Está en la página 1de 9

U. 38. XXXVII.

Universidad Nac. de Córdoba c/ Estado


Nacional (A.F.I.P.) art. 322 C.P.C.C.N.
CsumarioC.

Procuración General de la Nación

S u p r e m a C o r t e :

- I -
A fs. 229/243, la Cámara Federal de Córdoba revocó
la sentencia de primera instancia y, en consecuencia, rechazó
la acción declarativa interpuesta.
Para así decidir, afirmó la exclusión de la Univer-
sidad Nacional de Córdoba (U.N.C., en adelante) del beneficio
de disminución de las contribuciones patronales establecido
por los decretos 2609/93, 1791/94 y sus modificatorios, pues
ello constituye una medida extraordinaria, que debió ser ob-
jeto de expresa y clara consagración normativa por parte del
Poder Ejecutivo Nacional.
También reconoció que, si bien existen similitudes
entre la U.N.C. y las universidades privadas que gozan de
este, en el marco del objeto y de los fines del decreto
2609/93 y del "Pacto federal para el empleo, la producción y
el crecimiento", no se advierte igualdad de situación entre
ambas instituciones.
Explicó que es así pues estas medidas buscan promo-
ver el empleo mediante la disminución del costo laboral, cir-
cunstancia que no afecta a la actora, que se rige por normas
diferentes a las del empleo privado y cuyos recursos provienen
del presupuesto nacional.
En tales condiciones, concluyó que la exclusión de
la U.N.C. no representa un ejercicio abusivo, arbitrario o
irrazonable de las facultades discrecionales con que cuenta el
Poder Ejecutivo Nacional en la materia y desestimó la acción
promovida.

- II -
Disconforme, la actora interpuso el recurso ex-

-1-
traordinario obrante a fs. 249/263, que fue concedido por el a
quo a fs. 280.
En primer lugar, negó su pertenencia al Estado Na-
cional, pues posee autonomía y, como consecuencia, aseveró que
no le es aplicable lo dispuesto por el art. 21 del decreto
2609/93 (texto según su similar N1 372/95), en cuanto establece
la exclusión de la disminución para las actividades
desarrolladas por aquel, así como por los estados provinciales
y municipales y sus correspondientes instituciones.
Consideró transgredido el principio de legalidad,
pues entendió que el beneficio surge -en su caso- en forma
directa del art. 75 de la ley 24.521, el cual no distingue
entre universidades estatales y privadas.
Por último, también estimó conculcados la garantía
de igualdad ante las cargas públicas y el principio de razo-
nabilidad (arts. 16 y 28, Constitución Nacional), por la in-
teligencia que realizó el a quo, sin que su inclusión dentro
de las previsiones de la ley 24.156 altere lo concluido.

- III -
A mi modo de ver, el remedio extraordinario es for-
malmente admisible, en tanto se ha puesto en tela de juicio la
inteligencia de normas de carácter federal (leyes 24.195 y
24.521), y la sentencia definitiva del superior tribunal de la
causa es contraria al derecho que el recurrente ha sustentado
en ellas (art. 14, inc. 31, de la ley 48).

- IV -
Mediante el decreto 2609/93 se dispuso la disminu-
ción de las contribuciones a cargo de los empleadores sobre la
nómina salarial, para las actividades referidas a la pro-
ducción primaria, industria, construcción, turismo e investi-

-2-
U. 38. XXXVII.
Universidad Nac. de Córdoba c/ Estado
Nacional (A.F.I.P.) art. 322 C.P.C.C.N.
CsumarioC.

Procuración General de la Nación

gación científica y tecnológica.


Posteriormente, y respecto de las actividades enu-
meradas en último término, su similar N1 1791/94 limitó el
beneficio a las entidades privadas que tengan como objeto
principal la investigación científica y tecnológica, aún
cuando esté destinada a la actividad académica o docente.
Desde mi óptica, entonces, la primera cuestión a
dilucidar consiste en establecer si la U.N.C. debe ser consi-
derada como una "entidad privada", a los fines de su encua-
dramiento en el precepto citado.
En tal sentido, es claro el art. 48 de la ley
24.521, en cuanto establece que las instituciones universita-
rias nacionales son personas jurídicas de derecho público, que
sólo pueden crearse por ley de la Nación, con previsión del
crédito presupuestario correspondiente. Su cese también se
hará por ley, y tienen asegurado su sostenimiento mediante
aportes financieros del Estado Nacional (art. 58).
Aun cuando poseen autarquía económico-financiera,
deben acatar la ley de administración financiera y control del
sector público nacional (N1 24.156), de la cual no pueden
sustraerse invocando sus normas estatutarias, como sostuvo
V.E. en Fallos: 322:910 (cons. 211). Asimismo, están sujetas al
régimen general de contrataciones, responsabilidad patrimonial
y gestión de bienes reales (art. 59, inc. f), y los rectores y
miembros de su consejo superior serán responsables por los
daños económicos causados, en los términos de los arts. 130 y
131 de la ley 24.156.
En tales condiciones, pienso que la alegada autono-
mía y autarquía universitaria, garantizada por el art. 75,
inc. 19, tercer párrafo, de la Constitución Nacional y con el
alcance fijado en Fallos: 319:3148; 322:842, y en especial
respecto de la misma U.N.C. en Fallos: 322:919, cons. 131 y

