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Shane nunca estuvo preparado para hacer lo que ningún

otro cambiaformas Leopardo había hecho antes: enamorarse.


Trató de decirle eso a su corazón, pero, desde el primer toque
de cierta Pantera llamada Trevor, no hubo vuelta atrás para
Shane. Entonces, justo cuando Shane encuentra a su
compañero y la verdadera felicidad, Trevor es brutalmente
arrancado de su lado por un cambiaformas Cobra, empeñado
en vengarse, que captura a la Pantera. Ahora Shane se
encuentra desamparado mientras se apresura a buscar a su
amante antes de que el Cobra lleve a cabo su último acto de
venganza y mate a Trevor.

En su cautiverio, Trevor conoce el dolor, la degradación y


el terror. Sin embargo, también sabe que Shane vendrá por él.
Y que los dioses ayuden al Cobra cuando Shane finalmente
llegue, porque el infierno no se puede comparar con un
Leopardo lleno de furia. Trevor sólo espera que Shane lo
encuentre a tiempo, o toda su esperanza estará perdida.
Era curioso cómo uno podía acostumbrarse al miedo.
Todo lo que tenía que hacer era vivir con ello todos los días.

Dalton curvó los dedos alrededor de los barrotes de la


minúscula jaula mientras miraba a sus nuevos amos. Al
igual que sus anteriores propietarios, eran cambiaformas
Serpientes, y al igual que sus dueños anteriores, este
nuevo lote de esclavos era exactamente lo mismo. Sólo se
había necesitado que les dieran unas pocas sacudidas de
picana, para que Dalton llegara a esa conclusión.

Sus esclavistas parecían formar parte de un mismo


nido... aquelarre... lote, cualquiera que sea el infierno de
nombre con que un grupo de Serpientes fuera llamado. A
diferencia de la banda anterior, una mezcla de razas y
sexos, este grupo estaba formado por hombres altos,
musculosos y de horrible aspecto, porque sus cuerpos
estaban atrapados a mitad de camino entre el cambio. No
del todo humanos, no del todo serpientes, eran como una
asquerosa especie de cruce. Parecería como si se hubieran
reunido las peores características de ambas formas, por lo
que Dalton se sentía bastante seguro de que ninguno de
ellos ganaría ningún concurso de belleza a corto plazo. Ni
siquiera las gurús del maquillaje, ni las tiaras infantiles,
podrían cubrir ese tipo de fealdad.

Uno de ellos miró en su dirección y Dalton sintió


deslizarse un escalofrío por su espina dorsal cuando atrapó
la roja mirada de los ojos de la criatura. El hombre curvó
una sonrisa en sus labios delgados cuando su lengua bífida
salió corriendo. Su piel marrón brilló bajo la escasa
iluminación del garaje industrial. Dalton tomó una
respiración profunda y de inmediato se arrepintió cuando
recibió en su nariz el olor de los reptiles mezclado con el
petróleo y el metal oxidado.

—El gatito se ve sabroso —observó la serpiente, sus


ojos brillando con hambre.

Maldita sea si un gemido no burbujeó de la garganta


de Dalton. No fue exactamente su mayor momento de
orgullo, pero ni siquiera un Jaguar adulto o un
cambiaformas Tigre, podría haber sido valiente cuando se
le quedaban mirando una docena de Cottonmouth 1 . ¿Qué
oportunidad tenía un insignificante Lince como él?

—No puedes comértelo, Kirk —la serpiente más


grande gruñó. Una montaña de un hombre. Dalton
inmediatamente lo había catalogado como el líder a los diez
minutos de que la pandilla lo comprara. Su hipótesis fue
probada más tarde el mismo día en que el hombre había
matado y luego se había comido, a uno de los miembros de
su propio grupo. Dalton todavía tenía pesadillas en las que
escuchaba los gritos finales del desgraciado pidiéndole
misericordia a la serpiente.

—¿Por qué no? —Kirk se movió más cerca mientras la


espeluznante lengua se movía en su boca.

Incluso en su forma humana, Dalton todavía se sentía


pequeño e indefenso. Añadiéndole a ese hecho que estaba
atrapado dentro de una jaula para perros demasiado
grande, se dio cuenta de que si Kirk lo atacaba, Dalton no
podría hacer nada más que gritar pidiendo una ayuda que
nunca llegaría. Se encogió en la esquina trasera de la jaula
y puso las rodillas contra su pecho.

Ya que sólo le habían dado un cambio de ropa desde


que lo habían capturado hacía ocho meses, sus baratos

1
Especie de serpiente. El nombre científico de la especie es piscivorus Agkistrodon. La
serpiente mocasín oriental, se puede ver durante el otoño en el Sur de Carolina
pantalones vaqueros estaban mugrientos y olían tan mal
como el garaje. Eso todavía no le impidió bajar su cara
sobre sus rodillas y ocultar sus ojos.

A pesar de que era un simple Lince, el acto de


sumisión le dio ganas de gruñir en señal de protesta. Le
dijo a su depredador interior que debía superarlo. Cuando
asesinaron a su familia y se lo llevaron a su nueva vida,
Dalton aprendió rápidamente que el desafío sólo traía dolor
y humillación.

—Lo compré para cría, no para comida —le recordó el


líder a Kirk.

A pesar de que no era la primera vez que Dalton oía


que su nuevo propósito en la vida iba a ser ese, una ola de
rechazo y desesperación se estrelló contra él. Las lágrimas
se acumularon en sus ojos. Nunca se había sentido tan
solo... tan frío. Sólo quería acurrucarse con sus compañeros
de camada donde estaría cálido y seguro.

Sin embargo eso nunca volvería a suceder, porque


todos sus compañeros de camada habían sido asesinados
junto con sus padres. Por alguna razón, las serpientes solo
lo habían dejado con vida a él y, francamente, se preguntó
si los demás miembros de su familia no habrían sido los
afortunados.

Miró hacia arriba desde debajo de su flequillo oscuro


sólo para ver que Kirk todavía lo miraba. Ahora Dalton
sabía todo lo que habían sufrido los conejos cuando sus
hermanos y él los perseguían para darles caza. Lo único
que le faltaba eran las largas orejas, la nariz y mover una
esponjosa cola, y la maldita imagen estaría completa.

Bajó la cabeza y contuvo el aliento cuando vio una


sombra moverse por el rabillo de uno de sus ojos. «¿Qué
demonios es eso? Todos los miembros del grupo de
serpientes ya están aquí. A menos que invitaran a
alguien, pero de alguna manera no veo a las serpientes
como del tipo social de encontrarse para jugar al
Scrabble». Con cuidado para evitar no alertar a Kirk de lo
que estaba haciendo, ya que un instinto interior le gritaba
que mantuviera su descubrimiento en secreto, inclinó la
cabeza hacia un lado para ver mejor.

Lo único que veía era la misma fila de jaulas vacías,


el habitual sofá estropeado y la mesa de juego. Eso no lo
despistó ni por un momento, porque sabía a ciencia cierta
que había alguien allí. Lo único que quedaba sin respuesta,
era si ese alguien era amigo o enemigo.

Entonces, justo cuando estaba a punto de renunciar a


toda esperanza de ver al recién llegado, una pequeña figura
se deslizó entre las sombras. Sin llegar a los seis pies 2 y
pesando menos de 200 libras3, era pequeño comparado con
los estándares de los cambiaformas. No tenía temor del
hombre, a pesar de que no hacía falta ser un genio para
darse cuenta de que las probabilidades se apilaban en su
contra. O este hombre era un suicida o era... No,
simplemente suicida, porque no podía haber otra
explicación para que alguien en su sano juicio entrara en
esta cueva... aquelarre... nido... ¡maldita sea! Dalton
prometió que si alguna vez quedaba libre, lo primero que
haría sería comprobar ese hecho, porque realmente
comenzaba a preocuparse.

Dalton no podía distinguir las facciones del extraño


hombre, porque la capucha de la capa negra del
cambiaformas cubría su rostro, pero el par de espadas
cortas en sus manos, le dijo que no había venido a tomar

2
1,8288 metros.
3
90,718474 kilos.
café. La forma en que las armas colgaban en sus manos
gritaba que eran un accesorio que utilizaba a menudo.

Kirk se volvió y consiguió una visión del recién


llegado. El reconocimiento se encendió en los ojos de la
serpiente. Incluso dejó escapar un suave gemido de miedo.
Las fosas nasales de Dalton se encendieron cuando las olas
de terror salieron no sólo de Kirk, sino del resto de las
serpientes. Quienquiera que fuera ese cambiaformas, debía
ser bastante desagradable para generar ese tipo de
reacción en una sala llena de monstruos asesinos sin
corazón. Algunos de ellos incluso dieron varios pasos hacia
atrás, y uno hasta se meó en los pantalones.

«¡Ja! No se siente tan bien tener miedo, ¿verdad,


maldita lengua bífida?» Una risa suave, que sonó
histérica, se escapó los labios secos de Dalton.

—Shane, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Kirk,


su cuerpo temblaba tan violentamente que Dalton podía
verlo desde su jaula.

«¿Shane?» El corazón de Dalton se tambaleó. Conocía


el nombre, aunque el que lo dijo antes lo había hecho de
una manera amorosa, y no con el temor que saturaba la
voz de Kirk.

—Sabes por qué estoy aquí —dijo Shane en un tono


tranquilo y escalofriante.

—Nosotros no lo tenemos.

—Ya sé eso, jodido cerebro de vientre arrastrado. Si


Trevor estuviera aquí, lo habría recuperado de manera
segura y todos estaríais muertos por tocar lo que es mío.

«¡Trevor!» «¡Lo sabía!» Con un sonido suave de


desesperación, Dalton subió a la parte delantera de la jaula
y una vez más curvó los dedos alrededor de las barras. La
esperanza se mezcló con el miedo de que Shane hubiera
pasado por alto su presencia, ya que había estado
escondido en un rincón lejano y oscuro y no había garantías
de que Shane no olvidara a un pobre Lince en una jaula.

Luego, las serpientes se pusieron en círculos


alrededor de Shane y Dalton comenzó a preocuparse de
que el hombre no pudiera sobrevivir el tiempo suficiente
para darse cuenta de nada, y mucho menos de que había
un Lince en una jaula. El nudo en su garganta se apretó
dolorosamente al ver a las seis serpientes arrojarse hacia el
pequeño hombre.

Mierda, no había manera de que Shane tuviera una


oportunidad. No sólo eran mucho más grandes, sino que
estaba solo. Aunque Trevor siempre había hablado de las
habilidades de Shane, nadie podía acabar con seis
atacantes a la vez. Eso sólo funcionaba bien en las películas
de acción y de ninjas. Luego Dalton detectó otro olor felino
que estaba mucho más cerca. Al volver la cabeza, vio un
cambiaformas felino agazapado a pocos centímetros de la
jaula. Vestido de pies a cabeza con uniforme negro, el
hombre tenía el pelo castaño y los ojos pintados de color
ámbar. Esbozó una sonrisa tranquilizadora antes de tocar
con el dedo sus labios en un gesto clásico de guardar
silencio.

A pesar de que Dalton sólo se había comunicado


telepáticamente con sus compañeros de camada, por pura
desesperación intentó hacerlo con el felino. «Tienes que
ayudarlo».

El extraño del pelo castaño sonrió. «Yo no me


preocuparía por Shane. Puede manejar al doble de esa
cantidad de serpientes sin sudar».
Dalton se agarró de las barras fuertemente, el
delgado metal mordiendo su piel. «Pero son mucho más
grandes que él».

«¿Si no me crees, ¿por qué no echas un vistazo y lo


ves por ti mismo?» El felino asintió mirando hacia el centro
de la habitación.

Dalton obedeció y dejó escapar un suave suspiro de


shock al ver la batalla totalmente en marcha. Una serpiente
ya estaba en el suelo, la sangre brotaba de su pecho,
mientras que la segunda se había acurrucado en posición
fetal, sin moverse. Un gruñido hizo a Dalton mover los ojos
a tiempo para ver a otra serpiente atravesada por una de
las espadas de Shane en el estómago, ese tipo pronto se
unió a sus compañeros en la pila de cadáveres.

Las serpientes comenzaron a gruñir, gritar y


maldecir. Al mismo tiempo, Shane quedó misteriosamente
en silencio, utilizando su arma como toda comunicación. En
cuanto a Dalton, se vio horrorizado ante la masacre, sin
embargo, incapaz de apartar su mirada al mismo tiempo.

Shane se movía como si su cuerpo estuviera hecho


con un solo propósito y ese fuera el de destruir. Se abrió
paso entre las serpientes como una estrella de películas de
serie B de kárate que trabajaba su camino a través de un
montón de extras aspirantes a tipos malos. Eso le recordó a
Dalton la escena del restaurante en Kill Bill 4 , pero esta
escena era mucho más intensa, porque podía sentir
realmente el terror de las serpientes.

Pronto el suelo y el aire se espesaron con la sangre a


medida que más serpientes caían bajo las espadas de
Shane. Las espadas ya no brillaban con la tenue luz, porque
ahora la sangre roja cubría el metal. La capucha se deslizó

4
Kill Bill es una película épica de dos partes dirigida por Quentin Tarantino.
finalmente hacia abajo, y Dalton tuvo un buen vistazo de
Shane. Su primer pensamiento fue cómo el aspecto del
felino encajaba con sus acciones.

Ofrecía un suave y sensual aspecto con su pelo rubio


oscuro ligeramente rizado y sus grandes ojos marrones. Si
no fuera por el hecho de que sus mejillas estaban cubiertas
de la sangre que lo había salpicado, Dalton casi estaría
tentado a decir que el aspecto del felino era angelical.

Por supuesto, el hecho de que hubiera masacrado un


nido de cambiaformas Cottonmouth aparcaba esa
impresión. Al mismo tiempo de que ese pensamiento pasó
por la cabeza de Dalton, una serpiente gritó, y corrió hacia
Shane. A pesar de que el felino tenía más de doscientas
cincuenta libras5 de muerte frente a él, Shane sonrió.

—Es un maldito loco —dijo Dalton en voz alta.

El otro felino sonrió. —Sí, pero no podemos dejar de


amar al pequeño vándalo.

Dalton se volvió para darle al hombre una mirada de


asombro con la boca abierta. Varios golpes amortiguados
vinieron de fuera, haciéndolo saltar como un estúpido en
respuesta.

—Ah, ese debe ser el resto del equipo que custodiaba


el edificio —observó el felino—. Por cierto, mi nombre es
Brent.

Dalton también había oído ese nombre antes. Aunque


su padre nunca fue un soldado de la coalición felina local,
su familia respondía ante Mitchell, su líder. Así, Dalton
sabía que Brent era el segundo al mando de Mitchell y que
pertenecían a la misma camada.

5
113,3980925 kilos.
Brent levantó la cabeza y gritó: —Hey, Shane. ¿Vas a
terminar con eso pronto?

Shane echó una mirada irritada a Brent, pero por lo


demás no respondió. Sólo siguió sacando ventaja a las
serpientes, hasta que sólo quedó Kirk. A pesar de que sabía
que estaba mal, una sonrisa salvaje curvó los labios de
Dalton mientras miraba a la serpiente intentar arrastrarse
lejos, moviendo el estómago al igual que su homónimo
animal.

—¿Dónde coño te crees que vas? —Shane gruñó


mientras agarraba a la serpiente por el tobillo y lo
arrastraba hacia atrás.

Brent deslizó una mirada de preocupación hacia


Dalton. —Esta parte puede ser espeluznante, así que sería
bueno que te taparas los ojos.

Dalton parpadeó con asombro. ¿Las cosas en realidad


iban va a empeorar? Entonces recordó la forma en que Kirk
había estado mirando hacia arriba y el depredador interno
en él subió a la parte delantera. Después de todo lo que
Kirk había hecho, se sentía condenadamente bueno ver que
la serpiente experimentase un poco del dolor que era tan
bueno repartiendo. El karma era una perra, y hoy estaba
utilizando a Shane como su arma.

—No, quiero verlo sufrir —dijo Dalton, encogiéndose


mientras su voz temblaba ligeramente.

Brent levantó una ceja. —¿Estás seguro? Shane no es


exactamente el compañero de la Convención de Ginebra.

Pensando una vez más en su familia y todos los


demás cautivos felinos que había visto sufrir mientras
estaba bajo el cuidado de las serpientes, Dalton tomó una
resolución. —Sí.
Además habría mucho que ver, mirando la expresión
salvaje en el rostro de Shane.

—Te voy a dar tres segundos para decirme todo lo


que sabes acerca del Cobra.

—Si te lo digo, me va a matar —se lamentó Kirk.

Shane tiró hacia fuera una daga y la empujó hacia


abajo.

Kirk dejó escapar un grito inhumano cuando la hoja le


atravesó una mano y la inmovilizó en un zócalo de madera.

Agachándose para que sus labios estuvieran a


pulgadas de la oreja de la serpiente, Shane gruñó: —Si no
me lo dices, entonces te mataré yo, y los dos sabemos cuál
es la peor opción de las dos.

Sí, porque eso significaba que Shane podría jugar


durante mucho tiempo con su presa, como lo haría un
felino en la selva en la vida real. Si Dalton tuviera que
enfrentarse a esas dos opciones, sabía con total seguridad
que sería un infierno de cooperativo. Infiernos, habría
ofrecido lamer las botas de toda la coalición para limpiarlas
en lugar de enfrentar a un furioso Shane.

Al final, Kirk no tomó ninguna de las dos opciones.


Moviendo rápidamente su mano para dejarla libre, sacó un
arma de su abrigo y puso el cañón en su propia cabeza.

Dalton se estremeció, un gemido sacudió su pecho


cuando la detonación llenó el aire. Shane se estremeció
también, pero eso fue probablemente para evitar la lluvia
de sangre y del cerebro de la serpiente que explotó hacia
él.

—¡Joder! —gritó Shane cuando le dio a la serpiente


ahora fallecida una buena patada en las costillas.
—Cálmate —instó Brent.

Shane volvió su furia sobre el felino. —Nuestra única


pista se ha volado la puta cabeza. Por lo que sabemos,
podría haber tenido alguna información sobre dónde está
Trevor.

Brent tendió la palma de la mano en un gesto de paz.


—Tal vez, pero lo dudo. Viendo este lugar, yo diría que esta
es una banda de bajo rango. Ciertamente no es el tipo con
el que Orion compartiría información confidencial. Es
probable que ni siquiera hayan tenido un encuentro cara a
cara con el hombre, y en su lugar, hayan trabajado a
través de subalternos de Orion.

Antes de que Shane pudiera responder, el caos se


desató a medida que más felinos atacaban el interior. Lo
que tenían que ser por lo menos dos docenas de hombres
fuertemente armados y una mujer, pronto llenaron el
garaje, algunos de ellos encresparon sus labios a la vista de
tantos cadáveres. Un par de ellos soltaron maldiciones
bajas, mirando a Shane como si fuera una especie de
monstruo o algo así.

A pesar de que eran todos felinos y técnicamente


estaban de su lado, las olas de miedo todavía cortaban a
Dalton. Todos con uniformes de color negro y armas, le
traían insalubres recuerdos de dolor y muerte.

Dio un leve grito de consternación cuando se


arrinconó en la parte de atrás de su jaula tan rápido como
su cuerpo se estrelló contra las barras de metal. «¡Cobarde
estúpido!» «¿Esa es la manera de demostrar lo duro que
eres?» Dalton se castigó, pero no pudo impedir su reacción
de llevarse sus rodillas contra el pecho de nuevo. Metió la
cabeza entre sus piernas, en silencio, como esperando a
ver lo que iba a pasar. «Por favor, sólo quiero que esta
pesadilla termine».

—Hey, Brent, ¿qué tienes ahí? —una voz suave y


femenina preguntó.

—No me ha dicho su nombre, pero huele como un


Lince —dijo Brent.

