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BOTS Y REDES SOCIALES: DILEMAS POLITICOS Y SOCIALES.

Aunque es difícil detectar a un bot en redes sociales, pueden ser ubicados por el modo en
que operan, explicó este jueves Rossana Reguillo, investigadora de ciencias sociales y activista.

"A veces es fácil (identificarlos) porque operan (con) un código automatizado que tú cargas, le das
la instrucción puede ser desde un Tweet Deck, una persona con una computadora que maneja 20,
30 cuentas, y está tuiteando contenido automatizado", detalló

La especialista apuntó que, actualmente, preocupa y considera "más perversa" la estrategia


utilizada en bots, porque se usan cuentas que aparentan ser personas. Estos son
llamados 'maestros de ceremonia', debido a que "salen a la escena, captan el ambiente y lanzan
consignas".

Estos bots tienen horarios establecidos para aparecer en redes sociales: a las 8:00, a las
13:00 y a las 20:00 horas. Esto coindice, puntualizó, con el horario de la conferencia de prensa
matutina del presidente, la entrada de los noticieros nacionales y en la noche para dejar "clavado"
un mensaje.

"Creo que para un usuario normal la identificación de un bot es muy difícil, pero es muy
fácil ubicar al tercero en esta tipología de cuentas: un trol", comentó Reguillo.

El trol dice ser alguien que no es, añadió. Los "troles por encargo" están programados para
realizar acoso selectivo a ciertos personajes. No obstante, Reguillo agregó que ahora también hay
troles reales de ambos lados de la política que salen a atacar al adversario.

Por último se encuentran los bots fans. "Este es un usuario no reflexivo que en cuanto ve


algo, es como el broncudo de la escuela que cuando ve que va a haber madrazos se sube al ring"
para atacar, destacó.

En términos matemáticos, manifestó Reguillo, ubicar a una cuenta bot depende de


muchos factores. Esto está relacionado con el tipo de contenido que produce, la antigüedad de la
cuenta, los seguidores y el pico de su actividad.
Asimismo, consideró que debe hacerse el intento de tener una conversación crítica en
redes sociales, y que la controversia es fundamental para la democracia. El problema estriba, dijo,
que en este tipo de cuentas hay estrategias orquestadas, ya sea con la coordinación automatizada
o humana, que terminan por achicar el debate y llevan incluso a la autocensura.

Bots y encuestas electorales

José Antonio Meade fue ovacionado durante más de medio minuto el pasado noviembre
cuando el presidente de México, Enrique Peña Nieto, le presentó en el Palacio Nacional como su
candidato para sucederle en las elecciones del próximo 1 de julio. En Twitter, los aplausos eran
ficticios. Cientos de cuentas tuitearon casi al mismo tiempo @JoseAMEade hasta conseguir que el
nombre del candidato del PRI se convirtiera en trending topic, según un análisis del periodista
mexicano especializado en redes Alberto Escorcia. Pero según este experto, no es el único. El
favorito para ganar la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, también goza del impulso
indirecto de cuentas falsas de Twitter que siguen a uno de sus hombres fuertes, Ricardo Monreal.

Para los usuarios de redes en el país norteamericano se ha vuelto difícil distinguir entre la
conversación política auténtica y la impostada. Expertos digitales han detectado que los partidos
políticos mexicanos están utilizando bots (cuentas automáticas) y trolls (humanos que manejan
cuentas falsas) con una intensidad nunca vista en México. Buscan el voto crucial de los jóvenes –
entre ellos 14 millones de nuevos votantes– en un país donde Facebook y Twitter son
especialmente populares. 

La creación de portales de noticias falsas, el pago a influencers, las suplantaciones de


identidad en la red y el acoso a usuarios son prácticas frecuentes de los partidos, según jóvenes
que trabajaron como trolls, analistas y empresarios de marketing político contactados por este
diario. Y aunque los partidos no reconocen recurrir a estas prácticas que intoxican el debate
político, los análisis de datos muestran otra realidad.

