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Expediente 1339-2014

APELACIÓN DE SENTENCIA DE AMPARO

EXPEDIENTE 1339-2014
CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD: Guatemala, veintinueve de julio de dos mil
catorce.
En apelación y con sus antecedentes, se examina la sentencia de doce de
febrero de dos mil catorce, dictada por la Corte Suprema de Justicia, Cámara de
Amparo y Antejuicio, en la acción constitucional de amparo promovida por Miguel
Ángel Santizo Castillo contra la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de
Trabajo y Previsión Social. El postulante actuó con el patrocinio del abogado
Miguel Santiago Monzón Molina. Es ponente en el presente caso el Magistrado
Vocal III, Mauro Roderico Chacón Corado, quien expresa el parecer del Tribunal.
ANTECEDENTES
I. EL AMPARO
A) Interposición y autoridad: presentado el diecisiete de septiembre de dos mil
trece, en la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio. B) Acto
reclamado: auto de veinte de junio de dos mil trece, dictado por la Sala Segunda
de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social que, en apelación,
confirmó el auto emitido por el Juez Segundo de Trabajo y Previsión Social del
departamento de Guatemala que declaró sin lugar las diligencias de reinstalación
promovidas por el postulante contra el Estado de Guatemala y como entidad
nominadora el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. C) Violaciones que
denuncia: a los derechos de igualdad, al trabajo y estabilidad y a los principios
jurídicos de legalidad y juridicidad. D) Hechos que motivan el amparo: lo
expuesto por el postulante se resume: D.1) Producción del acto reclamado: a)
en el Juzgado Segundo de Trabajo y Previsión Social del departamento de
Guatemala promovió incidente de reinstalación contra el Estado de Guatemala,
entidad nominadora, Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, por haber
sido despedido del puesto que desempeñaba como Director de Área de Salud de
San Marcos del Ministerio mencionado, sin que el ente patronal contara con
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autorización judicial pese a encontrarse emplazado como consecuencia del


planteamiento de un conflicto colectivo de carácter económico social; b) el Juez
referido, al resolver, declaró sin lugar la reinstalación; y c) el Estado apeló y la
Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, por medio
de la resolución que constituye el acto reclamado, confirmó el auto que conoció en
alzada. D.2) Agravios que se reprochan al acto reclamado: denuncia el
postulante que el acto reclamado viola sus derechos y garantías enunciadas,
porque la Sala denunciada no tomó en consideración que de conformidad con el
artículo 380 del Código de Trabajo, una vez planteado el conflicto colectivo de
carácter económico social, el patrono, previo a dar por terminada la relación
laboral, debe solicitar autorización judicial. La Sala interpretó erróneamente la
norma ibidem, la cual no hace distinción sobre los casos en que se debe solicitar
la autorización judicial aludida. Agregó que la autoridad reclamada no tomó en
cuenta los fallos que con antelación se han emitido y en los que se ha protegido a
los empleados catalogados como de confianza de acuerdo a lo que establece el
principio de tutelaridad; de esa cuenta, la autoridad reprochada, por imperativo
legal, debió aplicar las normas que resultan más favorables al trabajador.
Concluyó argumentando que el puesto ocupado es considerado permanente, bajo
el renglón presupuestario cero once (011). D.3) Pretensión: solicitó que se
declare con lugar el amparo y, como consecuencia, se le restablezca en la
situación jurídica afectada. E) Uso de recursos: ninguno. F) Casos de
procedencia: invocó los contenidos en las literales a), d) y h) del artículo 10 de la
Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad. G) Leyes violadas:
citó los artículos 12, 108, 110 de la Constitución Política de la República de
Guatemala; 1º, 3º, 4º, 7º, 9º, 13, 16; y 36 literales f) y m) de la Ley del Organismo
Judicial.
II. TRÁMITE DEL AMPARO
A) Amparo provisional: no se otorgó. B) Terceros interesados: a) Ministerio de
Salud Pública y Asistencia Social; b) el Estado de Guatemala; y c) el Sindicato
Nacional de Trabajadores Administrativos del Ministerio de Salud Pública y
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Asistencia Social. C) Remisión de antecedentes: copias certificadas parciales


