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7.2. Restauración Borbónica (1874-1902): nacionalismo catalán y vasco y regionalismo gallego.

El
movimiento obrero y campesino.
En el siglo XIX Cataluña era una región urbana e industrial, mientras que el resto del país era agrícola y rural.
El nacionalismo catalán se configuró en los siguientes momentos:
● El desarrollo de la Renaixença: es un movimiento cultural que quería difundir la historia y lengua
catalana.
● La fundación del Centre Catalá por Valentí Almirall: reclamaba la autonomía para Cataluña dentro del
Estado español.
● La actividad de Prat de la Riba: redactó las Bases de Manresa (programa del nacionalismo catalán),
que pedían la autonomía para Cataluña; el reconocimiento del catalán como lengua oficial, y la
recuperación de las Cortes catalanas.
● La creación de la Lliga Regionalista en 1901: fue dirigida por Prat de la Riba y Cambó y sus objetivos
eran la autonomía política y la defensa de los intereses económicos de Cataluña. Su éxito más
importante fue la creación de la Mancomunidad Catalana, es decir, la agrupación de las diputaciones
provinciales catalanas (se consideraba el paso previo para lograr la autonomía).
Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco en 1895. Las ideas del nacionalismo vasco son las siguientes:
● Creación de un Estado vasco independiente del Estado español, formado por el País Vasco español, el
País Vasco francés y Navarra.
● Antiespañolismo.
● Exaltación de la etnia vasca (los vascos serían un grupo racial diferenciado).
● Defensa del catolicismo.
● Difusión de la lengua, tradiciones y el mundo rural vasco.
● Denuncia del carácter españolista del carlismo.
Las principales bases del nacionalismo vasco fueron Vizcaya y Guipúzcoa. Fue apoyado por las clases medias.
Dentro del nacionalismo vasco había tensión entre los militantes de base (partidarios de la independencia) y la
dirección del partido (autonomía dentro del Estado español).
El regionalismo gallego es un movimiento cultural que pretende recuperar el gallego como lengua
(rexurdimento). Con la creación de la Asamblea Federal de la Región Gallega se transformó en un movimiento
político.
Durante el Sexenio, se asimilaron las principales corrientes ideológicas europeas: marxismo y anarquismo. En
1870 Fanelli organizó la sección española de la I Internacional y Lafargue agrupó a las asociaciones marxistas.
Tras producirse la división de la I Internacional, la sección española apoyó mayoritariamente a los anarquistas.
Las organizaciones obreras vinculadas a la I Internacional fueron declaradas ilegales.
El anarquismo presenta los siguientes rasgos:
● Defensa de la libertad individual: se rechaza a la autoridad y se defiende la abolición del Estado.
● Supresión de la propiedad privada: se defiende el colectivismo (la sociedad debe organizarse en
comunas).
● El apoliticismo: rechazan la participación en la vida política y solo aceptan los sindicatos.
● El anticlericalismo: consideran que la religión y la Iglesia limitan la libertad.
● La defensa de la revolución y de la huelga como instrumentos para acabar con el Estado.
En 1881 el gobierno de Sagasta declaró legales todas las asociaciones obreras, lo que permitió el surgimiento
de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), que tenía sus principales apoyos en Cataluña y
Andalucía. Se distinguen la corriente catalana (obreros industriales partidarios de la acción sindical) y la
andaluza (campesinos partidarios de acciones violentas). En este contexto, se produjo el asunto de la Mano
Negra y en 1887 la FTRE desapareció, haciendo que cobraran importancia las organizaciones anarquistas que
practicaban la propaganda de hecho (atentados, asesinatos…).
El marxismo fue, en un primer momento, una corriente minoritaria. Se fundó el Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) en 1879. Su líder fue Pablo Iglesias y Jaime Vera uno de los principales teóricos. Los principios
del socialismo se recogen en el programa fundacional del PSOE y eran:
● La abolición de las clases sociales y la liberación de los trabajadores.
● La transformación de la propiedad privada en propiedad colectiva.
● La conquista del poder político por la clase trabajadora.
El objetivo esencial del socialismo era la revolución, es decir, la toma del poder político por el proletariado y el
establecimiento de una sociedad sin clases. Hasta ese momento, era necesaria la lucha política y la
participación en los procesos electorales para difundir el mensaje marxista entre las clases trabajadoras.
En 1888 se fundó la Unión General de Trabajadores (UGT). sindicato socialista cuyos objetivos eran plantear
reivindicaciones de carácter laboral y la defensa de la clase trabajadora. El PSOE y la UGT fueron liderados por
Pablo Iglesias hasta su muerte.
Desde 1890, el PSOE presentó candidatos a las elecciones y obtuvieron algunos éxitos en las elecciones
municipales, sobre todo en las principales ciudades. Su denuncia de la Guerra de Cuba y su falta de
responsabilidad en el desastre del 98 fueron factores decisivos para difundir el ideario socialista.

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