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OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR

Magistrado ponente

SL1979-2021
Radicación n.° 70303
Acta 17

Bogotá, D. C., doce (12) de mayo de dos mil veintiuno


(2021).

Decide la Corte el recurso de casación que interpuso


MARÍA DEL ROSARIO RUBIO TRUJILLO contra la
sentencia proferida por la Sala de Decisión Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, el 5 de
junio de 2014, en el proceso ordinario laboral que instauró,
contra la aquí recurrente, la EMPRESA COLOMBIANA DE
PETRÓLEOS S.A. (ECOPETROL S.A.).

I. ANTECEDENTES

La Empresa Colombiana de Petróleos S.A. (Ecopetrol


S.A.) demandó a María del Rosario Rubio Trujillo, para que
se declarara que ésta había recibido la suma de
$288.294.265,oo en razón del cumplimiento de un fallo de
tutela proferido por el Juzgado Octavo Administrativo del

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Circuito de Cartagena, confirmado por la Sala de Decisión


n.º 3 del Tribunal Administrativo de Bolívar, consecuente
con lo anterior, solicitó que se condene a la demandada a
pagar y/o reintegrar la suma de dinero mencionada, en
virtud del fallo de revisión de tutela T-1033/10 mediante el
cual se revocó la orden de pago impartida en las instancias
del procedimiento constitucional. Adicionalmente reclamó la
entidad demandante que el pago de los citados dineros se
realice debidamente indexado y con los respectivos
intereses moratorios.

Como fundamento de sus pretensiones afirmó: (i) que


la demandada, María del Rosario Rubio Trujillo, interpuso
acción de tutela en su contra, conociendo de la misma el
Juzgado Octavo Administrativo del Circuito de Cartagena;
(ii) que la acción de tutela lo fue en razón a que la
demandada consideró que había sido objeto de «un trato
diferencial injustificado y subjetivo en materia salarial» que
afectó las condiciones de su relación laboral; (iii) que las
pretensiones de la acción de tutela se encaminaron a que se
ordenara a ECOPETROL «reconocer y pagar de la misma
forma y con la misma incidencia salarial que aplica a los
trabajadores directivos que no se jubilan con cargo a la
Empresa y/o no tienen retroactividad de cesantías, el
ingreso monetario fijado en virtud de la política de
compensación salarial, incluyendo el estímulo al ahorro, y
efectuando la correspondiente reliquidación, con incidencia
en el salario y demás prestaciones sociales y rembolse
retroactivamente lo dejado de pagar desde que comenzó a
pagársele a cada accionante el estímulo al ahorro hasta esa

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fecha»; (iv) que la primera instancia la resolvió el Juzgado


Octavo Administrativo del Circuito de Cartagena quien
concedió el amparo de los derechos fundamentales
señalados por la aquí demandada, ordenando
consecuentemente, que en las cuarenta y ocho (48) horas
siguientes a la notificación del respectivo proveído, se
efectuara el pago de la reliquidación salarial y prestacional
teniéndose en cuenta, en ella, la incidencia salarial del
incentivo al ahorro, pago que, precisó, debía hacerse
retroactivo desde que comenzó a pagársele a la accionante
el estímulo al ahorro hasta la fecha de la sentencia; (v) que
el Tribunal administrativo de Bolívar -Sala de Decisión n.°
3-, al desatar la segunda instancia, modificó parcialmente
la decisión de primer grado, manteniendo, en esencia, la
orden de pago a la accionante, en los mismos términos
inicialmente ordenados; que dando cumplimiento a los
fallos de tutela referidos, ECOPETROL S.A. procedió a
efectuar el pago respectivo a la aquí demandada, Sra. María
del Rosario Rubio Trujillo, en suma total de
$288.294.265,oo, lo cual se encuentra debidamente es
certificado; (vi) que la Corte Constitucional por vía de
revisión en virtud de la Sentencia n.° T-1033/2010, revocó
el fallo judicial proferido por el Tribunal Administrativo de
Bolívar-Sala de Decisión n.° 3, del 6 de mayo de 2010, al
declarar improcedente la acción de tutela promovida contra
ECOPETROL S.A. y en la cual fungió como accionante la
Sra. María del Rosario Rubio Trujillo, (vii) que el citado fallo
dispuso que ECOPETROL S.A. debía cesar los pagos que
estuviera realizando en virtud del cumplimiento de las
tutelas que ordenaron reconocer incidencia salarial al

