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HABILIDADES COGNITIVAS:
PLANIFICACIÓN Y METODOLOGÍAS
DE LOS APRENDIZAJES
Se entiende por habilidad (skill o ability en inglés) la acción que por la continuidad con la
que se repite se convierte en una predisposición o hábito. Al llevarse a cabo de manera
adecuada supone satisfacción para la persona que la realiza, por lo que para mantener el
nivel de motivación hay que ir introduciendo cada vez un grado mayor de dificultad en la
realización de la misma. En concreto, las habilidades cognitivas son las operaciones
mentales que el alumno, el estudiante; las personas en general, utilizan para aprender en
una situación dada. Cuando estas habilidades se clasifican y generalizan se habla de
capacidades, en cambio cuando se especifican, se habla de destrezas. En este mismo
sentido las define Kirby (1988), para quien las habilidades son rutinas cognitivas que se
utilizan para llevar a cabo tareas específicas para el manejo o uso de una cosa. 1
1
“Integrando descripciones de habilidades cognitivas en los metadatos de los objetos de aprendizaje estandarizados” Laorden,
García, Sánchez
3
Por otra parte las habilidades cognitivas también son entendidas como “operaciones y
procedimientos que puede usar el estudiante para adquirir, retener y recuperar diferentes
tipos de conocimientos y ejecución... suponen del estudiante capacidades de
representación (lectura, imágenes, habla, escritura y dibujo), capacidades de selección
(atención e intención) y capacidades de autodirección (autoprogramación y autocontrol)”2
Los autores O'Neil y Spielberger (1979), a diferencia de Rigney, optan por utilizar el
término “estrategias de aprendizaje”, pues incluyen las estrategias de tipo afectivo y
motor, así como las estrategias propiamente cognitivas; reconociendo tres características
básicas de este dominio: “la gran diversidad terminológica, el limitado acuerdo existente
respecto a sus conceptos fundamentales y el estado de “arte” en que se encuentra”.
(Clavero, 2008).
específicas, sino también de un mecanismo de control ejecutivo que acceda a las habili-
dades de aprendizaje y las combine cuando sean necesarias; plantearon diversas
posibilidades en cuanto al diseño curricular para estas estrategias: independiente
(Weinstein, McCombs, Dansereau), incluido en el curriculum normal (Jones), o una
solución de compromiso entre ambas (Derry). Aunque, advierten que cualesquiera de las
posibilidades debe considerar que esas habilidades, sobre todo las de control ejecutivo,
son difíciles de entrenar, desarrollándose y automatizándose lentamente. Por ello, sus
investigaciones representan una integración de las diversas taxonomías existentes,
incorporando estrategias de: memoria, lectura y estudio, solución de problemas y
afectivas.
McCormick et al. (1989) aborda la cuestión de las habilidades cognitivas en el marco del
aprendizaje en una línea actual de transición de los contextos de laboratorio a las situacio-
nes académicas de la vida real. En este ámbito han tenido lugar dos avances importantes:
En relación al primer avance los autores señalan tres modelos representativos del enfo-
que de procesamiento de la información: “el modelo de resolución de problemas de
Baron, el modelo de componentes de Sternberg y el del buen utilizador de estrategias de
Pressley.”3
3
“Integrando descripciones de habilidades cognitivas en los metadatos de los objetos de aprendizaje estandarizados” Laorden,
García, Sánchez
5
Ampliando la mirada las habilidades cognitivas son las que facilitan la adquisición del
conocimiento, son aquellas que operan directamente sobre la información: recogiendo,
analizando, comprendiendo, procesando y guardando información en la memoria, para,
posteriormente, poder recuperarla y utilizarla dónde, cuándo y cómo sea más
conveniente.
4
Íbid.
5
Hartman y Sternberg (1993)
6
medio de las cuales el sujeto puede apropiarse de los contenidos y del proceso que usó
para ello.
Las habilidades cognitivas son un conjunto de operaciones mentales cuyo objetivo es que
el alumno integre la información adquirida básicamente a través de los sentidos, en una
estructura de conocimiento que tenga sentido para él.
1. Dirección de la atención.
A través de la atención y de una ejercitación constante de ésta, se favorecerá el
desarrollo de habilidades como: observación, clasificación, interpretación, inferencia,
anticipación.
