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Evaluación ecológica

Es el nivel más profundo y sólido de la evaluación neuropsicológica

y tiene por objetivo relacionar los resultados psicométricos, cogniti-

vos y neuropsicológicos que ha obtenido el niño con sus características

de personalidad, familiares, culturales y socioeducativas. La evaluación

neuropsicológica alcanza el nivel ecológico cuando tiene en consideración

todas las variables que intervienen en la interpretación de los resultados.

El rendimiento del niño en una prueba neuropsicológica no solamente de-

pende de sus aptitudes, sino de otros factores, como motivación frente a la

prueba, reserva cognitiva, nivel de ansiedad que pueda subyacer, contex-

to cultural del que procede, dificultades que puedan existir en su familia o

grado de adaptación escolar. El nivel ecológico es el sistema de evaluación

neuropsicológica más eficaz, ya que no parte de la prueba psicométrica,sino

que tiene en consideración, por encima de cualquier variable, al propio niño

y sus circunstancias. Este nivel, auténticamente neuroecológico, nos permite

realizar una valoración más individualizada de cada niño y emplea siempre

el paradigma n = 1. En el quinto capítulo del libro se exponen con mayor

detalle las principales variables ecológicas que modulan el rendimiento en

los test neuropsicológicos: nivel educativo, edad, género, contexto cultural,

tratamiento psicofarmacológico y reserva cognitiva y cerebral.

Cuadro 1.3. Niveles de evaluación en la prueba de construcción con cubos,

incluida en las escalas de inteligencia de Wechsler para la infancia

Nivel de evaluación Interpretación

Psicométrico – Puntuación típica.


– Decatipo.

– Percentil.

– Cociente intelectual.

– Cociente de desarrollo.

Cognitivo – Coordinación visoperceptiva.

– Organización espacial.

– Memoria implícita.

– Velocidad de procesamiento motor.

– Planificación motora.

[.../...]

Características de la evaluación neuropsicológica infantil 27

Neuropsicológico – Córtex poscentral.

– Córtex parietooccipital.

– Hemisferio derecho.

– Área premotora.

– Área prefrontal.

– Área dorsolateral.

Ecológico – Motivación ante la prueba.

– Manifestaciones de ansiedad.

– Control atencional.

– Adaptación escolar.

– Adaptación familiar.

– Nivel educativo de los padres.

– Estilo cognitivo.

– Reserva cognitiva.

– Entrenamiento previo en actividades similares.


1.4. Ámbitos de aplicación

1.4.1. Ámbito neuropediátrico

La evaluación neuropsicológica infantil puede realizarse en niños y

niñas que presenten patologías neurológicas, como mecanismo eficaz

para facilitar el diagnóstico y ofrecer pautas para preparar programas

de estimulación cognitiva, especialmente en las áreas más deficitarias.

Los trastornos del neurodesarrollo según su gravedad pueden clasifi-

carse en mayores y menores. Los trastornos mayores incluyen patolo-

gías que cursan con grave afectación anatómica y funcional del siste-

ma nervioso, desde alteraciones en la formación del tubo neural hasta

encefalopatías causadas por sufrimiento perinatal o trastornos graves

producidos por daño cerebral adquirido en el transcurso de la infan-

cia. Los trastornos menores del neurodesarrollo son patologías vincu-

ladas a la disfunción cerebral o al retardo neuromadurativo (Enseñat,

Roig y García Molina, 2015). Se trata de cuadros en los que no existe

evidencia de afectación neuroanatómica, pero que cursan con déficits

funcionales evidentes, que afectan a la memoria, el funcionamiento

ejecutivo, la atención o la capacidad perceptiva. Se incluyen aquí los

28 Evaluación neuropsicológica infantil

trastornos de aprendizaje, las dificultades psicomotoras o los trastor-

nos de comunicación. La evaluación neuropsicológica en estos casos


aporta luz sobre las características de las distintas patologías neurope-

diátricas, algunas de las cuales resultan insuficientemente estudiadas

hasta el momento desde el ámbito de la neuropsicología. Por otra par-

te, las pruebas médicas convencionales como la valoración neuroló-

gica, el electroencefalograma o la tomografía cerebral computarizada

no suelen ofrecer evidencias importantes en los trastornos menores

del neurodesarrollo. En el capítulo dos se explican de un modo más

pormenorizado las características de las discapacidades neurológicas

mayores y menores.

