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Capítulo 11

Teoría General de los Hechos y Actos Jurídicos

Hechos Jurídicos

Concepto

El hecho jurídico puede ser definido como el presupuesto de hecho necesario para que se produzca
un efecto jurídico, es decir, es el conjunto de circunstancias que, producidas, deben determinar
ciertas consecuencias de acuerdo con la ley. (art. 257)

Los hechos que no tienen ninguna trascendencia jurídica se llaman “hechos”, como el trueno, el
vuelo de un pájaro, un eclipse lunar, la lluvia, etc.

ARTÍCULO 257. Hecho jurídico: “El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al
ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas”.

ARTÍCULO 259. Acto jurídico: “El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato
la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”.

ARTÍCULO 258. Simple acto lícito: “El simple acto lícito es la acción voluntaria no prohibida por la
ley, de la que resulta alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas”.

Clasificación

La naturaleza de los hechos jurídicos es variada y multiforme. Su clasificación es:

a. Naturales y humanos. Los primeros son todos aquellos que acaecen sin intervención del
hombre.

Los hechos humanos son todos aquellos realizados por el hombre y que producen efectos jurídicos:
un contrato, un delito, etc.

b. Hechos positivos o negativos; los primeros importan una transformación efectiva de ciertas
circunstancias de hecho, tal como la muerte, un delito, la aceptación de una oferta; los
segundos implican una abstención: la falta de cumplimiento de una obligación de no hacer.
c. Los hechos jurídicos humanos pueden ser voluntarios e involuntarios.

Hechos Voluntarios - Condiciones internas

Condiciones internas: enumeración, concepto y hechos que les afectan

Las condiciones internas de los actos voluntarios son el discernimiento, la intención y la libertad.

ARTÍCULO 260. Acto voluntario “El acto voluntario es ejecutado con discernimiento, intención y
libertad, que se manifiesta por un hecho exterior”.

La cuestión del discernimiento


Se llama discernimiento a una aptitud elemental para comprender el significado del acto. Son causa
de nulidad de los actos: la inmadurez; la demencia y cualquier accidente que prive a una persona del
uso de su razón.

ARTÍCULO 261. Acto involuntario “Es involuntario por falta de discernimiento: a) el acto de quien, al
momento de realizarlo, está privado de la razón; b) el acto ilícito de la persona menor de edad que
no ha cumplido diez años; c) el acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece
años, sin perjuicio de lo establecido en disposiciones especiales”.

La intención es el propósito de realizar ese acto. Mientras que el discernimiento es una condición de
carácter general, la intención debe existir respecto del acto concreto que se desea realizar.

La libertad es la posibilidad de llevar a cabo o no el acto jurídico según las propias conveniencias o
deseos de la persona. Carecerá de libertad si ha sido objeto de violencia o intimidación.

Los hechos ejecutados sin discernimiento, intención o libertad no producen por sí obligación alguna.

Condición Externa

La declaración de la voluntad

ARTÍCULO 262. Manifestación de la voluntad “Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por
escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material”.

Por declaración de la voluntad debe entenderse toda conducta o proceder que de acuerdo con las
circunstancias permita inferir la existencia de una voluntad.

Distintas formas de manifestación de la voluntad

La declaración de la voluntad puede ser formal o no formal, positiva o tácita, o inducida por una
presunción de la ley (artículo 915 del CC)

d. Declaración formal y no formal: Las declaraciones formales son aquellas cuya eficacia
depende de la observancia de las formas exclusivamente admitidas como expresión de la
voluntad (art. 285)

Las declaraciones no formales son aquellas que no están sujetas a ninguna solemnidad legal.

ARTÍCULO 285. Forma impuesta: “El acto que no se otorga en la forma exigida por la ley no queda
concluido como tal mientras no se haya otorgado el instrumento previsto, pero vale como acto en el
que las partes se han obligado a cumplir con la expresada formalidad, excepto que ella se exija bajo
sanción de nulidad”.

e. Declaraciones expresas y tácitas: Las declaraciones expresas son aquellas en que la


voluntad se manifiesta verbalmente, o por escrito o por signos inequívocos (art. 262) Tiene
consentimiento expreso, no se considera otra cosa.

