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1.

Debido proceso: La corte constitucional define el debido proceso como todo el conjunto
de garantías que protegen al ciudadano sometido a cualquier proceso, que le aseguran a lo
largo del mismo una recta y cumplida administración de justicia, la seguridad jurídica y la
fundamentación de las resoluciones judiciales conforme a derecho. El derecho al debido
proceso afirma la providencia, además es el que tiene toda persona a la recta administración
de justicia, es el que satisface todos los requerimientos, condiciones y exigencias necesarios
para garantizar la efectividad del derecho sustancial.

” La carta política de 1991 en su artículo 29, inciso 2, reproduce textualmente el artículo 26 de


la constitución de 1886, al preceptuar que “nadie podrá ser juzgado sino conforme a las
leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante tribunal competente y observando la
plenitud de las formas propias de cada juicio”.

De igual modo el código de procedimiento penal (ley 600 de 2000), en su artículo 6, al cual
denomina legalidad, reitera el precepto constitucional al disponer que “nadie podrá ser
investigado, ni juzgado sino conforme a la ley procesal vigente al tiempo de la actuación
procesal, con observancia de las formas propias de cada juicio”.

La corte constitucional considera que se viola el debido proceso, por ello, con fundamento en la
acción de tutela, procede la invalidez de la sentencia cuando se presentan, de manera
ostensible, uno de estos cuatro defectos: 

a. Defecto sustancial, por encontrarse fundada en una norma claramente inaplicable al


caso concreto.
b. Defecto fáctico, cuando resulte evidente que el fundamento fáctico probatorio de la
decisión es absolutamente inadecuado.
c. Defecto orgánico, que se produce en aquellos eventos en los cuales el funcionario
judicial carece por completo de competencia para resolver el proceso.
d. Defecto procedimental, si el fallador desvía por completo el procedimiento fijado
por la ley para dar trámite a determinadas cuestiones.

2.      Carácter exclusivo y obligatorio de la función jurisdiccional: Este principio significa


que la función jurisdiccional solo puede ejercerla el Estado por conducto de los órganos
establecidos a tal efecto.

Precisa distinguir, de acuerdo con la constitución política, el significado de los términos


jurisdiccional y judicial. El primero se refiere a la facultad de administrar justicia, mientras
que el segundo a una de las ramas del poder público. La rama judicial es a la que se le
atribuye primordialmente el ejercicio de la jurisdicción, pero sin que sea exclusiva de ella,
por cuanto también radica en funcionarios de otras ramas, como acontece con el parlamento
cuando juzga al presidente de la república o determinados funcionarios administrativos a
quienes se les confía el recaudo ejecutivo de ciertos tributos (jurisdicción coactiva).

Por último, este principio tiene como indispensable el complemento de la obligatoriedad, para
todos los integrantes de la comunidad, sin distinción de edad, raza, condición, etc., de
someterse a la jurisdicción del Estado.
3.      Trámite adecuado u obligatoriedad de procedimientos: El derecho procesal se divide
en diversas ramas, como la civil y la penal, puesto que la naturaleza de cada una de estas
exige un tratamiento diferente en cuanto al proceso que corresponde surtir.

Esta diferencia no se presenta solo en dichas ramas, sino que ocurre dentro de algunas de ellas,
pues lo que se reclama o centinela en el proceso no siempre es lo mismo. Así por ejemplo,
no es igual el trámite que en el civil se le da a la demanda que pretende obtener el
reconocimiento de una deuda contraída por el demandado y la consiguiente condena a
pagarla (declarativo), que la tendiente a lograr la cancelación de una obligación (ejecutivo).
De ese modo, el principio implica que se impone acudir al proceso indicado por la ley y
dentro de este surtir las diversas etapas con las modalidades y el orden preceptuado en la
norma.

La inobservancia de las formalidades propias del proceso determina la nulidad de la actuación.


Sin embargo, esta sanción obra únicamente cuando se viola el derecho de defensa, por
cuanto, si la irregularidad no tiene esta connotación, solo puede subsanarse mediante los
recursos, so pena que se sanee.

4.      Necesidad de oír al demandado: Consiste en que es indispensable vincular al proceso a la


parte contra quien el demandante formula o reclama su pretensión, a fin que pueda ejercer
el derecho de defensa. Este principio se cumple mediante la notificación personal de la
primera providencia al demandado o acusado, requisito que le da la calidad de parte y lo
habilita para actuar en el proceso.

El principio se cumple mediante la notificación personal de la primera providencia al


demandado o acusado, requisito que le da la calidad de parte y lo habilita para actuar en el
proceso. Dicha primera providencia en el proceso civil y los que siguen sus orientaciones,
excluido el penal, está constituida, en los procesos declarativos, por el auto admisorio de la
demanda, y, en los ejecutivos, por el mandamiento de pago.

5.   Igualdad de las partes: Las dos partes, demandante y demandado (civil, laboral,
contencioso administrativo, etc.) o el acusador y el acusado (penal) disponen de las mismas
oportunidades para formular cargos y descargos y ejercer los derechos tendientes a
demostrarlos.

Es así como, por ejemplo, en un proceso declarativo el demandante formula en la demanda su


pretensión y el demandado se pronuncia frente a ella dentro del término de traslado que se
le corre a continuación de la notificación del auto admisorio. Viene luego el período
probatorio para practicar las pruebas solicitadas por las dos partes en la demanda y su
contestación. Posteriormente se surte el término para que las partes aleguen, sea individual
o conjuntamente. Además, todas las providencias tienen un término común denominado de
ejecutoria para que la parte afectada con la decisión pueda impugnarla mediante la
proposición de los respectivos recursos.

La corte constitucional considera al respecto que la carta política reconoce a los jueces un
margen apreciable de autonomía funcional, siempre que se sujeten al imperio de la ley (arts.
228 y 230). Además, la jurisprudencia solo tiene el carácter de auxiliar, excepto la
constitucional, que es de obligatoria observancia. En consecuencia, el funcionario puede
apartarse en uno u otro caso de lo sostenido, “siempre que justifique de manera suficiente y
adecuada su decisión, pues, de lo contrario, estaría infringiendo el principio de la igualdad
(Const.pol., art.13)”

6.      Prevalencia del derecho sustancial:

7.      Motivación de las sentencias

8.      Independencia de funcionarios jurisdiccionales

9.  Principio libre acceso a administración de justicia

10.  Principio de gratuidad

11.  Legalidad

12.  Inmediación

13.  Concentración

14.  Contradicción

15.  Cosa juzgada

16.  Impugnación

17.  Doble instancia

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