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FUENTES

Nordensthol, Gustavo J. c/ Subterráneos de Buenos Aires - 02/04/1984 - (Fallos: 307:326)


Antecedentes:
Un ex empleado de una empresa estatal, solicitó que se calcule su indemnización por despido con
fundamento en el Convenio 42/75 —que tomaba como base para el mentado cálculo, un mes de
remuneración total, en lugar de lo normado en el art. 245 del R.C.T. fijando, un máximo de 3 veces
el salario mínimo vital vigente al tiempo del cese a los efectos de la retribución mensual
computable—. El actor solicitó la declaración de inconstitucionalidad del art. 2o, inc. a) de la Ley
21.476, que derogó las normas convencionales que lo amparaban.
Como en primera instancia y en Cámara no se hizo lugar al pedido de inconstitucionalidad, el

OM
actor interpuso recurso extraordinario que fue concedido.
La Corte por mayoría remitió al dictamen del señor Procurador Fiscal y revocó la sentencia
apelada.
Los jueces Fayt y Belluscio en su voto concurrente señalaron que las convenciones colectivas de
trabajo constituyen una fuente de derecho de origen extraestatal pero incorporada al régimen

.C
normativo laboral después de su homologación. Asimismo recordaron que si bien las garantías
constitucionales no son absolutas, los derechos y garantías reconocidos en la Carta Magna no
pueden ser alterados por las leyes que reglamentan su ejercicio.
DD
HECHOS
La sentencia de Cámara,al confirmar lo resuelto por el inferior, no hizo lugar a la tacha de
inconstitucionalidad del art. 2, inc. a, de la ley 21.476 —de empleados públicos—. Para decidir así,
entendió que dicha norma —derogatoria de todas las normas convencionales que establecían
mayores beneficios que los consagrados en el régimen de contrato de trabajo, entre ellos, la
indemnización por despido del personal de Empresas del Estado en los varios tipos que
LA

enumera— si bien afectó una convención colectiva, no disminuyó la garantía otorgada al


trabajador por la Constitución Nacional contra el despido arbitrario, ya que el demandante es
acreedor a las indemnizaciones legales correspondientes. Contra estas conclusiones el actor
interpuso recurso extraordinario federal. La Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la
sentencia apelada.
CSJN
FI

1 – Cabe reconocer la limitación válida de los derechos individuales, y de las obligaciones nacidas
de los contratos, en situaciones de excepción o de emergencia, siempre que las restricciones
aludidas dejen a salvo la sustancia del derecho que se limita, ya que cualquiera sea la gravedad
de la situación a que respondan las leyes de excepción, no deja de regir el límite puesto por el art.
28 de la Constitución Nacional.


2 – Al sancionarse la ley 21.476 (ADLA, XXXVII-A, 4), se quiso hacer mérito de un estado de
emergencia que convalidara las restricciones o pérdida de derechos nacidos de las convenciones
colectivas de trabajo y cabe admitir que la emergencia fue el presupuesto que determinó dicha
sanción y que fue también implícitamente el justificativo que se le quiso dar a esta última para
convalidar sus disposiciones; pero es ineludible decidir acerca de la razonabilidad del medio
empleado para conjurar el alegado estado de necesidad colectivo, que es la emergencia,
imponiendo para los supuestos de despido arbitrario de los trabajadores contemplados en la
norma, un tipo de indemnización que no difiera del acordado por el derecho común y general
expresado en el régimen de contrato de trabajo privando así al trabajador de la “mejor protección”
que invoca el apelante, derivada ésta del pacto laboral.
3 – Las dificultades coyunturales que se invocaron mediante la ley 21.476 (ADLA, XXXVII-A, 4),
carece de la razonable proporción de medio a fin ya que esta última, carece de razonable
sustentación pues no impuso una limitación de derechos, sino, que lisa y llanamente, suprimió los
que enumeraba la cláusula cuestionada en el caso (art. 2°, inc. a), privando así de los
correspondientes beneficios a trabajadores del Estado o de empresas que le pertenecen,
mencionadas en la misma cláusula y la norma, por tanto, excede del ejercicio válido de los

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poderes de emergencia del Estado, ya que aun en situaciones de emergencia no se puede
válidamente trasponer el límite que señala el art. 28 de la Constitución Nacional.
4 – No cabe admitir antinomia alguna entre el art. 14 nuevo y el art. 31 de la Constitución Nacional
; por el contrario, su hipotética oposición ha de resolverse en una síntesis de las respectivas
cláusulas, y si alguna ha de privilegiarse debe ser la del art. 31 por ser cláusula cimera para
determinar la jerarquía de la normativa jurídica global y de ello resulta que una ley, a condición de
haber sido sancionada en consecuencia de la Constitución, puede válidamente privar de efecto
una norma convencional.
5 – Las convenciones colectivas de trabajo, el derecho a cuya concertación está garantizado por
el art. 14 bis de la Constitución constituyen una fuente de derecho de origen extraestatal pero
incorporada al régimen normativo laboral después de su homologación (arts. 3° 8° y 9°, ley 14.250
-ADLA, XIII-A, 195-), y por ello, si bien es indiscutible que, aun cuando otorguen condiciones más
favorables para el trabajador que las comunes de la ley laboral (ADLA, XXXIV-D, 3207 ; XXXVI-B,

OM
1175), pueden ser derogadas por otras convenciones posteriores, una vez otorgada la
homologación no podrían ser dejadas sin efecto por la ley. (Del voto de los doctores Fayt y
Belluscio).

Soengas, Héctor R. y otros c/ Empresa de Ferrocarriles Argentinos, 07/08/1990 - Fallos:


313:664 (24)
Antecedentes:

.C
Los actores, agentes de Ferrocarriles Argentinos, plantearon la inconstitucionalidad del art. 2o, inc.
d), de la ley 21.476 —que derogó las cláusulas laborales que instituyeron franquicias— y de la ley
DD
23.126 —que fijó la recuperación de los efectos legales de las convenciones colectivas conforme
a su estado de vigencia a la fecha de la sanción de la ley previamente mencionada— y sobre esa
base, demandaron a la empresa diferencias salariales resultantes del reemplazo del sistema de
cálculo de la bonificación por antigüedad prevista en el art. 37, punto i, del convenio colectivo
21/75 —que preveía el pago de un porcentaje del salario mínimo vital y móvil por cada año de
servicio, es decir una suma fija por cada uno de esos períodos, unilateralmente determinada por la
LA

empleadora—.
En primera instancia no se hizo lugar al reclamo, sin embargo la Cámara acogió el planteo de los
actores. Contra dicho pronunciamiento la demanda interpuso recurso extraordinario, que
denegado dio origen al recurso de queja.
FI

La Corte hizo lugar al recurso deducido y revocó la sentencia apelada ( N. de S.: cabe aclarar que
mientras en la causa “Nordensthol” se cuestionó la constitucionalidad del de la ley 21.479, art. 2,
inc. a) en el presente se cuestiona el inciso d), hacer referencia al régimen de remuneraciones u
otros ingresos, con independencia de su índole, del personal de los sectores público o privado.)


Los jueces Fayt y Belluscio votaron en disidencia, precisando en el particular que, los derechos
adquiridos por los trabajadores con fundamento en una convención colectiva de trabajo, sólo
pueden verse limitados por una norma de jerarquía igual a la que reconoció tales derechos.
Fallo:
1 – El inc. d) del art.2° de la ley 21.476 que modificó los sistemas de aumentos generales,
automáticos y futuros de las remuneraciones, los que significaron su indexación constante o
relacionada con variables distintas de las del propio cargo, guarda íntima relación con las
disposiciones de la ley 21.307 (Adla, XXXIX-B, 1423) que determinó que los incrementos de
carácter general de las remuneraciones solamente pudieran ser dispuestos por decreto del Poder
Ejecutivo Nacional con intervención de los ministros de Economía y Trabajo, tuvo por fin
coadyuvar a un ordenado plan de acción para solucionar la emergencia económica que el país
atravesaba.
2 – El art. 1° de la ley 21.476 (Adla, XXXVII-A, 4) tuvo por objeto mantener la vigencia de los
convenios colectivos de trabajo, con limitaciones, a fin de no variar la situación laboral existente y

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preservar la estabilidad en las relaciones colectivas de trabajo, en un momento en que la
coyuntura obligaba a ser excesivamente cauteloso en todo lo que podía incidir en la economía del
país. Vigente la ley 21.307 (Adla, XXXIX-B, 1423) y en ese contexto, la limitación de cláusulas
convencionales de aumentos automáticos ligados a otros factores de la economía parece
ajustarse a la doctrina de que en situaciones de emergencia social o económica, la facultad de
regular los derechos personales (art. 14, Constitución Nacional) “puede ser más enérgicamente
ejercida que en los períodos de sosiego y normalidad”.
3 – En el análisis del inc. d) del art.2° de la ley 21.476 es imprescindible considerar que el ámbito
de limitación que impuso era exclusivamente salarial, y que el ejercicio de las facultades en ese
marco de referencia había sido atribuído con anterioridad al P.E.N. por la ley 21.307, cuya
vigencia fue mantenida por el Congreso en total uso de sus atribuciones constitucionales,
circunstancias éstas no tomadas en cuenta en la decisión del caso “Nordensthol”, que se refiere al
supuesto diferente del inc. a) de los mismos artículo y ley.

OM
4 – Los derechos adquiridos por los trabajadores en virtud de una convención colectiva de trabajo
sólo pueden verse limitados por una norma de jerarquía igual a la que reconoció tales derechos.
(Del voto en disidencia de los doctores Fayt y Belluscio).
5 – El inc.d) del art.2° de la ley 21.476 que modificó los sistemas de aumentos generales,
automáticos y futuros de las remuneraciones, los que significaron su indexación constante o
relacionada con
6 – En situaciones de emergencia social o económica la facultad del art.14 de la C.N. de regular
los derechos personales puede ser más enérgicamente ejercida que en los períodos de sosiego y
normalidad.

.C
7 – No es posible trasladar la doctrina fijada en el caso “Nordensthol” a situaciones distintas de las
examinadas en oportunidad de su dictado, pues ello conduce a prescindir de aspectos vinculados
directamente con el espíritu que nutre a la norma particular y a la solución también particular que
DD
cada caso merece, e impide una aplicación racional de aquélla.
8 – La extensión indiscriminada del criterio que se adoptó en el caso “Nordensthol” conduce a
dejar de lado pautas interpretativas de larga data en la jurisprudencia de la C.S.J.N., según las
cuales no cabe prescindir de las consecuencias que derivan de cada criterio, pues ellas
constituyen uno de los índices mas seguros para verificar la razonabilidad de la solución y su
coherencia con el sistema en que está engarzada la norma.
LA

JORNADA
“D´Aloi, Salvador c/ Selsa SA”
FI

Fallo plenario Nº 226, del 25/6/1981


Publicado en: DT 1981-1207. LL 1981-C-588
La ley 11544 y la Ley de Contrato de Trabajo establecen una regulación de los efectos jurídicos


del trabajo en exceso de la jornada de trabajo legal.


Como ocurre con otros institutos de la relación de trabajo, la ley fija límites a la autonomía de la
voluntad, aunque en este caso, como se trata del tiempo que pone a disposición el trabajador, no
se refiere a mínimos, sino de máximos.
Cuando el contrato individual o, en su caso, el convenio colectivo de trabajo, fijan el mismo límite
que la ley, el trabajo en exceso lleva, desde luego, el recargo legal.
En caso de que nada se disponga en el convenio colectivo ni en el contrato individual, rige el límite
legal, con todos sus efectos.
El problema se plantea cuando el contrato individual establece una jornada inferior a la legal, ya
que es preciso determinar si en tal caso el trabajo en exceso lleva los recargos de la ley, aun
cuando no se excedan los límites legales. Y a ello se le agrega un segundo problema: si se
analizan los casos en que existe una jornada convencional inferior a la legal. En estos supuestos

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también debe determinarse si el trabajo excedente lleva los recargos de la ley, por más que no se
superen los límites legales.
Estas circunstancias dieron lugar a diferentes posturas en la doctrina y jurisprudencia.
La jurisprudencia mayoritaria ha sostenido que solo constituyen horas extras aquellas que
sobrepasen la jornada máxima legal, pues, por más que un trabajador hubiera pactado una
jornada reducida con su empleadora, las horas cumplidas por sobre lo previsto en el contrato
individual, que no superen el tope máximo dispuesto en la norma legal, no constituyen “horas
extras” a los efectos de obtener un recargo remunerativo.
En este sentido, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, en pleno (acuerdo Nº 226, del
25/6/81), estableció la doctrina de que “el trabajo realizado fuera de la jornada convenida por las
partes sin exceder el máximo legal, debe pagarse sin el recargo previsto en el art. 201 del RCT”1.

OM
El entonces Procurador General del Trabajo, Dr. Jorge Bermúdez, describió las diversas
posiciones acerca de la procedencia del recargo. Una tradicional o clásica que rechaza los
recargos; y otra que se apoyó en la relación entre el concepto de trabajo extraordinario y su
correspondencia remunerativa, donde también se observó la estrecha vinculación que tuvo la
sanción de la Ley de Contrato de Trabajo, en particular, su artículo 201, y el contexto dado por
otros institutos y principios del derecho del trabajo.

.C
La postura mayoritaria se enmarcó principalmente en que en tanto no se sobrepasen los máximos
legales de la ley 11544 -que son los que el legislador consideró apropiados para dar resguardo a
la integridad psicofísica del trabajador- no corresponde considerar como trabajo “extra” al prestado
DD
por encima del límite que aquél hubiese convenido con su empleador, en el marco de la relación
individual que los une.
El razonamiento seguido por los magistrados que intervinieron para arribar a esta conclusión, por
un lado, se apoyó en que el art. 201 de la LCT tuvo como finalidad primordial resolver la
discrepancia jurisprudencial referida al pago de horas suplementarias cuando no mediaba
LA

autorización administrativa, pero de ningún modo quiso significar con el empleo del término “horas
suplementarias” la equiparación entre los distintos tipos de jornada (convencional y legal), puesto
que para algunos autores hasta la época de dictarse el referido fallo, eran “horas extraordinarias”
las vinculadas a la jornada legal y “horas suplementarias” las laboradas en exceso respecto a la
jornada convenida por las partes.
FI

A su vez, la ley 11544 vincula a las horas suplementarias con la autorización administrativa
requerida para su realización, y esta última con el trabajo excedente de la jornada legal, de modo
que solo se previeron como horas extras aquellas que excedieran el máximo legal.
El Dr. Guibourg, quien integró el voto mayoritario del fallo plenario, en un criterio, que podría


definírselo intermedio, partió de los principios generales que presiden el derecho del trabajo. En
particular sostuvo que el vínculo entre trabajador y empleador es un contrato, y por lo tanto los
derechos y las obligaciones de las partes se rigen, en principio, por las cláusulas establecidas
mediante acuerdo de voluntades. Pero, como quiera que una de estas voluntades suela tener
reducido poder de negociación, la ley interviene para fijar límites fuera de los cuales el acuerdo de
partes carece de valor. Estos límites se establecen para la generalidad de los trabajadores o para
alguna especie de ellos; y en todo caso, pueden ser estrechados aun -en beneficio de los
dependientes- por las convenciones colectivas.

1En el mismo sentido se ha pronunciado la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires (ver fallos: “Benavidez, Delia
M. y otros c/ Limotex SA, del 11/8/69; “López, Avelino c/Vigano, Márquez Sasone y otros”, del 8/7/86, y Luz, Víctor Juan Carlos
c/Espósito, Enrique José s/Despido, entre muchos otros).

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Explica que, dentro de los límites que la ley y los convenios determinan como exigencia social o
colectiva, las partes conservan la facultad de acordar el modo en que deben reglarse sus
derechos recíprocos; y uno de estos límites fijados por la ley es el de la jornada. Por razones de
higiene física y mental -entre otras- las partes no pueden en principio convenir una jornada mayor
de 48 horas semanales. Existen excepciones, que por lo general requieren autorización
administrativa; y se prevé además un recargo de salario que tiende, tanto a disuadir al empleador
de prolongar la jornada (con autorización o sin ella), cuanto a compensar al trabajador el desgaste
excedente del límite higiénico.
Dentro del tiempo que no exceda dicho límite, las partes pueden convenir la duración de la
jornada y la forma de su retribución (siempre, claro está, que no se pague menos de lo autorizado
por las normas legales y convencionales aplicables).

OM
En tal contexto, el magistrado no acepta los argumentos referidos al enriquecimiento del
empleador, ni al mayor desgaste del trabajador en cuanto no se exceda la jornada legal. Basta
para ello imaginar que la prolongación de la jornada no se conviene en forma ocasional, sino
permanente: un trabajador que fue contratado para trabajar cuatro horas acuerda con su
empleador que de entonces en adelante trabajará seis. Esta sería una clara modificación del
contrato, y no daría lugar a interpretar que hay dos horas extraordinarias por día. Pues bien; con
esta modificación el trabajador sufre mayor desgaste que el convenido al principio (aunque menor

.C
que el máximo admitido por la ley); y si el empleador se beneficia en cuanto no necesita recurrir a
nuevas contrataciones para cubrir el mayor tiempo que su empresa requiere. Pero todo se cumple
en el marco lícito, dentro de lo que la ley permite a las partes disponer y sin que el trabajador sufra
perjuicio alguno que no sea compensado: el dependiente que alguna vez trabajó cuatro horas y
DD
hoy trabaja seis ganará el mismo salario que su compañero que siempre trabajó seis horas.
En tal sentido, concluye que puede advertirse el trabajo ocasional en jornadas más prolongadas
que la convenida (pero siempre dentro del máximo legal) no constituye un caso sustancialmente
distinto: se trata en definitiva -como ya he dicho- de una excepción convencional que no
compromete el orden público y cuya contraprestación -con recargo o sin él- depende de lo que las
LA

partes acuerden individualmente o mediante convenio colectivo de trabajo.


