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TEORÍA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO

Los Hechos

Constantemente en nuestro entorno están aconteciendo una serie de


hechos, algunos de los cuales ocurren sin nuestra intervención, como
un eclipse solar, y otros provocados por nosotros, como la celebración
de una compra venta, en el primer caso, el hecho no tiene relevancia
para el derecho, en el segundo sí, ya que produce consecuencias
jurídicas.

Entonces los hechos se podrían definir como: “Es todo suceso o


acontecimiento ocurrido en el mundo exterior y susceptible de ser
percibido por los sentidos, que puede o no producir efectos jurídicos.

 De esta definición, podemos destacar dos elementos básicos de los


hechos, el primero, es que debe acontecer en el mundo exterior, lo que
excluye, lo que imaginamos o alucinamos, y el segundo elemento se
refiere a que sea susceptible a ser percibido por nuestros sentidos, lo
cual, resulta discutible, porque, efectivamente, hay muchos sucesos
que ocurren en el exterior sin que por sí mismos los podamos percibir,
por ejemplo, el hecho de la fecundación, no obstante lo anterior, es un
hecho que tiene importantes consecuencias jurídicas.

Son los sucesos o acontecimientos que se producen en el mundo que


nos rodea. Estos hechos pueden caer dentro del campo del Derecho y
otros no interesan al Derecho o son intrascendentes para el Derecho;
según esto puede afirmarse que hay  hechos no jurídicos y hechos
jurídicos.

CLASIFICACION DE LOS HECHOS:

 Hechos no  jurídicos.

Son los que no tienen relevancia jurídica, es decir, los que no interesan a
la esfera el Derecho y por lo tanto el Derecho no los regula, no los
codifica.

 Hechos jurídicos.

Son aquellos que dependen de la voluntad de la persona y que producen


resultados jurídicos aunque hay hechos en los que no interviene la
voluntad de la persona, pero producen resultados jurídicos; estos
hechos interesan  al Derecho, caen dentro de la esfera del Derecho y por
tanto el Derecho los norma mediante las leyes o normas jurídicas. Estos
hechos jurídicos son de 2 clases:

1) Hechos naturales : son aquellos que se producen sin la intervención


del hombre pero pueden dar lugar a efectos jurídicos. Por ejemplo, la
muerte de una persona produce la apertura de su sucesión.
2)Hechos humanos: son aquellos realizados por el hombre y producen
efectos jurídicos; a estos se les conoce como Actos. Por ejemplo,
comprar un inmueble. Los hechos humanos pueden ser voluntarios e
involuntarios.

2.1.-Involuntarios: son aquellos que el hombre realiza sin voluntad; es


decir, sin discernimiento, intención o libertad. 

2.2.-Voluntarios: son aquellos llevados a cabo con discernimiento,


intención y libertad. Estos hechos pueden ser lícitos o ilícitos. 

2.2.a.- Lícitos: son los hechos voluntarios no prohibidos por la ley.


Cuando el hecho voluntario lícito tenga como fin inmediato producir
efectos jurídicos será denominado “acto jurídico”; como por ejemplo,
un contrato. Cuando no tenga por fin inmediato producir efectos
jurídicos se denominará “simple acto lícito”.

2.2.b.- Ilícitos: son aquellos cuya realización está prohibida por la ley y


que generan algún perjuicio a terceros. Pueden dividirse en: Delitos:
son actos ilícitos realizados con la intención de producir el resultado
contrario a la ley; es decir, cuando se actúa con dolo. Por ejemplo, el
homicidio; Cuasidelitos: se producen cuando el autor no actuó con
la intención de dañar pero de todos los modos lo hizo por
imprudencia o negligencia; es decir, cuando se actúa con culpa. Por
ejemplo: un accidente de tránsito ocasionado por el exceso de
velocidad.

Diferencias entre hecho y acto jurídico

Los hechos jurídicos son susceptibles de producir efectos jurídicos y


pueden ser voluntarios o no. Los actos jurídicos son hechos humanos,
voluntarios y lícitos cuyo fin inmediato es producir efectos jurídicos.
EL ACTO JURÍDICO 

Cuando en los hechos jurídicos, existe manifestación de voluntad


que está encaminada a conseguir una consecuencia de Derecho (que
puede ser crear, modificar, regular o extinguir una relación jurídica),
entonces se dice que es un acto jurídico
De todo lo anterior podemos concluir entonces, que el acto jurídico
es el hecho humano, jurídico, lícito con manifestación de voluntad
orientado a conseguir una consecuencia jurídica.

 El insigne maestro patrio, José León Barandiarán 1


enseña que el acto jurídico es un
hecho jurídico, voluntario, lícito, con manifestación de la voluntad y efectos jurídicos
que respondan a la intención del sujeto en conformidad con el derecho objetivo.
Señala además que el acto jurídico es una especie dentro del hecho jurídico, pues
aquél descarta la involuntariedad y la ilicitud

Nuestro C.C. define el  acto jurídico en el Art. 140. Según  esta regla,  el
acto jurídico es “la   manifestación de voluntad destinada a crear,
regular, modificar o extinguir  relaciones jurídicas. La voluntad es un
elemento trascendental y esencial en la producción del acto jurídico,
además la voluntad crea relaciones jurídicas, es decir, produce
obligaciones y derechos  subjetivos para el agente producto o para las
partes que intervienen en la celebración del acto jurídico. La voluntad a
que se refiere esta regla es una  voluntad privada es decir  una voluntad
que corresponde a la  persona o sujeto de derecho y es una voluntad
jurídica porque  debe haber una concordancia  o armonía  entre la
manifestación de voluntad y el querer interno del declarante. Si la
voluntad nace viciada, se caerá dentro del campo de la  invalidez o
anulabilidad de los actos jurídicos. 

CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS


 Los  actos jurídicos pueden ser:

Actos jurídicos Unilaterales y Bilaterales.

*Unilaterales.- Son aquellos que contienen una sola declaración de


voluntad. Por  ejemplo: El testamento en cualquiera de sus formas  es
acto jurídico unilateral por excelencia porque  en el sólo interviene la
voluntad del testador siendo además  un acto jurídico “personalísimo”
por que sólo puede otorgarlo personalmente el testador el testador, no
existe testamento por poder, ni la doctrina  ni la ley  reconocen el
testamento  por poder. Además, según  nuestro C.C. es nulo  el 
testamento otorgado por  dos o mas personas en común (Art. 814 del
C:C.). Otro ejemplo: El reconocimiento de hijos extramatrimoniales que
sólo puede hacerlo separadamente el padre o la madre.

*Bilaterales.-  Son aquellos  actos  que se realizan  por la concertación


o intervención de dos  voluntades, por ejemplo: la compraventa
(vendedor y comprador), el arrendamiento (arrendador y arrendatario),
la donación (donante y donatario), el depósito (depositante y
depositario), la permuta (permutantes), etc.

Actos jurídicos Principales y  Accesorios.

*Principales.-  Son actos que  existen y se perfeccionan por sí solos,


que no requieren ningún otro acto para su celebración y existencia. Por
ejemplo:  la compraventa, la donación, el mandato, el depósito, el
arrendamiento, la locación de servicios, la permuta, etc. 

*Accesorios.-  Son actos que se derivan de un acto jurídico principal  o


que para su existencia requieren de una acto principal.

Por ejemplo: la prenda, la hipoteca, la anticresis, conocidas como


derechos reales.

Estos actos se derivan de un  acto principal que es el contrato de mutuo


o préstamo por   eso  es que a estos actos se le denomina contrato de
mutuo con garantía  prendaria, contrato de  mutuo  con garantía
hipotecaria, contrato de mutuo con garantía  anticrética.

Actos jurídicos Típicos o Atípicos.

* Típicos.-  Se caracterizan porque  son reconocidos y regulados por la


ley positiva, ejemplo: compraventa, permuta, donación, mutuo,
depósito, el mandato, etc.

Son nominados los actos que tienen un nombre propio y específico en la


doctrina y en la ley que se conoce como “nomen juris” que significa
“nombre jurídico”.

En general son todos los actos jurídicos que llevan  un  “nomen juris”.
Nuestro  C.C. vigente  por primera vez utiliza la expresión contratos
nominados, con referencia los actos jurídicos nominados, como  puede
verse  en la sección segunda del Libro VII  sobre  Fuentes de la
Obligaciones.

*  Atípicos.-  Son los que no están regulados en el  ordenamiento


jurídico y por tanto la ley  no les asigna un nombre propio; sin embargo
si, en la práctica o en el  comercio de los hombres se diera el caso de un
acto jurídico atípico éste se  regirá por las   disposiciones   generales 
del acto jurídico y si se tratare de un  contrato que  es una especie de
acto jurídico se seguirá  supletoriamente por las disposiciones
generales  aplicables a todo contrato (Arts. 1351 al 1372 del C.C.). Por
ejemplo: junta, franquicia, auspicio, etc. En estos últimos casos, son
atípicos por que no constan en ley alguna, pero su denominación es
genéricamente aceptada

Actos jurídicos Consensuales y Solemnes.

* Consensuales.-  Son  los que se perfeccionan por el simple 


consentimiento de las partes. No requieren  de formalidad  o
solemnidad alguna. Por ejemplo: la compraventa, es un  acto jurídico
consensual por excelencia; para su conclusión basta la aceptación  de
las partes sobre   el bien  objeto del acto y sobre el  precio; no se
requiere ninguna otra condición. El contrato de arrendamiento es
también consensual por lo tanto puede celebrarse bajo cualquier  forma
incluso verbal;  la permuta, etc.

* Solemnes.-  Son  los que se celebran  bajo ciertas  formalidades o


solemnidades (ad solemnitatem), previstas en la ley positiva por eso se 
conocen  también  con el nombre de actos jurídicos formales.

Actos jurídicos Inter vivos y Mortis causa.

* Inter vivos.-  Son los actos que  se celebran en el  comercio de los
hombres,  entre personas  existentes  cuyos efectos jurídicos se 
desenvuelven estando  vivos los celebrantes. Por ejemplo: la
compraventa, la donación, el depósito, el mandato, la permuta, el
comodato, etc. 

