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Introducción
Una vez un profesor de seminario daba una conferencia en una iglesia local sobre las reglas
para la interpretación de la Biblia y se fijó que una mujer en la audiencia tenía lágrimas en
las mejillas. Pensando que él la había ofendido, le preguntó por qué estaba llorando. “Estoy
llorando por usted”, dijo, “porque tiene que seguir todas las reglas para entender la Biblia.
Yo sólo leo la Biblia y Dios me dice lo que significa.”
¿Será que entender la Biblia es fácil? ¿Será que al leerla, Dios dice a cada creyente qué
significa, sin que el creyente tenga que indagar o esforzarse?
Por supuesto hay muchas partes de la Biblia que son fáciles de entender. Hasta un niño
puede entender Juan 3:16, por ejemplo. Pero también hay que reconocer que en la Biblia
hay ciertos textos no son muy difíciles de entender. Vamos a ver en un artículo futuro que
el Espíritu Santo de veras nos ayuda entender las Escrituras; sin embargo, veremos que el
Espíritu también espera que nos esforcemos y que usemos las herramientas que están a
nuestro alcance, incluyendo el estudio de las reglas de interpretación.
En este artículo empezamos una serie de reflexiones sobre la hermenéutica, o el estudio de
las reglas para interpretar correctamente la Biblia. En el resto de este artículo, veremos por
qué es necesario estudiar estos principios de interpretación.
La palabra que mejor capta los retos que el creyente enfrenta cuando lee la Biblia y trata de
entenderla es “distancia”. Aunque somos el mismo pueblo de Dios, adoramos al mismo
Señor y tenemos la misma fe, en cierto sentido hay una distancia entre nosotros y los
destinatarios originales de los libros de la Biblia.
Por ejemplo, hay una distancia de tiempo. Entre hoy y el tiempo en que los eventos
descritos en la Biblia ocurrieron, hay una gran distancia de tiempo que abarca varios
milenios y el mundo ha cambiado mucho en ese tiempo.
Por eso, en Oseas 10 el creyente promedio encuentra referencias a cosas que le resultan
prácticamente incomprensibles: ¿a qué se refiere “las becerras de Bet-avén” en v.5?
¿Dónde estaban Bet-avén, Asiria y Efraín (v.6)? ¿Qué eran los lugares altos (v.8) y por qué
eran pecaminosos? ¿Qué significa la referencia a Gabaa en v.9 o a la referencia a la
destrucción de Bet-arbel por Salmán en v.14?
Los contemporáneos de Oseas entendían perfectamente lo que él significaba con estas
referencias en su sermón. Pero a nosotros nos cuesta porque estamos separados de estos
acontecimientos históricos y lugares por tantos miles de años.
También hay una distancia de cultura. Por eso, en algunas partes de la Biblia encontramos
costumbres, creencias y prácticas que para nosotros hoy en día no tienen ningún sentido.
¿Por qué en Jueces 11 Jepté se sintió obligado a sacrificar a su única hija por un voto
impulsivo que había hecho en un momento de crisis? ¿Por qué en el mundo antiguo ungían
con aceite a los sacerdotes, a los reyes y a los enfermos? ¿Qué sentido tenía la costumbre de
quitar el zapato y darle a otro para la transferencia de propiedades mencionada en Rut 4:6-
8? Éxodo 36:26 dice, “No cocerás el cabrito en la leche de su madre.” ¿Por qué Dios
mandó eso y qué aplicación tendría hoy?
Cuesta entender estas cosas porque reflejan ciertas creencias y costumbres que eran de la
cultura de aquel entonces, cosas que ya no forman parte de nuestra cultura.
Además hay una distancia geográfica. A menos que uno haya visitado la Tierra Santa, no
tenemos un banco visual de datos y por eso nos cuesta visualizar los lugares descritos en la
Biblia. ¿Por qué, por ejemplo, la Biblia siempre dice que uno “sube” a Jerusalén y “baja”
para llegar a Jericó?
