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En primer lugar, los bancos de inversión con el fin de aumentar sus beneficios crearon un
derivado financiero más conocido como Collateral Debt Obligation (CDO). Este CDO es un
instrumento financiero estructurado cuyo valor y pagos dependen de una cesta de activos
subyacentes. Esta cesta de activos subyacentes está compuesta por diversos títulos de deuda
tales como deudas de tarjetas de créditos, créditos vehiculares, bonos corporativos y la más
importante de todas las hipotecas subprime. Por un lado, los bancos de inversión vendían a los
inversionistas estos derivados exóticos por ser sumamente seguros y pagar intereses altos (más
alto que los de la FED). Por consiguiente, los bancos de inversión crearon cada vez más CDOs
y los inversionistas al ver el Quid Pro Quo perfecto, intereses altos y bajo riesgo, decidieron
adquirir cada vez más CDOs. Por otro lado, a los bancos ya nos les importaba a quienes los
S&L (Bancos de Crédito Hipotecario) brindaban las hipotecas, sino simplemente obtener más
hipotecas subprime y crear más CDOs. Los bancos de inversión inclusive pagaron sumas
millonarias a las clasificadoras de riesgo tales como S&P, Fitch Ratings y Moody’s, con el fin de
que los CDOs obtengan las clasificaciones más altas (más seguras). Era el negocio perfecto, las
S&L vendían las hipotecas a los bancos de inversión con esto diversificando así su riesgo, luego
estos últimos empaquetaban la hipoteca en el CDO y finalmente los vendían a los inversionistas
traspasando así el riesgo de impago del CDO. Como consecuencia de todo ello, el mercado se
inundó de CDOs que contenían hipotecas subprime y los bancos de inversión se hicieron más
ricos que nunca, ganando sumas millonarias, gracias a una simple acción: vender CDOs.
En segundo lugar, estos CDOs eran sumamente riesgosos por tener hipotecas basura y estaban
destinados a fallar. Estos últimos fallaron cuando la tasa de interés aumenta por un incremento
en el riesgo de impago, en términos sencillos cuando las personas dejan de pagar sus hipotecas
este exótico derivado financiero comenzó a fallar. El más beneficiado de esta crisis, John
Paulson (gestor de fondos de cobertura) se dio cuenta de esto. Al notar esto, decidió hacer un
corto contra la economía americana. Mediante la compra de un derivado financiero llamado
Credit Default Swap o CDS (cobertura por riesgos crediticios o seguro de impago de deuda, en
español). Estos últimos son un instrumento de cobertura de riesgo, en el cual el inversionista
que adquiere un CDS realiza una serie de pagos al vendedor de estos entre ellos el principal
AIG, con el fin de que si el activo fallase en este caso el CDO (aumenta el riesgo de impago por
consiguiente aumenta la tasa de interés de los CDOs), los inversores recibirían un ingreso por
parte de la entidad que vende el CDS.
A continuación explicaré lo siguiente mediante un ejemplo sumamente didáctico de este
derivado financiero: supongamos que poseo un auto y adquiero un CDS con el fin de asegurar
mi auto, si mi auto se estrella recibo un pago por ello y sino por consiguiente sigo pagando mi
seguro. Pero cuando hablamos de derivados financieros cualquier persona puede adquirir
un CDS sin la necesidad de poseer un CDO, en términos simples cualquier persona puede
adquirir un seguro vehicular sin tener que poseer un auto, por lo cual los CDS se volvieron en
un instrumento útil para la apuesta y/o especulación.
Como consecuencia de todo ello, era simplemente cuestión de tiempo para que la burbuja
estallara y la economía americana entrara en una de las peores recesiones de la historia.
Cuando la burbuja estalló, muchos bancos de inversión, fondos de pensiones y cientos de
miles de familias entraron en bancarrota. La tasa de desempleo aumento con una velocidad y
con una fuerza descomunal. Los rescates por parte de la Reserva Federal eran inminentes,
desembolsaron miles de millones de dólares con el fin de evitar la caída de grandes bancos
por el simple hecho de que eran demasiado grandes como para dejarlos caer, ya que la quiebra
de estos bancos podría empeorar aún más la crisis económica-financiera que estaba
atravesando la economía americana. Muchos inversores entre ellos el mejor inversor de todos
los tiempos, Warren Buffet, sentenció a los derivados financieros como armas de destrucción
masiva.
En síntesis, los derivados financieros son instrumentos sumamente complejos de entender,
utilizar y el mal uso de estos puede hacer que sean considerados como armas de destrucción
masiva para la economía mundial. El considerar estos como armas va más allá de su estructura
propia, para que una pistola dispare alguien tiene que jalar el gatillo y más que el derivado
mismo las armas son aquellas personas que deciden jalarlo. Los derivados financieros no fueron
creados con el fin de destruir a la económica, todo lo contrario busca facilitar la vida de los
agentes, por lo que el arma de destrucción masiva tal vez no es el instrumento por sí solo, sino
la persona que lo utiliza con aquel fin.