* Mortis causa.-  Son los actos que se celebran con motivo del a muerte
de una persona o que surten efectos jurídicos a la muerte de la persona.
Por ejemplo: el testamento en  cualquiera de sus formas, ya sea
testamento ológrafo, abierto o  cerrado; la disposición post-morten de
órganos o tejidos humanos, el seguro de vida, se contrata intervivos,
pero sus efectos son mortis causa,  actos de disposición de cadavérica,
etc.

Actos jurídicos Onerosos  y  Gratuitos.

* Onerosos.-  Son aquellos actos que  contienen  obligaciones 


recíprocas o prestaciones recíprocas  que obligan a  ambas  partes  y
que, por lo  mismo, se llaman contraprestaciones. Por ejemplo: la
compraventa, el arrendamiento, el depósito, la permuta, el hospedaje, 
etc. 

* Gratuitos.-  Son los  que  sólo obligan a una de las partes  y


favorecen o benefician  a la otra parte. Por ejemplo: la donación, el
mandato gratuito, el depósito gratuito, el anticipo de herencia, etc. Los
actos gratuitos  se llaman  Liberalidades o Actos de Liberalidad.

Actos jurídicos Simples  y  Complejos.

* Simples.-  Son los que se celebran  sin complicaciones. Por ejemplo:


el  arrendamiento, el mandato, el comodato, la permuta, el mutuo
simple, etc.

* Complejos.-  Son los que pos  su  especial naturaleza  requieren de


varias  formalidades y surten diversos efectos jurídicos. Por ejemplo:  el
matrimonio que produce  los siguientes efectos.

- Efectos patrimoniales: como es la  constitución de la sociedad de


gananciales y las convenciones pre y post matrimoniales.

- Efectos personales: como son los deberes y derechos que nacen del
matrimonio, etc.

Actos jurídicos Patrimoniales  y  Extrapatrimoniales.

* Patrimoniales.-  Son los que tienen contenido económico o


pecuniario, son actos de enajenación o disposición de bienes. Por
ejemplo: la compraventa, la donación, la permuta, el mutuo, el
testamento, etc. Según la doctrina se considera también  como actos
jurídicos patrimoniales los derechos reales de garantía como son  la
anticresis y la hipoteca; o el caso del warrant.

* Extra patrimoniales.-  Son los que no tienen   un contenido  material


económico o  pecuniario pero  sin embargo generan derechos y aún
obligaciones, no son actos de disposición;  son más bien, actos
jurídicos  de carácter personal. Por ejemplo: los  esponsales (convenio
esponsalicio o noviazgo), el matrimonio, la adopción, reconocimiento de
los hijos extra matrimoniales, etc.

REQUISITOS DE  VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO

 El Código Civil vigente señala expresamente  los requisitos  esenciales


para  la validez del acto jurídico; como es  un C.C. moderno ha
perfeccionado la enumeración de los requisitos, ha establecido la
diferencia entre el objeto y el fin del acto jurídico esclareciendo la
confusión  doctrinaria del C.C.  derogado; además  le asigna una
especial importancia a la  manifestación de  la voluntad para la validez
del  acto jurídico. Por eso, León Barandiarán dice que aunque el código
no lo menciona expresamente la manifestación de voluntad  viene  a
ser también  un requisito esencial para la validez del acto jurídico a
tal punto  que, puede  afirmarse que, sin  manifestación de voluntad
no  hay  acto jurídico, estos requisitos están señalados en el art. 140
del C.C. y son:

1. Agente capaz.

2. Objeto física y jurídicamente posible.

3.  Fin lícito.

4. Observancia de la forma prescrita bajo sanción de


nulidad.

Agente Capaz:

La capacidad del agente que realiza el acto jurídico según nuestro


código civil distingue a la Capacidad de Goce (Art. 3) Y Capacidad de
Ejercicio (Art. 42). 

A) Capacidad de Goce: Toda persona goza de esta capacidad, salvo


excepciones de ley. Conlleva a la atribución de derechos. 

B) Capacidad de Ejercicio: La tienen solo aquellas personas que hayan


cumplido 18 años de edad, exceptuando a los mencionados en el
artículos 43, 44 del Código Civil. 

En la doctrina francesa define a la Capacidad de Goce como “una


atribución que tiene la persona, en el sentido de ser titular de derechos
jurídicamente establecidos” 2 y a la Capacidad de Ejercicio como “la
atribución de la persona de ejercitar por si misma los derechos a
los que tiene capacidad de goce

Este requisito refiere a la persona humana; esto es  al sujeto de derecho


o agente  de derecho. Según  el art. 140, del C.C., para  que la  persona
pueda concertar o celebrar un acto jurídico debe ser un sujeto capaz o
agente  capaz, es decir una persona que goza de capacidad civil plena o
absoluta; esto es, que tiene capacidad jurídica y capacidad de obrar o
de ejercicio. 

Según el C.C. tiene plena capacidad de ejercicio de sus derechos civiles 


las personas que hayan cumplido  18 años de edad  (Art. 42 del C.C.).
Esto significa que todas las personas mayores de 18 años son agentes
capaces y en consecuencia pueden celebrar  toda clase   de actos 
jurídicos. Por ejemplo: Pueden celebrar libremente esponsales, pueden
contraer matrimonio, otorgar testamento y celebrar cualquier contrato. 

Sin embargo nuestra ley civil establece algunas excepciones, es el caso


de los varones y mujeres mayores de 16 años cumplidos que han
contraído matrimonio civil o que han  obtenido un título profesional o
un oficio que les permita trabajar libremente; asimismo, es el caso  de
las mayores de 14 años que han contraído matrimonio civil; en este
último caso, estos menores son considerados como agentes capaces
para determinados actos jurídicos (demandar alimentos, reconocer hijo
extramatrimoniales, solicitar custodia). 

Incluso, la ley declara que la capacidad   civil que se adquiere por 


matrimonio  no  se pierde  por la terminación  de éste supuesto de la
nulidad del matrimonio o del divorcio que ponen término al vínculo
conyugal o de la muerte física o biológica que disuelve el matrimonio;
en  cualquiera de estos casos la  capacidad  civil no termina. (Art. 46
del C.C.). 

Si falta el agente capaz o   si el acto jurídico  se celebró por quien


adolece de incapacidad civil  el acto caerá dentro de la teoría de la
nulidad de los actos jurídicos, según sea el  caso (ver art. 1358 del C.C.
ó el Art.  219 inc. 2º y Art. 221 inc. 1º del C.C.) Esto significa que el
acto jurídico puede ser nulo o anulable, según  el caso. Por ejemplo: si
lo ha celebrado un sujeto absolutamente incapaz por ejemplo un
adolescente de 12 años el acto será nulo (art. 219 inc. 2º C.C.); pero  si
ha intervenido un sujeto relativamente  incapaz, el acto jurídico será
anulable (art. 221, inc. 1º, C.C.).

Objeto física y jurídicamente posible:

Con esto se refiere a que todo acto jurídico debe tener como objeto
físico (existente) y jurídico (regulado por la ley), un claro ejemplo
citado muchas veces es que nadie puede vender propiedades en el
PLANETA JUPITER, pues es física y jurídicamente imposible.

En primer lugar, para   la validez  del acto jurídico se requiere  que


haya un objeto y que éste sea físicamente  posible. Según la doctrina  se
considera objeto  un bien, una utilidad o un interés de la persona que
la determine a concretar  o celebrar el acto jurídico; pero éste objeto
debe ser físicamente posible, lo que significa  que debe   ser
materializable, realizable o alcanzable (también determinado o, según el
caso, determinable). Contrario sensu,  en el derecho  no se permite
concertar o pactar sobre objetos que son realmente  inalcanzables o sea
que son   físicamente imposibles. Por ejemplo: no se puede celebrar un 
contrato de compraventa sobre una zona oparte del planeta Saturno,
tampoco se puede donar o alquilar una parte del planeta Venus por la
misma razón  no se puede dar   en comodato  una galaxia. Pero si se
puede constituir un legado sobre la cría de un animal, o una cosecha o
de la próxima edición de un libro, pues auqnue todavía no existen o
están en el mudno material, pueden ser realizables, posibles
físicamente, a futuro (llamados tambien bienes indeterminados) Un bien
imposible fisicamente puede ser la venta futura de la cría de una mula,
por ser un bien indeterminado (híbrido).
El objeto debe ser también jurídicamente posible, o sea que la voluntad
debe estar encaminada a concertar sobre un objeto que está bajo la
protección de la norma jurídica y que esta permite pactar sobre él;
contrario sensu, no se pude pactar sobre un objeto jurídicamente
imposible. Por ejemplo, no se pude vender el lago Titicaca o un parque
público, que son inenajenables; no se puede vender un franja de
nuestro mar territorial, por ser patrimonio del Estado o alquilar o
vender las ruinas de Chan Chan o un buque de nuestra armada, por no
permitirlo la ley, la revocación del reconocimiento de un hijo
extramatrimonial o de la adopción; o el testamento cerrado por un
ciego.

Fin Lícito.

 Este requisito consiste en la finalidad del acto jurídico; se requiere que


la finalidad sea lícita; es decir, que la orientación de la voluntad del
agente debe colocarse dentro de lo dispuesto por la ley positiva; la
finalidad no puede ser contraria al orden público, ni a las buenas
costumbres; porque ésta constituyen las columnas básicas sobre las
que se sustenta la vida del Estado. Si el fin del acto jurídico es ilícito, el
acto será nulo, afectado de nulidad absoluta (art. 219, inc. 4to. del
C.C.). En relación con este requisito, debe tenerse en cuenta lo
dispuesto por el art. V. del T.P., del C.C., según el cual es nulo el acto
jurídico contrario al  las leyes que interesan al orden público (por
ejemplo, las normas del Derecho de Familia) o a las buenas costumbres
(que son las reglas morales socialmente aceptadas por todos). Si se
celebra un acto con un fin ilícito, cae dentro del campo de los actos
ilícito y sus autores incurren en responsabilidad civil, con obligación de
indemnizar por su comportamiento (aún cuando se trate de una
compraventa de droga –siendo azúcar impalpable- a cambio de dinero
falso). También en el caso de actos realizados  con infracción de bienes
jurídicos tutelados (la vida, la salud, la integridad física, la libertad, la
justicia, etc.). El fin ilícito tiene dos dimensiones; como causa u origen;
y como finalidad propiamente dicha.

