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Santiago, Chile
2023
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INTRODUCCIÓN
Las Cláusulas de no enajenar y su validez, u otras denominaciones similares, han
sido una materia ampliamente desarrollada en la historia de nuestro derecho civil,
sin embargo, pueden sintetizarse en tres corrientes que han dominado nuestra
doctrina y jurisprudencia, las cuales intentaré explicar de forma breve exponiendo
sus principales argumentos.
Resultó novedoso, estudiar como el ilustre Jurisconsulto don Luis Claro Solar,
expone, apoyado en la jurisprudencia francesa; en su obra “Explicaciones de
Derecho Civil Chileno y Comparado”, corrientes doctrinarias similares a las vigentes
hasta nuestros días.
DESARROLLO
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CLARO SOLAR, Luis. (1930): “Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado. De los Bienes. Tomo VI
(Santiago, Imprenta Cervantes) p.339.
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demás derechos reales otorgan poderes limitados sobre la cosa; solo autorizan
aprovechamientos parciales”2.
Importa, para efectos de este trabajo, desarrollar las facultades o atributos del
dominio y, en especial, a la facultad de disposición. Es tradicional, entender
incorporadas en el dominio tres facultades o atributos:
Serían facultades jurídicas, aquellas que se ejecutan por medio de actos jurídicos,
y entre estos se encuentran los actos de disposición, los cuales para ser ejecutados
requerirán la facultad de disposición, correspondiendo en sentido restringido al
2
ALESSANDRI R., Arturo, SOMARRIVA U., Manuel, VODANOVIC H., Antonio. (2011): Tratado de los Derechos
Reales. Bienes, Tomo I (Santiago, Editorial Jurídica de Chile) p. 35.
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CLARO SOLAR, Luis. (1930). Obra citada, p.335.
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ALESSANDRI R., Arturo, SOMARRIVA U., Manuel, VODANOVIC H., Antonio. (2011) Obra citada, p. 51.
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“poder del sujeto de desprenderse del derecho que se tiene sobre la cosa, sea o no
en favor de otra persona y sea por un acto por causa de muerte o por uno entre
vivos”5. Serían formas de disposición la renuncia, el abandono y la enajenación
Tercero: Que, para los efectos de resolver, es necesario tener en consideración que
los jueces del fondo desestimaron el reclamo deducido en contra del Conservador
de Bienes Raíces de Valparaíso, al concluir que el rechazo de la inscripción de la
escritura pública de constitución de usufructo celebrada el 6 de noviembre de 2015,
se debió a que la propiedad estaba afecta a embargos, hipotecas y prohibiciones de
enajenar que se encontraban vigentes al momento de requerirse la inscripción. Para
tales efectos tuvieron en consideración que lo previsto en el artículo 1464 N.° 3 del
Código Civil se debe aplicar al caso de autos, por cuanto la expresión “enajenación”
debe ser entendida en sentido amplio, esto es, referida a todo acto de disposición
por el cual el titular transfiere el dominio de un bien o constituye sobre él un derecho
real, como ocurre en el caso de autos con el usufructo. (Destacado y cursiva
incorporado)
Octavo: Que, además, si bien el artículo 2415 del Código Civil, que se invoca como
infringido, establece que “el dueño de los bienes gravados con la hipoteca podrá
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ALESSANDRI R., Arturo, SOMARRIVA U., Manuel, VODANOVIC H., Antonio. (2011) Obra citada, p. 54.
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siempre enajenarlos o hipotecarlos, no obstante cualquier estipulación en contrario”,
lo que aparentemente parece permitir la constitución del usufructo posterior a la
hipoteca –desde que no lo prohíbe y emplea la voz “enajenarlos”- lo cierto es que
una mirada atenta lleva a concluir que la expresión “enajenar” no está utilizada en
sentido amplio, ya que no se explica de otro modo que la norma plantee como
posibilidades alternativas las de enajenar o hipotecar, ya que de ser así, resultaría
redundante y repetitiva la mención a hipotecar. De lo anterior se puede inferir que la
citada disposición faculta al dueño, nada más que para enajenar, esto es, transferir
el dominio, e hipotecar, esto es, constituir el derecho real de hipoteca, más no para
constituir otros derechos reales, como sería el caso del usufructo. (Ver “El usufructo
constituido con posterioridad a una hipoteca: su eficacia frente al acreedor
hipotecario”, Andrés Cúneo M, RDJ, Tomo LXXXV – N° 3, 1988, págs. 113-123).
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ALESSANDRI R., Arturo, SOMARRIVA U., Manuel, VODANOVIC H., Antonio. (2011) Obra citada, p. 56.