de: a) incidente de reinstalación doscientos ochenta y uno (281), dentro del
Conflicto Colectivo cero un mil ciento setenta y tres – dos mil once – cero un mil
trescientos noventa (01173-2011-01390) del Juzgado Segundo de Trabajo y
Previsión Social del departamento de Guatemala; y b) apelación ciento veinticinco
(125) dentro del Conflicto Colectivo cero un mil ciento setenta y tres - dos mil once
– cero un mil trescientos noventa (01173-2011-01390) de la Sala Segunda de la
Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. D) Medios de
comprobación: a) los antecedentes del amparo; y b) presunciones legales y
humanas. E) Sentencia de primer grado: La Corte Suprema de Justicia, Cámara
de Amparo y Antejuicio, consideró: “… la Sala impugnada consideró que la
remoción del denunciante no podía considerarse como represalia, en virtud de que
las prevenciones decretadas con motivo del planteamiento del conflicto colectivo
de condiciones de trabajo no le alcanzaban. Para arribar a la anterior conclusión,
el tribunal de trabajo estudió el artículo 3 del Pacto Colectivo de Condiciones de
Trabajo suscrito entre el Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de
Guatemala y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, del cual determinó
que, en ese caso, el Director de Áreas de salud, de la jefatura del área de San
Marcos, ejerce funciones de dirección y administración, en representación de
dicho ministerio. De lo anterior, se establece que la Sala impugnada invocó la
norma aplicable e indicó las razones que tomó en consideración para decidir que
no era necesario solicitar autorización para despedir al trabajador, asimismo,
determinó el puesto de confianza conforme estaba contemplado en el pacto
citado, por lo que el auto impugnado está debidamente fundamentado y razonado.
(…) Tomando en cuenta que la Sala impugnada actuó dentro de la facultad que le
confiere el artículo 372 del Código de Trabajo, al confirmar el auto de primera
instancia, se concluye que no produjo violación a los derechos del postulante, por
lo que la garantía constitucional debe ser denegada. Esta Cámara determina que
no hay sujeto legitimado para el cobro de costas judiciales, por ende, no puede
considerarse que se hayan generado gastos procesales para condenar al sujeto
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activo al pago de ellas. Con relación a la imposición de la multa, se estima que el