Observancia de la Forma Prescrita Bajo Sanción de Nulidad. 

En la esfera del Derecho hay otros actos jurídicos consensuales o


meramente consensuales, es decir que se perfeccionan con el sólo
consentimiento de las partes, por lo tanto no requieren de solemnidad o
formalidad alguna; quiere decir que pueden celebrarse bajo cualquier
forma, es decir, por instrumento privado o público y aun verbalmente
como es el caso de la compraventa, del arrendamiento, del comodato, de
la donación de bienes de escaso valor, etc.

Sin embargo, hay otros actos jurídicos para los que la ley exige una
forma especial, que está expresamente consignada en la Ley Positiva.
Esto es lo que el Código Civil llama la Forma Prescrita. Esta forma
significa que el acto jurídico debe celebrarse bajo ciertas formalidades o
solemnidades por eso se llaman Actos Jurídicos formales o solemnes,
pero además el Código Civil señala que debe observarse dicha forma
prescrita bajo sanción de nulidad. En relación con este requisito
considera algunos actos bajo sanción de nulidad sino observan la forma
prescrita pero hay otros actos que si bien deben revestir cierta forma no
se señala su nulidad como sanción; esto significa que si la Ley señala
para un acto una forma debe observarse ineludiblemente e
inexorablemente, en caso contrario el acto será nulo afectado de
nulidad absoluta como así lo dispone el art. 219 inc 6º, del Código Civil.
Por ejemplo: el matrimonio es un acto jurídico formal por excelencia, la
separación de patrimonios durante el matrimonio debe otorgarse por
escritura pública bajo sanción de nulidad (art. 295 C.C.), el testamento
es nulo de pleno derecho por defectos de forma (art. 811 C.C.→ art. 695
C.C.). 

Además de la forma prescrita, el Código Civil reconoce y consagra el


principio de la libertad de la forma contenido en el art. 143. Según este
principio cuando la ley no designe una forma específica para un acto
jurídico, los interesados pueden usar la que juzguen conveniente; según
esta regla si la ley no prescribe ni exige una forma solemne, las partes
pueden usar cualquier forma. Esta forma libre puede ser un
instrumento privado cuyas firmas pueden ser legalizadas o no por un
notario o un instrumento público, que es la escritura pública y que se
otorga ante un Notario Público o puede ser una forma verbal u oral. Por
ejemplo: los actos jurídicos consensuales o no formales se celebran bajo
el principio de la “LIBERTAD DE FORMA”; es decir, bajo cualquier
forma de las indicadas. (Escritura pública, documento privado,
documento de fecha cierta.)

Los instrumentos privados constituyen las formas “ad


probationem”, porque sirven para acreditar a probar la existencia del
Acto Jurídico y su contenido. Los instrumentos públicos constituyen
formas “ad probationem”. Estos instrumentos públicos hacen plena fe y
constituyen prueba plena en juicio y conservan toda su validez jurídica
mientras no se discuta judicialmente sobre su nulidad o eficacia legal.

    Tratándose de los contratos consensuales o no solemnes que son


aquellos que se perfeccionan con el solo consentimiento de las partes se
aplica el principio de la Libertad de Forma. Por ejemplo: es el caso del
contrato de arrendamiento que siendo consensual puede celebrarse
bajo cualquier forma, o sea usando instrumentos privados o públicos y
aún verbalmente.

Por otro lado, se da el caso para los que la ley señala determinada
forma de celebración del acto jurídico, pero no sanciona su
inobservancia con la nulidad del acto, en este caso, la forma empleada
en la celebración del acto jurídico constituye solo un medio de prueba
de la existencia del acto jurídico; lo que significa que, si no se observa la
forma prevista en la ley, un acto jurídico conserva su eficacia. No es
nula, ni anulable, de modo que si se produjere un litigio derivado del
acto celebrado, la forma usada será el medio probatorio de su
existencia, es decir, de su celebración. Así se desprende de lo
establecido en el Art. 144 del C.C. Por ejemplo: en el caso de la
Asociación, el Art. 81 del C.C. establece que el Estatuto debe constar
por escritura pública salvo disposición distinta  de la Ley. No dice bajo
sanción de nulidad, por lo tanto, si no se usa la forma impuesta
(escritura pública) y se utiliza un documento privado la existencia del
Estatuto y de la Asociación tendrán eficacia jurídica, sirviendo el
documento como medio de prueba de la existencia del Acto constitutivo
de la Asociación.

La manifestación de la voluntad en el Ato Jurídico.

Según la doctrina, la manifestación exterior de la voluntad es un


elemento o requisito esencial para la validez del acto jurídico, aunque el
código no lo enumere expresamente o taxativamente. Según esta Teoría,
sin expresión de la voluntad no hay acto jurídico. Esto se desprende de
lo establecido en el Art- 140, del C.C., según el cual: “El acto jurídico es
la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o
extinguir relaciones jurídicas. Según esta regla el acto jurídico es
efectivamente una manifestación de voluntad. Para que esta tenga
eficacia y surta sus efectos legales debe haber una concordancia o
armonía entre la manifestación exterior de la voluntad o exteriorización
de la voluntad y el querer interno del agente o sujeto de derecho. 

Este querer interno se llama voluntad real porque ella es lo que


realmente desea exteriorizarse al celebrar el acto jurídico. Por eso se
afirma en doctrina que, cuando se produce esa concordancia o relación
armoniosa entre la manifestación exterior de la voluntad y la voluntad
real, se trata entonces de una voluntad jurídica. Sin embargo, puede
darse el caso de una voluntad viciada o sea que no se exterioriza
libremente porque adolece de lo que se llaman los Vicios de la Voluntad,
en cuyo caso el acto jurídico cae dentro de la esfera de la invalidez de
los actos jurídicos; es decir, el acto jurídico puede ser anulable según el
caso.

Clases de manifestación de la voluntad.

La manifestación de la voluntad es de 2 clases:

a. Expresa.

b. Tácita.

a). Expresa.

Es cuando se formula o se manifiesta exteriormente y puede ocurrir por


tres formas:
1. Por escrito.- Consiste en que la voluntad se expresa por
cualquier medio escrito o sea usando los manuscritos (de
puño y letra) o utilizando medios mecánicos, eléctricos o
electrónicos. Por ejemplo: la máquina de escribir mecánica
o eléctrica, la computadora, el fax, el telefax, la impresora,
Ipod, etc. Los arts. 141 y 141 A., del C.C., modificado por la
Ley No. 27292, incorporan expresamente a la Internet, bajo
esta modalidad.

2. Oralmente.- O sea por medio de la palabra, expresada


verbalmente o usando otros medio de expresión oral, el
teléfono, el celular, la radio, la televisión, el
intercomunicador, el skype, Smartphone, etc.

3. Por cualquier otro medio directo.- por medio del lenguaje


mímico (por señas).

b). Tácita.

Tiene lugar cuando la voluntad se expresa mediante una actitud


concreta o por medio de un determinado comportamiento del agente o
sujeto de derecho, el cual debe exteriorizarse de tal modo que revele o le
de a entender la existencia de la declaración de voluntad. Nuestro
Código Civil en su Art. 141, 2º párrafo, establece que la manifestación
de voluntad es tácita cuando esta se infiere o deduce indubitablemente
de una actitud o de circunstancias de comportamiento que revelen su
existencia. Esto significa que la manifestación tácita depende de una
conducta o de un comportamiento concreto del agente productor del
acto jurídico.

Por ejemplo: Si Pedro tiene una obligación de pagar una deuda pero
ésta ya ha prescrito por el transcurso del tiempo y sin embargo paga los
intereses devengados, en este caso el pago de los intereses debe
entenderse como la voluntad tácita y sincera de Pedro de pagarle al
acreedor, por lo menos los interesados generados por el capital
mutuado aún cuando la obligación de pago hubiere prescrito.

Si la ley exige una Declaración Expresa de Voluntad o si el agente


productor del acto jurídico formula una reserva o una declaración de
voluntad en contrario no podrá considerarse que existe una
manifestación tácita de voluntad. Así lo establece el Art. 141, 2ª parte,
del C.C.

LA REPRESENTACIÓN.

Es el hecho jurídico en virtud del cual una persona libre llamada


Representante, sustituye la voluntad de otra persona llamada
Representada para la celebración de un acto jurídico, pero los efectos de
éste se trasladan a la persona representada. También se afirma que la
Representación es una forma de sustitución por la cual una persona
declara su voluntad por sí y en lugar y en nombre de otra persona, pero
el declarante no recibe efectos los jurídicos de su declaración sino que
estos favorecen o benefician al representado o sea a la persona cuya
voluntad ha sido sustituida por el declarante.

La voluntad, requisito de existencia de todo acto jurídico, puede


manifestarse personalmente o a través de otra persona, que se
denomina representante. Existe representación, entonces, cuando un
acto jurídico es celebrado por una persona en nombre y por cuenta de
otro, en condiciones tales que los efectos se producen directa e
inmediatamente para el representado, como si éste hubiera celebrado el
acto jurídico. La podemos definir, entonces, como una modalidad del
acto o contrato, en virtud de la cual, lo que una persona ejecuta o
celebra a nombre de otra, estando facultada por ésta o por la ley para
representarla, se radica en el patrimonio de la segunda

CLASES DE REPRESENTACIÓN.

En la doctrina se conoce la siguiente clasificación:

La Representación Legal.

Es la que reconoce y señala expresamente la Ley Positiva, esta


representación está admitida en el art. 145, 2da. Parte, del C.C. Según
esta regla la facultad de representación la otorga el interesado; la
confiere la Ley, esto significa que hay una representación que no
depende de la voluntad de las partes sino que es impuesta por la ley o
como prescribe el código, es conferida por la Ley. Por ejemplo: la
Representación de los menores de edad es ejercitada por sus
representantes legales, es decir, por sus padres o tutores.

La Representación Convencional

Es aquella que depende de la voluntad de los interesados y que se


establece mediante el Poder de Representación. La Representación
convencional o voluntaria está reconocida por el art. 145, 2da. parte,
del C.C., según el cual la facultad de representación la otorga el
interesado, puede ser el caso de la presentación directa con poder. 

