Está en la página 1de 54

Huberto Marraud

2023

RAZONES COMUNICADAS
CURSO INTENSIVO DE TEORÍA DE LOS ARGUMENTOS PARA ESTU-
DIANTE DE LENGUAS Y COMUNICACIÓN

Huberto Marraud
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRD
ÍNDICE

Contenido

Unidad 1. NOCIONES GENERALES................................................................................................2


Argumentar, razonar, implicar.................................................................................................2
Practicas argumentativas.........................................................................................................4
Usos de las razones..................................................................................................................5
Justificar y explicar...................................................................................................................6
Cómo distinguir argumentos y explicaciones...........................................................................8
Argumentos fácticos, prácticos y valorativos...........................................................................9
Perspectivas en el estudio de la argumentación....................................................................10
Unidad 2. LA ESTRUCTURA DEL TEXTO ARGUMENTATIVO.........................................................13
Enunciados y nexos................................................................................................................13
Argumentos............................................................................................................................14
Premisas y conclusiones.........................................................................................................14
Encadenamiento....................................................................................................................18
Argumentos y condicionales..................................................................................................19
Garantías................................................................................................................................20
Argumentos análogos............................................................................................................22
Conjunción y disyunción.........................................................................................................23
Argumentos contra y contraargumentos...............................................................................27
Desestimación........................................................................................................................28
Objeción.................................................................................................................................29
Refutación..............................................................................................................................30
Recusación.............................................................................................................................33
Recusación por contraanalogía..............................................................................................37
Unidad 3. LA DIALÉCTICA Y LOS DIÁLOGOS ARGUMENTATIVOS................................................43
Evaluación de argumentos.....................................................................................................43
Evaluación retórica.................................................................................................................43
Evaluación lógica....................................................................................................................44
Evaluación dialéctica..............................................................................................................46
Reglas dialécticas....................................................................................................................47
Falacias...................................................................................................................................49

1
Unidad 1. NOCIONES GENERALES

Argumentar, razonar, implicar

Argumentar, en una primera acepció n, es presentar, para su examen, algo a alguien


como una razó n para otra cosa. Así, argumentar involucra una relació n cuaternaria
que involucra un argumentador, un destinatario, una razó n prima facie (es decir,
algo que se presenta como una razó n, y en consecuencia aparece como tal) y una
tesis.

Kostas Jaritos: ¿Era [Yanna Karayorgui] una buena periodista? Dame tu opinió n
sin tapujos, sinceramente.
Se pone serio y reflexiona.
Ersi Sotiró pulos: Caía mal a todo el mundo, por tanto era buena periodista -res-
ponde lentamente. El trabajo de reportero consiste en hacerse antipá tico, así que
cuanto má s antipá tico, mejor profesional.
Adaptado de Petros Má rkaris, Noticias de la noche, p.42. Tusquets 2017.

El argumento de Sotiró pulos es un argumento canó nico: responde a una petició n


explícita de razones y el paso de la razó n a la tesis está explícitamente marcado con
el conector por tanto. Ademá s, tras el punto y seguido Sotiró pulos se toma el traba-
jo de explicar por qué la consideració n aducida es una razó n para la tesis que de-
fiende. Se ve pues con claridad que Sotiró pulos presenta la escasa popularidad de
Karayorgui a Jaritos como una razó n para creer que esta era una buena periodista.

Argumentar tiene una funció n y un propó sito. La funció n constitutiva de ar-


gumentar es presentar algo como una razó n para algo y el propó sito de quien argu-
menta es mostrar que hay buenas razones. Este propó sito general puede estar su-
bordinado a otro má s específico, como hacer que el destinatario acepte aquello
para lo que se dan razones. Como ilustra el ejemplo anterior, se argumenta en el
marco de un intercambio comunicativo, en el que se piden, se dan y se examinan
razones. La finalidad general de ese intercambio, que da sentido a la conducta de
los participantes, es examinar críticamente un asunto. Por tanto, el propó sito lo es
de quien argumenta y la finalidad del intercambio comunicativo en el que lo hace.

Argumentar es distinto de inferir y de razonar. Por “inferencia” puede enten-


derse, el proceso por el que alguien extrae una conclusión de un conjunto de datos o
evidencias. Se trata, entonces, de un proceso psicoló gico de formació n de creencias,
actitudes, planes o intenciones. Si las inferencias son procesos psicoló gicos, su es-
tudio le corresponde a la psicología del razonamiento. En una inferencia interviene
una relació n ternaria entre un agente, un conjunto de datos o evidencias y una con-
clusió n. A diferencia de lo que sucede con la argumentació n, no se infiere para al-
guien o ante alguien.

La mujer estuvo cenando en un chiringuito de la costa con un amigo. Durante la


velada, se les acercó un vendedor ambulante y conversó con ellos en actitud co-

2
loquial, lo que le hizo pensar que era conocido de su acompañ ante.
Juan Cano y Fernando Torres, “Detenido por violar a una mujer que accedió a lle-
varlo a casa porque se había quedado sin autobú s”. Diario Sur 12/06/2020.

Aquí se cuenta que la mujer se formó la creencia de que el vendedor ambulante era
conocido de su acompañ ante (conclusió n) a partir del hecho de que conversaba
con él en actitud coloquial (dato o evidencia). Cuando realizó esa inferencia, la mu-
jer no se dirigía a nadie, y por tanto no estaba realizando un acto comunicacional
como argumentar.

Un razonamiento es una inferencia consciente o reflexiva. Con la conciencia


del paso de las premisas a la conclusió n aparecen las razones. Esto es, las razones
aparecen cuando se examina críticamente la relació n entre los datos y la posible
conclusió n. Dan Sperber y Hugo Mercier describen así el razonamiento:

El razonamiento, tal y como suele entenderse, se refiere a una forma muy


especial de inferencia en el nivel conceptual, en la que no solo se produce
conscientemente una nueva representació n mental (o conclusió n), sino que
las representaciones (o premisas) que se tenían previamente y que la garan-
tizan también son conscientemente consideradas. Se entiende que las pre-
misas dan razones para aceptar la conclusió n.1

Los razonamientos, a diferencia, de las inferencias inconscientes, producen com-


promisos: estados mentales que resultan de un juicio, y por ello está n sometidos a
los principios del razonamiento teó rico y prá ctico, y el sujeto es responsable de
ellos.

En españ ol usamos “razonar” tanto en el sentido de argumentar (exponer


razones o argumentos) como en el sentido de llevar a cabo razonamientos (orde-
nar y relacionar ideas para llegar a una conclusió n. Sin embargo, son cosas distin-
tas, aunque relacionadas. Si alguien presenta algo como una razó n para otra cosa
para que su interlocutor se dé cuenta de que hay buena razones para esa tesis, y en
consecuencia la acepte, puede decirse que está invitando a su interlocutor a reali-
zar una inferencia consciente. Sin embargo, el reconocimiento de que hay razones
para algo ni comporta automá ticamente ni obliga a concluirlo, porque a menudo
hay tanto razones a favor como razones en contra de una proposició n o de una
propuesta.

El candidato a la Alcaldía de la capital zamorana por Zamora Sí, Francisco José


Requejo, tramitó hoy su baja de Ciudadanos y anunció que mantendrá la Presi-
dencia de la Diputació n de Zamora como diputado provincial no adscrito, en
contra de la exigencia de la Direcció n del partido naranja en Castilla y Leó n, que
reclama que "cumpla con el có digo ético" de la formació n política bajo cuyas si-
glas accedió al cargo.
"Paso a ser concejal no adscrito en el Ayuntamiento de Zamora y a ser diputado
no adscrito en la Diputació n Provincial, manteniendo mi cargo de concejal y de

1
Sperber, Dan y Mercier, Hugo (2011). Why do humans reason? Arguments for an argumentative
theory, p.57, mi traducció n. Behavioral and Brain Sciences 34, 57–111. https://doi:10.1017/
S0140525X10000968

3
presidente, respectivamente, porque entiendo que el partido me pedirá el acta
pero no la voy a devolver porque tengo un cumplimiento con los ciudadanos de
Zamora y quiero terminar el mandato en la Diputació n de la mejor manera posi-
ble", declaró .
SPC “Requejo tramita su baja de Cs pero mantiene su cargo”. Diario de Á vila,
16/02/2023.

Requejo admite que el hecho de que fuera elegido en la lista de Ciudadanos es una
razó n para que renuncie a ser diputado, pero no concluye que deba hacerlo, por-
que considera que sus compromisos con los ciudadanos de Zamora son una razó n
má s fuerte para no hacerlo.

Cuando se argumenta, se busca llegar a una conclusió n sobre un asunto.


Pero a esa conclusió n se llega exponiendo, examinando y ponderando razones, de
manera que la conclusió n es el resultado de la argumentació n como un todo, y no
de una consideració n aislada. El hecho de que Requejo fuera elegido en la lista de
Ciudadanos favorece la creencia de que debería renunciar a su acta de diputado al
darse de baja en ese partido, pero en la conclusió n que extrae es el resultado de so-
pesar pros y contras.

Practicas argumentativas

Argumentar es una prá ctica comunicativa. John Rawls proporciona una buena defi-
nició n de prá ctica:

En lo que sigue uso la palabra “prá ctica” como una especie de término técnico que se
refiere a cualquier forma de actividad especificada por un sistema de reglas que de-
finen oficios, roles, movimientos, castigos, defensas, etcétera, y dan a la actividad su
estructura. Entre otros ejemplos, podemos pensar en juegos y rituales, juicios y de-
bates parlamentarios.2

Las prá cticas tienen, pues, una dimensió n social y normativa. Lo que convierte a
una interacció n social en una prá ctica social es que comporta un intercambio de
acciones socialmente significativas regidas por reglas que los participantes recono-
cen. Las reglas que definen una prá ctica son reglas implícitas, y el conocimiento
que de las mismas tienen los participantes es un saber có mo y no un saber qué.

Argumentar, en una segunda acepció n, es participar en una actividad defini-


da por un conjunto de reglas, que consiste, en una parte significativa, en pedir, dar
y recibir razones. Como se colige de las palabras de Rawls, esas reglas cumplen dis-
tintas funciones y son de distintos tipos. Una singularidad de las prá cticas argu-
mentativas frente a otras prá cticas es que son típicamente reflexivas y autorregu-
ladas, de manera que en el curso de muchos intercambios argumentativos se pue-
den cuestionar y debatir algunas de las reglas que lo regulan.

Una disciplina se define por su objeto y por su método. El objeto de la teoría


de la argumentació n son las prá cticas argumentativas –es decir, las prá cticas con-

2
Rawls, John (1955). Two concepts of Rules, p.3n, mi traducció n. The Philosophical Review 64, 3-32.

4
sistentes en dar, pedir y recibir razones. En cuanto a su método, es un campo inter-
disciplinar el que confluyen la lingü ística (pragmá tica, lingü ística del texto, aná lisis
del discurso), la psicología del razonamiento, la teoría de la comunicació n, la retó -
rica y la filosofía (ló gica, epistemología). Comprende tanto la teoría general de la
argumentació n como el estudio de la argumentació n en contextos específicos: ar-
gumentació n jurídica, argumentació n política, argumentació n en la ciencia, etc.

Usos de las razones

En un sentido muy general una razó n es una respuesta a una pregunta del tipo
“¿Por qué…?”: ¿por qué no debes colgar fotos de tus hijos en Instagram? ¿por qué
sufren los adolescentes? ¿por qué quieres ser alcalde? Etc. Usamos ese tipo de pre-
guntas con distintos propó sitos, y en esa medida se pueden distinguir distintos
usos de las razones (o incluso, segú n algunos, distintos sentidos de “razó n”).

Atifa Ljajic se ha quedado compuesta y sin novio, aunque mejor decir sin marido,
quien ha puesto pies en polvorosa después de que esta haya dado a luz a un rolli-
zo bebé a sus 60 añ os de edad.
Había soñ ado toda la vida con ser madre. Pero algo se lo impedía. Su voluntad, a
prueba de todo, no le permitía rendirse. Y continuaba en su afá n por concretar
sus deseos, pese a todas las advertencias médicas. Para ello contaba con su espo-
so, Serif Nokic, quien siempre la alentó .
El matrimonio de Novi Pazar, Serbia, finalmente -tras 20 añ os intentá ndolo- tuvo
la gran noticia. Atifa sería madre a los 60. Fue mediante una fertilizació n in vitro.
Los cuidados fueron constantes y los riesgos, también. Debió permanecer en re-
poso desde el 31 de marzo hasta el pasado 20 de junio, cuando su pequeñ a, Ali-
na, nació .
"Después del quinto intento, pude quedar embarazada y tener un bebé. Sabía
que sería un gran riesgo por mi edad, pero mi ú nico deseo en la vida era tener un
hijo", contó Atifa. Pero lo que debía ser el inicio de una familia, resultó ser un mal
trago para la mujer, quien de un día para otro vio có mo sus planes se derrumba-
ban. Serif, con 68 añ os, se rindió y la abandonó .
Su razó n es insó lita: dice que está muy viejo para criar a un bebé y que por eso
sería mejor que dejara el hogar que mantuvo con su esposa durante décadas.
"Má s allá de todo, soy un hombre enfermo. Tengo 68 añ os, soy diabético y tengo
un corazó n débil. No es fá cil dormir de noche y escuchar el llanto de un bebé", se
excusó Serif.
Las razones de un marido para plantar a su esposa... ¡que ha tenido un hijo a los
60 añ os! Periodista Digital, 19 de julio de 2017.

La pregunta “¿Por qué plantó Serif Nokic a Atifa Ljajic?” puede interpretarse –y en
consecuencia responderse- de distintas maneras. En primer lugar, como “¿Qué hizo
que Serif Nokic plantara a Atifa Ljajic?”. La respuesta es entonces que Serif Nokic
creía que estaba muy viejo para criar un bebé. Aquí estamos refiriéndonos a los
motivos de Nokic para actuar como lo hizo, a las creencias que le llevaron a actuar
así. En segundo lugar, puede interpretarse como “¿Qué derecho tenía Serif Nokic a
separarse de Atifa Ljajic?”. Ahora la respuesta es que está muy viejo parar criar un
bebé, o que tiene 68 añ os, es diabético y tiene un corazó n débil. De lo que se trata
ahora es de los hechos, reales o no, que pueden aducirse para justificar la decisió n

5
de Serif Nokic de separarse de Atifa Ljajic. Debemos pues distinguir entre motivos
y razones propiamente dichas.

No juzgamos los motivos y las razones del mismo modo. En el artículo se


dice que la razó n de Nokic para separarse de su esposa es insó lita. Si por “insó lito”
entendemos poco frecuente, es un juicio acerca de su motivació n que alude a regu-
laridades: la gente no suele hacer eso por ese motivo. Si por “insó lito” entendemos
reprobable, es un juicio acerca de la razó n aducida, que alude a normas: sentirse
demasiado viejo no es una razó n para abandonar a tu có nyuge con un bebé, y por
ello la motivació n de Nokic no es una razó n admisible. Así, los motivos son o no
son, mientras que las razones son buenas o malas.

Imaginemos ahora que alguien, comentando esta noticia, dice: “la verdadera
causa de la huida de Serif Nokic es su inmadurez afectiva” (algo que referido a una
persona de casi 70 añ os no dejaría de ser un poco paradó jico). Esa aseveració n es
una respuesta natural a la pregunta “¿Por qué se separó Nokic de su mujer cuando
tuvieron un bebé?”, así que, segú n lo expuesto, nos encontramos ante algú n tipo de
razó n. La supuesta inmadurez de Nokic no parece un motivo ni una razó n normati-
va, en el sentido explicado. Por una parte, es una cualidad de los sujetos y no un es-
tado doxá stico, así que no parece una motivació n. Por otra parte, no tiene sentido
discutir si la inmadurez afectiva justifica el divorcio, y por tanto no parece una ra-
zó n normativa. Esto es, aquí no está en juego la validez del precepto “Quienes son
afectivamente inmaduros, tienen derecho a divorciarse”, sino la aceptabilidad de la
regularidad “Quienes son afectivamente inmaduros, tienen tendencia a divorciar-
se”. Lo que sí tiene sentido decir es que la inmadurez afectiva de Nokic explica que
se divorciara de su mujer cuando esta tuvo un bebé. Esto lleva a algunos a estable-
cer una clasificació n tripartita de las razones (o, mejor, de los usos de las razones)
en razones motivacionales, razones normativas o justificativas, y razones explicati-
vas.

Justificar y explicar

Argumentar es dar razones y damos razones para influir de distintas maneras en


las creencias y actitudes de nuestros interlocutores. El uso de las razones permite
distinguir distintos tipos de razones. Para empezar, basá ndonos en lo expuesto
secció n anterior, se puede distinguir entre justificar y explicar, entre razones justi-
ficativos y argumentos explicativos. Las razones motivacionales definen un tipo
particular de explicació n, porque hacer explícitos el motivo por los que alguien ac-
tú a de un cierto modo no es presentarlo como una razó n para actuar así, sino como
una razó n para comprender por qué actuó de ese modo.

La distinció n entre justificar y explicar se basa en el propó sito con el que se


presenta algo como una razó n para otra cosa. Para describirlos debemos distinguir
los propó sitos general y específico del argumentador. Quien presenta algo como
una razó n justificativa intenta mostrar o hacer patente que hay razones para tener-
lo por cierto. Por tanto, el propó sito general del argumentador es que el destinata-
rio capte esas razones. Ademá s, el argumentador puede ambicionar que el destina-
tario las haga suyas, y como consecuencia acepte la conclusió n que sustentan. Ese
sería entonces el propó sito específico del argumentador. Dicho de otra manera, el

6
emisor intenta que el destinatario se percate de que está dando y razones, y espera
que ese reconocimiento persuada al destinatario. Pero por estrecha que sea la rela-
ció n entre justificar y persuadir, son cosas distintas, aunque no sea má s que por-
que lo segundo requiere el concurso activo del receptor.

[Vicente Gimeno, director del colegio El Vedat]. No tiene miedo al debate. Al con-
trario: «Sin pretender convencer» —subraya—, quiere que se conozca mejor un
sistema educativo [educació n separada por sexos] que en la Comunitat Valencia-
na adoptan siete centros. […] É l sintetiza la filosofía de estos centros. Sostiene
que «los procesos madurativos en los niñ os y en las niñ as son distintos», con el
«corte radical que supone la menstruació n». «Las aspiraciones y los intereses
son totalmente distintos. Y respecto a las capacidades, en las niñ as se desarrollan
má s pronto las capacidades lingü ísticas, mientras que en los niñ os surge antes el
cá lculo mental y el razonamiento matemá tico», agrega. Así pues, sigue su expli-
cació n, «si hay que atender a la diversidad y ya es muy difícil hacerlo en un aula
con 30 alumnos, resulta mucho má s complicado si encima tienes procesos madu-
rativos muy distintos en el aula».
Paco Cerdá , “Educació n segregada sería si los chicos aprendieran física y las chi-
cas macramé”. Levante, 28/08/2012.

Aunque Vicente Gimeno afirma que no quiere convencer a nadie, da una razó n para
justificar la existencia de colegios exclusivamente masculinos o femeninos. Esto es,
lo que pretende Gimeno no es tanto que quienes le escuchan acepten que la educa-
ció n separada por sexos es beneficiosa, como que acepten que existen razones para
mantenerlo (aun cuando pueda haber otras para defender lo contrario). Por su
parte, quien presenta algo como una razó n explicativa intenta que el destinatario
entienda algo. Dar una razó n explicativa, una explicació n, es aquí el propó sito in-
trínseco y el efecto buscado –hacer que el destinatario entienda algo-, el propó sito
extrínseco.

Meditar cada día te ayudará no só lo a desmontar los pensamientos negativos


sino a ir creando espacio entre ellos. Para que lo entiendas mejor, una mente lle-
na de pensamientos negativos es algo así como un cielo nublado. A medida que
avanzamos en la meditació n ese cielo se va despejando y van apareciendo claros
que dejan ver un fondo azul y sereno.
Amalia Panea, “Có mo alejar los pensamientos negativos de tu mente”. Elle
13/10/2019.

Amalia Panea empieza afirmando que meditar cada día ayudará a espaciar los pen-
samientos negativos. Las consideraciones que vienen a continuació n no buscan
persuadir al lector de que efectivamente la meditació n tiene esos efectos, sino ha-
cer que entienda el mecanismo que hace que sea así.

Con cierta frecuencia se usa “argumentar” por justificar, y se opone entonces argu-
mentar a explicar. En esta segunda acepció n argumentar es presentar algo a al-
guien como una razó n justificativa para otra cosa. Este uso es comú n, por ejemplo,
en los libros de ló gica. Salvo que se indique expresamente lo contrario, en lo que si-
gue usaremos “argumentar” en esta acepció n má s restringida.

7
Cómo distinguir argumentos y explicaciones.

Argumentar y explicar son actos comunicativos que difieren por sus propó sitos ge-
neral yespecífico. La diferencia entre argumentar y explicar es por tanto pragmá ti-
ca. En general solo tiene sentido intentar convencer a alguien de algo si no lo cree o
duda de ello, y solo tiene sentido explicar algo a alguien si ya lo cree. Esta diferen-
cia proporciona un criterio para distinguir entre argumentos y explicaciones.

Durante la vida de Spinoza, [su libro] la É tica circuló entre sus amigos, bajo la di-
visa que imprimía en lacre en todas sus cartas: caute [con cautela]. Muchos han
visto, en ese lema de prudencia, en este ocultamiento, en este uso de la má scara,
un elemento marrano.
D. Tatiá n. Spinoza una introducción, p. 41. Editorial Quadrata-Biblioteca Nacional,
2009.

Tatiá n afirma, sin dar ninguna prueba, que durante la vida de Spinoza su É tica cir-
culó entre sus amigos bajo la divisa caute. Lo presenta como un dato no cuestiona-
do, como un hecho. Algunos explicarían –dice- el comportamiento de Spinoza por
su condició n de marrano. Esto es, Spinoza se comportaba como un marrano es una
respuesta a la pregunta “¿Por qué circulaba la É tica de Spinoza entre sus amigos
con la divisa caute?”. Adviértase que esa pregunta presupone que efectivamente
era así, por lo que quien la formula no está pidiendo que se le dé alguna prueba de
que circulaba con esa advertencia. En definitiva, quien pregunta “¿Por qué circula-
ba la É tica de Spinoza entre sus amigos con la divisa caute?” está pidiendo una ex-
plicació n y no una justificació n de ese hecho.

No sé por qué extrañ a razó n todos los jurados son tan parecidos: elijan aleatoria-
mente a doce hombres y mujeres buenos en mitad de la calle y todos parecerá n
personas anó nimas de mediana edad, por lo general un poco pasmadas… En fin,
un jurado corriente, compuesto por gente corriente, juzgando un caso de lo má s
corriente. Puede que ser jurado, al fin y al cabo, se haya acabado convirtiendo en
una profesió n pensada para personas a las que cabría calificar de corrientes.
John Mortimer, Los casos de Horace Rumpole, abogado, p.35. Madrid: Impedimen-
ta, 2017.

Rumpole declara no saber la razó n por la que todos los jurados son tan parecidos,
con lo que da entender que sabe que todos los jurados son muy parecidos. La razó n
que desconoce no puede ser entonces una razó n justificativa, sino una razó n expli-
cativa. Los dos puntos pueden usarse para marcar una razó n para la afirmació n
que les precede. Teniendo en cuenta lo que acaba de decir, no puede ser sino una
razó n justificativa. Así, Rumpole presenta el hecho de que, si se eligen aleatoria-
mente a doce hombres y mujeres buenos en mitad de la calle, todos parecerá n per-
sonas anó nimas de mediana edad, como una razó n que confirma que todos los ju-
rados son muy parecidos. Finalmente, Rumpole aventura una posible explicació n
de esa regularidad: ser jurado se ha convertido en una profesió n para personas co-
rrientes.

8
Las frases de las formas “P por tanto Q” y “P por consiguiente” se usan ú ni-
camente para dar una razó n justificativa, y por ende para expresar un argumento.
Por el contrario, las frases de la forma “Q porque P” sirven tanto para expresar una
explicació n (P explica Q) como una justificació n (P es una razó n para Q).

Argumentos fácticos, prácticos y valorativos.

Se suelen distinguir tres tipos de argumentos dependiendo de la tesis que favorez-


can: fá cticos, prá cticos y valorativos.

1. La conclusió n de un argumento fá ctico equivale a una aserció n sobre


hechos.
2. La conclusió n de un argumento prá ctico equivale a un directivo que re-
comienda o desaconseja un curso de acció n.
3. La conclusió n de un argumento valorativo equivale a un juicio de valor,
que atribuye a algo una cualidad ética, estética, etc.

El propó sito extrínseco del argumentador es en el primer caso inducir en el desti-


natario una creencia, en el segundo inducir en él la intenció n de actuar de una de-
terminada manera, y en el tercero disponerlo de un cierto modo hacia algo. Esas
creencias, intenciones y actitudes son compromisos. Es decir, son actitudes reflexi-
vas, sujetas a los principios del razonamiento teó rico y prá ctico, de las que el sujeto
es racionalmente responsable.

Veamos a continuació n un argumento de cada uno de esos tres tipos.

 La Jane Eyre de Fukanaga es una buena película porque trasciende amplia-


mente la frontera de la adaptació n-resumen, el umbral de la admiració n no-
velesca.3

El conector “porque” separa la conclusió n, “La Jane Eyre de Fukanaga es una buena
película”, de las premisas de las que depende, “La Jane Eyre de Fukanaga trascien-
de ampliamente la frontera de la adaptació n-resumen, el umbral de la admiració n
novelesca”. La conclusió n es un claro juicio de valor, así que se trata de un argu-
mento valorativo.

 La huella administrativa no puede perderse, entre otras cosas, porque es la


base para las acreditaciones oficiales de los títulos.4

De nuevo se usa el conector “porque”·para separar la conclusió n, “la huella admi-


nistrativa no puede perderse”, de la premisa que la sustenta, “la huella administra-
tiva es la base para las acreditaciones oficiales de los títulos”. Lina Gá lvez está ha-
blando de los Trabajos de Fin de Má ster, y por “huella administrativa” entiende la
copia del Trabajo, el rastro de la matriculació n, el pago, el acta de defensa del tra-
bajo y toda la documentació n correspondiente. El estatus de la conclusió n se aclara

3
https://www.20minutos.es/cine/cartelera/pelicula/31702/jane-eyre-2011/#xtor=AD-15&xts=467263
4
Lina Gá lvez, “El sacrificio de aprobar un má ster”. Blog Desde el Sur, el diario.es, 22/03/2018,
https://www.eldiario.es/andalucia/desdeelsur/sacrificio-aprobar-master_6_752834720.html

9
si se parafrasea como “la Universidad no debe perder la huella administrativa de
los Trabajos de Fin de Má ster”. Es pues un argumento prá ctico.

 ‘Seven Seconds’, serie adulta y para adultos, gustará a quienes en su día se


enamoraron de 'The Wire' o 'The Killing', porque bebe de las mismas fuen-
tes.5

La premisa es que ‘Seven Seconds’, 'The Wire' y 'The Killing' beben de las mismas
fuentes, y la conclusió n es que ‘Seven Seconds’ gustará a quienes en su día se ena-
moraron de 'The Wire' o 'The Killing'. Seven Seconds’. La conclusió n es una predic-
ció n, y como tal no recomienda ninguna acció n. Otra cosa es que se pueda usar con
la premisa “Te gustó 'The Wire'” para concluir “Deberías ver ‘Seven Seconds’”, y
construir así un argumento prá ctico. Pero este no es el argumento que estamos
analizando. Una predicció n es un anuncio de un hecho futuro, y por consiguiente si
la conclusió n de un argumento es una predicció n, es un argumento fá ctico.

Perspectivas en el estudio de la argumentación.

Las prá cticas argumentativas se pueden abordar desde distintas perspectivas, lo


que convierte a la teoría de la argumentació n es un campo interdisciplinar de estu-
dios. La argumentació n puede verse, entre otras cosas,

- como una funció n del lenguaje que estudiaría la lingü ística,


- como un proceso cuyo estudio corresponde a la retó rica,
- como un procedimiento cuyo estudio compete a la dialéctica,
- como un producto cuyo estudio corresponde a la ló gica,
- como una institució n social estudiada desde una perspectiva socio-institu-
cional.

El enfoque lingü ístico de la argumentació n trata de describir la funció n argumenta-


tiva del lenguaje. Usamos el lenguaje con una multiplicidad de propó sitos, a veces
simultá neamente, y eso permite distinguir distintas funciones del lenguaje. Parece
claro que argumentar es una de las funciones del lenguaje. La lingü ística trataría de
analizar las características propias de esa funció n y su relació n con las demá s fun-
ciones del lenguaje. Así, podría decirse que el lingü ista intenta, entre otras cosas,
dar criterios que permitan distinguir los argumentos de los no argumentos. Por
ello, buena parte del trabajo de los lingü istas sobre la argumentació n se ha centra-
do en el estudio de los conectores y operadores argumentativos: partículas y locu-
ciones como por tanto, pero, además, solo, etc. que estructuran argumentativamen-
te el discurso.

A diferencia de la perspectiva lingü ística, las perspectivas dialéctica, ló gica y


retó rica son normativas en tanto que distinguen, empleando criterios distintos, en-
tre buenos y malos argumentos. Los criterios usados en cada caso pueden ponerse
en correspondencia con los propó sitos y fines de la argumentació n. La perspectiva
ló gica atiende a los propó sitos intrínsecos de argumentar, por lo que un buen argu-
mento desde un punto de vista ló gico es presenta una buena razó n para su conclu-
5
Mikel Lejarza, “Seven Seconds”. El Periódico 23/03/2018. https://www.elperiodico.com/es/opi-
nion/20180323/siete-segundos-6700529

10
sió n. La perspectiva retó rica tiene en cuenta los propó sitos extrínsecos de argu-
mentar, de manera que desde un punto de vista retó rico un buen argumento es el
que persuade al destinatario. Finalmente, la perspectiva dialéctica juzga los argu-
mentos por su contribució n a la consecució n de los fines del intercambio argumen-
tativo del que forman parte.

La retó rica atiende a los procesos comunicativos inherentes a la argumenta-


ció n, procesos en los que se busca inducir al destinatario a creer o hacer algo o a
adoptar una determinada actitud hacia algo. En consonancia, la perspectiva retó ri-
ca se centra en el efecto de las argumentaciones en los receptores, de manera que
un buen argumento es entonces el que consigue persuadir al destinatario. Por eso
la perspectiva retó rica es la perspectiva del argumentador. Obviamente el argu-
mento que es persuasivo en una ocasió n, dirigido a un determinado auditorio, no
lo será en otra, dirigido a otro auditorio. Por tanto “persuasivo” se predica de usos
de argumentos má s que de los propios argumentos. Esta concepció n argumentati-
va de la retó rica como un arte de la persuasió n o de la argumentació n eficaz, co-
existe con una concepció n literaria de la retó rica como arte de la elocuencia, aso-
ciada con las figuras retó ricas.

Si la retó rica se interesa por los procesos argumentativos, la dialéctica se in-


teresa por los procedimientos argumentativos. Los intercambios argumentativos
son formas de conducta coordinada, orientadas a la consecució n de un fin compar-
tido, y como tales está n sujetos a reglas que fijan las obligaciones y los derechos de
los participantes y regulan sus intervenciones, haciéndolas en cierta medida previ-
sibles. La dialéctica trata de esas reglas y procedimientos desde un doble punto de
vista descriptivo y normativo. El objetivo de la dialéctica descriptiva es describir
las reglas que rigen los distintos tipos de intercambios argumentativos. Conocidas
esas reglas, se puede determinar si la propuesta de un argumento en una determi-
nada fase de un diá logo es procedente, es decir conforme a las reglas, o improce-
dente, es decir contraria a ellas. Por tanto, por lo que hace a los argumentos, los cri-
terios dialecticos, como los retó ricos, se refieren a su uso. El objetivo de la dialécti-
ca normativa es proponer procedimientos ideales que promuevan la realizació n de
los fines y valores que dan sentido a las prá cticas argumentativas. Esos procedi-
mientos ideales pueden cumplir distintas funciones: (1) proporcionar criterios
para juzgar la razonabilidad de un procedimiento argumentativo, (2) servir como
está ndares para juzgar si y en qué medida un determinado intercambio argumen-
tativo es razonable, y (3) dar orientaciones para diseñ ar procedimientos argumen-
tativos eficientes.

La ló gica se ocupa de los argumentos entendidos como productos de la ar-


gumentació n, formados por una razó n prima facie y una tesis. Su objeto es formu-
lar y aplicar criterios de correcció n argumental. La idea es que un buen argumento
es el que da una buena razó n para su conclusió n. Para explicar qué se entiende por
una “buena razó n”, distinguiré tres tipos de razones.

• Una razón prima facie es una consideración que aparece o se presenta como
una razón, aunque luego, al ser examinada, pueda resultar no serlo.
• Una razón pro tanto es una consideración que debe ser tenida en cuenta en el
examen de una cuestión, aunque luego puede ser superada por otras razones.

11
• Una razón concluyente es una razón pro tanto que no es superada por otras
razones.

Presentar algo como una razón para otra cosa es, por sí mismo, crear una razón aparen-
te, una razón prima facie. La evaluación lógica permite pasar sucesivamente de razones
prima facie a razones pro tanto, y de éstas a razones concluyentes. Según el momento y
propósito de la evaluación, “una buena razón” puede ser una razón pro tanto o una ra-
zón concluyente. Cuando la pregunta es si lo que parece una razón, realmente lo es, una
buena razón es una razón pro tanto; cuando se pregunta cuál es la conclusión que se
puede sacar del examen de todas las razones pro tanto expuestas, una buena razón es
una razón concluyente, una razón que determina la orientación general de la argumen-
tación. La pregunta central de la evaluació n ló gica es: ¿se debe aceptar la conclu-
sió n propuesta por las razones aducidas para sustentarla? La perspectiva ló gica
contempla pues la argumentació n desde el punto de vista del receptor, y al mismo
tiempo comporta una cierta abstracció n de las circunstancias concretas del inter-
cambio argumentativo en el que se propone el argumento evaluado.