amparo es notoriamente improcedente, al haber actuado la autoridad impugnada
dentro de las facultades que le concede la ley, de esta manera, se condena al
pago de la multa al abogado patrocinante, de conformidad con el artículo 46 de la
Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad…” Y resolvió: “… I)
DENIEGA por notoriamente improcedente el amparo planteado por Miguel Ángel
Santizo Castillo contra la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones de Trabajo y
Previsión Social y, en consecuencia: a) No hay condena en costas; b) se impone
multa de mil quetzales al abogado patrocinante, Miguel Santiago Monzón Molina,
quien deberá hacerla efectiva en la Tesorería de la Corte de Constitucionalidad
dentro de los cinco días siguientes a partir de estar firme este fallo, cuyo cobro en
caso de incumplimiento, se hará en la vía correspondiente. (…)”
III. APELACIÓN
El postulante apeló, reiterando los argumentos vertidos en el escrito inicial del
amparo, y agregó: a) la Corte Suprema de Justicia no hace referencia a los fallos
que con antelación se han dictado contra la entidad nominadora en casos y
situaciones similares, por lo que, al haberse apartado de estos fallos, debió
pronunciar la razón de ello; b) la Cámara de Amparo debió aplicar, ex oficio, lo
regulado en el Convenio 158 de la Organización Internacional del Trabajo (sobre
la Terminación de la Relación de Trabajo por Iniciativa del Empleador), en el
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos de San
Salvador y la Carta de la Organización de Estados Americanos en su artículo 28;
c) el fallo apelado deniega el amparo sin hacer análisis objetivo y acorde a los
principios de justicia social e igualdad consagrados en la Constitución Política de
la República de Guatemala, situación que evidencia que al denegar el
otorgamiento de la protección pedida, se permite que continúen los agravios
provocados por la autoridad cuestionada; d) en la sentencia se hace transcripción
de varios artículos referidos a los trabajadores de confianza, dentro de los cuales
existe desigualdad, pues se dice que dichos trabajadores no están sujetos a un
horario y, sin embargo, en su contrato de trabajo se indica que su horario es de
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ocho horas a dieciséis treinta horas; e) ante la jurisdicción ordinaria hizo ver que
los médicos están organizados sindicalmente, pues fue aprobado el Sindicado de
Directores, Jefes de Área y otros profesionales médicos; f) al afirmarse que la Sala
procedió conforme a normas procesales del Código de Trabajo, se anteponen
meros formalismos a lo que deben ser y aplicarse en acopio al principio de Justicia
Social; g) tampoco hubo aplicación, en su caso, del principio de primacía de la
realidad ni del derecho de igualdad, pues no se tomó en cuenta que el patrono
tiene ventajas en las negociaciones colectivas.
IV. ALEGATOS EN EL DÍA DE LA VISTA
A) El postulante reiteró los motivos de inconformidad esgrimidos en su escrito de
interposición del amparo y los expuestos para motivar la apelación. Solicitó que se
declare con lugar el recurso de apelación y, como consecuencia, se revoque la
sentencia de primera instancia, otorgándose el amparo. B) El Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social, tercero interesado, manifiesta compartir el criterio
sustentado en la sentencia de Amparo de primer grado, debido a que el puesto
ocupado por Miguel Ángel Santizo Castillo es catalogado de confianza conforme al
Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo suscrito entre el Sindicato de
Trabajadores de Salud de Guatemala y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia
Social y, como consecuencia, no puede gozar de las protecciones que confiere el
emplazamiento que se decreta en un conflicto colectivo. Ello evidencia que al ser
catalogado el puesto que ocupó el ex trabajador, de libre nombramiento y
remoción, no estaba obligado el patrono a solicitar autorización judicial para
despedirlo. Agregó que se evidencia que lo pretendido por el accionante es
convertir el amparo en una instancia revisora de lo resuelto por los tribunales
ordinarios. Solicitó que se declare sin lugar el recurso de apelación y, como
consecuencia, se confirme la resolución venida en grado que denegó el amparo.
C) El Estado de Guatemala, tercero interesado, manifestó que comparte el
criterio del Tribunal de Amparo de primer grado, ya que las actuaciones han sido
efectuadas de conformidad con la ley, sin conculcar los derechos y principios
denunciados por el postulante, habiendo tenido las partes la oportunidad de
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pronunciarse en cada una de las etapas procesales y aportar los medios de


