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Capacitació n y desarrollo
La capacitació n y el desarrollo del personal son dos tó picos en los que el
á rea de Recursos Humanos de las empresas puede, muy claramente, añ adir
valor a la organizació n, al mismo tiempo que fortalecer su rol de servicio al
cliente interno y asesoría a la alta gerencia (Ulrich, 1997).
La capacitació n y el desarrollo de los recursos humanos en las
organizaciones parten del supuesto que la mayoría de los empleados puedan
ser naturalmente motivados a trabajar y a aprender. El hecho de tener una
actividad estimulan- te, de progresar en su profesió n o campo de acció n y de
recibir recompensas por su desempeñ o son factores que movilizan y atraen
su atenció n y energía (Price Waterhouse, 1987).
Para las empresas líderes, la capacitació n es una necesidad del negocio. El
propó sito es orientar los mejores recursos para obtener el mejor producto final
o el má s alto nivel de servicio efectivamente prestado. Esto significa contar,
en la dotació n, con empleados formados adecuadamente para responder a
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las necesidades de la empresa y las demandas del mercado.
En capacitació n, como en toda acció n que implique inversió n, las empresas
no deberían dejar casi nada librado al azar. La formació n del personal debe
proyectarse segú n los planes que la compañ ía tiene para su propio negocio
y para sus empleados y las iniciativas personales deben acomodarse a esos
intereses y prioridades.
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afirmarse que capacitar –en términos generales– significa ayudar a los adultos
a aprender, mientras que desarrollar significa apoyar, a esos mismo adultos,
en el proceso de gestió n del crecimiento de sus propias capacidades
(Margolis y Bell, 1986).
No debe olvidarse que la capacitació n tiene un fuerte poder de motivació n.
Formar a un empleado significa decirle que la empresa tiene un proyecto
de futuro para é l. La compañ ía le agrega valor y los sitú a en una posició n de
expectativa en el mercado.
Al diseñ ar sus políticas de capacitació n, las empresas piensan, en unos
casos, en puestos anó nimos, en otros casos (muy pocos) piensan
específicamente en quienes los ocupan. En otras palabras, en el contexto
organizacional, existe la capacitació n dirigida a todos los empleados y el
desarrollo de planes de carrera para algunos.
Esta distinció n conceptual y prá ctica abre la necesidad de profundizar los
planes de desarrollo de carrera y las acciones de capacitació n en las empresas,
cada una por separado.
Acciones de Capacitació n.
La capacitació n es entendida como el esfuerzo generalizado para mejorar
los conocimientos y las destrezas disponibles en la organizació n. Las
acciones de capacitació n deben basarse en un acercamiento entre el á rea de
recursos humanos y la línea. Debe responder tambié n a la difusió n de las
prá cticas de la compañ ía para pertenecer a ella y representarla. El té rmino,
se utiliza con frecuencia de manera casual, para referirse a la generalidad de
los esfuerzos iniciados por una organizació n, para impulsar el aprendizaje de
sus miembros (Sherman, Bohlander y Snell, 1999).
La capacitació n es un proceso, que parte de la comparació n entre las nece-
sidades para cubrir cada puesto y la formació n previa que tiene el individuo
que lo ocupa, a partir de ahí, se trabaja para cubrir esa brecha.
Muchos empleados llegan con una importante proporció n del conocimiento,
habilidades y capacidades necesarios para comenzar a trabajar. Otros quizá
para los ascensos. Esto es particularmente cierto en los casos de individuos con
un plan de desarro- llo bien definido, porque la compañ ía los forma para ocupar
puestos gerenciales o de responsabilidad, que podrían ocuparlos allí o en
otra empresa.
La planificació n del reemplazo y/o la sucesió n se vuelve una tarea
i nte los legajos de personal para identificar dos o tres sustitutos para cada
m posició n clave, en caso de ausencia o insuficiencia (Milkovich y Boudreau,
p 1994).
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Una buena prá ctica es hacer que todos los empleados conozcan el plan de
capacitació n para el añ o, pero no ocurre lo mismo con los planes de carrera.
Estos se manejan en la alta gerencia. No todos los empleados saben cuá l
será el destino de los poseedores de los talentos clave dentro de la empresa,
es un grupo de recursos humanos muy valioso y ademá s muy diná mico. La
idea es decirle a los colaboradores que má s contribuyen (o que contribuirá n
decisi- vamente) al é xito organizacional, que le conviene pensar en un
proyecto de evolució n profesional de largo plazo en la empresa (Bernard,
1997).
Entre las fuerzas importantes que obligan a las organizaciones a ofrecer
pro- gramas de desarrollo profesional se encuentran el aumento de la
competencia por recursos bien calificados, en las promociones, en la
innovació n tecnoló gica constante, en las presiones por la igualdad de
oportunidades y en la globaliza- ció n (Sherman, Bohlander y Snell, 1999).
Finalmente, debe remarcarse que el desarrollo de carrera no consiste en un
programa de formació n instantá neo, o en un taller de planificació n de la carrera
profesional, se trata de una actividad organizada, estructurada y en
continuo proceso que reconoce a las personas como un recurso vital de la
empresa (Gó mez-Mejía, Balkin y Cardy, 1997).
