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1. Introducción
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos
psiquiátricos más frecuentes en la infancia, ya que afecta entre el 3% y 6% de los niños.
Tiene elevada comorbilidad, ya que con frecuencia aparece acompañado de otros problemas.
Se transmite en familias con un alto componente genético y factores medioambientales no
completamente conocidos. Se han encontrado alteraciones en la estructura, función y
neurotransmisión cerebral en pacientes con TDAH. El tratamiento se basa en un abordaje con
medicación y psicosocial (apoyo escolar y entrenamiento de padres sobre el TDAH y manejo
conductual).
El TDAH es una de las enfermedades mejor y más extensamente estudiadas en medicina, y
hay datos claros sobre su validez como entidad diagnóstica. No hay ningún debate entre
profesionales competentes, bien formados, y que estén al día de los avances científicos, sobre
que el TDAH es un trastorno biológico cerebral, que causa un gran impacto en aquellos que
la sufren.
Inatención
- Frecuentemente no presta atención a los detalles, o comete errores por descuido en
los deberes del colegio, trabajo u otras actividades.
Hiperactividad
Las diferencias en los criterios diagnósticos del trastorno hipercinético de la CIE-10 y del
TDAH del DSM-IV dificultan la comparación de resultados de los distintos estudios. Para
diagnosticar un trastorno hipercinético, la CIE-10 requiere que el paciente presente al menos
6 síntomas persistentes de inatención y 3 síntomas de hiperactividad y un síntoma de
impulsividad presentes en más de un ambiente de la vida del niño. Por lo tanto, para hacer un
diagnóstico CIE-10 son obligatorios al menos 10 síntomas de los 3 dominios. Sin embargo, el
DSM-IV define el TDAH de una forma más amplia. Para el diagnóstico se requiere la
presencia de 6 síntomas de inatención o 6 de hiperactividad/impulsividad, para los tipos
inatento o hiperactivo/impulsivo. Alternativamente requiere síntomas en ambas áreas (6
síntomas de cada grupo) en el tipo combinado. Los síntomas deben estar presentes antes de
los 7 años al menos en 2 ambientes de la vida del niño, y durar al menos 6 meses.
Por lo general, la prevalencia del TDAH, si se usan criterios DSM-IV, es del 5% de los niños
en edad escolar (rango del 2,2 al 12%). A pesar de las controversias, algunas interesadas, está
claro que no se trata de un trastorno solamente americano ni de una <<enfermedad
cultural>>. Además de los estudios en EE.UU. hay evidencia sobrada de que el TDAH tiene
validez transcultural, y una prevalencia importante en países tan diferentes culturalmente de
EE.UU. como Nueva Zelanda, China, India y Alemania, por lo que se puede estimar que la
prevalencia real del TDAH según diversos estudios epidemiológicos que emplean diferentes
criterios diagnósticos estará probablemente entre el 2 y el 12%. Hay estudios que identifican
prevalencias del 9,6 % en Alemania, del 3,7 % en Suecia, del 6% en España, del 17% en
Colombia, y del 9% en Hong-Kong. Las diferencias de prevalencia dependen, como hemos
visto, del uso de criterios CIE-10 o DSM-IV y también del modo de hacer el diagnóstico: con
evaluaciones clínicas (la forma más fiable), con cuestionarios de profesores y también padres,
o sólo cuestionarios de padres o profesores, pero no de ambos.
