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MEDIO AMBIENTE

Y DERECHOS HUMANOS

ABSTRACT

S i bien la mayor parte de la población se ve expuesta a los nocivos


efectos que generan los problemas medioambientales, por muy
diversos factores, éstos no suelen distribuirse de manera equitativa.
Así, son varios los casos en que el mayor impacto medioambiental
negativo sobre el goce y ejercicio de derechos como la vida, la salud
e, incluso, la propiedad, suele ser asumido por los sectores más vulne-
rables de la sociedad: pobres y comunidades indígenas. Lo anterior,
además de estar prohibido por el Derecho Internacional de los Dere-
chos Humanos, no es otra cosa que la manifestación en los hechos de
los no muy conocidos conceptos de justicia y discriminación ambiental.
Analizando la inequitativa y discriminatoria distribución de las car-
gas ambientales en tres casos concretos dentro de Chile, este capítulo
revisa algunas de las principales violaciones a los derechos de ciertas
comunidades y personas. Finalmente, la última sección del mismo se
encarga de hacer un breve seguimiento a los principales hechos pre-
sentados en el capítulo de Derechos Humanos y Medio Ambiente
del Informe... del año pasado.

PALABRAS CLAVE: justicia ambiental, discriminación ambiental, princi-


pio de igualdad, garantía de no discriminación, cargas ambientales,
Rinconada de Maipú, comunidades indígenas.

I. INTRODUCCIÓN:
JUSTICIA Y DISCRIMINACIÓN AMBIENTAL

El Informe anual de derechos humanos 2007. Hechos 2006 incorporó por


primera vez un capítulo relativo a la vulneración de los derechos hu-
manos en situaciones de degradación ambiental en nuestro país. El

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enfoque de dicho capítulo, por tratarse del primero que hacía esta
vinculación, fue deliberadamente amplio y comprensivo de la mayor
cantidad de hechos y situaciones que, vinculadas al ambiente, impli-
caban una vulneración de los derechos humanos1. La última sección
del capítulo de este año 2008 hará un breve seguimiento a dichos he-
chos y violaciones a los derechos humanos que los mismos generan o
contribuyen a generar. En esta oportunidad, este capítulo se focaliza
en un tema específico: el inequitativo y discriminatorio goce y ejer-
cicio de ciertos derechos humanos que se sigue como consecuencia
de problemas medioambientales. De este análisis será posible vis-
lumbrar la aparición de dos nuevos e interesantes conceptos en la
discusión nacional, tanto en materia de derechos humanos como de
protección del ambiente: los de justicia y discriminación ambiental.
Los problemas o deficiencias medioambientales, dependiendo
de la intensidad o grado de manifestación, suelen presentar una es-
trecha vinculación con los derechos humanos, en el sentido de que
sus exteriorizaciones generalmente se traducen en afectaciones de
los mismos. Así, razonablemente se puede sostener que los elevados
niveles de contaminación atmosférica que presente una gran ciudad,
el derrame de residuos tóxicos sobre el río que atraviesa un valle o el
emplazamiento en una comuna de un vertedero que no cumple con
las exigencias sanitarias mínimas, impactarán negativamente sobre
los derechos a la vida, a la salud, al agua, a vivir en un medio libre de
contaminación, a la privacidad, entre otros, de los habitantes de esa
ciudad, valle o comuna.
Sumado a lo anterior, existe otra dimensión que suele ser invisi-
bilizada en el debate público: la de la equitativa o justa distribución
de las cargas ambientales. Así, sucede con frecuencia que las viola-
ciones a los derechos humanos no siempre son distribuidas de la mis-
ma forma entre todos los miembros del cuerpo social. Dependiendo
de una multiplicidad de factores2, determinados grupos de la pobla-
ción –generalmente personas de escasos recursos y minorías étnicas–
o determinados sectores geográficos –que suelen coincidir con los

1
En el Informe... anterior se efectuaba, separadamente, una revisión de los hechos am-
bientales más relevantes vinculados al derecho a la vida, a la salud, al agua, a los derechos
culturales, al derecho al trabajo, a la participación y al acceso a la información.
2
Entre los cuales destacan las características geográficas y climáticas de un determi-
nado sector; los diseños territoriales que determinen la ubicación de zonas industriales, de
áreas verdes, de zonas residenciales, etc.; los índices de pobreza y las reglas de distribución
de la riqueza en una determinada sociedad; el diseño y ejecución de políticas públicas que
repercutan en el ámbito económico, social, cultural y ambiental; entre otros.

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lugares donde se ubican aquellos grupos vulnerables–, terminan por


asumir inequitativa y desproporcionadamente las cargas ambientales
que se generan. En otras palabras, las diversas limitaciones o restric-
ciones al goce y ejercicio del derecho a la vida, a la salud o el derecho
a vivir en un ambiente libre de contaminación, no siempre se distri-
buyen conforme a parámetros de equidad.
El fenómeno anterior, además de repercutir negativamente so-
bre los derechos fundamentales involucrados (vida, salud, agua, etc.),
importa una afectación concreta sobre el principio de igualdad y la
garantía de no discriminación que, en materia ambiental, adquieren
forma y sentido a través del concepto de justicia y discriminación am-
biental. En términos generales, el concepto de justicia ambiental procu-
ra igualar las cargas de contaminación, el desarrollo nocivo y el ago-
tamiento de los recursos entre todos los miembros de una sociedad3.
Aboga, en definitiva, “por una distribución más equitativa de los bie-
nes y males del medio ambiente y por una mayor participación del
público en la evaluación y el reparto de estos bienes y males”4.
Si bien éste es un concepto que goza de cierta importancia y tra-
yectoria en el debate público en general y en el derecho comparado
en particular –sobre todo en Estados Unidos y en Europa, donde
desde hace ya un par de décadas ha venido siendo abordado por la
literatura especializada–, es un concepto escasamente explorado en
Chile, aunque no por eso pasa a ser un concepto que no se pueda ex-
trapolar a nuestra realidad. De hecho, ha sido la propia Presidenta de
la República quien lo ha incorporado al discurso político-ambiental
al señalar, en el marco de la segunda reunión de la Comisión para
una Sociedad Mundial Sustentable celebrada en nuestro país, que:
“Es indispensable avanzar a nivel global en una política ambiental
basada en la equidad, con especial atención a quienes resultan direc-
tamente afectados que son los países más pobres, los más débiles y
vulnerables”5.
La aparición de este concepto surge en plena década de los setenta
cuando el movimiento ambientalista se percata de que los sectores más
vulnerables de la sociedad –fundamentalmente los pobres y las mino-
rías– eran las víctimas habituales de todos los riesgos sociales, inclui-

3
Véase Kristin SHRADER-FRECHETTE, Environmental Justice. Creating Equality, Reclaiming
Democracy, New York, Oxford University Press, 2002, p. 6.
4
Op. cit., p. 6.
5
“Michelle Bachelet aboga por política ambiental equitativa”, en El Diario Financiero,
Santiago, 24 de marzo de 2008.

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dos los de la degradación ambiental6 (de ahí, también, la utilización del


concepto de racismo o discriminación ambiental). Así, en Estados Unidos
resultaba común que los trabajadores agrícolas, los nativos america-
nos, los ghettos afroamericanos y los asentamientos latinos fueran siste-
máticamente los grandes perjudicados con la contaminación ambien-
tal, el agotamiento de los recursos y el vertiginoso desarrollo7.
Existen, por lo demás, evidencias científicas que avalan que estas
minorías –que ya se encuentran en una situación desventajosa en tér-
minos de educación, ingresos y ocupación–, no sólo soportan despro-
porcionadamente el riesgo ambiental sino que, además, tienen menos
poder para protegerse a sí mismos8. Ciertos estudios desarrollados en
Estados Unidos de América indican consistentemente que los grupos
socioeconómicamente más desfavorecidos tienen mayores probabi-
lidades que los grupos blancos de mejor situación socioeconómica,
de vivir cerca de instalaciones contaminantes, de consumir alimentos
contaminados y de ser contratados en ocupaciones de riesgo. Igual-
mente, las investigaciones confirman que estas minorías son menos
capaces de prevenir y remediar tales inequidades9.
Ahora bien, el concepto de justicia ambiental presenta dos esferas
distintas, aunque relacionadas entre sí: por un lado, está el aspecto
del tratamiento justo que tiene directa relación con la idea de justicia
distributiva; y, por el otro, está el aspecto de la participación significa-
tiva que apunta, a su vez, a la idea de justicia participativa.
En lo referido al primer ámbito, y sin pretender ofrecer una des-
cripción exhaustiva y detallada de éste para nada sencillo asunto,
baste decir que la justicia distributiva tiene que ver con la adecuada
(proporcional) distribución de los bienes y cargas sociales disponi-
bles. Una de las consecuencias más importante de sostener que las
cargas ambientales deben ser distribuidas proporcionalmente entre
los distintos miembros de la sociedad es que todo tratamiento dife-
renciado requiere de justificación10, es decir, toda distribución des-

6
Véase SHRADER-FRECHETTE (n. 3), p. 5.
7
Op. cit., p. 6.
8
Véase la abundante bibliografía incluida en la cita a pie de página n. 10, contenida
en SHRADER-FRECHETTE (n. 3)
9
Con respecto a quienes viven cerca de instalaciones contaminantes y a quienes se
desempeñan en ocupaciones de riesgo véase la cuantiosa bibliografía incluida en la cita a
pie de página n. 12, contenida en SHRADER-FRECHETTE (n. 3), p. 7.
10
Véase W.K. Frankena, “Some Beliefs about Justice”, in Philosophy of Law, J. Feinberg
and H. Gross, eds., pp. 252-257; Louis P. POJMAN, “Equality: A Plethora of Theories”, in
Journal of Philosophical Research, vol. 24,1999, pp. 193-245; Elizabeth S. ANDERSON, “What