Por supuesto, aun si fuéramos a visitar Israel, los lugares no han quedado con la misma
apariencia que tenían en aquel entonces. Por ejemplo, 2º Samuel 18:8 describe el bosque de
Efraín como tan denso que “fueron más los que destruyó el bosque aquel día, que los que
destruyó la espada.” Hoy Israel no es boscoso sino árido. Jueces 14:5-6 describe un león
que atacó a Sansón. Ya no hay leones en Palestina.
Finalmente, hay una distancia de idioma. La Biblia fue escrita en los idiomas comunes de
su época: la mayor parte del Antiguo Testamento fue escrita en el hebreo (con unas partes
en arameo), mientras el Nuevo Testamento fue escrito en el griego. Sin embargo, para el
creyente moderno, hay una gran distancia lingüística con estos idiomas.
Se complica por el hecho de que hay ciertos matices de significado que son algo difíciles de
traducir de un idioma al otro (por ejemplo, traducir un chiste cuyo remate depende de un
juego de palabras).
Por un lado, disponemos de una abundancia de excelentes traducciones; por el otro, el
trabajo de un traductor tiene cierto elemento de interpretación.
Por ejemplo: observe las traducciones siguientes de 1ª Corintios 7:1:
La Reina Valera1960 dice, “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería
al hombre no tocar mujer”
La Nueva Versión Internacional dice, “Paso ahora a los asuntos que me plantearon por
escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales.»”
La Versión Castellana dice, “Contesto ahora a lo que me preguntasteis por escrito: Si
uno decide permanecer soltero, hace bien.”
La Reina Valera1960 es bastante literal al griego aunque nos deja con la inquietud, ¿qué
significa eso de “no tocar mujer”? Pero la Nueva Versión Internacional y la Castellana
ofrecen interpretaciones diferentes: la de tener relaciones sexuales en el caso de la Nueva
Versión Internacional; y en el caso de la Versión Castellana, la de casarse.
El estudio de las reglas para la buena interpretación bíblica procura ayudarnos superar la
distancia de tiempo, cultura, geografía e idioma. Por eso vale la pena estudiarlas.
Así que, conozcamos y usemos las buenas reglas de la interpretación bíblica.
Métodos incorrectos para interpretar la Biblia
En un artículo anterior sobre la interpretación bíblica, vimos por qué era importante
estudiar reglas de buena interpretación de la Biblia. En este artículo, vamos a
profundizarnos un poco en este tema con hablar de seis métodos incorrectos para interpretar
la Biblia.
El primer método incorrecto es el MÉTODO LITERALISTA. Ahora, no se debe
confundir “literalista” con “literal”, ya que “literal” es una descripción del significado más
sencillo y más de acuerdo a lo que el autor hubiera tenido en mente. “Literalista” quiere
decir una manera hiperliteral y letrista que ignora el uso normal de lenguaje, como el
lenguaje figurado.
Un ejemplo sería interpretar Mateo 26:26c “…este es mi cuerpo” para significar que el pan
tuvo que haberse convertido en forma milagrosa en el cuerpo literal de Cristo. Por supuesto,
si tomamos en cuenta el uso de lenguaje figurado como metáforas, surge otro significado
más natural: “…este representa mi cuerpo o es semejante a mi cuerpo”.
Otro ejemplo es la manera en que los rabinos en la antigüedad solían interpretar Proverbios
22:9, “El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente.” Fijándose en
el hecho de que “ojo” era singular y no plural, ellos concluyeron que el versículo enseñaba
que los dos ojos de una persona podían ver simultáneamente en distintas direcciones, como
los camaleones en el Discovery Channel, pero si uno de los dos ojos de una persona era
bueno, pues aquel ojo miraría únicamente el la dirección del bien.
Es mejor interpretar este proverbio tomando en cuenta que “ojo” en este proverbio es
lenguaje figurado que significa a la persona y pone énfasis en su reacción a lo que observa.
Como se nota, la interpretación literalista resulta en interpretaciones raras y absurdas.
El segundo método incorrecto es el MÉTODO ALEGÓRICO. Este método busca
encontrar en el texto bíblico un sentido “más profundo” y oculto que va más allá del sentido
obvio o literal del texto. Por eso, asigna a personajes, objetos, eventos y otros detalles un
significado “espiritual” que no está relacionado con el significado literal del autor original.