2. Percepción .
La percepción es el proceso que permite organizar e interpretar los datos que se perciben
por medio de los sentidos y así desarrollar una conciencia de las cosas que nos rodean.
Esta organización e interpretación se realiza sobre la base de las experiencias previas
que el individuo posee. Por tal motivo, es conveniente que los alumnos integren diferentes
elementos de un objeto en otro nuevo para que aprendan a manejar y organizar la
información.
La enseñanza puede promover las habilidades cognitivas al tiempo que puede enseñar
estrategias de aprendizaje. Este tipo de aprendizaje persigue propósitos como enseñar a
aprender, aprender a aprender o enseñar a pensar. Estos objetivos reavivan la necesidad
de que la enseñanza, más allá de las disciplinas específicas, facilite la adquisición de
estrategias cognitivas de exploración, descubrimiento, elaboración y organización de la
información, y también que coadyuve al proceso interno de planificación, regulación y
evaluación de la propia actividad.
ser consciente de lo que hace, con el fin de poder controlar su aprendizaje. Aprender a
controlar el aprendizaje es darse cuenta de lo que se está haciendo y ser capaz de
someter los procesos mentales a un examen crítico. Esta conciencia es la que Flavell
(1991) ha denominado metacognición .
Es necesario distinguir conceptualmente el término "técnica" del término "estrategia" que a
menudo se utilizan indistintamente. Las técnicas se definen como actividades específicas
que llevan a cabo los alumnos cuando aprenden y pueden ser utilizadas de manera
mecánica. Por ejemplo: repetir, subrayar, realizar esquemas, formular preguntas, etcétera.
En cambio, las estrategias guían las acciones que se han de cumplir. Por lo tanto, son
siempre conscientes e intencionales, dirigidas a un objetivo relacionado con el
aprendizaje.
Las tres primeras ayudan al alumno a elaborar y organizar los contenidos para que resulte
más fácil procesar la información. Éstas son las estrategias de ensayo, elaboración y
organización.
Las estrategias de ensayo implican la repetición activa (oral o escrita) de los contenidos.
Pueden utilizarse las siguientes técnicas: repetir términos en voz alta, utilizar reglas
mnemotécnicas, copiar, tomar notas literales, subrayar.
• Las estrategias de organización permiten agrupar la información para que sea más fácil
recordarla. Éstas implican imponer una estructura al contenido del aprendizaje,
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• La cuarta estrategia está destinada a controlar la actividad mental del alumno para
dirigir el aprendizaje, y son las llamadas estrategias de control de la comprensión o
estrategias metacognitivas .
metacognición y su relación con aquellas variables que más le afectan, como es el caso
de las afectivas, tales como: la motivación, el autoconcepto, la autoestima, la autoeficacia,
la ansiedad, etc. De manera que los términos “aprender a pensar”, “aprender a aprender”
y “pensar para aprender”, cada vez nos sean menos ajenos.
Las técnicas centradas en el maestro incluyen: preguntar, decir en voz alta lo que se
hace al tiempo que se realiza, anticipar los pasos que se van a seguir, preguntarse por el
valor y el interés de cada uno de ellos, justificar las decisiones que se toman, proporcionar
diferentes ejemplos, analogías, gráficos, esquemas y justificar su valor procedimental para
adquirir el conocimiento. En suma, modelar y justificar previamente el aprendizaje que
queremos que realice el alumno después de forma individual.
Por último, destacar la importancia del estudio conjunto de los factores cognitivos-
metacognitivos y motivacionales, que, como consecuencia, ha dado como resultado la
6
(Hartman y Sternberg, 1993)
11
aparición del nuevo constructo conocido como aprendizaje autorregulado (SRL: Self-
Regulated Learning).
En síntesis, un aprendizaje efectivo en una persona, es aquella “en que llega a ser
consciente de las relaciones funcionales entre sus patrones de pensamiento y de acción
(estrategias) y los resultados socio-ambientales”11; es decir, cuando se siente agente de
su comportamiento, estando automotivado, usando estrategias de aprendizaje para lograr
resultados académicos deseados, autodirigiendo la efectividad de su aprendizaje, eva-
luándolo y retroalimentándolo.