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igual importará un traspaso de la carga de la prueba al discrimina-


dor. Sólo mediante el aseguramiento de este aspecto: “se proveería
a la gente de varias regiones geográficas, particularmente aquellas
habitadas por pobres, con la presunción de que deben ser tratados
igualitariamente”11.
Atendiendo al hecho de que no únicamente un sistema distributi-
vo es suficiente en orden a promover la justicia ambiental, es que ad-
quiere sentido y relevancia la justicia participativa, el segundo ámbito
de la justicia ambiental. Tal concepto es necesario para ayudar a ase-
gurar la existencia de normas institucionales y de procedimiento que
garanticen a todas las personas la igualdad de oportunidades en la
toma de decisiones12. De otra forma, “las víctimas de la desigualdad
de oportunidades tienen mayores probabilidades de experimentar
explotación, marginalización, impotencia y violencia”13. Por lo tanto,
una alternativa razonable para alcanzar la justicia participativa en la
toma de decisiones ambientales sería que las partes interesadas y los
expertos tengan el mismo peso14. De este modo, el escoger la ubica-
ción de una planta o actividad riesgosa no es solamente un asunto en
el que los expertos se limiten a decir que tal o cual lugar es lo suficien-
temente seguro, sino que, también, es una cuestión de qué es lo que
digan los actores interesados respecto a lo que es suficiente informa-
ción, suficiente compensación y suficientemente justo15.
En concordancia con lo hasta acá dicho, se tiene que la noción
de justicia ambiental tiene relación con la equitativa distribución de
las externalidades ambientales negativas que se generan en toda so-
ciedad. Ahora, cuando esa distribución no responde a parámetros de
equidad y proporcionalidad y, como consecuencia de aquello, la de-
gradación ambiental es asumida –casi invariablemente a lo largo del
tiempo– por determinados grupos de personas que, por no ejercer
poder económico, político o social alguno, se ven imposibilitados de
implementar mecanismos de presión destinados tanto a salvaguardar
sus intereses como a ejercitar adecuadamente sus derechos, se debe
entender que se está en presencia de una discriminación ambiental.

Is The Point of Equality?”, in Ethics, vol. 109, Nº 2, 1999, pp. 287-337. Citado SHRADER-
FRECHETTE (n. 3), p. 27.
11
SHRADER-FRECHETTE (n. 3), p. 27
12
Véase SHRADER-FRECHETTE (n. 3), p. 28.
13
Véase Iris MARION YOUNG, Justice and the Politics of Difference, Princeton, Princeton
University Press, 1990, pp. 26-28, 64-65. Citado en SHRADER-FRECHETTE (n. 3)
14
Véase SHRADER-FRECHETTE (n. 3)
15
Ibid.

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Nada más que como una advertencia final, cabe precisar que,
aun cuando los conceptos de justicia y discriminación ambiental ca-
recen de una consagración explícita dentro del espectro normativo
conformado por diversos instrumentos internacionales de derechos
humanos, sí se puede sostener que uno y otro son manifestaciones
específicas de dos fundamentales ideas –ampliamente recogidas, por
lo demás– propias de este campo del Derecho: el principio de igual-
dad y la garantía de no discriminación, respectivamente. De ahí, en-
tonces, que sea factible establecer una vinculación entre los concep-
tos de justicia y discriminación ambiental con el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos. El puente lo proporciona el principio de
igualdad y la garantía de no discriminación, ambas nociones que
pasan a desarrollarse a continuación junto con el relato de tres elo-
cuentes casos.

II. LOS CASOS

Habiendo introducido los conceptos de justicia y discriminación am-


biental, corresponde ahora dar cuenta de tres actuales y reveladores
casos sobre ambas nociones para, precisamente, contrastarlos con lo
que los estándares normativos –internacionales y nacionales– pres-
criben en materia de igualdad y no discriminación. Importante es
destacar, a este respecto, la existencia de un sinnúmero de referentes
internacionales que, de manera consistente, minuciosa y coherente,
han venido fijando los más altos estándares sobre la materia, todos
los cuales se encuentran vigentes y han sido ratificados por el Esta-
do de Chile, lo que significa que cualquier infracción de los mismos
compromete la responsabilidad internacional del Estado chileno.

A. Rinconada de Maipú16

Un interesante y paradigmático caso, que ofrece una directa vincu-


lación con las nociones de justicia y discriminación ambiental, es el de
Rinconada de Maipú, en la RM. Emplazada en un sector rural de la
comuna de Maipú, de enorme riqueza agrícola y en el que habitan

Gran parte de la información que contiene este apartado ha sido obtenida del In-
16

forme Rinconada de Maipú elaborado por la Clínica DESCA de la Escuela de Derecho de la


Universidad Diego Portales el año 2007.

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aproximadamente tres mil quinientas personas17 repartidas en tres


unidades vecinales18. Si bien son muchos los problemas medioam-
bientales que enfrenta esta particular zona de la RM, prestaremos
atención a algunos aspectos claves y de directa incidencia en materia
de discriminación ambiental.

1. Fuentes de contaminación ya existentes


Entre las fuentes de contaminación destacan, en primer lugar, dos
importantes plantas de tratamiento de aguas servidas: La Farfana y
El Trebal (ambas de propiedad de Aguas Andinas S.A.). La primera
de ellas –la más moderna de Latinoamérica y que sanea el 50% de las
aguas servidas de Santiago19–, se hizo ampliamente conocida luego
de que, en dos oportunidades distintas (en 2003 y en 2004) y poco
después de ser inaugurada, noventa mil toneladas de lodo no trata-
do se acumularan al aire libre, provocando hedores insoportables no
sólo en Maipú sino, también, en varias de las comunas aledañas. El
Trebal, por su parte, entró en operaciones el año 2001 y actualmente
sanea el 25% de las aguas servidas de la capital20.
En segundo lugar, en el sector de Rinconada se ubica, en una
superficie aproximada de novecientas hectáreas, el Relleno Sanita-
rio Santiago Poniente (perteneciente a la empresa Proactiva Servicios
Urbanos S.A., ex-Coinca S.A.), ideado para recibir cuarenta mil to-
neladas mensuales de basura procedentes de las comunas de Cerri-
llos, Estación Central, Pedro Aguirre Cerda, Peñalolén, Puente Alto,
El Bosque, La Florida, La Granja y Lo Espejo. Tal cantidad de de-
sechos corresponde a parte de los residuos sólidos domiciliarios que
dejaron de ser enviados al vertedero de Lepanto, luego de que se de-
cretara su cierre el año 2002, el cual durante diez años fue el centro
de acopio de los desechos de veintiún comunas del sur de Santiago,

17
De acuerdo con el último Censo Nacional (2002), la comuna de Maipú tiene una su-
perficie de 135,5 km², de los cuales sólo 32,1 km² equivalen a zonas urbanizadas mientras que
85,2 km² corresponden a tierras agrícolas. Sin embargo, el mismo Censo indica que Maipú
tiene una población de cuatrocientos sesenta y ocho mil trescientos noventa habitantes, al-
canzando la población urbana las cuatrocientas sesenta y cuatro mil ochocientas ochenta y
dos personas, equivalentes al 99,3%. Véase http://portal.maipu.cl/index.php?option=com_c
ontent&task=view&id=269&Itemid=248, visitada el 12 de febrero de 2008.
18
Las tres unidades vecinales que se emplazan en Rinconada son: Joaquín Olivares,
El Maitén y Lo Vial.
19
Véase CLÍNICA DESCA, Informe Rinconada de Maipú, Santiago, Escuela de Derecho
de la Universidad Diego Portales, 2007, p. 39.
20
Ibid.

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alcanzando un promedio de recepción de cuatro mil toneladas dia-


rias de basura21.
En tercer lugar, se ha constatado la presencia de siete empresas
extractoras de áridos, de las cuales, sólo una de ellas se sometió con
éxito al SEIA22, mientras que las otras no cumplen con todos los re-
quisitos que exige la ley para poder operar, lo que las pone en una
situación de abierta irregularidad23. Habría que agregar a estos an-
tecedentes, en cuarto y último lugar, las descargas clandestinas de
empresas y particulares en el Camino Rinconada de todo tipo de
residuos (orgánicos e inorgánicos), además de perros vagabundos y
abandonados, según lo ha podido verificar en terreno la Clínica DES-
CA de la Escuela de Derecho de la Universidad Diego Portales24.
Es importante precisar que el carácter de “fuente contaminante”
con el que se ha catalogado a estas diversas actividades encuentra jus-
tificación en el hecho de que, en el caso de los malos olores, éstos son
enteramente atribuibles a las dos plantas de tratamientos de aguas
servidas y, muy especialmente, al Relleno Sanitario Santiago Ponien-
te. Esto es así, ya que, al menos dos de una serie de condiciones im-
puestas por la resolución que autorizó el funcionamiento del relleno,
se referían al adecuado manejo de líquidos percolados25, así como al
apropiado control de olores. A través de estas dos exigencias la em-
presa se comprometía a instalar una planta de tratamiento de líqui-
dos percolados, a crear un sistema de denuncias y a disponer de un
olfatómetro, condiciones que hasta hoy no se cumplen a cabalidad.
Igualmente, en el caso del Relleno Sanitario Santiago Poniente se
da la particularidad de que la procedencia de los malos olores, ade-
más de tener origen en el sitio mismo donde se emplaza el relleno,
provendrían de los muchos camiones que transportan –por la única
vía que existe– los desechos hasta ese lugar y de los desperdicios –só-
lidos y líquidos– que éstos dejan caer durante su trayecto26. Agrava la
situación de contaminación en el sector el hecho de que estos malos

21
CENTRO DE DERECHOS HUMANOS, Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2007.
Hechos 2006, Santiago, Universidad Diego Portales, Facultad de Derecho, 2007, p. 173.
22
Véase CLÍNICA DESCA (n. 16), pp. 24-35.
23
Específicamente estas empresas extractoras no cumplen con exigencias contenidas
en legislaciones de carácter ambiental, municipal, de salud y de orden territorial.
24
Véase CLÍNICA DESCA (n. 16), p. 35.
25
De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia ‘percolar’
es propio de los líquidos y significa “moverse a través de un medio poroso”.
26
Véase EQUIPO PSICOLOGÍA COMUNITARIA, Informe de Impacto Psicoambiental. Rinconada
de Maipú, Santiago Universidad de Chile, julio de 2006, p. 42.

