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1.- A partir del estudio de dicha unidad, realice un análisis del origen y evolución
del Derecho Administrativo en la República Dominicana.
La República Dominicana es sucesor de los códigos franceses, aplicados durante la dominación haitiana,
nunca dejó de estar vinculada culturalmente a España y, más aún durante la Era de Trujillo, época en que se
promulga la Ley 1494 de 1947 y se someten las decisiones de la Cámara de Cuentas, en función de tribunal
administrativo, a la Corte de Casación, poco años después.
El derecho administrativo nuestro sigue aún la tradición francesa, como un derecho imperativo y propio de la
Administración, hasta que se crea la jurisdicción administrativa en la cual queda aprisionada, en sede
administrativa porque nunca se designaron los jueces y sus funciones las desempeñaron los miembros de la
Cámara de Cuentas, que en muchos casos, ni siquiera eran abogados, hasta el año 2007, con la Ley 13-07
cuando sus competencias se traspasan al Tribunal Contencioso Administrativo y, más específicamente, en el
2010 cuando se constitucionaliza y pasa a denominarse Tribunal Superior Administrativo, aunque como una
Corte de Apelación, no una Alta Corte.
IV. Describe cuales son los principios de la actuación administrativa establecido en la Constitución del
año 2010 y su vi La Constitución de la República Dominicana de 2010 establece los siguientes principios
de actuación administrativa:
1. Legalidad: Todos los actos de la administración pública deben estar fundamentados en la ley y en el interés
público.
2. Eficiencia: La administración pública debe actuar con diligencia, rapidez y economía en la gestión de los
recursos públicos.
3. Transparencia: La administración pública debe actuar con transparencia en el ejercicio de sus funciones,
garantizando el acceso a la información pública y la rendición de cuentas.
5. Responsabilidad: La administración pública debe ser responsable de sus actos y decisiones y estar sujeta al
control y fiscalización de los órganos correspondientes.
Estos principios se vinculan con los principios generales del Derecho Administrativo en la República
Dominicana, los cuales incluyen la jerarquía normativa, el principio de legalidad, la potestad reglamentaria, el
derecho a la tutela judicial efectiva, el principio de igualdad, el derecho al debido proceso, la presunción de
inocencia, la proscripción de la arbitrariedad, el respeto a los derechos fundamentales y la obligación de motivar
los actos administrativos. En conjunto, estos principios garantizan una actuación administrativa basada en el
Estado de derecho y el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Este control está vinculado con la Constitución del año 2010, ya que ésta establece claramente los principios y
valores que deben regir las actuaciones de la Administración Pública, así como los derechos de los ciudadanos y
las garantías que les asisten para exigir el cumplimiento de las leyes. La Constitución también establece las
bases jurídicas para el funcionamiento de las instituciones públicas y para la organización del Estado, lo que se
convierte en una herramienta fundamental para garantizar el control y el respeto a la ley.
En conclusión, el control de legalidad de la Administración Pública es una obligación fundamental que busca
garantizar que las actuaciones de la Administración se realicen dentro del marco legal vigente, respetando los
derechos de los ciudadanos y garantizando el bienestar común. Este control está vinculado con la Constitución
del año 2010, que establece los principios y valores que deben regir la actuación de la Administración Pública y
las garantías que les asisten a los ciudadanos para exigir el cumplimiento de las leyes y el respeto a los derechos
fundamentales.
VI. Describe el significado del principio de Seguridad Jurídica, Confianza Legítima y Buena
fe y su vinculación con la Constitución del año 2020.
Principio de seguridad jurídica, de previsibilidad y certeza normativa: Por los cuales la Administración se
somete al derecho vigente en cada momento, sin que pueda variar arbitrariamente las normas jurídicas y
criterios administrativos.
. Principio de confianza legítima: En cuya virtud la actuación administrativa será respetuosa con las
expectativas que razonablemente haya generado la propia Administración en el pasado.
Principio de buena fe: en cuya virtud las autoridades y los particulares presumirán el comportamiento legal de
unos y otros en el ejercicio de sus competencias, derechos y deberes.
IX Analizar los actos del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, y del Poder Judicial.
Los actos del poder ejecutivo se clasifican en:
Es un mecanismo por el cual se reforma, adiciona o deroga algún texto en la Constitución Política, por
parte del Congreso de la República.
Consiste en administrar justicia, de manera gratuita, para decidir sobre los conflictos entre personas físicas o
morales, en derecho privado o público, en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado.
Es importante evaluar si los actos del consejo municipal cumplen con los requisitos establecidos por la ley y si
son coherentes con los objetivos del municipio. También se debe vigilar que se respeten los derechos
ciudadanos y se garantice la transparencia en la gestión pública.
XI Analizar El Patrimonio Público, su clasificación, sus características, así como las vías
de ejecución que operan en su contra.
El patrimonio público se refiere al conjunto de bienes y recursos que son propiedad del Estado y tienen como
fin el servicio público. Estos bienes se clasifican en: bienes de dominio público (como plazas, calles, ríos, entre
otros), bienes comunales (destinados al uso común de la población), y bienes patrimoniales (monumentos,
edificaciones y objetos culturales).
