Compañeros para Niñeros 02 Sé Mi Niñero LISTO

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Compañeros para Niñeros
02 Sé mi Niñero
Jane Perky
Compañeros para Niñeros 02 Sé mi Niñero
Sinopsis
Pueden ser Niñeros, pero son Alfas posesivos cuando se trata
de sus Compañeros.
El lobo Omega y padre soltero Zack no tiene intenciones de

contratar a un hombre. Zack acaba de ser despedido de su trabajo,
pero se arriesga con Owen Walker de todos modos. Cuando queda
claro que la química entre ellos está fuera de las listas, Zack es
reacio a avanzar. Su lobo le dice que Owen es su compañero, el único
hombre que ha estado esperando toda su vida, pero Zack es reacio
a entregar su corazón a otro nuevamente.
El hombre lobo Alfa Owen quiere un nuevo comienzo, para

dejar atrás su vieja vida de crimen. Tiene la intención de mostrarle
a Zack que es el hombre perfecto y, para hacer eso, Owen necesita
mantener sus deseos bajo control. Una noche apasionada lleva a
varias y muy pronto, Owen comienza a querer más de lo que debería.
¿Puede un Alfa ex convicto en el camino de la redención

derretir el corazón helado de un Omega que ha renunciado al amor?
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Jane Perky
Prólogo
Hace cinco años
—¿Escuchó lo que acabo de decir, Sr. Adams? —Preguntó el

Dr. Mitchell.
Zack se hundió en su asiento, aún incapaz de procesar las

palabras. Se quedó mirando el escritorio del médico frente a él y
tamborileó con los dedos sobre el sillón, esperando despertarse
pronto de cualquier pesadilla que fuera. Una pesadilla que era eso.
Tarde o temprano, se despertaría a la realidad y sus peores
temores nunca habrían sucedido.
Clavó las uñas en la madera del sillón. Tarde o temprano, una

astilla quedaría atrapada debajo de su uña. Su lobo Omega se
despertó dentro de él, vigilante, desconfiado de su mitad humana. A
los Omegas masculinos se les había enseñado que solo tenían un
propósito en su antigua manada, dar a luz. Zack se hizo una promesa
silenciosa a sí mismo, a los padres y compañeros de manada que solo
lo veían como un criador, que nunca daría a luz, que nunca les daría
esa satisfacción.
Míralo ahora. Justo cuando pensaba que finalmente se había

arreglado, logró ganar una vida digna e incluso considerar tomar
clases en el colegio comunitario cercano este otoño, Zack tuvo que
llegar a un obstáculo una vez más.
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Jane Perky
El doctor lo intentó de nuevo.
—Felicidades. Si no tiene ninguna otra pregunta, tengo otros

pacientes que atender, —dijo suavemente.
Zack se puso de pie, pronunció un “gracias” antes de salir,

como un borracho. Tenía un horario que seguir, necesitaba comprar
algunos muebles para su nuevo departamento, antes de dirigirse al
club para su turno.
Esos planes volaron por la ventana después de que el Dr.

Mitchell arrojó esa bomba sobre él. Zack ni siquiera quiso ir a la
clínica de shifters en primer lugar, pero el instinto le dijo que le
estaban ocurriendo cambios en su cuerpo.
De alguna manera, logró salir de la clínica, subirse al autobús y

regresar a su vecindario. Zack casi perdió su parada, pero logró
bajarse del autobús, sintiéndose un poco claustrofóbico. El aire frío
golpeó su rostro y aspiró dentro y fuera, inhalando los aromas
familiares de la ciudad, la contaminación, el humo y la basura
mezclados en un desastre desagradable.
Su lobo anhelaba árboles, aire fresco de montaña, hogar.

Excepto que ese lugar nunca había sido hogar, sino una prisión. Aún
así, necesitaba ayuda. Zack entró en su edificio, cauteloso con el
grupo de adolescentes fumando hierba en el vestíbulo.
Ignorándolos, entró en el ascensor rociado con graffiti que olía
ligeramente a orina.
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Jane Perky
—No puedo criar a un niño en un lugar como este, —se

encontró susurrando para sí mismo.
Puede que Zack no haya planeado quedar embarazado, pero

¿cómo podría no amar al cachorro creciendo dentro de él? No
importa el padre. Zack solo se culpó a sí mismo.
Fred podría haberle avisado de que los otros bailarines del

club obtenían sus extras teniendo sexo con los clientes, pero había
estado tan desesperado por hacer que las cosas funcionen, por
demostrar a los viejos compañeros que un Omega solitario podría
sobrevivir solo. Sin protector.
Además, un poco de sexo con clientes guapos no hizo daño. La

primera vez que ganó su extra, Zack sintió que estaba drogado. La
combinación de joder con extraños al azar junto con la promesa de
dinero en efectivo después, resultó ser una oferta intoxicante.
Zack podría culparlo de su estricta educación. Toda su vida,

había sido entrenado para ser obediente, sumiso hasta que un lobo
dominante en la manada lo eligiera como su compañero, lo
convertiría en el compañero doméstico perfecto que mantendría la
casa. Le habían enseñado a seguir las reglas, así que cuando se fue,
romper todas las reglas le provocó una emoción.
Ya no. Solo él tenía la culpa de su situación actual.
Dios, pero Zack nunca se había sentido tan solo en toda su

vida. Las puertas del ascensor se abrieron de golpe. El pasillo olía a
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Jane Perky
humo. Le tapaba la garganta y le hacía toser. Zack encontró su

llave, entró y recordó asegurar las cinco cerraduras.
El horror lo invadió ante la imagen de criar a un niño o niña en

un lugar como este.
Incapaz de contener su desesperación por más tiempo, Zack

se derrumbó en el suelo, su espalda golpeó la puerta. Se acurrucó en
posición fetal, miró el estudio que alquiló, el único que podía pagar.
Una cucaracha se escabulló de una esquina del sofá al papel de la
pared despegado. Las tablas del suelo también crujieron.
Zack habría estado contento de vivir aquí solo, no le

importaba, sabiendo que si ganaba lo suficiente podría mudarse a un
lugar más grande, mejor y más seguro. Recordó estar tan orgulloso
de sí mismo cuando el gruñón propietario le entregó las llaves
grasientas.
La manada Hollow Forest había sido un fanático de las

tradiciones, incluso vivían en un complejo ubicado lejos en el bosque,
lejos del centro de la ciudad, como si se trataran de que las
Guerras sobrenaturales volvieran. Colocaron a todos los Omegas en
una sola casa, por lo que nunca tuvo su propia habitación. Tener su
departamento hacía que se sintiera como una victoria personal.
—Si solo pudieran verme ahora, —susurró, y luego se rió

amargamente.
Zack sacó su teléfono celular, sus dedos comenzaron a

temblar. Su salida de la manada había sido todo un escándalo.
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Jane Perky
Ningún Omega en la historia se había exiliado voluntariamente.

Deslizando la pantalla, buscó un nombre en particular, el de su
madre. Maldijo en voz baja. Su mamá y su papá nunca le hablaron, ni
siquiera lo despidieron cuando salió del complejo. Para ellos, Zack
estaba muerto, pero aquí estaba, lo suficientemente desesperado
como para alcanzarlo.
—No puedo hacer esto por mi cuenta.
Arrojó su teléfono celular a un lado de cualquier manera. El

orgullo siempre se interpuso, pero si los llamaba, ¿qué le pasaría a
su cachorro? Por experiencia personal, había visto algunos de los
Omegas avergonzados que de alguna manera quedaron embarazados
por accidente. Fueron tratados como parias por el resto de sus
vidas, al igual que sus hijos.
Al menos, sin embargo, sus cachorros tenían un techo sobre

sus cabezas, comida y los otros hombres lobo para enseñarles a los
cachorros cómo controlar a su animal interior.
No. Llegar a sus padres sería la última opción, decidió Zack.

¿No había encontrado el coraje de irse solo, decidir su propio
destino? A pesar de haber crecido en un complejo aislado toda su
vida, logró ahorrar para un boleto de autobús de ida, para encontrar
un trabajo en una ciudad extraña por su cuenta. Zack también
podría criar a su propio bebé, pero no aquí, no en una ciudad que
podría masticar a un solo padre de adentro hacia afuera.
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Jane Perky
Cualquier hijo suyo merecía experimentar la naturaleza, los

bosques cercanos para dejar que su lobo salga a correr, deambular
y jugar. Necesitaba mudarse, encontrar un nuevo hogar para ellos.
Zack lo hizo una vez, podría hacerlo de nuevo.
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Jane Perky
Capítulo 1
Owen Waller tiró de la corbata sofocante que llevaba, frunció
el ceño ante su reflejo en el espejo roto del baño. El tipo con traje
de mono que lo miraba parecía un fraude. Owen no era el tipo de
hombre de traje, más como el tipo de jeans y camisas desteñidos.
Además, todavía parecía una especie de matón de la mafia con sus
músculos y tinta.
Aún así, Owen quería causar una buena impresión en su

potencial futuro empleador. Cada vez más padres estaban
dispuestos a contratar a muchas personas, incluso en una ciudad
pequeña y remota como Cedar Valley, pero ¿muchas personas que
fueron ex convictas fueron rehabilitadas a través del programa
Segundas Oportunidades? No tanto.
Recordar que había estado sin trabajo durante seis meses le

hizo enderezar la columna. Es cierto que lo consiguió tomando
trabajos ocasionales como hacer entregas o descargar para una
empresa de mudanzas, pero esas fueron paradas temporales. Pensó
en Tanner, otro hombre lobo Alfa que también había estado en el
programa y que había aprovechado su tiempo en prisión para
obtener una licenciatura en Educación Infantil. Owen incluso
trabajó como asistente de maestro de preescolar durante un
tiempo, pero la atención personalizada fue mejor.
A Owen le gustaba llevar y vigilar a los niños en su vieja

manada, antes de que lo expulsaran, de todos modos. Resultó que
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Jane Perky
Tanner resultó ser una historia de éxito. Tanner no solo había

conseguido un trabajo, sino que también encontró un compañero
para llamarlo suyo y una familia, a pesar de que Lizzie no era suya.
Maldición, pero Owen también quería eso. Él gruñó ante su

reflejo, decidió que sería suficiente. Salió del baño, casi se olvidó
de agarrar su carpeta con sus certificados y recomendaciones al
salir. Metiendo eso debajo de su brazo, salió de su pequeño
departamento.
A Owen no le gustó la sensación de estar encerrado, encontró

el espacio demasiado pequeño y ya había pasado demasiado tiempo
en una habitación de seis por ocho, pero no tenía otra opción. No
podía permitirse nada más, por ahora de todos modos.
Mirando su reloj, maldijo por lo bajo. A este ritmo, llegaría

cinco minutos tarde. Montó su motocicleta, una Yamaha Bolt de
segunda mano que logró comprar barata hace unos meses. Owen
encendió el motor y condujo hasta la dirección que Zack Adams le
envió por correo electrónico. Zack era el mejor amigo de Neal, el
compañero de Tanner. Esto había sido un favor para Owen, por
ayudar a Tanner a defenderse del siniestro ex amante de Neal hace
algún tiempo.
No podía darse el lujo de arruinar esta reunión, ya que ningún

otro padre respondió a su anuncio en el sitio web de Segundas
Oportunidades. No es que los otros que conocía en el programa
tuvieran suerte tampoco. Para Tanner, Neal se había arriesgado.
Rezó para que Zack también lo hiciera.
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Jane Perky
Owen llegó a la calle de Zack en poco tiempo. Inspeccionó los

edificios de apartamentos. Se dio cuenta de que era un buen
vecindario, a diferencia del basurero en el que vivía antes de su
arresto. Owen estacionó su motocicleta en un lugar libre junto a la
acera y se quitó el casco. Joder, pero la maldita tela del traje
parecía derretirse contra su piel.
El sudor goteaba por su espalda. ¿Por qué no podría haber

usado algo más cómodo? Correcto. Necesitaba causar una buena
impresión en un posible empleador. Esa fue una de las lecciones
básicas del programa, como si la ropa pudiera hacerlo menos
amenazador. Sin embargo, Owen no haría nada acerca de su tamaño,
porque para mantenerse sano en la cárcel, se tomó en serio el
levantamiento de pesas y el ejercicio.
Un shifter se volvió loco fácilmente tras las rejas, no fue la

excepción. Los animales en ellos no estaban destinados a ser
enjaulados, por lo que su lobo había estado furioso dentro de él
todo el tiempo, ansioso por arrancarse la piel en cualquier momento.
El cambio había sido prohibido, y todos los shifters debían usar
puños forrados de plata. Un gran porcentaje no sobrevivió, se volvió
loco o se suicidó.
Owen vivió porque encontró una salida. Mantuvo su cuerpo en

forma y su mente ocupada con el programa Segundas
Oportunidades.
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Jane Perky
Por eso, en el momento en que salió, tuvo su primer soplo de

libertad, lo primero que había sido era abandonar la piel humana y
vivir en la piel de su lobo durante días.
También había sido tentador permanecer como un lobo. Un

lobo no necesitaba enfrentar la dura realidad, el estigma de ser un
ex convicto o un Alfa roto. Los alfas nacieron, no se hicieron,
aunque a menudo tomaron el liderazgo de una manada. Si Owen no
hubiera sido un bastardo, si las circunstancias hubieran sido
diferentes, ¿estaría gobernando sobre una manada ahora?
Pensamientos inútiles. Owen necesitaba concentrarse en su

presente, porque su pasado estaba plagado de remordimientos. Con
su archivo, se dirigió al interior del edificio. Tomó el elevador y tiró
de su corbata. La maldita cosa prácticamente lo ahogó, así que se la
quitó. Un poco mejor.
Encontró la unidad de Zack exactamente enfrente del

ascensor. Owen tocó el timbre, con el corazón acelerado. Sin
respuesta. Presionó la oreja contra la puerta y oyó voces.
—Ven aquí, pequeño mocoso. No, no te atrevas a cambiar.

¡Maldita sea, Brian! —Vino una voz masculina.
Recordó que Brian era el nombre del cachorro de cinco años de

Zack.
Sonriendo para sí mismo, volvió a tocar el timbre.
—¡Espera un segundo!
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Jane Perky
Owen esperó, se preguntó qué clase de padre era Zack, si

Brian demostraría ser un puñado. La puerta principal se abrió,
revelando un destello de cabello rojo. El aroma más intrigante e
intoxicante golpeó su nariz, agitando su lobo dormido al instante.
Grandes ojos azules se encontraron con los suyos, luego algo
pequeño y peludo pasó por sus piernas. Un cachorro de lobo.
—Woah, pequeño, —dijo, interviniendo rápidamente. Oh, sí.

Esto definitivamente causaría una buena impresión. Usando su
velocidad sobrenatural, alcanzó al pequeño cachorro y lo levantó.
Brian lo mordió, pequeños colmillos afilados rasgaron la tela e
incluso la piel. Él hizo una mueca. —Oye, soy un amigo, ¿de acuerdo?
—dijo, sosteniendo al cachorro en alto. Brian le gritó, moviendo la
cola. Esos ojos pequeños y felices instantáneamente calentaron su
corazón, especialmente cuando bajó a Brian, quien ansiosamente
lamió su mejilla sin afeitar.
—Brian, no lamas a extraños, —una voz firme.
—Hola, aquí—. Le devolvió a la cabeza roja su hijo.
Zack le lanzó una mirada sospechosa. Hizo una inspección más

cercana del Omega. Zack era, sin duda, un hombre guapo, alto,
delgado, una cara más bonita que hermosa, y un sorprendente par
de brillantes ojos azules, que Zack le había estrechado en ese
momento. A pesar de la construcción delgada de Zack, se dio cuenta
de que el Omega tenía acero debajo de su columna vertebral. ¿Por
qué no lo haría? Escuchó partes de Tanner sobre Zack, que Zack
crió a su hijo por su cuenta.
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—¿Eres parte de la mafia? —Fue la primera pregunta que salió

de la boca de Zack. —Porque si es así, llamaré a la policía.
Picado, miró al Omega. Maldición, debería haber sabido que el

traje no era la mejor idea. ¿Viste a un ex convicto con ropa mejor y
al final de todo? Owen sería juzgado solo por las apariencias.
—No. Soy Owen Waller.
—¿El hombre? —Zack preguntó con escepticismo, como si

estuviera ejecutando una estafa o algo así.
—Tengo mis papeles, —dijo automáticamente. Le mostró a

Zack su archivo ahora arrugado, que tenía que admitir, no se veía
tan impresionante.
—Bien, vale. —Con Brian, Zack abrió la puerta y lo dejó entrar.
—¿Teniendo un mal día? —Preguntó, siguiéndolo adentro.
—El peor. Acabo de ser despedido de mi trabajo, —se quejó

Zack.
—Lamento escucharlo.
Mierda. ¿Eso significaba que Zack ya no necesitaba un hombre

o no podía permitírselo?
—Odio la contabilidad, —murmuró Zack. —Toma asiento. Lo

siento, la casa es un desastre.
Al ver los juguetes en el suelo, los recogió distraídamente,

colocándolos en una pila ordenada, como con algunas ropas. Cuando
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Jane Perky
terminó, se sentó en el sofá ahora limpio solo para encontrar a Zack

mirándolo.
—Soy un fanático de la limpieza, —explicó.
—Uh Huh. —Mirada escéptica.
Jesús. ¿Ya causó esa mala impresión, o Zack siempre fue tan
cauteloso con los extraños? Supuso que cualquier padre soltero lo
sería. Zack tomó el sillón. Vio a Brian en el regazo de Zack.
—¿Prefiere permanecer en forma de lobo? —Preguntó.
—¿Por qué? ¿Estás juzgando?
¿Accidentalmente pisó las patas de este tipo o algo así?
—Nop. Según los estudios y por experiencia personal, la

mayoría de los cachorros shifters de esa edad se alternan en forma
humana y animal.
—¿Experiencia personal?
Sacó sus papeles y se los entregó a Zack, quien los tomó con el
ceño fruncido en sus labios.
—Tengo experiencia enseñando a los niños de la edad de Brian.