-3-
141, no son aptas para enervar su carácter público y estatal,
ontológicamente diverso de las "entidades privadas" a las que
se refiere el decreto 1791/94.
Por esto, considero que es correcta la interpreta-
ción del a quo, referida a la exclusión de la recurrente del
beneficio dispuesto por el reglamento citado.
Desde mi punto de vista, ello torna insustancial el
análisis del agravio vinculado con el decreto N1 372/95, en
cuanto dispuso que la disminución de las contribuciones a
cargo de los empleadores sobre la nómina salarial sería de
aplicación para todas las actividades, excepto las desarro-
lladas por los estados nacional, provinciales y municipales, y
por las instituciones que les pertenecen.
Esto es así, pues la actora ya se encontraba ex-
cluida del beneficio por imperio del decreto 1791/94, sin que
el nuevo reglamento mejore o perjudique su situación.

- V -
Por otra parte, con referencia a la violación de la
garantía de igualdad ante las cargas públicas y al principio
de razonabilidad, considero oportuno recordar que, desde an-
tiguo, la Corte ha sostenido que las garantías constituciona-
les han sido dadas a los particulares contra las autoridades,
y la del art. 161 podría ser invocada por un contribuyente a
quien se pretendiera gravarlo más que a otro, pero ella no
está destinada a asegurar el poder del Estado en un caso con-
creto (Fallos: 132:101; 134:37; 134:148; 202:230; 303:113).
En estas circunstancias, aún cuando no se trata de
un particular sino de una persona jurídica de derecho público,
perteneciente al Estado Nacional, entiendo que la garantía de
la igualdad resulta aplicable, pues la actora acude en su
situación de contribuyente, y no en su carácter de autoridad

-4-
U. 38. XXXVII.
Universidad Nac. de Córdoba c/ Estado
Nacional (A.F.I.P.) art. 322 C.P.C.C.N.
CsumarioC.

Procuración General de la Nación

estatal, quien soporta una detracción coactiva de riqueza que


presume más gravosa que otros en idéntica situación.
Como desde antiguo ha sostenido la Corte, esta ga-
rantía importa, en lo relativo a impuestos, establecer que, en
condiciones análogas, deberán imponerse gravámenes idénticos a
los contribuyentes (Fallos: 105:273; 117:22; 132:198, entre
otros).
Por consiguiente, la norma constitucional de que se
trata no excluye la facultad del legislador para establecer
distinciones o formar categorías, siempre que tales clasifi-
caciones no revistan el carácter de arbitrarias o estén ins-
piradas en un propósito manifiesto de hostilidad contra de-
terminadas personas o clases (Fallos: 115:111; 132:402), es
decir, siempre que las distinciones, categorías o clasifica-
ciones se apoyen en una base razonable o respondan a una fi-
nalidad económica o social (Fallos: 138:313; 147:402).
Sobre tales parámetros, pienso que en el caso no
aparece violada la garantía constitucional invocada, desde que
todas las instituciones universitarias estatales son gravadas
con una base uniforme, esto es, aplicando íntegramente la
alícuota, sin disminución alguna. Nótese, a mayor abunda-
miento, que todo el Estado Nacional, provincial y municipal, y
las instituciones que le pertenecen son alcanzados de igual
manera.
Y, por otra parte, no es posible desconocer la
existencia de motivos razonables para hacer distinción entre
las universidades públicas y las instituciones privadas a los
fines de la procedencia del beneficio, pues el mismo ha sido
instaurado por el decreto 2609/93 -en cumplimiento del com-
promiso asumido por el acto declarativo segundo, punto 3), del
"Pacto federal para el empleo, la producción y el creci-
miento", del 6 de Enero de 1994- con el objetivo expreso de

-5-
disminuir la presión tributaria sobre la nómina salarial, para
así lograr un crecimiento sostenido de la actividad económica,
la productividad y los niveles de ocupación (cfr. cons. 11 y
51).
A la luz de estos objetivos, es mi parecer que la
limitación del beneficio a las instituciones privadas -única-
mente- responde a una justificada finalidad económica, diri-
gida a fomentar el crecimiento de sus niveles de ocupación y
productividad. Ello no implica -en mi opinión- hostilizar ni
perseguir arbitrariamente a la universidad estatal, pues el
pleno funcionamiento, desarrollo y cumplimiento de sus fines
se encuentra suficientemente garantizado por el Estado Nacio-
nal (art. 58, ley 24.521).
Sostener lo contrario implicaría afirmar, al mismo
tiempo, que este último incumple con su responsabilidad inde-
legable en la prestación del servicio de educación superior de
carácter público y no garantiza adecuadamente el derecho a
acceder a ese nivel de la enseñanza a todos aquellos que
quieran hacerlo y cuenten con la formación y capacidad reque-
ridas (art. 2, ley 24.521), materia que no ha sido objeto de
debate en este proceso.
Por ello, aun cuando sólo se tenga en cuenta que la
ley 25.521 asegura a las universidades públicas -y no a las
instituciones privadas- su sostenimiento por parte del Estado
Nacional, así como garantiza su funcionamiento, desarrollo y
cumplimiento de sus fines, ello representa, desde mi óptica,
causal bastante para autorizar el distinto tratamiento otor-
gado por el decreto 1791/94.