Por su parte, los jueces que votaron por la postura minoritaria, hicieron hincapié en que el artículo
201 de la ley de contrato de trabajo prevé que las “horas suplementarias” deben abonarse con
recargo, sin distinción alguna. Sostiene que la ley utiliza una terminología que abarca tanto las
FI

horas que exceden una jornada máxima legal, como una convencional. Así, la innovación
legislativa en esa época, parecería introducir con sus nuevas reglas, una transformación en el
concepto legal de servicios extraordinarios, que se vería ampliado incluso a aquellos supuestos en
que se superaba la jornada convencional aunque fuere reducida, puesto que con su nueva
redacción utiliza indiferentemente el rótulo para ambas situaciones en forma genérica y sin


discriminación alguna.
Con igual criterio sostuvieron que debe interpretarse el art. 203 de la Ley de contrato de Trabajo,
que en su texto actual establece que “el trabajador no estará obligado a prestar servicios en horas
suplementarias…”, pues con dicha redacción se hace referencia inequívoca al trabajo
extraordinario, sea cual fuere la fuente del límite de la jornada.
En tal contexto, y teniendo en cuenta que el art. 201 tiene efectos semejantes en sus alcances a lo
dispuesto por la norma especial (art. 5, ley 11544), no parecería tratarse de una reiteración
involuntaria o irrelevante, sino que lo establecido en la ley general, estaría encaminado a poner de
resalto que la voluntad del legislador fue trascender en ese aspecto el ámbito de la ley 11544,
dado que no ha existido remisión en materia de recargos a dicha regla sino que, por el contrario,
es la propia Ley de Contrato de Trabajo la que adopta la directriz y fija los porcentajes

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correspondientes sin condicionar su aplicación únicamente al supuesto de trabajo efectuado en
exceso de la jornada máxima2.
Puntualizó la minoría que al establecer el art. 196 de la ley de contrato de trabajo que la extensión
de la jornada de trabajo es uniforme para toda la Nación y se regirá por la ley 11544, la duración
de la jornada laboral se convierte en materia reservada a la legislación nacional, y aunque no haya
mencionado como fuente normativa a los convenios, no puede considerarse que se haya excluido
la posibilidad de que la duración del trabajo provenga de un convenio de partes, ya que la ley
11544 solo excluye la competencia provincial en la materia, pero no prohíbe que las partes
(individuales o colectivas) establezcan mejores derechos3
Destaco que estos fundamentos fueron los vertidos en los respectivos votos de los jueces
Fernández Madrid y Morell.

OM
La doctrina plenaria no es explícita en lo que respecta al trabajo en exceso de la jornada fijada en
un convenio colectivo de trabajo4.
Sin embargo, otras decisiones judiciales –en línea con el criterio del aludido fallo- han
considerado que para que la retribución sea suplementaria es necesario superar el tope legal,
incluso cuando por convenio colectivo se hubiera pactado una jornada habitual menor a la
máxima legal5.

.C
Como claramente lo puntualizó el Dr. Fernández Madrid al votar en el fallo plenario analizado:
“cuando el empleador pide un trabajo suplementario, es decir, un trabajo en horario no
comprometido en virtud del contrato, lo hace porque existe un valor entendido: el de que si se
DD
trabaja más de lo debido, se paga más; lo que corresponde al mayor beneficio que el empresario
espera recibir de dicho trabajo por vía directa originada en la mayor producción, y por la indirecta,
que tiene por fundamento el menor costo implicado en la realización de la tarea adicional sin
acudir a nuevas contrataciones”.
Esta postura resultó robustecida por el voto del Dr. Perugini en el mismo fallo, quien señaló que lo
LA

que intenta la ley es compensar al trabajador el mayor sacrificio que requiere la transformación
súbita de un tiempo destinado al ocio (descanso, distracción, formación, contemplación o, incluso,
para tomar otro empleo), en un tiempo destinado al trabajo, puesto que la necesidad de modificar
transitoriamente su proyecto de vida y el de los suyos irroga al dependiente un sacrificio
proporcionalmente mayor del que se le requiere colocarse en condiciones de cumplir su
FI

prestación ordinaria.
A mi criterio, las mismas razones por las que la mayoría de la jurisprudencia entiende que cuando
se excede la jornada reducida pactada en un convenio colectivo resulta inaplicable la doctrina
plenaria, llevaría a la misma conclusión cuando la jornada reducida es pactada por acuerdo


individual.
Sumado a ello, si la interpretación plenaria era necesaria en la época en que fue concebida
(1981), entiendo que en la actualidad existen razones que justifican una revisión, sobre todo

2 García Vior, Andrea E., “Horas extras, jornada legal y jornada convencional”, Doctrina Laboral, marzo de 1991, Buenos Aires,
Errepar.
3 López, Justo, Centeno, Norberto O. y Fernández Madrid, Juan C., “Ley de Contrato de Trabajo, comentada”, ed. Contabilidad

Moderna, Buenos Aires, 1987, 2 edición, t. II, pág. 881.


4 Julio Armando Grisolía, Tratado de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Ed.Lexis Nexis, 12ma ed., pág. 789; CNTrab.,

Sala II, sentencia Nº 97.878, del 13/4/10, en autos: “Massolo, Julián Martín c/Clama SA s/despido”; CNTrab., Sala IV, sentencia del
26/02/07, en autos “Sosa, Juan A. c/ Lessiver SRL”; Sala VII, sentencia del 31/8/95, en autos “Pérez, José J. y otro c/ Club
Ferrocarril Oeste”; Sala III, sentencia del 9/10/97, en autos “Abregu, Pablo y otros c/ Club de Gimnasia y Esgrima s/ diferencias de
salarios”; Tercera Cámara del Trabajo de Mendoza, sentencia del 6/4/11, en autos: “Chapuis, Rosa Alicia y otros c/Telefónica de
Argentina SA”; Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Córdoba, sentencia del 4/07/07, en autos “Ponce, Raúl Pedro c/
Telecom Argentina Stet France Telecom SA –Dda- Rec. de Casación”.
5
CNTrab., Sala I, sentencia Nº 75190, del 30/11/99, en autos “Federación de trabajadores del Tabaco de la República Argentina
c/Nobleza Piccardo SA s/CCT 280/96”.

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cuando en los últimos años también se sancionaron normas especiales que modificaron aspectos
sustanciales de reducción de la jornada de trabajo (art. 92 ter y 198 de la LCT).
La Ley de Contrato de Trabajo original (según t.o. ley 20744), no contenía una regulación
específica para esta modalidad contractual, la que se regía por sus disposiciones generales. En
efecto, nada impedía que un empleador contratara a un trabajador para desarrollar una jornada de
trabajo inferior a la legal o convencional o, incluso, a la habitual en la actividad o en el
establecimiento. Las normas legales solo establecían una jornada laboral máxima (ley 11544), por
lo que los empleadores utilizaban este tipo de contratación para determinados casos en los que
solo necesitaban la prestación de servicios de un trabajador en pocas horas al día o en ciertos
días de la semana, y abonaban un salario proporcional al de uno de jornada completa.
Las últimas reformas legales (ley 24465, del año 1995, modificada por ley 26744, del 23/1/09),

OM
trajeron como consecuencia una modificación en los límites del trabajo realizado en exceso a la
jornada reducida, ya que se habilita un pago distinto cuando se excede de la jornada pactada en
esta modalidad contractual (conf. art. 92 ter, primer y segundo párrafo).
Esta modificación generó diversas controversias respecto de su armonización con el art. 198, 1er
párrafo, de la LCT.
La principal característica de la modalidad contractual a tiempo parcial, es la jornada de trabajo

.C
inferior a las dos terceras partes de la habitual de la actividad. En cambio, el citado artículo 198
(primera parte), no habla de reducción de la jornada de trabajo, sino que se refiere a la reducción
de la jornada máxima legal. No es simplemente una jornada reducida, sino que reduce, a los
efectos del contrato individual, la jornada máxima legal en ese contrato, y, por consiguiente,
DD
incorpora los mismos efectos que la máxima legal. Es decir, existe una reducción acordada en el
marco del contrato individual, y no de reducción de jornada.
Así, el tiempo que excede dicho límite debe considerárselo extraordinario y llevar los recargos
previstos en los arts. 201 y 203 de la LCT.
LA

De modo que, según esta visión, el trabajo realizado en exceso a los límites fijados por la voluntad
de las partes en el contrato individual también es extraordinario, puesto que si ambas partes
pactaron una jornada menor, lo es porque conviene a los intereses del empleador y al
desenvolvimiento económico de la empresa.
Entonces, cuando el salario normal convenido se determina de acuerdo con el trabajo
FI

efectivamente prestado por el trabajador, no hay razón para que, en caso de superarse los límites
establecidos, la remuneración por el sobretiempo sea la común u ordinaria, pues el destinatario
del beneficio es el empleador. En este caso corresponde el pago con recargo del tiempo trabajado
en exceso de la jornada convenida en el contrato de trabajo individual.


Para concluir, es dable destacar que las posturas asumidas por los magistrados que formaron
mayoría, fueron una respuesta a un contexto jurídico distinto al actual. Por lo tanto, sumada la
nueva integración de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, la cuestión, sin lugar a
dudas, merecería un nuevo debate.

ESTABILIDAD / DISCRIMINACIÓN

Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación(CS)


Fecha: 07/12/2010
Partes: Álvarez, Maximiliano y otros c. Cencosud S.A.
Hechos:
Seis trabajadores iniciaron una acción de amparo contra la sociedad anónima que los empleara,
sosteniendo que prestaban servicios para aquélla bajo la "pseudo categoría" de asesores, la cual

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estaba destinada a emplazarlos fuera del ámbito del convenio colectivo 130/75 de empleados de
comercio, razón por la cual, el sindicato de esta última actividad les negó la afiliación. En virtud de
ello, crearon una asociación sindical e intimaron a la demandada al pago de diferencias salariales
correspondientes a la categoría. Los actores consideraron que el despido sin causa del que fueron
objeto pocos días después resultó un acto discriminatorio motivado en sus actividades sindicales,
por lo que reclamaron la reinstalación en sus cargos y una reparación económica. La sentencia de
grado, que fue confirmada por la Alzada, hizo lugar a ambas pretensiones con fundamento en el
art. 1 de la ley 23.592. Ello dio lugar al recurso extraordinario de la vencida, cuya denegación
originó la queja. La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia apelada.

Sumarios:
1. Debe confirmarse la sentencia que ordenó la reinstalación y reparación económica de los
trabajadores víctimas de un despido discriminatorio por su actividad sindical con fundamento en el

OM
art. 1 de la ley 23.592 —de actos discriminatorios—, pues nada hay de objetable a la aplicación de
esa normativa —que reglamenta un principio constitucional de la magnitud del art. 16 de la
Constitución Nacional— al ámbito del derecho individual del trabajo, ello por tres razones: 1) nada
hay en el texto de ley ni en la finalidad que persigue que indique lo contrario; 2) la proscripción de
la discriminación no admite salvedades o ámbitos de tolerancia, que funcionarían como
'santuarios de infracciones': se reprueba en todos los casos, y 3) reviste una circunstancia que
hace a la norma por demás apropiada y necesaria en ese ámbito, toda vez que la relación laboral,
si algo muestra a estos efectos, es una especificidad que la distingue de manera patente de otros

.C
vínculos jurídicos, puesto que la prestación de uno de los celebrantes, el trabajador, está
constituida nada menos que por la actividad humana, la cual resulta, per se, inseparable de la
persona humana y, por lo tanto, de su dignidad.
DD
2. Es compatible —en el caso— la reinstalación del trabajador víctima de un distracto
discriminatorio por su actividad sindical y el derecho a contratar y ejercer toda industria lícita del
art. 14 de la Constitución Nacional, en virtud del singular motivo de ruptura del contrato de trabajo:
la discriminación, pues cuando la libertad de contratar del empleador entra en conflicto con la
libertad contra la opresión del empleado, esta última debe prevalecer sobre aquélla, porque así lo
requieren los principios que fundan un ordenamiento social justo, toda vez que no otro es el
LA

sentido de la cláusula que los Constituyentes de 1957 agregaron a continuación del art. 14 de la
Ley Fundamental —art. 14bis—.

3. Es inatendible la defensa de la empleadora demandada relativa a que la reinstalación del


empleado víctima de un distracto discriminatorio, en el caso, por su actividad sindical conlleva una
FI

supresión de las facultades "discrecionales" del empleador de organización y dirección de la


empresa e integración del personal, toda vez que a la luz del corpus iuris de los derechos
humanos, el contenido y alcances de dichas facultades y de la discrecionalidad de su ejercicio, por
más amplios que hipotéticamente fuesen, en ninguna circunstancia y lugar podrían dejar de estar
limitados por el inquebrantable respeto de la dignidad del trabajador y el jus cogens que informa al


principio de igualdad y prohibición de discriminación, pues subordinar las exigencias


fundamentales que de esto último se sigue a un ejercicio sin taludes ni medidas de los señalados
poderes resultaría desbaratar la natural jerarquía de los valores asentados por el bloque de
constitucionalidad, máxime cuando la dignidad humana, además de todo cuanto ha sido dicho a
su respecto, es el centro sobre el que gira la organización de los derechos fundamentales de
nuestro orden constitucional y del orden internacional adoptado.

4. La reinstalación del trabajador víctima de un distracto discriminatorio guarda singular


coherencia con los principios que rigen a las instancias jurisdiccionales internacionales en materia
de derechos humanos, tendientes a la plena reparación (restitutio in integrum) de los daños
irrogados por el despido, toda vez que el objetivo primario de las reparaciones (remedies) en
materia de derechos humanos, debería ser la rectificación o restitución en lugar de la
compensación, pues esta última sólo proporciona a la víctima algo equivalente a lo que fue
perdido, mientras que las primeras reponen precisamente lo que le fue sacado o quitado.

8
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5. Aun cuando la República Argentina no ratificó el Convenio de la OIT 158 sobre la terminación
de la relación de trabajo, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales -intérprete
autorizado del PIDESC en el plano universal- considera que los alcances del derecho al trabajo
del PIDESC son determinables a la luz de aquél, en cuanto "impone, en particular, la necesidad
de ofrecer motivos válidos para el despido así como el derecho a recursos jurídicos y de otro tipo
en caso de despido improcedente", excluye los motivos discriminatorios como causa justificada
para la terminación de la relación de trabajo -art. 5.d-, y prevé que los tribunales llamados a
resolver sobre el carácter justificado o injustificado de dicha terminación puedan, en este último
supuesto, "anular la terminación" y ordenar la "readmisión" del trabajador -art. 10-.

6. Ante la negativa del empleador de reinstalar en su puesto al trabajador discriminado —en el


caso, por motivos sindicales—, y en ausencia de previsiones legislativas expresas, corresponde
reconocer a este último el derecho a una compensación adicional que atienda a esta legítima

OM
expectativa, de forma tal que, sin perjuicio del resarcimiento previsto en el art. 1 de la ley 23.592
—de actos discriminatorios— el trabajador tendrá derecho a percibir una suma adicional igual a la
prevista en la Ley de Contrato de Trabajo para otros supuestos de discriminación, es decir, la
contemplada en el art. 245 con más un año de remuneraciones según dispone en su art. 182. (Del
voto en disidencia parcial de las doctoras Highton de Nolasco y Argibay).

7. La ley 23.592, en razón de su carácter general y transversal a todas las ramas del derecho,
requiere, en el caso de un despido discriminatorio, de una aplicación apropiada que no distorsione

.C
el equilibrio de derechos al que responde cada sector del ordenamiento jurídico, sea público o
privado, por lo tanto, las consecuencias jurídicas que debe tener la comprobación de un acto
discriminatorio han de ser definidas en consideración del contexto que ofrece la relación de trabajo
privada y el principio de estabilidad impropia que gobierna el derecho laboral argentino que
DD
contempla una reparación agravada para estos supuestos y no incluye la reinstalación forzosa del
trabajador en la relación laboral, salvo previsión expresa y siempre por un plazo determinado. (Del
voto en disidencia parcial de las Doctoras Highton de Nolasco y Argibay).

8. La garantía constitucional a la libertad de contratar incluye su aspecto negativo, es decir, la


libertad de no contratar que es un aspecto de la autonomía personal a la que todo ciudadano tiene
LA

derecho —art. 19 de la Constitución Nacional— y un supuesto del derecho a ejercer una industria
lícita —art. 14 de la Constitución Nacional—, razón por la cual no se puede obligar a un empleador
—contra su voluntad— a seguir manteniendo en su puesto a empleados —en el caso, despedidos
por su actividad sindical— que no gozan de la confianza que debe presidir toda relación de
dependencia. (Del voto en disidencia parcial de las Doctoras Highton de Nolasco y Argibay).
FI

PELLICORI, LILIANA SILVIA c/ COLEGIO PUBLICO DE ABOGADOS DE LA CAPITAL


FEDERAL s/ ACCION DE AMPARO


SENTENCIA
28 de Marzo de 2008
CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO. CAPITAL FEDERAL, CIUDAD
AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES
Sala 03
Magistrados: Elsa Porta, Roberto O. Eiras
Id Infojus: FA08040007

Contexto
El hecho de que la actora mantuviera algún vínculo con un delegado gremial, extremo que surge
de las declaraciones testimoniales, podría llegar a constituir un mero indicio, pero no permite
establecer un claro nexo causal con la decisión rescisoria, a la luz de la estricta apreciación de la
prueba que propicio. Los elementos probatorios aportados a la causa y analizados desde la
perspectiva de la sana crítica (art. 90 de la ley 18345 y 386 del CPCCN), no logran demostrar los
extremos alegados en la demanda y formar convicción acerca de que la actora fue despedida por

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su participación en actividades sindicales o por su vinculación con cierto delegado gremial.
(Sumario confeccionado por el SAIJ).