Algunos síntomas del TDAH se pueden confundir con características normales. Pero en niños
sanos, al crecer y pasar de educación infantil a primaria, los síntomas suelen disminuir. Lo
más importante que nos hará distinguir entre un niño con TDAH y un niño sin TDAH es la
cantidad e intensidad de los síntomas y su permanencia en el tiempo y en diferentes
situaciones. En el TDAH, los síntomas son muchos (no uno o dos solamente), de intensidad
alta e interfieren con la vida diaria; están presentes en varias situaciones (no solo en casa o
solo en el colegio) y son inadecuados para la edad del niño. Es decir, lo que puede ser
frecuente y normal a una edad no lo es a otra. Por ello, frecuentemente a los padres de niños
con TDAH les dicen que son “inmaduros” y que ya madurarán, pero los síntomas siguen año
tras año. En niños sin TDAH, estos síntomas mejoran con el tiempo, o con un poco de
dirección por parte de los padres y profesores. Así, un niño que en educación infantil no se
mantiene sentado, va mejorando y ya en primaria permanece sentado sin problemas. Sin
embargo, los niños con TDAH parece que no aprenden cosas elementales (sentarse,
preocuparse de hacer sus tareas, acordarse de su material, pedir permiso y no interrumpir). Al
contrario que sus compañeros, que al principio de curso pueden tener problemas similares, se
van quedando atrás, no sólo en conocimientos, sino también en comportamientos. Los niños
con TDAH suelen ser detectados pronto por padres y profesores, que ven que algo va mal.
El TDAH se presenta antes de los 7 años de edad. Más del 80% de los niños continuarán
presentando problemas en la adolescencia, y entre el 30-65% en la edad adulta.
6. Causas (Isa)
No tiene una sola causa. El TDAH se origina como consecuencia de múltiples causas que se
dan a la vez en el niño.
causas más importantes del TDAH:
● Causa genética.
● bajo peso al nacer.
● gran adversidad psicosocial.
● consumo de cigarrillos durante el embarazo.
● consumo de alcohol.
POSIBLES CAUSAS:
● No ejercen normalmente las funciones ejecutivas
● cuentan con menor actividad en la zona prefrontal del cerebro.
como efecto de lo anterior, afecta al aprendizaje.
Afecta al desarrollo social y emocional del niño. Debido a los múltiples problemas en las
relaciones con los compañeros por su impulsividad. tienden a tener pocos amigos, pocos
duraderos y las relaciones son menos estrechas. Debido a los fracasos repetitivos en el
colegio, las discusiones con los amigos y con los padres, por malas notas y mal
comportamiento.
son frecuentes los síntomas depresivos (causa-efecto del TDAH).
Algunos niños con TDAH desarrollan:
Comportamientos negativistas.
Desobediencias progresivas.
Desafío a la autoridad
Problemas de conductas mayores.
Abuso de alcohol y drogas.
Entre mayor sea la claridad de las reglas y las expectativas, mayor será la posibilidad
de que un niño o niña con TDAH las comprenda.
Si hay un niño del aula que se va a distraer, ese es el niño con TDAH.
Entre las estrategias de aprendizaje para niños con déficit de atención, una que parece
obvia, pero no lo es, consiste en evitar y, de ser posible, eliminar las distracciones.
Esto no es sencillo de lograr porque los niños ya tienen tendencia de por sí a las
distracciones. Sin embargo, al niño con TDAH conviene sentarlo lejos de las
ventanas, puertas, sacapuntas de uso general y cualquier otro estímulo similar.
También es pertinente evitar los ruidos excesivos y los estímulos visuales. Si es
posible, dedica unos minutos a la escucha de música suave, pues puede ser una buena
alternativa para ayudar a mantener el foco.
Para un niño con TDAH es difícil mantener el foco, pero también lo es tener un
enfoque. Cuando él o ella hagan algo según lo que esperas que suceda, díselo y
reconóceselo. Esta es una forma de aumentar las posibilidades de que el
comportamiento se repita en un futuro. Por el contrario, cuando sea necesario, ten
preparadas las consecuencias que deben seguir posterior a un comportamiento no
deseado. De esta forma podrás actuar más rápido y evitar que escale a mayores.
Una estrategia para el TDAH en el aula es proveer recompensas. Estas deben ser
variadas con frecuencia para evitar el aburrimiento.