ARTÍCULO 262. Manifestación de la voluntad “Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por
escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material”.

Las declaraciones de voluntad tácita son aquellas por las cuales se puede conocer con certidumbre la
voluntad. Si de los actos realizados se desprende esa certidumbre, es porque se trata de signos
inequívocos, por consiguiente, la manifestación es expresa. La manifestación tácita es aquella que se
infiere del silencio (art. 264)

ARTÍCULO 264. Manifestación tácita de voluntad “La manifestación tácita de la voluntad resulta de
los actos por los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece de eficacia cuando la ley o la
convención exigen una manifestación expresa”.

f. Declaración presumida por la ley: Resulta de una presunción legal.

El silencio como manifestación de voluntad

El silencio guardado por una persona con respecto a una oferta o a la conducta de otra, no puede ser
tomado como manifestación de voluntad (art. 263)

ARTÍCULO 263. Silencio como manifestación de la voluntad: “El silencio opuesto a actos o a una
interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad conforme al acto o la
interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de expedirse que puede resultar de la ley,
de la voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las
declaraciones precedentes”.

La ley atribuye al silencio el alcance de una manifestación de voluntad cuando:

A. Hay una obligación de explicarse por la ley, como el de una persona que es llamada
judicialmente a reconocer la firma que está al pie de un documento y guarda silencio; la
firma se tiene por reconocida, el silencio equivale a una declaración de reconocimiento.
B. Cuando hay una obligación de explicarse por las relaciones de familia, como una acción de
filiación.
C. Cuando haya una obligación de explicarse a causa de una relación entre el silencio actual y
las declaraciones precedentes, este silencio es interpretado como aceptación del nuevo
precio.
D. Las partes que hayan convenido que el silencio de una de ellas sea tomado como
declaración de voluntad en un sentido dado. La voluntad de las partes es la que le confiere
ese valor.

Hechos Ilícitos

Delitos y cuasidelitos: concepto y elementos

Los hechos ilícitos importan siempre una violación de la ley. No pueden ser objeto de actos jurídicos.

Para que haya un acto ilícito se requiere: 1) que sea contrario a la ley; 2) que exista un daño a
terceros. En cambio, en materia penal la ilicitud existe aun cuando no haya perjuicios para nadie.

Los delitos son aquellos hechos ilícitos realizados con intención de producir el resultado contrario a
la ley. El cuasidelito no media intención sino culpa. La infracción a la ley no ha sido querida por el
agente, sino que ha resultado de un acto (o de una omisión) llevado a cabo sin haber tomado todas
las diligencias necesarias para evitar el daño.

Imputabilidad de los Hechos y Actos

Imputabilidad de los actos voluntarios


La responsabilidad civil por los hechos voluntarios está basada en la idea de la culpa. Los hechos que
fueron ejecutados sin discernimiento, intención y libertad no producen por sí obligación alguna.
Únicamente los actos voluntarios pueden dar origen a esa responsabilidad.

Quien ha sufrido un daño imputable a otra persona debe ser reparado por ella. (Art. 1757) Quien,
con sus actividades, aunque sean lícitas y aun benéficas para la sociedad, crea un riesgo, debe
indemnizar sus consecuencias con entera independencia de que haya o no culpa.

Reglas para graduar la responsabilidad

Las consecuencias pueden ser inmediatas, mediatas y casuales.

E. Consecuencias inmediatas: Son aquellas que ocurren según el curso ordinario y normal de
las cosas (art. 1727) El autor del hecho es responsable por estas consecuencias.
F. Consecuencias mediatas: Son aquellas en las que la relación de causalidad es más remota y
que no surgen necesariamente del hecho que les dio origen.