Sumarios
1 ACTOS DISCRIMINATORIOS. PRUEBA. CARGA DE LA PRUEBA. DESPIDO.
En los procesos civiles relativos a la ley 23.592, en los que se controvierte la existencia de un
motivo discriminatorio en el acto en juego, resultará suficiente, para la parte que afirma dicho
motivo, con la acreditación de hechos que, prima facie evaluados, resulten idóneos para inducir su
existencia, caso en el cual corresponderá al demandado a quien se reprocha la comisión del trato
impugnado, la prueba de que éste tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a toda
discriminación, y la evaluación de uno y otro extremo, es cometido propio de los jueces de la
causa, a ser cumplido de conformidad con las reglas de la sana crítica.
2 ACTOS DISCRIMINATORIOS. CARGA DE LA PRUEBA. DESPIDO.

OM
La doctrina del Tribunal respecto a las reglas o pautas que en materia probatoria han de regir en
los procesos civiles relativos a la ley 23.592, en los que se controvierte la existencia de un motivo
discriminatorio en el acto en juego, no supone la eximición de prueba a la parte que tilda de
discriminatorio a un acto pues, de ser esto controvertido, pesa sobre aquélla la carga de acreditar
los hechos de los que verosímilmente se siga la configuración del motivo debatido, ni tampoco
implica, de producirse esa convicción, una inversión de la carga probatoria ya que, ciertamente, en
este supuesto, al demandado le corresponderá probar el hecho que justifique descartar el prima
facie acreditado.

DISCRIMINATORIOS.

.C
3 GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. DEBIDO PROCESO. DERECHOS HUMANOS. ACTOS

El diseño y las modalidades con que han de ser reguladas las garantías y, ciertamente, su
interpretación y aplicación, deben atender, y adecuarse, a las exigencias de protección efectiva
DD
que específicamente formule cada uno de los derechos humanos, derivadas de los caracteres y
naturaleza de estos y de la concreta realidad que los rodea, siempre, por cierto, dentro del respeto
de los postulados del debido proceso.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


LA

De Luca, José E. y otro c. Banco Francés del Río de la Plata • 25/02/1969

TEXTO COMPLETO:

Opinión del Procurador General de la Nación.


FI

Los actores, ex empleados del Banco Francés del Río de la Plata, que en junio de 1959 fueron
dejados cesantes por dicha institución, demandaron en estos autos la reincorporación a sus
empleos "bajo apercibimiento de lo determinado por la ley 12.637 y su decreto 20.268/46
reglamentario", y el cobro de los sueldos caídos a partir de la fecha de las respectivas cesantías.
En el curso del pleito los accionantes también invocaron, en apoyo de sus reclamos, la ley 16.507.


En el escrito de contestación la demandada opuso diversas defensas, entre ellas la


inconstitucionalidad del art. 6° del decreto 20.268/46. Posteriormente sostuvo también que la ley
16.507, invocada por los actores, era incompatible con las garantías de la Ley Fundamental que
citó en su presentación de fs. 215.
La sentencia definitiva de fs. 236 declaró la inconstitucionalidad, de esta última ley, pero
desestimó, en cambio, las tachas opuestas contra el decreto 20.268/46 ya citado. En
consecuencia, confirmó la resolución de 1ª instancia obrante a fs. 231, que había condenado al
Banco Francés del Río de la Plata "a reincorporar a los actores en sus cargos dentro del quinto
día, y a abonarles... los sueldos mensuales y los anuales complementarios devengados desde las
fechas de sus respectivas cesantías hasta el momento de sus efectivas reincorporaciones...".
Como en el recurso extraordinario de fs. 340, la demandada, entre otros agravios, mantiene la
impugnación que articulara contra el art. 6° del decreto recién aludido, estimo procedente dicha
apelación.
En cuanto al fondo del asunto, al dictaminar el 26 de julio de 1967 en los autos "Caputi Ferreyra,
José M. c. Banco Español del Río de la Plata s/cobro de pesos" (1) me pronuncié por la

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inconstitucionalidad de la norma mencionada, con fundamentos que, en homenaje a la brevedad,
me permito dar por reproducidos en la presente ocasión.
En su mérito, pues, opino que corresponde revocar la sentencia apelada. - Mayo 9 de 1968. -
Eduardo H. Marquardt.
Buenos Aires, febrero 25 de 1969.
FALLO DE LA CORTE

Considerando: 1° - Que la sentencia del Tribunal Bancario condenó al Banco demandado a


reincorporar a los actores en los cargos que desempeñaban a la fecha de su cesantía y abonarles
las remuneraciones que les hubieran correspondido desde el momento de aquélla hasta el de su
afectiva reincorporación. Apelado ese fallo, fue confirmado por la Cámara del Trabajo, y es contra
este último pronunciamiento que se interpuso a fs. 340/352 recurso extraordinario, concedido a fs.
353.

OM
2° - Que los accionantes, Domingo A. Rinaldi y José E. de Luca, fueron dejados cesantes en sus
empleos del Banco Francés del Río de la Plata el 8 y el 22 de junio de 1959 respectivamente, en
razón de no haber concurrido a prestar servicios adhiriendo a la huelga decretada por el gremio
bancario. A raíz de esa decisión, y dado que el Banco se negó a reincorporarlos, dedujeron la
presente demanda, con fundamento en la ley 12.637 y su decreto reglamentario 20.268/46.
3° - Que la sentencia del tribunal a quo, si bien admitió la inconstitucionalidad de la ley 16.507 en
cuanto pueda alterar el procedimiento y decidir en las causas pendientes a la fecha de su
promulgación, desestimó la impugnación formulada contra el decreto 20.268/46 y, en su mérito,

.C
hizo lugar a los reclamos de los actores, a quienes consideró arbitrariamente despedidos.
4° - Que el banco demandado somete a examen de esta Corte la pertinencia de la obligación
impuesta por el apart. 3° del art. 6° del decreto 20.268/46, pues a su juicio la disposición
mencionada, reglamentaria de la ley 12.637, es violatoria de la garantía del art. 17 de la
DD
Constitución Nacional; razón por la cual el recurso extraordinario es procedente.
5° - Que el agravio debe ser acogido porque, en efecto, resulta a todas luces exorbitante, falto de
razonabilidad y lesivo de la garantía invocada que el despido injustificado de un empleado
perteneciente a cualquiera de las instituciones sometidas al régimen de la ley 12.637 pueda
acarrear para el empleador, que no se aviene a reincorporarlo, la obligación de pagarle, de por
vida, todos los sueldos que hubieren podido corresponderle hasta el momento en que alcance el
LA

derecho a la jubilación.
6° - Que la intrínseca injusticia que supone un tal sistema, en cuanto consagra el derecho a ser
retribuido -y aun a alcanzar el beneficio jubilatorio- sin trabajar, impone cargas pecuniarias que,
excediendo lo que constituye el legítimo derecho a la indemnización por despido arbitrario, afecta,
sin duda alguna, las bases sobre las que se apoya la libertad de contratar, porque impone la
FI

obligación de pagar remuneraciones que no responden a contraprestación de trabajo alguna; ello,


a menos que el empleador se avenga -contra su voluntad- a seguir manteniendo en su puesto a
empleados que no gozan de la confianza que debe presidir toda relación de dependencia.
7° - Que de este modo resulta afectada la garantía de la propiedad porque la Corte no comparte,
en su actual composición, el argumento expuesto en el caso de Fallos, t. 263, 545, conforme al


cual "el pago de remuneraciones, sin contraprestación del agente, hasta que alcance el derecho a
la jubilación, no es conducta necesaria sino resultado de la voluntaria prescindencia de la
actividad de aquel por parte de la empresa, actitud discrecional que por lo demás, la priva de
gravamen suficiente para cuestionar dichas consecuencias patrimoniales por servicios no
prestados por su propio querer". En tal sentido, este tribunal considera que una vez rota la
relación laboral a raíz de un despido injusto debe reconocerse el derecho de reclamar una
indemnización razonablemente proporcionada al perjuicio sufrido. Pero, también, que no puede
admitirse como legítima la carga de seguir abonando remuneraciones que, en cuanto tales,
carecen de toda justificación.
8° - Que, en estas condiciones, como lo sostiene el Procurador General, "el pago de las
cantidades de que se trata aparece, por tanto, únicamente como una exacción en provecho de
determinados particulares, es decir, como enriquecimiento de unas personas a costa de otras sin
motivo valedero que lo justifique". A lo que cabe agregar que la falta de justicia de semejante
prestación es susceptible inclusive de objeciones desde el punto de vista ético, como igualmente
aduce el Procurador General, en cuanto la disposición impugnada, al consagrar el privilegio de
percibir un sueldo cierto sin contraprestación de trabajo, viene a constituirse en una especie de

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renta vitalicia de naturaleza gratuita, fundada en la sola voluntad del legislador, que al asegurar a
sus beneficiarios una ganancia cierta sin actividad alguna de su parte los eximiría de la normal
obligación de trabajar.
9° - Que la arbitrariedad del sistema se hace aún más patente si se considera que el texto de la
disposición, cuestionada lleva por fuerza a admitir el derecho a gozar de una jubilación en virtud
de trabajos no prestados, con desconocimiento del elemental principio de que tal beneficio
constituye el reconocimiento al derecho de descansar después de largos años de servicios. Y con
la agravante de que tanto el derecho de cobrar estipendios a cargo del ex empleador como el de
jubilarse en condiciones tan anómalas vendría a adquirirse por el solo hecho de haber trabajado
seis meses en forma efectiva (decreto 1368/63).
10. - Que lo expuesto es suficiente para demostrar que no se está en presencia de una verdadera
indemnización por despido arbitrario, sino de una especie de sanción represiva impuesta a la
entidad que se niega a reincorporar al empleado; sanción que a su vez asume, desde el punto de

OM
vista de éste, el carácter de un premio, tanto más cuantioso cuanto más corto haya sido el lapso
de trabajo, puesto que, en definitiva, el art. 6° del decreto 20.268/46 conduce paradójicamente a
beneficiar más a quienes cuentan con menor tiempo de servicio y menos, en cambio, a quienes
cuentan con más años de trabajo.
Por ello, de conformidad con lo dictaminado por el Procurador General en el caso que menciona a
fs. 378, y sin perjuicio del derecho de los actores a reclamar las indemnizaciones a que
legítimamente hubiere lugar, se revoca la sentencia apelada en cuanto pudo ser materia de
recurso extraordinario. - Eduardo A. Ortiz Basualdo. - Roberto E. Chute. - Marco A. Risolía. - Luis

.C
C. Cabral. - José F. Bidau.

SUBCONTRATACIÓN
DD
Rodríguez, Juan R. Demandado: Compañía Embotelladora Argentina S.A. y otro
HECHOS
El actor promovió demanda contra su empleadora, una empresa dedicada a la fabricación, venta y
distribución de gaseosas, con motivo de su despido y asimismo, solicitó la declaración de
solidaridad de la empresa que le suministraba el concentrado para realizar la mencionada
LA

actividad. La Cámara, al confirmar parcialmente lo decidido en primera instancia, extendió la


condena de pago de salarios e indemnización a la codemandada. Esta última interpuso recurso
extraordinario federal, cuya denegación motivó la queja. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación, por mayoría, rechazó la demanda respecto de la recurrente.
CSJN
1 – Si la solución de un caso puede contribuir al desarrollo del derecho sobre la materia, la
FI

cuestión reviste significativa importancia para el desarrollo del comercio interno e internacional,
suscitando cuestión federal trascendente, procediendo, por ello, y con el propósito de afianzar la
seguridad jurídica, resolver el fondo del asunto y decidir, (art. 16, ley 48), si un contrato de las
características del que ocasiona esta controversia se encuentra subsumido en la norma del art. 30
de la ley de contrato de trabajo, a fin de poner un necesario quietus en la evolución de las diversas


tendencias jurisprudenciales que distan de ser pacíficas, como surge de numerosos


pronunciamientos del fuero laboral.
2 – No media la contratación o subcontratación prevista en el art. 30 de la ley de contrato de
trabajo, cuando los trabajos y servicios de la elaboradora y distribuidora no corresponden a la
actividad normal y específica de la fabricante de los concentrados. No obsta a ello la lata
formulación del objeto social, pues el art. 30 de la ley de contrato de trabajo no se refiere al objeto
ni a la caducidad societaria sino a la actividad real propia del establecimiento. Las figuras
delegativas previstas por aquella norma, en lo pertinente a la contratación y subcontratación, son
inherentes a la dinámica del giro empresarial y, por ello, no cabe examinar su configuración con
respecto al objeto social.
3 – El art. 30 de la ley de contrato de trabajo comprende las hipótesis en que un empresario
encomienda a un tercero la realización de aspectos o facetas de la misma actividad que desarrolla
en su establecimiento. Son supuestos en los que se contraen prestaciones que completan o
complementan la actividad del propio establecimiento, esto es, “la unidad técnica o de ejecución
destinada al logro de los fines de la empresa, a través de una o más explotaciones” (art. 6°, ley de
contrato de trabajo); pero en los contratos de concesión, distribución, y los demás mencionados, la

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actividad normal del fabricante o concedente excluye las etapas realizadas por el distribuidor o
concesionario.
4 – No corresponde la aplicación del art. 30 de la ley de contrato de trabajo toda vez que un
empresario suministre a otro un producto determinado, desligándose expresamente de su ulterior
procesamiento, elaboración y distribución. Este efecto se logra en la práctica comercial por
contratos de concesión, distribución, franquicia y otros que permiten a los fabricantes o, en su
caso, a los concedentes de una franquicia comercial vincularse exclusivamente con una empresa
determinada sin contraer riesgo crediticio alguno por las actividades de esta última, que actúa en
nombre propio y a su riesgo. Ello sin perjuicio de los derechos del trabajador en supuestos de
fraude (arts. 16 y 31, ley de contrato de trabajo).
5 – Para que nazca la solidaridad del art. 30 de la ley de contrato de trabajo es menester que una
empresa contrate o subcontrate servicios que complementen o completen su actividad normal,
debiendo existir una unidad técnica de ejecución entre la empresa y su contratista, de acuerdo a la

OM
implícita remisión que hace tal norma al art. 6° del mismo ordenamiento laboral y esta unidad no
ha sido probada en el presente caso.
6 – Si la Cámara se limitó a afirmar que la codemandada había segmentado su proceso
productivo y segregado funciones que le son propias, sin considerar la negativa que al respecto
planteó la recurrente, ni la prueba pericial en que la fundó, así como omitió examinar la distinción
propuesta por la apelante entre objeto y actividad social, todo ello de relevancia decisiva para
resolver esta causa, cabe descalificar la sentencia como acto de imparcial administración de
justicia, en tanto omite una apreciación crítica de los elementos relevantes de la litis en el punto y

recurrente.

.C
se basa en pautas de excesiva latitud con grave lesión al derecho de defensa en juicio de la

7 – Si al apelar la sentencia de primera instancia el recurrente sostuvo no menos de cuatro


argumentaciones relacionadas con el objeto social, la actividad específica de la empresa, las
DD
pruebas rendidas en la causa y la interpretación de las normas de la ley de contrato de trabajo
que, en su opinión, avalaban su postura, y ninguna de ellas fue examinada por el a quo, quien se
limitó a argumentar en función de la denominada “segmentación” del proceso productivo de la
codemandada, la sentencia impugnada omite una apreciación crítica de los elementos relevantes
de la litis en el punto discutido y se basa en pautas de excesiva latitud, con grave lesión del
derecho de defensa en juicio de la impugnante, por lo que debe descalificarse el carácter de acto
LA

judicial válido. (Del voto del doctor Belluscio).


8 – El recurso extraordinario, cuya denegación motivó la presente queja, es inadmisible (art. 280,
Cód. Procesal) (del voto en disidencia de los doctores Fayt, Petracchi y Nazareno).
FI

BENITEZ, Horacio Osvaldo c/ Plataforma Cero S.A. y Otros

El actor luego de ser despedido reclamó la indemnización correspondiente a su empleadora y


solicitó se condenara solidariamente a un club de primera división pago de la misma. En primera
instancia desestimó la extensión de solidaridad aplicando el precedente “Rodríguez” (Fallos:


316:713), motivo por el cual la actora apeló y la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
confirmó lo decidido por el juez de grado.-
Contra ese pronunciamiento la vencida dedujo recurso extraordinario que al ser denegado dio
lugar a la queja. La Corte Suprema, por mayoría, modificó su doctrina entendió configurada la
“inconveniencia” de mantener la ratio decidendide “Rodríguez, Juan Ramón c/ Compañía
Embotelladora Argentina S.A. y otro” (Fallos: 316:713) para habilitar esta instancia y para asentar
la exégesis de normas de derecho no federal —en el caso el artículo 30 de la Ley de Contrato de
Trabajo— y dado que la decisión de la quo no se apoya en un criterio propio sobre la
interpretación y alcances del antedicho precepto, sino que se reduce a un estricto apego a la
doctrina mayoritaria de “Rodríguez” debe ser dejada sin efecto con el objeto de que la cuestión
litigiosa sea nuevamente resuelta en la plenitud jurisdiccional que le es propia a los jueces de la
causa.-
En el presente caso se expuso que es impropio del cometido jurisdiccional de la Corte en el marco
de un recurso extraordinario, formular una determinada interpretación del art. 30
LCT dado el carácter común que ésta posee, y si bien es cierto que el excepcionalísimo supuesto
de arbitrariedad de sentencia autoriza a que el Tribunal revise decisiones de los jueces de la

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causa en materias de derecho común, no lo es menos que la intervención de la Corte en esos
casos no tiene como objeto sustituir a aquéllos en temas que le son privativos, ni corregir fallos
equivocados o que se reputen tales, toda vez que su intervención se circunscribe a descalificar los
pronunciamientos que por la extrema gravedad de sus desaciertos u omisiones no pueden adquirir
validez jurisdiccional.
La jueza Argibay en su disidencia consideró que los agravios de la apelante relativos al art. 30
LCT no habilitaban la competencia apelada de la Corte.-

Baglieri Osvaldo D. C/Francisco Nemec y Cía SRL – PLENARIO

“El adquirente de un establecimiento en las condiciones previstas en el art. 228 de la ley de


contrato de trabajo es responsable por las obligaciones del transmitente derivadas de

OM
relaciones laborales extinguidas con anterioridad a la transmisión”.

