Antón de Plasencia y Francisco de la Puente. Su obra final
fue la taracea de los respaldos de la sillería del coro de la basílica del Pilar
donde trabajaron en colaboración los escultores-tallistas Juan de Moreto, Nicolás
Lobato y Esteban de Obray. El trabajo de Moreto está firmado con estas palabras:

Iuan Moreto Florentin me fecit


Escultura del Renacimiento en Cataluña
Artículo principal: Escultura del Renacimiento en Cataluña

Mausoleo de Ramón Folc de Cardona-Anglesola en Bellpuig.


En el momento histórico en que Cataluña era parte de la Corona de Aragón, se
importó de Italia el Sarcófago de Ramón Folc de Cardona-Anglesola, realizado por el
escultor renacentista italiano Giovanni da Nola entre los años 1522 y 1525 y que se
encuentra instalado en la iglesia parroquial de Bellpuig de Lérida.

En la primera mitad del siglo xvi salieron a la luz las primeras esculturas
renacentistas, frecuentemente rodeadas de marcos góticos. La arquitectura de los
retablos donde se ubicarán las imágenes renacentistas se componen de columnas de
fuste estriado, y la zona inferior decorada con medallones y grutescos.

Trabajó en Barcelona el escultor de origen francés Joan de Tours (también llamado


de Torres), que llevó a cabo una gran producción en madera y en piedra por encargo
de varias iglesias de Barcelona. Trabajaron así mismo grandes artistas foráneos,
sobre todo de Castilla, como Bartolomé Ordóñez en el coro y trascoro de la catedral
de Barcelona, obra que finalizó Pedro Villar en 1564. De Villar merece mencionarse
el panel de la Crucifixión de Santa Eulalia. Otro escultor no catalán fue Damián
Forment cuya obra se ha comentado ampliamente en otras secciones.

Otros escultores fueron: Martín Díez de Liatzasolo (Virgen de la Victoria para el


antiguo retablo mayor de la iglesia del Palau), Esteban Jordán, Cristóbal de
Salamanca (ambos trabajaron en el retablo mayor y sillería del monasterio de
Montserrat), Gil de Medina, autor de un San Cristóbal y una Virgen para la iglesia
de San Miguel, conservadas ambas esculturas en el Museo Diocesano de Barcelona,
Agustí Pujol (padre), autor de numerosos retablos.

Véase también: Santo Entierro de Liatzasolo


Escultura del Renacimiento en Galicia

Fachada del monasterio de San Martín Pinario.


La escultura del Renacimiento en Galicia se dio principalmente, en la realización
de los retablos, de los cuales han llegado muy pocos a nuestros días, en primer
lugar porque tras las reformas litúrgicas muchos fueron desmontados, llevando las
esculturas a otros lugares y en segundo lugar porque el estilo barroco entró con
mucha fuerza en Galicia y los retablos fueron cambiados casi todos. Gracias a que
sus imágenes no se destruyeron sino que se arrinconaron en otros lugares han podido
llegar a nuestros días. El periodo de escultura renacentista comenzó desde el
primer cuarto del siglo xvi, pero los retablos que mejor se conservan y pueden ser
estudiados datan desde 1590 a 1605.60

El maestro Cornielles de Holandaj aportó en sus obras renacentistas influencias


nórdicas. Trabajó desde finales del gótico, estilo que no llegó a olvidar nunca.
Ejecutó el gran retablo de la catedral de Orense, terminado en 1520 y el de la
catedral de Lugo en 1534.k

Como gran ejemplo del Renacimiento en Galicia se pueden mostrar las estatuas de la
fachada de San Martín Pinario del escultor Mateo López.61

En el periodo romanista hubo una gran actividad. En Orense trabajó a partir de 1587
Juan de Angés el Mozo, escultor leonés afincado en Galicia y seguidor de Juan de
Juni, seguido por Gregorio Español que hizo un buen trabajo en el retablo mayor de
la iglesia de Santa María de Castro Caldelas (Orense). Este periodo alcanzó los
primeros años del siglo xvii.

Escultura del Renacimiento en Navarra

Capilla de Gabriel Zaporta de la Seo de Zaragoza, esculpida hacia 1575 por Juan de
Ancheta.
La primera etapa del Renacimiento en Navarra tuvo gran influencia castellana a
través de los maestros riojanos relacionados con Burgos y Valladolid que recordaban
bastante el estilo de Berruguete. También es de tener en cuenta la influencia
aragonesa con reminiscencias de la obra de Forment y Yoly. Pero sobre todo hubo una
gran abundancia de autores franceses muy influenciados por el italianismo y que
pronto supieron adaptarse al carácter español.