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olores se mezclen con los que emanan de los cursos de agua cercanos
a las mencionadas plantas –como el río Mapocho y el Zanjón de la
Aguada–, en especial durante la época estival cuando las altas tem-
peraturas hacen que los malos olores se intensifiquen. Aunque tam-
poco el panorama es muy alentador en invierno cuando, a causa de
las intensas lluvias, estos caudales se desbordan y entran en contacto
directo con las viviendas más próximas aumentando el riesgo de en-
fermedades e infecciones27.
Otros problemas de contaminación se relacionan con la genera-
ción de ruidos molestos y con la emanación de polvo. En el caso del ma-
terial particulado respirable (PM10), éste se origina como resultado
del movimiento de grandes cantidades de tierra y piedra –propios
de la extracción de áridos– y del constante tránsito de camiones, lo
que constituye una amenaza para la salud de las personas que habi-
tan en las proximidades de estas plantas, dado los nocivos impactos
que generan estas peligrosas partículas en el sistema respiratorio28.
En el caso de la contaminación acústica, ésta encuentra explicación,
además de las extracciones que se realizan durante el día y de la inin-
terrumpida circulación de camiones que transportan material, en el
hecho de que algunas plantas prolonguen sus faenas extractivas du-
rante toda la noche29, produciendo una serie de efectos perjudiciales
en la salud de las personas, como deficiencias en la audición, trastor-
nos del sueño y la conducta, merma en el rendimiento y disfunciones
fisiológicas o de salud mental, entre otros30.
Asimismo, se evidencian problemas de carácter vial al existir
sólo una vía de acceso frente al continuo incumplimiento por parte
del relleno sanitario de ofrecer una alternativa de descongestión31. Es
más, de los distintos tipos de vehículos que transitan por el sector,
los que con mayor frecuencia lo hacen son los de las diversas indus-
trias emplazadas en Rinconada, en especial aquéllos que transportan
basura al relleno sanitario (de hecho, se ha llegado a constatar que
la frecuencia de camiones en una hora llega a los cuarenta)32. Indu-

27
EQUIPO PSICOLOGÍA COMUNITARIA (n. 26).
28
Ibid.
29
Ibid.
30
Ibid.
31
En un comienzo la empresa se había comprometido a utilizar y a mejorar el Cami-
no Rinconada como vía alternativa hasta julio de 2003, mientras se construía la vía defi-
nitiva Silva Carvallo. A pesar de que la autoridad ya ha sancionado económicamente a la
empresa por este concepto, hasta hoy todavía no cumple con esa exigencia.
32
Véase EQUIPO PSICOLOGÍA COMUNITARIA (n. 26), p. 47.

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dablemente, la frecuencia con que vehículos de tamaña envergadura


transitan por el único camino existente junto con la falta de señali-
zación y de veredas para que transiten los peatones, constituyen un
factor de riesgo importante para quienes se desplazan por la ruta, en
especial para los que lo hacen en vehículos menores, en bicicleta o
caminando. De hecho, desde la entrada en funcionamiento del relle-
no ya se han protagonizado dos accidentes de tránsito que involucra-
ron a camiones cargados con basura y que le causaron la muerte a
dos personas33.
Un cuarto problema de contaminación lo constituyen las descar-
gas clandestinas de toda clase de desechos realizadas generalmente por
las noches, lo que ha aumentado el malestar de los vecinos, ya que,
además de tener que convivir con un relleno sanitario, deben sopor-
tar que gran parte de la sociedad –autoridades competentes, grupos
económicos y particulares– vincule, desde hace ya largos años, al
sector de Rinconada –el lugar que ellos escogieron para vivir– como
el “gran basural” de Santiago Poniente, donde puede ser depositada
toda clase de desperdicios34. No está demás agregar que estas prác-
ticas clandestinas han propiciado, con los consecuentes riesgos para
la salud de las personas que esto implica, la aparición de plagas de
moscas y ratas, así como la presencia de perros abandonados y vagos
que se han visto atraídos por el relleno sanitario y por los desechos
que se encuentran desperdigados en el sector35.
Se han detectado, finalmente, dos eventuales problemas asocia-
dos a los diversos focos de contaminación ya identificados, como
son la posible contaminación de las aguas subterráneas y el poten-
cial daño a los terrenos agrícolas. En relación con la posible conta-
minación de las aguas subterráneas, se sabe que la comuna de Mai-
pú se encuentra situada sobre enormes reservas de agua potable, de
ahí que cualquier potencial amenaza sobre tan elemental recurso no
sólo pone en riesgo la salud y vida de quienes lo consumen sino que,
además, complica la situación financiera de la propia municipalidad,
pues parte importante de los ingresos municipales son aportados por
la empresa pública SMAPA. En el caso de los eventuales daños a los
terrenos agrícolas resulta, a lo menos llamativo, que se hayan otorga-
do los permisos para instalar un relleno sanitario en terrenos de tan
alta productividad agrícola. Así, una eventual contaminación tanto

33
Véase EQUIPO PSICOLOGÍA COMUNITARIA (n. 26), p. 52.
34
Véase op. cit., p. 47.
35
Ibid.

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de las tierras como de las fuentes de agua, muy probablemente alte-


rará estructuras y prácticas laborales que desde hace varios años eje-
cutan los agricultores del sector. Revelador, en este sentido, resulta
ser el antecedente de que muchos de ellos hayan empezado a cultivar
sólo productos que puedan ser consumidos una vez hervidos36.

2. Inequidad urbana
Desde la perspectiva de los derechos fundamentales, y tal como se ha
puesto de manifiesto, los habitantes de Rinconada de Maipú han de-
bido tolerar, desde hace ya un buen tiempo, afectaciones palmarias
sobre sus derechos a la integridad física y síquica, a la salud, a la vida
privada, a vivir en un medio libre de contaminación, a la propiedad,
entre otros, a causa de las deplorables condiciones ambientales a las
que han sido sometidos.
Lo anterior, además de importar un goce y ejercicio discrimina-
torio por parte de esos habitantes de tan relevantes derechos, viene a
recalcar –una vez más– que:

“el grado de vulnerabilidad y exposición a calidades ambien-


tales deficitarias en algunas comunas de Santiago, como es el
caso de Maipú, específicamente la zona de Rinconada, no es
casual, sino que está estrechamente vinculado a la lógica in-
equitativa que orienta el proceso de urbanización del área de
Santiago”37.

Ya en diciembre de 1948 la Declaración Universal de Derechos


Humanos se constituye como uno de los primeros referentes interna-
cionales en fijar estándares en materia de igualdad y no discrimina-
ción cuando, en su artículo 1, establece que:

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y


derechos (...)”.

Lo mismo hace el artículo 2.1. al disponer que:

“Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclama-


dos en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color,

36
EQUIPO PSICOLOGÍA COMUNITARIA (n. 26).
37
CLÍNICA DESCA (n. 16), p. 3.

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sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra ín-


dole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquier otra condición”.

Otro tanto sucede con el artículo 7 cuando señala que:

“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho


a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual pro-
tección contra toda discriminación que infrinja esta Declara-
ción y contra toda provocación a tal discriminación”.

Otros dos importantes referentes internacionales que han creado


obligaciones de esta naturaleza son el PIDCP y el PIDESC, puesto
que fijan sus propios parámetros de igualdad y no discriminación.
Por medio del artículo 2.1. del primero de ellos, cada Estado se com-
promete:

“a respetar y a garantizar a todos los individuos (...) los dere-


chos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra ín-
dole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquier otra condición social”.

Aún más específico en la materia –incluso más que el artículo 7


de la Declaración Universal– es el artículo 26 del PIDCP cuando se-
ñala que:

“Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin
discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la
ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas las perso-
nas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación
por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones po-
líticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.

Por su parte, el PIDESC, a través de su artículo 2.2., establece la


obligación de los Estados de garantizar el ejercicio de los derechos
que en él se enuncian,

“sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,


idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen na-

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cional o social, posición económica, nacimiento o cualquier


otra condición social”.

Desde una perspectiva regional, otro trascendental referente


lo constituye la Convención Americana sobre Derechos Humanos
(también conocida como Pacto de San José de Costa Rica) respecto
de la cual cada Estado se compromete, según lo dispuesto en el artí-
culo 1.1.,

“a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a


garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté
sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición econó-
mica, nacimiento o cualquier otra condición social”.

No obstante aquello, el artículo 24 hace explícita referencia a las


nociones de igualdad ante la ley y no discriminación, señalando que:

“Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia,


tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la
ley”.

Nuestra Constitución Política, por su parte, también otorga un si-


tial de trascendencia a tan gravitantes conceptos. En el caso del prin-
cipio de igualdad su recepción en la carta fundamental, aparte de ser
muy amplia38, ha resultado ser decidora, ya que éste se erige como
uno de los principios fundacionales de todo nuestro sistema político.
No obstante, de todas las manifestaciones constitucionales del mis-
mo, las que se erigen como las más relevantes son dos. La primera es
la contenida en el artículo 19 Nº 2, mediante el cual se les asegura a
todas las personas:

“La igualdad ante la ley. En Chile no hay persona ni grupo


privilegiados. (...) Hombres y mujeres son iguales ante la ley.
Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias ar-
bitrarias”.

38
La idea de igualdad se hace evidente en los siguientes preceptos constitucionales:
art. 1 incs. 1, 4 y 5; art. 6 inc. 2; art. 15; art. 18; art 19 Nº 2, 3, 6, 7, 9 inc. 2, 10, 12, 15 inc.
5, 16 inc. 3, 20, 21 inc. 2, 22; y art. 98.

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518 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

La segunda de estas manifestaciones es la relativa a la igualdad


ante las cargas públicas39, asegurada en el artículo 19 Nº 20 inciso 1
en los siguientes términos:

“La igual repartición de los tributos en proporción a las rentas


o en la progresión o forma que fije la ley, y la igual repartición
de las demás cargas públicas (...)”.