Son aquellas que resultan solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento diferente.
De estas consecuencias se responde solamente cuando el autor del hecho las hubiera previsto o
cuando empleando la debida atención y conocimiento de las cosas, haya podido preverlas (Art.
1727)

G. Consecuencias casuales: Son aquellas en las que la relación de causalidad es remota que en
verdad no podían ser previstas ni aun usando toda la diligencia que el caso requería. Estas
no son imputables al autor del hecho sino cuando fueron tenidas en mira al ejecutado (art.
1727)

El artículo 1724 establece que son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa
consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias
de las personas, el tiempo y el lugar. El dolo se configura por la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

Efectos de los actos involuntarios

De acuerdo al artículo 260 los hechos involuntarios no son imputables a su autor. Sin embargo, tiene
una excepción: si como consecuencia del hecho involuntario, el autor se hubiera enriquecido,
deberá indemnizar a la víctima en la medida del enriquecimiento.

El artículo 1754 establece que en el caso de daños causados por personas que obran bajo su
responsabilidad parental son responsables los que los tienen a su cargo, es decir, los padres y
tutores.

Actos Jurídicos

Concepto e importancia

Dentro de los actos voluntarios lícitos existe una especie, los actos jurídicos. Es el medio con que
cuentan los hombres para establecer entre ellos el tejido de sus relaciones jurídicas. Algunas son: las
pequeñas compras, la adquisición de un inmueble, de un establecimiento comercial o industrial, la
fundación de una asociación, un pago, un testamento, etc.
ARTÍCULO 259. Acto jurídico: “El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato
la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas”.

Los elementos del acto jurídico son: SUJETO, OBJETO, CAUSA Y MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD
HECHA EN FORMA LEGAL. El sujeto es la persona que hace la declaración de la voluntad.

Caracteres de los actos jurídicos:

1. Son actos voluntarios


2. Son lícitos
3. Tienen por fin inmediato la producción de efectos jurídicos.

Distinción con otros actos voluntarios lícitos

En los restantes actos voluntarios lícitos, las partes no se proponen un fin jurídico que, no obstante,
puede producirse por imperio de la ley.

La voluntad y la Declaración en los Actos Jurídicos

El problema de las divergencias entre la intención y la declaración de voluntad

H. Cuando por error se manifiesta una cosa distinta de la que en realidad se desea.
I. En el caso de reserva mental, o sea cuando deliberadamente se hace una manifestación que
no coincide con la intención, haciendo reserva interior de que no se desea lo que se
manifiesta desear.
J. Cuando se hace una declaración con espíritu de broma o sin entender obligarse.
K. Cuando se simula un acto jurídico.
L. Cuando la declaración ha sido forzada por violencia o ha resultado de un engaño.

Clasificación de los actos jurídicos

Los actos jurídicos pueden clasificarse con diferentes criterios:

Actos positivos y negativos: Los positivos son, el nacimiento, modificación, extinción, etcétera de un
derecho, depende de la realización del acto, como el pago de dinero. En los negativos, la conducta
jurídica consiste en una omisión o abstención.

Actos unilaterales, bilaterales y plurilaterales: Los actos jurídicos son unilaterales cuando basta
para formarlos la voluntad de una sola persona, como el testamento. Son bilaterales cuando
requieren el consentimiento unánime de dos o más personas, como el contrato de compraventa,
requiere de dos partes (comprador y vendedor) o el pago (el deudor y el acreedor. Los plurilaterales
son aquellos donde intervienen más de dos voluntades con diferentes intereses como los convenios
colectivos de trabajo.

Actos entre vivos y de última voluntad: Los actos cuya eficacia no depende del fallecimiento de
aquellos de cuya voluntad emanan, son los “actos entre vivos”, como los contratos. En cambio,
cuando producen efectos después del fallecimiento de aquellos cuya voluntad emanan, son
“disposiciones de última voluntad”, como los testamentos.

Actos gratuitos y onerosos: Los actos a título gratuito son aquellos en que la obligación está a cargo
de una sola de las partes y responde a un propósito de liberalidad, como los testamentos, la
donación, la renuncia sin cargo a un derecho. En los actos onerosos las obligaciones son recíprocas y
cada contratante las contrae en vista de que la otra parte se obliga a su vez, como la compraventa, la
permuta, etcétera.

Actos formales y no formales: Los actos formales son aquellos cuya eficacia depende de la
observancia de las formas ordenadas por la ley (art. 285), y no formales son aquellos cuya validez no
depende del cumplimiento de solemnidad alguna.