Las perspectivas dialéctica, ló gica y retó rica son las perspectivas clá sicas en
teoría de la argumentació n, a las que han venido a añ adirse en fechas má s recien-
tes otras, como la perspectiva socio-institucional. El nú cleo de un enfoque socio-
institucional de las prá cticas argumentativas son está ndares normativos, como la
equidad, la inclusió n, la transparencia o la reciprocidad, que se aplican a las estruc-
turas e instituciones sociales que dan forma a una determinada prá ctica argumen-
tativa, como la deliberació n política. Imaginemos que tras deliberar siguiendo las
reglas de procedimiento aceptadas se ha tomado una decisió n basá ndose en argu-
mentos convincentes. ¿Quiere decir eso que la decisió n adoptada es legítima? Pre-
sumiblemente esa legitimidad depende de condiciones como la transparencia o la
reciprocidad, que remiten al marco socio-institucional de la argumentació n. Como
puede verse, de lo que se habla aquí es de si las condiciones en las que se desarro-
lla una argumentació n legitiman la decisió n adoptada.

Perspectiva Objeto División


Lingüística Funció n argumentativa Argumentativo/No argumentati-
vo
Retórica Procesos argumentativos Persuasivo/No persuasivo
Dialéctica Procedimientos argumentativos Procedente/Improcedente
Lógica Productos argumentativos Concluyente/ No concluyente
Socio-institu- Marco institucional de la argu- Lícito/Ilícito
cional mentació n

12
Unidad 2. LA ESTRUCTURA DEL TEXTO ARGUMENTATI-
VO

Enunciados y nexos

Un texto argumentativo es el producto de un discurso en el que se piden, se dan y


se examinan razones para llegar a una conclusió n sobre un determinado asunto.
Un texto argumentativo es un todo cohesionado y coherente, formado por enuncia-
dos relacionados entre sí, de forma má s o menos explícita, y que por ello tiene una
orientació n global: la conclusió n o posició n que recomienda sobre el asunto exami-
nado.

En un texto argumentativo podemos distinguir los enunciados que lo forman y los


elementos que expresan los nexos estructurales. Por ejemplo:

La presidencia de Rumanía del Consejo Europeo durante los seis primeros meses
de 2019 es preocupante, porque hay dudas razonables de la capacidad de su Go-
bierno para afrontar el desafío presidencial. Cierto es que las presidencias de la
UE ya no tienen la relevancia de antañ o, toda vez que el Tratado de Lisboa varió
las funciones de los tres organismos de la UE, Consejo, Comisió n y Parlamento.
Pero no es menos cierto que la impronta política del Estado miembro que presi-
de sigue siendo muy relevante a la hora de establecer la agenda de trabajo e im-
primir el ritmo de las decisiones del Consejo. [Adaptado de Jesú s Gonzá lez Ma-
teos, “Los seis meses de vértigo de la Presidencia rumana de la UE”. Noticias de
Navarra, 13/01/2019].

En este pasaje encontramos los siguientes enunciados:

(1) La presidencia de Rumanía del Consejo Europeo durante los seis primeros
meses de 2019 es preocupante.
(2) Hay dudas razonables de la capacidad del Gobierno de Rumanía para afron-
tar el desafío presidencial.
(3) Las presidencias de la UE ya no tienen la relevancia de antañ o
(4) El Tratado de Lisboa varió las funciones de los tres organismos de la UE,
Consejo, Comisió n y Parlamento.
(5) La impronta política del Estado miembro que preside sigue siendo muy re-
levante a la hora de establecer la agenda de trabajo e imprimir el ritmo de
las decisiones del Consejo.

Los nexos argumentativos entre ellos los expresan, en orden de aparició n, ‘porque’,
‘cierto es que’, ‘toda vez que’, y ‘pero no es menos cierto que’, que dan al texto
cohesió n y coherencia y una orientació n argumentativa determinada. De este ma-
nera, (2) se presenta como una razó n para (1), (4) como una razó n para (3), (3)
como una razó n en contra de (4), y (5) como una nueva razó n para (1). Ademá s,
‘cierto es que’ y ‘pero no es menos cierto que’ indican que Gonzá lez Mateos consi-
dera má s fuerte la razó n para creer que la presidencia de Rumanía es preocupante

13
que la razó n para creer que no lo es, de modo que el pasaje está globalmente orien-
tado hacia la conclusió n (1).

Argumentos

El argumento simple es la mínima unidad autó noma de argumentació n, consistente


en algo que es presentado como una razó n para otra cosa. El término “razó n” se
usa a veces como sinó nimo de “buena razó n” –por ejemplo, cuando se dice que eso
no es una razó n para algo. Para evitar esa carga valorativa, cuando la situació n lo
requiere, se habla de razones prima facie: algo es una razó n prima facie si es pre-
sentado como una razó n, aunque después resulte ser una razó n muy débil o no ser
una razó n en absoluto.

Lo que está de por medio en la polémica emergente (que hasta hace poco solo
era un monó logo entusiasta) nos interesa a todos. Tiene que ver con la idea de
que la Refinadora Costarricense de Petró leo (Recope) amplíe su jurisdicció n mo-
nopó lica má s allá de los combustibles fó siles y con la posibilidad de que trasla-
den recursos pú blicos a una empresa privada empeñ ada en la investigació n, de-
sarrollo y eventual uso generalizado del hidró geno en el transporte pú blico. […]
Esto nos lleva a la ú nica compañ ía que, hasta ahora, ha planteado la idea: Ad As-
tra Rocket. Encabezada por el científico-empresario Franklin Chang, su espíritu
innovador genera admiració n. Pero esta no es razó n para que el Estado financie
o adopte, sin discusió n, una tecnología. ¿Transporte limpio por hidró geno o por
electricidad? La decisió n debe tomarse vía un riguroso aná lisis costo-beneficio,
no corazonadas o simpatías. Esto demanda, entre otras cosas, comparar opcio-
nes.
Eduardo Ulibarri, “Radar: Recope, el hidró geno y nosotros”. La Nación,
22/06/2018.

En este pasaje se rechaza que el hecho de que Ad Astra Rocket sea una compañ ía
con un espíritu innovador admirable que está empeñ ada en la investigació n, desa-
rrollo y eventual uso generalizado del hidró geno en el transporte pú blico sea una
razó n para que el Estado financie o adopte, sin discusió n, esa tecnología. Por otra
parte, en la ú ltima parte del pá rrafo citado se reconoce que alguien podría tomar
una decisió n movido por su simpatía por Ad Astra Rocket y Franklin Chang, así que
aquella puede ser cuando menos una razó n motivadora para apoyar a esa compa-
ñ ía con dinero pú blico.

Los términos “razó n” y “argumento” está n estrechamente emparentados; por


eso se usa a veces “argumento” por “razó n”.

Premisas y conclusiones
Para presentar algo como una razó n para otra cosa, pueden usarse diversos recur-
sos convencionales. Los principales son la disposició n de los enunciados dentro del
texto, los signos de puntuació n, las pausas y esquemas entonativos, los conectores
y operadores argumentativos, y el uso de vocabulario explícitamente argumentati-
vo.

14
Darse cuenta de que algo se presenta como una razó n para otra cosas es
captar ciertas relaciones entre enunciados. Recuérdese que el argumento es la mí-
nima unidad autó noma de argumentació n. Se llama “premisas” a los enunciados
que, tomados conjuntamente, expresan una razó n para algo, y “conclusió n” al
enunciado que expresa la tesis que favorecen. Cuando se entienden los argumentos
como productos textuales, se dice que está n formados por unidades lingü ísticas,
que desempeñ an los papeles de premisas y conclusió n. Cuando se entienden los ar-
gumentos como entidades abstractas, se dice que está n formados por unidades que
corresponden a los contenidos de creencias, intenciones y actitudes.

Adviértase que premisas y conclusió n son los términos de una relació n: un


enunciado actú a como premisa con respecto a otro enunciado que actú a como con-
clusió n con respecto a aquél. La disposició n de los enunciados, los signos de pun-
tuació n, las pausas y esquemas entonativos, los conectores argumentativos, y el
uso de vocabulario argumentativo son recursos para expresar esa relació n. Vea-
mos varios ejemplos.

Para el consumidor medio, el término ecológico representa una señ al de calidad


y un valor añ adido. La gente suele asociar la palabra ecológico con alimentos pro-
ducidos sin químicos o pesticidas, má s saludables y respetuosos con el medio
ambiente.
José Miguel Mulet, “La falacia del argumentum ad naturam”. Mètode Science Stu-
dies Journal 95 (2017): 103.

Aquí la estructura argumentativa viene indicada por la disposició n de los enuncia-


dos: primero se enuncia la tesis, y tras un punto y seguido la razó n que la sustenta.
Esta es una estructura argumentativa muy comú n en ausencia de otro indicador
má s explícito. Ha de tenerse en cuenta, no obstante, que cuando la frase que sigue
al punto es directiva, y no representativa, la razó n precede a la tesis, como sucede
en "hay un límite; se debe votar dentro de la ley".

Para representar grá ficamente un argumento colocaremos sus premisas y


su conclusió n en dos rectá ngulos paralelos de la misma longitud, unidos por el co-
nector consecutivo “por tanto”, con las premisas encima y la conclusió n debajo. El
diagrama del argumento de Mulet es entonces el siguiente:

La gente suele asociar la palabra “ecoló gico” con alimentos producidos sin
químicos o pesticidas, má s saludables y respetuosos con el medio ambiente
Por tanto
Para el consumidor medio, el término “ecoló gico” representa una señ al de
calidad y un valor añ adido

Veamos un segundo ejemplo.

La situació n de Bolivia es preocupante para Chile y el vecindario: agravará las di-


visiones internas, será un retroceso para la economía, aumentará la pobreza e
impulsará la emigració n masiva a países vecinos.
Herná n Felipe Errá zuriz, “Atenció n con Bolivia”. El Mercurio, 26/02/2011.

15
Las dos frases de este breve texto está n unidas por el signo de puntuació n “:”, que
sigue a la conclusió n y precede a las premisas que expresan la razó n aducida para
sustentarla.

La situació n de Bolivia agravará las divisiones internas, será un re-


troceso para la economía, aumentará la pobreza e impulsará la
emigració n masiva a países vecinos
Por tanto
La situació n de Bolivia es preocupante para Chile y el vecindario

En el ejemplo siguiente la relació n argumentativa no es indicada por un signo de


puntuació n, como sucedía en los dos anteriores, sino por un conector.

“Ningú n inversor privado habría aceptado invertir en las mismas condiciones.


Por lo tanto, la financiació n pú blica suponía una ventaja que falseaba la compe-
tencia entre los principales estudios de cine europeos”, manifestó Joaquín Almu-
nia, vicepresidente de la Comisió n y responsable de la Competencia a nivel euro-
peo.
A. Beltrá n y F. Bono, “Bruselas fuerza a vender la Ciudad de la Luz por competen-
cia desleal. El País, Comunidad Valenciana, 3/07/2014).

Los conectores argumentativos son partículas o locuciones que estructuran argu-


mentativamente un texto estableciendo relaciones argumentativas entre dos o má s
enunciados. Almunia usa el conector argumentativo “por tanto” para marcar el
paso de las premisas a la conclusió n.

Ningú n inversor privado habría aceptado invertir en las mismas


condiciones que la Comunidad Valenciana
Por tanto
La financiació n pú blica suponía una ventaja que falseaba la compe-
tencia entre los principales estudios de cine europeos

Un tercer recurso para expresar una relació n argumentativa es el uso de un voca-


bulario explícitamente argumentativo.

La pertenencia cultural nacional es simplemente la má s fuerte de todas, porque


en ella se combinan las huellas dejadas —en el cuerpo y en el espíritu— por la
familia y la comunidad, por la lengua y la religió n.
Tzvetan Todorov, El hombre desplazado, p. 28. Trad. de Juana Salabert. Buenos
Aires, Taurus, 2008.

Todorov también se usa un conector para identificar las premisas y la conclusió n.


El conector “porque” invierte el orden de estas con respecto al conector “por tan-
to”, y sitú a la conclusió n delante y las premisas detrá s.

En la pertenencia cultural nacional se combinan las huellas dejadas —en el cuer-


po y en el espíritu— por la familia y la comunidad, por la lengua y la religió n
Por tanto
La pertenencia cultural nacional es simplemente la má s fuerte de todas las per-

16
tenencias culturales

La educació n para la salud tiene un papel clave en la adquisició n de las habilida-


des necesarias para tomar decisiones que afectan a la salud personal o comunita-
ria. Por esta razó n se debería garantizar en la educació n obligatoria.
Garrido Pérez, C., Cambra Badii, I. y Carrió Llach, M. Interés y utilizació n de pe-
lículas y series televisivas para la educació n para la salud en la escuela secunda-
ria, p.1. Revista de Comunicación y Salud, 11, 1-27

Aquí las premisas preceden a la frase “por esta razó n de que”, tras la que viene la
conclusió n. Esa farse contiene el término argumentativo “razó n·”, que designa a
una de las partes de un argumento, de manera que se nombra explícitamente el pa-
pel atribuido al enunciado que la sigue y al que la precede.

La educació n para la salud tiene un papel clave en la adquisició n de las habi-


lidades necesarias para tomar decisiones que afectan a la salud personal o
comunitaria
Por tanto
Se debería garantizar la educació n para la salud en la educació n obligatoria

Los operadores argumentativos pueden usarse para condensar un argumento, in-


dicando la orientació n argumentativa de un enunciado.

Las papas fritas y otros bocados de copetín son aú n má s perjudiciales que los
postres y golosinas a la hora de bajar de peso.
“Peor que los postres: papas fritas, el alimento que má s engorda”. Rosario3.com,
23/11/2012. Pá gina consultada 05/12/2012:
http://www.rosario3.com/salud/noticias.aspx?idNot=121741&Papas-fritas,-el-
alimento-que-m%C3%A1s-engorda

El valor argumentativo de la frase viene indicado por el operador argumentativo


“aú n”. Los operadores argumentativos son morfemas que se aplican a un enuncia-
do para indicar las conclusiones extraíbles de él sin hacerlas explícitas. En este
fragmento el operador “aú n” indica que la comparació n se aduce como una razó n
para creer que las papas fritas y otros bocados de copetín son sumamente perjudi-
ciales a la hora de bajar de peso. Ese operador sirve ademá s para identificar una
premisa implícita. Para que la comparació n de las papas fritas con los postres y go-
losinas permita concluir que aquéllas son sumamente perjudiciales, hay que so-
brentender que los postres y golosinas son muy perjudiciales.

Las papas fritas y otros bocados de copetín son má s perjudiciales


que los postres y golosinas para bajar de peso. Los postres y golo-
sinas son muy perjudiciales para bajar de peso
Por tanto
Las papas fritas y otros bocados de copetín son sumamente perju-
diciales para de bajar de peso

17
Encadenamiento

Los elementos estructurales del texto no solo unen entre sí enunciados, atribuyén-
doles un papel argumentativo, sino que también unen entre argumentos, integrá n-
dolos en una estrategia argumentativa ú nica.

Quien usa P por tanto C, se compromete con la aseverabilidad de P, por lo que debe
estar dispuesto a dar razó n de P si se le pide, con el resultado de un nuevo argu-
mento Q por tanto P. El encadenamiento o concatenació n es una operació n que
permite unir dos argumentos en un argumento má s complejo cuando la conclusió n
del primero es una de las premisas del segundo.

Otra cuestió n que obliga a coger con pinzas a los bancos europeos es la escasez
de buenas recomendaciones; hoy por hoy, de los 50 principales bancos del Viejo
Continente, só lo ocho ostentan una recomendació n de compra.
Cecilia S. Prieto, “Motivos por los que desconfiar del rebote de la banca europea”.
El Economista, 16/10/2011.

La estructura argumentativa abstracta es Otra cuestión por la que A es B; C. “Otra


cuestió n” significa aquí “otra razó n”, por lo que en este texto se nombra expresa-
mente la funció n de uno de sus enunciados. La primera frase puede parafrasearse
entonces como “Una razó n para coger con pinzas a los bancos europeos es que las
buenas recomendaciones son escasas”. En la construcció n Una razón para A es B la
conclusió n A precede a las premisas B de las que se la hace depender. Identifica-
mos así un primer argumento:

Los bancos europeos con buenas recomendaciones son escasos


Por tanto
Hay que coger con pinzas a los bancos europeos

El enunciado que actú a como premisa de este primer argumento está separado del
siguiente por un punto y coma. Como se señ aló antes, una funció n que pueden
cumplir signos de puntuació n como el punto y seguido, los dos puntos y el punto y
como es separar la conclusió n de las premisas en las que se apoya. Así sucede en
este caso:

Hoy por hoy, só lo ocho de los 50 principales bancos del Viejo


Continente, ostentan una recomendació n de compra
Por tanto
Los bancos europeos con buenas recomendaciones son escasos

En el texto de Cecilia S. Prieto aparece el operador argumentativo “solo”, que aquí


sirve para presentar el dato los principales bancos europeos que ostentan una re-
comendació n de compra son ocho como razó n para la conclusió n “Pocos” de los
principales bancos europeos ostentan una recomendació n de compra”. Para darse
cuenta del papel desempeñ ado por ese operador, compá rese esta frase con esta
otra: Hoy por hoy, hasta ocho de los 50 principales bancos del Viejo Continente os-
tentan una recomendació n de compra. La informació n fá ctica es la misma, pero la

18
inserció n del operador “hasta” presenta ese dato como una razó n para la conclu-
sió n contraria “Bastantes bancos europeos tienen buenas recomendaciones”.

Así el enunciado Los bancos europeos con buenas recomendaciones son esca-
sos sirve como conclusió n de un argumento y como premisa de otro, y permite en-
cadenar los dos argumentos en una argumentació n compuesta.

