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Plotino, Enéadas
1. VI 9, 1 (9), selección. Sobre el Bien o el Uno
Por lo uno todos los seres son seres, tanto los que son seres en sentido primario cuanto todo aquello
de lo que, en uno u otro sentido, se dice que está entre los seres. Pues ¿qué podrían ser si no fuesen
uno, dado que, privados de lo uno que de ellos se dice, esos seres ya no son? En efecto, no hay
ejército si no es uno, así como tampoco habrá un coro o un rebaño si no son unos. Pero tampoco hay
casa ni nave si no poseen unidad, puesto que la casa es una así como la nave es una, y si se les quita
su unidad, la casa ya no será casa ni la nave será nave. Así pues, las magnitudes continuas, si en
ellas no estuviera presente la unidad, no serían. En todo caso, si se las secciona, en la medida en que
pierden la unidad, cambian su ser. Por cierto, también los cuerpos de las plantas y de los animales,
que son cada uno de ellos uno, si abandonan la unidad y se fragmentan en una multiplicidad pierden
la esencia propia que poseían y ya no son lo que eran, sino que se convierten en otras cosas, y éstas,
también ellas, son en la medida en que son unas. Y hay salud siempre que el cuerpo esté coordinado
en una unidad, y belleza, siempre que la naturaleza de la unidad mantenga unidas las partes; y hay
virtud del alma siempre que ella esté unificada en una unidad y un único acuerdo.
5. V 3, 16 (49), selección. Sobre las hipóstasis cognitivas y sobre lo que está más allá
Que debe existir algo después de lo Primero y que lo Primero es potencia, una extraordinaria
potencia, es algo que ya hemos dicho en otras ocasiones. Una prueba de ello –también dijimos—lo
ofrece la consideración de las demás cosas, porque ninguna de ellas, ni siquiera de las inferiores,
carece del poder de generar. Agreguemos ahora que, si las realidades generadas no pueden ascender,
sino que, por el contrario, descienden y van adquiriendo una multiplicidad cada vez mayor, el
principio de cada cosa debe ser más simple que ella. Lo que produce el universo sensible no puede
ser, él mismo, universo sensible, sino Inteligencia y universo inteligible; lo anterior a él y lo que lo
genera no será, pues, ni Inteligencia ni universo inteligible, sino más simple que la Inteligencia y
más simple que el universo inteligible. Lo múltiple, en efecto, no procede de lo múltiple, sino que la
multiplicidad de este mundo sensible proviene de lo que no es múltiple. Pues si su punto de partida
fuera, a la vez, múltiple, éste ya no sería principio sino que habría aún otra cosa anterior a él.
Debemos, así, concentrarnos en lo que es realmente uno, extraño a toda multiplicidad y extraño
también, puesto que es realmente simple, a ésta o aquélla particular simplicidad.
7. V 3, 13 (49), 1-12. Sobre las hipóstasis cognitivas y sobre lo que está más allá
Y por eso es también verdaderamente inefable. Porque digas lo que dijeres, dirás algo. Pero la
expresión ―más allá de todas las cosas y más allá de la inteligencia más augusta‖ entre todas es sólo
verdadera no si es una denominación de aquél sino si aquel no es uno entre todos ni hay ―nombre de
él‖, porque nada se predica de él. Pero nosotros tratamos de designárnoslo a nosotros mismos como
podemos. Pero cuando dijéramos perplejos: ―Entonces, no se percibe a sí mismo, no tiene
conciencia de sí mismo, no se conoce a sí mismo‖, es menester tener en cuenta que, al decir estas
cosas, estamos moviéndonos en direcciones contrarias. Al hacerlo conocido y conocimiento, lo
pluralizamos; y al atribuirle el pensamiento, le hacemos tener necesidad del pensamiento. Y aun
suponiendo que el pensamiento sea consustancial con él, será algo sobrante en él.
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numéricamente, susceptiva de los contrarios‖, convenga a todas las sustancias.
Porfirio, Isagogé
Introducción
Puesto que es necesario, oh Crisaorio, a fin de aprender las Categorías de Aristóteles, saber qé son
el género, la diferencia, la especie, lo propio y el accidente, y puesto que este conocimiento es
ventajoso a fin de establecer las definiciones y sobre todo para lo referido a la división y a la
demostración, procuraré, haciéndote una breve referencia en pocas palabras y a modo de
introducción, abordar lo que al respecto han dicho los antiguos, pero evitando caer en
investigaciones muy profundas y aun encarando limitadamente las más simples. Al respecto, en lo
que concierne a los géneros y a las especies y sobre si son subsistentes o bien si residen en simples
pensamientos desnudos y, en caso que sean subsistentes, sobre si son corporales o incorporales y si
están separados o bien si están en las cosas sensibles y subsisten sólo en relación a ellas, sobre tal
asunto rehusaré hablar, pues es de naturaleza muy profunda y requiere un examen más amplio.
Intentaré mostrarte enseguida que los antiguos –y sobre ellos principalmente los peripatéticos– han
dado detalladas explicaciones de tipo lógico acerca de estos términos (género y especie) y de otros
que veremos más adelante.