Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1ª Vía
"[...] En este mundo hay movimiento. Y todo lo que se mueve es movido por otro. [...]
Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se
mueva a sí mismo. Todo lo que se mueve necesita ser movido por otro. Pero si lo
que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y este por otro. Este
proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que
mueve, y así no habría motor alguno pues los motores intermedios no mueven más
que por ser movidos por el primer motor. [...]. Por lo tanto, es necesario llegar a
aquel primer motor al que nadie mueve. En este, todos reconocen a un ser más
omnipotente al cual llamamos Dios”.
2ª Vía
El cocinero es causa eficiente del plato que ha cocinado, pero depende de la causa
eficiente de los alimentos que ha cocinado; del Tendero, del agricultor, del ganadero, del
pescador.
Y por poner un caso, el agricultor, depende del herrero que fabrica los aperos de
labranza, y éste del metalúrgico que procesa el metal y éste del minero que extrae el
mineral.
Como no podemos suponer una guía indefinida de causas eficientes subordinadas, ya
que si falta la intermedia desaparece el efecto.
Hay que suponer una primera causa eficiente incausada, que es lo que todos conocen
como Dios.
3ª Vía
La tercera vía es doble.
Es decir, que contiene implícitamente la estructura de dos vías subordinadas entre sí.
La primera parte, iría desde el hecho de que hay seres susceptibles de ser o de no ser,
ya que de hecho se generan y se corrompen.
El hecho de experiencia es que vemos que algunos seres dejan de existir y otros, por el
contrario, comienzan a existir.
La aplicación del principio de causalidad eficiente en este caso supondrá que todo ser
contingente es causado (“Summa theológica” y “Summa contra gentiles”) ya que lo que
no es, no empieza a ser sino en virtud de algo que ya es.
Y como no podemos establecer una serie indefinida de seres contingentes que ponen
en la existencia a otros seres igualmente contingentes, ya que, si todo está sujeto a no
ser, hubo un tiempo que no existió nada, y esto supuesto, ahora no habría nada.
Por lo tanto, (término de la primera parte). Es preciso suponer algún ser necesario.
Segunda Parte:
Pero nada indica que ese ser necesario sea Dios. El propio Tomás de Aquino escribió
“Podría suponerse incluso que la materia prima del universo fuera ese ser necesario”.
Pero las sustancias son compuestos hilemórficos (de materia y forma) y la materia no
se conforma a sí misma.
Es decir, no se ordena a ser una sustancia u otra sustancia por sí misma.
Y como no es posible suponer una serie indefinida de seres relativamente necesarios
que conformen a otros, también relativamente necesarios, es decir, que tengan la razón
de su necesidad en los anteriores pues si así fuese no habría razón de necesidad de
ninguno de estos seres.
Es por tanto imprescindible un ser absolutamente necesario, que tenga en sí la razón
de su necesidad y sea causa de la necesidad de los seres relativamente necesarios y a
través de estos, causa de la existencia de los seres contingentes.
Y este ser absolutamente necesario es el que llamamos Dios.
4ª Vía
La cuarta vía se basa en los grados de perfección y se refiere exclusivamente a las
perfecciones trascendentales, Análogas, simples o puras.
Perfecciones trascendentales son las que convienen o se pueden predicar de todo ente,
por el mero hecho de ser….
La unidad, la verdad, el bien, la belleza.
Los seres que podemos percibir poseen estas perfecciones limitadas, por tanto, no las
tienen por naturaleza o esencia, ya que, si así fuera, estas perfecciones se darían de
modo absoluto.
Por ejemplo, la pertenencia a un género o especie determinados.
Las perfecciones que se dan limitadas, son, por tanto, participadas, es decir,
comunicadas por otro.
Y como no podemos suponer una serie indefinida de seres con las perfecciones
trascendentales comunicadas y participadas; pues si así fuese no habría en ellos tales
perfecciones.
Habrá que suponer un ser que posea esas perfecciones transcendentales por esencia
o naturaleza.
Es decir, que más que poseerlas, las sea y ese ser perfecto es el que todos llaman Dios.
5ª Vía