—El pobre se ve aterrorizado.

Dalton levantó la cabeza lo suficiente para echar un


vistazo. Una mujer pequeña con los mismos colores que
Brent, se arrodilló junto a Dalton. Llevando sus dedos a
través de las barras, le dio una suave caricia en el brazo. —
Hola, mi nombre es Cassie. ¿Cómo te llamas?

—Dalton —le susurró a su vez, antes de inclinar su


rostro ligeramente en su dirección.

Tenía un olor extraño en ella, algo que no era felino.


Su confusión se debió haber mostrado en su cara, porque
ella le dio una tierna sonrisa. —Estás recogiendo la esencia
de Chris, mi novio. Es un Lobo, pero no dejes que eso te
desanime. En realidad es casi tolerable una vez que llegas a
conocerlo.

Su mirada escaneó a través de los felinos, la mayoría


lo miraban. Dirigió su cara hacia abajo. Sabía que lo hacía
parecer débil y cobarde, pero, de nuevo, estaba en la jaula,
por lo que ya se ajustaba a ese modelo, no importaba cómo
actuara.

—¿Por qué no sales de ahí? —instó Cassie.

—Esto está bien, me gusta estar aquí —mintió


Dalton.
Ella llevó sus dedos más adentro y le acarició el
cabello. —Está bien, no voy a dejar que nadie te haga
daño.

Dalton quería creerle, pero después de tantas


semanas de dolor, hambre y degradación, su mente estaba
condicionada a esperar lo contrario. —Shane —finalmente
susurró.

Cassie parpadeó un par de veces antes de dar un


guiño de comprensión. —¿Quieres que salga de la
habitación antes de salir?

—No, le prometí a Trevor que me quedaría. Dijo que


me protegería. Lo prometió.

Ante la palabra ‘Trevor’, todas las otras


conversaciones y actividades se detuvieron. Cassie levantó
una mano a los demás antes de volver a Dalton. —¿Acabas
de decir Trevor?

Dalton asintió con la cabeza. —Me dijo que Shane


vendría a rescatarnos. Que una vez que nos encontrara, las
serpientes no serían capaces de hacernos más daño a
ninguno de nosotros.

Shane se acercó y se acuclilló junto a Cassie. Aunque


los ojos de Shane eran muy fríos y carentes de emoción,
Dalton no tenía miedo. Incluso con el hedor persistente de
la muerte y la sangre todavía aferrándose al felino.

—¿Cuándo viste a Trevor? —exigió Shane.

—Sólo hace unos días.

—¿Entonces todavía está vivo? —Shane preguntó,


con el filo de la desesperación en su voz.
—Por supuesto que sí. Hasta que fui vendido,
teníamos el mismo maestro. Además, no nos iban a matar,
al menos no todavía.

—¿Por qué no?

Dalton negó, desconcertado de que la coalición no lo


supiera ya. —Así podían utilizarnos para la cría, por
supuesto. No puedes embarazar a nadie si estás muerto.

Cassie movió la cabeza. —¿Por qué quieren hacer eso


las serpientes?

—Porque siempre es más fácil comer de tu propia


cosecha en vez de ir a cazar tu alimento —dijo Dalton con
simplicidad.
Trevor no sabía lo que había hecho para enojar a
Dios, pero debía haber sido malo para terminar en el lado
equivocado del medidor del karma. Como si no pudiera
explicar por qué estaba jugando en la actualidad a la
Princesa Leia6 con la versión cobra de Jabba el Hutt7.

Jaló irritado la cadena alrededor de su cuello cuando


se resistió a la tentación de morder los tobillos del
cambiaformas Cobra. Aunque ese hijo de puta necesitaría
ayuda si trataba de ajustarle un bikini de metal, porque,
encadenado o no, Trevor lo atacaría.

—Esto es un poco dramático, incluso para ti —escupió


Trevor a su captor.

El Cobra le dio un tirón a la cadena, haciéndole ver


las estrellas a Trevor que suspiró mientras luchaba por
respirar. Maldita sea, ¿cuándo aprendería a mantener
cerrada la boca?

—Cuida tu boca, Pantera, antes de que te ofrezca de


alimento a los cambiaformas Tarántulas —advirtió Orion
con los dientes apretados.

Orión hizo una seña a uno de sus subordinados


serpiente que estaba detrás de un trípode. La serpiente
asintió con la cabeza, a continuación, encendió la cámara.

—¿Nos van a filmar? —Trevor no pudo resistir el


impulso de burlarse—. ¿Eso no es un poco egocéntrico?

6
Personaje de la Guerra de las Galaxias.
7
Jabba el Hutt (Jabba the Hutt en inglés) es un personaje ficticio de la serie La Guerra
de las Galaxias. Apareció por primera vez en la película Star Wars Episode VI - Return of
the Jedi (1983) como un alienígena obeso y con forma de gusano
Orion se agachó y cogió un puñado del pelo de
Trevor. Lo jaló hasta que Trevor no tuvo más remedio que
inclinar la cabeza hacia atrás. El movimiento expuso su
garganta en un espectáculo de sumisión que hizo a su
felino rugir en señal de protesta.

—Ya sabes, siempre me he preguntado algo —


reflexionó la cobra—. ¿Por qué llaman a los de tu clase
Panteras? ¿No eres realmente un Puma Negro de Norte
América?

Trevor tragó saliva mientras su espalda comenzaba a


arder en protesta por la incómoda posición. —Sí, somos
Pumas por nacimiento.

—Entonces, ¿por qué no te llaman así?

—Porque, como muchas otras razas de felinos,


siempre ha sido un estigma que acompaña a nuestro color
negro. La única manera en la que el padre de Mitchell pudo
conseguir que el resto de los Pumas aceptaran
pacíficamente a mi clase en la coalición, fue con la
condición de que fuéramos llamados Panteras.

—Así que ¿me estás diciendo que ni siquiera puedes


andar con tu derecho de nacimiento, ya que naciste
diferente? Eso no suena como a una coalición equitativa y
justa para mí —cantó Orion cuando se agachó para
acariciar la mejilla de Trevor.

Trevor se echó hacia atrás con un siseo felino, la


cadena mordía su piel ya lastimada. —Mitchell es justo. La
única razón por la que sigue con eso, incluso después de la
muerte de su padre, es porque estuvimos de acuerdo con
que era la mejor manera de mantener la paz.

—Eso es lo que Mitchell dice, pero tienes que


cuestionártelo. Después de todo, no hace que Noah se
llame a sí mismo de una manera diferente a lo que es, un
Jaguar Negro. —Una sonrisa astuta se enroscó sobre los
labios de Orion—. Pero, de nuevo, Noah es el hermano de
Mitchell, y tú sólo eres uno de los perdidos que acogió por
lástima.

—Eso no es cierto —argumentó Trevor, incluso


cuando los inicios de la duda empezaron a acosarlo.
¿Cuántas veces había dicho él mismo exactamente eso?—.
Soy un miembro de pleno derecho de la coalición, y uno de
sus soldados, así que soy uno más de ellos.

—Tú dices eso, pero ambos sabemos que no es


cierto. Todo lo que ellos ven en ti es un pedazo de pelusa.
Un vagabundo que sólo va a arrastrar a Shane. Ni siquiera
te están buscando.

Trevor negó con la cabeza, incluso con la duda


echando raíces y comenzando a crecer. En el fondo, sabía
que Orion sólo jugaba juegos mentales, sin embargo,
Trevor no podía negar todas las veces que había sido
llamado zorra, puta o fácil. La mayoría de las veces había
sido desde que se había unido a la coalición. Es cierto que
había tenido más que su cuota justa de acostarse con
cualquiera, pero eso no quería decir que todavía no le
doliera.

Orion chasqueó los dedos. —Creo que Trevor necesita


algo para ayudarlo a relajarse. A mí me parece demasiado
tenso.

«Oh, Dios. ¡No! Por favor, otra vez no. Prefiero


morir primero». —No, por favor —gimió Trevor
suavemente mientras se echaba hacia atrás tanto como la
cadena se lo permitía.

Un hombre delgado y alto con el oscuro cabello


peinado hacia atrás, dio un paso adelante. Con los ojos tan
negros que parecían no tener pupilas, y los labios rojos y
delgados, casi parecía una versión animada de un villano.
Desprendía unas vibraciones diabólicas que hacían temblar
de miedo a Trevor. Luego sonrió y todos los pensamientos
de los dibujos animados huyeron de la mente de Trevor.

¿Cómo era posible que una sonrisa pudiera parecer


tan amenazante... terrorífica... maléfica? Tal vez tenía que
ver con el par de colmillos que se posaban sobre el labio
inferior del hombre. Mientras se acercaba, Trevor podía ver
las gotas de veneno que se formaban en las puntas de los
espeluznantes colmillos.

Trevor intentó resistirse, pero el hombre era


demasiado fuerte. Antes de que Trevor pudiera incluso
protestar, se encontró clavado en la pared. Fuertes dedos
agarraron su pelo rizado y tiraron con saña hasta que
Trevor no tuvo más remedio que inclinar la cabeza hacia
atrás para salvarse de la pérdida de una parte de su cuero
cabelludo.

—Por favor... no —le susurró Trevor, odiándose a sí


mismo por la mendicidad.

Más que el próximo dolor y estupor por lo que iba a


suceder, Trevor temía la forma en que el veneno le hacía
actuar. Sabía que no sería capaz de luchar contra ello, y en
cuanto la toxina golpeara en su corriente sanguínea,
perdería todas sus inhibiciones y comenzaría a actuar como
la zorra con la que todos lo habían etiquetado.

Aunque nunca había ido tan lejos como para follar


con un cambiaformas Araña o cualquiera de las serpientes,
no había nada que Trevor temiera más que entregarse y
andar todo el camino para traicionar finalmente a Shane.
En ese caso, Trevor sabía que nunca sería capaz de volver
a casa con su pareja. No porque Shane no lo quisiera llevar
de vuelta, sino porque Trevor nunca sería capaz de hacer
frente al hombre que amaba de nuevo.
A pesar de que lo esperaba, Trevor todavía dejó
escapar un grito de dolor al sentir los colmillos perforar su
carne donde su cuello y hombro se unían. Después la Araña
lo asió más duramente, y el dolor aumentó cuando el
veneno del cambiaformas comenzó a viajar a través del
torrente sanguíneo de Trevor.

Abrió la boca en un grito mientras una oleada tras


otra de agonía lo quemaba y se dispersaba por su cuerpo.
Después de lo que pareció una eternidad, el dolor poco a
poco se escapó en forma de pulsos calientes de placer.

Trevor dejó que sus ojos giraran de nuevo, con una


risa tonta burbujeante en sus labios resecos. Si las manos
esposadas se lo hubieran permitido, habría llegado incluso
detrás del cuello de la Araña, jalándolo con el fin de
mantenerlo más cerca mientras lo mordía.

—Wow —sopló Trevor, su propia voz sonaba


interminable y lejana.

—¿Se siente bien, Pantera? —exigió Orion.

Trevor dejó escapar una risa gutural. —Al principio


no, pero ahora es muy bueno.

Arqueó su cuerpo de vuelta a la Araña, sonriendo


cuando sintió la erección del hombre presionando en su
culo. Una pequeña parte de él gritaba que el movimiento
era inadecuado y erróneo, pero la voz sonaba tan débil e
insignificante, que Trevor fácilmente la dejó de lado.

La Araña sacó sus colmillos y le dio a la garganta de


Trevor una perezosa y larga lamida. —Dios, yo daría
cualquier cosa por joderte.

—Está bien —se quejó Trevor, el veneno seguía


palpitando a través de su cuerpo.
—Eso no va a pasar, felino —espetó Orion—. Wesley
tiene la mala costumbre de comerse las cabezas de sus
amantes una vez que ha jodido con ellos, y lo digo
literalmente. Necesito que vivas por lo menos un poco más
de tiempo.

Trevor dio un suspiro de frustración. Estaba tan duro,


tan necesitado, que le dolía. Además era algo más que una
simple erección debido al veneno. Ese dolor quemaba
malamente, lo que lo hacía temblar. En su agonía, su
mirada pasó a Orion. —¿Entonces tú?

En ese momento, Trevor apenas recordaba que este


era el hombre que lo había arrancado de la única persona a
la que amaba. Que la serpiente era el responsable de la
cadena que se envolvía alrededor de su cuello. O que
odiaba a Orion más que a nada en el mundo. Lo único que
le que importaba era deshacerse del hambre que lo
quemaba.

Orion le dio una sonrisa sádica. —No, la mitad de la


diversión es verte sufrir.

Trevor dejó escapar un grito de angustia. Bien, sólo


se masturbaría. Trató de llegar hasta su erección, pero el
jalón que sintió le recordó que sus manos estaban
esposadas. La peor parte era que tenía las esposas
enganchadas al cinturón alrededor de su cintura, por lo que
sólo podía mover las manos unos cuantos centímetros,
seguramente no lo suficiente como para tirar de su polla.

—No es justo —gimió Trevor mientras continuaba su


lucha contra las restricciones.

—¿Quieres saber cuál es la otra mitad de la


diversión? —preguntó Orion.

Trevor negó con la cabeza, su mirada seguía dirigida


a los puños. Seguramente debía haber alguna manera de
arreglar las cosas para que pudiera llegar a su polla y
acabar con ese dolor. Tal vez si retorcía las manos hacia la
derecha...

Orion se acercó, se apoderó de Trevor por la barbilla


y le alzó la cara hacia la cámara. —La otra mitad es saber
que ‘él’ te va a ver sufrir.

Otro gemido escapó de Trevor, esta vez mezclado


con vergüenza. Ahora Shane sabría que todos habían
estado en lo cierto. Que Trevor no era digno. Que no era
más que un juguete sexual utilizado, que había sido dejado
de lado por muchos otros.

Ni siquiera eso hacía que la excitación de Trevor


desapareciera. Dejó escapar un sollozo ahogado cuando
pidió algo completamente diferente: —Por favor, sólo
mátame y acaba de una vez. Acaba conmigo antes de que
lo traicione.

Orion agarró del pelo a Trevor, tirando cruelmente


hacia atrás para que Trevor mirara una vez más hacia la
lente condenatoria de la cámara. Inclinándose, por lo que
sus labios estuvieron a pulgadas de la oreja de Trevor,
Orion siseó: —No me ruegues a mí. Ruégale a él. Hazle
saber cuánto dolor llevas dentro.

Así que Trevor lo hizo. Con la mirada perdida en esa


cámara maldita, balbuceó: —Lo siento mucho, Shane.
Debería haber sido más fuerte... mejor para ti. Kevin tenía
razón cuando me dijo que me mantuviera alejado de ti.

—¿Quién es Kevin?— instó Orion.

—Una Pantera. Él y su socio, Jared, me acogieron


primero a mí y luego, más tarde, a Shane. Nos enseñaron
cómo ser parte de la coalición.

—Por lo tanto, ¿Shane y tú habéis vivido allí juntos?


A pesar de que Trevor se daba cuenta de que estaba
cayendo en una trampa verbal en su estado aturdido, no
podía evitarlo. —No, una vez que Shane llegó, me pidieron
que me mudara.

Orion pasó sus dedos y comenzó a acariciar el cabello


de Trevor de una manera a la que casi se podría llamar...
¿cuidadosa? —¿Ellos no te quisieron más? ¿Al igual que tus
padres de crianza cuando te echaron al cumplir los
dieciocho años?

Toda la situación estaba tomando un cariz del tipo


Clarice y Hannibal 8 , pero maldita fuera si Trevor podía
poner los frenos. —Sí.

—¿Cómo te hace sentir? —continuó Orion acariciando


el cabello de Trevor y tomando un aire extrañamente
reconfortante en ese acto.

—Me dolió. —Trevor inhaló—. Realmente fue malo. Yo


pensaba... —Se calló al tragar varias veces.

—Pensaste que podrían ser la familia que nunca


tuviste. Hermanos que entendería por lo que estabas
pasando —Orion suministró.

—Sí —asintió Trevor. Tal vez Orion no fuera del todo


malo. Después de todo, antes de ese día, nadie se había
tomado realmente el trabajo de ahondar en sus
sentimientos, no sus viejos compañeros de cuarto, no Jared
o Kevin, y ciertamente no el resto de la coalición.

Trevor desvió la mirada hacia arriba a los ojos rojos


de Orion, y confesó: —Kevin me dijo que no quería que
viera más a Shane. Al principio, pensé que se debía a que
Shane era un Leopardo y todo el mundo pensaba que esa
clase de felinos son desapegados.

8
Personajes de la película el Silencio de los Corderos.
—Esa no era la verdadera razón, ¿verdad?

—No. Kevin pensó que no era lo suficientemente


bueno para Shane. Que había jodido con demasiados tipos
y que terminaría perjudicándolo. —Trevor parpadeó,
alejando las lágrimas que amenazaban con construirse.

Orion ahuecó la mejilla de Trevor. —Sin embargo


nunca lo habrías hecho. Lo sé bien.

En contra de todo su buen juicio, Trevor se sintió


inclinado hacia la toque. Se sentía tan reconfortante y
enriquecedor, no podía recordar que no debería ser el
receptor de esa caricia. —No soy malo.

—No, lo que deseas es ser amado.

Wow, Orion lo entendía mejor de lo que nadie lo


había hecho antes. ¿Cómo era que Mitchell y Shane podían
pensar que este tipo era tan malo? Era casi agradable.
Mucho más amable que muchos otros de la coalición.

Trevor negó con la cabeza, tratando de recordarse a


sí mismo que Orion también lo había secuestrado. No sólo a
Trevor, sino a muchos otros. Trevor había perdido la cuenta
de todos los cautivos felinos con los que se había
encontrado en las últimas ocho semanas. No sólo eso, sino
que Orion había puesto mucho en su plato para aumentar
la humillación de Trevor. En primer lugar, haciendo que se
sentara en el suelo como un perro adiestrado, y luego
sometiéndolo a las picaduras de la Araña.

Aun así... Orion podía ser agradable, a veces


demasiado. Al igual que en estos momentos. Incluso se
inclinó y depositó un casto beso en la parte superior de la
cabeza de Trevor.

—Mi pobre Pantera. Nadie te entiende.


Olvidando por completo que la cámara seguía
filmando todo, Trevor asintió con la cabeza. —Sólo tú lo
haces, Orion.

A continuación, apoyó la mejilla en la rodilla del


Cobra y dejó escapar un suspiro de satisfacción.
Shane se paseó por la anchura de la pequeña sala de
instrucción de la enfermería mientras luchaba para
mantener su impaciencia bajo control. Eso resultó ser una
de las mayores pruebas para su disciplina, debido a que
cada ‘tic’ ‘tac’ del reloj, era un doloroso recordatorio de que
Trevor todavía estaba allí, esperando que Shane fuera a
rescatarlo.

Ocho semanas, cinco días, trece horas y veinticinco


minutos.

Ese era el tiempo que había pasado desde que el


mundo de Shane se había derrumbado.

Si viviera 300 años, todavía dudaba de que fuera


capaz de olvidar el horror que lo reventó cuando fue al
apartamento de Trevor y encontró el lugar en ruinas, y
apestando al Cobra y a miedo. No podía olvidarlo, no más
de lo que podía olvidar la vista del pequeño charco de
sangre ya coagulado en el centro de la pequeña cocina. Le
había costado a Shane sólo una aspiración darse cuenta de
que pertenecía a su compañero.

Su compañero. Trevor. El hombre al que Shane


amaba más que a la vida misma. Ahora que se había ido y
estaba en peligro, se sentía como si una parte de él mismo
hubiera muerto.

Mientras tanto, el pequeño malcriado cambiaformas


Lince, no podía estar más relajado. Estaba sentado en el
borde de una mesa de examen, bebiendo leche a través de
una paja. ¡Una paja joder! ¿Quién hacía eso, además de los
niños pequeños en la clase de la guardería? Lo único que le
faltaba eran las galletas y tendría el cuadro completo. El
vándalo movía sus pies adelante y atrás mientras
inspeccionaba su entorno.