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estímulo al ahorro, y que los dineros ya pagados por este


concepto, debían ser cobrados o compensados con lo que
les adeude o llegare a deber a los trabajadores o
pensionados que los hubiesen recibido; (viii) que la
demandada, Sra. María del Rosario Rubio Trujillo, Absolvió
interrogatorio de parte ante el Juzgado Sesenta y Ocho Civil
Municipal de Bogotá D.C., donde reconoció haber recibido
dineros como consecuencia de la acción de tutela referida;
(ix) que a la fecha -presentación de la demanda- la
demandada no ha reembolsado los dineros que reconoció
haber recibido como consecuencia de la acción de tutela
mencionada, a pesar de que las causas que dieron origen a
la realización del pago desaparecieron, de acuerdo con la
sentencia de la Corte Constitucional.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Quinto Laboral del Circuito de Bogotá, le


puso fin a la primera instancia y, mediante fallo de 11 de
abril de 2014, dispuso, previa declaratoria de hallarse
probada la excepción de buena fe y no probada la de pleito
pendiente, condenar a la Sra. María del Rosario Rubio
Trujillo a «hacer la devolución a la demandante ECOPETROL
SA, de la suma de $288.294.265,oo», absolviéndola del pago
de intereses moratorios e indexación igualmente deprecadas
en su contra por la entidad demandante.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación formulada por la demandada, la Sala

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Laboral – Oralidad del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Bogotá, en sentencia de 5 de junio de 2014,
confirmó la decisión de primera instancia, aunque, por las
razones expuestas en dicho proveído.

En lo que interesa a los fines del recurso


extraordinario, para el juez de alzada no generaron
controversia los siguientes hechos: i) que la aquí
demandada obtuvo bajo el amparo de decisiones
jurisdiccionales emitidas, en primera instancia, por el
Juzgado Octavo Administrativo de Cartagena, que dispuso
«la tutela de sus derechos fundamentales, entre otros, a la
igualdad, a la seguridad social, al trabajo en condiciones
dignas y justas, la movilidad salarial, al trabajo igual salario
igual, etc.», derechos que señaló habían sido vulnerados por
ECOPETROL S.A., a quien ordenó «el pago de la
reliquidación salarial y prestacional teniéndose en cuenta, en
ella, la incidencia salarial del incentivo al ahorro», decisión
que luego de que fuera impugnada, en segunda instancia,
fuera puntualmente, en cuanto a la orden señalada,
confirmada por el Tribunal Administrativo de Bolívar; ii)
que en cumplimiento a la orden de tutela emitida, la
empresa ECOPETROL S.A., procedió a cancelar a la
accionante -hoy aquí demandada- la suma de
$288.294.265,oo; iii) que la H. Corte Constitucional,
mediante Sentencia CC T-1033-2010, dispuso revocar,
entre otras, la sentencia proferida por el Tribunal
Administrativo de Bolívar que a su turno había modificado y
confirmado la de primer grado favorable a los intereses de la
Sra. María del Rosario Rubio Trujillo; iv) que la Corte

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Constitucional, en lo que interesa al proceso, precisó en su


fallo lo siguiente: «Dado lo anterior no resulta factible
conceder la protección tutelar impetrada y, en consecuencia
se revocarán los fallos objetos de revisión que concedieron el
amparo y se confirmará aquel en el cual fue negado; no sin
antes precisar que ECOPETROL S.A. debe cesar en los pagos
que esté realizando en virtud del cumplimiento de las tutelas
que ordenaron reconocer incidencia salarial al estímulo del
ahorro, y que los dineros ya pagados por este concepto,
deben ser cobrados o compensados con lo que les adeude o
llegare a deber a los trabajadores o pensionados que los
hubiesen recibido. (f.º 35 vto.)».

Seguidamente, afirmó el Tribunal que tampoco fue


controvertido el hecho de que la demandada recibió la suma
de dinero mencionada y que, en tal virtud, el a-quo
consideró que procedía la devolución de dicho rubro a
ECOPETROL S.A., en tanto la orden constitucional para su
pago había sido revocada, lo cual daba lugar a encontrar
configurados los presupuestos de la institución jurídica del
«enriquecimiento sin causa», absteniéndose de ordenar la
indexación de los dineros objeto de devolución al considerar
que la demandada al recibir la respectiva suma de dinero
«obró de buena fe».

Precisó el colegiado, que la demandada fundamentó su


disenso contra la decisión adoptada en primer grado, «en la
inexistencia del enriquecimiento sin causa por el pago de lo
adeudado por ECOPETROL en su momento, sin que pueda
exigirse su devolución a la demandada de lo percibido en

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virtud de una decisión del Tribunal de Cartagena».