Según la consultora de redes Metrics México, más de un 18% del contenido en Twitter en el país
norteamericano fue generado en las últimas semanas por bots e influencers.
“Los influencers ponen el tema, los bots lo ‘engordan’, y la opinión pública lo compra”, resume el
CEO de esta firma, Javier Murillo.
Morena no reconoce utilizar bots, pero es difícil controlar esta práctica. Como ejemplo
Escorcia ha detectado que Monreal, el aliado de López Obrador que se unió a su campaña en
febrero, tenía bots que le apoyaban desde antes. Al menos una de cada seis menciones en Twitter
a Monreal en lo que llevamos de marzo proviene de cuentas automáticas. “Es escandaloso. Ni
siquiera el PRI tiene un uso de bots tan evidente y obvio”, asegura a EL PAÍS.

Europeos y estadounidenses han tomado conciencia recientemente del daño de la


manipulación en Twitter o Facebook –tras la supuesta injerencia rusa en las elecciones de EEUU o
las revelaciones sobre las malas artes de la consultora Cambridge Analytica–, pero los mexicanos
ven la contaminación de las redes como un mal que viene de lejos. Años antes de que Rusia
fundara la granja de trolls más famosa del mundo, la Internet Research Agency, decenas de ellas
ya operaban en México.

“La gente aquí lo ve como algo normal, porque en toda su vida no han visto un Twitter
limpio”, dice Andrea Noel, periodista del medio estadounidense The Daily Beast que ha
investigado la falsificación en las redes sociales.

Un exhaustivo informe elaborado por la organización estadounidense Freedom House, que


promueve la democracia y los derechos civiles, denuncia que las campañas de manipulación y
desinformación en Internet en México son un “fenómeno recurrente” desde 2012 y el uso de los
bots para “manipular los debates está documentado en varios estudios”.

Como consecuencia de la guerra sucia, las redes de México se han convertido en un


terreno fértil para ideologías y grupos que prosperan en espacios de baja confianza donde la
verdad no tiene valor, alertan los expertos. “Se ha normalizado la violencia digital”, lamenta Rubén
Darío Vázquez, profesor de la UNAM, en conversación con EL PAÍS. “El espacio digital debería ser
libre pero no lo es porque cada cosa que dices es contestada por tres trolls”, zanja.

Guerra de ‘trending topics’

La desinformación en redes ha crecido en esta campaña porque las redes se han


convertido en un campo de batalla electoral tan importante como los escenarios clásicos de la
arena política. En febrero, diputados priistas mostraron en la Cámara una manta con una
caricatura del rival del PAN, Ricardo Anaya, y la leyenda #candiratón, para promover
ese hashtag.de haber sido manipulado. En enero de 2017, unas protestas contra el gobierno por el
alza del precio de la gasolina fueron deslegitimada pronto cuando en Twitter actores
maliciosos promovieron el vandalismo y el caos. El hashtag #SaqueaUnWalmart (en referencia a la
cadena de supermercados estadounidense) rivalizó entonces frente a #gasolinazo.

FACEBOOK Y TWITTER, EN LA MIRA

La injerencia en la campaña electoral estadounidense ha puesto la lupa sobre la


responsabilidad de Facebook y Twitter en la desinformación que circula por sus plataformas.
Ambas corporaciones estadounidenses se han comprometido a combatir los resquicios en su
propio sistema (como la creación de cuentas falsas y bots). Sin embargo, los críticos señalan que
los dos gigantes no muestran un interés real por atajar el problema porque su valoración en Wall
Street depende del número global de cuentas de usuarios.

Twitter renovó a finales del año pasado su aplicación para detectar bots. La mejora le ha


permitido detectar 523.000 intentos diarios de entrar de forma automatizada a la red social
-indicador de que detrás hay una máquina. Desde junio de 2017 ha desactivado más de 220.000
cuentas que no seguían sus reglas, desde las que se enviaban más de 2.200 millones de tuits,
considerados de "baja calidad". En México trabaja con la ONG Jóvenes en Movimiento para dar
talleres sobre cómo informarse en la red.