Shane quería ir y exigirle algunas respuestas al Lince.


No, mejor aún, quería agarrar a Dalton por sus adorables
tobillos y agitar hasta que los ojos de gamo del lindo
vómito se tambalearan un poco.

Como si sintiera su pensamiento, Brent se adelantó


ligeramente, poniendo su cuerpo parcialmente entre Dalton
y él. Shane dejó escapar un gruñido bajo que se hizo más
fuerte cuando Dalton le sonrió. No era una sonrisa
sarcástica o desagradable, sino más bien la que había visto
que los cachorros le daban a un hermano mayor. Eso
confundió a Shane, más que por la sonrisa, porque nadie le
había dado nunca una así. ¿Dalton no lo había visto
desmenuzar a todo un nido de serpientes? La mayoría de
los demás estaría temblando de miedo, en su lugar Dalton
miraba a Shane con esos ojos suyos, tan lindos como un
botón.

Shane frunció los labios hacia arriba. Genial, justo lo


que necesitaba, un Lince acosador que tenía un caso grave
de culto por los héroes.

—¿Cuándo fue la última vez que viste a Trevor? —


preguntó Brent a Dalton.

«Finalmente, se pone manos a la obra». Shane


había querido comenzar el interrogatorio de inmediato,
pero los hermanos Jaguares insistieron en llevar a Dalton a
la enfermería en primer lugar. Así que ahora, Shane se
encontraba a sí mismo teniendo que practicar buenos
modales, algo que nunca había sido capaz de hacer ni
incluso en su mejor día.
Dalton tomó un sorbo más antes de responder: —
Hablé con él una hora antes de que me vendieran a mi
nuevo amo.

Shane mantuvo un sonido de irritación. Conseguir


una respuesta concreta de Dalton estaba demostrando ser
tan difícil como lavarle los dientes a un elefante con nada
más que un cepillo de dientes. Brent no parecía nervioso en
absoluto, pero claro, el chico tenía quinientos millones de
hermanos, además de una hermana. Tal vez era ahí donde
había aprendido paciencia.

Dándole una sonrisa alentadora, Brent presionó. —


Bien, ¿cuándo fuiste vendido?

El Lince tomó otro sorbo, el gorgoteo fuerte que


provino de la bebida casi vacía llenó la habitación. —Hace
aproximadamente una semana. Fue entonces cuando perdí
la esperanza.

—¿Por qué? ¿Trevor te protegía o algo así? —


preguntó Brent.

—Sí, me mantuvo alejado de los esclavos más


agresivos. Pero fue más que eso. No dejaba de hablar de
que Shane iba a venir a por él. Así que pensé que si me
quedaba a su lado, entonces tal vez a Shane no le
importaría salvarme a mí también. —Dalton sonrió a Shane,
al igual que un niño mira al bombero que lo rescató. Shane
parpadeó genuinamente un par de veces cuando la
confusión lo golpeó. Una vez más, nadie lo había mirado de
esa manera. Le habían dado miradas llenas de terror, de
odio y mucho más que unas pocas llenas de lágrimas. Le
recordaba un poco a la manera en la que Noah y Andrew
miraban a Mitchell o a Brent de vez en cuando. Si no lo
supiera, habría jurado...
—¡Oh Dios! De hecho, lo sientes como si fuera tu
hermano mayor, lo de la adoración por el héroe es por
Shane —exclamó Brent, sus ojos cada vez más abiertos.

—No estamos relacionados. No pertenecemos ni


siquiera a la misma raza de felinos —señaló Shane, aún
perdido de por qué el chico quería aferrarse a él de entre
todos los felinos.

—También me gusta Trevor —añadió Dalton con


impaciencia.

Un gruñido bajo retumbó en la garganta de Shane. —


Debes saber que Trevor y yo estamos acoplados, y a
ninguno de los dos nos gusta compartir.

Dalton negó, su cabello oscuro dejándose caer en los


ojos. —Eso lo sé, tonto. Sólo quiero que me protejas y me
enseñes a ser malo como tú. Eres gracioso cuando pones
esa mirada de mal humor en tu cara.

Shane se encontró a sí mismo sin palabras. La última


vez que alguien que no fueran los Jaguares o Trevor le
había hablado de esa manera, había sido un cambiaformas
Cuervo sarcástico. Shane lo había golpeado con tanta
fuerza en el intestino, que el ave no había sido capaz de
decir nada más por falta de aliento. No sólo eso, sino que
además, ¿quién en el infierno utilizaba la palabra ‘tonto’,
aparte de los escolares de primaria o los adolescentes?

Brent se levantó y sacudió la cabeza hacia la puerta.


Shane lo siguió fuera, aunque lo mataba que Dalton todavía
le lanzara esa jodida mirada. Una vez que estuvieron en el
pasillo, Brent cerró la puerta.

—¿Por qué lo dejamos? —exigió Shane—. No hemos


descubierto ni una mierda más de lo que ya sabíamos antes
de encontrar a Dalton. Nosotros ya la hemos jodido
bastante trayéndolo de vuelta y asegurándonos de que
tuviera su leche y galletas. No voy a pararme aquí y
seguirle la corriente, mientras que pueda tener alguna
información que me lleve a mi compañero.

—Entiendo. Si fuera mi propio compañero, me


sentiría de la misma manera —aseguró Brent.

Shane ladeó la cabeza hacia un lado. —Luego, una


vez más tengo que preguntar, ¿por qué coño estamos de
este lado de la puerta?

—Porque creo que las cosas pueden ir mejor si


retrocedes y eres agradable con Dalton.

Shane sacudió la cabeza. Toda la coalición debía estar


empezando a fumar hierba de gato mezclada con droga o
algo así? —¿Estás bromeando? Como ya le dije al chiquillo,
tengo un compañero, y eso es todo lo que quiero.

—Tranquilo, no creo que Dalton piense en Trevor o en


ti de esa manera —le aseguró Brent.

—Todavía estoy confundido —Shane finalmente


admitió. Era eso o empezaría a golpear algo, a pesar de
que le había prometido a Mitchell que dejaría de destruir las
propiedades de la coalición. El Jaguar tendía a ponerse un
poco irritable cuando tenía que reemplazar constantemente
los equipos y el mobiliario.

—Hace varios meses, Orion eliminó a toda la familia


de Linces civiles. Supongo que Dalton fue el único que
sobrevivió a ese ataque —dijo Brent.

Shane asintió, feliz de tener finalmente algo a lo que


aferrarse. Recordó el día en que había estado con Kevin y
Jared cuando habían contestado la llamada de socorro que
el padre Lince envió. A pesar de que habían llegado solo
algunos minutos después de recibir la llamada, todo lo que
encontraron fue muerte, y no había señales de quién podía
haber sido el responsable. En ese momento, no tenían
forma de saber que esa sería la primera de las muchas
veces que las Serpientes matarían felinos, más de lo que
podrían haber sabido que el cambiaformas Cobra dirigía los
asaltos.

—Así que piensas que se unió a Trevor como un


cachorro callejero para formar un grupo o coalición
improvisada para protegerse —Shane conjeturó.

Eso tenía más sentido, ya que tanto Trevor como él,


habían pertenecido a dos grupos formados por diferentes
razas antes de que llegaran a servir a las órdenes de
Mitchell. Shane había crecido pensando en Andrew y Owen
como hermanos, a pesar de que ninguno de ellos era de la
misma raza de felinos. El grupo de Trevor había sido más
ecléctico. Había habido un par de cambiaformas felinos,
pero su grupo estaba formado también por un Lobo, un
Halcón y un Águila.

—Sí, lo que significa que confiará en ti lo suficiente


como para compartir todos los detalles de su secuestro,
incluso las partes embarazosas —subrayó Brent.

Shane dejó escapar un silbido bajo. —¿Qué


demonios? ¿No ha habido nadie que le diera a ese chico
una pista de que soy el residente psicótico? No estoy en
condiciones de ser el mentor de nadie.

Brent le dio una triste sonrisa. —No, el único que le


ha hablado acerca de ti es Trevor, y en lo que a la Pantera
concierne, tú no le harías daño. Por lo que es lógico que
Dalton pensara lo mismo después de escuchar a Trevor
hablar y hablar sobre ti.

—Mierda —Shane cerró sus manos en puños.

—¿Que alguien te busque y respete es algo malo? —


Brent exigió suavemente.
Su Leopardo se dio cuenta de su malestar y se puso
inquieto. Para desahogarse un poco de su tensión Shane
empezó a caminar. —Demonios, sí que es una mala cosa.
¿Quieres saber lo que hice anoche?

—Probablemente no.

Shane continuó de todos modos. —Rastreé a una


serpiente Coral a un bar de mala muerte. Cuando llegué
allí, golpeé jodidamente al tipo hasta dejarlo solo con un
aliento de su vida. Cuando todavía se negó a decirme
dónde estaba la guarida de Orion, le disparé al hombre en
las rótulas y luego lo dejé sufrir. Luego, al salir, lancé una
granada en el coche del chico, sólo para joderlo y reírme.
Ahora bien, ¿eso suena como el tipo de persona a la que
admirar?

El estúpido Jaguar tuvo la audacia de encogerse de


hombros. —Incluso si tiene sentido o no, Dalton piensa que
eres la mejor cosa desde los pantalones de cuero y los
condones con sabor a cereza.

Shane detuvo su paseo, golpeado por la elección de


las palabras de Brent, entrecerró los ojos. —¿Alguien te ha
dicho que tienes una jodida forma de procesar tu
pensamiento?

—Todos los días de mi vida.

Shane se pasó una mano por el pelo. —Sabes que


hay una razón por la que los Leopardos sólo tienen un hijo,
en lugar de camadas como el resto de las razas de
cambiafomas. No estamos hechos para ese tipo de unidad
familiar y todo ese conjunto de cosas.

—Sin embargo, todavía vas a entrar ahí y hacer las


paces con Dalton, ¿y quieres saber por qué?
—Porque es la única manera de conseguir a Trevor de
vuelta —dijo Shane, lanzando hacia la puerta cerrada una
mirada sucia. ¿Por qué diablos ese tonto Lince tenía que
complicar las cosas mezclando lo emocional y conectándose
con él?

—Por eso, y porque en el fondo sabes que necesita a


alguien a quien aferrarse. Puedes actuar como si no te
importara y ser todo lo frío que quieras, pero te conozco lo
suficiente como para darme cuenta de que tienes corazón.
Simplemente lo entierras bajo toneladas de frialdad y
locura.

—Recuérdame una vez más por qué no te he matado


—Shane nunca le haría ningún daño a Brent. Respetaba
demasiado a Mitchell y a todos sus hermanos. Simplemente
era un intercambio de bromas que Brent y él compartían a
menudo.

En el momento justo, Brent torció los labios en una


mueca. —Porque, ¿quién más te permitiría sacar el
lanzagranadas y las ametralladoras de la armería?

Shane le dio una sonrisa con los labios apretados a


cambio antes de abrir la puerta. Dalton se dio la vuelta, su
mirada tan esperanzada al ver a su héroe que Shane se
encontró a sí mismo perdido sobre la forma de proceder.
Matar. Mutilar. Causar que se mearan de miedo. Esas eran
sus especialidades. Las emociones de ese otro lado siempre
las había eludido. Shane siempre había pensado que eso
era una parte de él que no existía. Eso fue hasta que Trevor
cayó en su vida.

«Trevor».

El nombre rodó por la mente de Shane y se armó de


resolución. Podía hacer esto por su compañero.
Tenía que hacerlo, porque si perdía a Trevor, Shane
nunca sería capaz de perdonarse a sí mismo. Más aún, si
Trevor muriera, Shane sabía que pronto lo seguiría. Para él
no valdría vivir la vida sin su Pantera. Respiró hondo y puso
lo que esperaba fuera una expresión de consuelo.

—Entonces, ¿tienes hambre? ¿Sed? —preguntó, a


pesar de que Cassie ya le había arrojado la mitad de la
cafetería al chico.

Dalton negó con la cabeza, un mechón de su oscuro


cabello de punta cayó sobre sus ojos azules. —No, no creo
que pueda meter ninguna cosa más en mi barriga.

Shane asintió mientras se acercaba un par de pasos


más. A pesar de que todavía podía sentir los segundos
pasando, Shane se obligó a sonar ocasional cuando siguió
adelante. —Me preguntaba si podrías decirme alguna cosa
sobre la serpiente que os tenía prisioneros a Trevor y a ti.

—Oh, ¿te refieres a Orion? —Dalton levantó su cara—


. Odiaba a ese imbécil más que a todos los demás juntos.

Una punzada de dolor golpeó el corazón de Shane


ante el sonido de ese nombre. —¿Por qué lo odiabas más?

Un escalofrío pasó a través de Dalton cuando su


mirada cambió a horrorizada. —Es tan mezquino. No hay...
más que eso, es malo. Tanto es así que apestaba a eso. Me
refiero a que todas las serpientes apestaban, pero Orion
tenía ese aroma especial. No sé cómo describirlo, es esa
cosa que desprendía y me aterrorizaba como el infierno.

—¿Dijiste que Trevor y tú no erais los únicos cautivos


felinos?

—Tenía a muchos de nosotros. En realidad, todas las


serpientes los tienen. Coleccionar felinos parece ser la
nueva moda para ellos. Desde que Orion controla esa parte
del mercado de esclavos, todas las demás serpientes se
han vuelto muy protectoras y reservadas en lo que
concierne a él. Es un poco extraño, lo adoran a pesar de
que tienen que arrastrarse a sus pies.

La mente de Shane calculó fríamente en cuántas de


las casas de los felinos atacados, no habían encontrado los
restos de todos los miembros de la familia. Siempre habían
asumido que los cuerpos habían sido consumidos por las
serpientes. Ahora estaba claro que los felinos desaparecidos
estaban siendo secuestrados por un conjunto de razones
diferentes, pero igualmente repugnantes.

—¿Ellos querían que tú criaras para ellos? —preguntó


Shane.

Otro escalofrío recorrió el cuerpo de Dalton. —Sí.

Después de un momento de silencio, Shane se dio


cuenta de que Dalton no iba a dar muchas explicaciones
sobre el tema, por lo que decidió ir por un camino
diferente. —¿Tienes alguna idea de en qué lugar estabais
Trevor y tú encerrados?

—Todo lo que puedo imaginar es que se trataba de


algún enorme sistema de túneles subterráneos. Casi como
una vieja alcantarilla o sistema de metro. Tenía como la
sensación de estar en ‘Tortugas adolescentes mutantes’.

Shane nunca había visto ese programa, pero todavía


entendía la esencia de lo que Dalton quería decir. —
¿Puedes recordar algo más sobre eso?

—No sé. A ellos les gustaba mantenernos muy


aislados y nunca nos sacaban de nuestras jaulas. La única
razón por la que pude acercarme a Trevor, era que su jaula
estaba al lado de la mía.
La furia arrasó a Shane ante el pensamiento de que
su atrevido y dulce compañero, estuviera básicamente,
confinado en una jaula para perros. —¿Mantenían a Trevor
encerrado todo el tiempo?

—No, a Orion le gustaba tomar a Trevor y mostrarlo.

Su corazón se apoderó de miedo al pensar en todas


las retorcidas cosas que la jodida serpiente podría estar
haciéndole a Trevor. —¿Qué...? —Por una vez en su vida,
Shane se encontró a sí mismo teniendo problemas para
articular palabras—. ¿Qué le hizo a Trevor? ¿Le hizo...?

La comprensión pasó por el rostro de Dalton, junto


con un suave rubor. —No, Orión no es gay y nadie tiene las
pelotas de tocar a Trevor, ya que lo consideran propiedad
de Orión.

El alivio inundó a Shane hasta que Dalton agregó: —


Ellos lo están llenando de drogas.

—¿Trevor u Orion? —preguntó Shane estúpidamente.

—Trevor. La primera vez que lo trajeron, luchó contra


ellos demasiado, por lo que necesitaron una manera de
calmarlo. —Los dedos de Dalton tocaron su propio cuello en
un gesto inconsciente, sus ojos se quedaron distantes de
nuevo.

—¿Qué tipo de drogas? Tienen que ser muy potentes


para que funcionen en un cambiaformas.

—No estoy seguro, algún tipo raro de cambiaformas


serpiente lo llena con su veneno. Todo lo que sé con
certeza, es que duele como la mierda cuando te muerde y
después, lo que haces... —Dalton se miró las manos,
cuando un rubor se apoderó de sus mejillas.

—Cuéntamelo todo —ordenó Shane, luchando duro


para mantener su tono de voz suave.
—Te pone caliente como el infierno. Es tan malo que
te sientes agonizar.

—¿Supongo que también has sido drogado con ella?

El rubor se hizo más profundo. —¿Cómo infiernos


crees que me acostaría con una mujer? Sé que la mayoría
de los felinos son bisexuales, pero yo no. Las mujeres
nunca me han atraído.

A pesar de sí mismo, Shane se encontró extendiendo


su mano hacia el rebelde pelo de Dalton, alborotándoselo.
—No te sientas tan mal, siempre he sentido lo mismo.

Entonces un pensamiento inquietante le llegó a


Shane. —Si no están abusando sexualmente de Trevor,
¿por qué están utilizando el veneno con él?

Había muchos otros tranquilizantes que las serpientes


sin duda tendrían a su disposición. Claro, no eran los de
acción rápida y avanzados que el hermano de crianza de
Shane, Owen, había desarrollado, pero a largo plazo,
trabajarían igual de bien para mantener a Trevor
cooperativo.

Dalton lanzó una mirada comprensiva desde debajo


de su flequillo oscuro. —Orion lo está haciendo para
torturar a Trevor. Sabe que la única manera de hundirte es
rompiendo a tu pareja. La otra cosa es que la droga se
supone que es altamente adictiva. Sólo la utilizaron en mí
una vez, así que no me enganché, pero con tantas veces
como se la han dado a Trevor, ya necesita el veneno, de lo
contrario, se pone muy enfermo. Y eso por sí mismo es
toda una jodida tortura diferente.

Shane se apoderó de la punta de la mesa cuando su


mundo se vino abajo a su alrededor. Aunque la noticia no
era exactamente inesperada, oírla en voz alta hacía que
fuera real, y devastadora. Dejó escapar un rugido de furia,
se volvió y golpeó la ventana, rompiéndola en mil pedazos.
Riley agachó la cabeza y trató de pasar lo más
desapercibido posible mientras caminaba por el recinto
felino. Sólo quería encontrar a sus amigos, Ranger y Noah,
y salir de allí antes de ser descubierto.

El problema de ser el único cambiaformas Águila en


una coalición de Halcones y felinos, era que tendía a llamar
la atención, no importaba lo que hiciera. Por lo que no se
sorprendió al ser descubierto antes de llegar a la mitad del
edificio. Sin embargo, estaba consternado por quien lo
había descubierto.

Colin. El cambiaformas Halcón había convertido en


una misión personal joder la vida de Riley, lo tenía detrás
respirando a cada paso que daba, Dios le llevara lejos al
infierno. Ya ni siquiera le importa que Colin fuera uno de los
hombres más guapos que Riley alguna vez hubiera visto.
Con el pelo corto y oscuro, ojos igualmente oscuros y una
constitución que podría avergonzar a una estrella gay, Colin
podría haber sido el hombre de los sueños de Riley.

Eso era hasta que abría su boca. Entonces Riley


siempre se encontraba debajo de una serie de comentarios
groseros, secos, críticos y en general todos dándole en el
culo. En resumen, Colin encontraba muchos fallos en Riley
y él no tenía valor para defenderse.

—¿Dónde crees que vas? —exigió Colin cuando se


acercó.