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la cesión de bienes, se refiere a la facultad de disponer y el artículo 2387 habla de
facultad de enajenarla.
Se dice, queda bien representada en la postura de don Luis Claro Solar, quien
estima disponer “quiere decir obrar libremente una persona, en el destino o
enajenación de sus bienes por donación, venta, renuncia, etcétera 7”. Señalaba,
además, al disponer de una cosa por enajenación, el propietario transfiere el
dominio, y que la facultad de enajenar la cosa en todo o parte, o limitando su
propiedad por la constitución de un derecho de real en favor de otra persona, es de
la esencia misma de la propiedad.
Sería, por lo tanto, nula en principio toda convención por la cual un propietario
renunciara a la facultad de disponer de sus bienes de un modo absoluto, lo sería
también toda disposición testamentaria en que el testador retirara su heredero o
legatario la libre disposición de los bienes asignados.
Argumenta su postura, en el artículo 1810, que dispone “pueden venderse todas las
cosas corporales o incorporales, cuya enajenación no esté prohibida por la ley”; por
ende, únicamente la ley puede prohibir la enajenación de determinadas cosas
7
CLARO SOLAR, Luis. (1930). Obra citada, p.337.
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corporales o incorporales. Igual argumento, contendrían los artículos 2031, que
declara no vale en la constitución del censo el pacto de no enajenar, y el artículo
1126, al decir se tiene por no escrita la cláusula de no enajenar, si se lega una cosa
con calidad de no enajenarla y la enajenación no compromete ningún derecho de
tercero.
“La jurisprudencia francesa, sin embargo, a pesar de que en sus primeros fallos se
pronunció por esta opinión8, se ha venido manifestando inclinada a aceptar la
validez de las cláusulas de inalienabilidad, con tal que concurran dos condiciones;
que se justifiquen en el hecho por un interés legítimo y que no sean estipuladas a
perpetuidad ni por un tiempo indeterminado ”9. El interés legítimo exigido puede ser
del que enajena, o el de un tercero, o el del adquirente mismo cuyo derecho se
8
CLARO SOLAR, Luis. (1930). Obra citada, p.340. Nota: citando a Baudry-Lacanterie y Chaveau, señala que se
pronuncian en contra de toda prohibición de enajenar convencional, por que la libre circulación de los bienes
es una regla de orden e interés públicos, y el propietario no podría en principio renunciar a ella, el derecho a
disponer de las cosas de la manera más absoluta es la esencia de la propiedad individual.
9
CLARO SOLAR, Luis. (1930). Obra citada, p.340.
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quiere restringir, cierra señalando, que no cree esta posición tenga cabida en las
disposiciones de nuestro Código Civil y los preceptos constitucionales que lo
informan. Es mi opinión, que no sólo expone una postura contraria al valor de la
cláusula de no enajenar, con precisión deja expuestos los argumentos de la tesis
que da valor relativo.
El Mensaje del Código Civil que consagra la libre circulación de los bienes.
El artículo 53 del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes de
Raíces, de 24 de junio de 1857, al ser una norma de rango reglamentario, no
puede primar sobre una norma de ley como es el Código Civil.
El legislador las autoriza en determinados casos, por lo que su aplicación es
restringida y solo cuando la ley las autoriza.
El artículo 12 del citado cuerpo legal, dispone “podrán renunciarse los derechos
conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al interés legal del renunciante, y que
no esté prohibida su renuncia”; es así que al no existir norma general que prohíba la
renuncia de la facultad de disposición, su renuncia estaría plenamente convalidada y
constituiría la regla general.
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inmuebles, sea convencional, legal o judicial, que embarace o limite de cualquier
modo el libre ejercicio del derecho de enajenar”.
Se elabora a partir de la norma contenida en el artículo 1126 “Si se lega una cosa
con calidad de no enajenarla, y la enajenación no comprometiere ningún derecho de
tercero, la cláusula de no enajenar se tendrá por no escrita”; de ella se desprende
que si se comprometen los intereses de algún tercero, la norma adoptaría un
carácter prohibitivo. Quienes adhieren a esta postura, estiman que esta norma
excede la materia de legados y constituiría una norma de carácter general para la
legislación.
