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Los seres humanos somos seres simbólicos. A través de la adquisición del lenguaje nos
insertamos en la esfera de lo social. En casi todas las culturas humanas, la palabra es el sostén del
lenguaje. Así, comenzamos a compartir la palabra y en ella nos reconocemos, nos identificamos.
Comprendemos que nos sirve, primero, para comunicar necesidades básicas, pero no tardamos
nada en encontrar funciones de otro orden, como el entretenimiento, el ocio, que no es más que
otra forma de identificarse, de crear identidad (ya sea unitaria o fragmentaria). Así, cuando los
abuelos narran cómo un día cualquiera, del año tal, pelearon en el cerro con el diablo y lo
derrotaron, el goce nace de una apropiación que se transformará en un rasgo identitario que
la vida del ser: la magia, la religión, la ciencia. Asimismo, la vitalidad de este radica en su
carácter mutable. Aunque la mutabilidad sea lenta, existe en distintos niveles. El lenguaje sirve
para la subsistencia física del sujeto, pero también para algo más, la confirmación de su
existencia. Durante los conflictos bélicos de occidente en el siglo XX, la filosofía del lenguaje
buscó llenar el vacío que la guerra había insertado en el ser. Es así que Heidegger plantea el
concepto de dasein, aquel que tiene la capacidad de cuestionar su existencia a través del lenguaje
y confirmar y conformar su identidad por medio de él. En el caso del objeto principal de esta
este caso la música sierreña mexicana como forma de lenguaje y expresión de lo que se denomina
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dasein, sin embargo, estas herramientas teóricas auxilian a comprender su esencia a través del
hermenéutica analógica funciona para los estudios interculturales, pues permite comprender la
diversidad sin tener que dejar de lado lo que de individuales y subjetivos tenemos como cultura:
la analogía (que está actuante en el seno de la misma frónesis) ayuda a interpretar los fenómenos
culturales y a realizar el diálogo intercultural. Comprende el multiculturalismo y lleva a cabo la
interculturalidad, pues enseña a traducir sin plena adecuación (univocidad), pero también sin
completa inadecuación (equivocidad), sino con la suficiente comprensión como para poder
interactuar con la otra cultura. Eso le da una aplicación interesante en el ámbito de los estudios
culturales (Beuchot, 54)
La lengua, como uno de los lenguajes más importantes de la humanidad, ha servido como pilar
para las diferentes culturas. Los cambios formales son más visibles que algunos otros, por su
carácter de prevalecer a través del tiempo por distintos medios. La palabra ha sido oración,
invocación. La palabra desde un enfoque lacaniano nos inserta en lo simbólico, que tiene una
carga colectiva: unidad entre los sujetos y prisión a esa unidad. Así, la música sierreña a través de
sus narrativas nos dirige a esa identidad colectiva de la que somos parte por medio de la palabra
que la configura. De la imagen de Laurita Garza y Santos Valdés se nos refleja y desprende algo
El arte como manifestación cultural es un concepto que augura una problemática a la hora
de su delimitación. Podemos definirlo como la expresión estética de ciertas prácticas del ser
humano. La literatura propiamente es arte, por ejemplo. Sin embargo, nace la pregunta ahora,
¿qué es lo estético? Esta respuesta obedecerá, sin duda, al contexto en el que se conteste. Así,
pensaremos en una estética hegemónica, una occidental, otra tradicional, nuestra propia
concepción de ello y así sucesivamente. Aparecen así conceptos como “lo bello”, “lo feo”, “lo
desautomatizante”, “lo sublime”, et. al. Así la conclusión última y más cierta es que el arte se
transforma, como nosotros y nosotras en el transcurso del tiempo. Sin embargo, en algunas
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ocasiones nos damos cuenta que a veces también algo permanece, o que sentimos que tenemos la
Aurelio González, al hablar sobre el arte tradicional en México, explica que este radica
justamente en la apropiación de una comunidad, para ello explica los procesos de surgimiento de
la manifestación estética. En su caso, más específicamente el arte de la palabra. Una historia nace
porque alguien la crea, un autor o autora. Esta historia logrará estar a la altura o no de su época y
de eso depende su reproducción. Si, por ejemplo, la crítica de su época o de cualquier otra
distinta a la suya la acoge positivamente, podrá incorporarse a un canon. Pero si esta historia no
solo se sostiene en la crítica sino también en la memoria de una comunidad, esta obra pasará a ser
de dominio cultural, en donde se le puede definir como arte popular o arte tradicional. En el arte
popular el autor o autora sigue teniendo un poco de dominio sobre su obra, pero el arte
tradicional se apropia de la obra para la identidad de toda una colectividad. La creación oral es un
ejemplo:
La creación artística o la obra literaria de tradición oral no se pueden concebir como tales en el
momento de su creación, sea quien sea su autor, tal como sucede en otros tipos de creación, sino en
el momento en que, por estar acordes con una estética colectiva, la comunidad las acepta y las hace
vivir a través de todas y cada una de sus distintas objetivaciones o realizaciones individuales, que
son variables, pues se refuncionalizan para expresar la identidad y los valores de esa comunidad en
los distintos momentos de su devenir histórico y así perduran y se convierten en señas de identidad
de la comunidad (González, 12).