Actos solemnes de solemnidad absoluta: Si no se cumple con la solemnidad implantada por la ley,
el acto es nulo. Los inmuebles por escritura pública.

ARTICULO 1552.- Forma. Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las
donaciones de cosas inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de prestaciones periódicas o
vitalicias.

Actos de solemnidad relativa: La ley prevé una forma ordenada, pero si no se cumple puede de igual
modo transformarse el acto.

Actos no solemnes: No están sujeto a ninguna formalidad, tanto por escritura, oral o como se
quisiese. Las partes elijen el modo.

Actos de administración y de disposición o enajenación: Los actos de administración son aquellos


en que se mantiene en su integridad el patrimonio e inclusive aumenta, por medio de una
explotación normal, los bienes que lo componen. En cambio, aquellos de disposición implica que el
egreso anormal de bienes y, por lo tanto, una modificación substancial de la compensación del
patrimonio. A veces el acto supone un empobrecimiento neto del patrimonio.

En ambos hay una modificación substancial y anormal de la composición del patrimonio.

Actos patrimoniales y extrapatrimoniales: Los actos patrimoniales son los que tienen contenido
pecuniarios. Son susceptibles de medición monetaria. Mientras que los extrapatrimoniales, no son
susceptibles de medición o cuantificación monetaria, como el reconocimiento de un hijo, el
matrimonio.

Actos puros y actos modales: Actos puros son todos, es decir, todos tienen sujeto, objeto y causa. Lo
que difiere es cuando hay una modalidad.

La Causa

La palabra causa en el Código derogado tenía dos acepciones diferentes:

g. Designaba la fuente de las obligaciones, es decir, los presupuestos de los cuales derivaba
algún hecho idóneo para producirla de conformidad con el ordenamiento jurídico.
h. Era empleada en el sentido de causa final; significaba el fin que las partes se habían
propuesto al contratar.

En el CCyCN la causa se encuentra establecida en el artículo 281.

ARTÍCULO 281. Causa: “La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha
sido determinante de la voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean
lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para
ambas partes”.

La doctrina clásica

La causa es el fin del acto jurídico; cuando se habla de fin, no debe creerse que se trata de los
móviles personales y jurídicos de cada contratante, sino de los elementos materiales que existen en
todo contrato.

Lo que no está en el acto, lo que no ha sido expresado por las partes al contratar, lo que no está
implícito en la declaración de voluntad o en la naturaleza del acto, no puede considerarse la causa
final determinante.

Distinción con los motivos

La causa es el fin inmediato, concreto y directo que ha determinado la celebración del acto; los
motivos son los móviles indirectos o remotos, que no se vinculan necesariamente con el acto. Estos
por ser subjetivos e internos, contingentes, variables y múltiples, son imponderables, por lo tanto,
resultan jurídicamente intrascendentes.

Presunción de la existencia de la causa

ARTÍCULO 282. Presunción de causa: “Aunque la causa no esté expresada en el acto se presume que
existe mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido, aunque la causa expresada sea falsa si se
funda en otra causa verdadera”.

Falta de causa y falta causa

La falta de causa implica la anulación del acto. Cuando se contrae una obligación en virtud de una
determinada causa y resulta que ésta no existe, falta la causa; este es, un caso típico de falsa causa.

Acto abstracto

La causa de los actos jurídicos debe ser lícita; una obligación fundada en una causa ilícita es de
ningún efecto. La causa contraria a la moral y las buenas costumbres anula el acto.

ARTÍCULO 283. Acto abstracto: La inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son discutibles en el
acto abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice.

El Objeto

Concepto

El objeto de los actos jurídicos es la cosa o hecho sobre el cual recae la obligación contraída. Es la
prestación adeudada, a cuya caracterización cooperan dos factores. Uno de ellos constante, que es
el comportamiento del deudor; otro variable, que puede o no concurrir, las cosas. Cuando la
obligación consiste en dar o entregar una cosa, ésta, aunque no integre por sí sola el objeto, forma
parte de él. La prestación que siempre es conducta, puede o no estar referida a las cosas. Si va
referida a ellas, como en las prestaciones de dar, aquéllas se incorporarán al objeto. Si no va referida
a las cosas, como en las prestaciones de hacer, es sólo conducta lo que integra el contenido de la
obligación.