Riley observó el uniforme totalmente negro y las


botas que Colin llevaba y tuvo que resistir la tentación de
echarle una mirada a su propio conjunto que brillaba por su
ausencia. Al menos había optado por no llevar su jodida y
apretada ropa de vaqueros rotos y camiseta favorita que
ponía: ‘Busco novio ¡Estoy solo!’ que lo hacía parecer
cualquier cosa menos profesional. Sus corrientes vaqueros
tenían un agujero, pero eran muy cómodos. Pasó su mano
por su camiseta negra y ajustada que rugía el nombre de
Ke$ha. Aunque mientras se vestía esa mañana había
pensado que sería un puntazo usar esa camiseta que tenía
un gato 9 de la jungla dorado, ahora se sentía estúpido y
poco convincente.

—Estaba buscando a Ranger y Noah. Quería saber si


sabían algo de Trevor —se apresuró a explicar Riley.

Como siempre, estaba retorciéndose bajo la mirada


de Colin. Riley agradecía que el Halcón no pudiera leerle los
pensamientos. La última cosa que Riley necesitaba era que
el tipo se diera cuenta de lo mucho que despreciaba al
hombre más de lo que él necesitaba saber que Colin lo
odiaba, aun así Riley no podía controlar sus sueños
traviesos, no aptos para menores de 18 años, sobre ellos
juntos. Y lo jodido del asunto es que tenía una jodida
erección por un hombre que no podía soportar. Riley se
habría reído si todo esto fuera un culebrón.

—Tienes sesión de entrenamiento— espetó Colin.

Riley se mordió el labio inferior con nerviosismo, sus


dientes tiraban de uno de los dos anillos que adornaban esa
parte de su cuerpo. Esos eran sólo un par de los numerosos
piercings que tenía, aunque la mayoría de ellos estaban
escondidos bajo su inadecuada ropa.

9
—No se supone que tenga que reunirme contigo
hasta dentro de media hora para la siguiente sesión —le
recordó Riley al Halcón.

—Es cierto, pero cada vez que te reúnes con tus


amigos, siempre pierdes la noción del tiempo y llegas muy
tarde.

—Eso no va a ocurrir. He puesto la alarma en mi


teléfono móvil —aseguró Riley.

Colin sólo lo agarró por la pechera de la camisa y


empezó a arrastrarlo al centro de formación. Un par de
incidentes embarazosos anteriores, le había demostrado
que era inútil luchar, por lo que Riley lo siguió como una
especie de cachorro de perro entrenado.

Intentó protestar levemente. —Tengo otra media


hora.

—Solamente cállate y mantén el ritmo.

—¿Alguien te ha dicho alguna vez que tienes unos


modales terribles?

Casi estaban llegando al gimnasio cuando alguien los


paró. O más bien llamó a Colin. Dado que la mayoría de los
cambiaformas tendían a mirar a Riley como si fuera una
cosa rara, novedosa y bastante bonita, él los agrupaba a
todos en la categoría de ‘demasiados tontos para
conversar’.

Colin se detuvo a hablar, pero aún mantenía un


férreo control sobre la camisa de Riley. ¡En serio! ¿Ese
idiota no tenía ningún respeto por Ke$ha? Probablemente
no conocía Tick Tock de Cannibal 10 . Riley trató de
10
Kesha Rose Sebert conocida como Kesha y estilizada como Ke$ha, es una cantante y
compositora estadounidense. Su primer sencillo, "TiK ToK", lanzado en agosto de 2009,
alcanzó el número uno en once países, meses después en enero de 2010 lanzó su
álbum debut, Animal.
retorcerse lejos sólo para que Colin se diera la vuelta el
tiempo suficiente para inmovilizarlo con una mirada de ‘sé
bueno o muere’. Dado que Riley sabía lo irritable que el
Halcón podía ser, se calmó, pero dejó escapar un suspiro
exasperado para mostrar lo estúpida que encontraba toda
la situación.

—¿Qué podemos hacer por ti? —preguntó Colin.

Le llevó a Riley unos segundos registrar que Colin


había utilizado la palabra ‘nosotros’. Esa era la primera vez.
Por lo general, cuando los otros soldados utilizaban esa
palabra era más en la línea de: «¿Por qué no vamos a
algún lugar tranquilo para que podamos llegar a conocernos
mejor?» O «¿Por qué no nos encontramos en un armario
para que me la chupes? Me encantaría perderme en esa
boca tuya».

No es que Riley tuviera tanta experiencia como decía


Trevor, pero sabía que la mayoría de los chicos lo
encontraban atractivo. Lo triste, sin embargo, era que
parecía ser el único activo que Riley tenía a su favor.

—Habrás oído que hemos limpiado recientemente un


nido de serpientes —dijo Brent.

—Sí, como algunos de mis chicos estaban en esa


misión, ya me he puesto al día con los detalles. No pueden
dejar de hablar del Lince que fue encontrado en una jaula.

Riley elevó la voz: —¿Otro felino? Wow, no sabía que


hubiera de ese tipo.

Inmediatamente se arrepintió de haber hablado


cuando se encontró en el foco de Brent y la fija mirada de

Publicó "We R Who We R", primer sencillo de su primer EP Cannibal; el cual fue
lanzado en los Estados Unidos el 22 de noviembre de 2010.
Colin. Riley rebotó nerviosamente de un pie al otro
mientras esbozaba una débil sonrisa.

—¿Estás decepcionado por la posibilidad de no ser el


único raro y especial que existe? —Colin exigió con voz
tensa.

—No, en absoluto —respondió categóricamente Riley.


Colin ya pensaba bastante poco de él, lo último que quería
Riley era que el Halcón creyera además que era un
vanidoso—. Tenía curiosidad. Ya que me crié con humanos,
la mayor parte de estas cosas son todavía nuevas para mí.

—Los Linces son muy dóciles, por lo que suelen


quedarse en casa y no socializan mucho —Brent suministró.

—Oh, ¿pero ahora que ha sido rescatado, él está


bien?

—Tan bien como se podría esperar teniendo en


cuenta que tuvo que ver cómo masacraban a su familia.
Eso fue antes de que se pasara los últimos meses a merced
de las serpientes. En este momento, nosotros lo tenemos
en la enfermería por unos días para que pueda curarse
antes de decidir dónde ubicarlo. Tendrá que ser con alguien
que pueda comprenderlo. Después de pasar tanto tiempo
en compañía de las serpientes, Dalton es un poco
asustadizo.

Riley se estremeció. No podía imaginar estar en esa


posición y se le rompió el corazón al pensar que Trevor
estaba en una similar mientras hablaban. —¿El Lince sabe
algo de Trevor?

Brent hizo un gesto lento, su expresión de repente


comedida. —Dice que Trevor todavía está vivo.

—¿Qué otra cosa no me estás contando? —exigió


Riley, su intestino apretado por el miedo.
Brent vaciló.

Riley se adelantó y puso una mano en el brazo del


felino suplicando. —Por favor, necesito saberlo.

Colin y Brent se miraron antes de que el felino dijera:


—De acuerdo con el Lince, el Cobra a cargo de las
serpientes ha tomado un interés personal en Trevor.

La habitación empezó a girar cuando Riley contuvo el


aliento. En su vida, no había tenido muchos amigos, y
mucho menos un mejor amigo. Eso fue hasta que conoció a
Trevor. —Es debido a Shane, ¿no?

—Sí, ya que Shane era el asesino que Mitchell asignó


para eliminarlo, Orion ha decidido hacer de esto algo
personal. Está tratando de romper a Trevor con el fin de
vengarse de Shane.

Riley no respondió, su pecho demasiado apretado


como para respirar, y mucho menos para hablar. Se limitó
a asentir débilmente mientras se ponía una mano en el
estómago. Brent le dio una reconfortante palmada en el
hombro antes de volver su atención a Colin. —Lo que
necesito es que tú y algunos de tus Halcones forméis un
círculo alrededor del área donde encontramos al Lince. Tal
vez todavía haya algunos rezagados que podamos haber
pasado por alto y nos lleven hasta Orión.

—Yo lo haré —espetó Riley.

—Eso está fuera de cuestión —replicó Colin con


desdén.

Normalmente Riley se habría encogido por el tono,


pero esto era en referencia a Trevor, y Riley no iba a dejar
a su amigo tirado. —¿Por qué no? Sé cómo volar.
Bueno, sabía cómo volar... más o menos. Todavía
estaba trabajando con sus traumas en esa habilidad, pero
por Trevor, estaría dispuesto a hacerlo.

—En caso de que lo hayas olvidado, todavía hay


varios esclavistas a los que les encantaría poner sus garras
sobre ti. Un Águila de tu edad les haría ganar millones —lo
tranquilizó Brent en un tono mucho menos autoritario que
Colin.

Eso tampoco disuadió a Riley. En todo caso, se sentía


más decidido que nunca. —Voy a volar en el centro de los
Halcones. Estoy seguro de que nadie se va a fijar en mí.

—No —gruñó Colin con la voz medio normal.

Riley debería estar acostumbrado a eso. Dios, sabía


que lo había escuchado millones de veces en las últimas
semanas, pero aun así eso fue la gota que finalmente lo
perdió. —¿Quién jodido ha decidido que puedes decirme lo
que puedo y no puedo hacer?

—Daniel —respondió Colin con simplicidad, como si


eso lo explicara todo.

—¿Y? Él es el líder de los Halcones, no de los Águilas.


¿Por qué en el infierno debería escucharlo?

Colin se acercó más, en realidad invadió el espacio


personal de Riley. —En caso de que no recibieras el
memorándum, mocoso ingrato, no hay otros cambiaformas
Águilas que encontrar. Así que somos todo lo que tienes.

Ese comentario dolió porque era cierto, pero maldito


sería si le diera a Colin la satisfacción de saberlo. Frunció
los labios hasta que salió un suave gruñido. —No te
necesito, ni a Daniel o cualquier otro maldito Halcón. He
llegado hasta aquí sin ti, así que no veo qué derecho tienes
para meterte en mi vida ahora.
Tan pronto como las palabras salieron de su boca,
Colin gruñó y agarró a Riley por la parte delantera de su
camisa. —Disculpa, Brent, tengo una pequeña lección que
enseñarle al mocoso.

—Tal vez el mocoso está enfermo de ti y de tus


aburridas clases de mierda —replicó Riley mientras luchaba
por liberarse.

Entonces se dio cuenta de la nueva dirección a la que


Colin se dirigía y el corazón de Riley saltó de miedo. «¡No!
¡En cualquier lugar, menos en el techo!» Riley comenzó a
luchar más, sus zapatillas de tenis hacían un ruido
chirriante, ya que escarbaban contra los suelos de madera.

—Me prometiste que no tendría que subir allí hasta la


próxima semana —le recordó Riley a Colin.

Para entonces, habían atraído a un público reducido,


la mayoría Halcones. Unos cuantos tenían una sonrisa de
satisfacción, sin duda disfrutando al ver cómo el Águila iba
a ser golpeado como una estaca. A pesar de que Riley se
sentía enojado y avergonzado por toda la atención
adicional, estaba tratando fuertemente con la pelota de
miedo que lo atenazaba. Cuando llegaron a la puerta de las
escaleras que conducían a la azotea, Riley incluso fue tan
patético como para agarrarse del umbral intentando
detener su ascenso.

—Esto es para recordarte y hacer evidente que tu


falta de habilidad en el vuelo es auténtica —replicó Colin.

—Mira, lo siento por airear mis quejas de esa forma.


Prometo no volver a hacerlo —trató de negociar Riley.

Colin no cedió. Después de retirar los apretados


dedos de Riley del marco de la puerta, el Halcón lo levantó.
Riley dejó escapar un grito cuando se encontró boca abajo
sobre el hombro de Colin.
—Ya basta, Colin —gritó Riley mientras se movía en
un esfuerzo por bajarse.

Era vagamente consciente de que ahora tenía una


audiencia más grande, pero estaba más allá de ser
cuidadoso. Lo único que le importaba era conseguir alejarse
antes de que Colin lo subiera al maldito techo. Él soltó otro
aullido ultrajado cuando Colin le dio una dura cachetada en
el culo.

—¿Te lanzaré? Sabes, eso suena como un buen


consejo. Tal vez si por fin tiro tu culo desde lo alto del
edificio, aprenderás a volar por la desesperación —
reflexionó Colin.

Aunque nunca había llevado a cabo los otros veinte


millones de amenazas que le había hecho, eso no impidió
que un sudor frío estallara por todo el cuerpo de Riley.
Tomó una bocanada de aire, sin sorprenderse al
encontrarse temblando.

—No harías eso. Además, conseguí volar durante la


última lección —señaló Riley.

—Sí, lo hiciste hasta que te golpeaste con la línea de


árboles. Entonces solo quedaron un par de nidos y tú, todos
juntos atrapados e indefensos.

Riley dejó escapar un gruñido de frustración. Colin


tuvo que sacar eso. —Estoy seguro de que obtuviste un
buen momento con eso.

—Realmente tienes que volar por encima de unos seis


metros para que cuente, mocoso.

—Deja de llamarme así.

Colin abrió la puerta en la parte superior de las


escaleras y el corazón de Riley golpeó duro a medida que
entraban en el aire frío que barría la parte superior del
edificio de cuatro pisos. Colin no bajó a Riley hasta que se
acercaron peligrosamente al borde de la azotea.

Riley se quedó sin aliento cuando se encontró a


centímetros del borde y de una caída que, por lo menos, le
dejaría una marca por la mañana. Dejando escapar un grito
de angustia, intentó irse, pero no llegó muy lejos, su
cuerpo se estrelló contra el enorme pecho de Colin.

—¿Qué te pasa? Creí que habías dicho que podrías


hacer esto —Colin lo reprendió.

Riley nunca había despreciado a nadie tanto como


despreciaba al Halcón en ese momento. Colin le dio un no
muy suave empujón hacia adelante y antes de que pudiera
detenerse, Riley lo alcanzó por detrás y se agarró a los
brazos del Halcón para apoyarse.

—Puedo. Sólo que tengo que hacer mi despegue


desde tierra firme —la voz de Riley sonaba áspera debido a
su seca garganta. Se asomó y echó una mirada sobre el
borde, su estómago dando bandazos cuando el suelo
pareció balancearse un poco.

—Esa forma de despegue no funciona para los nuevos


voladores. Todavía no tienes las habilidades. Esa es la
razón por la que terminaste en los árboles.

Riley apartó lo suficiente su mirada de la altura para


mirar a Colin. —Lo manejaré muy bien. —Es más, tenía que
hacerlo por el bien de Trevor. Después de todo, la Pantera
lo habría hecho por él, y Riley no podía dejar a su amigo
tirado.

Colin ladeó la cabeza hacia un lado. —Entonces,


veamos cómo lo haces ahora mismo.

—No necesito demostrarte nada —hervía Riley.


Colin le dio primero uno, luego un segundo codazo y
finalmente, un tercero. —Sí, tú no necesitas a ningún
Halcón para ayudarte. Riley puede hacerlo todo por sí
mismo. No necesita ayuda.

Riley comenzó a replicar, sólo para gritar cuando la


punta de su zapatilla se deslizó por el borde. Se echó hacia
atrás, sólo que esta vez, Colin no estaba allí para detenerlo
y cayó. Aterrizó de culo antes de rodar a un lado. El dolor
atravesó su espina dorsal, pero lo ignoró mientras se
arrastraba a cuatro patas a la seguridad del centro del
techo.

Bajó la mirada hacia sus rasguñadas manos y dejó


escapar un sollozo ahogado. Maldita sea, no le daría al
Halcón la maldita satisfacción de verlo llorar. Ya era
bastante malo para él que supiera que el miedo a las
alturas lo paralizaba. No tenía sentido añadir nada más al
arsenal de Colin.

—¿Por qué eres tan terco sobre esto? —exigió Colin—


. Sé que tienes tus momentos de cabeza hueca, pero esto
es una nueva estupidez incluso para ti.

Eso ya fue demasiado. La vergüenza, la


preocupación, el auto desprecio y la rabia, chocaron todos a
la vez en el interior de Riley y eso lo hizo perder el control.
—¡Porque me salvó!

Colin hizo una pausa, parpadeó un par de veces antes


de preguntar: —¿De qué estás hablando?

—Trevor me rescató de los Cuervos.

—No entiendo lo que quieres decir con eso. Si no


recuerdo mal, os rescatamos a los dos de un Cuervo
traficante de esclavos.
Riley negó con la cabeza mientras seguía mirando
hacia abajo a sus manos. Habían empezado a supurar
sangre. Se las limpió en los pantalones antes de continuar.
—Quería decir antes de eso.

Colin se sorprendió, por lo que se acercó y se


arrodilló quedándose solo a unos centímetros de distancia.
—Dímelo.

—Fui criado por una madre adoptiva humana, así que


no tenía ni idea de lo que realmente era. Eso fue hasta la
noche en la que un grupo de Cuervos nos atacaron. Me
siguieron mientras caminaba desde el colegio hasta mi
apartamento.

—¿La escuela? —Se hizo eco Colin—. ¿Qué edad


tenías?

—Diecisiete. Pero no te preocupes, ahora tengo


veinte, así que todos los chicos con los que he dormido
desde que llegué aquí no son unos pervertidos ni nada.

—Dios, nunca me había dado cuenta de lo joven que


eras. —Colin se aclaró la garganta antes de decir—: Sigue
adelante con tu historia.

—Los Cuervos irrumpieron en nuestro apartamento y


mi madre adoptiva murió tratando de protegerme. Huí, y
de alguna manera, por pura suerte, logré escapar. Como no
podía ir a la policía y decirles que unos pájaros gigantes nos
habían atacado, me escondí en la calle. Trevor me encontró
durmiendo en un edificio abandonado y me llevó al
apartamento que compartía con Ranger y los otros.

—¿Cuánto tiempo estuviste en la calle?

—Tres meses. —Riley se quitó un pedazo de tierra de


la palma de su mano.

—¿Cómo sobreviviste?
Riley dejó escapar una risa que sonaba amarga
incluso a sus propios oídos. —¿Qué? ¿Crees que sólo
porque no tengo nada más que ofrecer que un culo bonito y
una sonrisa es lo que he usado para salir adelante?

Colin lo estudió de cerca, casi como si lo viera por


primera vez. —Bien, ¿lo hiciste?

—No, me apoyé en la mendicidad y refugios para


desamparados.

—Debió haber sido duro.

—Lo fue. Para el momento en el que Trevor tropezó


conmigo, ya había empezado a desesperarme. Estaba tan
cansado de tener hambre y frío que... —Riley sacudió la
cabeza—. Digamos que se lo debo todo.

—¿Estás enamorado de él?

Riley levantó la cabeza, sorprendido. —No, no es eso


lo que existe entre nosotros.

—Así que nunca jugaste alrededor.

—Claro, todos lo hicimos. —Riley se encogió de


hombros—. Pero fueron solo unas folladas sin importancia
entre amigos, nada más.

—¿Pero todavía estás dispuesto a arriesgar tu vida


por él?

Riley se encogió de hombros otra vez, el rubor


subiendo por sus mejillas. —Bueno... sí, hicimos nuestra
propia manada.

Colin arqueó una ceja. —¿Manada?

—Ranger es quien nos lo enseñó y él es un Lobo.

—Supongo que tiene sentido entonces.


—¿Así que ahora entiendes por qué tengo que ir a
ayudar a encontrar a Trevor? —Riley alcanzó y puso su
mano en el brazo de Colin, implorándose, pero se mantuvo
atento a la sangre que aún rezumaba de sus heridas.

—Realmente desearía poder permitir que fueras, pero


la respuesta sigue siendo no.

La decepción aplastó a Riley, ya que, a pesar de su


anterior alarde, era plenamente consciente de que no podía
salir sin la ayuda de los Halcones. Se mordió el labio
inferior antes de preguntar: —¿Por qué? Tú puedes ir y
cuidar mi espalda.