         La Representación Directa

Es aquella que en forma expresa y directa le confiere el representado al


representante bajo la forma de sustitución de la voluntad utilizando
para ello el Poder de Representación. En este caso los efectos de la
Declaración de voluntad se trasladan al representado. El Código Civil en
el art. 145, primera parte, prescribe que: el acto jurídico puede ser
realizado mediante representante salvo disposición contraria de la ley.
Esto significa que en la Representación Directa el representante declara
por sí y en nombre y en lugar de otra persona; sin embargo, si la Ley
prohibe la Representación, es decir, si la ley no permite actuar por
medio de un representante en forma directa la Representación no
funciona. Por ejemplo: es el caso de del testamento que no puede
otorgarse por Representación por prohibirlo la ley; en efecto, el art. 690,
del C.C., determina que las disposiciones testamentarias deben ser la
expresión directa de la voluntad del testador quien no puede dar poder
a otro para testar ni dejar sus disposiciones testamentarias al arbitrio
de un tercero; esto se debe a que el testamento en  cualquiera de sus
formas es un acto jurídico unilateral y personalísimo. Por lo tanto, ni la
ley ni la doctrina admiten el testamento por poder; según esto si una
persona otorga un testamento por poder se tratará de un acto jurídico
nulo por violación de una prohibición legal. La representación directa
con poder, se encuentra regulada en el art. 164, del C.C.; la
representación directa sin poder está prevista en el art. 161 del C.C. (e
actúa más allá de las facultades; o cuando se vencido el tiempo de la
representación, o es un falso representante, o sen encuentra en
conflicto de intereses con el representado, etc.)

Representación Indirecta. También llamada por Vidal


Ramírez, representación en nombre propio, oculta, mediata o de
intereses. Se actúa en nombre propio pero en interés ajeno

Consiste en que la Representación funciona en dos fases:

1. Cuando el Representante declara por sí y para sí y los efectos del


Acto le favorecen.

2. Cuando el Representante tiene que celebrar un acto jurídico


adicional trasladando los efectos jurídicos del acto anterior al
representado. Esta representación no es admitida en el C.C. de
1984, considerándosele como un mandato sin representación.

PERSONAS QUE INTERVIENEN EN LA REPRESENTACIÓN

a. El representante.

Que es la persona que hace la declaración la declaración de voluntad por sí


misma, y en lugar y en nombre de otra persona, que es el representado.

b. El representado.

Es la persona que confiere su declaración de voluntad al representante


para la celebración del acto jurídico, pero los efectos de éste se
trasladan al mismo representado. Según la Doctrina el representante
recibe de “dominus”.

c. El tercero.

Que es la persona que celebra el acto jurídico con el representante. Según


la doctrina el tercero es una persona ajena al representado, pero tiene
conocimiento que el representante actúa en lugar y en nombre del
“dominus”.

La presencia del tercero llamado también “tercera persona” es necesaria en


la concertación o celebración del acto jurídico.

CAPACIDAD DEL REPRESENTANTE

Para ser representante se requiere tener capacidad plena de obrar


o de ejercicio y estar en pleno uso de las facultades mentales, es decir,
se requiere ser agente capaz, como lo exige el art. 140 del C.C.,
concordante con el art. 42 del C.C., es decir, ser mayor de 18 años
cumplidos. 

Según esto el representante debe ser una persona que esté en


condiciones de ejercer libremente sus derechos civiles; en cambio, para
ser representado en ciertos casos basta ser titular de derechos; este es
el caso de los menores de edad y de los mayores de edad incapaces
civilmente. 

EL PODER DE REPRESENTACIÓN

Es la autorización expresa que el representado confiere al


representante para la celebración de un acto jurídico en lugar y en
nombre de él. Este poder funciona en el caso de la representación
convencional; para el efecto se requiere que la autorización sea expresa
y por escrito, pues no se admite en el Derecho el poder de
representación verbal; este poder puede otorgarse mediante un
instrumento privado o instrumento público, sin embargo, en nuestro
C.C. establece que para disponer de la propiedad del representado se
requiere que el encargo conste en forma indubitable y por escritura
pública bajo sanción de nulidad. 

Según esta regla el representante no puede vender un bien de


propiedad del representado ni donarlo, ni permutarlo sino está
autorizado por escritura pública. Tampoco puede gravar los bienes del
representado si no tiene un poder en escritura pública; esto significa
que el representante no puede ceder en prenda ni en anticresis ni
hipotecar los bienes del representado sin dicho requisito, pues en
ambos casos es bajo sanción de nulidad, quiere decir que si dispone de
los bienes o les impone un gravamen mediante un documento privado el
acto jurídico es nulo por faltarle la formalidad o solemnidad que exige la
ley (art. 156 del C.C., concordante con el art. 219, inc. 6º del C.C.).

LA REPRESENTACIÓN ENTRE CÓNYUGES.

La representación legal también opera en la sociedad conyugal.


Según el artículo 292 del Código Civil. Regula el supuesto en el cual
uno de los cónyuges sea titular exclusivo de una determinada situación
jurídica, sin embargo para la realización o actuación de la misma,
otorga un poder al otro cónyuge para que lo represente. En este caso, la
calidad de representante lo tendrá el cónyuge "A" y la calidad de
representado lo tendrá el cónyuge "B". Lo que la norma está
estableciendo es que es absolutamente permitido que un cónyuge
pueda otorgarle poder al otro, con la finalidad de que éste pueda
realizar negocios jurídicos en nombre de aquél que afecten a su esfera
jurídica. Esta norma es absolutamente clara dentro de la concepción de
igualdad de los cónyuges en el matrimonio. Con la representación legal
aplicable a la sociedad conyugal se trata, en suma, de cautelar el
patrimonio común de los cónyuges. Por eso la representación es
conjunta, por cuanto debe ser ejercitada por ambos cónyuges. La
norma que regula la representación de la sociedad conyugal es el
artículo 292 del Código Civil. Ésta, establece que la representación de la
sociedad conyugal es ejercida conjuntamente por los cónyuges, salvo
para la representación procesal. De esta forma, la sociedad conyugal
(que como hemos dicho resulta ser un patrimonio autónomo y como tal,
un ente distinto a las personas que lo conforman) deberá realizar actos
jurídicos a través de representante, siendo que, de acuerdo a ley, para
que la sociedad conyugal actúe debidamente representada los dos
cónyuges deberán realizar conjuntamente los negocios jurídicos en
nombre de la sociedad conyugal. La calidad de representante de la
sociedad conyugal corresponde pues a los dos cónyuges de manera
conjunta, con lo cual para realizar cualquier acto jurídico respecto de
cualquier situación jurídica de la cual sea titular la sociedad conyugal
deberán actuar necesariamente los dos cónyuges. Estamos pues ante
un caso de representación conjunta, donde se hace necesario que
participen los dos cónyuges para que el acto jurídico realizado en
nombre de la sociedad conyugal pueda surtir efectos respecto de ésta.
Sin embargo, debemos advertir, por último, que esta representación
legal opera, únicamente, si los cónyuges han optado por el régimen de
patrimonio común o de sociedad de gananciales y no por el de la
separación de patrimonios. La ley permite que uno de los cónyuges
pueda delegar en el otro el poder de representación. 

PLURALIDAD DE REPRESENTANTES

Es una figura en el que una persona haya designado a varios


representantes y está destinada a proteger a los terceros que contratan
con el representante, es decir cuando son varios los sujetos a los que se
le ha otorgado la representación y el poder. En ese sentido, el acotado
artículo 147 norma la representación plural en sus varias modalidades:
indistinta, conjunta, sucesiva e independiente. Por la representación
indistinta cualquiera de los representantes puede celebrar actos
representativos. 

Por la representación conjunta todos los representantes deben


intervenir en el acto representativo formando el necesario consenso
para que exista una sola voluntad, por cuanto el poderdante así lo ha
establecido en el otorgamiento del poder. 
Por la representación sucesiva, el representado debe haber
establecido el orden en el que actuar sus representantes y en qué casos
deben alternarse según el orden establecido para celebrar los actos
representativos. 

Por último, la representación independiente el representado ha


asignado a cada representante el acto representativo que está
autorizado a celebrar y, en el poder, le ha conferido la respectiva
facultad. La representación conjunta requiere la intervención de todos
los representantes designados por el representado en la celebración del
negocio jurídico específico, de lo contrario dicho negocio jurídico no
podrá surtir efectos en la esfera jurídica del representado. 

De esta forma, todos los representantes designados por el


representado deberán manifestar su voluntad en la celebración del
negocio jurídico, y en consecuencia el vicio de voluntad de uno solo de
los representantes viciará el negocio jurídico celebrado. Cabe precisar
finalmente que, de conformidad a la norma, la representación conjunta
debe ser expreso. Cuando al momento de otorgar el poder a varios
representantes que tienen las mismas facultades, se ha dicho que
tienen que actuar sucesivamente, se entiende que debe actuar uno de
ellos, y solo en defecto de éste o cuando éste no pueda actuar, recién
podrá actuar el otro

REVOCACIÓN DEL PODER DE REPRESENTACIÓN

La revocación es causa de extinción que puede operar respecto de los


poderes, parcial o totalmente, si el representado decide disminuir las
facultades que confirió con el apoderamiento y mantener la
representación o si decide extinguirlos en su totalidad y, de este modo,
extinguir también la representación. Su fundamento es la pérdida de
confianza en el representante. La revocación es el negocio jurídico
unilateral mediante el cual el representado priva de efectos al poder
otorgado al representante, eliminando con ello la legitimación que el
representado le había conferido al representante con el poder. Algunos
autores consideran que la revocación es un derecho potestativo del
representado. 

De esta forma, en tanto que el poder es un acto a través del cual el


representado confiere al representante legitimación a fin de que éste
pueda realizar actos que tendrán efectos en la esfera jurídica de aquél;
el representado debe tener la más amplia libertad de revocar el poder,
es decir, de decidir en cualquier momento y con la más amplia libertad
que esa persona a la cual había nombrado como representante ya no
sea quien regule sus intereses. 

