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José María Arguedas: el encuentro de dos mundos y su proceso de

socialización intercultural

Cuando se habla de José María Arguedas Altamirano se retrata a un personaje


que estuvo marcado por muchos avatares y, más aún, se destaca su ideal de
unidad entre los habitantes, razón por la cual recibe inmensas críticas de
connotados escritores para su tiempo. A raíz de esta, surgen las interrogantes:
¿por qué Arguedas se denomina encuentro de dos mundos?, ¿responde a un
proceso de socialización?, ¿Los ríos profundos responde a la socialización de
Arguedas?, ¿Arguedas desarrolla la interculturalidad en Los ríos profundos y
cómo se evidencia? y finalmente, ¿Arguedas representa el encuentro de dos
mundos y una socialización intercultural? Este escritor andahuaylino describe un
tema muy importante entre sus narraciones, la interculturalidad, porque él se
convierte en ese agente que socializa tanto para el mundo andino y español; es
decir, es el ideal de persona que valora a sus semejantes y no hace diferencias.
Por tanto, la finalidad en los párrafos siguientes es dar respuesta a las premisas
formuladas y concebir la imagen de este escritor como un socializador
intercultural.

El término de encuentro de dos mundos hace referencia, en primer lugar, al


llamado que realiza Rodrigo de Triana en 1492, dejando atrás la idea del
eurocentrismo (Alba, 1992). Suceso similar que padece nuestro escritor
andahuaylino cuando en 1921 huye de la casa de su madrastra y arriba a la
hacienda de Viseca, donde inicia esa comprensión y encuentro dual. Él sostiene:
“yo no me sentía mal en esa habitación. Era muy parecida a la cocina en que me
obligaron a vivir en mi infancia; al cuarto oscuro donde recibí los cuidados, la
música, los cantos y el dulcisimo hablar de las sirvientas indias y de los
concertados” (Arguedas, 2003, p. 7)

En esta expresión se evidencia la socialización. Esta se define, según Rocher


(1980), como el aprendizaje e interiorización de aspectos socioculturales propios
del contexto, los cuales inciden en la singularidad del individuo que se motiva por
la vivencia, para luego adaptarse y servir desde dicho lugar. Idea que también
comparten Arnett (1995) y Maccoby (2007) cuando afirman que es la
incorporación de una norma, rol, valor, actitud y creencia que se halla en el
ambiente social y en ella intervienen los diversos agentes sociales (familia, grupo
de pares, escuela y medios de comunicación). Las interiorizaciones se evidencia
en la expresión: “A mi padre le gustaba oír huaynos; no sabía cantar, bailaba
mal, pero recordaba a qué pueblo, a qué comunidad, qué valle pertenecía tal o
cual canto” (Arguedas, 2003, p. 23). Asimismo, cuando manifiesta: “en esos días
de confusión y desasociego, recordaba el canto de despedida que me dedicaron
las mujeres, en el último ayllu donde residí, como refugio, mientras mi padre
vagaba perseguido (Arguedas, 2003, p. 39). Es de entender que la naturaleza
de Arguedas estaba marcada por muchos procesos sociales, el cual era producto
de los viajes que realizaba con su padre, quien era un abogado.

También es indispesable reconocer que en el proceso de socialización


interviene, lo planteado anteriormente, los agentes sociales. Siendo el primero la
familia, el cual, según Grusec y Davidov (2010), está relacionada con la
protección, las reciprocidades, controles, apredizajes guiados y participaciones
en los grupos; el segundo (grupo de pares), desde la posición de De grande
(2013), cobra presencia en las escuelas, el niño esta participando en la calle u
otro ambiente como la plaza, la iglesia, mercados. El tercero (la escuela), para
Wentzel y Looney (2007), es el espacio apropiado para que se adquiera una
serie de habilidades que conlleven a la adaptación con el grupo y luego
desarrollarse para demostrar un desempeño, valor acorde a la sociedad que
exige y el cuarto (medio de comunicación), de acuerdo a Pintado (2003), hace
referencia a dos medios: uno, el audiovisual y dos, los nuevos; siendo este último
más interactivo.

A partir de la información, se evidencia en Arguedas tres de los agentes


socializadores (la familia, grupo de pares y la escuela), evidenciandoce en la cita
siguiente: “yo soy cristiano, y tendremos que oír misa, al amanecer, con el viejo
en la catedral” (Arguedas, 2003, p. 9). Del mismo modo, “la voz de la campana
resurgía. Y me pareció ver, frente a mí, la imagen de mis protectores, los alcaldes
indios: don Maywa y don Víctor Pusa” (p. 13), cuyos personajes marcaron la
infancia de este escritos indígena; citas que describen con mucha claridad a los
agentes socializadores de la familia y grupo de pares. Este último, de alguna
manera, se presenta en la expresión: “yo estaba matriculado en el colegio y
dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de
varios años de haber viajado juntos, yo debía de quedarme, y él se iría solo.
(Arguedas, 2003, p. 33). En este nuevo escenario, inicia un nuevo proceso que
está relacionada con sus semejantes, los estudiantes. Finalmente, el agente
socializador denominado escuela se presenta en la imagen del Padre Director,
a quien confundía entre sus sueños e indica:

Yo lo confundía en mis sueños; lo veía como un pez de cola ondulante


y ramosa, nadando entre las algas de los remansos, persiguiendo a
los pececillos que viven protegidos por las yerbas acuáticas, a las
orillas de los ríos, pero otras veces me parecía don Pablo Maywa, el
indio que más quise, abrazándome contra su pecho al borde de los
grandes maizales (Arguedas, 2003, p. 41).