Hoy por hoy, só lo ocho de los 50 principales bancos del Viejo


Continente, ostentan una recomendació n de compra
Por tanto
Los bancos europeos con buenas recomendaciones son esca-
sos
Por tanto
Hay que coger con pinzas a los bancos europeos

Una argumentació n encadenada es un argumento compuesto, con sus premisas y


su conclusió n. Las premisas bá sicas de una argumentació n encadenada son aque-
llas premisas que no aparecen a su vez como conclusió n de otro argumento, y la
conclusió n principal aquella conclusió n que no es al mismo tiempo premisa de al-
guno de los argumentos. En el caso que nos ocupa, la premisa bá sica es “Hoy por
hoy, só lo ocho de los 50 principales bancos del Viejo Continente, ostentan una re-
comendació n de compra” y la conclusió n principal “Hay que coger con pinzas a los
bancos europeos”.

Argumentos y condicionales
Cuando A argumenta que C porque P no se limita a afirmar que , de darse, P contaría
como una razón para C, sino que P es un hecho que cuenta como una razón para C. Esto
es, al argumentar que C porque P, A se compromete (1) con que P es un hecho y (2) con
que ese hecho cuenta como una razón para C. Para distinguir las dos cosas que A hace
simultáneamente, podemos decir que A se compromete con (1) que P es un hecho y (2)
que si P entonces C – o lo que es lo mismo, que de darse, P sería una razón para P. Las
expresiones de la forma “si P entonces C” se llaman condicionales. Para argumentar
que C porque P, A debe comprometerse, simultáneamente, con la verdad de P y con la
verdad de si P entonces C. Decir simplemente que si P entonces C no es argumentar: es
hacer una aserción.
Cuando María Sánchez afirma que DataBeers es un proyecto muy especial por-
que combina networking y ocio en un ambiente distendido y con una cerveza (entrevis-
ta de Carmen Alcaraz a María Sánchez en el diario Sur, 16/03/2023), está argumentan-
do, porque afirma (1) que DataBeers combina networking y ocio en un ambiente disten-
dido y con una cerveza, y (2) que eso es una razón para creer que DataBeers es un pro-
yecto muy especial. Si solo hubiera afirmado que si DataBeers combina networking y
ocio en un ambiente distendido y con una cerveza, entonces DataBeers es un proyecto
muy especial, sin sugerir conclusión alguna, no habría argumentado.
El condicional si DataBeers combina networking y ocio en un ambiente disten-
dido y con una cerveza, entonces DataBeers es un proyecto muy especial es un presu-
puesto del argumento DataBeers es un proyecto muy especial porque combina netwo-
rking y ocio en un ambiente distendido y con una cerveza, parte de lo que se hace mani-
fiesto al decir que DataBeers es un proyecto muy especial porque combina networking
y ocio en un ambiente distendido y con una cerveza. Ese condicional no debe ser con -

19
fundido con la garantía del argumento, que no es un presupuesto, y que debe ser la ex-
presión de una regla general ― como, por ejemplo, los encuentros profesionales que
combinan networking y ocio en un ambiente distendido y con una cerveza son muy es-
peciales.

Cuando se dice que algo no es razó n o no es una razó n para otra cosa, lo que
se está rechazando es el condicional correspondiente, como en el ejemplo siguien-
te.

En general, conducir por las carreteras de Europa es seguro y hay muy poco deli-
to del que preocuparse, pero esta no es una razó n para bajar la guardia y no ase-
gurar la moto.
“Los mejores consejos para alquilar una moto en tus vacaciones”, mallorcadiario-
.com 14/06/2018. https://www.mallorcadiario.com/los-mejores-consejos-para-
alquilar-una-moto-en-tus-vacaciones

En esta frase se asevera

(1) que en general, conducir por las carreteras de Europa es seguro y hay muy
poco delito del que preocuparse, y
(2) que lo anterior no es una razó n para bajar la guardia y no asegurar la moto
– es decir, que no es verdad que si conducir por las carreteras de Europa es
seguro y hay muy poco delito del que preocuparse, entonces se puede bajar
la guardia.

Garantías

Quien da un argumento debe estar también dispuesto, si se le pide, a explicar o jus-


tificar los presupuestos de su argumento, y entre ellos el condicional sin premisas,
entonces conclusió n. Eso se puede hacer dando una regla general o garantía de la
que ese condicional es un caso particular. La garantía responde pues a preguntas
como: “¿Qué tienen que ver las premisas P con la conclusió n C?” o “¿Por qué P es
una razó n para C?”. Esas preguntas se pueden usar para pedir una justificació n o
para pedir una explicació n del presupuesto de que si P entonces C del argumento,
dependiendo de si está siendo cuestionada o no. Por tanto, la garantía puede servir
como justificació n o como explicació n del condicional asociado.

Es así que el Derecho internacional consuetudinario mantiene el principio de


que si un sujeto de Derecho internacional (un Estado u Organismo internacional)
alega un hecho, está en la obligació n de probarlo […] Lo anterior nos permite ra-
zonar que si el Gobierno de EE. UU. alegó hace ya má s de un añ o, en marzo del
2017, un hecho ocurrido en noviembre del 2016 (lo que de por sí ya viola el
principio de inmediatez) que causó un dañ o a uno de sus agentes diplomá ticos,
debió aportar las pruebas del hecho o del dañ o, y así debió hacerlo en cada uno
de los sucesivos casos en que repitió la alegació n (o acusació n) de los supuestos
ataques só nicos.
Rodolfo Dá valos Ferná ndez. “La carga de la prueba”. Granma 17/06/2018.

20
El argumento de Rodolfo Dá valos Ferná ndez está en la segunda parte del fragmen-
to citado: el Gobierno de EE. UU. alegó hace ya má s de un añ o, en marzo del 2017,
un ataque só nico ocurrido en noviembre del 2016 en La Habana que causó un dañ o
a uno de sus agentes diplomá ticos, por tanto el Gobierno de EE. UU. debió aportar
las pruebas del hecho o del dañ o.

El Gobierno de EE. UU. alegó en marzo de 2017 un supuesto ataque só -


nico ocurrido en noviembre del 2016 que causó un dañ o a uno de sus
agentes diplomá ticos en Cuba
Por tanto
El Gobierno de EE. UU. debió aportar las pruebas del hecho o del dañ o

Este argumento está precedido por la fó rmula “Lo anterior nos permite razonar
que”. Puesto que razonar es exponer razones, esa fó rmula indica que lo expuesto
previamente hace posible presentar algo como una razó n para otra cosa, es decir,
legitima el paso de las premisas a la conclusió n. Así, “Lo anterior nos permite razo-
nar que” marca el trá nsito de la garantía al argumento que apela a ella.

Para incorporar la garantía a los diagramas la situaremos delante del “por


tanto” seguida de “:”, dado que se refiere al paso inferencial que indica este conec-
tor.

El Gobierno de EE. UU. alegó en marzo de 2017


un supuesto ataque só nico ocurrido en no-
viembre del 2016 que causó un dañ o a uno de
sus agentes diplomá ticos en Cuba
En el Derecho internacional consuetudi-
nario, si un sujeto de Derecho interna-
Por tanto
cional alega un hecho, tiene obligació n
de probarlo:
El Gobierno de EE. UU. debió aportar las prue-
bas del hecho o del dañ o

Fó rmulas como A por tanto B, porque C, A por tanto B; C, A por tanto B:C, o Dado
que A, C porque B se usan para indicar que C es la garantía del argumento A por
tanto B. En esas fó rmulas la garantía si sitú a junto a la conclusió n, alejá ndola de las
premisas para evitar confusiones. En su expresió n verbal, la garantía puede con-
fundirse con un encadenamiento. Volvamos a nuestro ejemplo de encadenamiento:

Otra cuestió n que obliga a coger con pinzas a los bancos europeos es la escasez
de buenas recomendaciones; hoy por hoy, de los 50 principales bancos del Viejo
Continente, só lo ocho ostentan una recomendació n de compra.
Cecilia S. Prieto, “Motivos por los que desconfiar del rebote de la banca europea”.
El Economista, 16/10/2011.

Aquí la estructura es Otra razón para A, es B; C, que pueden parafrasearse, conser-


vando el orden relativo de los tres enunciados, como A porque B; C, o como Dado
que C, B y por tanto A. En todos los casos C está junto a B y alejado de la conclusió n
principal A. Cuando lo comparamos con las expresiones típicas de una garantía, ve-

21
mos que aquí en el primer argumento la conclusió n precede a la premisa, de mane-
ra que la proximidad de la premisa B a C indica un encadenamiento. En suma, la es-
tructura A por tanto B; C expresa preferentemente una garantía y corresponde al
diagrama

A
C: Por tanto
B

Por su parte, la estructura A porque B; C expresa preferentemente un encadena-


miento, y corresponde al diagrama:

C
Por tanto
B
Por tanto
A

Reservaré “por tanto” como expresió n canó nica del paso del nexo de las premisas y
la conclusió n, y usaré “porque” para introducir la garantía, cuando sea necesario.
Así, la pará frasis canó nica del argumento de Dá valos Ferná ndez sería: El Gobierno
de EE. UU. alegó en marzo del 2017 un supuesto ataque só nico ocurrido en no-
viembre del 2016 que causó un dañ o a uno de sus agentes diplomá ticos en Cuba,
por tanto el Gobierno de EE. UU. debió aportar las pruebas del hecho o del dañ o,
porque segú n el Derecho internacional consuetudinario si un sujeto de Derecho in-
ternacional alega un hecho, está en la obligació n de probarlo.

Argumentos análogos

El papel de la garantía es dar razó n del nexo entre las premisas a la conclusió n.
Otra forma de responder a preguntas como “¿Qué tienen que ver las premisas con
la conclusió n?” o “¿Por qué es eso una razó n?” es comparar el argumento con otro
que, pretendidamente, tiene una estructura interna parecida. Dos argumentos en
los que la relació n entre las premisas y la conclusió n es parecida son aná logos. La
idea es que si dos argumentos P por tanto C y Q por tanto D son aná logos y se acep-
ta que si P entonces C, la coherencia exige hacer lo mismo con si Q entonces D.

¿Qué piensas de la censura como pasó con C. Tangana cuando se canceló su con-
cierto en Bilbao por el contenido machista de sus letras?
Tengo un punto de vista muy amplio de esto. Obviamente, creo que no era gran
cosa. Pero entiendo que allí ha ocurrido algo […] y estaba el ambiente un poco
cargado. No era la mejor idea llevar a este tipo de artistas. Es como si en un parti-
do de la NBA ponen una canció n que está guay, pero que habla de fumar ma-
rihuana y el estadio está petao de niñ os. Bá sicamente eso. No, ‘oh, Dios censura’.
No, hijo, no. Esto no es una dictadura, ni estamos aquí en un sitio que se coarte la
libertad. Eso es fliparse, lloriquear por nada.
«Mala Rodríguez: "Censura era poner a la gente en un paredó n y pegarles un
tiro"». Entrevista de Marina Prats a Mala Rodríguez en Huffpost, 27/10/2019.

22
Respondiendo a la pregunta de la periodista, Mala Rodríguez argumenta que la
cancelació n del concierto de C. Tangana por el contenido machista de sus letras no
es un caso de censura. En concreto empieza argumentando así:

En Bilbao había habido agresiones machistas y el ambiente estaba un poco cargado


Por tanto
Llevar a Bilbao a artistas como C. Tangana no era una buena idea

Para justificar que esas consideraciones desaconsejaban la actuació n de C. Tanga-


na, Mala Rodríguez compara este argumento con este otro, en el que la relació n de
las premisas con la conclusió n sería clara:

Imaginemos que en un partido de la NBA ponen una canció n que está


guay, pero que habla de fumar marihuana y el estadio está petao de niñ os
En tal caso
Poner esa canció n en el partido de la NBA no sería una buena idea

La premisa de este argumento es un caso imaginario y su conclusió n está en modo


condicional, lo que subraya que lo ú nico importante para el uso que se hace de este
argumento es el vínculo entre las premisas y la conclusió n. En suma, lo que argu-
menta Mala Rodríguez es que del mismo modo que la presencia de niñ os en un
partido de la NBA desaconseja poner una canció n que habla de fumar marihuana,
la existencia de casos recientes de agresiones machistas desaconseja la interpreta-
ció n de canciones con letras machistas. Así, está señ alando una especie de identi-
dad de razones.

Conjunción y disyunción

Los argumentos se combinan y comparan entre sí, oponiéndose o reforzá ndose,


para construir argumentaciones complejas. Vamos a describir ahora varias formas
de composició n de argumentos con una conclusió n comú n. Llamaremos “razones
coorientadas” a las que pueden aducirse para sustentar una misma conclusió n, y
“coorientació n” a una combinació n de argumentos con una conclusió n comú n. Son
conectores de coorientació n “ademá s”, “incluso” y “asimismo”, entre otros.

[E]l Departamento de Estado [de los EE.UU.] alerta de que "el Gobierno de Boli-
via no cumple plenamente las normas mínimas para la eliminació n del trá fico de
personas y no demostró un aumento general en sus esfuerzos para hacerlo en
comparació n con el período anterior".
En concreto, Estados Unidos asegura que el Gobierno del presidente boliviano,
Evo Morales, "no financió suficientemente" su plan nacional contra el trá fico de
personas y, ademá s, no dedicó los recursos necesarios al enjuiciamiento de los
culpables de esos crímenes y la protecció n de sus víctimas.
“EE.UU. incluye a Bolivia y Birmania en su lista negra de trá fico de personas”.
EFE-La Vanguardia, 28/06/2018.

23
Este fragmento reproduce una argumentació n del Departamento de Estado de los
EE.UU. La conclusió n del argumento se expone en el primer pá rrafo (“el Gobierno
de Bolivia no cumple plenamente las normas mínimas para la eliminació n del trá fi-
co de personas y no demostró un aumento general en sus esfuerzos para hacerlo
en comparació n con el período anterior”), y la locució n “en concreto” da paso a la
exposició n de las razones en las que se sustenta. El segundo pá rrafo está argumen-
tativamente estructurado por el conector “y ademá s”, que une dos razones distin-
tas para la misma conclusió n. Por ello podemos representar así la argumentació n
del Departamento de Estado.

El Gobierno boliviano no financió Y ademá s El Gobierno boliviano no dedicó los re-


suficientemente su plan nacional cursos necesarios al enjuiciamiento de
contra el trá fico de personas los culpables de trá fico de personas y
la protecció n de sus víctimas
Por tanto Por tanto
Bolivia no cumple plenamente las Bolivia no cumple plenamente las nor-
normas mínimas para la elimina- mas mínimas para la eliminació n del
ció n del trá fico de personas y no ha trá fico de personas y no ha aumentado
aumentado sus esfuerzos para ha- sus esfuerzos para hacerlo en compa-
cerlo en comparació n con el perío- ració n con el período anterior
do anterior

Para simplificar el diagrama de la coorientació n, se puede escribir una ú nica vez la


conclusió n, manteniendo separadas las premisas de los dos argumentos, como se
muestra a continuació n:

El Gobierno boliviano no finan- El Gobierno boliviano no dedicó los re-


ció suficientemente su plan na- cursos necesarios al enjuiciamiento de los
cional contra el trá fico de per- Y ademá s culpables de trá fico de personas y la pro-
sonas tecció n de sus víctimas
Por tanto Por tanto
Bolivia no cumple plenamente las normas mínimas para la eliminació n del trá fico de
personas y no ha aumentado sus esfuerzos para hacerlo en comparació n con el período
anterior

¿Por qué ofrecer dos argumentos para la misma conclusió n? En líneas generales,
un argumento puede resultar poco convincente porque dependa de una premisa
que el destinatario podría cuestionar, o porque éste considere que la razó n aporta-
da es insuficiente, que es un mero indicio y no una prueba. En el primer caso se
puede intentar justificar la premisa dudosa, convirtiéndola en la conclusió n de otro
argumento, y eso lleva a un encadenamiento de argumentos, o se pueden buscar
otras razones que no dependan de la premisa cuestionada, y eso lleva a una dis-
yunció n de argumentos. En el segundo caso, cuando la razó n ofrecida parece dema-
siado débil, se puede intentar reforzar la razó n inicial combiná ndola con otras ra-
zones coorientadas. El resultado es una conjunció n de razones en la que opera una
especie de “suma de razones”, que está ausente en una disyunció n.

Como sugiere el pá rrafo anterior, hay dos formas bá sicas de coorientació n


de argumentos: la conjunció n de razones y la disyunció n de razones. La disyunció n
y la conjunció n de razones son operaciones argumentativas cuya funció n es formar

24
una argumentació n combinando dos argumentos con la misma conclusió n. Estas
estructuras argumentativas difieren de los argumentos simples con mú ltiples pre-
misas. Una premisa es un enunciado que expresa, solo o con otros, una razó n para
algo, mientras que “una razó n simple es la mínima cantidad de informació n que
por sí misma confiere alguna credibilidad a una posició n”.6 Una conjunció n o una
disyunció n de argumentos da varias razones distintas para apoyar una conclusió n,
mientras que un argumento con mú ltiples premisas expresa una ú nica razó n por
medio de una combinació n de premisas. La posibilidad de insertar conectores ar-
gumentativos como además, por otra parte, en primer lugar... en segundo lugar, etc.,
proporciona un criterio para distinguir las argumentaciones coorientadas de las
argumentaciones con mú ltiples premisas. La funció n de en primer lugar... en segun-
do lugar es enumerar razones, por eso suena raro cuando se usa para enumerar
premisas que tomadas conjuntamente expresan una ú nica razó n:

María no debe probar la tarta. En primer lugar, la tarta tiene chocolate,


y en segundo lugar, María es alérgica al chocolate. *7

El hecho de que la tarta tenga chocolate no es por sí mismo una razó n para que Ma-
ría no deba probarla, como tampoco lo es por sí mismo el hecho que sea alérgica al
chocolate; solo la combinació n de los dos constituye una razó n para que María se
abstenga de probar la tarta. Por tanto, aquí tenemos dos premisas y una sola razó n.