Más o menos internado como asistente de maestro de preescolar
antes, —dijo. —Es parte del programa Segundas Oportunidades.
—Ya veo. —Zack hojeó sus certificados, luciendo distraído.
—¿Quieres hablar? ¿Sobre tu trabajo?
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Jane Perky
—¿Huh? Oh. No debería. No es asunto tuyo, además de que

viniste aquí para una entrevista, ¿verdad? —Preguntó Zack.
—Bueno, no parece que esté consiguiendo el trabajo.
—¿Por qué dices eso?
Zack lo estudió, como si lo viera por primera vez. Entonces el

Omega soltó una carcajada.
—Lo siento, debo haber sido un imb… —se detuvo y miró a

Brian que parecía estar escuchando atentamente. —Burro, —
corrigió en el último segundo.
—Está bien. Todos tienen sus malos días, —dijo Owen. —

¿Entonces, qué haces?
—Er, espera. Debería ofrecerte bebidas o algo así. ¿Café, té o

agua? También tengo leche y jugo de naranja, —dijo.
—El café es bueno.
El cachorro en sus brazos saltó, se convirtió en un niño en

segundos. Un niño muy desnudo. Owen agarró lo que supuso que era
la ropa de Brian y se la entregó.
—Aquí tienes, cachorro.
Brian tomó su ropa y se la puso.
—¿Necesitas ayuda? —Preguntó. Brian sacudió la cabeza. El

cachorro se puso sus pantalones cortos, luego suspiró ante su
camisa abotonada. Brian luego cedió con un “bien”.
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Jane Perky
Notó que Zack observaba de cerca su interacción. Los

cachorros de hombre lobo eran increíblemente exigentes cuando se
trataba de dar su confianza a otros shifters, por lo que su corazón
se calmó, Brian lo dejó ayudar.
Una vez vestido, Brian miró a Zack.
—Quiero leche con chocolate.
—Te ayudaré, —ofreció.
—No necesitas hacer eso, —dijo Zack rápidamente.
Parecía que las cosas estaban mejorando, decidió Owen,

acompañando a Zack a la cocina. Si seguía así, podría convencer a
Zack de que sería una buena adición a su hogar.
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Jane Perky
Capítulo 2
Zack no sabía qué hacer con el enorme y hermoso hombre lobo
Alfa en su cocina. Habiendo perdido su trabajo en la firma de
contabilidad, no parecía prudente contratar a un hombre, aunque
tuvo que admitir que necesitaba la ayuda.
Aún así, estaba muy consciente del gran hombre lobo en la

cocina con él, ayudándolo a preparar café después de preguntar
dónde estaba todo. Ahora, esperaban a que el café terminara de
prepararse. Brian los había seguido.
—¿Leche? —Brian repitió.
A Zack le gustó cómo Owen lo miró primero. Ante su

asentimiento, Owen abrió la nevera y agarró un paquete. Owen sacó
la pajita, la puso y se la entregó a Brian.
—Gracias, —dijo Brian con una sonrisa de dientes.
—De nada, cachorro.
Extraño, pensó Zack, dado que Brian generalmente no se

llevaba bien con los demás. Es cierto, Brian estaba acostumbrado a
Neal y sus otros amigos Omega, pero no a extraños, ciertamente no
a los lobos Alfa dominantes en su hogar.
Owen también parecía un tipo decente. Sabía que Owen era

amigo de Tanner, que, en cierto sentido, había salvado la vida de su
mejor amigo, pero Owen era una mala noticia. Owen probablemente
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Jane Perky
estaba calificado y, a juzgar por la corta interacción de Owen con

Brian, también era bueno con los niños.
Las referencias del Alfa probablemente coincidirían. El

problema radicaba en el propio Zack, porque su lobo, generalmente
silencioso dentro de él, había recibido un olor tentador del aroma
del Alfa y quería más.
Habían pasado años desde que tuvo un hombre que le atraía en

su casa. Owen ciertamente se colocó en la categoría masculina que
hace agua la boca. Owen tenía el pelo rubio corto, estaba construido
como un respaldo de línea y tenía músculos en los lugares correctos,
el tipo de hombre que a Zack no le importaría teniéndolo sujetado
contra el colchón.
Zack había sido culpable de echar un vistazo al culo firme de

Owen cuando Owen se inclinó para abrir la nevera.
¿Qué demonios le pasaba? Zack debería abofetearse, excepto

que Owen podría pensar que era extraño. Espera un segundo. ¿Qué
importaba si a Owen no le gustaba o no? Con una sola palabra,
podría patear al hombre lobo Alfa fuera de su casa, excepto que
eso podría ser lo último que quería.
—Entonces, ¿sobre tu trabajo? —Owen pinchó y les sirvió

café.
¿De dónde sacó el Alfa las tazas? Owen cerró el armario.
—Descubrí dónde estaban las tazas, ¿eh? —Preguntó.
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Jane Perky
—Parecía lógico mantenerlas allí, —respondió Owen

encogiéndose de hombros. —¿Cómo te gustaría tu café?
—Negro.
—Gracioso. A mí también.
Al aceptar la taza, los dedos de Owen rozaron contra él,

enviando una astilla de electricidad por su brazo. Tragó saliva y
fingió no notar esa mirada pensativa y negra. Tomó un sorbo.
—Solía trabajar en una empresa de contabilidad, la única en la

ciudad, —explicó. —Pero he estado tomando un par de permisos de
emergencia para Brian.
—Nunca te imaginé como contable.
—¿Sí? La mayoría de la gente no lo hace.
—El contador más sexy que he visto.
Zack no se sonrojó fácilmente, pero lo hizo ahora. Se aclaró la

garganta, vio que Brian no estaba en ninguna parte de la cocina,
pero oyó que se encendía la televisión.
—Eso es algo inapropiado para decirle a un potencial

empleador, —afirmó.
—¿Potencial? ¿Estás seguro? —Owen sonrió y joder. Hoyuelos.

Mierda. Tenía debilidad por los hombres calientes con cuerpos
oscilantes, rubios con sonrisas con hoyuelos: Owen lo tenía todo. —
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Jane Perky
Hace un momento, parecía que no podías decidir pedirme que me

fuera o me quedara.
—Debería patear tu excelente trasero.
—¿Excelente? —Owen levantó las cejas. —Me conmovió que te

hayas dado cuenta. Hago sentadillas.
—¿Siempre eres tan arrogante con otros padres?
Por un segundo, la sonrisa de Owen se deslizó, revelando una

tristeza inquietante debajo.
—Eres el primero, —dijo Owen lentamente, —incluso en

considerarme para una entrevista. Los otros padres en la ciudad me
tienen miedo, incluso si ven a Tanner haciendo un gran trabajo con
Lizzie. No los culpo. ¿Quieres un ex convicto cerca de tu hijo?
¿Se suponía que esa pregunta era un desafío?
—No sé, —respondió con sinceridad. —Se supone que debes

convencerme.
—¿Estoy librando una batalla perdida, Zack? Si lo estoy,

entonces bien. Si no puedo conseguir el trabajo, lo menos que puedo
hacer es ser un buen oyente.
—¿Por qué? Soy un extraño para ti —dijo, aturdido.
—Porque parece que necesitas un oyente.
Tomó un respiro profundo. ¿Qué estaba mal con este hombre

lobo Alfa? Cuanto más terco se mostró Owen, más se intrigó su
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Jane Perky
propio lobo. Zack tuvo que admitirlo, entrevistó a muchos

candidatos por un tiempo, pero la mayoría de ellos lo encontraron
dominante, desagradable para trabajar.
—Creo que no puedo culpar a la empresa con el estado en que

se encuentra la economía, —dijo finalmente. —Quiero decir, no soy
excelente en mi trabajo, solo decente. Odio los números.
—¿Por qué te dedicaste a la contabilidad, entonces?
—Porque en aquel entonces, estaba en modo desesperado de

supervivencia. Necesitaba un título que pudiera ganarme una vida
digna. Brian merecía un mejor padre.
Una vez que comenzó a hablar, Zack parecía no poder parar.

Algo sobre Owen lo empujó a abrir un poco la cerradura de su
corazón y su alma, dejando escapar pequeños secretos, cosas que
nunca compartió con nadie, incluido Neal.
—Eso es bastante admirable. Sin embargo, parece que te va

bien, —comentó Owen, señalando al departamento. —¿Por qué no
pruebas algo que te interesa?
Él dejó caer los hombros.
—Supongo que tengo algunos ahorros en el banco, tiempo para

averiguar qué quiero hacer a continuación. Es solo que parece que
he estado en modo de supervivencia durante mucho tiempo y me
ocupé de Brian al mismo tiempo. Es lo mejor que me ha pasado.
Pensé que conseguí un trabajo estable después de que la empresa
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Jane Perky
me aceptó, pero al final, siento que estoy de vuelta en el punto de

partida.
—No es el fin del mundo, —dijo Owen suavemente. —Confía en

mí, también sé cómo se siente caer al fondo.
Zack recordó a Owen entregándole sus papeles justo ahora.

Regresó a la sala de estar y los recogió, dándoles otra lectura. Al
ver a Brian comportarse, los condujo de regreso a la cocina para
que su cachorro no escuchara. Claro, Brian tenía cinco años, pero los
niños de cinco años podían ser perceptivos a veces.
—Fuiste arrestado por posesión y contrabando de drogas, pero

en evidencia reciente se demostró que tomaste la culpa por otra
persona. ¿Por qué?
Owen parecía distraído.
—Ese alguien era mi hermano menor. Tim quedó atrapado en

una gran operación de cártel. Me culpé por estar demasiado
ocupado, no cuidarlo lo suficientemente bien. Solía ser el ejecutor
de una manada, también podría haber sido el Alfa, excepto que en el
proceso, me olvidé de ver cómo estaba.
—Aquí dice que tu hermano tenía veintidós años, un adulto, —

dijo. Zack miró a Owen con nuevos ojos. Owen se había permitido
permanecer tras las rejas exactamente cinco años antes de que
aparecieran nuevas pruebas del caso.
25
Jane Perky
—No me arrepiento de mi decisión, —dijo finalmente Owen,

con sombras oscuras debajo de los ojos. —Tim no habría
sobrevivido a la prisión.
—Ya veo.
—¿Eso- —Owen hizo una pausa — -te da una mejor o peor

opinión sobre mí?
—Mejor. —Zack dejó escapar un suspiro. —Todos tomamos

decisiones tontas cuando somos niños. Quiero decir, no me
malinterpretes. Brian es el mayor tesoro de mi vida, pero si supiera
que voy a tener que criar un cachorro por mi cuenta, habría
enderezado mi vida antes.
—No podemos cambiar el pasado, —dijo Owen. —Pero podemos

hacer algo sobre el futuro.
Se dio cuenta de que esas últimas palabras habían sido

dirigidas a él. Parecía mal para este orgulloso, Alfa roto, que era un
protector en el interior, para estar pidiéndole una oportunidad. Las
palabras de Owen hicieron eco en su cabeza, acerca de cómo ningún
padre consideraría contratar a un hombre que solía ser un ex
convicto. Incluso si Owen hubiera demostrado ser inocente al final,
la mayoría de las personas echarían un vistazo y emitirían juicios.
—Está bien, —dijo, respirando hondo y extendiendo una mano.

—Estás contratado.
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Jane Perky
Owen parecía que acababa de ganar la lotería. Después de un

momento de vacilación, el Alfa le estrechó la mano y no pudo evitar
notar lo grande, callosa e increíblemente cálida que era.
Definitivamente era una mala idea, contratar a alguien que le
atrajera, pero solo por un segundo allí, vislumbró el alma herida de
Owen y pensó que tal vez podría darle una oportunidad al Alfa roto.
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Jane Perky
Capítulo 3
Owen salió del lugar de Zack sintiéndose aturdido, aún incapaz
de creer que consiguió el trabajo. Tomó las escaleras para bombear
sangre en sus piernas, para asegurarse de que esto fuera real.
Después de meses de frustración y episodios ocasionales de
depresión, las cosas estaban mejorando. Encontrándose en el
callejón trasero del apartamento, encontró el camino de regreso a
su motocicleta.
Al montarla, encendió el motor, pero se dio cuenta de que el

último lugar en el que quería estar era su pequeño estudio. El lobo
de Owen se sintió vivo por primera vez en mucho tiempo.
Necesitaba sentir el viento en la cara, el suelo en las patas. Owen
condujo hasta las afueras de la ciudad, hizo algunos giros y vueltas
hasta que terminó en un camino estrecho que solo usaban los
residentes paranormales de la ciudad. Estacionó su motocicleta y la
escondió detrás de un par de arbustos.
Desnudándose, enfundó toda su ropa y pertenencias, no es que

tuviera algo que valiera la pena robar de todos modos. Una vez
desnudo, alcanzó a su lobo. Un pelaje dorado cubría su pecho y
hombros. Surgieron garras y dientes, huesos y órganos se movieron
y se reorganizaron. Owen aterrizó en las cuatro patas. Irrumpió en
la hilera de árboles más cercana y entró en la zona menos
transitada del bosque.
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El viento se sentía bien contra su pelaje. Aun así, cuanto más

tiempo corría solo, más añoraba aquellos viejos tiempos en los que
solía correr con una manada. En aquel entonces, tenía un sueño
simple. Conviértete en Alfa, encuentra un compañero y
eventualmente haz una familia.
Esos sueños se hicieron añicos cuando decidió que la vida de su

hermano era más importante. No importa cuántas veces trató de
disuadir a Tim, de señalar a Tim en la dirección correcta, su
hermano nunca parecía querer cambiar. Después de que sus padres
murieron, él asumió la responsabilidad, luego su antigua manada los
acogió.
Tim dejó la manada sin decirle una palabra después de cumplir

dieciocho años. La próxima vez que escuchó de Tim, estaba en
problemas con un cartel de drogas local. Cuando Zack señaló que
Tim había sido un adulto en aquel entonces, alguien que debería
saber que sus acciones tenían consecuencias, sabía en su corazón
que Zack tenía razón. Tim siempre había sido su debilidad, pero Tim
era sangre, familia.
Aún así, no olvidó que Tim nunca lo visitó una vez en prisión,
afirmó en una sola carta que estaba ocupado desempolvando su
rastro de las autoridades. A medida que pasaban los meses, se dio
cuenta de que mientras cambiaba, su hermano seguía siendo el
mismo: un mentiroso.
Arrojó los pensamientos de Tim lejos por ahora. Justo después

de que salió, obtuvo su certificado del programa Segundas
29
Jane Perky
Oportunidades, Tim se acercó a él e intercambiaron números. Había

estado tan feliz, hasta que Tim rompió todas esas esperanzas de
reunirse nuevamente como familia después de decirle a Owen que
necesitaba a su hermano mayor para un trabajo enorme.
La única forma en que Tim aprendería sería por su cuenta.

Owen podría haber ido a su vieja manada, pero aún podía recordar
la decepción en los ojos del viejo Alfa cuando fue arrestado. Ya no
tenía familia, ni futuro, hasta que Zack demostró que estaba
equivocado.
Su lobo cantaba dentro de él. A la bestia le gustaba estar

cerca de Zack y Brian, ya los consideraba suyos para proteger, pero
Owen se dijo a sí mismo que tuviera cuidado, porque sintió la pared
que Zack colocó entre ellos. Había algo entre ellos, una chispa que
fácilmente podría convertirse en un infierno.
Owen se dijo a sí mismo que mantendría sus manos para sí

mismo, sería profesional. Por otra parte, Tanner siguió a su corazón,
en lugar de la lógica y, al final, fue recompensado por sus esfuerzos.
Pensó en las luchas del otro Alfa y se preguntó si lo mismo podría
aplicarse a él.
Tenía que admitirlo, pensó en besar a Zack a escondidas en la

cocina, queriendo descubrir si Zack sabía a fuego y salvaje, al igual
que el fuego en sus ojos, el acero en su columna vertebral. Zack
llamó a su lobo, y siempre le gustan los desafíos. No, Owen no se
rendiría tan rápido ante la rara posibilidad de que Zack pudiera ser
algo más que su empleador.
30
Jane Perky
Compañero, susurró su lobo y la palabra resonó en él, le hizo

recordar al joven e ingenuo Alfa que solía ser. Sin embargo, esa
versión de Owen había sido completa, con su animal en control,
mientras que a veces luchaba por llegar a un acuerdo con su lobo
salvaje ahora. No le había gustado estar tras las rejas. Owen no se
rompió exactamente, al igual que los demás, pero se inclinó, negó un
poco a su lobo, para poder imaginar cómo sabía la libertad
nuevamente.
Sin embargo, el lobo era un depredador paciente, por lo que

esperaría. Al acecho. Luego, en el momento adecuado, se
abalanzaría, porque una vez que un Alfa miraba a su objetivo, no
detendría la caza hasta que atrapara a su presa.
Owen corrió hasta el agotamiento. Las horas deben haber

pasado. Cuando regresó a su motocicleta, ya estaba completamente
oscuro. Se puso la ropa y se aseguró de que todas sus pertenencias
estuvieran en su lugar. Luego regresó a su lugar. Una vez en su
departamento, su lobo se cernía sobre la superficie de su piel,
paseando, sin gustarle las pequeñas paredes, pero Owen sabía que
no debía pasar tanto tiempo en forma animal.
En sus peores días, su lobo le susurraba que tomara el camino

fácil, que viviera como un lobo para siempre, nunca un hombre. Sin
embargo, volverse deshonesto no era una opción. Sacó su teléfono,
sonrió cuando abrió su correo electrónico y vio el contrato que Zack
le envió. Sin embargo, otro correo electrónico acompañó el de Zack.
31
Jane Perky
Frunciendo el ceño, lo abrió, con el corazón hundido. Un mensaje de

Tim, preguntando dónde estaba, qué estaba haciendo.
Si bien Owen se dijo a sí mismo que tenía suficiente, había

desperdiciado cinco años de su vida por un hermano que nunca
apreció el gesto, tuvo que admitir que estaba preocupado. La policía
seguía vigilando a Tim. El detective a cargo incluso le dijo a Owen
que lo llamara en caso de que Tim lo contactara. Tim siempre fue
bueno escondiéndose y corriendo. No es que alguna vez delatara a
su hermano. Tim puede ser un bastardo a veces, pero no se puede
elegir a la familia.
Con dedos temblorosos, ignoró el correo electrónico de su

hermano. Proviene de un nombre y una dirección falsos, pero él
sabía de quién era.
Aquellos días en los que había arriesgado su vida por Tim

habían terminado. Owen cumplió su tiempo, perdió todo, su lugar en
su vieja manada y su orgullo, gracias a un movimiento imprudente.
Algunos días, se preguntó si lamentaba la decisión, pero al final, no
pudo hacer nada al respecto.
Por ahora, tenía un trabajo en el que concentrarse. Lo último

que Owen quería era que Zack le encontrara un hombre inadecuado
para Brian.
* * * *
32
Jane Perky
—Será mejor que termines todas esas verduras, joven, o no

recibirás ningún postre, —le recordó Owen a Brian.
Zack miró por encima de su computadora portátil. Desde que

se colocó en el sofá de la sala, tuvo una vista perfecta de Owen y su
hijo. Terminó su propio plato hace unos momentos, pero Brian, como
siempre, tardó al menos dos horas en comer. Owen, para su
sorpresa, demostró ser paciente pero firme.
Finalmente, Brian tomó su tenedor y los arrojó dentro.
Owen se echó a reír, ese sonido profundo tirando cosas dentro

de él, haciendo que su polla se contrajera.
—Baja la velocidad, chico.
—Quiero postre. Papi, ¿te unirás a nosotros para el postre? —

Brian preguntó.
Miró la pantalla de su computadora portátil. El plan de Zack

para esta noche incluía pulir su currículum, pero no había hecho
nada, demasiado distraído por la vista frente a él. Owen, pensó,
habría sido un padre increíble.
Él sonrió para sí mismo, recordando la primera vez que Owen

llevó a Brian a la escuela. Como Zack no tenía nada mejor que hacer
y quería ver cómo Owen manejaba la situación, siguió adelante. Un
par de mandíbulas cayeron y las cejas se alzaron al ver al Alfa
entintado, brillante y hermoso. Bueno, las mamás ya tenían un ojo en
33
Jane Perky
Tanner cada vez que el compañero de Neal llevaba a Lizzie a la

escuela, pero ambos hombres equiparaban un asalto mortal a los
sentidos.
A Zack le gustó bastante. Neal se llevaba bien con todas las

mamás, ¿pero él? No le gustaba cuando se ponían agresivas en los
eventos, siempre se mantenía firme y, como resultado, a algunas no
les gustaba.
—Vamos. Únete a nosotros. Toma un descanso. —Owen le

dirigió esa sonrisa malvada.
Flecha al corazón, pero esos hoyuelos le hicieron cerrar la tapa

de su computadora al instante.
—¿Qué sabor tienes? —Preguntó.
—Vainilla, —dijo Brian, mostrándole una sonrisa de dientes.
Él gimió.
—Oye, mejor que ese nuevo sabor a arcoiris del que todos los
niños están entusiasmados, —dijo Owen, limpiando los platos.
Zack llegó a tiempo para ver que todas las verduras de Brian
se habían ido. Impresionado, se sentó junto a su hijo.
—¿Por qué no puedo convencerte de que comas tus verduras?
—Sin recompensas, —le dijo Brian inteligentemente,

frunciendo el ceño cuando le despeinó el pelo.
—Tienes que cortarte el pelo pronto.
34
Jane Perky
Su hijo jadeó.
Owen regresó a la mesa, tres tazones, algunas cucharas y la

tina de helado en la mano.
—¿Qué pasa con el miedo al corte de pelo?
—No le gusta, es como llevarlo a un tiro, —explicó.
—Puedo hacerlo por ti, chico, —se ofreció Owen.
—¿Seriamente? —Preguntó, escéptico. —¿Qué pasa si todos

los niños de su clase se burlan de él?
—Hey, me molestó eso—. Owen comenzó a recoger el postre en

tazones, luego se detuvo para mirarlo. —¿Cuánto puede obtener
Brian?
—Dos cucharadas, —dijo con firmeza. Luego suspiró cuando su

hijo le mostró ojos de cachorro. —Tres.
Comieron, escuchando a Brian contarles sobre su día.
—Besé a una chica, —dijo Brian con orgullo.
—Espera, ¿qué? —Preguntó, sorprendido.
—Por accidente, —le dijo Owen. —Recibí la historia de la

madre de la niña. Se toparon el uno con el otro.
Él se relajó.
—Sería mejor. Dios, Brian. Tienes solo cinco años, ¿sabes?