Digamos que un predicador fuera a predicar un sermón sobre Nehemías 3:3, “Los hijos de
Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con
sus cerraduras y sus cerrojos.” Digamos que la idea de su sermón fuera, “Hermanos, este
texto quiere decir que ¡debemos pescar almas!” Tal interpretación sería buen ejemplo de
alegoría, porque Nehemías se refería a una puerta literal que se llamaba “la puerta del
Pescado” y al escribir v.3, seguramente estaba pensando en como esa familia edificaba el
muro de Jerusalén a la altura de aquella puerta. A pesar de que ganar almas para el Señor es
algo bueno, Nehemías no hablaba de eso en este versículo.
A veces en el afán de encontrar una aplicación en un texto, el lector cae en sacar
interpretaciones alegóricas. El problema con el método alegórico es que impone las
propias ideas del intérprete sobre el texto.
El tercer método incorrecto es el MÉTODO DOGMATICO. Según este método, la
correcta interpretación es la que está de acuerdo con las doctrinas (o “dogmas”) de una
determinada autoridad eclesiástica, y no tanto porque está basada en buenos principios de
interpretación.
Un ejemplo es la manera en que la Iglesia Católica Romana históricamente ha dicho que
sólo el magisterio de la iglesia puede interpretar la Biblia. Sin embargo, hay que recordar
que también en muchas iglesias evangélicas los miembros creen una enseñanza bíblica
porque así lo enseña el pastor, y no tanto porque han estudiado el texto y sacado
conclusiones.
Realmente todos nos acercamos al texto con ciertos prejuicios y por no haber estudiado
cada pasaje personalmente, casi todos nosotros hacemos esto en forma inconciente de vez
en cuando. Debemos procurar liberarnos poco a poco de depender de la interpretación de
otros.
En su forma más extrema, el método dogmático pone fuera de crítica cualquier doctrina
falsa y por lo tanto se presta a abusos en la interpretación del texto bíblico. También niega
la “perspicacia” de la Biblia así fomentando la pasividad y falta de lectura las Escrituras en
vez de imitar el ejemplo de los de Berea (Hechos 17:11-12), y por lo mismo puede
desestimular el estudio bíblico personal y crear una dependencia no sana en la autoridad
eclesiástica que impide el crecimiento espiritual.
El cuarto método incorrecto es el MÉTODO RACIONALISTA que interpreta la Biblia a
través del supuesto de que la única realidad que existe es la realidad natural y científica; por
eso, que niega la intervención (o la existencia) de Dios y deja fuera toda posibilidad de
milagros o de profecía predictiva. El estudiante de la Biblia a veces se topa con este método
en algunos libros y comentarios escritos por autores de corte teológica liberal.
Por ejemplo, el método racionalista explicaría el milagro del Mar Rojo con decir que
cruzaron en una parte donde el agua tenía poca profundidad, y por eso pudieron cruzar pero
los carros de Faraón se quedaron y los israelitas se escaparon.
Otro ejemplo del método racionalista es un acercamiento a las profecías de Daniel que dice
que fueron escritas en el 3º o 2º siglo antes de Cristo, porque describen en gran detalle el
surgimiento de los grandes imperios gentiles de Babilonia, Persia, Grecia y Roma y hasta
describen las campañas militares después de la muerte de Alejandro Magno. Por eso – dice
el método racionalista – estos capítulos tuvieron que haber sido escritos después que
sucedieron estos eventos.
El problema con este método es que impone una cosmovisión secular y racionalista a las
Escrituras. Si Dios existe, no debe sorprendernos que haya milagros y profecía predictiva.
Por supuesto que usamos la razón para entender el mensaje de la Biblia; sin embargo, no
debemos entronar la razón como un criterio para decidir qué partes del mensaje bíblico
vamos a creer o no creer.
El quinto método incorrecto es el MÉTODO MÍSTICO, según el cual hay que interpretar
la Biblia a través de un sentimiento, una experiencia o una supuesta comunicación personal
de Dios al intérprete.
Por ejemplo, Éxodo 23:19 dice, “No guisarás el cabrito en la leche de su madre”. Un
renombrado conferencista evangélico decía que este versículo quería decir que el creyente
no debe comer carne y productos lácteos en la misma comida porque haría daño a su salud.