—No importa cuántos de nosotros vayan contigo, el


riesgo sería demasiado grande. Les encantaría más que
nada recuperarte. —Colin se acercó y agarró suavemente la
parte posterior del cuello de Riley—. ¿No te acuerdas de
cómo te sentías el año que ellos te tuvieron cautivo?

Riley se quedó silencioso, preocupado de que si se


movía, Colin dejaría de tocarlo. Eso no debería ser así, pero
tan pronto como había sentido los calientes dedos de Collin
acariciar su piel, tuvo dificultades para recordar que no le
gustaba el Halcón.

—Claro que me acuerdo. No es que alguien pueda


olvidar algo así —dijo Riley antes de tomar una respiración
profunda absorbiendo el aroma de Colin.

El Halcón olía salvaje, sin embargo, picante a la vez,


y eso enviaba el corazón de Riley a correr, pero esta vez en
el buen sentido. También había otro olor en el camino,
era… excitación. Riley contuvo el aliento, sorprendido
cuando lanzó una mirada a los ojos de Colin.

Ah, sí, el Halcón esta encendido. No había ninguna


duda del deseo que oscurecía la mirada del hombre. Riley,
nervioso, se humedeció los labios antes de inclinarse para
darle un beso.

Cuando sus bocas estaban a punto de tocarse, Colin


puso una mano en el centro del pecho de Riley y lo empujó
suavemente.

—No podemos hacer esto —declaró Colin con voz


áspera.

Riley dejó escapar un suspiro de decepción. —¿Por


qué no?

—Por un lado, se supone que debo ser tu mentor.

Riley le dio su mejor sonrisa de ‘ven y consígueme’,


que nunca le había fallado en el pasado. —Estoy seguro de
que hay un montón de cosas que me podrías enseñar.

Colin negó con la cabeza y se levantó. —Lo siento


muchacho. No podemos ir por ese camino.

Aturdido y un poco herido, Riley se sentía como si


Colin lo hubiera tratado como una puta y luego le hubiera
dado una palmada llamándolo María. —¿Qué daño puede
hacer? Sólo será por diversión. —Tan pronto como vio el
leve parpadeo de asco sobre los ojos de Colin, Riley supo
que había jodido las cosas.

—Esa es otra de las razones, no hago amigos


casuales para joder.

—Oh. —Riley miró hacia sus manos mientras se


llenaba de vergüenza. Dios, ¿por qué había llegado a
pensar que una persona inteligente y madura como Colin
podría estar interesada en alguien como él? Aunque a todo
el mundo le gustaba seguirlo por lo raro y supuestamente
especial que era, al final, todo lo que Riley tenía a su favor
era su aspecto, y ni siquiera eso parecía interesarle a Colin.
Colin se acercó a la puerta y la abrió, pero no hizo
ademán de irse. —No puedo dejar que te quedas aquí solo.
No es seguro.

Riley reprimió un bufido. —Sí, no quieres arriesgarte


a que alguien agarre al indefenso y cabeza hueca Águila.
Eso sería malo.

Todo lo que Riley quería hacer era arrastrarse hasta


la parte más oscura del techo para poder esconderse de
todas las miradas indiscretas mientras se lamía sus heridas.
Parecía que ni siquiera podría conseguir eso. Con un
profundo suspiro, se puso de pie y se dirigió a las
escaleras.

Mientras caminaba al lado de Colin, Riley se negó a


encontrarse con la mirada del otro.
A la noche siguiente, Shane sólo se detuvo en la sede
el tiempo suficiente para agarrar un poco de munición extra
para sus armas. Como de costumbre, un alto y demasiado
delgado cambiaformas León con unas rastas grasientas,
estaba detrás del mostrador, y por una vez, mantuvo la
conversación al mínimo. Con el estado de ánimo que tenía,
Shane no tenía ganas de responder a las estúpidas
preguntas de costumbre, cómo: ‘¿A cuántos mataste
anoche?’ ‘Chico, ¿cómo es que alguien tan pequeño como
tú puede eliminar a tantos Cuervos tan enormes?’ O ‘He
oído que sabes cómo matar a alguien con sólo dos dedos.
¿Me puedes enseñar?’

Shane se había jurado que si el idiota le hacía las


mimas preguntas una vez más, le daría una demostración
personal. Justo cuando Shane estaba guardando la
munición, el León se aclaró la garganta.

—He oído que todavía no has encontrado a tu pareja.


Lo siento mucho por eso, dude11.

Shane resistió la tentación de curvar el labio por la


palabra dude. Seriamente, ¿quién usaba esa palabra,
además de las viejas desesperadas por mantener su niñez?
Lo siguiente que gritaría, sería: ‘Amordázame y dame’.

—Gracias —respondió Shane, con la esperanza de


que pondría fin al parloteo del tonto.

Antes de que el León pudiera plantear cualquier otra


pregunta con sus dientes chirriantes, Brent se acercó. Tan
11
Se deja en el original porque la palabra en el argot americano no suena bien, y al
español se traduce como amigo, por lo que sigue después se ha optado por dejarla así.
Aunque tiene más significados y usos en el inglés americano.
pronto como Shane tuvo una buena vista de la expresión
del Jaguar, supo que las noticias no eran buenas. La única
vez que Shane había visto a Brent con esa expresión tan
grave y tensa, fue cuando alguien había muerto.

Le tomó cada parte de la disciplina que le había sido


metida a golpes durante años, mantener la compostura.
Funcionó... casi. Shane todavía se encontraba a sí mismo
con dificultades para respirar, mientras su corazón
bombeaba y tronaba más rápido en su pecho, cada golpe
parecía que gritaba: ‘Que no sea sobre Trevor. Que no sea
sobre Trevor. Que no sea sobre Trevor’

—Te necesitamos en la oficina de Mitchell.

—¿Cuándo?

—Ahora. Han entregado un paquete que es solo para


ti.

Shane se encogió de hombros y volvió su atención a


sus armas. —Debe ser mi pedido de Amazon.

—Duuuuuuude... —Arrastró las palabras el León—.


¿Has pedido el libro ‘Cien maneras de matar a alguien’?

—No, porque ese lo escribí yo —dijo Shane en tono


seco. En su interior, la adrenalina comenzó a patear a toda
velocidad, porque no había razón alguna para que alguien
le enviara nada a menos que sólo lo hiciera con el fin
joderlo.

—¡De ninguna manera! ¿En serio? —El León abrió los


ojos como platos.

—Maldita sea, chico, no seas tan crédulo —espetó


Brent antes de mirar a Shane—. ¿Vienes?

Shane asintió y se fue con Brent hasta la oficina de


su líder, Mitchell. Cuando Shane vio allí no sólo a Mitchell,
sino al resto de su familia y a todos los amigos de Trevor,
su corazón se hundió. Ahora sabía, sin duda, que el
paquete estaba conectado de alguna manera con su
compañero.

Mitchell hizo un gesto hacia una caja larga y de forma


rectangular, que había sido cuidadosamente cortada y
abierta por la parte superior. —Espero que no te moleste,
pero teníamos que asegurarnos de que no contuviera nada
que afectara a la coalición.

Shane se encontró asintiendo otra vez. Sabía que


tenía que decir algo... reaccionar de otra manera, pero no
podía. Todo lo que podía pensar era en Trevor y en lo dulce
y vulnerable que era comparado con Orion.

«Mi Pantera no tiene ninguna oportunidad contra


los juegos enfermos de Orion».

—¿Qué había dentro? —exigió Shane con una voz tan


dura que casi no la reconoció como suya.

Cuando Mitchell y Brent sólo intercambiaron miradas,


Shane sintió que sus rodillas se debilitaban. Por un
segundo, la imaginación de Shane se volvió loca al pensar
en algunas de las cosas que el demente de Orion podría
haber enviado. Shane incluso se inclinó hacia adelante y
olfateó, un poco aliviado cuando no olió la sangre de Trevor
y no vio carne en el paquete. Por lo menos no estaba
jugando a enviarle partes de su compañero.

—Eran una docena de rosas rojas —dijo Mitchell


finalmente.

—Oh —dijo Shane cuando el alivio lo inundó—. Creo


que nunca le dije a Orion que me gustaban mucho más los
narcisos. —Trató de reírse de su propia broma, pero todo lo
que le salió fue un débil sonido, su respiración sibilante—.
Maldita sea, Mitchell, no me mantengas en suspenso. Puedo
decir por la forma en que estáis actuando Brent y tú que
Orion me envió algo más que un ramo de flores.

Mitchell lo estudió durante unos momentos, la


preocupación se reflejaba claramente en la cara del Jaguar.
Finalmente asintió y dijo: —Había también una grabación.

Shane cerró los ojos mientras la desesperación se


apoderaba de él. Si Orion le había enviado un vídeo, sólo
podía significar una cosa, la serpiente quería que Shane
viera cómo su compañero sufría. Un extraño sonido llenó la
sala, una serie de gemidos suaves. Le tomó unos minutos
darse cuenta que provenían de él.

Dios, no podía haber sido él. El Leopardo que todos


temían y odiaban mostrando en realidad un momento de
debilidad. Shane no pudo evitarlo, porque Trevor realmente
era su única debilidad.

Orion lo sabía y ahora lo estaba usando para destruir


a Shane desde dentro hacia afuera.

Brent se acercó y estrechó el hombro de Shane. —


Mira, no tienes que verlo. Mitchell y yo ya lo hemos visto y
podemos analizarlo sin que tú pases por eso.

—No, lo veré, quiero hacerlo. Después de todo fui yo


quien lo metió en este lío —dijo Shane.

Mitchell se acercó y reunió su mirada con la de


Shane. —Eso no es cierto. Yo te di la orden de matar, y tú
solo estabas haciendo lo que tu líder te ordenó.

—Es cierto, pero yo también me mofé de Orion. Me


gustó verlo retorcerse mientras lo perseguía, y el hijo de
puta lo sabe. Ahora es él el que va a asegurarse de que
Trevor sufra diez veces más.

—No puedes echarte la culpa de todo esto —


tranquilizó Brent.
Shane dejó escapar un silbido bajo. Tenía que
conseguir mantenerse. Si caía, entonces no le serviría a
Trevor. Tirando de todo su entrenamiento, Shane se obligó
a concentrarse. —No voy a tomar toda la culpa. Orion es
totalmente responsable y ese bastardo no va a vivir lo
suficiente como para lamentarse de sus decisiones una vez
que le ponga las manos encima. Ahora bien, ¿podemos
dejar nuestro momento Oprah, y ver ese maldito vídeo?

Vio las miradas de asombro y disgusto en las caras


de Brent y Mitchell. Sin duda pensaban que Shane estaba
en su típica postura de Leopardo de corazón frío. Se
preguntó qué pensarían si supieran que, por dentro, se
estaba rompiendo poco a poco a pedazos. Que cada noche
se aferraba a la almohada de Trevor solamente para poder
beber del olor de su compañero.

Mitchell hizo una seña a Owen, quien se acercó a la


pantalla del ordenador y escribió en unas pocas teclas.
Pronto, una imagen parpadeó en el monitor que estaba
montado en la pared frontal de la habitación.

El corazón de Shane se sacudió cuando vio a su


compañero por primera vez en ocho semanas. Trevor
estaba en cuclillas en un sucio suelo de linóleo blanco, una
cadena alrededor de su cuello. A pesar de que la imagen no
era muy nítida, Shane todavía podía ver cómo el collar
improvisado había dejado el cuello de su compañero rojo y
con cortes.

Trevor llevaba un par de pantalones vaqueros baratos


y una camiseta blanca que colgaba de su cuerpo ahora
demasiado delgado. Su pelo oscuro normalmente impecable
le colgaba a mechones grasientos alrededor de su rostro
demasiado pálido.

A Shane se le rompió el corazón un poco más a


medida que escuchaba la conversación entre Trevor y
Orion. Especialmente cuando vio los momentos de duda
que cruzaron por la cara de Trevor.

—Mierda, este tipo podría funcionar en Guantánamo,


es muy bueno en la tortura psicológica —respiró Ranger, su
rostro casi tan pálido como la versión en la pantalla de
Trevor.

Riley asintió con la cabeza mientras envolvía sus


brazos alrededor de su estómago. —Es como si conociera
cada uno de los temores y preocupaciones de Trevor y
ahora los usaba en su contra.

El corazón de Shane martilleaba con miedo. Frunció


los puños mientras seguía mirando a la pantalla. Cuando un
extraño de pelo oscuro se acercó a Trevor y lo mordió en el
cuello, un fuerte gruñido ruidoso salió de Shane.

La habitación entera contuvo la respiración mientras


escuchaban los gritos de dolor de Trevor. Tras lo que
pareció toda una vida de tortura, los gritos terminaron. El
hombre mantuvo su control sobre Trevor durante unos
minutos más antes de alejarse. Cuando volvieron a enfocar
la cara de Trevor, Shane dejó escapar otro gruñido. Los
ojos verdes de Trevor por lo general brillantes, estaban
ahora vidriosos y desenfocados, y tenía una expresión vacía
en el rostro.

—¿Qué es eso? —Shane dirigió su pregunta a Owen.

Puesto que Owen sabía de venenos más que nadie,


debería haber sido capaz de saber cuál era y darle una
respuesta con solo ver al atacante.

Owen negó con la cabeza cuando miró a la pantalla.


—No tengo ni idea. Sé que es una Araña, pero estoy jodido,
no te puedo decir de qué tipo. Nunca he visto nada que
tenga ese tipo de veneno para que afecte a un felino así.
—Llama a Jade, debería ser capaz de darnos algunas
respuestas —ordenó Shane.

Jade era una cambiaformas Viuda Negra y una buena


amiga que se remontaba a sus días de actividad ilegal.
También era la única persona que sabía más de venenos
que Owen, y eso decía mucho, ya que el tipo era una
Wikipedia andante sobre el tema. Owen asintió con la
cabeza antes de que todos volvieran su atención a la
pantalla. Cuando llegaron a la parte donde Trevor se refirió
a su conversación con Kevin, todos se volvieron para mirar
a la Pantera.

Kevin, al menos tuvo la buena educación de parecer


devastado y un poco más que culpable. La Pantera se pasó
una mano por su oscuro pelo y suspiró. —Lo sé, la jodí. Iba
a pedirle disculpas a Trevor cuando regresara de mi misión,
pero Orion se lo llevó antes de que tuviera la oportunidad.

Andrew, que había estado de pie junto a Kevin, dio


varios pasos hacia un lado.

Shane levantó una ceja por el comportamiento.

Andrew se encogió de hombros. —Solo salgo de la


zona de guerra. Cuando le patees el culo, no quiero que el
último de mis uniformes que no está sucio, se manche.

Kevin cerró su mirada con Shane. Los ojos de la


Pantera estaban tan llenos de remordimiento, que Shane
no pudo arremeter contra el hombre. Kevin y su
compañero, Jared, eran como hermanos para Shane y
Trevor. Así que maldita sea si Shane podría dañar al
hombre, no cuando parecía que ya estaba haciendo un
buen trabajo golpeándose a sí mismo por la situación.
Aunque eso no significaba que Shane fuera a celebrar sus
comentarios.

—Te admira —dijo Shane.


—Lo sé —respondió Kevin, su voz entrecortada.

—La única razón por la que hace algunas de esas


cosas es porque cree que nadie puede amarlo —señaló
Shane, dejándolos con la boca abierta debido al shock de
que el Leopardo pudiera en realidad tener sentimientos
profundos. Bien, que se jodieran. Si se trataba de Trevor,
Shane no iba a detenerse. Si todos querían lanzar
comentarios malignos e hirientes en su camino, que así
fuera. Había luchado contra el odio desde el día en que
nació y su propio padre lo quiso matar. Infiernos, Shane se
había curtido en el abuso verbal. Sin embargo, moriría
antes que permitir que alguien hiriera a su compañero.
Incluso si ese alguien era un cambiaformas al que Shane
admiraba.

—Nunca vuelvas a hacerle daño otra vez —dijo


Shane.

Kevin tragó saliva. —No lo haré. Te lo prometo.

Cuando eso quedó claro, Shane volvió a mirar a la


pantalla, pero el vídeo había terminado. Se quedó
congelado con un primer plano de Trevor. Antes de darse
cuenta de lo que estaba haciendo, Shane se acercó y tocó
la imagen. Su garganta le dolía con la necesidad de gritar
de frustración. Incluso su Leopardo estaba inquieto, y pedía
que lo liberara para encontrar a Trevor. Se volvió hacia
Owen y Andrew. —¿Estáis listos, chicos?

—¿Dónde vais a buscar esta noche? —preguntó


Mitchell.

—He calculado que podemos volver a las barras y


lugares de reunión de los felinos. Tal vez alguien tenga algo
para nosotros esta vez. —Shane se palpó los bolsillos,
distraído—. Sólo tengo que pasar por la armería y recoger
algunas cosas.
Brent le dirigió una mirada interrogadora antes de
decirle en un suave tono: —Shane, ya fuiste a la armería.
¿Recuerdas?

Shane parpadeó un par de veces tratando de


concentrarse, pero lo único que podía pensar era en Trevor
y en la forma en la que miraba a la maldita cámara, la
forma en la que estaba encadenado como un perro, cómo...
oh, Dios, sólo le dolía tanto saber que su compañero estaba
sufriendo.

—¿Estás seguro de que debes salir de esta manera?


—preguntó Brent, aún con ese tono suave, como si tuviera
miedo de que si hablaba más fuerte asustaría a Shane.

Andrew frotó la palma de su mano por la espalda de


Shane. —Puede que tenga razón. ¿Cuándo fue la última vez
que dormiste algo?

Shane levantó la vista, y por una vez, no se molestó


en ocultar sus emociones. Lo que había impreso en su cara
debía haber sido intimidante, porque los ojos de Andrew se
abrieron de golpe.

—Descansaré cuando lo traiga de vuelta y no antes.


Si fuera tu compañero harías lo mismo.

Andrew lo estudió durante unos momentos antes de


darle un guiño lento. —Bien, nosotros te cubriremos las
espaldas.

—Gracias —le susurró Shane.

Se puso la capucha de su abrigo y salió de la


habitación. Según lo prometido, Andrew y Owen lo
flanqueaban, y Kevin y Jared cerraban la marcha. Shane se
dio cuenta por primera vez de lo afortunado que era por
tenerlos a ellos y a la coalición. Fue gracias a su fuerza y
apoyo que fue capaz de mantener la calma.
Shane abrió la puerta del apartamento de Trevor y
prácticamente tropezó en su interior. Después de otra
noche de búsqueda infructuosa, había querido seguir
adelante, pero los otros habían insistido en tomar un
descanso. En un primer momento, Shane se había negado,
hasta Mitchell entró en escena y la solicitud pasó a ser una
orden. Incluso entonces, Shane sólo accedió a unas horas
de descanso antes de volver a la búsqueda.

El apartamento de Trevor era pequeño, de una sola


habitación, pero eso no había impedido que Andrew, Owen,
Kevin y Jared se quedasen con él. Desde que habían visto
el vídeo, no lo dejaban solo. Y estaban como sardinas en
lata.

—La cama —Jared ordenó en voz seca.

La Pantera, era más alto que su compañero, Kevin.


Jared también tenía una musculatura superior, lo que
significaba que se alzaba sobre Shane como una torre. Pero
eso no lo intimidaba en lo más mínimo. No solo había
derribado chicos mucho más grandes, sino que sabía que
Jared podía hablar como si fuera duro, pero debajo de todo,
era un blandengue incluso más grande que Kevin.

—Sólo por un par de horas, entonces quiero ir a ese


parque del que el Escorpión nos habló —argumentó Shane.

—Sí, porque los Escorpiones han sido siempre una


fuente de información fiable —bufó Andrew—. Todos
sabemos que diría cualquier cosa para lograr alejarse lo
más posible de ti.