Aunque muchas veces es difícil saber si nos hallamos ante una conjunció n o
ante una disyunció n de argumentos, el texto puede contener indicaciones. Si “ade-
má s” es un conector genérico de coorientació n, las locuciones “por otra parte” y
“en todo caso” suelen introducir disyunciones de razones, y “a lo que hay que añ a-
dir” y “lo que sumado a” suelen introducir conjunciones de razones. También es un
indicativo de que una razó n ha de tomarse en conjunció n calificarla de “indicio”
(en oposició n a “prueba”).

A Lodeiro se le compraron [por parte del Ayuntamiento de A Coruñ a] dos pisos,


uno en la calle Santander y otro en Joaquín Martín Martínez, este ú ltimo fue don-
de la oposició n encontró má s irregularidades y en el que el propio gobierno local
acabó reconociendo causas de nulidad de la operació n. […] Entre los posibles
motivos de nulidad se encuentra que el piso figuraba como local comercial y ofi-
cina, no como vivienda, cuando el concurso era para estas ú ltimas. Para pasar de
oficina a vivienda harían falta unas obras y adaptació n a la ley que pide, entre
otras cosas, una altura de techos de 2,50. En sus alegaciones [Toni Lodeiro] reco-
noce que, retirando el enfoscado del techo se podría llegar a 2,495, casi la misma
medida, y en todo caso apunta que otros pisos en idénticas condiciones sí obtu-
vieron permiso para tal cosa.
E. Eiroa, “El afín a la Marea reclamará dañ os y perjuicios si se anula la compra del
piso”. La Voz de Galicia 29/06/2018.

6
J. Anthony Blair, Groundwork in the Theory of Argumentation, p. 148, mi traducció n. Dordrecht,
Heidelberg, Londres y Nueva York: Springer, 2012.
7
Ante una construcció n agramatical o palabra mal escrita, el asterisco indica que dicho término o
expresió n no cumple con las reglas de la lengua.

25
En la ú ltima parte de este pasaje se discute si son precisas o no obras para conver-
tir el piso de la calle Joaquín Martín Martínez de oficina en vivienda, dado que la al-
tura de techos es inferior a 2,50 m. Lodeiro sostiene que no, y lo hace apoyá ndose
en dos razones de muy distinta naturaleza. El conector “y en todo caso” indica con
toda claridad que se trata de defensas alternativas de la misma tesis, de manera
que se espera que el destinatario acepte la tesis porque considere concluyente una
de las dos razones ofrecidas. En efecto, “en todo caso” quiere decir aquí algo así
como “sea cual sea el juicio que merezca el primer argumento”. De esta manera, Lo-
deiro argumenta primero que casi se alcanza la altura de techos que exige la nor-
mativa, y añ ade después una segunda razó n, por si el destinatario rechazase la pri-
mera.

Retirando el enfoscado del techo del Y en todo En otros pisos en idénticas condi-
piso de c/ Joaquín Martín Martínez se caso ciones al de c/ Joaquín Martín
podría llegar a 2,495mts, casi la misma Martínez se concedió permiso
altura que exige la normativa munici- para pasar de oficina a vivienda
pal para el uso residencial sin necesidad de hacer obras
Por tanto Por tanto
No son precisas obras para pasar de oficina a vivienda el piso de c/ Joaquín Martín Mar-
tínez

En el texto siguiente se utiliza el verbo “sumar” para indicar la conjunció n de dos


razones.

La iniciativa [de la diputada nacional por el Movimiento Popular Neuquino Alma


Sapag de declarar de interés nacional la realizació n integral del proyecto de re-
presa Chihuido I] resalta que el río Neuquén tiene una potencialidad de aprove-
chamiento hidroeléctrico aú n no desarrollada, lo que sumado a la amenaza de
grandes crecidas no controladas hace imprescindible la construcció n de obras de
regulació n y control de crecidas para garantizar la seguridad de la vida y bienes
de las poblaciones ribereñ as y de las infraestructuras viales, gasíferas y de explo-
tació n petrolera que se encuentran en su cuenca. También posibilitará garantizar
el agua necesaria para el riego, y la diversificació n integral de la matriz producti-
va de la regió n.
“Diputada insiste por cuatro represa s en el río Neuquén”; parlamentario.com,
17/07/2018. http://www.parlamentario.com/noticia-111397.html

Alma Sapag da tres razones para declarar de interés nacional la realizació n de


Chihuido I: el potencial de aprovechamiento hidroeléctrico del río Neuquén, el con-
trol de las crecidas de ese río y el aprovechamiento de sus aguas para riego y usos
industriales. Sapag une las dos primeras razones con un “sumando a”, y finalmente
añ ade una tercera a la conjunció n de estas dos con “también”. Esto sugiere que
Alma Sapag no considera imprescindible la tercera razó n, que solo vendría a re-
dondear la argumentació n principal formada por la conjunció n de las dos primeras
razones.

26
La construcció n Y La construcció n de Chihuido I per- La construcció n de
de Chihuido I mitirá controlar las crecidas del río Chihuido I proporcio-

También
permitirá apro- Neuquén para garantizar la seguri- nará el agua necesaria
vechar el hi- dad de la vida y bienes de las pobla- para el riego, y la di-
droeléctrico del ciones ribereñ as y de las infraes- versificació n integral
río Neuquén tructuras viales, gasíferas y de ex- de la matriz productiva
plotació n petrolera de su cuenca de la regió n
Por tanto Por tanto Por tanto
Se debe declarar de interés nacional la realizació n de Chihuido I

La combinació n de razones de peso o fuerza desigual es un indicio de una conjun-


ció n de argumentos, puesto que, por lo general, cuando así sucede, el argumento
má s débil no se considera suficiente para establecer la conclusió n comú n.

En los diagramas usaremos “ademá s” para indicar la coorientació n de razo-


nes sin má s precisió n, “y” para indicar la conjunció n de razones, y “o” para indicar
la disyunció n de razones.

Argumentos contra y contraargumentos.

Contraargumentar es presentar algo como una razó n para creer que otro argumen-
to no es convincente (es decir, para creer que puede ser rechazado con razones).
No se debe confundir contraargumentar, que es argumentar en contra de un argu-
mento, con argumentar en contra de una tesis.

Gino Pozzo explicó este miércoles a través de sus asesores que Pozzo participa
como bonista minoritario en Fifteen Securisation, como un miembro má s de la
familia Pozzo, grupo cuya participació n tampoco es mayoritaria. "Y por tanto es
falso que el fondo sea propiedad de Gino Pozzo; como también lo es que lo con-
trole".
“Raffaele Riva defiende legalidad fondo inversió n del Granada CF”. EFE-La Van-
guardia 14/03/2018.

Gino Pozzo da razones para creer que no es propietario de la sociedad de inversió n


Fifteen Securisation ni la controla. Por tanto, argumenta contra la tesis de que Gino
Pozzo es propietario de Fifteen Securisation o la controla.

Gino Pozzo participa como bonista minoritario en Fifteen Securisation, como un


miembro má s de la familia Pozzo, cuya participació n tampoco es mayoritaria
Por tanto
Gino Pozzo ni es el propietario del fondo Fifteen Securisation ni lo controla

Sin embargo, al argumentar en contra de esa tesis, no está rechazando un argu-


mento previo, y por ello no se puede decir que esté contraargumentando.

Puesto que contraargumentar es argumentar contra otro argumento, la


contraargumentació n remite a las relaciones de oposició n entre argumentos. En
general, estas consisten en que los argumentos opuestos contienen enunciados in-
compatibles entre sí en determinadas posiciones. En la tradició n ló gica, “enuncia-

27
dos incompatibles” significa enunciados contrarios o contradictorios. Dos enuncia-
dos son contrarios si no pueden ser simultá neamente verdaderos, y contradicto-
rios si tampoco pueden ser simultá neamente falsos. Hay tres formas bá sicas de
oposició n entre argumentos:

(a) La conclusió n de un argumento es incompatible con una de las premi-


sas del otro.
(b) La conclusió n de un argumento es incompatible con la garantía del
otro.
(c) Las conclusiones de los dos argumentos son incompatibles, en cuyo
caso diremos que está n antiorientados.

Las estructuras descritas hasta ahora se forman uniendo argumentos que compar-
ten algú n elemento (premisa, garantía o conclusió n). Las estructuras que vamos a
describir a continuació n se forman uniendo argumentos que contienen enunciados
incompatibles. En correspondencia con la distinció n de tres formas de oposició n
entre argumentos, se distinguen tres estructuras contraargumentativas: (a) obje-
ció n, (b) recusació n y (c) refutació n.

En una prá ctica argumentativa se piden, se dan y se examinan razones. Al pre-


sentar algo como una razó n, se producen razones prima facie, y al examinarlas ló gi-
camente se determina si esas razones son razones pro tanto, y, si lo son, si se pue-
den considerar concluyentes. Cuando A presenta P como una razó n para C, puede
suceder que en realidad no haya razó n alguna que considerar, porque P sea falsa.
Si hay algú n que considerar, puede suceder que solo en apariencia apoye a C, y por
tanto que P no sea una razó n pro tanto para C. Si lo es, puede suceder que, en el
contexto de la argumentació n, no permita aseverar que C, porque haya razones de
peso para negar que C. Así, las razones para no considerar concluyente a un argu-
mento son de tres tipos:

(1) No se ha aducido ningú n hecho (P es falsa).


(2) El hecho aducido no favorece la conclusió n (es falso que si P enton-
ces C).
(3) Hay razones de peso para rechazar su conclusió n (P pero Q).

Se pueden cuestionar las premisas o que realmente favorezcan la conclusió n sin


necesidad de argumentar; por ejemplo, haciendo una pregunta, o rechazando sin
má s que el hecho aducido sea una razó n. En ninguno de esos casos se contraargu-
menta, puesto que no se dan razones para tener el argumento previo por defectuo-
so.

Desestimación

Antes describir las principales formas de contraargumentació n, hay que advertir


que no son las ú nicas. También se puede concluir que un argumento no es convin-
cente alegando, por ejemplo, que los expertos no lo tienen por tal. Así, se podría ar-
gumentar que el argumento ontoló gico no es convincente porque Tomá s de Aquino
y Hume lo rechazaron. En este caso se dan razones para desestimar el argumento
sin señ alar cuá l es su defecto o dó nde radica su debilidad. Llamaré “desestimació n”

28
a esta forma de contraargumentació n, puesto que quien rechaza un argumento de
esta manera ni siquiera entra a analizar su configuració n interna.

La desestimació n es una forma de contraargumentació n que, a diferencia de


la objeció n, la recusació n y la refutació n no define una forma de composició n de ar-
gumentos, una estructura argumentativa. Como muestra su diagrama, nuestro
ejemplo de desestimació n es, estructuralmente, un argumento simple, o, mejor, un
metaargumento: un argumento que habla de otro argumento.

Tomá s de Aquino y Hume rechazan el argumento ontoló gico


Por tanto
El argumento ontoló gico no es convincente
Objeción

Un argumento es una objeció n a otro un argumento si su conclusió n es incompati-


ble con alguna de las premisas de este. Una objeció n invalida el argumento objeta-
do, devolviendo la discusió n a la situació n anterior a la introducció n del argumento
rebatido.

Esta vieja teoría [una mentira repetida mil veces se convierte en verdad], demostrada en
numerosas ocasiones a lo largo de la historia, parece que es la que la Xunta quiere apli-
car a Alvedro, al circunscribir su actividad a los viajes de negocios. Se parte de la teoría,
falsa, por supuesto, de que Santiago es el gran reclamo turístico de Galicia y se obvia, por
ejemplo, que A Coruñ a es la ú nica ciudad en la que crece el nú mero de visitantes o la que
má s turistas es capaz de atraer. Así, el expolio se consuma y se trasladan a Lavacolla
vuelos que antes operaban desde la ciudad herculina basá ndose en una premisa falsa,
pero que, a base de repetirse, parece que cada vez se la creen má s. “La mentira como ini-
cio de todo”.
“La mentira como inicio de todo”. Editorial de El Ideal Gallego.com. 07/03/2014.
http://www.elidealgallego.com/opinion/mentira-inicio-todo/
20140307012614177608.html

El editorial ataca un argumento que atribuye a la Xunta de Galicia y que se puede


representar así:

Santiago de Compostela es el gran reclamo turístico de Galicia


Por tanto
Se deben concentrar los vuelos en el aeropuerto de Lavacolla

El editorialista rechaza la premisa, alegando que “A Coruñ a es la ú nica ciudad en la


que crece el nú mero de visitantes o la que má s turistas es capaz de atraer”. Se trata
pues de una doble objeció n (disyunció n de argumentos) al argumento de la Xunta.

A Coruñ a es la ú nica ciudad de Galicia en la O A Coruñ a es la ciudad de Galicia que


que crece el nú mero de visitantes má s turistas es capaz de atraer
Por tanto Por tanto
Santiago de Compostela no es el gran reclamo turístico de Galicia

29
Para diagramar una objeció n situamos su conclusió n a la altura de la premisa in-
compatible del argumento objetado, insertado entre ambas casillas la preposició n
“contra”.

A Coruñ a es la ú nica A Coruñ a es la ciudad


ciudad de Galicia en la de Galicia que má s tu-
o
que crece el nú mero de ristas es capaz de
visitantes atraer
Por tanto Por tanto
Santiago de Compostela
Santiago de Compostela no es el gran reclamo turís-
contra es el gran reclamo turísti-
tico de Galicia
co de Galicia
Por tanto
Se deben concentrar los
vuelos en el aeropuerto
de Lavacolla

Los efectos de las distintas formas de contraargumentació n se entienden mejor


cuando se “dinamizan” los diagramas ló gicos, representá ndolos como una sucesió n
de etapas. Cada etapa se caracteriza por un conjunto de argumentos disponibles y
por una conclusió n provisional, que puede ser una pregunta.

Eta- Argumentos disponibles Conclusión provisional


pa
0. ¿Se deben concentrar
los vuelos en Lavacolla?
1. Santiago de Compostela es el gran reclamo tu- Se deben concentrar los
rístico de Galicia; por tanto, se deben concen- vuelos en Lavacolla
trar los vuelos en Lavacolla
2. A Coruñ a es la ú nica ciudad en la que crece el ¿Se deben concentrar
nú mero de visitantes o la que má s turistas es los vuelos en Lavacolla?
capaz de atraer; Por tanto, Santiago de Com-
postela no es el gran reclamo turístico de Ga-
licia

La etapa 0 representa el punto de partida de la discusió n, en el que todavía no hay


argumentos, aunque puede haber una conclusió n provisional. Aunque en esta oca-
sió n la conclusió n provisional es una pregunta, no siempre es así. Una presunció n
es una conclusió n provisional no sustentada en argumentos. En otras circunstan-
cias, el punto de partida podría ser la presunció n de que se deben concentrar los
vuelos en Lavacolla o de que no se debe hacer así. En la etapa 1 la Xunta propone
su argumento, y, en consecuencia, la conclusió n provisional pasa a ser la del ú nico
argumento disponible: se deben concentrar los vuelos en Lavacolla. Como esta
conclusió n provisional sí se apoya en argumentos, no es una presunció n. En la eta-
pa 2, la objeció n de El Ideal Gallego borra el argumento de la Xunta y la conclusió n
provisional vuelve a ser la que era antes de la introducció n del argumento invalida-
do.

30
Refutación

Refutar un argumento es oponerle otro argumento con una conclusió n incompati-


ble con la del primero (normalmente contraria o contradictoria), con la pretensió n
de que el nuevo argumento es por lo menos tan fuerte como el primero. Los efectos
de una refutació n dependen de la estimació n de la fuerza o peso relativo de los ar-
gumentos opuestos en el contexto. Si el contraargumento es má s fuerte que el ar-
gumento refutado, impone su conclusió n, mientras que si tienen una fuerza pareja,
la deja en suspenso.

El conector “pero” es un típico indicador de refutació n, que sirve para unir


dos argumentos antiorientados. Quien dice A pero B, da a entender

(1) que acepta A,


(2) que acepta B,
(3) que A es una razó n para una conclusió n C, identificable en el contex-
to,
(4) que B es una razó n para una conclusió n C’ incompatible con C, tam-
bién identificable en el contexto, y
(5) que, en esa situació n, B es una razó n má s fuerte que A.

Por tanto, al decir A pero B se invita al destinario a inferir C’, y se presenta al argu-
mento B por tanto C’ como una refutació n del argumento A por tanto C. Llamo refu-
tación contradicente a este tipo de refutació n. Adviértase que en una refutació n
contradicente no se llega a la conclusió n C’ directamente desde B, sino a través de
una ponderació n de razones opuestas.

Una refutació n contradicente es una composició n de argumentos.