La primera escuela del Renacimiento navarro fue a mitad del siglo xvi y su
representante es Jorge de Flandes que hizo los retablos de Santa María la Real de
Sangüesa y de Orcoyen. Después de esta primera etapa en que abundan los adornos y
relieves platerescos surge el Renacimiento romanista cuya figura principal es Juan
de Ancheta; este escultor estuvo afincado en Pamplona y tuvo su taller en la calle
de la Navarrería, muy cerca de la catedral.

El Renacimiento navarro dio gran cantidad de retablos; se conservan la gran


mayoría, algunos verdaderas obras maestras como el de Genevilla, del escultor
Andrés de Araoz. Algunos autores62 consideran este retablo como el más interesante
dentro del Renacimiento de Navarra. Sus esculturas muestran unas cabezas con
rostros muy expresivos y cabellos y barbas serpenteantes y greñudos, perfectamente
labrados. Araoz fue el autor de otros retablos de gran calidad (Lapoblación, Eibar,
Iciar) y de la sillería del coro de Guetaria.

Los retablos de Navarra y sus autores

Retablo mayor de la parroquia de Valtierra.


Además de los ya citados hay que tener en cuenta al autor Pierre Picart que trabajó
mucho en Navarra y de cuyo taller salieron los retablos de Santa Catalina en Allo,
de Irateña y de Alsasua.63 En el retablo de la iglesia de San Juan de la ciudad de
Estella (1563) hizo la estructura que resultó una gran obra arquitectónica. Las
esculturas son de fray Juan de Beauves que se manifiesta aquí como un excelente
tallista.l Beauves trabajó siempre en segundo plano, en contratos de otros
escultores, y siempre pudo demostrar su calidad profesional, siendo un gran
especialista en imágenes marianas. Dejó un buen trabajo en los retablos de
Ochagavía (donde se aprecian las influencias francesas en la decoración), y de la
parroquia de Lumbier (en colaboración con el entallador Pedro de Moret, maestro de
Pamplona).
El gran retablo de la iglesia parroquial de Valtierra está ya en los límites del
Renacimiento plateresco. Es una obra monumental con una estricta arquitectura en
que se advierten el inicio de las formas clásicas del romanismo. La escultura fue
realizada sucesivamente por cuatro escultores, comenzando por Juan Martínez de
Salamanca en 1577; a su muerte continuó Blas de Arbizo a quien sucedieron Juan de
Cambray y Lope de Larrea.

En el último cuarto del siglo xvi tiene lugar la propagación del romanismo. Navarra
será quien lleve este estilo por tierras de La Rioja, Aragón, Burgos y País Vasco
de la mano del escultor Juan de Ancheta. Años más tarde se introdujo en Navarra la
tendencia clasicista implantada por las obras de El Escorial, por mediación del
obispo Antonio Zapata que encargó la adaptación de la traza escurialense en el
retablo de la catedral de Pamplona. A partir de esta obra los retablos de la
escuela navarra se harán siguiendo esta composición de traza clasicista y escultura
romanista.64

Escultura del Renacimiento en Valencia

Tabla del pintor Fernando Yáñez de la Almedina


En Valencia se conocía la obra renacentista desde época temprana de finales del
siglo xv. Valencia tuvo grandes relaciones con Italia sobre todo con Nápoles desde
los tiempos de Alfonso el Magnánimo. En 1472 el cardenal Rodrigo de Borja procuró
la llegada de tres pintores italianos: Paolo de San Leocadio, Francesco Pagano y
Ricardo Quartararo. En 1506 llegaron los pintores Fernando Yáñez de la Almedina y
Fernando Llanos procedentes de Italia donde habían trabajado en Florencia con
Leonardo. De este pintor habían aprendido la estética del Cinquecento italiano.

En Valencia comenzó su carrera artística como escultor Damián Forment, al lado de


su padre Paulo que era maestro de retablos y de su hermano Onofre que era mazonero
(albañil). Entre 1501 y 1507 trabajaron los tres en la ejecución del retablo mayor
de la colegiata de Gandía.m Participaron también los tres en la labra de las
figurillas del retablo del Convento de la Puridad de Valencia que se encuentra hoy
en el Museo de Bellas Artes. La última obra de Forment en Valencia (en colaboración
con su hermano) fue el retablo de San Eloy (obra desaparecida), según las trazas de
los pintores Almedina y Llanos. Con esta obra Forment entró de lleno en contacto
con la nueva moda renacentista italiana.

