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Tema 4 – 2ª parte

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Consuelo Martínez Marco


Mensaje Cristiano

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ÍNDICE
CONTENIDOS
1. Jesús, Buena Noticia para el hombre
2. La respuesta del hombre a la Buena Noticia
3. El Reino de Dios: claves de comprensión
3.1 El mensaje de Jesús es universal
3.2 Destinatarios de la Buena Noticia
3.3 El Reino de Dios, la Verdad y la Libertad
4. Abba: Dios es Amor. Jesús revela a Dios como Padre
5. La oración de Jesús: Padrenuestro
6. Las Parábolas
7. Valores del Reino: las Bienaventuranzas
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4. Abbá: Dios
es Amor

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✓ Hemos dicho que el contenido del anuncio de Jesús es el Reino de Dios.

✓ Junto con este contenido encontramos otro que es la revelación de Dios como Padre.

✓ La verdad clave que unifica todos los aspectos de su misión es que Jesús es el Hijo del Padre,
el que revela al Padre. Al presentarse como ‘Hijo’, Jesús revela que Dios es el Padre. Por eso
su palabra tiene autoridad: la autoridad de Dios mismo.

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✓ Para hablarnos de Dios, Jesús se ha hecho hombre, habla con palabras humanas, actúa con
gestos humanos… porque Dios actúa en la historia: Jn 1,14.

✓ Pero, además, Jesús revela que Dios es su Padre no a título informativo, sino como parte de
su misión de anunciar la salvación de Dios a quien quiera acogerla. Para ello Jesús revela que
Dios es el Padre que nos ama en las mismas obras de Jesús.

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Jesús, “el Hijo”.

En las palabras finales del prólogo de san Juan leemos: “A Dios nadie lo ha
visto jamás. El Hijo único que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado
a conocer” (1,18).
A la palabra “Hijo” le corresponde el apelativo de “Padre”. Jesús, desde su
humanidad, desde su conciencia humana, llama a Dios “Abbá”, “papá”.
El judaísmo contemporáneo de Jesús prohibía llamar a Dios “Abba” por ser un lenguaje infantil, indigno de
Dios. Hasta Jesús nadie se había atrevido, ni judíos, ni paganos, a dirigirse a Dios con esta confianza filial.
Esto provocó la ira y escándalo de los judíos hasta el punto que como leemos en el evangelio de san Juan
“quisieron matar a Jesús porque no sólo violaba el sábado, sino porque también llamaba a Dios Padre
suyo” (Jn 5, 18).
Jesús afirmó en muchas ocasiones que era Hijo de Dios Padre.”Como el Padre me ha amado, así os he
amado yo” (Jn 15,9).
En la última cena revela que Dios es también Espíritu Santo: “El Espíritu Santo que enviará el Padre en mi
nombre será quien os lo enseñe todo” (Jn 14, 26).
Así dio a conocer Jesús la realidad misteriosa de las tres personas divinas que son un solo Dios, verdad de fe
que se reveló también en su bautismo (Lc 3, 1-22) y en la transfiguración (Lc 9, 28-36).
4. La oración de Jesús.

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Introducción.
¿Qué es la oración?
El número 2559 del CIC cita un texto de San Juan Damasceno, en su obra sobre
la exposición de la fe, que dice lo siguiente: “La oración es la elevación del
alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”.
En tanto que la oración es la “elevación del alma a Dios” está suponiendo una
relación viva y personal del hombre con Dios, su Padre; por medio del Hijo y
gracias a que el Espíritu Santo vive en nuestros corazones.
La oración, como tantas otras realidades en el ámbito de la fe, es un don de
Dios, mucho antes de ser una iniciativa del hombre. Es Dios el que quiere
encontrarse con nosotros, mucho antes de que nosotros le busquemos a Él.
Por eso ha tomado la iniciativa de mostrarnos el amor que nos tiene en la
Historia de la Salvación, cuyo centro es Cristo. Así, la oración sería en cierto
modo una respuesta de amor a la iniciativa de Dios, que nos ama e que
implica al hombre en su totalidad. La oración se encarga de cultivar y
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Por eso la oración cristiana no puede ser entendida desde los esquemas de las
antiguas religiones naturales: poner a la divinidad de su parte, temor ante
fuerzas que no comprendía

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La oración es una cosa tan grande que tenemos el peligro de rebuscar una definición
solemne y sorprendente. Y, en efecto, si una persona se pone a hablar con Dios -con
palabras o sin palabras-, movido por la fe, la humildad y la confianza, está haciendo
oración.. Quedémonos, pues, con esta idea: orar es hablar con Dios; con el fin de
adorarle, darle gracias, implorar el perdón y pedir lo que necesitamos. Hablar con Dios,
que es Creador y Señor nuestro, igual que hablamos con los padres y amigos.
• “Orar es hablar con Dios.”
Antiguo Catecismo

• “Tratar de amistad con Dios, estando


muchas veces tratando a solas con quien
sabemos que nos ama.”
Santa Teresa de Jesús

• “Un diálogo con Dios, un diálogo de


confianza y de amor.”
Juan Pablo II

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La oración en la Sagrada Escritura
“Jesús nació en un pueblo que sabía orar”. Esta es una famosa frase de uno de
los mayores estudiosos de la Sagrada Escritura en el ámbito protestante,
llamado Joachim Jeremias. Y es una gran verdad. Dios ha hecho una
Historia de Salvación con su pueblo, y en la medida en que el pueblo ha
ido respondiendo al amor de Dios, ha aprendido a orar.

