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Intervención en Acto Día del Patrimonio

Liceo Bicentenario de Talagante


RBD: 31294- 0 Talagante “Tierra de Brujos”
Sector Historia y Geografía
Profesor: Diana Navarro Molina

Decir que Talagante es Tierra de Brujos es un elemento patrimonial porque es una tradición cultural que ha sido
transmitida de generación en generación y que forma parte de la identidad de la localidad. El patrimonio
cultural es todo aquello que se hereda del pasado y que se valora en el presente, y en el caso de Talagante, la
creencia en brujas y brujería es una parte importante de su patrimonio cultural. Estos elementos son importantes
porque representan la identidad de un lugar y de su comunidad, y pueden ser una fuente de orgullo y
pertenencia para quienes lo habitan.

En el caso de Talagante, la creencia en brujas y brujería es una parte importante de su patrimonio cultural
porque ha sido transmitida por muchos años, y ha influenciado la forma en que los habitantes del lugar
entienden su realidad y su historia. Además, esta creencia ha sido representada en diversas formas de arte, como
la literatura y la pintura, lo que también contribuye a su valor como elemento patrimonial.

Muchas son las historias que han hecho llamar a Talagante como “Tierra de Brujos”. Estas van desde la
presencia de culturas indígenas precolombinas en la zona, las cuales tenían una rica tradición espiritual y se cree
que practicaban rituales mágicos y de curación. Sin embargo, con la llegada de los colonos españoles y la
evangelización, muchas de estas prácticas se perdieron o se fusionaron con el catolicismo, dando lugar a
algunas tradiciones religiosas populares que persisten en la región. También hay algunas historias locales que
sugieren que la comuna ha sido escenario de eventos sobrenaturales o inexplicables, como apariciones
fantasmales. Algunas de las historias que han perpetuado esta fama son:

• La aparición del "Matachín": se dice que en la calle Cruz del Sur, cerca del Cementerio Municipal de
Talagante, aparece un espectro llamado "El Matachín". Se cuenta que esta aparición corresponde al
espíritu de un hombre que fue asesinado en ese lugar durante la época colonial, y que ahora vaga en la
noche buscando venganza.

• El fantasma de la Iglesia de San Juan Bautista: según la leyenda, en la Iglesia de San Juan Bautista de
Talagante, se aparece un fantasma que se cree que es el espíritu de un sacerdote que murió durante una
misa. Se dice que el espectro aparece en la parte trasera de la iglesia, cerca de las tumbas, y que a
menudo se le ve moviendo objetos o dejando marcas en las paredes.

• La Casa del Terror: esta es una casa abandonada ubicada en la calle Victoria, en Talagante, que se dice que
está embrujada por un espíritu maligno. Según la leyenda, el espíritu que habita en esta casa pertenece a
una mujer que fue asesinada por su esposo y que ahora busca venganza. Se dice que a menudo se
escuchan gritos y lamentos que provienen de la casa en la noche.
• El "Camino del Diablo": en este camino solía aparecer una figura oscura y temible que se hacía llamar "El
Diablo". Se dice que esta figura se aparecía de noche, en un tramo solitario de la carretera, y asustaba a
los viajeros que pasaban por allí. El diablo se presentaba como una figura alta y esbelta, con cuernos en
la cabeza y un largo abrigo negro que cubría todo su cuerpo. A veces, llevaba un látigo en la mano y se
decía que se divertía golpeando a los viajeros que se atrevían a acercarse a él. Muchos viajeros
intentaron escapar del diablo corriendo por el camino, pero éste siempre parecía estar un paso por
delante de ellos. Se dice que los únicos que podían escapar de su influencia eran los que invocaban el
nombre de Dios y rezaban para alejar al demonio.

• La cueva del diablo: en el siglo XIX vivía en Talagante una mujer llamada María La Fiera, quien era
conocida por su belleza y por sus habilidades en el arte de la brujería. Ella tenía la capacidad de
convertirse en un animal feroz, como un tigre o un león, y de esta forma aterrorizaba a los habitantes del
pueblo. Además, se decía que utilizaba sus poderes para hacer maldiciones y maleficios, y que su
presencia traía consigo la desgracia y la enfermedad. A pesar de su fama, nadie se atrevía a enfrentarla,
hasta que un día un grupo de valientes decidió acabar con ella. La cazaron en el campo y la acorralaron
en una cueva, donde lograron matarla. Sin embargo, se cuenta que la maldición de María La Fiera
persistió, y que su espíritu aún se aparece en la cueva donde fue asesinada, como una advertencia a
aquellos que se atreven a desafiar los poderes de la brujería.

Una de estas historias sobrenaturales es la de la joven Martina. Hace muchos años, en la comuna de Talagante,
vivía una joven llamada Martina. Martina era conocida por todos en el pueblo por sus habilidades curativas y
sus remedios naturales que ayudaban a sanar a los enfermos. Pero, a medida que pasaba el tiempo, los
habitantes del pueblo comenzaron a sospechar que Martina no usaba solo plantas y hierbas para sus curaciones,
sino que también practicaba la magia.

Un día, la madre de un niño enfermo fue a buscar a Martina para que le ayudara a curar a su hijo. Martina, como
siempre, preparó un remedio con plantas y lo entregó a la madre, pero esta vez le dijo que, para que el remedio
funcionara, debía decir una oración especial en latín. La madre, un poco asustada, hizo lo que Martina le pidió
y, al día siguiente, su hijo había sanado completamente.

Pronto, los habitantes del pueblo comenzaron a hablar sobre las habilidades mágicas de Martina. Algunos
decían que la habían visto practicar rituales extraños en el bosque, mientras que otros afirmaban haber
escuchado cánticos y gritos en su casa durante la noche. La noticia se extendió rápidamente y pronto, personas
de otras comunas comenzaron a llegar a Talagante buscando la ayuda de Martina y sus poderes mágicos.

Pero no todos en el pueblo estaban contentos con la fama que Martina estaba adquiriendo. Algunos la acusaron
de brujería y de estar haciendo pactos con el diablo. Un día, mientras Martina estaba en el bosque recogiendo
hierbas, un grupo de hombres la encontró y la acusaron de brujería. Sin escuchar sus explicaciones, la golpearon
y la llevaron ante las autoridades, quienes la condenaron a ser quemada en la plaza pública de Talagante.

A pesar de que Martina murió, su legado como curandera y practicante de la magia perduró en Talagante. A lo
largo de los años, las historias sobre sus poderes se han transmitido de generación en generación, y muchos
creen que su espíritu sigue protegiendo y guiando a los curanderos y brujos de la comuna.

Otra versión de la historia dice que desde entonces la Bruja de Talagante maldijo la ciudad y que sus poderes
malignos aún tienen influencia en la región. Se dice que en algunos lugares de Talagante se han visto figuras
extrañas o se han oído ruidos inexplicables, lo que ha alimentado la creencia popular de que la ciudad es tierra
de brujos.
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