Facebook firmó a principios de febrero un memorándum de cooperación con el Instituto


Nacional Electoral de México para promover la participación ciudadana en los comicios. Su
apuesta es capacitar a los funcionarios sobre el uso de Facebook y organizará talleres para medios
nativos digitales. Se comprometieron además a desarrollar materiales junto con organizaciones
civiles para ayudar a los usuarios a detectar contenido de baja calidad en Internet.

Incluso tendencias inocuas del tipo #FelizDomingo o #YaMeCansé son elevadas y


potenciadas por bots y trolls al servicio de los candidatos como cortinas de humo para
desbancar trending topics negativos, según análisis hechos por expertos opuestos a esta
manipulación. En Twitter, el objetivo de los partidos es conseguir temas favorables a sus
candidatos o negativos para sus rivales en la lista tendencias del momento.

Los trolls políticos mexicanos suelen ser jóvenes universitarios necesitados de unos


ingresos extra. Ganan unos 12.000 pesos al mes (520 euros), según dos extrolls que hablaron
anónimamente con EL PAÍS debido a que los partidos les obligan a firmar cláusulas de
confidencialidad. Cada uno gestionaba decenas de cuentas falsas de Twitter o Facebook, con
identidades robadas o ficticias. “Se creen que eres un ser humano real”, comenta una de ellos.
Nuevas armas de manipulación

Los expertos observan que en esta campaña las tácticas de manipulación han
evolucionado y bots y trolls no son las únicas herramientas. Hay incluso quien cree que las cuentas
automáticas “serán menos importantes en 2018”. Sergio José Gutiérrez, de Espora, una empresa
de comunicación digital política, apunta que “los partidos han descubierto tácticas más efectivas
como la generación de noticias falsas y publirreportajes en portales supuestamente informativos
que se venden al mejor postor”. No extraña esta deriva, ya que las noticias falsas se expanden
“significativamente más lejos, más rápido, más profunda y ampliamente” que las verdaderas,
según un estudio del MIT presentado este mes en la revista Science, donde se precisa aún más el
fenómeno: “En todas las categorías de información, y los efectos fueron más pronunciados para
noticias políticas falsas”.

“Yo me encuentro cada semana unas cinco fanpages de Facebook que se dedican a mover
estas notas falsas, y después desaparecen”, comenta Luis Roberto Castrillón, un
periodista freelance que lucha contra la desinformación desde hace un par de años en su blog.
“Varias dan directamente noticias falsas, pero también abundan las que agregan contenido de
otros medios: copian la noticia y les ponen títulos engañosos para atraer visitantes”.

Ejemplos recientes de noticias falsas rápidamente extendidas en México son unas supuestas
declaraciones de la ex primera dama Margarita Zavala –y actual candidata presidencial
independiente- en la que se comparaba con Michelle Obama o una foto falsa del hijo del
candidato Ángel Manuel López Obrador montado en un coche deportivo de lujo. 
Otra novedad que inquieta a los expertos son los métodos invasivos que están usando los
partidos en esta campaña, como el envío de mensajes por WhatsApp o Snapchat, agrega la
investigadora de la Universidad de Oxford Yin Yin Lu. Los partidos estarían usando estos nuevos
canales porque los usuarios de Twitter y Facebook en México desconfían del contenido que
aparece en sus plataformas.

“Tácticas como esta son mucho más siniestras y manipulativas, porque constituyen una
invasión de la vida privada”, añade. En Reino Unido, bots en la aplicación de citas Tinder fueron
usados para promover mensajes políticos en favor del Partido Laborista.