Por eso nos vamos a plantear dos objetivos:


• Saber cómo era la oración de Jesús. Él es el modelo y el punto de
referencia para la oración del cristiano
• Considerar todo el bagaje de tradición orante que Jesús había recibido del
pueblo de Israel, en el que nació y al que pertenecía.

Así pues, vamos a comenzar nuestro recorrido por las grandes figuras de la
oración del Antiguo Testamento.
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La oración en el Nuevo Testamento
Decíamos más arriba que Jesús nació en un pueblo que sabía orar. Pero,
¿cómo era la oración de Jesús? ¿Tenía alguna característica especial?
(Catecismo de la Iglesia Católica, 2598-2622).

La oración de Jesús.
Como miembro del pueblo de Israel, Jesús fue iniciado desde niño en la
oración según la tradición de su pueblo. Aprende a orar en su familia y en
la sinagoga. Muy pronto su oración va a manifestar la unión íntima con
Dios, la unión del Hijo con el Padre, y esa es la característica fundamental
de la oración de Jesús.
En el evangelio encontramos a Jesús en oración muy a menudo. En los
momentos decisivos, como por ejemplo la noche antes de elegir y llamar a
sus apóstoles, Jesús se retira en soledad al monte para orar. Pero Jesús no
se limita a estos momentos de oración. Toda su vida se convierte en una
oración a Dios, porque transcurre en intimidad con el Padre, y porque se
deja guiar por el Espíritu Santo.

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d. Jesús habla de la oración
Dios es quien primero llama al hombre,
llama incansablemente a cada persona
al encuentro misterioso de la oración .
Esta iniciativa de amor del Dios fiel es
siempre lo primero en la oración , la
iniciativa del hombre es siempre una
respuesta .
Tres PARÁBOLAS principales
sobre la oración
La primera, "EL AMIGO IMPORTUNO , ´
invita a una oración insistente :
l³am/ad y se os abrirá".
Al que ora así, el Padre del cielo "le dará
todo lo que necesite", y
sobre todo el Espíritu Santo que
contiene todos los dones.
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La segunda, "LA VIUDA IMPORTUNA",
está centrada en una de las cualidades
de la oración: es necesario orar
siempre, sin cansarse, con la
paciencia de la fe .
"Pero, cuando el Hijo del hombre venga,
¢ H Q F R Q W U D

La tercera parábola, "EL


FARISEO Y EL PUBLICANO" se
refiere a la humildad del corazón
que ora.
"Oh Dios, ten compasión de mí
que soy pecador".

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e. Jesús atiende la oración
Jesús atiende la oración : Aunque Jesús muchas veces tomaba la
iniciativa y se adelantaba a la necesidad, los milagros del Evangelio
responden en muchas ocasiones a la petición de la gente que se le
acercaba. Jesús escuchaba y atendía aquella oración.
El leproso, Jairo, la cananea, el buen ladrón, los portadores del
paralítico, la hemorroísa que toca su vestido, las lágrimas y el perfume
de la pecadora, la petición apremiante de los ciegos:
"¡Ten piedad de nosotros, Hijo de
David!" o "¡Hijo de David, Jesús, ten
compasión de mí ³
Sanando enfermedades o
perdonando pecados, Jesús siempre
responde a la plegaria del que le
suplica con fe: "Ve en paz, ¡tu fe te
ha salvado!".
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2. El anuncio de Dios:
Las parábolas.

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✓ Jesús anuncia y realiza el Reino de Dios. Entre ambas
realidades no hay diferencia: la palabra que anuncia la
cumple con su vida, y sobre todo en el Misterio Pascual
de su Muerte y Resurrección. No podemos separar su
mensaje de su obra.

✓ El contenido del mensaje es el Reino de Dios y la forma


de anunciarlo es, sobre todo, por medio de las
parábolas.

✓ ¿Qué son las parábolas? Son comparaciones de tipo


sapiencial tomadas de la vida cotidiana de los oyentes
con las que Jesús enseña que el crecimiento de la
semilla, que es la palabra de Dios, depende de las Esta foto de Autor desconocido está bajo
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disposiciones y respuestas de quienes las acogen.
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✓ Estas parábolas están en función del contenido del mensaje del Reino de Dios. ¿Qué es esta
realidad? ¿A qué se refiere Jesús?

✓ El Reino de Dios significa la presencia y la intervención de Dios en la historia, para la salvación de


los hombres.