Revocación Expresa Será expresa cuando el representado manifieste


su voluntad explícita en el sentido de hacer uso de su facultad de
revocar el poder que ha conferido. 
Revocación Tácita Será tácita cuando el representado, sin manifestar
expresamente su voluntad, realice un acto posterior al otorgamiento del
poder que resulte incompatible con el acto de apoderamiento. Art. 151.-
La designación de un nuevo representante para el mismo acto o la
ejecución de éste por parte del conferido.En este caso es claro que ya no
tiene objeto mantener la representación que había conferido el
representado, pues ya se habría realizado el negocio jurídico para el
cual se había conferido el poder. 

Comunicación de la Revocación.- La revocación debe comunicarse


también a cuantos intervengan o sean interesados en el acto jurídico.
La revocación comunicada solo al representante no puede ser opuesta a
terceros que han contratado ignorando esa revocación, a menos que
ésta haya sido inscrita. Quedan a salvo los derechos del representado
contra el representante. 

1. La comunicación de la revocación al representante; no se establece


claramente la necesidad de comunicación de la revocación al
representante; sin embargo, cuando establece que la revocación debe
comunicarse también a los terceros, está dando a entender que, además
de aquellos sujetos a los que dice expresamente que la revocación se les
debe comunicar, existen otros a los que se les debe poner en
conocimiento dicho acto, y es obvio que aunque no lo diga
expresamente se está refiriendo al representante. Solo la norma que
hace referencia a la revocación tácita indica expresamente que la
revocación debe ser comunicada al representante, con lo cual una
lectura conjunta de los artículos 151 y 152 del Código Civil nos debe
llevar a establecer que la revocación debe ser comunicada al
representante. 

2. La comunicación de la revocación a los terceros; La norma establece


que el representado debe comunicar la revocación a los terceros, con lo
que se hace preciso determinar en primer término a qué terceros se
refiere, pues es evidente que una exigencia con una genérica referencia
a los terceros sería de imposible cumplimiento. En ese sentido, la
norma establece que la comunicación debe ser realizada a los terceros
interesados, y como tales debemos entender a aquellos sujetos que
hayan sido nombrados en el poder y a aquellos con los cuales ya se
haya celebrado un contrato o se hayan iniciado las tratativas. Solo a
ellos pues se debe comunicar la revocación.

LA RENUNCIA DEL PODER DE REPRESENTACIÓN

La renuncia del representante es la contrapartida de la revocación


por el representado y se justifica también en la confianza que sirve de
sustento a la relación representativa. La comunicación de la renuncia
es, un acto jurídico unilateral y recepticio (pues debe ser comunicada al
dominus para que ésta surta efectos) similar a la revocación. La
renuncia se explica en función del carácter fiduciario de la relación que
se instaura entre representante y representado; con lo cual ésta se
admite aun en los casos en los que, de acuerdo al negocio de gestión,
exista la obligación del representante de realizar el negocio jurídico,
quedando a salvo en este último caso la eventual indemnización por los
daños y perjuicios. A diferencia de la revocación, la renuncia del
representante no puede realizarse con tanta amplitud y libertad, ya que
el fundamento para que ello sea así en la revocación no se presenta en
la renuncia. Además, la posibilidad de renuncia debe corresponder a los
deberes de lealtad y buena fe asumidos por el representante. La
renuncia debe ante todo ser puesta en conocimiento del representado, y
es la mínima conducta que se le exige al representante, a fin de que el
representado pueda tomar las medidas necesarias para la gestión de
sus intereses. En ese sentido, si por alguna razón, el representado no
puede gestionar sus propios intereses personalmente, o se encuentra en
la imposibilidad de nombrar a otro representante, el primer
representante, a pesar de haber formulado la renuncia y de haberla
puesto en conocimiento del representado deberá continuar con la
gestión. La ley no impone forma para hacerlo, siendo suficiente, para
ello, cualquier medio idóneo para comunicar la renuncia al
representado. La renuncia solo es oponible a la imputación de
responsabilidad por apartarse de la representación si el representante
ha renunciado invocando un impedimento grave o una justa causa. El
impedimento grave se entiende cuando mediante caso fortuito o fuerza
mayor que, impide la ejecución de la obligación o determina su
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso. Y la justa causa puede
consistir en el incumplimiento por el dominus de obligaciones de su
cargo generadas por la relación originante de la representación
representativa, en el incumplimiento de sus deberes por efecto de la
misma relación representativa o de causas de orden moral, como sería
el caso que el representante compruebe que los negocios que le ha
confiado el representado tienen origen ilícito. 

LA SUSTITUCIÓN DEL PODER DE REPRESENTACIÓN

Por principio la Representación debe desempeñarse


personalmente por el representante; sin embargo hay una excepción y
consiste en que puede ser sustituido por otra persona que él designe, en
cuyo caso se requiere que el representado le haya facultado
expresamente la sustitución (art. 157 del C.C.).

     Si el representante hace la sustitución en la persona que se le


designó quedará exento de toda responsabilidad civil frente al
representado y aún frente a terceros; si el documento otorgado no se le
señaló la persona del sustituto pero se concedió al representante la
facultad de nombrarlo, éste será responsable cuando hizo una mala
elección del sustituto, en este caso el representante es responsable de
todas las instrucciones o encargos que imparte al sustituto. Si el
sustituto incurre en culpa o dolo el representado puede accionar
directamente contra el sustituto; es decir puede interponer contra él
todas las acciones judiciales que la ley le confiere en defensa de sus
derechos (art. 158 del C.C.).

La sustitución del poder tampoco es indefinida o absoluta sino


que puede ser revocada por el representante en cuyo caso reasumirá el
poder de representación salvo que no esté facultado para ello o que el
representante le hubiere revocado el poder de representación (art. 159
del C.C.).

INTERPRETACIÓN DEL ACTO JURÍDICO (Arts. 168, 169 y 170 del C.C.)

Según la doctrina hay dos clases de interpretación: una semántica y


otra jurídica. Semánticamente la palabra “interpretación” se deriva de la
voz latina INTERPRETATIO que significa acción o efecto de interpretar.
La voz “interpretar” significa explicar o aclarar el contenido y el sentido
de una cosa, de una acción o de una palabra; también significa explicar
o aclarar un texto escrito. Jurídicamente la palabra “interpretación”,
tienes dos acepciones:

En la Teoría General del Derecho.-

Existe la llamada Interpretación de la Ley o Interpretación Jurídica, que consiste en


explicar o aclarar el contenido y el sentido de la norma jurídica, de las reglas
del Derecho. Es lo que se llama HERMENEÚTICA JURÍDICA. Esta
interpretación es de tres clases:

a). Interpretación Judicial. Que es la que realizan los jueces al dictar


sus fallos o sentencias;

b). Interpretación Auténtica. Que es la que realizan los legisladores al


elaborar las leyes;

c). Interpretación Doctrinal. Que es la que realizan los juristas o


tratadistas al escribir sus obras o tratados.

En la Teoría General del Acto Jurídico.-

Existe la llamada INTERPRETACION DEL ACTO JURIDICO que tiene una


conceptuación doctrinaria distinta de la que corresponde a la interpretación de
la norma jurídica o interpretación de la ley. La interpretación del acto jurídico
consiste en explicar o aclarar el contenido y el sentido que tiene la
manifestación de la voluntad en la celebración del acto jurídico. Cuando se
celebra un acto  jurídico hay una declaración de voluntad o manifestación
exterior de la voluntad y también una voluntad real que es la voluntad interior o
el querer interno del agente o sujeto del Derecho. Según la doctrina, para que
se celebre un acto jurídico entre ambas voluntades debe haber armonía o
concordancia entre ambas voluntades, o sea entre la declaración de voluntad y
la voluntad real. Según lo expuesto la interpretación del acto jurídico consiste
en explicar el sentido de la declaración de voluntad y en constatar si hay una
relación armónica entre esa declaración y la voluntad real del agente.

TEORÍAS SOBRE LA VOLUNTAD EN LA INTERPRETACIÓN DEL


ACTO JURÍDICO.

En la doctrina existen tres teorías sobre la voluntad en la interpretación


del acto jurídico, que son las siguientes:

1. La Teoría de la Voluntad

Esta teoría consiste en la aplicación del “criterio subjetivo” en la interpretación


del acto jurídico. Según esta teoría, en la celebración del acto jurídico,
tiene primacía la voluntad real del agente o querer interno del agente
productor del acto, de modo que esta voluntad real tiene más
importancia que la exteriorización de la voluntad. Según esto, para la
interpretación del acto jurídico debe hacerse un estudio psicosomático
de la persona que interviene en la celebración del acto jurídico para
determinar si su voluntad es una voluntad jurídica o si está viciada; es
decir, si está afectada por alguno de los vicios de la voluntad.

2. La Teoría de la Declaración de Voluntad.

En esta teoría se aplica el “criterio objetivo”, según el cual durante la


celebración del acto jurídico prevalece la declaración de voluntad, es
decir, la exteriorización o manifestación exterior de la voluntad del
agente productor del acto de tal modo que al momento de la
interpretación del acto jurídico debe analizarse y explicarse el contenido
y el sentido de la declaración exterior de voluntad, debiendo presumirse
la voluntad real, esto significa que la declaración de voluntad debe
estimarse como la voluntad real del sujeto, es decir, debe entenderse
que lo que expresa exteriormente el agente es lo que realmente quiere
internamente. Esta teoría es la que ha consagrado el Código Civil
vigente, en el art. 140, concordante con el art. 168 del C.C. Este último
artículo dice al respecto que el acto jurídico debe ser interpretado de
acuerdo con lo se haya expresado en él.

3. La Teoría de la Responsabilidad

Según esta teoría, la declaración de voluntad debe ser seria, es decir, debe
manifestarse con arreglo a la verdad, de modo que si se falta a este
principio el agente que interviene en la celebración del acto jurídico
debe responder por los daños y perjuicios que ocasione a la otra parte.
Según esto, durante la interpretación del acto jurídico debe examinarse
cuidadosamente este punto, es decir, si el agente obró con seriedad o si
faltó a la verdad e incurrió en responsabilidad. La interpretación que se
haga determinará si hubo daños y perjuicios.

MODALIDADES DEL ACTO JURÍDICO (Arts. 171 al 189 del C.C.)