Eso probablemente era cierto, ya que el pequeño


cambiaformas casi se meó en el instante que vio a Shane.
Aunque eso no significaba que Shane fuera a pasar por alto
cualquier lugar, no si había la más fina posibilidad.

Shane tropezó en el dormitorio y se metió en la cama


con botas y todo. Abrazó la almohada de Trevor, se la llevó
al rostro y respiró profundamente, buscando incluso el más
leve aroma de su hombre.

Owen y Andrew lo siguieron y se sentaron a ambos


lados de la cama.

—Jared y Kevin se fueron a su casa a descansar algo


—le dijo Owen.

Cuando Shane se limitó a asentir como respuesta,


Andrew preguntó: —¿Estás bien?

—Ya no puedo olerlo en mí —dijo Shane sin soltar la


almohada—. No he sido capaz de hacerlo en toda la
semana.

—Lo traeremos de vuelta —prometió Andrew cuando


pasó una mano tentativamente sobre el hombro de Shane.
Cuando eran niños, Edward, su padre adoptivo, nunca
había alentado ninguna forma de afecto, por lo que todavía
les era difícil hacerlo, a pesar de que ahora todos tenían
pareja.

—Me comuniqué con Jade. Una vez que ella sea


capaz de identificar al cambiaformas Araña del vídeo,
puede llevarnos en la dirección correcta —añadió Owen.

—Edward estaría muy decepcionado conmigo —


confesó Shane.
—¿Por qué? ¿Porque tu compañero fue capturado?
Eso podría habernos ocurrido a cualquiera de nosotros —lo
tranquilizó Andrew.

—No, porque fui lo suficientemente estúpido como


para dejar que mis emociones sacaran lo mejor de mí.
Edward siempre me enseñó que no debía importarme nada
y no debía sentir nada. Si hubiese seguido sus enseñanzas,
entonces Trevor nunca hubiera sido el blanco.

—Si ser un buen Leopardo significa que tienes que


ser un robot sin emociones, entonces tú has fallado antes
de Trevor —dijo Andrew. Cuando Shane sólo parpadeó en
la confusión, Andrew continuó—: ¿Crees que un verdadero
psicópata habría hecho cosas como ofrecerse a tomar
nuestro castigo cuando éramos niños?

—Tampoco dejaste de cuidar de mí cuando me


envenené accidentalmente —añadió Owen.

—Ese incidente ocurrió hace años —se sintió obligado


a señalar Shane.

—Sin embargo, todavía recuerdo que te negaste a


dejar mi lado, incluso si eso significaba tener que limpiar mi
vómito —dijo Owen con una débil sonrisa.

—Lo que estamos tratando de decirte es que siempre


hemos sabido que te preocupabas por nosotros. Incluso
cuando has tratado de esconderlo.

Se quedaron en silencio por unos momentos, Andrew


frotaba su espalda mientras Shane seguía abrazado a la
almohada. —No puedo perderlo.

—Ganaremos. Aunque sea la última cosa que


hagamos, lo traeremos de vuelta —prometió Owen.
—Si él muere, entonces sí que seré el horrible
monstruo que todo el mundo realmente cree que soy. No
seré capaz de ayudar más —dijo Shane.

Ninguno de los dos respondió. Después de otro breve


silencio, Andrew y Owen se pusieron a su lado. Estaban un
poco apretados, ya que la cama de matrimonio no se había
hecho para tres hombres en su madurez. Pero nadie se
quejó.

Se acurrucaron juntos, como la camada improvisada


que eran. No se habían atrevido a disfrutar de esta
comodidad en el pasado, ya que siendo muy jóvenes
Edward se lo había prohibido terminantemente. Sin
embargo, cuando Owen y Andrew le ofrecieron su calidez y
confort, Shane se calmó por primera vez en ocho semanas,
y fue capaz de dormir en paz. Incluso si su corazón seguía
herido por Trevor.
Shane se despertó sobresaltado, un gruñido escapaba
de sus labios. Debido a sus años de entrenamiento, Andrew
y Owen se despertaron con la misma rapidez. Le dispararon
una mirada cuestionadora a Shane, quien señaló a la
ventana y movió su boca: ‘Tenemos compañía’.

‘¿Quién?’ Andrew también movió la boca, y tomó un


arma de uno de los diversos escondites de Shane. Esta
estaba detrás de un cuadro con la imagen de la madre
adoptiva de Trevor. Si Shane tuviera algo que decir al
respecto, utilizaría la imagen para sus prácticas de tiro,
pero Trevor todavía quería a la mujer, aun después de que
su marido lo echara a patadas cuando cumplió los dieciocho
años.

Shane levantó la cara y olfateó el aire: ‘Huele a otro


Leopardo’.

A pesar de haber llegado a esa conclusión, su propio


Leopardo se agitaba con ira. Había una buena razón para
que los Leopardos no cohabitaran juntos. Eran ferozmente
territoriales, y por lo general, no se relacionaban bien unos
con otros. Y Shane era el único de la coalición, por lo que
era seguro que no debería haber el jodido olor de otro en
su puerta.

Shane agarró el arma que siempre mantenía


escondida debajo de su almohada, mientras Owen sacaba
otra de la mesita de noche. Todos ellos se pusieron tensos
y esperaron a que el Leopardo intentara... «¿Dieron un
suave golpe en la puerta?»
Todos ellos intercambiaron miradas de confusión
antes de que Owen se encogiera y saliera de la habitación.

—¿Dónde te crees que vas? —susurró Shane.

—A responder —dijo Owen girando sus ojos con la


expresión de ‘duh’.

—No puedes responder. Eso no es un grupo de scouts


vendiendo galletas, ni un proxeneta ofreciendo a sus chicas
para que las degustemos —espetó Shane.

—Realmente me gustaría que lo fueran. Ahora tengo


antojo de ellas —Andrew le dio una sonrisa cruel—. A
diferencia de las serpientes, yo no como seres humanos.

Los golpes volvieron a sonar, esta vez seguidos de un


sonido femenino —¿Holaaaaaaaaaaaa...? ¿Hay alguien en
casa?

Owen se acercó más y Shane replicó —¿Eres idiota?


No puedes simplemente abrirle la puerta a cualquier
maldito Leopardo.

—Sí claro, porque los asesinos siempre llaman a la


puerta y anuncian su presencia —tiró Owen sobre su
hombro graciosamente.

Shane se calló, pero se aseguró de mantener su arma


lista, en el caso de que Owen fuera atacado. Aunque ser un
poco mordisqueado, le enseñaría una lección al listillo.

Owen entreabrió la puerta con precaución.

Una menuda mujer rubia vestida con un vestido de


playa largo y suelto, se giró hacia él. —¿Quién eres tú? Sé
que no eres mi Shane.

—¿Su Shane? —dijo Andrew levantando una de sus


cejas marrones.
Shane le lanzó una mirada oscura antes de moverse
hasta donde estaba Owen. —Yo soy Shane. ¿Quién coño
eres tú y qué demonios quieres?

La sonrisa de la mujer nunca vaciló. —Vaya, tú no te


cortas ¿verdad?

Owen asintió. —Siempre le hemos dicho que tiene


que trabajar sus habilidades con la gente.

—El único problema es ella —Shane inclinó su cabeza


hacia la tonta rubia—. No es humana. Es un Leopardo.

—Por supuesto que sí. ¿Qué otra cosa esperabas de


tu madre? ¿Qué fuera un panda? —Ella ladeó la cabeza
hacia un lado—. Aunque los pandas son un buen alimento.

—¿Te refieres a los Pandas animales o los Pandas


cambiaformas? —preguntó Owen con cuidado.

Ella se encogió. —Las dos cosas. Uno toma la comida


de donde pueda conseguirla.

—Sí, es la madre de Shane. Después de ese


comentario no hay duda —bromeó Andrew.

—¿Qué estás haciendo aquí? —exigió Shane.

—¿Va en contra la ley que una madre visite a su


único hijo? —preguntó ella al pasar junto a Owen y pasear
por el piso como si fuera algo así como su visita semanal de
los domingos.

—Sólo si la última vez que madre e hijo se vieron fue


hace veinte años. ¿O tal vez no te acuerdas de aquel día?
Permíteme refrescarte la memoria. Fue cuando me vendiste
a Edward —gruñó Shane.

No sabía si lo que le molestaba es que ella se


entrometiera en su vida en ese momento, o si estaba
molesto porque le estaba haciendo perder un tiempo muy
valioso. El hecho de que parecía estar sintiéndose cómoda
en la casa y no pareciera querer irse en cualquier
momento, solo lo irritó más.

—¡Gah! Cuánta amargura. —Ella se dejó caer en el


sofá y enroscó sus piernas a un lado.

—¿Tienes alguna idea de lo bastardo que era Edward?


—exigió Shane.

Nadie se perdía que eso no era una de esas reuniones


familiares estilo Oprah. En todo caso, su madre parecía
irritada por estar en su presencia tanto como Shane en la
de ella, lo que confirmaba que todo el mundo tenía razón
cuando afirmaban que los Leopardos tenían problemas
emocionales.

—Sí, pero antes de venderte, traté de matarle en


varias ocasiones. —Cuando Shane se limitó a mirarla y no
respondió, dejó escapar un resoplido de fastidio y lanzó las
manos al aire—. Sin duda fue lo mejor que te pudo haber
pasado, antes que tu padre consiguiera matarte a ti. Todos
sabemos que te quería ver muerto.

—¿Por qué no lo abandonaste y te fuiste con Shane?


—exigió Owen mientras la mujer giraba un mechón de su
pelo rubio alrededor de uno de sus dedos.

—Bueno, la verdad sea dicha, nunca he sido


maternal. Era mejor que Edward se lo llevara.

Shane dejó escapar un siseo de desagrado. —¿Tienes


idea de algunas de las cosas que el hijo de puta nos hizo?

Todo regresó a ellos como un golpe, las horas de


encierro forzado en el armario, las sesiones de tortura en el
potro de rodillas, los incontables golpes. Había pasado por
todo eso sólo porque ella no quería ser una madre como es
debido. Si toda la situación no fuera tan jodida, a Shane le
habría dado un ataque de risa histérica.

—Entonces, ¿por qué has venido hoy? —exigió


Shane.

Cuanto antes llegaran a la razón de su visita, más


pronto podría volver a la búsqueda de Trevor. Aunque ella
podía ser su madre biológica, no tenía ningún deseo de
llegar a conocerla mejor. Por lo que a él concernía, perdió
ese privilegio el día en que lo vendió como un elemento de
segunda mano en la Lista de Craig12.

—Mi nuevo marido me obligó a hacerlo.

Shane entrecerró los ojos. —¿Qué quiere decir


nuevo? ¿El papá de la foto?

Ella hizo un movimiento de desprecio con la mano. —


¿Oh, él? Maté a ese imbécil hace años.

Por supuesto, había sido estúpido por parte de Shane


pensar lo contrario. No es como si su gente alguna vez
pudieran ser candidatos a la familia americana perfecta.
Shane debería sentirlo por el viejo Leopardo, pero no era
así, ya que había intentado eliminarlo. En cuanto Shane
valoró la situación, el karma le pareció perfecto, casi
hermoso.

—Está bien, entonces, ¿qué tiene que ver tu marido


conmigo?

—Parece pensar que tengo que reparar algunos de


mis errores del pasado. —Ella rodó sus ojos—. Supongo
que eso es lo que se consigue cuando te enamoras de un
cambiaformas Caballo. Tienen un alto y estúpido concepto
de la moralidad. En realidad es un poco aburrido a veces. Y

12
Para entendernos es como una sección en la que aparecen anuncios de venta de
pisos, empleo… pero sin llegar a ser un periódico.
tiraría todas sus palabras al vertedero si no fuera por las
toneladas de validez y verdad que tiene el viejo dicho.

—¿Viejo dicho? —preguntó Owen.

—Ya sabes... la dotación de los caballos13.

Andrew ahogó una carcajada.

Owen sólo arrugó la nariz y murmuró: —Soez.

—Muy bien, has venido y me has visto. Ahora puedes


volver con tu Caballo y le dices que has sido una perra
psicótica muy buena. —Shane hizo un gesto hacia la
puerta.

—No he acabado todavía —argumentó.

Shane se pellizcó el puente de la nariz. No necesitaba


esto ahora. Se juró a sí mismo que si su madre lo obligaba
a matarla, nunca la perdonaría. —Está bien, di lo que
tengas que decir. Sólo hazlo rápido, porque tengo cosas
que hacer.

—Sé dónde está tu pareja.

Todo el aire salió de la habitación cuando el


significado de esas palabras cayó sobre él. Shane estudió
su rostro en un intento por determinar si lo estaba
inventando, pero joder, parecía tan aburrida como siempre.

Por último, le dio una expresión acusadora. —¿Te has


enamorado? De verdad, Shane, esperaba algo mejor de ti.

—No espero que lo entiendas —dijo Shane tieso.

Maldita sea, su madre era más fría y maligna que


nada de lo que Hollywood pudiera crear, ni siquiera podrían
competir. Querido Dios, ¿cómo es que pudo entrar en la

13
Vamos, que tiene una polla digna de verse.(N de C)
coalición? Si él también era así, era increíble que Trevor
pudiera mirarlo con otra cosa que no fuera repulsión.

—¿Dónde está Trevor? —preguntó Shane con la


esperanza de que su voz no sonara tan desesperada como
la sentía. Realmente se pondría de rodillas a sus pies y
suplicaría si fuera necesario.

—En Holanda —respondió ella.

—¿El país? —intervino Andrew.

—No, la ciudad —dijo ella.

—Hay una ciudad llamada Holanda a unas pocas


horas de aquí —Owen suministró.

—Y ahí es donde se esconden las serpientes. —La


recorrió un escalofrío—. Ellos pueden hacer cosas
realmente repugnantes.

—¿Cómo es eso? —exigió Andrew disparándole una


mirada de odio a la mujer.

Aunque Andrew no había matado a tantos enemigos


como Shane, estaba lejos de ser un gatito. En ese
momento, Shane se dio cuenta de que a Andrew le hubiera
gustado más que nada poder tener un pedazo de su madre.
Si hubiera habido más tiempo, Shane podía haber sentido
la tentación de permitírselo.

Ella le lanzó a Andrew una mirada gélida. —Porque


nunca se molestan en cocinar la carne antes de comérsela.
—Se volvió de nuevo hacia Shane—. Ahora, ¿quieres saber
dónde está ese compañero tuyo, o no?
Trevor gimió suavemente enrollándose como un ovillo
apretado en un patético esfuerzo por entrar en calor. Sus
pantalones vaqueros y su fina camiseta no le protegían lo
suficiente para evitar el frío de la sala subterránea, y nadie
se había tomado la molestia de darle una manta.

Otros temblores causaron estragos en su cuerpo,


estos tenían poco que ver con la temperatura. Al mismo
tiempo, su estómago rodó violentamente. Apretó los
dientes. Como le daban poco de comer, estaría condenado
si vomitara los pocos residuos que lo mantenían.

A su alrededor habían más jaulas tan pequeñas como


la suya. Estaban apiladas de dos en dos en algunas áreas y
llenaban el espacioso círculo que rivalizaba en tamaño con
el garaje de la coalición. Casi todas las jaulas estaban
llenas. En su mayoría por otros cambiaformas felinos, pero
también había algunos Lobos e incluso una pareja mixta de
Halcones. Trevor supuso que tal vez a las Serpientes les
gustaba un poco de variedad en sus comidas.

Su mirada se posó en una jaula vacía. Esa había


pertenecido a Dalton, un Lince excesivamente hablador y
pegajoso con el que Trevor se había encariñado. Su pecho
se apretó dolorosamente al preguntarse qué podría haberle
sucedido al pobre chico. Aunque dudaba que hubieran
matado a Dalton, ya que los Linces eran difíciles de
encontrar, eso no significaba que el felino no estuviera
sufriendo en las manos de sus nuevos dueños.
Otra ola de náuseas atravesó a Trevor, seguido de
otra ronda de temblores. Apretó los dientes para mantener
un gemido de agonía. ¿Cómo era que su cuerpo podía
sentirse como si estuviera ardiendo y helándose al mismo
tiempo? No podía recordar un momento en el que hubiera
sufrido tanto.

La verdadera tortura de la enfermedad era que sabía


exactamente lo que necesitaba para sentirse mejor: A esa
maldita Araña, Wesley. Una mordedura de ese hijo de puta
y Trevor volaría. Por supuesto, eso también significaba que
tendría que arrastrarse a los pies de Orion al mismo
tiempo, pero valdría la pena sólo por tener un respiro.

—¡No! —gritó Trevor.

Dolor o no, no podía darle esa satisfacción a la


serpiente. Tal vez en un par de años, Trevor sería
demasiado débil y caería, pero ahora era un soldado
entrenado. No sólo eso, no quería darle a Orion la
oportunidad de hacer otro de sus malditos vídeos. El Cobra
se había regodeado que había enviado el vídeo anterior a
Shane. Así que Trevor estaría condenado si le permitía a
Orion utilizarlo como un arma en contra de su propio
compañero una vez más.

Trevor se centró en la única cosa que podía hacer el


dolor un poco más tolerable, Shane. Tomó una respiración
profunda y limpió su mente, cerró los ojos y trajo a su
mente una imagen de su compañero. Se obligó a recordar
la suave forma en la que Shane le sonreía solo a él. O cómo
Shane tenía un maravilloso sentido del humor, incluso si
Trevor era el único que podía verlo. O la forma en la que se
había sentido cuando Shane lo tenía entre sus brazos. Pero
por encima de todo, Trevor recordaba lo maravilloso que se
sentía cuando Shane le susurraba: ‘Te amo’.
—Te amo, también —susurró Trevor, aunque Shane
no estuviera allí para escucharlo—. Solo necesito que
vengas a buscarme pronto, porque no sé cuánto tiempo
podré resistir.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca,


ondas de agonía arrasaron su cuerpo. Esta vez no pudo
detener los gemidos más de lo que pudo detener los gritos
de dolor que pronto siguieron. Rezaba todo el tiempo
pidiendo la muerte, pero al mismo tiempo, esperaba vivir
algo más, solo para ver a Shane una última vez.
Colin llevó a Riley al lado este de la sede. Como
siempre, cada vez que Riley se dirigía con el Halcón a esa
parte del edificio, se sentía casi como en casa y un poco
más ligero. Tal vez porque había sido diseñada
específicamente para los cambiaformas aves. A Riley le
habían contado que poco después de que Daniel y sus
Halcones se unieran a la coalición, Mitchell los había dado
esa sección para que la usaran a su antojo. Desde
entonces, la habían transformado poco a poco hasta que
estuvo a su gusto.

A pesar de estar en la oficina, esta tenía la misma


sensación cálida que el resto del lugar, las paredes estaban
pintadas en distintos tonos de verdes y marrones. Los
suelos tenían gruesas alfombras de color marrón y había
varios mullidos y grades sofás dispersos a lo largo de las
muchas oficinas y salas de reuniones.

La mejor parte, en opinión de Riley, era la gran sala


de grabación. No sólo tenían una enorme televisión de
pantalla plana, sino que además tenían una mesa de billar
y juegos de vídeo suficientes para hacer que un joven de
veinte años se corriera en sus pantalones. Podría haber
pasado horas allí si no fuera porque Colin siempre lo
obligaba a asistir a sus interminables sesiones de
entrenamiento.

Cuando se detuvieron frente a la sala de grabación,


Riley sintió una sacudida de choque. Colin se volvió y
señaló a Riley con un dedo en su pecho. —Tengo una
reunión con mi hermano. Sólo me llevará unos minutos y
luego iremos al gimnasio para entrenar con algunos
sparrings.
«¡Sparring, oh yippie! No puedo esperar». Pensó
sarcásticamente.