Última etapa del Renacimiento en España


El Renacimiento fue evolucionando hacia un manierismo clasicista o romanista
(también llamado trentino por coincidir con las normas dadas por el Concilio de
Trento), al mismo tiempo que surgió en la Corte madrileña de Felipe II un foco
cortesano cuyo núcleo principal se dio en las obras de El Escorial. Semejante
colosal obra atrajo de nuevo (como en los primeros años del siglo) a artistas
italianos que aportaron técnicas nuevas (entre otras, el trabajo en bronce) y temas
olvidados (el retrato en bronce y en mármol). Los artistas escultores que
trabajaron en Madrid fueron los Leoni, padre e hijo; León Leoni había sido escultor
del emperador Carlos V y su hijo Pompeyo trabajó siempre a su lado.11

Pompeyo Leoni sentó escuela, enseñó a trabajar el bronce y tuvo bastantes


discípulos y seguidores. Hizo el sepulcro de la infanta Juana, para las Descalzas
Reales y los sepulcros reales de la capilla mayor de El Escorial. En Valladolid
llevó a cabo el sepulcro del duque de Lerma que se conserva en la capilla del Museo
Nacional de Escultura).

Reyes de Israel (El Escorial) obra de Monegro.


Contemporáneo de los Leoni fue el toledano Juan Bautista Monegro que trabajó en El
Escorial. Son suyas las grandiosas estatuas de los reyes de Israel en el Patio de
los Reyes y los cuatro Evangelistas del Patio de los Evangelistas, más una fuente
en el claustro.65

Mientras este arte (que en arquitectura se traduce al estilo herreriano)


transcurría sobre todo en la Corte de Madrid y alrededores, las formas
renacentistas iban evolucionando en el resto de España hacia un estilo más
miguelangelesco, el llamado romanismo por tener más influencia de Roma que de
Florencia. La obra del escultor Juan de Juni fue para las generaciones futuras otro
modelo a seguir pues fue un precursor de las formas romanistas, con su ordenamiento
equilibrado y sus modelos de la Piedad y de la Asunción.

Escultura romanista en España

Historia Concilii Tridentinii.


La escultura renacentista del último tercio del siglo xvi siguió las pautas del
manierismo como en años anteriores aunque con características propias. Surgió la
llamada escultura romanista muy en consonancia con las formas y modelos de Miguel
Ángel y los círculos romanos manieristas cercanos a él, añadiendo las propias
características hispanas y la influencia del Concilio de Trento que tanto tuvo que
ver con la escultura religiosa. Esta influencia hizo que se diera gran importancia
a las imágenes de culto de la Virgen, los santos, las reliquias y todo lo
relacionado con los sacramentos. El carácter de esta escultura es religioso-popular
y muy uniforme en las distintas regiones de España en lo referente a iconografía y
calidad técnica. El escultor Gaspar Becerra con su obra del retablo mayor de la
catedral de Astorga es el más representativo de este periodo. Le siguen en
importancia Esteban Jordán (retablo de Nuestra Señora de Mediavilla en Medina de
Rioseco (Valladolid), Pedro López de Gámiz (retablo mayor del convento de Santa
Clara en Briviesca) y el guipuzcoano Juan de Ancheta, una de las figuras más
prominentes del romanismo.11

Los principales mecenas y promotores de esta segunda etapa fueron los obispos, y
las obras requeridas fueron principalmente los retablos. En las bibliotecas
diocesanas se guardaban como verdaderos tesoros los tratados de arquitectura
italianos, especialmente los de Sebastiano Serlio. Existían también en estas
bibliotecas y en manos de los propios artistas obras teóricas de Vignola, Vitrubio,
Leon Battista Alberti y Palladio. Algunos escultores tenían en su poder estampas de
maestros italianos, de Durero y de otros maestros antiguos. Es sabido que Pedro
López de Gámiz dejó a su muerte dos libros de estampas.66 Becerra tenía una serie
de dibujos sobre el Juicio Final de Miguel Ángel, realizados por él, y que después
pasaron a manos de Esteban Jordán, de los Bolduque y del pintor riojano Pedro Ruiz
de Cenzano.67

Iconografía más representada


El retablo adquirió un especial valor al ser el expositor de la iconografía de la
Virgen María y de Jesús, abordando todos los temas del Nuevo Testamento, sobre todo
aquellos relacionados con la redención del género humano, culminando siempre con el
Calvario en el ático. El primero de todos fue el de la catedral de Astorga de
Gaspar Becerra, que sirvió de modelo para todos los demás.68

Los temas escultóricos llamados a causar más impresión fueron el Cristo atado a la
columna (o flagelación), la Piedad (uno de los favoritos de Juan de Juni), el
Resucitado (cuyo prototipo vuelve a ser Miguel Ángel, esta vez con el ejemplo del
Cristo de Santa María sopra Minerva de Roma),n y sobre todo la Crucifixión, tema
muy divulgado, siguiendo el modelo del Cristo muerto, con la cabeza inclinada, tres
clavos y una buena anatomía de bellas proporciones. En cuanto a la tradicional
imagen de la Virgen con el Niño se representó como una verdadera matrona romana
siguiendo los modelos de Sansovino y Miguel Ángel especialmente.69

El grupo de la Asunción de la Virgen cuando aparece en un retablo ocupa un lugar


privilegiado. La escena más clásica representa a la Virgen sentada en un trono de
nubes y elevada por un grupo de ángeles. Se dan dos ejemplos: María con un ligero
contraposto y los brazos abiertos o María con las manos unidas.o70

Los temas de los profetas, los santos y sus martirios, las Virtudes, fueron
representados a la manera romanista con inspiración de los desnudos y Sibilas de la
capilla Sixtina y también con inspiración de otros esquemas italianos como los
dibujos que se conocían de Baccio Bandinelli.

Iconografía

Cristo de Santa María sopra Minerva, obra de Miguel Ángel

Virgen con Niño del retablo de Santa María la Mayor (Soria), atribuido a Gaspar
Becerra.

Grupo de la Asunción. Retablo mayor de la iglesia de San Juan en Arrabal de


Portillo (Valladolid).

Sillerías de coro
Las sillerías de esta segunda época ya no se caracterizan por los adornos de
grutescos ni por los temas mitológicos. Se talla todo el santoral pero con
austeridad y elegancia. Galicia es la gran protagonista en este tema, con obras
magníficas como la sillería de la catedral de Orense de Juan de Angers y Diego
Solís (1587) o la de Santiago de Compostela de Juan Dávila y Gregorio Español hecha
en 1599 para sustituir la anterior románica labrada en piedra por el Maestro Mateo.
(Esta sillería fue trasladada a la tribuna alta de San Martín Pinario tras un
proceso de restauración.)71

Sepulcros

Pedro de la Gasca. Iglesia de Santa María Magdalena (Valladolid)


Para la ejecución de los sepulcros se mantuvieron las mismas ideas renacentistas de
culto a la fama y exaltación de la vida del difunto. Hubo dos tipos de modelo, el
de cama exenta y el de arcosolio con el personaje de rodillas en actitud de orar.
Unos de los mejores ejemplos están en el sepulcro de Pedro de la Gasca en la
iglesia de la Magdalena de Valladolid (1571), del escultor Esteban Jordán y el
sepulcro de Fray Bernardo de Fresneda (confesor de Carlos V y Felipe II) en el
convento de San Francisco de Santo Domingo de la Calzada (1602), obra de García de
Arredondo. 13

Gaspar Becerra
Artículo principal: Gaspar Becerra
Con Gaspar Becerra entró de lleno la renovación artística del último Renacimiento.
En Italia tuvo la oportunidad de tratar y colaborar con Giorgio Vasari y Daniele da
Volterra, lo que le proporcionó un conocimiento y un aprendizaje de primera mano de
las obras de Miguel Ángel y sus seguidores, es decir, la esencia del romanismo-
manierista.p Becerra aprendió no solo en las obras de Miguel Ángel; otros grandes
artistas italianos influyeron también en su estilo y en el de la escultura hispana:
Francesco Rustici, Baccio Bandinelli, Jacopo Sansovino, Sebastiano del Piombo,
entre otros.

Se ha dicho en secciones anteriores que la obra de Gaspar Becerra Retablo mayor de


la catedral de Astorga (1558-1562) fue la introductora de las nuevas formas
manieristas miguelangelescas del romanismo. Más tarde, cuando el escultor estuvo
afincado en Madrid al servicio de Felipe II realizó el retablo de las Descalzas
Reales (1563), que desapareció en un incendio en 1862.q

Los discípulos y colaboradores de Becerra difundieron por el resto de España el


modelo del retablo de Astorga. Los más destacados fueron Esteban Jordán, Juan de
Ancheta, Gregorio Español, Juan de Angers, Juan Dávila, Juan Bautista Celma
(rejero).

Esteban Jordán
Artículo principal: Esteban Jordán

Retablo mayor de Paredes de Nava, obra de Pedro Berruguete, Inocencio Berrugute y


Esteban Jordán.
Esteban Jordán fue ensamblador, pintor y escultor, con taller en la ciudad de
Valladolid. Fue uno de los mejores discípulos de Gaspar Becerra que junto con
Ancheta supo interpretar y difundir el arte y estilo de su maestro, aunque se
advierte en su obra una cierta influencia de Juan de Juni y de Alonso Berruguete
(son evidentes las cabezas grandes y teatrales). Intervino en la obra del retablo
de Astorga, donde se formó como artista. Realizó numerosas obras y fue llamado en
bastantes ocasiones como tasador, lo que contribuyó a que se relacionase con los
mejores escultores del momento y a que fuese considerado como el principal escultor
del último tercio del siglo xvi en Castilla. Su fama le llevó a realizar en piedra
varios sepulcros de encargo, yacentes y orantes. Como ejemplo se puede dar el
sepulcro exento de Pedro de la Gasca en la iglesia de la Magdalena de Valladolid
(1571). Para esta misma iglesia hizo el retablo mayor, concebido ya enteramente
clasicista. El rey Felipe II le encargó el gran retablo del monasterio de
Montserrat con traza de Francisco de Mora. Fue una obra de grandes dimensiones,
destruida en la Guerra de la Independencia Española.

Pedro López de Gámiz


Artículo principal: Pedro López de Gámiz

San José con el Niño. Museo Nacional Colegio de San Gregorio.


Pedro López de Gámiz aprendió el oficio en la ciudad de Burgos donde realizó
algunas obras en colaboración con otros escultores. En 1549 y tras su matrimonio se
asentó en Miranda de Ebro donde ya se había establecido un gran número de
escultores. Su obra maestra y representativa del romanismo en el norte de España
fue el retablo de colosal tamaño de la iglesia de Santa Clara de Briviesca,
terminado en 1570. En este retablo colaboraron artistas de la talla de Ancheta; fue
un trabajo que influyó en gran medida en este escultor (Ancheta) no solo en las
formas sino en los temas e iconografía.72

López de Gámiz puso en esta obra lo mejor de sus conocimientos artísticos. La talla
de las cabezas, los cabellos y las barbas son de un gran virtuosismo así como el
tratamiento de los paños. Aunque ésta fue su obra cumbre, realizó trabajos en el
monasterio de Santa María la Real de Vileña así como en Briviesca, Zambrana, Ircio,
Ezcaray y Valluércanes. Sus colaboradores y seguidores introdujeron los nuevos
modelos del romanismo en el País Vasco, Navarra y la Rioja, siendo el más
representativo Juan de Ancheta.

Juan de Ancheta
Artículo principal: Juan de Ancheta
Estudió en Italia y se formó profesionalmente en Valladolid donde tuvo la
oportunidad de conocer a los escultores Esteban Jordán, Gaspar Becerra y Juan de
Juni. En esta ciudad aprendió a compaginar la demostración de misticismo español
con las enseñanzas puramente renacentistas aprendidas en Italia.

Retablo de la Trinidad en la catedral de Jaca. Detalle del grupo escultórico de la


Trinidad.
Su primera obra documentada es el retablo para la capilla de San Miguel de la Seo
de Zaragoza. Sus mejores retablos son el de San Pedro de Zumaya (1574), con una
traza sencilla de conjunto de frontones y arco-dintel en la calle central,
siguiendo el esquema serliano. Destaca la figura hercúlea de San Pedro en cátedra;
Santa María de Cáseda (1576), que hizo con su mejor colaborador, el ensamblador
Pedro de Contreras, con las figuras sobresalientes de la Piedad y la Asunción;
Santa María de Añorbe (1576), con calle central y dos cuerpos y la figura de una
Virgen de aspecto rudo; y el retablo de la capilla de la Trinidad de Jaca donde
hizo el grupo escultórico de la Trinidad, considerado como la escultura más cercana
a la terribilità de Miguel Ángel; el Padre Eterno tiene las barbas laocontianas y
la mirada fiera.