Precisados los argumentos esgrimidos por las partes,
procedió el Tribunal, de cara a la resolución del recurso de
apelación formulado, a esgrimir los siguientes argumentos:

[…] para la sala no hay duda que la suma de dinero percibida


en su momento, por la demandada, fue producto de una
decisión judicial que amparo sus derechos, que actuó de buena
fe en la recepción de los mismos, empero, resulta que las
decisiones que ampararon su derecho, en su momento, fueron
revocadas por la Corte Constitucional dada su improcedencia,
pues, expresamente señala la Corte que:

“Por todo lo anterior, se hace necesario precisar que al momento


de definición de la situación planteada por los accionantes, el
Juzgado Octavo Administrativo de Cartagena, el Juzgado Once
Administrativo de Bogotá y el Tribunal Administrativo de
Bolívar en sus Salas números 1 y 3, consideraron procedente la
tutela de la referencia, en atención a que se violaron
aparentemente los derechos a la igualdad, a la movilidad
salarial, y a la seguridad social, pero no revisaron los demás
medios de defensa existentes ni la presencia de un perjuicio
irremediable, dando lugar al pago de unas obligaciones
laborales carentes de certidumbre sobre el derecho de los
accionantes a reclamar como factor salarial un auxilio al que
expresamente consintieron en recibir sin que el mismo tuviese
incidencia salarial, saltándose de paso el proceso laboral a
través de la tutela.

Por tanto, antes de la resolución del caso a favor de los actores,


era necesaria la valoración y determinación de la existencia de
un derecho cierto de los tutelantes a reclamar la incidencia
salarial de los dineros recibidos a título de estímulo al ahorro,
circunstancia que no podía ser menospreciada por el juez
constitucional y que debía ser resuelto como se ha dicho, por el
juez ordinario” (f.º 35 Vto)

Bien se ve entonces que, de cara a lo resuelto por la Corte


Constitucional, las sumas percibidas por la demandada dejaron
de tener legitimidad y, por lo mismo, claro resulta que éstas
deben retornar al patrimonio de la demandante, sin que los
argumentos de la accionada contenidos en las excepciones
planteadas puede (sic) ser de recibo dada la contundencia de lo
precisado por la Corte Constitucional.

En este orden se impone la confirmación de la sentencia de

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primera instancia con la aclaración de que en el sub-lite no hay


lugar a considerar el enriquecimiento sin causa como
fundamento de la devolución del dinero percibido por la
demandada como trabajadora, que fuera, de la estatal
ECOPETROL, sino, que se arriba a la justeza de la devolución
por lo ordenado por la Corte Constitucional en la sentencia de
marras ampliamente comentada en los apartes que preceden

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la demandada, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

I. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Con la demanda que lo sustenta, pretende que la


Corte case en su totalidad la sentencia impugnada y, en
sede de instancia, revoque la del juzgado y, en su lugar,
declare que no son prosperas las pretensiones de la
demanda inicial.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, que fuera replicado en oportunidad.

II. CARGO ÚNICO

Por la vía directa, en la modalidad de «infracción


directa», acusa la violación de los «artículos 1.625, 2.313,
2.315, 2.316 y 2.317 del Código Civil Colombiano»

En la demostración del cargo, adujo la recurrente que


el Tribunal dio por establecidos los presupuestos de hecho
contenidos en las normas que conforman la proposición

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jurídica, al reconocer que los dineros percibidos por la


demandada, lo había sido con ocasión o resultado de una
decisión judicial, por tanto sostuvo, «que el ad quem tras
haber constatado que la demandada nunca negó -y por el
contrario aceptó- haber recibido el pago, inexplicablemente
relevó al demandante del correlativo deber que aún (sic) así
la ley (art. 2.316 C.C.C.) pone a su cargo: “el demandante
debe probar que no era debido”».

Por último, prosiguió la censura su labor


argumentativa sosteniendo lo siguiente:

[…] Así las cosas, si bien el juzgador de segunda instancia


entendió correctamente la situación fáctica, dejó de aplicar las
consecuencias jurídicas que las normas legales establecen para
dicha situación de hecho. El ad quem se abstuvo de dar
aplicación a normas de cuya existencia debía estar enterado y,
sin que le quepa duda al suscrito censor, dichas normas eran
las aplicables, en forma imprescindible, al presente caso.