Tómalo con calma.
35
Jane Perky
—El cachorro no puede evitarlo, —dijo Owen encogiéndose de

hombros. —El niño es encantador como su papá.
Zack no entendía a Owen a veces. ¿Estaba el Alfa coqueteando

con él? Porque ciertamente se estaba enamorando de eso.
Se aclaró la garganta.
—Bueno, sí, por supuesto.
—¿Ninguna pista de humildad? —Owen preguntó, brillo en sus

ojos.
—Provocador, —se quejó, con el corazón acelerado.
Ver lo bueno que Owen era con su hijo, cómo Owen iba
avanzando lentamente las defensas que puso sobre su corazón, eso
era algo peligroso, ¿no? Sin embargo, la parte solitaria de él, el
hombre ingenuo que creía que alguien era capaz de amarlo, todavía
quería creer en la esperanza. Sin embargo, la esperanza era
peligrosa, frágil y fácilmente aplastable.
Arriésgate, susurró su lobo dentro de él.
36
Jane Perky
Capítulo 4
Necesito tu ayuda, contáctame pronto, ¿de acuerdo?
Owen volvió a leer el mensaje de Tim por lo que se sintió como

la centésima vez ese día, y lo dejó sin aliento. De ninguna manera
respondería, Zack y él tenían algo bueno que hacer y adoraba a
Brian, veía al cachorro brillante y valiente como suyo.
Si aceptaba ayudar a Tim una vez, Tim comenzaría a pedir más

favores. Su hermano pequeño no sabía cómo detenerse, sabía los
botones correctos para manipular a otros para que hicieran lo que él
quería. Aún así, no pudo evitar preguntarse si Tim realmente estaba
en problemas. Tim mencionó en un correo electrónico antes que se
aseguró de mantenerse bajo el radar, excepto que Owen no estaba
seguro de eso.
Al ver a Zack despedirse de Brian avergonzado frente a la

escuela, apartó sus pensamientos del pasado. Zack regresó al auto y
se sentó a su lado, con una mirada de contemplación en su rostro.
—Dice que ya no es un bebé y que no necesito besarlo antes de

la escuela, —se quejó Zack.
—Crecen tan rápido, —observó.
—Sí.
Ni Zack ni él mencionaron el hecho de que Zack realmente no

necesitaba contratar a un hombre. Bueno, a Owen le gustaba pensar
37
Jane Perky
que ayudó a Zack a cuidar a su hijo, dándole a Zack más tiempo para
descubrir qué quería hacer con respecto a su futuro.
—Entonces, ¿mencionaste que Neal recogió a Brian para una

cita de juegos con su hija? —Owen preguntó.
Perdería su tarde juntos. A veces preparaban bocadillos

juntos, o él vigilaba de cerca al niño mientras hacía la tarea. La
mayoría de las veces, Zack también estaba en casa, fingiendo estar
ocupado, pero por lo demás observándolos.
—Sí, vamos a recogerlo alrededor de las seis? —Preguntó

Zack. —¿O tienes planes para cenar?
—Suena bien para mí.
Owen no señaló que no tenía planes. Aparte de Zack y Brian, y

su actuación a tiempo parcial en el gimnasio local, no tenía vida
social para hablar. No es que estuviera interesado en conocer a
otras personas. Algunos lugareños se habían acercado a él, pero él
sabía lo que querían, los derechos de fanfarronear de haber
montado a un ex convicto que resultó ser un hombre lobo Alfa.
Al principio tomó algunas ofertas, pero decidió que el sexo sin

sentido resultó inútil. Además, después de conocer a Zack, su lobo
no estaba interesado en nadie más.
Los primeros días después de que salió de la prisión, el mundo

real lo abrumaba en la medida en que permaneció en su apartamento
durante una semana. Mucho había cambiado en tan poco tiempo.
38
Jane Perky
Interactuar con la gente fue doloroso, demasiado trabajo.

Finalmente, se acercó a Tanner. El otro Alfa parecía estar
adaptándose bien a la vida normal y quería saber su secreto.
Resultó que no había ninguno. La solución era vivir cada día,

tomar las cosas con calma.
—¿Cómo va la búsqueda de trabajo? —Preguntó, cambiando de

tema. Condujo el auto fuera de la calle.
Zack frunció el ceño.
—Mi antiguo jefe me contactó.
—¿Qué pasa?
—Él dice que su nuevo habitual no está funcionando, que

básicamente, me quieren de vuelta.
—Después de despedirte, se dan cuenta de que eres un

empleado valioso, ¿eh? —Owen no creyó el reclamo de Zack por un
segundo, que Zack era simplemente mediocre en su trabajo. Le
pareció que Zack hizo todo en su vida con determinación decidida,
especialmente criando a su hijo solo.
—Algo así, —respondió Zack.
—Pensé que no te gustaban los números.
—No lo sé. Quiero decir, hacer hojas de cálculo a veces es

tranquilizador.
—¿A diferencia de todo el estrés en tu vida diaria?
39
Jane Perky
—Lo estás presionando, Alfa, —murmuró Zack.
—Estoy siendo un amigo.
—¿Amigo? —Zack se dejó caer en su asiento. —Me parece que

eres.
—Se supone que debo llevarte de regreso al departamento y

luego regresar al gimnasio. ¿Quieres acompañarme en su lugar?
Zack hizo una mueca al escuchar la palabra gimnasio.
—Hacer ejercicio es sorprendente tanto para la mente como

para el cuerpo, —dijo.
—¿Qué eres, secretamente un entrenador físico en tu tiempo

libre?
—En realidad, sí. Recientemente me ofrecieron un trabajo

porque voy mucho allí y trato de ayudar a algunos tipos que no
tienen idea de lo que están haciendo con el equipo.
No es que quisiera ser un entrenador físico a tiempo completo.

A Owen le gustaba cuidar a Brian y cuidar a Zack. Zack podría
preocuparse por su hijo la mayor parte del tiempo, pero se dio
cuenta de que a veces Zack olvidaba las pequeñas cosas, como
comer una comida bien balanceada en el transcurso de un día.
—Entonces, me vas a vender un paquete pronto, ¿estoy en lo

cierto?
40
Jane Perky
Su Omega, notó con diversión, seguramente tenía una boca

sobre él. Zack podría usar esa lengua inteligente, esos labios
tentadores para un buen uso, en su polla, por ejemplo. Se movió en
el asiento, consciente del lobo depredador dentro de él,
completamente despierto ante esa imagen erótica. Lo que comenzó
como una broma juguetona entre Zack y él indudablemente lo
estaba llevando a una dirección específica. Si hacía un movimiento,
¿Zack lo empujaría? Peor, ¿incluso le patearía el culo?
—Sin paquete, —dijo, con voz un poco áspera. —Simplemente

golpearemos la cinta de correr, algunas pesas. Eliminar el estrés y
la frustración. Te sentirás mucho mejor. Créeme.
—¿Sí? Bien entonces. Estoy preparado para nuevas

experiencias.
El cumplimiento de Zack lo sorprendió un poco, pero no hubo

devoluciones.
—Prometo ser amable, —dijo, mostrándole a Zack una sonrisa

con dientes. El encantador Omega le enseñó los dientes.
—En realidad, no lo hagas. Creo que podría usar un

entrenamiento duro. Me gustan los retos. —El brillo en los ojos de
Zack le dijo a Owen que el Omega ya no solo hablaba de ejercicio.
Complacido, el animal dentro de él esperó, observó.
Hoy iba a ser un día interesante.
41
Jane Perky
* * * *
—Dios, mátame ahora, —se quejó Zack dos horas después.
Finalmente, sacó su lamentable trasero de ese gimnasio,

también conocido como el infierno en la tierra, y lo llevó de regreso
al auto. Owen, naturalmente, no parecía en absoluto recogido. El
Alfa le entregó una botella de agua, que bebió con avidez.
—Recuérdame que nunca vuelva a hacer eso, —murmuró Zack

después de terminar la mitad de la botella. —Mañana,
definitivamente voy a despertar con dolor por todas partes.
—Te recordé que fueras despacio, —señaló Owen.
Sin embargo, Zack tuvo que admitir que el ejercicio le ayudó a

aclarar un poco su mente. Estaba haciendo su mejor esfuerzo,
enfocándose en todas sus energías tratando de no parecer fuera de
lugar en el gimnasio, y rechazando las miradas celosas de otros
miembros que obviamente tenían algo por su Alfa. No es que Zack
les estuviera dando una pulgada. Él podría ser un lobo Omega, pero
era muy posesivo cuando se trataba de aquellos que le importaban.
Espera. ¿Desde cuándo comenzó a llamar a Owen suyo?

Sacudido, bebió más agua. Sin embargo, Zack tuvo que admitirlo:
Owen era una visión en su ropa de gimnasia, los músculos del pecho
sobresalían sobre su delgada camiseta, sus brazos cableados eran
42
Jane Perky
capaces de levantar doscientas libras con facilidad. También se le

hizo agua la boca ante el paquete entre las piernas del Alfa.
Sí. Zack tuvo que admitir que su concentración se había

dividido en partes iguales entre no avergonzarse a sí mismo y
admirar a su hombre lobo Alfa.
Realmente debería dejar de llamar a Owen así. ¿Qué pensaría

Owen de él? Por otra parte, Owen definitivamente también se
sintió atraído por él. Mientras disfrutaba de sus conversaciones,
sus raros momentos juntos donde podía ser él mismo, pensó que
sentía un genuino interés por parte del lobo de Owen.
El único problema era que el Alfa no estaba haciendo ningún

movimiento hacia él. Tal vez lo imaginó todo, porque Owen
claramente tenía una sólida base de fanáticos en el gimnasio. El
hombre lobo Alfa también tendió a generar muchas miradas en la
calle. Zack no podía culparlos por mirar, siempre y cuando no
tocaran. Owen era un magnífico espécimen masculino para la vista.
—De repente te has quedado callado.
Su siempre observador Alfa.
—Estaba pensando que debería hablar con mi jefe. Ver si

podemos llegar a un acuerdo de trabajo flexible donde todavía
pueda pasar tiempo con Brian.
43
Jane Perky
—Suena bien para mí. —No hablaron durante un rato mientras

Owen los conducía de regreso al departamento. —¿Hay algo más en
tu mente?
—¿Que te hizo decir eso?
—Bueno, le silbaste a uno de mis clientes habituales, me

recordó a un gato posesivo.
Aturdido, Zack lo fulminó con la mirada.
—Estabas imaginando cosas.
—¿Estaba yo? ¿Qué tal esa vez que te atrapé mirando mi

polla?
Él tragó.
—¿Te diste cuenta de eso?
—Te veo todo el tiempo, —dijo Owen.
El lobo en él estaba inmensamente complacido por la admisión

de Owen.
—¿Tú lo haces? ¿Me notas, quiero decir?
Dios, ¿por qué dos adultos actuaban como adolescentes

nerviosos? Se habría reído, si no fuera por su corazón en la línea. El
auto se detuvo y, con un susto, se le ocurrió que no se habían estado
moviendo por un tiempo. Tenía la sensación de que no irían a ningún
lado, no hasta que terminaran esta conversación.
44
Jane Perky
—No puedo mirar a nadie más, desde que te vi, —dijo

finalmente Owen.
Manchas de oro aparecieron en los ojos negros del Alfa,

revelando hambre oculta que despertó su propia excitación. Zack
tiró nerviosamente de su cinturón de seguridad. Nadie lo había
mirado de esa manera antes, como si fuera el hombre más deseable
del mundo a pesar de que probablemente parecía un desastre, con
sus pantalones deportivos y su sudadera con capucha.
Zack arrojó la ropa más cómoda que pudo encontrar esa

mañana, le gustaba poder vestirse así mientras estaba
desempleado. Ahora, deseaba haberse puesto algo menos
desagradable.
—Yo tampoco, —Zack tuvo el coraje de decir. —¿Por qué no lo

has hecho, no sé, hecho o dicho nada hasta ahora?
—Perdí todo lo importante para mí una vez, no puedo

arriesgarme a que vuelva a ocurrir, no cuando mi lobo está así de
roto.
Su corazón se rompió con esas palabras. Zack tuvo que admitir

que, a pesar de tener a Neal y sus otros amigos a su lado, a veces se
sentía solo. Su vieja manada había sido tradicionalista, demasiado
insistente en ser excluida del resto del mundo, demasiado terca en
su creencia de que los lobos sumisos solo deberían desempeñar un
papel en la manada.
45
Jane Perky
Zack no se arrepintió de haberse ido, pero a veces echaba de

menos correr con otros compañeros de la manada.
—Entiendo lo que dices. ¿Qué pasa si dormimos juntos y

terminas saliendo al día siguiente, o yo? —Finalmente dijo. —Eres
bueno con Brian y también me cuidas. Definitivamente eres más que
nuestro hombre, pero no sé qué eres exactamente.
—Solo hay una forma de averiguarlo. Así que no te atrevas a

correr.
46
Jane Perky
Capítulo 5
Esa advertencia molestó un poco a Zack, pero Owen tenía
razón. Zack abordó todos los obstáculos que la vida le había lanzado
hasta ahora, menos uno. Cuando se trataba de un hombre lobo Alfa
en particular, permanecía indeciso, asustado de dar el primer paso.
Así que se sintió aliviado cuando Owen se inclinó, ahuecó la
mandíbula y pasó grandes dedos callosos sobre las partes sin
afeitar.
Se congeló, con los latidos del corazón en la garganta cuando

Owen se acercó y el calor y el sabor del hombre lobo Alfa se
apoderaron de él. Owen sabía a pino, cítricos y almizcle de lobo.
Sabía que los cítricos provenían del jabón que Owen usaba, porque
Owen a veces se duchaba en el departamento antes de irse a
dormir. El beso fue todo aspereza, hambre y posesión, y él se
inclinó hacia adelante, deseando más.
Owen arrastró su lengua sobre el labio inferior de Zack,

mordió el labio superior, antes de meter su lengua en su garganta.
Cerró los ojos, olvidando por un momento que todavía estaban en el
auto. Se sintió un poco ahogado, pero no le importó, sabiendo que
Owen lo salvaría si alguna vez lo arrastraban.
Su lobo salió a la superficie, ansioso como el hombre.
El Alfa extendió la mano, se desabrochó el cinturón de

seguridad y luego el de Owen para facilitar el acceso. Owen abrió la
47
Jane Perky
sudadera con capucha de Zack, pasó las manos sobre su cuerpo por
debajo, el contacto de las almohadillas ásperas de los dedos de
Owen contrastaba con su piel suave. Le gustó, se dio cuenta. Más
audaz ahora, deslizó una mano debajo de la camisa del Alfa, tocando
abdominales duros como una roca.
Cuando Owen soltó su boca, dijo una palabra:
—Más.
—Cinco minutos en coche a mi casa, —dijo Owen, con una

sonrisa en sus labios. —¿Puedes esperar hasta entonces?
—Por supuesto, no estoy tan cachondo, —respondió con acidez,

haciendo reír al Alfa.
—Mentira. Puedo decir cuando no estás siendo sincero

conmigo, —declaró Owen simplemente, arrancando el motor del
automóvil. —Cinturón de seguridad puesto.
—¿Estás bromeando? Brian no está aquí.
—No, la seguridad es lo primero—. Owen lo miró y le dijo a

Zack que no llegarían a ninguna parte si no escuchaba.
Gruñendo por lo bajo, se puso y chilló cuando Owen pisó el

pedal. Menos de cinco minutos después, Owen estacionó su auto al
lado de una calle. Se asomó, vio los edificios pintados con graffiti,
la basura en la calle.
48
Jane Perky
—Barrio rudo, —comentó. Sin embargo, Zack no tenía paciencia

para conducir a otra parte. Su lobo flotaba en la superficie, ansioso
por conocer al Alfa a su lado de una manera mucho más íntima.
—Es todo lo que puedo pagar en este momento. No te

preocupes, nadie me molesta—. Owen salió y Zack lo siguió.
Tampoco tenía miedo de que le robaran el automóvil. El Toyota

de segunda mano parecía pertenecer a un depósito de chatarra,
pero el auto tenía un valor sentimental. Había sido su primera
compra que valió la pena desde que se mudó a Cedar Valley.
Owen lo agarró de la mano y tiró de él hacia el edificio.

