Está en la página 1de 9

Leyendero

De

Karla cristina
Leyendero índice
 Tipo de leyendas.
Leyendas de terror
 lugares donde conseguí la leyendas

1. la leyenda de la bella aurora : de la ciudad de quito


2. leyenda del tintín :la ciudad de ecuador
3. leyenda de la dama tapada: de la ciudad de Guayaquil
4. leyenda del duende de san Gerardo: de la ciudad de
Riobamba
5. leyenda de la llorona: de la ciudad de México

1 la leyenda de la belle aurora


Cuenta la historia de Bella Aurora una joven hermosa, hija única
que junto a sus padres asistía a una corrida de toros a la Plaza de
la Independencia, ya que en aquellos tiempos era habitual que se
realizaran corridas allí.
Al iniciar el espectáculo, salió un toro negro, muy grande y
robusto. Como es normal, el toro dio una vuelta reconociendo la
arena. Y luego de mirar a su alrededor, se acercó lentamente y
de manera muy extraña hacia donde Bella Aurora estaba y la
observó fijamente.
La joven se atemorizó tanto por la actitud y la mirada del toro
que cayó al suelo, desmayada. Sus padres la socorrieron
inmediatamente, salieron de allí con la joven
En brazos hasta su casa, la casa 1028, donde intentaron curarla
del espanto.
Mientras tanto, el toro que permanecía en la Plaza al no
encontraba a la joven, salía corriendo enfurecido, saltando la
barrera protectora, dirigiéndose hacia la casa 1028, y al llegar al
lugar derribó la puerta de la entrada asustando a los criados,
subió hasta la habitación donde estaba Bella Aurora, que yacía
en su cama. Al verlo ella intentó huir pero no tuvo fuerzas. El
toro la embistió y la mató con dureza. Al oír que alguien se
acercaba el toro se esfumó.
Nada se pudo hacer por Bella Aurora, la encontraron bañada en
sangre, falleció eso misma tarde. Los padres devastados
enterraron a su hija y poco después se marcharon de la ciudad
Nunca se supo ni de dónde surgió este toro, ni el porqué de la
ofensiva contra la joven. Jamás lo encontraron

2. la leyenda del tintín


Seguramente alguna vez te has levando de tu cama y,
misteriosamente encuentras moretones en varias partes de tus
extremidades. La respuesta inmediata de tus amigos y gente del
vecindario es: “Es obra del Tintín”.
Esta creencia viene de tiempos antaño, que inexplicablemente
ha emigrado a varias generaciones, hasta quedar vigente en la
actualidad.
Su nombre original fue Tin, que en chino significa dios y, hace
referencia al dios de los dioses. Su leyenda es típica de la Costa,
propia de la zona montubia y, se ha extendido por todo el país, al
igual que sus homónimos en otros países. Por ejemplo, en
Paraguay se lo denomina Pombero y en Chile el duende (en
Ecuador también se lo llama así).
A este personaje se lo describe como un pequeño hombrecillo
de apariencia no tan agradable, gran cabeza y los pies vueltos
hacía atrás; de piel verde y arrugada, con un sombrero que
arrastra hasta el piso. Antepasados narraban que producía un
silbido ululante y lúgubre por las noches.
Cuenta la leyenda que el Tin Tin persigue y asecha a las mujeres
casadas y solteras, en especial si son cejonas o velludas de
enorme cabellera. Con el objetivo de poseerlas y sumirlas en un
trance hipnótico para que éstas se enamoren y, luego llevarlas al
bosque, donde vive el personaje. Las mujeres víctimas no
recordarán nada, solamente amanecen con moretones y
cardenillos en el cuerpo.
En la Isla Corazón de la provincia de Manabí se lo conoce con el
nombre de Felipe y se cree que vive en los mangles, usa un
sombrero enorme y toca melodías que enamoran a las mujeres
con su guitarra. En diversas partes de la ciudad se lo conoce con
el poder de convertirse en ave.
El Tin Tin también recorre todo el litoral ecuatoriano; en Vinces
tiene sombrero tipo mariachi, garras y dientes; en Quevedo es
alto gordito pero se encoge y prende jotes como linterna
fosforescente para enamorar en luna llena.
También narran los pueblerinos que sólo las mujeres casadas
pueden quedar embarazadas del Tintín, y cuando así sucede dan
a luz por lo general niños de apariencia normal, pero sin
esqueleto.
En tiempos más antiguos, una mujer soltera no podía salir de
casa; y si llegaba a la etapa de concepción, nadie dudaba que Tin
Tin fuera el responsable.