En este contexto enrarecido por los actores internos, surge ahora el temor a que la
situación se agrave desde fuera. Por un lado, el mercado mexicano también ha atraído a empresas
como Cambridge Analytica, la cuestionada compañía británica de datos que trabajó para Donald
Trump en la campaña de 2016, y que ha admitido en cámara oculta “decir cosas que no son
necesariamente verdaderas”, según ha revelado el canal británico Channel 4. La compañía habría
trabajado de forma secreta en México según lo que dice en el reportaje el director general de la
firma, Mark Turnbull.

Por otro lado, EEUU ha advertido que ha notado “señales” de una campaña de
desinformación rusa en México, pero por ahora nadie tiene pruebas concluyentes. El gobierno
mexicano ha negado repetidas veces que haya detectado intromisión alguna. Por su parte el
Kremlin nunca ha reconocido injerencia en las elecciones de otros países a pesar de que a estas
alturas se conocen detalles incriminadores gracias a la investigación en EEUU del fiscal especial
Robert Mueller.

“Hay que ponernos a tuitear”

Los mexicanos fueron conscientes de la guerra electoral en las redes por primera vez en
2012, durante la campaña presidencial que ganó Peña Nieto. Entonces, se conoció que los partidos
pagaban a miles de jóvenes para promover trending topics favorables a sus candidatos. Un video
filtrado publicado en YouTube muestra aparentemente al coordinador de una granja de bots del
PRI dando órdenes a los trolls durante un debate presidencial. “Hay que ponernos a tuitear. Todos
al mismo tiempo usando el hashtag #EsMomentodeMéxico”, se le escucha decir.
También en aquella campaña trabajó el hacker Andrés Sepúlveda, quien aseguró en
una entrevista de 2016 con la revista Bloomberg Businessweek que tenía un presupuesto de
600.000 dólares para dirigir un ejército de 30.000 bots a favor de Peña Nieto.

Actualmente, el uso político de ‘cibertropas’ es un fenómeno global que ha documentado


la Universidad de Oxford en al menos 28 países distintos, entre ellos democracias como Reino
Unido y Estados Unidos y regímenes autoritarios como Rusia, Venezuela o Turquía. Incluso antes
de que aparecieran Twitter y Facebook, países como Rusia o China pagaban a blogueros para que
publicaran contenido provocador.

“Una industria que mueve mucho dinero”

El sector de la propaganda en redes ha crecido gracias a que los partidos destinan en esta
campaña 2018 más fondos a la batalla online. Los expertos prevén que los partidos invertirán en
las redes buena parte de los 6.700 millones de pesos (360 millones de dólares) asignados por el
Instituto Nacional Electoral (INE). Con miles de candidatos compitiendo por escaños en el
Congreso, gubernaturas y la presidencia, las empresas digitales tienen amplias oportunidades para
firmar lucrativos contratos.

Analistas hablan de un creciente sector de oscuras empresas de marketing en redes que se


promocionan con ambiguas definiciones de su negocio, del tipo “contención de crisis” o
“estrategia digital” pero que en realidad son granjas de trolls. Animados por el lucro, ha surgido un
ejército de freelancers que trabajan para los partidos desde casa. Se aprovechan de que apenas
hay barreras de entrada: para crear un ciberejército basta comprar bots de Twitter o Facebook en
webs como Socialdek, Peakerr o CheapPanel. 

“Esto es una industria que mueve mucho dinero”, cuenta el analista Escorcia en
conversación con EL PAÍS. Uno de los empresarios de este sector, el CEO de Victory Lab, Carlos
Merlo, asegura que cada vez tiene más rivales: “Si no me actualizo, estos chicos de 16 o 17 años
me quitan el negocio”.

El protagonismo de Twitter y Facebook en la política mexicana se explica en parte por el


papel central de internet en una sociedad joven y con un alto grado de penetración de las redes
sociales. Cerca de 6 de cada 10 mexicanos considera que internet les acerca a los procesos
democráticos en México y 9 de cada 10 dijo que buscará información en redes sociales y sitios de
noticias, según una encuesta de agosto del año pasado de la patronal de la industria online en
México, la Asociación de Internet.Mx.

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