Transición del Renacimiento al Barroco

San Juan Bautista de Alonso Cano, escultor nacido en Granada. Museo Nacional de
Escultura. La obra fue contratada en 1634 para el retablo mayor de la iglesia de
Villana de San Juan de la Palma.
Tras los elementos clasicistas y manierista-romanistas del siglo xvi, entró e
imperó desde comienzos del siglo xvii, con gran éxito en España, el arte llamado
barroco. Sus antecedentes hay que buscarlos en pleno Renacimiento cuando el
Concilio de Trento y sus mandatos influyeron de manera activa en la espiritualidad
y religiosidad del mundo católico. Estos fenómenos fueron calando en el arte de la
escultura que finalmente llegó a expresar el sentir realista del pueblo. La
escultura barroca fue casi exclusivamente religiosa respondiendo a un sentido
ascético de la vida frente a la escultura renacentista que respondía a un sentido
místico. Las imágenes religiosas pasaron de ser un símbolo venerado en la intimidad
de un templo a ser un símbolo itinerante incluso dentro de las propias iglesias, en
los hogares y en las calles. Fue entonces cuando surgió la imagen procesional.

A lo largo de la segunda mitad del siglo xvi el ejemplo italiano a seguir había
sido Miguel Ángel. Entrado el siglo xvii fue Bernini el escultor que más llamó la
atención y cuya influencia se extendió hasta finales del siglo xviii.

La escuela de Valladolid fue decayendo a finales del siglo xvi hasta que de nuevo
apareció el genio de un escultor: Gregorio Fernández que impuso su personalidad
dentro de la nueva tendencia barroca. Por otro lado, en Andalucía surgió un foco
bien diferenciado con artistas de primera magnitud que darían vida a la escultura
del barroco andaluz.

Notas

Mínima muestra de la obra de cada escultor. Más información en la página de cada


uno.
Documento copiado por el canónigo Pietro Andrei. Probablemente esa compra fuera
destinada al sepulcro del obispo de Sevilla, cardenal Mendoza, que realizó al año
siguiente.
En 1516 sirvió como testigo al escultor de Francisco I de Francia, Antonio Giusto.
En 1517 sirvió como testigo a Miguel Ángel en una visita que hizo a Carrara este
escultor para comprar mármoles.
La Corte quiso que el conde de Tendilla se encargara de la realización del
sepulcro del príncipe Juan que estaba enterrado en Ávila, y el conde recurrió otra
vez a Fancelli.
Carlos I de España había llegado con la Corte a Zaragoza el 9 de mayo de 1518 para
presidir las Cortes de Aragón. Este hecho dio lugar a que la ciudad se viera
favorecida en muchos aspectos, entre otros por la llegada y estancia de muchos
artistas, algunos de los cuales llegaron a residir allí largo tiempo. Fancelli fue
uno de los que llegaron para ultimar con los mecenas aspectos de su última obra.
Se trasladaron junto con el retablo renacentista al Pazo de San Lorenzo de
Trasouto en Santiago de Compostela
Esta obra llegó a la ciudad en fecha tardía y no fue instalada en su lugar hasta
el año 1603; por este motivo no pudo servir de ejemplo e influencia en sus
contemporáneos
Tampoco Bartolomé Ordóñez lo pudo terminar; murió en 1520 y sus discípulos
remataron las esculturas de los Padres de la Iglesia que iban distribuidas en las
esquinas. Estos mismos discípulos se ocuparon de terminar los sepulcros de Fonseca
en Coca (Segovia), también iniciados por Fancelli y reanudados por Ordóñez.
El hecho de que muchas de las obras de arte llegadas a nuestros días hayan salido
de los talleres de los grandes artistas, es bastante común. Dada la fama y grandeza
de algunos escultores, tenían más encargos que tiempo para ejecutarlos. Así sucedió
también con Berruguete, Juan de Juni, Gregorio Fernández, y tantos otros.
No hay que confundirle con el escultor del mismo nombre que trabaja en Valladolid
hacia 1530.
Este retablo fue desmontado en 1767 y las esculturas se colocaron en los brazos
del crucero.
Beauves trabajó en el taller de Pierres Picart en Salvatierra de Álava
Obra destruida, se conoce solo por fotografías. Fue un encargo de María Enríquez
en nombre de su hijo Juan de Borja duque de Gandía.
La representación de la Resurrección o del Redentor suele verse en las portezuelas
de los sagrarios
Contrapposto es un término italiano para designar la oposición armónica de las
distintas partes del cuerpo de la figura humana, lo que proporciona cierto
movimiento y contribuye a romper la ley de la frontalidad.
Con Vasari formó parte del equipo que decoró los techos de la Cancillería (1544-
1546); con Volterra pintó la capilla Lucrecia Della Rovere de la iglesia de la
Trinità dei Monti (1548-1553).
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