Pasaron por el vestíbulo y entraron en un destartalado ascensor.
Sus manos estaban una sobre el otro otra vez.
—Maldita camisa, —se quejó, metiendo la mano en la camiseta

de Owen. Zack hizo una pausa, notando que los músculos de Owen se
habían tensado, sus pupilas ahora completamente amarillas ilegibles.
Zack tuvo que preguntar. —¿Tienes dudas?
—No, pero joder. No quería que nuestra primera vez

estuviéramos en mi apartamento de mierda.
La puerta del ascensor sonó, señalando que llegaron al piso de

Owen. Él tosió por el humo en el pasillo. Owen se desplomó, agarró
las llaves y se dirigió a su unidad. Una vez que Alfa la abrió, Zack
miró el pequeño estudio. Contenía muebles desnudos, lo básico. Una
cama daba a la única ventana de la habitación. Al lado había una
49
Jane Perky
cómoda, un montón de ropa en la alfombra al lado. La alfombra azul

proporcionaba el único color en el lugar aburrido.
Le recordó a Zack una celda de prisión. Una vez que se dio

cuenta de él, no pudo moverse. No es de extrañar que a Owen no le
importara demorarse en su apartamento tarde. ¿Era este pequeño
espacio el único hogar al que Alfa regresó al final del día?
Su estómago se apretó, su alma, su lobo, lloró por el Alfa

fuerte y destrozado frente a él, que de alguna manera sobrevivió a
la prisión. Finalmente saboreando la libertad de nuevo, Owen no
tuvo más remedio que vivir en otro tipo de celda.
Ante su silencio, Owen se aclaró la garganta.
—¿Vamos a comer algo o algo? Esta fue una mala idea después
de todo.
Owen estaba avergonzado, se dio cuenta Zack. Hace un

momento, estaban en el calor del momento, la lujuria los conducía,
pero ahora que la neblina se despejó, Owen se dio cuenta de que no
quería que Zack viera dónde vivía.
—No. —Zack se quitó la sudadera con capucha y luego la

camisa.
—¿Qué estás haciendo? —Owen preguntó, escéptico.
Entonces Zack buscó su pretina y Owen entrecerró los ojos y

le agarró la mano.
—No necesito tu lástima, —dijo Owen, con tono plano.
50
Jane Perky
—¿Lástima? Jaja. No.
—Entonces, ¿por qué te quitas la ropa? —Owen exigió.
—Vamos a jugar un juego. A los lobos les gusta perseguirse,

¿no? —Zack apartó la mano de Owen y volvió a abrir la puerta
principal. —Mira si puedes atraparme.
La mirada de Owen pasó de la ira al interés.
Zack arrojó el resto de su ropa, con la piel de gallina sobre su

piel mientras Owen lo devoraba con los ojos.
—Esa es una mejor mirada para ti, —dijo Owen, —pero ¿tienes
alguna idea de con quién estás jugando, pequeño Omega? —Incluso
la voz de Owen cambió, salió con un gruñido, afilado por el deseo.
—Tengo la intención de averiguarlo—. Zack alcanzó a su lobo.

El cambio se produjo fácilmente, una combinación de éxtasis y
dolor, tal como le gustaba su tipo de sexo. La piel cubrió sus brazos
y pecho. Huesos rotos, reformados. Golpeó las cuatro patas para
notar que Owen lo miraba. El Alfa no había cambiado, le estaba
dando ventaja, se dio cuenta.
Zack sacó la lengua. Owen sonrió, una sonrisa lobuna y Zack

salió corriendo por la puerta. Humo en el pasillo. Él escupió. Owen no
debería estar viviendo en un lugar como este, merecía mejor. Al ver
las escaleras de emergencia, Zack se encaminó hacia él cuando
escuchó el rugido de desafío detrás de él.
51
Jane Perky
Sin embargo, no había miedo en él, porque estaban jugando un

juego. Finalmente, Zack planeó ser atrapado. Vislumbró a un lobo
gigante dos veces más grande. A Zack se le cortó la respiración,
porque el lobo de Owen era letal y hermoso, su piel del mismo color
dorado que su cabello humano.
Sin tiempo para admirar al depredador detrás de él, se dio

cuenta Zack. Corrió hacia las escaleras, tomando varios escalones a
la vez, confiando en su animal para mantener el equilibrio. Sin
embargo, al lobo no le gustaba el edificio, las escaleras y paredes
de concreto.
El animal necesitaba luz solar, el bosque, para prosperar.

Afortunadamente, Cedar Valley estaba rodeado de bosques. Zack
llegó al primer piso y encontró la puerta trasera abierta. Salió y se
encontró en un callejón estrecho.
Sus fosas nasales se dilataron ante el olor a basura. Zack pasó

corriendo por el callejón, casi se rompió en la carretera principal,
pero decidió quedarse con los menos conocidos. Los paranormales y
los humanos pueden vivir en paz, pero ¿un hombre lobo corriendo a
la intemperie? Sintió el cepillar de dientes en el costado un segundo
después y corrió más rápido.
Chico, Owen fue rápido. Sin embargo, el Alfa probablemente

se contuvo, no queriendo terminar el juego pronto. Zack conocía la
mayor parte del diseño de la ciudad, pero hizo algunos giros y
vueltas equivocados. Sin embargo, a Owen no parecía importarle.
52
Jane Perky
Finalmente, llegó al estacionamiento de una estación de servicio y,

más allá, árboles.
Su lobo cantaba con anhelo mientras desaparecía en la hilera

de árboles más cercana. Lo siguiente que supo fue que un gran lobo
dorado corrió junto a él, pero Owen mantuvo el mismo ritmo, sin
apresurarse. Empujó a Owen a un lado, para entrar en una carrera
sin cuartel.
Debería haber adivinado que Owen también sería un buen

rastreador, porque justo cuando pensó que había perdido al gran
lobo, Owen apareció justo frente a él, con los ojos amarillos vivos,
decididos.
La persecución había terminado. El Alfa corrió hacia él y, en

lugar de girar la cola, dejó que sus cuerpos chocaran, enredados en
el suelo. Owen era más grande, más fuerte, pero el Alfa mantenía la
vaina de sus garras, aunque había algunos pellizcos juguetones con
dientes. Finalmente, aterrizó sobre su vientre, con Owen sobre él.
Zack se dio cuenta de que el juego había seguido su curso. Era

hora de que sus mitades humanas hicieran el resto.
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Jane Perky
Capítulo 6
El pelaje de Zack comenzó a desvanecerse, reemplazado por
piel humana. La adrenalina todavía cantaba en la sangre de Owen,
pero él hizo lo mismo, hasta que se convirtieron en dos hombres
jadeantes, sus cuerpos resbaladizos por el sudor. No había
experimentado la pura alegría de correr junto a otro lobo durante
años. No. Había sido diferente, porque su lobo sabía que el otro que
corría a su lado era especial.
Su compañero.
Zack había echado un vistazo a su estudio y lo entendió.

Esperaba juicio, pensó en reírse de todo, pero Zack difundió una
situación que podría haber ido cuesta abajo al instante. Owen no
había pensado en cómo sería su espacio vital, la mente demasiado
inmersa en el hecho de que finalmente admitían el deseo oculto que
contenían en secreto durante tanto tiempo.
Sin embargo, este juego, esta caza resultó mucho mejor que su
patético apartamento. Zack en forma humana, desnudo, vulnerable y
hermoso, su cabello rojo contrastando con el lecho de hierba en el
que yacía era una visión. El tentador e increíblemente maravilloso
Omega finalmente sería suyo.
Él selló su boca sobre la de Zack, su polla se alzó cuando Zack

respondió, cediéndole con igual pasión. Zack le pasó las manos por el
54
Jane Perky
pecho, los pectorales, el estómago y los abdominales. Al Omega

parecía gustarle tocarlo. Bien, porque él sentía lo mismo.
Esta vez, le mostró a su Omega que no solo era capaz de besar

bruscamente, sino también de besos dulces. Owen saboreó el sabor
de Zack en su boca, le gustó cómo Zack se retorció y empujó sus
caderas contra él, por lo que sus pollas se rozaron entre sí. Él movió
su boca más abajo, agregando besos por la línea de la tentadora
garganta de Zack.
Owen no podía apartar la mirada del lugar donde el hombro se

unía con el cuello, el lugar perfecto para poner su marca de
apareamiento. Su lobo lo empujó a hacerlo, atar a Zack, reclamar al
Omega como suyo para siempre, pero contuvo el impulso. Ese
movimiento definitivamente enviaría a Zack corriendo, odiándolo.
No podía soportar eso, no después de que esperaron y observaron
durante tanto tiempo para ver si Zack sentía lo mismo.
Si bien era un paciente cazador, Owen seguía siendo dominante

en el núcleo. Dirigió el baile aquí, así que cuando Zack alcanzó su
pene, agarró las muñecas de Zack y las plantó sobre la cabeza de
Zack.
—Mantenlas allí. Yo quiero probar.
—¿No me besaste ya? —Bromeó Zack.
—No es suficiente. —Dejó una línea de besos y pellizcos, se

bajó para tomar el pezón izquierdo de Zack en su boca.
55
Jane Perky
Owen chupó, dejó su mordisco allí. Zack gritó por encima de él.
Metió la mano entre las piernas de Zack y cerró el puño alrededor
de la polla de Zack, que ya estaba a media asta. No es que la suya
fuera mejor. Owen comenzó a acariciar la polla de Zack, gustándole
la sensación de seda y calor de su mano.
—Dios, si sigues haciendo eso, explotaré.
Owen sonrió ante eso.
—Quiero verte deshacer.
Avanzó un poco más, hasta que su boca quedó nivelada ante la

polla de Zack. La expresión de sorpresa de Zack valió la pena,
decidió. Sacando una lengua, la hizo girar alrededor de la cabeza de
la polla de Zack, saboreando la excitación de Zack.
Los gemidos de Zack sonaban como música para sus oídos y

estaba contento de ver que Zack obedecía sus órdenes y mantenía
sus manos sobre su cabeza. El Omega extendió su ágil cuerpo hacia
él en ofrenda, y estaba ansioso por participar en la tentadora fiesta
frente a él.
Se tomó su tiempo, lamió la hendidura de Zack, jugó con el

punto sensible debajo de la cabeza, antes de pasarlo por las crestas
y montes de la polla de Zack.
—Dios, Owen. ¿Sabías que aún eras hábil como seductor? —

Susurró Zack.
56
Jane Perky
Sintiéndose juguetón, apartó la boca. Zack le siseó, como un

gato molesto, justo como el momento en que sorprendió a Zack
mirando a uno de sus clientes habituales. A Owen no le importaba.
Le gustó cuando Zack se puso celoso y posesivo. No es que Zack
tuviera algo que temer.
El Omega y su increíble hijo habían logrado, en un corto

período de tiempo, abrirse paso entre la piel y los huesos, para
hacer un lugar en su corazón. No le importaba, porque después de
salir, no tenía nada. Ahora, con tanto en juego, lo último que quería
era perderlos. Sin embargo, Owen nunca dejaría que eso sucediera,
porque si lo dejaran, sería un golpe mortal del que nunca se
recuperaría.
Aún así, aquí estaba, arriesgándolo todo, pero no le importaba.

Su cuerpo, corazón y lobo dictaron sus acciones, le dijeron que esto
era lo correcto.
—¿Hmm? ¿Me acabas de hacer un cumplido? —Preguntó,

acariciando el muslo de Zack, consciente de que la polla hinchada de
Zack estaba a punto de estallar.
—¿Por qué te detuviste? —Exigió Zack.
—Paciencia. —Tomó la boca de Zack nuevamente, dejando que

el Omega se probara a sí mismo en sus labios.
Zack se aferró a sus hombros, arrastró sus uñas por su

espalda, irritando aún más a su lobo. Owen debería haber sabido que
su pequeño Omega era un gato salvaje en un ambiente íntimo.
57
Jane Perky
—Ya no soy paciente, —confesó Zack después de que se

separaron del beso, jadeando.
Soltó un gruñido de aprobación.
—Bueno. Yo tampoco.
Entonces Owen mordió a Zack en el cuello, en ese lugar donde

eventualmente colocaría su marca permanente, no lo
suficientemente fuerte como para extraer sangre, pero lo
suficientemente bueno como para magullar. Zack dejó escapar un
suspiro, con los ojos muy abiertos, probablemente entendiendo que
ese gesto significaba, pero no protestó ni dijo nada.
—¿Cómo me quieres? —Susurró Zack.
—Manos y rodillas.
Una vez que Zack llegó a su posición, Owen se paró detrás del
Omega, se tomó su tiempo y pasó la mano posesivamente por la
curva de la columna vertebral de Zack. Zack se estremeció cuando
Owen alcanzó la bolsa entre sus nalgas.
—¿Qué estás haciendo? —Murmuró Zack.
—Tomándome mi tiempo admirando lo que es mío.
Empujó las piernas de Zack un poco más separadas. Sabiendo

que los lobos Omega se autolubricaban, deslizó un dedo dentro,
sonriendo para encontrar a Zack ya mojado y listo para él. No
obstante, Owen no era exactamente pequeño. Añadió un segundo,
comenzó a estirar el culo de Zack, amando cómo el Omega gimió
58
Jane Perky
alrededor de sus dedos. Después de hacer movimientos de torsión,

decidió que Zack estaba listo.
Owen reemplazó su mano con su polla, robando un beso rápido

en los labios de Zack, antes de agarrar el culo de Omega. Entró en
Zack, matando el impulso de envainarse por completo. En las
primeras pulgadas, Zack jadeó:
—Tan grande. No estoy seguro si puedes encajar.
—Puedes tomarme, bebé—. Era la primera vez que usaba ese

término de cariño, pero a Zack no parecía importarle. Mío, susurró
su lobo y estuvo de acuerdo. Lento y constante, empujó en Zack,
finalmente enfundándose hasta la empuñadura.
Zack dejó escapar un suspiro.
—Joder, estás tan apretado y tu trasero se siente increíble

alrededor de mi polla—. Comenzó a moverse, movimientos suaves y
constantes hasta que Zack se acostumbró a él. Finalmente, el
Omega relajó sus músculos internos, atrayéndolo cada vez.
Aumentó la velocidad, yendo más rápido, más profundo con

cada giro.
—Eso es todo, —dijo Zack. —Más.
Cambió el ángulo de sus empujes, supo que golpeó la próstata

de Zack cuando el Omega gritó, arañó la hierba en el suelo. Owen
apuntó al lugar repetidamente, sin disminuir la velocidad. Sus bolas
59
Jane Perky
se apretaron contra su cuerpo, su polla dura como el acero y lista

para explotar en cualquier momento.
Al acercarse, le dio un apretón a la polla completamente erecta

de Zack. Ese solo movimiento parecía suficiente para liberar al
Omega de su tormento. Zack arqueó la espalda, gritando su nombre,
derramando semilla sobre sus dedos.
Encendido por la vista de Zack deshaciéndose, folló a Zack

más rápido, la presión dentro de él se rompió varios momentos
después. El bosque cayó de su línea de visión, hasta que todo lo que
importaba eran sus cuerpos unidos. Podía sentir a su lobo aullando
triunfante dentro de él, instándolo a dar ese último paso, ese salto
de fe.
Todavía no, le dijo a su animal, pero pronto.
Recuperándose de su clímax, se derrumbaron sobre la suave

hierba. Acercó a Zack, feliz de que el Omega apoyara su cabeza
contra su pecho, sobre su corazón que latía constantemente. Los
propios latidos del corazón de Zack, notó, todavía cayeron a un
ritmo galopante, pero pronto se calmó.
Él rozó sus labios sobre la cabeza de Zack, sintiéndose

contento. Sin embargo, parte de él esperaba el veredicto. Zack lo
convenció de llevar su primera vez al bosque, donde sus bestias se
sentían más en casa, pero ¿qué pasaría si Zack se despertara y se
diera cuenta de que un Alfa roto no era la combinación perfecta
para él y su hijo?
60
Jane Perky
Así que permaneció en silencio, no queriendo romper el

increíblemente tierno e íntimo momento que compartían.
—Entonces, —se aventuró Zack, alcanzando su mano,

entrelazando sus dedos.
Podía respirar de nuevo.
—Entonces, —se hizo eco.
—¿Por qué no hicimos esto antes? —Preguntó Zack. —Porque

ese fue el sexo más increíble que he tenido.
El orgullo se apoderó de él ante esas palabras.
—Quizás, —respondió, —ninguno de nosotros estaba listo.

¿Estás ahora?
Tenía que hacer esa pregunta, porque a su lobo no le gustaba

estar en la oscuridad o navegar por un laberinto sin salidas.
—La mayoría de los Alfas tomarían sin dudarlo.
No es exactamente una respuesta, pero lo sacaría de su

Omega lo suficientemente pronto.
—¿Te refieres a los abusadores? —Preguntó.
Owen se avergonzó de admitir que también había sido joven,

tonto y arrogante una vez. Cuando corría en una manada, cuando
tenía el potencial de ser el próximo Alfa de una manada de tamaño
mediano, tenía su selección de amantes. Owen había sido arrogante,
61
Jane Perky
no lo negaría. Escogió peleas simplemente para mostrar su fuerza,

jodiendo compañeros de manada dispuestos por el gusto.
En cierto modo, ser atrapado y tener mucho tiempo libre en la

cárcel le hizo darse cuenta de que no le gustaba la persona que era
antes. Aunque su sentido de identidad se había fracturado,
comenzaba a gustarle el individuo en el que se estaba convirtiendo.
Zack se echó a reír.
—Realmente eres uno en un millón, Owen.
—Responde mi pregunta de antes.
Zack encontró su mirada, no fría, distante o vacilante, sino

llena de fuego y determinación.
—Estoy listo para ver a dónde nos lleva esto. ¿Lo estás tú?
—Absolutamente. —Luego se enfrentó a su Omega, hasta que

estuvo encima de Zack nuevamente. Su polla palpitaba entre sus
piernas. Oliendo la excitación de Zack en el aire, sonrió. —¿Listo
para la segunda ronda?
62
Jane Perky
Capítulo 7
—¿Estás listo? —Zack le preguntó a su hijo.
Sentado al borde de su cama con forma de coche de carreras,

Brian se aferró a las sábanas y se mordió el labio. Le dio al cachorro
un par de segundos para reflexionar sobre la pregunta.
—Está bien, —estuvo de acuerdo Brian. —¿Puedo comer

galletas después?
—Owen sería el juez de eso—. Está bien, fue injusto de su

parte mantener a Brian en suspenso de esa manera, pero quería
mostrarle a Brian un corte de pelo que no debía temer. —Vamos,
cachorro. Todo terminará en unos minutos. No es nada comparado
con el momento en que golpeaste a otro niño, ¿verdad?
En defensa de Brian, el niño había sido mayor, intimidando a

los demás en su clase. Zack fingió parecer preocupado cuando la
maestra de Brian lo llamó para hablar, pero ¿adentro? Zack estaba
orgulloso. ¿Cómo podría no estar? Su propio hijo tenía las agallas
para enfrentarse a los matones y Brian solo tenía cinco años.
—Eso es diferente.
—¿Diferente cómo?
Brian suspiró.
—Termina en minutos, ¿verdad?
63
Jane Perky
—Sip. —Él extendió una mano. Por supuesto, se enorgullecía de

ser un niño grande, Brian se sacudió la mano y marchó afuera. El
cachorro jadeó. Lo siguió para ver que Owen había movido algunos
de los muebles de la sala de estar. El Alfa esparció algunos
periódicos en el suelo para atrapar el cabello caído, y una silla se
paró frente al televisor. A un lado, una pequeña mesa con tijeras.
—Súbete, amigo. Haremos esto rápido, —dijo Owen, viéndolo.
Zack notó que el teléfono de Owen comenzó a vibrar en la

pequeña mesa. El Alfa lo agarró, luego lo dejó nuevamente. Owen
había estado evitando a alguien, se dio cuenta, recordando las veces
que el Alfa recibió un mensaje y decidió ignorarlo.
Estaban claramente en la zona de los amantes, todavía amigos,

pero ¿tenía derecho a ser entrometido y preguntarle a Owen qué le
molestaba?
—Papá dice que puedo tener galletas después, —señaló Brian.