Agregó, “Sé que esta es la correcta interpretación porque oré mucho y el Señor me
confirmó esta interpretación”.
Otro ejemplo sería, “Me casé con una chica inconversa que después aceptó a Cristo;
entonces, sé que está bien que los jóvenes cristianos se casen con personas no cristianas,
porque es una manera de evangelizar.”
Todavía otro ejemplo sería, “Me voy a divorciar de mi esposa y casarme con Fulana porque
tuve un sueño en que Dios me dijo que lo hiciera porque El quiere que yo esté feliz.”
El gran problema con este acercamiento a la Biblia es que es muy sujetivo. Interpreta la
Biblia en base a las experiencias en vez de dejar que la Biblia interprete las experiencias.
Aunque las emociones son una parte integral de los seres humanos, la maldad en nuestro
corazón (Jeremías 17:9) puede llevarnos tomar decisiones equivocadas basadas en la
emoción o puede llevarnos a interpretar equivocadamente nuestras experiencias. Además,
no todas las experiencias de carácter místico vienen de Dios.
El sexto método incorrecto que voy a mencionar es el MÉTODO LIBERACIONISTA
que interpreta toda la Biblia a la luz del compromiso con la lucha para la justicia social.
Por ejemplo, los proponentes de este método toman el éxodo como paradigma para las
luchas armadas de liberación. También dicen que se debe descartar los proverbios que
critican a los pobres, porque son escritos desde la perspectiva de los ricos.
Las debilidades de este método son que juzga la Biblia a la luz de la lucha por la justicia, en
vez de vise-versa; también, pasa por alto las implicaciones no políticas de la Biblia; y
finalmente, tiende a casar una interpretación bíblica con una ideología particular.
Hermanos, en nuestra predicación y estudio bíblico, evitemos los métodos incorrectos para
interpretar la Biblia.
El método correcto para interpretar la Biblia
En el artículo anterior, vimos unos métodos incorrectos que no debemos usar para
interpretar la Biblia. En este artículo vamos a ver el método correcto .
Sin embargo, antes de explicar el método, voy a mencionar unos supuestos que forman las
bases para el método:
Dios se revela a sí mismo a la humanidad para que los seres humanos podamos tener una
relación con El. Esta comunicación incluye detalles como: quién es Dios, cómo es, qué es
el ser humano, de dónde vino la humanidad y para qué está en la tierra. Además esta
revelación elucida la gran brecha que hay entre nuestro Dios santo y la humanidad
pecaminosa, y qué hizo Dios en Cristo para arreglar ese problema y hacer posible una
relación con El.
Un aspecto de la revelación que Dios ha dado a la humanidad es lo que El inspiró a autores
humanos a poner en forma escrita en la Biblia.
La Biblia es un libro divino; por lo tanto, lo que la Biblia afirma, Dios afirma.
La Biblia también es un libro humano. Fue escrito en lenguaje humano, usando la
gramática y las técnicas literarias de su época y cultura, y refleja las personalidades de los
autores y las situaciones históricas en que vivían ellos y sus destinatarios. Por eso, debemos
interpretarla según las leyes de la hermenéutica que se aplican a otras obras de literatura.
Los libros de la Biblia fueron escritos para contextos particulares. Por lo tanto, nos incumbe
averiguar su sentido original, especialmente antes de sacar aplicaciones. Este sentido
original es el mensaje que el autor comunicaba a los destinatarios o su audiencia original.
No queremos sacar una interpretación (o aplicación) en que el autor diría, “¡Ay, no! ¡No
dije eso!”
Por eso, sería una equivocación dar un mensaje a un grupo de jóvenes sobre “Por qué las
chicas y los muchachos no pueden andar tomados de la mano,” basándome en 1ª Corintios
7:1 el cual dice, “bueno le sería al hombre no tocar mujer.” Según tal predicador, Pablo
decía que los muchachos y chicas literalmente no deberían tocarse.