Condiciones que debe reunir


ARTÍCULO 279. Objeto: “El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por
la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos
o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido
que lo sea”.

Debe ser determinado: No sería posible constreñir al deudor al pago de una cosa o a la realización
de un hecho si no se puede precisar cuál es la cosa o el hecho debido. El objeto debe ser
determinado en su individualidad, cuando se trata de cosas fungibles, basta la determinación de la
cantidad y calidad.

Debe ser posible: Nadie puede ser obligado a pagar o hacer algo imposible. La imposibilidad que
anula la obligación debe ser absoluta.

Debe ser lícito: Todo objeto contrario a la ley anula la obligación.

Debe ser conforme a la moral y a las buenas costumbres y respetar la dignidad humana.

Contenido Moral de los Actos Jurídicos

Concepto de moral y buenas costumbres en su aplicación a la teoría general del acto jurídico

Los actos jurídicos deben ajustarse a principios éticos. Los actos jurídicos deben ser conformes a la
moral y a las buenas costumbres de lo contrario son nulos. Las buenas costumbres a las que la ley se
refiere son la moral media de un pueblo en un momento dado.

El resultado sería la consagración de prácticas inmorales toleradas e inclusive favorecidas por la gran
mayoría.

Según Ripert la medida de la moralidad de un acto está dada por la moral cristiana. Sólo cuando el
acto choca abiertamente con la moral cristiana, debe declararse su invalidez. El juez debe apreciar el
caso con el criterio de un hombre honorable y prudente.

Si lo que resulta contrario a la moral es un elemento esencial de los actos jurídicos, como la causa o
el objeto, el acto es nulo (art. 279); pero si lo inmoral es una cláusula accesoria, el juez puede
mantener la validez del acto y declarar sin efecto la cláusula inmoral.

Actos contrarios a la moral

Los que se opongan a la libertad de acciones o de conciencia o a la dignidad humana (arts. 14, 15 18
y 19 CN; y 279 CCyCN); como la obligación de habitar otro lugar determinado o sujetar la elección de
domicilio a la voluntad de un tercero, la de mudar o no mudar de religión, la de casarse con
determinada persona, o con aprobación de un tercero. En todos estos casos coincide lo ilícito con lo
inmoral. Si es inmoral, la obligación es inválida.

Efecto relativo de los Actos Jurídicos

El principio y sus limitaciones

El art. 959 establece que todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su
contenido sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que
la ley los prevé, los actos jurídicos no obligan sino a las partes y no producen efectos respecto de los
terceros ajenos al acto.
A) El principio rige sólo respecto de los actos bilaterales; los actos unilaterales producen efectos
directos respecto de terceros.

B) A veces, el objetivo principal del acto es producir efectos respecto de un tercero, como el seguro
de vida.

C) Otras, los efectos son indirectos.

D) Hay casos en que los contratos tienen sobre los terceros una repercusión económica.

Los actos jurídicos bilaterales no producen efecto respecto de terceros y siempre que la ley no
disponga lo contrario.

Las Partes

Son los obligados a cumplir determinadas prestaciones y han adquirido ciertos derechos. También se
los considera sucesores universales que vienen a ocupar el lugar jurídico del causante, los efectos del
acto jurídico se les extiende a ellos (art 2278).

Las excepciones son: Cuando lo disponga la ley o en virtud de la naturaleza del contrato (art 2278)
ej., contrato por el cual se le encarga a un pintor un retrato; cuando las partes convienen que los
efectos no se extienden a sucesores universales (que ocuparían el lugar del causante) y que cesen
con la muerte de una parte (art. 2280); o cuando los herederos que aceptan la herencia no
continúan la personalidad del causante y deben considerar terceros respectos él (art. 2280)

Los terceros

Un tercero es toda persona que no es parte en el acto. Pueden ser sucesores a título singular,
acreedores quirografarios y los terceros propiamente dichos o penitus extranei.