Entonces responde a los procesos propios de la socialización de un escritor que


recuerda su mundos objetivo con los ya construidos; es decir, se introduce a un
nuevo contexto. A partir de ella, es valioso identificar los tipos de socialización
que vienen a ser la amplia y estrecha (Arnett, 1995). La primera busca la
individualidad, ser independiente y en cambio, la segunda, se orienta al
conformismo, ser obedientes, desmecere las conductas que van contra las
normales. A esto se suman las etapas de socialización, según Berger y
Luckmann (1968), que son la primaria (el sujeto internaliza un mundo objetivo
construido por otros) y secundaria (el sujeto se introduce en un nuevo rol,
contexto que, en ocasiones, entra en contradicción con el mundo objetivo ).
Además, la primera versa sobre una caraga más afectiva y la segunda es una
relación más formal. De esta forma, la socialización de Arguedas responde a un
tipo amplio y se estructura con la etapa primaria ya que es una constante los
recuerdos que mantiene y los evoca con mucho afecto y respeto.

Por otro lado, se convierte en aquella figura que profesa el inicio de la


interculturalida. Esta se entiende, según González (2009), como aquella doctrina
que busca el respeto mutuo entre las distintas sociedades que entran en
contacto, busca eliminar las exclusiones ya que comparten situaciones
vivenciales. El mismo que se evidencia con la actitud y la relación con otros. En
ese sentido, Albó (2002) indica sobre este punto como aquel que no busca la
fusión y construir una identidad mestiza, sino conservar la identidad de una u
otra cultura por más que se adopten elementos para intereses distintos. En fin,
es preservar la identidad cultural. Dan credibilidad de esta acción intercultural las
citas siguientes: “la armonía de Dios existe en la tierra. Perdonemos al Viejo ya
que por él conociste Cuzco (Arguedas, 2003, p. 11), Vale decir, la figura paterna
influyó notablemente en el ideal de Arguedas porque con esta expresión invita a
perdonar y comprender la naturaleza humana. A esto se suma la acción que
realiza Arguedas con un pongo y demuestra su socialización intercultural:

Un poco lejos, el pongo estaba de pie, apoyándose en la pared. Las


roturas de su camisa dejaban ver partes del pecho y del brazo. Mi
padre ya había subido al camión. Me acerqué al pongo y me despedí
de él. No se asombró tanto. Lo abracé sin estrecharlo. Iba a sonreir,
pero gimoteó, exclamando en quechua: ‘¡Niñito, ya te vas; ya te estás
yendo! ¡Ya te estás yendo!’ (Arguedas, 2003, p. 20)

En esta cita, Arguedas demuestra la interculturalidad ya que esta debe ser


demostrada por medio de valores y actitudes. Al mismo tiempo, confirma de
manera verbal y es:

Mi padre llevaba un vestido viejo, hecho por un sastre de pueblo. Su


aspecto era complejo. Parecía vecino de un aldea; sin embargo, sus
ojos azules, su barba rubia, su castellano gentil y sus modales
desorientaban. No, no debíamos causar lástima, ni podíamos herir
aun a la gente más humilde. (Arguedas, 2003, p. 32)

En las últtimas líneas de la cita se destaca el valor del respeto, un principio que
debe caracterizar a toda persona que fomente la interculturalidad en su diario
vivir y Arguedas lo demuestra. Al mismo tiempo, en Los rios profundos, este
escritor nos da la oportunidad para cultivar la socialización intercultural por medio
del el juego, en este caso, el zumbayllu.

En efecto, José María Arguedas Altamirano responde a ese encuentro de dos


mundos ya que halló en la ternura de los indígenas otras formas de vivir y seguir
creciendo como un ser social, los cuales están sujetos a su proceso de
socialización; pero no cualquier proceso, sino responde a una socialización
intercultural donde él sostiene esta idea: “yo que sentía tan mío lo ajeno”
(Arguedas, 2003, p. 57); es decir, comprende las manifestaciones culturales y
por ello, se representa como una figura del encuentro de dos mundos. Al cual
suma un apreció singular por la naturzaleza, que también presentaba esa
dualidad y queda fijada en la expresión: “yo no sabía si amaba más al puente o
al río. Pero ambos despejaban mi alma, la inundaban de fortaleza y de heroicos
sueños. Se borraban de mi mente todas las imágenes plañideras, las dudas y
los malos recuerdos” (Arguedas, 2003, p. 59). Además, se resalta la adaptación
de este personaje a un nuevo escenario, la escuela, donde se inserta en una
sociedad distinta a la suya, convieve con ellos, coopera con su persona, aprende
de las mismas situaciones cotidianas y, en especial, asimila la norma, costumbre,
valor para tener un comportamiento humano ya que este mundo está lleno de
monstruos y fuegos.
Referencias

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Grusec, J. y Davidov, M. (2010). Integración de las ddiferentes perspectivas
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Maccoby, E. (2007). Resumen histórico de la investigación y la teoría de la
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Pindado, J. (2003). El papel de los medios de comunicación en la socialización
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Wentzel, K. y Looney, L. (2007). La socialización en los escenarios escolares
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