Al ad quem le pareció muy fácil atropellar de súbito evadiendo


su deber de hacer un pronunciamiento sobre el modo correcto
de resolver el almendrón, que sin duda constató, omitiendo
hacerlo por conducto de las antedichas normas, que eran las
que indefectiblemente regulaban el modo de resolver la
controversia. En especial, se quedó notando la prisa del ad
quem por no entrar a elucidar el modo en que tales preceptivas
deben ser aplicadas cuando una sentencia en firme es pagada,
y luego de haberse pagado, una declaración judicial la enerva o
infirma. Tal prisa quedó verificada de este modo en la sentencia
atacada: “En este orden se impone la confirmación de la
sentencia de primera instancia, con la aclaración de que en el
sub lite no hay lugar a considerar el enriquecimiento sin causa
como fundamento de la devolución del dinero percibido por la
demandada como trabajadora que fuera de la estatal Ecopetrol”.

Dicho de otro modo, el ad quem omitió decir por qué, de cara a


las normas sustanciales que componen la proposición jurídica,
al momento en que se hizo el pago, éste “no era debido”.

La sentencia desestimó las excepciones de la accionada, simple


y llanamente porque ignoró la ley, puesto que le dio plenas
consecuencias jurídicas a una consideración contenida en una
sentencia de tutela, que no hacía parte de una condena, ni de la

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parte resolutiva de un proveído judicial.

III. RÉPLICA

La opositora precisó que la censura, en síntesis,


atribuye al Tribunal el cometer la «infracción directa» de los
artículos 1625, 2313, 2315, 2316 y 2317 del Código Civil,
aduciendo que el sentenciador, debiendo aplicarlos, los
ignoró. Empero, consideró la replicante no bien formulada
la acusación, por cuanto: de un lado «la recurrente no dice
por que tales preceptos han debido ser aplicados por el
Tribunal de Bogotá»; por otro lado, «no se denuncia norma
laboral alguna de carácter sustancial» y, adicionalmente, las
disposiciones normativas señaladas, a más de no tener
nada que ver con el caso sub judice, no son pertinentes o
atinentes al mismo.

En esa misma perspectiva, con la pretensión de que se


desestime la demanda de casación, esgrimió de manera
conclusiva, lo siguiente:

[…] Al margen de la innecesaria literatura que presenta la


recurrente, la cuestión la limita a esta impugnación: dijo que el
Tribunal de Bogotá, a pesar de que dio por demostrado que la
demandada aceptó que recibió el pago (de los reajustes de
prestaciones y del reajuste de la pensión con base en el
estímulo al ahorro), ilegalmente relevó a Ecopetrol de la prueba
de que el pago no era debido, como lo dice el artículo 2316.

Pero, para ese remedo de impugnación basta decir que aquí


ciertamente hubo un pago de lo no debido, pero no por error,
sino porque medió una orden judicial que ordenó el pago.

IV. CONSIDERACIONES

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Dada la vía escogida -infracción directa- la cual se


constituye una modalidad de violación de la ley, del todo,
ajena a los aspectos probatorios, no fueron objeto de
controversia los siguientes hechos: i) que la aquí
demandada obtuvo bajo el amparo de decisiones
jurisdiccionales constitucionales emitidas en la jurisdicción
contencioso administrativa, la tutela de derechos
fundamentales que implicaron, a su favor, la orden de pago
de la reliquidación salarial y prestacional teniéndose en
cuenta, en ella, «la incidencia salarial del incentivo al ahorro;
ii) que en cumplimiento a la orden de tutela emitida, la
empresa ECOPETROL S.A., procedió a cancelar a la
accionante -hoy aquí demandada- la suma de
$288.294.265,oo; iii) que la H. Corte Constitucional en sede
de revisión, mediante Sentencia CC T-1033-2010, dispuso
revocar, entre otras, la sentencia proferida por el Tribunal
Administrativo de Bolívar que a su turno había modificado y
confirmado la de primer grado favorable a los intereses de la
Sra. María del Rosario Rubio Trujillo, decisión que a su vez
instó a la entidad demandante a que cesara los pagos que
estuviera realizando en virtud del cumplimiento de los
respectivos fallos y dispusiera, sobre los dineros ya
pagados, su cobro o compensación con lo que le adeude o
llegare a deberle a los trabajadores o pensionados que los
hubiesen recibido.