En esta materia seguiré lo expuesto por el profesor Hernán Corral Talciani, quien en
la obra “Estudios de Derecho Privado, Libro en homenaje al profesor Ramón
Domínguez Águila”, incorpora un artículo titulado “Cláusulas de no enajenar su
régimen jurídico, a partir de la distinción entre prohibiciones de disponer y
obligaciones de no disponer”; Thompson Reuters (2015), en las páginas 280 y 281,
10
ALESSANDRI R., Arturo, SOMARRIVA U., Manuel, VODANOVIC H., Antonio. (2011) Obra citada, pp. 59 y 60.
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desarrolla sintéticamente el tema, partiendo de la premisa que se acepta su validez,
acertadamente a mi entender, constata “Todas las teorías, incluso la más negativa a
este tipo de estipulaciones, reconocen hay ciertos casos en los que la cláusula tiene
efectos, aunque no sea sino porque la ley expresamente la ha admitido”. A partir de
esto desarrolla tres posibles soluciones:
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“En general, se ha disminuido el tiempo de posesión provisoria en los bienes del
desaparecido. Las posesiones provisorias embarazan la circulación y mejora de
los bienes y no deben durar más que lo necesario para proteger racionalmente
los derechos privados que puedan hallarse en conflicto con los intereses
generales de la sociedad”. (Párrafo VI)
“Es una regla fundamental en este proyecto la que prohíbe dos o más usufructos
o fideicomisos sucesivos; porque unos y otros embarazan la circulación y
entibian el espíritu de conservación y mejora, que da vida y movimiento a la
industria. Otra que tiende al mismo fin es la que limita la duración de las
condiciones suspensivas resolutorias, que en general se reputan fallidas si
tardan más de treinta años en cumplirse”.
Estos dos principios rectores en nuestro derecho civil, si se relacionan con que la
facultad de disposición es de la esencia del dominio, como se desprende del artículo
582, al decir “y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra ley o derecho
ajeno”; me permiten concluir que en virtud de la supremacía legal, por sobre la
costumbre y la autonomía privada, es la libre circulación de los bienes aquel
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principio que debe prevalecer, sus únicas limitaciones vendrán de la ley y el derecho
ajeno.
"La inviolabilidad de todas las propiedades, sin distinción alguna. Nadie puede
ser privado de la de su dominio; ni de una parte de ella, o del derecho que a ella
tuviere, sino en virtud de sentencia judicial o de expropiación por razón de
utilidad pública, calificada por una ley, En este caso, se dará previamente al
dueño la indemnización que se ajuste con él o que se determine en el juicio
correspondiente. El ejercicio del derecho de propiedad está sometido a las
limitaciones o reglas que exijan el mantenimiento y el progreso del orden
social, y, en tal sentido, podrá la ley imponerle obligaciones o servidumbres de
utilidad pública en favor de los intereses generales del Estado, de la salud de los
ciudadanos y de la salubridad pública"
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"La ley establecerá el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y disponer
de ella y las limitaciones y obligaciones que permitan asegurar su función
social y hacerla accesible a todos. La función social de la propiedad comprende
cuanto exijan los intereses generales del Estado, la utilidad y salubridad pública, el
mejor aprovechamiento de las fuentes y energías productivas en el servicio de la
colectividad y la elevación de las condiciones de vida del común de los habitantes.
Cuando el interés de la comunidad nacional lo exijan, la ley podrá reservar al Estado
el dominio exclusivo de recursos naturales, bienes de producción u otros, que
declare de importancia preeminente para la vida económica, social o cultural del
país. Propenderá, asimismo, a la conveniente distribución de la propiedad y a la
constitución de la propiedad familiar. Nadie puede ser privado de su propiedad
sino en virtud de ley general o especial que autorice la expropiación por causa de
utilidad pública o interés social, calificada por el legislador...”
N°23 “La libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes, excepto aquellos
que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres o que deban pertenecer a
la Nación toda y la ley lo declare así. Lo anterior es sin perjuicio de lo prescrito en
otros preceptos de esta Constitución…”
N°24 “El derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes
corporales o incorporales. Sólo la ley puede establecer el modo de adquirir la
propiedad, de usar, gozar y disponer de ella y las limitaciones y obligaciones
que deriven de su función social. Esta comprende cuanto exijan los intereses
generales de la Nación, la seguridad nacional, la utilidad y la salubridad públicas y la
conservación del patrimonio ambiental. Nadie puede, en caso alguno, ser privado de
su propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de los atributos o facultades
esenciales del dominio, sino en virtud de ley general o especial que autorice la
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expropiación por causa de utilidad pública o de interés nacional, calificada por el
legislador…”.
El artículo 1810 del Código civil, en concordancia con el artículo 582, reafirma la idea
que son cosas comerciables las corporales e incorporales, cuya enajenación no
este prohibida por ley.
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