1.4.2. Ámbito escolar

Las aportaciones de la neurociencia al contexto escolar cada vez atraen

más la atención de la comunidad educativa y son un instrumento eficaz

para optimizar la enseñanza y el aprendizaje. La neuroeducación –y de

modo más específico la neuropsicología– ofrecen propuestas útiles para

adaptar la enseñanza y el aprendizaje a las características de cada niño.

Cada vez se hace más necesaria la capacitación neurocientífica de los

diferentes profesionales que forman parte de los servicios de orientación

escolar, así como de los propios educadores, para comprender las relacio-

nes entre el cerebro y los procesos de enseñanza/aprendizaje. La evalua-

ción neuropsicológica tiene en consideración el rendimiento cognitivo

del niño y lo relaciona con las áreas del cerebro implicadas; trata de op-

timizar el rendimiento escolar diseñando adaptaciones curriculares más

adecuadas a las necesidades de cada alumno. La neuroeducación trasla-

da el conocimiento del funcionamiento cerebral al contexto escolar para


mejorar los procesos de aprendizaje. La ENI permite conocer la madurez

de cada escolar, para realizar adaptaciones que potencien su capacidad

de aprendizaje en función de los puntos fuertes y débiles observados en

el perfil y mejorar las posibilidades de éxito escolar. Los resultados ob-

tenidos en la evaluación neuropsicológica pueden servir como base para

planificar, enriquecer y adaptar los contenidos educativos y prevenir el

fracaso escolar.

Características de la evaluación neuropsicológica infantil 29

La evaluación neuropsicológica no solo es pertinente en los escolares

que presentan algún tipo de disfunción cerebral o dificultades de aprendi-

zaje, sino también en aquellos que no presentan problemas relacionados

con el funcionamiento del sistema nervioso, con el objetivo de identificar

mejor sus posibilidades educativas y aprovecharlas al máximo dentro del

aula. La proporción de niños que no presentan problemas neurológicos

relevantes es mayoritaria en las escuelas normales, ya que en torno al

80% de los alumnos no tienen dificultades específicas que estén liga-

das a la disfunción del sistema nervioso. Esta evidencia puede llevar a

la conclusión de que es innecesaria la evaluación neuropsicológica en

el ámbito escolar, puesto que no existe afectación del sistema nervio-

so. Sin embargo, esta conclusión es incorrecta, ya que la evaluación


neuropsicológica no solo sirve para identificar los puntos fuertes y dé-

biles del perfil cognitivo del niño, sino que permite emplear neuroestra-

tegias que estimulen mejor los procesos cognitivos menos desarrollados

y optimicen la capacidad de aprendizaje. Pongamos un ejemplo: si un

niño presenta un estilo de aprendizaje más ligado al hemisferio derecho

(intuitivo, holístico, espacial, perceptivo e icónico), habrá que articular

metodologías didácticas que graviten sobre dichas peculiaridades, evi-

tando un estilo de enseñanza demasiado impregnado del razonamiento

lógico-verbal. De igual manera, cuando un escolar presente algún punto

débil en el que su rendimiento cognitivo sea más deficiente, es aconse-

jable implementar un programa para estimular dicha función deficitaria;

al mejorar asumimos que en las áreas del encéfalo relacionadas con ella

van a experimentar modificaciones neuroplásticas consistentes en la me-

joría de los circuitos nerviosos implicados. La consecuencia indirecta de

la estimulación neuropsicológica, finalmente, sería la mejoría del rendi-

miento escolar.

La evaluación neuropsicológica infantil en el ámbito escolar cobra

un particular relieve en los niños y niñas con patologías menores del

neurodesarrollo, frecuentes en la escuela ordinaria: dificultades de apren-


dizaje, atención, psicomotricidad o lenguaje. La ENI también es espe-

cialmente útil cuando las exploraciones neurológicas, neurofisiológicas

o las realizadas mediante neuroimagen anatómica ofrezcan falsos nega-

tivos, es decir, que no evidencien alteraciones significativas. No se debe

olvidar que el diagnóstico de muchos cuadros de origen disfuncional

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que cursan con alteraciones cognitivas, como la dislexia, el trastorno de

aprendizaje no verbal, el trastorno por déficit de atención o la discalculia,

solamente se puede llevar a cabo mediante un estudio neuropsicológico

individualizado de cada niño.