Las habilidades cognitivas involucra, por cierto, conocer el concepto de cognición (del
latín: cognoscere, "conocer") hace referencia a la facultad de los seres de procesar
7
(Zimmerman, 1990b; McCombs y Marzano, 1990).
8
(Corno, 1986, 1989)
9
(Borkowski et al., 1990; Schunk, 1986).
10
(Wang y Peverly, 1986; Zimmerman y Martínez-Pons, 1986) .
11
(Corno y Mandinach, 1983; Corno y Rohrkemper, 1985)
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Las habilidades cognitivas las realizamos a diario desde que nos despertamos hasta la
hora de dormir: observamos nuestro ambiente lo que nos rodea, desde el inicio de la
mañana al buscar los implementos para el día en la universidad, prestar atención en
clases entre otras, cuando nos preparamos para el ejercicio laboral de cada día,
enfrentamos cualquier situación de aprendizaje. Describimos a nuestros amigos lugares
que visitamos, objetos y hasta a personas que conocemos. Comparamos solo al saludar
un amigo e identificarlo porque todos los seres humanos poseemos características
similares.
Las estructuras del cerebro límbico (centro de las emociones) están interconectadas con
las estructuras del neocortex responsables de las altas funciones del pensamiento
racional, por lo que las estrategias de apoyo, al activar la parte afectiva del alumno,
favorece enormemente la calidad del procesamiento de la información.
Pero si aún estas razones no fueran suficientes, basta revisar los indicadores de
aprovechamiento escolar, específicamente índice reprobatorio, promedio, deserción, y
eficiencia terminal; para constatar que el problema es real e insoslayable... pero tiene
solución, y nosotros la obligación de encontrarla.
Sólo por esta última razón, valdría la pena implementar programas de educación que
potencien estas capacidades, y lo interesante es que se puede. Sería conveniente que los
profesores accedan a esta información científica y la incorporen en sus prácticas
pedagógicas a través de estrategias de aprendizaje, ya tratado en otro capítulo.
ésta implica, no es sólo una característica humana, sino un privilegio del ser humano que
merece todo nuestro respeto y esfuerzo.
Las técnicas centradas en el docente incluyen: preguntar, decir en voz alta lo que se
hace al tiempo que se realiza, anticipar los pasos que se van a seguir, preguntarse por el
valor y el interés de cada uno de ellos, justificar las decisiones que se toman, proporcionar
diferentes ejemplos, analogías, gráficos, esquemas y justificar su valor procedimental para
adquirir el conocimiento. En suma, modelar y justificar previamente el aprendizaje que
queremos que realice el alumno después de forma individual.
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(Hartman y Sternberg, 1993).
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evaluar resultados parciales y finales, preguntarse por qué las tareas se hacen bien o mal,
a qué se puede deber, si está en manos del alumno proponer soluciones y cuáles.
Por último, destacar la importancia del estudio conjunto de los factores cognitivos-
metacognitivos y motivacionales, que, como consecuencia, ha dado como resultado la
aparición del nuevo constructo conocido como aprendizaje autorregulado.
CLASIFICACIÓN IMPLICANCIAS
HABILIDADES
1. Observación Observar es dar una dirección intencional a nuestra
percepción. Esto implica entre otras cosas, atender, fijarse,
concentrarse, identificar, buscar y encontrar datos, elementos
u objetos que previamente hemos predeterminado.
Consiste en dar una dirección intencional a nuestra
percepción. Es examinar una situación u objeto para averiguar
hechos o aspectos del mismo. Es una habilidad clave para la
detección de cualidades, propiedades o características. Con
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(Zimmerman, 1990b; McCombs y Marzano, 1990).
14
(Corno, 1986, 1989).
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(Borkowski et al., 1990; Schunk, 1986).
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c) Habilidades Organizativas.
. Cómo establecer prioridades.
. Cómo programar el tiempo de manera correcta.
. Cómo disponer los recursos.
. Cómo conseguir que las cosas importantes estén hechas a tiempo.
e) Habilidades Analíticas.
. Cómo desarrollar una actitud crítica.
. Cómo razonar deductivamente.
. Cómo evaluar ideas e hipótesis.
g) Habilidades de Comunicación:
. Cómo expresar bien ideas por escrito y oralmente.
h) Habilidades Sociales:
. Cómo evitar conflictos interpersonales.
