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ANESTESIA PARA PACIENTES CON ENFERMEDAD HEPÁTICA Los pacientes con enfermedad hepática tienen una
fisiopatología única que requiere una evaluación especializada antes de someterse a una cirugía dado el
mayor riesgo de complicaciones relacionadas con la cirugía y la anestesia. Hay ciertos entornos en los que el
riesgo de mortalidad es inaceptablemente alto y hace que la cirugía electiva esté contraindicada, como la
hepatitis aguda, la ALF y la hepatitis crónica grave. Con enfermedad hepática menos grave, se debe considerar
la evaluación del riesgo quirúrgico, la urgencia de la cirugía y las comorbilidades médicas conocidas. Las dos
puntuaciones más utilizadas para estratificar la gravedad de la enfermedad hepática son las puntuaciones
ChildTurcotte-Pugh (CTP) y Model for End Stage Liver Disease (MELD) (Tablas 16.6 y 16. 7) La puntuación CTP es
un sistema basado en puntos que enfatiza las complicaciones de la hipertensión portal utilizando factores
como la bilirrubina total, la albúmina, el tiempo de protrombina, la encefalopatía hepática y la ascitis. La
puntuación MELD utiliza componentes como la bilirrubina sérica, el INR, la creatinina y el sodio para calcular
una puntuación que también predice el pronóstico de la enfermedad hepática. La figura 16.5 muestra un
enfoque de la evaluación del riesgo preoperatorio. Todos los pacientes hepáticos deben ser evaluados con
hemograma completo preoperatorio, panel metabólico y PT/INR. Además de los monitores de anestesia
estándar, se puede considerar un umbral bajo para la colocación de monitoreo invasivo, como un catéter
arterial para permitir el monitoreo continuo de la presión arterial y facilitar el muestreo de sangre. La utilidad
de la monitorización de la presión venosa central (PVC) es más controvertida y debe reservarse para
indicaciones como la administración de vasopresores o para el acceso venoso en pacientes con acceso
intravenoso difícil. Los pacientes con enfermedad hepática tienen mayor riesgo de aspiración, hipotensión e
hipoxemia durante la inducción de la anestesia. Los pacientes pueden tener una mayor sedación y una
duración prolongada de la acción de los agentes de inducción y los sedantes. La succinilcolina y el cisatracurio
no requieren metabolismo hepático y, por lo tanto, son relajantes musculares ideales en esta población de
pacientes. El mantenimiento de la anestesia se puede lograr con anestésicos volátiles. El manejo
hemodinámico intraoperatorio debe centrarse en mantener la presión arterial inicial del paciente, con la
adición de vasopresores si es necesario,

QUÍMICA ANORMAL DEL HÍGADO EN EL PACIENTE QUIRÚRGICO Los beneficios potenciales de


las pruebas preoperatorias son la detección de condiciones no diagnosticadas previamente que
podrían afectar a un paciente en el entorno perioperatorio. Muchas sociedades y directrices
abogan por el uso selectivo de pruebas preoperatorias que cambiarán el resultado o alterarán el
tratamiento en función de la historia clínica, las comorbilidades y el examen físico del paciente.
Dada la muy baja incidencia de anomalías que influyen en el manejo, no se recomiendan las
pruebas de rutina de aminotransferasas o fosfatasa alcalina antes de la cirugía. Si se realizan
pruebas de rutina y regresan con un valor anormal, las pruebas deben repetirse para confirmar.
Una historia cuidadosa y un estudio de laboratorio que evalúe los factores de riesgo de la
enfermedad hepática son esenciales para identificar la causa de la elevación.

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