CONCEPTO. Las modalidades del acto jurídico son los “elementos
accidentales” del acto jurídico. Estas modalidades consisten en ciertas
cláusulas o estipulaciones que los declarantes, o sea las partes colocan
voluntariamente al momento de la celebración del acto jurídico.
También se consideran como las autolimitaciones de la voluntad de los
declarantes que no forman parte de la esencia del acto jurídico.

Según el tratadista italiano Francesco Messineo (Tratado de Derecho


Civil y Comercial) las modalidades del acto jurídico pueden  existir o no
existir  en el acto jurídico, dependen de las partes. Si los declarantes
desean añadirlas al acto jurídico pueden hacerlo libremente.

Sin embargo pueden no añadir  estos elementos en cuyo caso el acto


jurídico no pierde eficacia, es decir, conserva toda su validez jurídica.
Estos elementos según lo expuesto pueden faltar o no en el acto
jurídico, pero si se agregan se consideran como añadidos a los
requisitos esenciales del acto jurídico, que son los señalados en el art.
140 del Código Civil.

Según la doctrina universalmente aceptada y que recoge nuestro Código


Civil vigente estos elementos accidentales se llaman “Modalidades del
Acto Jurídico” y son:

a. La condición.

b. El plazo.

c. El cargo o modo.

CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS EN RELACIÓN CON


LAS MODALIDADES.

Pueden ser:

1. Actos Jurídicos puros o simples.

Son aquellos que no contienen modalidad alguna, es decir, que no están sujetos
a condición, plazo o cargo alguno; esto significa que en el Derecho se
admiten los actos jurídicos desprovistos de modalidades. Por ejemplo:
son actos puros del matrimonio, el reconocimiento de los hijos
extramatrimoniales, la adopción, la renuncia de la herencia, la renuncia
a un legado, etc.

2. Los Actos Jurídicos modales.

Son aquellos que contienen alguna de las modalidades del acto jurídico o todas
las modalidades en su conjunto, o sea que pueden tener una o más
condiciones, un plazo o un cargo. Por ejemplo: el contrato de
arrendamiento puede contener un plazo determinado en este caso se
llama Contrato de Duración Determinada que puede ser por un día, por
una semana, por un mes, o por un año, etc.
“A” puede vender a “B” una casa conviniendo las partes que el precio de la
venta se pague a plazos.

“A” puede ofrecer a su hijo “B” la donación de un automóvil a condición de que


se reciba de abogado el 30-12-02.

En general todos los actos jurídicos sujetos a una condición, a un plazo o a un


cargo son actos modales.

1. LA CONDICIÓN

Es una modalidad del acto jurídico que consiste en un hecho futuro e


incierto de cuya realización depende el cumplimiento del acto jurídico o
el cese de sus efectos jurídicos, quiere decir que la condición es un
suceso, un acontecimiento o un evento que se cumple en el futuro y del
cual depende la eficacia del acto jurídico o la resolución o rescisión del
acto jurídico.

REQUISITOS DE LA CONDICIÓN. Según la doctrina son los


siguientes:

1. Es un hecho futuro; esto significa que la condición debe


realizarse a cumplirse después de celebrado el acto jurídico.

Quiere decir que la condición no rige para el presente ni para el pasado porque
si así fuere se trataría de un hecho desconocido y no surtiría los efectos
deseados por los declarantes, es decir, por las partes que intervienen en
la celebración del acto jurídico. Es decir, que la condición tiene relación
con el factor tiempo, mejor dicho con el transcurso del tiempo, puesto
que mientras se cumple la condición en el futuro queda en suspenso el
acto jurídico. Al respecto el art. 175 del C.C. determina que si la
condición es que no se realice cierto acontecimiento dentro de un plazo
se entenderá cumplida desde que vence el plazo o desde que llega a ser
cierto que el acontecimiento no puede realizarse.

Por ejemplo: Pedro le dice a Juan: te compraré tu casa cuando mi padre me


transfiera una casa en anticipo de herencia; en este caso, la compra del
inmueble a Juan depende de un suceso futuro que es el anticipo de
herencia.

2. Es un hecho incierto, esto significa que la condición es un


suceso o evento que crea en las partes un estado de
incertidumbre porque como se trata de un hecho futuro no
hay en los declarantes la certeza de su realización. Ambos
requisitos deben funcionar conjuntamente durante la
concertación del acto jurídico.

Ejemplo de hecho incierto: Pedro le dice a Juan: “te compraré tu casa si me saco
el premio de la lotería de Trujillo en fiestas patrias”.

CLASIFICACIÓN DE LA CONDICIÓN. Puede ser:


1. Condición expresa

Cuando las partes consignan la condición expresa o explícitamente, es decir, en


forma específica y por escrito. En términos generales toda condición,
para que tenga validez, debe ser colocada  o consignada de modo
expreso durante la celebración del acto jurídico o del negocio jurídico
(contrato).

El Dr. León Barandiarán afirma que no hay condición tácita en el acto jurídico y
que tampoco se puede presumir la condición, por eso es que en el
Código Civil no hay referencias a la condición tácita.

2. Condición causal

Cuando los declarantes expresan los motivos o razones para la consignación de


la condición durante la celebración del acto jurídico.

3. Condición potestativa

Cuando las partes consignan voluntariamente la condición en el acto jurídico.


Por principio la consignación de la condición es voluntaria.

Las partes no están obligadas por la ley a colocar condiciones durante la


celebración del acto jurídico, pero si conviniesen en colocar alguna
condición, ésta debe ser voluntariamente expresada porque si la
voluntad de las partes estuviere viciada la cláusula condicional sería
nula o anulable, según el caso.

Por ejemplo: si hubo violencia o intimidación la condición sería anulable (art.


221, inc. 2º, del C.C., concordante con el art. 2114 del C.C.).

4. Condición suspensiva.

Es aquel hecho o evento futuro que deja en suspenso el cumplimiento del acto
jurídico mientras no llegue su realización.

Ejemplo: “A” le dona a “B” una colección de la enciclopedia jurídica OMEBA a


condición que se gradúe de abogado el 27.07.03.

“A” le ofrece comprar a “B” su casa cuando cobre su compensación por tiempo
de servicios. Si la condición se realiza el acto jurídico pactado da
eficacia jurídica, es decir, se da por cumplido.

5. Condición resolutoria.

Es aquella de la cual depende la cesación del efecto jurídico. En este caso al


producirse el evento futuro, o sea la condición resolutoria se resuelve o
rescinde el acto jurídico o el negocio jurídico, es decir, se resuelve el
contrato, se pone fin al acto jurídico.
Por ejemplo: “A” y “B” celebran un contrato de compraventa de una casa a
condición que no se realicen las elecciones para Gobiernos Regionales
antes del 2002. Si las elecciones se realizan se rescindirá el contrato, es
decir, “A” le devolverá el precio de venta a “B” (comprador) y “B” le
devolverá la casa a “A”. Al contrario, si no se realizan las elecciones el
acto jurídico contractual conservará su eficacia, es decir, no habrá
resolución o rescisión del contrato. Esto significa que tratándose de la
condición resolutoria hay una forma positiva y otra negativa de
realización del evento.

IRRETROACTIVIDAD DE LA CONDICIÓN.  Según nuestro Código Civil


“la condición no opera retroactivamente salvo pacto en contrario” (art.
177 del C.C.). Quiere decir que la regla general es que la condición sea
irretroactiva, esto significa que la condición ya sea suspensiva o
resolutoria funciona solo para el futuro no para el pasado ni para el
presente; sin embargo, excepcionalmente se permite que las partes
establezcan alguna condición con efectos retroactivos aunque esta
regla, en la práctica, no se cumple. En todo caso queda como una
excepción para el supuesto de que podría darse el caso.

2. EL PLAZO

CONCEPTO. El plazo es una modalidad del acto jurídico que consisten


en un acontecimiento futuro y cierto que debe cumplirse
necesariamente a inexorablemente, es decir, fatalmente. Según la
Doctrina el plazo se llama también “TÉRMINO” y está determinado
por el transcurso del tiempo.

Esta modalidad presenta diversas manifestaciones que el Derecho tiene


en cuenta. Puede ser un plazo determinable, o sea un plazo de fecha
cierta, por ejemplo: “A” le dice a “B” te pagaré la deuda el día 15 de julio
próximo.

Juan le dice a Pedro me casaré con María el 25 de diciembre de 1992.

Pedro le dice a Juan te venderé mi casa dentro de un año, etc.

Estos son plazos fácilmente determinables por cuanto se puede precisar


la fecha de su cumplimiento o de su realización, pero hay plazos de
fecha incierta que son imposibles de determinar o de precisar. Por
ejemplo: te venderé mi casa el día que muera mi padre, te donaré mi
biblioteca el día que me reciba de abogado, etc.

Según los tratadistas el plazo es un momento de tiempo o un período de


tiempo y además es sinónimo de término.

Sin embargo la palabra “término” se aplica generalmente en la esfera


del Derecho Procesal Civil y sirve para computar y señalar los diversos
estadíos o momentos procesales. Por ejemplo: hay un término  para
contestar la demanda, hay otro término para plantear o deducir
excepciones que son medios procesales de defensa, hay un término
para ofrecer pruebas y otro para actuar las pruebas ofrecidas, etc.

CARACTERÍSTICAS DEL PLAZO. Son las siguientes:

1. Es un hecho futuro.- Esto significa que el plazo está


estrechamente vinculado al factor tiempo. De ahí que cuando
un acto jurídico sujeto a un plazo el acto queda sometido al
transcurso del tiempo por eso es que el plazo como modalidad
del acto jurídico está relacionado con el porvenir, o sea que
rige para el futuro y no para el pasado, lo cual se debe a que la
eficacia del acto jurídico o la extinción de los efectos jurídicos
del acto dependen del cumplimiento del plazo. Una vez fijado o
señalado el plazo para las partes su realización o cumplimiento
resulta inevitable o ineludible si el acto jurídico contiene un
plazo fijado por las partes. Se trata de un acto modal o sea
sujeto a una modalidad que en este caso es el plazo.