Sin embargo, un estudio del contexto en capítulo 7 indica que Pablo contestaba ciertas
preguntas que tenían que ver con el matrimonio y el estado de ser soltero o soltera. Resulta
que “no tocar mujer” es una figura (un eufemismo) que significa el matrimonio con la
relación sexual que eso conlleva. En efecto, Pablo significaba, “Está bien que un hombre se
quede soltero”. Por eso, antes de hacer aplicaciones del texto, es importante primero
entender qué era lo que el autor significaba a su audiencia original. Si alguien quiere hablar
con jóvenes sobre la cuestión de muestras públicas de atracción mútua, mejor buscar otro
texto.
La Biblia tiene un mensaje relevante para todos los tiempos y para todas las personas. Por
lo tanto, nos incumbe hacer caso al mensaje original y aplicarlo a nuestro contexto.
Entonces, con estos supuestos ya en la mesa, podemos decir que el método correcto para
interpretar la Biblia es el método “histórico-gramático”.
Se describe como “histórico” porque procura interpretar un pasaje bíblico de acuerdo al
trasfondo histórico del pasaje, incluyendo las circunstancias del autor y los destinatarios, el
contexto político, religioso, social y cultural. Incluye también el problema o la situación
que motivó al autor escribir ese mensaje a aquella audiencia.
Este método se describe como “gramático” porque procura interpretar un pasaje bíblico de
acuerdo a las normas para el uso del lenguaje; por ejemplo, según el significado de las
palabras, el contexto, su relación con otras palabras y su composición gramatical.
A veces sucede que un nombre o una definición se van refinando a través del tiempo. El
nombre de este método de interpretación no es una excepción.
Por ejemplo, algunos han agregado “literal” a la definición. Cuando se habla de una
interpretación “literal”, quiere decir que el mejor significado por lo general es el más
normal, no un significado esotérico.
Descubrimientos arqueológicos en décadas más recientes han derramado más luz sobre los
géneros literarios de los tiempos bíblicos. Por ejemplo, parece que partes de la Ley de
Moisés siguen el formato de los tratados entre un rey fuerte y unos vasallos aliados al rey.
También, dentro del género de epístolas, parece que Filipenses se encaja en el sub-genero
de “cartas de amistad”.
Esto, más el hecho de que la Biblia está repleta de lenguaje figurado, les influyó a algunos a
agregar “literario” a la definición. Cuando hablamos de “literario”, quiere decir que
debemos interpretar un pasaje bíblico de acuerdo a su género literario, e interpretando
correctamente cualquier lenguaje figurado, modismo y figura extendida (como tipo,
símbolo, alegoría o parábola).
Finalmente, algunos agregan “teológico” a la definición. El aspecto “teológico” trata de
tomar en cuenta varios factores: primero, la progresión en que Dios dio Su revelación en las
Escrituras. Por ejemplo, cuando David dice en el Salmo 51:11 “no quites de mi tu santo
Espíritu” hay que tomar en cuenta que en el AT Su ministerio era limitado a líderes claves
y al perder el Espíritu lo que perdían era su liderazgo (1º Samuel 16:14), Sin embargo, en el
NT hubo cambios en que el Espíritu ministraba en todos los creyentes y en forma más
permanente (Juan 14:16-17). O sea, desde los días de David hasta la época de la iglesia en
que estamos, sucedió una progresión de revelación sobre el ministerio del Espíritu Santo.
Un segundo factor teológico es si hay continuidad o discontinuidad entre el texto y el
pueblo de Dios hoy. Por ejemplo, al leer Deuteronomio 20:16-18 donde Dios manda a
Israel a exterminar totalmente los pueblos en la tierra prometida, sabemos instintivamente
que hoy no aplicamos en forma directa este mandamiento que era dirigido a un grupo
específico y sólo por un tiempo definido. La matanza es un factor de discontinuidad. Por el
otro lado, la razón dada en v.18, la de no aprender los pecados de ellos, es un factor de
continuidad, porque todavía debemos tomar pasos para no dejarnos influir por el pecado.