Las vías de ejecución que operan en contra del patrimonio público incluyen el mal uso, la corrupción, el fraude
y la negligencia. Por lo tanto, se debe implementar medidas de fiscalización y control para prevenir estas
situaciones.
a) La descentralización, que permite delegar funciones y competencias a los niveles locales y regionales para
asegurar una gestión más eficiente y cercana a las necesidades de la población.
b) La autonomía, que otorga a las instituciones públicas la capacidad de autogobierno para la toma de
decisiones en sus áreas de competencia.
c) La delegación, que permite que un funcionario delegue una función específica en otro funcionario
dentro de la misma institución.
e) La avocación, que consiste en la posibilidad de que el superior jerárquico se haga cargo de una
competencia de un inferior en caso de necesidad o urgencia.
La creación de normas dentro de un Estado es una facultad que se encuentra atribuida por excelencia al Poder
Legislativo, sin embargo, la Administración Pública por medio de su potestad reglamentaria incorpora
regulaciones y normas al ordenamiento jurídico dominicano, que tienen la capacidad de vincular no solo a la
propia Administración, sino también a los administrados. Ahora bien, la Administración Pública no es un
representante de la sociedad, sino que es una organización al servicio de esta y, por consiguiente, un
reglamento, que es la mejor forma de expresar su potestad normativa, no puede presentarse como una voluntad
indirecta del soberano.
Sin embargo, la potestad reglamentaria de la Administración Pública no constituye un poder absoluto, sino que,
por el contrario, la misma se encuentra sujeta a una serie de limitaciones que debe obedecer a pena de invalidez.
Estas restricciones pueden ser de dos tipos: formales y materiales. Las primeras corresponden al procedimiento
requerido para ejercer la potestad reglamentaria, como consecuencia del principio de legalidad o juridicidad.
Las segundas corresponden al conjunto de principios que forman parte fundamental del Estado, los cuales no
deben ser inobservados por quien ostenta dicho poder en el entendido de que, estos principios forman parte del
ordenamiento jurídico y por lo tanto vinculan a quien ejerce el poder reglamentario.
La Administración Pública no puede sustituir al legislador al asumir su vasto rol normativo, ni coartar los
derechos de las personas, debido a que esta posee un carácter secundario y, por consiguiente, no puede
presentarse como un medio de regulación que entre en contradicción con las disposiciones de rango superior.
Se infiere que la facultad reglamentaria es concebida materialmente como una colaboración armónica entre la
denominación clásica de los Poderes Ejecutivo y Legislativo. Tal colaboración obedece a la imposibilidad
sustancial en que se encuentra el legislador de regular todas las materias en detalle, obligando a que, por medio
de otras autoridades administrativas, se consolide la facultad de configuración normativa.
En tal sentido, la delegación legislativa permite que el reglamento entre a regular aspectos que en principio le
están prohibido de regular a la Administración. Por consiguiente, la actividad reglamentaria como fuente de
derecho limitada, no pude sustituir la actividad legislativa que le compete al Congreso de la República, debido a
que estaría desconociendo la primacía de la Constitución y de lo que allí se establece como actividad legislativa.
XIV - Analizar la diferencia entre reglamento y acto administrativo, y entre reglamento y ley. Además, las vías de
impugnación del reglamento.
–La ley es una norma jurídica establecida por la legislación nacional de un País. Su propósito es prohibir,
castigar u ordenar ciertas acciones de las personas de la sociedad.
-Un reglamento es un instrumento jurídico general establecido por la autoridad competente que regula el
comportamiento de un grupo de personas que pertenezcan a una institución, con el fin de prevenir conflictos.
Están sujetos a la ley.
-La ley tiene mayor peso, y se encuentra por encima del reglamento. Su incumplimiento podrá ser sancionado
de acuerdo con la justicia.
La reserva de ley es un límite y una garantía. Desde el punto de vista de la administración, constituye una
frontera, pues no le está permitido limitar los derechos. Desde la perspectiva ciudadana, es una garantía, ya que
asegura que la regulación sólo la puede hacer el órgano legislativo como representante de la soberanía popular.
Así, pues, se cumple con la función primordial de asegurar que los derechos que la Constitución atribuye a los
ciudadanos no se vean afectados por ninguna injerencia estatal no autorizada por el legislador.
Esto no significa que se excluya la posibilidad de que las leyes que regulan derechos fundamentales tengan
remisiones a normas reglamentarias; es decir, los denominados reglamentos derivados. Lo que está prohibido es
que en ausencia de una ley se pretenda regular el derecho fundamental a través de un reglamento independiente,
pues ello equivaldría a una denegación de la reserva y, consecuentemente, de la garantía.
Más aún esa reserva es de ley orgánica, para cuya aprobación o modificación se requerirá el voto favorable de
las dos terceras partes de los legisladores presentes en ambas cámaras.
Un aspecto que hay que tener presente al momento de regular cualquier derecho fundamental es el principio de
razonabilidad o proporcionalidad. El legislador tendrá que pasar un “test de proporcionalidad” que demuestre,
en esencia, que la regla es:
a) adecuada, es decir, que la restricción que sufre el derecho fundamental sea verdaderamente útil para
alcanzar el fin que justifica la limitación;
b) necesaria, o sea, que no haya otra alternativa que permita hacer menos gravoso el límite al derecho;
c) proporcional, que en sentido estricto significa que se logre un “equilibrio” entre las ventajas y los
perjuicios que se derivan de la norma que limita el derecho.