prueba que consideraran necesarias. Añadió que lo pretendido por el amparista es
convertir el amparo en una instancia revisora de lo resuelto por los tribunales
ordinarios. Solicitó que se confirme la sentencia apelada. D) El Ministerio Público
argumentó que en el caso que se analiza se advierte que la autoridad denunciada,
al emitir la resolución que constituye el acto reclamado, actuó ajustada a derecho,
sin haberse evidenciado vulneración a derecho y principio constitucional alguno
del amparista. De esa cuenta, el amparo no puede constituirse en una instancia
revisora de lo resuelto en la jurisdicción ordinaria, como lo pretende el accionante,
pues a los tribunales comunes corresponde con exclusividad valorar o estimar las
proposiciones de fondo. Solicitó que se declare sin lugar el recurso de apelación, y
que se confirme la sentencia de primera instancia.
CONSIDERANDO
---I---
Las prevenciones decretadas con motivo de un conflicto colectivo de
carácter económico social no protegen a los empleados de confianza, calificados
como tales, en forma expresa en la ley o en los pactos colectivos de condición de
trabajo.
---II---
Miguel Ángel Santizo Castillo acude en amparo contra la Sala Segunda de
la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, señalando como lesiva la
resolución de veinte de junio de dos mil trece que, en apelación, confirmó el auto
emitido por el Juez Segundo de Trabajo y Previsión Social del departamento de
Guatemala que declaró con lugar las diligencias de reinstalación promovidas
contra el Estado de Guatemala y como entidad nominadora el Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social.
La Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, denegó la
tutela con sustento en que la Sala reprochada, al declarar sin lugar la
reinstalación, evidenció que el puesto ocupado como Director de Área de Salud de
San Marcos del Ministerio referido, es considerado de confianza de acuerdo al
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Pacto Colectivo de Condiciones de Trabajo suscrito entre el Ministerio de Salud


Pública y Asistencia Social y sus trabajadores.
---III---
Esta Corte determina que las alegaciones del ahora amparista,
fundamentalmente consisten en que de conformidad con el artículo 380 del Código
de Trabajo, una vez planteado el conflicto colectivo de carácter económico social,
el patrono, previo a dar por terminada las relaciones laborales debe solicitar
autorización judicial. Denuncia que la Sala reprochada interpretó erróneamente la
norma ibidem, porque ésta no hace distinción de los casos en que debe solicitarse
la autorización judicial aludida. Además, la autoridad reclamada no tomó en cuenta
los fallos que con antelación se han emitido y en los que se ha protegido a los
empleados considerados de confianza, de acuerdo a lo que establece el principio
de tutelaridad; de esa cuenta, la autoridad reprochada, por imperativo legal, debió
aplicar las normas que resultan más favorables al trabajador. Concluyó indicando
que el puesto ocupado es considerado permanente, bajo el renglón presupuestario
cero once (011).
En el presente caso, se establece que lo relativo a los representantes del
patrono fue regulado en el artículo 3º del Pacto Colectivo de Condiciones de
Trabajo suscrito entre el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social y sus
trabajadores, el cual preceptúa: “Son representantes del patrono y lo obligan en
sus relaciones laborales con los trabajadores y SNTSG (…) se tendrá como
representante del MSPAS al Ministro, los Viceministros, Directores Generales,
Directores de Áreas de Salud, Directores de Establecimientos Públicos de Salud y
Gerentes de Oficinas Administrativas.”
El puesto que ocupaba el postulante en el citado Ministerio era de Director
de Hospital, considerado de confianza, razón por la que no le era aplicable lo
dispuesto en los artículos 379 y 380 del Código de Trabajo, porque como ha
sostenido esta Corte en sentencias de treinta y uno de enero, cinco de marzo y
veintisiete de agosto de dos mil trece, dentro de los expediente 2834-2012, 2964-
2012 y 2299-2013, respectivamente, no es necesario que se solicite autorización
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judicial para despedir a un trabajador de confianza, debido a que no tiene razón de