Le hizo sonreír, cómo su hijo aprendió a regatear.
—Claro que puedes, chico, primero, esto. ¿Por qué tienes tanto
miedo de un corte de pelo de todos modos? —Owen debe haber
lanzado algún tipo de hechizo mágico, porque Brian se sentó y Owen
envolvió una de las viejas camisetas de Zack alrededor del cuerpo
de Brian, una cubierta improvisada. Owen usó dos alfileres de
colores brillantes para asegurar la tela en su lugar.
Brian tenía una respuesta lista.
64
Jane Perky
—Papi.
Owen se rio.
—¿Oh? Apuesto a que hizo un mal trabajo.
—Me hizo calvo.
—Hey, —protestó Zack. —Eso fue solo una vez, cuando no

podía darme el lujo de llevarlo a un salón de peluquería adecuado
especializado en cortes de cabello para niños.
Brian hizo una mueca. Owen levantó las tijeras y Brian se puso
pálido.
—Cálmate y trata de concentrarte en otra cosa, cachorro—.

Owen agarró el control remoto, encendió el televisor y lo cambió a
un canal de dibujos animados. Como magia, Brian estaba cautivado.
—Allí. Terminaré pronto.
Zack eligió sentarse en el sofá. Siempre le calentó el corazón

al ver cómo Owen interactuaba con su hijo. No se molestó en
pretender estar ocupado con otra cosa.
—¿Cómo fue tu reunión con tu antiguo jefe esta mañana? —

Owen preguntó.
—Bastante bien, en realidad. Aún estamos elaborando algunos

detalles del contrato, pero acordamos un cronograma más flexible.
—¿Todavía me necesitas?
65
Jane Perky
La pregunta lo tomó por sorpresa, incluso hizo que Brian se

detuviera para mirar a Owen, alarmado.
—Owen, ¿vas a alguna parte? —Brian preguntó.
—En absoluto, cachorro. Estoy aquí. —Owen lo miró.
—¿Te quedarás, a menos que tengas una mejor oferta de

trabajo? —Zack no pudo ocultar los celos en su voz porque maldita
sea, Owen era su Alfa. Algunos de los padres solteros ya se habían
mudado, debido a las atractivas ofertas de trabajo de Owen.
—Solo asegurándome.
El Alfa, se dio cuenta, no le contaba todo, pero Zack llegaría al

fondo de las cosas tarde o temprano. El corte de pelo resultó ser un
proceso suave, y Owen realmente hizo un trabajo decente. Curioso,
se puso de pie cuando Owen terminó agarrando un espejo y
mostrándole a Brian su nuevo cabello.
—Dime tu veredicto, cachorro, —dijo Owen.
Brian se pasó la mano por el pelo limpio y rojo y asintió

seriamente con Owen.
—Pasas. Puedes peinarme otra vez.
Riéndose, Owen se revolvió el pelo, lo que hizo que Brian

frunciera el ceño.
—Entonces, ¿trato? —Brian presionó.
—Después de un baño.
66
Jane Perky
Brian hizo una mueca ante eso, luego miró a Zack.
—¿Papi?
—Él tiene razón. Podrías comenzar a picar algo del cabello

caído que queda.
—Aw. Bueno.
El teléfono de Owen volvió a vibrar sobre la mesa. Antes de

que Owen condujera a Brian al baño, Owen volvió a agarrar su
teléfono, se lo guardó en el bolsillo y desapareció con Brian. Zack
decidió preocuparse limpiando la sala de estar. Sus pensamientos
corrieron hacia direcciones que no le gustaban.
¿Qué pasaría si Owen le enviara mensajes de texto a uno de

sus clientes habituales del gimnasio o a uno de los padres? La
envidia se estrelló contra él, pero sabía en el fondo que el hombre
lobo Alfa nunca lo engañaría. ¿Cierto? Pasó una semana desde que
tuvieron sexo juntos en el bosque. Se colaron unas cuantas más por
la noche, justo después de que Brian se durmiera. Owen incluso
mantuvo un cepillo de dientes de repuesto en el baño, junto con su
jabón.
Zack planeó pedirle a Owen que se mudara con ellos, como a

vivir, para ahorrar tiempo y alquiler. Ahora, incertidumbres y dudas
se arrastraron dentro de él. La sala de estar estaba completamente
limpia, los muebles reajustados después de que Brian se bañara.
—Gracias, —dijo Owen.
67
Jane Perky
—No hay problema. —Su estómago hizo extrañas vueltas.

Owen no le ocultaría un secreto, ¿verdad?
—¿Zack? ¿Algo está mal?
Maldita sea Owen por ser siempre tan transparente.

Afortunadamente, Brian lo salvó tirando de Owen a la cocina.
—Galletas, —repitió Brian.
—Estamos cenando primero, —Owen le recordó al cachorro

suavemente. —Además, estamos teniendo tu favorito.
Eso despertó el interés de Brian. No pudo evitar sonreír. Owen

ciertamente sabía cuándo sacar su arsenal secreto.
—¿Espaguetis? —Brian preguntó.
—Sí.
—Ese también es el favorito de papá, —bromeó su cachorro.
—Oh, lo sé. —Owen se revolvió con el pelo y le lanzó una

sonrisa cariñosa a Zack, que instantáneamente derritió su interior.
¿Qué le estaba haciendo este Alfa? Pensó de nuevo en la pregunta
que Owen le hizo, sobre si tenía un lugar en esta casa. Por supuesto
que Owen sí, pero ¿tenía el Alfa algo más planeado para el futuro,
algo que no lo involucrara a él ni a Brian?
* * * *
68
Jane Perky
—Brian está metido en la cama, roncando, —informó Owen,

tocando la puerta de Zack. Sonrió al ver al Omega, vestido con un
par de boxers amarillos y una camisa que decía “El mejor papá del
mundo”.
—Oh, gracias. —Zack sonaba distraído.
Owen se cruzó de brazos y se apoyó contra la puerta. Zack

parecía estar distraído durante la hora de la cena, casi indiferente.
No, cerrado, como la primera vez que se encontraron.
—¿Algo en tu mente?
—No.
Bueno, Owen esperaba esa respuesta corta, pero después de

haber tenido sexo en el bosque, su relación había cambiado y se
mudó a un lugar mejor. No estaba dispuesto a volver al punto de
partida después de progresar hasta el momento. Él cerró la
habitación. Zack abrió mucho los ojos.
—No sabía que íbamos a tener actividades nocturnas

adicionales.
—Maldita sea, Zack. No hagas que parezca que estás obligado

a follarme por lástima.
Zack hizo una mueca. No tenía la intención de que las palabras

salieran de esa manera, pero su lobo estaba molesto. Que él
supiera, Owen no había hecho nada malo. También había sido
69
Jane Perky
increíblemente paciente, pero aún era un hombre lobo Alfa, un

dominante.
—Lo siento, —soltó Zack, inquieto con su edredón. —Quería

confrontarte.
Eso lo hizo fruncir el ceño.
—¿Acerca de?
—¿Me estás engañando?
Las palabras salieron apresuradas, llenas de ira fuera de lugar,

lo que solo lo avivó. Calma, le soltó a su lobo. Owen se puso a la
defensiva cuando estaba acorralado, lo sabía, por lo que trató de
pensar con claridad, excepto que lo que Zack implicaba le hacía
hervir la sangre.
Owen gruñó, trató de formar palabras humanas.
—¿Qué coño? —Dijo lentamente, consciente de que su lobo

estaba tan cerca de la superficie. Pero lastimar a Zack era lo último
que haría. Si alguna vez llegara a eso, Owen terminaría con su vida
primero.
—No. ¿Por qué llegaste a esa conclusión? —Él demando.
Zack pareció desconcertado.
—Es solo que sigues mirando tu teléfono.
—¿Mi teléfono? Aquí. —Lo sacó del bolsillo trasero y lo arrojó

en dirección a Zack. —Revísalo.
70
Jane Perky
Zack lo fulminó con la mirada.
—Deja de tratarme como un loco celoso.
—Entonces deja de actuar como un mocoso, —respondió,

mostrando los dientes.
Vacilante, Zack alcanzó su teléfono, se desplazó, parpadeando.
—¿Tim? ¿Tu hermano?
Él asintió, se sentó al borde de la cama, demasiado furioso

para pensar. Zack extendió la mano, aprensivo, pero no hizo ningún
movimiento, solo observó al Omega, preguntándose qué haría a
continuación. La última vez que Owen fue acusado de un crimen que
no cometió, desperdició los siguientes cinco años de su vida
pudriéndose tras las rejas.
¿Cómo se atrevía Zack a hacer una suposición así? Zack, de

todas las personas, creía en él, le dio una oportunidad cuando nadie
más podía. No confiando en sí mismo con Zack, Owen se preguntó si
debería irse, salir. Una carrera por el bosque despejaría su cabeza,
borraría esa acusación silenciosa en los ojos de Zack antes.
71
Jane Perky
Capítulo 8
Lo lastimó. La realización golpeó a Zack como un camión de
carga. El calor de la mano de Owen desapareció cuando Owen lo
apartó y se puso de pie. El pánico se apoderó de él. Zack se dio
cuenta de que había sido un maldito tonto, cortó el orgullo de Owen
en pedazos y el Alfa estaba destrozado como estaba, después de
todo lo que Owen había pasado.
Los shifters machos dominantes llevaban orgullo como

armadura y, sin embargo, aquí estaba, destrozándolo.
—Espera, —comenzó.
—No. Necesito pensar. —Owen comenzó a moverse hacia la

puerta, sin molestarse con su teléfono, pero Zack se puso de pie,
agarrando la mano de Owen.
—Lo siento. —Sacudió el brazo de Owen.
El hombre lobo Alfa le gruñó, las pupilas completamente

amarillas, su ira completamente justificada. Insultó a un hombre
generoso que fue increíble con su hijo, quien trajo luz y risas
inesperadas a su hogar. ¿Qué estaba haciendo, dejando que
mezquinos celos y sus propias inseguridades se interpusieran?
—No te dejaré salir de esta habitación, —afirmó.
Owen dejó escapar una risa áspera.
—¿Crees que puedes detenerme?
72
Jane Perky
Nunca fue prudente jugar con un shifter macho dominante y

enfurecido, pero Zack nunca mostró ningún sentido cuando se
trataba de este Alfa particularmente herido. Se puso de puntillas,
se apoyó en los hombros de Owen y se inclinó para besarlo.
Por instinto, Owen se hizo cargo, ahuecó su mandíbula y lo

acercó. El beso fue duro, castigador casi, pero tenía ese borde que
ansiaba. Frotó su esbelto cuerpo contra el sólido de Owen, amando
el contraste. Cuando Owen se alejó, la intensidad en sus ojos
dorados todavía estaba allí, pero la ira disminuyó un poco.
—Lo siento, —repitió. —Dejo que mis inseguridades se

interpongan en el camino. Después de todo este tiempo, no podía
entender por qué un gran tipo como tú se sentiría atraído por mí.
Quiero decir, soy una especie de artículo de segunda mano, después
de todo.
Owen gruñó, insultado por su bien, se dio cuenta. El Alfa

agarró sus muñecas.
—Nunca digas eso sobre ti.
—Debería haber preguntado en una forma menos defensiva, —

dijo, mordiéndose el labio inferior. —Me enojo tan fácilmente.
Owen sacudió la cabeza.
—Debería haberte hablado sobre Tim, pero no quería que mi

pasado atormentara mi presente o arruinara mi futuro.
—¿Está en problemas? —Preguntó.
73
Jane Perky
—Las autoridades realmente no tienen los recursos para

perseguir a un comerciante pequeño, —explicó Owen sacudiendo la
cabeza. —Es solo que Tim es mi única familia. Cuando se trata de él,
soy débil.
—Pero te mantuviste firme—. Zack no tenía una buena opinión

de Tim, pensó que Tim era egoísta por dejar que Owen tomara la
culpa por su propio crimen. Demonios, Tim tuvo la suerte de tener a
Owen como hermano. No dijo eso en voz alta.
—Tengo algo importante que proteger ahora, demasiado que

perder cuando comencé sin nada.
Esas palabras lo atravesaron y se derritió un poco, por su Alfa

fuerte pero roto.
—¿Te refieres a Brian y a mí? ¿Es por eso que preguntaste por
tu lugar?
Owen se encontró con su mirada y asintió.
—Quería pedirte que te mudaras con nosotros, antes de que

arruinara las cosas idiotamente entre nosotros.
Owen tomó sus labios, besándolo lentamente esta vez. El Alfa

apretó sus frentes.
—Considéralo perdonado. Todos cometemos errores. Yo, entre

todas las personas, lo sé.
Pasó los dedos por el pecho de Owen, haciendo gruñir al Alfa.
74
Jane Perky
—¿Qué pasa con mi propuesta?
—Por supuesto que es un “sí” —respondió Owen sin dudarlo.
—Bueno. —Apoyó la cabeza contra el pecho de Owen, amando

lo cálido que era el Alfa. —Gracias a Dios. Me aterraba la idea de
que te fueras.
Zack expresó sus temores, porque sabía que la confianza

construía la base de cualquier relación.
—Nunca te dejaré a ti y a Brian, —dijo Owen como si dijera un

hecho.
—¿Tan seguro? —Preguntó.
—Tú y ese cachorro son mi hogar ahora.
Esas palabras fueron directo a su corazón. Entrelazó sus

dedos con los de Owen, tiró del Alfa a la cama. Owen levantó las
cejas.
—¿Eso te puso todo cachondo? —Bromeó el Alfa.
Miró furioso a Owen, chilló cuando Owen plantó una mano

sobre su pecho y le dio un suave empujón hasta que terminó en el
borde de la cama. Alcanzando la hebilla del cinturón de Owen, le dio
un tirón. El divertido Alfa lo observó deshacerlo con creciente
frustración. Con un grito de triunfo, le quitó el cinturón,
desabrochó el botón de Owen y luego la cremallera.
Zack sacó la polla de Owen, aún asombrado por el tamaño.
75
Jane Perky
—Retrocede un poco, por favor?
Cuando Owen retrocedió unos pasos, Zack se quitó la camisa y

cayó de rodillas. El rugido de aprobación de Owen envió sangre a su
propia polla. El Alfa pasó sus dedos por el cabello de Zack, tirando
de él cerca, por lo que la cara de Zack estaba nivelada ante la polla
de Owen. Usando su lengua, lamió el pre-semen de Owen, rodeó la
cabeza de la polla y disfrutó del sabor del macho dominante frente
a él. Owen apretó más su cabello, lo que solo lo alentó aún más.
Mientras Zack estaba de rodillas, le gustaba mantener cautivo

el pene del Alfa con la boca. Decidiendo ser juguetón, Zack se tomó
su tiempo, pasando la lengua por cada cresta y cada golpe. La polla
de Owen se sentía como la seda estirada sobre el acero.
—No más juegos, Omega, —dijo Owen con un gruñido.
Zack abrió mucho la boca y comenzó a tomar la polla de Owen,

centímetro a centímetro. Una vez que la punta de Owen golpeó el
nudo de su garganta, se retiró, respiró hondo, solo para sumergirse
nuevamente. Su pene latió, se espesó contra sus boxers y quiso
pajearse, no tener ropa entre ellos para que pudieran tocar piel con
piel.
Paciencia, le recordó al excitado lobo en él. El Alfa no iba a

ninguna parte, esa promesa hizo que su bestia cantara de alegría.
Él movió la cabeza hacia arriba y hacia abajo, hizo una pausa

cuando Owen suavemente sostuvo su cabeza en su lugar.
76
Jane Perky
—Déjame, —dijo el Alfa, con una voz áspera.
Él asintió, mantuvo la boca abierta cuando Owen comenzó a

empujar dentro y fuera de él con movimientos constantes, lentos y
cuidadosos.
—Traga, —ordenó Owen.
Después de algunos bombeos más, el Alfa dejó escapar un

gruñido y explotó, derramando esperma por su garganta. Zack tomó
la semilla de Owen, con cuidado de no derramar una gota. Aún así,
goteaba a los lados de su boca. Owen las apartó y, para sorpresa de
Zack, se chupó los dedos.
Cuando Owen terminó, se recostó sobre los talones.
—Todavía llevamos ropa.
—Tienes razón. —Owen se quitó la camisa y su boca se hizo

agua en los duros planos de músculos en el pecho del Alfa.
Quería pasar los dedos, las uñas por esos pectorales, esos
abdominales duros como ladrillos. Owen lo puso de pie y lo empujó
suavemente, hasta que su trasero cayó sobre la cama. Se deslizó
hacia arriba cuando Owen finalmente se quitó los jeans y la ropa
interior y se unió a él. Owen se arrastró sobre él, luego, en un
movimiento suave, arrancó la delgada pieza de tela que cubría sus
bolas y su polla hinchada.
—Hmm, mírate, tan excitado por mí.
77
Jane Perky
Owen le acarició la polla, alejando el pre-semen, solo para

llevar los dedos a los labios de Zack. Inclinándose hacia adelante,
los lamió, saboreándose a sí mismo en la mano de Owen. No sabía
por qué la imagen lo excitaba tanto, pero lo hizo.
—Te extraño. —Las palabras salieron de su boca sin pensar.

Extraño, porque no había pasado tanto tiempo desde la última vez
que follaron. Así era, pensó Zack, cuando comenzó a enamorarse de
alguien. Que echaría de menos los momentos en que Owen no estaba
cerca.
—¿A mí o el sexo conmigo?
—No te burles, —dijo, estremecido cuando Owen colocó su

boca sobre el costado de su cuello y le chupó el pulso.
—Yo también te extraño, cuando no estamos juntos, —admitió

Owen, haciendo una pausa en su tarea, antes de pellizcar el costado
de su cuello nuevamente.
Zack recordó el chupetón que Owen dejó allí cuando hicieron el

amor por primera vez en el bosque. Había estado orgulloso de ese
moretón, lo llevaba como una insignia de honor, debajo de sus
cuellos, por supuesto, para evitar las miradas curiosas de los otros
padres.
—¿En qué estás pensando ahora? —Owen preguntó, dejando

más besos en la línea de su cuerpo.
—Sobre el primer mordisco que me diste en mi cuello.
78
Jane Perky
—¿Oh? ¿Te gustó llevar mis marcas, pequeño Omega? —Owen

le mordió el pezón, haciéndolo llorar, pero el Alfa pronto agarró su
polla y comenzó a darle un trabajo manual.
Gimió en respuesta mientras Owen acariciaba, pellizcaba y

mimaba su ahora erecta polla.
—Si sigues haciendo eso, —comenzó. —No duraré.
—Pero me gusta verte deshacer, solo bajo mis manos, por

supuesto.
—Por supuesto, —repitió, sin aliento.
El Alfa arrastró su mano hacia abajo, apretó sus bolas y dejó

escapar un suspiro tembloroso. Su mente se tambaleó y la presión
dentro de él se rompió. Con un grito, Zack llegó, vaciando sus bolas
y pintando el estómago de Owen con hilos de su semen.
79
Jane Perky
Capítulo 9
Múdate con nosotros. Nunca nos dejes.
Las palabras de Zack hicieron eco en la cabeza de Owen como

una promesa brillante. Justo cuando pensaba que todo había
terminado, que este maravilloso sueño tenía que terminar, no lo
hizo. Owen no culpó a Zack por albergar inseguridades, porque
también tenía su propia parte.
Al ver a Zack venir debajo de él, una ola posesiva lo llenó. Este
dulce pero ardiente Omega pelirrojo era suyo para proteger,
apreciar y amar con ferocidad. Quien se interpusiera entre ellos
tendría que enfrentarse a la ira de su salvaje lobo.
La expresión de Zack se volvió lánguida, relajada. Usando su

mano limpia, Owen metió un mechón suelto del cabello rojo de Zack,
que había caído sobre la cara de Zack, detrás de una oreja. Tomó
esos labios hinchados de besos nuevamente, rastrojos rozando la
suave piel de la mejilla y la mandíbula de Zack. Owen amaba el
contraste entre sus cuerpos. Le encantaba este Omega
increíblemente valiente, sexy y generoso, junto con su encantador
hijo.
Amaba a Zack.
La comprensión lo golpeó como un mazo, hizo que el lobo

salvaje dentro de él aullara de alegría. Sin embargo, esas palabras,
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Jane Perky
dichas en el momento equivocado, podrían romper una relación.