En un afán por descifrar y enriquecer el alcance y contenido nor-


mativo del principio de igualdad y de la garantía de no discriminación
recogidos por gran parte de los instrumentos recién aludidos (aunque,
fundamentalmente, por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos), el Comité de Derechos Humanos de la ONU, por medio
de su observación general Nº 1840 –relativa, precisamente, a la no dis-
criminación–, ha indicado que: “La no discriminación, junto con la
igualdad ante la ley y la igual protección de la ley sin ninguna discri-
minación constituye un principio básico y general relativo a la protec-
ción de los derechos humanos”41. Es más, ha señalado el Comité que,
debido a su “carácter básico y general”, el principio de no discrimina-
ción así como el de igualdad ante la ley y de igual protección de la ley,
en muchas ocasiones se establecen expresamente en diversos artícu-
los relacionados con determinadas categorías de derechos humanos42.
Lo que justamente sucede, por ejemplo, en muchos de los preceptos
anteriormente señalados que, con mayor o menor detalle, hacen ex-
plícita mención a los principios de igualdad y no discriminación.
A pesar de que el concepto de discriminación no sea definido
por ninguno de los instrumentos internacionales anteriormente men-

39
El concepto de cargas públicas se relaciona con “todas las prestaciones de carácter
personal y todas las obligaciones de carácter patrimonial que no sean jurídicamente tribu-
tos, que la ley impone a la generalidad de las personas para el cumplimiento de determi-
nados fines, ética y jurídicamente lícitos, queridos por el legislador”. Enrique EVANS DE LA
CUADRA, Los derechos constitucionales, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2004, tomo II, p.
285.
40
Las observaciones o comentarios generales son interpretaciones oficiales de un de-
recho específico enumerado en un instrumento internacional como un convenio, una con-
vención o un tratado. Son elaboradas por comités de supervisión de las Naciones Unidas,
compuestos por expertos independientes que tienen por finalidad supervisar la puesta en
práctica de los convenios, convenciones o tratados. Así, las observaciones generales se eri-
gen como las interpretaciones autorizadas de estos instrumentos internacionales.
41
COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS, 37º período de sesiones (1989), Observación ge-
neral Nº 18, párrafo 1.
42
Véase op. cit., párrafo 3.

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 519

cionados –con excepción de la detallada descripción de sólo un tipo


específico de aquél como lo es el de discriminación racial contenida en
el artículo 1 de la Convención Internacional para la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación Racial, según se verá más ade-
lante–, el Comité de Derechos Humanos es enfático en señalar que:

“el término ‘discriminación’, tal como se emplea en el Pac-


to, debe entenderse referido a toda distinción, exclusión, res-
tricción o preferencia que se basen en determinados motivos,
como la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión
política o de otra índole, el origen nacional o social, la posición
económica, el nacimiento o cualquier otra condición social, y
que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad,
de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas
las personas”43.

Un aspecto de suma relevancia que destaca el Comité apunta a


que el artículo 26 del PIDCP no reitera la garantía ya prevista en el
artículo 2 del mismo Pacto, sino que establece un “derecho autóno-
mo”. Tal artículo –recalca el Comité–

“Prohíbe la discriminación de hecho o de derecho en cualquier


esfera sujeta a la normativa y la protección de las autoridades
públicas. Por lo tanto, el artículo 26 se refiere a las obligaciones
que se imponen a los Estados Partes en lo que respecta a sus
leyes y la aplicación de sus leyes. Por consiguiente, al aprobar
una ley, un Estado Parte debe velar por que se cumpla el requi-
sito establecido en el artículo 26 de que el contenido de dicha
ley no sea discriminatorio. Dicho de otro modo, la aplicación
del principio de no discriminación del artículo 26 no se limita
al ámbito de los derechos enunciados en el Pacto”44.

Por consiguiente, es plenamente factible esgrimir como aspectos ele-


mentales de una adecuada y justa política ambiental el principio de
igualdad y la garantía de no discriminación. Lo anterior, más que
constituir una interpretación forzada de los instrumentos internacio-
nales es, más bien, una interpretación sensata de los mismos, avala-

43
COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS (n. 41), párrafo 7.
44
Op. cit.., párrafo 12.

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520 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

da, incluso, por los órganos encargados de supervisar la puesta en


práctica de esos acuerdos: los órganos de los tratados de Naciones
Unidas.
Si lo anterior –y esto es importante– no es llevado a la práctica
por los Estados o lo es hecho de forma deficiente o parcial, el papel
que –de acuerdo con el Comité y a la luz del principio de igualdad–
les cabe a éstos una vez enfrentados a escenarios de esa naturaleza
(como lo sería, por ejemplo, una hipótesis de injusticia ambiental mar-
cada por el goce y ejercicio inequitativo y discriminatorio de cual-
quiera de los derechos reconocidos en los convenios internacionales
anteriormente descritos) es:

“adoptar disposiciones positivas para reducir o eliminar las


condiciones que originan o facilitan que se perpetúe la discri-
minación prohibida por el Pacto. Por ejemplo, en un Estado
en el que la situación general de un cierto sector de su pobla-
ción impide u obstaculiza el disfrute de los derechos humanos
por parte de esa población, el Estado debería adoptar disposi-
ciones especiales para poner remedio a esa situación. Las me-
didas de ese carácter pueden llegar hasta otorgar, durante un
tiempo, al sector de la población de que se trate un cierto trato
preferencial en cuestiones concretas en comparación con el
resto de la población. (...), en cuanto son necesarias para corre-
gir la discriminación de hecho, esas medidas son una diferen-
ciación legítima con arreglo al Pacto”45.

3. De la ausencia de una “variable de justicia medio ambiental”


en la evaluación del impacto ambiental para Rinconada de Maipú
Finalmente, resulta importante destacar un caso adicional relaciona-
do con la inequitativa distribución de las cargas medioambientales en
Rinconada de Maipú. En esta zona se contemplaba instalar la plan-
ta de compostaje46 de residuos orgánicos más grande de Sudaméri-
ca (de propiedad de Agroindustrial Pullihue Ltda.) capaz de recibir
dieciocho mil toneladas de desechos al mes. En ella se compostarían

45
COMITÉ DE DERECHOS HUMANOS (n. 41), párrafo 10.
46
El compostaje es un “proceso natural de descomposición de la materia orgánica me-
diante el trabajo de microorganismos (bacterias y hongos). Su producto final es el compost
(fertilizante natural de suelo), el que es utilizado en el mejoramiento de los suelos”. Víctor
Hugo LIMARDO, Diccionario de Ecología y Medio Ambiente, Concepción, Escaparate Edicio-
nes, 2002.

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 521

lodos provenientes de plantas de tratamiento de aguas servidas y re-


siduos industriales (procedentes de terminales pesqueros, mataderos,
etc.), no contemplándose el tratamiento de residuos orgánicos do-
miciliarios. Pues bien, a pesar de que la COREMA Metropolitana
–en primera instancia en junio de 2006– y el Consejo Directivo de la
CONAMA –en segunda instancia en diciembre de 2007– rechazaran
la instalación de esta planta de compostaje aduciendo insuficiencias
en los análisis asociados a los olores, llama la atención la ausencia de
una consideración específica de la autoridad, en relación a las cargas
medioambientales en esta zona de la RM.
En efecto, el motivo del rechazo tanto por parte de la Corema
Metropolitana como del Consejo Directivo de la CONAMA, tal ne-
gativa se fundamentó en consideraciones de carácter técnico (estu-
dios de olores incompletos), pero en ninguna parte de la RCA se
hizo referencia al argumento de la justicia o al de la discriminación
ambiental. Esto es, de haberse otorgado pruebas suficientes de cali-
dad de olores por parte de los solicitantes, la planta de compostaje
hubiese sido probablemente aprobada, lo que hubiera saturado aun
más el ya delicado marco de costos medioambientales para ese sec-
tor de Santiago.

B. Basurales y plantas de tratamiento de aguas servidas


en la Región de la Araucanía

En tiempos en que el Estado de Chile acaba de ser elegido miembro


del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el mismo
debe dar respuesta a una denuncia interpuesta por racismo y discri-
minación socio-ambiental en su contra ante el CEDR de las Nacio-
nes Unidas47. Por medio de este requerimiento se le solicita al CEDR
que intervenga basado en su facultad de dictar Medidas de Alerta
Temprana o Procedimiento de Urgencia; en este caso, en favor de
comunidades mapuches y campesinas de la Región de la Araucanía,
las cuales se habrían visto afectadas por la instalación de diversos ver-
tederos y plantas de tratamiento de aguas servidas en sus territorios.

“La advertencia de la ONU a Chile por discriminación ambiental”, en El Mercurio,


47

Santiago, 15 de junio de 2008.