Visto que a los niños con TDAH les cuesta permanecer sentados durante mucho
tiempo, pequeñas pausas pueden tener un efecto positivo en su concentración. Por
decirlo de algún modo, es como permitirles que liberen las grandes cantidades de
energía que tienen contenida. Estas pausas activas pueden emplearse en beneficio del
orden en el aula o se pueden hacer con alguna actividad lúdica. He de pedirles que
borren la pizarra, beban agua o que den algunas vueltas alrededor del espacio del aula
es una buena forma de lograrlo.
Cuando se trata de estrategias para trabajar con niños con TDAH, el establecimiento
de reglas debe contemplar la flexibilidad como base fundamental, para ellos, las
normas estrictas son complejas de asumir. Si la forma en la que logran concentrarse
para leer es de pie, una norma como la de leer solo en el pupitre, debería ser
flexibilizada. Incluso se puede permitir la utilización de algunos juguetes flexibles que
tengan como propósito ejercitar el movimiento en sus propios asientos.
Los niños con TDAH tienen problemas para cumplir con muchas asignaciones y para
pasar de una a la otra. Exigirles que cumplan con todos puede hacerles sentir culpa,
por lo que es conveniente evaluarlos partiendo de otras variables.
Aunque la idea de comunicarles a todos los integrantes del aula acerca del compañero
con TDAH es contraproducente porque algunos pueden hacerle bullying, sí es
conveniente seleccionar algún compañero que pueda prestarle apoyo.
2.-Conservadores en Comidas
Muchos países han prohibido los conservadores en la comida, ya que han sido
relacionados directamente con la hiperactividad en niños menores.
También los sabores artificiales y el benzonato de sodio que se encuentran en su
mayoría presentes en comida empaquetada han sido relacionados con cambios en la
conducta y atención en niños pequeños.
Lo mejor es evitar que un niño pequeño consuma este tipo de productos.
3-Azúcar
La azúcar blanca, es muy difícil de procesar en el cuerpo, aunque no se ha podido
encontrar una relación directa en el desarrollo de TDAH, sí se sabe que aumenta la
hiperactividad en niños.
Lo mejor es siempre limitar el consumo de azúcar en niños.
5.-Lesiones en el Cerebro
Una lesión en el cerebro que puede ser por un golpe, un tumor, un derrame cerebral o
una enfermedad. Una lesión de este tipo puede causar problemas de atención o una
pobre regulación motora.
Según estudios, los niños que tienen este tipo de trauma, pueden presentar síntomas
similares al TDAH, pero tampoco se atribuye como una causa directa del desarrollo
de TDAH.
7.-Genética
La evidencia de estudios sugiere que el TDAH viene directamente de la genética de
los padres más que por cualquier otro factor que pueda influir en el desarrollo de este.
Un niño es cuatro veces más propenso a desarrollar TDAH si cualquiera de su línea
familiar tuvo o presentó TDAH. Hasta ahora, lo que se sabe es que hay una alteración
de falta o duplicación de ADN.
8.-Exposición a Químicos
Mientras la exposición al tabaco, alcohol y pesticidas pueda ser un problema, las
investigaciones apuntan hacia que hay otros químicos que puedan influir en el
desarrollo de TDAH.
Se han realizado estudios que apuntan hacia otros compuestos de la comida, como el
polifluoroalquilo, presentes especialmente en envases de comida rápida.
Aunque no se tiene la certeza completa de la relación directa de este y otros químicos
en comidas procesadas, lo mejor es mantener una dieta baja en consumo de productos
procesados y alta en productos naturales, tanto para la madre en etapa de embarazo,
como para niños pequeños.
https://www.apnadah.org/web2/bkofwb/docspdf/mj_1359372216.pdf
REFERENCIAS
https://www.aepap.org/sites/default/files/documento/archivos-adjuntos/tdah_-
_estrategias_recomendadas.pdf
http://www.feaadah.org/es/sobre-el-tdah/datos-y-cifras.htm