Owen lo sabía.
—¿Algo está mal? —Zack preguntó después de separarse del

beso. El Omega tocó su mejilla con su mano más pequeña, con
preocupación en sus ojos. —¿Se trata de Tim? ¿Estás tan
preocupado?
Sacudió la cabeza y puso su mano sobre la de Zack.
—No Tim. Cuando estoy contigo, todo lo que pienso es en ti, en

nosotros.
—Yo también. Tienes esa cosa mágica sobre ti. —La mirada de
Zack bajó y Owen supo dónde se asentaba.
—Así es, pequeño Omega, —canturreó. —No te he jodido

todavía.
—Te quiero dentro de mí, —murmuró Zack.
Eso envió a Owen a moverse. Levantó las piernas de Zack

sobre sus hombros, exponiendo la polla agitada de Zack y el
tentador agujero arrugado.
—Este culo es mío, así como esta polla, bolas, todo de ti —

afirmó, enfatizando su punto arrastrando su mano por las partes
privadas de Zack hasta su entrada.
Zack agitó los párpados.
—Un poco codicioso, ¿no te parece?
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Jane Perky
—Los alfas son bastardos codiciosos y egoístas por naturaleza.
—Nunca tú, —dijo Zack con una sonrisa perezosa. —Nos das
todo a Brian y a mí. Esa es una de las cosas que amo de ti.
Entonces Zack se mordió el labio, como si se diera cuenta de lo

que dijo. Una sonrisa se extendió por su rostro. El inmenso placer lo
llenó con la validación de que sus sentimientos no habían sido
unilaterales.
—Yo también te amo, pequeño Omega—. Besó a Zack, por lo

que el Omega no pudo recuperar las palabras. Cuando se retiró, se
sintió satisfecho de ver a Zack pasándose la lengua por el labio
inferior, donde Owen lo mordió.
—Toda charla y no hay acción.
Ante la linda provocación de Zack, se rió entre dientes.
—Cosa luchadora.
—Bastardo burlón, —lanzó Zack, lo que solo lo hizo reír aún

más fuerte.
Owen deslizó un dedo en el agujero de Zack, agregó un

segundo cuando encontró a Zack listo para él. Los músculos internos
de Zack se apretaron sobre sus dedos y un gruñido impaciente
retumbó en él. Owen quería estar enterrado dentro de Zack lo
antes posible, reclamar el cuerpo de Zack.
Seguro que Zack podía acomodarlo, guió su polla dura como una
roca hacia el agujero de Zack. Sabiendo que Zack podría llevarlo,
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Jane Perky
empujó hasta el fondo, sin detenerse. Zack dejó escapar un suspiro

sobresaltado, con los ojos muy abiertos.
—¿Demasiado? —Se las arregló para sacar.
Zack sacudió la cabeza.
—Móntame, bebé.
Ese término de cariño instantáneamente calentó su interior,

fue directamente a su polla. Comenzó a moverse, estableciéndose
en un ritmo que les convenía a ambos. Ninguno de los dos podía
hablar más, lo cual estaba bien con él. Todo lo que importaba ahora
era la danza entre sus cuerpos, sus lobos uniéndose.
Zack gimió debajo de él. Owen cubrió su cuerpo con el de

Zack, solo para sentir que Zack le cerraba las manos detrás del
cuello. Él selló sus labios, disfrutando el calor y el sabor de Zack en
su boca.
Owen folló a Zack más rápido, más profundo, hasta que golpeó
los lugares más íntimos de Zack. Cambió un poco el ángulo de sus
caderas, debió de rozar la próstata de Zack, porque Zack arañó sus
hombros, dibujando pinchazos de sangre, pero no le importó. Sus
bolas se apretaron contra su cuerpo. En cualquier momento, llegaría
al clímax. Sabía que Zack tampoco estaba lejos, a juzgar por la polla
engrosada de Zack rozando contra su vientre.
El sexo con Zack tenía un toque de desenfreno, aspereza y a

ambos les gustaba de esa manera.
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Jane Perky
Enfadado, apuntó hacia el punto dulce de Zack repetidamente,

la boca en el lugar entre el hombro y el cuello de Zack. Cada vez que
se juntaban en un ambiente íntimo, el lobo de Owen lo empujaba a
dar el paso final, para finalmente reclamar a este delicioso Omega
como suyo. Sin embargo, una marca de apareamiento uniría un
shifter a otro de por vida, y si no tenía cuidado, Zack podría
resentirse por eso más tarde.
Paso a paso, se dijo, pero Zack poseía la extraña habilidad de

desmoronar su control. Aún así, montó a su Omega, empujándolos a
ambos por el acantilado del olvido en su último empuje. Las
respiraciones de Zack se volvieron desiguales. Un aullido de triunfo
salió de su garganta. Para su total sorpresa, Zack le mostró la
garganta, un último movimiento de sumisión.
Por mucho que trató de relajar a su animal, no podía apartar la

mirada de la ofrenda.
Mío para siempre. Mi corazón. Mi hogar.
Por mucho tiempo, Owen había estado buscando un nuevo lugar

para llamarlo suyo. El hogar no necesitaba ser un lugar. Zack y Brian
capturaron su corazón en el momento en que se conocieron.
Owen desenvainó sus caninos y golpeó, antes de que Zack

pudiera cambiar de opinión. Enterró los dientes profundamente, los
hundió en la piel y finalmente golpeó el hueso. Zack gritó debajo de
él, pero no luchó ni se apartó en el último segundo. Lo bueno
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Jane Perky
también, porque cualquier movimiento errático podría causar más

daño.
Sintió que su lobo se movía dentro de él, buscando el de Zack.

El momento de la verdad, finalmente revelado. Si el lobo de Zack no
se vinculó con el suyo, el apareamiento no se llevaría a cabo. Resultó
que no tenía nada de qué preocuparse, porque el lobo de Zack se
encontró ansiosamente con el suyo y forjó un vínculo brillante más
fuerte que cualquier otro metal. Cuando apartó la boca, Zack
encontró su mirada, sus ojos claros, llenos de confianza,
determinación. Ningún indicio de vacilación o arrepentimiento en
ellos.
Entonces Zack lo mordió, justo en su bíceps derecho,

completando el ritual. Sus lobos y su fuerza vital se convirtieron en
uno, el vínculo entre ellos irrompible hasta la muerte. No queriendo
mantener su peso sobre Zack, rodó a su lado, acercó al Omega a él.
Zack se relajó contra él. Su cuerpo encajaba perfectamente contra
el suyo.
Todavía cabalgando sobre las olas del sexo post-orgasmo y la

emoción de lo que acababan de hacer, no hablaron por un momento.
Apretó su abrazo alrededor de Zack, sin saber qué decir a
continuación. Zack se giró en sus brazos y, sin pensarlo, extendió la
mano y tocó la nueva marca de mordisco.
—No duele tanto como pensé que sería, —dijo Zack.
—No hay vuelta atrás ahora, —dijo.
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Jane Perky
—Lo sé. No me arrepiento, porque nuestros lobos lo han sabido

por un tiempo, ¿no? —Zack acarició el pecho y la columna vertebral
de Zack, apreciando cómo su Omega ronroneaba para él.
Su Omega, se dio cuenta, le gustaba muchísimo su sonido.
Él asintió en acuerdo. Owen no pudo contar la cantidad de

veces que su lobo salvó su piel. Naturalmente, reconoció a su
compañero a la vista. Habían tenido demasiado miedo de confiar
tanto en otra persona, aterrorizados de que les rompieran el
corazón, pero ya no.
Esta noche, dieron ese último paso en su relación. Zack podría

haber estado aterrorizado de caerse, pero Owen atraparía a su
compañero cada vez. No hubo pánico, no hubo lugar para
arrepentimientos, solo anticipación para el futuro prometedor por
delante. Incluso su lobo, que a veces necesitaba luchar para
controlar, yacía inmóvil dentro de él, complacido, calmado por la
bestia más pequeña pero no menos mortal de Zack.
Zack comenzó a cerrar los ojos, pero Owen lo besó de nuevo.
—Aun no, bebé. Primero, una ducha, luego quiero vendar esa
herida. Todavía está sangrando.
—¿Vas a ser tan exigente todo el tiempo? —Murmuró Zack.
—Solo cuando sé que necesitas un empujón en la dirección

correcta, —respondió con una sonrisa. —Al baño, y hasta podría
darte una recompensa.
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Jane Perky
Eso ciertamente alcanzó el máximo interés de Zack. Hmm.

Owen tomó nota de la estrategia efectiva, en caso de que
necesitara utilizarla para el futuro.
—¿Una recompensa? ¿Me está sobornando con sexo, señor

Compañero? —Preguntó Zack, con un brillo juguetón en los ojos.
En respuesta, Owen arrastró a Zack al baño conectado al

dormitorio principal.
—También compartirás mi habitación, ¿verdad? Quiero decir,

¿nuestra habitación ahora? —Preguntó Zack, una vez que estuvieron
dentro de la ducha. Todavía le sorprendía lo asombroso que era, un
maravilloso y generoso compañero para Owen. Zack y Brian le
dieron la bienvenida a sus vidas con corazones tan grandes y él les
devolvería el favor siempre cuidándolos, sin dejar que les ocurriera
ningún daño.
—Maldición, eres grande. Difícilmente podemos encajar aquí,

—se quejó Zack.
—¿Quejándote de mi tamaño ahora? —Abrió los grifos,

dejando que el agua caliente corriera sobre sus cuerpos. —Por
supuesto. Podemos hablar sobre los arreglos mañana. Por esta
noche, tomémoslo con calma.
—Bien, bien, porque definitivamente necesitaremos una cama

más grande, —dijo Zack.
—Oye, eres el acaparador del espacio. Además, un roncador.
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Jane Perky
Zack se sonrojó ante eso, haciéndolo reír. Podía imaginarse

terminando un largo día, esperando a su pareja en la cama, haciendo
el amor con Zack antes de quedarse dormido, y despertando junto a
Zack cuando llegó el sol de la mañana, su polla aún enterrada dentro
de él.
—¿Un centavo por tus pensamientos? —Preguntó Zack

mientras alcanzaba la barra de jabón y comenzaba a limpiarlos a
ambos. A Owen siempre le gustó cuidar de las personas,
especialmente aquellas que ocupaban un lugar especial en su
corazón.
Owen le dijo a Zack exactamente lo que pensaba, amando cómo

el sonrojo de Zack se extendió a sus mejillas y cuello.
—A mí también me gusta eso, —dijo finalmente Zack.
Presionó un beso en su marca de compañero. Zack se

estremeció y estiró el cuello. Sujetando a Zack contra los azulejos,
apretó las muñecas de Zack por encima de su cuello, se llenó de
nuevo besando a Zack en los labios una vez más. Sus lenguas se
enredaron, sus dientes chocaron. Usando una mano para contener
las manos de Zack, usó la otra para jugar con la polla de su
compañero, ya a media asta.
—Dios, me vas a matar del éxtasis uno de estos días.
—¿Te quejas? —Preguntó, pellizcando la punta de la polla de

Zack.
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—No, en absoluto, —dijo Zack, devolviendo su sonrisa. Dejando

a Zack con ganas, detuvo el trabajo manual, justo cuando Zack
estaba a punto de explotar. Luego giró a Zack por el hombro. Su
compañero le abrió las piernas.
—Me encantan los compañeros con iniciativa, —comentó.
—Compañero, —corrigió Zack.
—Mío, —estuvo de acuerdo. —Todo mío y soy un bastardo

codicioso y posesivo.
—Yo también.
Él acarició el cuello de Zack, luego empujó su polla. Con Zack

todavía mojado de su sesión anterior, fue fácil enterrarse hasta la
empuñadura. Zack gimió y se encontró con todos sus empujes. Owen
golpeó a Zack contra la pared, empujó rápido y profundo,
empujándolos a ambos al borde en unos instantes.
—Eres el único para mí, bebé, —dijo Owen, su mente flotaba

en un mar de felicidad. Su lobo dentro de él yacía contento,
satisfecho. Hasta ese momento, Owen no sabía que alguna vez
podría ser tan feliz.
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Jane Perky
Capítulo 10
—¿Entonces Owen va a vivir con nosotros? —Brian preguntó
esa mañana después de que le explicaron la situación, o más bien,
cómo iban a cambiar sus vidas. Definitivamente en una mejor
dirección, decidió Zack.
—Sí, eso es todo, cachorro, —dijo Owen, colocando dos platos

de waffles sobre la mesa. El aroma tentador hizo que el estómago
de Zack gruñera y avergonzado, se aclaró la garganta, pero Owen le
lanzó una mirada divertida y complacida. Maldición, pero Zack se dio
cuenta de que ahora la cocina de Owen también los había
estropeado para siempre.
El de Brian tenía plátanos y jarabe de chocolate, mientras que

el suyo contenía fresas y crema. Owen sabía exactamente sobre sus
preferencias particulares. Fueron los pequeños gestos pensativos,
que a veces dio por sentado, pero realmente valoraba.
—¿Qué piensas sobre eso? —Owen preguntó, revolviendo el

cabello limpio y corto de Brian.
Brian arrugó la cara en concentración.
—¿No estás ya viviendo con nosotros? ¿Qué es diferente?
Zack reprimió la risa. Owen solo tenía una gran sonrisa en su

rostro. Los niños, sabía Zack, eran a veces asombrosos, más listos
que los adultos tontos. Recordó a Brian tropezando sin temor con
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Jane Perky
Owen cuando Owen entró para su entrevista. El lobo de Brian sabía,

por instinto, que Owen podría ser un depredador aterrador, pero
también era un protector feroz.
—Eso está resuelto entonces, —dijo Owen, mirando a Zack. —

Planeo agarrar mis cosas más tarde.
—¿Necesitas ayuda?
Owen sacudió la cabeza.
—No es mucho. Sé que es tu primer día en tu antiguo trabajo.

Conseguiré a Tanner, si acaso.
—¿Es por eso que hiciste waffles? —Preguntó.
—Y otras razones. Estamos de humor festivo, —dijo Owen.
Algo vibró. El teléfono de Owen. Zack fingió estar interesado

en sus waffles. Para su alivio, Owen apagó su teléfono por completo.
Eso fue lo que comenzó la pelea ayer, pero de nuevo, se
reconciliaron. Al final, avanzaron al siguiente paso en su relación,
por lo que definitivamente una gran cosa vino de ese malentendido.
Anoche, una certeza absoluta lo invadió. Sin pánico, ningún

arrepentimiento entró en su mente. Tanto su mitad de lobo como su
mitad humana estaban sincronizadas, una, al igual que cuando
decidió criar a Brian solo en lugar de volver a su manada abusiva.
Como compañero de Owen, ¿qué sería lo que debería hacer con

Tim? Sabía que una vez que Owen volviera a ponerse en contacto
con su hermano, Tim definitivamente lo volvería a meter en
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Jane Perky
problemas. Tal vez podría ir a lo de Neal a almorzar y pedirle la

opinión de su mejor amigo.
—¿Estás nervioso por tu “primer día” de regreso?
Esa pregunta había sido dirigida a él.
—Un poco, —admitió. A Zack le preocupaban las pequeñas

cosas, como si sus colegas pensarían que recibió un trato especial
del jefe con su nuevo arreglo. Bueno, lo que sea. Las impresiones no
eran importantes, su familia sí.
—Lo haré bien, —agregó.
—Sé que lo harás, ¿verdad, Brian?
—Por supuesto. —Brian le sonrió. —Papi es el mejor.
—También les hice un almuerzo especial a los dos, —dijo Owen.
Zack lo miró fijamente.
—¿Puedes dejar de presumir y ser increíble por un momento?
Owen se encogió de hombros.
—Me gusta cocinar, si no te gusta mi comida, entonces Brian

puede obtener tu porción.
—De ninguna manera, —dijo al instante, sacando la lengua.
—A veces, —reflexionó Owen en voz alta, —me preguntaba si

heredé dos cachorros en lugar de uno.
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Jane Perky
Zack se enfureció con su Alfa, pero ¿adentro? Se sentía cálido

por todas partes. La felicidad era adictiva, se dio cuenta, pero
también se la podían quitar fácilmente sin que él lo supiera. Sacar a
Tim de nuevo podría desencadenar a Owen, por lo que primero
recibiría la opinión de Neal. Zack sabía que tendía a enojarse
primero, hacía suposiciones fácilmente, pero lo último que quería
era estropear su nueva relación.
* * * *
—¿Me das un beso? —Preguntó Zack, tirando de su chaqueta

otra vez.
Owen sonrió de lado. Zack no lo mostró, pero estaba claro que

su compañero tenía algunas dudas sobre volver a trabajar. Sin
embargo, estaba orgulloso de Zack, por pelear, por hacer que su
jefe llegara a un acuerdo para poder pasar más tiempo con Brian y
él.
Ya había considerado sus propias opciones de trabajo, porque

también quería mantener a su nueva familia. Sería injusto para Zack
seguir pagándole por algo que le encantaba hacer de todos modos.
Owen había recibido una oferta de trabajo después de postularse a
un preescolar en la ciudad, que recientemente aceptó maestros del
programa Segundas Oportunidades. Tanner pasó la entrevista y
comenzaba la próxima semana.
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Jane Perky
Pensó que lo intentaría. No a tiempo completo, por supuesto.

