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Prof.: Estudiante:
P. Helizandro Terán Elena Azofra Villa
OBJETO DE LA REFLEXIÓN:
Jesús, ora y enseña a orar, y esa oración, que ilumina su relación con Dios en el
Espíritu, construye en los hombres/mujeres dimensiones de humanidad.
LA ORACIÓN ENSEÑADA POR JESÚS MUESTRA CÓMO
1.-
ES SU DIOS Y CONSTITUYE EN PERSONA CREYENTE AL
QUE LA PRONUNCIA
Aunque el hecho de que Jesús oraba no sea algo único, ni siquiera lo más
importante para mostrar su relación con Dios, la oración muestra que Jesús se dirigía 3
a Dios y sobre todo a qué Dios.
“Sabemos por los evangelios que comenzó su vida pública con una oración, que
concluye su vida con una oración y que en momentos de decisiones importantes
aparece orando”1. Oraba con frecuencia al amanecer y oraba por personas
concretas; alude a la necesidad de la oración y la relaciona con la fe2.
No tenemos cómo saber el estilo o modo de orar de Jesús al Padre si no es por sus
propias palabras, tal como los evangelios nos han transmitido. Pero quizá se pueda
realizar una extrapolación de su manera de expresarse en la oración y de lo que nos
invita a expresar cuando oramos, para conocer su manera de relacionarse con el
Padre y de, más aún, de cómo el Padre desea que nos relacionemos con Él, en el
Espíritu.
1
Terán, H: Apuntes de clase de esta asignatura. ITER-2014
2
Evangelio San Marcos 9,29
3
Terán, H
4
Catecismo de la Iglesia Católica
5
De Mello, A: Práctica de la oración
mismas palabras porque es el Espíritu Santo el que nos inspira lo que debemos
pedir6.
Fue un discípulo el que pidió a Jesús aprender a orar. Jesús, como judío sabría orar.
El discípulo también… entonces, ¿qué le mueve a pedir aprender a orar? Quizás el
testimonio de Jesús que se refería a Dios como alguien cercano y conocido. Y ese
discípulo estaría abierto a nuevas verdades y conocimientos.
El “Padre nuestro”7 es la oración de los que saben orar, “de los que saben llamar a 4
Dios Padre con todo el corazón y de los que quieren aprender a llamarle Padre con
todas las consecuencias”8.
Al conocer las palabras con las que oraba Jesús, seguramente inspirado por el
Espíritu Santo, para dirigirse a Dios, se pueden conocer algunos rasgos de persona
creyente, que son rasgos de todo hombre/mujer de cualquier época de la historia,
que se alcanzan una humanidad plena a través de su fe en el Dios verdadero y de
hacer vida la oración de Jesús. Veremos ocho rasgos:
Todo el misterio del Nombre de Dios queda a la luz: Padre ¡Abba! “Cuando oren
digan así: Padre nuestro…”10 Jesús desvela parte del Misterio con una sencilla
palabra. Y también revela la hondura relacional del Hijo con el Padre, de Jesús con
su Dios. Jesús revela que se sabe HIJO, con toda la gloria de su confianza
incondicional en Alguien mayor.
“A Dios nadie lo ha visto nunca, el Hijo único que estaba junto al Padre nos lo ha
dado a conocer”11 “Solo quien es Dios ve a Dios: Jesús quien dialoga
permanentemente con el Padre”12. Jesús es la palabra que procede de Dios, de la
contemplación, de la unidad con Dios. Por ello la oración de Jesús revela quién es el
6
Carta de Pablo a los romanos 8,26
7
Evangelio de san Mateo 6, 9-13
8
Alexandre, D.: Iniciar en la oración- CCS, 2004
9
Evangelio de san Lucas 11,2
10
Evangelio de san Mateo 6, 9a
11
Evangelio de san Juan 1, 18
12
Ratzinger J.: Jesús de Nazaret – Planeta, 2007
Dios en el que cree Jesús y al que están invitados a creer todos los
hombres/mujeres. Y Jesús no solo revela sino que a la vez desvela el Nombre de
Dios quitando el velo que existía en la tradición judía y pronunciando un Nombre
nuevo que genera identidad y dignidad en las personas sino también en las
sociedades, pues no solo es Padre, sino que también es de todos: nuestro.
“Te doy gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla”15…
Jesús ora al Padre inspirado por el Espíritu Santo la acción de gracias de por la
humanización del hombre. Jesús, que reconoce al Padre como el Dios y Señor,
comprende la voluntad del Padre de humanización de aquellos que estaban
deshumanizados: los pobres, los marginados, etc.
Jesús previene de las formas erróneas de vivir, avisa de las actitudes equivocadas
que desvían de la verdadera relación con Dios, consigo mismos y con los demás y
esas son el sentirse superiores, sabios y poderosos.
Para Jesús, la relación de Dios con cada uno es tan personal que exige discreción
porque conduce a la persona hasta el misterio de sí mismo; el Espíritu Santo le
revela a cada hombre/mujer aquello que solo puede saber de sí y que no es noticia
para los demás.
13
ibíd.
14
Ratzinger J: Jesús de Nazaret
15
Evangelio de san Lucas 10, 21-24
Esa oración de Jesús fue el fundamento de su orientación hacia Dios; de ella extrajo
la comprensión que proyectaba en sus conversaciones con los pecadores y la paz
interior a la que invitaba a sus discípulos aceptar. Tanto la sencillez, como la
comprensión y la paz son valores constitutivos de la persona.
6
1.3. ABRIRSE A LA ALTERIDAD.
Jesús entrega en las manos del Padre voluntariamente su alma porque la muerte no
tiene dominio sobre Él. Y entregando su espíritu, Jesús una vez más se revela como
Hijo, totalmente identificado con el Padre como ya había pronunciado en otra ocasión
“El Padre y yo somos una misma cosa”17. Dos personas distintas, pero una sola y
misma esencia. La voluntad del Hijo estaba totalmente identificada con la voluntad
del Padre. Eran dos personas, pero una sola esencia: El Padre y Él son una misma
plena libertad identificada, vivificada por la acción del Espíritu Santo.
16
Evangelio de san Lucas 23,46
17
Evangelio de san Juan 10,30
1.5. ADORADORES EN ESPÍRITU Y EN VERDAD
Podría decirse que la oración del Padre Nuestro es el rezo del Espíritu Santo en cada
hombre/mujer. Jesús, que es la Palabra verdadera, nos ha dado palabras de oración
al Padre y en ellas nos da al Espíritu Santo.
18
Evangelio de san Mateo 7,7
19
Pablo a los romanos 8, 26
20
Evangelio de san Lucas 9, 19ss
21
Evangelio de san Marcos 1, 11 y 9,7
de la voluntad de Dios solo se puede realizar cuando los hombres y mujeres están
abiertos a adorar al Padre, con el Hijo por la gracia del Espíritu Santo.
“Venga tu reino”22. Jesús ora pidiendo. Su petición no expresa duda, sino por el
contrario convicción de que lo que pide al Padre, se le concederá. Para Jesús esa es
una verdad comprobada en su vida: que Dios es su Padre es su verdad comprobada.
Para que el hombre pueda pedir a Dios, tiene que vivir en la verdad, solo el justo
alcanzará misericordia. La necesidad de la oración de petición de que el Reino
venga y reine la justicia es una manera de expresar una verdad existencial del
hombre/mujer: vivir en comunión nos realiza como personas. Y para ello, el
hombre/mujer se ha de introducir en un camino de conversión, por el que todas sus
necesidades se trencen en una sola, al unísono con la necesidad de Jesús: que
Venga el Reino23.
22
Evangelio de san Mateo 6, 10a
23
Evangelio de san Mateo 6, 33
24
Melloni, J.: El deseo esencial
25
Ratzinger J: Jesús de Nazaret
seguir el testimonio de vida de Jesús, que guiado por el Espíritu Santo, conoce a
Dios y le llama Padre. Y el hombre/mujer que reconoce la unión del Hijo con el Padre
y aprende a pronunciar esas mismas palabras que Jesús nos enseñó a orar,
encuentra en su alma a toda la Trinidad, y vive con Dios en comunión de amor y de
vida.
Cuando Jesús nos enseña a pronunciar “danos hoy…”26 nos está revelando una
experiencia suya de encuentro con un Dios que da cosas buenas27 a los que se lo
piden, pero no solo cosas… Jesús afirma que el Padre desea entregar como don al
mismo Espíritu Santo28 a quienes se lo pidan.
Por ello Jesús nos invita a los hombres y mujeres a pedir el DON máximo de Dios
que es Dios mismo. Jesús sabe que ese don de cada día que necesita para su
misión es Dios mismo. Lo importante de esa petición no es lo que el hombre/mujer
necesita sino lo que Dios nos quiere dar.
26
Evangelio san Mateo 6, 11
27
Evangelio de san Mateo 7, 11
28
Evangelio de san Lucas 11,13
2. AL VIVENCIAR LA ORACIÓN DE JESÚS LOS
HOMBRE/MUJERES CONTRUYEN SOCIEDAD HUMANA
Y FRATERNA.
La oración que Jesús nos enseñó y pronunciaba asiduamente es muestra de su
conocimiento del Padre. Jesús propone a los hombres/mujeres de todos los tiempos
un itinerario para que se realice en cada uno la imagen y semejanza de Dios de
manera que se transfiera en la convivencia. Se percibe en las peticiones del Padre 10
nuestro no una escala de subida al cielo, sino la manera de hacer realidad en la tierra
el sueño del cielo.
Cuando Jesús enseña a hablar con Dios llamándole ABBA, nos enseña a conocer el
corazón del que ha diseñado el proyecto de vida del hombre/mujer desde la
eternidad y lo recibe con gran alegría porque sabe que no es esclavo, sino servidor
“por la complicidad entusiasmada de saberse hijo”29.
“Padre, gracias por haberme oído. Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el
bien de toda esta gente que está aquí, para que crean que tú me enviaste”30.
El hombre/mujer colabora con Dios cada vez que humaniza a otro ser humano, que
da vida (biológica o moral) a otro ser humano, y esa humanización forma parte del
mundo definitivo, es inmune a la muerte y por lo tanto va a tener que reaparecer
cuando la muerte sea vencida.
29
Alexandre, D:
30
Evangelio de san Juan 11, 41b-42
decir, nuestros proyectos quedaron en un mundo en donde los vimos fracasar al
parecer, donde vimos que otro venía y los destruía, que no duraban.
Jesús supo por experiencia que el querer del Padre puede resultar a veces duro e 11
incomprensible, de manera que la actitud humana más adecuada sea el abandono.
Por eso en el momento de fracaso y agonía, pronunciar con Jesús: “Padre, no se
haga mi voluntad sino la tuya”31 es mostrar absoluta confianza en Aquel a quien
llamamos Padre.
“Dando una fuerte voz gritó: ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”32,
simplemente gritando algo que era su sensación de hombre al morir. Simplemente
Jesús muere como cualquier hombre (Él es perfecto hombre) y luego, Dios, el Padre,
lo resucita. Pero cuando Jesús muerte podría pensarse que el Reino aún estaba
lejos, y ante los comportamientos y actitudes de nuestra sociedad actual también
podríamos afirmar que aún el Reino no ha llegado a nosotros. Pero en cierto sentido
ese grito de Jesús agonizando , es el grito de toda la humanidad que se rinde ante el
Misterio insondable del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y en esa rendición está
inmersa la condición de humildad y de criatura de todo hombre/mujer.
Mateo, para explicar qué significa “venga tu reino, hágase tu Voluntad así en la tierra
como en el cielo”33 pone el proyecto de Jesús: tiene que hacerse lo que Dios quiere
en la tierra como se hace en el cielo. “En el cielo las cosas ya están arregladas,
bueno, pero aquí, en la realidad que nos toca vivir en la tierra, hay un proyecto que
hacer y es poner las cosas de acuerdo a como Dios las quiere”34.