Un final factor teológico es la enseñanza general de la Biblia sobre las doctrinas o temas
que están en el texto. Por ejemplo, digamos que alguien enseñara sobre “La oración no
contestada”, basándose en Marcos 11:24, “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis
orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” Si nos basamos únicamente en este versículo
para sacar conclusiones sobre la oración no contestada, puede ser que concluyamos que
cualquier cosa que pidamos – las riquezas, la sanidad, la venganza, el éxito de un negocio
ilícito, el amor de una persona del sexo opuesto – si sólo podemos creer lo suficiente que
vamos a recibir la respuesta que anhelamos, a la fuerza Dios tiene que darnos esa cosa.
Es cierto que la falta de fe es un factor que puede hacer que Dios diga “no” a nuestra
petición (Santiago 1:5-6). Pero hay otros factores, tambien: si estamos permaneciendo en
Cristo y dejando que su Palabra permenezca en nosotros (Juan 15:7), si estamos viviendo
en una manera que agrada a Dios (1 Juan 3:22; Santiago 5:16), y si la petición misma está
de acuerdo a la voluntad de Dios (1 Juan 5:14-15).
El punto es que, si no tomamos en cuenta lo que la Biblia enseña en otros pasajes sobre la
oración no contestada, corremos el riesgo de sacar una enseñanza equivocada o por lo
menos no equilibrada.
Lo que describí son los conceptos que el método correcto trata de tomar en cuenta en el
momento de interpretar las Escrituras. Como sería muy largo hablar del método “literal-
histórico-gramático-literario-teológico”, de aquí en adelante voy a refirirme al método
histórico-gramático.
¡Seamos buenos intérpretes de la Palabra!
Reglas para la interpretación
Vamos ahora a presentar brevemente algunas reglas elementales de Interpretación Bíblica, tales como:
a) El mejor intérprete de la Biblia es la Biblia misma. Creemos que el mismo Espíritu Santo, que inspiró a los escritores
de los Libros Sagrados, inspira hoy a todos aquellos que, de manera humilde y con espíritu de oración, leen La Biblia para
conocer la voluntad de Dios y para recibir inspiración y divinos estímulos para vivir la vida cristiana a plenitud. Es por eso
que La Biblia sin notas en manos de los fieles, para ser examinado libremente por todos, es una gran bendición para la
Iglesia y el mundo. Para interpretar correctamente un pasaje de La Escritura, usted no necesita ni de libros auxiliaros, ni de
tratados teológicos, ni de notas interpretativas de ninguna clase. La Biblia misma se encarga de su propia interpretación.
Para entender cabalmente cualquier pasaje de La Escritura, lea las referencias, que le señalan capítulos y versículos donde
usted puedo encontrar luz suficiente para interpretar correctamente un pasaje dado. Estas referencias se señalan con letras
pequeñas que aparecen después de algunas palabras del Texto
Sagrado. Estas mismas letras las encontramos luego en el centro de la página donde se citan, dentro de dos líneas
paralelas, el capítulo y el versículo de otro libro de La Biblia que debemos leer para interpretar mejor el pasaje que estamos
estudiando.
b) Los pasajes obscuros se interpretan a la luz de los claros y no a la inversa. Ciertamente, al leer La Biblia
encontramos pasajes difíciles de entender. Digamos que son pasajes obscuros y que para interpretarlos correctamente
necesitamos luz, que nos ilumine y nos aclare las ideas contenidas en los mismos. Por la gracia de Dios, por cada pasaje
obscuro de La Escritura, hay muchos otros que tratan el mismo tema con claridad meridiana. Estos pasajes claros que
arrojan luz sobre los obscuros, son los que debemos leer para interpretar correctamente el asunto que queremos entender
mientras estudiamos las Sagradas Escrituras. Por ejemplo, el tema de la Segunda Venida de Jesucristo fue presentado por
nuestro Señor en forma sencilla, clara, precisa y categórica. Al leer las palabras de Jesucristo sobre Su Segunda Venida
tendremos luz suficiente para aclarar cualquier pasaje obscuro que sobre ese mismo tema encontramos, por ejemplo en el
Libro de Daniel o en el Libro de Apocalipsis. Esto quiere decir que las enseñanzas claras y sencillas de nuestro Señor sobre
Su Segunda Venida, arrojan luz sobre este tema y que a la luz de esas enseñanzas usted debe interpretar siempre todos
aquellos pasajes que sobre este tema contiene La Biblia.