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522 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

1. La desproporcionada ubicación de basurales y plantas de tratamiento


de aguas servidas al interior o aledañas a comunidades mapuches
El trasfondo de la interposición de esta denuncia encuentra justifica-
ción en lo perjudicial que ha resultado ser para los territorios y eco-
sistemas de las comunidades mencionadas, así como para la calidad
de vida y la salud de sus miembros, la ejecución de determinadas po-
líticas públicas48. Claro ejemplo de esto lo constituye la ubicación de
los basurales de las comunas de Galvarino, Gorbea, Nueva Imperial,
Loncoche, Melipeuco, Perquenco, Pitrufquén, Pucón, Puerto Saave-
dra, Teodoro Schmidt, Temuco, Vilcún, Villarrica, Ercilla, Los Sau-
ces, Lumaco, Purén, Lautaro, que se sitúan al interior, contiguamente
o en las cercanías de comunidades mapuches; y los de las comunas
de Cunco, Freire y Traiguén, que se ubican próximos a poblaciones
de campesinos de escasos recursos49. Otro tanto sucede con la recien-
te instalación de diversas plantas de tratamiento de aguas servidas
–varias de las cuales son químicas– o con las expansiones urbanas y
proyectos inmobiliarios que lo hacen hacia los terrenos de las comu-
nidades.
Corroboran estos hechos las reveladoras cifras que indican que
en la Región de la Araucanía cerca del 20% de la superficie total de
la Región corresponden a territorios mapuches, grupo étnico que re-
presenta alrededor del 25% del total de la población en la misma
Región. No obstante lo anterior, esta proporcionalidad no se condice
con el hecho de que el 70% de los vertederos se ubiquen al interior
o en zonas contiguas a las comunidades mapuches, donde se depo-
sitan mensualmente más de once mil trescientas toneladas de basura
de las dieciséis mil que se generan en la mayoría de las treinta y dos
comunas que existen en la Región50. De igual forma, el 100% de las

48
“Racismo Socio Ambiental: Estado de Chile y su impresentable situación de De-
rechos Humanos con el Pueblo Mapuche”, en Mapuexpress.net, 11 de febrero de 2008, en
http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=2608, visitada el 20 de febrero de 2008.
49
“Conflicto público de basurales en territorio Mapuche”, en La Novena, 12 de febre-
ro de 2004, en http://www.lanovena.net/content/view/5772/4/, visitada el 22 de febrero de
2008.
50
Véase Alfredo SEGUEL, Basurales en comunidades mapuche: Un conflicto latente en la Re-
gión de la Araucanía, Santiago, OLCA, 2003, p. 7. También véanse los antecedentes obte-
nidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial contenida en “Naciones Unidas espera a Estado de Chile por grave denuncia de
Racismo Socio Ambiental en la Región de la Araucanía”, en El Ciudadano, 2 de marzo de
2008, en http://www.elciudadano.cl/2008/03/02/naciones-unidas-espera-a-estad/, sitio vi-
sitado el 7 de marzo de 2008.

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 523

plantas químicas de tratamiento de aguas servidas se han instalado


sobre suelo mapuche, con los consecuentes riesgos para la población
y el ecosistema que actividades de esta naturaleza involucran51, tales
como el manejo y disposición de lodos y la emanación de olores.
Basándose en estos argumentos y antecedentes, representantes
de las comunidades afectadas, junto con organizaciones sociales, am-
bientales y de derechos humanos presentaron, a principios del año
2007, la denuncia ante la secretaría del CEDR, esgrimiendo la viola-
ción de los derechos contenidos en la Convención Internacional so-
bre todas las Formas de Discriminación Racial. Acogida la denuncia
por el mencionado Comité, se remitió en agosto de 2007 una comu-
nicación oficial al Estado de Chile solicitándole antecedentes y fijan-
do plazos para la presentación de un consolidado por los periódicos
retrasos que mantiene ante ese Comité –el cual deberá ser entregado
en junio de 2008– y de un informe exclusivo sobre la situación de
basurales y plantas químicas de aguas servidas que afectan a comu-
nidades mapuches y campesinas en la Novena Región, el que debió
ser presentado en noviembre de 2007, aunque por el momento, el
gobierno todavía no lo hace52. En caso de no dar respuesta a los re-
querimientos en los plazos señalados, el Comité revisará la situación
de Chile en la próxima reunión a realizarse entre el 28 de julio y el
16 de agosto en Ginebra53.

2. El impacto de los basurales


sobre comunidades mapuches
El complejo panorama de los basurales en la región se remonta a
comienzos de la década del noventa cuando, ante la falta de legisla-
ción ambiental e indígena adecuada, los municipios de Temuco, Gor-
bea, Lumaco, Perquenco, Melipeuco, Pitrufquén, Loncoche, Nueva
Imperial, Vilcún, Cunco, Carahue, Collipulli y Traiguén, instalaron
vertederos al interior de comunidades mapuches. Parte de las reper-
cusiones negativas de estas lagunas legales son que, actualmente, de
los veintiocho basurales que se instalaron en la región quince ya cum-
plieron su vida útil (es decir, expiró su año de cierre); nueve se en-
cuentran sin autorización sanitaria, pues la mayoría de ellos obtuvie-
ron sus autorizaciones con anterioridad a la entrada en vigencia de

“Racismo Socio Ambiental...” (n. 48).


51

Ibid.
52

53
“Mapuches acusan al Estado chileno de racismo ambiental”, en La Nación, Santiago,
24 de junio de 2008.

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524 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

normativas ambientales y de la Ley Indígena (ley Nº 19.253); y vein-


ticinco se encuentran sin RCA54.
Fuera de los impactos culturales que han generado estas prácticas
(se piensa en los impactos sobre la noción de territorialidad que tienen
los pueblos indígenas55), se evidencian preocupantes implicancias
ambientales y económicas sobre estas comunidades. Así, la contami-
nación de los cursos de aguas superficiales y subterráneas (muchos
de los vertederos se ubican a escasos metros de fuentes importantes
de agua) y la generación de focos infecciosos no sólo han dañado la
calidad de los terrenos y puesto en riesgo la salud y la vida de las
personas que viven en las cercanías de los vertederos y del ganado
(indispensable para su subsistencia) sino que, también, ha amenaza-
do sus posibilidades de acceso al agua potable. Como han señalado
algunos miembros de las comunidades que interpusieron la denun-
cia, se “ha afectado el desarrollo de nuestras actividades productivas
tradicionales, nuestra sustentabilidad, la práctica libre de nuestra cul-
tura, nuestra dignidad, salud e integridad física y psicológica, nuestra
autoestima y también nuestra vida”56.
Agregan los afectados que:

“Hay gente que está viviendo y respirando al lado de la basura


todos los días del año. (...) En Temuco, el vertedero de Boyeko
se encuentra a 120 metros de la Escuela Básica, pese a que la
legislación pide como mínimo 300”57.

De hecho, el acontecimiento más grave que se ha registrado hasta


ahora, fue la muerte del menor de cuatro años Aquiles Rodrigo Epul
Huitraqueo, en agosto de 2000. El menor, que vivía cerca del verte-

54
Antecedentes obtenidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación Racial contenida en “Naciones Unidas...” (n. 50).
55
Para hacerse una idea de lo que comprende la noción de territorialidad conviene
hacer mención al fallo del caso de la comunidad indígena Yakye Axa vs. Paraguay. En éste
la Corte IDH sostuvo que: “La cultura de los miembros de las comunidades indígenas
corresponde a una forma de vida particular de ser, ver y actuar en el mundo, constituido
a partir de su estrecha relación con sus territorios tradicionales y los recursos que allí se
encuentran, no sólo por ser estos su principal medio de subsistencia, sino además porque
constituyen un elemento integrante de su cosmovisión, religiosidad y, por ende, de su iden-
tidad cultural”. Sentencia Yakye Axa, párrafo 135.
56
Antecedentes obtenidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación Racial contenida en “Naciones Unidas... (n. 50).
57
“Mapuches acusan... (n. 53).

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 525

dero Boyero, se cortó en uno de sus pies y fue curado con hierbas
medicinales contiguas al basural58.

3. Plantas de tratamiento de aguas servidas


y comunidades mapuches
En el caso de las plantas de tratamiento de aguas servidas el proble-
ma tampoco ha resultado ser menor. Hacia el año 2005, cuando el
promedio nacional de cobertura de tratamiento de aguas servidas as-
cendía al 81% y en la Región de la Araucanía sólo alcanzaba el 15%
–lo que la constituía en una de las más atrasadas de todo el territorio
nacional–, la empresa sanitaria estatal Essar inició la construcción de
una serie de plantas de tratamiento de aguas servidas de tipo biológi-
ca, teniendo por justificación, precisamente, la necesidad de revertir
esas cifras59. Tiempo después, sin embargo, la empresa decidió licitar
el plan de saneamiento de aguas servidas 2005-2006 a la empresa
Aguas Araucanía S.A., el cual contemplaba la construcción y opera-
ción de diecisiete plantas de tratamiento de tipo biológico o tecno-
logía superior, aunque, posteriormente, diez de ellas fueron transfor-
madas al tratamiento de tipo primario químicamente asistido60.
En consideración a estos antecedentes los denunciantes asegu-
ran que este nuevo proyecto tendrá como víctimas de los daños am-
bientales a cuarenta y tres comunidades mapuches, ya que al menos
nueve de las dieciséis plantas de tratamiento se construyen al interior
de comunidades mapuches o en un radio de impacto de dos kilóme-
tros61. La principal preocupación de las comunidades denunciantes

“es que se viertan químicos peligrosos para la calidad de nues-


tras aguas, lo que podría afectar la biodiversidad de los ríos
y lagos de nuestro territorio, las actividades agropecuarias y
nuestra salud, agravando las condiciones en que están nuestras
tierras por el deterioro producido por los vertederos, así como
por la actividad forestal, hidroeléctrica y el desagüe de los de-
sechos tóxicos de grandes industrias (...)”62.

58
“Mapuches acusan... (n. 53).
59
Antecedentes obtenidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación Racial contenida en “Naciones Unidas... (n. 50).
60
Ibid.
61
Ibid.
62
Antecedentes obtenidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Elimina-
ción de la Discriminación Racial contenida en “Naciones Unidas... (n. 50).

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526 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

Igualmente, los afectados han manifestado su preocupación y


malestar porque algunas plantas de tratamiento se han instalado so-
bre territorios de inapreciable valor cultural para las comunidades.
Éste es el caso, por ejemplo, de la planta de tratamiento de aguas ser-
vidas de Villarrica que, de acuerdo con lo señalado por los miembros
de las comunidades afectadas:

“(...) se instaló en un terreno que es patrimonio cultural. Allí se


celebró hace 100 años uno de los encuentros más grandes del
pueblo mapuche. Y reconocido esto por el Consejo de Monu-
mentos y con una resolución de la Corte Suprema, aún así la
planta de tratamiento se instaló acá”63.

De ser efectivas estas denuncias, se comprometería la respon-


sabilidad internacional del Estado de Chile, puesto que se estarían
transgrediendo diversas normas de Derecho Internacional que ver-
san sobre la materia, entre ellas, las de la Convención Internacional
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.
De acuerdo con los antecedentes presentados por los denunciantes
ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, los
hechos descritos:

“vulneran expresamente obligaciones tales como, no incurrir


en acto o práctica de discriminación racial contra personas,
grupos de personas o instituciones y velar para que las autori-
dades e instituciones públicas hagan lo mismo; o la revisión de
las políticas gubernamentales nacionales y locales, así como la
enmienda o derogación de leyes y disposiciones reglamenta-
rias que creen discriminación o la perpetúen”64.

