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Núria Vives Nacher

NIUB: 20051043

PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD

ACTIVIDAD – DISFUNCIONES SEXUALES

Disfunción sexual relacionada con la fase del deseo

Hombre, 35 años, casado desde hace 3 años y sin hijos. Diagnosticado de depresión
mayor hace 2 años. Ha realizado tratamiento farmacológico desde entonces, siéndole
administrado un ISRS, en concreto Fluoxetina. También ha realizado tratamiento
psicológico y se encuentra mucho mejor desde entonces.

“Con la depresión perdí bastante el apetito sexual que solía tener, aunque una vez con
la medicación todo fue en decadencia”, “No tengo el deseo que tenia anteriormente”.
Remite el paciente cuando acude a consulta.

En el ámbito familiar no mantenía conversaciones sobre sexo, ya que provenía de una


familia muy religiosa y la cual no puso en disposición una buena educación sexual. A día
de hoy sigue siendo un tema tabú y delicado en las reuniones familiares.

La orientación sexual del paciente es heterosexual, se ha masturbado a lo largo de la vida


y nunca antes había rechazado el sexo. Previamente al diagnóstico de la depresión, él
experimentaba deseo de forma habitual y sin ningún problema y/o déficit del mismo,
teniendo relaciones sexuales satisfactorias.

La relación con su pareja es buena, aunque alguna vez ella realiza quejas implícitas sobre
la sexualidad que comparten, ya que ha notado la disminución en la frecuencia de las
relaciones. De todas formas, le acompaña en el proceso de tratamiento y respeta que se
encuentre en esta situación, impulsándolo a que busque ayuda si le preocupa la
disminución del deseo. Siempre han mantenido una relación muy estable y sana, donde
predomina la comunicación, la confianza y el respeto, facilitando así la expresión del
problema por parte de él.

Las relaciones sexuales las realizan con anticonceptivos orales, de forma que no usan el
preservativo. Ambos están satisfechos con este método.
Núria Vives Nacher
NIUB: 20051043

El diagnóstico es el siguiente: deseo sexual inhibido, adquirido, general y primario. La


etiología de disminución se debe a la combinación de factores psicológicos y una
enfermedad médica. Decimos que el deseo disminuido es algo adquirido porque aparece
a partir de algo, no desde que se inicia en la sexualidad.

En este caso, en primer lugar tendríamos que valorar un cambio de antidepresivo, como
por ejemplo, pasar al Bupropión, el antidepresivo más utilizado en cambios con
Fluoxetina. Como bien sabemos, los antidepresivos serotoninérgicos se asocian
frecuentemente con la Disfunción Sexual en un 70% de los casos en pacientes activos.
Debido a la gran afectación que esto puede generar en la vida de la persona, se han de
valorar otras opciones. En los casos de disfunción sexual podemos encontrarnos con un
retraso del orgasmo o anorgasmia, o bien con un descenso del deseo sexual o disfunción
eréctil / lubricación vaginal. El cambio a Bupropión se realiza porque este mejora la
función sexual previa a la toma del fármaco mediante un incremento del deseo sexual. En
caso de que no pudiéramos realizar una sustitución, también es eficaz en la combinación
con un ISRS para combatir la disfunción del deseo sexual (Montejo, Á. L., Majadas, S.,
et al., 2010).

Seguidamente, podríamos realizar terapia de pareja para solucionar cualquier problema


que pueda haber desencadenado la disminución del deseo sexual por parte del hombre, y
prevenir de futuros problemas, enseñado a gestionar la situación, dando las herramientas
necesarias para hacerlo y aportar técnicas que mejores las relaciones sexuales de la pareja.

Finalmente, podríamos realizar una intervención psicoeducativa para compensar el déficit


que tuvo durante la infancia y la adolescencia de educación sexual.

Disfunción sexual relacionada con la fase de excitación

Mujer, 25 años, con pareja estable desde hace 1 año y medio, pero sin estar casada. Sin
hijos.

Acude a consulta porque desde hace 9 meses le es imposible mantener relaciones


sexuales, imposibilitando la penetración, ya que le genera un dolor intenso. Esto parte
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justo desde el momento en que, 9 meses atrás, un chico intentó abusar de ella mientras
volvía de fiesta.

La relación con la pareja era buena previamente, cosa que se ha dificultado a causa de la
disfunción que ha surgido en ella. Cuando tienen relaciones sexuales se centran en la
masturbación, y ocasionalmente intentan la penetración, pero a ella le vuelve a generar
un dolor intenso, de forma que abandonan el acto, y en muchas de las ocasiones eso
genera que no finalicen la relación sexual, creando una insatisfacción por parte de ambos.

Él intenta comprenderla y hacerle costado, pero cada vez se le hace más complicado ya
que ha llevado un tiempo aceptar el problema y buscar ayuda profesional. Ella siente que
él la acusa de no ponerle remedio al problema, sintiéndose culpable de lo que le ocurre.

A nivel familiar, siempre ha podido hablar abiertamente de sexo con sus padres,
facilitando una educación sexual abierta y libre, aunque este tema ni el intento de abuso
lo ha comentado con ellos, dejando que solo sea su pareja la persona con la que puede
hablar de este tema.