Los sucesores a título particular son los que suceden a una persona en un determinado derecho.
Estos son ajenos a los actos que anteriormente pueda haber realizado su antecesor y, no son
tocados por sus efectos. Los acreedores son ajenos a los actos celebrados por su deudor, que no
producen respecto de ellos ningún efecto jurídico directo. Los quirografarios se hallan en una
situación especial, todos los actos celebrados por éste que impliquen un ingreso o un egreso de
bienes tienen repercusión indirecta.

El acreedor debe respetar los actos que celebre el deudor, es decir, esos actos son oponibles a sus
acreedores porque este no pierde tutoría sobre sus bienes salvo que:

A. Si el acto ha sido realizado en fraude de sus acreedores, éstos pueden, por medio de la
acción pauliana, obtener su revocación.
B. Si el contrato es simulado el tercero puede atenerse al acto aparente, o impugnarlo y
obtener su anulación.

Los terceros propiamente dichos

Son todos aquellos que no tienen con las personas que han celebrado el acto ninguna relación
obligatoria. Estos no pueden ser tocados por los efectos de los actos jurídicos en los cuales no han
participado. Excepciones en este caso son:
a. Los contratos constitutivos de derechos reales producen efectos que se realizan con relación
a todos.
b. El matrimonio importa una situación plena de consecuencias jurídicas para terceros.
c. La constitución de una persona jurídica tiene efectos respecto de terceros, que son directos
en el caso de las fundaciones.
d. Las convenciones colectivas de trabajo crean derechos y obligaciones acerca de personas
ajenas al acto.
e. La estipulación por otro, o contrato en favor de terceros, constituye una hipótesis en que
una persona totalmente extraña al acto se beneficia con él.

Acción subrogatoria. Alcance y límites

El artículo 739 dispone que los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su
deudor, con excepción de los que sean inherentes a su persona.

La representación en los actos jurídicos

El representado adquiere los derechos y contrae las obligaciones emergentes del acto exactamente
como si él mismo lo hubiera suscrito. El representante permanece intocado por los efectos del acto
jurídico que ha celebrado. Mientras éste actúe dentro de sus facultades legales o convencionales, la
contraparte no podrá hacerlo responsable por el incumplimiento posterior de las obligaciones del
deudor; pero él tampoco podrá beneficiarse con las ventajas del acto.

El CCyCN define el principio y las fuentes de la representación:

ARTÍCULO 358. Principio. Fuentes: “Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio
de representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean otorgados por el titular del
derecho. La representación es voluntaria cuando resulta de un acto jurídico, es legal cuando resulta
de una regla de derecho, y es orgánica cuando resulta del estatuto de una persona jurídica. En las
relaciones de familia la representación se rige, en subsidio, por las disposiciones de este Capítulo”.

Clases de representación

La representación puede ser legal o voluntaria. Es legal cuando tiene su origen en la ley, como los
representantes de los menores, dementes, sordomudos, penados, etc. Es voluntario cuando nace de
la voluntad de las partes, como el mandato y la gestión de negocios.

Requisitos de la representación

A) Que el representante sea capaz.

B) Que el representante ostente título suficiente, es decir, que la representación le haya sido
conferida por la ley o por voluntad del mandante, y haya obrado dentro de sus límites.

C) Que el representante obre en nombre del representado.

Actos que pueden ser objeto de representación

Todos los actos entre vivos se pueden celebrar por representación. En el ámbito patrimonial, la
única excepción es el testamento, acto personalísimo que no puede ser hecho por representante,
sea legal o voluntario (art. 358)
Interpretación de los Actos Jurídicos

El juez debe ocuparse de investigar, no lo que el declarante ha querido en su interior porque eso
sería imposible, sino lo que su declaración, tomada en su conjunto, autoriza a creer que ha querido.

La voluntad expresada o declarada es la que sirve de base al negocio jurídico y es ella la que el juez
procura investigar. El querer que no se manifiesta no cuenta para el derecho.

Principios que rigen la interpretación de los actos jurídicos

La interpretación de los actos jurídicos consiste en desentrañar la voluntad de las partes a través del
prisma de su declaración.