Como un agravante adicional, están las disposiciones emanadas


de la Recomendación General XXIII, relativa a los derechos de los
pueblos indígenas (51° período de sesiones, 1997). Así, ya en agosto
de 1999 el CEDR le recordaba al Estado chileno, a través de sus ob-
servaciones finales, que considerara, entre otras cosas:

“proporcionar condiciones que permitan a los Pueblos Indí-


genas un desarrollo económico y social sostenible, compatible

“Mapuches acusan... (n. 53).


63

Antecedentes obtenidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Elimina-


64

ción de la Discriminación Racial contenida en “Naciones Unidas... (n. 50).

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 527

con sus características culturales; que no se adopte ninguna


decisión que les afecte sin su consentimiento informado; y re-
conoce el derecho a poseer, explotar, controlar y utilizar sus
tierras, territorios y recursos comunales o que estos les sean
devueltos cuando hayan sido privados de ellos”65.

Lo anterior puede ser corroborado luego de revisar los términos


en que la Convención Internacional para la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial consagra las ideas de igualdad y no
discriminación. Así, alcanzando niveles de mayor especificidad que
el resto de los instrumentos internacionales hasta ahora señalados,
esta convención indica, en su artículo 1, que:

“La discriminación entre los seres humanos por motivos de


raza, color u origen étnico es un atentado contra la dignidad
humana y debe condenarse como una negación de los princi-
pios de la Carta de las Naciones Unidas, una violación de los
derechos humanos y las libertades fundamentales proclama-
dos en la Declaración Universal de Derechos Humanos (...)”.

Por su parte, en su artículo 2, se dispone que:

“1. Los Estados partes condenan la discriminación racial y se


comprometen a seguir, (...) una política encaminada a eliminar
la discriminación racial en todas sus formas y a promover el
entendimiento entre todas las razas (...).
2. Los Estados partes tomarán, cuando las circunstancias lo
aconsejen, medidas especiales y concretas, en las esferas social,
económica, cultural y en otras esferas, para asegurar el adecua-
do desenvolvimiento y protección de ciertos grupos raciales o
de personas pertenecientes a estos grupos, con el fin de garan-
tizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute por dichas
personas de los derechos humanos y de las libertades funda-
mentales. Esas medidas en ningún caso podrán tener como
consecuencia el mantenimiento de derechos desiguales o sepa-
rados para los diversos grupos raciales después de alcanzados
los objetivos para los cuales se tomaron”.

Antecedentes obtenidos de la denuncia presentada ante el Comité para la Elimina-


65

ción de la Discriminación Racial contenida en “Naciones Unidas... (n. 50).

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528 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

Finalmente, el artículo 5 de la misma convención señala que:

“En conformidad con las obligaciones fundamentales estipu-


ladas en el artículo 2 de la presente Convención, los Estados
partes se comprometen a prohibir y eliminar la discriminación
racial en todas sus formas y a garantizar el derecho de toda
persona a la igualdad ante la ley, sin distinción de raza, color y
origen nacional o étnico (...)”.

C. La comunidad mapuche-huilliche Pepiukëlen de Pargua

Al igual con lo que ocurre con los vertederos y las plantas de trata-
miento de aguas servidas ubicadas en la Región de la Araucanía, el
caso de la comunidad mapuche-huilliche Pepiukëlen de Pargua Alto,
Región de los Lagos, también posee la particularidad de dar cuenta
de una inequidad ambiental que ha sido puesta en conocimiento de
importantes organismos internacionales, particularmente la CIDH
de la OEA. La relevancia de que estos casos sean conocidos en ins-
tancias internacionales radica en que los criterios de las autoridades
nacionales, así como las políticas públicas ejecutadas por éstas en
cada país, son contrastados con los más altos estándares normativos
fijados por el derecho internacional –en este caso, el de los derechos
humanos–. Tan riguroso examen reviste, por lo demás, una particu-
laridad adicional: lo resuelto por esos organismos es totalmente vin-
culante para el Estado que se haya desapegado de estos estándares
contenidos en instrumentos internacionales66.

1. Eventuales impactos de las pesqueras sobre el derecho a la vida


y la salud de la comunidad mapuche
A comienzos del año 2007, y luego de un infructuoso peregrinaje por
tribunales nacionales, las veinte familias que integran la comunidad ma-
puche-huilliche Pepiukëlen (que en mapudungún quiere decir “los que
defienden con el corazón”), se vieron obligados a solicitarle a la CIDH
la adopción inmediata de medidas cautelares. Dicha solicitud tenía por
objetivo proteger la vida e integridad física y síquica de los miembros
de la comunidad, en razón del riesgo de desplazamiento y migración

66
En el particular caso de la CIDH afirmar esto no es del todo exacto, ya que el total
acatamiento de una resolución internacional por parte de los Estados sólo se producirá si
ésta es pronunciada por la Corte IDH.

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forzada, como resultado de la aprobación, por parte de la autoridad


pública, del proyecto de la empresa pesquera Los Fiordos Ltda., per-
teneciente al Consorcio Agrosuper. Este proyecto, ya en ejecución, se
emplazaba a escasos treinta metros de sus hogares y tenía por finalidad
instalar una planta de harina de pescado y de alimentos para pescado.
Igualmente, los peticionarios le solicitaron a la Comisión:

“la remisión de una urgente comunicación al Estado de Chile


para que
1) adopten medidas urgentes que signifiquen el cese inmediato
de la actividad de la empresa Los Fiordos,
2) que el Estado de Chile dé instrucciones para la protección
del territorio indígena ancestral de la comunidad Pepiukëlen,
3) que garantice la vida, la seguridad y la integridad física y
psíquica de la comunidad y de sus miembros, debiendo el Es-
tado de Chile informar de estas medidas a la CIDH por la vía
más rápida y efectiva, reestableciendo a la brevedad la vigen-
cia efectiva del derecho a la vida, integridad física y psíquica,
salud y otros derechos fundamentales de los afectados y afec-
tadas y, en especial,
4) se solicita que el Estado de Chile envíe un informe sobre la
situación de la comunidad Pepiukëlen y el estado de las medi-
das adoptadas para garantizar la vida e integridad de la comu-
nidad en sus territorios”67.

Se ha sostenido por los denunciantes que el Estado de Chile, al


aprobar los proyectos de las empresas salmoneras en Pargua, a es-
casos metros de las casas de la comunidad indígena, ha incumplido
las obligaciones de respeto, garantía y protección contenidas en los
artículos 1 y 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos,
referidas a los derechos consagrados en los artículos 4 (derecho a la
vida), 5 (derecho a la integridad personal), 8 (garantías judiciales y
debido proceso), 16 (libertad de asociación), 24 (igualdad ante la ley)
y 25 (protección judicial), de la misma convención68.

67
“Declaración pública comunidad mapuche Huilliche Pepiukelen”, en Observato-
rio.cl, 23 de febrero de 2007, en http://www.observatorio.cl/contenidos/naveg/navTpl.
php?id=20070223000357, visitada el 7 de marzo de 2008.
68
“Comunidad mapuche/huilliche emplaza al Estado a responder con la verdad Ante
la CIDH”, en Mapuexpress.net, 24 de septiembre de 2007, en http://www.mapuexpress.
net/?act=news&id=1976, sitio visitado el 6 de marzo de 2008.

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530 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

Si bien los hechos de la solicitud se referían a la pesquera Los


Fiordos, también lo eran respecto de otra empresa pesquera (Long
Beach) que, en enero de 2004 y en una polémica votación marcada
por la inasistencia de sus miembros, obtuvo la autorización de la CO-
REMA de la Región de los Lagos para instalar una fábrica de harina
y aceite de pescado. Sin embargo, en marzo de 2006, la misma CO-
REMA aprobó otro proyecto en el mismo lugar para una nueva em-
presa pesquera (Los Fiordos), ya que su antecesora finalmente no se
instaló. A este proyecto, pese a que debía evaluársele ambientalmen-
te por un EIA69, sólo se le exigió una DIA70, aunque con posteriori-
dad la propia Contraloría Regional de Los Lagos dictaminó llevar a
cabo un EIA. Con todo, y a pesar de lo establecido por la Contralo-
ría, la COREMA desatendió la indicación de esa entidad y en julio
de 2006 decidió aprobar el proyecto de la pesquera, pese a que no se
ajustó en su evaluación a lo que exige la ley y el reglamento vigente,
en lo que al sometimiento a un EIA dice relación71.
Dentro de los efectos negativos que ha debido padecer la comu-
nidad, como consecuencia de la instalación de una planta de harina
de pescado y de alimentos para pescado, se pueden destacar aquéllos
relacionados con la baja en los rendimientos de los cultivos. Éstos se
han visto perjudicados por las obras industriales que ya ha comen-
zado a realizar la pesquera Los Fiordos, al punto de señalar los afec-
tados que:

“este año la siembra de papas disminuyó bastante, en relación


a años anteriores, también los árboles frutales y todo el campo

69
Según el artículo 11 letra c) de la ley Nº 19.300 sobre Bases Generales del Medio
Ambiente, requerirán un EIA los proyectos que importen “Reasentamiento de comuni-
dades humanas, o alteración significativa de los sistemas de vida y costumbres de grupos
humanos”.
70
De acuerdo con el artículo 2 letra f de la ley Nº 19.300 sobre Bases Generales del
Medio Ambiente, se entenderá por Declaración de Impacto Ambiental “el documento
descriptivo de una actividad o proyecto que se pretende realizar, o de las modificaciones
que se le introducirán, otorgado bajo juramento por el respectivo titular, cuyo contenido
permite al organismo competente evaluar si su impacto ambiental se ajusta a las normas
ambientales vigentes”. Mientras que la letra i del mismo artículo define el Estudio de Im-
pacto Ambiental como “el documento que describe pormenorizadamente las caracterís-
ticas de un proyecto o actividad que se pretenda llevar a cabo o su modificación. Debe
proporcionar antecedentes fundados para la predicción, identificación e interpretación de
su impacto ambiental y describir la o las acciones que ejecutará para impedir o minimizar
sus efectos significativamente adversos”.
71
“Declaración pública comunidad...” (n. 67).