El padre fray Felipe Ortuno Merchante, comendador de la comunidad merceda-


ria en la basílica de la patrona la Virgen de la Merced, es claro y directo en el de-
venir del presente y el futuro de esta reliquia [la copia sindó nica de la sá bana
santa] que se conserva en la capilla de San Pedro Nolasco. Tras abrir la preciosa
urna del siglo XVII que contiene la réplica del pañ o santo, afirma que "no está en
mi hoja de ruta promover el fetichismo religioso. […] Está claro que aquí debería-
mos de tener má s fieles. Pero el fin no justifica los medios. Y no pienso hacer es-
pectá culo alguno a cambio de la asistencia de curiosos", comenta el comendador.
Manuel Sotelino, "La sá bana santa jerezana no será expuesta como un fetiche".
Diario de Jerez 02/01/2017.

Fray Felipe Ortuno Merchante sopesa dos razones opuestas, a favor y en contra de
la exposició n de la réplica de la sá bana santa. La primera da lugar a un argumento
de fines a medios, y la segunda a un argumento basado en valores. Fray Felipe con-
cede má s peso al segundo, como indica el “pero” con el que las yuxtapone, y lo jus-
tifica porque el fin no justifica los medios.

Exponer la sá bana santa atraería Exponer la sá bana santa promovería


pero
má s fieles a la basílica de la Merced el fetichismo religioso
Por tanto Por tanto

31
Hay que exponer la sá bana santa No hay que exponer la sá bana santa

Al revés que “pero”, el conector “aunque” se antepone al argumento má s débil de


un par, de manera que quien dice A aunque B, da a entender (1) que acepta A, (2)
que acepta B, (3) que A es una razó n para C, (4) que B es una razó n para una con-
clusió n C’ incompatible con C, y (5) que, en esa situació n, B es una razó n má s débil
que A, por lo que se invita al destinario a inferir C. El argumento de fray Felipe Or-
tuno Merchante puede formularse con “aunque” en lugar de “pero”: aunque está
claro que aquí deberíamos de tener má s fieles, no hay que promover el fetichismo
religioso.

Exponer la sá bana santa promove- Exponer la sá bana santa atraería


aunque
ría el fetichismo religioso má s fieles a la basílica de la Merced
Por tanto Por tanto
No hay que exponer la sá bana san-
Hay que exponer la sá bana santa
ta

De este modo, las premisas de la refutació n de fray Felipe Ortuno Merchante son
Exponer la sábana santa promovería el fetichismo religioso, La basílica de la Merced
debería tener más fieles, y la conclusió n No hay que exponer la sábana santa.

Veamos ahora el diagrama diná mico de la argumentació n de fray Felipe Or-


tuno Merchante.

0. ¿Hay que exhibir la copia


sindó nica de la Sá bana San-
ta?
1. Exponer la sá bana santa atraería má s fieles a Hay que exponer la copia
la basílica de la Merced; por tanto, hay que ex- sindó nica sá bana santa
poner la copia sindó nica sá bana santa
2. Exponer la sá bana santa atraería má s fieles a No hay que exponer la copia
la basílica de la Merced; por tanto, hay que ex- sindó nica de la sá bana san-
poner la copia sindó nica sá bana santa, PERO ta
Exponer la sá bana santa promovería el feti-
chismo religioso; por tanto, no hay que expo-
ner la copia sindó nica de la sá bana santa

En el paso de 1 a 2 cambia la conclusió n provisional, aunque el argumento que sus-


tentaba la conclusió n provisional de 1 subsiste en 2, aunque subordinado al nuevo
argumento, que impone su conclusió n. Por tanto, el efecto de una refutació n
contradicente es cambiar la conclusió n sin borrar el argumento refutado.

El funcionamiento del conector “pero también” es parecido al de “pero”, ex-


cepto que A pero también B presenta A y B como razones parejas, con un peso o

32
fuerza similares, y que por tanto se anulan mutuamente. Lo mismo sucede con
“aunque también”. Llamo refutación invalidante a este tipo de refutació n.

Es cierto que el beneficio de la entidad [Bankinter] ha sido muy superior a las ex-
pectativas de los analistas. 490 millones de euros, un 30% má s respecto al añ o
anterior, pero también es verdad que sigue teniendo una fuerte dependencia del
negocio asegurador. No hay que olvidar que Línea Directa supone el 21% del ne-
gocio.
“Bankinter reconoce su problema con las multidivisa, que va camino de ser su
auténtico dolor de cabeza”. Merca2 27/01/2017.
https://www.merca2.es/bankinter-reconoce-su-problema-con-las-multidivisa-
que-va-camino-de-ser-su-autentico-dolor-de-cabeza/

Lo que se debate en esta ocasió n es si el resultado del ejercicio de 2017 de Bankin-


ter ha sido bueno o malo. Por una parte, que el beneficio haya superado las expec-
tativas de los analistas apunta a lo primero, pero por otra la fuerte dependencia del
negocio asegurador apunta a lo segundo8. El analista de Merca2 considera que esas
razones son parejas, por lo que en el fragmento reproducido no se pronuncia en un
sentido o en otro.

El beneficio de Bankinter en2017 Bankinter sigue teniendo una fuerte


Pero
ha sido muy superior a las expec- dependencia del negocio asegura-
también
tativas de los analistas dor
Por tanto Por tanto
El resultado del ejercicio de 2017 El resultado del ejercicio de 2017
de Bankinter ha sido bueno de Bankinter no ha sido bueno

Como sucede con la refutació n contradicente, las premisas de una refutació n inva-
lidante son las de los subargumentos opuestos que la forman. Dado el equilibrio de
razones a favor y en contra, la conclusió n de una refutació n invalidante no es de-
terminada por ninguno de los subargumentos opuestos. En el argumento que aca-
ba de analizarse, esa conclusió n puede formularse como “No se puede decir si el re-
sultado del ejercicio de 2017 de Bankinter ha sido bueno o malo”.

0. ¿Có mo ha sido el re-


sultado del ejercicio
de 2017 de Bankin-
ter?
1. El beneficio de Bankinter en2017 ha sido muy supe- El resultado del
rior a las expectativas de los analistas; por tanto, el ejercicio de 2017 de
resultado del ejercicio de 2017 de Bankinter ha sido Bankinter ha sido
8
“El sector asegurador encara una etapa desafiante. El beneficio por la actividad pura de comercia-
lizar pó lizas es escaso o inexistente para muchas pequeñ as compañ ías y los suculentos rendimien-
tos financieros logrados antañ o con sus inversiones, que les permitieron competir con guerras de
precios, son irrepetibles con los actuales tipos de interés a ras de suelo. Una realidad que provoca
que má s del 40% de la industria sea hoy incapaz de ganar dinero con su actividad típica, estima el
servicio de estadísticas del sector Icea con datos del pasado mes de septiembre.” Eva Contreras, “El
negocio asegurador no es rentable para el 40% de la industria”; elEconomista.es, 20/02/2017.
http://www.eleconomista.es/empresas-finanzas/noticias/8166933/02/17/El-40-de-la-industria-
aseguradora-se-encuentra-en-perdidas.html Consultado 30/06/2018.

33
bueno bueno
2. El beneficio de Bankinter en2017 ha sido muy supe- ¿Có mo ha sido el re-
rior a las expectativas de los analistas; por tanto, el sultado del ejercicio
resultado del ejercicio de 2017 de Bankinter ha sido de 2017 de Bankin-
bueno, PERO TAMBIÉ N Bankinter sigue teniendo ter?
una fuerte dependencia del negocio asegurador; por
tanto, el resultado del ejercicio de 2017 de Bankinter
no ha sido bueno

Lo distintivo de esta variedad de la refutació n es que al pasar de 1 a 2 los dos argu-


mentos se anulan mutuamente, con lo que la conclusió n provisional pasa a ser la
de la etapa anterior a la introducció n de ambos. El efecto es pues similar al de la
objeció n y al de la recusació n, como veremos dentro de un momento, aunque no el
modo de producirlo.

Recusación

Recusar un argumento es dar una razó n para creer que lo que se presenta como
una razó n que favorece la conclusió n realmente no lo es, invalidando o dejando en
suspenso el argumento recusado. Eso puede hacerse de distintas maneras, entre
otras:

(a) Alegando que la garantía que pretendidamente permite inferir B a partir de A


no es vá lida.
(b) Alegando que concurren circunstancias excepcionales que impide aplicar en
este caso la garantía, en principio vá lida, que permitiría inferir B a partir de A.
(c) Alegando que la inferencia A por tanto B es como la inferencia C por tanto D y
que esta es ilegítima.

Se pueden distinguir, en correspondencia, tres variedades de la recusació n: recu-


sació n de principio, recusació n por excepció n, y recusació n por comparació n o
contraanalogía, respectivamente.

La recusació n de principio presupone que sabe cuá l es la garantía que pre-


tendidamente permite pasar de las premisas a la conclusió n, algo que no siempre
sucede. Una recusació n de principio del argumento A por tanto B porque C es un ar-
gumento cuya conclusió n es que la garantía C no es una regla vá lida.

…al comparar má s detenidamente la tibia, la mandíbula superior, los dientes y


las vértebras parciales de la cola con el dinosaurio americano [el Torvosaurus
tanneri], los investigadores aseguran que se trata de una nueva especie que han
denominado Torvosaurus gurneyi. […] “A primera vista, la principal diferencia
entre el Torvosaurus americano y el europeo es el nú mero de dientes del maxi-
lar superior. La especie americana Torvosaurus tanneri tiene má s de 11 dientes,
mientras que la europea tiene menos. Esto podría ser un argumento débil, por-
que el nú mero de dientes puede variar dentro de cada especie e incluso entre la
mandíbula izquierda y derecha en un mismo individuo. Sin embargo, las placas
interdentales –estructuras ó seas planas que delimitan los alvéolos dentales– son
muy diferentes entre ambos”, declara a Sinc Hendrickx.

34
“Descubren en Portugal el dinosaurio depredador má s grande de Europa”. Ten-
dencias científicas, 6/03/2014.
http://www.tendencias21.net/Descubren-en-Portugal-el-dinosaurio-depreda-
dor-mas-grande-de-Europa_a31699.html Consultado 7/03/2014

El argumento recusado por Hendrickx se puede representar así:

Los maxilares superiores de T. Tanneri tiene má s de 11 dientes mientras que el


maxilar superior de Torvosaurus hallado en Portugal tiene menos de 11 dientes
Por tanto
El maxilar superior hallado en Portugal es de una nueva especie de Torvosaurus

Hendrickx acepta las premisas y no niega que el maxilar pueda corresponder a una
nueva especie de Torvosaurus –su declaració n, de hecho, termina con una razó n
para creer que sí se trata de otra especie. Lo que rechaza es que el nú mero de dien-
tes sea un criterio fiable para distinguir especies, una regla presupuesta a su juicio
en el paso de las premisas a la conclusió n. La razó n que da para rechazarla es que
el nú mero de dientes puede variar dentro de cada especie e incluso entre la mandí-
bula izquierda y derecha en un mismo individuo.

35
El nú mero de dientes puede
variar dentro de cada espe-
cie e incluso entre la mandí-
bula izquierda y derecha en
un mismo individuo
Los maxilares superiores de
T. Tanneri tiene má s de 11
dientes y el maxilar superior
Por tanto
de Torvosaurus hallado en
Portugal tiene menos de 11
dientes
El nú mero de dientes
El nú mero de dientes no es
es un criterio fiable
un criterio fiable para dis- contra Por tanto
para distinguir una
tinguir una especie de otra
especie de otra:
El maxilar superior hallado
en Portugal es de una nueva
especie de Torvosaurus

Recusado este primer argumento, Hendrickx ofrece otro argumento distinto para
su conclusió n:

Las placas interdentales de los maxilares superiores de T. Tanneri son muy dis-
tintas de las del maxilar superior de Torvosaurus hallado en Portugal
Por tanto
El maxilar superior hallado en Portugal es de una nueva especie de Torvosaurus

El diagrama diná mico de esta argumentació n revela las diferencias de la recu-


sació n con la refutació n y lo que tiene en comú n con la objeció n.

0. ¿El maxilar de Portugal es de


un t. tanneri o de un t. gur-
neyi?
1. Los maxilares superiores de t. tanneri tiene El maxilar de Portugal es de un
má s de 11 dientes y el maxilar superior ha- t. gurneyi
llado en Portugal tiene menos de 11 dien-
tes; por tanto, el maxilar de Portugal es de
un t. gurneyi, porque el nú mero de dientes
es un criterio fiable para distinguir una es-
pecie de otra
2. El nú mero de dientes puede variar dentro ¿El maxilar de Portugal es de
de cada especie e incluso entre la mandíbu- un t. tanneri o de un t. gurneyi?
la izquierda y derecha en un mismo indivi-
duo; por tanto, el nú mero de dientes no es
un criterio fiable para distinguir una espe-
cie de otra
3. El nú mero de dientes puede variar dentro El maxilar de Portugal es de un
de cada especie e incluso entre la mandíbu- t. gurneyi
la izquierda y derecha en un mismo indivi-
duo; por tanto, el nú mero de dientes no es

36
un criterio fiable para distinguir una espe-
cie de otra. Las placas interdentales son
muy diferentes entre ambos; por tanto, el
maxilar de Portugal es de un t. gurneyi.

El argumento introducido en la etapa 1 es recusado en 2, y en consecuencia des-


aparece en esta etapa, y se vuelve a la conclusió n provisional de 0. El paso de 2 a 3
viene dado por la introducció n de un nuevo argumento a favor de la hipó tesis del
torvosaurus gurneyi. Esta es justamente la conclusió n provisional de la etapa 3,
puesto que el argumento basado en las diferencias en las placas interdentales es el
ú nico argumento directamente relacionado con la cuestió n inicial disponible en
esta tercera etapa.

Lo mismo que la recusació n de principio, la recusació n por excepció n presu-


pone que se sabe cuá l es la garantía que permitiría pasar de las premisas a la con-
clusió n. Una recusació n por excepció n consiste entonces en alegar que se da una
circunstancia excepcional que deja en suspenso la garantía invocada.

La ciudadanía ‘patiamarilla’ preocupada por la ilegalidad en obras de infraes-


tructura y, argumentando, ademá s, de que está n haciendo lo que quieren con Ba-
richara, denuncian una obra en cemento que es levantada en la entrada del mu-
nicipio, explicando que se encuentra por fuera de lo permitido en las normas pa-
trimoniales de la nació n. […] “Los trabajos denunciados, se adelantan a un costa-
do de la vía nacional y aunque por regla general se debe respetar un margen de
22,5 metros, en Barichara y en el resto del país, se han adelantado estas [kioskos
sin cierre total de los muros] y otras obras que no son catalogadas como ‘cons-
trucciones’, a menor distancia sin que generen afectaciones a las vías”, agrega en
el comunicado [del ingeniero Joan Manuel Herná ndez, secretario de planeació n
de Barichara].
Víctor J. Ardila Sá nchez, “Obra en cemento genera malestar en Barichara”. Van-
guardia Liberal 30/06/2018. http://www.vanguardia.com/santander/guanen-
ta/437429-obra-en-cemento-genera-malestar-en-barichara

La réplica de Joan Manuel Herná ndez concede la plausibilidad inicial del argumen-
to:

El kiosko de cemento que se está construyendo a la


entrada de Barichara está a menos de 22,5 mts. de
la vía nacional
Por regla general en Colombia no
se puede edificar a menos de 22,5 Por tanto
mts. de las vías:
El kiosko de cemento que se está construyendo a la
entrada de Barichara se encuentra por fuera de lo
permitido en las normas patrimoniales de la nació n

Herná ndez contraargumenta que las obras que no son catalogadas como ‘construc-
ciones’ son excepciones a la regla invocada.

37
El kiosko de cemento que se
está construyendo a la entrada
de Barichara no está cataloga-
do como construcció n
El kiosko de cemento que se
está construyendo a la entrada
Por tanto
de Barichara está a menos de
22,5 mts. de la vía nacional
El kiosko de cemento que se es- Por lo general en Co-

contra
tá construyendo a la entrada lombia no se puede
edificar a menos de Por tanto
de Barichara se puede edificar
a menos de 22,5 de la vía 22,5 de las vías:
El kiosko de cemento que se
está construyendo a la entrada
de Barichara se encuentra por
fuera de lo permitido en las
normas patrimoniales de la
nació n
Recusación por contraanalogía

La recusació n por comparació n o contraanalogía es una forma de recusació n fre-


cuente que, a diferencia de las recusaciones de principio y por excepció n, no re-
quiere la identificació n previa de la garantía del argumento recusado. En una recu-
sació n de este tipo se aduce que una consideració n solo es una razó n aparente por-
que es aná loga a otra consideració n que solo es una razó n aparente. Los argumen-
tos aná logos, merecen la misma valoració n ló gica, por lo que si se considera que
uno de ellos no da una razó n pro tanto, la coherencia exige juzgar igual al otro.

Quien compara el argumento C porque P con el argumento D porque Q para refu-


tarlo, razona así:

(1) P es a C como Q es a D;
(2) Q no favorece la conclusió n D;
(3) Por tanto,
(4) P no favorece la conclusió n C.

Hay obras del pasado que conservan plena vigencia, claro, pero deducir de aquí
que el arte no progresa es una inferencia gratuita. Equivale a afirmar que la física
no progresa porque seguimos admirando la obra de Newton.
J. Londoñ o, “Un dogma sospechoso”. El Espectador 14/06/2011

Londoñ o expone primero el argumento que va a recusar: hay obras de arte del pa-
sado que conservan plena vigencia, por tanto el arte no progresa. Londoñ o afirma
que es una inferencia gratuita, y para justificarlo compara ese argumento con otro,
que considera evidentemente invá lido: seguimos admirando a Newton, por tanto la
física no progresa.