A) La Buena Fe

Las declaraciones de voluntad deben interpretarse de buena fe. Así lo establece el CCyCN en el art.
961. Este significa que el hombre cree y confía que una declaración de voluntad surtirá en un caso
concreto sus efectos usuales, los mismos efectos que ordinaria y normalmente ha producido en
casos iguales. El juez debe preguntarse qué significado hubiera atribuido a la declaración de una
persona honorable y correcta.

ARTÍCULO 961. Buena fe Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe.
Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan
considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado un
contratante cuidadoso y previsor.

Lo que fundamenta este principio es la necesidad de defender al contratante que interpreta de


buena fe una declaración de voluntad, atribuyéndole su significado propio. De este principio se
desprenden reglas interpretativas:

1. El juez no debe ceñirse ciegamente al significado técnico jurídico de las palabras usadas, o de
la conducta de las partes. Los términos de un instrumento, deben ser interpretados en su
sentido llano, ordinario, popular.
2. Los usos y costumbres sociales tienen importancia en la interpretación de la declaración de
voluntad, porque al emitir una declaración se entiende en darle significado que tiene en ese
sentido usual, aunque los interesados pretendan que lo han entendido en otro.
3. Las cláusulas de una declaración de voluntad no deben interpretarse aisladamente, sino de
acuerdo con su contexto general.

Si existe contradicción entre las cláusulas impresas y las manuscritas, debe estarse a éstas, puesto
que son obra personal de las partes y debe presumirse que son ellas las que expresan su voluntad.

4. La buena fe en los negocios jurídicos impone la obligación de hablar claro.

B) Las distinciones del caso

Las circunstancias del hecho que forman el clima en que se emitió la declaración de voluntad tiene
importancia decisiva en su interpretación.

C) El fin práctico
Todo acto jurídico se realiza con un fin práctico. El juez debe tenerlo siempre presente e interpretar
las cláusulas del contrato en la manera que mejor permita el cumplimiento de ese fin.

D) La conducta posterior de las partes

Cuando las mismas partes con su conducta posterior han revelado inequívocamente cuál es el
resultado y el alcance del contrato, no podrán ampararse en una cláusula de interpretación dudosa
para desviarse de lo que ellas mismas han demostrado querer.

E) La naturaleza del contrato y su vivencia

Es necesario tener presente que, si una cláusula se presta a dos interpretaciones, de las cuales una
significa la nulidad del acto y otra su validez, es menester preferir esta última y hacerle producir
efectos.

F) El principio del favor debitoris

El art. 218 inciso 7 del Código de Comercio establecía que, en los casos dudosos, que no pueden
resolverse según las bases establecidas, las cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre en favor
del deudor, es decir, en el sentido de su liberación.

Contrato de adhesión o con cláusulas predispuestas

Los contratos de adhesión son aquellos en los cuales una de las partes fija todas las condiciones del
contrato y a la otra parte no le queda otra alternativa que aceptar lo que se le propone, o no
contratar.

ARTÍCULO 984. Definición: “El contrato por adhesión es aquel mediante el cual uno de los
contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un
tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción”.

ARTÍCULO 985. Requisitos: “Las cláusulas generales predispuestas deben ser comprensibles y
autosuficientes. La redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se tienen por no
convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o documentos que no se facilitan a la
contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del contrato. La presente
disposición es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o similares”.

ARTÍCULO 986. Cláusulas particulares: “Las cláusulas particulares son aquellas que, negociadas
individualmente, amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general. En caso de
incompatibilidad entre cláusulas generales y particulares, prevalecen estas últimas”.

Testamentos

En los testamentos la declaración de la voluntad del causante no está destinada al comercio jurídico,
no existe conflicto de intereses. Toda la preocupación del juez debe ser desentrañar la voluntad del
testador, sin preocuparse de las esperanzas que tal o cual expresión dudosa pueda haber hecho
nacer en el eventual destinatario.

En los contratos la principal preocupación del juez debe ser cuidar la lealtad en los negocios, la
seguridad en las transacciones, en los testamentos debe ser hacer cumplir fielmente la voluntad del
declarante.

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