El Procurador General del Trabajo dijo:


El interrogante que nos convoca concierne a un aspecto puntual del marco normativo genérico,
destinado a regular aquello que la doctrina laboral denominó, con cierta audacia y soslayando los
alcances precisos del término en el Derecho Civil, “novación subjetiva de la relación de trabajo”.
Esta expresión, dirigida a describir la habitual y admitida variación del sujeto “empleador” en el

.C
contrato de trabajo, cuenta con consenso en la actualidad, pero en sus orígenes fue harto
polémica (ver Deveali, Mario, “La novación objetiva y subjetiva del contrato de trabajo”, DT, 1947,
p. 481 y la cita de Peretti Griva en “Lineamientos de derecho del trabajo”, p. 300; id. Montoya
Melgar, Alfredo en “Derecho del trabajo”, p. 384, Madrid Tecnos, 1981 y Vázquez Vialard, Antonio
en “Derecho del trabajo”, t. V, p. 7 y sigtes.) y es posible inferir que el debate no sólo se debió a la
DD
utilización amplia de una expresión reservada para la extinción de las obligaciones, sino a que se
estaba en presencia de un vínculo jurídico completo, que traía aparejado aquello que el derecho
privado, de tradición romanista, no admitía con facilidad: la decisión de deudas.
La inquietud no se limitó, es obvio, a nuestra disciplina y tanto el derecho comercial como el
derecho del trabajo intentaron crear un diseño que no se apartara, en sus consecuencias, del
axioma “el patrimonio como prenda común de los acreedores”, que subyace en todo obstáculo al
LA

cambio del sujeto deudor de las obligaciones. Como ejemplo, basta la detenida lectura de la ley
11.867 de “transferencia de fondo de comercio” y su sistema de publicidad y oposición, que
concluye también en una muy amplia responsabilidad solidaria, para aquellos supuestos en que
se hubiese omitido los trámites destinados a proteger al acreedor (conf. art. 11).
Ya la legendaria ley 11.729 fue criticada y produjo perplejidad en el derecho civil, porque en su art.
FI

157 inciso 4., preveía una hipótesis de asunción de deuda (ver Cazeaux, Pedro y Trigo Represas,
Félix, “Derecho de las obligaciones”, t. II, p. 41 y, en especial, Scolni, M., “Transmisión de
establecimientos comerciales e industriales”, p. 62 y sigtes., Buenos Aires, 1964) y el derecho del
trabajo asumió la discusión y advirtió que esa tendencia a tutelar al acreedor ante el “cambio de
deudor”, debía ser más intensa cuando aquél fuese un trabajador, sujeto natural de protección.


Son esos vientos, unidos a una suerte de justificada obsesión antifraude, los que atraviesan todo
el título XI de la ley de contrato de trabajo (DT, 1976-238), cuyo art. 228 se menciona en la
convocatoria. Incluso se llegó a sostener, nada menos que en la Exposición de Motivos de la
citada norma, que el sistema propuesto “… se orienta por la aceptación de las obligaciones
propter rem, por más que la caracterización como tal, en los supuestos contemplados, se ve
alterada por la solidaridad que se le asigna al transmitente …”, lo que revela la intensidad con que
se vinculó el pasivo laboral a la infraestructura material de la empresa, más allá de la equívoca
conceptualización (ver Vázquez Vialard, Antonio, ob. cit. p. 22 y sigtes.). Cabe recordar, en este
orden de ideas, las palabras del propio Norberto Centeno que, al analizar el texto, afirmó “… la
relación empleador-trabajador configura una típica relación personal, pero la ley ha querido crear,
además, una vinculación entre esa relación personal, pero la ley ha querido crear, además, una
vinculación entre esa relación y el establecimiento …” (ver, “La transferencia del contrato de
trabajo en la ley de contrato de trabajo”, en Legislación del trabajo XXVI-771).
No soslayó, claro está, que la pregunta que debemos responder se refiere a otra faceta posible del
sistema legal de transferencia, que concierne a los trabajadores cuyo vínculo se extinguió con
anterioridad a la cesión y que eran titulares de obligaciones aún no saldadas. Pero es necesario

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tener presente lo ya expuesto para comprender el texto legal y la reacción del derecho del trabajo
ante la novación como fenómeno global que implica el desplazamiento patrimonial de esa suerte
de “asiento” de las obligaciones, para utilizar una expresión no menos equívoca, prestada del
régimen de privilegios.
El ya citado Título XI de la ley de contrato de trabajo intentó establecer un sistema reparador de
las disposiciones aisladas de nuestro ordenamiento que concernían a la transferencia de
establecimientos en su aceptación más amplia y tuvo por norte la continuidad de la relación
laboral, la sucesión automática de los vínculos y la protección intensa del acreedor, basada en
una solidaridad pasiva entre cedente y cesionario, que multiplica el concepto sujeto deudor,
neutralizando posibles maniobras de vaciamiento, que afecten el patrimonio como garantía
común.
No era novedosa en nuestro derecho positivo la solidaridad pasiva entre transmitente y adquirente
de una empresa aun en lo que concernía a vínculos contractuales extinguidos al momento de la

OM
transferencia y en la medida en que subsistiera una obligación no saldada. Basta la lectura del art.
11 de la ley 11.867 que incluye como responsable al “vendedor”, al “comprador” y al “martillero o
escribano”, para advertirlo, con la aclaración de que aquella situación, invocable por cualquier
acreedor y no sólo por el trabajador, estaba condicionada a las “omisiones o transgresiones”,
referidas al trámite de venta del “fondo de comercio”, que también fue concebido para proteger al
titular activo de una obligación.
El art. 228 de la ley de contrato de trabajo, en el párrafo que debemos elucidar, establece: “El
transmitente y el adquirente de un establecimiento serán solidariamente responsables respecto de

afectaren a aquél”.

.C
las obligaciones emergentes del contrato de trabajo existentes a la época de la transmisión y que

La lectura detenida del texto legal, desde la perspectiva descripta, no dejaría lugar a dudas acerca
de que se consagró una solidaridad pasiva amplia y la solución está muy lejos de ser incoherente
DD
con el espíritu de nuestra disciplina, porque se quiso proteger de manera singular al acreedor
laboral estableciendo un régimen en el cual no le fuera indispensable transitar por los cauces de la
ley 11.867 para poder invocar la responsabilidad de los partícipes de un negocio jurídico que, más
allá de su licitud, implicaba transmisión patrimonial de relevancia (ver, en el mismo sentido,
Krotoschin, Ernesto, “Tratado práctico de derecho del trabajo”, t. I, p. 473 y sigtes., 3ª ed.).
Como muy bien lo señaló Ricardo Guibourg, existe una justificación precisa para imponer al
LA

cesionario el pago de deudas que no contrajo y cuya existencia tal vez no conozca: en el acto de
adquirir el establecimiento él está en condiciones de averiguar el pasivo que pesa sobre el
transmitente y, en todo caso, puede exigir de éste las garantías adecuadas para no verse
perjudicado más allá de lo previsto. El trabajador, en cambio, carece de estas facilidades y,
desaparecido el empleador originario, no tiene otro punto de referencia que en el lugar de trabajo
y la persona de su nuevo titular (ver “Las obligaciones solidarias en el derecho laboral”, en
FI

Legislación del Trabajo, t. XXVI, p. 969 y sigtes.). Esta ha sido la tesis inicial de la jurisprudencia
(ver, en particular, sala III, sent. del 19/6/80 en autos “Iglesias, Juan D. c. La Pradera S. A.”) y la
avalan, en doctrina, Vázquez Vialard, Antonio (ver ob. cit. p. 70 y sigtes.); Fernández Madrid, Juan
C. (ver “Tratado práctico de derecho de trabajo”, t. II, p. 996 y sigtes.) y López, Justo (ver “Ley de
contrato de trabajo comentada”, t. II, p. 1089).


No encuentro ningún elemento que permita sostener que es un requisito esencial la subsistencia
del contrato al momento de la transferencia, para tornar operativa la solidaridad y ni siquiera la
literalidad de la norma permite una interpretación restringida. En efecto, el legislador ha utilizado la
proposición gramatical concerniente a la existencia en plural (“… existentes …”) y por lo tanto
debe entenderse referida a las “… obligaciones emergentes …” y no al “… contrato de trabajo …”
que es una expresión sustantivada en singular. Por lo tanto, y más allá de la crítica que podría
esbozarse en torno al pleonasmo en que se incurre, es imperativo concluir afirmando que las
“existentes” sólo pueden ser las obligaciones y no “el contrato de trabajo”. He conocido personas
que, en el lenguaje oral, omitían la ese final, pero no he conocido a nadie que la agregara.

LIBERTAD SINDICAL
“Asociación Trabajadores del Estado c/ Ministerio de Trabajo”

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El 11 de noviembre de 2008 la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en autos “Asociación
Trabajadores del Estado c/ Ministerio de Trabajo s/ Ley de Asociaciones Sindicales” revocó una
sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (Sala VI) que había confirmado la
resolución N° 197 del Ministerio de Trabajo. A través de dicha resolución, el Ministerio de Trabajo
había hecho lugar a un planteo de la Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA),
entidad con personería gremial, que impugnaba una convocatoria a elecciones de delegados de
personal efectuada por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).
La Asociación de Trabajadores del Estado, entidad simplemente inscripta, convocó a una elección
de delegados de personal. Frente a este planteo, la Dirección Nacional de Asociaciones
Sindicales hizo lugar la impugnación formulada por PECIFA. Contra dicha decisión ATE interpuso
un recurso extraordinario ante el Ministerio de Trabajo. Dicho recurso fue desestimado en abril de
2003.
La máxima autoridad del trabajo había fundado su decisión en los siguientes argumentos: (a) el

OM
requisito del artículo 41, inc. “a” de la Ley N° 23.551 de Asociaciones Sindicales que exige a los
candidatos a delegados la afiliación a la asociación sindical con personería gremial y ser elegidos
en comicios convocados por ésta; (b) que sólo podría convocar, organizar y fiscalizar las
elecciones la asociación cuya personería abarcaba al personal del ámbito en cuestión; y (c) que
dicha asociación era PECIFA.
La Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó lo resuelto por la autoridad
administrativa, motivando un recurso extraordinario que fuera denegado y diera lugar a la queja
admitida por el máximo tribunal.

.C
La Procuración General, en su dictamen, destacó que la Cámara no se había pronunciado sobre
el planteo de ATE respecto de que en el ámbito de la Administración Pública Nacional media la
posibilidad de que coexistan personerías gremiales otorgadas a distintos sindicatos que relativizan
el principio de la exclusividad representativa o “unicidad promocionada”.
DD
Para hacer lugar al planteo deducido por ATE, la Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo:
i) La sustancia de los principios a los que debe responder la reglamentación del derecho
de asociación sindical están contenidos en el art. 14 bis de la Constitución Nacional, que dispuso
la organización sindical libre y democrática.
ii) La libertad, en el plano individual, enunciada a fin de que el trabajador sin ataduras
disponga afiliarse, desafiliarse o no afiliarse y, de ser lo primero, en la organización que escoja.
LA

iii) La Comisión de Expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha


recordado al Estado Argentino “que la mayor representatividad no debería implicar para el
sindicato que la obtiene, privilegios que excedan de una prioridad en materia de representación en
las negociaciones colectivas, en la consulta por las autoridades y en la designación de los
delegados ante los organismos internacionales”
FI

iv) Al formular sus observaciones sobre la Ley Nº 23.551, la Comisión de Expertos advirtió
que no parecía estar en conformidad con el Convenio N° 87 la disposición de aquélla, conforme a
la cual, “las funciones de representante de los trabajadores en la empresa sólo pueden ser
ejercidas por los miembros de [las] organizaciones que poseen la personería gremial”;
v) Hay una “diferencia fundamental” entre el monopolio sindical “instituido o mantenido por
la ley” directa o indirectamente, y el que “voluntaria y libremente” quieran establecer los


trabajadores.
vi) El artículo 41, inc. a de la Ley Nº 23.551 viola el derecho a la libertad de asociación
sindical amparado tanto por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional como por las normas de
raigambre internacional de las que se ha hecho mérito, en la medida en que exige que los
“delegados del personal” y los integrantes de “las comisiones internas y organismos similares”
previstos en su artículo 40, deban estar afiliados “a la respectiva asociación sindical con
personería gremial y ser elegidos en comicios convocados por ésta”.
En conclusión, de acuerdo a lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la
exclusividad que otorga la norma a los sindicatos con personería gremial, afecta el derecho de los
trabajadores al exigirles la afiliación, y además limita a los sindicatos que no gozan de esa
personería en el ejercicio de su representatividad. Por lo tanto, en el presente caso la Corte
resolvió que los trabajadores que estén afiliados a entidades gremiales que no posean personería
gremial podrán igualmente ser elegidos como delegados, algo que hasta el día de hoy no estaba
permitido.

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La nueva doctrina sentada por la Corte implica que la libertad sindical permitiría a aquellos
sindicatos simplemente inscriptos ejercer derechos hasta ahora reservados sólo a los que
detentaban la personería gremial. El máximo tribunal resolvió, en la práctica, que los trabajadores
que deseen postularse para delegados no pueden ser obligados a adherirse a un sindicato con
personería gremial, conforme establece la Ley Nº 23.551, si hay en ese mismo ámbito otra
organización sindical simplemente inscripta.
El fallo en análisis, seguramente abrirá un debate que hace mucho tiempo debe darse en la
Argentina vinculado al sistema de representación de los trabajadores, ya que destacados juristas
sostienen que el sistema “monopólico” actual de representación sindical no se condice con el
sistema democrático y la libertad de expresión. A efectos de evitar largas y costosas batallas
judiciales, sería recomendable que el Poder Legislativo dicte las normas que se adecuen a la
doctrina sentada por la Corte Suprema.

OM
CSJN “Rossi” del 9 de diciembre de 2009 (cita Fallos: 332:2715)
Contexto:
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en su acuerdo de este miércoles, declaró la
inconstitucionalidad del art. 52 de la ley 23.551, de Asociaciones Sindicales. La actora, Adriana
Rossi, había sido objeto de una sanción disciplinaria de suspensión y del cambio de lugar de
tareas, dispuestos por su empleadora, la Armada Argentina.

.C
Rossi, entonces, reclamó que las dos medidas fueran dejadas sin efecto ya que no habían
contado con la previa autorización judicial, la cual era necesaria dada la tutela sindical de la que
gozaba en su carácter de presidenta de la Asociación de Profesionales de la Salud del Hospital
DD
Naval (PROSANA), sindicato de primer grado simplemente inscripto.
La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo rechazó la demanda al considerar
que, según el citado art. 52, si en una misma actividad existe un sindicato con personería gremial
y otro simplemente inscripto, sólo los representantes gremiales del primero están cubiertos por
dicha tutela; en el caso, agregó, se daba esa situación dada la presencia de la Unión del Personal
Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) como entidad de primer grado con personería gremial.
LA

Contra ese pronunciamiento, la actora interpuso un recurso extraordinario, que fue


favorablemente acogido por la Corte Suprema, la cual, como se indicó al comienzo, tuvo por
inconstitucional el art. 52 de la ley de asociaciones sindicales.

Sumarios
FI

1 ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES. SINDICATO. DERECHO A LA


ORGANIZACIÓN SINDICAL LIBRE Y DEMOCRÁTICA. CONSTITUCION NACIONAL.
Al limitar a los representantes gremiales de los sindicatos con personería gremial los alcances de
la protección prevista en su art. 52, la ley 23.551 -reglamentaria de la libertad sindical
constitucionalmente reconocida-, ha violentado, de manera tan patente como injustificada, la


esfera en que el legislador puede válidamente dispensar determinados privilegios a las


asociaciones más representativas, en primer lugar, porque el distingo constriñe, siquiera
indirectamente, a los trabajadores individualmente considerados que se dispongan a actuar como
representantes gremiales, a adherirse a la entidad con personería gremial, no obstante la
existencia, en el mismo ámbito, de otra simplemente inscripta, y en segundo término, porque
ataca la libertad de los sindicatos simplemente inscriptos y la de sus representantes, al protegerlos
de manera menor que si se tratara de asociaciones con personería gremial, en un terreno de la
actividad sindical que también es propio de aquéllos y en el cual, de consiguiente, no se admiten
privilegios.
2 ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES. SINDICATO. DERECHO A LA
ORGANIZACIÓN SINDICAL LIBRE Y DEMOCRÁTICA. CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD.
Corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 52 de la ley 23.551, en la medida en que
excluye a la actora del goce de la tutela otorgada por este último a los representantes de
asociaciones con personería gremial, por ser representante (presidenta) de una asociación
sindical, la cual, no obstante comprender en su ámbito a la relación de trabajo de dicha

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representante, tiene el carácter de simplemente inscripta y existe otro sindicato con personería
gremial en ese ámbito.
3 ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES. SINDICATO. DERECHO A LA
ORGANIZACIÓN SINDICAL LIBRE Y DEMOCRÁTICA.
Al denegar una garantía expresamente reconocida por la Constitución a un gremio para asegurar
la exclusividad de otro se ha ocasionado un severo agravio al principio que asegura el derecho a
una organización sindical libre y democrática, por lo que cabe concluir que la preexistencia de un
sindicato con personería gremial de primer grado en el ámbito laboral donde se desempeñan los
trabajadores de la actividad que la federación de la cual la actora es miembro también representa,
no puede constituir un motivo válido en términos constitucionales para privar de la protección
especial establecida en el art. 52 de la ley 23.551 a una de sus dirigentes (Voto de la Dra. Carmen
M. Argibay).

OM
CSJN “Asociación Trabajadores del Estado s/ acción de inconstitucionalidad” (ATE
2), del 18 de junio de 2013.

