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Pero en Twitter existe una versión de Jessica que ninguno de sus amigos o
familiares podría reconocer. Aunque las dos cuentas comparten su nombre,
retrato y la misma biografía de una sola línea (“Tengo problemas”), la otra
Jessica ha promocionado cuentas de inversiones inmobiliarias canadienses,
criptomonedas y una estación de radio en Ghana. La cuenta falsa siguió o
retuiteó cuentas en árabe e indonesio, idiomas que Jessica no habla.
Mientras ella tenía 17 años y estaba en el último año del colegio, su
contraparte falsa frecuentemente promovía pornografía gráfica, al retuitear
cuentas como Squirtamania y Porno Dan.
Las cuentas que más se parecen a las personas reales, como la de Rychly,
muestran el patrón de una especie de robo de identidad social a gran escala.
Al menos 55.000 cuentas de Devumi usan los nombres, fotos de perfil,
lugares de origen y otros detalles personales de usuarios reales de Twitter,
incluidos menores de edad, según un análisis de datos realizado por el
Times.
Jessica Rychly, cuya identidad en redes sociales fue robada por un bot de
Twitter.
“No quiero que mi foto esté relacionada a esa cuenta, ni mi nombre”, dijo
Rychly, quien ahora tiene 19 años. “No puedo creer que alguien pague por
eso. Es simplemente horrible”.
The New York Times revisó los registros comerciales y judiciales que
evidencian que Devumi tiene más de 200.000 clientes, incluyendo estrellas
de reality shows, atletas profesionales, comediantes, oradores de TED,
pastores y modelos. En la mayoría de los casos, según muestran los
registros, esos clientes compraron sus propios seguidores. En otros, sus
empleados, agentes, compañías de relaciones públicas, familiares o amigos
hicieron la compra. Por solo unos centavos de dólar por cada uno, a veces
incluso por menos, Devumi ofrece seguidores de Twitter, visitas en
YouTube, reproducciones en SoundCloud y recomendaciones en LinkedIn.
“Las redes sociales son un mundo virtual en el que la mitad son bots y el
resto es gente real”, dijo Rami Essaid, fundador de Distil Networks, una
empresa de ciberseguridad que se especializa en erradicar redes de bots.
“No puedes aceptar sin más lo que dice un tuit. Y no todo es lo que
parece”.
El año pasado, tres mil millones de personas iniciaron sesión en redes como
Facebook, WhatsApp o la china Sina Weibo. El anhelo colectivo del
mundo por establecer una conexión no solo ha cambiado la composición de
la lista de las 500 empresas con mayor valuación de Fortune y reformulado
el mundo de la publicidad, sino que ha creado un nuevo indicador de
estatus: la cantidad de personas que te siguen, te dan me gusta o te agregan
como “amigo”. Para algunos artistas o empresarios, ese estatus virtual es un
factor de influencia en el mundo real. Los conteos de seguidores en redes
sociales pueden determinar quiénes los contratan, cuánto les pagan por
patrocinios o compromisos e, incluso, cómo los clientes potenciales
evalúan sus productos o negocios.
La fama genuina a veces conlleva una influencia real en redes sociales, con
los fanáticos que siguen a sus estrellas de cine favoritas, a cocineros
célebres y modelos. Pero también hay atajos disponibles: en sitios como
Social Envy y DIYLikes.com tan solo se requiere dar un número de tarjeta
para comprar un ejército de seguidores en cualquier plataforma social en
línea.
Pero vistas más de cerca había detalles extraños. Los nombres de las
cuentas tenían letras de más o usaban guion bajo o sustituían letras tan
similares que el cambio era casi imperceptible, como una ele minúscula en
vez de una i mayúscula.
Para identificar un bot de Devumi
La compra de bots
Aunque algunos dijeron que creían que Devumi les daba fanáticos
potenciales o clientes reales, otros admitieron que sabían o sospechaban
que las cuentas eran falsas. Varios dijeron arrepentirse de haber hecho la
compra.
Una portavoz dijo que ese empleado actuó sin la autorización de Ireland y
que había sido suspendido después de que el Times preguntó al respecto.
“Estoy segura de que pensó que estaba cumpliendo con sus
responsabilidades, pero no es algo que debería haber hecho”, dijo la vocera,
Rona Menashe.
Algunos negaron haber hecho compras a Devumi. Entre ellos está Ashley
Knight, la asistente personal de Ray Lewis, el futbolista, cuyo correo
electrónico era el listado en una orden para 250.000 seguidores. La cuenta
personal de Twitter de Paul Hollywood, panadero célebre y juez de The
Great British Bake-off, fue eliminada después de que el Times le envió
preguntas por correo. Hollywood respondió así: “La cuenta no existe”.
(Lo descrito es una parte del artículo realizado por Nicholasw Confessores,
Gabriel J.X. Dance, Richard Harris y Mark Hansen el 27 de Enero del 2018
y que fue publicado en el “New York Times”. Puede consultar el artículo
completo en el siguiente enlace:
ttps://www.nytimes.com/interactive/2018/01/27/technology/social-media-
bots-es.html)
CUESTIÓN A RESOLVER: