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CASO: TRES HISTORIAS DE VIOLENCIA DE GENERO y RACISMO

La Agencia de las Naciones Unidas encargada de la Salud Sexual y Reproductiva -

UNFPA (2022), informó sobre 3 casos de discriminación, ocurridas en el Perú, contra

mujeres afroperuanas las mismas que han sufrido actos de racismo y violencia de género.

Entre ellas tenemos como ejemplo a Ernestina, María Palma y Lilian Olivares, mujeres

que han dado su testimonio de los diferentes ataques sufridos en muchos de los casos

por su color de piel y por el hecho de ser mujeres. Frente a ello un estudio de CEPAL

(2018) ha puesto en evidencia que en la sociedad existen muchos estereotipos de

menosprecio hacia la mujer afrodescendiente y actos de violencia psicológica, física,

sexual entre otros que atentan contra los derechos fundamentales. Del mismo modo el

Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables – MIMP (2014), se ha pronunciado sobre

la situación legal de protección de dicho grupo vulnerable frente a la discriminación. En

esa misma línea, el Ministerio de Cultura y GRADE (2015), pone énfasis en 3 tipos de

discriminación que experimenta una mujer afroperuana: género, raza y clase social la cual

está asociada siempre a dos elementos: cuerpo o color de piel. Ante éste tópico, existen

personas que opinan que el estado aún no ha hecho nada en construir una sociedad

intercultural libre de desigualdades y de respeto mutuo. No obstante a ello, existen

personas que opinan de manera diferente, porque señalan que en la actualidad el estado

ya ha regulado nuestra normatividad en favor de las mujeres ante cualquier hecho que

atente contra su dignidad o discriminación. Frente a éste contexto, surge la siguiente

interrogante: ¿El estado garantiza una sociedad intercultural de respeto mutuo e

igualdad social con las mujeres afrodescendientes?. En cuanto a ésta interrogante,


podemos considerar que aún estamos lejos de ser un país intercultural y de igualdades

sociales. Por ello, en las líneas siguientes, defenderemos nuestra postura a través de 3

ideas importantes: reconocimiento, ciudadanía y estado - sociedad.

eh prosiguiendo con la presentación daré a conocer una de las ideas importantes que es

el reconocimiento, primeramente, debemos entender que como sociedad necesitamos

primero aspirar a un espíritu de reconocimiento intercultural es decir crear un espacio

donde todas las culturas sean consideradas valiosas e importantes y sobre todo a

aprender de las costumbres de los demás. Al respecto Kymlicka 2003 da un concepto

sobre la interculturalidad, “un ciudadano intercultural es alguien que no solo apoya los

principios de un estado multicultural, sino que también demuestra todo un rango de

actitudes personales positivas hacia la diversidad”

ello quiere decir que como ciudadanos debemos ser capaces de dialogar con otros

ciudadanos que provienen de otras culturas, sin discriminación de raza, género o

condición social. Se trata de entablar un diálogo en condición de igualdad. Asimismo,

Tovar, 2007 señala que “históricamente el Perú ha venido evolucionando como sociedad

multicultural, con muchas diferenciaciones, producto de la marginación, discriminación de

género y exclusión social” hoy en día podemos observar como la falta de oportunidad y la

subordinación social se vuelven elementos de marginación, que causa injusticia social y

reclamos de las poblaciones mas vulnerables. Por tanto, la discriminación de género y la

exclusión no contribuye en nada a crear un sistema intercultural de igualdad y

oportunidades.

Consideramos que aún estamos lejos de ser un país intercultural y de igualdades

sociales, toda vez que el estado no ha sido capaz de crear condiciones de igualdad y de
respeto entre las distintas culturas. Al respecto debemos entender que como sociedad

necesitamos primero aspirar a un espíritu de reconocimiento intercultural; es decir, crear

un espacio donde todas las culturas sean consideradas valiosas e importantes y sobre

todo sin temor a aprender de las costumbres de los demás. Sobre ello, Kymlicka (2003)

ha dado un concepto muy importante sobre la interculturalidad “…un ciudadano

intercultural es alguien que no solo apoya los principios de un estado multicultural, sino

que también demuestra todo un rango de actitudes personales positivas hacia la

diversidad”. Es decir, el ciudadano debe ser capaz de dialogar con otros ciudadanos que

