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Para que podamos entender la importancia de este día, es necesario saber qué es discriminar.
“Discriminación étnico-racial es todo trato diferenciado, excluyente o restrictivo basado en el
origen étnico-cultural (hábitos, costumbres, indumentaria, símbolos, formas de vida, sentido
de pertenencia, idioma y creencias de un grupo social determinado) y/o en las características
físicas de las personas (como el color de piel, facciones, estatura, color de cabello, etc.) que
tenga como objetivo o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio
de los derechos y libertades fundamentales de las personas en la esfera política, económica,
social y cultural”1. Por ejemplo, si dos personas quieren acceder a un lugar público y solo pudo
ingresar una porque cuenta con rasgos aceptados como más bellos por la sociedad, este acto
es racista.
Cabe señalar que un término asociado a la discriminación étnico – racial, y que suscita más de
una equivocación, sería el racismo. El racismo es “una ideología basada en que los seres
humanos podemos ser categorizados en razas, esta categorización se fundamenta únicamente
en características físicas y/o biológicas de los seres, y postula que dentro de esta
categorización existen algunas razas que son superiores a otras” 1. Entonces, la discriminación
étnico racial hace referencia al acto mismo. También es posible señalar que la discriminación
étnico- racial se encuentre basada en una ideología racista.
Un panorama general sobre la discriminación racial en el Perú nos muestran las siguientes
cifras. Más de un millón de peruanos han sufrido de discriminación2. Además, el 81% de los
encuestados indica que la “discriminación ocurre todo el tiempo y nadie hace nada” 3.
También, el 79% de la población dice que “El Perú es un país racista4. Como las cifras
evidencian, nos encontramos inmersos en una sociedad cuyas prácticas cotidianas se
entremezclan con actos de discriminación étnico- racial.
En nuestro país, la discriminación étnico- racial presenta patrones que caracterizan a nuestra
sociedad de manera particular5. En primer lugar, la negación y naturalización es uno de los
patrones más presentes. La negación de la discriminación étnico racial se constituye como un
mecanismo de defensa para no involucrase con el problema. Se niega su existencia. Entonces,
a través de la naturalización, que funcionaría como una forma de negación, las personas
indican que no son discriminadas y ellos mismos han interiorizado que no tienen derecho a un
trato como los demás.
Es por tal motivo, que las situaciones de discriminación racial aumentan cada vez que se cree
que una persona o grupo está en un nivel o lugar que no le corresponde. La autora Cecilia
Méndez afirma lo siguiente: “La valoración tremendamente peyorativa que ha adquirido la
sierra como una geografía asociada a lo rural por antonomasia, así como sus poblaciones, que
étnica y racialmente han sido reducidas a la condición de «indios»”6. Es así, como la palabra
“indio” se ha posicionado como un insulto y de la misma forma la palabra “serrano” es usada
para discriminar. Estas palabras han sido entendidas como ofensas en base a prejuicios y
estereotipos que están presentes en nuestra sociedad desde la época colonial.
Los patrones anteriormente señalados no permiten el ejercicio pleno de los derechos de las
personas, dado que estas son discriminadas siendo imposibilitadas de participar y opinar, su
voz no cuenta en estas circunstancias, y por tanto, su condición de ciudadanos y ciudadanas se
encuentra menoscabada.
Por último, la Constitución Política del Perú señala en el artículo 2 inciso 2: “Toda persona
tiene derecho a la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza,
sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole”. Si bien
nuestra Constitución señala que los peruanos tenemos derecho a la no discriminación, la
rutina diaria del ciudadano peruano muestra que los actos discriminatorios están presentes en
el contacto interpersonal y a través de los medios. Estas situaciones demuestras que aún hay
mucho por trabajar. La inclusión social de todos los peruanos la inclusión social verdadera
toma lugar cuando absolutamente todos los miembros de una comunidad pueden vivir en
armonía en un mismo lugar. Es decir, que la inclusión en nuestro país se dará cuando
aceptemos a los miembros de diferentes partes del Perú como ciudadanos y ciudadanas.
Para vivir en armonía es necesaria la formación de una ciudadanía intercultural, que hace
referencia a “ciudadanos y ciudadanas que asumen la diversidad cultural en forma positiva,
respetando y valorando todas las culturas, etnias y grupos culturales que conviven en un
territorio, desarrollando diálogos horizontales y relaciones armoniosas” 7. Es necesario
conocernos unos a otros y desarrollar la capacidad de poder re-conocernos. Tenemos que ser
capaces de dialogar y llegar a un consenso, solo así podremos sentirnos parte de un mismo
Perú.
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