Podemos distinguir tres dimensiones en el Reino de Dios:

• Dimensión cristológica. El Reino de Dios se hace realidad porque es el mismo Jesús quien lo hace
presente en el mundo.

• Dimensión espiritual. El Reino de Dios es una presencia de Dios en el interior del hombre, que lo
impulsa a vivir de una determinada manera.

• Dimensión eclesial. La Iglesia está al servicio de la realización del Reino de Dios, porque es la
comunidad de los creyentes en Cristo.

✓ Por tanto, es un reino interior, invisible, en tanto supone acoger la gracia de Dios; pero social y
visible en tanto se extiende por medio de un instrumento que es la Iglesia, que también anuncia y
realiza la salvación. 17
✓ Características del Reino de Dios tal y como nos lo presenta Jesús en las parábolas:

1. El Reino de Dios es espiritual. El Reino de Dios no es temporal o político: “no es de este mundo”. Tiene
su origen en Dios Padre, por eso los hombres deben dirigirse a Él para implorar su venida: “venga tu
Reino”. Es el Padre quien ofrece el perdón de los pecados y la salvación, y espera como respuesta la
conversión de los hombres.

2. El Reino de Dios ya está presente. Crece y se desarrolla en el mundo y en la historia humana. Es una
realidad misteriosa, todavía una pequeña semilla, pero llamada a dar fruto.

3. El Reino de Dios es escatológico. Es verdad que ha sido ya iniciado por Jesús y se desarrolla en la
historia de los hombres, pero solo alcanzará su plenitud en el mundo futuro, en la vida eterna.

✓ El Reino de Dios ha comenzado a realizarse y se desarrolla en la historia del hombre y del mundo; pero el
cumplimiento y realización plena pertenece al futuro. El Reino de Dios ya está presente entre los
hombres, porque Jesucristo ha muerto y ha resucitado, y el que cree en Él tiene vida eterna; pero todavía
no está realizado plenamente, porque la vida cristiana es un camino progresivo.

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✓ El Reino de Dios que anuncia y realiza Jesús tiene como
objeto último la salvación eterna.

✓ No es posible comprender el origen de la Iglesia sin tener en


cuenta todo lo que Jesús predicó y realizó.

✓ Jesús hablaba de un Reino de Dios que, bajo la acción del


Espíritu, crece en las almas gracias a la fuerza vital que
deriva de su muerte y su resurrección; un Reino que crecerá
hasta el tiempo que Dios mismo previó. De esta manera,
todo cristiano está llamado a contribuir con su vida y con su
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✓ Esto es misión de toda la Iglesia.

✓ Al laico que siente vivamente en su interior la necesidad del


apostolado se le pueden aplicar las palabras del Profeta: “A
él lo hice testigo para los pueblos” (Is 55, 4).
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3. Valores del Reino:
las Bienaventuranzas

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1.1 La vocación a la Bienaventuranza
✓ La Bienaventuranza es la visión Cristiana de la Felicidad.

✓ En el Sermón del Monte enseña dicho camino a la Bienaventuranza.

✓ Se encuentran en el centro de la predicación de Jesús y señala que la felicidad plena se


encuentra en el Reino de los Cielos.

✓ Jesús de Nazaret comenzó su misión mesiánica predicando la conversión en el nombre del


reino de Dios. Las bienaventuranzas son precisamente el programa concreto de esa
conversión.

✓ Con la venida de Cristo el reino se hace presente en medio de nosotros: y al mismo tiempo
ese reino constituye la escatología, es decir, la meta definitiva de la existencia humana.

✓ Las ocho bienaventuranzas constituyen el código más conciso de la moral evangélica, del
estilo de vida del cristiano.
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✓ Es verdad que las bienaventuranzas no son mandamientos, pero están
comprendidas en el mandamiento del amor, que es el «primero» y el «más
grande».
✓ Las bienaventuranzas son como el retrato de Cristo, un resumen de su vida y «por
eso se presentan también como un ‘programa de vida’ para sus discípulos,
confesores, seguidores…
✓ Toda la vida terrena del cristiano, fiel a Cristo, puede encerrarse en este programa,
en la perspectiva del reino de Dios.

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1.2 El deseo9.2.
de Felicidad
El deseo de felicidad
Decía san Agustín: «Ciertamente, todos
nosotros queremos vivir felices, y en el
género humano no hay nadie que no dé
su asentimiento a esta proposición
incluso antes de que sea plenamente
enunciada». Pero san Agustín advierte
que ese anhelo de felicidad solo se
realiza en la búsqueda de Dios, como
nos lo manifiestan los santos: «¿Cómo
es, Señor, que yo te busco? -se
pregunta san Agustín-. Porque al
buscarte, Dios mío, busco la vida feliz,
haz que te busque para que viva mi
alma, porque mi cuerpo vive de mi alma
y mi alma vive de ti».
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✓ Las Bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad que estimula al hombre.
✓ La doctrina cristiana enseña que este deseo tiene su origen en Dios, que lo ha puesto en
su corazón para atraerlo hacia Él, pues es el único que lo puede satisfacer.
✓ “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.”

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