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 531

se ve cada vez más afectado por la sequía que se ha producido


por las excavaciones que ellos hicieron y sabemos que esto se
ira acentuando día a día”72.

La comunidad indígena igualmente ha acusado graves problemas de


salud entre sus miembros, quienes han declarado que: “producto de
todo esto, tenemos personas con problemas nerviosos, con depre-
sión, producto de lo que uno ve a los alrededores”73. Según ha decla-
rado el propio lonko de la comunidad, Manuel Vera Millaquén:

“los animales ya no pueden andar libremente, los manzanos


y los ciruelos se encuentran secos, se ha reducido toda la pro-
ducción y tenemos una calidad de vida disminuida. Además,
muchos miembros de la comunidad se han visto forzados a
emigrar en búsqueda de otras fuentes de trabajo”74.

2. Alegaciones de violación al derecho a la privacidad


de la comunidad mapuche
Por otro lado, un nuevo episodio de este conflicto se comenzó a es-
cribir luego de que la empresa iniciara la instalación de cámaras de
vigilancia y la construcción de un muro divisorio de tres metros de
altura entre los dos predios75. Frente a lo anterior, representantes de
la comunidad interpusieron un recurso de protección ante la Corte
de Apelaciones de Puerto Montt el 20 de diciembre de 2007, funda-
do en que con la construcción del muro se les estaba condenando
a vivir encerrados en sus propias casas y que con las cámaras se les
invade su privacidad, pues son vigilados constantemente. De hecho,
según relata el lonko de la comunidad, “una de las cámaras da direc-
tamente a su casa y ellos están al tanto de todo lo que sucede en el
interior, incluso pueden ver qué es lo que uno está comiendo”76. El
recurso fue rechazado y, posteriormente, confirmado por la Corte

72
“Comunidad recurre a justicia internacional contra salmoneras”, en Ecoceanos
News, 16 de febrero de 2007, en http://www.observatorio.cl/contenidos/naveg/navTpl.
php?id=20070216202109, sitio visitado el 10 de marzo de 2008.
73
Ibid.
74
Entrevista telefónica efectuada con fecha 23 de mayo de 2008, por uno de los inves-
tigadores del equipo de la UDP a cargo de este capítulo.
75
“Comunicado de prensa, comunidad mapuche-huilliche Pepiukelen de Pargua”, en
Observatorio.cl, 20 de febrero de 2008, en http://www.observatorio.cl/contenidos/naveg/
navTpl.php?id=20080221093252, sitio visitado el 11 de marzo de 2008.
76
Entrevista telefónica... (n. 74).

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532 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

Suprema. La empresa, sin perjuicio de lo anterior, y ante la dictación


de una orden de no innovar por la mencionada Corte (referente a las
cámaras y a la construcción del muro), siguió adelante con sus traba-
jos de construcción. Este incumplimiento de la empresa acrecentó la
molestia entre los comuneros al punto de haber protagonizado, el 15
de febrero de 2008, un violento enfrentamiento con trabajadores de
una empresa subcontratista que realizaba estas labores para la em-
presa pesquera77.

3. Desarrollo, políticas públicas y discriminación


Lo interesante de este caso es que, si bien la venia de la autoridad
puede encontrar justificación en razones prodesarrollo o pueden res-
ponder a la ejecución de políticas públicas definidas hace años o, in-
cluso, cuando la autorizaciones a determinados proyectos se enmar-
quen completamente dentro de la legalidad, todavía es posible –sino
necesario– plantear la inquietud relativa a que sistemática y repeti-
tivamente son determinados grupos de la sociedad quienes deben
lidiar con las externalidades ambientales negativas que generaría la
industria salmonera de la Región de los Lagos.
Sin embargo, este argumento no se agota en este caso ni es exclu-
sivo de él. Es también extrapolable a los otros tres relatos incluidos
en este capítulo, así como a otros emblemáticos sucesos relacionados
con discriminación ambiental, especialmente con aquella que deben
padecer los pueblos indígenas, pues muchas veces los conflictos am-
bientales suelen solucionarse en contra de sus intereses y derechos.
En efecto, según lo que el relator especial de la ONU para los Dere-
chos Humanos y las Libertades Fundamentales de los Indígenas ha
hecho ver en sus informes temáticos anuales, eso fue lo que ocurrió
con la central hidroeléctrica instalada en Ralco, lo cual

“ilustra claramente las tensiones sociales que surgen entre un


modelo de desarrollo modernizador y los costos sociales, am-
bientales y culturales que debe soportar el pueblo que carga
con el peso de esa transformación económica”78.

Otro tanto es lo que sucede con las inconsistencias que se dan entre
la legislación indígena y las diversas leyes sectoriales (sobre minas,

“Comunicado de prensa... (n. 75).


77

“Relator ONU publica crítico informe sobre realidad mapuche”, en El Mercurio,


78

Santiago, 12 de febrero de 2008.

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 533

aguas, pesca, bosques, etc.), cuya aplicación puede resultar perjudi-


cial para los derechos de las comunidades indígenas, tal como acon-
teció con la comunidad diaguita de los huascoaltinos que ha visto
amenazados sus derechos territoriales y al agua por la ejecución del
proyecto minero de Pascua Lama79.
Vale la pena mencionar, a este respecto, el recientemente ratifi-
cado convenio Nº 169 OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en
Países Independientes, el cual también hace expresa mención a las
ideas de igualdad y no discriminación. Así, en el artículo 2, cuando
los Estados asumen la responsabilidad de desarrollar una acción co-
ordinada y sistemática con miras a proteger los derechos de los pue-
blos indígenas y a garantizar el respeto de su integridad, se precisa
que tal compromiso deberá incluir medidas:

“a) que aseguren a los miembros de dichos pueblos gozar, en


pie de igualdad, de los derechos y oportunidades que la legis-
lación nacional otorga a los demás miembros de la población
(...)”.

Mientras, su artículo 3.1. establece que:

“Los pueblos indígenas y tribales deberán gozar plenamente


de los derechos humanos y libertades fundamentales, sin obs-
táculos ni discriminación (...)”.

Cabría destacar todavía dos instrumentos internacionales que


suelen ser entendidos como soft law80. El primero es la Declaración
de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente,
celebrada en Estocolmo el año 1972, la cual expresa, en su principio
1, que:

79
“Relator ONU publica...” (n. 78). El ya definitivamente aprobado proyecto minero
Pascua Lama contempla la explotación de yacimientos de minerales de oro, plata y cobre
en la Región de Atacama, justo en el límite fronterizo con Argentina (de ahí que sea un
proyecto binacional). Este proyecto fue ampliamente publicitado luego de que se afectaran
tres glaciares que alimentaban las escasas fuentes hídricas del sector. Para mayor informa-
ción se recomienda véase CENTRO DE DERECHOS HUMANOS (n. 21), pp. 183-185.
80
Por soft law se entiende aquellos instrumentos de Derecho Internacional, que a pe-
sar de no ser vinculantes para los Estados, constituyen una referencia en cuanto a la direc-
ción y evolución del Derecho Internacional en una materia específica (por ejemplo, decla-
raciones de conferencias internacionales o resoluciones de organismos internacionales).

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534 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

“El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igual-


dad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un me-
dio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar
de bienestar (...). A este respecto, las políticas que promueven
o perpetúan el apartheid, la segregación racial, la discrimina-
ción, la opresión colonial y otras formas de opresión y de do-
minación extranjera quedan condenadas y deben eliminarse”.

El segundo es la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y


el Desarrollo, celebrada en Rio de Janeiro en 1992, la cual establece,
en sus principios 3, 5 y 22, respectivamente que:

“El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que res-


ponda equitativamente a las necesidades de desarrollo y am-
bientales de las generaciones presentes y futuras”.
“Todos los Estados y todas las personas deberán cooperar
en la tarea esencial de erradicar la pobreza como requisito in-
dispensable del desarrollo sostenible, a fin de reducir las dispa-
ridades en los niveles de vida y responder mejor a las necesi-
dades de la mayoría de los pueblos del mundo”.
“Las poblaciones indígenas y sus comunidades, así como
otras comunidades locales, desempeñan un papel fundamental
en la ordenación del medio ambiente y en el desarrollo debido
a sus conocimientos y prácticas tradicionales. Los Estados de-
berían reconocer y apoyar debidamente su identidad, cultura
e intereses y hacer posible su participación efectiva en el logro
del desarrollo sostenible”.

III. SEGUIMIENTO A LOS CONTENIDOS


DEL CAPÍTULO 2007

Como se señalara al comienzo de este capítulo, a continuación se


dedicarán unos cuantos párrafos a realizar un seguimiento de los he-
chos incluidos en el capítulo del año anterior, por tratarse de temas
muy relevantes que han seguido manifestándose en nuestro país. En
esta oportunidad, el seguimiento se efectuará respecto de los princi-
pales hechos relatados en el Informe del año 2007 –es decir, sobre he-
chos ocurridos durante el año 2006– y las distintas evoluciones que
evidenciaron durante el año 2007 y lo que va de 2008.