—Está bien —se encogió, tratando duramente de que


no se notara su consternación. Todavía tenía numerosas
contusiones de su última lección.

—Espérame en la sala de recreo. Vuelvo en unos


minutos.

Riley se volvió para cumplir la orden, pero se detuvo


brevemente cuando Colin puso una mano sobre su hombro.
—Mira la televisión. Lee un libro. Juega al billar. Sólo no te
metas en líos.

—¿Por qué crees que me voy a meter en algún


problema? —exigió Riley, un poco indignado.

Mierda, ¿no había hecho todo lo que Colin le había


ordenado? Había ido a todas las malditas sesiones de
entrenamiento del Halcón, además de que había sido un
buen Águila y ni siquiera había salido, y eso había sido
difícil, ya que amaba mezclarse entre la multitud en los
clubes y otros lugares, pero había resistido, ya que todos
parecían creer que los monstruos estaban todos a la espera
para poner sus manos sobre él. Eso tampoco había sido
fácil, algunos días tenía ganas de gritar de aburrimiento.

La cara de Colin era de piedra. —Chico, tú solo


encuentras problemas.

—Me gustaría. Daría cualquier cosa por un poco de


diversión en este momento —suspiró Riley.

—Esto sólo me llevará veinte minutos y luego


podremos ir a trabajar. Eso debería hacer que te sintieras
mejor.
Riley puso los ojos en blanco. —Sólo tú podrías
pensar que me gusta más sudar que cualquier otra
actividad.

—Sólo vete y compórtate por una vez.

Colin le dio un empujón en la dirección correcta antes


de entrar en la oficina. Riley miró al hombre mientras se
iba, resistiendo el impulso infantil de hacerle una mueca.
Esperó hasta que Colin entró en la oficina antes de meterse
en la sala de recreo.

El lugar estaba vacío salvo por Drew y Greg, un par


de gemelos idénticos. Riley sonrió suavemente mientras
miraba sus cabellos oscuros y brillantes, sus elegantes
constituciones y sus labios gruesos. Tal vez los siguientes
veinte minutos no serían tan aburridos, después de todo.
Había oído en varias ocasiones que a los gemelos les
encantaba pasar un buen rato.

—Hola —dijo Riley lanzando su sonrisa más coqueta.

—Hey —gruñó Drew a cambio.

Ninguno de los dos levantó la vista de su juego. Bien,


eso no haría desistir a Riley. Se acercó al sistema de sonido
y desplazó los CD hasta que encontró ‘Peacock’ de Katy
Perry. Una sonrisa triunfal se apoderó de su rostro. Esto lo
haría perfecto. Gracias a los dioses por Katy y sus sucias
letras, con su ayuda, pronto tendría a los mellizos
comiendo de la palma de su mano.

Subió la música hasta que se aseguró que el volumen


estuviera alto. Entonces, al mismo tiempo que se
enfrentaba al sistema de sonido, Riley comenzó a bailar.
Utilizó sus mejores movimientos de ‘ven y jódeme’ que
tenía en su arsenal, sin comportarse para nada de manera
tímida. Incluso fue tan lejos como para pasar sus manos
sobre su endurecida polla, abriendo los botones de su
pantalón poco a poco.

Aunque los gemelos aún no habían dicho nada, Riley


sabía que estaban disfrutando del espectáculo. No sólo
podía sentir sus ardientes miradas en él, sino que podía
oler el deseo rodar fuera de ellos. Riley lanzó una rápida
mirada sobre su hombro y su polla dio una emocionada
sacudida cuando vio las lujuriosas miradas de los hombres.

Después de darles unos minutos más para que


disfrutaran de los hábiles movimientos de su culo, Riley se
dio la vuelta para enfrentarlos. Todavía moviéndose al
compás de la música, pasó sus manos sobre su entrepierna
de nuevo, deteniéndose el tiempo suficiente para deshacer
el último botón de sus pantalones vaqueros.

Llevaba su ajustada camiseta favorita de color rojo


que apenas le llegaba a la cintura de sus vaqueros. Se
levantó el dobladillo lo suficiente como para mostrar un
poco de su abdomen.

Los gemelos seguían mirándolo, sus ojos oscuros


llenos de lujuria, pero por lo demás, no hablaron ni se
movieron. Decidiendo que tal vez necesitaban un poco más
de motivación, Riley les hizo señas con un dedo.

—En caso de que no os hayáis dado cuenta, esto es


una invitación para que me jodáis, estúpidos —dijo Riley,
mientras levantaba su camisa sobre su cabeza y la tiraba a
un lado.

Los gemelos compartieron una sonrisa antes de tirar


sus tacos y avanzar.
Colin se retorcía en la silla de cuero y trataba de
concentrarse en lo que fuera que Daniel estuviera
divagando. Maldita fuera, no podía conseguir alejar su
mente del malcriado Águila el tiempo suficiente para
concentrarse en otra cosa. No importa lo mucho que lo
intentara, lo único que podía hacer era recordar el día
anterior en el techo.

Se sintió desgarrado cuando vio el dolor en la cara de


Riley después de que él rechazara el beso. Aunque Riley
podía ser molesto, consentido e inmaduro a veces, en el
fondo Colin realmente tenía debilidad por el mocoso. Saber
que le había hecho daño hacía que Colin quisiera pedirle
disculpas.

Lo cierto era que Colin nunca había sido bueno


disculpándose. Francamente, nunca había sido bueno
tratando con otros. Su áspero carácter y su dureza, tendían
a apagar a la gente. Por ello generalmente lo evitaban, y él
estaba más que feliz de devolverlos el favor.

El problema con Riley era que Colin no podía evitarlo.


Puesto que Daniel le había asignado el papel de mentor de
Riley, Colin no tenía más remedio que entrar en contacto
con el Águila durante varias horas todos los días.

No ayudaba a su situación que en los últimos tiempos


Colin hubiera estado teniendo sueños que un buen mentor
no debería tener sobre sus estudiantes. Justo la noche
anterior, soñó que Riley y él se encontraban juntos en una
tina de agua caliente. Estaban al aire libre y caían grandes
y gruesos copos de nieve. Algunos de ellos se habían
aferrado a las largas pestañas de Riley y Colin se las había
besado lentamente antes de mover los labios hacía otras
áreas del sensual cuerpo del Águila. Entonces Riley…

—¡Colin! ¿Estás escuchándome? —rompió Daniel con


voz dura.

Colin, sorprendido, le tiró a su hermano una sonrisa


de disculpa. —Lo siento, ayer no dormí mucho y todavía
estoy aturdido.

—Bueno, entonces no irás a la misión de esta noche


—respondió Daniel pasándose una mano por su espeso
cabello castaño.

—¿Hay una misión esta noche?

—Maldita sea, ¿has escuchado algo de lo que te he


dicho?

—¿Quizás? —Colin resistió la tentación de retorcerse


en su asiento como un niño travieso.

—Los felinos creen que han localizado dónde se


encuentran no solo Trevor, sino varios cautivos más,
algunos de los cuales se rumorea que son Halcones. Por lo
tanto, iremos junto con uno de los mejores equipos de
extracción de prisioneros de Mitchell.

—¿Dónde están detenidos?

—Sobre la base de lo que solía ser un parque


zoológico. La instalación fue cerrada hace varios años y las
serpientes comenzaron a vivir allí poco después. O más
precisamente, han estado viviendo debajo de ella. El
zoológico tiene una serie de túneles subterráneos y
espacios de almacenamiento, y pensamos que es ahí donde
las serpientes tienen su cuartel principal.
—¿Me estás diciendo que mantienen a nuestros
compañeros cambiaformas en un zoológico? ¿No te das
cuenta de que eso es un cliché?

Daniel se echó a reír. —Mis suposiciones no importan.

—Entonces, ¿por qué me dejas atrás? No en vano soy


uno de los mejores luchadores que tienes.

—Debido a que ya tienes una misión, mantener un


ojo sobre Riley.

—¿Desde cuándo eso se ha convertido en una misión


de veinticuatro horas al día?

—Desde que hemos decidido apartarlo de la familia


que lo había acogido.

—¿Por qué? ¿Lo han estado tratando mal, o algo así?


—Esa pregunta salió mucho más seca de lo que Colin
pretendía.

—No, pero en la calle, el precio por su captura se ha


incrementado en casi un millón de dólares.

—¿Y no podemos dejar que lo capturen? Después de


unas cuantas hora escuchando su parloteo, pagarías porque
se lo llevaran —arrastró las palabras Colin, aunque su
corazón golpeaba rápidamente.

Se frunció el ceño a sí mismo. Si no lo supiera mejor,


casi diría que se sentía protector con el mocoso. Eso era
una locura, ya que no podía soportar al pequeño vándalo.
Bueno, quizás había veces que estaba bien, cuando se las
arreglaba para mantener la boca cerrada durante más de
diez segundos.

Un fuerte golpe interrumpió la reunión justo antes de


que otro Halcón, Garrett, metiera la cabeza por la puerta.
—Siento interrumpir, Daniel. Pero debes saber que los
gemelos lo están haciendo otra vez.

Daniel dejó escapar un gemido bajo cuando se


pellizcó el puente de la nariz. —Mierda, ¿cuándo van a
aprender esos chicos a mantener sus pantalones puestos
cuando están en público?

—Dales un descanso —criticó Colin suavemente—.


Esta es nuestra parte del edificio, por lo que no es que sea
exactamente pública. Además, piensa en cómo era cuando
papá estaba al cargo. Actos públicos sexuales formaban
parte de los rituales y las costumbres cotidianas.

—Eso fue entonces. Las cosas son diferentes ahora.

Colin resopló. —¿Por qué? ¿Debido a que ahora


tenemos que ser agradables con los felinos? ¿Cuál es el
problema? A Greg y Drew les gusta divertirse en el patio
trasero de vez en cuando.

—Oh, no es en el patio. Están en la sala de recreo —


dijo Garrett.

¿La sala de recreo? A Colin se le heló la sangre. No,


seguramente Riley no habría sido tan impulsivo.

—Y el Águila está con ellos —agregó Garrett.

¡Mierda! Había sido impulsivo.

Colin se puso en pie y se fue directamente a la sala


de recreo, Daniel y Garrett en sus talones. Cuando Colin
llegó allí, no se sorprendió de ver a un gran grupo
alrededor. Abriéndose paso al frente, se detuvo en seco
ante la imagen de lo que veía.

Riley estaba a cuatro patas sobre la mesa sin ninguna


prenda de ropa. Greg se estrellaba contra el culo del Águila,
mientras que Riley se la chupaba a Drew. Ninguno de los
Halcones era suave. Greg seguía dándole a Riley fuertes
bofetadas en el culo, mientras que Greg tiraba sin piedad
del pelo rubio del hombre más joven.

Colin comenzó a dar un paso adelante para ayudarlo


cuando se dio cuenta de que Riley estaba sonriendo.
Bueno, tanto como uno podría sonreír con la boca llena de
polla. No sólo eso, sino que la polla de Riley estaba
totalmente erecta y con fugas de líquido pre seminal.

El mocoso realmente disfrutaba jugando duro.

Uno de los Halcones que servía en su equipo, lo miró


y le dijo: —Deberías haberlos visto hace unos minutos. Los
gemelos tenían el Águila casi doblado por la mitad. Uno de
los gemelos le estaba comiendo el culo al Águila, mientras
que el otro lo chupaba. El rubio no dejaba de soltar
hermosos gemidos.

Las tripas de Colin se agitaron mientras continuaba


viendo el espectáculo. Maldita sea, los gemelos sólo
utilizaban a Riley como si fuera un juguete caliente y
sexual, nada más. No había caricias o besos, solo una puta
follada sin arrepentimientos.

Greg echó atrás la cabeza y gritó mientras se corría.


No bien hubo terminado, Drew tomó a Riley y casi lo tiró
encima de una mesa de billar cercana. Riley cayó sobre su
espalda, un grito fuerte brotó de sus labios hinchados.

—Tienes un buen culo —Drew elogió antes de


penetrar a Riley.

—¿Sigues pensando que es una diversión inocente?


—preguntó Daniel cuando llegó al lado de Colin.

—Es solo un niño —protestó Colin, a pesar de que los


sudorosos músculos de Riley no encajaban con esa
declaración.
—Tiene edad suficiente para consentir —señaló
Daniel.

—¿Estás bromeando? Me importa una jodida su edad,


es decir, mentalmente no es lo suficientemente inteligente
para jugar así.

Colin se encontró clavando su mirada en la cara de


Riley. Parecía como si fuera a correrse en un segundo, y
Colin nunca había visto nada más caliente. Los gruesos
labios de Riley se separaron como si estuvieran pidiendo un
beso, sus ojos oscuros llenos de pasión.

Riley giró su cabeza hacia un lado y se encontró con


la caliente mirada de Colin centrada en él. A pesar de sus
negativas anteriores de no querer estar con Riley, Colin
sintió una oleada de deseo que lo golpeó. Se sintió arder y
le dieron ganas de empujar a los gemelos lejos para poder
probar una dulce muestra de ese cuerpo.

Tomó una respiración profunda mientras se


estabilizaba y negó con la cabeza. No, no debería ni
siquiera pensar en esas cosas. Como mentor de Riley, no
debería dejar que sus pensamientos fueran por ese camino.
Dándose una reprimenda mental para tener un mejor
control sobre sus deseos, Colin se volvió y se obligó a
alejarse.

Pero no podía escapar de los sonidos de pasión que


Riley soltaba con tanta facilidad. Estos lo siguieron todo el
camino por el pasillo.
Tan pronto como Shane se acercó a los restos del
zoo, pudo sentir a la mayor parte de su equipo en su forma
animal. Shane se quedó en su forma humana. Puesto que
esta misión era personal, quería que su asesinato también
lo fuera. La única manera de lograrlo sería si se enfrentaba
a Orion de hombre a hombre.

Andrew y Owen también se quedaron en su forma


humana. Se acercaron como siempre, flanqueándolo.

—Jade ya ha respondido a mi llamada —dijo Owen.

—¿Tenía alguna idea de lo que era la Araña que


mordió a Trevor?

—Sí, y me conmocionó como la mierda.

Shane hizo un gesto con las manos. —Bueno, no me


mantengas en suspenso. ¿Qué es ese hijo de puta?

—Eoplectreurys gertschi 14 —anunció Owen con gran


celo. Cuando Shane se encogió de hombros, la emoción
huyó de su cara—. No puedo creer que nunca hayas oído
hablar de ellos. Son una de las primeras especies de Arañas
conocidas. Extinguidas en la naturaleza, pero de alguna
manera sus homónimos cambiaformas lograron sobrevivir.
A pesar de que Wesley es el último de su especie.

—¿Acabas de decir que el nombre de la Araña es


Wesley? —Andrew alzó la cara.

—Sí, y Jade estaba muy molesta al descubrir que aún


respiraba. Pensaba que lo había matado en un incendio en
su casa el año pasado.
14
Son unas arañas del jurásico con más de 165 millones de años de antigüedad.
—Por eso es por lo que las Arañas como ella no son
buenos asesinos. No tienen paciencia para quedarse y
asegurarse de que el trabajo se ha hecho correctamente —
señaló Shane al cabo.

Una gran explosión destrozó el aire antes de que un


puesto de comida abandonado ardiera en llamas. Shane
miró su arma por última vez antes de sonreír a sus
hermanos de crianza. —Esa es nuestra señal. Vamos a
clavar a ese Cobra y a recuperar a Trevor.

Inteligencia les había dicho que la entrada menos


vigilada a la guarida subterránea estaba en el centro del
parque, por lo que Shane corrió en esa dirección. En el
camino, un par de serpientes en su forma humana saltaron
hacia él. Shane ni siquiera perdió el tiempo eliminándolas,
Owen y Andrew lo hicieron por él.

A su alrededor, podía oír los gruñidos, silbidos,


rugidos y maldiciones que el resto de su equipo soltaba
mientras eliminaban a las serpientes que custodiaban la
entrada. Shane hizo caso omiso de todas las batallas. Lo
único que le importaba era ir a la entrada para llegar hasta
Trevor.

Finalmente, llegaron a lo que parecía ser un conjunto


de puertas que conducían a un sótano para tormentas.
Mientras que Andrew y Shane mantenían sus armas a
mano, Owen abrió cautelosamente.

Los compañeros de Owen y Andrew se unieron a ellos


y los cinco hombres se asomaron por la abertura. Un par de
escaleras de metal desvencijadas descendían a lo que
parecía un oscuro abismo. Shane se puso tenso, esperando
que algo saltara y los atacara, pero después de unas
cuantas respiraciones, se dio cuenta de que nada venía
hacia ellos todavía.
—Iré primero, creo que de todos modos me toca —
ofreció Andrew.

En el pasado, cada vez que salían de misión, Andrew


y Shane siempre intercambiaban quien iría primero. Antes
de que Andrew pudiera llegar a la abertura, su compañero,
Vapor, dio un paso adelante. Su mata de pelo oscuro, se
alzó sobre Andrew.

—Infiernos que lo harás —gruñó Vapor protector—.


Yo iré primero.

Con todo su entrenamiento, Andrew podía manejar


casi todo lo que llegaba a sus manos, pero aun así dio un
paso atrás y dejó que Vapor se hiciera cargo. La forma en
la que esos dos actuaban el uno hacia el otro, sólo hizo que
Shane echara más en falta a Trevor si cabía.

Cuando Vapor comenzó a bajar, lo siguieron poco a


poco, uno por uno, por las escaleras. Tan pronto como puso
el pie en el primer peldaño del lugar, el hedor abrumador
de las serpientes, las heces y la decadencia, lo asaltó.
Mientras descendía, podía oír las arcadas de Owen por
encima de él. En cualquier otro momento, Shane se habría
molestado porque tuviera una nariz tan delicada. En su
lugar, Shane centró toda su energía en no tomar
respiraciones profundas, así no se uniría a Owen en su
fiesta de náuseas. Eso no impresionaría ni asustaría a la
serpiente reina.

Una vez que llegó al fondo, Shane escaneó el área,


tratando de absorber la mayor cantidad de información
posible de su entorno. Mientras que las paredes parecían
anticuadas y tenían grietas que atravesaban el hormigón en
ruinas, las luces y el suelo parecían haber sido
recientemente instalados. Shane estaría dispuesto a
apostar que las serpientes habían planeado quedarse allí
por un tiempo, y fueron haciendo mejoras a su nuevo hogar
poco a poco.

Peor para ellos, Shane planeaba volar todo el lugar


una vez que la operación hubiera terminado. Sólo
necesitaba recuperar primero a Trevor y al resto de los
cautivos. Esta vez insistió en ir el primero a través del largo
pasillo que bajaba. Todo estaba en silencio, salvo por un
ruido constante de goteo que hizo que Shane se preguntara
por qué en el infierno las serpientes no llamaron a un
fontanero al mismo tiempo que pusieron el suelo.

Estaba a punto de enviarle esa pregunta


telepáticamente a Andrew, cuando un hombre alto salió de
una puerta y los desafió. Más grande incluso que Vapor, el
tipo era calvo y tenía los inconfundibles rasgos afilados que
lo marcaban como un cambiaformas Araña.

—Tarántula —murmuró Owen en voz baja.

La Araña apretó los puños y se burló de ellos. —Voy a


amar aplastar vuestros cráneos y chupar...

Shane sacó un arma y disparó en la cabeza a la


mandíbula habladora.

El hombre cayó al suelo, su boca todavía abierta.

—Bueno, maldita sea, ahora nunca sabremos qué


quería chupar —reflexionó Owen.

Cuando el grupo le dio una mirada graciosa, Owen se


encogió. —Que me maten. Soy curioso.

No tuvieron que ejecutar a nadie más en su recorrido


por el largo pasillo. Seguramente eso se debería a que la
mayoría de las serpientes se habían lanzado fuera para
luchar contra los otros felinos y los Halcones. Así que
cuando llegaron a una habitación grande y sólo se
encontraron a Orion, unos cuantos guardias y Trevor,
Shane no estaba muy sorprendido.