Zack y él podrían llegar a un acuerdo en el que se turnaran para
cuidar a Brian. Si no consiguió ese trabajo de enseñanza, no le
importaba tomar un puesto como entrenador personal a tiempo
completo en el gimnasio. Por primera vez en su vida, Owen tuvo
tantas oportunidades, muy lejos de su depresión antes de que Zack
lo contratara.
Se dio cuenta de que solo una persona necesitaba ver más allá
de los defectos y el pasado de un ex-con para que los demás
comenzaran a salir de sus caparazones. Si no fuera por Zack, otras
personas habrían seguido mirándolo con desconfianza y cautela.
—Estoy esperando.
Riendo, agarró la cara de Zack y plantó un áspero y duro beso

para que las preocupaciones de Zack desaparecieran. Metió la
lengua en la garganta de Zack, complacido de que Zack se la
tragara. Cuando se apartó, Zack volvió a tener esa mirada
satisfecha y perezosa.
—¿Sintiéndote mejor? —Preguntó.
—Mucho. —Zack abrió la puerta, luego se detuvo. —Gracias.
—¿Por qué?
—Por nuestro desayuno especial, almuerzo, también, y ya

sabes, anoche—. Zack pasó una mano por la marca debajo de su
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Jane Perky
cuello, escondida debajo del cuello de su camisa, pero había placer y

orgullo en sus ojos.
—Yo debería ser el que te agradezca.
—Aceptaremos estar en desacuerdo entonces. ¿Nos vemos

más tarde? Maldición, extrañaré el almuerzo con Brian y contigo.
—Tendremos otras veces, —dijo. —Ve a matar, ¿de acuerdo?
—Bien entonces. —Zack dejó escapar un suspiro y luego caminó

hacia su edificio de oficinas. Vio a su compañero desaparecer por
dentro. Zack se veía muy sexy con ese traje. Bueno, su compañero
se veía muy bien en todo, ¿de qué estaba sorprendido?
Se alejó de la calle de la oficina de Zack. Owen planeó

conseguir algunas cajas de mudanza y empacar algunas de sus
pertenencias. Las ventajas de poseer algunas pocas cosas, supuso,
era que podía hacer la mudanza fácilmente en un día. También hizo
una nota mental para hablar con su arrendador hoy. Entonces
tendría tiempo de sobra para recoger a Brian de la escuela.
Después de obtener algunas cajas de repuesto y no deseadas

de un supermercado local, condujo directamente a su edificio de
apartamentos. Con las cajas aplanadas debajo de su brazo, entró en
el edificio y subió a su unidad.
Esto, reflexionó, era una de las pocas veces que necesitaba ver
su lugar horrible. Owen no rechazaría el lugar, decidió, porque había
sido su hogar temporal después de salir de la prisión. Aun así, las
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Jane Perky
monótonas paredes grises y el papel pintado despegado solo

empeoraron su creciente depresión en el pasado. Al final, pasó todo
su tiempo libre en el bosque en forma de lobo.
Hizo una pausa, tensándose cuando vio que la puerta de su casa

se abría ligeramente. El lobo que había en él alzó los pelos, mostró
los dientes en agresión. Owen siempre recordó cerrar la puerta, a
pesar de no tener nada de valor. ¿Quién fue tan tonto como para
robarle? Lobo enfurecido, se dirigió hacia la puerta, la abrió de
golpe y salió un gruñido.
La mayoría de sus vecinos y los otros residentes del edificio se

alejaron de él después de enterarse de que era un ex convicto y un
hombre lobo Alfa capaz de arrancarles la garganta. Sin embargo, la
persona que estaba dentro nunca tuvo sentido. Se detuvo, cerrando
la puerta detrás de él, haciendo saltar al intruso.
Ojos negros asustados, tan similares a los suyos pero tan

diferentes, lo miraron desde un rostro mucho más guapo y delgado.
Tim.
—Hola, hermano mayor, —dijo Tim. Su hermano pasó una mano

nerviosa por su cabello y le dirigió una sonrisa que nunca dejó de
encantar a nadie, incluso al viejo él en el pasado, pero ya no. —
Necesito tu ayuda.
Se sentía como si todo su mundo se derrumbara sobre él. La

furia chispeó en su lobo. Tim era familia, pero su lobo albergaba
años de ira por la única persona que nunca lo visitó, ni una vez le
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Jane Perky
preguntó cómo estaba. Ahora entendía que a Tim no le importaría si

su lobo lo arrancaba de adentro hacia afuera.
Quería echar el triste culo de Tim fuera de su vida, pero tenía

preguntas.
—¿Cómo me encontraste? —Su voz salió fría, acompañada de

un gruñido.
Tim lo miró y le recordó a un animal de presa a punto de

disparar en cualquier momento, una rata en lugar de un lobo. En
términos de fuerza, Tim cayó a la longitud de onda promedio. Tim
no era sumiso ni era un Omega, pero confiaba en otra persona y
recurría a la salida fácil a cada paso. Qué contraste tan ridículo era
su hermano con su compañero.
Zack podría ser un lobo Omega, más débil que cualquier otro
tipo de hombre lobo, pero Zack luchó para asegurarse de que Brian
tuviera una buena vida.
Owen solía creer que Tim algún día despertaría, asumiría

responsabilidades por sus acciones, pero eso nunca sucedería.
—Tenía a alguien para rastrear tu ubicación, fácil—. Tim

pareció suponer que eran amigos otra vez, porque Tim se fue a su
refrigerador, tomó una cerveza y se acomodó en su sillón de
segunda mano. —¿Qué estás haciendo en este lugar de mierda de
todos modos? Ven conmigo. Tengo una gran oferta de trabajo por
venir y mi equipo necesita algo de músculo confiable.
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Jane Perky
Se necesitó todo el autocontrol de Owen para no arremeter

contra su hermano, para estrangularlo, porque esa podría ser la
única forma de despertar a Tim. ¿Equipo? ¿Músculo? Tim no había
cambiado en absoluto.
—Después de dejarme pudrirme por tu jodido crimen,

¿esperas que me suba al carro? —No pudo contener más la ira. Tim
lo miró fijamente. —Vete, Tim. No vuelvas a contactarme otra vez,
porque si vuelves a poner un pie aquí, te arrancaré la garganta.
Sorprendidos, grandes ojos se encontraron con los suyos. Sin

embargo, Tim no era alguien que se rindiera fácilmente, debería
haberlo sabido.
—Entiendo que todavía estás enojado conmigo, pero entendiste

por qué no podía verte en prisión, ¿verdad? Estaba ocupado
sacudiendo mi rastro. Si me atrapaban, tu sacrificio sería inútil.
—Mierda. Probablemente estabas demasiado ocupado

inyectándote más drogas o encontrando nuevos trabajos, —dijo, con
la voz plana. Owen sabía que había dado en el blanco cuando Tim se
encogió. Su hermano se frotó los brazos, el movimiento levantó un
poco las largas mangas para revelar marcas de agujas. Él resopló.
Tim seguía usando, no estaba tan sorprendido.
Tim cambió de táctica. Su hermano siempre fue un buen actor.
—Te necesito, Owen. ¿Por favor? Le debo a este tipo una gran
cantidad de dinero. Este trabajo le pagaría y me haría rico, a
nosotros. ¿No me ayudarás?
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Jane Perky
—¿Por qué habría? Este trabajo tuyo probablemente esté

planeado a medias y este equipo tuyo probablemente no sea
confiable—. Owen habló por experiencia.
Esto fue exactamente como hace cinco años, cuando Tim

interrumpió una reunión de la manada para verlo, rogar por su ayuda
en un envío. El trabajo había sido simple: entregar una cantidad
considerable de producto en un lugar de entrega. Completaron la
tarea bien, pero uno de los amigos de Tim había chillado mientras
estaba borracho y un policía había estado escuchando. Uno por uno,
la vieja tripulación de Tim fue detenida. Los policías destruyeron su
departamento, pero él se quedó para que Tim pudiera escapar.
—No, no, es diferente, Owen. Lo juro. Tengo mejores amigos

ahora y conexiones. ¿Ven conmigo por favor? Si no lo haces, podría
morir. Seriamente. ¿Recuerdas esa promesa que le hiciste a mamá y
papá?
Tim tuvo poco interés en traer a sus padres muertos a esta

discusión, pero Tim siempre usó todas las armas en su arsenal para
hacer una discusión convincente. Su resolución vaciló. Ambos padres
murieron en una guerra territorial de manada. Ambos habían sido
ejecutores, pero antes de que su madre falleciera, ella le hizo
prometer que cuidaría a Tim.
Mira a dónde lo llevó eso.
Le fijó a Tim una expresión fría y sin emociones.
—No. Tengo una vida ahora, Tim. Estoy feliz.
99
Jane Perky
Tim frunció el ceño.
—¿Feliz? Mira esta mierda. Incluso una cucaracha no vivirá

aquí.
Él chasqueó. Gruñendo, empujó a su hermano contra la pared.

El miedo revoloteó por la cara de Tim y a su lobo le gustó eso. Tim
los había dado por sentado demasiado tiempo, pero no era un
monstruo. Hizo retroceder a su bestia, porque las dos personas más
importantes del mundo para él, creían que era un hombre mejor y
decente.
—No me hagas advertirte de nuevo. Vete a la mierda. —Luego

soltó a Tim. Tim patinó fuera de su alcance, maldiciendo por lo bajo.
Se detuvo junto a la puerta principal, con los ojos negros clavados
en sus ojos.
Tim siempre tenía que tener la última palabra, pero aún así, no
estaba preparado para el golpe emocional en el intestino.
—Si muero, —dijo Tim, —estará sobre ti. Explícale eso a mamá
y papá.
100
Jane Perky
Capítulo 11
Zack sintió el fuerte tirón a través del vínculo de
apareamiento que compartía con Owen. Deteniéndose de ingresar
números en su hoja de cálculo actual, sintió el vínculo, sintió una
furia hirviendo al final de Owen. ¿Qué le pasó a su compañero? El
miedo le recorrió la espalda. Agarrando su teléfono, ignoró la
mirada de un compañero de trabajo al lado de su escritorio y le
escribió a Owen un mensaje de texto.
Zack: ¿estás bien? Sentí algo a través del vínculo de pareja.
Como no se permitía el uso de teléfonos celulares en el lugar

de trabajo, volvió al trabajo, pero no pudo concentrarse en la
pantalla frente a él. Lo que pareció horas después, pero en realidad,
solo quince minutos como máximo, Owen le envió una respuesta.
Owen: Tim me contactó, perdí un poco los estribos pero ya

está arreglado. No voy a ninguna parte.
Eso le tranquilizó.
Zack: Ok, hasta luego.
A través del vínculo que compartían, sabía que Owen no estaba

completamente bien. ¿Qué sucedió realmente? Solo sabría los
detalles cuando llegara el almuerzo. Zack trató de distraerse con el
trabajo. Finalmente, llegó la hora del almuerzo.
101
Jane Perky
—Oye, Zack, ¿quieres almorzar juntos? Estamos probando el

nuevo lugar que se abrió al otro lado de la calle, —preguntó Henry,
un compañero de trabajo con el que trabajó en el pasado.
—Lo siento, necesito verificar algo con mi compañero.
—¿Tienes un compañero ahora? Felicidades, hombre. En otro

momento entonces.
Él asintió, luego salió del edificio. Zack llamó a Owen. Sin

respuesta. Comprobando la hora, se dio cuenta de que Brian
probablemente estaba fuera. Zack agarró la bolsa de papel marrón
que contenía el almuerzo que Owen le preparó y se dirigió al
pequeño parque cerca de su edificio de oficinas.
Encontró un banco desocupado. Zack sacó su almuerzo,

sonriendo ante lo que contenía: pollo asado y ensalada César. Un
pequeño brownie estaba cuidadosamente envuelto dentro. Owen
debió haberle cambiado el postre de Brian porque tenía un camión
de dibujos animados envuelto. El almuerzo olía bien. Comió unos
cuantos bocados, antes de volver a intentar con Owen.
—Hey, —respondió Owen después de tres tonos. Escuchó risas

en el fondo, la voz de Brian, superpuesta con la de una niña,
probablemente Lizzie, la hija de Neal.
—¿Todo está bien? —Preguntó.
—Sí, solo color de rosa. Oye, me topé con Tanner. ¿Puede

Brian venir a su lugar para una cita improvisada con Lizzie?
102
Jane Perky
Se relajó por completo con esas palabras. Owen no le había

estado mintiendo.
—Sí, seguro. ¿Quieres vernos para cenar más tarde?
—Veamos si Brian todavía está despierto para entonces.
Intercambiaron “te amo” y “te veo más tarde”, antes de

finalizar la llamada. ¿Por qué el incómodo sentimiento que sintió
antes no se desvaneció todavía? No importa. Le sacaría toda la
historia a Owen cuando se encontraran más tarde. Zack terminó su
almuerzo, preguntándose si estaba imaginando cosas.
Antes de llegar a su oficina, su teléfono volvió a sonar.

Sorprendido de ver a Tanner, el compañero de Neal, llamando,
respondió al instante.
—Hola Tanner, ¿qué pasa con los niños?
—Zack, no estoy seguro de cómo decirte esto, pero quiero que

sepas primero que Brian está conmigo, en nuestro lugar.
Su corazón se partió un poco ante esas palabras.
—Tanner, ¿qué estás diciendo?
—Owen se me acercó mientras buscaba a Lizzie. Me pidió un

favor.
A Zack no le gustaba esto en absoluto.
—¿Qué favor?
103
Jane Perky
Tanner explicó la situación, cómo apareció el hermano de Owen

en su puerta y Owen decidió perseguir a Tim debido a un trabajo
peligroso.
—Eso no puede ser cierto, —susurró, porque Owen prometió

que nunca los abandonaría. Su lobo se negó a creer lo peor.
—Traté de detenerlo, perseguirlo, pero Neal aún no está en

casa y los niños están conmigo.
Zack confiaba en Neal y Tanner, sabía que Brian estaba a salvo

con ellos. Owen se aseguró de dejar a Brian con amigos que eran
prácticamente familiares, antes de seguir a su hermano. Su pecho
se contrajo, le dolía respirar.
Owen le mintió.
Se sentía como si su corazón se desmoronaría en cualquier

momento. El temor lo invadió, el miedo lo paralizó. Zack no sabía qué
pensar o hacer. Parte de él estaba tan enojado con Owen por
mentirle y marcharse.
—Él regresará a ti y a Brian, Zack, —dijo Tanner en la otra

línea. —Él me dijo que ustedes dos son las cosas más importantes
del mundo para él.
—No es tan importante como seguir a su hermano. Dios,

Tanner. Sé que cree que volverá, pero tengo la sensación de que Tim
lo arrastrará a un agujero oscuro del que nunca volverá a salir.
104
Jane Perky
Zack apretó la mandíbula. Maldición. El arrogante hombre lobo

Alfa probablemente pensó que estaba siendo un maldito héroe o
algo así, pero no podía dejar que Owen lo hiciera solo. No podía
permitirse el lujo de perder a su compañero, su corazón, justo
después de encontrarse. Ahora no, nunca.
—¿Qué quieres hacer? Escucha, llamé a Neal. Está de camino a

casa. Pensemos en algo y arrastremos a Owen de regreso aquí.
Zack no había conocido a Tanner tan bien, dado que Neal se

había apareado recientemente con el Alfa, pero estaba empezando
a ver por qué Neal lo había elegido.
—Bueno. Le diré a mi jefe que necesito tomar un permiso de

emergencia. Nos vemos pronto, chicos.
Terminó la llamada, trotó hasta la oficina. Zack podría

terminar perdiendo su trabajo por segunda vez, en su primer día de
regreso, pero no era importante. Recuperar a Owen tuvo prioridad.
Intentó volver a llamar a Owen, pero el lobo terco no respondió a
sus llamadas.
Bien con él. Si Owen pensó que se sentaría como un buen

compañero y esperaría su regreso, entonces Owen no sabía el tipo
de hombre con el que se apareó.
* * * *
105
Jane Perky
Owen no se sorprendió demasiado al ver que Tim respondió

instantáneamente a su mensaje, uno que decía que cambió de opinión
y quería entrar. Sentado en un restaurante en una ciudad que una
vez consideró su hogar, miró al detective frente a él, el único a
cargo del viejo caso de Tim.
—Mi hermano me dará la ubicación y los detalles del trabajo

pronto, —dijo.
Sánchez lo consideró.
—¿Por qué hablar conmigo ahora, cuando estabas con los labios
apretados antes?
—Porque finalmente me di cuenta de que mi hermano nunca va

a cambiar. Pasar un tiempo tras las rejas es la única forma de
despertarlo. Por supuesto, me gustaría discutir los términos.
Owen ya pensó las cosas detenidamente. Antes, se inculpó por

su hermano porque estaba seguro de que Tim no sobreviviría en
prisión. Sin embargo, hizo algunos amigos allí, que se asegurarían de
que Tim fuera vigilado y protegido durante su tiempo allí, y llegaría
a un acuerdo con Sánchez para que su hermano se sintiera lo más
cómodo posible.
Sánchez debe haber decidido que estaba diciendo la verdad,

porque suspiró.
—Tu hermano está involucrado con un hombre peligroso, Owen.
106
Jane Perky
Sánchez comenzó a decir más pero levantó una mano. El

detective humano frunció el ceño, pero lo dejó hablar.
—No me interesa y no me importa con quién está involucrado.

Él es sangre, mi única familia se fue, así que me importa si vive o
muere, pero eso es todo. Puedo garantizarte que hablará, dirá qué
información necesitas si puedes garantizarle comodidad o una
sentencia más corta. Así es Tim.
Owen solo esperaba que Tim encontrara redención o cambio

durante su tiempo tras las rejas. El lobo de su hermano era menos
agresivo que el suyo. El animal de Tim no se volvería contra él y si
había algo en lo que su hermano era bueno, era la supervivencia. Al
menos tras las rejas, sabía dónde estaba Tim.
Su teléfono volvió a sonar. Con el corazón roto por las llamadas

perdidas y los mensajes de su compañero, abrió el mensaje de Tim.
—Tengo la ubicación y algunos detalles, enviándolos a ti ahora.
Sánchez revisó su teléfono y asintió.
—Entendido. Espero que estés siendo genuino aquí, Waller. La

policía no es amable con el intercambio de información falsa.
—¿Qué te parece, detective? ¿Estoy mintiendo?
Sánchez lo consideró de nuevo.
—No, no lo estás. Eres diferente de la última vez que

conversamos en esa sala de interrogatorios. ¿La prisión te cambió?
107
Jane Perky
—No, mi nueva familia lo hizo. Es por eso que estoy

presentando información sobre Tim, porque sé que me seguirá
molestando. Quiero dejar atrás el pasado—. Tenía un par de cosas
más que decir, excepto que su lobo se enteró de un delicioso aroma.
¿Se imaginaba oliendo a Zack?
Entonces su compañero pelirrojo apareció frente a su mesa.

¿Owen estaba alucinando? Entonces Zack levantó la mano y lo
abofeteó.
—Ow, —se quejó, frotándose la mejilla. De acuerdo, el dolor

parecía lo suficientemente real.
—¿Cómo te atreves a mentirme? —Exigió Zack, con las manos

en las caderas.
—Espera, ¿dónde está Brian? —Preguntó. Zack intentó

abofetearlo nuevamente, pero atrapó las muñecas de Zack.
—Con Tanner y Neal, están en el auto afuera, —explicó Zack, y

luego notó que tenía compañía. Zack entrecerró los ojos hacia
Sánchez.
—¿Quién demonios eres?
—Detective Sánchez, pero puedes llamarme Dave—. Hijo de

puta, pero ¿el humano parecía divertido y Dave? Incluso Sánchez
nunca le ofreció eso.
—¿Un detective, de verdad? Muéstrame tu placa.
Sánchez lo hizo así.
108
Jane Perky
—Oh. —Zack parecía avergonzado, luego lo miró. Owen se

deslizó más adentro de la cabina y explicó la situación rápidamente.
—Bien entonces. Estoy seguro de que tú y tu pareja tienen

mucho de qué hablar, Waller. Te informaré sobre el arresto de Tim,
—dijo Sánchez, disculpándose, dejando a Owen solo con su muy
furioso Omega.
Owen miró por las ventanas sombrías del restaurante y

reconoció la mini furgoneta verde manzana de Tanner y Neal.
Entonces toda la pandilla lo siguió hasta aquí, ¿eh? No sabía cómo se
sentía al respecto. Saber que tenía amigos que se preocupaban
tanto por él, hasta este punto, se sentía bien, como tener su propia
manada nuevamente.
Demasiado aliviado para ver a su compañero de todos modos,

Owen inclinó la barbilla de Zack. Los ojos del Omega se abrieron un
poco.
—No lo hagas- —Zack comenzó pero no terminó.
Owen lo besó, duro y profundo, saboreando su sabor. Cuando

se apartó, pasó el pulgar sobre los labios hinchados de Zack,
satisfecho, el lobo en él presumido y feliz de que su compañero los
persiguiera.
—No siempre puedes besarme para mejorar las cosas, —

murmuró Zack.
109
Jane Perky
—Lo siento, fue una decisión espontánea del momento. Nunca

tuve la intención de ayudar a Tim con el trabajo, pero tampoco
quería que se metiera en un lío mayor. Llegar a Sánchez, el
detective a cargo del viejo caso, parecía la mejor solución.
—¿Por qué no me dijiste nada? —Zack finalmente preguntó.