Contexto:
La ATE y el señor Alberto Molina, empleado de la Municipalidad de la Ciudad de Salta,
promovieron una acción local de inconstitucionalidad solicitando que se declarara la invalidez del
decreto 5/2003 mediante el cual, el Intendente de dicha ciudad, invocando una situación de

.C
emergencia general, dispuso una rebaja de las remuneraciones de los agentes municipales. La
Corte de Justicia de Salta rechazó la acción de ambos actores.
Para así decidir, por un lado, entendió que ATE "carecía de legitimación para representar los
intereses colectivos" de los trabajadores del municipio salteño, por cuanto, para la fecha de
promoción de la demanda, solo actuaba en el ámbito indicado como entidad sindical simplemente
DD
inscripta dado que otro sindicato, la Unión de Trabajadores Municipales de Salta, gozaba de la
personería gremial y, por ende, era este último, según lo dispuesto por el artículo 31 de la ley
23.551, el que tenía el derecho exclusivo de representar los mencionados intereses colectivos.
Por otro lado, la Corte de Justicia de Salta consideró inatendible la pretensión formulada a título
individual por el señor Molina, con base en que la medida en cuestión:
a) fue adoptada dentro del marco de la situación de emergencia declarada en el municipio a partir
LA

de su adhesión a la normativa de emergencia nacional y provincial;


b) sus motivos consistían, esencialmente, en la necesidad de afrontar un grave déficit financiero a
través del ajuste del gasto público;}
c) era de carácter general, pues alcanzaba a todos los agentes de categoría similar, lo cual
también excluía la posibilidad de que mediaran particularizaciones arbitrarias y ajenas a su
FI

motivación. Sostuvo, asimismo, que:


d) la situación de emergencia alegada y la acreditación, en la especie, de otros y diversos arbitrios
tomados para superarla, excluían la irrazonabilidad reprochada;

Sumarios:


1 LIBERTAD SINDICAL – ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES – SINDICATO –


TRATADOS INTERNACIONALES
El derecho invocado por la coactora A.T.E. de representar los intereses colectivos de los
trabajadores municipales a los efectos de promover el reclamo judicial tendiente a la declaración
de invalidez del decreto 5/2003 de la Provincia de Salta mediante el cual se había dispuesto una
rebaja de las remuneraciones de aquéllos, está inequívocamente reconocido por el art. 14 bis de
la Constitución Nacional, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 16), el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y el Convenio N° 87 de la OIT, normas con las cuales es incompatible
el precepto legal aplicado por el a quo (art. 31.a de la ley 23.551), en la medida en que los
privilegios que en esta materia otorga a las asociaciones con personería gremial, en desmedro de
las simplemente inscriptas, exceden el margen autorizado por las primeras.
2 SALARIO – DERECHOS HUMANOS – EMPLEADOS MUNICIPALES – EMERGENCIA
ECONOMICA
Corresponde declarar la inconstitucionalidad del decreto 5/2003 de la Municipalidad de la Ciudad
de Salta, respecto de las quitas salariales que impuso ya que, si bien no es posible negar que el

18
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Estado, para conjurar en aras del bien común, las llamadas situaciones de emergencia
económica, pueda disminuir temporariamente las remuneraciones de sus empleados, esos
remedios, a la luz del bloque de constitucionalidad y de los tratados de derechos humanos, tienen
un nítido sentido y destino, y ciertas condiciones y límites inquebrantables, que el mencionado
decreto ha traspasado abierta y, sobre todo, largamente.
6.3 SALARIO – DERECHOS HUMANOS – REMUNERACIONES – EMERGENCIA ECONOMICA
– EMPLEADOS MUNICIPALES
Corresponde declarar la inconstitucionalidad del decreto 5/2003 de la Municipalidad de la Ciudad
de Salta, respecto de la quita salarial dispuesta con base en una invocada situación de
emergencia económica si parece haber olvidado cuatro principios de jerarquía constitucional: el
trabajador como sujeto de preferente tutela constitucional, la justicia social, el principio de
progresividad y el derecho a perseguir su bienestar material, tres principios del Derecho
Internacional de los Derecho Humanos constitucionalizado: el deber de adoptar medidas positivas,

OM
concretas y orientadas a la satisfacción del derecho a una vida digna, el compromiso de
abstenerse de tomar medidas que interfieran directa o indirectamente en el disfrute del derecho al
trabajo que hubiese alcanzado un empleado y el principio pro homine, y también que el art. 14 bis
de la Constitución Nacional es cláusula operativa y, por ende, susceptible de autónomo
acatamiento por las autoridades administrativas.

POLICIA DE TRABAJO
Contexto

.C
CSJN - Aerolíneas Argentinas S.A. c/ Ministerio de Trabajo

La Dirección de Inspección Federal del Ministerio de Trabajo impuso –al cabo del proceso
administrativo previsto por la Ley 18.695– una multa a la empresa Aerolíneas Argentinas S.A. por
DD
entender que ésta había violado las disposiciones del Decreto 392/03, pues no incorporó el
incremento salarial allí dispuesto a los salarios básicos del personal sino que lo liquidó como rubro
autónomo, omitiendo así incrementar aquellos rubros remuneratorios adicionales que deben
calcularse sobre la base del sueldo básico.
Contra la resolución administrativa que impuso la multa, la empresa interpuso el recurso de
apelación previsto por la ley procesal aplicable y la Sala II de la C.N.A.T. revocó la decisión de la
LA

autoridad administrativa, por entender que los inspectores se habían extralimitado en sus
funciones, elaborando doctrina acerca del sentido y alcance de la norma en cuestión.
A su turno el Ministerio interpuso contra esa decisión recurso extraordinario cuya denegación dio
origen a la pertinente queja, que el Alto Tribunal consideró admisible.

II – La cuestión federal:
FI

Tal como se desprende del segundo párrafo del Considerando 2º del fallo, lo resuelto por la
Cámara importa poner en cuestión las facultades mismas conferidas por la Ley a la autoridad de
aplicación, lo que habilita la competencia de la Corte en los términos del inciso 1) del art. 14 de la
Ley 48.
No se trató, insisto, de un planteo de inconstitucionalidad de alguna norma, sino de


cuestionamiento de una autoridad ejercida en nombre de la Nación, y de una decisión contraria a


su validez.
En lo sustancial, los agravios del Ministerio giraron en torno a que la atribución administrativa de
sancionar a los empleadores por incumplimiento de las normas de derecho del trabajo no puede
ser dejada de ejercer cuando la inteligencia de dichas normas suscite dudas.

III – La decisión de la Corte:


Para decidir la cuestión, y luego de una breve referencia a las disposiciones del Anexo II de la Ley
25.212 –régimen de sanciones por infracciones a la normativa laboral– y de la Ley 18.695 –
régimen procesal de comprobación y juzgamiento de aquellas infracciones–, la Corte comienza
por recordar que, de acuerdo con su propia jurisprudencia, “…la atribución de comprobar y
sancionar infracciones laborales implica el ejercicio de facultades jurisdiccionales por parte del
órgano administrativo…” (Considerando 3º, segundo párrafo).
La cuestión relativa a la posibilidad de que la Administración ejerza facultades “jurisdiccionales”,
como lo recuerdan Vázquez Vialard y Navarro con gran profusión de citas, fue ampliamente
tratada y discutida por la doctrina administrativista, pero existe suficiente consenso en que, a partir

19
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del recordado fallo “Fernández Arias c/Poggio” (Fallos 247:652), es admisible que los órganos
administrativos ejerzan ese tipo de facultades, siempre que sus decisiones puedan someterse a
“control judicial suficiente” en los términos que la propia Corte fijó en ese decisorio.
Partiendo de la base, entonces, de que la comprobación y juzgamiento de infracciones a la
normativa laboral implica el ejercicio de facultades jurisdiccionales, el Alto Tribunal es terminante y
categórico al determinar que “…la atribución legal conferida a la autoridad administrativa para
sancionar a los empleadores por la inobservancia de normas laborales (…) abarca la de
interpretar lo que dichas normas disponen, descartando, en su caso, la inteligencia diversa que
puedan invocar los inspeccionados como justificativa de su conducta…” (Considerando 4º, primer
párrafo).
Y va aun más allá: “…este Tribunal no advierte bajo qué acción o acto intelectivo podría
establecerse jurídicamente el contenido de una norma legal que no fuese, precisamente, el de la
interpretación de esta…” (Considerando 4º, segundo párrafo).

OM
No descarta la Corte que pueden existir normas más o menos claras, pero aun así considera que
en última instancia, para esclarecer definitivamente la norma invocada para sancionar, siempre
está prevista y garantizada la instancia judicial revisora. Finalmente, advierte que, de aceptarse el
criterio sustentado por la Sala II de la C.N.A.T., la actividad de contralor llevada a cabo en sede
administrativa quedaría severamente atenuada, si no paralizada, ya que al empleador
inspeccionado, para eludirla, le bastaría el sencillo expediente de aducir que la inteligencia de la
norma en se funda la sanción es diferente de la sostenida por el órgano administrativo.
(Considerando 4º, párrafos 3º y 4º).
REMUNERACIONES
.C
Pérez, Aníbal Raúl c. Disco S.A.
DD
Contexto:
Un gerente comercial de la cadena de supermercados, despedido en 2004, reclamó que los
vales alimentarios fueran considerados salario para ser sumados a la base remuneratoria
destinada a la indemnización. El Máximo Tribunal declaró la inconstitucionalidad del inciso c del
artículo 103 de la LCT.
LA

Sumario:
1.-Es inconstitucional el Art. 103 Bis, Inc. c) de la Ley de Contrato de Trabajo —texto según Ley
24.700 , derogado por la Ley 26.341—, en cuanto niega naturaleza salarial a los vales
alimentarios, ya que atenta contra el principio protectorio consagrado en el Art. 14 Bis de la
Constitución Nacional y los arts. 6º y 7º del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
FI

Sociales y Culturales , en cuanto disponen, respectivamente, que el derecho a trabajar


comprende el derecho de toda persona de tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un
trabajo y que, cuando ello se materializa mediante un trabajo en relación de dependencia, la
prestación debida por el empleador al empleado constituye `salario´ o `remuneración, resultando
inadmisible excluir de estas denominaciones una prestación que inequívocamente entraña para


el trabajador una `ganancia´ y que sólo encuentra motivo o resulta consecuencia del mentado
contrato o relación de empleo.
2.-La naturaleza jurídica de una institución debe ser definida, fundamentalmente, por los
elementos que la constituyen, con independencia del nombre que el legislador o los particulares
le atribuyan, máxime cuando cualquier limitación constitucional que se pretendiese ignorar bajo
el ropaje del nomen juris sería inconstitucional.
3.-Todo lo atinente al salario supera los límites del `mercado de trabajo´ o, mejor dicho, somete a
éste a las exigencias superiores de la protección de la dignidad de la persona y del bien común,
siendo que los criterios que deben presidir la consideración del trabajo humano exceden el
marco del mero mercado económico y se apoyan en principios de cooperación, solidaridad y
justicia normativamente comprendidos en la Constitución Nacional.
4.-El Art. 103 Bis, Inc. c) de la Ley de Contrato de Trabajo —texto según Ley 24.700, derogado
por la Ley 26.341 — resulta incompatible con la noción de remuneración que contiene el Art. 1º
del Convenio OIT Nº 95 —ratificado por la República Argentina en 1.952—, al especificar que el
término `salario´ significa la remuneración o ganancia, sea cual fuere su denominación o método
de cálculo, siempre que pueda evaluarse en efectivo, fijada por acuerdo o por la legislación

20
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nacional, y debida por un empleador a un trabajador en virtud de un contrato de trabajo, escrito o
verbal, por el trabajo que este último haya efectuado o deba efectuar o por servicios que haya
prestado o deba prestar (Del voto de los doctores Highton de Nolasco, Fayt y Argibay – Mayoría).
5.-La calificación de los vales de comida como no salariales que contiene el Art. 103 Bis, Inc. c)
de la Ley de Contrato de Trabajo —texto según Ley 24.700, derogado por la Ley 26.341— viola
los principios constitucionales protectorios del salario, ya que al tener que guardar la base de
cálculo de la indemnización salarial razonable proporción con los elementos que componen la
remuneración —es decir, con la contraprestación que el trabajador percibe como consecuencia
del contrato de trabajo—, la indebida exclusión de los vales alimentarios, comprendidos dentro
de la noción de `salario´ que brindan tanto las normas internacionales ratificadas por la República
Argentina como la propia legislación nacional, afecta el principio constitucional de retribución
justa, que se encuentra en correlación con la base remuneratoria que compone el derecho,
también constitucional, a la protección contra el despido arbitrario (Del voto de los doctores

OM
Highton de Nolasco, Fayt y Argibay – Mayoría).

González Martín Nicolás c/ Polimat S.A. y otro

Contexto
La causa se inició con la demanda del trabajador Martín González contra Polimat S. A. y Raya S.
A., en procura del cobro de créditos salariales y otras indemnizaciones derivadas del despido
resuelto por la empleadora con fecha 9 de octubre del año 2003. De igual modo, el asalariado

.C
solicitó la declaración de inconstitucionalidad de los decretos 1.273/02, 2.641/02 y 905/03 en
cuanto calificaron como “no remunerativos” los incrementos que dispusieron en los ingresos de
los trabajadores del sector privado comprendidos en las convenciones colectivas del trabajo y en
el régimen de la negociación colectiva, en los términos de la ley 14.250 y sus modificatorias.
DD
En primera instancia el fallo fue favorable al trabajador en cuanto al reclamo del carácter
remunerativo de dichos aumentos. Sin embargo, a posteriori, una vez apelada la sentencia, la
Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo modificó el fallo de primera instancia, y
consecuentemente redujo la condena por diferencias salariales en las indemnizaciones por
despido y por vacaciones no gozadas y en el sueldo anual complementario.
LA

Sumario:
1.-Son inconstitucionales los decretos nacionales 1273/02 , 2641/02 y 905/03 , en cuanto
dispusieron -entre otras cuestiones- que los trabajadores del sector privado comprendidos en
convenciones colectivas de trabajo -con excepción de los agrarios y los del servicio doméstico-
FI

debían percibir de su empleador una asignación mensual no remunerativa de carácter


alimentario -fijada en $100, entre el 1º de julio y el 31 de diciembre de 2002; $130, entre el 1º de
enero y el 28 de febrero de 2003; $150, entre el 1º de marzo y el 30 de abril de 2003; y $200, a
partir del 1º de mayo de 2003-, puesto que con ello se ha desconocido la naturaleza salarial de
las prestaciones establecidas, debiendo entenderse que salario, substancialmente, es una


prestación tendiente a proveer el sustento del trabajador y de su familia.


2.-Los decretos nacionales 1273/02, 2641/02 y 905/03, en cuanto dispusieron -entre otras
cuestiones- que los trabajadores del sector privado comprendidos en convenciones colectivas de
trabajo -con excepción de los agrarios y los del servicio doméstico- debían percibir de su
empleador una asignación mensual no remunerativa de carácter alimentario , resultan
constitucionalmente inválidos, pues su texto no proporciona elemento alguno que, desde el
ángulo conceptual, autorice a diferenciar las asignaciones creadas de un mero aumento de
salarios, lo cual tampoco surge de las alegaciones del empleador ni de las circunstancias del
proceso (De los fundamentos de la sentencia de la Corte Suprema in re 332:2043 Pérez c/ Disco
S.A. ).
3.-Los decretos nacionales 1273/02, 2641/02 y 905/03, en cuanto dispusieron -entre otras
cuestiones- que los trabajadores del sector privado comprendidos en convenciones colectivas de
trabajo -con excepción de los agrarios y los del servicio doméstico- debían percibir de su
empleador una asignación mensual no remunerativa de carácter alimentario , trastornaron la
finalidad reparadora del régimen indemnizatorio contenido en el art. 245 de la Ley de Contrato de
Trabajo 20744, reglamentario del art. 14 bis de la CN., en cuanto ordena que la ley debe proteger

21
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al empleado contra el despido arbitrario, por cuanto condujo a que la indemnización termine
desconociendo la concreta realidad a la que quiso atender, a causa de limitaciones a uno de los
elementos de cálculo de aquella que, precisa e inequívocamente, constituye uno de los dos
indicadores de esa realidad: el salario realmente percibido por el trabajador despedido.
4.-La asignación mensual no remunerativa de carácter alimentario establecida por los decretos
nacionales 1273/02, 2641/02 y 905/03, respecto de los trabajadores del sector privado
comprendidos en convenciones colectivas de trabajo -con excepción de los agrarios y los del
servicio doméstico-, vulnera el Convenio 52 de la Organización Internacional del Trabajo -
ratificado por la República Argentina en 1950-, según el cual, durante las vacaciones, el
trabajador debe percibir su remuneración habitual -art. 3.a)-.

Díaz, Paulo Vicente vs. Cervecería y Maltería Quilmes SA

OM
Comentario del fallo:
Ese fallo, caratulado “Diaz, Paulo Vicente c/ Cerveceria y Malteria Quilmes S.A”, motivó la
interposición de un recurso extraordinario, “porque la decisión fue contraria al derecho fundado
en el art. 1 del Convenio 95 de la OIT sobre protección del salario en cuanto al concepto jurídico
de remuneración allí contenido que comprende a los tickets canasta previstos en el arto 103bis y
el adicional establecido en el Acuerdo Colectivo a fin de integrarlos en la base salarial para el
cálculo de las indemnizaciones por falta de preaviso y despido sin causa”.