Hasta aquí las reflexiones basadas en un concepto general de buenas prá cticas
de gestió n de recursos humanos y de integració n entre ambas actividades;
corresponde verificar en el terreno el grado efectivo de aplicació n de esos
conceptos.
La evidencia empírica
Primero en 1996 y nuevamente en 1998, Pricewaterhouse Coopers SRL., con-
sultora internacional con má s de 30 añ os de trabajo en Bolivia, llevó adelante
sendas encuestas sobre las prá cticas de gestió n de recursos humanos predo-
minantes en el medio. Nunca antes se había llevado adelante un proyecto de
estas características y alcance.
El universo estuvo constituido por empresas privadas de las ciudades de La
Paz, Santa Cruz y Cochabamba, con suficiente masa crítica de personal
como para poseer una funció n de recursos humanos establecida.
En el primer estudio (Price Waterhouse, 1996) participaron 60 organizaciones
de diferentes rubros del quehacer empresarial. En un estudio idéntico dos añ os
má s tarde (Price Waterhouse, 1999), se involucraron 61 empresas, con una
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composi- ció n (por rubro) similar a la anterior. En términos de representatividad
muestral, se constituyó una muestra intencional aleatoria de las empresas que
poseían una unidad de recursos humanos o personal formalmente establecida.
Se indagaron má s de 15 aspectos diferentes del quehacer del á rea de
gestió n de recursos humanos. Los resultados generales en ambos estudios
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recurso humano y el
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Figura 2
Porcentaje de empresas que posee un esfuer- zo concreto
Programa de Planificación de Carrera en curso
desplegado para hacer de
estos enunciados una
realidad.
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15 Una aproximació n
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5 integradora
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No es posible poseer una
fun- ció n só lida de recursos
1996 1998 hu- manos en una
Año de relevamiento organizació n que no posee
Fuente: Price Waterhouse 1996, 1999 un enfoque es- traté gico
claro y coherente. El nivel
d e los recursos huma-
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nos al é xito organizacional, no permite concebir dicha funció n al margen del
todo organizacional, entendido como un sistema interactuante e integrado.
Un aná lisis específico realizado con informació n de las investigaciones ya
citadas, permite refrendar estas aseveraciones.
La relació n porcentual (de proporció n) entre la presencia de una Misió n insti-
tucional formalizada, la existencia de una Estrategia del Negocio y la expresió n
formal de una Estrategia de Recursos Humanos, es particularmente demostra-
tiva de la propiedad jerá rquica y sisté mica del planteamiento estratégico en
la organizació n. La tabla 1, a continuació n, muestra informació n sobre este
fenó meno con suficiente claridad.
La verificació n de la informació n caso por caso, permite afirmar que
ninguna organizació n fue capaz de formular una estrategia de recursos
humanos sin antes haber enunciado un enfoque estratégico sobre el negocio.
Aparentemen- te, no se trata solamente de la capacidad prá ctica de escribir
estrategias, se trataría de la necesidad de integrar la gestió n de las
personas, con la gestió n
Tabla 1
Porcentaje de empresas que aplican herramientas
estratégicas en la gestió n del negocio
Herramientas Estratégicas 1996 1998 Incremento Porcentual
Enunciado de Misió n Organizacional 60% 80% 33,3%
Enunciado de Estrategia de Negocios 40% 70% 75,0%
Enunciado de Estrategia
de Recursos Humanos 18% 39% 116,7%
Fuente: Price Waterhouse 1996, 1999.
Tabla 2
Porcentaje de empresas que aplican herramientas
de desarrollo en la gestió n de Recursos Humanos
Herramientas de Desarrollo 1996 1998 Incremento Porcentual
Programa de Capacitació n
en ejecució n 18% 34% 88,9%
Programa de Planeamiento
de Carrera en curso 11% 28% 154,5%
Fuente: Price Waterhouse 1996, 1999.
130 Bibliografía
Bernard, A., Definir los proyectos profesionales y orientar las carreras. En J.M. Pe-
retti (Ed.) Todos somos directores de recursos humanos. Ediciones Gestió n 2000,
Barcelona, 1997.
Gó mez-Mejía, L.R., Balkin, D.B., Cardy, R.L., Gestión de recursos humanos.: Prentice
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Margolis, F.H., Bell, C.R., Instructing for results. University Associates, Washington,
1986.
Meignant, A., Gestionar la formación. En J.M. Peretti (Ed.) Todos somos directores
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Milkovich, G.T., Boudreau, J.W., Dirección y administración de recursos humanos.
Addison-Wesley Iberoamericana, Buenos Aires, 1994.
Mondy, R.W., Noe, R.M., Administración de recursos humanos. Prentice Hall Hispa-
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Price Waterhouse, Diseño de cursos de entrenamiento. Autor, Londres, 1987.
Price Waterhouse, La administración de los recursos humanos en la gestión general
del negocio. Autor, La Paz, 1996.
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Sherman, A., Bohlander, G., Snell, S., Administración de recursos humanos. Interna-
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