Entonces su Omega suspiró. —Está bien, sé que fue una fracción de
segundo, pero por favor, prométeme que nunca más volverás a
guardarme secretos. Somos una unidad, ¿verdad?
—Lo prometo, —dijo Owen, queriendo decir cada palabra. —

Entonces, ¿cómo puedo compensarte, bebé?
—Bueno, tienes que invitar a los demás a cenar, —dijo Zack. —

En cuanto a mí, bueno. Tengo algunas ideas.
Tiró de Zack en un abrazo aplastante.
—Oh, lo haces, ¿no?
110
Jane Perky
Capítulo 12
Abriéndose la sudadera con capucha, Zack abrió la puerta del
balcón de su habitación de hotel. Al ver el contorno de la ciudad,
dejó escapar un suspiro de sorpresa. La reserva de hotel se había
hecho en el último minuto, pero como era temporada baja,
mejoraron su habitación a las habitaciones del piso superior. Neal,
Tanner y Lizzie también tenían la suite junto a la suya.
Lo que comenzó como una persecución para asegurarse de que

su compañero no hiciera nada imprudente resultó ser un viaje
familiar inesperado.
Se le puso la piel de gallina en los brazos. Hacía un poco de

frío, incluso con la sudadera con capucha, pero Zack decidió
disfrutar un poco de la vista.
Los brazos acordonados iban a cada lado de él y sintió la cálida

presión del cuerpo de Owen contra la curva de su espalda un
segundo después.
—Brian está dormido, —murmuró Owen contra su oreja,

mordisqueando la marca de compañero al costado del cuello de
Zack.
Se estremeció, entrelazando sus dedos con los de Owen. Al

recordar cuán emocionado se había sentido Brian cuando Owen les
mostró la ciudad, una sonrisa curvó sus labios.
111
Jane Perky
—¿Todo escondido?
—Oh, sí. Después de la ducha, se dejó caer en la cama y

comenzó a roncar. ¿También estás cansado, bebé?
—Nah. Solo admiro la vista.
—La vista desde Cedar Peak es mucho mejor y también lo es la

increíble pareja en mis brazos.
Zack se sonrojó.
—Adulador.
—Es la verdad, —dijo Owen simplemente, acariciando su cuello,

presionando un beso en su pulso acelerado.
—¿No extrañas este lugar? —Preguntó.
Zack recordó todos los lugares favoritos que Owen les mostró,
desde la pizzería favorita de Owen ubicada en un pequeño y
apartado vecindario encantador, hasta una cafetería retro ubicada
entre una librería y una tienda de discos, que vendía el mejor café
preparado que jamás haya probado.
—A veces, pero ya no es en casa, no lo ha sido desde que me

enviaron a prisión. Este capítulo de mi vida, —reflexionó Owen, —ha
terminado. Mi futuro está contigo y con Brian, en Cedar Peak.
—¿Oh, sí? —Las palabras de Owen tenían una forma de llegar

directamente a su corazón.
112
Jane Perky
Este hombre, su compañero, había logrado hacer lo que otros

no podían: quitar todas las paredes protectoras que colocó a su
alrededor, exponer sus partes más vulnerables. Owen le enseñó a
Zack que no necesitaba depender de sí mismo toda su vida, que no
era malo apoyarse en los demás para variar. Había sido él y Brian
todo este tiempo que no había considerado lo solo que estaba,
criando a su hijo y olvidando por completo su propia vida personal
de citas.
—Absolutamente. —Owen lo giró suavemente, así que su

espalda golpeó la barandilla y ahora miró a su Alfa a los ojos.
Owen agarró su mandíbula, pasó los dedos sobre la piel recién

afeitada y la acarició. Él gimió, separó un poco sus labios, mientras
Owen se acercaba para darle un beso ardiente y áspero que
instantáneamente despertaba su polla y derretía sus entrañas. Se
olvidó de la noche fría, la espectacular vista de la ciudad, porque
había una mucho mejor frente a él.
Abrió más la boca para que Owen pudiera profundizar el beso.

Cuando Owen retiró la boca, jadeó.
—¿Es hora de un poco de tiempo de calidad para adultos? —

Preguntó con una sonrisa traviesa. —Me debes una, por
arrastrarnos a todos aquí.
Owen sonrió abiertamente.
—Dije eso, ¿no?
113
Jane Perky
—Lo hiciste.
—¿Qué es lo que quieres, pequeño Omega?
—Quiero tomarte.
Owen se rio entre dientes.
—A mí también me gustaría. Vamos.
Owen tiró de su brazo. Entraron en la habitación más cálida,

pasaron la sala, pasaron la habitación donde Brian dormía
profundamente a la habitación de al lado. Una vez que estuvieron
adentro, cerró suavemente la puerta y la bloqueó. Owen y él poseían
una audición sobrehumana, sabrían instantáneamente si Brian se
despertaba o necesitaba algo.
El Alfa lo empujó contra la puerta, lo besó nuevamente,

evaporando cualquier pensamiento lógico en su cabeza. Él jadeó
cuando Owen tomó la cremallera de su sudadera, luciendo molesto.
—Demasiada ropa entre nosotros, —dijo Owen.
—Habla de ti mismo. —Zack agarró el dobladillo de la camisa

de Owen, se la quitó para revelar sus deliciosos músculos. Se lamió
los labios. Owen logró quitarle la chaqueta y luego la camisa. Al
darse cuenta de la intención del Alfa, viéndose hambriento, no pudo
evitar preguntar: —¿Me extrañas mucho?
—Por supuesto. Cada maldita vez cuando estamos separados. —

Las pupilas de Owen se volvieron completamente amarillas, pero
114
Jane Perky
había otras emociones además de la lujuria. Ternura y cariño. —Te

amo, Zack.
Solo las palabras que Zack quería escuchar esta noche.
—También te amo, Alfa. —Saboreó esas sílabas en sus labios

por un momento. Zack nunca se cansaría de escuchar esas palabras
de los labios de su compañero. —Ahora, vamos a joder.
Eso hizo reír a Owen.
—Pequeño Omega crudo.
—Tuyo, —dijo.
—Mío, —Owen estuvo de acuerdo, con un brillo en sus ojos.

Luego, el Alfa se quitó la hebilla del cinturón, el botón, arrastró la
cremallera hacia abajo y tiró de sus pantalones. Salió de ellos, junto
con su ropa interior.
—Cama, —dijo.
Se movieron hacia la impresionante cama de matrimonio. Owen

se quitó y la polla de Zack se hizo más gruesa al ver al monstruo
entre las piernas de Owen. El Alfa se deslizó en la cama, un
depredador elegante y peligroso. Se unió a Owen, se arrastró entre
las piernas del Alfa y bajó la boca hacia la polla de Owen. Lamió el
pre-semen reunido en la punta de Owen. Owen le pasó los dedos por
el pelo, pero no le importó en absoluto.
—Pensé que querías una recompensa. ¿Ahora me estás dando

una? —Owen preguntó, divertido.
115
Jane Perky
—He estado esperando hacer esto por un tiempo, —dijo.
—Continúa entonces.
Zack giró su lengua alrededor de la cabeza de la polla de

Owen, jugó con el punto sensible debajo. Los gemidos apreciativos
del Alfa eran música para sus oídos. Animado, trazó las venas de la
polla hinchada de Owen, ya imaginando al Alfa deslizando esa
gloriosa longitud dentro de su pequeño y apretado agujero.
El Alfa apretó su cabello, pero Zack aún exploró. Lamió la

longitud de Owen, disfrutando el sabor de Owen en su lengua.
Golpeó las bolas de Owen, se las llevó a la boca y las chupó. Owen
tiró de su cabello suavemente.
—No más juegos, pequeño Omega.
Un comando firme, no una pregunta.
Abrió la boca y tomó la polla de Owen en su boca, pulgada por

pulgada, hasta que la punta de Owen golpeó el fondo de su garganta.
Zack recordó las náuseas la primera vez que hizo esto, pero la
práctica realmente hizo las cosas perfectas. Él movió la cabeza
hacia arriba y hacia abajo, disfrutando de los gemidos de su
compañero.
—Estoy cerca, —dijo Owen.
Zack continuó su tarea, sintió el gemido de Owen. Mantuvo la

boca en su lugar mientras Owen disparaba su carga por la garganta.
Zack tragó chorros de semen, asegurándose de no derramar una
116
Jane Perky
gota. Después, levantó la vista y vio a Owen sonriéndole. Se levantó

y presionó un beso en el pectoral izquierdo del Alfa, sobre el
corazón que le pertenecía.
—Perfecto, —comentó Owen, haciéndolo sonrojar. —Pero no

hemos terminado.
La mirada de Zack se demoró en la polla dura como una roca de

Owen. Se levantó hasta que se sentó a horcajadas sobre los
abdominales duros de Owen. Sintió que los dedos del Alfa
levantaban sus mejillas abiertas. Zack gimió, increíblemente
excitado cuando Owen rodeó su agujero, lo provocó un poco. Ante
su pequeño gemido de frustración, Owen se echó a reír, luego
empujó un dedo dentro de él, agregando un segundo después.
—Dios, —susurró, ya mojado y listo para su compañero.
Owen lo estiró y lo ensanchó, haciendo movimientos de torsión,

antes de considerarlo listo.
—Ven a hundirte en mi polla, bebé.
—Esa es la cosa más sexy que he escuchado, —declaró. Zack

siempre quiso montar a este poderoso Alfa, su Alfa, pensó con
placer no disimulado.
—¿De verdad? Debería pensar en mejores líneas.
—Estamos bien. —Esta era una de las cosas que le encantaba

del sexo con Owen. A veces, era tan intenso que rara vez
117
Jane Perky
intercambiaban palabras, dejaban que sus cuerpos hablaran. En

otros momentos, se reían, bromeaban y hacían bromas.
Owen plantó sus manos en la cintura de Zack y ayudó a Zack a

bajar el culo hasta la polla de Owen. Él gimió, hundiéndose hasta el
fondo, hasta que la polla de Owen fue enterrada hasta la
empuñadura. Zack plantó sus palmas sobre el pecho de Owen,
consciente del latido seguro y constante del corazón de Owen.
Se dio cuenta de que amaba a este hombre, su maravilloso

compañero con todo lo que era, y tenían una eternidad, bueno, hasta
que la muerte los separe de todos modos. No todo fue perfecto,
ninguna relación lo fue. De lo contrario, la vida sería aburrida.
Tenían sus altibajos, discusiones y el enojado sexo de reconciliación
que Zack siempre esperaba con ansias después, pero no podía pedir
más. En el momento en que Owen entró en su vida, Owen lo cambió
para mejor.
Zack nunca volvería a estar solo. Después de tener a Brian,

Zack pensó que nunca encontraría un compañero dispuesto a
aceptarlo a él y a su hijo en sus corazones. Había estado a punto de
rendirse, contento de criar a su hijo solo, convencido de que no
necesitaba a nadie. Owen demostró que estaba equivocado y le
mostró a Zack que su lobo no estaba completo, no completo sin su
alma gemela.
—Estás sonriendo, —dijo Owen.
Zack se dio cuenta de Owen, llenándole el culo por completo.
118
Jane Perky
—Pensando en nosotros.
—¿Cosas sucias que haremos en el futuro?
—Algo como eso.
Zack comenzó a moverse, arriba y abajo, de lado a lado,

gimiendo, consciente de cada cambio de la enorme polla de Owen en
él. Hubo un poco de dolor, pero sobre sus talones, seguiría el
éxtasis, por lo que no estaba preocupado. Se levantó, solo para caer
de nuevo sobre la polla dura como una roca de Owen. Zack jadeó,
sus pensamientos se dispersaron cuando comenzó a montar a su
compañero. Owen lo encontró por cada empuje, su polla cada vez
más profundo.
—Pronto, —murmuró, consciente de sus propias bolas

apretándose contra su cuerpo, su polla endureciéndose de nuevo.
Owen lo ayudó, extendiéndose para acariciar su polla de media

asta a completa. Podía sentir a sus lobos, apareándose,
convirtiéndose en uno cada vez que sus cuerpos chocaban entre sí.
Owen lo agarró por la nuca y le bloqueó los labios. Sus lenguas se
enredaron, sus dientes chocaron. Se folló a sí mismo en la polla de
Owen, apartó la boca cuando Owen rozó su próstata.
Su Alfa se hizo cargo, levantándolo, alejando su trasero de su

polla. Entonces Owen invirtió sus posiciones, con Zack
repentinamente acostado sobre su espalda. Aliviado, dejó que Owen
dirigiera el baile. El Alfa levantó sus piernas sobre sus hombros y
continuó golpeando dentro y fuera de él. Owen encontró
119
Jane Perky
instantáneamente su punto dulce fácilmente, apuntando a él cada

vez.
Cerró las manos detrás del cuello de Owen, continuando su

beso. El Alfa le metió la lengua por la garganta y la chupó. La
presión en él continuó aumentando, amenazando con estallar.
Owen apartó la boca.
—Vente por mí, pequeño Omega. Hazlo ahora.
Entonces Owen volvió a su lugar especial, haciéndolo jadear,

arquear la espalda. Él llegó al clímax, respirando ahogado. La
habitación se apartó de su línea de visión mientras vaciaba sus
bolas, pintando el estómago y las costillas de Owen con esperma.
Owen empujó varias veces más, antes de gruñir su triunfo. El Alfa
rodó fuera de él, solo para acercarlo. Terminaron con Zack
recostado su cabeza sobre el pecho de Owen.
No hablaron durante un par de minutos para recuperar la

respiración.
—Mejor aún, —dijo Owen, pasándole la mano posesivamente

por el pecho.
—Cada vez es mejor, —corrigió.
Owen se rió de eso.
—¿Algún comentario más ingenioso antes de que te vuelva a

follar?
120
Jane Perky
—¿Tan pronto? —Preguntó, levantando las cejas.
—Ya deberías saber que los Alfa son difíciles de satisfacer.
Él levantó una ceja.
—¿Es una apuesta? Porque voy a ganarla.
—¿Tan seguro? —Owen preguntó, la mirada traviesa en sus

ojos allí de nuevo.
—Absolutamente, —respondió sin dudar, maullando cuando

Owen extendió la mano y apretó su polla.
—Ya lo veremos.
Fin.
TRADUCCION: IPHI
REVISIÓN: MOMO verse
EPUB: MARA
121
Jane Perky
Compañeros para Niñeros
01 Manejando al Niñero
02 Sé mi Niñero
03 El Niñero de mis sueños
Jane Perky
122
Jane Perky
Sobre El Autor
Durante el día, Jane es maestra, esposa y madre. Por la noche,
Jane es una escritora de romance erótico gay. No puede tener
suficiente de exigentes alfas, hombres lobo y felices para siempre.
123
Jane Perky

Compañeros para Niñeros 02 Sé Mi Niñero LISTO

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ADVERTENCIA

Esta obra posee CONTENIDO HOMOERÓTICO, es decir tiene

escenas sexuales explícitas de M/M y por ello es solo apto para

Como grupo de traducciones, hacemos este trabajo sin ánimo de

lucro y como un hobby. Un trabajo que consiste en traducir un libro

del inglés al español, corregirlo y editarlo; todo ello lo mejor que

Para que podamos seguir beneficiándonos de la buena lectura y

para poder mantenerlo de forma segura y privada queda total

mente prohibido compartir ni hacer publicidad de nuestros libros

fuera de esta web.

Queda terminantemente prohibido modificar los archivos de los

El lobo Omega y padre soltero Zack no tiene intenciones de

El hombre lobo Alfa Owen quiere un nuevo comienzo, para

¿Puede un Alfa ex convicto en el camino de la redención

—¿Escuchó lo que acabo de decir, Sr. Adams? —Preguntó el

Zack se hundió en su asiento, aún incapaz de procesar las

Clavó las uñas en la madera del sillón. Tarde o temprano, una

Míralo ahora. Justo cuando pensaba que finalmente se había

El doctor lo intentó de nuevo.

—Felicidades. Si no tiene ninguna otra pregunta, tengo otros

Zack se puso de pie, pronunció un “gracias” antes de salir,

Esos planes volaron por la ventana después de que el Dr.

De alguna manera, logró salir de la clínica, subirse al autobús y

Su lobo anhelaba árboles, aire fresco de montaña, hogar.

—No puedo criar a un niño en un lugar como este, —se

Puede que Zack no haya planeado quedar embarazado, pero

Fred podría haberle avisado de que los otros bailarines del

Además, un poco de sexo con clientes guapos no hizo daño. La

Zack podría culparlo de su estricta educación. Toda su vida,

Ya no. Solo él tenía la culpa de su situación actual.

Dios, pero Zack nunca se había sentido tan solo en toda su

humo. Le tapaba la garganta y le hacía toser. Zack encontró su

El horror lo invadió ante la imagen de criar a un niño o niña en

Incapaz de contener su desesperación por más tiempo, Zack

Zack habría estado contento de vivir aquí solo, no le

La manada Hollow Forest había sido un fanático de las

—Si solo pudieran verme ahora, —susurró, y luego se rió

Zack sacó su teléfono celular, sus dedos comenzaron a

Ningún Omega en la historia se había exiliado voluntariamente.

—No puedo hacer esto por mi cuenta.

Arrojó su teléfono celular a un lado de cualquier manera. El

Al menos, sin embargo, sus cachorros tenían un techo sobre

No. Llegar a sus padres sería la última opción, decidió Zack.

Cualquier hijo suyo merecía experimentar la naturaleza, los

Aún así, Owen quería causar una buena impresión en su

Recordar que había estado sin trabajo durante seis meses le

A Owen le gustaba llevar y vigilar a los niños en su vieja

Tanner resultó ser una historia de éxito. Tanner no solo había

Maldición, pero Owen también quería eso. Él gruñó ante su

A Owen no le gustó la sensación de estar encerrado, encontró

Mirando su reloj, maldijo por lo bajo. A este ritmo, llegaría

No podía darse el lujo de arruinar esta reunión, ya que ningún

Owen llegó a la calle de Zack en poco tiempo. Inspeccionó los

El sudor goteaba por su espalda. ¿Por qué no podría haber

Un shifter se volvió loco fácilmente tras las rejas, no fue la

Owen vivió porque encontró una salida. Mantuvo su cuerpo en

Por eso, en el momento en que salió, tuvo su primer soplo de

También había sido tentador permanecer como un lobo. Un

Pensamientos inútiles. Owen necesitaba concentrarse en su

Encontró la unidad de Zack exactamente enfrente del

—Ven aquí, pequeño mocoso. No, no te atrevas a cambiar.

Recordó que Brian era el nombre del cachorro de cinco años de

Sonriendo para sí mismo, volvió a tocar el timbre.