.C
Con el voto de los ministros Elena Highton, Carmen Argibay, Carlos Fayt, Enrique Petracchi y el
voto particular de Raúl Zaffaroni y Juan Carlos Maqueda, el Máximo Tribunal hizo lugar al
recurso extraordinario y revocó la sentencia apelada.
Sostuvo que si bien los artículos mencionados estaban derogados, “esta Corte ha admitido la
DD
virtualidad de dictar pronunciamiento en circunstancias en que el cambio del marco fáctico o
jurídico determina la ausencia de utilidad del fallo hacia el futuro, siempre que subsista el interés
de las partes por los efectos jurídicos producidos durante el lapso anterior a esa variación”.
“Tal es lo que acontece en el sub lite, ya que el recurrente mantiene interés en la definición legal
de su situación en razón de que, durante todo el período por el que formula el reclamo
indemnizatorio, su derecho se encontraba regido por el inciso c del arto 103 bis de la ley 20.744,
LA

actualmente derogado”, precisó el fallo.


Por esos motivos, el Alto Tribunal remitió a los fundamentos vertidos en el fallo “Pérez Aníbal
c/Disco S.A.”, que había determinado la inconstitucionalidad de la norma, en cuanto negaba la
naturaleza salarial de los vales alimentarios y recordó que había que “llamar a las cosas por su
nombre, esto es, por el nombre que el ordenamiento constitucional les da, resulta, en el caso, un
FI

tributo a la ‘justicia de la organización del trabajo subordinado’”.


Abordando la misma problemática, la Corte entendió que en cuanto al anticipo previsto en el
convenio colectivo aplicable a la actividad de la demandada, “asiste razón al recurrente cuando
cuestiona los fundamentos por los que el a quo acepta la validez de su calificación como no
remuneratorio, atribuyéndolo al libre ejercicio de la autonomía de la voluntad de los contratantes


y, sobre tal razonamiento, desestima la pretensión de que sean incluidos en la base salarial”.
Sobre la base del precedente citado, el fallo reiteró que “el trabajador constituye un sujeto de
"preferente tutela constitucional”, “hallándose su salario protegido por un plexo normativo
compuesto por disposiciones de la Ley Fundamental, así como de numerosos instrumentos de
origen internacional, leyes de derecho interno y fallos de este Tribunal”.
“Hallándose ratificado por la República Argentina el Convenio n° 95 de la OIT, resulta claro que
el concepto en cuestión reviste naturaleza salarial, a la luz de lo dispuesto en el arto 1° de dicho
convenio”, destacaron los magistrados.
Para profundizar más el tema, la Corte transcribió la parte precedente de la normativa, que
establece que “el término salario significa la remuneración o ganancia, sea cual fuere su
denominación o método de cálculo, siempre que pueda evaluarse en efectivo, fijada por acuerdo
o por la legislación nacional, y debida por un empleador a un trabajador en virtud de un contrato
de trabajo, escrito o verbal, por el trabajo que este último haya efectuado o deba efectuar o por
servicios que haya prestado o deba prestar”.
En esos términos, el pronunciamiento consignó que “cuando la Nación Argentina ratifica un
tratado ‘se obliga internacionalmente a que sus órganos administrativos y jurisdiccionales lo

22
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apliquen a los supuestos que ese tratado contemple, siempre que contenga descripciones lo
suficientemente concretas de tales supuestos de hecho que hagan posible su aplicación
inmediata’".
El Tribunal entendió que, dada esa circunstancia, “el a qua solo pudo obviar su aplicación al
presente caso señalando la necesidad de adoptar medidas internas -si es que existía alguna-
para hacerlo efectivo en las concretas circunstancias de la causa”.
Por su parte, el voto de los ministros Maqueda y Zaffaroni ahondó en las críticas hacia el fallo
impugnado.

Ambos jueces entendieron que “los argumentos del a quo incurren en dos graves errores. Por un
lado, tergiversan la Constitución de la OIT, dándole a ésta, además, una inteligencia del todo
opuesta a sus términos y a su objeto y fin, que no son, precisamente, condicionar la efectividad
interna de los derechos y libertades enunciados en los convenios ratificados, a mayores

OM
recaudos que los que pueda exigir el régimen del Estado ratificante”.
“Y, por el otro, soslayan sin rebozos el régimen nacional, al paso que terminan contradiciéndolo,
puesto que, para éste, cuando la Nación ratifica un tratado, "se obliga internacionalmente a
que sus órganos administrativos y jurisdiccionales lo apliquen a los supuestos que ese tratado
contempla", agregaron a continuación.
“El fallo apelado también muestra una marcada indiferencia hacia una eventual responsabilidad
internacional del Estado por incumplimiento de un compromiso internacional, cuando ocurre que
los órganos judiciales, integrantes esenciales de aquél, tienen, por lo contrario, el irrenunciable

.C
papel, dentro de los alcances de su competencia, de evitar que se produzca dicha
responsabilidad”, sentenciaron los jueces, recordando lo establecido en el fallo “Giroldi”.
Por lo expuesto, se declaró la invalidez del derogado arto 103 bis, inc. c de la Ley de Contrato
de Trabajo “en su aplicación al caso, así como la de la cláusula convencional”, mediante la cual
DD
se pactó el anticipo referido, “en cuanto desconocen la naturaleza salarial de las prestaciones
que establecen”.

Conclusiones:
La Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó el fallo de primera
instancia en cuanto rechazó el planteo de inconstitucionalidad del art. 103 bis LCT y la nulidad
LA

del carácter no remunerativo de la asignación prevista en el acuerdo colectivo aplicable a la


actividad de la demandada, llamado “Anticipo Acta Acuerdo Nov. 2005″. Cabe recordar que los
incisos del art. 103 bis LCT, fueron derogados por la ley 26.341, Que, no obstante ello la Corte
ha admitido la virtualidad de dictar pronunciamiento en circunstancias en que el cambio del
marco fáctico jurídico determina la ausencia de utilidad del fallo hacia el futuro, siempre que
FI

subsista el interés de las partes por los efectos jurídicos producidos durante el lapso anterior esa
variación.-
Que tal cuestión tiene adecuada respuesta en los fundamentos conclusiones expuestos en el
fallo de este Tribunal en la causa “Pérez, Aníbal Ra6l cl Disco S.A.” (voto de la mayoría), los que
cabe remitir en razón de brevedad, por ende, los agravios vertidos en tal aspecto han de


prosperar.-
Que, con relación al concepto “Anticipo Acta Acuerdo Nov. 2005″, previsto en el convenio
colectivo aplicable la actividad de la demandada, asiste razón al recurrente cuando cuestiona los
fundamentos por los que el quo acepta la validez de su calificación como no remuneratorio,
atribuyéndolo al libre ejercicio de la autonomía de la voluntad de los contratantes,
pues hallándose ratificado por la República Argentina el Convenio N° 95 de la OIT, resulta
claro que el concepto en cuestión reviste naturaleza salarial, la luz de lo dispuesto en el art. 1º de
dicho convenio.-
Que, por lo expuesto, corresponde declarar la invalidez del derogado arto 103 bis, inc. de la Ley
de Contrato de Trabajo en su aplicación al caso, así como la de la cláusula convencional
mediante la cual se pactó el “Anticipo Acta Acuerdo Nov. 2005″, en cuanto desconocen la
naturaleza salarial de las prestaciones que establecen.-

LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO


Aquino, Isacio C. Cargo Servicios Industriales S. A

23
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El 22 de noviembre de 1997, el obrero Isacio Aquino, de 29 años de edad, sufre un accidente al
caer de un techo de chapa de unos diez metros de altura en el que trabajaba, siguiendo las
directivas de su empleadora, en la colocación de una membrana, sin que se le hubiera provisto
ningún elemento de seguridad o se hubiera instalado una red o mecanismo protectorio para el
supuesto de caídas. Cabe destacar, que la categoría laboral del trabajador era de operador de
autoelevador, y que el accidente ocurrió cuando, durante los días sábados, reparaba la chapa de
fibrocemento de un depósito de camiones del empleador, circunstancia en la que aquella cedió
bajo el peso del operario.
En primera instancia se ponderó la minusvalía derivada del accidente en un 78,79% de la
denominada total obrera (t.o.) y se demostró que al trabajador no le habían sido otorgados los
elementos de seguridad necesarios como colocar una red u otra protección para el caso de
caídas.

OM
La victima apela a la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo argumentando la existencia de
una cuestión federal relativa a la declaración de invalidez constitucional del artículo 391 párrafo 1
Ley de Riesgos de Trabajo
La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (sala VI), modifica parcialmente la decisión de
primera instancia que declaró la invalidez constitucional del artículo 39 párrafo 1 (ley de Riesgos
del Trabajo), y admitió el reclamo de la indemnización por minusvalía laboral con fundamento en
normas de derecho común elevando el monto de condena

.C
La demandada apela a la Corte Suprema de Justicia, contestando acerca de la
inconstitucionalidad de los artículos 1 y 39 apartado 1 ley 24557, defendiendo la regularidad de
dichos preceptos.
DD
Sumarios
1 RECURSO EXTRAORDINARIO: Requisitos propios. Cuestión federal. Cuestiones federales
complejas. Inconstitucionalidad de normas y actos nacionales.
Es admisible el recurso extraordinario deducido contra la sentencia que declaró la
inconstitucionalidad del art. 39, inc. 1, de la ley 24.557 de riesgos del trabajo (LRT).
LA

2 DAÑOS Y PERJUICIOS: Principios generales.


El art. 19 de la Constitución Nacional establece el principio general que prohíbe a los hombres
perjudicar los derechos de un tercero: alterum non laedere, que se encuentra entrañablemente
vinculado a la idea de reparación. A ello se yuxtapone la reglamentación que hace el Código Civil
(arts. 1109 y 1113) que, en cuanto a las personas y las responsabilidades consecuentes no las
FI

arraiga con carácter exclusivo y excluyente en el derecho privado, sino que expresa un principio
general que regula cualquier disciplina jurídica.
3 DAÑOS Y PERJUICIOS: Determinación de la indemnización. Generalidades.
El valor de la vida humana no resulta apreciable con criterios exclusivamente económicos. Tal
concepción materialista debe ceder frente a una comprensión integral de los valores materiales y


espirituales, unidos inescindiblemente en la vida humana y a cuya reparación debe, al menos,


tender la justicia. No se trata de medir en términos monetarios la exclusiva capacidad económica
de las víctimas, lo que vendría a instaurar una suerte de justicia distributiva de las
indemnizaciones según el capital de aquéllas o según su capacidad de producir bienes
económicos con el trabajo. Resulta incuestionable que en tales aspectos no se agota la
significación de la vida de las personas, pues las manifestaciones del espíritu insusceptibles de
medida económica integran también aquel valor vital de los hombres.
4 DAÑOS Y PERJUICIOS: Determinación de la indemnización. Generalidades.
La incapacidad debe ser objeto de reparación, al margen de lo que pueda corresponder por el
menoscabo de la actividad productiva y por el daño moral, pues la integridad física en sí misma
tiene un valor indemnizable.
5 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Generalidades.
El hombre es eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto fin en sí mismo -más allá de su
naturaleza trascendente- su persona es inviolable y constituye valor fundamental con respecto al
cual los restantes valores tienen siempre carácter instrumental.
6 – CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Derecho de trabajar.

24
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El trabajo humano tiene características que imponen su consideración con criterios propios que
obviamente exceden el marco del mero mercado económico y que se apoyan en principios de
cooperación, solidaridad y justicia, normativamente comprendidos en la Constitución Nacional. Y
ello sustenta la obligación de los que utilizan los servicios, en los términos de las leyes
respectivas, a la preservación de quienes los prestan.
7 RIESGOS DEL TRABAJO.
La Ley de Riesgos del Trabajo, mediante la prestación del art. 15, inc. 2, segundo párrafo, y la
consiguiente eximición de responsabilidad del empleador de su art. 39, inc. 1, sólo indemniza
daños materiales y, dentro de éstos, únicamente el lucro cesante: pérdida de ganancias, que,
asimismo, evalúa menguadamente.
8 RIESGOS DEL TRABAJO.
La Ley de Riesgos del Trabajo ha negado, a la hora de proteger la integridad psíquica, física y
moral del trabajador, frente a supuestos regidos por el principio alterum non laedere, la

OM
consideración plena de la persona humana y los imperativos de justicia de la reparación, seguidos
por nuestra Constitución Nacional, que no deben cubrirse sólo en apariencia.
9 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Derecho de trabajar.
El art. 14 bis de la Constitución Nacional no ha tenido otra finalidad que hacer de todo hombre y
mujer trabajadores, sujetos de preferente tutela constitucional.
10 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Derecho de trabajar.
La manda constitucional del art. 14 bis se ha visto fortalecida y agigantada por la singular
protección reconocida a toda persona trabajadora en textos internacionales de derechos humanos

.C
que, desde 1994, tienen jerarquía constitucional (Constitución Nacional, art. 75, inc. 22).
11 DERECHOS HUMANOS.
Las llamadas “obligaciones positivas” de los estados, ponen en cabeza de éstos el deber de
garantizar el ejercicio y disfrute de los derechos de los individuos en relación con el poder, y
DD
también en relación con actuaciones de terceros particulares.
12 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Generalidades.
Si se trata de establecer reglamentaciones legales en el ámbito de protección de los trabajadores
dañados por un infortunio laboral, el deber del Congreso es hacerlo en el sentido de conferir al
principio alterum non laedere toda la amplitud que éste amerita, y evitar la fijación de limitaciones
que, en definitiva, implican “alterar” los derechos reconocidos por la Constitución Nacional (art.
LA

28).
13 RIESGOS DEL TRABAJO.
La Ley de Riesgos del Trabajo, al excluir la vía reparadora del Código Civil eliminó, para los
accidentes y enfermedades laborales, un instituto tan antiguo como este último, que los cuerpos
legales específicos no habían hecho más que mantener, como fue el caso de la ley 9688 de
FI

accidentes del trabajo, sancionada en 1915 (art. 17). Este retroceso legislativo en el marco de
protección, pone a la ley 24.557 en grave conflicto con un principio arquitectónico del Derecho
Internacional de los Derechos Humanos en general, y del PIDESC en particular.
14 DERECHOS HUMANOS.
La dignidad del ser humano no deriva de un reconocimiento ni de una gracia de las autoridades o
poderes, toda vez que resulta “intrínseca” o “inherente” a todas y cada una de las personas


humanas y por el solo hecho de serlo (Declaración Universal de Derechos Humanos, Preámbulo,
primer párrafo, y art. 1; asimismo, PIDESC, Preámbulo, primer párrafo; Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, ídem y art. 10.1, y Convención Americana sobre Derechos Humanos,
Preámbulo, párrafo segundo y arts. 5.2 y 11.1, entre otros instrumentos de jerarquía
constitucional).
15 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
El hecho de que los menoscabos a la integridad psíquica, física y moral del trabajador prohibidos
por el principio alterum non laedere deban ser indemnizados sólo en cuanto a la pérdida de la
capacidad de ganancias del trabajador -y de manera restringida-, vuelve al art. 39, inc. 1, de la Ley
de Riesgos del Trabajo contrario a la dignidad humana, ya que ello entraña una suerte de
pretensión de reificar a la persona, por vía de considerarla no más que un factor de la producción,
un objeto del mercado de trabajo.
16 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Generalidades.
La dignidad de la persona humana constituye el centro sobre el que gira la organización de los
derechos fundamentales del orden constitucional.

25
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17 JUSTICIA SOCIAL.
La justicia social, que es la justicia en su más alta expresión, consiste en ordenar la actividad
intersubjetiva de los miembros de la comunidad y los recursos con que ésta cuenta con vistas a
lograr que todos y cada uno de sus miembros participen de los bienes materiales y espirituales de
la civilización; es la justicia por medio de la cual se consigue o se tiende a alcanzar el “bienestar”,
esto es, “las condiciones de vida mediante las cuales es posible a la persona humana
desarrollarse conforme con su excelsa dignidad”.
18 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
Mediante la eximición de la responsabilidad civil del empleador frente al daño sufrido por el
trabajador, la Ley de Riesgos del Trabajo no ha tendido a la realización de la justicia social, sino
que ha marchado en sentido opuesto al agravar la desigualdad de las partes que regularmente
supone la relación de trabajo y, en consecuencia, formular una “preferencia legal” inválida por
contraria a la justicia social.

OM
19 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
El art. 39, inc. 1, de la Ley de Riesgos del Trabajo es inconstitucional al eximir al empleador de
responsabilidad civil mediante la prestación del art. 15, inc. 2, segundo párrafo, de aquélla pues,
siendo de aplicación el principio contenido en el art. 19 de la Constitución Nacional: alterum non
laedere, no debe resultar precisamente el trabajador, sujeto de preferente tutela constitucional,
quien pueda verse privado, en tanto que tal, de reclamar a su empleador la justa indemnización
por los daños derivados de un accidente o enfermedad laborales.
20 DAÑOS Y PERJUICIOS: Determinación de la indemnización. Generalidades.