3. leyenda de la dama tapada


Se dice que la Dama Tapada es un ente de origen desconocido,
que se aparecía a partir de la media noche a los hombres
borrachos que frecuentaban callejones no muy concurridos.
Al estar cerca de la Dama, se dice que dejaba a su entorno una
fragancia agradable y, por ello, casi todos los que la veían
quedaban impactados y estar cerca de ella. Hacía señales para
que la sigan y, en trance, las víctimas accedían a la causa, pero
ella no permitía que se les acercara lo suficiente. Así, los alejaba
del centro urbano y en lugares no muy concurridos empezaba a
detenerse. Posteriormente, cuando las víctimas se le acercaban a
descubrirle el rostro, un olor nauseabundo contaminaba el
ambiente y, al ver su rostro, apreciaban un cadáver aún en
proceso de putrefacción, el cual tenía unos ojos que parecían
destellantes bolas de fuego.

La mayoría de las víctimas morían con convulsiones y botando


espuma por la boca, algunos por el susto y otros por el pestilente
hedor que emanaba el espectro al transformarse. Muy pocos
sobrevivían y en la cultura popular los llamaban tunantes. Hay
quienes dicen que la Dama Tapada aún transita en las noches por
los callejones y las calles de Ecuador.

4. leyenda del duende de san Gerardo


Gerardo, una localidad sumamente cercana a Riobamba, un
sujeto de nombre Juan, laboraba en un lugar apartado del
bosque, el cual se encontraba muy lejos de la parroquia del
pueblo.
De hecho, para llegar a su sitio de trabajo, el hombre tenía que
cruzar un espeso bosque. Por eso, todos los días salía de su
domicilio antes de que el reloj marcara las 8:00 de la mañana.
Luego de un par de horas de incesante caminar, llegaba a su
destino y comenzaba a trabajar hasta después de las 8:00 de la
noche, momento en el que retornaba a su hogar. En una de esas
veces en las que Juan regresaba a su casa, tuvo la sensación de
que alguien lo venía siguiendo. Al principio, decidió no darle
importancia a ese hecho, pues pensó que se trataba del viento
que movía las hojas de los árboles. Después de un rato de seguir
caminando oyó una fuerte voz que le dijo– Por ninguna razón
mires para atrás. Lo único que quiero es que me des el cigarro
que llevas en la mano.
No se sabe por qué razón Juan le hizo caso a la misteriosa voz. Lo
importante es que, al día siguiente, para no quedarse sin pitillos
que fumar, el hombre se llevó una cajetilla completa.
Una vez más a medio camino de su casa, la voz le pidió que le
diera un cigarrillo. Juan se hizo el despistado, pero logró ver a
través del rabillo del ojo que quien le pedía los cigarros era un
hombre de muy baja estatura que en su mano izquierda llevaba
un látigo y en la derecha un sombrero demasiado grande.
Al arribar a su casa, esta vez el hombre le contó lo que había
pasado a su mamá, quien le aconsejó que, desde el día siguiente,
no saliera de su casa sin llevar una cruz consigo, a fin de que ese
amuleto lo protegiera.
El sujeto se llevó la cajetilla de cigarros y el crucifico en su
pantalón. En esa ocasión, el duende no le pidió cigarrillos, sino
que simplemente empezó a darle latigazos por la espalda.
El dolor que Juan sentía producto de los azotes era casi
insoportable. Por eso, se armó de valor y tomó la cruz con una de
sus manos y se la enseñó al enano.

En ese instante, la criatura desapareció en la oscuridad del


bosque y nunca más se le volvió a ver. Como esta hay otras
historias que cuentan los encuentros que tuvieron los lugareños
de Riobamba con el duende de San Gerardo. Duende de san
Gerardo

5. la de la llorona

Se cuenta que La Llorona es una mujer que deambula por las


calles de la Ciudad de México en busca de sus hijos, a los que ella
misma asesinó, enloquecida, durante una noche. Dicen que
aparece en lugares por donde alguna vez pasó un río. También se
dice que es una mujer muy bella vestida de blanco. Otros
mencionan que sólo se alcanza a ver su silueta, que flota. En lo
único que coinciden es que siempre que se deja ver se escucha un
largo y aterrador grito: « ¡Ay, mis hijos!». Sobre el origen de esta
leyenda hay varias versiones: una es la colonial, la cual se basa en
las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, quien participó en la
conquista del Imperio mexica. Se cuenta que una mujer de origen
indígena era amante de un caballero español y, cuando ella le
pidió formalizar la relación, él se negó porque pertenecía a la alta
sociedad. Este hecho desató la tragedia por la que su alma
deambularía en cuentan que esa noche la mujer despertó a sus
pequeños hijos –un niño y una niña–, tomó un puñal y los llevó al
río, el cual se encontraba muy cerca de su casa. Estando ahí, ciega
por el coraje, los apuñaló varias veces hasta que los dejó sin vida
Minutos después reaccionó y, al darse cuenta de lo que había
hecho, corrió desesperada por el río y emitió el escalofriante grito
por el que la identificamos.

Desde esa noche no se volvió a saber más de ella y se convirtió en


mito. Quienes juran haberla escuchado dicen que deambula en las
calles y los parques de la Ciudad de México, además de los
canales de Xochimilco.

También podría gustarte