Como podemos ver, la mujer sufre vaginismo causado por un hecho ocurrido en su vida.
Previamente experimentaba relaciones sexuales satisfactorias, con lo que podemos ver
que esto ha sido adquirido. La mujer sufre una incapacidad total para experimentar
penetración vaginal en cualquier situación, acompañado de un dolor intenso.

Es importante que localicemos ese dolor, es decir, si es superficial (vulvovaginal o


durante la penetración) o si es profundo (pélvico, en la penetración profunda), ya que
dependiendo de donde sea, aplicaremos unas técnicas de tratamiento u otras.

Para este caso, en primera instancia, sería recomendado realizar terapia de pareja para
mejorar la comunicación, trabajar la empatía, entender la situación que se está viviendo
y el por qué, y ofrecer técnicas para poder volver a la relación que tenían previamente.

Seguido a esto, realizaríamos entrenamientos en el control muscular, es decir, Ejercicios


de Kegel. También podemos recomendar el uso de dilatadores vaginales, para que ella
vaya acostumbrándose y viendo que si se encuentra relajada, no hay dolor.
Núria Vives Nacher
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Finalmente, sería de interés aportar también apoyo emocional mediante psicoterapia para
que no se siente incomprendida ni aislada por la disfunción que sufre, y con ello conocer
a personas que hayan pasado o estén pasando por lo mismo y así entender mejor lo que
le ocurre.

Disfunción sexual relacionada con la fase orgásmica

Mujer, 29 años, 5 meses casada. Sin hijos.

Ha acudido a consulta por una disfunción orgásmica. Refiere que nunca ha tenido un
orgasmo, siendo su pareja conocedora de la situación.

La relación con su pareja es buena, y las relaciones sexuales son mayoritariamente


satisfactorias por parte de la pareja, pero no para ella. Siente deseo, excitación y todo lo
que conlleva una relación sexual, pero es incapaz de finalizar con el orgasmo. Su pareja
no manifiesta ninguna disfunción sexual, señalando que cuando mantienen relaciones
sexuales, en general, él si que finaliza con la eyaculación y orgasmo.

En el ámbito familiar, nunca ha hablado de sexo con sus padres, por ningún factor en
concreto, sino que simplemente no han establecido un tipo de relación que conlleve hablar
de esos temas. Siempre que ha tenido dudas sobre sexualidad ha consultado con amigas,
amigos, o inclusive, profesionales de la salud.

Ha intentado masturbarse previamente sin un resultado satisfactorio. Anteriormente a su


pareja actual, tuvo otras parejas, con las que tampoco tuvo nunca un orgasmo y fingía que
si para no generar un problema en la relación. Por ese mismo motivo, desde el inicio de
la relación actual quiso ser sincera con su pareja y contarle lo que le sucedía. Ambos han
intentado solucionar el problema por ellos mismos, ya sea disfrutando de variación en las
relaciones sexuales, o mediante la ayuda de un ginecólogo, el que refería que no había
ningún problema orgánico. Finalmente, deciden acudir a un psicólogo.

Aquí el diagnóstico que obtenemos es: anorgasmia femenina. Como podemos ver hay
una ausencia de la respuesta orgásmica tras una fase de excitación normal producida por
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estímulos adecuados. Esto suele ocurrir entre un 10 – 40% de las mujeres, prevaleciendo
en mujeres jóvenes.

En primer lugar, hemos de tener en cuenta los problemas de relación que puedan haber y
los factores de estrés cotidianos que pueda vivir la mujer. También es de suma
importancia aprender a entender el propio cuerpo, es decir, al entender la anatomía y los
momentos en los que disfrutas con el contacto sexual, se puede mejorar la satisfacción.
Asimismo, podemos aumentar la estimulación sexual, ya sea cambiando de posiciones
durante las relaciones, mediante el uso de vibradores o fantasías, o en algunos casos, con
la bomba de vacío clitoriana que ayuda a aumentar el flujo sanguíneo y la estimulación
(Clinic, M., 2020).

Por otra parte, recomendamos terapia de pareja que pueda ayudar con los conflictos
surgidos por la disfunción sexual, además de profundizar en otros aspectos que pueden
estar influyendo en el problema. Además podemos contar también con terapia sexual,
incluyendo la educación sexual, habilidades de comunicación y ejercicios para poder
practicar con la pareja (Clinic, M., 2020).

Si al cabo del tiempo, mediante tratamiento psicológico no se encuentre la solución,


optaremos por tratamientos médicos. Un tratamiento efectivo seria la terapia con
testosterona, teniendo esta un papel importante el la sexualidad femenina. En algunos
casos puede conllevar una serie de efectos secundarios no deseados, de manera que el
médico que administre el tratamiento ha de controlar los efectos sobre la salud (Clinic,
M., 2020).
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Referencias

Clinic, M. (2020). Anorgasmia en mujeres – Diagnóstico y tratamiento – Mayo Clinic.


Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-
conditions/anorgasmia/diagnosis-treatment/drc-20369428

Montejo, Á. L., Majadas, S., Rico-Villademoros, F., LLorca, G., De La Gándara, J.,
Franco, M., ... & Spanish Working Group for the Study of Psychotropic-Related Sexual
Dysfunction. (2010). Frequency of sexual dysfunction in patients with a psychotic
disorder receiving antipsychotics. The journal of sexual medicine, 7(10), 3404-3413.

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