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 535

A. Contaminación atmosférica,
derecho a la vida y a la salud

En lo que respecta a los derechos a la vida y a la salud, un aspecto


importante a destacar es aquél relacionado con la contaminación at-
mosférica en la RM, ya que sus niveles fueron particularmente graves
durante el año 2007 y en lo que va corrido de 2008. Así, si en todo el
año 2005 se registraron cuatro alertas ambientales y sólo nueve horas
de preemergencia, y luego de que durante 2006 la situación empeo-
rara al constatarse catorce alertas y tres preemergencias, el escenario
definitivamente se tornó insostenible –lo que confirma una preocu-
pante tendencia– como consecuencia de los veintiocho episodios crí-
ticos de contaminación del aire (veintidós alertas y seis preemergen-
cias) registrados durante el año 2007. Además, en este mismo período
se alcanzaron los peores índices de contaminación de los últimos cin-
co años, panorama que tuvo a la capital muy cerca de vivir una emer-
gencia ambiental, episodio que no se registra desde 199981.
Otro interesante aspecto de análisis que ofrece el tema de la con-
taminación atmosférica en la RM es que, a pesar de la marcada ten-
dencias de empeoramiento de la calidad del aire en la capital82 y de
la oportuna publicidad con que se ha hecho esa advertencia83.
Similar tendencia de empeoramiento de la calidad del aire es la
que se observa en regiones84. Así, en varias ciudades del sur del país

81
Véase FUNDACIÓN TERRAM, Balance Ambiental - 2007, Santiago, diciembre de 2007,
p. 3.
82
“Esmog golpea fuerte esta semana a Santiago”, en El Mercurio, Santiago, 13 de mayo
de 2008; “Decretan primera preemergencia en el Gran Santiago”, en El Mercurio, Santia-
go, 30 de mayo de 2008; “Esmog: Santiago tuvo su peor día en los últimos 9 años”, en La
Nación, Santiago, 2 de junio de 2008; “Preemergencia ambiental para hoy: Pudahuel con
niveles críticos”, en El Mercurio, Santiago, 16 de junio de 2008; “Calidad del aire se mantie-
ne en niveles malos en quinta preemergencia del año”, en La Tercera, Santiago, 25 de junio
de 2008; “Fue decretada la séptima preemergencia ambiental del año en Santiago”, en El
Mercurio, Santiago, 1 de julio de 2008; “Preemergencias ya igualan en número a todas las
de 2007”, en El Mercurio, Santiago, 2 de julio de 2008; “Esmog mata 526 santiaguinos al
año: en 2010 serán 720”, en La Nación, Santiago, 3 de julio de 2008.
83
“Anuncian año negro por esmog”, en La Nación, Santiago, 26 de marzo de 2008;
“Polución de calderas industriales empeoraría la contaminación”, en El Mercurio, Santiago,
3 de abril de 2008; “Transantiago contamina 30% más que hace un año”, en La Nación,
Santiago, 4 de abril de 2008..
84
“Seis ciudades requieren de urgentes medidas contra la contaminación”, en El Mer-
curio, Santiago, 9 de junio de 2008; “Cuatro capitales regionales presentan altos índices de
esmog”, en La Tercera, Santiago, 9 de julio de 2008.

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536 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

(Temuco, Padre Las Casas, Chillán, Valdivia, Osorno, Puerto Montt,


entre otras) la principal causa de contaminación es el consumo gene-
ralizado de leña para calefacción, lo que, incluso, ha generado episo-
dios de contaminación similares a los de Santiago85. Por su parte, en
el caso del Gran Concepción “la principal fuente de contaminación
lo constituye la industria con un 50%, seguida de calles y caminos sin
pavimentar con un 23 a 24%”86. Otro tanto sucede con la ciudad de
Tocopilla –ya declarada zona saturada de contaminación– que desde
el año 2006 ha venido presentando niveles de material particulado
respirable (PM10) por sobre la norma, a causa de la presencia de cen-
trales termoeléctricas87.

B. Generación, disposición
y tratamiento de residuos

En relación con los niveles de contaminación atmosférica que se han


registrado en la Región del Biobío, interesante resulta destacar a este
respecto, en primer lugar, el inédito fallo judicial dictado en diciem-
bre de 2007 en el que la Corte de Apelaciones de Santiago –conocien-
do de un recurso de protección– objetó el DS Nº 41 del Ministerio
Secretaría General de la Presidencia de marzo de 2006 que declaraba
como “zona latente” de PM10 a diez comunas de la Región del Bio-
bío, y ordenó su reemplazo –en vista de los altos niveles de contami-
nación registrados– por uno que decretara como “zona saturada”88 a
las comunas de Lota, Coronel, San Pedro de la Paz, Hualqui, Chigua-
yante, Concepción, Hualpén, Talcahuano, Penco y Tomé89. Sin em-
bargo, en marzo de 2008 la Corte Suprema, conociendo de la apela-
ción presentada por la CONAMA, estimó que los recurrentes habían
actuado de forma extemporánea90, y no se pronunció acerca de si el

85
Véase FUNDACIÓN TERRAM (n. 81), p. 4.
86
Op, cit.
87
Ibid.
88
De acuerdo con el artículo 2 letras t) y u) de la ley Nº 19.300 se entenderá por zona
latente “aquélla en que la medición de la concentración de contaminantes en el aire, agua
o suelo se sitúa entre el 80% y el 100% del valor de la respectiva norma de calidad am-
biental” y, por zona saturada, “aquélla en que una o más normas de calidad ambiental se
encuentran sobrepasadas”.
89
“Ordenan declarar zona saturada a 10 comunas del Gran Concepción”, en El Mer-
curio, Santiago, 8 de diciembre de 2007.
90
“No a más zonas saturadas en Concepción”, en La Segunda, Santiago, 6 de marzo
de 2008.

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MEDIO AMBIENTE Y DERECHOS HUMANOS 537

referido DS vulneraba o no la igualdad ante la ley y el derecho a vivir


en un medio ambiente libre de contaminación.
Ha sido la propia autoridad regional la que, con ocasión de definir
la restricción vehicular para este año en el marco de la ejecución del
PPDA, ha inclinado la balanza –al parecer, por un problema de orden
institucional– en contra del interés de la salud de las personas y en fa-
vor de los intereses del Ministerio de Transportes, que buscaba no so-
brecargar el Transantiago con el aumento de las restricciones a los ve-
hículos catalíticos. Lo llamativo de todo esto es que, a pesar de que la
autoridad no resguardó en esa instancia –como razonablemente habría
de esperar– los derechos a la salud y a la vida de los santiaguinos, el In-
tendente Metropolitano hizo pública su insatisfacción al respecto91.
En cuanto a la generación, disposición y tratamiento de residuos
(en este caso tóxicos o peligrosos), el suceso que mayores cuestio-
namientos públicos concitó fue el que involucró a CELCO quien,
evidenciando un cuestionable compromiso ambiental, vertió los de-
sechos tóxicos de su planta Licancel en el río Mataquito (Región del
Maule), destruyendo el ecosistema y afectando a las comunidades
aledañas, en especial, las fuentes laborales de los pescadores del sec-
tor92. Otros sucesos –igualmente graves, aunque uno más difundido
que el otro– tuvieron como protagonistas a la minera Pelambres y a
ESVAL. En cuatro oportunidades distintas (agosto, octubre, noviem-
bre y diciembre) la primera descargó en el río Cuncumén (Región de
Coquimbo) más de 330.000 m3 de aguas contaminadas, afectando a
las comunidades ubicadas aguas abajo93. Mientras que la segunda, en
tres oportunidades distintas (dos en febrero y una en marzo), derra-
mó más de 300 m3 de aguas servidas en varias playas de la comuna
de Concón (Región de Valparaíso)94, amenazando seriamente la sa-
lud de quienes habitan y veranean en ella.

91
“Intendente reconoce que el plan contra la contaminación ambiental es insuficien-
te”, en El Mercurio, Santiago, 27 de marzo de 2008.
92
“Planta Licancel de Celulosa Arauco no podrá funcionar por 30 días”, en Emol, 9 de
junio de 2007, en http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoti
cia=258712, visitado el 10 enero de 2008. También “Planta Licancel fue cerrada por la Super-
intendencia de Servicios Sanitarios”, en Radio Cooperativa, 8 de junio de 2007, en http://www.
cooperativa.cl/p4_noticias/antialone.html?page=http://www.cooperativa.cl/p4_noticias/site/
artic/20070608/pags/20070608184741.html, visitada el 10 de enero de 2008.
93
“Minera Pelambres sufre nuevo derrame de aguas contaminadas a un río”, en La
Tercera, Santiago, 13 de diciembre de 2007.
94
“Nuevo derrame de aguas servidas en playas de Concón”, en El Mercurio, Santiago,
18 de marzo de 2008.

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538 Informe anual sobre derechos humanos en Chile 2008

C. Imparcialidad institucional,
derecho a la participación y al acceso a la información

Ahora bien, desde el punto de vista de los derechos a la participación


y de acceso a la información resulta imposible no hacer mención a
las preocupantes declaraciones emitidas por los ministros del Interior
y de la Secretaria General de la Presidencia, quienes a propósito de
la eventual instalación de cinco centrales hidroeléctricas en la Región
de Aysén sostuvieron, respectivamente, que:

“(...) el desarrollo hidroeléctrico en Chile es un tema que de-


bemos abordar, y debemos hacerlo con toda la decisión del
Estado”95

y que:

“Chile tiene que hacer una clara opción por la energía hidro-
eléctrica y recuperar los niveles de mediados de los 90 cuando
más del 50% de la energía tenía su origen en centrales hidro-
eléctricas. La hidroelectricidad es una exigencia para Chile (...).
Y por eso la mirada se dirige al sur de nuestro territorio”96.

La gravedad de tales declaraciones radica en que fueron emitidas


por Ministros de Estados –por lo tanto, en representación y a nombre
del Estado de Chile– y en circunstancias en que todavía el proyecto
ni siquiera ha sido ingresado al SEIA, lo que distorsiona aquel proce-
so de estudio y lo despoja, en definitiva, de toda garantía de impar-
cialidad. Igualmente, tales aseveraciones atentan contra postulados
democráticos tan elementales como son el acceder a información de
relevancia pública y el participar informadamente del debate públi-
co, puesto que de esas declaraciones podría desprenderse –sin mayor
dificultad– que existen instancias “paralelas” o “alternativas” de toma
de decisiones que funcionan a espaldas de la ciudadanía.

95
“Gobierno entrega fuerte respaldo a proyecto hidroeléctrico de Endesa y Colbún en
Aysén”, en El Mercurio, Santiago. 8 de febrero de 2008.
96
“Energía: Algunas afirmaciones básicas”, en El Mercurio, Santiago, 19 de mayo de
2008.

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