- VI -
Tampoco existe, en mi criterio, violación al prin-
cipio de reserva de ley, pues el decreto 2609/93 ha sido dic-

-6-
U. 38. XXXVII.
Universidad Nac. de Córdoba c/ Estado
Nacional (A.F.I.P.) art. 322 C.P.C.C.N.
CsumarioC.

Procuración General de la Nación

tado por el Poder Ejecutivo en uso de las atribuciones confe-


ridas por el art. 188 de la ley 24.241, cuya legitimidad no ha
sido cuestionada, lo cual sella -en mi parecer- la suerte
adversa de su pretensión.
Pero, aun cuando la actora pretendiera fundar su
derecho al beneficio en el art. 75 de la ley 24.521, cabe
destacar que éste, contrariamente a lo sostenido, solo faculta
al órgano ejecutivo a eximir, total o parcialmente, de
impuestos y contribuciones previsionales de carácter nacional
a las instituciones universitarias, sin obligarlo, y sin re-
conocer tampoco legitimación a éstas últimas para exigir en
tal sentido.
En consecuencia, el principio invocado por la U.N.C.
no hace mas que ratificar la improcedencia de su postura pues,
si las exenciones impositivas deben resultar de la letra de la
ley, de la indudable intención del legislador o de la
necesaria implicancia de las normas que las establezcan
(Fallos: 277:373; 279:226; 283:61; 284:341; 286:340; 289:508;
292:129; 302:1599), ninguna de las tres hipótesis se verifica
en el art. 75 de la ley 24.521.
En efecto, ningún beneficio de reducción en las
contribuciones patronales se establece por medio del citado
precepto, ni puede inferirse de allí la inequívoca voluntad
del legislador en tal sentido, razón por cual resulta noto-
riamente insuficiente para sustentar su derecho.

- VII -
Por último, es doctrina reiterada del Tribunal que
sus sentencias deben atender a las circunstancias existentes
al momento de la decisión, aunque sean sobrevinientes al re-
curso extraordinario (Fallos: 298:33; 304:1649; 312:555; 323:
3083 y 3158, entre muchos otros).

-7-
En este marco, no escapa a mi análisis que, a través
del decreto N1 1103/02, publicado en el Boletín Oficial el 28

de junio del 2002, se aprobó el convenio general N° 266,


suscripto el 20 de septiembre de 2001 entre la Secretaria de
Hacienda de la Nación, la Administración Federal de Ingresos
Públicos, la ex Secretaria de Educación Superior y distintas
universidades nacionales, entre las que no se encontraba la
actora.
Allí se acordó el procedimiento para resolver la
situación de mora en el pago de las contribuciones patronales,
originada en el conflicto planteado entre el Estado Nacional y
algunas casas de altos estudios, respecto de los alcances de
los decretos Nros. 2609, 1791, y sus modificatorios.
En lo que aquí interesa, el art. 21 del decreto
1103/02 dispuso: "Instrúyese a la Administración Federal de
Ingresos Públicos del Ministerio de Economía a archivar las
actuaciones administrativas que tenga en trámite con relación
a las diferencias de ingresos de contribuciones patronales de
las universidades firmantes del acuerdo objeto del presente,
originados en la aplicación de quitas zonales, por los perío-
dos anteriores al 30 de agosto de 2001, y a prestar conformi-
dad con los desistimientos que se obligaron a efectivizar las
universidades firmantes y la Universidad Nacional de Córdoba,
de las acciones judiciales en trámite que tengan por objeto
esta cuestión. En todos los casos las costas serán soportadas
en el orden causado" (el subrayado me pertenece).
En estas condiciones, observo que la actora ninguna
obligación ha podido asumir a través de un convenio en el que
-como se dijo- no ha sido parte, razón por cual, pese a lo
sostenido por el art. 21 del decreto 1103/02, considero que su
promulgación no altera la solución propiciada.

-8-
U. 38. XXXVII.
Universidad Nac. de Córdoba c/ Estado
Nacional (A.F.I.P.) art. 322 C.P.C.C.N.
CsumarioC.

Procuración General de la Nación

- VIII -
Por lo expuesto, opino que debe confirmarse la sen-
tencia de fs. 229/243 en cuanto fue materia de recurso ex-
traordinario.
Buenos Aires, 26 de noviembre de 2003
Es Copia Nicolás Eduardo Becerra

-9-

También podría gustarte