Puesto que la funció n del condicional es separar la aserció n de la relació n


premisas-conclusió n de la aserció n de las premisas, la argumentació n de Londoñ o

38
puede formularse así: no es cierto que si seguimos admirando a Newton, la física no
progresa, por tanto no es cierto que si hay obras de arte del pasado que conservan
plena vigencia, el arte no progresa.

No es cierto que si seguimos


admirando a Newton, la físi-
ca no progresa
Si seguimos admirando a
Newton, la física no progresa Hay obras de arte
es como del pasado que
Por tanto
Si hay obras de arte del pasa- conservan plena vi-
do que conservan plena vigen gencia
cia, el arte no progresa:
No es cierto que si hay obras
de arte del pasado que con-
contra Por tanto
servan plena vigencia, el
arte no progresa
El arte no progresa

39
④ Casi todos los bienes
producidos por el ser hu-
mano representan algo
Supongamos que ③ por el solo
hecho de manifestar que un ob-
Por tanto
jeto representa algo estamos en ⑤ (que prá cticamente
el campo de lo artístico: cualquier cosa sea una
⑤Casi todos los bienes obra de arte) resulta ab-
producidos por el ser hu- surdo y vacía el concepto
mano son obras de arte mismo de la obra
Por tanto
No es cierto que ③ si un objeto representa algo, estemos en el campo de lo artístico

Integrando los dos diagramas, se obtiene el diagrama de la recusació n de Ríos Pin-


zó n:


Supó ngase que ③: Por tanto ⑤ es absurdo y vacía el
⑤ concepto mismo de la obra
Por tanto ①
No es cierto que ③ contra ③: Por tanto

La reducció n al absurdo de la garantía puede simplificarse, sustituyendo el argu-


mento suposicional que figura como premisa por un condicional. Dado que el con-
dicional hace explícito, nombrá ndolo, el compromiso inferencial contenido en un
argumento, y la funció n de la garantía es dar cuenta de ese compromiso, se puede
acomodar entonces la garantía como una premisa de la que depende el condicional
que sustituye al argumento suposicional:

Supongamos que por el solo hecho de mani-


festar que un objeto representa algo esta-
mos en el campo de lo artístico:
Por tanto
Si casi todos los bienes producidos por el Que prá cticamente cualquier cosa sea una
ser humano representan algo, entonces casi obra de arte resulta absurdo y vacía el
todos son obras de arte concepto mismo de la obra
Por tanto
No es cierto que si un objeto representa algo, estemos en el campo de lo artístico

De esta manera, la reducció n al absurdo de la garantía se transforma en una reduc-


ció n al absurdo de un supuesto.

Argumentos por analogía

Se puede responder a la pregunta “¿Qué tienen que ver las premisas con la conclu-
sió n?” comparando un argumento con otro que, pretendidamente, propone una in-
ferencia parecida.

¿Qué piensas de la censura como pasó con C. Tangana cuando se canceló su con-
40
cierto en Bilbao por el contenido machista de sus letras?
Tengo un punto de vista muy amplio de esto. Obviamente, creo que no era gran
cosa. Pero entiendo que allí ha ocurrido algo […] y estaba el ambiente un poco
cargado. No era la mejor idea llevar a este tipo de artistas. Es como si en un parti-
do de la NBA ponen una canció n que está guay, pero que habla de fumar ma-
rihuana y el estadio está petao de niñ os. Bá sicamente eso. No, ‘oh, Dios censura’.
No, hijo, no. Esto no es una dictadura, ni estamos aquí en un sitio que se coarte la
libertad. Eso es fliparse, lloriquear por nada.
«Mala Rodríguez: "Censura era poner a la gente en un paredó n y pegarles un
tiro"». Entrevista de Marina Prats a Mala Rodríguez en Huffpost, 27/10/2019.

Respondiendo a la pregunta de la periodista, Mala Rodríguez empieza argumentan-


do así:

En Bilbao había habido agresiones machistas y el ambiente esta-


ba un poco cargado
Por tanto
Llevar a Bilbao a artistas como C. Tangana no era una buena idea

Al hacerlo, y presentar las agresiones machistas y el ambiente cargado como una


razó n que justifica la cancelació n de la actuació n de C. Tangana, Mala Rodríguez se
compromete (1) con que en Bilbao había habido agresiones machistas y el ambien-
te estaba un poco cargado, y (2) con que si en Bilbao había habido agresiones ma-
chistas y el ambiente estaba un poco cargado, entonces llevar a artistas como ese
no era una buena idea. El objeto de la comparació n con el partido de la NBA es jus-
tificar este segundo compromiso, y con él la validez del argumento, como se evi-
dencia porque el argumento de la NBA es un argumento suposicional:

Imaginemos que en un partido de la NBA ponen una canció n que está


guay, pero que habla de fumar marihuana y el estadio está petao de niñ os
En tal caso
Poner esa canció n en el partido de la NBA no sería una buena idea

Usando el condicional para hacer explícitos los presupuestos de la argumentació n,


la argumentació n por analogía de Mala Rodríguez se puede diagramar así:

Si en un partido de la NBA el estadio está petao


de niñ os, poner una canció n que habla de fumar
marihuana sería una mala idea
En Bilbao había habido agre-
Por tanto siones machistas y el ambiente
estaba un poco cargado
Si en Bilbao ha habido agresiones machistas y el
ambiente está un poco cargado, entonces llevar Por tanto
a artistas como C. Tangana es una mala idea:
Llevar a artistas como C. Tan-
gana a Bilbao no era una buena
idea

41
En suma, el rasgo definitorio de una argumentació n por analogía es que se justifica
la validez de un argumento compará ndolo con otro aná logo que se presenta como
vá lido.

Los argumentos por contraanalogía (como el de Londoñ o sobre las obras de


arte y la física) son la versió n negativa de los argumentos por analogía, en los que
se aduce que un argumento no es vá lido porque es aná logo a otro argumento que
no lo es.

Argumentos de ponderación

Al hablar de la refutació n se señ aló que toda refutació n comporta la ponderació n


del peso relativo de dos argumentos. Así quien dice A pero B compara el peso rela-
tivo de dos argumentos y afirma que el del segundo es mayor. Por tanto, esa esti-
mació n del peso relativo de los dos argumentos forma parte de los compromisos
de quien afirma que A pero B, y se le puede pedir que dé razó n de ese compromiso.
El resultado es un metaargumento cuya conclusió n puede parafrasearse como “el
argumento B por tanto C’ es má s fuerte que el argumento A por tanto C”. Llamaré
“metaargumentos de ponderació n” a estos argumentos. Nó tese que los metaargu-
mentos de ponderació n han sido descritos como metaargumentos semá nticos.

Aunque hasta ahora solo se ha considerado la ponderació n del peso relativo


de argumentos con concusiones opuestas, lo cierto es que esa oposició n no es una
condició n necesaria de la ponderació n de argumentos. Pero lo que nos interesa
ahora es la ponderació n de razones opuestas. Para ilustrarla vamos a examinar de
nuevo el ejemplo de refutació n contradicente anterior.

El padre fray Felipe Ortuno Merchante, comendador de la comunidad merceda-


ria en la basílica de la patrona la Virgen de la Merced, es claro y directo en el de-
venir del presente y el futuro de esta reliquia [la copia sindó nica de la sá bana
santa] que se conserva en la capilla de San Pedro Nolasco. Tras abrir la preciosa
urna del siglo XVII que contiene la réplica del pañ o santo, afirma que "no está en
mi hoja de ruta promover el fetichismo religioso. […] Está claro que aquí debería-
mos de tener má s fieles. Pero el fin no justifica los medios. Y no pienso hacer es-
pectá culo alguno a cambio de la asistencia de curiosos", comenta el comendador.
Manuel Sotelino, "La sá bana santa jerezana no será expuesta como un fetiche".
Diario de Jerez 02/01/2017.

Fray Felipe Ortuno Merchante sopesa una razó n a favor y otra en contra de la ex-
posició n de la réplica de la sá bana santa. La primera proporciona un argumento de
fines a medios, y la segunda a un argumento basado en valores. Fray Felipe conce-
de má s peso al segundo y lo justifica porque el fin no justifica los medios. Anterior-
mente nos centramos en la relació n entre los dos argumentos, mientras que ahora
nos interesa có mo justifica Fray Felipe Ortuno Merchante la atribució n de un peso
mayor al segundo argumento. Un posible diagrama del correspondiente metaargu-
mento de ponderació n es:

42
El fin no justifica los medios
Por tanto
El argumento de que se debe exponer la sá bana santa porque hacerlo atraería
má s fieles a la basílica de la Merced es má s débil que el argumento de que no se
debe exponer la sá bana santa porque hacerlo promovería el fetichismo religioso

Este diagrama representa la ponderació n como un metaargumento semá ntico. A


veces es importante conservar la estructura de los argumentos comparados, por-
que –como el caso de Fray Felipe Ortuno Merchante- la ponderació n forma parte
de una argumentació n compleja que usa, y no solo menciona, el argumento no se
debe exponer la sá bana santa porque hacerlo promovería el fetichismo religioso.
En tales situaciones es preferible un diagrama como el siguiente:

El fin no justifica los medios


Por tanto
Exponer la sá bana santa atraería má s per Exponer la sá bana santa promovería el
fieles a la basílica de la Merced o fetichismo religioso
Por tanto Por tanto
Hay que exponer la sá bana santa No hay que exponer la sá bana santa
En este diagrama se representa la argumentació n de Fray Felipe Ortuno Merchante
como un metaargumento estructural, cuya conclusió n es:
Exponer la sá bana santa atraería má s Exponer la sá bana santa promovería el
pero
fieles a la basílica de la Merced fetichismo religioso
Por tanto Por tanto
Hay que exponer la sá bana santa No hay que exponer la sá bana santa

43
Unidad 3. LA DIALÉCTICA Y LOS DIÁLOGOS ARGUMEN-
TATIVOS

Evaluación de argumentos

Argumentar es presentar, para su examen, algo a alguien como una razó n para otra
cosa, en el marco de un intercambio argumentativo, generalmente con el propó sito
de persuadir al destinatario. Por consiguiente, quien ofrece un argumento lo hace
con una triple pretensió n: (a) pretende que algo es una razó n para algo, (b) preten-
de persuadir al destinatario de ese algo, y (c) pretende participar en un juego de
pedir, dar y recibir razones. En consonancia, cuando nos preguntamos si un argu-
mento usado en una determinada situació n es un buen argumento, podemos estar
preguntá ndonos alguna o varias de estas cosas:

a) ¿La razó n aducida es una buena razó n?


b) ¿La propuesta respeta las reglas del intercambio?
c) ¿La razó n propuesta es eficaz para persuadir al destinatario?

Así, la evaluació n de los argumentos puede hacerse desde distintas perspectivas


complementarias: ló gica, dialéctica y retó rica, respectivamente.

Evaluación retórica

Cuando se considera un argumento como un instrumento de persuasió nla cuestió n


es si su uso es un medio eficaz para persuadir al destinatario. El modo en que un
argumento afecte al destinatario depende de mú ltiples factores, de entre los que se
pueden destacar los siguientes.

(a) La opinió n que le merezca el proponente del argumento: si lo considera fia-


ble, honesto, trapacero, etc.
(b) Su comprensió n del argumento, en la que es determinante có mo haya sido
expuesto.
(c) Su evaluació n de las características ló gicas del argumento: para que un ar-
gumento sea persuasivo el destinatario debe estar dispuesto aceptar sus
premisas y proponer una inferencia que reconozca como vá lida.
(d) Su manera de pensar, es decir, sus inclinaciones, opiniones y valores.

No referirse a la prevenció n de la muerte: es un argumento inú til con los adoles-


centes. Concentrarse en la prevenció n de la invalidez má s que en la prevenció n
de la muerte; algunos jó venes son sensibles al hecho de que los accidentes de
motocicleta causen parapléjicos y no solo muertos.
J.A. Muir Gray y G. Fowler, Fundamentos de Medicina Preventiva, p.68. Díaz de
Santos, 1990.

Muir Gray y Fowler afirman que el hecho de que los accidentes de moto pueden ser
mortales no es una razó n efectiva para persuadir a los adolescentes de que sean

44
prudentes cuando viajan en moto. Esto es, mantienen que el argumento Los acci-
dentes de moto pueden ser mortales, por tanto hay que ser prudente cuando se viaja
en moto no es, dirigido a adolescentes, un buen argumento desde un punto retó ri-
co. Por ello Muir Gray y Fowler recomiendan usar má s bien el argumento Los acci-
dentes de moto causan parapléjicos, por tanto hay que ser prudente cuando se viaja
en moto, por considerarlo que los jó venes son má s sensibles a esta razó n que a la
anterior.

Evaluación lógica

La evaluació n ló gica se refiere al examen de las razones prima facie para determi-
nar si son razones pro tanto, y de estas para determinar si son concluyentes. Las
relaciones de oposició n entre argumentos son el nú cleo de la evaluació n ló gica. Se
han distinguido tres formas bá sicas de oposició n entre argumentos: objeció n, re-
cusació n y refutació n. Una razó n prima facie es una razó n pro tanto si resiste a las
objeciones y a las recusaciones, y una razó n pro tanto es concluyente si resiste a
las refutaciones.

La evaluació n ló gica es contextual, puesto que remite a un conjunto de po-


sibles argumentos y contraargumentos. Si se evalú a un argumento A en dos situa-
ciones S y S’ en las que está n disponibles distintos conjuntos de contraargumen-
tos, A puede ser convincente en una de ellas, pero no es la otra. La evaluació n ló gi-
ca también es contextual en otro aspecto, porque el peso relativo de dos argumen-
tos también puede variar en funció n del contexto. Que un pantaló n sea bonito y me
siente bien, es una razó n para comprarlo, y que no necesite má s pantalones es una
razó n para no hacerlo. Que el pantaló n esté muy rebajado es una razó n de segundo
orden que da má s peso al primer argumento, y andar justo de dinero es una razó n
de segundo orden que da má s peso al segudo.
El cará cter contextual de la evaluació n ló gica queda claro en el marco de un
debate. Ehninger y Brockriede (2008, p.10) definen un debate como un procedi-
miento para la toma crítica de decisiones en el que las partes apelan a un á rbitro y
se comprometen a acatar sus decisiones. El debate consta de tres fases. En la pri-
mera se presentan las posiciones y las razones en las que se sustentan. En la se-
gunda se contrastan esas posiciones tratando de defenderlas de los contraargu-
mentos de un oponente bien informado. Una vez que se han presentado y defendi-
do todas las partes, interviene el á rbitro, examinando y ponderando los argumen-
tos ofrecidos por las partes para decidir la cuestió n. Así el á rbitro realiza una eva-
luació n de los méritos ló gico de cada argumento con respecto al conjunto de los
argumentos propuestos por las partes.

Un buen argumento es pues el que tiene premisas inobjetables, propone


una inferencia irrecusable y hace a su conclusió n irrefutable. Lo primero exige que
sus premisas se pueden justificar satisfactoriamente, y comporta que un argumen-
to con premisas falsas o poco plausibles es deficiente desde un punto de vista ló gi-
co. En segundo lugar, un argumento es irrecusable si el vínculo de las premisas
con la conclusió n resulta de la correcta aplicació n de alguna regla de inferencia
admisible o es suficientemente parecido a otro paso que no ofrece dudas. Fina-
mente, un argumento es irrefutable cuando las razones aducidas a su favor tienen

45
má s peso que las razones que pudieran aducirse en su contra.

Algunos obispos africanos han dicho que si la Iglesia hace un cambio en la Comu-
nión para las personas que se divorcian y se vuelven a casar, algunas personas
que tienen relaciones de poligamia podrían preguntarse por qué no se puede ha-
cer algo por ellos también. ¿Es eso una preocupación que usted compartiría?
Sí. No es un mal argumento, porque los polígamos podrían decir, «mira, mi si-
tuació n es mejor que la de esos otros que abandonan a su primera mujer y bus-
can una nueva. Yo no abandoné a mi primera mujer, ella permanece conmigo y
solo busqué una segunda. ¡Dios aú n toleraba la poligamia en el Antiguo Testa-
mento!»
Tenemos que buscar otro camino para garantizar la compasió n hacia aquellos
que está n en dificultades. ¡Tú no resuelves un dolor de cabeza cortá ndola!
“Cardenal Arinze: un matrimonio santificado por el sacramento no puede ser
roto por ninguna autoridad”. Entrevista de John L. Allen Jr. al Cardenal Arinze.
Infocató lica, 18/10/2015. http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=25108
Consultado 20/07/2018.

El cardenal Arinze interpreta la pregunta de Allen como una petició n para que
evalú e un argumento. El argumento en cuestió n es este:

Hay que admitir a los cató licos divorciados y vueltos a casar civil-
mente a la Comunió n
Por tanto
Hay que admitir a los cató licos polígamos a la Comunió n

La evaluació n solicitada es una evaluació n ló gica, centrada en la validez del argu-


mento. La petició n presupone que el argumento es pertinente y digno de ser to-
mado en consideració n, así que no se pide una evaluació n dialéctica. Allen tampo-
co pregunta por su fuerza suasoria, aunque menciona que a algunos obispos afri-
canos les parece en principio convincente.

