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ENSAYO MEMORIA HISTÓRICA

Presentador por:

Kary Zambrano Julio

Presentado a:

Edwin Viloria

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

Facultad de educación y ciencias humanas

Lic. En educación infantil

Cátedra de Paz

Cartagena

Marzo-07-2023
MEMORIA HISTÓRICA

La memoria es una de las funciones cognitivas superiores del cerebro humano, debido a
esto, el hombre tiene la capacidad de hacer construcciones mentales que permiten la
preservación de la identidad de toda una civilización. La memoria puede estar influenciada
por muchos factores y sucesos, en especial, los concernientes a experiencias, pérdidas o
traumas emocionales que marcan y cambian al individuo radicalmente. La capacidad de
recordar es lo que nos hace humanos, la relación entre la memoria y las construcciones
morales que permiten la convivencia con el otro es lo que nos hacen una sociedad; por
ende, las situaciones de violencia, injusticia, homicidios, saqueos, robos que experimentan
miles de personas en varias zonas de Colombia, dejan una marca y un vacío difíciles de
llenar y reparar. Con base a lo anterior, el presente escrito se permite abordar algunos
aspectos concernientes a la importancia de recordar aquellas experiencias trágicas que han
vivido muchos de nuestros hermanos colombianos con el objetivo de hacer memoria
histórica y entender la importancia de preservar el recuerdo de las víctimas para prevenir la
repitencia de estos conflictos armados violentos y promover la construcción de paz en las
generaciones que están en crecimiento, las cuales ignoran la realidad sociopolítica de
Colombia.

La temática de la memoria histórica puede ser abordada a través de tres preguntas


esenciales, ¿Para qué recordamos?, ¿Para qué olvidamos?, ¿Por qué la importancia de la
memoria histórica colectiva?

¿Para qué recordamos?

La memoria nos ayuda a construir la historia. El ser humano ha logrado recopilar


información sobre su pasado gracias a los restos arqueológicos, los historiadores, la
biología, la geología, entre otras ciencias que han permitido construir la historia del mundo
y de la humanidad que se conocen hasta hoy. No obstante, hay sucesos, vivencias,
experiencias, historias de vida que han sido trágicas, injustas y que no han pasado a
considerarse en la historia colectiva; hay crímenes, casos de violencia e injusticia que no se
llegan a conocer, casos de pueblos y comunidades enteras que viven las consecuencias de
conflictos de los cuales ellos nunca hicieron parte, son familias inocentes que tienen que
pagar por el mal que hicieron otros. Estos sucesos violentos no pueden quedar en el olvido,
la voz de estas víctimas no puede ser silenciada, es necesario que las generaciones
presentes y los porvenires rememoren estos conflictos en búsqueda de una construcción de
paz que permita la dignificación de los individuos perjudicados y la sanción debida a los
victimarios.
Recuperar la memoria histórica es un proceso integral, puesto que abarca todo lo que
implica ser humano. Conocer qué pasó permite el reconocimiento, la reparación y
dignificación de las vivencias de las comunidades en el presente provocando sentar mejores
bases para el futuro, profundizando en la sociedad colombiana un mayor respeto por los
derechos humanos y la justicia social.
La capacidad de recordar nos permite la construcción de nuestra identidad. La sociedad
colombiana está marcada por el conflicto armado que ha asediado al país y la incapacidad
de los gobiernos de poner un cese al fuego, de acabar con los grupos armados, al margen de
la ley. Esta historia de violencia en Colombia influye en el comportamiento, la conducta,
los temores de muchos de los habitantes en Colombia e incluso, de los extranjeros. En una
ocasión, un famoso artista fue invitado a un campamento de danza en la ciudad de Bogotá,
unos dos años después de que se diera un atentado contra un exministro de interior y
justicia colombiano; debido a esta noticia, él se negó a ingresar en el país. Como estas
existen muchas historias de violencia y terrorismo en Colombia que le dan al país una fama
de inseguridad, violencia y provocan temor no solo en los habitantes sino también en los
visitantes. De esta manera, el conflicto armado y la violencia generan conductas negativas
en las comunidades y obligan a muchos a irse de sus tierras, de sus pueblos
incrementándose así la pobreza, la desigualdad, entre otras condiciones de opresión y
marginalización. Debido a esto se debe hacer memoria de las situaciones pasadas, es
necesario conocer la historia, conocer las causas de la realidad del país, tratar de identificar
los factores que impiden el cambio y procurar esparcir una mentalidad enfocada en la
búsqueda de paz con el propósito de que se cumplan a totalidad las agendas de paz, los
tratados con los grupos armados y que se ahonden esfuerzos por brindar apoyo a las
familias que fueron víctimas del conflicto y la violencia en el país. Frente al olvido, la
recuperación de la memoria propone a la sociedad un recuerdo consciente y sereno. Implica
rescatar la memoria, organizarla, divulgarla. Aprender de ella, no para estimular venganzas,
reavivar viejos conflictos o crear otros nuevos, sino para saber y obrar acorde a nuestra
condición de ciudadanos y ciudadanas libres, responsables, sujetos de derecho y respeto.