Lo que si lo atontó fue la apariencia de su


compañero. Trevor tenía los ojos vidriosos, las pupilas
dilatadas donde su color verde era casi inexistente.

Su aspecto era barato, la ropa sucia colgaba de su


cuerpo debido a su delgadez. Su pelo oscuro, una vez
hermoso, se veía sucio y desaliñado contra su rostro
demasiado pálido.

Shane esperó a que Trevor lo mirara, que le diera


algún destello de que lo reconocía, pero la Pantera siguió
mirando hacia adelante. Una fina línea de saliva caía por su
boca y no hizo ningún movimiento para limpiarla.

Shane gruñó y dirigió su mirada hacia Orion. A


diferencia de las otras serpientes, el Cobra no tenía esa
mierda de mezcla. En todo caso, se podía considerar
atractivo, con su cabello rubio cuidadosamente peinado y
sus pómulos altos. Incluso iba vestido sensualmente, con
una camisa oscura de seda roja y pantalón negro.

La apariencia del hombre no engañaba a Shane en lo


más mínimo. Sabía que de todos ellos, Orion era el más feo
y más malvado de todas las serpientes. Shane también
sabía que iba a ser una perra difícil de matar.

Una cosa que Shane tenía a su favor, era que se


había tomado su tiempo para estudiar a los cambiaformas
Cobras y había aprendido que tenían una zona débil detrás
del cuello. Ahora, todo lo que Shane tenía que hacer era
acercarse lo suficiente para poder asestarle un golpe
mortal.

—Te he estado esperando —Orion sonrió


maliciosamente.
—Apuesto por eso, probablemente no conseguirías
mucha acción de otra manera —dijo Shane con su fresca
voz. Era un tono que dominaba desde hacía años, y que
nunca dejaba de inquietar a sus rivales.

Orion parpadeó una vez, pero su sonrisa nunca


vaciló. —¿Echas de menos a tu mascota? Te prometo que
he cuidado muy bien de él.

El Cobra le dio a la cadena un salvaje tirón. Trevor


dejó escapar un suave gruñido antes de caer a su lado,
obviamente demasiado drogado para mantener el
equilibrio.

Shane dejó escapar un gruñido suave, pero no se


permitió reaccionar de otra manera. Sabía que todo era un
ardid para sacarlo fuera de juego y así poder derribarlo.

—¿Por qué no dejas ir a Trevor y así podremos


terminar esto? —ofreció Shane.

Cuando Orion negó con la cabeza, Shane no se


sorprendió demasiado. —No, creo que voy a mantenerlo
aquí cerca por ahora. Cuando te mate, lo obligaré a mirar
mientras me alimento de ti.

Todos ellos saltaron cuando Trevor hizo un sonido


gutural, que sonó como una risa. Se puso sobre sus rodillas
y se tambaleó un poco antes de dirigir una mirada borrosa
hacia Orion. —Eres un jodido idiota.

—¿Qué acabas de llamarme? —exigió Orion, sus ojos


desprendiendo fuego rojo.

Trevor dejó escapar otra carcajada. —He dicho que


eres un jodido idiota si crees que puedes vencer a Shane.
Va a rasgar tus dedos uno por uno y luego te los hará
comer, sólo por haberte atrevido a tocar lo que le
pertenece.
Vapor dejó escapar un silbido. —Wow, se parece a
Shane, suena como un verdadero psicótico.

Trevor le dio una sonrisa tonta a Vapor, luego se


volvió y mordió a Orion en una pierna. Y esa mordedura, se
pareció más a la de un hombre de las cavernas con dientes
romos, en lugar de sus fuertes dientes felinos. Aun así
debió haberlo herido como un hijo de puta, porque Orion
dejó escapar un fuerte grito de dolor antes de patear a
Trevor apartándolo.

Trevor hizo un vano intento de arrastrarse lejos, sólo


para ser detenido por la cadena. Dejó escapar un sonido de
náuseas a medida que intentaba aflojar la cadena de su
cuello con los dedos.

Los signos de su compañero sufriendo y luchando,


rompió la última parte de las reservas de Shane. Dejando
escapar un rugido, bajó sus cuchillas cortas.

Pero Orion tuvo tiempo de reaccionar, aunque Shane


ya estaba sobre él. Ese no significaba que la batalla fuese a
ser rápida y fácil. Lejos de eso, Orion logró sacar su propio
conjunto de espadas y demostró una asombrosa habilidad
con ellas.

Por desgracia para la serpiente, Shane era mejor.


Pronto tuvo a la serpiente atrapada. Orion movió su mano
derecha y Shane respondió cortando la muñeca de la
serpiente con sus cuchillas.

Orion dejó escapar un grito al mirar hacia abajo al


tronco que había quedado donde antes estaba su mano.
Shane sonrió. Perfecto, ahora el hijo de puta sólo tenía dos
opciones, cambiar o morir. Orion hizo una última mueca
antes de comenzar a cambiar.

Una brillante luz plateada pasó a través del cuerpo de


la serpiente, tan brillante, que cegó temporalmente a
Shane. Parpadeó un par de veces para aclararse la vista
justo a tiempo de ver el final de la transformación de Orion.

En forma de cobra, Orion medía más de veinte pies15


de largo. Abrió su boca para revelar sus largos colmillos
que goteaban con saliva y Dios sabe qué más. Maldita sea,
ni siquiera Jon Voight 16 querría meterse con eso. Sólo un
loco retaría a algo tan grande. Pero, de nuevo, dado que
siempre habían acusado a Shane de estar loco, ¿por qué
oponerse a la idea general?

—Ahora es tiempo de que sientas un poco de dolor —


gruñó Shane antes de hundir y girar la hoja en la parte
superior de la serpiente.

Orion dejó escapar un grito que sonó inhumano


cuando empezó a retorcerse violentamente. Su cola se
agitó alrededor, casi golpeándolos un par de veces. Shane
se lanzó hacia su compañero, no quería que hiriera a Trevor
más de lo que ya estaba. Entre Andrew y él, lograron
quitarle la cadena del cuello. Levantando a Trevor en sus
brazos, Shane se puso a cubierto detrás de un mostrador,
viendo cómo los otros felinos hacían lo mismo.

Una vez que estuvieron a salvo fuera del camino


agónico de la muerte de Orion, Shane por fin saboreó tener
finalmente a su compañero seguro en sus brazos. Shane se
aferró a Trevor apretándolo cuando empezó a llenar de
besos su rostro.

—Supongo que me extrañabas —bromeó Trevor, su


voz seguía siendo confusa.

15
6,096 metros.
16
Jonathan Vincent Voight (29 de diciembre de 1938, Yonkers), más conocido cómo
Jon Voight, es un actor neoyorkino de cine, teatro y televisión, además de ser
guionista, director de televisión y productor ejecutivo. Es conocido por sus papeles en
Cowboy de medianoche, El regreso, Defensa, Conrack, El tren del infierno o Ali. Ganó
un Oscar en 1979 como mejor actor principal en El regreso y tres Globos de Oro en
1970, 1979 y 1986. Es el padre de Angelina Jolie y James Haven.
En el centro de la habitación, las cosas se fueron
calmando, ya que los golpes de Orion se volvieron más
débiles y menos frecuentes. Shane calculó que a la
serpiente solo le quedaban unos minutos, y finalmente
habría muerto. Resopló, viendo morir al jodido Cobra de
forma dramática como si fuera una mala película.

Shane le dio otro apretón a Trevor antes de


responderle: —Sí, puede que me haya dado cuenta de que
no estabas alrededor.

Continuó manteniendo apretado a Trevor mientras lo


mecía y susurraba palabras de amor en su oído. Todo el
tiempo, Shane tenía que seguir recordándose que no era un
sueño, que finalmente tenía a Trevor de vuelta en sus
brazos.

—¡Oh, Dios mío! ¿Estás llorando? —preguntó Trevor,


sus ojos muy abiertos en estado de shock.

Shane se tocó la mejilla, una sacudida eléctrica lo


arrasó cuando sus dedos tocaron la humedad. —Eh, mira
eso, soy yo. Y eso que pensaba que mis conductos
lagrimales no funcionaban.

Trevor dejó escapar una risa gutural mientras frotaba


su mejilla contra el pecho de su amante. Shane sonrió,
demostrando que no era el único que deseaba un cambio
de olor.

Trevor se frotó varias veces antes de inclinar la


cabeza hacia atrás. —Nunca dudé que vendrías por mí —
declaró.

—Tendrían que haberme matado para que dejara de


buscarte. Te amo, y el único lugar al que perteneces es
conmigo, a mi lado.
—También te amo. Siento todas las cosas que dije en
ese vídeo. Las drogas…

Shane llevó un dedo a los labios de Trevor. —No te


preocupes por eso. Sé que no hablabas en serio.

Trevor dejó escapar un sollozo ahogado. —Te extrañé


tanto.

—No te preocupes, no tengo planes de dejarte fuera


de mi vista nunca más. Te guste o no, permanecerás
pegado a mí.

—Estaré más que feliz de vivir así —dijo Trevor antes


de compartir un suave, largo y tierno beso con Shane.

Shane cerró los ojos y respiró en profundidad,


disfrutando del hecho de que una vez más podía disfrutar
de la esencia de su hombre. La vida no podía ser mejor.
Trevor subió una caja por las escaleras hasta el
dormitorio principal. Después de dejarla, se tomó unos
minutos para recuperar el aliento. A pesar de que había
pasado un mes desde que lo habían rescatado, aún tenía
algunas secuelas persistentes de todo el veneno que le
habían inyectado.

Se sentó en el borde de la cama pensando en las


semanas posteriores al rescate y lo dolorosa que había sido
su desintoxicación. Si no hubiera sido por el apoyo de
Shane, Trevor dudaba que lo hubiera superado.

Por extraño que pareciera, Shane no había sido su


único apoyo. Jade no sólo se había quedado a ayudarlo,
sino que había colaborado con Owen para destilar un
antídoto. Además, Dalton seguía pegado a Shane y Trevor
como cinta adhesiva. Mientras que Shane fingía que le
molestaba esa adoración que tenía Dalton por él como su
héroe, Trevor estaba seguro de que Shane también tenía
debilidad por el pequeño Lince.

Trevor sonrió ante la ironía. ¿Quién habría pensado


que ellos serían los tutores de un huérfano? Trevor había
crecido en un hogar de acogida sin amor, y Shane, había
sido vendido a un monstruo por su propia madre. Por eso
era tan impresionante que casi daba risa.

Sin embargo, Trevor no cambiaría su improvisada


familia por nada en el mundo.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Shane cuando entró


en el dormitorio y se sentó en la cama junto a Trevor.
—Cansado, pero contento. Todavía no puedo creer
que compráramos una casa al lado de Kevin y Jared.

—Lo sé, es muy doméstico, así que no permitiré que


nadie lo vea para no perder mi estatus de psicótico —Shane
le dio un simulacro de temblor.

Trevor se rió mientras le daba un golpe juguetón a


Shane. —Hablando de situaciones domésticas, ¿dónde está
nuestro hijo?

—Dalton salió con Jade de expedición.

—¿Le dejas pasar el tiempo con una Viuda Negra? —


Trevor demandó.

Shane puso un aspecto seco. —Por favor, no hay


nadie más protectora con el niño aparte de ti y de mí. Si
alguien mira mal a Dalton, ella le arrancará la cabeza y no
en sentido figurado.

Trevor apretó los labios antes de finalmente asentir.


—Supongo que tienes algo de razón.

—Además —los ojos de Shane le dieron una astuta


mirada cuando se acercó y tiró del dobladillo de la camisa
de Trevor—, eso nos da un tiempo a solas.

Trevor sonrió. —¿En qué vamos a emplearlo?

—Puedo pensar en una o dos cosas.

Shane le sacó a Trevor la camisa antes de unir sus


frentes y darle una breve orden. —Desnúdate mientras
encuentro el lubricante. Tiene que estar en una de las cajas
que están aquí. —Eso hizo que las bolas de Trevor se
apretaran.

Trevor se levantó y se quitó la ropa en tiempo récord.


Lamentablemente, pasó mucho más tiempo mientras Shane
buscaba la botella de lubricante. Desnudo y colocado sobre
sus rodillas, Trevor miró durante unos minutos antes de
decidir tomar el asunto en sus propias manos, literalmente.
Se inclinó y envolvió su polla con su puño, bombeándola.

—Será mejor que te des prisa, o de lo contrario


terminaré incluso antes de que tengas la oportunidad de
jugar conmigo —advirtió Trevor antes de gemir y echar la
cabeza hacia atrás.

Como siempre, la visión de su cuello expuesto hizo


que Shane soltara un gruñido apreciativo. Trevor golpeó a
su compañero con una sonrisa por el gemido que había
soltado.

—¿Debo pegarte? —amenazó Shane.

Esa vez Trevor no se molestó en ocultar su sonrisa.


—¿Qué bien haría eso? Los dos sabemos que sólo me
excitaría más.

Shane levantó la vista de la caja en la que había


estado buscando. —Supongo que tienes razón. La última
vez que te discipliné de esa manera, disparaste por todo mi
regazo. Todavía no he logrado sacar las manchas de mis
pantalones de cuero negro.

Trevor se llevó la mano a la boca y pasó lentamente


la lengua por la palma de su mano antes de llegar de nuevo
hasta su polla y agarrarla. Sentado sobre sus rodillas,
comenzó a mover su polla arriba y abajo en su puño
ensalivado, asegurándose de que sus gemidos eran buenos
y fuertes.

Shane miró en una última caja y dejó escapar un


grito de emoción. —Lo encontré.

Levantando la botella, la miró y frunció el ceño. —


¿Desde cuándo tenemos con sabor a cereza?
—Lo compré como regalo de inauguración de esta
casa —dijo Trevor.

—¿Te he dicho que amo la forma en la que piensas y


tus regalos?

Shane lanzó la botella en la cama y comenzó a


quitarse la ropa.

Trevor inclinó su cabeza hacia un lado. —Creo que es


posible que me lo dijeras esta mañana, cuando te di tu
mamada mañanera diaria.

Finalmente desnudo, Shane subió a la cama y golpeó


la mano de Trevor para hacerse cargo de las caricias. —
Bueno, ya que te encargaste tan bien de mí, es justo que
ahora te devuelva el favor. Sobre tu estómago.

Trevor obedeció feliz, acomodándose con sus brazos


debajo de su barbilla como si fueran una improvisada
almohada. Cuando sintió el terciopelo de los labios de
Shane planeando a lo largo de su columna vertebral, Trevor
dejó escapar un zumbido de la felicidad.

Desde que había conseguido rescatarlo, Shane no se


cansaba de probarlo y de frotarse contra él, algo que a
Trevor no le importaba en lo más mínimo, porque amaba
ser cubierto por el olor de Shane. Amaba a su excéntrico
Leopardo y quería que todo el mundo lo supiera.

Shane dejó caer lentamente una lluvia de besos por


la columna vertebral de Trevor, sin detenerse hasta llegar a
la raja de su culo. Trevor contuvo el aliento por la
anticipación, dejando escapar un grito cuando Shane
separó sus globos y le dio un beso en su estrecha abertura.

—Sólo una advertencia, no sé cuánto tiempo voy a


durar si sigues haciendo eso —advirtió Trevor.
—Tú no te correrás hasta que te lo ordene —
amonestó Shane.

Trevor se quejó, las palabras fueron directamente a


su polla. Cada vez que Shane le hablaba de esa manera,
Trevor estaba indefenso, pero haría exactamente lo que le
había ordenado su compañero. —Sí, Shane.

Para probar que él y sólo él tenía el control de la


situación, Shane lamió, mordió y chupó el culo de Trevor,
sólo para apartarse cada vez que Trevor estaba en el
borde. Shane continuó con la dulce tortura durante lo que
pareció una eternidad. A medio camino, añadió a su lengua
sus dedos. Primero insertó uno, a continuación otro, hasta
que al final tuvo cuatro dígitos entrando y saliendo del
agujero de Trevor.

—Este lubricante sabe bien —observó Shane


frustrado. Como para enfatizar su punto, apuñaló de nuevo
el agujero de Trevor con su lengua.

—¡Sólo jódeme! —gruñó Trevor mientras se frotaba


contra el colchón, en un intento desesperado por aliviar un
poco el dolor en su pene.

Ese estallido de ira le valió una palmada en el culo,


pero no le importaba, Trevor incluso gimió y se arqueó
hacia la mano de Shane. También consiguió lo que quería,
porque Shane retiró sus dedos y presionó la punta de su
polla en el extendido agujero de Trevor.

—Te amo —se quejó Shane antes de empujarse todo


hacia adentro.

Trevor gritó cuando el placer se mezcló con un dulce


alivio. —Yo también te amo.

A pesar de que Shane estableció un ritmo lento y


sensual, Trevor pronto se encontró al borde de correrse.
Eso no lo sorprendió. Ya que la comida de culo anterior lo
había llevado varias veces al borde, realmente fue un
milagro que no se corriera en el momento que la polla de
Shane lo había llenado.

—Por favor, Shane. Tengo que correrme —gimió


Trevor.

Shane se inclinó hasta que llegó al oído de Trevor. —


Entonces córrete para mí, Pantera. Sólo asegúrate de gritar
mi nombre cuando lo hagas.

Así que Trevor lo hizo. Empujándose contra la mano


de Shane, Trevor gritó el nombre de su compañero cuando
el orgasmo golpeó duramente su cuerpo. El placer y una
sensación de paz se apoderaron de Trevor mientras sentía
a Shane unirse a él. La polla del Leopardo dio varias
sacudidas antes de llenarlo con calientes ráfagas de semen.

Después de que se recuperaron, Shane se puso de


lado y tiró de Trevor hacia su pecho para que no tuviera
que descansar sobre la mancha de humedad. Trevor se
acurrucó feliz en el cuerpo caliente de su compañero y dejó
escapar un suspiro de satisfacción.

—¿Puedo contarte un pequeño secreto? —Trevor le


preguntó.

—Seguro.

—Cuando Orion me secuestró, hubo un momento en


el que dudé que pudieras encontrarme.

—Shane se puso tenso, pero no respondió.

Trevor continuó: —Entonces me acordé de la forma


en la que me miraste la primera vez que me dijiste que me
querías.

—¿Qué tiene que ver eso?


—Era una combinación de miedo, shock y felicidad,
pero lo único que me mantenía era la sensación de paz que
parecía asentarse sobre mí cuando pensaba en ti. Supe
entonces que habías compartido una parte de ti mismo
conmigo que nunca le habías mostrado a nadie antes. Eso
fue algo que nunca pude olvidar, no importa cuántas
drogas bombeara Orion en mí.

Shane le dio un beso a Trevor en el hombro. —Eso es


cierto, ¿sabes? Cada vez que estoy a tu alrededor, siento
que todo es fácil. Tú acallas todo lo malo.

Trevor se giró para quedarse frente a Shane. —Pero


no lo entiendo, no hay nada malo en ti. Nunca lo ha habido.
El hecho de que seas un Leopardo no significa nada.
Cuando te miro, todo lo que veo es a Shane, el hombre que
amo.

A Shane se le pusieron los ojos sospechosamente


húmedos antes de que respondiera: —Gracias a ti, Pantera,
creo que finalmente lo puedo creer.

Trevor se acurrucó de nuevo en los brazos de Shane


y se durmió, feliz de saber que estaba en lo cierto, que
pertenecía al felino más compasivo, amoroso y amable de
la coalición.
Stephani Hecht es una madre felizmente casada con
dos hijos. Generalmente, podremos encontrarla acurrucada
junto a su portátil, creando su próximo libro.
:
Gaby

:
Lou

Gaby

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos


disfrutar de todas estas historias!

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