.C
El valor de la vida humana no resulta apreciable tan sólo sobre la base de criterios exclusivamente
materiales ni se trata de medir en términos monetarios la exclusiva capacidad económica de la
víctima, pues ello importaría instaurar una suerte de justicia compensatoria de las
indemnizaciones según el capital de aquéllas o según su capacidad de producir bienes
DD
económicos con el trabajo, puesto que las manifestaciones del espíritu también integran el valor
vital de los hombres (Voto de los Dres. Augusto César Belluscio y Juan Carlos Maqueda).
21 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
Corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 38, inc. 1, de la ley 24.557 -en cuanto exime
al empleador de responsabilidad civil- si, habiéndose probado la diversidad de daños irrogados a
la víctima en relación causal adecuada con el accidente por el que reclamó, ellos resultan
LA

insuficientemente reparados por el régimen de la Ley de Riesgos del Trabajo en medida tal que
importa la frustración de la finalidad esencial del resarcimiento por daños a la integridad
psicofísica del trabajador (Votos de los Dres. Augusto César Belluscio y Juan Carlos Maqueda y
del Dr. Antonio Boggiano).
22 RIESGOS DEL TRABAJO.
FI

No es posible predicar en abstracto que el art. 39, inc. 1, de la ley 24.557 de riesgos del trabajo
(LRT) conduzca inevitablemente a la concesión de reparaciones menguadas con menoscabo de
derechos de raigambre constitucional (Voto del Dr. Antonio Boggiano).
23 DAÑOS Y PERJUICIOS: Principios generales.
El principio del alterum non laedere configura una regla constitucional de vasto alcance,


entrañablemente ligada a la idea de reparación de los daños causados y que, si bien constituye la
base de la reglamentación que hace el Código Civil en cuanto a las personas y las
responsabilidades consecuentes, no las arraiga con carácter exclusivo y excluyente en el derecho
privado, sino que expresa un principio general que regula cualquier disciplina jurídica (Voto de la
Dra. Elena I. Higthon de Nolasco).
24 CONSTITUCION NACIONAL: Derechos y garantías. Generalidades.
En tanto los derechos y garantías consagrados por la Constitución Nacional no son absolutos y su
ejercicio está sometido a las leyes que los reglamenten, siempre que éstas sean razonables, se
adecuen al fin que requirió su establecimiento y no incurran en arbitrariedad, la reglamentación
legal del alterum non laedere debe hacerse de conformidad con lo establecido en el art. 28 de la
Ley Fundamental (Voto de la Dra. Elena I. Higthon de Nolasco).
25 LEY: Interpretación y aplicación.
Es regla de interpretación de las leyes dar pleno efecto a la intención del legislador, computando
la totalidad de sus preceptos de manera que armonicen con el ordenamiento restante y con los
principios y garantías de la Constitución Nacional (Voto de la Dra. Elena I. Higthon de Nolasco).
26 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.

26
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La ley de riesgos del trabajo, al vedar la promoción de toda acción judicial tendiente a poder
demostrar la real existencia y dimensión de los daños sufridos por el trabajador y disponer,
además, la exención de responsabilidad civil para el empleador, cercena de manera inconciliable
con los principios constitucionales, el derecho a obtener una reparación íntegra. Esa restricción
conceptual importa la frustración de la finalidad esencial del resarcimiento por daños sufridos a la
integridad psicofísica del trabajador, pues la ley cuestionada no admite indemnización por otro
daño que no sea la pérdida de la capacidad de ganancias del trabajador, la cual, a su vez, resulta
mensurada de manera restringida (Voto de la Dra. Elena I. Higthon de Nolasco).
27 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
La igualdad de tratamiento ante la ley -no exenta de razonables distinciones-, no admite que se
distinga negativamente a quienes ven lesionada su capacidad laborativa por un infortunio,
privándoles de aquello que se concede a los restantes habitantes en circunstancias similares. Ello,
debido a la ausencia de toda relación lógica y normativa entre la condición de trabajador y la

OM
denegación del acceso a la justicia para solicitar la aplicación del régimen general previsto en el
Código Civil, que no encuentra compensación adecuada en un régimen sustitutivo, de
indemnizaciones tarifadas, cuya adopción -y la ponderación de sus eventuales ventajas
comparativas-, no es producto de la libre elección de la víctima (Voto de la Dra. Elena I. Higthon
de Nolasco).
28 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
La exención de responsabilidad del empleador que consagra la Ley de Riesgos del Trabajo,
constituye en sí misma un elemento distorsionante de la relación laboral, en claro apartamiento de

.C
los lineamientos constitucionales que se orientan en dirección a la protección del trabajador y no
de su desamparo (Voto de la Dra. Elena I. Higthon de Nolasco).
29 CONTRATO DE TRABAJO.
Es condición inexcusable del empleo que éste se preste en condiciones dignas y que se garantice
DD
el estricto cumplimiento de las normas de seguridad, tanto en general, como en lo que concierne a
las propias de cada actividad. La prevención en la protección de la salud y de la integridad física
del trabajador es el presupuesto legítimo de la prestación de servicios, que no puede ya
concebirse sin la adecuada preservación de la dignidad inherente a la persona humana (Voto de
la Dra. Elena I. Higthon de Nolasco).
30 CONSTITUCION NACIONAL: Constitucionalidad e inconstitucionalidad. Leyes nacionales.
LA

Es contrario a los arts. 14 bis, 16, 17, 19 y 28 de la Constitución Nacional, a los tratados
incorporados por el art. 75, inc. 22, y a los principios generales del derecho, que el causante de un
daño se exima de las consecuencias de su accionar ilícito, defecto que no se ve superado por la
automática asignación de una prestación dineraria a la víctima, desvinculada, además, de la
realidad del perjuicio. Y así, al excluir al empleador de las consecuencias de su accionar, el
FI

sistema legal que lo establece -art. 39, inc. 1, de la ley 24.557- desatiende fines más amplios y
objetivos más elevados que una mera contraprestación económica (Voto de la Dra. Elena I.
Higthon de Nolasco


“Milone, Juan Antonio c/ Asociart S.A. Aseguradora de Riesgos del Trabajo s/ accidente”

La CSJN al confirmar la resolución de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.


En aquella oportunidad la Sala IX de la Cámara, confirmó la sentencia de la instancia anterior que
había declarado la inconstitucionalidad del originario art. 14.2.b de la ley 24.557 de riesgos del
trabajo (LRT) y, consecuentemente, había hecho lugar al reclamo del actor tendiente a que la
indemnización del accidente del trabajo del que resultó víctima le fuese satisfecha mediante un
pago único y no en forma de renta periódica.
Argumentó que resulta más beneficioso para el pretensor ?taxista, de 55 años, afectado de una
minusvalía total del 65%, con pérdida de la visión del ojo izquierdo e imposibilitado de reubicarse
en el plano laboral? el cobro íntegro del capital reparatorio y no a través de una prestación
mensual.

27
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Esta decisión ahora se vio convalidada por la Corte quien expresó por mayoría que “no se
requiere un mayor esfuerzo expositivo para concluir que el medio elegido para satisfacer la única
reparación dineraria, vale decir, el régimen indemnizatorio de renta periódica, dado su antes
indicado carácter absoluto, puede conducir a resultados opuestos a los "objetivos" legales a los
que debe servir, y a un apartamiento de la tendencia a aproximarse a las "efectivas necesidades
que experimentan los damnificados”
Afirman que “reduce drásticamente el universo de opciones” pues el art. 14.2.b “impide
absolutamente las alternativas realizables mediante una indemnización de pago único, aun
cuando fueran más favorables a la víctima, la que deberá contentarse con escoger dentro del
marco más que estrecho que le impone la renta.”.
Resaltaron los ministros la importancia del Convenio 17 de la Organización Internacional del
Trabajo, de 1925, ratificado por nuestro país, y que tiene jerarquía superior a las leyes puesto
que “si bien dispone el pago de la indemnización "en forma de renta", como lo afirma la recurrente,

OM
no deja de prever la posibilidad del pago "en forma de capital" circunstancia que silencia esta
última al transcribir el precepto de manera parcial”
A la luz del llamado principio protectorio señalaron también que “se advierte que en el caso, no se
satisfacen los requerimientos de "asegurar" una condición de labor "equitativa", vale decir, justa,
toda vez que, por su rigor, la norma cuestionada termina desinteresándose de la concreta realidad
sobre la que debe obrar.”
Por otra parte, consideraron los jueces que “el sistema de pura renta periódica regulado por el
original art. 14.2.b, importa un tratamiento discriminatorio para los damnificados víctimas de las

.C
incapacidades más severas (superiores al 20% e inferiores al 66%) en tanto a quienes sufren una
minusvalía de rango inferior les reconoce una indemnización de pago único (art. 14.2.a, ley
citada), distinción que no se compadece con la atención de las necesidades impostergables de las
víctimas más afectadas por la incapacidad”
DD
Concluyeron los ministros que “no resulta censurable desde el plano constitucional por establecer
como regla, para determinadas incapacidades, que la reparación dineraria sea satisfecha
mediante una renta periódica” sino que “es merecedora del aludido reproche por no establecer
excepción alguna para supuestos como el sub examine, en que el criterio legal no se adecua al
objetivo reparador cuya realización se procura”. La medida contó con los votos de Petracchi,
Boggiano, Maqueda, Zaffaroni y Highton de Nolasco en tanto que Belluscio y Fayt lo hicieron en
LA

disidencia.

Lucca de Hoz, Mirta Liliana c. Taddei, Eduardo y otro (2010)


FI

La Corte Suprema declaró “procedente” un recurso extraordinario presentado por la viuda de un


hombre que falleció en el Hipódromo Argentino de Buenos Aires, donde se desempeñaba en el
stud de Eduardo Taddei realizando tareas de vareo, cuidado y atención de equinos.
La causa fue iniciada por Mirta Lucca. Tanto en la justicia de primera instancia como en la Cámara


del Trabajo se desestimó el planteo de inconstitucionalidad del art. 15 de la Ley de Riesgos del
Trabajo.
La Procuradora ante la Corte Marta Goncalvez señaló en su dictamen que “el agravio principal” de
Lucca radicó en la inconstitucionalidad del sistema de cálculo de la LRT y evocó el fallo “Aquino”
al señalar que se tornaba “impugnable el texto legal por la irrazonabilidad de la determinación de
la indemnización escasa en su monto, mostrando una suma irrisoria de $ 35.008, por el
fallecimiento de una persona de 46 años de edad”.
La Procuradora Goncalvez, cuyo dictamen adhirió la mayoría de la Corte, sostuvo que no era
aplicable al caso el planteo referido a la aplicación del decreto 1278/00, en cuanto incrementó el
tope indemnizatorio y fijó un pago directo a los derechohabientes, porque “no estaba vigente al
momento de ocurridos los hechos” que originaron el reclamo de Lucca. La muerte del marido tuvo
lugar el 25 de julio de 1999.
“En cambio, en mi opinión, sí corresponde que se admita el planteo con fundamento en que la
indemnización reconocida no repara integralmente a la viuda afectando la dignidad de la persona
y el derecho de propiedad”, completó Goncalvez.

28
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La Procuradora Fiscal se refirió al fallo “Aquino” de la Corte y dijo que en esa sentencia el Máximo
Tribunal señaló que la LRT no se adecuaba “a los lineamientos constitucionales” y que negó “a la
hora de proteger la integridad psíquica, física y moral del trabajador (…) la consideración plena de
la persona humana”.
Goncalvez planteó que la Cámara del Trabajo debió haber ponderado que “el valor de la vida
humana no resulta apreciable tan sólo sobre la base de criterios exclusivamente materiales, ya
que no se trata de medir en términos monetarios la exclusiva capacidad económica de las
víctimas, lo que vendría a instaurar una suerte de justicia compensatoria de las indemnizaciones
según el capital de aquéllas o según su capacidad de producir bienes económicos con el trabajo
(…)”.
La sentencia fue suscripta por el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti y los ministros Elena
Highton de Nolasco, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda, Eugenio Raúl Zaffaroni y Carmen
Argibay, quien en disidencia, manifestó que no era procedente uno de los agravios planteado por

OM
la actora al señalar, tal como lo expresó en “Díaz”, que “las genéricas impugnaciones de la actora,
afectaría[n] la ecuación económico financiera del contrato de seguro dado los diferentes objetivos
que persiguen el sistema laboral y el común”.

Rivadero, Nicolás Cayetano c/. Liberty A.R.T. S.A (2013)

El motivo de la queja por recurso extraordinario federal denegado en la causa “Rivadero, Nicolás

sentencia.

.C
Cayetano c/ Liberty A.R.T. S.A. y otra”, se debió a la conocida doctrina de la arbitrariedad de la

En el caso puntual, el actor, que trabajaba en una fábrica automotriz, reclamó sólo a la A. R.T. la
reparación de la incapacidad laboral derivada de las tareas que prestaba. La justicia rechazó la
DD
demanda, argumentando que el daño sufrido era una patología que no estaba incluida en la Ley
24.557. Pese a que en la causa, la pericia arrojó que tenía una incapacidad producto de una
enfermedad del trabajo.
El Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, rechazó el recurso local de
inconstitucionalidad de la ley interpuesto contra esa sentencia, y con ello, dejó firme el fallo de la
Cámara Laboral.
LA

Sostuvo que “el reclamante se limitó a afirmar genéricamente que se probó un daño que debía ser
indemnizado en los términos de la LRT, pero soslayó las objeciones del tribunal de grado sobre la
ineficacia probatoria para calificar corno profesional la patología que padece el actor, por no
ajustarse a los criterios de la ley, en cuanto al ‘agente de riesgo, cuadros clínicos, exposición y
actividad’.
Y finalizó diciendo que “en tanto no fueron cuestionadas estas premisas que conformaron la
FI

decisión el planteo debía desestimarse por infundado”.


Para los ministros Elena Highton, Eugenio Zaffaroni, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda y Carmen
Argibay (por su voto), esos argumentos resultaban insuficientes “para conferir validez al
pronunciamiento apelado, con arreglo a conocida doctrina de este Tribunal en materia de
arbitrariedad”.


“En efecto, resulta evidente que, al limitarse a la aludida respuesta, el a quo terminó soslayando
alegaciones formuladas por el actor prima facie conducentes para la debida solución del litigio,
basadas en que, al margen de los "criterios" antes mencionados, lo cierto y decisivo era que el
fallo de Cámara había tenido por probado, a partir del peritaje médico y de la prueba
testimonial, que la dolencia en juego estaba causalmente vinculada con su prestación de
servicios”, concluyó la Corte.
Por su parte, el voto de la jueza Argibay aludió al mismo criterio que emanó del fallo “Vea Murguía
de Archard c/ Ministerio de Defensa”, en el cual el Máximo Tribunal había considerado que “la
designación por el art. 14 de la Ley 48 de los Tribunales Superiores de Provincia, obliga a éstos a
pronunciarse sobre aquellos puntos federales que, de acuerdo con el mismo artículo, resultarían
comprendidos en el recurso extraordinario de apelación”.
De ese modo, para la magistrada “el cumplimiento de dicha obligación no puede excusarse
siquiera sobre la base de restricciones impuestas por su propia jurisprudencia, sus constituciones
o leyes provinciales”.

29
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De manera que la directriz a aplicar en los autos en estudio, era aquella según la cual “el recurso
extraordinario habilita la revisión por la Corte Suprema de las mismas cuestiones federales que la
sentencia recurrida ha tratado y resuelto”.
Por tal motivo, Argibay sentenció que “la omisión de pronunciamiento por parte del Tribunal a quo
interfiere en el normal ejercicio de la competencia apelada de esta Corte, tal como ella ha
sido configurada por las leyes 48 y 4055”. Lo que motivó la anulación del fallo defectuoso y la
consiguiente orden de la Corte Suprema de que el TSJ dicte uno nuevo.

Fallos de la CSJN sobre la LRT hasta el año 2012.


Fecha Fallo Doctrina

Se promovió ante la Justicia Laboral de Neuquén acción de

OM
inconstitucionalidad contra el art. 39 de la ley de accidentes y riesgos del
trabajo 24.557, en cuanto veda al trabajador siniestrado la vía del derecho
1/2/02 “Gorosito, común salvo dolo del empleador. La Cámara de apelaciones acogió la
Juan R. c. Riva demanda y el Superior Tribunal local confirmó tal decisión. Concedido el
S.A. y otros” recurso extraordinario interpuesto por el asegurador citado en garantía, la
Corte Suprema revocó el pronunciamiento de grado y declaró constitucional

.C
el art. 39 inc. 1. de la LRT.
DD
La CSJN censuró, con base constitucional, el artículo 46 de la ley de riesgos,
en cuanto atribuye competencia revisora a los tribunales federales en
desmedro de las jurisdicciones provinciales. Este fallo desarticuló el régimen
recursivo de la ley. Se declaró la inconstitucionalidad del artículo 46 de la ley
“Castillo,
de riesgos en cuanto atribuye aptitud jurisdiccional para revisar las
Ángel Santos c/
7/9/04 decisiones de las Comisiones Médicas a la Justicia Federal, en desmedro de
LA

Cerámica
las jurisdicciones provinciales, con lo cual, como bien se dijo en ese "leading
Alberdi”
case", se contrariaba el diseño constitucional plasmado en los artículos 75
inciso 12 y 116 de la Ley Fundamental, que reservan a las provincias la
competencia para fallar en materia de derecho común en la medida que las
cosas o las personas caigan bajo sus respectivas jurisdicciones.
FI

Habilita al trabajador a accionar en virtud de la vía civil contra el empleador.


“Aquino,
La CSJN declara la inconstitucionalidad del artículo 39 apartado 1 de la ley


Isacio c/ Cargo
de riesgos del trabajo, en cuanto veda al trabajador el reclamo por la vía
21/9/04 Servicios
civil contra el empleador; fallo que rompió el pretendido carácter integral y
Industriales
hermético del sistema. Este "leading case" fue complementado por el fallo
SA”
"Diaz Timoteo C/Vaspia SA con fecha 07.03.2006"

Pago en forma de renta o pagos periódicos. Fallo dictado en el año 2004, la


“Milone, Juan Corte declaró la inconstitucionalidad de art. 14.2.b) de la Ley de Riesgos,
Antonio c/ Asociart que establecía el pago mediante renta de la prestación por incapacidad
26/10/04
SA permanente parcial mayor al 20% e inferior al 66%. En la causa "Torales c/
ART” Provincia ART", de mayo de 2007, la Corte ratificó esa doctrina, esta vez
respecto del art. 15.2 (que determina el pago de prestaciones mensuales

30
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por la incapacidad permanente total), remitiéndose a los fundamentos de
"Milone. La duda que quedaba era si esa doctrina era o no aplicable a los
infortunios regidos por la reforma del DNU 1278/2000. Algunos tribunales,
entre ellos el TSJ de Córdoba (causa "Gastelacoto c/ Superior Gobierno de la
Provincia de Córdoba", de 2006) entendieron que no, porque el decreto
1278/2000 había mejorado las prestaciones de la LRT e incorporado otras
de formas de pago inmediato que permitían a la víctima disponer de un
capital para paliar las necesidades más próximas. Sin embargo, la Corte
descalificó esta interpretación en la causa "Suárez Guimbard c/ Siembra
ART" (de junio de 2008), donde sostuvo la doctrina que si bien la reforma
del decreto 1278/2000 tradujo una mejora en el régimen de la LRT al
establecer una compensación dineraria adicional de pago único, esa

OM
circunstancia no alcanzaba a desvirtuar las razones expuestas en "Milone",
"toda vez que su percepción no deja de conculcar el derecho del
beneficiario a disponer libremente de la totalidad de su crédito, según sus
necesidades".