¿Para qué olvidamos?

El olvido no es opuesto a la memoria, olvidar hace parte de la memoria. Es necesario


olvidar aquellos sucesos negativos para avanzar hacia un mejor porvenir. Sin embargo, la
memoria y el olvido se han vuelto parte de un negocio político que pretende mantener el
control sobre la memoria colectiva. Actualmente, la sociedad está en la era de las redes
sociales, donde los videos, imágenes denominadas “memes”, las noticias, los sucesos se
vuelven virales; las comunidades construyen una memoria colectiva que retiene cierta
información durante un corto tiempo, se habla del asunto por todos lados, se postea, el
vocabulario, los chistes, las conversaciones giran en torno al suceso, no obstante, al paso de
días o pocas semanas, aquel suceso queda en el olvido colectivo. Con base a esto se puede
decir que recordamos y olvidamos colectivamente. Los gobiernos, las élites conocen esta
realidad, por ende, se encargan de controlar aquellas realidades que ellos quieren que la
sociedad recuerde y aquellas situaciones que prefieren dejar en el olvido. Se pretende
modificar la identidad de la sociedad a través de los medios de comunicación, mostrando al
pueblo colombiano lo que consideran acorde a sus proyectos y planes corruptos, dejando en
el olvido los delitos de homicidio, desplazamiento de comunidades, injusticias, abandono
por parte del estado, ocultando así su incompetencia e incapacidad para proteger al pueblo.
El olvido le conviene en mayor medida a los victimarios, aquellos que pretenden quedar
impunes después de sus viles actos; le conviene a todos aquellos que quieren seguir
promoviendo las guerras, los conflictos violentos y que se lucran de ultrajar a las personas
vulnerables, despojarlas de sus bienes materiales e incluso de sus vidas para enriquecer su
propio orgullo y sus propios bolsillos. Por ende, los jóvenes no deben hacer caso omiso a la
memoria histórica ni a la cátedra de paz, puesto que ignorar la realidad que se ha vivido en
Colombia por mucho tiempo es darle el lugar, la razón, el apoyo a esos grupos ilegales y
violentos. Tomar la decisión de no olvidar, no abrirá heridas ni provocará resentimientos, al
contrario, permitirá que se prevengan nuevos conflictos. Olvidar provocará que se repita la
historia y se aumente la masacre y la maldad. Es necesario superar, pero no olvidar, no
olvidar las lecciones aprendidas que nos protegen de errar otra vez.

¿Para qué la construcción de la memoria histórica colectiva?

Para hablar de memoria histórica colectiva es necesario saber en qué consiste este término.
En palabras del escritor Alberto Rosa Rivero, “Cuando los actos del recuerdo son al
mismo tiempo actos de habla referidos a experiencias propias del hablante, hablamos de
memorias individuales; cuando se refieren al pasado del grupo, las llamamos memorias
sociales, y si estas últimas cumplen algunos requisitos las llamamos historia” (Rosa, A.,
2000). Este autor afirma que la memoria individual parte de aquellas experiencias que el
sujeto manifiesta de sí mismo, su perspectiva de los hechos, su parte en la historia general;
mientras que la memoria colectiva o social se refiere al pasado con el cual todo el grupo
está de acuerdo.
Halbwachs, citado por Betancourt (2004), establece una diferencia entre memoria histórica,
colectiva e individual:

 Memoria histórica: supone la recolección de los datos proporcionados por el


presente de la vida social y proyectada sobre el pasado reinventado.
 Memoria Colectiva: es la que recompone mágicamente el pasado y cuyos recuerdos
se remiten a la experiencia de una comunidad o que un grupo puede llegar a legar a
un grupo o grupos de individuos.
 Memoria Individual: en tanto que esta se opone (enfrenta) a la memoria colectiva,
es una condición necesaria y suficiente para llamar al reconocimiento de los
recuerdos; nuestra memoria se ayuda de otras, pero no es suficiente con que ella nos
aporte testimonio (p.126).