Según la doctrina los actos jurídicos puros o simples no tienen


plazo. Por ejemplo: el reconocimiento de los hijos
extramatrimoniales, el otorgamiento del testamento, etc., no
están sujetos a plazo alguno porque la ley en estos casos no
admite plazo.

2. Es un hecho cierto.- Esto significa que cuando se fija un plazo


hay la certeza de su realización, pues el tiempo es un factor
inevitable e ineludible por cuanto siempre tiene que cumplirse
y en esto se diferencia el plazo de la condición pues éste es un
hecho incierto que puede cumplirse o no puede cumplirse.

2. Es un hecho establecido arbitrariamente.- Esto significa que el


plazo del acto jurídico es fijado voluntariamente por las partes
según su libre arbitrio o albedrío, es decir, que el plazo es
reconocido por la ley pero al celebrarse el acto jurídico es
señalado por las partes interesadas según su voluntad.

CLASIFICACIÓN DEL PLAZO.  Según la doctrina el plazo se clasifica


en la forma siguiente:

1. Plazo suspensivo

Es aquel que suspende los efectos del acto jurídico hasta su cumplimiento, o
sea que cumplido el plazo recién el acto jurídico cobra eficacia, es decir,
surte los efectos jurídicos queridos por las partes. Por ejemplo: “A” le
alquila su casa a “B” por un año pero ambos colocan una cláusula
según la cual “A” se obliga a entregarle la casa a “B” dentro de 2 meses,
fecha desde la cual el contrato surtirá sus efectos legales (178 del C.C.).

2. Plazo resolutorio
Es aquel que celebrado el acto jurídico éste surte sus efectos y éstos se
desarrollan en el tiempo hasta el cumplimiento del plazo fijado, vencido
el plazo fijado cesan los efectos del acto jurídico. Por ejemplo: “A” le
presta a “B”  cinco mil soles por el plazo de 2 años, pactando intereses
al 10% mensual. Concluido el contrato de mutuo, o sea, vencido el
plazo de los 2 años fijados el acto jurídico llamado mutuo se resuelve,
es decir, cesan sus efectos si es que “B” cancela el capital mutuado al
vencimiento de dicho plazo.

“A” la arrienda a “B” su casa por el plazo de un año improrrogable, vencido este
plazo el contrato de arrendamiento (acto jurídico) se resuelve, es decir,
queda sin efecto y el arrendatario está obligado a devolver el bien al
arrendador, en  caso contrario el arrendador “B” le puede interponer o
iniciar la acción judicial respectiva. (Art. 178 del C.C.).

3. Plazo expreso.

Es aquel que señalan las partes en forma explícita o expresa durante la


celebración del acto jurídico.

4. Plazo tácito.

Tiene lugar cuando las partes no fijan un plazo determinado pero se presume
que han querido señalar un plazo. Al respecto, el art. 182 del C.C.
dice: que si el acto no señala plazo pero de su naturaleza y
circunstancias se dedujere que han querido concederse al deudor el 
juez fija su duración. En este caso el acreedor tiene que aceptar la
decisión del juez porque se trata de una interpretación del acto
jurídico relacionada con el plazo.

5. Plazo convencional.

Es el que señalan las partes de común acuerdo, Este plazo es potestativo,


depende la voluntad de las partes. La ley no señala regla alguna no
requisito alguno para establecer el plazo convencional.

6. Plazo legal.

Es el que la ley positiva señala y en este caso las partes están obligadas a
respetarlo.

Por ejemplo, en el caso del mutuo cuando el deudor y el acreedor no señalan


plazo para la devolución del capital mutuado se entiende que es de 30
días contados desde la entrega de la suma pactada (art. 1656 del C.C.).

Este es el ejemplo típico del plazo legal.

Según la doctrina el plazo legal no es en realidad una modalidad del acto jurídico
puesto que las parte no lo señalan o agregan como un elemento
accidental del acto jurídico o del negocio jurídico sino que la ley lo
impone en defecto o a falta de la manifestación de voluntad de las
partes. Al respecto, cabe aclarar que existe una serie de normas
jurídicas que señalan plazos legales como, por ejemplo, los plazos de
prescripción que señala el art. 2001 del C.C. El plazo de caducidad, por
ejemplo, el señalado para anular el matrimonio por existir un defecto
sustancial en la persona del otro cónyuge tales como conducta
deshonrosa o toxicomanía, en estos casos el plazo es de 2 años, es
decir, el cónyuge agraviado tiene un plazo de 2 años para accionar, es
decir, para demandar la anulación del acto jurídico matrimonial (arts.
277, inc. 5º del C.C.).

También existe el plazo de caducidad de la acción de separación de cuerpos o de


divorcio por las causales de adulterio, atentado contra la vida del
cónyuge, homosexualidad sobreviniente al matrimonio y la condena por
delito doloso a una pena privativa de la libertad mayor de 2 años. En
todos estos casos la acción caduca a los seis meses de conocida la
causa por el ofendido (art. 339 del C.C., concordante con el art. 333,
inc. 1º, 3º, 9º y 10º del C.C.); (arts. 349 del C.C.).

7. Plazo judicial.

Es el que fija el juez a falta de un plazo convencional o legal. Este plazo está
previsto en el art. 182 del C.C., según el cual si el acto jurídico no
señala plazo pero de su naturaleza y circunstancias se dedujere que
ha querido concederse al deudor el juez fija su duración. También la
fija el juez cuando el deudor o el tercero no hubieren señalado plazo,
en este caso el C.C. señala el procedimiento que debe seguirse ante el
juez competente.  

COMPUTO DEL PLAZO. Según el art. 183 del Código Civil el plazo se
computa de acuerdo al calendario gregoriano. Este calendario fue
creado por el Papa Gregorio XIII en el año 1582 y desde entonces rige
hasta la fecha y ha sido admitido por nuestros legisladores o
reformadores del Código Civil para hacer la computación del plazo en la
celebración del acto jurídico. Según este calendario, para computar el
plazo se observarán las siguientes reglas:

1. El plazo señalado por días.- Se computa por días naturales o


sea incluyendo sábados, domingos y feriados, salvo que la ley
o el acto jurídico establezcan el cómputo del plazo por días
hábiles (art. 183, inc. 2º del C.C.).

2. El plazo señalado por meses.- Este plazo se cumple en el mes


del vencimiento y en el día de este, correspondiente a la fecha
del mes inicial. Por ejemplo: Si se celebra un contrato el 9 de
junio de 1999 por el plazo de 6 meses vencerá el 9 de
diciembre de 1999. Si en el mes del vencimiento falta tal día el
plazo se cumple el último día de dicho mes. Por ejemplo: si se
celebra un contrato el 29 de febrero de 1998 (año bisiesto) por
el plazo de un año vencerá el 28 de febrero de 1999. (Art. 183,
inc. 2do., del C.C.).
3. El plazo señalado por años.- Se rige por las reglas que
establece el inciso 2º del  art. 183 del C.C., o sea por la regla
anterior. Por ejemplo: si se celebra un contrato de
arrendamiento el 9 de junio de 1996 por el plazo de 3 años
vencerá el 9 de junio de 1999. (Art. 183, inc. 2º del C.C.)

4. El plazo excluye el día inicial e incluye el día del vencimiento,


esto significa que el plazo no se cuenta el mismo día de
celebración del acto jurídico, sino que se computa desde el día
siguiente. Por ejemplo: Si se celebra un contrato de
arrendamiento el 9 de junio del 2001 el plazo se computará a
partir del día 10 de junio del 2001, considerando que el día
tiene 24 horas. (Art. 183, inc. 4º del C.C.).

5. El plazo cuyo último día sea inhábil vence el primer día hábil
siguiente.  Por ejemplo: si el plazo vence el domingo 14-06-02
en realidad vencerá el día lunes 15-06-02. (Art. 183, inc. 5º del
C.C.).

Por otro lado, el art. 184 del C.C. establece que las reglas del art. 183
del C.C. son aplicables a todos los plazos legales o convencionales, salvo
disposición de la ley o cuando las partes hubieren adoptado un acuerdo
diferente, lo que se consignará en el documento que contiene el acto
jurídico.

PROTECCIÓN DEL DERECHO DE LAS PARTES. El Código Civil


establece que antes del vencimiento del plazo quien tenga derecho a
percibir alguna prestación puede ejercitar las acciones conducentes a la
cautela o defensa de sus derechos (art. 178 2do. parágrafo, del C.C.).
Por ejemplo: el titular del derecho puede hacer la inscripción de su
derecho en el registro respectivo (propiedad inmueble, mandatos,
personas jurídicas, sociedades mercantiles, etc.) puede trabar embargos
en bienes del deudor, puede exigir fianzas o prestar fianzas, puede
hacer anotaciones preventivas en los Registros Públicos, puede solicitar
en la vía judicial cualquier prueba anticipada que convenga a su
derecho, por ejemplo: absolución de posiciones (confesión), exhibición
judicial de documentos públicos o privados, una inspección judicial,
etc., puede pagar impuestos o arbitrios municipales, etc. Todos estos
actos están permitidos por la ley (art. 178 del C.C.) en relación con el
plazo pero sólo puede ejercitarse o practicarse antes de que venza el
plazo señalado en el acto jurídico.

PERDIDA DEL DERECHO AL PLAZO POR EL DEUDOR. El deudor


pierde el derecho a utilizar el plazo en los casos siguientes:

1. Cuando resulta insolvente después de contraída la obligación,


por ejemplo, una obligación de mutuo o préstamo; sin
embargo, mantiene su derecho al plazo si garantiza la deuda
que puede ser mediante una fianza (la firma de una persona
solvente que lo garantice) o mediante un derecho real de
garantía (prenda, hipoteca, anticresis) (art. 181, inc. 1º, del
C.C.).

Conviene aclarar que este inciso ha sido adicionado por la


Primera D.M. del C.P.C., en la forma siguiente: Se presume la
insolvencia del deudor si dentro de los 15 días de su
emplazamiento judicial no garantiza la deuda o no señala
bienes libres de gravamen por valor suficiente para el
cumplimiento de su prestación. Según esta enmienda (que rige
desde el 01-01-93) si el deudor no cumple con estos requisitos
dentro de dicho plazo (15 días) se le presume insolvente y por
tanto pierde el derecho a utilizar el plazo.