provienen de otras culturas, sin discriminación de raza, género o condición social. Es

entablar un diálogo en condición de igualdad. En relación a ello, históricamente el Perú ha

venido evolucionando como sociedad multicultural, con muchas diferenciaciones producto

de la marginación, discriminación de género y exclusión social (Tovar, 2007). Cada día

somos testigos como la falta de oportunidad y la subordinación social se vuelven

elementos de marginación en nuestra sociedad lo que causa injusticia social y reclamos

por parte de las poblaciones más vulnerables. Del mismo modo, la discriminación de

género y la exclusión no contribuye en nada a crear un sistema intercultural de igualdad y

oportunidades. Como vemos, el reconocimiento no solo implica una dinámica de diálogo e

intercambio cultural, sino que va más allá de todo hecho que vulnere los derechos

fundamentales de las personas, sin discriminación ni exclusión social. En segundo lugar,

debemos entender la interculturalidad como elemento esencial de la ciudadanía que

implica poseer un sentimiento de pertenencia a una comunidad política con deberes y

derechos (Jelin, 1997). Para comprender mejor nuestra idea, podemos recurrir al

testimonio dado por Ernestina, quien se convirtió en activista y tenaz defensora de los

derechos de las mujeres afroperuanas. Ella es un claro ejemplo de miles de mujeres que

sufren los ataques cotidianos de una sociedad machista que no tienen conciencia de

ciudadanía. Jelin, señalaba que adquirir una conciencia de ciudadanía se relaciona

directamente con la politización del individuo. Es el propio proceso que implica salir a la
esfera pública, de sentirse con derecho, formar parte del proceso de construcción de una

dimensión de la ciudadanía, es decir con prácticas concretas como votar en elecciones o

gozar de libertad de expresión, recibir beneficios sociales o cualquier otra práctica.

Finalmente, no podemos hablar de interculturalidad ni de reconocimiento a la diversidad

cultural en el país si no analizamos el concepto de Estado. Al respecto, O’Donnell (2004),

señalaba que “el estado es un conjunto de instituciones y de relaciones sociales que

normalmente penetra y controla el territorio y los habitantes que ese conjunto pretende

delimitar geográficamente”. Dicho autor hace referencia a que el estado comprende tres

dimensiones importantes: en primer lugar, organizaciones burocráticas, que tienen el

deber de cautelar algún aspecto del bien o interés público en general. Sobre éste punto,

muy poco ha hecho el estado en proteger y/o reconocer a nuestra diversidad cultural. Hoy

el Ministerio de la Mujer desarrolla una serie de programas a favor de las mujeres

afrodescendientes así como de otros sectores vulnerables, buscando la inclusión social y

la interculturalidad para un mejor bienestar social. En segundo lugar, el sistema legal,

hace referencia al conjunto de normas destinadas a garantizar las relaciones sociales. Por

ejemplo la discriminación en cualquiera de sus modalidades es considerado como delito.

El Art. 323° del código penal sanciona hasta con 4 años de pena privativa de la libertad.

Finalmente, el foco de identidad colectiva invita al reconocimiento de los ciudadanos más

allá de los conflictos y diferencias sociales. Por lo expuesto, consideramos que aún

estamos lejos de ser un país intercultural y de igualdades sociales.

En conclusión, aún estamos lejos de ser un país intercultural y de igualdades sociales,

toda vez que el estado no ha sido capaz de crear condiciones de equidad y de respeto

entre las distintas culturas. Debemos aspirar a un espíritu de reconocimiento intercultural

y de esa manera nuestra sociedad pueda reconocer nuestras culturas y las costumbres
de los demás mediante el diálogo y respeto. Por otro lado, debemos entender el concepto

de ciudadanía y todo aquello que implique poseer un sentimiento de pertenencia hacia

una comunidad política con deberes y derechos; y finalmente, analizar el concepto de

Estado como garante de los derechos fundamentales de las personas. En ese sentido,

resultaría viable que el congreso de la república y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones

Vulnerables promueva normas en favor de la inclusión social, desterrando todo tipo de

discriminación y marginación social. Del mismo modo sería viable que el ministerio de

educación promoviera en las aulas prácticas de interculturalidad como intercambios de

estudiantes, cultura gastronómica, manifestaciones artísticas, fomentar el diálogo, entre

otros.

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