ser que el órgano jurisdiccional determine si la actuación del patrono configura o
no represalia contra una persona que, por su alta posición jerárquica en la
empresa, debía defender los intereses del empleador y, por ende, no estaba en
condiciones de apoyar las peticiones económico-sociales de los otros
trabajadores, a quienes sí se les debe proteger de cualquier despido arbitrario
derivado del ejercicio del derecho de negociación colectiva o de la condición
preferente en que se encuentren para respaldar aquellos intereses (aunque no
hayan suscrito el pliego de peticiones o no se hubieren adherido al conflicto). En
conclusión, resulta inviable que los trabajadores que desempeñen cargos de
confianza pretendan obtener su reinstalación, fundando su pretensión en la norma
precitada y con base en la vigencia de las prevenciones decretadas por el juez
respectivo.
Con relación a los motivos de inconformidad expuestos por el postulante al
apelar la sentencia emitida por el Tribunal de Amparo de primer grado, señaló en
primer término, que no se hizo ningún pronunciamiento con relación a otros fallos
que en casos similares al de estudio se han producido en contra de la autoridad
nominadora, sin embargo, se aprecia que no invoca en su escrito de amparo,
cuáles son los casos que guardan similitud con el actual y que constituyeran
doctrina de obligatoria aplicación, por lo que esta Corte se ve limitada para
pronunciarse con relación esto.
También alega el ahora accionante que el Tribunal a quo debió tomar en
cuenta el Convenio Sobre la Terminación de la Relación de Trabajo por Iniciativa
del Empleador. Dicho Convenio, en efecto, adopta diversas proposiciones relativas
a la terminación de la relación de trabajo por iniciativa del empleador. En su
artículo 1 dispone que deberá darse efecto a las disposiciones de ese Convenio
por medio de la legislación nacional, excepto en la medida en que esas
disposiciones se apliquen por vía de contratos colectivos, laudos arbitrales o
sentencias judiciales, o de cualquier otra forma conforme a la práctica nacional. El
artículo 2.4 prevé: “ En la medida en que sea necesario, y previa consulta con las
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organizaciones de empleadores y de trabajadores interesadas, cuando tales


organizaciones existan, la autoridad competente o el organismo apropiado de
cada país podrá tomar medidas para excluir de la aplicación del presente
Convenio o de algunas de sus disposiciones a ciertas categorías de personas
empleadas cuyas condiciones de empleo se rijan por disposiciones especiales que
en su conjunto confieran una protección por lo menos equivalente a la que prevé
este Convenio”. El artículo 10 regula: “Si los organismos mencionados en el
artículo 8 del presente Convenio llegan a la conclusión de que la terminación de la
relación de trabajo es injustificada y si en virtud de la legislación y la práctica
nacionales no estuvieran facultados o no consideraran posible, dadas las
circunstancias, anular la terminación y eventualmente ordenar o proponer la
readmisión del trabajador, tendrán la facultad de ordenar el pago de una
indemnización adecuada u otra reparación que se considere apropiada”. Por
último, el artículo 12.1.a) dispone: “1. De conformidad con la legislación y la
práctica nacionales, todo trabajador cuya relación de trabajo se haya dado por
terminada tendrá derecho: a) a una indemnización por fin de servicios o a otras
prestaciones análogas, cuya cuantía se fijará en función, entre otras cosas, del
tiempo de servicios y del monto del salario, pagaderas directamente por el
empleador o por un fondo constituido mediante cotizaciones de los
empleadores…”
De lo anteriormente transcrito, se aprecia que el Convenio invocado impone
como condición necesaria para que opere un despido, la existencia de causa para
ello, dejando a la legislación interna el modo de su regulación, la cual puede ser
legal y convencional. También prevé la posibilidad de que algún grupo de
trabajadores no quede sujeto a estas previsiones y, por último, la protección última
que concede es el derecho del trabajador de ser indemnizado si el despido opera
sin causa justa. (Todos los beneficios se encuentran en el propio Código de
Trabajo). Las protecciones que incorpora el Convenio no están siendo ignoradas
por la Sala denunciada, pues ésta no accede a la reinstalación en función del tipo
de trabajador que era el postulante (de confianza) posibilidad que no desconoce el
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Convenio, tal como ha quedado señalado; tampoco niega el derecho de