La inconformidad de la recurrente con la sentencia del


Tribunal, que de entrada habrá de decirse, se aviene
argumentativamente arrevesada y contradictoria, radica

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esencialmente en que éste «el tribunal» no aplicó en su


sentencia las disposiciones normativas señaladas en la
proposición jurídica, deduciendo la censura que de ellas
puede extraerse, que quien reciba un pago, pese a haberse
extinguido la causa que lo justificó, resulta eximido de su
devolución, si quien realizó dicho pago no logra probar que
el mismo «no era debido», pues, pertinazmente afirma que
así lo contemplan las normas que se consideraron dejadas
de aplicar.

De entrada, debe precisarse que la -infracción directa-


como causal de casación, supone que el juzgador entiende
correctamente la situación fáctica puesta a su
consideración, empero, bien sea por ignorancia o por
rebeldía se aparta o deja de aplicar las consecuencias
jurídicas que cierta norma legal establece para los
presupuestos fácticos ya plenamente establecidos. Ahora
bien, la(s) norma(s) o disposiciones jurídicas sobre las
cuales se formule la aludida infracción no pueden ser
cualquier norma, pues, deviene lógico que las disposiciones
que se señalen trasgredidas sean las pertinentes para
hacerlas actuar o darle vigor en el caso controvertido.

Precisado lo anterior, debe tenerse en cuenta que en el


presente caso el Tribunal basó su decisión en la sentencia
de la Corte Constitucional CC T-1033-2010, deduciendo de
esta que «las sumas percibidas por la demandada dejaron
de tener legitimidad y, por lo mismo, claro resulta que éstas
deben retornar al patrimonio de la demandante», afirmando
sin ambages que los argumentos esgrimidos por la

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accionada, en su defensa, no serían de recibo «dada la


contundencia de lo precisado por la Corte Constitucional».

En efecto, en el presente caso el Tribunal en su


sentencia no se ocupó de los artículos 1625, 2313, 2315,
2316 y 2317 del Código Civil, señalados por la censura que
fueran objeto de «infracción directa», pues, a instancias de
que el eje central de su decisión que se sustentara en un
aspecto crucial como lo fue el hecho de que la fuente
generadora del pago realizado por la entidad demandante
estuvo mediado por decisiones jurisdiccionales emitidas
dentro de una acción constitucional, que luego, habían
perdido su vigor al haber sido revocadas, tales decisiones,
por el máximo tribunal de la jurisdicción constitucional, sin
excitación alguna, resulta razonadamente acertado afirmar,
de un lado, que al presente caso no resultan atinentes las
normas aludidas por la censura, a más de que las mismas
regulan aspectos ajenos a la controversia ventilada en las
instancias, la cual se centró exclusivamente en la
devolución, por parte de la demandada, de los dineros que
le fueron sufragados mediando una orden judicial que
posteriormente quedó sin efectos y, de otro lado, tampoco
resultan atendibles las razones vertidas por la demandada
en su defensa cuando alude a que el pago a ella realizado se
fundó en un error y por tanto la entidad demandante corría
con la carga de demostrar que dicho pago no era debido,
pues, no es predicable, en este caso, que la entidad
demandante haya realizado el pago por error, cuando se
itera que el mismo obedeció al cumplimiento de una orden
judicial que fuera revocada posteriormente y se le restaron

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todos sus efectos.

Por tanto, como lo ha señalado insistentemente la


jurisprudencia, la infracción directa, como causal de
casación, parte del supuesto indispensable de que la norma
acusada deba ser necesariamente aplicada, so pena de
desconocer el derecho que ésta claramente consagra, de
modo que de no ser procedente hacerla actuar en el caso
controvertido, como sucede en el sub examine, resulta
manifiestamente improcedente su acusación por infracción
directa.

En tal contexto, las disposiciones que según la


censura ha debido tener en cuenta el ad quem, no son de
aplicación al asunto que se examina, como quiera que son
mandatos dirigidos a regular dentro del tema de las
obligaciones en materia civil, una de las modalidades
«cuasicontractuales» como lo viene a ser «el pago de lo no
debido», sin que dichas disposiciones puedan ser
extrapoladas al presente caso y permitírsele tener injerencia
alguna, de lo que se sigue, inexorablemente, que el Tribunal
no infringió directamente las normas que se denunciaron.

