pezar á moverse Derrida o la escritura de la filosofía turas lecturas de Derri- da, recordemos el mo- en la recepción de De- Cristina de Peretti, Jacques Derrida. Texto y deconstrucción. Editorial Anthropos (Barce nográfico dedicado a rrida en el ámbito de la lona, 1989). 207 páginas. 1.100 pesetas éste en el número 93 cultura teórica, filosófi- de la revista Anthropos, ca y estética española. Es cierto que, desde suntamente herederos de la añorada Ilustra- o también la amplia, si bien esencialmente relativamente pronto, pudo contarse con tra- ción, Desde luego, no es casual el escolásti- crítica, atención dedicada a los temas de la ducciones, en general bastante cuidadas, de co uso que suele hacerse en parajes acadé- de-construcción en la ambiciosa Teoría de la algunas de las obras decisivas del enigmático micos de la «autoridad» de Habermas para literatura (Cátedra, 1989). de A. García Ba- pero ineludible filósofo francés, cuya produc- descalificar sumariamente la obra de Derrida, rrio. ción intelectual había determinado desde la como degeneración de la filosofía en retórica, Én este contexto hay que señalar la oportu- década de los sesenta una transformación ra- nidad y el interés del libro de Cristina de Pe- dical en la relación entre los discursos teóri- retti. meritorio ensayo de aproximación a una cos de las ciencias humanas'y de la filosofía obra cuya dificultad y complejidad están fuera y sus supuestos históricos y sistemáticos. Se de duda, cuya oscuridad (tan iluminadora) ha recordarán las traducciones de De la grama- llegado a alimentar una leyenda de autor per- tología (siglo XXI, 1971), que proponía, en versamente hermético, simplemente ilegible diálogo con la lingüística contemporánea un (pero justo el tema, precisamente nada sim- nuevo concepto de escritura en la raíz irre- ple, de la ilegibilidad le importa seriamente a ductiblemente espacial, material, del lenguaje; Derrida para discriminar la comprensión her- La diseminación (Fundamentos, 1975), que m e n é u t í c a c l á s i c a y la l e c t u r a de- ponía en práctica esa nueva conceptualidad constructiva). La autora es muy lúcidamente en lecturas muy activas de Platón y Mallar- consciente de las dificultades de principio que mé, o, más recientemente, La voz y el fenó- amenazan todo intento de «exposición» ge- meno (Pre-textos, 1985), un ensayo sobre el nealógica y sistemática del pensamiento de problema del signo en la fenomenología de Derrida (aunque habría que reconocer el éxi- Husserl, al que Derrida siempre le ha atribui- to de algunas tentativas de síntesis recientes, do un especial valor estratégico en su expe- como las de Gasché y Norris). No sólo por la riencia. activa resistencia de los textos de Derrida a Ahora bien, también es cierto que, con es- un cierre doctrinal o un proyecto metódico, casas y~ minoritarias excepciones, la circula-, que devolverían la de-construcción al logo- ción de esos y algunos otros libros no dieron centrismo y someterían aquélla a la capaci- lugar, como cabría haber esperado, a la ges- dad domesticadora de éste, sino porque las tación de un espacio teórico de lectura crítica, categorías de génesis, influencias, evolución, interpretación activa y «utilización» o desarro- sistema; método, y en general los conceptos llo del programa inscrito en este pensamiento habituales de la historia de la filosofía y de de la escritura. Programa de raíces muy com- las ideas, están todos ellos directamente plejas (desde la fenomenología y el psicoaná- y de la tensión ético-política en juego estético afectados por el desplazamiento requerido y lisis a la escritura de Mallarmé y Joyce), y de posmoderno. Pero se diría que empieza a practicado por los textos de Derrida. «efectos» o «fortuna». también muy diferen- agotarse la eficacia de este tipo de gesto A pesar de tales dificultades, Peretti logra ciada (desde los métodos de las ciencias hu- simplificador qué suele acusar tranquilamente unas clarificadora disposición de los grandes manas a la teología o la arquitectura); pero de «moda» lo que así excluye del campo «le- temas del pensamiento de la escritura sobre programa quizá resumible en una palabra, o gítimo», «serio» del pensamiento, empleando la base de una lectura muy evidentemente di- dos. en la doble