Dando inicio con el presente escrito, se expresa que el tema a
desarrollarse es el relativo a los principios rectores del procedimiento administrativo
en Venezuela, en el cual se muestran cada uno de ellos, indicando que los mismos deben ser necesariamente tomados en cuenta por la Administración Pública en el ejercicio de su función administrativa a los fines de garantizar y respetar el derecho de los ciudadanos, dicho de otra forma, se intentara colectar y unificar ideas y valores que constituyan el fundamento mismo del procedimiento administrativo y que paralelamente, conforman los fines que deben cumplirse en el transcurso del actuar administrativo en sus relaciones con los particulares. Por consiguiente, e l derecho administrativo y las instituciones que lo conforman han surgido como consecuencia de la implementación del Estado de Derecho y de la necesidad de materializar, asimismo, es oportuno insistir en que el procedimiento administrativo, tal y como se desprende de lo dicho hasta ahora, se concibe con el objeto de ordenar la actuación administrativa y satisfacer en el marco de un Estado social y democrático de derecho. Es menester señalar, que debido a que el procedimiento administrativo está actuando en la seguridad y garantía de los derechos de los ciudadanos en sus relaciones con la Administración Pública y, al mismo tiempo, asegurar el eficiente y eficaz cumplimiento de los fines de interés público, se establece un conjunto de principios que fundamentan y regulan el desarrollo del actuar administrativo; igualmente se asegura que tales principios sean pautas y/o directrices que definan la esencia y justifiquen la existencia del procedimiento administrativo, pero no obstante, también son ideas que lo llenan de contenido y las mismas son inmodificables por la regulación formal, ahora bien, se plasma como primer principio el denominado supremacía constitucional y principio de legalidad el cual exige que toda la actuación de la Administración Pública esté sujeta a la Constitución y al ordenamiento jurídico en su totalidad, en garantía y protección de las libertades públicas que consagra el régimen democrático a favor de los particulares, seguidamente el Principio del debido proceso y el derecho a la defensa se basa en El artículo 49 de la Constitución venezolana, prediciendo dicho derecho, una disposición que comprende de un conjunto de principios que, a su vez, constituyen derechos inherentes de las personas y que, como tales, deben ser necesariamente respetados en cualquier proceso judicial o procedimiento que se desarrolle ante la Administración Pública, seguidamente el principio de seguridad jurídica, confianza legítima y coherencia en el actuar administrativo, manifiesta que uno de los fines del ordenamiento jurídico es crear seguridad en las relaciones que se establecen entre los distintos operadores jurídicos, es decir, que las partes conozcan de antemano cuáles son las consecuencias de sus comportamientos, lo que les permite actuar con conciencia, cabe destacar que el principio de seguridad jurídica supone certeza, estabilidad y razonabilidad en normas y actos que dicten las autoridades públicas. De este mismo modo el principio de buena fe y confianza legítima es totalmente vinculado con los principios precedentemente descritos, el principio de buena fe resulta indispensable en cualquier relación humana, concretamente en el desarrollo del procedimiento administrativo. El principio de igualdad e imparcialidad manifiesta que sobre la base del derecho constitucional a la igualdad se establece la exigencia de que la Administración Pública, en el ejercicio de sus tareas y en la toma de decisiones, le dé el mismo trato y protección a las personas e instituciones que intervengan en las actuaciones objeto de su conocimiento, sin que ello impida darles prioridad a aquéllas que, por su condición física y mental, se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta. El principio de participación y principio de publicidad o transparencia se deriva del derecho previsto en la Constitución de que todos los ciudadanos se interesen y formen parte de los asuntos públicos para que se transformen así en codecisiones, posterior se encuentra el principio que informa al procedimiento administrativo, derivándose este, del carácter inquisitivo que tiene el procedimiento administrativo, rasgo que le permite a la autoridad administrativa dirigir el procedimiento y ordenar la práctica de cuánto crea conveniente para el esclarecimiento y resolución de la cuestión planteada, por ultimo pero no menos importante, se menciona el principio de preeminencia del fondo sobre la forma, el mismo exige de la Administración Pública que las normas de procedimiento sean interpretadas en forma favorable a la admisión y decisión final de las pretensiones de los administrados, de modo que sus derechos e intereses no se vean afectados por la exigencia de aspectos formales que puedan ser subsanados. Al analizar todos estos principios se pudo evidenciar que los mismos son las directrices y normativas en las cuales la Administración Pública debe regirse y debe ceñir sus actos, para la validación de los mismos. Igualmente se dejó en evidencia, que ellos dan figura y rigen a la Actividad Administrativa, es decir, que sin estos principios la Administración estaría actuando con libertad, en la cual puede ocurrir como consecuencia de ello, posibles lesiones a los derechos de los ciudadanos, en donde se dice, que la Administración en el ejercicio de sus funciones, debe estar sometida a las condiciones, y directrices, para que sus actos no estén viciados, y por ende no sean susceptibles de nulidad. De lo evidenciado en la investigación, se afirma que el Acto Administrativo, es la manifestación de voluntad de un Órgano Público, cabe señalar que es la manifestación dada por los distintos órganos a los ciudadanos; igualmente se puede concretar conforme a lo analizado, que al hablar de Acto Administrativo, no es más que el producto de la actividad desplegada por la Administración. Es por ello que se afirmó en esta investigación que la Administración tiene la facultad de proceder discrecionalmente, para cumplir normas, teniendo siempre como premisa, protección del interés colectivo.