Aunado a lo anterior, sobre las consecuencias y efectos


de la revocatoria de una decisión constitucional, ya tuvo
oportunidad esta de Sala de pronunciarse en la Sentencia
CSJ SL8211-2016 donde al rememorar la CSJ SL, 8 feb.
2011, rad. 36864 refirió lo siguiente:

[…] La conclusión del Tribunal sobre el efecto de la revocatoria

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de una sentencia que decide una acción de tutela también se


obtiene, con claridad, de la regla procesal, de carácter general,
prevista, para los trámites de tutela, en el artículo 7 del Decreto
306 de 1992, reglamentario del 2151 de 1991, aplicable en el
caso de acciones dirigidas contra particulares, precepto que si
bien no fue considerado expresamente por ese fallador, contiene
una regla que acogió y a la cual la censura no se refiere. Tal
disposición es del siguiente tenor literal:

“De los efectos de las decisiones de revisión de la Corte


Constitucional y de las decisiones sobre las impugnaciones de
fallos de tutela. Cuando el juez que conozca de la impugnación
o la Corte Constitucional al decidir una revisión, revoque el fallo
de tutela que haya ordenado realizar una conducta, quedarán
sin efecto dicha providencia y la actuación que haya realizado la
autoridad administrativa en cumplimiento del fallo respectivo.”

De esta norma fuerza colegir que las medidas que se hayan


tomado en cumplimiento del fallo de tutela revocado quedan sin
efecto. Aunque se refiere a la autoridad administrativa, como se
dijo con antelación, esa disposición, razonablemente
interpretada, puede extenderse respecto de los particulares. Por
lo tanto, no cabe duda de que cuando una sentencia de tutela
dictada en primera instancia es revocada, deja de producir
efectos jurídicos, por ser esa la consecuencia natural y obvia de
la derogatoria. Así también lo ha entendido la Corte
Constitucional, fallo de tutela de radicación T-068-95 de 22 de
febrero de 1995:

“De lo anterior se concluye que, si bien un fallo de tutela en


primera instancia puede ser recurrido por cualquiera de las
partes dentro de los términos establecidos por la ley, su
cumplimiento por éstas es obligatorio mientras se surte la
segunda instancia, la cual, de confirmarlo, dejará en firme la
actuación del a-quo, pero en caso de revocarlo, dejará sin
efectos totales o parciales el fallo objeto de apelación, y
producirá otros, los cuales las partes deberán acatar. Si bien
esta circunstancia no modifica para nada las decisiones de
tutela objeto de revisión en el presente caso, se debe prevenir al
Juez de primera instancia para que en el futuro decida con base
en lo preceptuado por la citada disposición”.

Si bien es cierto es posible que en la providencia mediante


la cual se revoca la de primera instancia, se tomen algunas
otras determinaciones, que deberán ser cumplidas, la falta
de un pronunciamiento sobre ellas no puede ser suplida
por otra autoridad judicial (salvo por la Corte
Constitucional, al revisar las decisiones sometidas a su
consideración), de suerte que la revocación de la
providencia producirá como lógica consecuencia que no
siga produciendo efectos y que las medidas adoptadas en
ella pierdan toda eficacia.

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Como en el presente caso, el Tribunal consideró que la


demandada debía devolver los dineros a la demandante por
cuanto «las sumas percibidas por ella dejaron de tener
legitimidad, fundando este argumento en «la contundencia de lo
precisado por la Corte Constitucional», lo realizado por el juez
colegiado no fue otra cosa que volver las cosas al estado
anterior a la realización del pago por parte de la entidad
demandante a la demandada, es decir, tal y como se
encontraba antes de cumplirse la orden impartida en la
providencia que vía revisión se revocó por la Corte
Constitucional, decisión del ad quem que a todas luces deviene
jurídicamente viable y no resulta desproporcionada.

Lo dicho en precedencia, es suficiente para concluir que


el cargo no prospera.

Las costas en el recurso extraordinario estarán a cargo


del recurrente, como quiera que hubiera oposición. Se fijan
como agencias en derecho la suma de $4.400.000 m/cte.,
que se incluirán en la liquidación que se practique con
arreglo a lo dispuesto en el artículo 366 CGP.

V. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley NO
CASA la sentencia dictada el cinco (5) de junio de dos mil

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catorce (2014) por el Tribunal Superior del Distrito Judicial


de Bogotá, dentro del proceso ordinario laboral seguido por
la EMPRESA COLOMBIANA DE PETRÓLEOS S.A.
(ECOPETROL S.A.) contra MARÍA DEL ROSARIO RUBIO
TRUJILLO.

Costas como se dijo en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

OMAR ÁNGEL MEJÍA AMADOR


Presidente de la Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

FERNANDO CASTILLO CADENA

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CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ

IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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