tarea siguiente: por un lado, por cierto en ocasiones procedimientos nada recta (pero acaso excesivamente interna) de la sistemática ^construcción del logocentris- metafóricos de censura en'instancias acadé- este amplio Corpus, y el «injerto» de amplias mo en una reinterpretación del texto filosófico micas, editoriales y político-culturales. secuencias de textos, oportunamente desta- que descifra en éste la ley estructural del El libro orienta, por otra parte, ante el fenó- cados y situados para mostrar el «juego», la desfase entre su intencionalidad o significado meno muy complejo, muchas veces trivializa- operación de los conceptos que organizan el explícito y la cadena infraestructura! que im- do. de la «de-construcción en América», que trabajo y la. escritura de Derrida: huella, ar- plica o inscribe el orden aparentemente autó- encontró én el conocido ensayo de JOnathan chiéscritura. suplemento, farmacon, differan- nomo dejos filosofemas en los sistemas de Culler (Sobre la decónstrucción. Cátedra, ce... Seguramente, la marginación de proble- las lenguas, las metáforas y los mitos; por 1984) una estimable descripción. Y aparece mas de periodización o de algunos contextos otro lado, una renovación muy inventiva - y ahora también La escritura y la diferencia significativos (cómo la raíz fenomenología, el justo por. eso percibida a veces unilateralmen- (Anthropos, 1989), que reúne ensayos escri- debate con las teorías de los actos de habla te como desestabilización escéptica de todo tos entre 1962 y 1965, obra básica para asis- o la recepción crítico-literaria) obedecen al le- modelo metódico de análisis-, en la herme- tir a la génesis y los primeros pasos de este gítimo criterio de lograr una mayor eficacia néutica de la escritura literaria, a' través de pensamiento a través de una rigurosa expli- para proponer y exponer el programa derri- una exploración del juego entre la fuerza y la cación crítica con sus premisas: la fenomeno- diano en su más interna necesidad. Ese pro- dinámica de los "lenguajes y la idealidad sus- logía de Husserl; la escritura de Mallarmé, grama - e n el que se destacan con mucha tancial del sentido. ' Astaud y Blanchot; los estrücturalismos en precisjón como principales «fuentes» á Ante la potencia intrínseca y el alcance de crítica literaria, lingüística y etnología, el pen- Niefzsche, Heidegger y Freud- se articula en ese programa, ante la envergadura de las samiento del ser (Heidegger); el motivo del torno a tres núcleos: la deconstrucción de la cuestiones abiertas en los textos de Derrida, acoplamiento y la alteridad greco-judía en Le- metafísica como violencia logocéntrica, el no puede uno dejar de sorprenderse del rela- vinas. y el psicoanálisis, la técnica que desci- principio más formalmente teórico dé la gra- fra, bajo la palabra presuntamente íntegra y matología. y finalmente la «operación tex- tivo silencio con que hasta hace poco ha sido plena de la consciencia, la «partición» jeroglí- tual», la nueva escritura practicada en textos recibida en España esta obra. Situación que fica del sentido en la escritura inconsciente. filosófico:literarios como el famoso Glas. En contrasta con la amplitud, la virulencia polé- mica y la fecundidad de trabajos expresa- Cierra el volumen la célebre conferencia suma, un ensayo que ayudará a leer «en mente deudores de los motivos y las cuestio- «La estructura, el signo y el juego en el dis- castellano» a un autor obsesionado por el nes abiertas por este pensamiento en Europa curso de las ciencias humanas» -pronuncia- enigma de la traducción, evocador del borgia- y en AmériSa. A decir verdad, signos no fal- da en el resonante coloquio internacional de no Pierre Menard. y para quien -dice él mis- tan de que tras ese silencio o ignorancia se Baltimore en 1966- sobre «Los lenguajes mo en el prólogo- el español «no es una oculta y se traiciona una específica resisten- críticos y las ciencias del hombre», que dio lengua extranjera entre otras». cia, una sintomática alergia autodefensiva de lugar al llamado postestructuralismo. Junto a los neorracionalismos restauracionistas pre- esas traducciones, y en la línea de la formu- Patricio PEÑALVER GÓMEZ
ABC (Madrid) - 24/06/1989, Página 73
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