Está en la página 1de 14

La estrategia básica

para automotivarse
● La motivación es esa fuerza interior gracias a la que
progresamos en un sentido o en otro.
● Una manera simple de referirse a ella podría ser: Son las
ganas de vivir.

● Ahora bien, esas ganas son algo más complejo que el instinto
natural que hace que nos mantengamos vivos y le demos
satisfacción a nuestras necesidades básicas (comer, dormir,
etc.).
● Las ganas de vivir, de avanzar hacia proyectos y objetivos,
son algo más; algo que se aprende conociéndose a uno
mismo y practicando continuamente.
● La motivación ni la regalan ni se compra en ninguna
parte.
● Cuando no se tiene, nadie nos la puede prestar.
● Hay que generarla.

● Para generar motivación hemos recopilado estrategias


como éstas o éstas otras.
● Sin embargo, más que recetas mágnas, son pistas,
porque las únicas estrategias realmente efectivas parten
del conocimiento que uno tenga de sí mismo.
● Tiene sentido si consideramos la motivación
personal como un traje hecho a medida de cada uno.

● Así como nuestras vidas son distintas, la motivación


que necesitamos para afrontar los retos también ha
de serlo.

● A cada uno le toca, pues, diseñar su estrategia a


medida.
● Ahora bien, si tuviésemos que extraer un
punto de partida común para nuestras
distintas estrategias automotivadoras, éste se
sustentaría básicamente en lo siguiente:
1) Empezar con buen pie

● Es decir, creer que lo que hagamos servirá de


algo.
● ¿A quién le apetece ponerse a trabajar en una
tarea o proyecto que tiene prácticamente la
certeza de que saldrá mal?
● Podemos hacerlo por si “suena la flauta”, pero no
es lo más recomendable, especialmente si
hablamos de objetivos a largo plazo.
● Para empezar con buen pie hay que generar
pensamientos positivos de donde nazcan la
confianza, la paciencia… y toda esa serie de
herramientas que nos ayudarán a avanzar.

● Un truco sencillo para ir construyendo esta


atmósfera optimista es, simplemente,
levantarse con la sonrisa puesta cada día (aun
cuando no haya ganas).

● La sonrisa es una de nuestras armas más


versátiles y poderosas.
2) Controlar las expectativas

● Por ambicioso que sea un objetivo,


generalmente lo alcanzamos dando pequeños
pasos.

● Por lo tanto, sirve mejor a nuestra motivación


centrarse en los pequeños avances que se
están produciendo en lugar de mirar hacia el
lejano horizonte donde se encuentra la meta.
● Quizás el resultado final sea decepcionante, lo
cual nos desmotivaría de cara a futuros
emprendimientos pero, si nos quedamos con
el éxito de los pequeños pasos, jamás nos
iremos con las manos vacías.

● Así obtenemos dos beneficios de esta actitud:


alimentar la paciencia y la constancia, y
“cubrirnos las espaldas” por si algo sale mal.
3) Procurar la recompensa
● El éxito de nuestro cometido es la gran
recompensa.

● Cuando el éxito se produce, compensan todo


el tiempo, trabajo o esfuerzo que le hemos
invertido. Ha valido la pena.
● Sin embargo, para llegar hasta ahí hemos
dado pasos que también merecen su
recompensa; pequeños pasos que merecen
pequeños premios.

● ¿Qué premios? Esto depende por completo


de los gustos, la creatividad y las
circunstancias personales de cada uno.
● A veces, la satisfacción de un trabajo bien hecho
sirve por sí sola, pero no está de más
complementarla con algún detalle hacia nosotros.

● Estamos hablando de un baño relajante, de una


tarde en el cine, de una siesta reconfortante, etc.

● Eso es: de un pequeño regalo que nos dedicamos


nosotros mismos; de premiarnos con un buen
momento. Lo merecemos, sin duda alguna..
● Resumiendo: Sonreír, centrarse en los
pequeños avances y premiarlos.
● Partiendo de ahí, la estrategia motivadora que
desarrolle cada uno puede variar bastante.
● La automotivación es una tarea de
aprendizaje cotidiano.

● No importa fallar las veces que sean


necesarias.

● La clave está practicar todos los días.

También podría gustarte