“Cura,
.C La Corte basándose en las expresiones utilizadas en algunos votos del
precedente "Aquino", señalo que: "del hecho de ser constitucionalmente
Hugo inválido el artículo 39 apartado 1, en cuanto exime de responsabilidad civil
DD
Orlando c/ al empleador, no se sigue que las aseguradoras de riesgos del trabajo no
14/6/05
Frigorífico deban satisfacer las obligaciones que han contraído en el marco de la ley
Riosma SA” 24.557", de manera que esa inconstitucionalidad igualmente posibilita que
el empleador pueda encontrar protección en la medida de su
aseguramiento.
LA

En este nuevo pronunciamiento la CSJN ratificó la tesis de una de las


corrientes de la mayoría (representada por los jueces Petracchi, Zaffaroni y
Highton), en el sentido de que el artículo 39 apartado 1 de la ley de riesgos
del trabajo es inconstitucional "en general", es decir en todos los casos, a
FI

diferencia de otros votos concurrentes de ese fallo "Aquino" donde los


“Diaz, Timoteo c/
7/3/06 jueces Boggiano, Belluscio y Maqueda habían sostenido que la
Vaspia SA”
inconstitucionalidad solamente se presentaba cuando la indemnización de
la ley de riesgos producía la "supresión o desnaturalización" del derecho


que se pretendía asegurar o provocaba un "menoscabo sustancial" a ese


derecho. Entonces, la tesis a la que se adhiere la Dra. Argibay es la más
categórica en cuanto a la inconstitucionalidad del precepto en cuestión.

31
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Sostuvo la Corte que el caso tiene similitud con lo resuelto en la causa
“Aquino” por lo que la solución ha de ser idéntica. La diferencia con Aquino,
es que allá se debatió un accidente de trabajo típico, mientras que en López
se refiere a enfermedades extrasistémicas, es decir fuera del listado del art.
“Lopez, Carlos
6 inc. 2 de la ley 24.557. Voto de los Ministros Lorenzetti y Maqueda: A
Manuel c/
8/8/06 diferencia de la causa “Gorosito”, se produjo prueba relevante para la
Benito Roggio.
posible configuración de los presupuestos fácticos habilitantes del reclamo
Cliba.”
que debieron haber sido evaluados por el Tribunal Superior de Justicia de
Córdoba. En definitiva el criterio del Máximo Tribunal de la Nación es que
no resulta posible la exención de responsabilidad civil por vía de la no
inclusión de la patología en el listado cerrado.

OM
Responsabilidad Civil de las Aseguradoras (ART) con base en el art. 1074 CC.
La CSJN descalificó severamente el fallo de segunda instancia, afirmando
que no se podía interpretar con alcance general, como lo había hecho en el

.C caso la Cámara, "que cualquiera fuese el incumplimiento de la aseguradora


de sus obligaciones en materia de prevención ello nunca podría constituir la
causalidad jurídica computable a los fines de su responsabilidad", pues ello
DD
importaría "un apartamiento palmario del derecho que juzgó aplicable, al
consagrar, mediante tal enunciado, una suerte de exención de
responsabilidad, absoluta y permanente, de las aludidas empresas en el
marco obligacional indicado". Y en el último de esos precedentes
("Torrillo"), la Corte concluyó que "no existe razón alguna para poner a una
“Soria, Jorge c/ RA
ART al margen del régimen de responsabilidad previsto por el Código Civil,
10/4/07 & CES
LA

por los daños a la persona de un trabajador derivados de un accidente o


SA”
enfermedad laboral, en el caso en que se demuestren los presupuestos de
aquél, que incluyen tanto el acto ilícito y la imputación, cuanto el nexo
causal adecuado (excluyente o no) entre dichos daños y la omisión o el
cumplimiento deficiente, por parte de la primera, de sus deberes legales".
En conclusión, la Corte se enroló en estos fallos en una postura intermedia
FI

entre las dos corrientes extremas (la que postula que cualquier
incumplimiento de la aseguradora a sus obligaciones de control genera su
responsabilidad civil y la que, por el contrario, entiende que en ningún caso
procede esa responsabilidad) ya que el Tribunal admite la posibilidad de


obtener de la ART una reparación integral, siempre y cuando exista un nexo


de causalidad adecuado entre el incumplimiento y el daño.

32
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Acción civil no es excluida por el cobro de indemnización tarifada de la Ley
de Riesgos (Acumulación de acciones). La CSJN, los jueces Fayt, Petracchi y
Zaffaroni, en la causa "Llosco", sostuvieron que el hecho de que el
trabajador cobre la indemnización tarifada por parte de la ART no le impide
reclamar del empleador la diferencia que la víctima considera insatisfecha,
con apoyo en la ley civil. Hay que tener en cuenta que en toda esta línea de
fallos la Corte admite la posibilidad de acumular resarcimientos, no en el
sentido de que el trabajador cobre el total de la reparación plena al
“Llosco, c/
12/6/07 Raúl empleador más la indemnización tarifada de la LRT, sino en el sentido de
Irmi SA”
que el trabajador pueda reclamar de la ART lo que prevé la misma ley y
paralelamente (o sucesivamente) requerir del empleador la diferencia no

OM
satisfecha, esta vez por la vía del derecho civil. Así, LLOSCO solicitó en un
juicio civil autorización para percibir las prestaciones dinerarias
(indemnizaciones) que le otorga la Ley 24.557, y obviamente continuar con
el juicio civil por daños y perjuicios, en aras de "un complemento". En otra
palabras lo que se recibe de la ART es un pago a cuenta de lo que se
pretende por la vía civil.

30/10/07
“Galvan,
Renee c/
.C Ver “Soria”
DD
Electroquimica
Argentina SA”
LA
FI


33
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Obligación de ART de indemnizar Enfermedades no incluidas en el listado de
enfermedades, tanto frente a reclamos fundados en la Ley de Riesgos como
en el Derecho Civil. En diciembre de 2007, la Corte admitió la posibilidad de
reclamar un resarcimiento por la vía de la ley civil, por una enfermedad no
incluida en la lista del año 1996 aprobada por el Poder Ejecutivo. En el voto
mayoritario de cuatro jueces, la Corte consideró que la sentencia apelada,
que provenía de la Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo, era arbitraria, por cuanto había juzgado la situación a la luz del
artículo 6 de la ley de riesgos que impedía (en ese entonces, antes del
decreto 1278/00) la reparación de enfermedades no comprendidas en el

OM
listado, sin advertir la Cámara que la acción se había fundado en el derecho
civil, con lo cual, según la Corte, era incongruente aplicar una limitación
“Silva,
prevista en la ley de riesgos a una acción fundada en otro régimen legal. En
Facundo c/
18/12/07 este voto de la mayoría de la Corte subyace la tesis (que no es pacífica en la
Unilever de
doctrina ni en la jurisprudencia) de que el sistema de la ley 24.557 en
Argentina SA”
materia de enfermedades profesionales no sería tan cerrado como parece,
porque solamente vedaría (en principio) la reparación de enfermedades

.C ajenas a la lista por la vía de la ley especial, pero no obstaría a la admisión


de reclamos fundados en el derecho común, siempre y cuando, por
supuesto, concurran todos los presupuestos de responsabilidad de la ley
DD
civil. En cambio, otros votos concurrentes (los de los jueces Fayt y
Petracchi) partieron de la premisa sentada por la Cámara en el fallo
apelado, de que el sistema era absolutamente cerrado y que también
vedaba cualquier tipo de reparación, sea fundada en la ley civil o en la ley
de riesgos del trabajo. Sin embargo, consideraron que de acuerdo a esa
interpretación (que obviamente no era la única posible) la norma sería
LA

inconstitucional.
FI

La ART no demostró cuál sería el perjuicio que le causa la condena por


cuanto el fallecimiento del trabajador es uno de los infortunios que está
obligada a reparar. La versión originaria de la LRT generaba un vacío legal al
no especificar el destino de las indemnizaciones en ausencia de los
beneficiarios establecidos por el art. 18.2 de la ley, mientras que ello sí es


“Medina, contemplado en las legislaciones sucesoria y previsional. Ello determina un


Orlando R. C/ solar negocio financiero con ganancias injustificadas a costa de las víctimas y un
26/2/08
Servicios enriquecimiento sin causa de la ART. Por el mero arbitrio del legislador se
On Line” colocó en situación de desamparo a los únicos beneficiarios posibles,
produciendo una discriminación intolerable, ya que de lo contrario
ingresarían en posesión de la herencia en el mismo día de la muerte del
causante (art. 3410 C.C.). Dicha disposición consagra además una
retrogradación de derechos consagrados por normas fundamentales lo cual
afecta al principio de progresividad.

34
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Ante el resarcimiento otorgado a favor de la víctima de un hecho dañoso,
mediante el régimen laboral especial, en virtud del cual el empleador, por
intermedio de la ART procedió a resarcir el perjuicio causado, dentro de los
límites de este régimen, la acción de daños y perjuicios por responsabilidad
6/3/08 “Mosca, Hugo A. C/
civil presenta un carácter complementario, limitado a determinar si existen
Provincia de
otros responsables a los que puedan imputárseles daños diferentes, o una
Buenos
mayor cuantía, si es que hubo una indemnización insuficiente. Corresponde
Aires”
la extensión de la responsabilidad por el riesgo de la cosa prevista en el art.
1113 2do párrafo, segundo supuesto del C.C. al riesgo de actividad
desarrollada, intervenga o no una cosa, en estadios deportivos. (Voto de la
Dra. Highton de Nolasco).

OM
Se promovió demanda con el fin de obtener, en el marco de la legislación
civil, la reparación de una minusvalía laboral, por la que el actor recibe una
renta periódica según el sistema de la LRT. La Cámara confirmó el fallo de
primera instancia que rechazó la pretensión, al sostener la
“Arostegui,
constitucionalidad del artículo 39 de la ley 24.557 por no haberse

.C
Pablo Martín c/
8/4/08 acreditado que su aplicación comportara la frustración del resarcimiento de
Omega
los daños a la integridad psicofísica del trabajador o su rehabilitación,
ART”
conforme los lineamientos del precedente "Gorosito". Contra ese
pronunciamiento se dedujo el recurso extraordinario cuya denegación
DD
motivó la queja. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó sin efecto la
sentencia apelada.
LA

La Corte estableció que correspondía confirmar la declaración de


inconstitucionalidad de los arts. 15, inc. 2°, 18 y 19 de la ley 24.557 (Adla,
LV-E, 5865), de riesgos del trabajo, pues se acredita que el sistema de renta
periódica —a causa de la fórmula actuarial que determina su quantum—
conduce a un pago mensual que no satisface el objetivo reparador que la
FI

norma predica, a la vez que impide a los derechohabientes —que reclaman


“Suarez
en un pago único el capital depositado— el ejercicio de un ámbito de
Guimbard,
24/6/08 libertad constitucionalmente protegido, en el que se inserta la formulación
Lourdes c/
de su proyecto de vida, ya modificado traumáticamente por la muerte del
Siembra AFJP”
trabajador. Un accidente laboral constituye un trance de gravedad que lleva


al trabajador y a su familia a una profunda reformulación de su proyecto de


vida, para lo cual la indemnización a percibir resulta un dato de importancia
mayúscula. Si el medio reparador es inadecuado, se añade una nueva
frustración a la ya padecida por el daño sufrido. La aplicación de las normas
cuestionadas lleva a un claro empobrecimiento de la víctima.

“Torrillo,
Atilio Amadeo y
31/3/09 Ver “Soria”.
otro c/ Gulf Oil
Argentina”

35
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El juez de grado, si bien asintió a la falta de validez constitucional del art.
39, inc. 1°, de la ley de riesgos del trabajo que veda acudir a la vía civil,
desestimó el reclamo por entender que el infortunio del actor se había
“Rodríguez,
producido por su culpa. La Cámara, a su turno, se limitó a estimar abstracto
Ramón c/
21/4/09 el tratamiento del recurso del actor con relación a los aspectos fácticos del
Electricidad de
tema, con fundamento en el antecedente de la Corte Suprema "Gorosito".
Misiones”
Contra ese pronunciamiento, se interpuso recurso extraordinario federal,
que fue concedido. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó sin
efecto la sentencia apelada.

OM
El Tribunal de Alzada, al confirmar la sentencia de la instancia anterior,
rechazó la demanda entablada por el actor a los fines de que, con arreglo al
Código Civil, le fuesen indemnizados los daños derivados del accidente del
trabajo que le costara la amputación de cuatro dedos y limitaciones
funcionales del quinto dedo —pulgar— de la mano derecha. Para decidir
así, consideró que si bien la máquina aludida era una cosa peligrosa o

.C riesgosa en los términos del art. 1113 del Cód. Civil, la prueba acreditaba
que el infortunio acaeció por culpa exclusiva de la víctima. Asimismo,
desestimó el reclamo en subsidio contra la aseguradora de riesgos del
“Trejo, Jorge Elias trabajo, fundado por el actor en la ley 24.557. Contra este pronunciamiento,
DD
24/11/09 c/ Stema ésta última parte dedujo recurso extraordinario federal, cuya denegación
SA y otros” motivó la queja. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, por mayoría,
desestimó la sentencia apelada. La culpa de la víctima, para cortar el nexo
causal, debe ser la única causa del siniestro y revestir las características de
inevitabilidad e imprevisibilidad propias del caso fortuito o fuerza mayor. No
LA

se puede ignorar los deberes del empleador sobre la observancia de las


medidas adecuadas de prevención señaladas por la Pericia Técnica por lo
que debe verificarse en qué medida las circunstancias que rodearon al
siniestro pudieron ser evitadas si se hubiera adoptado la conducta
apropiada exigible, omisión del empleador al dejar librado al trabajador la
elección de una forma no segura de funcionamiento de la máquina.
FI

Eliminación de los topes máximos previstos para las indemnizaciones


debidas al trabajador. (agosto de 2010). La CSJN declaró la


inconstitucionalidad del artículo 8º de la ley 9688 reformada por la ley


“Ascua Luis Ricardo
23.643, que fijaba como tope máximo de la indemnización tarifada por
10/8/10 c/
accidente o enfermedad del trabajo "...al importe equivalente que resulte
Somisa SA”
de computar veinte (20) años de salario mínimo vital y móvil vigente al
tiempo de la determinación de la indemnización". Si bien la norma no está
vigente, ya que desde el 1º de junio de 1996 y a la fecha

36
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rige la Ley de Riesgos del Trabajo 24.557, los considerandos del precedente
"Ascua" tienen una repercusión relevante sobre la aplicación de los topes
indemnizatorios en las leyes de accidentes del trabajo, que también están
establecidos en ley actual a los infortunios laborales cuya primera
manifestación invalidante se produjera con anterioridad al 06/11/2009, en
base a lo dispuesto por el art. 16 del Decreto 1694/2009. Agregamos que
este último artículo citado, ha sido criticado por la doctrina y jurisprudencia,
por cuanto viola el régimen legal de sucesión de normas y efectos jurídicos
establecido en el art. 3 del Código Civil.

OM
Nuevo Pronunciamiento de la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad
del monto de una indemnización tarifada prevista en la Ley de Riesgos del
Trabajo. El caso trata de un trabajador salvajemente golpeado sufriendo
heridas de tal consideración que le provocaron la muerte, mientras dormía
17/8/10 en su habitación ubicada en el Hipódromo de Palermo. El hecho fue

“Lucca
Hoz,
.C
de
Mirta
Liliana c/
cometido por dos empleados de otros haras, quienes se introdujeron
subrepticiamente en su habitación. La indemnización reconocida no repara
integralmente a la viuda afectando la dignidad de la persona y el derecho de
propiedad. Se torna impugnable el texto legal por la irracionabilidad de la
DD
y
Taddei determinación de la indemnización escasa en su monto, mostrando una
Eduardo suma irrisoria de $ 35.008, por el fallecimiento de una persona de 46 años
Otros” de edad. No constituye un resarcimiento serio y no cumple en ninguna
medida con el derecho a una reparación integral. Se había cuestionado la
constitucionalidad de la cuantía tarifada. El planteo referido a la aplicación
del decreto 1278/00, en cuanto incrementó el tope indemnizatorio y fijó un
LA

pago directo a los derechohabientes no es aplicable al presente caso ya que


no estaba vigente al momento de ocurridos los hechos que dieron motivo al
reclamo.
FI

El Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, al rechazar el


recurso extraordinario local de inconstitucionalidad de ley, dejó firme la
decisión que rechazó el planteo de in constitucionalidad del art. 46.1 de la


17/4/12 Ley de Riesgos del Trabajo 24.557. Contra ese pronunciamiento, el


reclamante interpuso recurso extraordinario. La Corte Suprema de Justicia
de la Nación dejó sin efecto el fallo. Entendió que era arbitraria la sentencia
“Obregón, que declaró inadmisible el remedio procesal interpuesto ante el rechazo del
Francisco planteo de inconstitucionalidad del art. 46.1 de la LRT
Víctor c. 24.557 por falta de impugnación, refirió a fundamentos atinentes a otros
Liberty ART”. reclamos sin guardar relación alguna con el planteo indemnizatorio incoado
y, en esos términos, implicó una inequívoca desatención de la doctrina
constitucional afirmada por la Corte Suprema en "Castillo, Ángel —Fallos:
327:3610— en cuanto a que la habilitación de los estrados provinciales no
puede quedar condicionada o supeditada al previo cumplimiento de una vía
administrativa ante "organismos de orden federal", como lo son las
comisiones médicas allí previstas.

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