Por mencionar un caso, relacionado con el género regional mexicano, pensemos en “La boda del
Huitlacoche” interpretada por Carín León en el 2020, la cual ha tenido una importante
aceptación. La canción tiene como origen la canción homónima de los años 50 del compositor
Miguel Muñoz. Benito Rodríguez la toma como motivo, como antes lo hicieron otros. Aunque en
este caso, los nombres de los compositores permanecen, hay en esta letra jocosa un ansia de arte
tradicional que es probable perdure con los años con variantes y sin ellas como ha sucedido estos
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últimos años: ¿huitlacoche o cuitlacoche?, ¿hongo o ave? Sea uno u otro, una comunidad se
reconoce y adopta esta letra y melodía. En el género regional, ocurre esto en miles de
composiciones.
Pensando en otro ejemplo, las composiciones de Juan Gabriel encarnan el concepto de “arte
popular”, puesto que la autoría que ejerce el divo de Juárez nos hace reconocer su obra y saber
que pertenece a su creación, respetando la letra a través de los años y reconociendo que viene de
esa voz. No pasa lo mismo con otras composiciones en donde las personas no identifican de qué
pluma provienen las palabras de una melodía que todos cantamos y nos apropiamos, como el
ejemplo anterior, en el que con el transcurso de los años se transforma. Retomemos estas palabras
citadas por González de Menéndez Pidal sobre la composición popular y relacionemos el caso de
Juan Gabriel:
Toda obra que tiene méritos especiales para agradar a todos en general, para ser repetida
mucho y perdurar en el gusto público bastante tiempo […] El pueblo escucha o repite estas
poesías sin alterarlas o rehacerlas; tiene conciencia de que son obra ajena, y como ajena hay
que respetarla al repetirla (apud González, 77).
Y, de forma distinta, respecto a la composición tradicional afirma:
que se rehace en cada repetición, que se refunde en cada una de sus variantes, las cuales
viven y se propagan en ondas de carácter colectivo, a través de un grupo humano […] bien
distinta de la otra meramente popular. La esencia de lo tradicional está, pues, más allá de la
mera recepción o aceptación de una poesía por el pueblo […]; está en la reelaboración de la
poesía por medio de las variantes (apud González, 77).
Este concepto del arte tradicional nos hace retomar lo que anteriormente mencionaba: la
importancia y evolución del lenguaje y la lengua. El arte tradicional es la palabra que evoluciona
en pro de la identidad de una comunidad a través de los años y los kilómetros. Así, no resulta
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El arte tradicional también se manifiesta a través de la fiesta y el convivio. La música,
vinculada principalmente con la palabra, sirve como estadio para la configuración de la identidad
de las culturas y del individuo en relación con estas. Así, los cambios formales y de temas dentro
históricos, sociales). En el caso de América Latina, el sincretismo cultural sirve como estructura
resistencia de los pueblos originarios a la pérdida de sus raíces hasta la emulación de tradiciones
completamente europeas.
Pedro Gilberto Pacheco López identifica a la música como fuente de memoria e identidad,
construyendo lo que denomina como lugares musicales. Así, la permanencia de distintos géneros
a lo largo de los años, a pesar de los cambios paradigmáticos, ideológicos y económicos, obedece
a estas dos características: el corrido como medio de expresión ha sido tomado como espacio de
contraconquista.
El arte desde una visión tradicional, se ha estudiado identificando como categoría el espacio
geográfico en el que se desarrolla, así ese punto como referencia permite visualizar procesos de
género que se desarrolla en estas zonas geográficas del norte de México principalmente,
caracterizada por el uso del requinto, que también se transformará de agrupación en agrupación.
Esta ambivalencia del género, obedece a la cuestión anti descriptivista del signo, siguiendo a
esta, es más que necesario, de una forma compleja. Sin esta resignación las tradiciones estarían
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condenadas a una extinción sin tregua. Las narrativas que aparecen para contar los cambios
algunas veces lentos (otras violentos) pero constantes obedecen a la mirada subjetiva, pensando a
esta desde el individuo y la colectividad, así como la relación del individuo dentro de la
El género sierreño, que tiene origen en la sierra del norte de nuestro país como su mismo
nombre lo dice, encarna un espacio propicio para el nacimiento y la refundición del arte
cultural, mestizaje, son solo un poco de lo que coexiste en lo que se conoce como uno de los
subgéneros más importantes de nuestro país. Y al igual que todo fenómeno cultural se enriquece
y se siente amenazado por cambios como la migración, los cambios de paradigmas económicos,
sociales, políticos. Y, sin embargo, sobrevive a través de los años, dando identidad a personas de
En los últimos años, en México, la música que nace en el norte ha adquirido una popularidad
importante. El concepto del género regional mexicano pasó de denominar todas las expresiones
musicales de las diferentes regiones de nuestro país a solamente aquellas que tienen origen
principalmente en el norte: Sonora, Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, etc.