Allen se refiere al argumento de algunos obispos africanos usando un con-


dicional: “si la Iglesia hace un cambio en la Comunió n para las personas que se di-
vorcian y se vuelven a casar, también puede hacer un cambio quienes tienen rela-
ciones de poligamia”. Esto sugiere que la evaluació n solicitada se refiere al paso de
las premisas a la conclusió n, interpretació n que es coherente con la respuesta de
Arinze. Aunque en la entrevista Arinze se declara contrario a permitir la comu-
nió n de los divorciados y vueltos a casar civilmente, dice que “no es un mal argu-
mento”. Para Arinze el argumento no es convincente porque rechaza su premisa,
aunque propone una inferencia legítima. Arinze justifica esta valoració n citando
dos hechos que reforzarían el argumento de los obispos africanos: los polígamos,
a diferencia de los divorciados, no han abandonado a su primera mujer, y Dios to-
leraba la poligamia en el Antiguo Testamento. Cualquiera de esos hechos es una
razó n prima facie para creer que el polígamo comete un pecado menos grave que
el divorciado y vuelto a casar civilmente (cuando se invoca el Antiguo Testamento
hay que sobrentender que no sucede lo mismo con el divorcio).
Los polígamos, a diferencia de los divorciados y vueltos a casar civilmente, no
han abandonado a su primera mujer

46
Por tanto
El pecado del polígamo es menos grave que el del divorciado y vuelto a casar
civilmente

Dios toleraba la poligamia en el Antiguo Testamento. La Biblia


deja claro que Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16)
Por tanto
El pecado del polígamo es menos grave que el del divorciado y
vuelto a casar civilmente

A partir de ahí se puede argumentar, o mejor metaargumentar, que cualquier ra-


zó n que pueda aducirse para admitir a los cató licos divorciados y vueltos a casar
civilmente a la Comunió n vale también, y con mayor motivo, para los polígamos.
El argumento de Arinze es un ejemplo de argumentació n a fortiori.

El pecado del polígamo es menos grave que el del divorciado y


vuelto a casar civilmente
Por tanto
Si la Iglesia hace un cambio en la Comunió n para las personas que
se divorcian y se vuelven a casar, también puede hacer un cambio
quienes tienen relaciones de poligamia

El sentido en el que estas dos consideraciones “refuerzan” al argumento original


se refiere al aspecto inferencial, y poco tienen que ver con la confianza en premi-
sas, que es algo que no está siendo debatido.

Evaluación dialéctica

Normalmente se dan razones en el contexto de un intercambio que tiene sus pro-


pios fines constitutivos. Para procurar la consecució n esos fines el intercambio es-
tá regulado por ciertas reglas, no necesariamente explícitas, que determinan las
obligaciones de los participantes (por ejemplo, los turnos de intervenció n). Los
movimientos de los participantes pueden juzgarse en funció n de si se atienen a
esas reglas, y se habla entonces de evaluació n dialéctica.

La evaluació n dialéctica no se refiere propiamente a los argumentos, sino a


los movimientos en el curso de un diá logo. Una pregunta no es un argumento,
pero sí un movimiento dialéctico. Cuando la evaluació n dialéctica se aplica a los
argumentos, no examina sus propiedades, sino las de su uso en una determinada
ocasió n. Así, desde un punto de vista dialéctico, se puede criticar un argumento
porque es improcedente o porque está fuera de lugar.

No se discute si la obra del profesor [Filgueira Valverde] de tantas generaciones


de pontevedreses tiene rango para la efemérides. Hasta los críticos admiten la
prolífica producció n de este polígrafo, sus décadas de magisterio y reconocen su
papel al frente del Museo. Por tanto, desde esa perspectiva reú ne los mismos o
má s merecimientos que anteriores homenajeados. A partir de ahí, pretender
menoscabar su candidatura [a ser homenajeado en el Día das Letras Galegas de

47
2015] porque fue alcalde y procurador en Cortes durante el franquismo está
fuera de lugar ya que distorsiona el enfoque y traslada el asunto a un terreno
político que no recuerdo que se hubiera suscitado en los cincuenta casos ante-
riores de autores homenajeados.
Eugenio Girá ldez, “Filgueira, un trauma para el nacionalismo”. La Voz de Ponte-
vedra, 13/07/2013.

Girá ldez alega que aducir que Filgueira Valverde fue alcalde y procurador en Cor-
tes durante el franquismo es improcedente (“está fuera de lugar”) en el marco de
un debate sobre méritos literarios y académicos. Las reglas que rigen la delibera-
ció n sobre quié n debe ser homenajeado en el Día das Letras Galegas no está n es-
critas, por lo que para identificarlas se debe atender al discurrir de esas delibera -
ciones a lo largo de los añ os, Cuando Girá ldez señ ala que no recuerda que se ha-
yan esgrimido razones de índole política en los cincuenta casos anteriores de au-
tores homenajeados, lo que está haciendo es argumentar que una norma consue-
tudinaria prohíbe usar argumentos de ese tipo en la deliberació n sobre quién
debe ser homenajeado en el Día das Letras Galegas.

Reglas dialécticas

Las reglas que rigen los intercambios argumentativos son reglas de acció n, que
prohíben, permiten o recomiendan una acció n en determinadas circunstancias.
Son, ademá s, reglas convencionales y procedimentales, en la medida en la que es-
tablecen un procedimiento o método para argumentar. Las reglas dialécticas pue-
den ser de distinta índole y generalidad. La pragmadialéctica propone un modelo
ideal de discusió n razonable, llamado “discusió n crítica”, con cuatro fases y de
diez reglas que pretendidamente valdrían para cualquier discusió n razonable.

Las cuatro fases de una discusió n crítica son las siguientes:

• La discusió n crítica comienza con una etapa de confrontación en la que se


manifiesta una discrepancia (esto es, un disentimiento personal en opinio-
nes).
• En la etapa de apertura de una discusió n crítica se establecen los compromi-
sos iniciales (procedimentales, substantivos, o de otro tipo) de los partici-
pantes en la disputa y se decide quién actuará como proponente y quién
como oponente –cuá ndo actuará cada uno de ellos como uno y cuá ndo có mo
otro.
• En la etapa de argumentación el proponente defiende su tesis de las dudas,
objeciones y contraargumentos del oponente.
• En la etapa de conclusión el proponente y el oponente determinan si la tesis
del proponente ha sido defendida con éxito de las críticas del oponente.

La pragmadialéctica no pretende que cualquier intercambio argumentativo se de-


sarrolle siguiendo cuatro fases cronoló gicamente consecutivas, sino que cualquier
intervenció n en la discusió n puede situarse dentro de una de ellas. Esto es, cual-
quier acció n de uno de los participantes solo tiene sentido si sirve para manifestar
una discrepancia, establecer compromisos para el desarrollo de la discusió n, de-
fender o atacar una afirmació n relacionada con el asunto examinado, o determinar

48
cuá l es la conclusió n que puede sacarse de la discusió n.

Para que la discusió n sea razonable, los participantes deben respetar ade-
má s las reglas siguientes a los largo del intercambio argumentativo (en cursiva la
fase en la que le regla es pertinente).

1. Una parte no debe impedir a la otra presentar o cuestionar una tesis


(libertad) ― Confrontación
2. Quien presenta una tesis está obligado a defenderla con razones si la
otra parte se lo pide (carga de la prueba) ― Apertura.
3. El ataque de una parte a una tesis debe referirse a la tesis que real-
mente ha presentado la otra parte (atinencia) ― Todas.
4. Solo se puede defender una tesis dando razones que estén adecuada-
mente conectadas con esa tesis (pertinencia) ― Argumentación.
5. Una parte no puede atribuir injustificadamente premisas implícitas a
la otra parte, ni puede dejar de conceder una premisa que ha dejado
implícita (compromisos implícitos) ― Argumentación.
6. Solo puede presentarse como una asunció n compartida lo estableci-
do como tal en la fase de apertura, y tampoco puede rechazarse lo
que así ha sido establecido (compromisos explícitos) ― Argumenta-
ción.
7. No puede considerarse que una tesis ha sido defendido concluyente-
mente si no se ha defendido aplicando correctamente un tipo de ra-
zó n reconocible (esquemas argumentativos) ― Argumentación.
8. Los participantes deben procurar que la fuerza de sus argumentos
sea la requerida por el momento y las condiciones del intercambio
argumentativo. (fuerza) ― Argumentación.
9. Una defensa fallida de una tesis obliga a retractarse de ella y una de-
fensa concluyente obliga a la otra parte a retractarse de sus dudas
(adjudicació n) ― Conclusión.
10. Las partes no deben usar formulaciones que resulten poco claras o
ambiguas y deben interpretar las formulaciones de la parte contraria
tan cuidadosa y tan exactamente como puedan (perspicuidad) ― To-
das.

Ademá s de las reglas observadas en cualquier discusió n razonable, hay otras


reglas específicas de un determinado tipo de intercambio argumentativo. Se en-
tiende por diá logo una interacció n verbal regulada en la que los participantes
tratan de alcanzar un propó sito compartido intercambiando razones. Las reglas
de un diá logo se justifican porque promueven la realizació n del propó sito defi-
nitorio del diá logo, por lo que, aunque haya reglas comunes, variará n de un tipo
de diá logo a otro. Podemos distinguir varios tipos bá sicos de diá logos, aunque
en la prá ctica lo normal será encontrarse con tipos mixtos de diá logos, que
combinan fases que corresponde a varios de esos tipos.

49
Tipo de diálo- Situación inicial Propósito de los parti- Fin del diálogo
go cipantes
Debate Necesidad de ejercitar- Demostrar sus habilida- Adquirir y mejorar las ha-
se en la argumentació n des argumentativas bilidades argumentativas
Deliberación Dilema o necesidad de Tomar una decisió n Elegir el mejor curso de
elegir un curso de ac- conjunta acció n
ció n
Diálogo erís- Conflicto personal Atacar verbalmente al Ahondar en las bases del
tico oponente conflicto
Diálogo ex- Necesidad de delimitar Explorar el alcance de Llegar a un acuerdo sobre
ploratorio una posició n o concep- una posició n o concep- el alcance de una posició n
to to o concepto
Diálogo heu- Necesidad de una expli- Encontrar y defender Elegir la mejor hipó tesis
rístico cació n una hipó tesis adecuada para contrastarla

Diálogo inda- Necesidad de informa- Dar o recibir informa- Intercambiar informació n


gatorio ció n ció n
Diálogo sua- Conflicto de opiniones Persuadir a la otra par- Resolver o aclarar una di-
sorio te ferencia de opinió n
Diálogo pro- Necesidad de pruebas Encontrar y contrastar Probar o rebatir una hipó -
batorio pruebas tesis
Diálogo tera- Necesidad de reflexio- Desarrollar/facilitar un Disipar autoengañ os siste-
péutico nar sobre las propia comportamiento refle- má ticos
manifestaciones expre- xivo
sivas
Negociación Conflicto de intereses Salvaguardar los pro- Llegar a un acuerdo acep-
pios intereses table para las partes

Dependiendo del tipo de diá logo y momento, se pueden usar argumentos de un


tipo u otro (por ejemplo, en una deliberació n se hacen propuestas y en una ne-
gociació n ofertas).

Falacias

Un término bastante popular relacionado con la evaluació n de argumentos es “fala-


cia”. Aunque a veces puede tener un sentido retó rico (distorsió n o manipulació n
del intercambio argumentativo) o ló gico (prueba fallida o fraudulenta), es un con-
cepto fundamentalmente dialéctico, que se refiere al uso de un argumento en una
determinada circunstancia. Por tanto, no hay argumentos falaces sino usos falaces
de argumentos.

Una falacia es, ante todo, una violació n de las reglas del intercambio argumen-
tativo. Esa violació n puede ser intencionada, y se habla entonces de “sofisma”, o no
intencionada, y se habla entonces de “paralogismo”. Los sentido retó rico y ló gica
de falacia se derivan del sentido principal, dialéctico, en la medida en que cabe su-
poner que en todo intercambio de argumentos los participantes está n sujetos a re-
glas que les obligan a usar argumentos que consideren buenos en todos los senti-

50
dos. Para el sentido retó rico, esa exigencia puede formularse así en el formato de
las reglas de la pragmadialéctica:

(11) Los participantes deben usar argumentos que promuevan la consecució n


de sus propó sitos declarados.

La transgresió n de esta regla da lugar a falacias retó ricas. En cuanto a las falacias
ló gicas, las reglas 6 y 7 del decá logo pragmadialéctico prescriben, respectivamente,
que los participantes no deben usar argumentos que consideren objetables o recu-
sables, y la regla 8 que no deben usar argumentos refutables.

El término “falacia” comporta una descalificació n de quien incurre en ella, por lo


que, cuando se trata de paralogismos, el término no se aplica a un mero error sino
a un error manifiesto o clamoroso. Por ejemplo, se califica de “falaz” el uso en un
argumento de premisas que todo el mundo (y por tanto el argumentador) sabe que
son falsas.

No debería nadie engañ arse con el argumento falaz de que las prostitutas son, al
fin y al cabo, unas trabajadoras má s, en este caso trabajadoras del sexo, y que
con tenerlas incluidas en la Seguridad Social y hacerlas pasar regularmente unos
exá menes médicos tendríamos acotado el problema. Porque eso es mentira. Pue-
de que haya unas pocas mujeres que reivindiquen su derecho a ganarse la vida
de esa manera, pero son las menos.
Victoria Prego, “Una propuesta digna de aplauso”. El Mundo 21/10/2015.
http://www.elmundo.es/espana/2015/10/21/5626b70946163fa1198b45c-
c.html

El argumento que Victoria Prego califica de “falaz” es el siguiente:

Las prostitutas son, al fin y al cabo, unas trabajadoras má s, en este caso traba-
jadoras del sexo
Por tanto
El problema de la prostitució n se resuelve incluyendo a las prostitutas en la
Seguridad Social y haciendo que pasen regularmente unos exá menes médicos

La razó n para tenerlo por falaz es que es de conocimiento comú n que la premisa
falsa (“es mentira”, en palabras de Prego). Este sentido de falacia, relacionado con
la objeció n y por tanto aparentemente ló gico, remite a una regla de la comunica-
ció n (y por ende de la argumentació n) que puede formularse así: “No afirme nada
que crea falso” (y que puede relacionarse con la regla 6 de la pragmadialéctica).

Otras veces las falacias se entienden como recusaciones de principio. Para


algunos hay patrones estereotipados de razonamiento invá lido, que los populares
catá logos de falacias enumeran. Una de esas pautas comunes de razonamiento in-
vá lido es el argumento ad hominem, que Herrera y Torres describen así:

Consiste en atacar a la persona por rasgos de su personalidad o de su


conducta que el oponente considera negativos o que sabe que el audito-
rio considera negativos, en lugar de atacar la tesis formulada por la per-

51
sona. La estrategia sería: sugerir que, si la forma de ser o de actuar de un
sujeto es rechazable o inaceptable, la tesis (o el argumento) defendida
por él también es rechazable o indigna de tomarse en cuenta.9

Siguiendo las indicaciones de Herrera y Torres, los argumentos ad hominem res-


ponden al siguiente esquema argumentativo:

A sostiene que es verdad que p (o que es falso


que p). La forma de ser o de actuar de A es cen-
surable
Si la forma de ser o de actuar
de un sujeto es censurable, se Por tanto
debe rechazar la tesis:
Es falso que p (o es verdad que p)

Herrera y Torres mantienen que la garantía de tales argumentos es invá lida, por lo
que también lo son todos los argumentos que instancien este patró n argumental.

En el pasaje siguiente “falacia” se usa en un sentido parecido al de Herrera y


Torres:

…los consumidores y los vendedores de esta droga explotan la falacia de que la


marihuana es natural, y por lo tanto, no es dañ ina.
Raú l Martínez Sandoval, “¿Es dañ ino el humo de segunda mano de la ma-
rihuana?”. Excelsior 3/12/2019.

José Miguel Mulet llama argumentum ad naturam este tipo de argumentos, cuya ga-
rantía es el principio de que algo es bueno porque es «natural» o malo porque es
«antinatural». Tales argumentos son falaces, mantiene Mulet, porque ese principio
“claramente contradice nuestros conocimientos bá sicos de química, que establecen
que las propiedades de cualquier compuesto dependen de su composició n, no del
origen” (J.M. Mulet, “La falacia del argumentum ad naturam”. Mètode 95.
19/12/2017).

Finalmente, aunque menos frecuente, a veces se califica de falaz a un argu-


mento aduciendo que existe un argumento opuesto má s fuerte, que el proponente
debería conocer.

El secesionismo catalá n se justifica apelando al cará cter democrá tico y progre-


sista de su pretendido derecho a decidir, para el que reclaman el apoyo de la iz-
quierda. Pero esto es una falacia, pues el secesionismo es per se reaccionario y
antidemocrá tico, en tanto que defiende la insumisió n fiscal de las clases propie-
tarias autó ctonas.
Enrique Gil Calvo, “La falacia del derecho a decidir”. El País 15/04/2018.

Aquí Gil Calvo tacha de falacia al argumento secesionista porque la refutació n si-
guiente es, a su juicio, de dominio pú blico:

9
Alejandro Herrera y José Alfredo Torres, Falacias, p.26. México: Editorial Torres Asociados, 1994.

52
El secesionismo defiende el derecho a El secesionismo defiende la insu-
decidir, que es democrá tico y progre- pero misió n fiscal de las clases propie-
sista tarias autó ctonas
Por tanto Por tanto
El secesionismo catalá n es democrá ti- El secesionismo es per se reac-
co y progresista cionario y antidemocrá tico

53

También podría gustarte