2. Cuando no otorga el acreedor las garantías a que se hubiese


comprometido (inc. 2º del art. 181 del C.C.).

2. Cuando las garantías disminuyeren por acto propio del deudor


(caso de venta o donación de bienes) o cuando desaparecieren por
causa no imputable al deudor (caso de robo, terremoto, incendio,
etc.), salvo que sean inmediatamente sustituidos por otras
garantías equivalentes. Pero en este caso las garantías deben ser
a satisfacción del acreedor (inc. 3º del art. 181 del C.C.).

Conviene aclarar que el art. 181 del C.C. ha sido materia de un


agregado hecho por la Primera DM del C.P.C. que dice: la
pérdida del derecho al plazo por las causales indicadas en los
incisos precedentes se declara a petición del interesado y se
tramita como proceso sumarísimo. Son especialmente
procedentes las medidas cautelares destinadas a asegurar la
satisfacción del crédito.

EL CARGO.

Es una modalidad del acto jurídico que consiste en el encargo que una
persona hace a otra para que cumpla determinada obligación a fin de
poder recibir en cambio gratuitamente un bien o un derecho. También
puede decirse que el cargo o modo es una modalidad del acto jurídico
por la cual el beneficiario de una liberalidad se obliga a hacer algo para
adquirir o conservar el beneficio del derecho que constituye la
liberalidad. Esto significa que el cargo se presenta en los actos de
disposición a título gratuito no así en los actos onerosos. Por ejemplo, el
cargo, tiene lugar en los actos de donación de bienes, en el
otorgamiento de los testamentos y en cualquier acto jurídico a título
gratuito tales como: el depósito gratuito, el mandato gratuito, la cesión
gratuita de un crédito, etcétera.

El Dr. José León Barandiarán dice que el cargo importa una obligación
para quien lo asume. Sin embargo, el beneficiario de la liberalidad no
está obligado a aceptar el cargo, de modo que puede rechazarlo en el
momento de celebrarse el acto jurídico pero, una vez aceptado el cargo,
el beneficiario está obligado a su cumplimiento. Por ejemplo: “A” le dice
a “B” te dono mi casa con encargo de que después de fallecido mandes a
celebrar anualmente una misa de aniversario. “A” le dice a “B” te
instituyo legatario del 33 % de mis bienes, con el encargo que pases
una pensión de alimentos a mi hija “C”.

CARACTERÍSTICAS DEL CARGO

1. Solo tiene lugar en los actos jurídicos a título gratuito. Por


ejemplo, en la donación y el testamento.

2. Es un hecho accesorio, es decir, que tiene que celebrarse un


acto jurídico de liberalidad en el que el autor del beneficio
imponga el encargo al beneficiario de la liberalidad, si lo desea,
porque es voluntario. Si no desea imponer un cargo el acto
jurídico de liberalidad quedará perfeccionado de todas
maneras. El cargo entonces viene a ser una obligación
accesoria, un hecho accesorio.

3. En el cargo intervienen 3 sujetos a diferencia de la condición


en la que sólo intervienen 2 sujetos que son el acreedor y el
deudor.

PERSONAS QUE INTERVIENEN EN EL CARGO

En el cargo intervienen 3 sujetos:

1. El imponente. Que viene a ser el autor de la liberalidad o beneficio, o


sea, la persona que al celebrar el acto jurídico establece o impone un
cargo a la persona que va a recibir el beneficio del derecho.

2. El beneficiario. Es la persona favorecida por el imponente con una


liberalidad pero que a la vez queda obligado a cumplir el cargo o el
encargo.

3. El beneficiado. Es la persona que se beneficia con el encargo o cargo.


Esta persona puede ser el  mismo imponente o un tercero, como es el
caso del que recibe una pensión alimenticia o cualquier otro beneficio
establecido por el imponente.

EL CARGO EN LA LEGISLACIÓN NACIONAL. El Código Civil de 1936


reconoció la existencia del cargo y dictó normas sobre esta modalidad
del acto jurídico. Incluso se refería al cargo en el contrato de donación,
pero específicamente lo regulaba en el Libro V De las Obligaciones, en la
parte relativa al acto jurídico.
El Código Civil de 1984 se ocupa del cargo en los arts. 185 al 189, pero
también se refiere al cargo en el contrato de donación, concretamente
en el art. 1642 del C.C., que se refiere al caso de las donaciones
remuneratorias o sujetas a cargo.

EL CUMPLIMIENTO DEL CARGO

Según la Teoría General del Acto Jurídico el cargo es una obligación


desde el momento que el encargado se obliga a su cumplimiento o
simplemente acepta el cargo. Por lo tanto, el Código Civil señala algunas
reglas que permiten accionar judicialmente para lograr el cumplimiento
del cargo.

Al respecto el Código Civil establece que el cumplimiento del cargo


puede ser exigido por las siguientes personas:

1. Por el imponente, o sea por el autor de la liberalidad. Por


ejemplo: en la donación, el que dona un bien mueble o
inmueble con cargo tienen acción judicial para exigir su
cumplimiento y en este caso la acción la dirigirá contra el
beneficiario de la donación.

2. Por el beneficiado con el cargo. Por ejemplo: en caso de que el


cargo esté constituido por una pensión alimenticia a favor de
la hija “C”, ésta puede interponer la acción de alimentos contra
el obligado al cargo. La acción en este caso está prevista y
amparada por el art. 185, 1ra. parte, del C.C.

3. Si el beneficiado con el cargo es una institución de servicio


social y el cargo es de interés social la acción judicial puede
ser interpuesta por el representante legal de la institución
beneficiada.

Por ejemplo: Si “A” dona un edificio de renta a “B” para que con parte de
la renta done una vez al año prótesis (órganos ortopédicos) al Instituto
de Rehabilitación de Trujillo si llegado el plazo “B” no cumple el
encargo, o sea, no entrega la renta la entidad beneficiada puede
accionar judicialmente para el cumplimiento de la obligación (art. 185,
2da. parte, del C.C.).

EL PLAZO EN EL CUMPLIMIENTO DEL CARGO

El cargo puede estar sujeto o no a un plazo. Si se señala por el


imponente un plazo determinado el cargo debe cumplirse
necesariamente por el obligado dentro de dicho plazo. Sin embargo,
puede darse la hipótesis que no se señaló plazo alguno para la
ejecución del cargo; se trata entonces de un cargo sin plazo pero como
el cargo debe cumplirse en algún momento la ley ha previsto la solución
y en este caso corresponde al juez en lo civil el señalamiento del plazo.
Quiere decir que en este caso el plazo queda sujeto al buen criterio o al
prudente arbitrio del juez. Para el efecto el Código Civil señala el trámite
a seguir y dice que se aplicará el Proceso Sumarísimo.

Esto significa que el interesado debe iniciar una demanda de


señalamiento del plazo del cargo a fin de que éste sea fijado en la
sentencia (art. 186 del C.C.).

EL MONTO DEL CARGO

El monto viene a ser el valor asignado al encargo cuando se trata de


una liberalidad. Es lógico suponer que el monto del cargo debe ser
menor que el valor de la liberalidad porque si fuera mayor equivaldría a
una contraprestación y en todo caso nadie va a aceptar un derecho, un
bien bajo liberalidad si su monto es mayor que el cargo porque si así
fuera el beneficiado resultaría gravado o perjudicado. Como esta
hipótesis podría ocurrir en la realidad la ley ha dado una solución
equitativa. Al respecto, el art. 187 del C.C. dice: que el gravado con el
cargo no está obligado a cumplirlo en la medida en que exceda el valor
de la liberalidad.

TRANSMISIÓN DEL CARGO A LOS HEREDEROS DEL GRAVADO

Si el cargo es inherente a la persona del gravado no pasa a sus


herederos en caso de fallecimiento. Por ejemplo: Si “A” le dona a “B” una
casa con el cargo de que “B”, que es ingeniero civil, le elabore los planos
de todas sus propiedades pero resulta que “B” fallece sin cumplir con el
cargo, es decir, no hace los planos, en este caso como la obligación es
inherente a la persona de “B”, el cargo no se transmite a sus herederos.
En este aso y para evitar el enriquecimiento indebido el Código Civil
establece que si el gravado u obligado muere sin cumplir los cargos
señalados en el acto jurídico la adquisición del derecho quedará sin
efecto legal debiendo revertir los bienes al imponente de los cargos y si
éste hubiese fallecido los bienes revertirán o volverán a su herederos.
Todo esto tiene lugar cuando se trata de cargas inherentes a la persona
del gravado la obligación de cumplir los cargos impuestos pasará a los
herederos del gravado.

Por ejemplo: “A” dona un edificio a “B” para que con parte de su renta
se ayude a sostener el Asilo de Ancianos de Trujillo. Si “B” fallece el
cargo se transmitirá a sus herederos y éstos quedan obligados a su
cumplimiento. (Art. 188 del C.C.)

CASO DE HECHOS ILICITOS O IMPOSIBLES

El Código Civil se ha puesto en la hipótesis de que el hecho constitutivo


del cargo es ilícito o imposible física o jurídicamente.

Por ejemplo: Si se pone como cargo que el gravado aperture una casa de
citas en Trujillo para que a cambio de esto reciba un legado o una
herencia. En este caso como el encargo es un hecho ilícito se tendrá
como no puesto y por lo tanto el acto jurídico de liberalidad subsistirá y
tendrá eficacia jurídica.

“A” le dona a “B” un terreno, con el encargo de que en parte del bien
constituya un censo a favor de “C”, aquí se trata de un imposible
jurídico o de un hecho jurídicamente imposible porque la institución de
los censos ya no existe en el Perú, no los reconoce ni los regula el
Código Civil vigente. En este caso el cargo se tendrá por no puesto pero
el acto jurídico del que proviene subsistirá, es decir, tendrá eficacia
jurídica, porque se entiende que el gravado actúa de buena fe.

Las mismas reglas funcionan si el hecho que constituye el cargo no era


ilícito o imposible al momento de celebrarse el acto jurídico pero
después de celebrado éste llega a ser un hecho ilícito o un hecho
imposible física o jurídicamente. En este caso el acto jurídico también
subsistirá, es decir, tendrá eficacia jurídica y por lo tanto surtirá todos
sus efectos.

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