c) Cada texto debe interpretarse junto con su contexto. Las frases aisladas, esto es separadas del texto donde se
encuentran, no nos ayudan mucho en la Interpretación Bíblica. Es por eso que cada frase debe estudiarse en relación con
todas las otras que forman el texto de un pasaje dado. Es más, cada texto, para interpretarse correctamente, debe
relacionarse íntima y estrechamente con su contexto. Tengo la impresión de que si empleáramos adecuadamente esta
regla sencilla de interpretación, se evitarían confusiones que hoy preocupan las mentes de muchos. No podemos basar un
Sistema Teológico en frases aisladas de La Escritura. Ni tampoco usar textos de aquí y de allá, sin relación ni sentido
alguno, para probar a capricho dogmas y creencias que La Biblia misma ni enseña ni autoriza.
d) Todo pasaje de La Escritura debe interpretarse literalmente, a menos que en ese mismo pasaje haya evidencias muy
definidas en contrario. Esto quiere decir que al leer La Biblia tenemos que evitar el uso exagerado de nuestra imaginación,
que a veces nos lleva hasta "alegorizar" un pasaje que clara y terminantemente nos ha sido dada para que lo interpretemos
literalmente, es decir, tal cual se nos ha dado por revelación. En La Biblia encontramos casi todos los géneros literarios. Allí
hay poesía, historia, parábolas, narraciones en prosa, proverbios, profecías, discursos. El secreto está en interpretar cada
uno de estos géneros literarios en una forma adecuada. La mejor norma para lograr esto es la que se nos ofrece en esta
regla sencilla de Interpretación Bíblica, a saber: a menos que en un pasaje hay evidencias muy definidas en contrario, cada
pasaje de La Escritura debe interpretarse literalmente.
Hay muchas otras reglas de Interpretación Bíblica. Sin embargo, ni el tiempo ni las condiciones nos permiten continuar en el
desarrollo de este tema. Terminamos pues, con nuestros mejores deseos y nuestras oraciones porque estas normas
sencillas para leer e interpretar La Biblia sean de mucho provecho para cada uno de ustedes
INTERPRETACIÓN.
Pautas de Interpretación
1. Recuerde que el contexto rige. Contexto quieres decir "lo que va con el texto". Para comprender el
contexto, usted debe estar familiarizado con la Palabra de Dios. Una vez que haya sentado las bases sólidas
de la observación, estará preparado para considerar cada versículo a la luz de:
Considere lo que dice cada autor a la luz del estilo literario que emplea.
Por ejemplo, se encontrarán más símiles y metáforas en la literatura
poética y profética que en los libros historicota o biográficos. Interprete
los pasajes de las Escrituras conforme a su estilo literario.
“Problemas de Interpretación”
Súper Interpretación: “Exageración”
Decir mucho mas de la idea natural del texto; querer acentuarla, pero
exagerando cosas que al autor nunca se le ocurrieron decir, todo por
ignorar el contexto del libro.
ENTENDER
Literalmente
1. Literalmente se interpreta el Antiguo Testamento en el Nuevo
Testamento
Barreras de Interpretación
Tiempo: El del autor y el de los destinatarios.
Cultura: La del autor y la de los destinatarios.
Lenguaje: del autor y los destinatarios.
El Autor: ¿Quien es?, su carácter.
Propósito: el porque escribió.
Destinatarios: a quienes originalmente el autor esta escribiendo
Evidencias
Diccionario:
Estos seis puntos deben estar respaldados por los versículos que
afirman lo que queremos decir, esta es la evidencia en si. Afirmamos
algo, los respaldamos con el contexto, versículos paralelos, lenguaje
original, situación de los destinatarios y del autor; y damos el versículo
que lo afirma como la evidencia para decir lo que el autor tenia en mente.
La Verdad Absoluta
Absoluto significa algo constante, determinado, que no cambia, que se
mantiene igual en todo lugar y en cualquier época. La ley de la gravedad
descubierta por Newton, no inventada sino descubierta, es una verdad
absoluta (universal). No cambia se mantiene igual en toda circunstancia,
"Todo lo que sube tiene que bajar".