20
a) Una capacidad intelectual fisiológica basal: determinada por los genes e imposible de
evaluar.
17
Extraído del Manual de Referencia del Máster Profesional en “Asesoramiento, Evaluación e Intervención Psico-
Educativa” del Grupo ALBOR-COHS.
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“…es la capacidad global del individuo para actuar con un propósito, para pensar
racionalmente y para tratar eficazmente con el ambiente". Wechsler (1975).
“La inteligencia es el conjunto de destrezas cognitivas que una persona posee”. Hunt
(1985).
Durante el período de tiempo que transcurre entre el nacimiento y los seis años, se
configuran una Capacidad Fisiológica y unas Habilidades Intelectuales Básicas. Desde los
seis hasta los 12-14 años, se produce una adquisición de habilidades cognitivas diversas
que constituyen los elementos necesarios para seguir adquiriendo nuevas habilidades”.18
Entre todos los autores que se han ocupado del estudio conceptual de la inteligencia
destacamos la clarificación conceptual de Robert Sternberg sobre los tres tipos de
inteligencia:
18
Extraído del Manual de Referencia del Máster Profesional en “Asesoramiento, Evaluación e Intervención Psico-
Educativa” del Grupo ALBOR-COHS.
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Para esta década del 2000, ya han sido bastantes los autores que han intentado definir el
concepto de inteligencia y su evolución en estos últimos 100 años, como ya hemos visto
en los párrafos precedentes. Algunos han ido algo más allá, incorporando los modelos
"precientíficos", los "preconceptos" anteriores o simultáneos a la constitución de la
psicología como ciencia. Particularmente criticas e interesantes, en este sentido, son las
revisiones de Sternberg (Sternberg y Detterman, 1986; Sternberg, 1997) y Gardner (1995)
por sus implicaciones prácticas en los modelos educativos y en la evaluación de las
capacidades intelectuales.
19
Sternberg, 1997)
20
(Sternberg y Detterman, 1986)
24
inteligencia. Quizás porque tal como afirma Detterman "un concepto tan complejo como el
de inteligencia no puede ser agotado en una única definición sin caer en una
simplificación excesiva" 21
A diferencia del simposium de 1921, en el cual una de las mayores preocupaciones fue la
medición de la inteligencia a través de tests estandarizados que pudiesen predecir tanto
las diferencias individuales como el éxito-fracaso escolar; los intereses actuales se
centran en el esfuerzo teórico por definir el "funcionamiento cognoscitivo inteligente" y
como este tipo de funcionamiento se concreta en distintas tareas, se desarrolla con la
edad, se puede modificar mediante entrenamiento, o permite al ser inteligente interactuar
adecuadamente en función de su entorno socio-cultural.
Todos los esfuerzos hechos por la psicología para definir qué es la inteligencia no
parecen tener un correlato similar en el campo de la superdotación; exceptuando
honrosas excepciones. Quizás ello se ha debido al papel preponderante -aún ahora- de
definir la excepcionalidad intelectual a partir de los instrumentos de medida, es decir,
escogiendo los modelos psicométricos y su evolución (Genovard y Castelló, 1990;
Castelló, 1992). En este campo de la Ps. Diferencial se pasó de una concepción
monolítica de la inteligencia, aunque aún hay controversias al respecto, a modelos
factoriales que subdividían la inteligencia en diferentes factores o subhabilidades; y
finalmente, se desarrollaron modelos jerárquicos, en los cuales los factores generales o
primarios se sitúan en un nivel superior o de control, mientras que los específicos o
secundarios están situados en un nivel inferior.
De todas formas, este paso de modelos de inteligencia de factor único (denominado factor
G) a modelos multifactoriales, llevó a destruir el concepto -hasta entonces también
monolítico- de la superdotación, ya que considerar la inteligencia como un conjunto de
factores implica niveles de competencia diferentes en cada factor y por tanto
configuraciones distintas de inteligencia superior. La aceptación de la diversidad de
perfiles de superdotado y de talentoso llevó a distintos intentos de clasificación. Por
ejemplo, esta enunciada en Estados Unidos hacia 1972: "una actuación demostrada y/o
una habilidad potencial en cualquiera de las siguientes áreas, en una de ellas o
combinadas: habilidad intelectual general, aptitud académica específica, pensamiento
21
(Detterman, 1988 pp.196).