31
Evangelio de san Lucas 22, 42
32
Evangelios san Marcos 15, 34 y san Mateo 27, 46
33
Evangelio de san Mateo 6, 10b
34
Segundo, J.L.- “Reino de Dios” – 1979
Somos capaces de reaccionar sintiendo, pensando, amando y actuando desde el
sabernos hermanos. Puede la oración de Jesús ayudarnos a cambiar el corazón de
piedra en corazón de carne: “Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo
dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de
carne”35. O sea, los rencores, las durezas, inflexibilidades, juicios condenatorios
hacia los demás, tan solo con sentirnos seguros de que lo que nos sostiene es el
amor infinito del cual no nos puede separar la muerte, ni el pasado o futuro, ni
nuestra fragilidad pecadora.
12
Nos envuelve una ternura y comprensión hacia uno mismo y hacia los demás.
Somos capaces de dar el perdón de Dios y romper barreras relacionales para
acoger y compartir.
Jesús nos enseña a orar pronunciando “líbranos del mal”38. Esa súplica al Padre que
brota de un corazón convencido de la sanidad que vendrá del Espíritu Santo, cambia
la percepción de sí mismo, de la humanidad y del mundo. Ya no se está sometido al
maligno, por el contrario, el Espíritu Santo enviado por el Padre por mediación de la
oración de Jesús, cambia los sentimientos del hombre/mujer -individuo y sociedad-
de estar rotos, ajenos y excluidos, en una convicción de ser alguien –algunos- no en
guerra contra su propia realidad, sino en paz e integración de todas las facultades
humanas y espirituales.
La vivencia de esa súplica al Padre encamina la vida. Por eso el geraseno, que se
siente sanado, le pide a Jesús que le permita irse con él.
35
Libro de Profeta Ezequiel 11, 19
36
Evangelio de san Marcos 5,1-21
37
González Buelta, B: Orar en un mundo roto.-
38
Evangelio de san Mateo 6, 13
2.5.- EL PERDÓN PARA LA INCULTURACIÓN DE LA FE
La oración de Jesús está inculturada: es una realidad clarísima para los que desean
la libertad de los aspectos negativos concretos de un contexto histórico. Por ello, vivir
lo que ora Jesús ayuda a asumir la necesidad de la reconciliación y perdón
necesarios en el contexto social, político e incluso religioso en donde nos hallemos.
13
La problemática del perdón, como la plantea Jesús: perdonar para ser perdonados,
requiere un deseo profundo de libertad. Y puede convertirse en más radical, porque
la inculturación explicita las cuestiones implicadas en las relaciones de la sociedad y
subraya la necesidad de cambio y de acercamiento a la realidad. El cristianismo es
un tema de ámbito global, mundial; el cambio, el desarrollo, la inculturación no
solamente están teniendo lugar, sino que Jesús nos invita a verlo con la intención
deliberada del Espíritu Santo, que nos conduce hacia la reconciliación plena con el
Padre.
39
Evangelio de san Mateo 6, 12
40
Haight, R.: Jesús símbolo de Dios
CONCLUSIÓN
La dinámica de la Trinidad que vive en nosotros: Dios, nuestro Padre no tiene mayor
deseo que comunicarse con cada uno de nosotros, pero de una manera singular,
única, porque únicos, en el amor, somos cada uno para él.
Vemos que Pablo saluda a los romanos en el Cáp. 1 de la carta, diciendo de Jesús
que “fue constituido hijo de Dios con poder, según el Espíritu por su resurrección de
entre los muertos”. Es decir, la resurrección de los muertos muestra el poder de
Jesús. ¿El poder de Jesús para qué? Para la humanización del hombre/mujer de
todos los tiempos.
Entonces significa que esa oración vivida incesantemente de Jesús en primer lugar,
y de cada uno de los hombres y mujeres que vivimos lo que oramos (oramos y
orarán) con las palabras de Jesús, tiene poder para hacer el REINO real. Pero,
¿cómo es que no lo vemos? “¿hay un Reino que se está haciendo invisiblemente
pero que nosotros no vemos? En todos los hombres lo que parecía derrota se
convierte en triunfo”42.
Por ello seguiremos levantando la voz suplicante hasta el ABBA de Jesús, con las
palabras del HIJO, movidos e inspirados por la RUAH a fin de que se encuentre no
solamente intención de amor sino también alguna realización de amor.
41
Juanes, B: Caminaré en presencia del Señor.
42
ibíd.
BIBLIOGRAFÍA
Biblia de Jerusalén