Dentro del ciclo educativo, siempre hay que prestar especial atención

a la escuela infantil, previa a la escolaridad obligatoria. La evaluación

neuropsicológica sistemática de todos los alumnos menores de 6 años

permitiría identificar los casos de inmadurez neurobiológica, disfunción

o daño cerebral. De este modo se minimizará el riesgo de fracaso escolar

a partir del inicio de la enseñanza primaria, puesto que muchos niños

que presentan retraso evolutivo pueden pasar inadvertidos, pues existe

la creencia errónea y ampliamente extendida de que sus dificultades des-

aparecerán espontáneamente con el paso del tiempo. Con el objetivo de

identificar precozmente los casos de riesgo neuropsicológico en la etapa

preescolar y al comienzo de la enseñanza primaria se ha desarrollado una

prueba de cribado, el NEUROPRE, cuyos fundamentos se explican en el

capítulo cuarto (Portellano, Mateos y Martínez Arias, 2018).

1.4.3. Ámbito clínico


La evaluación neuropsicológica cobra una especial relevancia en las al-

teraciones psicopatológicas de la infancia. Este enfoque de la evaluación

neuropsicológica resulta novedoso, ya que tradicionalmente la evalua-

ción clínica y psicométrica de las alteraciones emocionales no incluía

la valoración neuropsicológica, a pesar de las ventajas que esta ofrece.

La valoración clínica de trastornos afectivo-comportamentales de la

infancia, como depresión, fobia escolar, trastornos de ansiedad, espec-

tro autista o trastornos de conducta, deberían incorporar la evaluación

neuropsicológica, ya que de esa forma se puede mejorar el diagnóstico y

diseñar programas de intervención terapéutica más ajustada a cada caso.

Un niño que haya sido diagnosticado de trastorno de ansiedad requiere

una evaluación clínica tradicional mediante observación, cuestionarios

de personalidad, entrevista familiar o análisis funcional de la conduc-

ta. Pero si se incluye la evaluación neuropsicológica en el protocolo de

evaluación del trastorno afectivo-comportamental, mejorarán el diagnós-

Características de la evaluación neuropsicológica infantil 31

tico y las perspectivas terapéuticas. Dos niños con el mismo diagnósti-

co de trastorno de ansiedad pueden presentar la misma clínica, aunque

con perfiles neuropsicológicos muy diferentes entre sí. El conocimiento


de sus puntos fuertes y débiles puede facilitar el diseño de terapias de

intervención diferenciadas. Si un niño con un trastorno de ansiedad pre-

senta una deficiencia más acusada en su funcionamiento ejecutivo, será

conveniente estimular dichas funciones como mecanismo regulador que

facilite la disminución en la intensidad de sus manifestaciones clínicas.

El entrenamiento cognitivo de los distintos componentes del funciona-

miento ejecutivo –capacidad inhibitoria, flexibilidad mental o capacidad

para planificar– puede mejorar la eficacia de la intervención terapéutica

sobre sus manifestaciones de ansiedad, ya que al estimular la capacidad

de autorregulación del niño será más eficiente la mejoría de sus manifes-

taciones de ansiedad.

1.4.4. Ámbito forense

La evaluación neuropsicológica se utiliza cuando es necesario determi-

nar las secuelas del daño cerebral sobrevenido en la infancia. Accidentes

de tráfico, caídas, contusiones, actividades deportivas y otras causas fre-

cuentemente producen traumatismo craneoencefálico y estado de coma.

En estos casos es necesario realizar una evaluación neuropsicológica

profunda para determinar los déficits cognitivos y conductuales resultan-

tes en el niño.
Los peritajes forenses en neuropsicología infantil también pueden ser

necesarios en otros casos como el maltrato infantil. Se estima que cada

año 250 millones de niños y niñas de todas las culturas y procedencias

sufren algún tipo de maltrato, con riesgo incrementado de que sufran

frecuentes alteraciones neuropsicológicas, especialmente en los casos de

inicio más precoz o de mayor duración. Además de las secuelas psicoló-

gicas que produce el maltrato en la infancia, es frecuente que aumente el

riesgo de deterioro cognitivo (Fares y Portellano, 2012).

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