Dentro de este género se proliferan los subgéneros como la música norteña, la banda, el sierreño,
etc. En el caso de este último, su nombre cobra significado por las zonas geográficas en el que
aparece, las sierras de los estados de Sinaloa, Chihuahua y Sonora. Definir un subgénero musical
es difícil por la causa que mencionamos antes, forma parte del arte tradicional y por eso mismo es
ampliar los límites marcando ciertos rasgos esenciales pero que al mismo tiempo dan cabida a la
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diversidad. Jorge Bernardo Cotero Torrico la define como: “…un complejo de subgéneros
musicales que se caracterizan por sus sonidos, melodías, armonías y sus temáticas, abordadas en
sus letras y de más aspectos performativos (como la vestimenta, coreografías y bailes)” (10). Así,
estos subgéneros, en donde podemos encontrar al sierreño, tienen en común, ya sea en menor o
Es incuestionable la influencia del regional mexicano en nuestro país, misma que lo pone
como foco predilecto de la preferencia del público. Basta con citar los espectáculos que se
presentan en los eventos comunitarios de pueblos pequeños, así como de grandes metrópolis: no
faltan los nombres de Los Cadetes de Linares, Carín León, Calibre 50, Grupo Firme, Natanael
Cano, Junior H, por mencionar solo grupos recientes, pero con la conciencia de que mucho antes
de ellos hubo voces que ya colocaban en ese entonces al género dentro del primer lugar de
popularidad.
Dentro del repertorio lírico que disponen estos conjuntos, entran ambas categorías que
a ver reflejada sobre todo en esas canciones que se nos presentan como covers de melodías que
pertenecen al cancionero popular del siglo XX, o aquellas cuyos compositores se perdieron poco
a poco en el anonimato pero que renacieron en lo que el pueblo les aportaba para enriquecerlas.
Ahora bien, en el siglo XXI, este género musical tiene una influencia que rebasa los términos de
lo tradicional, al grado de entrar en otro nivel, lo que Cotero denomina como industrialización de
la música. Sin embargo, una parte de la esencia que lo categoriza dentro de la tradición se
encarna y no lo abandona pese a que entran otros niveles dentro del juego, como el económico. Y
con esto nace una pregunta que no resulta sencilla de responder: ¿cómo es esto posible? Quizá
una respuesta modesta podría ser la pugna interna del fundamento ontológico del regional
mexicano: dos contrarios coexisten en lo que tiene de cierto, la tradición frente al capitalismo.
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Como vamos a ver más adelante, esta es la cuestión que nos sugiere repensar el tema con
importancia. En el caso del documental La Ciénega: ¿cómo Don Efraín salvaguarda la tradición
Aunque es cierto que, por el cambio de paradigma en nuestro contexto, no podemos dejar
es conveniente olvidar que esta va más allá de eso, pues ha sido un estadio para que las personas
expresen su sentir relacionado con cada una de las cosas que las conforman, individual y
Lara en su tesis busca revalorizar la música que tradicionalmente se ha escrito en esta región de la
sierra de Chihuahua y que él considera como aquella que se ve amenazada por la industria. De
este modo, nos contextualiza sobre la importancia tradicional, al mismo tiempo que hace un
análisis musical minucioso en donde encuentra el valor creativo que la comunidad le aporta.
Al estudiar más a fondo la música tradicional, se beneficiarán automáticamente las otras dos
músicas tratadas. La música tradicional, al poder definirse estética y artísticamente, dará
cabida a una revalorización de su música folklórica. Esto pasa porque si se trabaja con la
distinción de lo estéticamente valioso de una música tradicional, por añadidura la música
folklórica irá en busca de esas estéticas representativas. Por otro lado, la música popular, al
conocer y valorar bien su pasado, podrá tener bases sólidas para seguir con su camino de
constante cambio hacia un futuro, pero ahora con fuertes raíces. Esto dará como resultado
una música popular con más valor y representación en la sociedad, quitando tanto etiquetas
generacionales como de clases sociales (50).
Vemos una lucha por la reivindicación de la tradición y de aquellos pueblos que por cuestiones
musical en un contexto como el nuestro es la causante de los cambios que se presentan en las
comunidades, sino también otros aspectos como la migración, que al mismo tiempo ha dado paso
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a crear a partir de la vivencia del migrante que tiene que dejar su hogar. Así, más que pensar solo
en los antagonismos respecto a los cambios que ha sufrido la música para diversas comunidades,
hay que reflexionar sobre cómo esos factores han orillado a la música regional mexicana a ser lo
pero también es necesario entender que en otro nicho hay una necesidad de evolución y de
expresión de vivencias que aparecen en contextos diferentes pero que siguen usando para sus
variantes melodías, sonidos, vestimentas, performances, temas de letras, propios de los diferentes
Como mencionamos antes, son diversos los elementos que se toman en cuenta a la hora de
pensar en las características que definen el regional mexicano. Entre ellas, el tipo de letras