La memoria individual es significativa y personal, recopila la experiencia vivida de cada


persona, por lo que no se puede desmeritar o desprestigiar; es la suma de las memorias
individuales lo que permite la memoria colectiva, una recopilación de experiencias sobre un
hecho en común que recomponen la historia sobre el pasado. Esta memoria colectiva, pasa
también a ser histórica, puesto que se permite reinventar el pasado con datos
proporcionados del presente. Partiendo de esto, podemos responder a la pregunta en
cuestión. La situación pandémica reciente ha dejado un sinnúmero de historias y
experiencias personales en todo el mundo, todos tienen su propia versión del suceso,
algunos fueron trágicamente afectados por la grave situación sanitaria, mientras que otros
no recibieron daño alguno; son muchas las memorias individuales que se pueden encontrar
sobre la pandemia, pero hay una memoria colectiva que pasará a la historia, la cual incluye
cifras, estadísticas, fechas exactas, el impacto general sobre la población, los daños
económicos y psicológicos que la emergencia sanitaria dejó. Todos estos datos históricos
que el colectivo fue testigo de que pasó conforman la memoria histórica colectiva, en la
cual hay datos históricos comprobables, verificables que repercutirán en el futuro de la
humanidad.
La memoria histórica colectiva es indispensable y esencial puesto que permite llenar los
vacíos que deja la memoria individual, la cual está expuesta no solo al olvido, también a las
enfermedades, las deformaciones del recuerdo, los delirios y las diferentes dificultades que
distorsionan los recuerdos. Esta memoria histórica colectiva tiende a estar más enfocada en
el futuro que en el pasado, puesto que indagamos sobre el pasado desde el presente, pero
proyectándonos hacia el futuro. Sin memoria no hay identidad y sin identidad colectiva no
hay sociedad. Edelberto Torres nos dice que “la democracia no se fortalece enterrando la
verdad u olvidándola compulsivamente” (Torres-Rivas, 2000). La construcción de la
memoria histórica es en realidad la construcción de la democracia, la promoción de los
derechos humanos y la libertad, el recuerdo de la justicia y la oposición a la impunidad; a
través de construir las memorias del pasado, se pretende construir un porvenir donde la
justicia sea una regla que mida a todos por igual, donde se condene a los autores del crimen
y se dé valor a los injuriados a través de procesos de tratamiento, de restauración
emocional, psicológica y material. La memoria histórica colectiva es modelada por las
experiencias vividas de las distintas generaciones, así como por la idea que estas se hacen
de la historia. Todos cargamos con memorias históricas formadas a partir de experiencias
vividas de la historia, y sólo nos cabe aceptar las diferencias de memoria y las distintas
percepciones de aquello que se conoce como la realidad histórica, sin pretender borrar una
u otra, aceptando que todas son válidas, puesto que todas construyen la realidad, reinventan
el pasado y permiten la dignificación de las víctimas promoviendo una significativa
construcción de paz.

REFERENCIAS

 Kristeva, J., Ricoeur, P., & Wiesel, E. (2003). Por Que Recordar? Ediciones

Granica, S.A.

 Traverso, E., & Veiga, G. M. (2006). Els usos del passat: Història, memòria,

política. Publicacions de la Universitat de València.

 González M., P. y Pagés J., “Historia, memoria y enseñanza de la historia:

conceptos, debates y perspectivas europeas y latinoamericanas”, Revista Historia y

Memoria. No. 09 (julio-diciembre, 2014): 275-311.

 Rivero, A. R., Rosa, A., Bellelli, G., & Bakhurst, D. (2000). Memoria colectiva e

identidad nacional. Biblioteca Nueva.

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