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Pero a pesar de esto, parece obviarse qué medimos y por qué, sigue limitándose en
muchos casos la evaluación del individuo a su puntuación de C.I., sin valorarse como
confluyen los diferentes factores en un perfil único de inteligencia. Se obvian así mismo,
bajo el sesgo de la objetividad psicométrica, los componentes socioculturales y la carga
de conocimientos académicos que saturan la mayoría de los tests. Las opiniones de
Sternberg (1997) y Gardner (1995) son mucho más criticas son respecto de la utilización
de los tests clásicos de inteligencia o los intentos -relativamente recientes- de medidas
claramente reduccionistas como el tiempo de reacción o la actividad eléctrica cerebral.
Los autores mencionados coinciden en los siguientes aspectos: escasa validez ecológica
de los tests de inteligencia, saturación de inteligencia lógico-matemática y verbal en
detrimento de "otras inteligencias" o talentos, escasa fiabilidad de los tests sobre
creatividad, reduccionismo en la utilización de los resultados (se utilizan para clasificar no
para comprender), peligro de limitar toda la evaluación a resultados de tests, peligro de
limitar la toma de decisiones educativas en función de puntuaciones en tests de
inteligencia o análogos.
Uno de los supuestos básicos de la ciencia cognitiva (Gadner, 1988) es postular un nivel
representacional "el hombre de ciencia que opera a este nivel comercia con entidades
representacionales como símbolos, reglas o imágenes y explora en que forma estas
entidades representacionales se amalgaman, transforman o contrastan entre sí", por
tanto, uno de los retos para explicar la conducta inteligente es delimitar con qué tipo de
representaciones opera, que tipo de operaciones se realizan y como se organizan entre
sí.
Este modelo tiene un gran valor desde el punto de vista conceptual ya que permite definir
la inteligencia como la capacidad de procesar y manipular información.
Consecuentemente, la investigación tanto experimental como aplicada en los siguientes
campos: manipulación interna de la información, razonamiento y solución de problemas,
memoria, procesos de atención y percepción; y, gestión y control del pensamiento y la
conducta; puede proporcionarnos elementos de valoración de las capacidades superiores
con fundamentos teóricos mucho más explicativos de la inteligencia humana.
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Lamentablemente, siguen siendo escasos los estudios sobre las personas superdotadas
que se apoyan en este marco teórico y tal como decíamos el concepto de inteligencia en
este campo sigue anclado en las concepciones psicométricas, con escasas aportaciones
de la Psicología Evolutiva y Experimental. La teoría de Gardner (1983) sobre las
"inteligencias múltiples" o la "teoría triarquica de la inteligencia'" de Sternberg (1988) y, tal
vez, las propuestas de Gagnè (1998) serían los únicos intentos compatibles con los
postulados de la Ciencia Cognitiva. Y por lo pronto, las pruebas de inteligencia ( o test
de inteligencia), fueron hechas con el criterio de medir rendimiento académico.
memoria (recordar) para trabajar y pensar en ellos, es decir, aplicar el conocimiento que
tenemos del mundo exterior.
Mostteller y Nogee (1955) plantean una visión funcionalista (como gran parte del
conductismo) al decir que inteligencia es lo que miden las pruebas de inteligencia.
Los elementos para medir inteligencia general son los test y lo que se mide es inteligencia
en general, luego eso se aplica a otras áreas como el rendimiento académico por ejemplo.
Las pruebas psicométricas están hechas para medir rendimiento.
Existen pruebas proyectivas, que no son psicométricas y que generalmente son las
pruebas de dibujo. y existen las pruebas psicométricas.
b) Validez: donde cada criterio debe correlacionarse con lo que realmente quiero
preguntar, es decir correlacionarse con la prueba.
En caso de que la correlación no sea buena se puede corregir eliminando los ítems o
reactivos que no estén aportando, sin embargo, hay que considerar que mientras más
reactivos tenga una prueba más confiable será. No necesito ser preciso respecto de lo
que quiero medir, necesito poder definir bien la prueba.24
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Mercè Martínez i Torres