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Lógica.
Honestidad.
Humildad.
Perseverancia.
Oración.
“Encárgales delante de Dios que dejen de discutir por
cuestiones de palabras. […] Enseña debidamente el
mensaje de la verdad” (2ª de Timoteo 2:14-15 DHHe)
ERRORES DE TRADUCCIÓN
A veces, un error de copista puede llevar a
errores de traducción, como ha ocurrido con el
texto de Apocalipsis 22:14.
Algunos manuscritos griegos usan unas palabras
(HOIPOIOUNTESTASENTOLAS) que se traducen
como “Los que guardan sus mandamientos”
(RV1909), y otros otras
(HOIPLUNONTESTASSTOLAS) que se traducen
como “Los que lavan sus ropas” (NVI).
Debemos consultar pasajes similares para poder
clarificar su correcta interpretación. Recordemos
que estos errores son de origen humano y no
tienen nada que ver con la inspiración divina de
la Biblia.
“Él provee de sana sabiduría a los
rectos; Es escudo a los que caminan
rectamente” (Proverbios 2:7)
¿Quién mejor para explicar la Biblia que su propio autor (2P. 1:21)?
Dios inspiró a los escritores bíblicos de
manera que podamos encontrar
explicaciones claras al comparar
diferentes versículos entre sí (Is. 28:10).
No necesitamos buscar en fuentes
filosóficas o científicas para entender la
verdad revelada en la Biblia.
Mejor aún, cuando no entendamos algo
podemos preguntárselo directamente al
autor. Dios nos dejó un medio para
comunicarnos con Él: la oración.
Nunca deberíamos estudiar nuestra
Biblia sin oración, dejándole al Espíritu
Santo que nos guíe a toda verdad
(Juan 16:13).
“Progresaremos en el verdadero
conocimiento espiritual tan sólo en la
medida en que comprendamos nuestra
propia pequeñez y nuestra entera
dependencia de Dios; pero todos los que
acudan a la Biblia con un espíritu
dispuesto a ser enseñado y a orar, para
estudiar sus declaraciones como Palabra
de Dios, recibirán iluminación divina.
Hay muchas cosas aparentemente difíciles
u oscuras, que Dios hará claras y sencillas
para los que traten así de comprenderlas”