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El último estudio anual realizado por Qustodio, la web de control parental y bienestar digital,

ha mostrado que los niños y jóvenes de entre 4 y 18 años de edad, pasan una media de 4 horas
diarias frente a pantallas y dispositivos móviles, un total de 1.460 horas al año.

En la actualidad, los menores cuentan con numerosas redes sociales y plataformas en las que
interactúan, no solo con amigos y familiares, sino con miles e incluso millones de personas.
Instagram, Facebook, Twitter, YouTube, Tik Tok y otras plataformas como Twitch o Discord
cuentan todas con los denominados “influencers”. Estos son figuras cuyo trabajo es crear
contenido de entretenimiento para atraer a una audiencia que lo consuma.

Sin embargo, desde el punto de vista del consumidor y sobre todo entre los más jóvenes
pueden crearse vínculos afectivos amistosos e incluso románticos, cuyo problema recae en el
carácter unidireccional de esas relaciones.

Es decir, el menor idealiza al influencer y lo tiene como un modelo a seguir cuando este ni
siquiera conoce a sus fans de manera individual y, por lo tanto, no desarrolla en ningún
momento ese vínculo ya que la concepción que este personaje público tiene de su audiencia
de un colectivo.

Estas celebridades en ocasiones se pueden aprovechar de la influencia que tienen sobre los
menores. Este aprovechamiento se puede realizar de una forma más leve, como venderles un
producto o animarlos a acudir a un restaurante; pero también se pueden llegar a situaciones
de abuso económico o sexual, incluso.

Esta realidad se ha visto reflejada en numerosos casos. Uno de ellos es la polémica que hubo
con el youtuber Willirex, quien se dedicó a vender NFT a precios desorbitados a sus
seguidores, de los cuales una gran parte son menores de edad y que, por lo tanto, no pueden
participar en este mercado.

Por otro lado, el influencer Dalas Review ha sido denunciado en varias ocasiones por delitos de
abuso sexual y ciberacoso a fans menores de edad.

Por último, el caso de Naim Darrechi ha sido uno de los más conocidos en España. Este joven
de 20 años, confesó abiertamente que aprovecha su fama para engañar a las chicas con las
que se acuesta con el objetivo de mantener relaciones sexuales sin protección, en varias
ocasiones sin consentimiento.

Con estos datos, se puede llegar a la conclusión de que es necesaria una mayor educación
mediática y digital en menores, tanto en centros educativos como en casa, para que puedan
hacer un uso responsable de Internet y las redes sociales.

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