indemnización por despido sin causa, pues la resolución reclamada sólo se
pronuncia sobre la improcedencia de la reinstalación. Por ende, la Sala, al no
acceder a la reinstalación, no ha dejado de observar los derechos invocados por el
postulante, pues para los efectos de reinstalación proveniente de un presunto
derecho de estabilidad laboral por razón de emplazamiento en conflicto colectivo,
las previsiones del convenido no son la norma aplicable. Según lo indica el propio
postulante, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos de San Salvador y la Carta de la Organización de Estados Americanos,
en su artículo 28, proclaman que las personas, mediante su trabajo, tienen el
derecho de alcanzar su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones
de libertad, dignidad, igualdad de oportunidades y seguridad económica. Para esta
Corte, las decisiones de los jueces que no acogen pretensiones de reinstalación
no violan tales preceptos, pues el contenido de aquellos derechos no implica que
en el evento de que ocurran causas para disponer la finalización de un contrato de
trabajo, el patrono no pueda disponerlo. Por ende, no se aprecia inobservancia del
contenido de las normas internacionales invocadas.
La ubicación del cargo del postulante, como trabajador de confianza, está
en la propia ley profesional que rige el centro de trabajo en el que ejecutó sus
labores. Hechos como inobservancia del patrono respecto de las características
de este tipo de contratos –como el horario- no hacen desaparecer la condición de
empleados de confianza, pues tal situación operaría en su favor en el eventual
caso en que el patrono decidiera su despido alegando inobservancia del horario
fijo establecido, en cuyo caso el juzgador estaría compelido a hacer aplicación de
esta prerrogativa de los trabajadores de confianza. De igual manera, el hecho de
que una autoridad administrativa hubiera autorizado la conformación de un
sindicato formado por trabajadores “de confianza” no hace desaparecer respecto
de ellos la calidad de tales y, por ende, los jueces quedan compelidos a hacer
aplicación de las normas que de manera especial regulan el estatus de dichos
cargos, que es precisamente lo ocurrido en este caso. La inviabilidad de la
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reinstalación pretendida no prejuzga sobre los derechos que pudieran asistir al


trabajador para reclamar el pago de prestaciones derivadas de la finalización de la
relación laboral, por lo que se estima que, para tal efecto, el proceso de amparo
promovido interrumpe el plazo de prescripción que corre en contra del trabajador,
respecto de aquellos posibles derechos que pudiera pretender ejercer, sin que los
pronunciamientos hechos en amparo prejuzguen sobre la procedencia o
improcedencia de aquellas pretensiones por justicia o injusticia del despido.
Todo lo considerado evidencia la inexistencia de agravio que haya
lesionado derechos y garantías constitucionales del amparista y que deba ser
reparado por esta vía, razón por la cual, el amparo planteado deviene
improcedente. Al haber resuelto en igual sentido el tribunal a quo procede
confirmar la sentencia apelada, por las razones consideradas.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y 265, 268, 272 inciso c), de la Constitución Política de la
República de Guatemala; 1º, 5º, 6º, 8º, 46, 47, 57, 60, 61, 62, 63, 64, 149, 163
inciso c), 185, 186 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad; y 18, 19 y 36 del Acuerdo 1-2013 de la Corte de
Constitucionalidad.
POR TANTO
La Corte de Constitucionalidad con base en lo considerado y leyes citadas
al resolver declara: I) Sin lugar el recurso de apelación promovido por Miguel
Ángel Santizo Castillo, -postulante del amparo- y, como consecuencia, confirma
la sentencia apelada. II) Notifíquese y, con certificación de lo resuelto,
devuélvanse los antecedentes.

ROBERTO MOLINA BARRETO


PRESIDENTE

GLORIA PATRICIA PORRAS ESCOBAR ALEJANDRO MALDONADO AGUIRRE


MAGISTRADA MAGISTRADO
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MAURO RODERICO CHACÓN CORADO HÉCTOR HUGO PÉREZ AGUILERA


MAGISTRADO MAGISTRADO

HÉCTOR EFRAÍN TRUJILLO ALDANA MARÍA DE LOS ÁNGELES ARAUJO BOHR


MAGISTRADO MAGISTRADA

MARTÍN RAMÓN GUZMÁN HERNÁNDEZ


SECRETARIO GENERAL

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