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La labor es lo que entendemos como trabajo (compartimos con los animales), todo
aquello que hacemos para sobrevivir y que nos une por el ciclo de la naturaleza, todo
lo que tenemos que hacer cíclicamente y no podemos dejar de hacer nunca
(reproducirnos, asearnos, tener un techo).
La Producción o el trabajo, nos conecta con un mundo. Producir cosas que duran por
encima del ciclo natural y dan lugar al mundo que vamos a compartir con el resto de
seres humanos.
La función de las leyes positivas es dar un marco de estabilidad para la vida de los
hombres, sin embargo, las superleyes naturales totalitarias son leyes de movimiento,
no pretenden dar estabilidad. Dan lugar a una hiperactividad (campos de
concentración, espiar a la población, juicios rápidos) sin ningún fin en concreto (una
guerra que ganar, sumisión de la población, etc.). Esas superleyes indican no cómo
pueden actuar los hombres sino cómo actúan los hombres, arrastra a la humanidad a
una conducta. En los hechos, no funciona ley alguna ni hay estabilidad, nada más que
sobrevivir.
Esas leyes producían muerte y exterminio, puesto que indicaban que había una parte
de la humanidad que no era de hecho humanidad. Todo eso es lo denominado
“terror” y ese terror elimina no solo su vida pública y su posibilidad de expresarse y
mostrar quiénes son, sino que también liquida la parte de la vida privada en la que los
hombres aunque estuvieran solos, puesto que ni siquiera pueden decir quiénes son.
Están reducidos al grado de la labor, animalizados.
Es importante que no haya ninguna institución social, ni siquiera la iglesia, por ello
había otra lógica que está influyendo y no permite que esa ley de la naturaleza fluya
sola sin ningún tipo de indicación previa que la detenga. Por ello, franquismo, fascismo
de Mussolini etc. no serían considerados totalitarismos.